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FormacindelahigieneescolarenAntioquiaunageografapatolgicadelainfancia1930-1933

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Dirección Departamental De Higiene
Servicio Médico Escolar
Formación de la higiene escolar en Antioquia, una geografía patológica de la infancia (1930-1933)
Andrew Steven Herrera
Sebastián Olarte Roldán
Perlina Mena Romaña
Jhon Hander González Isaza
Julián Esteban Porras Giraldo
“He hecho lo posible por desarrollar una labor eficaz en las escuelas, sobre todo en lo que se refiere a tratamiento de los niños enfermos, que lo son casi todos en este sector, como puede verlo por el informe, vacunación de la mayor parte, e inspección de los locales.” [footnoteRef:1] [1: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 113.] 
PALABRAS CLAVE:
Salud pública, enfermedades, Dirección Departamental De Higiene, políticas públicas, campañas, municipios, educación, aseo personal, higiene, escuelas.
A lo largo del semestre en curso, nos hemos dado a la tarea de explorar los avances en términos de higiene y salubridad en el departamento de Antioquia durante la primera mitad del siglo XX. Para ello, nos concentramos en transcribir y procesar informes de visitas médicas escolares correspondientes al Servicio Médico Escolar, que se inscriben en la periodicidad indicada (más concretamente entre 1930 y 1933). Dichos informes, dispuestos como formularios, recopilaron algunos parámetros de higiene y salubridad en las escuelas que recibieron las visitas, como sus nombres, el número de alumnos matriculados, los que estuvieron presentes, los que fueron examinados individualmente y resultaron sanos y enfermos, a los que se indicó tratamiento, el tipo de enfermedades, el número de estudiantes retirados, los que sufrieron viruela y fueron vacunados en los últimos 5 años, los que fueron vacunados durante las visitas y observaciones relacionadas con la salud y el aseo general de los maestros, los alumnos y las condiciones generales de los locales de enseñanza.
 
El propósito de este artículo es, realizar un bosquejo cuantitativo del tipo de enfermedades padecidas por los alumnos de diferentes escuelas del departamento de Antioquia, que recibieron las visitas del Servicio Médico Escolar de la Dirección Departamental de Higiene durante los años 1930 y 1933. Para ello, transcribimos los folios correspondientes al Tomo 9481 del Fondo Gobernación del Archivo Histórico de Antioquia a modo de base de datos, bajo la dirección del profesor Álvaro León Casas Orrego, y posteriormente procesamos las cifras correspondientes a los estudiantes enfermos por municipio mediante la elaboración de tablas y gráficas de barras que nos permitieron arrojar algunas conclusiones sobre el tipo de patologías que se presentaban por entonces en las instituciones educativas antioqueñas, y que concentraban los esfuerzos de las autoridades sanitarias para controlarlas, o en el mejor de los casos, erradicarlas.
Consideramos pertinente resaltar que la historia de la salud escolar en Antioquia es un tópico poco abordado, pues los embelecos administrativos y la falta de políticas estatales que procuren el cuidado de nuestros archivos son en parte los culpables de que los historiadores no se sientan atraídos hacia esa temática o poco profundicen en ella. Quizás prefieren poner sus ojos en documentos “más antiguos” o con la firma de algún “prohombre” para sentir que consultan fuentes primarias dignas de su quehacer investigativo. En nuestro caso, por el contrario, los nombres de los funcionarios gubernamentales, los médicos visitadores y los maestros toman mayor relevancia, ya que con sus firmas nos indican que aunaban esfuerzos por mejorar las condiciones de higiene y salubridad escolar que imperaban en Antioquia entre 1930 y 1933. Así pues, traemos a colación unas palabras del historiador Jaime Jaramillo Uribe, que hablan sobre los tipos de fuentes y resaltan la importancia de las personas comunes, que con su trabajo silencioso contribuyen a la construcción de la Historia:
“…Como muchos de ustedes recordarán, por lo menos, los historiadores suelen dividir las fuentes de su conocimiento en fuentes primarias por una parte y fuentes secundarias por la otra. Las primarias son aquellas que están expresadas en documentos y constituyen precisamente el material de los archivos públicos y otros archivos históricos, constituidos por documentos que produjeron directamente los actores de la historia…” [footnoteRef:2] [2: Archivo General de la Nación. Sistema Nacional de Archivos y Red Departamental de Archivos de Antioquia (editores), “Archivos e investigación” Memorias del primer encuentro, Medellín octubre 13, 14 y 15 de octubre de 1993” (Medellín: Archivo General de la Nación, Sistema Nacional de Archivos y Red Departamental de Archivos de Antioquia, 1993) p. 35.] 
En nuestro caso, esos actores son los hombres y mujeres que trabajaban en la Dirección Departamental de Higiene como médicos visitadores entre los años 1930 y 1933, los maestros de las diferentes escuelas que recibieron las visitas escolares y los dueños de los locales escolares, que podían ser instituciones eclesiásticas (la Iglesia o comunidades religiosas), entes estatales (Ministerio de Educación Nacional) o particulares.
Imagen 1. Formato de visita escolar del Servicio Médico Escolar de la Dirección Departamental de Higiene. Fuente: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 43.
Como podemos observar en la imagen 1, el tipo documental que manejaba la Dirección Departamental de Higiene en Antioquia consistió en un formulario al que denominaron como “Informe de vista escolar”, en el que se debía consignar la información general sobre las escuelas visitadas, las enfermedades padecidas por sus alumnos, el número de niños expulsados y vacunados durante los últimos 5 años y las jornadas programadas por la Dirección. Más allá de esas cifras, en la sección de “observaciones” encontramos descripciones más humanas de las condiciones de salud de los maestros y alumnos, el entorno educativo y las recomendaciones generales dadas por los galenos ante el ente encargado de la salud pública en el departamento. A continuación, veremos algunos ejemplos donde se reflejan dichos aspectos, y el médico visitador representa una figura intercesora entre el pueblo y el Estado.
