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SERGIO CAGGIANO “LA MIRADA RACIALIZADA. RE-VISIÓN DE UN ÁLBUM DE FOTOGRAFÍAS DE LA HISTORIA ARGENTINA" (2007) "Este es un álbum de la historia argentina. es un documento múltiple que refleja los distintos rostros de la historia". Objetivo del autor: interrogar y problematizar la tal multiplicidad de rostros que esta historia reflejaría. Dar cuenta de presencias y ausencia, de las modalidades de representación de quienes han participado de esa histoira, de los criterios de visibilización y de clasificación sociales, de las asociaciones fijas entre determinados tipos de personas y de clasificación social, de las asociaciones fijas entre determinados tipos de personas y determinadas situaciones, contextos y acciones. ¿Cómo se ven o son vistos los negros, indígenas? ¿Qué espacios son reservados a la "Historia Argentina" blanca? Cuando había negros/as De acuerdo a las imágenes, los negros/as son empleadas domésticas y/o trabajadores pobres. A diferencia de otros tomos, en el Tomo 1, los editores y redactores identifican y destacan verbalmente en cada foto la presencia de negros orientando así al lector desde la inscripción que acompaña la imagen. "En la década de 1870, la venta callejera de pescados y aves estaba en manos de los inmigrantes, que habían desplazado a los vendedores de raza negra". A remarcar: - los negros son representados por su ausencia y por referencia al pasado. se visibiliza la sustitución. - conjunción de dos sistemas clasificatorios distintos. "Raza negra" es reemplazada por "inmigrantes", no por "blancos. Son categorías que toman como base las fronteras nacionales. Anticipa la desaparición de los negro y de la lógica que permite verlos como negros. Cuando había indígenas Más allá de las diferencias que presentan las fotos de la serie, algunos elementos comunes permiten una caracterización general de la "Argentina indígena" de Clarín. Se trata de fotografía que muestran que los indígenas están bajo control. Son indios "amigos" o que podrían serlo. Están incorporados a la civilización o en vías de estarlo. Los epígrafes no sólo resaltan la mansedumbre de los indios, sino que quienes no aparecen como definitivamente integrados son nombrados como guerreros. Complementariamente, las armas son objetos privilegiados para la alusión al carácter bárbaro de los indígenas. El primitivismo de los indígenas o el peligro de su carácter guerrero, o uno y otro, alternados o articulados, funcionan en este álbum como la explicación y el motivo de la empresa civilizatoria. Son, a la vez, la prueba de la incongruencia con el mundo blanco. La peligrosidad primitiva del guerrero, que persiste apenas como pieza de museo, recuerda la "razón" para la "guerra al indio", para el desplazamiento o el exterminio. La "argentina indígena" constituye un período acabado, un capítulo del pasado de la historia de este país. Racismo y sistemas clasificatorios Los indígenas ocupan un borde exterior de la sociedad, una frontera alejada en el desierto. Los negros, en cambio, son parte de la sociedad pero ocupan un lugar subordinado en la jerarquía social. El elemento primordial de la confluencia es que se trata de otredades del pasado. Ninguno de los personajes blancos es señalado como tal. Hay categorías no raciales como la del gaucho o la del inmigrante que portan una blanquitud sobreentendida. Lo que sucede es que no hay una clasificación racialista definida y acabada, sino la persepción racializada de algunos contra el fondo no racial de otros. A partir del siglo XX parecen desaparecer los negros e indios, pero esto sucede en realidad, porque de modifica el sistema de clasificación social que permitía reconocerlos. Entonces, en el Tomo II aparecen negros pero no se los menciona como tales. No se trata de una cuestión de fenotipos ni de raza, se trata de la posibilidad de "ver" y reconocer clases sociales, afiliaciones políticas, por ejemplo, y no ya negritudes, indigenidades, blanquitudes. No existe nada como "verdaderas identidades" en su sentido esencialista. Por lo demás, no es por simple voluntarismo no por simple azar que los sistemas clasificatorios toman una forma determinada, sino que ello va atado a condiciones sociohistóricas específicas. "Racialización de las relaciones de clase" y "enclasamiento de las relaciones raciales (racializadas)". Los dos sintagmas dan mejor cuenta de la sobredeterminación de las relaciones raciales y de clase. Si la primera permite comprender que todo trabajador visto "desde arriba" pueda ser un "negro de mierda", o los trabajadores hayan sido vistos como "cabecitas negras", la segunda fórmula permite observar el hecho de que diferentes estigmas que pesan sobre la población "no blanca" contribuyen a mantener sus posiciones subalternas. La mirada racializada y el pasado como coartada Que en la Argentina "no hay negros" y "no hay indios" son dos mitos constitutivos de la argentinidad y Clarín los