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Aristoteles-Politica-páginas-59

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LIBRO v 329 
de las leyes, lo cometen los demagogos, pues dividen' s ies- 
pre la ciudad en dos al luchar contra los ricos, cuando 
deberían, por el contrario, parecer defenderlos siempre; en 
las oligarquías, los oligarcas deberían defender la causa del 
pueblo, prestando juramentos "O1 contrarios a los que ahora 
1; prestan los oligarcas. Ahora, en efecto, en algunas ciuda- 
des juran: «seré hostil al pueblo y decidiré contra él el mal 
que pueda)), cuando deberían pensar y fingir lo contrario, 
declarando en su juramento: «no seré injusto con el 
pueblo)). 
Lo más importante de todo lo dicho, para que perdu- 
ren los regimenes, y que ahora todos descuidan, es la 
12 educación "O2 de acuerdo con el régimen. Pues nula sería 
la utilidad de las leyes más beneficiosas y ratificadas por 
todo el cuerpo de ciudadanos, si éstos no están acostum- 
brados y educados en el régimen, democráticamente si las 
leyes son democráticas, y oligárquicamente si las leyes son 
oligárquicas, pues si se puede dar la falta de dominio en 
un individuo, también se puede dar en la ciudad "O3. 
13 Educar conforme al régimen no es esto: hacer lo que place 
a los miembros de la oligarquía o a los partidarios de la 
democracia, sino aquellas cosas con las que puedan unos 
gobernar oligárquicamente y otros democráticamente. Pe- 
ro ahora en las oligarquías los hijos de los gobernantes 
viven en la molicie "O4, mientras los de los pobres se for- 
"O' Cf. AND~CIDES, Sobre los misterios 98, donde habla de los jura- 
mentos pronunciados por los oligarcas contra el pueblo ateniense; y so- 
bre los juramentos de los partidarios de la democracia que se comprome- 
ten a conservar el régimen, cf. TUC~DIDES, VI11 75, 2. 
"O2 Cf. VI11 1 , 1 , 1337a14. PLATON, República VI11 552E ss. 
"O3 Cf. también ARIST~TELES, Ética a Nicómaco VI11 1 1 , 1152a19. 
"O4 Cf. PLAT~N, República VI11 556B-C. 
man en los ejercicios gimnásticos y en los trabajos, de mo- 
do que desean y están más capacitados para provocar 
innovaciones. En las democracias que pasan por ser las 14 
más democráticas ha prevalecido lo contrario de lo conve- 
niente; la causa de ello es que definen mal la libertad 'los. 
Pues dos son las cosas que parecen definir la democracia: 
la soberanía de la mayoría "O6 y la libertad, pues la justi- 1s 
cia parece consistir en una igualdad, y la igualdad en que 
lo que parezca bien a la muchedumbre, que esto tenga po- 
der soberano, y la libertad y la igualdad en hacer lo que 
a uno le plazca. De modo que en tales democracias vive 
cada uno como quiere y va a donde desee, como dice Eurí- 
pides "O7. Pero esto es malo 'lo*, pues no debe ser consi- 16 
derado una esclavitud el vivir de acuerdo con el régimen, 
sino una salvación "O9. 
Así pues, las causas por las que los regimenes cambian 
y,perecen, y por qué medios se salvan y perduran, son 
en general todos ésos. 
"O5 La libertad entendida como el poder hacer lo que se quiere es 
una característica de la democracia en general; cf. VI 2, 3, 1317bll SS. 
Sobre esta concepción de la democracia, cf. PLATÓN, República VI11 557B; 
560E; IX 572E; Leyes 111 701B; IS~CRATES, Areopagítico 20, y otros. 
"O6 Sobre la soberanía del número, cf. 111 8, 2, 1279b16 SS.; IV 4, 
6, 1290b16 SS. Sobre la libertad, cf. VI 2, 1-4, 1317a4 SS. 
"O' EUR~PIDES, frag. 891, A. NAUCK, Tragicorum Graecorum Frag- 
menta, reimpr. Hildesheim, 1964. También ARISTOTELES, Ética a Nicó- 
maco X 10, 1180a27, con la cita del verso de HOMERO, Odisea IX 114; 
y supra, 1 2, 7, 1252b22. 
"O8 Cf. PLATÓN, Leyes VI 780A. 
"O9 Cf. ARIST~TELES, Retórica 1 4, 1360a19, expresa una idea seme- 
iante; y PLATÓN, Leyes IV 715D; AND~CIDES, Contra Alcibíades 19. 