Municipio de Alejandría:
“...para el funcionamiento de esta escuela se está construyendo actualmente un local en buenas condiciones. se advirtió al H. consejo la necesidad de dotar el establecimiento de excusado y agua potable. a la Srta. directora se le advirtió la necesidad de dar clases prácticas de aseo personal, así como inculcar en sus alumnos el uso de vermífugos el día de la visita se dictó una conferencia sobre higiene…” [footnoteRef:3] [3: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 10.] 
Municipio de Buriticá:
“...Anacleto y Eugenio Usuga regalaron el terreno y los vecinos construyeron el local, los 9 más examinados, los llevaron y estaban con bronconeumonía, unos y otros con la tos muy marcada. los anotados con bronconeumonía estuvieron primero con tosferina…” [footnoteRef:4] [4: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 22.] 
Municipio de Dabeiba:
“...el edificio consta de 2 salones, el pavimento es de suelo apisonado, sin puertas y sin ventanas. el plano fue aprobado por la dirección de higiene; no está terminado el edificio por falta de fondos municipales…” [footnoteRef:5] [5: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 32.] 
Para 1930, Colombia buscó convertirse en un Estado proteccionista, por lo que inició diversas campañas preventivas. La lucha contra enfermedades y epidemias no podía seguir siendo personal, y las instituciones perfilaron planes de gran magnitud en los que participaban diversos médicos, especialistas y entidades internacionales. El nuevo Ministerio del Trabajo, Higiene y Previsión Social comenzó a estimular campañas de vacunación, llegando a crear las primeras revistas y panfletos en los que se divulgaba información pertinente a los temas de prevención.[footnoteRef:6] [6: Alberto Mayor Mora, Alexander Arias, Francy Helena Menjura y Luis Fernando Jaramillo Ángel, Cruzada interminable por la niñez colombiana: historia del programa ampliado de inmunizaciones─PAI─ en Colombia, 1979-2009 (Bogotá: Ministerio de la protección - OPS/OMS Colombia, 2010) p. 22.] 
Estudios sobre la configuración de la salud pública en Colombia señalan que el Estado colombiano, sobre todo después de 1930[footnoteRef:7], asumió una política de Asistencia Pública. No obstante, cabe destacar que en 1931 se creó el Departamento Nacional de Higiene con dependencia de la Presidencia de la República, que estaba dividido en dos secciones independientes ─una científica y otra administrativa─ y cuya función era la de dirigir, vigilar y reglamentar la higiene pública y privada en todos los ramos, y la asistencia pública de la nación sobre la consigna “la salud es un deber del Estado y la base para el progreso nacional”. De esta forma, la asistencia al infante se convirtió en uno de los pilares fundamentales del gobierno liberal, priorizando salud y educación, toda vez que los esfuerzos anteriores fuesen considerados insuficientes. [7: “...El servicio médico escolar antes de 1930 solamente se desarrolló en el departamento de Cundinamarca, en donde tres médicos y dos dentistas fueron contratados para la capital y ocho médicos para el resto del departamento. En ciertas regiones (Atlántico, Magdalena, Bolívar, Antioquia y Santander del sur), un solo médico prestaba sus servicios para todo el departamento; se limitaba a visitar los colegios las escuelas primarias de la capital o como en el caso de Antioquia, a lanzar una campaña de moralidad entre los escolares. Los demás departamentos se encontraban desprovistos de todo servicio de médico escolar…” en Aline Helg, La educación en Colombia 1918-1957: una historia social, económica y política (Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2001) p. 139. ] 
Como consecuencia de la preocupación del estado liberal por la salud de su población, nace la medicina social como una noción integradora de las necesidades del pueblo, teniendo en cuenta, además, elementos que iban desde las mejoras en las condiciones laborales para el proletariado, la educación en la prevención de enfermedades, hasta la salubridad en todos sus niveles. Para dar mayor ilustración acudimos a George Rosen, para quien la discusión sobre la medicina social en Occidente a lo largo del siglo XIX contempla algunas nociones esenciales en torno a los cuales se asientan estas nuevas políticas sanitarias. De ellas podemos destacar que la salud de un pueblo es un problema que concierne a toda la sociedad. En tanto, la sociedad tiene la obligación de asegurar la salud de los suyos. Así mismo, un segundo punto que contempla que las condiciones socioeconómicas ejercen influencia tanto en la salud como en la enfermedad de sus miembros.[footnoteRef:8] [8: George Rosen, De la policía médica a la medicina social. Ensayos sobre la historia de la atención a la salud. (México: Siglo Veintiuno Editores, 2005), p. 81.] 
Del mismo modo, Rosen sostiene que la vía apropiada en que los Estados deben dar movimientos para promover la salud y a su vez combatir la enfermedad, ha de ser de un corte tanto social como médico[footnoteRef:9]. Llegados a este punto, se concibe un pensamiento que ineluctablemente confluye en ese impulso de la salud pública como una política de Estado, que por supuesto, debe garantizar las condiciones necesarias para que la población disfrute de los beneficios de éstas en pro de optimizar su calidad de vida.[footnoteRef:10] [9: Ibídem, p. 81.] [10: Gabriel Jaime Vélez, “Una enfermedad olvidada: las campañas contra el pian en Colombia, 1918-1950” (Tesis de Maestría, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, 2018), p. 14.] 
