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Alfonsina Storni: Poetisa Rebelde

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Prof. De Lengua y Literatura
Materia: Literatura Argentina II Docente: Eckhardt, Marcelo. Estudiante: Lavena, Belén.
Alfonsina Storni por Beatriz Sarlo
Alfonsina: la poetisa
Sarlo define a Alfonsina como una poetisa de mal gusto, y que, este mal gusto le valió un éxito extrañamente continuado. Según Beatriz, Storni escribe así gracias a los desfasajes entre las estéticas de vanguardia y una línea media de poesía de repercusión amplia.
Su poesía se lee con una facilidad y rapidez, similares a las novelas sentimentales de la época. Fácil de memorizar, con un lenguaje claro, preciso y cursi. ¿Pero por qué es cursi? ¿Por qué dice que no sabe escribir de otro modo? Dice Sarlo, que Alfonsina era inculta en lo que respectaba a las tendencias de la cultura letrada de la década de 1920.
En su poesía se invierten los roles sexuales tradicionales y se rompe con un registro de imágenes atribuidas a la mujer. Su literatura será sentimental y erótica, su relación con la figura masculina será de queja, de reivindicación de la diferencia; los lugares de la mujer, sus acciones y cualidades en contra de las tendencias de la moral, la psicología de las pasiones y la retórica convencional. 
¿Qué diría?
¿Qué diría la gente, recortada y vacía,
Si en un día fortuito, por ultra fantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
Usara peplo griego, cambiara la peineta
Por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
Cantara por las calles al compás de violines,
O dijera mis versos recorriendo las plazas
Libertado mi gusto de vulgares mordazas?
¿Irían a mirarme cubriendo en las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.
La mujer del poema se identifica por una serie de atributos, acciones y posesiones atribuidos a la masculinidad. En ello reside y resalta su fuerza ideológica, la conquista de otros roles y poderes, independencia económica, autoabastecimiento en el sostén de sí misma y de su hijo, intelectualidad, defensa frente al mundo y la violencia como defensa propia.
Bien pudiera ser...
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
No fuera más que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
Estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...
A veces en mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero se le subió a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo eso mordiente, vencido, mutilado,
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.
Dice Sarlo, que el impulso que toma Storni a la hora de escribir se debe al intento de querer refutar la hipocresía y el doble discurso como forma de relación entre hombres y mujeres, en especial respecto a cuestiones básicas de moral. Es por esto que encuadra su poesía en un estadío salvaje de la liberación femenina.
Fragmento de “TU ME QUIERES BLANCA”
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!
La escritora compara la poesía de Baldomero Fernández quien escribe acerca del amor conyugal, legítimo y bueno, con la de Alfonsina, quien escribe los versos de la fisicalidad y la independencia moral y material. Al trabajar con una retórica fácil y conocida, hace posible que esa moral diferente sea leída por un público más amplio.
El éxito de Storni se debe a la reivindicación de su propia historia, a la experiencia que le permite lamentarse, ironizar, acusar y señalar culpas. “Reclama para sí, como mujer, los derechos del hombre: enamorarse físicamente, subrayar el deseo como rasgo básico de una relación; desear aunque no se ame; tomar al hombre y decidir cuando abandonarlo. Traza un perfil de mujer cerebral y sensual al mismo tiempo, en una complejizacion del arquetipo femenino, que supera a la mujer-sabia, la mujer-ángel, y la mujer-demonio” 
Queja
Señor, mi queja es ésta,
Tú me comprenderás:
De amor me estoy muriendo,
Pero no puedo amar.
Persigo lo perfecto
En mí y en los demás,
Persigo lo perfecto
Para poder amar.
Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!
Dice Sarlo que Alfonsina elabora la figura de mujer más integrada, ya que presenta en su poesía un elenco de reivindicaciones y derechos, basados en la autodeterminación y en el autosostenimiento.
El hombre sabe menos y, desde el punto de vista del conocimiento, es el realmente engañado. La voz de la mujer ha avanzado en estos versos: puede ver sus cadenas, reconocerlas sin convertirlas en ocasión de queja; puede descubrir la actuación del otro y ponerse a cubierto del engaño, en la medida en que solo es engañada la que no sabe.
Frase
Fuera de ley, mi corazón
A saltos va en su desazón.
Ya muerde acá, sucumbe allí,
Cazando allá, cazando aquí.
Donde lo intento yo dejar
Mi corazón no se ha de estar.
Donde lo deba yo poner
Mi corazón no ha de querer.
Cuando le diga yo que sí,
Dirá que no, contrario a mí.
Bravo león, mi corazón
Tiene apetitos, no razón.
Este saber es condición de independencia y también de nuevas percepciones. En este punto, Alfonsina invierte un estereotipo. Cuando encuentra, años después, al hombre que ha amado y deseado, puede percibir los signos de la decadencia física, antes que él los descubra en ella.
Encuentro
Lo encontré en una esquina de la calle Florida
Más pálido que nunca, distraído como antes,
Dos largos años hubo poseído mi vida...
Lo miré sin sorpresa, jugando con mis guantes.
Y una pregunta mía, estúpida, ligera,
De un reproche tranquilo llenó sus transparentes
Ojos, ya que le dije de liviana manera:
—¿Por qué tienes ahora amarillos los dientes?
Me abandonó. De prisa le vi cruzar la calle
Y con su manga oscura rozar el blanco talle
De alguna vagabunda que andaba por la vía.
Perseguí por un rato su sombrero que huía...
Después fue, ya lejana, una mancha de herrumbre.
Y lo engulló de nuevo la espesa muchedumbre.
Es una mujer segura la que comienza, un diálogo frívolo donde se trabaja la melancolía del otro. Es el hombre el que habla con miradas, lenguaje literario típicamente femenino, y es también el hombre quien reprocha la ligereza de la mujer que había poseído y abandonado.
Alfonsina exhibe su incompletitud y su diferencia como virtudes. Alfonsina acusadora, Alfonsina vengadora produjeron efectos fuertes de identificación.
Oveja descarriada
Oveja descarriada, dijeron por ahí.
Oveja descarriada. Los hombros encogí.
En verdad descarriada. Que a los bosques salí;
Estrellas de los cielos en los bosques pací.
En verdad descarriada. Que el oro que cogí
No me duró en las manos y a cualquiera lo di.
En verdad descarriada, que tuve para mí
El oro de los cielos por cosa baladí.
Es verdad descarriada, que estoy de paso aquí.
Luz
Anduve en la vida preguntas haciendo,
Muriendo de tedio, de tedio muriendo.
Rieron los hombres de mi desvarío...
¡Es grande la tierra! Se ríen... yo río...
“El pájaro que quiere abandonar la jaula, donde la encierra su amante, un ser inconstante y no sólo victima de la inconstancia masculina”
Hombre pequeñito
Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

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