Logo Studenta

QueEsTecnologiaUnaAproximacionDesdeLaFilosofia

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Revista humanidades 
 
Enero-junio, 2016 • Volumen 6, número 1 • ISSN 2215-3934 • pp. 1-43 
 
 
 
¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la 
Filosofía: Disertación en dos movimientos 
 
DOI: http://dx.doi.org/10.15517/h.v6i1.25113 
 
Julio Ernesto Rubio Barrios 
Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Director de la Escuela de Ciencias 
Sociales y Humanidades en la Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey, 
México. Correo electrónico: jerb@itesm.mx 
 
Rodrigo Esparza Parga 
Doctor en Estudios Humanísticos con Especialidad en Ciencia y Cultura. Profesor 
Investigador de Cátedra del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México 
y Campus Santa Fe. Correo electrónico: fil.rodrigo.esparza.parga@itesm.mx 
 
 
 
 
 
Todos los derechos reservados. Universidad de Costa Rica. Esta revista se encuentra licenciada con Creative Commons 
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Costa Rica. 
Correo electrónico: humanidades@ucr.ac.cr / Sitio web: http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/humanidades 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 2 
 
¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía: 
Disertación en dos movimientos 
 
 
Resumen 
 
 
 
 
 
What is Technology? An Approach from Philosophy: Dissertation in 
two Movements 
 
 
Abstract 
 
 
 
Iniciamos este tránsito del pensamiento preguntando por el qué es la tecnología. Y este 
habrá de ser nuestro constante preguntar a lo largo de las siguientes líneas; todo ello, 
con miras a elucidar una sucinta aproximación al ser esencial, al ser que insufla el 
carácter propio de aquello que nominamos Tecnología. Afirmamos que en tanto que 
humanos, nos resulta imposible escindir de dicha condición eso que llamamos 
Tecnología. Esta ha de ser la tesis fundamental que a través de las siguientes líneas se 
pretende defender Identificamos dos elementos esenciales que subyacen a toda 
tecnología, y estos son el transformar y el producir y tales categorías se habrán de 
desarrollar con miras a clarificar el qué de esa dimensión llamada Tecnología. Hacer 
un esfuerzo genuino por ofrecer una respuesta integral y coherente, mas no acabada, a 
la no sencilla pregunta de ¿qué es la tecnología? representa en la actualidad un 
imperativo, un hacer que no se puede postergar más, debido a las repercusiones que el 
ejercicio tecnológico ha tenido, tiene, y habrá de tener, sobre la especie y el lugar que 
la especie ocupa en la existencia, es decir, el mundo. 
 
 
Palabras clave: Filosofía de 
la tecnología, tecnología, 
óntica tecnológica, 
transformar, producir. 
 
We begin by asking what technology is and it is a sustained question throughout the 
text. The purpose is to search for a brief approximation to the essence of being which 
in turn refers to technology. We ascertain that humans cannot exist without the 
condition of technology. This is the fundamental thesis which identifies two essential 
elements that underlie technology: transformation and production. These categories aim 
to explain the meaning of the so-called technological dimension. To make a genuine 
effort to offer a holistic and coherent answer to the simple question of what is 
technology represents an imperative, a to do that can no longer wait due to the 
repercussions that technology has had, has and will have on the human species and the 
place they occupy in the existence, that is, in the world. 
 
Keywords: Philosophy of 
Technology, technology, 
technological ontic, 
transforming, producing. 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 3 
Introducción 
 
Iniciamos este tránsito del pensamiento preguntando por el qué es la 
tecnología. Y este habrá de ser nuestro constante preguntar a lo largo de 
las siguientes líneas; todo ello, con miras a elucidar una sucinta 
aproximación al ser esencial1, al ser que insufla el carácter propio de 
aquello que nominamos tecnología. 
 
Afirmamos que en tanto que humanos, nos resulta imposible escindir de 
dicha condición eso que llamamos tecnología. Esto ha de ser la tesis 
fundamental que a través de las siguientes líneas se pretende defender a 
partir de argumentos de diversa índole, pero todos ellos, se puntualiza, 
insertos en una perspectiva filosófica, que por ciertos momentos matizará 
hacia lo histórico y por otros con lo sociológico, empero, siempre, 
siguiendo, creciendo en torno a un eje de naturaleza filosófica. 
 
Toda vez que el ser humano como especie hace acto de presencia en la 
existencia, se relaciona de manera inexorable con aquello que no es él, es 
decir con el exterior, con el medio, entendiendo por este, el mundo de los 
otros hombres, las realidades materiales por estos creadas y el mundo 
propiamente natural. 
 
Históricamente, como especie, hemos hecho, hemos traducido y adaptado; 
hemos transformado y producido. Adaptado el afuera, que ya se mencionó; 
el que no es yo, nosotros, es decir, el medio, id est, los otros hombres, las 
realidades materiales por estos creadas y el mundo propiamente natural: 
 
A aquellos lugares para llegar a los cuales el hombre se pasaba 
semanas o meses viajando se llega ahora en avión en una noche. 
Aquello de lo que el hombre no se enteraba más que pasados unos 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 4 
 
años, o no se enteraba nunca, lo sabe ahora por la radio, todas las 
horas, en un abrir y cerrar de ojos (Heidegger, 1994, p. 143). 
 
La cita anterior es testimonio fehaciente de lo que uno de los prominentes 
filósofos occidentales del siglo XX pronunció en torno a lo que líneas más 
arriba señalamos en el sentido de que la transformación de lo que “natural” 
otrora fue, por el humano ha sido trasegado, mutado y reconfigurado de 
modo tal, que es, en primera instancia, manifestación, objeto de fin y uso, 
nos referimos al medio, o sea, a los otros hombres, al mundo material por 
estos creado y al mundo propiamente natural. 
 
Y señalamos manifestación pues, todo el constructo humano, es la 
proyección de su interior que encuentra eco en el exterior, en el cual toma 
forma, corpus y se incorpora al mundo humano y se funde con el natural, 
y en los cuales, y con tal arribo, se amplían las posibilidades, desde el 
interior del hombre, hacia el exterior de los hombres. Es para decirlo de 
otra manera, que “el contenido del espíritu se descubre solo en su 
manifestación; la forma ideal es reconocida solo en y por la totalidad de 
los signos sensibles de los cuales se sirve para expresarse” (Cassirer, 1971, 
p. 28). Y dichos signos sensibles dan corpus al ámbito de lo simbólico, de 
la representación, para finalizar en la materialización de aquello otrora 
simbolizado, representado. 
 
El tiempo de la espera se ha reducido y la cercanía lo está más que 
anteriormente. El mundo, definitivamente, no es el mismo y no lo será en 
lo sucesivo, y no lo será en la medida no solo en que de por sí es cambiante, 
sino que hay un factor que se suma a su ya cambiante devenir, y tal factor 
resulta ser una suerte de catalizador de tal devenir, y aquél es el ser 
humano. 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 5 
 
Transformando y produciendo, según sus propias directrices, modificando 
lo que de suyo es cambiante, el mundo; añade a este rápidamente un nuevo 
modelado, reconfigurándolo según su ser-necesario; según su ser-saber; 
según su ser-acción y finalmente; según su ser-sensible, es decir, según 
cierta inexorabilidad, cierto tipo de saber, cierto tipo de acción y 
finalmente,cierta sensibilidad. Nos referimos al ser-necesario, como a la 
imposibilidad de que el humano no genere tecnología; al ser-saber, en la 
medida en que la tecnología es un corpus de conocimiento con sus 
características propias; al ser-acción en tanto que la tecnología es un facio 
hominis; y finalmente, al ser sensible en la medida en que la tecnología 
posee una dimensión estética. 
 
Hemos moldeado, modificado a placer el mundo, en el sentido extenso de 
la palabra. No solo para protegernos o salvaguardarnos, sino que hemos 
impreso en esas transformaciones el carácter de lo eficiente y de lo 
ineficiente, pero también, el de lo placentero, del gusto, de lo agradable y 
de lo desagradable. El conseguir tal adaptar, tal transformar y que esto 
último resulte no solamente eficiente, sino también placentero, sea a la 
vista, al gusto o a cualquiera de nuestros sentidos, requiere de un saber, de 
un conocer, es decir de una relación, de una interacción entre el sujeto y el 
objeto. Relación desde la cual el sujeto, sustrae, aprehende las cualidades 
del objeto. 
 
Con ello, se aprende, se conoce sobre los objetos y el mundo, y en una 
segunda instancia, se entiende el quid de cada uno de aquéllos y del mundo, 
finalmente. Sapiente de lo anterior, el humano, da un giro a tal saber para 
ser este utilizado a fin de generarse las condiciones propiamente humanas, 
tales que, le permitan vivir humanamente. 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 6 
Óntica tecnológica 
o de la pregunta 
por el ser de la 
tecnología 
 
En un segundo momento, se ha iniciado un transformar, un producir, con 
miras a ya no solo a través de tales haceres el proveer las condiciones 
fundamentales de la vivencia, de la existencia orgánica, sino a ser 
propiamente ser humano, es decir, a proyectar, a materializar todo aquello 
que a través de la imaginación y la estructura simbólica sea posible llevar 
al cabo. 
 