repite en la selección y organización de este archivo. Son numerosos los mecanismos que vuelven ostensible la intervención en la edición y el armado del "archivo", como el efecto de anclaje de los epígrafes. Se instala la perspectiva de la realidad del hombre blanco civilizado que debe construir una nación. La historia argentina en fotografías imagina un tiempo pasado para los negros e indígenas, correlato y sostén visual de un racismo de negación que es a su vez producto y garante de los mitos de la Argentina blanca. ALEJANDRA CEBRELLI Y VICTOR ARANCIBIA "VISIBILIDAD Y REPRESENTACIONES DE LOS ABORÍGENES DE SAN MARTÍN DEL TABACAL" El trabajo se centra en cómo las luchas de los pueblos originarios ingresan en los regímenes de visibilidad de la hegemonía, en el modo en que los integrantes de estos movimientos se apropian de estrategias mediáticas novedosas, reaprovechan las que ya les aseguraron visibilidad, utilizando y reacentuando representaciones en circulación que, así resignificadas, funcionan como traductores de su propia lucha. Se trata de una semiosis de umbral en la que todos los significantes y valores vacilan dando cuenta del funcionamiento de una frontera cultural en el cual los conflictos pueden determinar la supervivencia no sólo de una comunidad y de los propios cuerpos. Caso Guaraníes que fueron desplazados de sus tierras por compras de empresas que en el año 2002 se organizan bajo una persona jurídica y empiezan a movilizarse. 3 estrategias: 1. La judicial: la tramitación de la personería jurídica y la realización de denuncias penales y civiles. 2. La organización de un movimiento de lucha que subraya vínculos estrechos entre paisaje, medioambiente y oportunidades económicas. 3. La búsqueda de la visibilidad mediática que se da como resultado de la implementación de medidas colectivas tales como cortes de ruta, marchas, entre otras. 1. Relatos (des)encajados: entre la política oficial y el amarillismo A partir del año 2004 el gobierno de Néstor Kirchner lanza el Plan Nacional de Derechos Humanos con capítulos referidos a pueblos originarios, políticas de géneros y adultos mayores entre otros. En ese marco, el estado promovió, por primera vez, la realización de una Encuesta Complementaria De Pueblos Indígenas. Este tipo de políticas públicas fueron un factor determinante, aunque no el único, que aceleró un proceso de individuación y reetnización de pueblos originarios que se tradujo en un aumento progresivo de notas periodísticas sobre éstos. En muchos casos esta emergencia fue percibida como novedosa (efecto de la eficiente política de visibilidad instaurada por estos pueblos) aunque la existencia de estas culturas se remonta a una temporalidad anterior a la colonia y al mismo estado. Así ‘reaparecieron’ en el escenario de la cultura nacional una multiplicidad de etnias bajo el colectivo ‘pueblos originarios’. Gracias a la implementación de una política oficial de DDHH, se trastocaron los regímenes de in-visibilidad que ‘ordenaban’ la representación del mundo subalterno en general eindígena en particular. 4. Los umbrales de la voz y la mirada La producción documental argentina desde 1990 en adelante ha realizado un relevamiento sistemático de las problemáticas vinculadas a los pueblos originarios que acompaña las luchas y da visibilidad a las voces y las imágenes de diversas de comunidades en todo el país. Se trata de una acción participante realizada por una serie de documentalistas y de grupos quienes fueron gestando una producción de claro sesgo político y militante. El primer documental se articula mediante la estrategia de la sumatoria de voces que, utilizando la técnica de un fundido continuo, van armando las historias de los ingenios. No hay una intervención de una voz en off ni de placas –salvo la de los títulos- para orientar explícitamente la narración. Los testimonios van narrando una historia de apropiación y de sometimiento desde los inicios del siglo XX. Se produce un proceso de construcción colectiva de la voz que busca horadar la audibilidad estereotipadora generada por las representaciones cristalizadas en el imaginario. Paralelamente, a nivel de las imágenes busca establecer una distancia clara con aquellos procedimientos de los documentales evolucionistas que transforman a los grupos sociales en objetos de la mirada del ‘civilizado’. Diferente es el caso del film Yapoita Ñande Igüi. El documental trata de contar la historia de la lucha por el territorio que implica, en el caso de muchas comunidades, la base de la construcción de un proceso de reafirmación identitaria. La estrategia de montaje elegida hace que el film quede atrapado, desde el inicio, en los modos de producción más tradicionales de la historia del documentalismo. El uso del recurso de insertar placas entre los testimonios pone en evidencia que el discurso científico opera como un traductor de la palabra de los grupos de la zona e impone su doble prestigio. Se produce, entonces, un efecto de aplanamiento de la voz viva y testimonial mediante el uso del lenguaje escrito y del discurso antropológico que enmudece lo que dice mostrar y opera como una traducción de la palabra ‘otra’ a un discurso ‘civilizado’ reproduciendo retóricas decimonónicas de mostración de la alteridad y actualizando las estrategias propias de los documentales evolucionistas. 