Logo Studenta

Aristoteles-Politica-páginas-41

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

LIBRO III 205 
11 Y tal vez por esta razón 570 eran monarquías al princi- 
pio, porque era raro encontrar hombes que se distinguie- 
ran mucho por su virtud, especialmente entonces cuando 
habitaban en ciudades pequeñas. Además designaban a los 
reyes por los servicios realizados, lo cual es obra de hom- 
bres buenos. Pero cuando resultó que había muchos seme- 
jantes en virtud, ya no soportaban el gobierno de uno so- 
lo, sino que buscaban cierta comunidad y establecieron una 
12 constitución ciudadana 571. Después, al hacerse peores, se 
enriquecían a expensas del tesoro público, y de ahí es razo- 
nable pensar surgieron las oligarquías, puesto que conside- 
raron como honor la riqueza 572. De las oligarquías pasa- 
ron primero a las tiranías, y de las tiranías a la democra- 
cia 573. Pues al reducir cada vez más el número por su 
vergonzosa codicia, hicieron más fuerte a la multitud hasta 
13 que se impuso y nació la democracia. Y desde que las ciu- 
dades han llegado a ser mayores, tal vez no es fácil ya 
que surja un régimen distinto de la democracia. 
Y si alguien supone que la monarquía es el régimen 
mejor para las ciudades, ¿cuál será la situación de los hijos 
del rey? ¿Debe reinar también su descendencia? Pero esto 
14 será perjudicial si resultan como algunos han resultado. En 
ese caso, aún siendo el rey soberano, no transmitirá el po- 
der a sus hijos. Pero tampoco eso es fácil de creer, pues 
j70 Una exposición totalmente diferente de las razones y de la suce- 
sión de las constituciones se encuentra infra, IV 13, 10, 1297b16 SS., y 
una crítica de los puntos de vista de Platón, cf. infra, V, 12, 7, 1316al SS. 
j7' Cf. PLATÓN, Político 301C; IS~CRATES, Elogio d6,Elena 35. 
j7' Cf. PLATÓN, República 8 550D SS. 
573 En cambio, PLATÓN, República VIII, 555B SS., da otra sucesión 
de los regímenes: oligarquía -, democracia + tiranía. Aristóteles in- 
vierte el orden: oligarquía tiranía 4 democracia; cf. también infra, 
V 12, 12, 1316a32 SS. 
es duro y es propio de una virtud muy por encima de la 
naturaleza humana. 
Hay también otra dificultad acerca de la fuerza militar: 
el que pretende reinar, ¿debe tener en torno suyo alguna 
fuerza de modo que pueda obligar a los que no quieran 
obedecer, o de qué modo puede administrar su reino? Aun- 1s 
que fuera un soberano de acuerdo con la ley y no hiciera 
nada por su propia voluntad en contra de lo legal, no obs- 
tante será necesario que tenga una fuerza con la que haga 
guardar las leyes. Tal vez con un rey de esta clase no es 16 
difícil resolver la cuestión: debe tener una fuerza tal que 
sea justo superior a la de cada uno, individuo o grupo, 
pero menor que la del pueblo 574; así es como los antiguos 
concedían las guardias, cuando nombraban a alguien aisym- 
neta o tirano 575. Así, cuando Dionsio 576 pidió una guar- 
dia, alguien aconsejó a los siracusanos que le concedieran 
un número determinado 577 de guardias. 
La cuestión sobre el rey que actúa 16 1287a 
Examen siempre según su propia voluntad 578 se 
de la monarg'uía presenta ahora y es necesario exarninar- 
absohta la. La llamada monarquía conforme a-la 
ley no es, como dijimos 579, una forma 
especial de régimen político (pues en todas puede existir 
574 El pueblo o la masa, plethos, es el cuerpo entero de ciudadanos; 
cf. infra, VI1 6, 9, 1327b18. 
s75 Sobre el sentido político del tirano, cf. infra, V 5, 6, 1305a7 
siguientes. 
576 Se trata de Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa de 405 a 367 a. C. 
577 El número está determinado unas líneas más arriba, al comienzo 
del presente párrafo 16. 
578 Probablemente Aristóteles tiene en cuenta la anécdota que cuenta 
HER~DOTO, 111 31, según la cual una ley habría permitido al rey de los 
persas hacer lo que quisiera. 
579 Cf. supra, 111 15, 2, 1286a2 SS. 
LIBRO 111 207 
un generalato vitalicio, por ejemplo, en la democracia y 
en la aristocracia, y muchos ponen a un solo hombre al 
frente de la administración 580. Una magistratura de tal ti- 