Es lo anterior posible gracias a la tecnología, por lo que afirmamos, que no 
podemos no elegir a la tecnología como forma de vida, y en tal sentido es 
una condición necesaria para la especie humana –trataremos dicho carácter 
necesario en una posterior publicación. Pero en un sentido estricto, ¿qué es 
la tecnología?, ¿qué es lo tecnológico?, ¿cuáles son las características 
presentes en aquello que calificamos como tecnológico? 
 
Procuremos pues, elucidar algunas respuestas a tales cuestionamientos. 
Haremos lo anterior, a partir del desmenuzar la noción de tecnología en 
diversas dimensiones, tantas como nuestro análisis filosófico nos lo 
permita. 
 
Notamos en primera instancia, cuatro dimensiones fundamentales sobre la 
tecnología, a saber, una dimensión óntica, una epistémica, otra ética2 y una 
más de carácter estético. 
 
Dícese ente de lo que es, o para decirlo con Heidegger, “ente es todo 
aquello de lo que hablamos, lo que mentamos, aquello con respecto a lo 
cual nos comportamos de esta o aquella manera; ente es también lo que 
nosotros mismos somos, y el modo como lo somos” (Heidegger, 2002, p. 
30) Y vaya que la tecnología es algo de lo que ahora hablamos, mentamos 
y nos comportamos con respecto a ella, nos insta a cierta acción-reacción, 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 7 
 
es, existe; empero todo lo que existe es ente, sea abstracto o concreto, y 
aún así cada ente es uno y particular, aunque compartiendo la categoría de 
lo ente, entonces ¿de qué manera es posible diferenciar toda la diversidad 
de entes y no perdernos en una multiplicidad indiferenciada? 
 
Así pues, se considerará a la tecnología en lo sucesivo, como un ente, es 
decir, un “algo” sobre el cual es posible identificar una necesidad de 
reflexión pronta y profunda –asunto a tratarse en una posterior 
publicación– debido a que se encuentra de manera tan presente y actual, 
que el primer contacto a través de los sentidos, es decir hacia el exterior, 
alguno de ellos, u otros más en conjunto, tienen como percepción primera 
un objeto concreto de naturaleza tecnológica. 
 
Tales objetos, son tan variados y de tan diversa índole que primero nos 
cansaríamos antes que poder mentarlos a todos. Un hospital, una casa, un 
respirador, una transfusión, los auxilios en el proceso mismo del parto y 
una cantidad de más ejemplos, podrían poner de manifiesto aquello que 
hemos señalado en las líneas anteriores. Por ello es que se considera 
pertinente la pregunta sobre el ¿qué es la tecnología? 
 
Si otrora se estuvo en Occidente sumergido en un “mundo religioso” y los 
temas de fondo filosóficos tuvieron que ver con tal temática, por qué no, 
tendría que ser objeto de intensa reflexión la cuestión tecnológica, aún más 
debido a que la misma no se nos presenta de fondo siquiera como 
explicación del mundo en sus dimensiones todas, sino más bien, como una 
pragmática ineludible. Errónea determinación sería el que se aleje el asunto 
como objeto de discusión si es que a través de la tecnología es que se han 
gestado nuevas formas de nacer, de “entrar” en la vida, en el asunto del 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 8 
 
ser-siendo-en-el-mundo-tangible, y con ello, con la consecuente diversidad 
de posibilidades de lo concreto. 
 
Mas menester es el considerar que a la vez que las extensiones de “el 
nacimiento, lo nacido” han encontrado nuevas formas de proyección, de 
hacer acto de presencia; también se han multiplicado las formas de morir, 
“la muerte, lo muerto”. 
 
Se han diversificado las posibilidades de hacerse presente; vida y muerte 
se hacen presentes de nuevas formas a través de la tecnología. V. gr., la 
inseminación “artificial” está presente en el sentido de las “nuevas formas 
posibles de nacer”, por el contrario, la ruptura de un arnés, el derrumbe de 
un edificio, o el fallido despegue de un cohete, lo están como las “nuevas 
formas posibles de morir”. 
 
Pero el preguntar por la tecnología, y la posible respuesta, trasciende lo 
señalado anteriormente, y para responder a nuestra pregunta, habrá que 
considerarla como un algo que posee características que la delimitan y con 
ello, por consecuencia, nos es posible diferenciar y definir del resto de los 
entes. 
 
Su carácter óntico pues, se cuestionará a partir del qué es la tecnología y 
en ese afán de consecución es que trataremos de esbozar una óntica 
tecnológica que nos clarifique el quid de esta, sus alcances, posibilidades 
y limitantes, o hasta qué punto, el humano a través de esta, encuentra su 
verdadera potencialidad y con ello, su extensión vivencial plena. 
 
Antes de procurar definir, tendremos que hacer un esfuerzo reflexivo en 
pos de ir tras aquello que por esencia tiene este ente nominado tecnología, 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 9 
 
además de esas características que le otorgan la diferencia específica, lo 
que nos permitirá establecer un punto de partida en la construcción de una 
noción sobre lo que la tecnología es, y a lo que a esta atañe. 
 
Los conceptos parece que los tenemos claros hasta que los cuestionamos 
de manera rigurosa. Lo que tenemos claro, es en sí una sucinta 
aproximación al concepto, alguna vaga idea de lo que este conceptualiza. 
 
Así, si es que nos cuestionamos ¿qué es la tecnología?, no sabemos lo que 
esta es, empero, nuestro pensamiento se orienta hacia una serie de nociones 
que tienen qué ver con esta y se establecen ciertas relaciones entre las 
primeras, que, en su conjunto, nos permiten aproximarnosa una respuesta 
válida para la pregunta ¿qué es la tecnología? 
 
Iniciemos pues, con la revisión de algunas nociones de tecnología, tal que 
su profundo análisis, nos permita llegar a una idea clara de lo que habremos 
de entender por ella. 
 
En su libro Tecnología autónoma Langdon Winner apunta que: 
 
[La tecnología] en la actualidad, es ampliamente usada en el 
lenguaje académico y en el común para referirse a un conjunto 
increíblemente variado de fenómenos; herramientas, instrumentos, 
máquinas, organizaciones, métodos, técnicas, sistemas y la totalidad 
de todas estas cosas y otras similares en nuestra experiencia 
(Winner, 1979, p. 19). 
 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 10 
 
Si bien es cierto que no es el mismo Winner quien nos expone su propia 
noción de tecnología, sino que solo nos dice que en la actualidad es 
ampliamente usada en el lenguaje académico y en el común, podemos 
observar que esta aproximación a la noción de tecnología resulta 
sumamente común, es decir, es a lo que se suele apelar como respuesta 
cuando se cuestiona sobre el qué es la tecnología. 
 
Tiene sentido dicha respuesta en la medida en que sí nos señala cuáles 
serían los derivados de la tecnología, o en otras palabras, su frutos, o 
evidencias, mas no nos dan cuenta de lo que es en sí la tecnología. Mas tal 
definición pierde su sentido cuando el concepto se lo nutre de otros de 
modo que se torna sumamente amplio para finalmente, pretender afirmar 
que todo es tecnología y por tanto lo definido pasa a ser todo y nada, y con 
ello, a la indefinición. 
 
No cuestionamos por alguna particularidad de la tecnología, sino lo 
hacemos en su sentido amplio, lo que en tanto que ente le compete, pero 
siempre procurando la delimitación adecuada de modo que no se convierta 
en un vertedero de nociones que terminen por decirnos nada sobre la 
tecnología. Buscamos el fundamento de esta y nos cuestionamos a la vez, 
cuál habrá de ser la tendencia de dicho fundamento. 
 
Si en un primer paso apelamos a la etimología del concepto tecnología, 
proviene este, de las nociones griegas de τέχνη3 “que no significa ni arte ni 
técnica sino «saber», disposición sapiente de la libre planificación y 
organización y el dominio sobre lo organizado” (Heidegger, 1997, p. 25) y 
λογος4 (razón o tratado) de lo que podríamos interpretar que la tecnología 
sería algo así como el discurso en relación al cómo hacer, y el hacer en dos 
sentidos, uno artístico y otro artesanal o técnico, pero en cuyas nociones 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 11 
 
finalmente, se encuentra la idea de transformación, de modificación del 
medio, del entorno, a través del seguimiento de cierta instrucción previa o 
planeación y sobre la organización de esto último. 
 
Pero por el momento, dejemos de lado las dos ideas de transformación a 
las cuales nos remite la noción de tecnología y volquémonos sobre lo que 
su etimología nos ha de implicar. 
 
