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Anexo1

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ANEXO I 
PROGRAMA CULTURAS GAUCHAS 
 
Marco general 
 
El MINISTERIO DE CULTURA DE LA NACIÓN, a través de la SECRETARÍA DE GESTIÓN 
CULTURAL, implementa “...programas y acciones que tienen por objeto fomentar el desarrollo de 
proyectos culturales, populares y comunitarios capaces de promover la recuperación del entramado 
social y el pleno ejercicio de los derechos culturales...”. (Conf. Decreto Nº 50/19, modificado por su 
similar 335/20). 
 
En ese marco, y con motivo de la conmemoración del 150° aniversario de la primera edición del Martín 
Fierro, obra cumbre de la literatura nacional, consideramos que es importante generar una política 
pública que visibilice las diversas formas que existen en las distintas regiones de nuestro país de ejercer 
el tradicionalismo y el criollismo, y que al mismo tiempo ponga en valor a las organizaciones e 
instituciones que promueven eventos y celebraciones donde circulan las expresiones culturales 
derivadas del “arte rural”, fortaleciendo el desarrollo de las identidades locales forjadas en las zonas 
rurales y el sentimiento de arraigo de su población. 
 
En la actualidad, la Argentina es uno de los países con mayor cantidad de población urbana en el mundo: 
el 92% de los argentinos viven en una ciudad; y solo el 8% de la población habita en zonas rurales. 
Desde fines del siglo XIX y durante el siglo XX, se produjeron una serie de factores que permiten 
explicar la situación actual: la industrialización de los cultivos, el corrimiento de la frontera agraria con 
el consecuente acotamiento de la producción ganadera a algunas zonas restringidas, las sucesivas 
oleadas migratorias hacia los grandes centros urbanos. A pesar de ello, las tradiciones, las costumbres, 
las fiestas, los deportes, y los valores vinculados a la vida de campo y a la ruralidad son una parte 
fundamental de la identidad de nuestro pueblo y de nuestra nación. En ese sentido, los argentinos, con 
independencia de su lugar de residencia, se identifican con los universos simbólicos que se forjaron 
alrededor de la vida de campo y, sobre todo del gaucho, personaje principal de todas esas historias. 
También los extranjeros que visitan o habitan nuestro suelo, se vinculan mediante esos rasgos 
identitarios y culturales, a la argentinidad. 
 
Todos estos universos simbólicos asociados a la ruralidad se sintetizan, de alguna manera, en la figura 
del gaucho, el personaje protagónico de todas estas historias. Uno de los rasgos que distinguen a los 
gauchos es la diversidad considerada de manera múltiple. Desde el punto de vista étnico (negros, judíos, 
indios, entre otros), por las labores sociales desarrolladas (los hubo matreros, soldados o peones). El 
gaucho surge, como sujeto social, varios siglos antes de las luchas de la independencia, en un contexto 
donde primaba el mestizaje, y atravesado por tensiones y vínculos interétnicos entre los aborígenes que 
sobrevivieron al genocidio de la colonia, los europeos, los esclavos africanos, etc. En el siglo XIX los 
gauchos pasaron a ocupar el centro de la escena pública. A través de mecanismos como la leva forzosa, 
el alambramiento de los campos y las leyes contra “vagos y malentretenidos”, las élites de las ciudades 
lograron contenerlos. El proceso histórico que promovió la urbanización de la sociedad argentina, 
durante el siglo XX, provocó que el gaucho, como figura social, comience a languidecer, aunque siguen 
estando presentes en distintos territorios. Sin embargo, en el plano de lo simbólico, se vuelven 
personajes centrales. 
 
A partir de la poesía gauchesca, comenzaron a circular estos textos escritos donde se representaban los 
universos simbólicos del campo argentino. Estos folletines circularon masivamente, tanto en ámbitos 
urbanos como en los rurales y eran leídos por gente que pertenecía a todas las clases sociales (incluso 
los más pobres y los analfabetos eran ávidos consumidores de estas historias). La coyuntura histórica 
(las luchas por la independencia y la conformación del Estado Nacional) fue favorable para que se 
produjera este proceso cultural tan particular: desde abajo, se elevaron las voces de las propias clases 
populares, a través de sus cantos, consignas, coros, y guitarras; desde arriba, las élites buscaron, a través 
de la palabra escrita, comunicarse con ese pueblo estridente con la intención de sumarlo a su proyecto 
de país. En ese sentido, la poesía gauchesca transgredió no sólo los límites entre lo oral y lo escrito; 
sino también las fronteras sociales y culturales entre el campo y la ciudad, entre las clases populares y 
las clases altas. Finalmente, se podría decir que en el género gauchesco se filtró la voz popular, mediada 
por escritores letrados (como Bartolomé Hidalgo, el iniciador de la gauchesca, o el mismísimo José 
Hernández). 
 