LIBRO V 33 1 
10 --b Queda tratar también de la monarquía 
Causas de las causas por las que se destruye y los 
destrucción y medios naturales para salvarla. Lo que 
medios de 
conservación de ocurre en las monarquías y en las tira- 
131m las monarquías nías "'O es muy semejante a lo dicho acer- 
2 ca de los regímenes, pues la monarquía 
se corresponde con la aristocracia, y la tiranía 1 1 1 1 está com- 
puesta de las formas extremas de oligarquía y de democra- 
cia; por eso es la más perjudicial para los gobernados, por 
estar compuesta de dos regímenes malos y tener las desvia- 
3 ciones y errores de ambos sistemas. El origen de una y 
otra monarquía procede de fuentes opuestas: la monarquía 
surge para la protección de las clases acomodadas frente 
al pueblo, y el rey es designado entre aquéllos por su supe- 
rioridad en virtud o en acciones que proceden de la virtud, 
o por alguna excelencia 1 1 1 2 de este género. En cambio, 
el tirano sale del pueblo 1 1 1 3 y de la masa contra los nota- 
bles, para que el pueblo no sufra ninguna injusticia por 
4 parte de aquéllos. Se ve claro por los hechos: casi la mayo- 
ría de los tiranos, por así decir, han surgido de demagogos 
que se han ganado la cmfianza 1114 calumniando a los 
s notables. De las tiranías, en efecto, unas se establecieron 
de este modo, cuando ya.las ciudades habían crecido l 1 I 5 ; 
otras, antes de esto, surgieron de reyes que se apartaron 
de las costumbres de sus antepasados y aspiraban a un man- 
11" Cf. V 10, 13, 1311a22 SS.; V 10, 35, 1312b34 ss. 
11" Para esa composición véase la explicación en V 10, 11, 131 la8 
SS.; y esta composición tiene las mismas causas de caída que los regíme- 
nes que la componen; cf. V 10, 35, 1312b34 SS. 
1112 Cf. supra, V 10, 7, 1310b33. 
1113 Cf. P L A T ~ N , República VI11 569A. 
"14 Cf. V 5, 9, 1305a21 SS.; PLATÓN, República VI11 565E. 
"15 Sobre esta misma idea, cf. TUC~DIDES, 1 13. 
do más despótico. Otras, de los ciudadanos elegidos para 
las magistraturas supremas (pues antiguamente 1116 las de- 
mocracias establecían para mucho tiempo los cargos civiles 
y religiosos); otras surgían de las oligarquías 1117 cuando 
elegían a uno solo con poder soberano para las más impor- 
tantes magistraturas. Todos estos procedimientos eran fá- 6 
ciles de aplicar con sólo querer, porque ya tenía1 el poder 
inherente en unos casos a la autoridad real y en otros a 
la de su cargo. Por ejemplo, Fidón en Argos "18 y otros 
tiranos 1119 se establecieron porque disponían ya de la rea- 
leza; los tiranos de Jonia 1120 y Fálaris 1121 procedían de 
las magistraturas; Panecio "22 en Leontinos, Cípselo en 
Corinto 1123, Pisítrato en Atenas 1124, Dionisio en Sira- 
l 1 I 6 En la época de Pítaco, cf. 111 14, 9, 1285a35; y de Pisístrato 
en el s. VI a. C. 
1117 Como en Epidamno, cf. 111 16, 1, 1287a7. 
l 1 l 8 Fidón de Argos parece que vivió en la primera mitad del s. VII 
a . C. No se debe confundir con Fidón de Corinto, mencionado en 11 
6, 12, 1265b12 ss. 
l 1 I 9 Como Carilao, cf. V 12, 12, 1316a33 ss. 
Como en Mileto, Trasibulo, contemporáneo de Periandro de Co- 
rinto. Sobre la desaparición de estos tiranos de Jonia, cf. HER~DOTO, VI 43. 
1121 Falaris de Agrigento (al sureste de Sicilia), dueño del poder en 
565 a. C., se mantuvo dieciséis afios aproximadamente. Después de la 
tiranía de Fálaris, más tarde sobreviene la tiranía de Teron (488-472 a. 
C.), tan cantado por Píndaro en sus odas. Sobre Fálaris cf. POLIBJO, 
XII 25; P~NDARO, Pítica 1 185; DIODORO, IX 30. 
l l Z Z Panecio en Leontinos (al este de Sicilia) fue el primero de los 
tiranos sicilianos conocidos; era polemarco (cf. POLIENO, V 47) en una 
oligarquía y se apoderó de la tiranía; cf. V 12, 15, 1316a36. Este aconte- 
cimiento podría fecharse en 608 a. C. 
1123 Corinto, ciudad dona del noreste del Peloponeso, después de la 
realeza primitiva tuvo una aristocracia representada por la familia de los 
Baquíadas en torno a 747 a. C.; en la ciudad había armadores, negocian- 
tes e industriales, cf. TUC~DIDES, 1 13, 2 SS.; gracias a esta riqueza Corin- 
LIBRO V 333 
cusa y otros del mismo tipo por haber actuado como 
demagogos. 