A partir de lo anterior, τέχνη y λογος, tecnología, supondría dos 
dimensiones, una discursiva, o teórica, en tanto que λογος es la razón o un 
“decir algo sobre”; lo que estaría suministrando cierto “conocimiento 
sobre los objetos de acción (…)” (Bunge, 2004, p. 64) y en tal sentido 
desvelando el objeto mismo o al menos su posibilidad y con ello 
ampliando extendiendo el plano del ser, pues del no ser, del no existir se 
desentiende para ubicarse dentro de la existencia y con ello, nutrir la 
predicación del Ser; y la otra dimensión de orden práctico o de acción 
estaría presente, en la medida en que τέχνη es “creación y construcción, en 
tanto producción a partir de un saber” (Heidegger, 1997, p. 25) o sea que, 
es aquel hacer que (se) “produce a partir de un decir cómo” o bien, “porque 
se refiera a la acción misma” (Bunge, 2004, p. 64). Es decir, a esa acción 
que a lo largo de su desarrollo, siguiendo la guía de la tekne, estaría 
conduciendo a su ejecutor a transitar desde de la “ahora idea posible”, a 
la materialización de la misma en el ámbito del hecho a partir de la 
transformación y través de la producción, de modo que (…) lo traído-ahí-
delante de un modo artesanal5 [tecnológicamente] y artístico, por ejemplo 
la copa de plata, no tiene la eclosión del traer-ahí-delante en él mismo sino 
en otro ( )6, en el artesano [el tecnólogo] y el artista” (Heidegger, 
2007, p. 12). 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 12 
 
Es pues, que quien conduce tal despliegue de acciones, de secuencias, es 
el humano, hecho que ha efectuado desde que se considera como tal, por 
lo que podemos señalar que de lo anterior se desprende un fundamental 
antropológico, un primordial óntico del mismo. 
 
El ser humano por esencia, transforma a través de la producción, 
transforma el entorno y se transforma a sí mismo. Y es a partir de tal 
transformar y producir, que plasma, que proyecta desde el ámbito de lo 
interno lo concerniente a sus necesidades de ser viviente, de ser 
trascendente. 
“Humankind, since its inception, used tools and materials both to 
ensure its survival as well as to express freedom/self-realization. 
The essence of Homo faber is to control and manipulate nature to 
serve human ends (…)”. [La humanidad, desde su comienzo, ha 
utilizado tanto herramientas y materiales a fin de asegurar su 
supervivencia, así como para expresar su libertad y auto-realización. 
La esencia del Homo faber es el controlar y manipular a la naturaleza 
a fin de servir esta, a los fines humanos (…)]” (Lee, 2009, p. 13-4). 
 
Proyecta, además, en ese despliegue interno que a través de la producción 
se transforma en diversas manifestaciones de carácter creativo que 
complementan su relación con el medio y con los otros, aquello que 
denominamos arte. “Así, nos vemos llevados a la inevitable conclusión 
(…) de que todo lo que procede del hombre [la tecnología misma] no es 
sino la propia naturaleza [esencia] humana que se autodisemina y que de 
este modo alcanza su verdadera conciencia (…)” (Kapp, 2001, p. 129) 
 
De manera que lo más propio del ser humano sería, según Kapp a partir de 
la cita señalada en López et al. (2001), aquello que a través de la tecnología 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 13 
 
cobra materia, forma, llevando de aquí a allá ese modo de ser, que a través 
de su manifestación permitiría cobrar consciencia al humano, y en esta 
materialidad informada y manifiesta, reencontraría a cada instante la 
unidad material y espiritual de su propio ser. 
 
Es en tal sentido, que a través de la tecnología se proyecta hacia el exterior 
del hombre aquello que en un primer momento solo concibe en el interior, 
y que una vez materializado, es objeto de conocimiento ya no solo por su 
generador, sino por “los otros” y es en tal sentido en que la interioridad 
queda expuesta, mostrando así, las diversas facetas que componen la 
consciencia del hombre. 
 
Pero tomemos con cierta ligereza nuestro aserto, pues más delante 
expondremos los argumentos que permitirán conferir solidez a lo que por 
ahora solo planteamos como un esbozo. 
 
Por otra parte, resulta que la transformación, a la que nos referimos líneas 
arriba, es realizada en base a cierta instrucción, apoyada en cierto saber 
sobre el objeto en potencia que orienta la acción. Acción que, a su vez, 
enriquece a través de su desarrollo al logos mismo sobre el objeto y en una 
suerte de espiral, logos nutre de nueva cuenta a la tekney así 
sucesivamente. 
 
Una noción común respecto a la tecnología, es la de medio, la de “un 
entramado humano de utensilios –herramientas, máquinas, instrumentos, 
materiales, ciencias y personal– que hacen posible y sirven a la 
construcción de unos fines por parte del hombre” (Hood, 2004, p. 480). 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 14 
 
Fines que no estarían en la tecnología misma, según la noción señalada por 
Hood, quien, a su vez, expone tal idea a partir de las explicaciones 
aristotélicas, que serían las que realmente darían cuenta de la manera 
tradicional de concebir a la técnica. 
 
Sin embargo, nuestra tarea no se dirige hacia la búsqueda por el sentido y 
ser de la técnica, sino el de la tecnología, aunque para tal menester resulta 
necesario mencionar que la distinción semántica entre la una y la otra, 
representa un problema complejo y que parte, en gran medida, se deriva de 
la tradición en la cual se encuentre uno arraigado. 
 
“The term ‘technology’ is not well defined, in English even less 
precisely than in German. Commonly, ‘technology’ means the 
practice and the results of engineering as well as the scientific 
research on engineering”. [El término “tecnología” no está bien 
definido, y en inglés es aún menos preciso que en alemán. 
Comúnmente “tecnología” significa la práctica y los resultados de la 
ingeniería, así como, de la investigación científica en ingeniería] 
(Rophol, G. 1997, p. 67). 
 
Es así, como en la tradición alemana, y en palabras del mismo Rophol: “… 
we denote a knowledge as ‘technical’, when it applies to engineering 
practice, and as ‘technological’, when it applies to engineering science”. 
[Nosotros usamos la palabra “técnicas” para denotar el campo del trabajo 
ingenieril y sus productos] (Ropohl, 1997, p. 65). Por otro lado, el término 
“tecnología” será restringido a la ciencia de las técnicas, justo como Johann 
Beckmann (1777) hubo introducido el concepto” (Rophol, 1997, p. 67). 
 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 15 
 
En castellano el uso más común para referirse a lo que es objeto de nuestra 
investigación, resulta serlo el vocablo “tecnología”, empero, Ortega y 
Gasset usó (1933) la palabra “técnica”, para referirse a lo que nos, 
nombramos como “tecnología”, y ello, resulta claro comprenderlo del 
porqué lo hizo, si consideramos que la herencia intelectual por él recibida, 
fue en buena medida de naturaleza germana. 
 
Así, como lo comenta Armando Chiappe (2009, p.52) en la tradición 
alemana se habla de una y otra indistintamente, utilizando para ello el 
vocablo Technik, mientras que, en la tradición anglo-sajona, suele hacerse 
la distinción entre Technic (o Technique) y Technology. 
 
Por otra parte, y a fin de señalar algunas diferencias fundamentales que sí 
distinguimos efectivamente entre un concepto y otro, es que la técnica 
comporta “haceres” distintos a los que se implican en la tecnología, como, 
por ejemplo, la ejecución de una pieza musical al piano, que ha de requerir 
técnica por parte del ejecutor, no de tecnología, pero para hacer el piano sí 
que requerimos, en efecto, de tecnología, y el mismo piano, ha de ser una 
derivación tecnológica. 
 
Otro distingo fundamental que identificamos, es que la técnica en su corpus 
cognitivo no desvela aspecto alguno del mundo, el corpus cognitivo de la 
tecnología, sí, pero esto habremos de abordarlo en otro artículo. 
 
La técnica es un mero know-how, es “un conjunto de habilidades y 
conocimientos que sirven para resolver problemas prácticos” (Quintanilla, 
2001, p. 56) Aunque el problema práctico sea, por ejemplo, interpretar una 
pieza musical con algún instrumento. 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 16 
 
Por último, y debido a que nuestra investigación es sobre la Tecnología, y 
no sobre la técnica, hemos de indicar que la técnica es un hacer humano y 
que como señala Chiappe (2009, p. 52) “lo normal es que con el vocablo 
técnica se haga referencia al ámbito procedimental, mientras que con el de 
tecnología, por su componente logos (reflexión), se pone en conexión 
praxis y conocimiento (el marco intelectual)”. 
 
Mas retomando el parafraseo aristotélico que expone Hood, señala 
que la técnica no es, pues, una actividad que satisfaga en sí misma 
la naturaleza humana; más bien, es algo que el hombre hace solo con 
vistas a arreglárselas para conseguir una cosa. No es un fin en sí 
misma sino simplemente un medio para otro fin ulterior. En otros 
términos, la técnica es extrínseca a la naturaleza humana (Hood, 
2004, p. 480). 
 
Tales aseveraciones son sumamente cuestionables, pues un característico 
de la esencia de algo, es que esta acompaña al objeto del cual es esencia a 
lo largo de su existencia, y la realización de dicha esencia, constituye la 
función o fin más propio de lo que por esencia es. 
 