La poesía gauchesca dio lugar al criollismo popular, la primera expresión de una naciente cultura de 
masas mediada por el mercado. A mediados del siglo XIX, la figura del gaucho matrero, que desafiaba 
al poder establecido, se popularizó por todo el país como una figura icónica que había habitado nuestro 
territorio nacional. Frente a esto, las élites ilustradas de las ciudades reaccionaron, a través de textos y 
otros productos culturales (nativistas y tradicionalistas, corrientes alternativas al criollismo popular) 
que valorizaba al gaucho desde una perspectiva romántica y despolitizada. Esta tensión se resolvió 
durante la época del Centenario de la Patria, cuando el debate sobre “civilización y barbarie” quedó en 
un segundo plano y la prioridad pasó a ser la incorporación de una gran masa de inmigrantes de diversos 
orígenes étnicos a nuestro país. En ese contexto, los movimientos nacionalistas de intelectuales y el 
Estado Nacional convirtieron a la figura del gaucho en símbolo de la argentinidad, al canonizar El 
Gaucho Martín Fierro, de José Hernández (1872), como el “poema nacional”. Según Leopoldo 
Lugones, el gaucho constituía el crisol espiritual de la patria: valeroso, libre, leal y respetuoso de las 
jerarquías sociales; había sido el núcleo primordial de la nación, luego el héroe de la epopeya 
independentista, y finalmente el héroe y civilizador de La Pampa, antes de extinguirse en los albores de 
la Argentina moderna. Los universos simbólicos del campo argentino, recuperados por la gauchesca y 
el criollismo popular, sirvieron para desarrollar símbolos y representaciones en los que esa masa 
heterogénea de gente que llegaba a nuestro país se pudiera reconocer; de ese modo, promovieron 
sentimientos de pertenencia social y de lealtad al Estado. Finalmente, el gaucho se terminó de consolidar 
como un elemento sustancial de la argentinidad por presiones externas. El personaje protagónico de 
“Los Cuatro jinetes del apocalipsis” (1916), del español Vicente Blanco Ibáñez, es un argentino 
heredero de una enorme fortuna, pero criado como gaucho y apasionado del tango que abandona la vida 
de bohemio y experimenta una regeneración moral combatiendo en la primera guerra mundial. Para 
componer ese personaje, el escritor se basó en el mundo del género gauchesco que conoció durante un 
viaje a la Argentina en 1909. Luego de ser un éxito comercial, una productora de Hollywood lleva la 
novela al cine. En 1921 se estrenó finalmente la película, protagonizada por la superestrella Rodolfo 
Valentino. Desde ese momento, el tango, el gaucho y la actitud compadrita son atributos esenciales de 
la argentinidad para todo el mundo. En los años 40, el criollismo era un fenómeno sumamente central 
en la cultura argentina porque buena parte de la población adulta había aprendido a imaginar lo popular, 
lo argentino y la historia nacional a través de los textos, las canciones y las imágenes del criollismo. 
Por eso no extraña que haya sido un elemento central para el peronismo en todos sus niveles, desde la 
oratoria de Perón hasta las manifestaciones de sus seguidores.El criollismo popular no sólo fue un fenómeno literario, sino que abarcó diversas disciplinas artísticas. 
Por ejemplo, aparecieron los payadores, un nuevo tipo de artista que se presentaba con su guitarra en 
ámbitos urbanos y suburbanos como modo de ganarse la vida; solían ser de clases populares, pero 
habitualmente personas letradas; interpretaban canciones propias, pero también improvisaban a pedido 
del público o en competencias a contrapunto con otros payadores. Aunque la mayoría de sus 
composiciones no se registraron fonográficamente; sabemos que abordaban temas muy variados, y que 
predominaban las cuestiones gauchescas. Además, en el mundo editorial surgieron revistas dedicadas 
totalmente o parcialmente a temáticas gauchescas, pero también las revistas de interés general (por 
ejemplo “Caras y Caretas”) comenzaron a incluir composiciones criollistas en sus ediciones. Además, 
aparecieron protagonistas de historietas populares que hablaban en estilo gauchesco, como Patoruzú. 
En relación a las artes visuales, los avances tecnológicos en el campo de la fotografía y la impresión 
permitieron que los universos simbólicos gauchescos tuvieran una gran circulación en la publicidad 
(por ejemplo, las ilustraciones de Florencio Molina Campos en los calendarios de la empresa 
Alpargatas). Además, entre 1899 y 1914 se fundaron al menos 268 centros criollos, donde se reunían 
personas generalmente de condiciones modestas para tocar la guitarra, leer poesía, compartir un mate, 
bailar, realizar excursiones, preparar los disfraces y las comparsas de carnaval. El criollismo popular 
también dejó su huella en las artes performáticas de nuestro país (la primera obra de teatro nacional fue 
la representación de Juan Moreira, de los hermanos Podestá), en la industria audiovisual (las películas 
sobre la historia de matreros fueron muy exitosas a nivel regional), en la música popular (se promovió 
el desarrollo de un movimiento folklórico en todo el país, a partir del desarrollo de la radio, a partir del 
cual el emblema de lo criollo se volvió válido para todo el país). 
 
