Logo Studenta

Astronomia_y_Cenotes_en_Chichen_Itza

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Chichén Iztá
Cenotes
Astronomía
en
y
Ismael Arturo Montero García*
ConCiencia
A
demás, la pirámide se levanta como 
eje de un cosmograma en el que 
se intersectan alineaciones que la 
unen con otros tres cenotes. Tenemos en-
tonces un cenote por cada punto cardinal 
marcando el propósito de los urbanistas 
por hacer implícito su modelo idílico del 
mundo. Esta particularidad ya se había 
destacado desde el siglo XIX [v. Asensio, 
1900: 24-26] y en su momento, Ignacio 
Marquina [1981: 836] destacando al nor-
te el Cenote de los Sacrificios y al sur el 
cenote de Xtoloc; esta alineación hoy se 
complementa con la propuesta de Guiller-
mo de Anda, quien encuentra al este el 
cenote de Kanjuyum y al oeste el cenote 
de Holtún. Se forma así un patrón signi-
ficativo asociado a las entradas del infra-
mundo, región inferior del plano terrestre 
por donde míticamente tenía que pasar el 
Sol una vez que se ocultaba por el oeste 
para resurgir después de su viaje nocturno 
por el este. Resulta extraordinario que la 
escalinata oeste de El Castillo apunte al 
ocaso del paso cenital con solo un grado 
de desviación respecto a la minúscula en-
trada del cenote de Holtún, a casi 2.5 km, 
receptáculo de interesantes ofrendas que 
se encuentran en proceso de estudio por 
Guillermo de Anda (fig. 1).
 
