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CULTURA DE LA PALMERA 
En cualquier época, especialmente en aquellas en que el canario tuvo una relación más directa con la 
tierra y cuando los recursos eran escasos, no había parte de una palmera que no fuera utilizada para 
múltiples fines. 
De sus estípites o troncos resistentes se obtuvo material para techar y entarimar las primeras casas de 
la ciudad de Las Palmas y de algunos pueblos de la Gomera. En muchos lugares de las islas encontramos 
aún colmenas hechas con ellos así como recipientes para granos, pesebres para el ganado, etc. 
De las hojas se utilizan 
todas sus partes. Los antiguos 
canarios usaban los foliolos con 
fines ornamentales y para la 
confección de esteras, serones, 
sombreros, escobas y otros 
productos de primera 
necesidad en el campo. Como 
expresa la adivinanza: "Este 
era mi pensamiento para 
adivinar las cosas, que de la 
cama a la mesa es cosa 
menesterosa", era necesaria la 
estera en los suelos de tierra de 
las antiguas casas de piedra. 
 
 
 Estas hojitas, después de "ripiar el pirguan", 
servían también como alimento para el ganado en 
períodos secos y de poco pasto. Del pirguan, el 
raquis de la hoja, se siguen haciendo cestos de 
varios tamaños y usos. Los talajagues se utilizaron 
en el pasado como combustible y, por supuesto, para 
moldear algún barquito o juguete de niño. 
 De las palanquetas se extrae la corteza correosa 
para el ribeteado en cestas de caña. Con la 
inflorescencia seca se barrieron los caminos 
empedrados y más de un sayón se llevó algún que 
otro variscazo con ellas. 
 Sus frutos, los dátiles, no tienen suficiente pulpa 
para consumo humano, sin embargo han sido una 
fuente alimenticia para cochinos y otros animales; 
tanto verdes, pues su semilla es blanda y 
nutritiva, como maduros dejándolos fermentar. 
 La longevidad, resistencia al frío y porte esbelto y 
vigoroso de la palma canaria ha sido determinante 
en su uso de mojón y guardarraya en linderos de 
propiedades y como planta ornamental en 
jardinería. Por eso destacan hoy en muchos 
paseos, jardines y avenidas de nuestros pueblos 
y de lejanas regiones como Francia, Egipto, 
Chile, California o Australia. 
 Podríamos apuntar otras utilidades pero, 
evidentemente, el exponente más genuino de lo 
que denominamos Cultura de la Palmera es la 
técnica de obtención de su savia, el Guarapo, y 
su consiguiente transformación en miel de palma, 
una práctica antiquísima que se ha conservado en la 
Gomera y de origen norteafricano como la 
población aborigen de las islas. 
 El guarapo se recoge del ápice de la palma, 
una vez se ha descogollado dejando una calva y 
una corona de hojas que asegure su subsistencia. 
Tras el "curado", o corte de una delgada lámina 
del meristemo terminal, todos los atardeceres 
propicios del período de guarapera, la savia mana 
de la herida y confluye en una canal de caña que 
gotea en un recipiente que se va llenando en la 
noche y se recoge al alba (de día, con el calor, hay 
fermentaciones en la savia). Se consume 
directamente por las mañanas o se conserva en 
congelador. El que se va a transformar en miel se 
hierve a fuego de leña o de otro combustible varias 
horas, reduciéndose a melaza en una relación de diez 
litros de guarapo a dos o tres litros de miel. 
 
 
 
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 Cuando peligra la existencia de la palma, por el rebaje del curado al cabo 
de los meses, se paraliza el proceso e inmediatamente comienza a 
formarse un nuevo cogollo que dará lugar a una nueva dotación de 
hojas. 
 Cuando pasen de seis a doce años y la palma haya crecido casi un metro, 
se puede obtener guarapo de nuevo. En la altura que se hizo guarapera, 
queda en el tronco un estrangulamiento anular como testimonio de la 
mencionada práctica. Es fácil encontrar en cualquier lugar de Tazo, 
Cubaba, Alojera, Barranco de Valle Hermoso, etc. palmas con más 
de cinco cinturas, demostrando que se han guarapeado otras tantas 
veces sin que esta hermosa planta haya muerto en el intento. 
 En un contexto más global, la extracción del guarapo a las palmeras es 
común en el mundo tropical. En el SE de Asia se saca de las inflorescencias 
de Palmiras y cocoteros, para hacer azúcar, vino e incluso aguardiente o 
arrak. En África Occidental y Central es la palma del aceite – Elaeis 
guineensis – la preferida por los campesinos para extraer la savia de los 
pedúnculos de las inflorescencias masculinas, a los que cortan y agujerean 
para que la savia gotee en botellas que cuelgan a las hojas. En Chile se recoge 
la savia de la Jubea chilensis, cortándola y desangrándola (¡Existen nuevas 
perspectivas con la transferencia de la técnica gomera!). En la India, de la 
Phoenix silvestris se ha extraído savia para hacer azúcar o vino, haciendo 
socavones en su tronco próximo a la cabeza, quedando debilitada y con mal 
aspecto la que sobrevive. 
 Por eso la técnica que se emplea todavía en La Gomera es portadora de 
grandes conocimientos, adquiridos con la práctica durante milenios por 
los pobladores de los Oasis norteafricanos, y fue traída a las Islas por 
los aborígenes cuando llegaron del vecino Continente. Es el método más 
adecuado para que las palmeras sigan viviendo y sus múltiples recursos 
continúen siendo renovables. 
Texto y fotos 
Juan Montesino Barrera. Bi·logo. Miembro
de la Sociedad para la Conservaci·n de la
Biodiversidad Canaria 
Comunicado en la I Conferencia internacional sobre Phoenix canariensis, GC. Noviembre de 2009. 
De Cultura de la Palmera en: 
Montesino B., J. (1979). La Palmera canaria. A. botánicos y culturales. Aguayro 111 
Montesino B., J. (1993). El Palmeral. Naturaleza Canaria, tomo II. 
Montesino B., J. (1995). Comentario de “La Gomera en décimas”. 
 
 
 
 
Glosario: 
Cuesco: Semilla de la palmera. 
Escoba: Inflorescencia femenina 
completa. 
Gamame: Nombre aborigen del 
dátil en La Gomera. 
 Guarapo: Savia obtenida al 
"hacer guarapera" una palmera. 
Jarropón: Vaina fibrosa del pecíolo 
de las hojas 
 Palanqueta: Pedúnculo leñoso de 
la inflorescencia. 
 Penca: Hoja de la palmera. 
Pirguan o Pírgano: Raquis de la 
hoja, el palo donde se asientan 
las pínulas 
Talajague: Parte basal de la hoja que 
tiene espinas. 
Támbara o Támara: Del bereber tamra 
= dátil.

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