No es casualidad que las campañas sanitarias fueran claves para la construcción de la medicina social. Por eso, la práctica médica influenciada por esa medicina tuvo su despliegue empleando recientes avances técnicos y científicos en forma de campañas sanitarias. Precisa advertir que se esforzaron en prevenir y combatir las enfermedades sociales, entre las cuales destacan las que afectan a la población infantil, pero también a la población en general, sobre todo en aquellos sectores marginados.[footnoteRef:11] [11: Ibídem, p. 15.] 
Así pues, el objetivo final de esas campañas fue la supresión de algunas enfermedades. Cabe destacar que, más allá de un ejercicio correctivo de cualquier enfermedad, hubo un dinámico aparato preventivo que abarcaba desde la identificación de grupos de riesgo, la educación sanitaria y el diagnóstico de algunas patologías. En este contexto, nos referimos a la Dirección Nacional de Higiene, que trabajó bajo la premisa de la higiene como problema educativo. Fruto de ello, la Presidencia de la República, a través del Decreto número 953 de 1927, facultó al Ministerio de Instrucción y Salubridad Pública para solicitar a esta la formación del plan de enseñanza de higiene individual, pública y social de los establecimientos de educación primaria, normalista y secundaria de la República. Otra medida en esta dirección señala que:
 
“En las capitales de los Departamentos y en las demás entidades en donde sea necesario, a juicio del Poder Ejecutivo, habrá un Inspector Médico Escolar dependiente de la Asistencia Pública, encargado de la vigilancia médica de los planteles de educación nacionales, departamentales, municipales o particulares, el cual desempeñará las funciones que le señale la Dirección Nacional de Higiene y Asistencia Pública”. [footnoteRef:12] [12: Ley N° 15 de 1925. República de Colombia. Sobre la higiene social y asistencia pública. Disponible en: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1571092] 
En el caso de Antioquia, la Dirección Departamental de Higiene para 1930 se encontraba a cargo del Dr. Alberto Gómez, y se logró evidenciar que las visitas realizadas por los médicos escolares a los planteles educativos urbanos y rurales tenían por objetivo construir un “diagnóstico patológico en Antioquia”, dado el interés manifiesto en los formularios por la salud de los estudiantes, el estado higiénico de las escuelas respecto a ventilación e iluminación, sus condiciones materiales, acceso al agua, número y clase de baños o letrinas y la capacidad de los locales. Lo anterior, analizando la información contenida en los formularios, nos permite conocer las apuestas políticas llevadas a cabo en el ámbito administrativo en cuanto a la vacunación contra enfermedades como la viruela. Ejemplo de ello, es este aparte del médico escolar Julio Ceballos, dirigido al Director Departamental:
 
“El informe incluye el resultado de la vacunación en el Municipio de Barbosa, hecha con gran cuidado, y que, sin ser negativa, me ha parecido bastante pobre. Le agradecería me enviara 200 dosis de vacunas para estos días.” [footnoteRef:13] [13: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 164.] 
Como también esta solicitud al Concejo Departamental: 
“El municipio estudia actualmente la construcción de un local y que se adapte a las necesidades de los alumnos. El plano quedará como ya lo hice saber al concejo para su aprobación.” [footnoteRef:14] [14: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 188.
] 
En lo anterior, encontramos concepciones acerca de la importancia de crear entornos escolares higiénicos, de lo cual dependía en gran parte la salud de los estudiantes, pues en algunas observaciones hechas por el médico escolar, este también mantenía una relación con los padres, con el objetivo de educarlos respecto al cuidado de la salud de sus niños. Pero antes de continuar, consideramos que para el caso Antioqueño se irrumpe en “la ciencia de los gérmenes, que hizo su aparición en Antioquia y en Colombia, no solo como una práctica discursiva que pretendió establecer lo verdadero en patologías, sino como transformadora de las prácticas higienistas. De esta forma, una nueva higiene médica se apropió de la ciencia de los gérmenes, la transformó y la distribuyó en la región.”[footnoteRef:15] [15: Jorge Márquez, Ciudad, miasmas y microbios: la irrupción de la ciencia pasteuriana en Antioquia (Medellín: Universidadde Antioquia, 2005), p. XVII.] 
También queremos señalar un hecho que asiste muy bien a lo expuesto anteriormente, y que sin lugar a dudas fue un acierto en esta nueva política de salubridad. El 1 de enero de 1934, por medio de la Imprenta Oficial de Medellín, el Estado estableció las directrices para la nueva distribución de las escuelas rurales:
“1. Poseer local de suficiente capacidad.
 2. Tener muebles suficientes.
 3. Disponer de predio agrícola cerrado.
 4. Tener agua potable.
 5. Poseer un excusado higiénico, como mínimo.” [footnoteRef:16] [16: AHA, Gobernación, Tomo 9482, f. 134.] 
De igual forma, las escuelas urbanas serían analizadas, y las que no cumplieran con las condiciones estipuladas en el acuerdo No. 13 de 1911 de la Junta Central de Higiene, serían suspendidas transitoriamente y no serían reabiertas hasta el momento en que el Liceo Pedagógico diera su informe favorable.[footnoteRef:17] A lo anterior, el presidente del Liceo expresaba ante el Honorable Concejo que: [17: AHA, Gobernación, Tomo 9482, f. 136.] 
“(...) es de enorme importancia que el presidente del liceo solicite del honorable concejo municipal se le oiga en sesión pública para exponer concretamente las necesidades materiales de las escuelas, particularmente las que se refieren a la higiene; esto con el objeto de que la corporación esté suficiente y oportunamente informada de lo que pueda sobrevenir indefectiblemente, si los males se corrigen por quien corresponda (...)” [footnoteRef:18] [18: AHA, Gobernación, Tomo 9482, f. 136.] 