5. Opacidades representacionales Cada uno de los casos analizados demuestra la complejidad del funcionamiento representacional y la necesidad de operar –en el momento del análisis- con una reconstrucción lo más densa posible de las condiciones de producción desde un enclave interdisciplinar. Dicho análisis debe considerar la densidad histórica de las representaciones implicadas, capaz de condensar una cantidad de sentidos con valencias lábiles que se transforman en configuraciones difíciles de manipular pero a la vez ricas de potencialidades de sentido. Por una parte, la concordancia de políticas oficiales a favor de la extensión de derechos a la mayor cantidad de población, sumada a la apertura editorial de algunos medios y a la proliferación de nuevos, como así también los recientes procesos de re-empoderamiento de los grupos menos favorecidos, hace que se produzca una emergencia de las voces alterizadas y, con ellas, un bagaje de representaciones que estaban obturadas por la presión de los discursos hegemónicos. Estas palabras, con sus registros y valores periféricos y, por lo mismo novedosos para la mayor parte de la ciudadanía argentina, poseen una potencialidad mayor para comunicar las representaciones heterónomas, en tanto son el resultado de una semiosis de umbral, de un proceso de significación engendrado en el contacto nada pacífico entre culturas diferentes y con una larga historia de colonización, explotación y exterminio de una sobre otras. Frente a la tendencia a conservar la política de visibilidad tradicional se pone de manifiesto que los cambios en la representación y en la percepción de la alteridad en general y del mundo indígena en particular, estos actores sociales se tornan amenazantes para los grupos de poder. Su emergencia, su visibilidad y su toma de palabra implica movilizar los cimientos en los que reposa un orden que es asimétrico, excluyente y estigmatizador. MIRIAM GOLDSTEIN "LA REPRESENTACIÓN FÍLMICA DE LOS JÓVENES A TRAVÉS DE LOS DIVERSOS MODELOS DE PAÍS EN EL CINE SONORO ARGENTINO" Suele subrayarse que a irrupción de la juventud como sujeto fuertemente activo en la escena pública data de la segunda posguerra. los adolescentes no tuvieron un papel significativo en la cultura occidental hasta que se encontraron a sí mismos como referentes cinematográficos. El cine sonoro en la Argentina (etapa 1933-1950) los estudios funcionaron como verdaderas "fábricas de películas". En los films, las instituciones son sólidas pero perfectibles. Los jóvenes funcionan como permanentes educandos, cuyo perfil debe llegar a constituirse en garantía de reproductibilidad del orden imperante. 1957: Instituto Nacional de Cine. Cambia la modalidad peronista de subsidios al cine (que era muy generosa y libertina). Se empiezan a valorar las producciones intelectuales e industriales, perdiendo lugar el cine independiente. El final trágico que signa alguna de las historias narradas por el cine de los últimos años parece representar una seria advertencia para una sociedad cuyas condiciones de vida no ofrecen a los jóvenes ningún marco institucional contenedor, pues están todos bajo sospecha, como consecuencia de la disgregación de los vínculos sociales que hizo eclosión durante la dictadura y que la democracia no supo reponer. GERARDO HALPERN, MARÍA GRACIELA RODRIGUEZ, MAURO VÁZQUEZ "DURAZNOS ZIPEADOS" Resumen Este trabajo es el resultado de un análisis de las representaciones de los migrantes regionales de la televisión argentina de los últimos 10 años. El énfasis está puesto en las estrategias enunciativas del medio, observables en un género televisivo emergente que agrupa a programas de no ficción cuya pretensión es “mostrar la realidad”, conocidos como documentales periodísticos autodenominados “de investigación”, y en donde la tematización sobre la vida y las prácticas de sujetos marginalizados se realiza a partir de un contrato de lectura realista. En este marco, se produce la paradójica situación de que estos sujetos, a la vez que obtienen una sobrerrepresentación, son exotizados y alterizados a través de la “culturalización” del conflicto social. En relación con los migrantes, un dato relevante a destacar es que el registro de estas representaciones recae sobre tres grupos étnico-nacionales: peruanos, bolivianos y paraguayos. Consideramos que esta producción televisiva sintoniza con sistemas clasificatorios, básicamente estatales, que exceden a los mismos medios, pero sobre los cuales éstos operan y colaboran. Así, en el entramado cotidiano, y de modos casi invisibles, las representaciones