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Artesanías Rurales en Malloa, Chile

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LAS ARTESANÍAS RURALES Y LAS ECONOMÍAS CAMPESINAS EN LOS 
ALBORES DEL SIGLO XXI: EL CASO DE MALLOA, CHILE. 
 
HÉCTOR CAVIEDES BRANTE. 
ULISES CÁRCAMO SIRGUIADO. 
ERIC DÍAZ DELGADO. 
RODRIGO ROCHA PÉREZ. 
Facultad de Filosofía y Humanidades. 
Universidad de Chile. 
Santiago, Chile. 
 
PROPÓSITOS 
 
Hemos venido hasta Mérida (México) para presentar, en el noveno Congreso de 
Geógrafos de América Latina, los resultados de una larga investigación1, relacionada con 
las artesanías rurales de una localidad que se ubica, aproximadamente, a 130 Km al sur de 
Santiago de Chile: La comuna de Malloa (ver Fig. Nº1). 
 
Figura 1: División política y administrativa de la VI Región 
 
Fuente: Cartografía cultural de Chile. Ministerio de Educación. 
 
1 “Las artesanías rurales y la agricultura campesina de Malloa en los tiempos de la globalización”. (2002-
2003). Proyecto de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. 
 2 
 
El objetivo de este estudio, es descubrir las estrategias de supervivencia de las 
artesanías y, así, detectar los mecanismos de subsistencia de éstas, para luego poder diseñar 
directrices que permitan mantener estas actividades y conseguir, con ello, su reforzamiento. 
El hecho que estas artesanías se refuercen, no implica que su permanencia en el tiempo se 
manifieste en que tengan la calidad de museos vivos o reservas, sino que para que puedan 
asimilar y enfrentar –de acuerdo a su propia dinámica– los impactos de las externalidades 
de la sociedad contemporánea globalizante. De esta forma, continuarán con su singularidad 
hacia el futuro, aún cuando en el acaecer de fines del siglo XX, según menciona Hobsbawn 
(2000: 555), se diga: “El siglo XX corto acabó [sic.] con problemas para los cuales nadie 
tenía ni pretendía tener una solución. Cuando los ciudadanos de fin de siglo enfrentaron su 
camino hacia el tercer milenio a través de la neblina2 que los rodeaba, lo único que sabían 
con certeza era que una era de la historia llegaba a su fin. No sabían mucho más”. 
 
 El texto transcrito es elocuente con relación a la situación temporal, la cual se 
encuentra hoy en una situación de incertidumbre, donde nada pareciera favorecer su 
continuidad en el tiempo. Pese a ello, pensamos que los espacios que aún subsisten 
–aunque en forma precaria– deben ser resguardados porque representan, en mayor o menor 
medida, parte de la identidad local, regional y nacional. 
 
ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y GEOGRÁFICOS DE LA LOCALIDAD DE 
MALLOA. 
 
Históricos 
 
La Historia del área investigada, según don Luis Amesti3 (1998: 31), conformó un 
cacicazgo antes del período hispánico. Agrega, además, el mismo autor que: “Según 
algunos etnógrafos, estos grandes jefes comarcanos eran de la sangre de los Incas. Los 
habían destacado sus emperadores para asegurarse su leal cooperación.” 
 Testimonio de esta relación entre este cacicazgo y el incanato habría sido “El Sol 
Pintado de Malloa”, el que representaba “(...) [un] timbre heráldico colocado por los Inca 
del Perú en el límite sur del Protectorado(...)”♣ (Amesti, 1998: 31) 
 Los escritos del señor Amesti nos demuestran que la actual área de Malloa tuvo un 
poblamiento de antigua data y que, incluso, al momento de la ocupación hispana, llegó a 
tener una organización política que podría traducirse en lo que se ha denominado sistema 
segmentario o tribal. 
 
 Luego, esta localidad pasó a conformar –muy tempranamente– parte del 
corregimiento de Colchagua y, según algunos historiadores, hacia la primera década del 
siglo XVI, en la localidad de Malloa, se encontrarían evidencias de su conformación como 
 
2 El subrayado es nuestro. 
3 En: Valenzuela Solís de Ovando, Carlos (comp.) 1998. 
♣ * Pictografías reconocidas, por primera vez, en el trabajo del historiador José Toribio Medina (1882) y, 
posteriormente, en el del doctor Aureliano Oyarzún (1911). Pero hoy, la autoría de dicha expresión rupestre 
está en discusión, ya que no se sabe, certeramente, si fue obra del incanato o de los nativos de la región 
(información gentilmente proporcionada por el docente de nuestra unidad académica, señor Francis Goicovich 
Videla). 
 3 
Pueblo de Indios y, hacia 1616, aparece constituida la parroquia de Santa Ana de Río Claro 
de Malloa. 
 
 Hacia fines del siglo XIX, esta área se transforma en comuna al interior del 
Departamento de Caupolicán, el que a su vez formaba parte de la antigua Provincia de 
O’Higgins. Esta unidad político-administrativa, durante los dos primeros tercios del siglo 
XX, se convirtió en una de las zonas más tradicionales, así como una de las más 
deprimidas, económicamente, del país. 
 
