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La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Magdalena Prieto de la Lastra 日 本 の 家 四 冊 の 本 LA CASA JAPONESA: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Estudiante Magdalena Prieto de la Lastra Tutor Alberto Pieltain Álvarez-Arenas Departamento de Proyectos Arquitectónicos Aula TFG 4 Jorge Sainz Avia, coordinador Ángel Martínez Díaz, adjunto Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid Universidad Politécnica de Madrid Resumen Introducción 1. Estado de la cuestión y metodología 2. La apertura de Japón a Occidente 3. Libros, autores y momentos Detalles de un descubrimiento Una percepción del habitar Aplicaciones de un análisis La nostalgia de un Japón perdido 4. Objetos de estudio Conceptos Sun, shaku, ken Elementos Tatami Tokonoma Locales Genkan, hiroma Niwa Relaciones Engawa Fusuma, Shōji Conclusiones Evolución del punto de vista Evolución de la casa japonesa Fuentes Bibliografía Ilustraciones Índice La casa tradicional japonesa ha sido, durante muchos siglos, la representa- ción física de la forma de vida y la cultura de sus habitantes. Desde que el país nipón abrió sus fronteras durante la segunda mitad del siglo XIX, mu- chos viajeros procedentes de Occidente quedaron fascinados al conocer su arquitectura. Existen numerosos libros que describen los elementos y los conceptos que conforman la casa tradicional, las relaciones entre sus espacios y la sen- cillez de su estética. Todos están escritos con diferentes intenciones y en distintas épocas, lo que determina tanto la arquitectura que aparece refle- jada como la forma de acercarse a ella. Entre ellos destacan cuatro libros con los que, por los momentos en los que se escribieron, se puede cubrir el periodo comprendido desde la aper- tura de Japón hasta la actualidad. Los autores, Edward S. Morse, Bruno Taut, Heinrich Engel y Takeshi Nakagawa, procedían de Estados Unidos, Alema- nia y Japón, y se especializaron en campos diferentes, por lo que sus puntos de vista muestran intereses particulares y distintos entre sí. El análisis de estos cuatro libros ha permitido comprender la evolución de la percepción de la casa japonesa desde Occidente, así como las varia- ciones que ésta ha sufrido a lo largo del tiempo por las influencias que han llegado del exterior. Japanese Homes and Their Surroundings, La casa y la vida japonesas, The Japanese House y La casa japonesa son los títulos de estos cuatro libros. To- dos ofrecen miradas diferentes gracias a las cuales es posible formarse una idea completa de la casa tradicional, de forma que se pueden llegar a enten- der muchas de sus características desde distintos ángulos. Palabras clave Casa · Japón · Tradición · Taut · Evolución · Tatami Resumen La vida doméstica, la vivienda y el espacio habitado se encuentran entre los elementos más conservadores de cualquier sociedad. […] Antes de la modernidad, […] las casas estaban ricamente impregnadas de sabiduría popular.0.1. La arquitectura doméstica suele ser un reflejo de una cultura y una forma de vida, ya que las respuestas a todos los tipos de necesidades de la vida coti- diana se encuentran en el diseño de una casa. En Japón, especialmente, los elementos de la vivienda tradicional representan la forma que tenían sus habitantes de entender el mundo y relacionarse con él. Los arquitectos, y en general, la sociedad occidental, se han sentido atraí- dos por la cultura japonesa tradicional desde la apertura del país en la se- gunda mitad del siglo XIX y han encontrado allí una fuente de belleza y en- señanzas. Estudiar su arte, religión y cultura ha pasado por comprender el modo de vida japonés y sus costumbres, lo que inevitablemente ha desem- bocado en el análisis de su arquitectura y, en especial, de la casa tradicio- nal. Sobre la casa tradicional japonesa se han escrito numerosos libros y ar- tículos en los que autores occidentales y japoneses, en distintas épocas y condiciones, han reflejado su visión. Estos puntos de vista han cambiado con el paso del tiempo y la propia arquitectura ha sufrido cambios, sobre todo desde que ambas sociedades empezaron a relacionarse y a influir la una en la otra. Este Trabajo Fin de Grado pretende analizar el trabajo de cuatro autores de diferente procedencia que han descrito la casa tradicional japonesa en cuatro obras representativas de épocas sucesivas. Estos libros, considerados pilares esenciales para la comprensión de la cultura nipona, son: Japanese Homes and Their Surroundings, de Edward S. Morse; La casa y la vida ja- ponesas, de Bruno Taut; The Japanese House, de Heinrich Engel; y La casa japonesa de Takeshi Nakagawa. La comparación de estos distintos puntos de vista acerca de un mismo tema puede determinar cómo cambia y se desarrolla la percepción de Ja- pón desde occidente y desde el propio país ya occidentalizado. Por otro lado, los análisis realizados en cuatro momentos que abarcan el periodo desde la Restauración Meiji hasta la actualidad permiten apreciar la evolución de la arquitectura japonesa y comprender si la casa tradicional ha cambiado en su esencia o si solo quedan reminiscencias de ella hoy en día. Introducción 0.1. Nakagawa, Takeshi. La ca- sa japonesa: espacio, memoria, len- guaje. Barcelona: Reverté, 2016: pá- gina 30. fig. 0.1. Vista de una casa desde el jardín, en Tokio Sobre arquitectura japonesa y la casa tradicional existe una gran cantidad de material escrito a lo largo de un gran periodo de tiempo tanto por occi- dentales como japoneses. Sin embargo, no hay información sobre el análi- sis de la evolución de la comprensión y percepción de la arquitectura japo- nesa que se realiza en este estudio. El núcleo de esta investigación lo componen cuatro libros sobre la casa japonesa y sus cuatro autores. Para poder comprenderlos en su totalidad, cada uno de ellos se ha considerado dentro del marco histórico en el que fueron escritos. Las circunstancias particulares de cada uno de los autores y su formación también influyen enormemente en la perspectiva desde la que analizan la arquitectura, por lo que la búsqueda de información sobre sus vidas también ha sido importante. Primero se ha establecido un breve marco histórico de Japón desde su apertura a occidente hasta la acutalidad, para lo cual se ha empleado como fuente principal el libro Breve historia de Japón, de Mikiso Hane. Los contextos históricos, biografías de los autores y reseñas de los libros se han desarrollado en el segundo punto del trabajo. Además, se ha llegado a una pequeña conclusión sobre el punto de vista de cada libro teniendo en cuenta la información obtenida en los puntos anteriores. El primer libro Japanese Homes and Their Surroundings, fue escrito por Edward S. Morse en 1886. Todavía no ha sido traducido al español, por lo que se ha empleado la edición en inglés de 2017. Existe una biografía del au- tor publicada por la National Academy of Sciences de los Estados Unidos en 1935, diez años después de su muerte. La casa y la vida japonesas, de Bruno Taut, se publicó en 1937. La edi- ción original en inglés, Houses and People of Japan, fue traducida al espa- ñol, sin embargo, para este trabajo se ha empleado la traducción francesa de Daniel Wieczorek, titulada La maison japonaise et ses habitants. Sobre la vida y obra del conocido arquitecto Bruno Taut hay muchos escritos. Se han empleado varios artículos y trabajos universitarios, pero han sido es- pecialmente relevantes los artículos del arquitecto José Manuel García Roig sobre la relación de este autor con Japón. El siguiente libro, The Japanese House: a tradition for contemporary ar- chitecture, lo escribió Heinrich Engel y se publicó por primera vez en 1964. No existe una traducción en español, así que se ha empleado la versión ori- ginal en inglés. Apenas existe información sobre la vida del autor, el prin- cipal recurso utilizado han sido los datos expuestos en el propio libro. En cambio, lainformación sobre el marco histórico y arquitectónico, el Movi- miento Moderno, es abundante y fácil de encontrar. Estado de la cuestión y metodología1一 fig. 1.1. Cubierta original de Japanese H0mes and Their Surroundings. fig. 1.2. Cubierta de la edición francesa de La maison japonaise et ses habitants. fig. 1.3. Cubierta original de The Japanese House. fig. 1.4. Cubierta de la edición en español de La casa japonesa. 10 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Por último, La casa japonesa: espacio, memoria y lenguaje, es un libro escrito por Takeshi Nakagawa en japonés en su versión original, 日本の家 (‘Nihon no ie’), y publicado en 2002. De los libros que forman parte del tra- bajo, este es el único libro que habla de la vivienda actual y de la crisis cul- tural que sufre Japón hoy en día. Para su estudio se ha utilizado la edición en español de 2017 del libro de Alex Kerr, Japón perdido: el último destello de un Japón precioso, publicado también en japonés en su versión original, que ha resultado fundamental para entender el contexto del país en este pe- riodo y la pérdida de la tradición. En el desarrollo del trabajo se han utilizado los títulos en español de los libros cuando existe una traducción del mismo, aunque no haya sido ésta la edición que se ha utilizado. En los otros dos casos se han empleado los títulos originales en inglés. El análisis de los puntos de vista se ha completado con la definición de una serie de objetos de estudio extraídos de los elementos más representa- tivos de la casa japonesa. Cada uno de los elementos se ha descrito tenien- do en cuenta y comparando lo que cada uno de los autores expone sobre ellos. Los objetos de estudio se han dividido en cuatro categorías según su función principal en la casa japonesa: conceptos, elementos, locales y rela- ciones. Además, la traducción literal de los términos según los ideogramas que los comopoenen, realizadas mediante la ayuda del diccionario Jisho, ha sido