televisivas van naturalizando la operación de trazado de unas fronteras simbólicas sobre las desigualdades sociales que legitiman, en suma, el orden social. Introducción En los últimos ocho años, y en el marco de continuados proyectos de investigación,1 nos hemos dedicado a rastrear, relevar y analizar un extenso corpus de textos (gráficos y audiovisuales) mediáticos que tienen por objeto de representación a los sectores populares, comprendiendo en este problemático sintagma, a los grupos en posiciones asimétricas respecto de los sectores dominantes.2 Premisas: - en las sociedades mediatizadas como las contemporáneas, las representaciones mediáticas son piezas claves en el proceso de comunicabilidad y puesta en común de las diversas experiencias humanas en el encuadre del espacio público. - nos ubicamos aquí en una perspectiva socio-semiótica-cultural, que entiende a las representaciones como aquellas producciones simbólicas destinadas socialmente a dar a conocer un recorte de ‘realidad’. Teniendo en cuenta estas consideraciones, los distintos tramos de la investigaciónfocalizan sobre las modalidades a través de las cuales se encuadran y ponen en circulación un tipo particular de representaciones mediáticas: las de los sectores socialmente relegados, los sin voz, los no-productores, es decir, aquellos que no construyen esas representaciones. La cuestión del poder aparece entonces instaurando una relación que es fundamentalmente asimétrica: algunos sectores poseedores de los recursos de producción representacional extendida, ponen en circulación imágenes y narrativas de aquellos que no los poseen. La doble violencia simbólica de las representaciones Los estudios en comunicación y cultura le atribuyen un papel relevante a las representaciones de los medios de comunicación en las actuales sociedades mediatizadas. Simplemente señalamos que la importancia que se le adjudica actualmente a las representaciones mediáticas radica en que los sujetos incorporan a sus proyectos identitarios significados, imágenes y narrativas provenientes de los textos que los medios ponen en circulación. Ahora bien, y como ya se señaló, la relación entre las producciones mediáticas y sus consumidores es esencialmente asimétrica. Entendemos que esa relación implica una doble violencia simbólica. Por un lado porque toda representación es, por definición, algo que está en lugar de otra cosa, o, toda representación es el resultado de la obligada síntesis de un discurso que opera sobre otra cosa. Por el otro lado, porque las representaciones de los sectores subalternos no son socialmente construidas por ellos sino por los que poseen los medios y los recursos para producirlas; de modo que sobre la primera y constitutiva violencia simbólica de toda representación, se monta un segundo gesto de violencia simbólica que proviene de la imposibilidad de los sectores sin voz de producir sus propias representaciones, de la ausencia de medios y recursos para dar a conocer su voz. No obstante, consideramos que estas representaciones no son ‘inventos’ de los medios, que no surgen de la nada, sino que trabajan insertándose en estructuras de sentido pre-existentes dado que son portadoras de una densidad histórica, y por eso mismo capaces de condensar sentidos con valencias pregnantes para la sociedad. Toda representación, en su circulación, si bien no ‘refleja’ de modos transparentes lo que quiere representar, sí produce ‘efectos de realidad’ que, aunque no se vinculan mecánicamente con los referentes, ponen en juego lo que una sociedad considera verdadero en un momento dado. Por todo esto, conceptualizamos a las representaciones mediáticas no sólo en su aspecto meramente representacional, en el sentido simple de “algo que está en lugar de”, sino también en la plenitud de su capacidad productiva de las condiciones en que se organiza lo social. De allí que el objetivo de la investigación no haya sido ponderar los grados de correspondencia entre la representación y su referente empírico, sino interrogarlas en su carácter productivo, y más aún, en su potencialidad para co-producir las condiciones que hacen posible la reproducción de la desigualdad. Para ello adoptamos una perspectiva multidimensional de la desigualdad que no agota su explicación en las instancias económicas productoras de desigualdades persistentes, sino que intenta articular éstas con las categorías hegemónicas y subalternas que las ordenan y legitiman, así como con las agencias y competencias de los sujetos para atribuir sentidos a sus propias situaciones y prácticas. Consideramos que la desigualdad posee una base material que la organiza, por lo cual se reproduciría persistentemente a través de las estructuras, pero también es resultado de una construcción colectiva que opera en el encuentro entre la vida cotidiana y los circuitos de producción cultural; y encuentra un escenario de procesamiento en los significados que tanto los sujetos como