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Literatura Egípcia Antiga

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LITERATURA EGIPCIA
De la abundante producción literaria del Antiguo Egipto, se transcriben tres textos. Los dos 
primeros (La Canción del Arpista y Las Advertencias de Ipuwer) corresponden, 
probablemente, al Primer Período Intermedio, un momento en que la literatura “manifiesta el 
aturdimiento y la desesperanza con que los egipcios veían el trastorno de su mundo, antes 
sólido y estable”1. El tercer texto, el Himno a Atón, pertenece al Imperio Nuevo y es un 
notable testimonio de la reforma religiosa de Akhenatón.
La Canción del Arpista
“La Canción del Arpista” se encuentra tallada en la sala de la tumba de un rey Antef. En este 
texto, el autor se dirige al "Buen Príncipe" recordándole la caducidad de las cosas humanas: 
las tumbas de los dignatarios de la II y IV dinastía ya están en ruinas; ellos dejaron sabias 
palabras, pero ahora es como si no hubiesen existido jamás:
Ninguno de ellos regresa de donde están.
¿Quién puede decirnos su aspecto y su estado,
quién puede describirnos sus moradas,
quién puede dar consuelo a nuestros corazones
sirviéndonos de guía hacia los lugares
para donde partieron?
Consuela tu corazón, 
has que olvide estas cosas;
no te queda nada mejor que seguir
sus deseos mientras estés vivo.
Unge tu cabeza con aromados ungüentos,
ponte vestidos de seda
impregnados de perfumes preciosos,
verdaderas obras de los dioses.
Goza más de cuanto haz gozado hasta ahora,
no hagas sufrir tu corazón por falta de placeres.
Piénsalo, a nadie le es permitido
llevar consigo sus bienes.
Piénsalo, jamás ninguno de los que partieron
ha podido regresar.
Las Advertencias de Ipuwer
Es incierta la fecha de composición de esta obra. El papiro superviviente (Papiro Leiden 334) 
es una copia hecha durante el Imperio Nuevo. Generalmente se supone que Ipuwer ha vivido 
en el Imperio Medio o en el Segundo Periodo Intermedio, y las catástrofes él lamenta habrían 
tenido lugar cuatro siglos antes durante el Primero Periodo Intermedio. Desafortunadamente 
el papiro está bastante deteriorado: tanto el principio como el final ha desaparecido. En él, 
Ipuwer relata al faraón (seguramente el nombre de este faraón estaría en el encabezado que 
se ha perdido) como Egipto se halla en el más absoluto caos y le insta a que restablezca el 
orden.
Capítulo 1
(I)... Los porteros exclaman: “¡Vayamos a saquear!”. Los confiteros (?)... El lavandero rehúsa 
llevar su carga... [los cazadores] de aves se han dispuesto en orden de batalla... [los 
1 John A. Wilson. La cultura egipcia. México, Fondo de Cultura Económica, 1972, p. 163.
habitantes] del Delta llevan escudos... Los cerveceros... tristes. El hombre mira a su hijo como 
a su enemigo... “Ven y conquista”... Esto que fue predestinado para nosotros en el tiempo de 
Horus, en la época de [la Enéada de los Dioses]... El hombre virtuoso deambula lamentándose 
a causa de lo que ha sucedido en el país... Los extranjeros se han convertido en egipcios por 
todas partes...
Capítulo 2
(II) Mira, el rostro está pálido, y el arquero, preparado. Hay maldad por todas partes. No 
existe ya el hombre de ayer. Mira, el saqueador... por todas partes. El criado se apodera de lo 
que encuentra. Mira, el Nilo se desborda, pero nadie ara para él. Todos exclaman: “No 
sabemos qué ha sucedido en el país”. Mira, las mujeres son estériles; ninguna concibe. Khnum 
no da forma (a la humanidad) a causa de la situación del país. Mira, los pobres se han 
convertido en poseedores de riquezas. Aquél que no podía hacerse un par sandalias es un 
señor de bienes. Mira, los esclavos de la gente, sus corazones son miserables. Los nobles no 
fraternizan con su gente cuando están gritando...