muy útil para comprender el sentido de los mismos. Todo el análisis se ha complementado con dibujos y fotografías extraídas en su mayoría de estos cuatro libros para poder expresar como refleja cada autor los elementos en imágenes. Una vez finalizada la exposición del trabajo, se han expuesto las conclu- siones generales obtenidas al relacionar todos los puntos de la investiga- ción anterior, que se han englobado en dos grupos principales: los puntos de vista en su encuadre histórico y la evolución de la comprensión de Ja- pón, y la transformación que ha sufrido la casa japonesa y sus componen- tes en el periodo estudiado. Estado de la cuestión y metodología 11 2 La política de aislamiento japonesa o sakoku tuvo su origen en el siglo XVI. En plena etapa de florecimiento cultural y desarrollo artístico, con fuertes influencias budistas, se dio el primer contacto entre las naciones occiden- tales y Japón. Tras un naufragio portugués en 1543 y la llegada del misio- nero jesuita Francisco Javier pocos años después, se empezaron a propagar la fe cristiana y el comercio europeo. Las autoridades japonesas considera- ron esta fe una amenaza de conquista occidental por lo que procedieron a erradicarla del territorio, así como todos los vínculos comerciales con las potencias extranjeras, con la excepción de los Países Bajos y China. De esta manera consiguieron aislarse durante otros 200 años. Sin embargo, tras numerosos intentos de contacto, el comandante Matthew Perry logró levantar el cierre. Posicionado en la bahía de Tokio con una flota de buques, dio un plazo de un año al shogunato para abrir los puertos comerciales de Japón a occidente. Como resultado, éste se vio obli- gado a aceptar y comenzó a firmar acuerdos comerciales, pero sin consen- so entre el propio shogunato, el Emperador y los daimios, lo que provocó gran inestabilidad en el gobierno. Tras varios conflictos se restauró el po- der imperial absoluto y se inició el Periodo Meiji, o Restauración Meiji, en el año 1867. Esta época se caracterizó por la modernización de las diversas institu- ciones, el final de las estructuras feudales y la instauración de un proce- so democratizador continuado por sucesores del Emperador. A su vez, se transformó la economía del país, que pasó de ser una potencia agraria a una industrial. Se construyeron las primeras fábricas y se asentaron las bases del crecimiento económico japonés. Los llamados defensores de la “civili- zación y la ilustración” desarrollaron un sistema educativo para alfabetizar a toda la población y lo enfocaron hacia el contacto con occidente. La reac- ción que se desencadenó fue un nuevo auge de movimientos y pensamien- tos nacionalistas que afirmaban que el coste de la occidentalización era la pérdida de los valores tradicionales. La figura de Ernest F. Fenollosa, que llegó a la Universidad de Tokio en 1878, destacó por fundar, junto a su alumno Okakura Kakuzō, la Escuela de Arte de Tokio. Allí, abogaban por adoptar lo mejor de la cultura occidental, pero conservando la esencia de las costumbres japonesas; abrían las puer- tas a la innovación y el progreso y rechazaban el nacionalismo xenófobo que ignoraba las virtudes occidentales, pero también dejaron clara su pos- tura contra la veneración de todo lo occidental. En el apartado militar, tras las guerras sino-japonesa y ruso-japonesa, Japón se situó como primera potencia asiática, y estableció pactos con las 二 La apertura de Japón a Occidente fig. 2.1. Capitulación de Japón al final de la Segunda Guerra Mundial. 14 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos grandes potencias occidentales que le llevaron a la Primera Guerra Mun- dial. Durante el Periodo Taishō (1912 – 1926), Japón entró en la guerra en el bando aliado, y rápidamente se hizo con el control de la zona asiática. Al finalizar el conflicto, no sólo vio aumentadas sus posesiones al controlar los territorios alemanes del Pacífico, si no que se colocó como la interme- diaria entre las demás potencias asiáticas y Occidente en los tratados co- merciales. Los años Taishō supusieron un giro hacia la modernidad en las zonas urbanas de Japón. En esta época se introdujeron las actividades de ocio como el cine, la música, la literatura o los deportes occidentales, que tuvie- ron una gran acogida entre la población más joven. En el apartado científi- co se produjo un gran desarrollo gracias al estudio de la ciencia occidental que se había promulgado durante el periodo Meiji. En las zonas rurales, en cambio, esta occidentalización se siguió viendo como algo negativo y, tras el bajón económico de la Gran Depresión, los grupos políticos más extre- mistas comenzaron a ganar poder e influencia en las cámaras altas del go- bierno. Esto provocó un auge de los movimientos nacionalistas de carácter extremo y militar durante la década de 1920 y los años posteriores, en los que dará comienzo la era Showa. Japón llegó a 1939 en un clima de tensión, con numerosos partidarios de buscar una extensión por el continente asiá- tico mediante la Segunda Guerra Mundial. La derrota en la guerra condicionó el resto del siglo para Japón. Como potencia derrotada sufrió la ocupación estadounidense entre 1945 y 1952. Las medidas de reforma se centraron en la desmilitarización y democratiza- ción del país. Se reformó la Constitución Meiji y se apartó la figura del Em- perador a una posición simbólica. La soberanía quedó en manos del pueblo, que se sometió rápidamente a sus nuevos gobernantes. Este fue uno de los motivos de la rápida recuperación de Japón, además de las grandes inversio- nes estadounidenses y la Guerra de Corea, que dio a las industrias japone- sas grandes beneficios tras armar a las tropas estadounidenses. En conjun- to, en apenas 15 años tras la derrota en la guerra, Japón se había equiparado económicamente a las potencias aliadas tanto en producto nacional bruto, como en comercio exterior y calidad de vida. En el planocultural, la derrota en la guerra provocó un vacío en el senti- miento nacionalista japonés que subsanó la rápida intervención america- na con la denominada “cultura pop”; la música, el cine y la moda como ba- luartes. El ambiente académico también se desarrolló, liberado del periodo nacionalista militar y de la censura. Como ya pasó anteriormente, esta liberación y adopción de la moder- nidad provocaron críticas en los defensores del “niponismo”, que busca- ban exaltar la unicidad de la cultura japonesa. Los jóvenes japoneses bus- caron un equilibrio entre tradición y modernidad, sin descartar del todo esas ideas. El arte y la arquitectura de la posguerra reflejaron esta dualidad. Así, Kenzō Tange, uno de los primeros arquitectos japoneses con reconoci- miento internacional, combinó la tradición japonesa con los modernos es- La apertura de Japón a Occidente 15 tilos occidentales, lo que continuó en las obras de Arata Isozaki, Fumihiko Maki o Tadao Andō. En la actualidad, la arquitectura japonesa acoge cada vez más la influen- cia de las comodidades y “lujos” occidentales, de forma que muchos de los elementos que estaban presentes en la casa tradicional han desaparecido y, con ellos, los hábitos asociados a esa forma de vida. A pesar de ello, las construcciones de la vivienda moderna que diseñan los arquitectos japone- ses de renombre internacional siguen teniendo una relación especial con la naturaleza y una concepción particular del espacio debido a la herencia de la tradición. Detalles de un descubrimiento Edward Morse y su época Edward Sylvester Morse fue un reconocido zoólogo estadounidense, naci- do en Portland el 18 de junio de 1838; un científico apasionado de la etnolo- gía y la cerámica oriental e interesado por cualquier materia que ofreciera conocimiento. Inicialmente, Morse viajó a Japón en 1877 para estudiar di- versas especies de braquiópodos; sin embargo, acabó alargando su estan- cia tras convertirse en uno de los primeros profesores occidentales en una universidad japonesa, la Universidad Imperial de Tokio. Como ya se ha explicado, durante la segunda mitad del siglo XIX se produ- jo la apertura de Japón al mundo. Las Exposiciones Universales que se rea- lizaron en este periodo dieron a conocer a Occidente el arte y la cerámica japonesa. La sencilla elegancia y la belleza de la imperfección, o wabi-sa- bi, patentes en los objetos decorativos que llegaban a las casas europeas y americanas fascinaban a una población acostumbrada a la simetría y la or- namentación. La moda del “japonismo” produjo numerosos libros acerca del arte decorativo de este país. Los objetos exóticos cuya utilidad apenas se comprendía inundaban las casas de los más acaudalados, o al menos las producciones hechas expresamente para exportar o las réplicas producidas en el mundo occidental. El conocimiento superficial de la cultura japone- sa produjo una imagen del país distorsionada para aquellos que no habían viajado hasta allí. En occidente la corriente arquitectónica historicista predominó durante la primera mitad del siglo XIX. Estilos como el neogótico retomaron esté- ticas del pasado adaptándolas a las necesidades de la época. Posteriormen- te, el desarrollo de nuevos materiales como el acero y el hormigón armado desembocó en una nueva arquitectura de cristal y grandes luces que es re- presentativa de las Exposiciones Universales. En América, las nuevas téc- nicas y el nacimiento de la Escuela de Chicago propiciaron el desarrollo del rascacielos y acercaron cada vez más la arquitectura hacia un estilo utilita- rio y funcional. La vivienda europea del siglo XIX se caracterizaba por la conocida divi- sión por pisos de las familias según su estatus, representando fielmente la estratificación social. En la vivienda americana se desarrolló el Stick Style, que podría definirse como un estilo de casas neovictorianas con la estruc- tura de madera vista. Este estilo parece que recibió influencias del Arts & Crafts y evolucionó hasta desembocar en el Shingle Style, por lo que las ca- sas de esta corriente recuerdan a los cottages ingleses de William Morris. 