 En la actualidad, la comuna de Malloa forma parte de la provincia de Cachapoal, y 
por extensión, de la VI Región administrativa del país, la que en los albores del siglo XXI 
se ha transformado en una de las zonas más exitosas dentro del modelo neoliberal aplicado 
en el país a partir de 1975, principalmente debido a la consolidación de la agricultura 
moderna y el “boom” agroexportador. 
 
Geográficos 
 
Como ya se ha dicho, la Comuna de Malloa se encuentra en la VI Región 
denominada ‘Del Libertador Bernardo O’Higgins’ y, específicamente, se ubica en la parte 
sur de la ya citada provincia de Cachapoal, ocupando un área total de 217,5 kilómetros 
cuadrados. 
 
 Su superficie está comprendida por una depresión sobre la cual se asienta parte 
importante del territorio de la Comuna de Malloa, la que se caracteriza por la presencia de 
sedimentación fluvial y de meteorización in situ, proceso que, finalmente, se tradujo en una 
geomorfología caracterizada por la existencia de amplios sectores de relleno, en los que se 
sitúan las principales localidades pobladas de la Comuna: Malloa y Pelequén. 
 
 Por otra parte, los cerros que rodean dicha depresión, tanto por el norte (sector 
Portezuelo) y por el sur (sector Angostura de Pelequén), corresponden a estribaciones de las 
Cordilleras de Los Andes y de La Costa, lo que otorga condiciones topográficas bastante 
peculiares al área del municipio de Malloa. 
 
En relación con el clima de esta área, es de carácter templado –cálido con lluvias 
invernales y estación seca en verano–, con montos de precipitación anual del orden de los 
650 mm (concentradas preferentemente entre los meses de abril a septiembre) y 
temperaturas moderadas con un promedio anual de 15°C (en enero promedia los 21°C y en 
julio 9°C). 
 
 Junto a lo anterior, la hidrografía de Malloa se caracteriza por tener una red 
compuesta por el río Claro en el norte, el estero Antivero en el sur poniente y dos esteros 
menores: el Rigolemu y el Huinico. En conjunto, todos aseguran el abastecimiento de aguas 
para el regadío de la zona. 
 
 En cuanto a los suelos, la Comuna posee un tipo edafológico que presenta una 
mayor evolución que el que se ubica en climas desérticos o semidesérticos del norte 
chileno. Sin embargo, la depresión o valle, a la altura de los pueblos de Malloa y Pelequén, 
 4 
presenta importantes niveles de sedimentación con suelos de poco desarrollo. Gran parte de 
estos suelos son de origen aluvial, con buen drenaje y texturas livianas, lo que se traduce 
en la existencia de suelos con capacidad de uso de clases I, II y III en la mayor parte de la 
depresión, lo que sustenta un intenso uso agrícola y frutícola. 
 
 En cuanto a la vegetación natural, la Comuna se circunscribe en una zona apta para 
gramíneas, arbustos y árboles, que son los insumos para las actividades artesanales, 
especialmente para el de mobiliario. 
 
La población de Malloa, según el XVI Censo de población y el V de vivienda del 
año 1992, tenía un total comunal de 12.252 habitantes (52,6% hombres y 47,4% mujeres), 
con una densidad de 56,3 habitantes por kilómetro cuadrado. Por otra parte, según la 
primera proyección del último censo nacional –efectuado el año 2002– estos valoreshan 
alcanzado los 15.064 habitantes, estableciéndose de manera preliminar un aumento en la 
variación intercensal del 23%. Por otra parte, las áreas urbanas más importantes se sitúan 
en las localidades de Malloa y Pelequén, las que totalizan el 35,9% de la población. Por lo 
tanto, el resto es clasificada como población rural. 
 
EL AMBIENTE EN EL CAMBIO DEL MILENIO. 
 
En esta área, nos hemos encontrado con tres espacios contiguos, en los que por más 
de una centuria se ha trabajado en forma artesanal el tallado en piedra, la confección de 
escobas, así como el mobiliario manufacturado y que, paradójicamente, se insertan hoy en 
un ámbito agropecuario que se ha trasformado en una de las regiones más exitosas en la 
aplicación del modelo neoliberal en Chile. 
 
 Luego, con cierto asombro, hemos constatado que en una zona tan modernizante 
aún subsisten estas actividades, cuyos productos –ya sean decorativos o utilitarios– fueron, 
complementarios, por larga data, con formas productivas agrícolas ya superadas en esta 
parte de Chile Central y, por lo tanto, dicha complementarización hoy no se visualiza con 
su entorno. 
 
Este es el caso de Malloa con sus tallados en piedra, sus escobas y su mobiliario 
artesanal, bienes que provienen de actividades que todavía perviven con una personalidad 
definida en medio de esta neblina que todo lo opaca. 
 