las instituciones (y entre ellas los medios) le dan a la desigualdad. Miradas antropológicas: los ‘otros’ en los medios de comunicación Hemos tomado el período 1989-2009, porque en el transcurso de esos años se produjeron en la Argentina procesos significativos en la dimensión cultural, que sin duda deben colocarse en paralelo con las fuertes transformaciones sociales, económicas y políticas comenzadas con la dictadura (1976-1983) y profundizadas durante el menemato. Una interesante cuestión en ese sentido se observa en el desplazamiento de las producciones televisivas hacia una fuerte presencia de documentales periodísticos ‘de investigación’ que pretenden ‘mostrar la realidad’ a través de una espectacularización que combina información, ficción y entretenimiento. La tematización de la pobreza y la marginalidad ha crecido considerablemente en la programación audiovisual argentina. Esta sobre-representación de sectores en situación de vulnerabilidad en la pantalla televisiva, se da en simultáneo con la emergencia y proliferación de formatos televisivos y ciclos que se basan en la ‘vida real’ como referente. Migrantes regionales en la Argentina Los índices de inmigración limítrofe en Argentina se mantuvieron entre un 2 y un 3 % a lo largo de la historia. En el último censo, el del 2011, el porcentaje de nacidos en países limítrofes se mantuvo en ese rango, pues fue de 3,1. Sin embargo, a partir de los años noventa se aprecia un cambio en dos sentidos respecto de esos datos. En primer lugar, se ha incrementado este porcentaje en relación con la tasa de migración total. Pero sobre todo, y en segundo lugar, esta población se ha concentrado en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y alrededores.11 Caggiano sostiene que son estas dos características demográficas las que han generado una “mayor visibilidad social” y han “promovido los discursos políticos, institucionales y mediáticos que ‘advierten’” sobre la inmigración limítrofe. Interdependencia entre representación mediática y discurso político y jurídico: "La misma normativa se fue ocupando de producir al sujeto que, para los medios de comunicación, se fue construyendo en noticia. En alguna medida, la desigualdad jurídica y material se constituyó en un insumo de la producción noticiosa. El segregado no se convirtió en noticia por el efecto de lo que lo segregaba, sino porque constituía un actor más (ilegítimo y responsable de diversas crisis) dentro del escenario de lo noticiable. No era consecuencia: era objeto responsable." Halpern Esa fue la interdependencia entre Estado y periodismo que construyó una visibilización del inmigrante regional como responsable de los problemas (de salud, seguridad y trabajo) del país. Pero también, que montó alrededor de la imagen de estos inmigrantes regionales una situación de vulnerabilidad. Migrantes regionales en la televisión contemporánea Ese momento de crisis es simultáneo con la aparición de una serie de realismos, tanto en cine, literatura como en televisión. Ladrones, drogadictos, prostitutas, piqueteros, travestis, cartoneros, entre tantos otros sujetos sociales, comenzaron a ser tematizados por el cine, la literatura y los documentales televisivos. Eso que Sunkel denomina como lo popular reprimido empieza a visibilizarse en diferentes soportes mediáticos en Argentina. En este contexto surgen en televisión una serie de programas de carácter documental, con una fuerte veta realista, que tematizan la vida cotidiana de toda esa serie de nuevos actores que se hacen visibles en la escena mediática post-crisis. En su investigación sobre las representaciones de sujetos migrantes regionales en los medios de comunicación locales contemporáneos, Vázquez aborda los vínculos entre la construcción de alteridades y la visibilización de inmigrantes regionales. Tres grandes características resaltan en esos productos del realismo televisado: la territorialización; la primera persona (ubicada en el cuerpo del conductor o el notero); y la celebración de las costumbres. Sobre estos tres aspectos se desarrollará la definición, por parte del medio, delsujeto inmigrante regional. En estos relatos del neo-periodismo, se pone en escena la necesidad de viajar, de realizar un desplazamiento, de ir hacia al territorio del ‘otro’. Las costumbres relevantes de esos otros, aparecen ante la movediza cámara: la danza de los caporales bolivianos, sus noches de karaoke, la sopa paraguaya, el culto a la virgencita, el jugo de durazno, costumbres simpáticas que son legitimadas por el notero, gran mediador, que, tolerante, no solo pisa el territorio sino que además degusta, prueba y aprueba. Esos repertorios culturales son estereotipados y vaciados de la densidad y heterogeneidad que los caracteriza. Y, en ese camino, el cronista direcciona las preguntas, marca la agenda, señala lo que es posible decir y lo que no, e ilumina una ausencia: la política. A través de su análisis de las representaciones