3三 Libros, autores y momentos fig. 3.1. Vista en Tokio de tiendas y casas. 18 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Japanese Homes and Their Surroundings, 1886 Tras la reciente apertura de Japón a Occidente, Edward S. Morse aterrizó en un país con una tradición profundamente arraigada y totalmente exótica para Occidente; un paraíso del descubrimiento para una persona como él. Con su afán científico y su gran curiosidad por la etnología, decidió escri- bir un libro que analizase y detallase la vivienda japonesa, sobre todo para darla a conocer a un Occidente cuya impresión de Japón provenía casi por completo de la cerámica y de los objetos decorativos. En Japanese Homes and Their Surroundings, se describe una cultura a través de su arquitectura doméstica. Se detallan las formas constructivas, el mobiliario, la decoración, la funcionalidad del espacio y la exterioriza- ción de esta arquitectura. A partir de descripciones de edificios particula- res, se relata la impresión de la ciudad en su conjunto y de la forma de vida japonesa. A menudo, la comparación con la arquitectura occidental de la mitad del siglo XIX demuestra el afán de Morse por hacer comprensibles unos conceptos ajenos y, en ocasiones, fácilmente menospreciables para la sociedad occidental del momento. En su libro, Morse ofrece una imagen general de la casa tradicional, su estructura y funcionamiento, los principales tipos que él ha reconocido — principalmente divididos por su ubicación geográfica y claramente dife- renciados entre casas de campo y ciudad— y los elementos del escaso mo- biliario japonés. La narración del libro comienza con una imagen general, casi una pri- mera impresión, de la vivienda y la ciudad japonesa. Tras esto, se desarro- lla la imagen de la vivienda hasta llegar al detalle constructivo. A partir del tercer capítulo se desarrollan los principales elementos de la casa japonesa, divididos en interiores, entradas y acercamientos, jardines y materias va- rias. Los dos capítulos finales que cierran el discurso tratan sobre los oríge- nes de la casa japonesa antigua y una descripción general de las viviendas de los países asiáticos vecinos. Estilo e intención de la obra Ante la proliferación de libros acerca de Japón que prestaban gran atención al detalle en cuanto al objeto y daban poco más que una descripción gene- ral de la casa japonesa y del modo de vida de sus inquilinos, Morse decide dejar por escrito un análisis de la vivienda tradicional en el que se adentra en su tipología, estructura y elementos constructivos. Morse fue uno de los primeros autores que supo reflejar en su libro, Japanese Homes and their Surroundings, la importante relación existente entre la cultura y la tradi- ción con la casa y el modo de vida japonés. El zoólogo llegó a aparcar temporalmente su investigación sobre los bra- quiópodos para dar rienda suelta al interés que despertaban en él el arte y las extrañas cosmubres de la gente del Japón tras ser alentado por su com- pañero de profesión Bigelow en una carta: Lo único que no me gusta de tu carta es la confesión de que todavía estás malgastando tu valioso tiempo en las formas de vida animal Libros, autores y momentos 19 menores, de las que cualquiera podría encargarse, en lugar de dedicarlo a los más complejos, a las formas y costumbres de las que nadie está mejor cualificado para hablar que tú. Hablando en serio, ¿no es un japonés un organismo más elevado que un gusano? [...] En las siguientes generaciones, los japoneses que nosotros conocemos tan bien estarán tan extintos como los belemnites.3.1 Tras recibir estas palabras, Morse decide publicar un libro en el que se deje constancia de la realidad japonesa que encuentra en ese momento. No es de extrañar la sorpresa que expresa al describir la arquitectura que encuen- tra, sobretodo al compararla con la que conocía en América. Morse no ha- bía recibido una formación arquitectónica, sino científica, por lo que es posible suponer que él estaba familiarizado sobre todo con la arquitectura descrita en el primer apartado de viviendas de estilo victoriano y el modo de vida asociado a ellas. La sencillez que él descubrió en Japón contrastaba enormemente con la ornamentación occidental y se esforzó por dejar cla- ro que aquello no se debía a la pobreza del país, sino que era una expresión de su refinamiento: Cuando uno mira hacia el interior de una pequeña casa de campo de dos o tres habitaciones a lo sumo […] aprende que en Japón, al menos, la pobreza y las habitaciones reducidas no están siempre asociados a los modales rudos, la suciedad y el crimen.3.2. La visión de Morse es la de un científico minucioso, un zoólogo acostum- brado a dibujar seres vivos especializado en braquiópodos y pequeños ani- males acuáticos. Era un hombre que estaba acostumbrado a mirar los deta- lles más minúsculos, comprenderlos y después explicarlos. Japanese Homes and Their Surroundings consiste esencialmente en descripciones y dibujos precisos que pretenden generar imágenes claras sobre el objeto de estudio para el lector. Las descripciones generales que se desarrollan hasta llegar al detalle dan la impresión de que Morse estuviera intentando fotografiar con palabras todo lo que considera necesario para comprender el funcionamien- to de la vida japonesa. La suya es una visión muy realista que forma la idea de un concepto o elemento a partir de la definición de ejemplos y detalles; una visión que ofrece la percepción científica de Morse. Además, cabe destacar que el trabajo de Morse es especialmente repre- sentativo de una cultura japonesa que todavía no ha recibido influencias de Occidente. Bigelow acertó con su consejo, ya que el material contenido en Japanese Homes and their Surroundings se puede considerar auténtica- mente japonés gracias al momento en el que se escribió. 3.2. Morse, Edward S. Japane- se Homes and Their Surroundings. Nueva York: Dover Publications, 2017: página 124. 3.1. Howard, Leland O. Biogra- phical memoir of Edward S. Mor- se, 1838-1925. Washinton: Natio- nal Acadmy of Sciences, 1935: pá- gina 14. 20 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Una percepción del habitar Bruno Taut y su época Bruno Taut fue un arquitecto alemán que nació en 1880 en Königsberg, en Prusia Oriental. Su obra se enmarcó en la vanguardia historicista del ex- presionismo; se caracterizaba por la experimentación y el uso del color de forma llamativa. En su última etapa en Alemania, tras la Primera Guerra Mundial, se invo- lucró de forma activa en la investigación de vivienda social y construyó sus famosas Siedlungen, que solían ser visitadas por los arquitectos japoneses que visitaban Berlín. Durante el periodo de entreguerras, se vio obligado a trasladarse fuera del país en los inicios del fascismo alemán por sus ideas socialistas. Viajó a Rusia y desde allí se marchó a Japón en 1933 tras recibir una invitación de la Asociación Internacional de Arquitectos de Kioto para realizar un tour de conferencias en el país. En anotaciones de su agenda y de su diario quedaba patente la intención previa de Taut de viajar a Japón, país que ya conocía tras haber sido invitado al Congreso de la Asociación In- ternacional de Arquitectura. Su estancia se prolongó tres años durante los que viajó por todo el país para conocerlo de primera mano y escribió, entre otros libros, La casa y la vida japonesas. En 1938, un año después de su pu- blicación, Taut murió en Ankara, Turquía. La arquitectura que Taut conoció hasta que estuvo por primera vez en Japón se caracterizaba por la preocupación social. Los elevados precios de la vivienda marcada por el hacinamiento que se estaba llevando a cabo en Alemania provocaron como reacción una corriente arquitectónica centra- da en la funcionalidad, la racionalidad y la producción de costes reducidos. Surgió entonces el concepto de vivienda social, manifestado en las siedlun- gen berlinesas. La arquitectura se dirigía hacia la simplicidad, sentando las bases para el Movimiento Moderno. Aunque el arte japonés ya era bien conocido en Occidente, su arquitec- tura seguía siendo desconocida para la mayoría. Por otro lado, en el Japón de aquella época ya se había introducido la cultura occidental. En las gran- des ciudades se podía disfrutar del cine y la música occidental y la tecnolo- gía se estaba desarrollando con velocidad, pero en las zonas rurales todavía estaba profundamente arraigada la tradición; la occidentalización se veía como algo negativo y los movimientos nacionalistas que desembocarían en la Segunda Guerra Mundial ganaban protagonismo. La casa y la vida japonesas, 1937 Cuando Taut llevaba ya un año en Japón recibió una oferta de trabajo como proyectista de objetos de artesanía artística que lo llevó a trasladarse a Taka- saki. Durante su estancia allí escribió uno de los libros que mejor reflejan la cultura tradicional japonesa vista desde los ojos de un europeo, La casa y la vida japonesas. En esta obra relata su relación con la arquitectura tra- dicional y con las formas de vida de los japoneses tal y como él la descubre durante su estancia en Senshintei, ‘Purificación del Corazón’, la casa tradi- cional japonesa donde residió. Libros, autores y momentos 21 La intención del arquitecto se puede entender a través de su discurso li- terario y personal: Taut escribió una percepción de las costumbres y forma de vida japonesa a través de su arquitectura doméstica. Las sensaciones e impresiones que se viven en la casa definen el desarrollo del día a día de un japonés. No es posible explicar la arquitectura, y menos aún la que Taut en- cuentra en el mundo rural del país, si se separa de su entorno y de sus ha- bitantes, así como tampoco se puede entender el modo de vida japonés si no se enmarca en su arquitectura y sus