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Antropología Cultural 2-páginas-74

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414 PARTE 3 Un mundo cambiante
denses) promueven las “necesidades globales”, y 
“la salvación del Amazonas”, después de que 
destruyeron sus propios bosques en pos del cre-
cimiento económico. Los planes de conservación 
bien intencionados pueden ser tan insensibles 
como los esquemas de desarrollo que promue-
ven cambios radicales sin involucrar a los locales 
en la planifi cación y realización de políticas que 
los afectan. Cuando se pide a los pueblos ceder la 
base de su sustento, por lo general se resisten.
Considere el caso de un hombre tanosy que 
vive en el límite de la reserva Andohahela al 
sureste de Madagascar. Durante años se ha apo-
yado en los campos de arroz y los pastizales den-
tro de dicha reserva. Ahora agencias externas le 
dicen que abandone esta tierra por cuestiones de 
conservación. Dicho hombre es un ombiasa acau-
dalado (hechicero-sanador tradicional). Con cua-
tro esposas, una docena de hijos y 20 cabezas de 
ganado, es un campesino ambicioso, trabajador y 
productivo. Con dinero, apoyo social y autori-
dad sobrenatural, montó una efectiva resisten-
cia contra el guardia de la reserva que ha tra-
tado de hacer que abandone sus campos. El 
ombiasa afi rma que ya cedió parte de sus cam-
pos, pero espera tierras en compensación. Su 
resistencia más efectiva ha sido la sobrenatural. 
La muerte del hijo menor del guardia se atri-
buyó a la magia del ombiasa. Después de eso, el 
guardia disminuyó la vigilancia y los esfuerzos 
por hacer cumplir la ley.
La proliferación del ambientalismo puede ex-
poner nociones radicalmente diferentes acerca 
de los “derechos” y el valor de las plantas y los 
animales frente a los humanos. En Madagascar, 
muchos intelectuales y funcionarios se quejan de 
que los extranjeros parecen más preocupados por 
los lémures y otras especies en peligro que por los 
habitantes de Madagascar (los malgaches). Como 
me hizo notar un geógrafo de la zona, “la siguiente 
vez que vengas a Madagascar, no habrá más mal-
gaches. Todos los habitantes habrán muerto de 
hambre, y un lémur tendrá que esperarte en el ae-
ropuerto”. La mayoría de los malgaches percibe la 
pobreza humana como un problema más apre-
miante que la sobrevivencia animal y vegetal.
Sin embargo, ¿quién duda de que conservar y 
preservar la biodiversidad es una meta valiosa? 
El reto de la antropología ecológica aplicada es 
idear estrategias culturalmente adecuadas para 
lograr la conservación de la biodiversidad ante el 
crecimiento poblacional imparable y la expan-
sión comercial. ¿Cómo hacer para que la gente 
apoye las medidas de conservación del medio 
ambiente que pueden, a corto plazo al menos, 
reducir el acceso a los recursos? Como los planes 
de desarrollo en general, las estrategias de con-
servación más efectivas toman en cuenta las ne-
cesidades y deseos de los habitantes locales.
Deforestación
La deforestación es una preocupación global. La 
pérdida de selvas puede conducir al aumento 
de la producción de gas de efecto invernadero 
(CO
2
), que contribuye al calentamiento global. 
La destrucción de las selvas tropicales también 
es un factor de peso en la pérdida de la biodi-
versidad global, pues muchas especies, con fre-
cuencia de distribución limitada e incluidos 
muchos primates, viven en las selvas. Las selvas 
tropicales albergan al menos la mitad de las es-
pecies de la Tierra, y abarcan sólo el 6% de la 
superfi cie del planeta. Sin embargo, las selvas 
tropicales desaparecen a un ritmo de 10 a 20 mi-
llones de hectáreas al año (el tamaño del estado 
de Nueva York).
Generaciones de antropólogos han estudiado 
cómo las actividades económicas humanas (anti-
guas y modernas) afectan al ambiente. Los antro-
pólogos saben que los productores de alimentos 
(granjeros y pastores) por lo general hacen más 
para degradar el ambiente que los forrajeros. El 
aumento de la población y la necesidad de exten-
der la agricultura provocaron la deforestación 
en muchas partes del antiguo Medio Oriente y en 
Mesoamérica. Incluso en la actualidad, muchos 
granjeros consideran a los árboles como malas 
hierbas gigantes que deben removerse y susti-
tuirse con campos productivos.