(VII) Mira, los nobles se lamentan: los pobres se regocijan. Cada ciudad exclama: 
“¡Expulsemos al poderoso de entre nosotros!”. Mira, los hombres son como ibises negros. La 
suciedad se extiende por la tierra. No existe en este tiempo nadie cuyas ropas sean blancas. 
Mira, el país está girando, como hace el torno del alfarero; el ladrón es un poseedor de 
riquezas [en tanto que el noble se ha convertido en] un saqueador. Mira, los fieles son como... 
El plebeyo [se lamenta]: “¡Terrible! ¿Qué voy a hacer?”...
Capítulo 3
(VII) Hoy nadie navega hasta Biblos. ¿Qué haremos respecto a la madera de cedro para 
nuestras momias? Los sacerdotes son enterrados con sus productos; los nobles son 
embalsamados con sus óleos correspondientes, hasta tan lejos como Keftiu. Pero ya no llegan; 
el oro escasea. Se han terminado... las materias primas para todo tipo de trabajos. Ha sido 
desplazado... del palacio real, v.p.s.. ¿Cuántas veces vienen los habitantes de los oasis con sus 
ofrendas para el festival, [sus] esteras, [pieles], con plantas frescas... y grasa de aves...?
(X) Mira, Elefantina, Tinis... del Alto Egipto, sin pagar impuestos a causa de la contienda 
(civil). Falta el grano, el carbón de la leña, la fruta-irtyu, la madera-maau, la madera-nut, los 
arbustos. Se echa en falta el trabajo de los artesanos... ¿Para qué (sirve) un tesoro sin sus 
impuestos? Feliz ciertamente es el corazón del rey a quien llegan presentes. Y si [viene] cada 
país extranjero, es nuestro éxito; es nuestra fortuna. ¿Qué es lo que vamos a hacer al respecto? 
Todo está arruinado...
Capítulo 5
(XI) Mira, los caminos están [bloqueados]; las rutas están vigiladas. La gente se sienta bajo 
los matorrales, hasta que el (viajero) nocturno llega, para apoderarse de su carga. Se le 
arrebata lo que lleva; se le apalea a golpes de garrote, y es malamente asesinado. Mira, lo que 
ayer (aún) se veía (hoy) se ha esfumado. El país ha sido abandonado a su debilidad, como (el 
acto de) cortar el lino (?). Las gentes del pueblo van y vienen llenos de aflicción... ¡Ojalá esto 
fuera el fin de la humanidad!, sin más concepciones ni nacimientos.
Capítulo 6
(I) Entonces la tierra dejaría de dar voces, y no habría (más) tumultos. Mira, [la gente se 
come] la hierba, lavada con agua. Ni fruta ni hierba se encuentran [para] las aves... es 
arrebatado de la boca de los cerdos. Ningún rostro brilla... por el hambre. Mira, el cereal ha 
desaparecido de todas pares. La gente es despojada de los vestidos, no ungida con óleo. Todos 
exclaman: “¡No hay nada!”. El almacén está vacío, y su guardián está tendido en el suelo. 