de los migrantes regionales, Vázquez da cuenta entonces de los modos en que se fueron trazando, en la última década, dos líneas de sentido en las miradas hacia el otro inmigrante que circulan, en términos generales, entre la amenaza y el exotismo, entre el miedo y el deseo y la fascinación. Estas transformaciones están ligadas a un aspecto de la aparición de esas alteridades: la construcción de una frontera, simbólica y social. Fronteras simbólicas Analizar la forma en que se representa la desigualdad, su forma de circulación y sus encuadres de interpretación no implica suponer que los medios de comunicación “inventan” o “crean” las representaciones de la nada. En verdad, las representaciones mediáticas de las formas contemporáneas de relacionamiento social, emergen, antes que nada, como una ratificación/contestación simbólica de matrices históricas de construcción de desigualdad. Y si esas matrices aparecen relativamente naturalizadas, es porque poseen una densidad histórica que aceita el camino para la apropiación acrítica por parte de los sujetos. Dos cuestiones que quedan abiertas: - Nos interesa reflexionar sobre el multiculturalismo como categoría productiva o mera coartada de tolerancia forzada, y su posible reemplazo por la categoría de interculturalidad, orientada a preguntarse qué del ‘otro’ hay en la propia existencia y, por lo tanto, a relativizar la mismidad. - La (compleja) relación entre obtención de visibilidad (mediática) y acceso a la ciudadanía plena. La construcción del pasaje de grupo práctico a grupo instituido. En verdad, reconocer la presencia de distintas ‘voces’ no equivale a intentar comprenderlas en su irreductibilidad, así como tampoco implica una ubicación diáfana en el supuesto ‘concierto’ polifónico de la diversidad de experiencias humanas. De hecho, la visibilidad sería, acaso, un primer paso en el trayecto que va desde la aparición y la puesta en circulación pública, al reconocimiento y otorgamiento de derechos. Como afirma Hall, “la pluralidad de voces no tiene sentido a menos que sean escuchadas y comprendidas” (1981: 160). Y, agregaríamos, reconocidas en su carácter político. DENNIS MUMBY "INTRODUCCIÓN", EN NARRATIVA Y CONTROL SOCIAL Existe una relación intrínseca entre los reclamos de conocimiento que se pueden hacer en una sociedad específica y la calidad de esa sociedad. La crisis de representación opera en dos niveles. 1) supone una crisis de las nociones cartesianas sobre la Verdad; 2) se trata de una crisis que interesa al proceso de representación política y a la definición de los que participarán en la constitución de los sistemas sociales de sentido. La narrativa es un acto socialmente simbólico es un doble aspecto: (a) adquiere sentido sólo en un contexto social; (b) desempeña un papel en la construcción de ese contexto social como espacio de significación en el que están involucrados los actores sociales. Sin embargo, no hay un isomorfismo simple entre la narrativa y el dominio social. La narrativa monolíticamente no produce un orden social estructurado, estable. El orden social tiene carácter precario, librado a la negociación. La sociedad se caracteriza por una constante "lucha por el sentido". (Laclau y Mouffe) La práctica de la enunciación consiste en la construcción de puntos nodales que fijan parcialmente un sentido; y el carácter parcial de esta fijación procede desde la apertura de lo social, resultado a su vez del constante desborde de todo discurso por la infinitud del campo de discursividades. La construcción de un sentido no ocurre en un vacío político, sino que es producto de los distintos intereses políticos y de poder. La construcción social de un sentido es inevitablemente un proceso político. La "imposibilidad de la sociedad" se refiere al mito de la sociedad armónica. Esta es inalcanzable dada la contingencia de las relaciones sociales y el carácter inextripable de las relaciones de poder. Esto puede ser visto optimistamente, como una posibilidad para la transformación. ROSSANA REGUILLO POLÍTICA DE LA (IN)VISIBILIDAD. LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA DIFERENCIA Los regímenes de visibilidad no son neutros ni naturales. Se trata de complejas construcciones socio-históricas que se articulan a: (1) formaciones históricas particulares, lo que significa que la in-visibilidad está siempre situada. (2) instituciones socializadoras e intermediarias que la modelan y modulan. Se aprende a ver y elllo tiene repercusiones culturales y sociopolíticas. (3) lógicas de poder político que deviene poder cognitivo. Quienes determinan qué es lo visible y lo invisible configuran lo cognoscible y enunciable del mundo. Sin embargo, es importante señalar que todo régimen de in-visibilidad comporta una franja de indeterminación potencialmente trasformadora. Y esta condición la que vuelve amenazantes los mundos de la visibilidad. Mirar de otro modo, ser mirado de otro modo, implica movilizar los cimientos