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Estrutura de Cacicazgos e Estados

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218 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural
años después, también surgieron estados en dos 
partes del hemisferio occidental: Mesoamérica 
(México, Guatemala, Belice) y los Andes centra-
les (Perú y Bolivia). Los primeros estados se co-
nocen como estados arcaicos, o estados no indus-
triales, en contraste con los modernos estados 
nacionales industriales. Robert Carneiro defi ne el 
Estado como “una unidad política autónoma que 
abarca muchas comunidades dentro de su terri-
torio, que tiene un gobierno centralizado, con po-
der para recolectar impuestos, reclutar hombres 
para el trabajo o la guerra, y decretar y hacer 
cumplir las leyes” (Carneiro, 1970, p. 733).
El cacicazgo y el Estado, como muchas catego-
rías que usan los científi cos sociales, son tipos 
ideales. Esto es: una clasifi cación en la que los con-
trastes sociales parecen más defi nidos de lo que 
son en realidad. De hecho existe un continuo que 
pasa de la tribu al cacicazgo y de éste al Estado. 
Algunas sociedades presentan muchos atributos 
de cacicazgos pero conservan características tri-
bales. Algunos cacicazgos avanzados manifi es-
tan características de estados arcaicos y por tanto 
es difícil asignarlos a alguna categoría. Al reco-
nocer este “cambio continuo” (Johnson y Earle, 
eds., 2000), algunos antropólogos hablan de “ca-
cicazgos complejos” (Earle, 1987), que son casi 
estados.
Sistemas políticos y económicos 
en los cacicazgos
Las áreas donde se desarrollaron cacicazgos se 
encuentran alrededor del Caribe (por ejemplo, 
las islas caribeñas, Panamá, Colombia), la tierra 
baja del Amazonas y lo que ahora es el sureste 
estadounidense y Polinesia. Durante el surgi-
miento y desarrollo de la producción de alimen-
tos, y la expansión del imperio romano, la orga-
nización de gran parte de Europa consistía en 
cacicazgos, a los que se regresó después de la 
caída de Roma, en el siglo v de nuestra era. Los 
cacicazgos crearon las culturas megalíticas de 
Europa, como la de Stonehenge. Considere que 
tanto los cacicazgos como los estados pueden 
caer y desintegrarse o bien resurgir.
Gran parte del conocimiento etnográfi co so-
bre los cacicazgos proviene de Polinesia (Kirch, 
2000), donde eran comunes en la época de la ex-
ploración europea. En un sistema de cacicazgos, 
las relaciones sociales se basan principalmente 
en el parentesco, el matrimonio, la ascendencia, 
la edad, la generación y el género, como en las 
bandas y tribus. Ésta es una diferencia básica en-
tre los cacicazgos y los estados. Los estados no se 
basan en el parentesco, reúnen a las personas y 
las obligan a jurar obediencia a un gobierno.
Sin embargo, a diferencia de las bandas y tri-
bus, los cacicazgos se caracterizan por la regula-
ción política permanente del territorio que admi-
nistran. Los cacicazgos pueden incluir a miles de 
personas que viven en muchas villas y/o aldeas. 
Los jefes y sus asistentes ocupan cargos políticos 
y regulan las relaciones. Un cargo es una posi-
ción permanente, cuando queda vacante por cau-
sas de muerte o retiro, debe cubrirse de nuevo. 
Puesto que los cargos se cubren sistemática-
mente, la estructura de un cacicazgo perdura a 
través de las generaciones, lo que garantiza una 
permanente regulación política.
En los cacicazgos polinesios, los jefes eran po-
líticos especializados de tiempo completo, encar-
gados de regular la economía: la producción, la 
distribución y el consumo. Para respaldar su au-
toridad los jefes polinesios se apoyaron en la reli-
gión, por ejemplo, regulaban la producción al 
ordenar o prohibir (mediante tabúes religiosos) 
el cultivo de ciertas tierras y plantas. Los jefes 
también regularon la distribución y el consumo. 
En determinadas estaciones, con frecuencia en 
una ocasión ritual como la ceremonia del primer 
fruto, la gente ofrecía parte de su cosecha al jefe a 
través de sus representantes. Los productos cir-
culaban con base en la jerarquía, y eventualmente 
llegaban al jefe. El proceso también se dio a la 
inversa, es decir, los jefes patrocinaron festivales 
en los que retribuían mucho de lo que recibieron, 
lo que ilustraba la obligación de compartir con 
los parientes.
Tal fl ujo de recursos hacia y luego desde una 
ofi cina central se conoce como redistribución princi-
pal. La redistribución ofrece ventajas económicas. 
Si las diferentes áreas se especializan en cultivos, 
bienes o servicios particulares, la redistribución 
principal pone dichos productos a disposición de 
toda la sociedad. La redistribución principal tam-
bién juega su papel en la gestión de riesgos. Es-
timula la producción más allá del nivel de sub-
sistencia inmediato y se provee de un almacén 
central para los bienes que pueden escasear en 
épocas de hambruna (Earle, 1987, 1991). Los caci-
cazgos y estados arcaicos desarrollaron econo-
mías similares, con frecuencia con base en culti-
vos intensivos, y ambos administraron sistemas 
de comercio o intercambio regional.
Estatus social 
en los cacicazgos
El estatus social en los cacicazgos se basó en la 
antigüedad del ascendente. Puesto que rango, 
poder, prestigio y recursos llegaban mediante pa-
rentesco y ascendencia, los jefes polinesios man-
tuvieron genealogías extremadamente largas (sin 
escribir) dedicadas a rastrear su linaje en 50 gene-
raciones previas. Se creía que todas las personas 
en el cacicazgo estaban mutuamente relaciona-
das. Presumiblemente, todas descendían de un 
grupo de ancestros fundadores.