Con todo y lo anterior, cabe destacar los esfuerzos de los médicos colombianos y del Estado por establecer las diversas razones e historias de las enfermedades infecciosas que aquejan a la población en edad escolar y, además, la necesidad de comprenderlas para orientar su prevención.
La medicina de intervención, tal como lo menciona Foucault, es un campo que se adentra cada vez más en la existencia individual y colectiva. La medicina contemporánea está dotada de poder autoritario con funciones normalizadoras, que van más allá de las enfermedades existentes y lo que demande el enfermo. Los juristas de siglos anteriores (XVII y XVIII) segmentaron un sistema que debería ser dirigido por sistemas de leyes codificadas, en esto afirma el mismo Foucault que “los médicos están inventando una sociedad” en la que la ley no es el máximo a alcanzar, sino la norma. Lo que empieza a regir en la sociedad es la distinción entre lo normal y lo anormal, una empresa que se debe perpetuar en la restitución del sistema de normalidad.[footnoteRef:19] [19: Organización Panamericana de la Salud, Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la
OMS, Medicina e historia: el pensamiento de Michel Foucault (Washington: Organización Panamericana de la Salud, 1978) pp. 26-27.] 
Foucault expresa que, hasta los años de 1720-1750, los médicos concentraban sus actividades en torno a los enfermos y las patologías que los aquejan. Desde la Edad Media, se asevera ─por medio de resultados científicos y terapéuticos─ que los avances fueron nulos. Es entonces cuando el siglo XVIII se presenta como el liberador del estancamiento de la medicina en el campo científico y terapéutico, al comenzar a centrarse en aspectos en los que la enfermedad deja de ser esencialmente un campo clínico, y se torna un asunto de carácter social. Foucault comenta que son cuatro los procesos más importantes que caracterizan a la medicina en el siglo XVIII[footnoteRef:20]: [20: Ibídem, p. 27.] 
1. Aparición de una autoridad médica, que no es simplemente la autoridad del saber, una persona erudita que sabe referirse a los buenos autores. La autoridad médica es una autoridad social que puede tomar decisiones a nivel de una ciudad, un barrio, una institución, un reglamento. Es la manifestación de lo que los alemanes denominaban "Staatsmedicin", medicina del Estado.
2. Aparición de un campo de intervención de la medicina distinto de las enfermedades: el aire, el agua, las construcciones, los terrenos, los desagües, etc. En el siglo XVIII todo ello se convierte en objeto de la medicina.
3. Introducción de un aparato de medicalización colectiva, a saber, el hospital. Antes del siglo XVIII el hospital no era una institución de medicalización sino de asistencia a los pobres en espera de la muerte. 
4. Introducción de mecanismos de administración médica; registro de datos, comparación, establecimiento de estadísticas, etc.[footnoteRef:21] [21: Ibídem, p. 27.] 
 
Estos cuatro puntos serían catalizadores de la medicina moderna en Colombia, cuyo campo de acción comenzó a ser respaldado por inversiones de empresas privadas, extranjeras y patrocinadas por el Estado, que pretendía consolidar sus organismos médicos. Esto permitió un mayor alcance en las regiones apartadas, donde las visitas escolares fueron claves para el avance del campo preventivo e interventor en el país. En ellas se evidenciaron charlas programadas sobre prevención, intervenciones en materia de desagües, inodoros, inmuebles, y por supuesto, el registro de las enfermedades, la vacunación y el posterior tratamiento. Otro avance, generado hacia principios del siglo XX, se reflejó en la apertura de cátedras especializadas en el tratamiento e investigación de enfermedades endémicas del campo, cuyos trabajos se entrelazaron y formaron grandes progresos en el campo de la salud.
La cátedra de clínica de enfermedades tropicales del Dr. Roberto Franco desempeñó labores en servicio clínico e investigaciones de laboratorio junto a Gabriel Toro Villa. En esta misma, para 1909, el Dr. Jorge Martínez Santamaría defendió su tesis de medicina en la que estudiaba las fases de la evolución clínica de la enfermedad, complicaciones asociadas a ésta y sus períodos de desarrollo. Esta tesis tocaba aspectos específicos como la uncinariasis, la profilaxis y la divulgación de conocimientos sobre prevención dirigida a los escolares, donde insiste en la instalación de excusados, la vigilancia y el cuidado en el cumplimiento de las medidas profilácticas. Martínez apostaba por cubrir a toda la jerarquía del trabajo, pretendiendo de este modo también llegar a las escuelas y familias:
“La escuela se suma así a los demás lugares de concentración disciplinaria de población, para llevar los mensajes sobre los nuevos hábitos y prácticas al seno de la familia, núcleo esencial de este proceso de civilización medicalizado. Se hace explícita una estrategia política higienista y civilizadora que busca penetrar a toda la población: la tarea de difusión de los nuevos conocimientos aplicados a la vida cotidiana debe convertirse en un conjunto coherente de labores coordinadas que evitará la incidencia de nuevos casos.” [footnoteRef:22] [22: Jorge Márquez Valderrama, Álvaro Casas Orrego y Victoria Eugenia Estrada Orrego (directores de edición), Higienizar, Medicar y Gobernar: Historia, medicina y sociedad en Colombia (Medellín: La Carreta Editores E.U., Editorial Lealon, 2004) p. 138.] 