Si ha sido que el humano desde lo más remoto en el tiempo se identifica a 
sí mismo transformando y produciendo, ¿no es pues de suponer que eso es 
un fundamental, un principio constitutivo de lo esencialmente humano? No 
es posible para el ser humano sujetarse a la pasividad, tiene por naturaleza 
un impulso dinámico que se manifiesta a través del transformar y producir. 
 
Por otra parte, la actividad tecnológica ha suplantado el ámbito del medio 
para instaurarse ella misma como un fin, al grado que ha conseguido el ser 
humano, inclusive, mayor satisfacción a partir de esta que la que la misma 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 17 
 
naturaleza le ha podido otorgar. Finalmente, aquello que constituye la 
esencia de algo, no puede ser el medio del algo, sino su fin mismo. 
 
Por consiguiente, podemos afirmar que la tecnología no es un medio, sino 
un fin en sí misma. No cuestionamos por alguna particularidad de la 
tecnología, sino lo hacemos en su sentido más amplio, lo que en tanto que 
ente le compete. Buscamos el fundamento de esta y nos cuestionamos a la 
vez, cuál habrá de ser la tendencia de dicho fundamento, yendo así, tras la 
claridad que nos permita comprender lo que la tecnología es, podemos 
aproximarnos a través de lo que consideramos que no es. 
 
Analizando la postura tradicional o aristotélica, Hood nos señala que “la 
técnica es un dispositivo humano de utensilios con vistas a la consecución 
de unas metas humanas, metas que son extrínsecas a ese dispositivo y están 
determinadas por el orden inteligible del cosmos que, a su vez, se refleja 
en la estructura estable de la sociedad” (Hood, 2004, p. 485), ante lo que 
no podemos sino alegar que, primeramente, la tecnología no es un 
“dispositivo de utensilios”, aunque sí comprende a estos, empero no se 
reduce a ellos, comprende dimensiones allende a estos, por ejemplo, 
cuando hablamos de procesos e ideas mismas. 
 
En nuestra actualidad los “utensilios” o demás objetos, producto de la 
tecnología, son en muchos casos fin en sí mismos y no meros 
“salvoconductos” con miras a la consecución de determinadas metas. 
Piénsese a modo de ejemplo, en el Proyecto Manhattan, por citar solo un 
caso. 
 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 18 
 
Por otra parte, tales metas señaladas, no siempre resultan ser extrínsecas al 
“dispositivo de utensilios”, pues estos son utilizados en la producción de 
“otros utensilios”, y finalmente, el orden de dichasmetas humanas son 
tales, que se ven profundamente trastocadas por la tecnología, al grado tal, 
que históricamente visto está, que han provocado el rompimiento de la 
señalada “estructura estable de la sociedad”. 
 
Es de notar que la actualidad en la que vivimos, la tecnología –y todo lo 
que ella comporta– no puede ser asumida como un medio, dado que es 
posible encontrar su justificante en sí misma. “El desarrollo de la 
tecnología desde el siglo XIX ha llegado a ser tan grande que casi nada 
[por no decir nada] permanece ajeno a ella (…) Lo que es un medio en un 
contexto, se convierte en un fin en otro” (Hood, 2004, p. 485). 
 
La tecnología existe en razón de sí misma en la medida, en que se la 
considere como aquella dimensión humana que guarda en sí todo el 
impulso transformador y productor del ser humano; recordemos que este 
no cuenta con otra fuerza propia con tal poder de modificación del medio 
y que, en tal sentido, resulta ser una suerte de mediadora entre el hombre y 
la naturaleza, entre el mundo interno del primero y el exterior, con miras a 
proyectar sus fines en este último. 
 
“<Technology> is our primary interface with the other; it is that 
which lies between the individual and much of experience”. 
[<Tecnología> es nuestra interface primaria con el otro; esto es, lo 
que se ubica entre el individuo y el resto de la experiencia] (Murray, 
2007, p. 1). 
 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 19 
 
En ella se encuentran la primera y la última manifestación externa del 
hombre, el primer impulso volitivo de transformación y el último diseño 
de avanzada, de modo que hay un continuo en aquélla, y este es el de ser 
la apertura real a las posibilidades de lo humanamente viable. 
 
Por lo tanto, “frente a esta complejidad y dominio ya no tiene sentido 
mantener que la técnica [tecnología] es un simple instrumento neutral, que 
le sirve al hombre para bien o para mal” (Hood, 2004, p. 490). Es, por ende, 
necesario trascender la visión utilitarista, tradicionalista y estrecha de lo 
que la tecnología es y forjar una noción lo suficientemente amplia, de modo 
que nos dé cuenta de manera integral sobre el ser de la tecnología y cuán 
inmediata, cercana, esta se encuentra de lo humano. 
 
Ante lo anterior, apelamos a Heidegger, como puntal argumentativo, pues 
coincidimos con su idea sobre la tecnología y a partir de la misma, será 
seguramente, posible el ver con mayor claridad la noción que sobre la 
tecnología requerimos para su adecuada comprensión. 
 
Su tesis fundamental al respecto es: 
 
la idea de que la técnica es una parte de la estructura existencial del 
ser humano. El hombre no permanece en una relación externa con la 
técnica –es decir, esta no es algo aparte de su ser. La técnica se basa 
en el hombre–. Por lo tanto, la relación 
entre el hombre y la técnica puede ser entendida, y la estructura de 
la técnica fijada, solamente en relación con el ser del hombre (Hood, 
2004, p. 490). 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 20 
Exo-proyección 
 
Es decir, el ser humano no es él y la tecnología. No son dos concepciones 
ajenas, no son entidades que tengan participación óntica en un ámbito de 
exclusión, sino que la sola mención de lo humano, traería en sí de manera 
inherente la noción de la técnica, aunque esta, derive de aquel. 
 
Sería, en términos kantianos, y para verlo desde un punto de vista un tanto 
más abstracto, la emisión de un juicio analítico. Lo tecnológico está de 
suyo en lo humano. El predicado está de manera implícita al sustantivo. 
 
Pero, ¿cuáles son los espectros de lo tecnológico?, pues “ser es siempre el 
ser de un ente. El todo del ente, según sus diferentes sectores, puede 
convertirse en ámbito del descubrimiento y la delimitación de 
determinadas regiones esenciales” (Heidegger, 2002, p. 32). 
 
Es decir, baste con “desdoblar” desde el ejercicio analítico, todo aquello 
que se encuentra aparentemente contraído, y con ello, encontrar las reales 
extensiones, los límites fronterizos que limitan la extensión fundamental 
de aquello que nominamos Tecnología. Contracción ubicada en el interior 
del ser humano, pendiente por transitar desde el ámbito de lo oculto, al 
ámbito de la determinación del ser desde lo ente externo. 
 
Desde lo anteriormente discutido, entonces, surgen las siguientes 
cuestiones: ¿cuáles son en el caso de la tecnología las regiones esenciales, 
que nos permitirán dilucidar algo sobre la misma?, ¿cuáles son esas 
características propias de lo tecnológico? 
 
Para tal efecto, Heidegger afirma son cinco categorías ónticas: “útiles –
herramientas, instrumentos, aparatos, máquinas–, productos –bienes 
consumibles y no consumibles–, naturaleza –energías y materiales– 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 21 
 
teorías –el papel de la ciencia– e intersubjetividad –la organización social 
del trabajo–” (Hood, 2004, p. 494). 
 
A nuestro juicio, faltaría una categoría más, que nominamos 
exoproyección, es decir, la manifestación que transforma y produce, y que, 
con ello, plantea una nueva posibilidad sea ya concreta o abstracta al orden, 
al mundo simbólico de lo humano. 
 
Tomando en cuenta este último punto añadido, consideraríamos, son los 
aspectos fundamentales –en referencia a la tecnología– a través de los 
cuales es que el ser de la existencia humana se desenvuelve a través de la 
creación tecnológica, o dicho en otra palabras, en toda creación de tal 
naturaleza es posible identificar como elementos en común, lo que los hace 
esenciales, los anteriormente señalados y es a través de ellos y solo ellos, 
que la existencia humana proyecta su ser fundamental en el hacer, en el 
moldear, y en instancia prima, en el idear. 
 
A medida que la interacción entre el hombre y la técnica crece en 
complejidad, actualizando con ello la dimensión ontológica del hombre, 
nuestra experiencia cotidiana recibe un carácter cada vez más definido. La 
tecnología, entonces, es una estructura dinámica que desborda, complica e 
invade nuestra experiencia cotidiana (Hood, 2004, p. 494). 
 
Es efectivamente, que el ser fundamental en el hacer del hombre se 
complejiza a través de su devenir, lo que provoca que la interacción entre 
él y lo que hace, y con lo que dice sobre el cómo hacer, se diversifique en 
posibilidades cada vez más complejas, lo que genera que al contrario de lo 
que señala Hood, la experiencia cotidiana en vez de recibir un carácter 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 22 
 
más definido, sea sumamente compleja debido, precisamente, a la 
indefinición ante tanta posibilidad. 
 