condiciones medioambientales. De ahí el título de su libro. La estructura del libro no sigue una pauta definida. Los primeros capí- tulos relatan, casi como si de un diario se tratara, los hechos que al autor le acontecen en sus primeros meses de contacto con la vida en una casa tra- dicional. Los cambios que Taut percibe en todo lo que sucede a su alrede- dor están descritos con minucioso detalle y una prosa elaborada. Aquí se encuentra la descripción más técnica del libro, en la que enumera y explica objetivamente los elementos que componen su casa, Senshintei. En los si- guientes capítulos se define la determinante influencia que tienen las con- diciones atmosféricas de las estaciones sobre las construcciones y el modo de vida, especialmente el verano por ser muy caluroso y húmedo. También compara la forma que tiene la arquitectura japonesa de afrontar estos con- dicionantes con la de otros lugares con problemas similares que lo hacen de manera totalmente opuesta, como las construcciones rurales ibicencas. A partir de este punto la cronología pierde importancia y los capítulos se empiezan a dividir por temáticas que utiliza para explicar como la arqui- tectura y las formas de vida giran en torno a ellas, como la granja y la vida rural; las construcciones religiosas, simbólicas y estéticas; la casa burgue- sa, que es la casa de ciudad con jardín; la madera y la carpintería; el urba- nismo de las ciudades ortogonales y los pueblos orgánicos; o el coste de la vida media. El penúltimo capítulo, que se titula ‘¿Y actualmente?’, consis- te en una entrevista con un arquitecto japonés en la que se comparan la ar- quitectura tradicional y la que se estaba desarrollando en esa época en Ja- pón, que empezaba a tener influencias occidentales y a perder elementos tradicionales. El final del libro lo compone una descripción de la visita que realizó Taut al Palacio Imperial de Katsura, invitado por Isaburo Ueno con motivo de su cumpleaños, donde encontró la cristalizaciónde la arquitec- tura tradicional japonesa. Leer La casa y la vida japonesas es viajar junto a Bruno Taut por el Japón rural tradicional, comprendiendo una forma de vida y la arquitectura que la representa. La tradición japonesa consiguió encontrar el equilibrio entre na- turaleza y técnica, funcionalidad y belleza, sencillez y refinamiento, y Taut demuestra que la casa es el testimonio de la riqueza de estas relaciones. Estilo e intención de la obra Bruno Taut habla sobre un Japón que, en una etapa muy temprana, empe- zaba a mezclarse con Occidente. Las influencias más acusadas se podían percibir en las grandes ciudades, donde las construcciones intentaban acer- carse a la modernidad occidental a toda prisa con resultados arbitrarios, ca- 22 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos prichosos y llenos de confusión. La llegada a Tokio fue, sin duda, una decep- ción para Taut y su mujer, pero el descubrimiento del Japón rural, todavía defensor de la tradición, confirmó el Japón ideal y refinado que esperaban encontrar allí. En la arquitectura tradicional japonesa y, en concreto, en la vivienda, Taut pudo encontrar la sencillez en la construcción y la funcionalidad que se estaba buscando en el diseño de una nueva arquitectura en Alemania. Después de haber proyectado edificios de vivienda social e investigado so- bre los conceptos que sentarían las bases para el Movimiento Moderno, la esencia de la casa japonesa supuso para Taut un hallazgo de gran valor. Su bagaje formativo y profesional le otorgaron la capacidad de hablar de la ex- periencia de la arquitectura en su totalidad, de forma que Taut puede ha- blar de las sensaciones que produce estar en un espacio en un momento concreto con total precisión y lo que ello supone, y no sólo de los aspectos visibles y constructivos. A pesar de todo, sorprende la estructura del libro, mucho menos técnica de lo esperable de un libro sobre arquitectura escri- to por un arquitecto. Taut entiende que los japoneses necesitan estar en contacto con la na- turaleza y el simbolismo; considera que su cultura es reflexiva y así es como él se aproxima a ella: ‘Japón, antes que nada, debe ser visto con los ojos de un pintor’.3.3. El procedimiento descriptivo de Taut no parece ceñirse al mé- todo científico, en su lugar utiliza un lenguaje novelesco o ensayístico, se- gún le convenga, sin perder nunca el punto de vista del arquitecto. Describe una visión casi idealizada del mundo rural mediante un estilo que se ale- ja del realismo puro y llega, incluso, a utilizar recursos literarios como la personificación: ‘En Japón la lluvia tiene un verdadero temperamento.’3.4. Sus fotografías y dibujos captan la atmósfera descrita y a menudo represen- tan la utilidad de un objeto o muestran a algún japonés realizando una ac- tividad de su vida diaria. El conjunto consigue desentrañar la razón de ser de las necesidades, soluciones y manifestaciones de una forma de vida. 3.4. Taut, Bruno. La maison ja- ponaise... página 75. 3.3. Taut, Bruno. La maison ja- ponaise et ses habitants. París: Édi- tions du Linteau, 2014: página 11. Aplicaciones de un análisis Heinrich Engel y su época Heinrich Engel nació en 1925 en Alemania y terminó sus estudios de Arqui- tectura en la Universidad Técnica de Darmstadt (Darmstadt Technical Uni- versity) recién finalizada la Segunda Guerra Mundial. Más tarde fue nom- brado arquitecto jefe en el estudio de Ernst Neufert. En 1952 decidió alejarse de Alemania y Europa para distanciarse de la confusión de las corrientes arquitectónicas del momento, con el objetivo de crear su propia identidad. Realizó numerosos viajes a lo largo de distintos países de África y Asia en los que realizó diversos trabajos. Estos viajes lo llevaron finalmente a Japón en 1953, donde obtuvo un puesto como profesor en la Universidad de Kioto durante tres años. En este periodo estudió la cultura del lugar e inició su in- vestigación sobre la casa japonesa. Libros, autores y momentos 23 En 1956, Engel fue contratado como profesor asociado en la Universidad de Minesota en los Estados Unidos de América y durante los siguientes nue- ve años trabajó en varios estudios arquitectónicos; completó su libro The Japanese House e inició otros proyectos, como los numerosos estudios so- bre estructuras que recopilaría en su obra Structure Systems. En 1964 vol- vió a Alemania y allí decidió abrir su propio estudio de arquitectura e inge- niería, al mismo tiempo que continuaba su labor docente en el Instituto de Diseño de Offenbach. La arquitectura occidental de la época de Engel se enmarca en el Movi- miento Moderno, que se estableció en 1928 a partir del primer CIAM (Con- greso Internacional de Arquitectura Moderna). Este estilo se caracterizó por promover una forma de producción industrializada que emplease los nuevos materiales surgidos en la Revolución Industrial. El racionalismo y el funcionalismo fueron las bases para el diseño arquitectónico, de forma que se impusieron las formas geométricas y la composición en volúmenes y se eliminó la ornamentación añadida a la construcción. La forma debía seguir a la función, por lo que la composición del aspecto exterior se debía a pla- nos y formas geométricas que respondían a las necesidades del edificio. La riqueza del espacio se obtenía mediante, en palabras de Le Corbusier, “[…] el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz […]” y las nuevas formas de comprender el propio espacio. Frank Lloyd Wright, que fue un arquitecto anterior a esta corriente pero precursor de la misma, in- trodujo la idea del espacio continuo y Mies Van der Rohe cambió por com- pleto la concepción de la arquitectura occidental al desarrollar el concepto del espacio fluido. A pesar de todo, el límite entre funcionalismo y forma- lismo no siempre quedaba claro, y la habitabilidad de los edificios podía quedar supeditada a la experimentación y el desarrollo de nuevas concep- ciones espaciales. Cuando Engel viajó a Japón, la arquitectura asiática y la cultura zen ya eran conceptos totalmente asimilados y comprensibles para occidente. Sin embargo, al igual que los japoneses tomaban lo occidental y lo transforma- ban en algo propio que se mezclaba con su cultura, los occidentales inter- pretaban —y en muchas ocasiones malinterpretaban— los conceptos ja- poneses. The Japanese House: A Tradition for Contemporary Architecture, 1964 The Japanese House es un libro de carácter casi enciclopédico en el que se analizan minuciosa y sistemáticamente los elementos y conceptos que com- ponen la casa tradicional japonesa. Heinrich Engel escribió un libro en el que se describen con todo lujo de detalles las partes de la casa, que se re- presentan en múltiples dibujos acotados complementados con fotografías cuidadosamente compuestas. En cada uno de los capítulos se describen los elementos englobados en él; se relata su origen y significado y se explica su utilidad en la vida japo- nesa, que justifica su forma de ser. El libro está dividido en cuatro partes donde se incluyen los capítulos correspondientes: estructura, organismo, entorno y estética. Los contenidos más técnicos sobre medidas, materiales, 24 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos 3.6. Engel, Heinrich. The Japa- nese House... página 21. construcción y composición estructuran la primera mitad del libro. En los dos últimos bloques, Engel escribe una serie de capítulos sobre los condi- cionantes climáticos y sociales de la casa y los aspectos intangibles pero de- terminantes de la arquitectura japonesa. En la casa japonesa descrita por Engel se manifiestan los fundamen- tos del Movimiento Moderno y se resuelven de manera exquisita e incluso se evitan los problemas generados por la interacción de la mayoría de es- tos principios. El interés que esto despierta en Engel se pone de manifiesto al rematar cada uno de los capítulos con una conclusión individual llama- da ‘for contemporary