¡Ojalá hubiera yo alzado mi voz en ese momento para que ella me rescatara de esta dolorosa 
situación en la que me encuentro! Mira la Cámara Privada, sus escritos han sido robados, y 
han sido revelados los secretos que [allí] había. Mira, las fórmulas mágicas se han divulgado; 
los encantamientos shemu y sekhenu son ineficaces a causa de que la gente los repite. Mira, se 
han abierto los archivos, y han sido robados sus inventarios. Los esclavos se han convertido 
en señores de esclavos. Mira [los escribas] son asesinados, y sus escritos, robados. ¡Maldito 
yo por la miseria de este tiempo! Mira, los escribas del catastro, sus escritos han sido 
destruidos. El cereal de Egipto es propiedad comunal. Mira, las leyes de la Cámara Privada 
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han sido arrojadas fuera. La gente anda sobre ellas en los lugares públicos, y los pobres las 
quebrantan por las calles. Mira, el pobre ha alcanzado el lugar de la Enéada de los dioses. Los 
procedimientos de la Casa de los Treinta se han divulgado. Mira, la Gran Cámara del Consejo 
está invadida; los pobres van y vienen por las grandes mansiones. Mira, los hijos de los nobles 
han sido arrojados a la calle. El sabio dice “Sí”; el ignorante dice “No”. El que no lo conoce 
está complacido. Mira, los que estaban en las tumbas han sido puestos en el terraplén; los 
secretos de losembalsamadores se han derrumbado.
Capítulo 7
(I) Mirad, el fuego se ha lanzado a lo alto; su llama surge contra los enemigos del país. Mirad, 
cosas se han hecho que no habían sucedido desde hacía mucho tiempo: el rey ha sido 
arrebatado por los pobres. Mirad, el que había sido enterrado como un halcón... Lo que 
ocultaba la pirámide ha quedado vacío. Mirad, pues; la tierra ha sido privada de la realeza por 
unos pocos hombres que desconocen las costumbres. Mirad, se han rebelado contra el 
Uraeus... de Re, que pacifica las Dos Tierras. Mirad, los secretos del país, cuyos límites no se 
conocen, se han divulgado. La Residencia ha sido derrumbada en un minuto. Mirad, Egipto se 
ha puesto a verter agua. El que (antes) vertía agua, ha atrapado al poderoso en la miseria. 
Mirad, la serpiente ha sido arrebatada de su agujero; se han divulgado los secretos de los 
reyes del Alto y Bajo Egipto...
Capítulo 9
(I) Mirad, aquellos que (antes) poseían camas ahora yacen sobre el suelo. El que yacía en la 
suciedad prepara (ahora) para sí un tapiz de piel. Mirad, las mujeres nobles vagan 
hambrientas; (en cambio) los siervos están saciados con lo que se ha hecho para ellos. Mirad, 
ninguna de las dignidades (oficiales) está en su sitio, como un rebaño descarriado sin pastor. 
Mirad, el ganado anda extraviado, sin nadie que lo reúna de nuevo. Cada uno lo busca para sí, 
marcándolo con su nombre. Mirad, el hombre es asesinado junto a su hermano, que huye y lo 
abandona para protegerse a sí mismo. Mirad, el que no poseía una yunta (de bueyes) ahora 
tiene una manada. El que no podía proporcionarse bueyes para arar, (ahora) posee un rebaño. 
Mirad, el que no tenía ni sus semillas ahora posee graneros. Aquel que se procuraba cereal en 
préstamo es ahora quien lo proporciona. Mirad, el que carecía de dependientes ahora posee 
siervos. El que había sido un notable ahora tiene que hacer él mismo los recados. Mirad, los 
poderosos del país no son informados. Los asuntos del pueblo se han arruinado...
Capítulo 12
(XII) Autoridad, Conocimiento y Verdad están contigo, y sin embargo es la confusión lo que 
difundes por el país, junto con el ruido del tumulto. Mira, los hombres se atacan unos a otros. 
(La gente) se extralimita de acuerdo con lo que tú (mismo) has ordenado. Si tres hombres 
marchan por un camino, pronto se encuentra que son (sólo) dos, pues el (número) grande mata 
la pequeño. ¿Es que hay un pastor que ame la muerte? Así pues, ordena dar una respuesta, 
pues esto significa que lo que uno ama el otro (lo) detesta. Esto significa reducir sus formas 
por todos lados. Esto significa que tu acción es lo que originó eso. Tú has hablado 
falsamente...