Cabe señalar que las palabras de Hood pueden tomar el rumbo 
anteriormente señalado, o bien tal vez se quiera referir a tal definición en 
la medida en que con la actualización la dimensión óntica del hombre, 
aquello que solo estaba en potencia, lo estaba, por tanto, indefinido, y toda 
vez que ha pasado al acto, queda ahí, no oculto, definido en cierto aspecto. 
 
Por otra parte, la tecnología en tanto que provocación humana, es tan 
forzosamente dinámica, que, en efecto, invade nuestra experiencia 
cotidiana, pero habría que cuestionar en qué sentido es que complica la 
misma, pues bajo cierta óptica, acaece lo contrario. 
 
Además, lo que es definido, ¿por qué habría de complicar? Lo anterior se 
menciona a partir de que Hood, que al punto no se sabe si habla por él, o 
pretende a través de él hacer hablara Heidegger, señala líneas arriba que 
nuestra experiencia cotidiana recibe un carácter cada vez más definido toda 
vez que se actualiza la dimensión óntica del hombre, empero, explica 
enseguida, que la tecnología complica e invade nuestra experiencia 
cotidiana, entonces la pregunta es: ¿se complica o no nuestra experiencia 
cotidiana? 
 
Lo que es definido, no tiene porqué complicar, pues precisamente lo que 
complica es aquello que se muestra turbio, enmarañado, sin una acotación 
o simplicidad en sí. Lo definido lleva en sí la seguridad, la certeza de lo 
que es, por lo que no deja lugar a la complicación, o al menos, no debería 
ocurrir así. 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 23 
 
Considerando tales categorías como fundamentales ónticos de la 
tecnología, podemos observar que el orden de todo lo humano se encuentra 
inserto en ellos, pues en efecto, el humano utiliza implementos que son 
útiles y a través de los cuales configura su manera de ser y de hacer; de ser 
y hacer aquello que habrá de consumir a partir de la extracción o 
generación y manipulación de la energía y la naturaleza. 
 
Haciendo esto último a partir del saber que sobre ella posee desde las 
teorías científicas y tecnológicas y lo todo lo señalado anteriormente, solo 
es posible a partir de los sujetos que hacen, que trabajan en un marco de 
interacciones dadas en una estructura social establecida. Pero 
detengámonos a fin de analizar detenidamente las categorías mencionadas 
líneas arriba. 
 
El ámbito fundamental a través del cual se desarrolla la existencia del 
humano, es el de lo cotidiano. Su existencia se sucede en una constante 
confrontación ante sí, ante el medio y ante los otros, en la que el continuo 
es el día a día, caracterizado por “una gama indeterminada de interacciones 
con las cosas en un contexto, por un repertorio indefinidamente extenso de 
cosas que (sic) hacer y padecer en algún lugar, en algún momento y con 
algo” (Hood, 2004, p. 496); pues, dentro de este marco, que se realizan 
actividades ordinarias que eventualmente permiten el paso a las 
extraordinarias. 
 
Pero para retomar la idea de lo ordinario, es en este primer orden en el cual 
la categoría primera señalada por Heidegger en la cual se sitúan los 
artefactos útiles, “artefactos creados y empleados para la ejecución de 
propósitos humanos” (Hood, 2004, p. 496). 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 24 
 
Pero por más simple que parezca dicho ámbito de lo cotidiano y sus 
utensilios, estos son desde su concepción una manifiesta forma del ser, del 
ser del hombre y de su noción de mundo. Y es en el orden anteriormente 
mencionado en el que “el ser humano se topa con los útiles y emplea útiles 
en casi todas sus interacciones con el entorno, y tales interacciones siempre 
están mediadas por útiles” (Hood, 2004, p. 496). 
 
La relación consigo mismo, con los otros y con el medio (Naturaleza) está 
mediada a través de aquello que Heidegger llama “equipamiento” (Hood 
2004, p.496), que permite la continuidad humana en el orden de la 
pragmática. 
 
En el andar humano en el mundo, el encuentro con el ser o alguna de sus 
manifestaciones se extiende a través de los utensilios, los procesos y las 
ideas, así, “nuestro encuentro con un útil se expresa inicialmente bajo la 
forma de una intención de llevar a cabo alguna interacción definida con 
nuestro entorno [o con los otros], tal como está implícito en el uso de ese 
artefacto” (Hood, 2004, p. 498). 
 
Toda vez que un “útil”, es preconcebido se lo es para cumplir una finalidad, 
y es en esta medida en que aquél, es decir, el “útil”, está inexorablemente 
condicionado a modificar el medio en el cual se habrá de encontrar, sea ya 
de manera “trivial” o de manera relevante; el impacto en el medio 
provocado por una mesa o un perno metálico, no será el mismo que el 
provocado por la detonación de una bomba atómica o la construcción de 
una presa. 
 
Es en el sentido anterior, que dicha modificación del medio es generadora 
de contextos, de nuevos contextos, por llamarlos de alguna manera 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 25 
 
contextos tecnológicos y, porqué no, circunstancias tecnológicas, y en tal 
tenor parafrasear a Ortega y Gasset y decir yo soy yo y mis tecnologías. 
 
Es pues el “útil” un espectro de posibilidades, eso sí, siempre estas 
referidas a las posibilidades de lo humano, de aquel que puede decir de sí 
que es un ser-en-el-mundo, uno que puede decirse, un siendo ahí, que 
puede autonominarse como un-ser-para-la-muerte, o mejor aún, como un-
ser-para-la-tecnología. Un fin nunca lo es, si no es este consumado, 
materializado. 
 
La tecnología “hace posible objetivar y descargar los fines humanos, y 
expresar la intencionalidad de la experiencia cotidiana cristalizando el 
hecho de que el ser humano realiza una apuesta al mantenerse a sí mismo, 
y a su mundo desde la experiencia cotidiana, mediante las cosas” (Hood, 
2004, p. 498). 
 
Desde lo ente, la experiencia fundamental humana es con las cosas, natura, 
consigo y con los otros. La distinción entre dichas experiencias radica en 
que las cosas (no naturales) derivan de las pulsiones, valores, intereses y 
necesidades que en determinado momento son primordiales en la 
experiencia humana. Si nos adentramos en lo más profundo de la 
experiencia cotidiana podremos identificar una serie de cuasi innumerables 
objetos que no proceden de physis pero sí, de poiesis. Así: 
 
cualquier ocasionar para aquello que siempre pasa y avanza desde 
lo no-presente a estar-presente es 7, es un producir (Her.vor-
bringen). Todo reside en que pensemos el producir en toda su 
amplitud y, al mismo tiempo, en el sentido de los griegos. Un 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 26 
 
producir, , no es solo la fabricación artesanal [o 
tecnológica], no es el acto poético-artístico de llevar-a-modelos-y-a-
imágenes. También la 8, el salir-desde-sí (das von-sich-her-
Aufgehen) es un producir, es . La  es incluso  
en el más alto sentido. Pues el  que está presente tiene en sí 
mismo ( 9) la apertura del producir (por ejemplo, el abrirse 
de la flor en el florecer). Por el contrario, lo producido artesanal, 
[tecnológicamente], o artísticamente no tiene la apertura del 
producir en sí mismo, sino en otro (…), en el artesano, [el tecnólogo] 
o el artista (Heidegger, 1990, p. 134). 
 
Y es en este ámbito de cosas, en lo producido por el otro, en el cual se 
contextualiza toda vivencia humana, ninguna experiencia humana está 
exenta del contacto por lo hecho por otro ser humano. Aquí cabe señalar 
que ante la noción de la “técnica moderna”, Heidegger desentiende el 
concepto de  de esta, pues “el desvelamiento imperante en la 
técnica moderna es un provocar (Herausfordern)” (Heidegger, 1990, p. 
137) Mas tal provocar no es distante, metafísico; inherentemente conlleva 
un transformar, un producir. La exigencia por la energía tiene, dínamos, 
ductos y canales bien definidos, desde los cuales, se suministra el enérgico 
necesario que permite el desdoblamiento de la vida, pero desde los cuales, 
el mismo ser se manifiesta. 
 
Dicho lo anterior, y retomando el hilo de la discusión, y ante nuestra actual 
circunstancia, ante nuestra más prístina vivencia, cómo no podríamos 
cuestionar si no es que, en un atrevimiento de nuestra parte, preguntar si es 
acaso que, ¿no es el humanoun ser-para-la-tecnología? Y cómo no 
cuestionar lo anterior si al momento en que se redactan estas líneas, no 
solamente son los dedos lo que lo hace posible, sino una serie de elementos 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 27 
 
tan disímiles entre sí que resulta complejo no encontrar en la convergencia 
de todos ellos una finalidad. Pues, ¿qué tendría qué ver el coltán10 
congoleño con la corriente eléctrica o las fallas estructurales por corte? 
Aparentemente nada, empero, tiene que ver todo en la conformación de un 
contexto que ante nuestra actualidad trasciende lo particular y se torna 
generalizado. 
 