El estatus de jefe se atribuye, con base en la 
antigüedad de los ancestros. El jefe sería el hijo 
mayor (por lo general varón) del, a su vez, hijo más 
cargo
Posición política 
permanente.
Capítulo 8 Sistemas políticos 219
grande, y así sucesivamente. Los grados de jerar-
quía se calculaban tan elaboradamente en algu-
nas islas, que había tantos rangos como personas. 
Por ejemplo, el tercer hijo se clasifi caba debajo 
del segundo, quien a su vez se ubicaba por abajo 
del primero. El hijo de un hermano mayor se 
colocaba por arriba del hijo del siguiente her-
mano, cuyos hijos a su vez superarían en rango 
a los de los hermanos más jóvenes. No obstante, 
incluso la persona de rango más bajo en un caci-
cazgo todavía era pariente del jefe. En ese con-
texto basado en el parentesco, todos, incluso un 
jefe, debían compartir con sus parientes.
Puesto que todos ostentaban un estatus ligera-
mente diferente, era difícil trazar una línea entre 
élites y personas comunes. Aunque otros cacicaz-
gos calculaban la jerarquía de manera distinta y 
poseían genealogías más cortas que las de Poli-
nesia, la preocupación por la genealogía y la an-
tigüedad, y la ausencia de brechas defi nidas en-
tre élites y personas comunes eran características 
de todos los cacicazgos.
Sistemas de estatus 
en cacicazgos y estados
Los sistemas de estatus en los cacicazgos y los 
estados son similares, porque ambos se basan en 
el acceso diferencial a los recursos. Lo que signi-
fi ca que algunos hombres y mujeres tenían ac-
ceso privilegiado al poder, al prestigio y la ri-
queza; además de controlar recursos estratégicos 
como la tierra y el agua. Earle caracteriza a los 
jefes como “una aristocracia incipiente con ven-
tajas en riqueza y en estilo de vida” (1987, p. 290). 
No obstante, en el sistema de cacicazgos el acceso 
diferencial todavía aparecía muy ligado al paren-
tesco. Las personas con acceso privilegiado por lo 
general son los jefes y sus parientes más cercanos, 
así como sus asistentes.
En comparación con los cacicazgos, los esta-
dos arcaicos trazaron una línea mucho más 
fi rme entre élites y masas, y distinguieron al 
menos entre nobles y personas comunes. De-
bido a la endogamia estratifi cada —el matrimonio 
dentro del grupo propio—, los lazos de paren-
tesco no se extendían desde los nobles hasta las 
personas comunes; es decir, las personas comu-
nes se casaban con gente común; las élites lo ha-
cían con élites.
Tal división de la sociedad en estratos so-
cioeconómicos contrasta notablemente con las 
bandas y tribus, cuyos sistemasde estatus se ba-
san en el prestigio y no en el acceso diferencial a 
los recursos. Los diferenciales de prestigio que 
existen en las bandas refl ejan cualidades y habili-
dades especiales. Los buenos cazadores consiguen 
respeto de sus compañeros en tanto sean genero-
sos. Lo mismo ocurre con un curandero, un dan-
zante o un narrador habilidoso, o cualquiera otro 
con un talento o habilidad que otros aprecien.
En las tribus, el prestigio se dirige hacia los lí-
deres del grupo de ascendencia, a los jefes de la 
aldea y especialmente al gran hombre, una fi gura 
regional que administra la lealtad y el trabajo de 
otros. Sin embargo, todas esas fi guras deben ser 
generosas. Si acumulan más 
recursos (esto es: propiedad 
o alimentos) que los de-
más en la aldea, deben 
compartirlos con el 
resto. Dado que los re-
cursos estratégicos se 
hallan disponibles 
para todo mundo, no 
existen las clases so-
ciales basadas en la po-
sesión de cantidades des-
iguales de recursos.
En muchas tribus, en 
particular en aquellas con 
ascendencia patrilineal, 
los hombres ostentan mu-
cho mayor prestigio y po-
der que las mujeres. El 
contraste de género en los 
derechos podía disminuir 
en los cacicazgos, donde el 
prestigio y el acceso a los 
recursos se basaban en la 
antigüedad de la ascenden-
cia, de modo que ciertas 
mujeres eran mayores que 
En la imagen, Stone-
henge, Inglaterra. Se 
destaca una presen-
tación educativa 
para turistas y visi-
tantes. Los cacicaz-
gos crearon las 
culturas megalíticas 
de Europa, como la 
de Stonehenge hace 
más de 5 000 años. 
Durante el surgi-
miento y desarrollo 
de la producción de 
alimentos y la ex-
pansión del imperio 
romano, la organiza-
ción de gran parte 
de Europa consistía 
en cacicazgos, a los 
que se regresó des-
pués de la caída de 
Roma.
más 
edad 
de-
n 
-
es-
en 
on 
eal, 
mu-
po-
El
n los 
nuir 
de el
a los 
en la
nden-
ertas 
s que 
Esta fotografía, to-
mada en 1981 en 
Neiafu, Savaii, 
Samoa Occidental, 
muestra un jefe ora-
dor, o tulafale. Su 
báculo y el mata-
moscas sobre sus 
hombros simbolizan 
su estatus como tu-
lafale. Los amoa tra-
dicionales ofrecen 
un ejemplo de los 
cacicazgos poline-
sios. ¿Cómo difi eren 
los jefes de las per-
sonas ordinarias?
acceso diferencial
Se accede a los recursos 
de acuerdo con el lugar 
que se ocupa, de supe-
riores a subordinados.

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