El Estado Nacional (así como los gobiernos de provincias y municipios), durante el siglo XX, 
impulsaron políticas culturales de corte nacionalista, con el objetivo de instalar un verdadero culto 
oficial alrededor del gaucho y de los universos simbólicos de la ruralidad. En los años 20 y 30, en la 
Provincia de Buenos Aires se impulsó la apertura de museos específicos (el museo gauchesco Ricardo 
Guiraldes, en San Antonio de Areco, inaugurado en 1938) y de salas especiales para conmemorar al 
gaucho (como la que se abrió al público en 1925, en el Museo Histórico de Luján); además, en 1939 
se aprobó la ley provincial que instituía al 10 de noviembre (natalicio de José Hernández) como Día de 
la Tradición y se organizó por primera vez la Fiesta de la Tradición en distintas ciudades de la provincia, 
con epicentro en La Plata. Recién en 1943, el Día de la Tradición se hizo extensivo a las escuelas de 
todo el país. En Salta, en 1921, con motivo del centenario de la muerte de Güemes, un decreto convocó 
oficialmente a los gauchos a caballo a marchar en su tributo. Durante el gobierno peronista, el Estado 
impulsó festivales folklóricos y tradicionalistas en Capital y en diversas provincias, en las que se 
combinaron expresiones gauchescas de la región pampeana con otras del resto del país; en 1948 se 
decretó la nacionalización del Día de la Tradición y se declaró al Martín Fierro como “la máxima 
expresión de la argentinidad”; se impulsó el estatuto del peón rural; los legisladores peronistas 
impulsaron una ley para erigir un monumento al gaucho. 
 
En la actualidad, las identidades rurales son muy diversas y se expresan de distintas maneras. Creemos 
que es necesario desarrollar líneas de acción para fortalecer esa diversidad cultural que existe en la 
ruralidad, pero que tiene una incidencia muy importante sobre las poblaciones urbanas. Por un lado, es 
necesario trabajar con el sector del tradicionalismo, que se organiza alrededor de los centros 
tradicionalistas y otras instituciones similares. El tradicionalismo, las culturas gauchescas y el arte rural 
comprenden un universo muy vasto y diverso de expresiones culturales materiales e inmateriales, que 
abarca diversas disciplinas artísticas e interpela a diversos sectores sociales, en todas las regiones del 
país. Existe un calendario nutrido de actividades y eventos culturales sumamente populares en todos los 
pueblos del país que giran en torno a la presencia de los caballos y de diversas actividades hípicas 
(competencias de rienda, carreras de sortija, desfiles tradicionalistas, etc). Además, en esos marcos se 
realizan espectáculos musicales, danzas folclóricas, ferias de productos regionales y artesanías, 
exposiciones de arte visual y fotografía, etc. Es necesario fortalecer la red de fiestas, actividades y 
eventos culturales para incentivar la circulación de la actividad cultural que se forja en las ruralidades 
de nuestra patria y para visibilizar la diversidad cultural que existe en nuestro país. 
 