po existe en Epidamno '81, y en Opunte, pero con poder 
más limitado en algún aspecto). 
2 En cuanto a la llamada monarquía absoluta, es decir, 
esa en la que el rey manda en todo según su propia volun- 
tad, algunos piensan que no es natural que uno solo tenga 
poder soberano sobre todos los ciudadanos cuando la ciu- 
dad está compuesta de iguales. Porque quienes son iguales 
por naturaleza tienen los mismos derechos y la misma dig- 
nidad de acuerdo con lo natural. Y como es perjudicial 
para los cuerpos de seres desiguales tener el mismo alimen- 
to o vestido, así ocurre también con los honores, y lo mis- 
mo sucede, por tanto, con la desigualdad entre iguales 582. 
3 Por eso precisamente no es más justo gobernar que ser 
gobernado, y el hacerlo por turno es justo. Esto es ya una 
ley, pues el orden es una ley 583. Por consiguiente, es pre- 
ferible que mande la ley antes que uno cualquiera de los 
580 En el presente pasaje se opone la administración al generalato. 
También ARIST~TELES en Constitución de los atenienses 43, 1, opone la 
administración 0rdinaria.a las funciones militares. Véase también ISÓCRA- 
TES, Panatenaico 128. 
581 Epidamno está situada en Iliria; cf. infra, V 1, 10, 1301b21; y 
Opunte en Lócride oriental, al sur de las Termópilas; estas ciudades pare- 
cían ser Estados oligárquicos. En algunas oligarquías los principales car- 
gos civiles y militares estaban en manos de un solo hombre; cf. infra, 
V 10, 5 , 1310b22. Jenofonte habla del mal que ocasiona a los Estados 
el tener muchos jefes debido a las rivalidades incesantes entre ellos; cf. 
Anábasis VI 1, 18. Y también HOMERO, Ilíada 11 204. PLUTARCO, Camilo 
18. 
Cf. ARIST~TELES, Ética a Nicómaco 11 5 , 1106a36 SS. PLATÓN, Le- 
yes 111 691C. 
Cf. infra, VI1 4, 8 , 1326a29. 
ciudadanos, y por esa misma razón, aun si es mejor que 4 
gobiernen varios, éstos deben ser establecidos como guar- 
dianes y servidores de las leyes. Pues es necesario que exis- 
tan algunos magistrados, pero no es justo, se dice, que 
tenga el poder uno solo, al m- cuando todos son iguales. 
Por otra parte, todo lo que la ley parece no poder defi- 
nir, tampoco un hombre podría conocerlo. Pero la ley, 5 
al educar a propósito a los magistrados, les encarga juzgar 
y administrar las demás cosas con el criterio más justo. 
Y además, les permite rectificarla 584 en lo que, por expe- 
riencia, les parezca que es mejor que lo establecido. Así 
pues, el que defiende el gobierno de la ley, parece defender 
el gobierno exclusivo de la divinidad y de la inteligencia 585; 
en cambio el que defiende el gobierno de un hombre añade 
también un elemento animal; pues tal es el impulso afecti- 
584 Aristóteles en este pasaje recuerda probablemente un pasaje de 
PLATÓN, Leyes VI 772B. Puede referirse también a la práctica ateniense; 
después de las reformas de Pericles, cada año se hacía el examen y en+ 
mienda de las leyes existentes. Los seis thesmothét~s, que representaban 
el poder ejecutivo, revisaban cada ano las leyes, haciendo notar las im- 
perfecciones y proponían las leyes nuevas necesarias. La Asamblea, como 
poder deliberativo, examinaba el estado de las leyes después de la rela- 
ción dada por los tesmótetas; y', si había leyes nuevas propuestas, el po- 
der judicial, bajo la forma de un cuerpo especial, nomothétes, nomóte- 
tus, tomado de entre los miembros de los tribunales, se pronunciaba so- 
bre las leyes nuevas. Cf. ARIST~TELES, Constitución de los atenienses 3, 
5; 59, sobre los tesmótetas. 
Sobre la relación de las palabras, no& - nómos, inteligencia - ley, 
o Iógos - nómos, razón - ley, cf. PLATÓN, Leyes 1 644D-645A; IV 
713E-714A. Se explica la ley como una determinación fijada por la razón 
(Leyes 674B). La razón se identifica a menudo con un dios; cf. Emi - 
PIDES, fragmento 1007: la razón es un dios en cada uno de nosotros. 
Y ARIST~TELES, Ética a Nicómaco X 7, 1177b26 SS., siguiendo a Platón 
(República IX 7, 588C SS.), hace notar que en el hombre hay un elemento 
divino, la razón, unidoa un elemento animal.

Continuar navegando