Paradójicamente, la pretensión de imponer hábitos y prácticas de higiene, que eran de suma importancia para un país que procuraba cumplir las medidas sanitarias promulgadas por instituciones oficiales como la Junta Central y Junta Departamental de Higiene, atravesó grandes dificultades, puesto que la idea de popularizar estos conocimientos no tuvo el respaldo institucional necesario. A pesar de que el Congreso de Colombia había dictado la Ley 22 de 1911, que declaraba un combate contra la anemia tropical, esta campaña tardó casi una década en iniciarse, como lo manifestó el médico Jorge Cerón hacia 1919: “esta ley como muchas otras en nuestro país, hasta hoy solamente ha servido de adorno para el Diario Oficial.”[footnoteRef:23] [23: Ibídem, p. 143-144.] 
Al igual que otros países, el gobierno colombiano solicitó a la Junta Internacional de Sanidad de la Fundación Rockefeller, en 1919, su cooperación para el establecimiento de una campaña de erradicación de la uncinariasis. Esto no se dio de forma desinteresada, ya quea la Fundación y al gobierno colombiano les favorecía que las personas del campo y los empleados que estuvieran bajo el mando de empresas extranjeras tuviesen los servicios mínimos de salud.[footnoteRef:24] En respuesta a dicha petición, entre el 22 de diciembre de 1919 y el 31 de enero de 1920, el doctor Luis Shapiro ─que por entonces era el médico representante de la Fundación Rockefeller─ en compañía de un entusiasta y decidido Ministro de Agricultura y Comercio, el doctor Jesús del Corral, y varios médicos de la Academia de Medicina, empezaron la investigación sobre la anemia tropical en territorio colombiano, y también de la ascaridiasis y la trichuriasis. Las primeras actividades de este nuevo departamento se centraron en diagnosticar y tratar de forma directa la uncinariasis y enfocarse en el saneamiento, por lo que contaron con la instalación de letrinas en viviendas campesinas. Aquí es donde se dio a conocer que era necesaria la modificación de los viejos hábitos de higiene en el campo, mediante campañas educativas y propagandísticas con niños y adultos.[footnoteRef:25] [24: Emilio Quevedo señala que esta cooperación hizo parte de una medida para subsanar el impase que representaba el monto proporcional de impuestos que debía pagar en Colombia por la explotación petrolera principalmente. En: Emilio Quevedo, “Políticas de salud o políticas insalubres de la higiene a la salud pública en Colombia en la primera mitad del siglo XX”, Biomédica vol. 16 (1996) p. 354.] [25: Ibídem, p. 354.] 
 
Esta campaña continuó hasta 1935, debido a más acuerdos entre el gobierno colombiano y la Fundación Rockefeller. Según los datos arrojados, durante este período el alcance fue muy eficaz: para 1928, la campaña ya llevaba 9 años y las cifras de efectividad informaban haber administrado un total de 2.530.853 tratamientos a 1.362.764 personas; distribuido 824.889 hojas impresas referentes a sus propósitos y dictado unas 231.564 conferencias. El alcance mostró cifras de más de 4.000.000 de personas. Estos números jamás se discutieron, por lo que para esta época se supuso que la cobertura de saneamiento, letrinas y actividades relacionadas con la higiene escolar era bastante efectiva. Sin embargo, esto no se vio del todo reflejado en los documentos, pues si bien es cierto que muchos denotaban que se hacían campañas divulgativas, la mayoría muestra que la higiene de las escuelas era pésima, y carente de los protocolos dictaminados para ese momento.[footnoteRef:26] [26: Ibídem, p. 354.] 
 
Los impulsos del gobierno colombiano encauzaron la primera gran campaña de vacunación entre 1937 y 1939, cuya importancia toca nuestro tema debido al alcance que tomaron las visitas escolares y demás estrategias desarrolladas para medicar, higienizar y tratar casos de diversas enfermedades. La Escuela Superior de Higiene, creada en 1946, y cuyo director era Jorge Boshell Manrique, descubridor del ciclo selvático[footnoteRef:27], terminó trasladándose a la Universidad Nacional en 1951, y cambiaría su nombre por el de Escuela Nacional de Salud hacia 1958, para albergar cátedras como la de “Salud Pública”. [27: Consiste en la observación de las nubes de mosquitos que salían de las copas de los árboles derribados ponían sus huevos en la sombra y subían a las copas a buscar la luz e infectar a los micos. Este sencillo descubrimiento marcó un hito y fue reconocido internacionalmente, luego de cierta incredulidad, pues arrojó al mundo científico médico una verdad de a puno: el ciclo selvático de la fiebre amarilla era inacabable.] 
 
Otro de los cambios que trajo consigo la década de 1950 fue el cambio del Ministerio de Higiene al de Salud Pública, priorizando la disposición del carné de vacunación de la población escolar como requisito para acceder a la educación. Esto fue aprobado por medio del Decreto No. 2234 del 18 de septiembre de 1952, el cual establecía que en ninguna institución educativa, oficial o privada, que estuviese en funcionamiento donde se encontraran autoridades de Higiene, se le permitiría matricularse a un niño que no presentase su carné nacional de vacunación.[footnoteRef:28] [28: Alberto Mayor Mora, Alexander Arias, Francy Helena Menjura y Luis Fernando Jaramillo Ángel, Cruzada interminable por la niñez colombiana: historia del programa ampliado de inmunizaciones ─PAI─ en Colombia, 1979-2009 (Bogotá: Ministerio de la protección - OPS/OMS Colombia, 2010) pp. 30-32. ] 
Para recopilar la información contenida en los formularios de las visitas del Servicio Médico Escolar, construimos una base de datos en Excel donde transcribimos los datos arrojados por un total de 261 folios ─correspondientes a 262 escuelas localizadas en 39 municipios del departamento de Antioquia─ y posteriormente generamos tablas y gráficas de barras donde reflejamos el número de estudiantes enfermos, según el tipo de patologías, entre 1930 y 1933. El espectro de instituciones educativas comprende el ámbito público y privado, el urbano y rural, el masculino, femenino y mixto, y los municipios que albergaron las visitas escolares fueron los siguientes: Abriaquí, Alejandría, Amagá, Angelópolis, Barbosa, Bello, Buriticá, Cáceres, Caicedo, Caldas, Chigorodó, Cocorná, Copacabana, Dabeiba, Envigado, Fredonia, Giraldo, Girardota, Heliconia, Itagüí, La Estrella, Liborina, Margento, Medellín, Murindó, Necoclí, Pavarandocito, Peque, Puerto Berrío, Río Sucio, Sabanalarga, San Carlos, San Rafael, San Roque, Santo Domingo, Turbo, Valdivia, Venecia y Zaragoza. 