Con frecuencia, la deforestación está impul-
sada demográfi camente, causada por la presión 
poblacional. Por ejemplo, la población de Mada-
gascar crece a una tasa del 3% anual, y se duplica 
Una escena de la “gran isla roja” de Madagascar. En dicha isla, los efectos de la 
deforestación, el agotamiento del agua y la erosión del suelo son visibles a 
simple vista.
Capítulo 15 Confl ictos en el mundo actual 415
cada generación. La presión poblacional conduce 
a la migración, incluida la migración rural-ur-
bana. En 1967 la capital de Madagascar, Antana-
narivo, tenía sólo 100 000 personas; hacia 2007, 
ese número se elevó a alrededor de 2 millones. 
Dicho crecimiento urbano promueve la defores-
tación porque los habitantes de la ciudad utilizan 
la madera del campo como combustible. Con-
forme desaparecen las cuencas acuíferas selváti-
cas, declina la productividad de las cosechas. 
Madagascar se conoce como la “gran isla roja”, 
debido al color de su suelo. En dicha isla, los 
efectos de la erosión del suelo y del agotamiento 
del agua son visibles a simple vista. Por la apa-
riencia de sus ríos, Madagascar parece sangrar 
hasta morir. El creciente agotamiento del agua 
que ya no atrapan los árboles causa la erosión de 
los campos de arroz de tierras bajas, cerca de las 
crecidas de los ríos, así como la sedimentación 
en los canales de irrigación (Kottak, 2007).
Además de la presión poblacional, la tala co-
mercial es otra causa importante de la deforesta-
ción. Obviamente porque remueve los arboles, 
pero también debido a que degrada las selvas en 
varias formas por medios menos evidentes como 
los efectos destructivos de la construcción de ca-
minos, el arrastre de árboles y otras característi-
cas de la propia tala. El crecimiento de ésta puede 
provocar la presencia de un área propensa a la 
erosión. Los taladores, por su parte, pueden ma-
tar docenas de árboles por cada tronco que arras-
tran y dejar un área totalmente erosionada 
(Kottak, Geson y Green, 1994).
Los escenarios globales de la deforestación in-
cluyen presión demográfi ca (por los nacimientos 
o la inmigración) sobre las economías de subsis-
tencia, la tala comercial, la construcción de cami-
nos, el choque de cultivos, el uso de la madera 
como combustible asociado a la expansión ur-
bana, y la tala y quema que se vinculan con la 
ganadería y el pastoreo. El hecho de que la pér-
dida de selvas tenga varias causas deriva una 
implicación política: la diversidad de escenarios 
de deforestación requiere diferentes estrategias de 
conservación.
¿Qué se puede hacer? En esta pregunta la an-
tropología aplicada juega un papel destacado ya 
que puede presionar a los legisladores para pen-
sar en nuevas estrategias de conservación. El en-
foque tradicional ha sido restringir el acceso a las 
áreas boscosas designadas como parques, luego 
emplear guardabosques y castigar a los infracto-
res. Es fundamental que las estrategias modernas 
tomen en cuenta las necesidades, deseos y habili-
dades de la gente (con frecuencia empobrecida) 
que vive en y cerca de los bosques tropicales. La 
conservación efectiva depende de la cooperación 
de los habitantes locales, es por ello que se deben 
abordar sus preocupaciones para diseñar estrate-
gias de conservación.
Por lo general, las selvas son de utilidad eco-
nómica y cultural sustancial para las comunida-
des que viven en ellas o en sus cercanías. Los 
bosques tropicales proporcionan madera para 
uso combustible y la construcción de casas, gra-
neros, cercas y tecnología (por ejemplo, carretas 
La antropología apli-
cada usa perspecti-
vas antropológicas 
para identifi car y re-
solver problemas 
contemporáneos que 
afectan a los huma-
nos. La deforesta-
ción es uno de esos 
problemas. Aquí, es-
tas mujeres toman 
parte en un proyecto 
de reforestación en 
la costa de Tanzania,cerca de Dar es 
Salaam.

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