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23-2014-09-08-Programa Taller Prácticas

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Taller de herramientas para clases prácticas del Grado en Derecho 
 
 
Introducción 
 
 
Tradicionalmente los estudios de Derecho se han identificado con el aprendizaje 
memorístico. Sin embargo, la Declaración de Bolonia de 1999, entre otras cosas, sentó 
las bases de un sistema de créditos homologables -los créditos ECTS (European Credit 
Transfer System)-, que estructuran de un modo diferente la carga de trabajo que el 
estudiante necesita para la consecución de los objetivos fijados por el profesor en su 
programa. Estos objetivos están en función del resultado del aprendizaje del alumno, el 
cual, ahora, se centra, además de en los conocimientos teóricos, en una serie de 
competencias fijadas de antemano. 
El paso de una Universidad centrada en la transferencia de conocimientos a una 
más interesada en las competencias logradas por los alumnos ha requerido y requiere 
un cambio de concepción en la metodología docente en la que el alumno toma un papel 
protagonista en su proceso de aprendizaje. De este modo, los alumnos dejan su rol de 
sujetos pasivos y asumen parte de la responsabilidad de su propio aprendizaje. Este no 
consiste tanto en una acumulación de datos yuxtapuestos que acaban finalmente por 
desaparecer de la estructura cognoscitiva, como en la adquisición del conocimiento 
mediante competencias que no sólo implican un saber hacer por parte de los alumnos 
sino también un saber a aprender. El modo tradicional de trasmisión del conocimiento 
en las Facultades de Derecho –con un papel totalmente pasivo del alumno y criticado 
por su contenido excesivamente teórico que abocaba a éste al aprendizaje memorístico- 
se sustituye ahora por un modelo de enseñanza en el que las competencias pasan a un 
primer plano y desplazan -no eliminan- al conocimiento empírico memorístico. 
Si bien esta metodología docente implica una mayor participación del alumno, 
sujeto activo de su propio aprendizaje, en todas las actividades del curso (clases 
teóricas, clases prácticas, seminarios, conferencias…cuya asistencia es entonces 
primordial), ello no significa que la labor del profesor pase a un segundo término. El 
profesor sigue siendo el guía del proceso educativo y debe de ayudar a los alumnos en la 
tarea de asumir la responsabilidad de su aprendizaje. 
Entre las competencias asumidas y compartidas por la mayor parte de los 
planes de estudio de las Facultades de Derecho aprobados por las Universidades 
española para adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) pueden 
citarse la destinada a suministrar a los alumnos la capacidad para leer, interpretar y 
redactar textos y escritos de naturaleza jurídica. También son competencias esenciales 
del jurista la de aprender a buscar la información relevante y significativa, interpretarla 
y aplicarla correctamente, así como a razonar jurídicamente. Para buscar las soluciones 
jurídicas más adecuadas, los juristas acuden a procesos lógicos como la analogía o la 
inducción. Sin embargo, un razonamiento formalmente correcto puede llegar a ofrecer 
soluciones injustas o absurdas. Por consiguiente, el objetivo del razonamiento jurídico 
no consiste tanto en encontrar la solución exacta para un problema, como en la 
solución más justa, más equitativa o más práctica. 
Por último, si la vida del jurista se desenvuelve en una práctica constante, 
parece lógico que el estudiante de Derecho deba iniciarse y familiarizarse en el manejo 
de las herramientas que tendrá que utilizar en el desempeño de su vida profesional. 
Este es el punto de partida de este taller, una iniciación a las herramientas más 
elementales del razonamiento jurídico que doten a los alumnos del primer curso de los 
mecanismos que les pueden ser más útiles para iniciarse en el estudio, aprendizaje y 
aplicación del Derecho. 
 
