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Capítulo 6 Etnicidad y raza 165 Para la alimentación de los pastores vas- cos, los pueblos del oeste tienen una o más pensiones vascas. La más común cuenta con un bar y un merendero, y sirven comidas al estilo familiar en mesas largas. En un segundo piso hay dormitorios para pensionistas per- manentes. Los pastores también se alojaban en las ciudades por una breve visita, vacacio- nes o ceses de empleo, o en tránsito hacia un trabajo (Echeverría, 1999). Inicialmente, pocos vascos llegaron a Es- tados Unidos con la intención de quedarse ahí. La mayoría de los primeros inmigrantes eran hombres jóvenes solteros. Su patrón de pastoreo, con veranos solitarios en las monta- ñas, no encajaba bien con la vida familiar. Con el tiempo, llegaron vascos con la intención de quedarse. Enviaban o regresaban a Europa para conseguir esposas (pocos se casaban con no vascas). Muchas esposas, del tipo “por correo”, eran hermanas o primas de algunas amistades hechas en Estados Unidos. Las pensiones vascas también se convirtieron en espacio para conseguir cónyuges. Los dueños de las pensiones solicitaban a Europa muje- res que quisieran ir a Estados Unidos como empleadas domésticas. Pocas permanecie- ron solteras por mucho tiempo (Douglass, 1992). De esta forma, los vascos americanos aprovecharon la sociedad y cultura de su tie- rra natal para establecer la base de su familia y vida comunitaria en Estados Unidos. Los vascos no escapan de la discriminación en Estados Unidos. En el oeste estadouni- dense, el pastoreo es una ocupación con cierto estigma. Los pastores errantes compiten con los ganaderos asentados por el acceso a los prados. Ésta es una de las fuentes del senti- miento antivasco e incluso de su legislación. Más recientemente, la cobertura noticiosa del confl icto en el País Vasco, y en particular de las actividades de la ETA, han sensibilizado a los vascos americanos sobre su responsabilidad al simpatizar con terroristas (Douglass, 1992; vea también Zulaika, 1988). industrias.) La basseria (granja familiar) vasca alguna vez fl oreció como unidad agrícola mixta que enfatizaba la autosufi ciencia. La fa- milia de la granja cosechaba trigo, maíz, vege- tales, frutas y nueces, y criaba aves, conejos, cerdos, vacas y ovejas. Las actividades de subsistencia se han comercializado cada vez más, y la producción de vegetales, productos lácteos y pescado se dirigen a los mercados urbanos (Greenwood, 1976). Los inmigrantes vascos originalmente in- gresaron a Estados Unidos como ciudada- nos españoles o franceses. Alrededor de 50 000 vascos estadounidenses invocan la “vasquedad” como su principal identidad ét- nica. Se concentran en California, Idaho y Nevada. Los inmigrantes de primera genera- ción por lo general hablan fl uidamente el euskera o vascuence. Es más probable que ellos sean bilingües en euskera e inglés, a que sus padres lo sean en español o francés (Douglass, 1992). Formados en ocupaciones tradicionales en el País Vasco, en Estados Unidos los vascos se destacan por dedicarse al pastoreo (vea Ott, 1981). La mayoría de ellos se asentó y trabajó en los amplios distritos ganaderos de los 13 estados del oeste estadounidense. Los vascos estuvieron entre los soldados, exploradores, misioneros y administradores españoles en el suroeste estadounidense y la California espa- ñola. Más vascos vinieron durante la fi ebre del oro en California, muchos del sur de Sudamérica, donde eran pastores estableci- dos (Douglass, 1992). En la década de los veinte, leyes de inmi- gración restrictivas, y con prejuicio por los europeos del sur, limitaron la inmigración vasca hacia Estados Unidos. Durante la Se- gunda Guerra Mundial, y ante la necesidad de contar con pastores, el gobierno estadouni- dense eximió a los vascos dedicados al pas- toreo de cuotas de inmigración. Entre 1950 y 1975, miles de vascos ingresaron a Estados Unidos con contratos por tres años. Más tarde, el declive de la industria ovejera esta- dounidense disminuyó de manera dramática la inmigración vasca (Douglass, 1992). El pastoreo