mismos en los que reposa un orden asimétrico, excluyente y estigmatizador. II. De la imaginación colonial al imaginario global: auto y hetero representación La expansión colonial genera la "crisis de lo propio". En la medida que se afianza la modernidad y su ideal de progreso � las culturas europeas requieren de la presencia de otro diferente y diferenciado sobre quien o contra quien construir su identidad (heterorepresentacíon). III. Los dispositivos de la mirada Mirada y tecnología están profundamente imbrincadas, se condicionan mutuamente. La relación estrecha entre "lejanía" y "diferencia" fue históricamente construida. Su implicaciones son cruciales en el mundo interconectado actual. Se trato de uno de los nudos conflictivos en el tema de la invisibilidad y la diferencia como: (a) una amenaza por su proximidad creciente (b) un objeto de consumo banalizado que se reduce a una lista de rasgos "distintivos" de la cultura diferente (c) un objeto de tematización mediática que explica la diferencia como causada por las determinaciones geopolíticas. IV. Visibilidad: el poder de la representación El prestigio de la razón y la neutralidad de la ciencia reposan en buena medida en los dispositivos de visibilidad en que se han convertido los medios de comunicación cuya importancia no radica solamente en ser correas de transmisión de las representaciones dominantes, son además productores -impunes- de esas representaciones, despliegan todo su poder clasificatorio y estigmatizador bajo la coartada de su exclusiva mediación tecnológica. En el paisaje mediático, el otro queda interceptado por la fuerza de un imaginario global que reedita la producción de la diferencia. V. Tecnologías de la proximidad La mirada y sus tecnologías persisten en su tendencia a ubicar "lo diferente" en las antípodas de la sociedad normalizada, disciplinada, medicalizada que se esfuerza en resistir las contaminaciones de un mundo otro que amenaza con poner en cuestión el sistema de doxas que la cientificidad de una sociedad en busca de la modernidad se da como parámetros para alcanzar el sueño de la autonomía y el desarrollo. El pensamiento que piensa la diferencia se configuraa partir de un "topos", de una geografía domesticadora. VI. La invisibilidad situada Ejemplos de las fotos de Abu Ghraib. Estas constituyen una síntesis del trabajo de la maquinaria simbólica que banaliza y estetiza el horror, además de "normalizar" imágenes y discursos que se instalan en el paisaje social como aspectos constitutivos del momento histórico que atravesamos. VIII. Conclusiones 1) toda diferencia es una diferencia situada y relacional � para que la diferencia opere es necesario que el diferente sea consciente de su condición y tenga la competencia de autorepresentarse en el proceso de interacción cultural. 2) La politicidad debe ayudarnos a entender la aparente "ausencia de conflicto" por la paradógica invisibilidad del poder instituyente. 3) Restituir politicidad implica volver visible no sólo la dimensión relacional de la diferencia, sino en el otro extremo hacer-ver hacer-saber la ausencia de relación que excluye al otro implicando convertirlo en objeto pasivo del poder de institución (es decir de control y de dominio) y de nominación (su dimensión simbólica). MARÍA GRACIELA RODRIGUEZ REPRESENTACIONES: EL JUEGO INCOMPLETO Para los estudios de Comunicación y Cultura, la noción de representación interesa a los efectos de pensar los modos en que una verdad se hace creíble para una sociedad determinada y de desentramar los mecanismos por los cuales esas representaciones ingresan y circulan por el imaginario social. Desencantos Sobre la categoría "representación" se puede plantear desde su aspecto constructivo: cómo contituyen el orden simbólico y son esenciales para la creación de subjetividad. Se la puede pensar en su opuesto, con una idea desencantada. Se puede tomar la definición de Williams "aquello que está en lugar se". Sin embargo, creemos que lo importante más que la categoría es la preguntas que se le deben hacer: qué se representa? Quién, cómo lo representa? Es decir, las preguntas por el objeto, el sujeto, los referentes y la validación social de las representaciones. Este desplazamiento teórico desde los interrogantes sobre el principio de la correspondencia con la realidad hacia las cuestiones del poder y la ideología implica, en primer lugar, que en el análisis de las representaciones queda excluida la pregunta por las "intenciones" del individuo productor, en tanto este no es más que un conjunto de posiciones de sujeto, o, desde la teoría de los discursos sociales, un lugar de producción. El campo de las representaciones es un campo relativamente controlado que legisla los modos en que un grupo se va a ver a sí mismo así como las posiciones que se ocupan en el orden social. En función de las relaciones de poder que se establecen entre el sujeto y el objeto de la representación, ésta posee funciones