La pirámide de El Castillo 
en Chichén Itzá constituye 
un magnífico ejemplo de 
ingenio y habilidad de los 
eruditos mayas para plas-
mar en un edificio sus co-
nocimientos astronómicos, 
calendáricos y geométricos. 
Esta excepcional construc-
ción revela la sofisticada 
civilización que se estable-
ció hace mil años en esta 
región de México. Estudios 
recientes demuestran que el 
vértice de la pirámide en 
su dirección al noreste está 
alineada al Templo de las 
Mesas; al oeste, la escalina-
ta poniente prolonga el eje 
de simetría de la pirámide 
hasta el cenote de Holtún, 
distante a 2.5 km. Estas ali-
neaciones señalan rumbos 
prominentes durante el ama-
necer y el ocaso para los 
días en que el Sol pasa por 
el cenit sobre Chichén Itzá. 
Por lo tanto, el edificio está 
orientado al Sol cenital. 
*Director del Centro de Estudios de Posgrado
Universidad del Tepeyac.
Figura 1. Cosmograma de Chichén Itzá 
propuesto por Guillermo de Anda y Arturo 
Montero respecto a la pirámide de El Casti-
llo, donde el espacio llano de la península 
de Yucatán con sus cenotes conforma un 
paisaje ritual. National Geographic, agos-
to de 2013 [Guillermo Prieto, 2013: 110 – 
111; ilustración de Juan Velasco, NGM y 
Hernán Cañellas].
Amanecer Crepúsculo
El Castillo 
(vista aérea)
Cenote 
sagrado
Cenote
Xtoloc
Cenote
Kanjuyum
El Sol en el cenit de 
mayo 23 a julio 19.
2.57 km.
2.57 km.
Cuando el sol llega al 
punto más alto en el 
cielo (cenit solar) sus 
rayos caen de manera 
perpendicular al suelo.
Chichén Itzá
201512
22 metros por debajo del techo: una proyección rectangular 
se refleja en las paredes y al mismo tiempo se refracta en las 
cristalinas aguas. Así que antes y después del cenit, y en otros 
días, los rayos del Sol entran inclinados reflejándose en el techo 
del cenote; pero cuando el Sol está en el cenit, los rayos entran 
verticalmente al inframundo y pueden regresar al cielo (fig. 3).
 La articulación cenote-observatorio solar es compleja por 
su relación simbólica con el inframundo, por el hecho de que 
durante la noche el Sol pasaba por esa región al introducirse 
por una caverna. Para los mayas en el Popol Vuh, el triunfo del 
Sol diurno es la respuesta a una venganza de Hunahpu e Ixba-
lanque, hijos póstumos de Hun-hunahpu, sobre los señores de la 
noche o el Xibalba en el juego de pelota; de ahí habían salido 
triunfantes de todas las pruebas a las que fueron sometidos y 
ascendieron por fin al cielo convertidos en Sol y Luna. Además 
del uso astronómico y su correlación mítica con los astros, los ce-
notes y cavernas fueron recintos primordiales para rituales que 
simbolizaban el origen de la vida y el final de la misma en cul-
tos relacionados con la fertilidad agrícola, tan intrínsecamente 
relacionados con el agua [Anda, 2007]. De manera metafórica 
podemos decir que la interacción entre K’inich Ajaw, el Sol, y las 
aguas sagradas de Chaak en los cenotes representaba la danza 
de la vida que hacía posible la fertilidad en los campos de maíz. 
La importancia que tuvieron estos lugares en la cosmogonía y 
religión maya como espacios para la propiciación climática se 
complementa con el augurio y legitimización del poder: según 
Peniche [1990: 152], el culto al cenote en Chichén Itzá servía 
para legitimar el poder en un simbolismo ligado a profecías de 
cosechas futuras como se lee en la Relación de la ciudad de 
Valladolid, de 1579 [Asensio, 1900: 24-26]. 
Así fue como la fundación de algunas ciudades en Mesoamé-
rica —como es el caso de Chichén Itzá— estaba regida por su 
orientación con los astros y su relación con el paisaje conspicuo: 
en este caso se valieron del uso ritual de cavernas y cenotes.
Holtún presenta una entrada rectangular orientada en su eje de si-
metría a ~37º, con dimensiones de 237 cm por 140 cm, y 22 m de 
caída vertical al espejo de agua, lo que plantearía la posibilidad 
de que se tratase de un gran observatorio para registrar el paso 
cenital del Sol. Las dimensiones de la entrada son resultado de un 
tallado cuidadoso sobre la roca caliza para formar un rectángulo 
de dimensiones que nos llevan a suponer la intensión de alcan-
zar un equilibrio geométrico. Especialistas en arquitectura maya, 
como Martínez [2010], no dudan que en el diseño de la pirámide 
de El Castillo esté contenida la proporción áurea, así que para la 
entrada del cenote de Holtún no resulta inconcebible una aproxi-
mación a dicha proporción. Es necesario apuntar que no se alcan-
za la proporción áurea con la exactitud de medios matemáticos 
que es de 1.6180ϕ; así que la aproximación obtenida de 1.6928 
parece suficiente para un tallado en campo realizado en la boca 
de un cenote hace mil años como resultado de una correlación 
entre dos segmentos de una recta en una construcción geométrica, 
y no necesariamente en una expresión aritmética (fig. 2). 
 El acceso al cenote de Holtún se aproxima a un rectángulo 
áureo que resulta de dividir la longitud del lado largo (a) entre la 
longitud del lado corto (b) 237/140 = 1.6928. Esta geométrica 
entrada al inframundo maya se proyecta espectacular sobre el 
cuerpo de agua del cenote el día del paso cenital del Sol como 
apreciamos en la fotografía que ilustra todo el artículo (fotografía 
de Karla Ortega, 2014).
 Parece extraño proponer al cenote de Holtún como un obser-
vatorio astronómico, sobre todo al considerar que el techo impide 
admirar el cielo; sin embargo, el ingenio maya hizo posible vin-
cular al inframundo con los cielos. En Mesoamérica este modelo 
es recurrente: por lo general, se acondicionaba un salón con una 
apertura en el techo para que la cueva funcionara como una bóve-
da oscura, es así como se registraba sistemáticamente el aparente 
movimiento del Sol por la entrada de sus rayos, a través de una 
claraboya, que al contrastar con la oscuridad provocaba un efec-
to de luz que sin duda era elocuente. Este “chorro de luz” alcanza-
ba ángulos distintos durante el año, señalando fechas prominentes 
del calendario y registrando en su momento el paso cenital del 
Sol. En Chichén Itzá, el cenote de Holtún cumple con este modelo 
cuando un haz de luz entra al cenote y toca el espejo de agua 
Figura 2. Disposición en planta de la entrada al 
cenote de Holtún contrapuesta a la espiral logarít-
mica de un rectángulo áureo. La talla en roca ca-
liza de un rectángulo con orientación demuestra 
la intencionalidad del espacio ritual. 
Figura 3. Aspecto del cenote de Holtún y su función ritual se-
gún lo propuesto por Guillermo de Anda y Arturo Montero en 
National Geographic, agosto de 2013 [Guillermo Prieto, 2013: 
110; ilustración de Juan Velasco, NGM y Hernán Cañellas].
El Cenote Holtún
Chichén Itzá, México
Los mayastallaron un rectángulo 
en la entrada irregular del cenote 
para proyectar verticalmente 
los rayos del sol justo cuando 
este se encontraba en el cenit.
Pequeños recintos con ofrendas
Nivel del agua
cuando no llueve
6. 67 m.
En otros muchos 
días los rayos re-
botan y se reflejan 
en la bóveda.
El nivel del agua del 
cenote decreció dramá-
ticamente durante los 
periodos de sequía de 
770 A.C. al 1100; en 
los peores momentos el 
nivel pudo haber llega-
do apenas a los 6 m. lo 
que precipitó el el estra-
to de las ofrendas estan-
cándolo en el fondo.
El sol en el cenit de 
mayo 23 a julio 19.
13IPN Donde la ciencia se convierte en cultura