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El-Politico-y-El-Cientifico-páginas-101

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TALLER DE LECTURA 2 3 5
prebendados o servidores del Estado por un sueldo o una 
retribución en especie. ^
_ Weber observa que los modernos partidos políticos de 
masas funcionan atendiendo más a los repartos de cargos 
que a las diferentes ideologías o concepciones del orden 
social. Esto lleva a la corrupción política, como ha suce­
dido, según el propio Weber, en el juego de partidos tí­
pico de la Restauración española. Finalmente, y desde 
hace quinientos años, los políticos profesionales se han 
especializado apareciendo cuerpos o castas de expertos 
en finanzas, militares, juristas o validos (cuya función era 
la de asesorar/sustituir, ejecutivamente, a príncipes, mo- ^ 
narcas o emperadores). En otra larga digresión enumera y ^ 
caracteriza otros tipos de políticos profesionales en dife­
rentes culturas y civilizaciones, desde los clérigos medie­
vales hasta los humanistas, los mandarines chinos, la no­
bleza cortesana del absolutismo, la Gentry (nobleza rural) 
británica, los abogados, periodistas, magnates de la 
prensa y funcionarios del Partido. En todo caso la nueva 
figura del estadista es fruto de las modernas democracias 
constitucionales.
3.1. Políticos profesionales que viven de la política
Todas las luchas entre partidos no son solamente luchas por ob­
jetivos programáticos, sino sobre todo, por influir en el reparto 
de cargos entre sus seguidores. [...] Los partidos políticos sien­
ten más profundamente una reducción de su participación en 
los cargos, que las acciones contra sus objetivos programáticos.
[...] En España, hasta estos últimos años, los dos grandes parti­
dos se alternaban en un tumo establecido convencionalmente, 
bajo la fórmula de «elecciones» fabricadas desde arriba, para 
proveer con cargos a sus respectivos seguidores. (Pág. 107.)
ÍI.Q — La desnaturalización de la voluntad popular se- 
|Sg» cuestrada por la corrupción de los grandes partidos 
de masas ¿ha de interpretarse como una enmienda 
a la totalidad o como una mera protesta de un libe­
ral reformista?
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3.2. Funcionarios del Estado
Trabajadores intelectuales, altamente cualificados y especializa­
dos mediante una preparación de años, con un honor estamental 
muy desarrollado en beneficio de la integridad, sin el cual se 
cernería sobre nosotros como un destino el peligro de una terri­
ble corrupción y de una brutal incompetencia. (Pág. 108.)
— Weber reconoce que lo que en otro contexto 
llama la jaula de hierro no deja de ser una garantía 
de rigor y objetividad en la gestión de los asuntos 
públicos, frente a la avidez de cargos de los mili­
tantes de partidos políticos. ¿No es esta una ambi­
güedad de Weber? ¿Acaso esos funcionarios tan 
competentes no encaman la denostada burocracia 
(kafkiana) del moderno Estado democrático?
3.3. El estadista
Pero la necesidad de que toda la política tuviera una dirección 
formalmente unificada, incluyendo la política interior, en las 
manos de un único estadista dirigente sólo surgió de manera de­
finitiva e imperiosa con el desarrollo constitucional. (Pág. 109.)
— ¿Supone la nueva figura del estadista algún 
tipo de progreso político o la posibilidad de una re­
gresión al despotismo? ¿Weber se limita a descri­
bir un hecho histórico o nos está ofreciendo un jui­
cio de valor?
3.4. Políticos y empresarios
La transformación de la política en una «empresa» que requiere 
una preparación especializada en la lucha por el poder y en los 
métodos de ésta, tal como la han llevado a cabo los partidos 
modernos, ha determinado la separación de los funcionarios 
públicos en dos categorías: funcionarios especializados de una 
parte, y «funcionarios políticos», de otra. (Págs. 111-112.) [...] 
Algo bastante similar ocurre en una empresa económica pri­

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