Tabla 1. Enfermedades categorizadas en los formularios del Servicio Médico Escolar y número de estudiantes enfermos correspondientes al Departamento de Antioquia (1930-1933).
Esta tabla nos resume la clasificación empleada por la Dirección Departamental de Higiene en sus visitas escolares para agrupar las distintas patologías encontradas en instituciones educativas de Antioquia entre 1930 y 1933, y presenta un rasgo particular que la distingue de las otras. En muchos casos, las enfermedades eran registradas por los médicos en estas categorías, pero en otros, eran colocadas en la sección de “otras”, lo que complicaba un poco su diferenciación y posterior conteo, tanto para la elaboración de nuestra base de datos, como para el procesamiento de su información.
Las patologías que poseen el mayor número de estudiantes enfermos, son los parásitos intestinales (7473), las afecciones dentarias y bucales (5850), las enfermedades y parásitos del cuero cabelludo (2156), el paludismo (1205), las enfermedades y parásitos de la piel (1806) y las afecciones oculares (340). Estas cifras nos permiten presumir que las escuelas antioqueñas presentaban condiciones materiales e higiénicas inadecuadas para el desarrollo de actividades pedagógicas y que sus alumnos, fruto de una pobre cultura de hábitos higiénicos, llegaban a recibir clases con un aseo corporal que rayaba en lo pésimo. En el caso de los parásitos intestinales, condiciones como la mala calidad del agua, los suelos apisonados y la ausencia de baños o letrinas propiciaban su dispersión en los alumnos, ya fuese por ingerir agua o alimentos contaminados, estar descalzos y tener contacto con heces humanas o animales, o realizar sus necesidades fisiológicas en lugares inadecuados para ello. 
Las afecciones dentarias o bucales posiblemente se debieron a un pobre cuidado oral (escaso o nulo cepillado y uso de hilo dental) en los niños, que se acentuaba con el descuido o ignorancia de los padres. Las enfermedades y parásitos de la piel y el cuero cabelludo podían deberse a un pobre aseo corporal de los alumnos, las malas condiciones de las aulas (iluminación, ventilación, mobiliario, salones a medio construir, pisos apisonados, etc.) o el contacto con personas o instrumentos contaminados. El paludismo, en primera instancia, pudo haberse diseminado por condiciones climáticas, sobre todo en municipios de altas precipitaciones, donde se facilitaba la cría de mosquitos infectados, y en segunda, por la mala calidad del agua, la ausencia de baños o letrinaso la presencia de aguas estancadas en cercanías a los predios escolares. Y las afecciones oculares se pudieron presentar desde el nacimiento de los niños, como consecuencia de un trauma o de una infección bacteriana, y si no eran diagnosticadas ni tratadas a tiempo, podrían dificultar su etapa formativa.
Tabla 2: Enfermedades no categorizadas en los formularios del Servicio Médico Escolar y número de estudiantes enfermos correspondientes al Departamento de Antioquia (1930-1933).
Para la siguiente tabla, las enfermedades en la población escolar en Antioquia con mayor número de casos son la adenitis ─enfermedad que causa inflamación de una glándula o ganglio linfático─ con 184 y la escrofulosis con 512 ─de origen tuberculoso y localizada normalmente en el cuello─. En cuanto a las enfermedades relacionadas con virus respiratorios y el cuero cabelludo, llama la atención que entre 1930 y 1933 haya 714 casos de asma y 2156 de enfermedades y parásitos del cuero cabelludo en las escuelas de Antioquia. Un ejemplo de ello es la Escuela Rural Alternada y de Niñas de Chigorodó, la cual contaba con 52 alumnos y alumnas matriculados, y en la cual se presentó la siguiente situación:
“El pediculus capitis es el más abundante de los parásitos en esta escuela, dándose a veces el caso de estar todo el personal atacado, pues la pereza y descuido de los padres no tiene igual. El establecimiento se visitó varias veces- por no haber medios en el distrito para el pediculus capitis, usan el cedrón indicado por la maestra que da buenos resultados”[footnoteRef:29]. [29: AHA, Gobernación, Tomo 9481, ff. 186-187.] 