architecture’(‘para la arquitectura contemporánea’), en la que aparecen resumidas las principales características de lo que se ha analizado y se comparan con la arquitectura contemporánea occidental. Walter Gropius asegura en el prólogo que este libro “interesará a todo profesor y estudiante de Arquitectura e Historia de la Arquitectura, a todo arquitecto y diseñador creativo tanto del Este como del Oeste”3.5.. La lecu- tra de The Japanese House permite conocer y comprender casi por comple- to la casa tradicional y además da las claves subyacentes del porqué de su arquitectura para poderlas abstraer y aplicar —no confundir con replicar— en otros entornos. Estilo e intención de la obra Heinrich Engel se especializó en estructuras, lo que le da la capacidad de dejar por escrito una aproximación muy técnica, que se acerca mucho a la visión científica, a los elementos que describe. Pero al mismo tiempo es un arquitecto, preocupado por la percepción del espacio, la sensibilidad de los habitantes de un edificio y, hasta cierto punto, la estética. Comprende la importancia de la relación ente hombre y arquitectura y, por esta razón, no le basta con describir el objeto. Para entender por qué en la casa japonesa funcionan conceptos que son problemáticos en la ar- quitectura occidental es necesario conocer la razón de ser de cada uno de sus elementos. Engel denuncia que en la arquitectura contemporánea del Movimiento Moderno se ha perdido la escala humana. Los nuevos materiales y técnicas constructivas producen espacios de dimensiones que no se pueden abarcar por el hombre, y las nuevas formas son indiferentes a la emoción humana. Le preocupa que se esté construyendo con nuevas técnicas que no se domi- nan y aun así se sigan buscando nuevas formas de innovar, de forma que solo se cree más confusión en lugar de perfección: El reto del presente no es, por tanto, el descubrimiento de lo nuevo sino la total comprensión de lo existente y su integración en la ética contemporánea; en consecuencia, su aplicación humana y apreciación estética.3.6. Para Engel la casa tradicional japonesa es un ejemplo para la arquitectu- ra contemporánea por su capacidad para expresar de forma sencilla, clara y elegante relaciones espaciales y constructivas complejas sin generar nin- gún tipo de confusión. 3.5. Engel, Heinrich. The Japa- nese House: a tradition for contem- poraty architecture. Tokio: Charles E. Turtle Company, Inc., 2017: pá- gina 18. Libros, autores y momentos 25 La nostalgia de un Japón perdido Takeshi Nakagawa y su época Takeshi Nakagawa nació en 1944 en Toyama, Japón. En 1986 se doctoró en Historia de la Arquitectura por la Universidad de Waseda, donde es profe- sor y catedrático. Durante su carrera profesional ha dirigido importantes excavaciones en diferentes lugares de Asia, como Sri Lanka, la India, Egip- to, Vietnam y Camboya, donde encabeza el equipo encargado de la protec- ción del templo de Angkor Wat. La infancia de Nakagawa discurrió en un Japón en el que la tradición se- guía viva, aunque en un proceso de desaparición, por lo que pudo formar parte de ella y de su forma de vida asociada. La occidentalización y la mo- dernización relegaron esos valores al medio rural y, con demasiada rapi- dez, casi a los museos. En la actualidad se dice que el proceso de occiden- talización está llevando a la cultura japonesa a un periodo de confusión y pérdida de identidad, pero la capacidad de esta sociedad de “asimilar todo lo venido de fuera y mimetizarlo por completo con lo propio” 3.7. también puede representar algo positivo, ya que crea la oportunidad de contrastar ideas y crear algo nuevo. La arquitectura de la casa japonesa ha caído en desuso y ha sido reem- plazada por edificios de nuevos materiales que permiten formas y mode- los constructivos mucho más libres. Sin embargo, los conceptos intrínse- cos a ‘lo japonés’ como la tamización de la luz, la transición gradual entre interior y exterior y la delicada sencillez se han conservado en la arquitec- tura moderna más representativa. El máximo exponente de la aplicación de la sensibilidad tradicional japonesa al hacer moderno se aprecia en la arquitectura de Tadao Andō, un arquitecto que ha vivido en el mismo mar- co temporal que Nakagawa. El progreso, además, ha llevado a la destrucción de gran parte del pai- saje natural. La degradación se he producido en todas las áreas culturales y artísticas de Japón. Pero cuando mejor se comprende un movimiento o es- tilo es cuando termina, cuando se puede hacer una síntesis de todas sus ca- racterísticas. Kawase, el maestro de ikebana3.8., dijo que “mostrar algo na- tural, en su estado original, no es arte. El artificio sobre el artificio que da la ilusión de naturalidad, eso sí es arte. […] Si el sueño no es perfecto, no pa- recerá natural. Sólo el sueño más perfecto se acerca a la realidad”3.9. Ahora todo este arte está muerto y sus últimos grandes representantes construyen el sueño que más se acerca a la realidad, gracias a toda su herencia cultural: “el mero hecho de que la cultura japonesa exhale su último aliento permite que florezcan artistas con una genialidad sin precedentes”.3.10. La casa japonesa, 2002 Takeshi Nakagawa ofrece una mirada al recuerdo de la casa antigua y a la forma de vida tradicional; observa en este libro cómo ha evolucionado la vi- vienda japonesa y presta especial atención a los elementos que han desapa- recido o se han transformado, en gran medida por la influencia occidental. La casa tradicional japonesa apenas había sufrido variaciones hasta 1950 y 3.8. Arte japonés del arreglo fllo- ral. (Definición de Jisho (https://jis- ho.org/) 3.9. Kerr, Alex. Japón perdido: el último destello de un Japón precioso. Barcelona: Alpha Decay, S.A., 2017: página 280. 3.7. Nakagawa, Takeshi. La ca- sa japonesa: espacio, memoria, len- guaje. Barcelona: Reverté, 2016: pá- gina 304. 3.10. Íbidem: página 284. 26 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos siempre mantenía ciertos elementos con importante carga simbólica. En la actualidad, si bien la arquitectura de la casa mantiene la sencillez propia de su funcionalidad, se han perdido importantes valores representativos, de manera que quedan patentes la ‘crisis cultural’ y pérdida de tradiciones que han sucedido durante el periodo de transición. En el subtítulo del libro, ‘espacio, memoria y lenguaje’, ya asoman los intereses del autor: los espacios que necesita una familia, su uso y su com- posición dentro del conjunto de la casa, así como sus delimitaciones físicas y los atributos que los caracterizan; la memoria de la casa antigua que per- dura aún en su evolución moderna y, en especial, en el recuerdo de aque- llos que la han habitado; y el lenguaje que concreta cada uno de los ele- mentos de la vivienda, tenido en cuenta tanto desde el punto de vista del léxico, con su correspondiente origen y desarrollo, como desde el significa- do y simbolismo que aportan los componentes arquitectónicos al conjun- to y en sí mismos. Es fácil formarse una idea de la casa japonesa a través de los capítulos te- máticos en los que se encuentra dividido el libro. Los conceptos que abar- can estos capítulos se encuentran subdivididos en los elementos concretos que configuran las ideas que dan lugar a la concepción nipona del hogar. El autor recalca la importancia de los diferentes ambientes dentro de la casa, las transiciones entre unos y otros, los elementos constructivos que les dan forma e incluso el mobiliario; explica la terminología, la funcionalidad y la materialidad de cada uno de los elementos apoyándose en fotografías y di- bujos que transmiten, además de la información técnica necesaria, la at- mósfera propia del espacio que representan. Estilo e intención de la obra Nakagawa describe los elementos más simbólicos y significativos de la casa tradicional japonesa desde el punto de vista de un japonés y da un toque personal y melancólico al relato. Él es un historiadorque se desenvuelve en la recuperación y la preservación de arquitecturas perdidas. Los recuerdos y la evocación del pasado son constantes en el discurso de La casa japone- sa, pero no por ello se pierde el rigor y la precisión al describir cada una de las partes que constituyen la casa. En su mirada, el conocimiento de la arquitectura tradicional japonesa es una cualidad intrínseca del autor, pero también lo son la cultura occidental y la arquitectura contemporánea, con las que ha convivido —tanto en el mis- mo Occidente como observando las influencias en Japón. Nakagawa perte- nece a una generación de japoneses que han vivido los últimos respiros de una cultura y la comprenden a la perfección, pero que también han asimi- lado la cultura occidental. Aunque se refieren al pasado con nostalgia y al futuro con incertidumbre, siguen apostando por el valor de la tradición. Nakagawa describe una arquitectura que ha perdido casi por completo muchos de sus elementos y también las costumbres asociadas a ellos; resal- ta la importancia de comprender el elemento en relación con su razón de ser y todo lo que conlleva su desaparición. Para él son cruciales la emoción y las sensaciones que despertaba la casa tradicional, y lamenta su pérdida: Libros, autores y momentos 27 Para obtener algo hay que renunciar a algo, de manera que el modo de vida residencial japonés se ha modernizado a expensas de muchas cosas amadas. […] Y sin embargo, ninguno de esos avances modernos consigue conmoverme como las cosas de antes, que hecho muchísimo de menos.3.11. Sin embargo, al mismo tiempo reconoce el valor que siguen teniendo mu- chas de las costumbres y de los aspectos culturales en la forma de vida actual e intenta averiguar por qué algunos términos han caído en desuso y otros no. A pesar de todo, la cultura japonesa mantiene parte de su esencia. Como escribe Alex Kerr, “en el momento justo en el que parece que va a desapare- cer, la cultura japonesa está floreciendo como nunca”.3.12. Tras esta lectura, un estudiante japonés que ha crecido en una vivien- da moderna y tiene un vago conocimiento de la casa tradicional o un occi- dental que puede conocer a grandes rasgos esta cultura milenaria pueden comprender los principios básicos compositivos y la idea global de la casa japonesa. La casa japonesa es un libro que exalta la belleza de la construc- ción tradicional, la desmenuza y la hace fácilmente comprensible. La vi- sión personal de Nakagawa nos transporta gratamente a escenas acogedo- ras para hacer sentirse al lector ‘como en casa’. 