 
Herramientas que se imparten en el taller 
 
 
1. Mapas conceptuales. El Derecho no es un conjunto de reglas inconexas, 
tal como pueden aparecer recogidas en el ordenamiento jurídico. Es 
necesario reconducir los diversos elementos que lo integran en un todo 
coherente -el sistema jurídico- para solventar las contradicciones y 
conflictos que se pueden generar entre ellas. Las reglas jurídicas no son otra 
cosa que el resultado de la asociación de un conjunto más o menos 
numeroso de conceptos. Los mapas conceptuales constituyen una 
herramienta muy eficaz para el estudio y aprendizaje del Derecho. Con ellos 
se persigue identificar y representar visualmente las relaciones que existen 
entre los conceptos de una determinada área; en nuestro caso, en el campo 
del Derecho. Constituyen, por tanto, una representación gráfica del 
conocimiento; a través de ellos se pueden visualizar las posibles relaciones 
existentes entre los conceptos en forma de proposiciones y desentrañar 
estructuras complejas para facilitar su aprendizaje. El mapa conceptual no 
es un simple esquema o resumen sintético de un tema, si no que se 
constituyen en una herramienta de gran utilidad para extraer y seleccionar 
la información significativa o más importante. 
2. Informe o resumen. El informe, a menudo confundido con el 
dictamen, es un simple resumen de los aspectos fundamentales de un tema o 
de una lectura, que persigue principalmente obtener la idea principal y 
mostrar las conclusiones a las que ha llegado el autor/autores del tema o la 
lectura propuesta. Por consiguiente, el informe o resumen es siempre un 
trabajo descriptivo en el que el alumno no aporta nada personal, 
simplemente se limita a extractar las ideas y conclusiones de otra persona. 
Sin embargo, el autor de un buen informe debe de actuar con rapidez, rigor 
y claridad. Como sucede con otras tareas -casos prácticos, comentarios de 
sentencias y textos, etc.- la realización de un buen informe requiere 
entrenamiento, pero a diferencia de esas otras tareas, en principio, para 
elaborar un informe no es necesario un conocimiento profundo de la 
materia sobre la que versa el mismo. Con el informe se persigue desarrollar 
la capacidad de análisis y síntesis tan necesaria para el jurista. 
3. Ensayo. Con el ensayo se pretende desarrollar otra competencia 
fundamental para los juristas: pensar críticamente. El pensamiento crítico lo 
utilizamos para resolver problemas, para sacar extraer consecuencias o 
deducir una cosa de otra y, desde luego, para la toma de decisiones. Cuando 
pensamos críticamente no sólo evaluamos si la decisión adoptada ha sido la 
correcta o no, sino también si el proceso que hemos seguido para tomar esa 
decisión ha sido el más adecuado. Supone, por consiguiente, una reflexión 
sobre el resultado del pensamiento y sobre el proceso de elaboración del 
mismo. 
4. Comentarios de textos jurídicos. El trabajo del jurista se 
desenvuelve entre textos: leyes, decretos, reglamentos, autos, sentencias, 
contratos, testamentos…; por consiguiente, una de las principales 
competencias que debe de adquirir el alumno es la de la comprensión e 
interpretación de los textos jurídicos. Aunque es una tarea ardua, como 
otras tantas competencias, se puede aprender y llegar a dominar. El 
comentario de los textos normativos (leyes, decretos, reglamentos, etc.), 
constituye un instrumento de aprendizaje muy valioso, no sólo desarrolla la 
capacidad de comprensión y de interpretación del alumno, sino también su 
razonamiento crítico, su aptitud para relacionar los textos normativos y para 
profundizar en la ratio legis del legislador. 
5. Casos prácticos. El caso es la herramienta docente más utilizada en la 
mayoría de las disciplinas jurídicas. El caso práctico es una modalidad de 
tarea que se asemeja a las consultas profesionales que reciben los abogados 
en sus bufetes. El caso es presentado como un problema -extraído de la 
realidad o fruto de la ficción-, en el que se contiene un número variable de 
situaciones, a las que es preciso calificar jurídicamente y hallar unas 
soluciones. Cuando los alumnos afrontan la lectura de un caso deben de 
proceder a una evaluación objetiva e imparcialdel problema; su posición 
debe de asemejarse a la de un juez. El buen abogado se mantiene siempre 
imparcial, circunstancia, ésta última, que no le impide prestar a su cliente 
toda la ayuda profesional que necesite. Esta actitud de imparcialidad es la 
que le conduce a estudiar a fondo las opciones jurídicas que tienen ambas 
partes; no sólo la de su cliente. Dicho estudio le permite motivar con solidez 
sus argumentos. El alumno, lo mismo que haría un buen profesional del 
Derecho, tiene que motivar todos y cada uno de sus argumentos. El valor de 
sus respuestas radica en la motivación de los argumentos, y esa motivación 
se ha de sustentar en las normas, en la jurisprudencia y en la doctrina, no en 
apreciaciones personales sobre lo que uno piensa acerca de lo que puede ser 
más justo o equitativo. Toda solución propuesta se ha de fundamentar 
jurídicamente. 
 
 
El diseño de este taller desea, principalmente, ser útil para el estudiante que 
comienza los estudios de leyes en nuestra facultad. No sólo para afrontar y superar cada 
una de las asignaturas diseminadas en cuatro años de estudio, sino también porque el 
aprendizaje y manejo de estas herramientas metodológicas hará posible una mejor y 
más profunda comprensión del Derecho en la sociedad del siglo XXI por parte de un 
estudiante crítico.

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