En esta situación es posible que los casos de adenitis se relacionaran con enfermedades y parásitos del cuero cabelludo. También son representativas las cifras de anemia (287 casos), y de anemia tropical (215). La anemia es causada por un bajo nivel de hierro, que se obtiene por medio del consumo de ciertos alimentos, y la anemia tropical o uncinariasis es una enfermedad parasitaria, cuyos parásitos se alojan en el suelo (principalmente en zonas tropicales húmedas) y se adquiere al caminar descalzo, sentarse o acostarse sobre tierra contaminada con heces humanas o de animales. En 1930, la Escuela Alternada y Rural del Nevado, de Valdivia, contaba con 54 estudiantes, de los cuales 50 se encontraban enfermos de parásitos intestinales, 35 de pediculus capitis y padecían en su mayoría caries múltiples. El médico escolar informó que al Director Departamental:
“La enfermedad que hace verdaderos estragos en el personal, es la uncinariasis. Por creer afectado todo el número de los alumnos, traté en esta visita con aceite de quenopodio a cada uno de los niños y niñas. Las maestras fueron avisadas con anticipación con el fin de tener el mayor personal durante la visita. El local carece de agua y su localización no le permite ningún sacrificio para dotarlo de este elemento. Afortunadamente la alternabilidad del plantel hace que estas faltas de higiene se puedan tolerar en una escuela rural. La capacidad del local, como ud, bien lo ve, es muy capaz para cada uno de los grupos que en él funcionan”[footnoteRef:30]. [30: AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 191.] 
Todo lo anterior presenta un contexto ampliamente favorable para la propagación de enfermedades, desde las limitaciones de recursos para el médico ─quien debía valerse de medicina natural para tratar ciertas enfermedades─ hasta las condiciones insalubres del entorno escolar. A modo de conclusión ante lo expuesto, parece que los estudiantes no usaban calzado, los pisos eran en tierra, carecían de condiciones para el lavado de sus manos y de los alimentos que consumían, y la presencia de caries podría relacionarse con una limpieza dental deficiente por falta de agua potable e instrumentos adecuados para ella. Además, encontramos escuelas rurales y urbanas con un contexto que parece ser una constante: 
“El piso inferior es de tierra sin pisos en los corredores, Los pisos son malos de mal ladrillo. Las ventanas son estrechas y con mucho barrote. El local exige reformas como blanqueamiento, pisos de madera, ensanche de las ventanas.”[footnoteRef:31] [31: AHA, Gobernación, Tomo 9481, ff. 154-155-208.
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Tabla 3 (dividida para facilidades de edición): Enfermedades no categorizadas en los formularios del Servicio Médico Escolar y número de estudiantes enfermos correspondientes al Departamento de Antioquia (1930-1933).
La tabla 3 nos muestra que las enfermedades más recurrentes en los estudiantes eran coto, escrofulosis y asma, sin desestimar los casos de anquilostomiasis, bocio, dismenorrea, epilepsia, exostosis, etc. Lo que más nos llama la atención es la gran cantidad de patologías que tienen que ver con infecciones o problemas en los ganglios, cuya causa podría deberse a las pésimas condiciones en las que los niños tenían clase, los salones con poca luz, con agua no potable y pisos de tierra.
Las fuentes nos han mostrado que la mayoría de estos establecimientos carecían de la infraestructura necesaria para garantizar la salud de los niños y del personal docente, las enfermedades e infecciones se propagaban con facilidad en sus instalaciones, y las campañas de prevención y las recomendaciones de higiene realizadas por los médicos escolares apenas se empezaban a proyectar como el camino para solucionar esta problemática. Ahora, siguiendo con el análisis de las enfermedades que se muestran en la tabla con la mayor cantidad de afectados, se asocian con la región de la garganta, los problemas respiratorios, las infecciones y los parásitos que eran trastornos corrientes en la vida de los niños. 
Tabla 4 (dividida para facilidades de edición): Enfermedades no categorizadas en los formularios del Servicio Médico Escolar y número de estudiantes enfermos correspondientes al Departamento de Antioquia (1930-1933).
Para continuar nuestra línea analítica, es preciso señalar que en las zonas rurales las condiciones higiénicas eran deficientes por la alta proporción de viviendas con pisos de tierra. Estas circunstancias de la vida rural causaban entre los campesinos infecciones parasitarias en su núcleo familiar, de las cuales hemos dado testimonio en este escrito. Ahora bien, en la búsqueda de la “geografía patológica” del departamento debemos tener presente la variable topográfica, la cual exhibió enormes retos para los miembros de la Dirección Departamental De Higiene en términos de sus alcances (número de escuelas visitadas), y sobre todo en el reconocimiento de las diversas enfermedades que podían encontrarse en múltiples ambientes.
Si bien para el caso de la tabla 4 observamos que la patología con mayor presencia en los alumnos es la hemofilia ─una enfermedad de carácter hereditario─ con 353 casos, para la década de 1920 las enfermedades parasitarias propias de la niñez y la desnutrición, al igual que las enfermedades tropicales ─que eran propias de la región─ eran vistas por el gobierno nacional como una plaga que debilitaba, incapacitaba y hasta mataba gran parte de la población[footnoteRef:32]. Por tal motivo, la incursión de Colombia en el circuito económico mundial debida a la exportación de café, dio como resultado grandes beneficios al sector de la salud, entre ellos la mejora en los servicios públicos sanitarios, pero sobre todo la especialización de los médicos de la nación sobre las enfermedades propias de nuestra geografía. [32: Hernando Forero Caballero, “Salud Pública y Social”, Momentos históricos de la Medicina Colombiana (Bogotá: Academia Nacional de Medicina, 2011) p. 279.] 
Tabla 5: Enfermedades no categorizadas en los formularios del Servicio Médico Escolar y número de estudiantes enfermos correspondientes al Departamento de Antioquia (1930-1933).