3.11. Nakagawa, Takeshi. La ca- sa japonesa... página 34. 3.12. Kerr, Alex. Japón perdido... página 284. 4 四 Objetos de estudio La casa japonesa La casa tradicional japonesa consiste en un edificio y su jardín (niwa); no se puede entender el uno sin el otro. Su arquitectura está basada en la senci- llez, la calidad constructiva y de los materiales, y las relaciones espaciales. La construcción en madera con una estructura en forma de retícula de pilares permite la libertad de diseño en el plano horizontal, de forma que los espacios nunca quedan configurados de forma permanente y las rela- ciones entre exterior e interior cobran una gran importancia en la casa y la vida japonesas. La estructura antigua de la casa se dividía en un núcleo central rodea- do de pilares llamado moya, que se rodeaba de un pasillo llamado hisashi construido con una estructura secundaria que apoyaba sobre la primera. La diferenciación entre ambos espacios es un condicionante que determinó la evolución de la casa japonesa tradicional. (fig. 4.1.) En la casa que se va a estudiar existen dos partes claramente diferencia- das: las zonas estanciales y las zonas de servicio. Los espacios estanciales se caracterizan por estar cubiertos de un suelo de tatami elevado, mientras que los de servicio (aseo, baño, cocina y entrada (genkan)) tienen un suelo de tierra al mismo nivel que el exterior. Las divisiones más conocidas entre habitaciones son los paneles correderos (fusuma y shōji), pero estos se en- cuentran sólo en las habitaciones con tatami. Las paredes construidas de forma permanente también forman parte de la casa tradicional, sobre todo en las zonas de servicio. Las habitaciones estanciales principales son el chanoma y shokudo, dedi- cados al comer, el zashiki, dedicado a la recepción de invitados —es la habi- tación donde se encuentra el tokonoma, el núcleo espiritual de la casa—, el ima, dedicado al estar —hace las veces de salón y dormitorio—, y el chashit- su, dedicado a la ceremonia del té. Una veranda, o engawa, rodea todas estas habitaciones de tatami en su límite exterior y las relaciona con el jardín. En este capítulo se van a describir algunos de estos elementos, los más representativos de la casa tradicional japonesa, como ejemplos extraídos de los libros que se están analizando. De cada uno de los objetos de estu- dio se expondrá la información que da cada uno de los autores para poder definirlo y, posteriormente, comparar lo que expresa cada uno de ellos. fig. 4.2. Ejemplo representativo del diseño casa-jardín. fig. 4.1. Sistema estructural y disposición espacial moya- hisashi de los edificios de madera japoneses (templos y residencias de la clase alta) del periodo Antiguo. 30 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Objetos de estudio: conceptos 31 Las unidades de medida · sun, shaku y ken Una de las cualidades más características de la casa japonesa es la modu- lación constructiva y compositiva. Las unidades de medida basadas en las dimensiones del cuerpo humano y las necesidades constructivas fueron la base del sistema chino que adaptaron los japoneses. Las principales unida- des de la escala de la casa son el sun, el shaku y el ken. El shaku es un pie japonés, casi idéntico al pie inglés, y equivale a 10 sun, herencia del sistema decimal chino. El ken, en cambio, se empleó en Japón para designar el espacio comprendido entre dos columnas, aunque la exis- tencia de dos métodos de diseño, kyou-ma e inaka-ma, han hecho que exis- tan dos medidas de ken. Por otro lado, la derivación de las medidas a partir de las proporciones del cuerpo humano propició la relación de 3 a 1 entre unas unidades y otras, lo que determinó la conversión entre ken y shaku. El ken se puede considerar la unidad más importante. Antiguamente, la dimensión de los edificios se expresaba en relación al número de ken en la dirección longitudinal del moya y el número de los lados con hisashi ane- xo. Morse sólo utiliza las unidades de medida japonesas en las notas a pie de página de los capítulos constructivos, pero en su glosario define la me- dida del ken como un pie japonés y refiere la medida del shaku a un déci- mo del ken. Nakagawa también refiere tanto el sun como el shaku al ken, y en su descripción explica muy brevemente su origen. Engel desarrolla un apartado de su segundo capítulo para explicar el origen del ken, las trans- formaciones que ha sufrido y las implicaciones que su medida tiene en los métodos de diseño y constructivos. El tamaño del ken variaba según la construcción, pero en poco tiempo se normalizaron varias medidas en función del lugar. El ken de la ciudad, kyou-ma, equivale a 6’5 shaku. Esta medida derivaba de las dimensiones propias de la ciudad, planificada y cuadriculada. Sin embargo, el ken de las casas de campo, inaka-ma, equivale a 6 shaku. Por la comodidad construc- tiva, se impuso la medida inaka-ma, que se estableció como oficial, aunque en muchos lugares se ha seguido utilizando hasta ahora el ken del método kyou-ma, que se puede dividir en medio módulo, al contrario del ken de 6 shaku, cuya mitad, 3 shaku, es relativamente pequeña para los espacios mí- nimos como la veranda o el aseo. El ken es la base de la arquitectura tradicional japonesa. Engel define esta unidad como “una distancia normalizada para la construcción y la economía, un módulo para el orden estético,una medida de un sistema decimal frac- cionada en seis partes, una longitud relativa a las proporciones humanas e incluso un vínculo entre el planeamiento doméstico y el de la ciudad.” 4.1. 寸 尺 間 Conceptos · · 4.1. Engel, Heinrich. The Japa- nese House: a tradition for contem- poraty architecture. Tokio: Charles E. Turtle Company, Inc., 2017: pá- gina 55. 32 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Edward Morse hablaba del tatami como unidad modular y expresaba las medidas de los elementos que describe en pies americanos. Taut empleaba siempre el sistema métrico decimal, con el que estaba familiarizado, ya que el suyo no pretendía ser un libro técnico, sino un libro que relatase su expe- riencia para un público occidental. En The Japanese House, Engel se detie- ne a explicar detalladamente el sistema de medida japonés y es el que em- plea a lo largo de todo el libro, aunque también da siempre sus equivalencias en pies y en metros. Por último, Nakagawa, aunque emplea medidas occi- dentales, habla de ken y shaku con naturalidad y no se detiene a explicar- los más que en el glosario, ya que para él es un conocimiento elemental. Objetos de estudio: conceptos 33 34 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Objetos de estudio: elementos 35 Las esteras · tatami El tatami es para Morse la base de la vida japonesa: “sobre estas esteras se come, se juega, se duerme y se muere” 4.2.. Taut va más allá y ve un signifi- cado simbólico en la presencia del tatami en la vida diaria, ya que lo consi- dera la representación del césped en el interior de la casa; el lugar donde se reúnen los amigos con la sensación de estar al aire libre, sentados directa- mente sobre las esteras para sentirse anclados al suelo en el abrigo en me- dio de la naturaleza que es la casa tradicional japonesa.4.3. Si se tiene esto es cuenta, no es de extrañar que posteriormente, cuando la cultura japone- sa está más integrada en occidente, Engel y Nakagawa digan que el tatami es, junto con el shōji, el elemento más distintivo de la casa tradicional ja- ponesa. Nakagawa se refiere al tatami con un refrán japonés, “media estera de pie, toda una estera tumbado”, utilizado para indicar la cantidad de es- pacio que ocupa una persona en la vida cotidiana, y que él emplea para ex- plicar las dimensiones del tatami y la importancia de este elemento en la vida y la casa japonesa. El origen del tatami no está claro, pero se sabe que al principio era un elemento portátil que se utilizaba como asiento o jergón para dormir, con el tamaño suficiente para acoger a dos personas sentadas o a una tumba- da. El ideograma o kanji que representa la palabra tatami, 畳, tiene nume- rosos significados. Engel hace alusión al origen de la palabra, 畳む, leído ‘tatamu’, que significa ‘doblar’, y podría referirse a la característica portátil del elemento. Sin embargo, Nakagawa se centra en los significados de ta- tami ‘apilar’ y ‘grueso’, de forma que la palabra podría derivar del hecho de que las esteras se apilaban cuando no estaban en uso o de la forma en que se hacían originalmente. Con el paso del tiempo, el tatami se convirtió en un elemento fijo que reemplazó al suelo de los espacios estanciales. Este es el tatami que cono- ció Morse, una estera de aproximadamente tres pies de ancho y seis de lar- go 4.4., que debe colocarse junto a otras de forma compacta en el suelo, por lo que él considera que es el módulo compositivo al que se acomodan las medidas de las vigas, pilares, paneles y demás elementos. Taut también des- cribe el tatami que él encontró en su casa, Senshintei, y lo considera el ele- mento que determina la dimensión de las habitaciones y sus formas, el an- cho de la veranda, la disposición de la estructura de vigas y pilares e incluso el tamaño de las puertas correderas, que parecen esteras colocadas en ver- tical, aunque su altura se reduzca ligeramente para mantener las propor- ciones de la casa 4.5.. 