Finalmente, y en términos allende los particulares, nos encontramos cada 
uno de nosotros insertos en espacios diseñados, construcciones de acero o 
concreto, o de ambas, que han sido preconcebidas y sujetas a diversos 
análisis a fin de que sean estas seguras. 
 
Y es dentro de tales espacios, en los que utilizamos los equipos de 
cómputo, que conectamos a la red eléctrica que se despliega por las 
entrañas de la construcción, como si fuera una suerte de sistema 
circulatorio que lleva la energía a donde esta es requerida. Dicha corriente 
eléctrica es la que proporciona el “alimento” a nuestros equipos 
electrónicos, que en su interior muchos de ellos, llevan capacitores 
elaborados a base de coltán. 
 
Convergen pues, la multiplicidad de posibilidades en un concreto a partir 
del cual, se generan, se crean contextos vitales, experiencias de vida y con 
ello, de entender y enfrentar el mundo. ¿No es pues la tecnología un bloque 
constitutivo fundamental del muro en la construcción del ser? 
 
La conformación del ser no es un asunto de carácter estrictamente personal 
o particular, sino que resulta ser el reducto convergente de una diversidad 
de circunstancias a través de las cuales el que se dice “yo”, se experimenta 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 28 
 
a sí mismo. En esta experiencia están presentes inevitablemente los 
“útiles”, los procesos y las ideas; preconcebidos, diseñados y finalmente 
materializados para ser recibidos y utilizados en un sentido u otro. 
 
Mediante el proceso de crear útiles para tratar con los entes, el 
hombre se experimenta a sí mismo como el creador de su actividad 
permanente, pero también como aquel que es receptor; se descubre, 
pues, a sí mismo como condicionado y como condicionado mientras 
se mueve entre los entes de su experiencia cotidiana (Hood, 2004, p. 
501). 
 
Es por lo anterior que el sujeto inscrito dentro de este perímetro de 
cotidianeidad pierde de vista el contorno de lo extraordinario, y de la 
posibilidad de observarse, de rozar el ser a través de la no sola utilización, 
sino a través de la contemplación de los objetos en derredor suyo, con miras 
a la comprensión de estos, que, en última instancia, le pueden acercar a la 
comprensión de su ser-siendo, y con ello, de cierto fragmento de la 
realidad. 
 
Mas lo anterior ha de ir más allá, pues si bien es cierto que a través del uso 
de los “útiles” el humano penetra en su propia esfera, también es cierto que 
a través de estos “el hombre penetra en la naturaleza, descubre un ámbito 
no humano, y lo modifica de manera que pueda constituirse como un 
mundo humano” (Hood, 2004, p. 502). Dichos útiles no son otra cosa sino 
tecnologías, mediante las cuales el ser humano, además, escudriña, indaga 
lo que aquélla, es decir la naturaleza, no muestra por sí misma o en todo 
caso, resulta inalcanzable a las facultades físicas propias del ser humano. 
 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 29 
 
Téngase en cuenta, y a modo de ejemplo por antonomasia, las posibilidades 
alcanzadas a través del telescopio o del microscopio. Pero lo anterior no 
basta, existe también la exigencia de la manipulación, ¿y qué otra cosa no 
es lo que manipula el ser humano, otrosí de la materia, sino la energía? Es 
decir, la posibilidad del movimiento, del flujo. 
 
“La naturaleza no está solamente alrededor del hombre material, sino 
también frente a él como energía. La naturaleza ofrece una dirección para 
la ejecución de tareas; sugiere al hombre cómo podría hacer mejor uso de 
su entorno” (Hood, 2004, p. 502). Mas el entorno natural es cambiante y 
con ello las posibilidades diversas ante las cuales el humano, y 
específicamente el que transforma, el que produce, debe elegir. El qué lo 
lleva a elegir o el por qué, no es objeto de discusión de la presente 
investigación, de modo que únicamente asumamos que lo hace. 
 
¿En qué momento el hombre tendió un puente entre la naturaleza y la 
tecnología? O tal vez la pregunta tendría que plantearse en los términos 
siguientes: ¿en qué momento el ser humano se incorpora a la naturaleza y 
encuentra en esta algo que no es de suyo? O bien, ¿en qué momento se 
escinde este de aquélla y la contempla como algo a lo que si bien, 
perteneció, ahora le es infamiliar? 
 
Con certeza plena no lo podemos saber, pero lo que sí podemos afirmar en 
este ahora, es que hay un afuera saturado de, ya no solo naturaleza, sino de 
objetos y hechos de los cuales la naturaleza por sí sola, no puede o podría 
dar cuenta. “Desde el punto de vista físico o el ingeniero, la naturaleza es 
un conjunto calculable de fuerzas y nada más” (Hood, 2004, p. 504). 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 30 
 
Fuerzas que son solamente calculables y nominables por el hombre, y un 
tipo particular de hombre, el docto, el instruido, el que ha sido capacitado, 
entrenado para recibir y desarrollar cierto tipo de saber que guarda en su 
interior el de la posibilidad de transformar y producir. 
 
Es en este ámbito de lo humano en el cual está presente la intersubjetividad. 
En otras palabras, la capacidad de comunicación del conocimiento dentro 
de una comunidad científico-tecnológica o de otra naturaleza. Y es que 
resulta necesario hablar de otras comunidades y no solamente de las 
científico-tecnológicas, debido a que según Heidegger es posible distinguir 
dos tipos de personas, a saber: 
 
aquéllas que saben cómo usar los artefactos en sus respectivas 
totalidades contextuales. Una condición necesaria para que algo se 
convierta en útil es que alguien sepa para qué está hecho en una 
totalidad contextual dada; y, análogamente, una condición necesaria 
para que algo sea un producto es que alguien vaya a usarlo. 
Naturalmente, en muchas situaciones un individuo será 
simultáneamente usuario y consumidor (Hood, 2004, p. 506) 
 
Lo anterior nos lo señala Hood a partir de cierta noción heideggeriana, que 
eventualmente nos parece podemos encontrar en un autor posterior como 
lo es Langdon Winner, quien en su texto “La ballena y el reactor” (1987) 
nos dice no sin decepción: 
 
que heredamos de tiempos lejanos –a partir de un punto de vista 
convencional- [que] la relación humana con los objetos técnicos es 
demasiado obvia para merecer una reflexión seria. (…) La gama de 
posibles intereses [en que es dividida] acerca de la tecnología en dos 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 31 
 
categorías básicas: hacer y utilizar. En la primera la atención se 
centra en “cómo funcionan las cosas” y en “hacer que las cosas 
funcionen”. Tenemos la tendencia de pensar que esta es una 
atracción para ciertas personas en determinadas ocupaciones, pero 
para nadie más. “¿Cómo funcionanlas cosas?” es el terreno de los 
inventores, los técnicos, los ingenieros, los mecánicos de 
reparaciones, etc., quienes preparan instrumentos artificiales para la 
actividad humana y los mantienen en buen funcionamiento. Se 
piensa que aquellos que no están directamente involucrados con 
ninguna de las esferas del “hacer” tienen poco interés o necesidad 
de conocer los materiales, los principios o los procedimientos que 
incluyen dichas esferas (Winner, 1997, p. 21). 
 
Es en simples y llanas palabras, quién hace y quién usa. El que proyecta, 
el que hace, transforma y en resultado obtiene cierta modificación de su 
entorno, no solamente físico, sino circunstancial. 
 
Es clara la distinción que existe entre quien hace y entre quien “hace uso”, 
entre quien de la poiesis se vuelca con fines de posibilidad de extensión del 
ser, en tanto que nueva manifestación del mismo, en un principio eidético, 
y finalmente materializado, que se traduce en la posibilidad y en la 
extensión tangible del predicado del ser. 
 
Se piensa con antelación la posibilidad, a partir de un referente simbólico, 
y se avizoran a priori los diversos escenarios de dicha posibilidad. Es decir, 
de lo uno en ahí, y de un predecesor que lo hubiera concebido y llevado de 
la idea al carácter de la tangibilidad. Es con esto último que lo asequible, 
lo que tiene la tangibilidad como potencia, se nos muestra en una tarea de 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 32 
 
transformación, de producción y de la experiencia de lo sensible, en un 
marco de signos, y en la experiencia de lo intelectivo, en un universo 
simbólico, y con esto es que “la adquisición del signo en el 
desenvolvimiento inmanente del espíritu constituye en verdad un primer y 
necesario paso para la conquista del conocimiento esencial objetivo” 
(Cassirer, 1971, p. 31). 
 
Así, con la adquisición de dicho conocimiento, es que la realidad humana 
morfa, “crece” en términos de sus posibilidades y con ello, las extensiones 
del ser en abstracto, y del ser en lo concreto. 
 
Así, los objetos, las ideas y los procesos están ahí, mostrando su ser, sea ya 
en potencia, sea ya en acto, y con ello, el ser de otro y de los otros, y en un 
mutismo, pasando por alto la indiferencia a la que estos últimos hubieron 
hecho caso omiso. 
 