Por otro lado, hay numerosas comunidades y familias que habitan los campos argentinos, a partir de la 
producción ecológica de alimentos y otros productos regionales. En esos ámbitos rurales se generan 
dinámicas culturales particulares y se forjan identidades innovadoras. Es necesario promover e 
incentivar la participación de la comunidad en actividades culturales, fomentar el desarrollo de las 
identidades locales, fortalecer los vínculos comunitarios, incentivar el sentimiento de arraigo y, al 
mismo tiempo, impulsar circuitos de comercialización de los productos de la agricultura familiar. Para 
ello, promovemos el desarrollo de la actividad cultural en zonas rurales para que las comunidades que 
viven, trabajan y/o estudian allí no tengan que trasladarse hasta zonas urbanas para poder acceder a 
bienes y servicios culturales. Del mismo modo, buscamos visibilizar las identidades culturales propias 
de las zonas rurales, y promover el sentimiento de arraigo. 
 
Además, consideramos que es importante promover las actividades culturales en zonas rurales ya que 
favorecen al desarrollo económico de la región y las inversiones en distintos rubros: turísticos, 
gastronómicos, hoteleros, etc. Además, este tipo de actividades culturales impulsan la generación de 
trabajo, a nivel local (técnicos, artistas, productores, servicios de comunicación, etc). 
 
Población destinataria: 
 
El PROGRAMA DE CULTURAS GAUCHAS, así como las herramientas de su implementación, se 
encuentran dirigidos a: 
1) Los centros tradicionalistas y agrupaciones gauchescas, que promueven los valores del 
tradicionalismo, del criollismo y ponen en valor las identidades forjadas en el campo argentino. Son 
agrupaciones civiles que organizan fiestas populares, festivales y diversos eventos culturales, que giran 
en gran medida en torno al caballo, donde se exhiben diversas manifestaciones artísticas (música, danza, 
artesanías, etc). 
2) Las organizaciones de la agricultura familiar, que reúnen a más de 250 mil familias que habitan en 
zonas rurales de todo el país. La agricultura familiar dinamiza las economías regionales generando 
trabajo, produciendo en forma diversificada alimentos para el mercado, resguardando y manteniendo 
tradiciones y riqueza cultural de los pueblos, transmitiendo de generación en generación prácticas, 
creencias, valores y saberes. La agricultura familiar comprende una heterogeneidad de actores rubros 
productivos: colonos, minifundistas, campesinos, puesteros, crianceros, feriantes, pescadores 
artesanales, productores urbanos y periurbanos, chacareros, artesanos rurales y floricultores. La 
agricultura familiar forma parte del movimiento cooperativo agropecuario, un actor clave en la lucha 
por la seguridad y soberanía alimentaria y para el arraigo de la población rural. 
4) Los artistasy trabajadores culturales rurales. 
5) Los Investigadores y divulgadores sobre el tradicionalismo y las identidades rurales en general. 
6) La población en general. 
Objetivo General: 
Visibilizar, apoyar y poner en valor, a través de recursos económicos y herramientas técnicas, a los 
artistas, a las organizaciones sociales, y a los centros tradicionalistas, que impulsan actividades 
culturales de carácter rural en todo el territorio nacional, y a las identidades locales que se forjan así 
como al sentimiento de arraigo que se genera. 
Objetivos Específicos: 
1) Fomentar las actividades culturales que se producen en ámbitos rurales de nuestro país, a través del 
apoyo a los artistas, artesanos y trabajadores culturales que promueva el tradicionalismo, las identidades 
de la ruralidad, el arraigo, etc; 
2) Incentivar la participación popular en los eventos y fiestas donde se promueva el tradicionalismo, las 
identidades de la ruralidad, el arraigo, etc; 
3) Visibilizar y poner en valor la diversidad de formas mediante las cuales se ejerce el tradicionalismo 
y la cultura gauchesca en las distintas regiones de nuestro país; 
4) Apoyar y fortalecer a los Centros Tradicionalistas y otras organizaciones gauchescas que realizan y 
llevan adelante distintos eventos y actividades culturales en los que se promueve el tradicionalismo, las 
identidades rurales y gauchescas; 
5) Impulsar la creación de circuitos de comercialización para los productos regionales y para difundir 
la gastronomía local; 
6) Fortalecer las identidades locales y el sentimiento de arraigo entre las comunidades que habitan 
actualmente la ruralidad en nuestro país. 
 