4.2. Morse, Edward S. Japane- se Homes and Their Surroundings. Nueva York: Dover Publications, 2017: página 124. 4.3. Taut, Bruno. La maison ja- ponaise et ses habitants. París: Édi- tions du Linteau, 2014: página 36. 4.4. Aproximadamente 0,91 me- tros de ancho y 1,83 metros de lar- go. 4.5. 1,73 metros en Senshintei, una altura adaptada a la talla de los japoneses. 畳 Elementos fig. 4.3. Ejemplo de estancia familiar, chanoma, con tatami. Tienda de cosméticos Murakami Seikado (1928) originalmente en el distrito de Taito, Tokio. Reconstruida en el Museo de Arquitectura al aire libre Edo-Tokio. 36 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Sin embargo, Engel, que habla del tatami como el elemento más malin- terpretado de la vivienda japonesa, remarca especialmente que el tatami no es un módulo constructivo o compositivo pues, al convertirse el tatami en el propio suelo, quedó sometido al sistema estructural del cerramiento. La proporción humana del tatami quedó modificada para acomodarse a la dis- tancia entre ejes de pilares, que sí es relevante en el entramado del techo y el suelo y demás elementos constructivos. Además, a pesar de que se llega- ron a normalizar medidas de tatami, siempre hubo diferencias entre el ta- maño de las esteras, hasta el punto de que podía significar una distinción local o podían colocarse tatami de distintos tamaños en una misma habita- ción por necesidades constructivas o estructurales. Por lo tanto, Engel nie- ga rotundamente que se pueda considerar el tatami como módulo y unidad de medida constructiva, al contrario de lo que se cree frecuentemente. En La casa japonesa, Nakagawa reconoce que, a pesar de las múltiples va- riaciones en las medidas del tatami, se observa que desde el periodo Heian (794 – 1185) se mantiene la proporción 2:1. Esta proporción es la que permi- te las diferentes disposiciones de tatami en grupos de 2, 3, 4 y medio, 6, etc. que aparecen dibujadas en los cuatro libros. Debido a esto, las habitacio- nes se designan según el número de tatami que contienen, por lo que Taut afirma que, si se conoce la disposición de las esteras no es necesaria una competencia técnica para hacerse una idea del tamaño de una habitación y levantar y comprender el plano de una casa japonesa. No es de extrañar que todo esto haya llevado a la confusión del tatami con un módulo cons- tructivo, más aún si se considera lo que Engel deja patente en el capítulo 14 de The Japanese House, Order, en el que describe la importancia espa- cial del tatami al cumplir éste la función de “trasladar el orden de la cons- trucción vertical tangible al plano horizontal, de forma que ordena el es- pacio intangible” 4.6.. El tatami es una estera de paja compacta atada con una cobertura de caña y recogida en sus extremos largos con cintas de color oscuro. Morse todavía indica que la paja se ata con una cuerda gruesa, en lugar de la caña que se emplea en realidad, y presta más atención a las tiras de lino de los bordes que según su color y patrón podían indicar la clase social del propietario o la importancia de la sala en la que se encontraban. También explica la cua- lidad elástica de la estera que puede llevarla a sufrir deformaciones perma- nentes, por lo que los japoneses nunca la pisan con zapatos. Engel y Nakagawa desarrollan metódicamente la composición de la es- tera que esboza Morse. Los materiales naturales que cumplen las exigen- cias de rigidez y resistencia del tatami son la paja, la caña y la cinta de lino, algodón o seda. Estos materiales conforman, respectivamente, las partes del tatami: toko (parte inferior), omote (cubierta) y fuchi o heri (borde de tela). También explican sus métodos de fabricación que consisten en apilar la paja hasta una altura de unos cuarenta centímetros y compactarla has- ta reducir la estera a un espesor de unos cinco centímetros. Engel nombra, además, las distintas técnicas de fabricación que existen para cada una de las partes, tantomanuales como a máquina y las detalla en sus dibujos. 4.6. Engel, Heinrich. The Japa- nese House... página 40. Objetos de estudio: elementos 37 Los materiales porosos del tatami hacen que absorba polvo y humedad, por lo que de vez en cuando deben ser aireados y sacudidos; una consecuen- cia de los requisitos que debe cumplir el suelo de la vivienda japonesa, pre- parado para andar sobre él, sentarse y dormir. La estera es una parte esen- cial de la relación de la vida cotidiana japonesa con la naturaleza, es una de las formas de traer el interior al exterior y, al mismo tiempo, de organizar el espacio interior y medirlo. Aunque en esto están de acuerdo todos los au- tores, las especifi caciones de Engel desmienten la comprensión del tatami como un módulo constructivo y descubren que es un agente que ordena el vacío y forma parte del espacio en sí mismo al trasladar a éste el orden de la construcción vertical, en lugar de formar parte del cerramiento del espa- cio físico y modularlo. El tatami permite diversidad en el tamaño y el uso de la habitación sin cambiar sus propias dimensiones o expresión, dando como resultado la coherencia espacial propia de la arquitectura de la casa tradicional japonesa. Para Morse, en comparación con la arquitectura occidental, es llamati- vo como en la construcción de la casa japonesa se produce muy poco des- perdicio, algo muy distinto a lo que ocurre con “los métodos extravagan- tes y carentes de sensibilidad de nuestra construcción doméstica”4.7. y para Engel son recalcables los problemas de la estandarización moderna que ponen de manifi esto la arquitectura tradicional japonesa, como el hecho de que las juntas de los tatami puedan aparecen alineadas con el centro de los pilares en algunas ocasiones y cubriendo el ancho completo del espa- cio en otras. Por otro lado, para Taut siempre son representativas las sensa- ciones que despiertan los materiales del tatami y su infl uencia en el modo de vida de la casa japonesa. Probablemente sea por todas estas caracterís- ticas que los extranjeros encuentren el tatami como uno de los rasgos más interesantes y distintivos de la casa japonesa, a pesar de que, como expli- ca Nakagawa, “siempre parecen estar a punto de desaparecer y, sin embar- go, nunca lo hacen” 4.8.. 4.7. Morse, Edward S. Japanese Homes and... página 26. 4.8. Nakagawa, Takeshi. La ca- sa japonesa: espacio, memoria, len- guaje. Barcelona: Reverté, 2016: pá- gina 196. fi g. 4.4. Corte de un tatami que permite ver su composición: relleno de paja de arroz seca, cubiertas por dos esteras de junco y todo ello rematado por bordes de tela. 38 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Objetos de estudio: elementos 39 El receso de la imagen · tokonoma El tokonoma es un espacio rectangular reservado para exponer una imagen, generalmente una pintura o caligrafía en forma de pergaminos enrollados desplegados (kakejiku o kakemono4.9.), y a veces también un arreglo floral (ikebana4.10.). Este elemento constituye el centro espiritual de la casa tra- dicional japonesa y se sitúa en la habitación más importante, la sala desti- nada a la recepción de los visitantes o zashiki4.11.. También suele haber uno en las habitaciones de té (chashitsu), donde la función ceremonial es pri- mordial. Morse dice que la situación del tokonoma en la habitación suele ser pa- ralela a la veranda, aunque en ocasiones se sitúan en el ángulo recto en el que dobla la veranda en una esquina de la casa. Las lecturas de los demás autores y los dibujos de sus plantas, en cambio, dan a entender que esta úl- tima es la colocación habitual en el zashiki. Esta es una habitación de sue- lo de tatami que se suele situar contigua a la entrada y con veranda en al menos uno de sus lados. Si la casa es pequeña (dos habitaciones), esta sala hace las veces de salón para la familia. Una de las funciones del tokonoma es crear un espacio de honor para mostrar respeto hacia un invitado distin- guido, por lo que si unos invitados se quedasen a pasar la noche, se coloca- rían sus futones en esta habitación. La función del tokonoma es principalmente simbólica y estética. Aun- que Morse explica que la traducción literal del término es ‘espacio-cama’ y que, por lo tanto, fuera posiblemente el espacio utilizado antaño como lugar de la cama. Sin embargo, Taut explica que cuando el tokonoma lle- gó desde China se consagró a acoger la imagen de Buda y, después, se con- virtió en la casa del samurái en un lugar ceremonial en el que se situaba un caballero en el momento de recibir órdenes importantes, como hacerse el hara-kiri si había transgredido el estricto código de honor. Con el paso del tiempo, las concepciones religiosas, influidas por la filosofía zen, evolucio- naron hasta transformar el tokonoma en el lugar de las cosas culturales en general. En La casa japonesa, Nakagawa matiza que el tokonoma podría te- ner su origen en el oshi-ita, un espacio de las casas más antiguas que tenía funciones similares pero distintas características. Así pues, el tokonoma es un organismo típico y fundamental de la casa japonesa, y como tal, constituye una excepción al ser el único punto don- de se expone decoración de forma adicional a la arquitectura, aunque al mismo tiempo puede ser ser considerado la máxima expresión de la acen- tuación de la arquitectura como modo de decoración. En especial, en los tokonoma clásicos, que se caracterizan por crear un espacio diferenciado 床 の 間 4.11. 座敷: lit. ‘extensión del asiento’. 4.10. 生け花 : lit. ‘f lor vi- va’. 4.9. 