Himno a Atón
En el año sexto de su reinado, Amenofis IV tomó el nombre de Akhenatón e instauró el culto 
monoteísta a Atón, el disco solar, en contra del politeísmo que caracterizó a la religión 
egipcia. Su padre Amenofis III había venerado a Atón, pero no de forma monoteísta, sino 
incluyéndolo en el Panteón, quizás para disminuir las influencias de los sacerdote de Amón. 
Con la reforma religiosa de Amenofis IV, los templos fueron cerrados y se prohibió el culto a 
otros dioses. Akhenatón se autodeclaró sacerdote de Atón y escribió el himno a Atón como 
creador del mundo y garante de la felicidad y la vida en Egipto y los países extranjeros. El 
himno tiene gran similitud con el salmo 104 del Libro de los Salmos del Antiguo Testamento. 
El himno aparece grabado en algunas tumbas de funcionarios de Tell el-Amarna, la ciudad 
fundada por Akhenatón, pero es la tumba de Ay, sucesor de Tutankamón, la que conserva la 
copia más completa. 
¡Apareces bellamente en el horizonte del cielo, 
tú, Disco viviente, que has iniciado la vida! 
3
Cuando te alzas en el horizonte oriental, 
llenas cada país de tu perfección. 
Eres hermoso, grande, brillante 
y te has elevado por encima del Universo. 
Tus rayos abarcan las tierras hasta el límite de cuanto has creado, 
porque eres Ra alcanzas hasta sus límites, 
y las subyugas para tu bienamado hijo. 
Por lejos que estés, tus rayos siempre se hallan sobre la tierra; 
Estás ante nuestros ojos, pero tu camino sigue siéndonos conocido. 
Mas cuando te pones en el horizonte occidental, 
la Tierra se oscurece en las tinieblas como si estuviera muerta. 
Los hombres duermen en sus aposentos, con la cabeza cubierta, 
y un ojo no ve al otro. 
Si todos los bienes que están colocados bajo sus cabezas les fuesen 
robados, 
no lo notarían en absoluto. 
Cada león ha salido de su guarida, 
todas las serpientes pican, 
porque la noche es para ellos el tiempo de la luz; 
la Tierra yace en silencio, 
porque su Creador reposa en su horizonte. 
Tu resplandeces, oh Disco, como el día. 
Disipas, entonces, la oscuridad, arrojas las tinieblas y lanzas tus rayos 
y los dos Países se hayan en alborozo. 
Los hombres se despiertan y se alzan sobre sus pies, 
pues tu los has hecho levantarse; 
Lavan sus cuerpos, toman sus vestidos, 
mientras aclaman tu radiante aparición alzando sus brazos, 
y el país entero se dedica a sus trabajos. 
Los animales de toda especie están tranquilos en sus pastos, 
los árboles y las plantas reverdecen, 
los pájaros revolotean fuera de sus nidos, 
mientras sus alas desplegadas alaban y aclaman tu ka. 
Todo el ganado salta sobre sus patas, 
cuanto vuela y se posa 
palpita cuando tu te alzas radiante. 
Los barcos remontan y descienden la corriente 
porque cada ruta se abre a tu aparición. 
Los peces del río saltan ante tu rostro 
y tus rayos penetran en el interior de la Muy Verde. 
Tú haces fecundas a las mujeres 
y creas la semilla en los hombres 
y haces vivir al hijo en las entrañas de su madre, 
a quien apaciguas y callas el llanto, 
porque tu eres nodriza incluso en el seno, 
dando el aliento que hace vivir a todas las criaturas. 
Cuando desciende de las entrañas a la tierra, 
en el día de su nacimiento, 
tú abres la boca y provees a sus necesidades. 
Cuando el polluelo pía en el huevo contra su cascarón, 
tú le das, dentro, el aliento para hacerle vivir; 
y cuando le has completado dentro del huevo, 
para que pueda romperlo, 
sale del huevo para gorjear y completarse 
y salta sobre sus patas apenas ha salido. 
¡Cuán numerosas son tus creaciones, 
ocultas a veces a la vista de los hombres! 
¡Oh único dios, que no tiene igual! 