“Trabajar con otros hace asequible el entorno ayudando a establecer en él 
la matriz de totalidades contextuales” (Hood, 2004, p. 507). Conocemos en 
prima instancia gracias a los demás, en la medida en que somos 
“sumergidos” en las aguas del mar simbólico, en la medida en que 
aprendemos a nadar en ellas y al salir de estas, ir en búsqueda de nuevas 
aguas que amplíen nuestro bagaje cognitivo, es que identificamos y 
ampliamos los contextos humanos. 
 
Podemos concretar el punto último de las categorías ónticas que Heidegger 
finca como primordiales sobre el pensar la tecnología con lo señalado en 
la cita anterior, y en general decir sobre las cinco, más la exo-proyección, 
que, como tales: 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 33 
 
son elementos de la estructura existencial del ser humano; y, en tanto 
que concretados y percibidos como realidades objetivas, se 
encuentran también fundados en su ser. Es en el contexto de tales 
condiciones trascendentales, más que como objetos de una teoría 
aristotélica, como pueden establecerse los límites de la técnica 
(Hood, 2004, p. 508). 
 
En otras palabras, lo tecnológico no es solo un fútil medio, allende eso, 
resulta ser lo más próximo a lo humano como fin en tanto que está en él 
mismo, como especie, y no en la physis. Mas para que se desentienda del 
ámbito del “no estar”, del no ser, es necesario que se dé la “liberación 
ontológica [que] es previa a la óntica porque un útil debe existir antes de 
que pueda ser el útil que es” (Hood, 2004, p. 508). Dicha liberación 
ontológica se gesta, en un primer momento, en el interior de la 
imaginación, para posteriormente arribar al ámbito de lo óntico toda vez 
que cobra su carácter de estar ahí, y con ello, de útil, sea ya en objeto, en 
proceso o idea. 
 
Así, “liberando útiles el hombre libera igualmente, productos, naturaleza, 
teoría y organizaciones de personas” (Hood, 2004, p. 509). Es, así pues, en 
este liberar que cada ente entra en interacción con los otros entes de las 
diversas esferas señaladas, conformando el total, el conjunto omnipresente 
que llamamos realidad, en la que todo lo liberado tiene su ser ahí y en la 
que el ser humano se proyecta y multiplica el ser, de lo que: 
 
se sigue que el significado ontológico de la técnica no es el que haga 
posible la satisfacción de las necesidades humanas a través del 
conjunto de medios más eficiente, o que algo instrumental en el 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 34 
 
sentido más amplio de la palabra –ambas verdades son triviales y 
expresan solamente el lado inauténtico del hombre–, sino el que 
refleja el cuidado del hombre, el hacerse cargo de, que el hombre 
tiene por el Ser de todos los entes; representa una forma mediante la 
cual el hombre expresa su receptividad, y no exclusivamente su 
domino, hacia las cosas en la totalidad del mundo (Hood, 2004, p. 
511). 
 
Una vez leído lo anterior, volvemos a nuestra pregunta inicial, fundamental 
y es esta el preguntar por la tecnología, a saber, ¿qué es la tecnología?, ¿ha 
sido posible a través de nuestra perorata dilucidar al menos un esbozo de 
lo que la tecnología es? 
 
No pretendo a través del cuestionamiento anterior otorgar una respuesta 
definitiva, ni mucho menos, sino que se extiende el cuestionamiento con el 
fin de no extraviarnos sobre lo que por discusión se lleva, y la discusión es 
sobre ¿qué es la tecnología? 
 
Y al hacernos esta pregunta cuestionamos el sentido ontológico de ella, es 
decir, por el ser del ente llamado tecnología, y extendemos la pregunta 
sobre si el acaso es posible la antinomia, es decir, si cabe la posibilidad del 
ser humano que no deje algo de sí, que no se plasme a través de ése, su 
hacer, su transformar y producir. 
 
¿Puede permanecer inerte, inmóvil?, ¿estéril, en tanto que especie, y en 
tanto que no pretenda transformar y producir?, ¿puede ser neutral ante su 
hacer, neutral ante su proceder? 
 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 35 
 
Ahora el hombre, como Heidegger lo contempla, está implicado en 
las interacciones con los útiles de una manera que refleja su propio 
cuidado por ir más allá de cualquier naturaleza específica fijada que 
pudiera tener y de la situación particular en la que ahora pudiera 
encontrarse. Las interacciones del hombre con los artefactos pueden 
verse ahora como reflejo de su capacidad para estar abierto a lo que 
yace más allá de sí mismo y para trascender su propia naturaleza 
(Hood, 2004, p. 512). 
 
La respuesta al planteamiento último, nos la ofrece Heidegger en palabras 
de Hood, y esta es que no, no puede ser neutral el ser humano en su 
transformar, en su producir, en su tecnología. “The ‘technology’ we are 
discussing is not, and cannot be, morally ‘neutral’”. [La ‘tecnología’ que 
estamos discutiendo no es, y no puede ser, moralmente ‘neutral’] (Black, 
1976, p.187). La misma interacción con los útiles, refleja su propio 
cuidado. 
 
Ahora bien, se señala que “Las interacciones del hombre con los artefactos 
pueden verse ahora como reflejo de su capacidad para estar abierto lo que 
yace más allá de sí mismo y paratrascender su propia naturaleza”. 
 
Pero, ¿si es el caso que la naturaleza propia del humano es la de un ser 
tecnológico, en qué medida es que dicha interacción con los artefactos 
permitiríale trascender su “naturaleza”; no más bien estaría en el camino 
de su propia teleología y con ello, cumpliendo a cabalidad su ser en tanto 
que “ser para”? 
 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 36 
 
“Los cinco sentidos, la movilidad física, la fuerza y la capacidad de acción 
del hombre han aumentado y, desde ciertos puntos de vista, han mejorado 
gracias a ella [la tecnología]” (Winner, 1979, p. 179). Aquí la pregunta que 
consideramos necesaria es, ¿acaso podría haber sido de otro modo? 
 
Es decir, ¿pudo el ser humano no haber desarrollado todo esto que ha 
permitido inyectar mayor celeridad a nuestro desplazar, mayor fuerza a la 
propia de nuestra vitalidad y en pocas palabras llevar nuestras acciones 
allende las fronteras a las que nos encontramos circunscritas en términos 
de naturaleza biológica? 
 
Desde este punto de vista la técnica es importante, por permitirnos 
hacer cosas que antes nos hubieran sido imposibles. Quizá es más 
exacto decir que permite a los individuos ser algo, una forma de ser 
que antes era desconocida sobre la tierra. Una consecuencia de la 
extensión es que, de un modo nunca visto con anterioridad, no es 
precisa la presencia física de una persona para que se produzca una 
acción. Todas las variedades de control, expresión pensamiento, 
movimiento y producción de acontecimientos pueden realizarse por 
medios lejanos que cuentan con líneas de gran longitud. Los 
individuos pueden ahorrarse «estar presentes», gracias a una serie de 
inventos más o menos complejos. La lejanía es, por consiguiente, 
una consecuencia de la extensión (Winner, 1979, p. 179). 
 
Al parecer es de toda necesidad, entendida esta en términos aristotélicos, 
como aquello que no puede ser de otra manera, que inexorablemente 
estamos como especie proyectados hacia el devenir tecnológico, asociando 
nuevas posibilidades de acción, a nuevas formas tecnológicas: 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 37 
 
Conclusiones 
 
incluso pueden clasificarse las técnicas según cuál sea la capacidad 
humana en la que influyen y de qué modo lo hacen. Los medios de 
transporte aumentan nuestra capacidad de movimiento en el espacio 
geográfico. Los medios de comunicación extienden nuestras 
posibilidades de ver, ori, hablar y expresarnos a grandes distancias 
(Winner, 1979, p. 179). 
 
Pensar, es un camino, señaló Martin Heidegger. Un camino que una vez 
iniciado, no finaliza sino y con aquello que él mismo apuntó de una manera 
tan contundente que no cabe la dubitación: el hombre, es un ser-para-la-
muerte. Y en la muerte, con tal morir, finalizan las posibilidades todas del 
hombre, pero se abre una más, es esta, la de la trascendencia. Pero mientras 
vive, hace; transforma y produce, esto, en tanto que especie. 
 
El trabajo que se ha presentado ha sido el reflejo de un pensar iniciado, de 
un recorrido comenzado, de un camino que se ha empezado a transitar y 
que, a través del mismo, se ha procurado clarificar el quid de aquello que, 
como especie humana, hemos hecho a lo largo de ya tantas centurias, a 
saber, el cultivo tecnológico, el transformar y producir. ¿Qué es?, o para 
decirlo de otra manera, ¿qué es la Tecnología? 
 