de ovejas, que aquí se muestra en el territorio vasco (Pirineos), si- guió siendo una ocupación primaria de los vascos que comenzaron a migrar al oeste estadounidense en el siglo xix. 166 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural Una política de expulsión étnica implica movi- lizar a los grupos culturalmente diferentes a otro país. Existen muchos ejemplos, entre éstos Bos- nia-Herzegovina en 1990. Por su parte, en 1972 Uganda expulsó a 74 000 asiáticos. Hoy en día los partidos neofascistas de Europa occidental abo- gan por la repatriación (expulsión) de trabajado- res inmigrantes (indios occidentales en Inglate- rra, argelinos en Francia y turcos en Alemania; vea Friedman, 2003; Ryan, 1990, p. 9). Una polí- tica de expulsión genera diversos tipos de refu- giados, personas que fueron forzadas (refugia- dos involuntarios) o eligieron huir de un país para escapar de la persecución o la guerra (refu- giados voluntarios). En muchos países, la construcción de la na- ción colonial dejó huellas de hostilidad étnicas. Por ejemplo, durante la violenta división del sub- continente indio, un millón de hindúes y musul- manes fueron asesinados; en Palestina, los pro- blemas entre árabes y judíos comenzaron durante el mandato británico. La recapitulación 6.2 re- sume los diversos tipos de interacción étnica, po- sitiva y negativa, que se estudiaron. El multiculturalismo se desarrolló en Estados Unidos y Canadá, pero no sucedió así en la ex Unión Soviética, donde grupos étnicos (naciona- lidades) anhelan sus propios estados-nación. El surgimiento de sentimientos y confl ictos étnicos mientras se desintegraba el imperio soviético, ilustra el hecho de que años de represión política e ideológica no es base sufi ciente para promover una unidad duradera. El colonialismo cultural se refi ere al dominio interno que ejerce un grupo y su cultura o ideología sobre otros. Un ejemplo es el dominio del ex imperio soviético y la ideo- logía comunista sobre las personas, enfocados en el idioma y la cultura rusos. La cultura domi- nante se erige a sí misma como la ofi cial. Esto se refl eja en las escuelas, los medios de comunica- ción y la interacción pública. Bajo el dominio soviético, las minorías étnicas tenían pocas posi- bilidades de autogobierno en las repúblicas y regiones controladas por Moscú. A través del “internacionalismo socialista” se reunió y uni- fi có a todas las repúblicas y sus habitantes. Una práctica común del colonialismo cultural es in- corporar a miembros del grupo étnico domi- nante en las áreas étnicas. Por tanto, en la ex Unión Soviética se envió a colonialistas rusos étnicos a muchas áreas, para reducir la cohesión y el poder de los habitantes locales. La Comunidad de Estados Independientes (CEI), fundada en 1991 y con ofi cinas centrales en Minsk, Bielorrusia, es lo que queda de la una vez poderosa Unión Soviética (vea Yurchak, 2005). En Rusia y otras naciones ex soviéticas los gru- pos étnicos (nacionalidades) anhelan, y siguen buscando, constituir estados-nación separados y viables, con base en fronteras culturales. La cele- bración de la autonomía étnica es parte de un fl orecimiento étnico, que así como la globaliza- ción y el transnacionalismo, son tendencias rele- vantes de fi nales del siglo xx y del xxi. Dos rostros de la diferencia étnica en el ex imperio soviético. A la izquierda un cartel de propaganda que muestra una mezcla feliz de na- cionalidades que constituían la población de Kirguistán, Asia central. A la derecha, en agosto de 2008, georgianos étnicos en un campo de refugiados cerca de Tblisi, Georgia, que huyeron a la provincia separatista georgiana, la autoproclamada nueva república de Osetia del Sur, donde los rusos combatían con el ejército georgiano. Un cese al fuego no terminó con la tensión, Georgia todavíave a Osetia del Sur como territorio ocupado por los rusos. colonialismo cultural Dominio interno de un grupo y su cultura o ideología sobre otros. refugiados Personas que huyen de un país para escapar de la persecución o la guerra.
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