Tú creaste el mundo según tu deseo, 
4
mientras estabas solo, 
así como a los hombres, ganado y animales salvajes, 
cuanto hay en la tierra, andando sobre sus patas, 
y cuanto hay en el cielo , volando con sus alas, 
Los países extranjeros, Siria, Kush y la tierra de Egipto. 
Tú pones a cada hombre en su sitio, 
proveyendo a sus necesidades: 
así todos obtienen su alimento y calculada está la duración de su vida. 
Sus lenguas se hallan separadas en habla 
y también su manera de vivir. 
Sus colores son diferentes, 
porque tu has diferenciado a los extranjeros. 
Tú has creado al Nilo en el mundo inferior 
y lo conduces hacia donde quieres 
para sustentar al pueblo de Egipto, 
pues lo creaste para ti. 
Tú eres el señor de todos ellos, 
que te fatigas a causa de ellos; 
el señor de la tierra que brilla por ellos, 
Disco del día, grande en Majestad. 
A todos los países extranjeros también los haces vivir, 
pues quisiste un Nilo en el cielo, 
para que descienda para ellos 
y haga olas sobre los montes, 
como aquellas de la Muy Verde, 
y para inundar sus campos en sus ciudades. 
¡Qué excelentes son tus propósitos, señor de la Eternidad! 
El Nilo que está en el cielo 
es el don para los pueblos extranjeros 
y para las bestias del desierto que caminan sobre sus patas, 
mientras el Nilo que sale del mundo inferior 
pertenece al país bienamado2. 
Tus rayos son el alimento de todos los campos, 
cuando te elevas reviven y son fértiles gracias a ti, 
haces las estacionespara que exista cuanto has creado: 
el invierno para enfriarlo, 
y el calor para que te saboree. 
Tu hiciste el cielo lejano para encumbrarte en él, 
y mirar a todas tus criaturas. 
Tú eres el Único, 
elevándote en tus formas de Disco viviente, 
que aparece y brilla, que ilumina, 
que se aleja y después se acerca. 
De ti hiciste millones de formas, 
aunque permaneciendo en tu unidad: 
ciudades, pueblos, campos y ríos. 
Todo ojo te contempla delante de él, 
pues eres el Disco del día , el superior. 
Tú viajas para asegurar la existencia de los seres 
que has creado, tu que estás por encima de ellos 
y no cesas de ver su regocijo. 
Tú estás en mi corazón 
y no hay otro que te conozca, 
sino tu hijo Neferkheperu Reuaenre3, 
porque hiciste que tuviera conciencia 
2 Egipto es una región sin lluvia irrigada sólo por el Nilo. Por eso las lluvias de otras tierras son vistas como 
un Nilo en el cielo.
3 El prenombre del rey. Se enfatiza su excepcional relación con Atón.
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de tus designios y de tu poder 
La tierra vino a su existencia por tu mano, 
conforme a como hiciste a los hombres. 
Cuando te alzas ellos viven, 
cuando te ocultas mueren. 
Tú eres, en razón de tu mismo cuerpo, la duración del día, 
porque sólo a través de ti se vive. 
Los ojos contemplan tu perfección hasta que te ocultas 
y cuando te ocultas en el Occidente, cesa todo trabajo. 
A todos los que corren sobre sus pies, 
desde que tú fundaste la tierra 
tú los hiciste crecer para su hijo, 
salido de tu cuerpo, 
el Rey del Alto y el Bajo Egipto, que vive de la Verdad, 
el señor de los dos Paises, Neferkheperu Reuaenre, 
el hijo de Ra, que vive de la Verdad, 
Señor de las coronas, Ajenatón, 
grande sea la duración de tú vida 
y para la Gran esposa real, su bienamada, 
la señora de los Dos Países, Neferneferu-Atón Nefertiti 
¡que le sea concedido la vida y rejuvenecimiento para siempre jamás 
¡Viva y florezca para siempre jamás!
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