7 Así pues, como dijimos llZ5, la monarquía está situada 
en correspondencia con Ia aristocracia, pues se basa en el 
mérito o en la virtud personal,o en el linaje, o en los 
beneficios prestados llZ6, O en estas cosas y en el poder; 
s pues todos los que habían prestado servicios o eran capa- 
ces de prestarlos a las ciudades o a los pueblos, alcanzaron 
este honor; unos, como Codro 1127, impidiendo que fueran 
esclavos en la guerra; otros, por haberles dado la libertad, 
como Ciro " 2 8 ; O por haber fundado ciudades llZ9 o con- 
to fundó colonias en el Adriático y .en la Magna Grecia. La oposición 
entre nobles ricos, amigos de Esparta, y pobres, favorables a Atenas, 
produjo sublevaciones; en una de ellas, Cípse1,o que era un polemarco 
(cf. HER~DOTO, V 92) derribó el régimen de los Baquíadas que tuvieron 
que expatriarse, y se hizo con el poder y se mantuvo en él muchos años, 
en la segunda mitad del s. VII a. C. Fue buen gobernante, concilió los 
grupos representados por la pequeña nobleza y la burguesía comerciante, 
protegió el trabajo de artesanos y obreros, favoreció el comercio, distri- 
buyó las tierras confiscadas de los expatriados. 
"" Sobre Pisistrato, y Dionisio de Halicarnaso, cf. V 5, 9-10, 1305a24 
SS., y notas 1003 y 1005, respectivamente. 
llZ5 Cf. V 10, 2, 1310b2. 
lLZ6 Cf, V 10, 3, 1310bll; 111 14, 12, 1285b6 SS. 
"" Codro, rey legendario de Atenas del s. ix a. C., segun la tradi- 
ción sacrificó su vida para salvar a su pueblo de la invasión de los dorios. 
Cf. LICURGO, Contra Leócrates 84 SS.; otra versión se encuentra en Es- 
TRABÓN, IX 393; XIV 653. 
"" Ciro libró a los persas de la esclavitud de los medos en 559 a . 
C., cf. E s ~ u n o , Persas 770 SS. JENOFONTE, Ciropedia, nos da un retrato 
idealizado suyo. PLATÓN, Menéxeno 239D. 
Fundar una ciudad es una de las más grandes bellas acciones. 
Cf. CICER~N, Sobre la república 1 7, 12. Sobre la conquista de territorios, 
cf. 111 14, 12, 1285b7. Sobre los Heraclidas de Lacedemonia, cf. ÉFORO, 
F. JACOBY, Die Fragmente der griechischen Historiker, Leiden, E. J. Brill, 
1961, 70 F 117-118. - Sobre los reyes de Macedonia, su origen argivo 
quistado territorios, como los reyes de Lacedemonia, de 
Macedonia y de los Molosos. El rey quiere ser un guar- 9 
dián, para que los que poseen riquezas no sufran ninguna 1311a 
injusticia, y al pueblo no se le afrente en nada "30. La 
tiranía, como se ha dicho "31 muchas veces, no mira en 
nada al bien común, sino a su provecho personal. El 
objetivo del tirano es el placer, el del rey es el bien. 
Por eso, entre las ambiciones, las del tirano son las rique- lo 
zas, las del rey las que hacen referencia al honor; y la guar- 
dia del rey 113' es de ciudadanos, y la del tirano es de 
mercenarios. 
Que la tiranía tiene los defectos de la democracia y de 1 1 
la oligarquía es evidente: de la oligarquía le viene el tener 
como fin la riqueza 1133 (pues únicamente así puede man- 
tener la guardia y el lujo), y el no confiar en nada 1134 
en el pueblo (por eso lo privan de las armas "35); y el 
hacer mal a la masa, expulsarla de la ciudad y dispersar- 
y la conquista del país, cf. HERÓDOTO, VI11 137-138; TUC~DIDES, 11 99. - 
Los molosos habitan una región al noreste del Epiro; eran considerados 
como bárbaros; cf. T u c b m ~ s , 11 80-81. Se decían descendientes de Neop- 
tólemo, hijo de Aquiles, quien con sus compañeros conquistó el territo- 
rio: cf. PLUTARCO. Pirro 1. 
1130 Cf. Solón citado por ARIST~TELES, Constitución de los atenienses 
12, 1 [trad. M. GARC~A VALDÉS], pág. 75. 
"" Cf. 111 7, 5, 1279b6; IV 10, 4, 1295a17 SS. 
113' Cf. 111 14, 7, 1285a2. Sobre la guardia personal de Pisistrato 
en Atenas, cf. TUCÍDIDES, VI 57, 1; ARIST~TELES, Constitución de los 
atenienses 18; DIODORO, XIII 95, 5. 
1133 Se encuentra la misma idea en ARIST~TELES, Ética a Nicómaco 
VI11 12, 1160b15. 
1134 Cf. V 6, 12, 1306a12. 
"35 Véase en Atenas bajo Pisístrato, ARIST~TELES, Constitución de 
los atenienses 15, 3-4; y bajo la oligarquía, cf. JENOFONTE, Helénicas 
11 3, 20. Y en Mitilene, cf. TUC~DIDES, 111 27.

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