Herramientas. 
Para propender al cumplimiento de los objetivos del PROGRAMA CULTURAS GAUCHAS se 
implementarán las siguientes herramientas: 
1) Mesas de articulación federales: Son ámbitos de encuentro que se llevan a cabo en todas 
las regiones del país y en los que participan representantes de las sociedades rurales de cada 
localidad, organizaciones gauchescas, centros tradicionalistas, federaciones provinciales de 
centros tradicionalistas, organizaciones de agricultura familiar, representantes del sector 
público, artistas y trabajadores culturales rurales. Sus objetivos son: fortalecer el vínculo entre 
el Estado Nacional y las organizaciones sociales; conocer sus problemáticas y proponer 
políticas culturales para el sector; analizar cómo impactan las actividades tradicionalistas y 
gauchescas en el desarrollo del turismo y de las economías locales; realizar diagnóstico de las 
fiestas y actividades culturales tradicionalistas que se realizan en las distintas regiones del país. 
 
2) Registro de organizaciones tradicionalistas y gauchescas: A través del Registro Federal 
de Cultura, se trabajará en la generación de una base de datos actualizada sobre los Centros 
Tradicionalistas y agrupaciones gauchescas en general, con información sobre el grado de 
formalización de las mismas, así como de las actividades que realizan, y sobre el impacto 
cultural y simbólico que generan 
 
3) Subsidios y Fondos de apoyo para eventos y festivales culturales tradicionalistas: Serán 
convocatorias públicas para la presentación de proyectos destinados a realizar eventos y 
festivales culturales que tengan como objetivos la promoción de las expresiones culturales del 
tradicionalismo, del criollismo popular y de la cultura gauchesco en general (peñas, desfiles 
tradicionalistas, fiestas patronales, jineteadas, entre otras.) 
 
4) Talleres de oficios vinculados al arte rural: Se programarán talleres de formación en 
técnicas y oficios culturales, que estarán a disposición de las organizaciones gauchescas, 
centros tradicionalistas, federaciones provinciales de centros tradicionalistas, organizaciones 
de agricultura familiar, organismos municipales de todo el país para para fomentar la 
profesionalización de los artistas y trabajadores culturales que desarrollan sus actividades en 
pueblos rurales 
 
5) Ferias de productores de agricultura familiar: Serán ámbitos de comercialización donde 
participen productores de la agricultura familiar, un sector de gran importancia en el campo 
porque produce de forma cooperativa alimentos, fibras textiles y otros productos de las 
economías regionales, además de crear empleo en el espacio rural y ocupación del territorio. 
 
6) Charlas debate y Conversatorios: Son espacios de discusión y reflexión para difundir 
investigaciones académicas donde se analizan -desde distintos puntos de vista- problemáticas 
y diversos aspectos históricos, culturales, sociales, políticos y antropológicos de las culturas 
gauchescas, del tradicionalismo y del criollismo. 
 
7) Eventos de “destrezas gauchas”: Son eventos masivos en los que se busca visibilizar y 
poner en valor el tradicionalismo y las expresiones artísticas de la ruralidad. La programación 
de estos festivales contará con espectáculos de distintas disciplinas artísticas (música, danza, 
artesanías, entre otras) que expresan las distintas identidades, tradiciones, costumbres y hábitos 
de la ruralidad; pero también habrá actividades hípicas (juegos de destrezas, desfiles de tropilla, 
etc), ferias de artesanos y productores rurales. 
 
 
 
 
República Argentina - Poder Ejecutivo Nacional
Las Malvinas son argentinas
 
Hoja Adicional de Firmas
Informe gráfico
 
Número: 
 
 
Referencia: EX-2022-08419776- -APN-DGD#MC
 
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	cargo_0: Secretario
	Numero_3: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
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	Numero_6: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
	Numero_5: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
	Numero_7: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
	fecha: Jueves 27 de Enero de 2022
		2022-01-27T22:52:34-0300
	reparticion_0: Secretaría de Gestión Cultural
Ministerio de Cultura
	Numero_2: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
	Numero_1: IF-2022-08549737-APN-SGC#MC
	localidad: CIUDAD DE BUENOS AIRES
	usuario_0: Arturo Maximiliano Uceda
		2022-01-27T22:52:35-0300
		2022-02-18T00:46:12-0300
	República Argentina
	CN=Boletin Oficial de la Republica Argentina OU=Direccion de Informatica O=Secretaria Legal y Tecnica
	Certificación de autenticidad

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