掛け物: lit. ‘objeto col- gado’. fig. 4.5. Tokonoma con kakemono y arreglo floral y, a su lado, tana. 40 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos sutilmente del resto de la habitación pero emplean los mismos materiales que el resto de la casa, es donde más resalta el valor de los elementos deco- rativos expuestos.4.12. Las medidas del tokonoma siguen la modulación en ken del resto de la casa, y suelen tener aproximadamente medio ken de profundidad y uno de longitud, la medida de un tatami. El suelo del receso se separa del resto de la habitación situándolo a otro nivel, haciéndolo de otro material o ambas al mismo tiempo. El techo también se diferencia y una viga frontal lo enmar- ca. En el lateral que no se encuentra con la veranda, un muro lo separa del receso contiguo llamado tana —una estantería decorativa que siempre se construye al lado del tokonoma. El muro suele tener una ventana cubierta por una cuadrícula de bambú que deja pasar la luz de la veranda a la estan- tería. En la parte delantera de la división se coloca un pilar de madera lla- mado tokobashira que, en su forma original, es de sección cuadrada, igual a los del resto de la casa. Engel es quien describe el tokonoma de forma más sistemática, mientras que Morse describe una relación de distintos ejemplos de diferentes casas, Taut explica como son y qué contienen los que encuentra a lo largo de su li- bro y Nakagawa lo compara con el oshi-ita. El paso de Taut a Engel se pue- de deber a que el tokonoma, al ser el espacio con valor más artístico y vi- sual del interior de la casa japonesa, ha sido el lugar en el que los japoneses han dado mayor rienda suelta a su creatividad y, por lo tanto, existen mu- chos tipos de tokonoma que con el tiempo se clasificaron. La experimen- tación se ha dado sobre todo en los recesos de las chashitsu, donde, según Engel, “el deseo de individualidad del hombre y su inclinación hacia la ex- travagancia mediante cualquier medio posible no ha pasado por alto a los japoneses, y el uso de exquisitas maderas, junto con la preferencia por las formas retorcidas, ha falsificado de alguna manera el efecto puro del toko- noma clásico”.4.13. Taut también destaca la libertad creativa que supone el tokonoma. En su época, la influencia de occidente convertía muchos de los elementos ja- poneses en ostentaciones que dieron lugar a la estética kistch japonesa. El tokonomaera el lugar perfecto para poner esto de manifiesto, y Taut expre- sa como en ciertos hoteles y restaurantes, el grado de la estética kistch de este espacio era un indicativo del refinamiento, o la falta de él, del estable- cimiento, como describe en una de sus páginas: “[..] el tokonoma y las tablas que corrían encima de las puertas correderas [..] se habían realzado con motivos decorativos de una gran banalidad [..] destinados a aportar una satisfacción rápida y fácil a los ojos, en adelante, incapaces de ver la armonía de las proporciones o de apreciar el efecto relajante de un material bien trabajado.”4.14. La carga estética del tokonoma, su significado sagrado y su función cere- monial lo convierten en un elemento fundamental de la casa japonesa, y no sólo de la tradicional. Taut hace alusión a una encuesta realizada en 1932 con obreros de una fábrica de Tokio acerca de la casa de sus sueños, en la 4.12. Engel, Heinrich. The Japa- nese House... página 159. 4.13. Íbidem. 4.14. Taut, Bruno. La maison ja- ponaise... página 83. fig. 4.6. Tokonoma de una habitación de invitados (zashiki) en Hachi-ishi. Objetos de estudio: elementos 41 que el 94% de ellos reconocieron la importancia de la presencia del tokono- ma. En las viviendas actuales de estilo occidental es común tener una habi- tación japonesa con suelo de tatami en la que se conserva el tokonoma y, si no existiera esta habitación, se coloca en su lugar un pequeño altar budis- ta. El tokonoma es el núcleo de la casa japonesa. 42 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Objetos de estudio: locales 43 Locales El vestíbulo y el recibidor · genkan y hiroma El vestíbulo o genkan es un elemento propio de la casa japonesa que constituye la sala que sigue a la entrada principal del edificio, que suele ser poco ostentosa y pasar desapercibida. El portón principal se sitúa en el ex- terior y da paso al jardín, a través del cual se llega a un punto en el perí- metro de la casa en el que el alero del tejado cubre más allá del límite de la veranda o se extiende más allá del resto del perímetro. El suelo de tierra o cemento se mantiene al nivel del jardín y penetra en el genkan. Desde ahí parten dos o tres escalones muy amplios de madera que suben hasta el ni- vel del resto de las habitaciones, los agarikamachi a los que Nakagawa de- dica un capítulo. Las descripciones de Morse de estos espacios son las más detalladas, tanto que incluso dibuja los zapatos de una familia y la estantería donde los guardan (fig 4.7.). A partir de estos textos se puede comprender la fun- ción utilitaria del genkan: proporcionar un vestíbulo en el que los japone- ses pueden quitarse los zapatos antes de subir al suelo de tatami. Para ello se sientan sobre los elevados escalones y desde ahí entran a la siguiente ha- bitación, el hiroma o recibidor. Esta sala tiene un suelo de tatami y se sepa- ra del genkan mediante shōji a través de los cuales pasa una luz difusa que la deja en penumbra. Desde el hiroma se da paso a las demás habitaciones de la casa a través de paneles correderos opacos, o fusuma. Taut sólo habla de estos espacios de transición cuando describe cómo él y su mujer llegaron a Senshintei y tuvieron, prácticamente, que aprender a entrar en la casa. La otra función del genkan se percibe de forma más sútil, pues se trata de una función simbólica y ritual, propia de los elementos representativos de la vivienda japonesa. El vestíbulo y el recibidor son los primeros loca- les de la casa, los primeros espacios de transición entre el mundo exterior y el interior, la naturaleza y la construcción, que se vuelven a encontrar des- pués cuando se abren los paneles correderos del perímetro. Engel otorga a estos locales una carga a la que se refiere como humana, una carga de sig- nificado en la que el genkan se convierte en “el espacio en el que el hom- bre deja atrás el mundo exterior, que le resulta progresivamente indiferen- te en contraste con su vida interior, […] hasta que finalmente son reunidos en el interior de la casa y reciben el uno del otro la confirmación y el signi- ficado de su existencia”.4.15. Entonces, si ya existen dos espacios de transición, ¿cuál es la razón de ser del agarikamachi que tanto interesa a Nakagawa? A pesar de que él no menciona en todo su libro la palabra genkan, la importancia que tienen es- tas sucesiones de entradas para él es innegable. Explica que la gran dimen- 玄 関 広 間 fig. 4.7. Entrada principal a una casa (genkan). 4.15. Engel, Heinrich. The Japa- nese House... página 243. 44 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos sión de estos elementos podría pretender denotar el signifi cado de una fron- tera, o también deberse a que estos elementos tienen “el peso simbólico de una entrada ceremonial, y como tal se asocian a la recepción de invitados […] y probablemente esto crea el marco idóneo para hacer algunos excesos como convención social.”4.16. El genkan y el hiroma son una parte fundamental de la casa japonesa. Incluso en las viviendas actuales más pequeñas se reserva un espacio —de hasta un 10% de la superfi cie total— para mantener el primer vestíbulo de suelo a nivel de calle y diferenciarlo del escalón elevado para descalzarse. 4.16. Nakagawa, Takeshi. La ca- sa japonesa... página 53. fi g. 4.8. Armario para zapatos. Objetos de estudio: locales 45 46 La casa japonesa: cuatro libros, cuatro autores, cuatro momentos Objetos de estudio: locales 47 El jardín · niwa De entre las varias definiciones que Heinrich Engel enumera en su li- bro hay dos de ellas que encajan en gran medida con la definición del jar- dín japonés. En una de ellas señala que “es una forma de establecer la esca- la humana en el orden físico e indiferente de la naturaleza; de establecer un medio ambiente humanizado” llegando a indicar que “el jardín es arquitec- tura y no naturaleza”4.17.. En otra de ellas “refleja la actitud del hombre ha- cia la naturaleza, la vida y el universo. Como esta actitud es distinta según la época cultural y localización, las culturas pueden identificarse por la ma- nera particular en la que las personas dan forma a sus jardines”4.18.. Quizás sea esta última descripción la que más se aproxima al significado que re- presenta un jardín para un japonés. En este contexto, el jardín es una parte integral de la casa y el medio ambiente es un factor que debe estar integra- do tratado su composición arquitectónica. De hecho, las mejores ideas ar- quitectónicas pueden fracasar si los alrededores no se analizan y se cuidan. Así, Morse señala que además de la decoración y el trabajo artístico que se lleve a cabo en él, la simplicidad y limpieza del jardín japonés se ven como perfección por tener su carácter reservado y sentido de la propiedad. El hogar se representaba con los caracteres chinos, ka-tei, que significan ‘casa-jardín’, según indica Engel en su libro, y añade que este “ideograma re- fleja la concepción japonesa de que solo a través del jardín una simple casa puede llegar a ser un hogar real”4.19.. Por tanto, representa un componente fundamental de la vivienda, al contrario del sentido de lujo que suele tener el jardín en occidente. Es lógico pensar que exista una ambivalencia entre el espacio físico exterior del jardín y la vida interior que se desarrolla en la casa y viceversa. Puede decirse que la filosofía de vida emanada del budis- mo y de la enseñanza zen imprime una actitud casi reverencial por la natu- raleza que es vertida y representada en la creación del jardín y su paisaje. En Japón, indica Morse, se considera al jardín como un arte elaborado y bello a partir de elementos y materiales naturales, de forma que se con- sigue mediante la utilización de medios y técnicas sencillas; arte que pue- de plasmarse incluso en una pequeña parcela de tierra de pocos metros. En este sentido, Taut rememora al que considera el mayor arquitecto japonés por su pureza, Kobori, que edifica el palacio
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