Es la pregunta prístina que se ha planteado a lo largo del presente estudio, 
y que ha sido respondida de manera parcial, y por ende no saldada, desde 
una perspectiva filosófica, procurando la mayor claridad posible en la 
misma, aunque si bien, como todas las respuestas filosóficas, no guarda en 
sus palabras la imposibilidad de verse superada. Sí ofrece, a nuestro juicio, 
un punto de continuidad radical sobre la respuesta dada a la pregunta por 
la tecnología, hasta hoy día planteada. 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 38 
 
El responder filosóficamente una cuestión, no es únicamente despliegue de 
erudito bagaje, sino el producto, el resultado de una madurez, que, como 
la vid desde que es sembrada, y hasta que ofrece la primera cosecha viable 
para elaborar el buen vino, requiere de tiempo. Tiempo en el que se analiza 
y se sintetiza lo analizado para volver esto un proceso iterativo; dialéctica 
del análisis y la síntesis, añadiendo a modo de complemento, el 
conocimiento pertinente y disponible al momento de realizar la 
investigación. 
 
Hacer un esfuerzo genuino por ofrecer una respuesta integral y coherente, 
mas no acabada, a la no sencilla pregunta de ¿qué es la tecnología? 
representa en la actualidad un imperativo, un hacer que no se puede 
postergar más, debido a las repercusiones que el ejercicio tecnológico ha 
tenido, tiene, y habrá de tener, sobre la especie y el lugar que la especie 
ocupa en la existencia, es decir, el mundo. 
 
Es la dimensión del ser en la que se proyecta su ansia de plenitud 
existencial; la que concreta sus aspiraciones máximas y en la que su interior 
exterioriza su álgida experiencia vital, que es, no la creación ex nihilo, pero 
sí, la creación de su propio mundo, del que se siente orgulloso, del que se 
vanagloria tras colocar la última piedra, la dimensión de su 
autoconstrucción y de su proyección óntica, a partir del transformar y 
producir. Provocando con ello, un cambio, una transformación del 
antropocosmos, que redirecciona a este y es así, que, por ejemplo, “una 
tecnología puede cambiar la propia forma en la que la comunicación 
lingüística puede tener lugar, y así, producir un cambio en el propio mundo 
de la vida” (Ihde, 2009, p. 156).11 
 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 39 
 
Es, por tanto, un rasgo fundamental del ser humano la transformación, 
esencial en tanto que humano y en vida, como especie, su desde-el-ser-
para-transformar-y-producir. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 40 
Referencias 
 
 
Black, M. (1976). Are there any Philosophically Interesting Questions in 
Technology? PSA: Proceedings of the Biennial Meeting of the 
Philosophy of Science Association. Symposia and Invited Papers, 
pp. 185-193. The University of Chicago Press. Recuperado de: 
http://www.jstor.org/stable/192381 
Bunge, M. (2004). Acción. En Mitcham, Carl & Mackey Robert (Eds.), 
Filosofía y tecnología, (pp. 63-92). Madrid: Ediciones Encuentro. 
Cassirer, E. (1971). Filosofía de las formas simbólicas [Volumen 1]. 
México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. 
Chiappe, A. (2009). La posibilidad de un Puente sobre problemas actuales 
de la filosofía de la tecnología. Utopía y praxis latinoamericana, 46, 
pp. 51-69. 
González, J. (coord.). (2008). Perspectivas de bioética. México, D.F.: 
UNAM, Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Fondo de 
Cultura Económica. 
Heidegger, M. (1990). La pregunta por la técnica. En Anales del Seminario 
de Metafísica, 24, pp. 129-162. Madrid: Ed. Universidad 
Complutense. 
Heidegger, M. (1994). Conferencias y artículos. La cosa. Barcelona: 
Ediciones del Serbal. 
Heidegger, M. (1997). Introducción a la Metafísica. Barcelona: Editorial 
Gedisa. 
Heidegger, M. (2007). La pregunta por la técnica (y otros textos). 
Barcelona: Ediciones Folio, S.A. 
Hood, W. (2004). El problema de la técnica: elenfoque aristotélico versus 
el heideggeriano. En Mitcham, Carl & Mackey Robert (Eds.). 
Filosofía y tecnología, (pp. 479-512). Madrid: Ediciones Encuentro. 
Kapp, E. (2001). Líneas fundamentales de una filosofía de la técnica. En 
López, C. José A. et al. (Eds.). Filosofía de la tecnología, (pp.125-
133). Madrid: O.E.I. 
 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 41 
 
Lee, K. (2009). Homo faber: the Unity of the History and Philosophy of 
Technology. En Berg Olsen, Jan Kyrre, Selinger, Evan & Riis, 
Soren. New Waves in Philosophy of Technology. (pp. 13-39). 
London: Pagrave Macmillan. 
Mitcham, C. & Mackey, R. (Eds.). (2004). Filosofía y tecnología. Madrid: 
Ediciones Encuentro. 
Murata, J. (2006). From Challenger to Columbia: What lessons can we 
learn from the report of the Columbia accident investigation board 
for engineering ethics? Techné: Research in Philosophy and 
Technology, 10 (1), pp. 35-52. 
Murray, C. (2007). The Project of Technology. Tesis de Doctorado en 
Estudios Humanísticos con Especialidad en Ciencia y Cultura, no 
publicada. Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales, 
Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. 
Ropohl, G. (1997). Knowledge Types in Technology. International 
Journal of Technology and Design Education, 7, pp. 65-72. 
Recuperado de: 
http://course.zjnu.cn/kcjx/uploadfile/20081127194457977.pdf 
Winner, L. (1979). Tecnología autónoma. Barcelona: Editorial Gustavo 
Gili, S.A. 
Winner, L. (1987). La ballena y el reactor. Barcelona: Editorial Gedisa 
S.A. 
 
 
 
 
 
 
 Julio E. Rubio y Rodrigo Esparza 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 42 
Notas 
 
1. Por esencial nos remitimos aquí a la noción aristotélica de esencia, 
es decir, aquello que hace que la cosa sea lo que es y no otra cosa. 
2. La tecnología en la medida en que posee una dimensión del hacer 
del hombre, es susceptible de valoraciones de carácter ético. A 
pesar de que el objetivo de la presente investigación no transita por 
tales caminos, un estudio de caso relevante al respecto, puede 
ayudar a clarificar el por dónde se encamina la discusión en 
relación a la ética y tecnología. Sugerimos al lector revisar: 
Murata, Junichi. (2006). From Challenger to Columbia: What 
lessons can we learn from the report of the Columbia accident 
investigation board for engineering ethics? Techné: Research in 
Philosophy and Technology. 10, (1), pp. 35-52. En donde las 
cuestiones de seguridad dejan claro el artículo, pasaron a segundo 
término, ante la premura de los administradores de la NASA por 
el cumplimiento de las misiones. Por otra parte, y ante los 
desarrollos más recientes en materia de genética y en general, de 
la manipulación de la vida, en el amplio espectro que esta implica, 
la bioética ha venido a posicionarse como una disciplina joven y 
en amplio desarrollo por las implicaciones inherentes a dicha 
manipulación. Por lo anterior se considera que el conocimiento, 
aunque sea de los problemas generales que se plantean en la 
Bioética, deben ser objeto de estudio del filósofo de la tecnología. 
Un excelente marco introductorio se lo puede encontrar en: 
González Valenzuela, Juliana. (coord.) (2008). Perspectivas de 
bioética. México, D.F.: UNAM, Comisión Nacional de los 
Derechos Humanos y Fondo de Cultura Económica. 
3. Léase tekne. 
4. Léase logos. 
5. Entiéndase lo artesanal como una extensión de lo tecnológico en 
la medida en que son el resultado de un hacer del hombre, y no una 
eyección desde sí en la naturaleza. 
6. Léase en alloo. 
7. Léase poiesis. 
8. Léase physis. 
9. Léase en eautoo. 
 ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía… 
 
 Vol. 6 (1), 2016 / ISSN: 2215 – 3934 43 
 
10. El coltán es un mineral óxido, cuyo nombre resulta de la 
abreviatura de columbita y tantalita. Es utilizado para la 
construcción de capacitadores, que son componentes 
fundamentales de los teléfonos móviles y otros artificios 
electrónicos. Se estima que el 80 % de las reservas mundiales de 
coltán se encuentran en República Democrática del Congo. 
Recuperado de: http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/1468772.stm 
11. Para profundizar un poco más en el planteamiento fenomenológico 
de la tecnología, revísese: Ihde, Don. (2005). A Phenomenology 
of Technics. En Scharff, Robert C. & Dusek, Val (Eds.), 
Philosophy of Technology. The Technological Condition. An 
Anthology. (pp. 507-529). Oxford: Blackwell Publishing Ltd. 
 
 
 
 
Recibido: 23-octubre-2015 
Aceptado: 20-febrero-2016 
 
 
 
 
Todos los derechos reservados. Universidad de Costa Rica. Esta revista 
se encuentra licenciada con Creative Commons Reconocimiento-
NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Costa Rica. (CC BY-NC-SA 3.0 CR) 
 
Correo electrónico: humanidades@ucr.ac.cr 
Sitio web: http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/humanidades

Continuar navegando