legitimantes y legislativas y no se constituye como mero reflejo sino como fuerza activa en la construcción social de la realidad. La representación de lo popular implica un gesto de violencia simbólica que proviene de la imposibilidad de lo popular de nombrarse a sí mismo, de producir metadiscursos sobre sus prácticas y, por lo tanto, toda representación de lo popular es resultado de un gesto intelectual. El desborde del sujeto Las representaciones se nos ofrecen a la cultura como la síntesis obligada de un discurso que contiene a otro, sea sujeto u objeto, que sin embargo no lo desborda. La representación se coloca como un particular construcción de sentido producto de una operación de selección y síntesis donde intervienen las gramáticas de producción y de reconocimiento. En su circulación, la representación producirá efectos de realidad no vinculados mecánicamente con los referentes empíricos que la constituyen. Hay que descartar la idea de que un texto imponga un sentido fijo, así como que sus sentidos sean infinitos. Existen interpretaciones diferenciales, más limitadas. También hay una lectura preferencial, una dirección que intenta establecer el texto. Las audiencias no producen lo que quieren, sino un sentido posible dentro de los límites de sus marcos interpretativos y de la estructura de la representación. Porque aunque ésta no es un objeto con una "realidad" externa empírica remisible, toda representación posee en su interior unos mecanismos significativos que promueven ciertos sentidos (y hasta un sentido privilegiado si se quiere) y suprimen otros. El otro lado El concepto de "lectura preferencial" tiene valor coomo un medio de explicar que en ciertas condiciones, en determinados contextos, un texto tiende a ser leído de un modo particular por la audiencia (o por lo menos por ciertos sectores de ella). El sentido de un texto o de una representación debe entenderse como el resultado de la interacción entre los códigos introducidos en el texto y los códigos en los que "habitan" los distintos sujetos. La culutra ni se produce en las industrias culutralses ni es el resultado de la acción de individuos aislados sino que es el producto de negociaciones y apropiaciones de símbolos que se hacen circular públicamente. La representación es un vehículo de una interpelación que, sin embargo, no es en absoluto algo dado en forma permanente, sino que es condicional y transitoria. El sujeto es, en consecuencia, un interdiscurso, el producto de los efectos de las prácticas discursivas de las que participa a lo largo de su historia. Palimpsestos: imaginarios y representación La violencia simbólica que estas formas generan no debe verse sólo en sus aspectos represivos, sino también a partir de los efectos inclusivos y de constitución de subjetividades � Un sistema común de orientaciones expresivas y afectivas, que permite una comunicación y un cierto tipo de socialidad en el interior de una clase. La autoridad de una representación no se vincula sólo con su pretensión de verdad sino, más bien, con la capacidad de articular las relaciones de cada individuo con los otros respecto de una verdad. En el marco de la construcción del imaginario, la creación de representaciones "novedosas" consiste en la inserción de las visibilidades sociales, de aquello del orden de lo no-dicho, de lo no-representado. MAURO VÁZQUEZ CERCANÍAS DISTANTES: INMIGRANTES REGIONALES EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN HEGEMÓNICOS Caso: Parque Indoamericano. Muchas veces la visibilidad aparece como un peligro para los inmigrantes regionales. Foucault dice que la visibilidad es un trampa. La aparición de los inmigrantes regionales muchas veces cae en una trampa, en una serie de operaciones que denigran, distancian discriminan, en el mismo gesto de acercar. La visibilización no es un bien en sí, pues importan las tradiciones y los contextos (en y a través de) lo cuales es producida. Clave: - etnificación del territorio - creación de fronteras � territorialización del inmigrante regional - caracterización de un espacio como peligroso - nominalización de los espacios, permite reconocerlos, ubicarlos, caracterizarlos. - las fronteras son geográficas y sociales � los límites vueltos fronteras sociales construyen alteridades territoriales tanto en relación a contenidos "culturales" como de violencia social: del otro lado se encuentra a la vez la comida exótica, y otra lista de costumbres y tradiciones, como la violencia de los tiros y la muerte. Visibilizar no implica necesariamente democratizar. El otro no es una esencia sino el producto de una historia, de ciertas hegemonías concretas, de los juegos y relaciones entre tradiciones. En esas construcciones históricas participan los medios de comunicación, de forma heterogénea, pero con diversos encuentros, negociaciones, que se cruzan en torno de la formación de una frontera social etnificada.
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