Con respecto a la muestra anterior, con sano criterio afirmamos que es innegable que la propensión particular favorecía el que algunas enfermedades de la piel emergieran y se desarrollaran. Tal es el caso de la roséola, que es causada por cepas del virus del herpes, y lo más probable esque se transmita a través de las secreciones de las vías del sistema respiratorio que expulsan los portadores del virus[footnoteRef:33]. Conviene sin embargo advertir que, en la muestra el mayor número de padecimientos se asocia directamente con lo que respecta al sistema inmunitario como lo es el retardo de coagulación, o la púrpura que destruye las plaquetas, que son necesarias para la coagulación normal de la sangre. [33: Roséola (Sexta Enfermedad) - California Childcare Health, https://cchp.ucsf.edu/sites/g/files/tkssra181/f/Roseola_SP_0509.pdf (consultada el 18 de junio de 2020)
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Cierto es que, la mayoría de molestias prendidas en la muestra arrojan luces sobre los posibles síntomas frecuentes que se asociaban a la población en edad escolar y que además de las mencionadas en el párrafo anterior es necesario señalar, nos referimos pues, a las de prurito o picazón, que sin lugar a dudas eran insoportables debido a las erupciones que se hacían evidentes, como lo fueron la sarna o la sífilis como se puede apreciar en la tabla.
De otro lado, las generalidades que se hallaron constituidas por procesos infecciosos respiratorios también se llevan un alto porcentaje de la muestra como la tos ferina o las asociadas con pre tuberculosis, y deja en evidencia junto con las demás mencionadas dos asuntos. El primero, que la gran mayoría de estas enfermedades están asociadas a las precarias condiciones en las que se encontraban las instituciones educativas y hacía irremediable que gran parte de la comunidad educativa sufriera de una u otra dolencia o cuadro, y segundo, que si bien el Estado a comienzos de la segunda década del siglo XX buscó la forma de mejorar las condiciones sanitarias de las instituciones, tardaría varios años dentro de un proyecto famélico en dar avances significativos en la higienización de los planteles educativos. Un ejemplo de ello fueron las normas promulgadas en 1934 para la constitución de escuelas, de las cuales se habló en párrafos anteriores.
Para concluir, no cabe duda de que la higiene general como parte de las políticas en la medicina de Estado es tal vez, uno de los ejes articuladores del desarrollo de las poblaciones. Y tal como en su momento dijo la OMS, “un estado de bienestar completo, físico, mental y social y no meramente la ausencia de enfermedad y defectos”[footnoteRef:34], la cual fue revolucionaria en la medida que innegablemente obligaba o intervenía en la solidificación de un Estado de bienestar general. [34: La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization, Nº 2, p. 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada desde 1948. https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions (consultada el 18 de junio de 2020).
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BIBLIOGRAFÍA
Fuentes de archivo:
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 10. 
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 22. 
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 32.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 43.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 113.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, ff. 154-155-208.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 164.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, ff. 186-187. 
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 188.
AHA, Gobernación, Tomo 9481, f. 191.
AHA, Gobernación, Tomo 9482, f. 134.
AHA, Gobernación, Tomo 9482, f. 136.
Ley N° 15 de 1925. República de Colombia. Sobre la higiene social y asistencia pública. Disponible en: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1571092
Base de datos:
Base de Datos (Archivo y Salud) (Grupo 4) (documento de Excel, enviado al profesor Álvaro León Casas Orrego el 12 de mayo de 2020).
Fuentes secundarias:
Archivo General de la Nación, Sistema Nacional de Archivos y Red Departamental de Archivos de Antioquia (editores). “Archivos e investigación” Memorias del primer encuentro, Medellín octubre 13, 14 y 15 de octubre de 1993” (Medellín: Archivo General de la Nación, Sistema Nacional de Archivos y Red Departamental de Archivos de Antioquia, 1993), 266 p.
Forero Caballero, Hernando. “Salud Pública y Social”, Momentos históricos de la Medicina Colombiana (Bogotá: Academia Nacional de Medicina, 2011). 568 p.
Helg, Aline. La educación en Colombia 1918-1957: una historia social, económica y política (Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2001) 334 p.
Mayor Mora, Alberto; Arias, Alexander; Menjura, Francy Helena y Jaramillo Ángel, Luis Fernando. Cruzada interminable por la niñez colombiana: historia del programa ampliado de inmunizaciones ─PAI─ en Colombia, 1979-2009 (Bogotá: Ministerio de la protección - OPS/OMS Colombia, 2010) 333 p.
Márquez, Jorge. Ciudad, miasmas y microbios: la irrupción de la ciencia pasteuriana en Antioquia (Medellín: Universidad de Antioquia, 2005), p. XVII.
Márquez Valderrama, Jorge; Casas Orrego, Álvaro y Estrada Orrego, Victoria Eugenia (directores de edición). Higienizar, Medicar y Gobernar: Historia, medicina y sociedad en Colombia (Medellín: La Carreta Editores E.U., Editorial Lealon, 2004) 237 p.
Organización Panamericana de la Salud, Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la OMS, Medicina e historia: el pensamiento de Michel Foucault (Washington: Organización Panamericana de la Salud, 1978) 79 p.
Quevedo, Emilio. “Políticas de salud o políticas insalubres de la higiene a la salud pública en Colombia en la primera mitad del siglo XX”, Biomédica vol. 16 (1996) pp. 345-360.
Rosen, George. De la policía médica a la medicina social. Ensayos sobre la historia de la atención a la salud (México: Siglo Veintiuno Editores, 2005) 379 p.
Vélez, Gabriel Jaime. “Una enfermedad olvidada: las campañas contra el pian en Colombia, 1918-1950” (Tesis de Maestría, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia, 2018) 225 p.
Sitios Web:
Roséola (Sexta Enfermedad) - California Childcare Health. Disponible en: https://cchp.ucsf.edu/sites/g/files/tkssra181/f/Roseola_SP_0509.pdf (consultada el 18 de junio de 2020).
Organización Mundial de la Salud - Preguntas más frecuentes. Disponible en: https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions (consultada el 18 de junio de 2020).
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