 Para nosotros, ésta constituye una atmósfera contaminada, cuyos agentes nocivos 
proceden del actual estado de la globalización, del neoliberalismo, de las alteraciones 
ecológicas, así como de los avatares demográficos. En este medio, y al término de una era, 
aún encontramos espacios que, aunque se presentan como hábitats precarios y sostenidos en 
el tiempo, son sustentadores de actividades específicas, singulares e identitarias de ellos 
mismos. 
 
Se ha citado que la atmósfera finisecular es el producto –entre otros factores– de la 
actual globalización, hecho histórico derivado, principalmente, del proceso de 
internacionalización del capital, principalmente de los flujos de producción, distribución e 
intercambio, con lo cual se produce una rearticulación espacial de los mercados y de los 
 5 
centros productivos, sobre la base de la competitividad y de la localización estratégica 
regional. 
 
Es necesario señalar, que esta globalización se debe comprender como un proceso 
selectivo, que no involucra al conjunto de las economías mundiales, sino solamente 
aquellas que son capaces de insertarse en la lógica de competencia y exclusión que este 
nuevo escenario plantea. Por lo tanto, todas aquellas actividades productivas que no 
resulten ventajosamente competitivas, tendrán que sufrir drásticas transformaciones y 
rearticulaciones. 
 
 Además, las actividades exitosas en el proceso de inserción global exigen, aunque se 
piense que ya están superadas, la presencia y desarrollo de ventajas comparativas y 
competitivas a través de un proceso de modernización constante. En tal sentido, Anthony 
Giddens (2000 :57–62) advierte que: “Un mundo donde la modernización no se restringe a 
un área geográfica, sino que se manifiesta mundialmente, tiene una serie de consecuencias 
para la tradición” y agrega que: “a medida que la influencia de la tradición y la costumbre 
mengua a escala mundial, la base misma de nuestra identidad personal – nuestra percepción 
del yo – cambia”. 
 
 Del mismo modo, el actual proceso de globalización se sustenta en modelos 
económicos con fuertes acentos neoliberales, los que se caracterizan –de manera general– 
por el alto grado de desregulación económico-legal, la cual se impone con el fin de generar 
lo que se ha denominado ‘condiciones de mercado transparente’. Esto se ha traducido, en 
la práctica, que el capital exija una alta tasa de ganancia en un tiempo breve, acompañada 
de facilidades para fluir sin fricción de un espacio a otro. 
 
 A este respecto, Eric Hobsbawn (2000: 576), sostiene que: “vivimos en un mundo 
cautivo, desarraigado y transformado por el colosal proceso económico y tecnológico-
científico del desarrollo del capitalismo que ha dominado los dos o tres siglos precedentes”. 
En consecuencia, el neoliberalismo estaría atentando en contra de productos derivados de 
la tradición y que se relacionan con la identidad local. 
 
 En relación con los problemas ecológicos, Hobsbawn establece que ellos estarían 
conformando parte de lo que él ha establecido como ‘la neblina de fines del segundo 
milenio’. Al respecto, Rafael Puyol en su trabajo Los grandes problemas actuales de la 
población (1993), establece que la problemática ecológica comienza a visualizarse y a 
reconocerse a comienzos de los años 70, cuando se manifiestan agudos problemas en lo 
relacionado con la deforestación, desertificación, reducción de la capa de ozono y aumento 
de la temperatura media en la atmósfera. A lo anterior, nosotros creemos que se deben 
agregar los graves problemas acaecidos en la hidrósfera, con la pérdida de capacidad 
productiva de enormes áreas acuíferas, así como en el cambio de nivel de grandes napas 
subterráneas. En general, las alteraciones ecológicas impiden vencer la precariedad de los 
espacios en donde se desarrollan las actividades artesanales rurales, ya que se ven 
directamente afectadas, dado que éstas se sustentan en insumos básicamente naturales. 
 
Según José Botella Llusia, en su trabajo: La explotación demográfica y la 
regulación de la natalidad (1997), desde comienzos del siglo XIX han sido necesarios 110, 
 6 
34, 15 y 12 años, respectivamente, para que se duplique la población mundial. Y luego 
señala –citando a Dirk J. Van de Kaa– que, frente a la problemática demográfica europea, 
se configura una Segunda Revolución Demográfica, la que –a su juicio– ha generado 
tendencias alterantes en tres dimensiones básicas de sus sistemas sociales, como son la 
estructura, la cultura y la tecnología. 
 
El texto citado, reconoce la problemática que sufren los países del primer mundo a 
fines del segundo milenio, problemas que son transferidos a los países en desarrollo, ya que 
aquéllos son los referentes mundiales en lo económico, social y cultural y los segundos, son 
los receptores y continuadores de tales efectos. 
 
En consecuencia, no sólo el mundo del norte está sufriendo estas alteraciones 
tridimensionales (estructural, cultural y tecnológica), sino también áreas del mundo austral, 
como es el caso de vastas zonas de nuestro país, en una de las cuales están circunscritos 
nuestros espacios-objetos de estudio. 
 
En síntesis, estos espacios a los que hemos hecho alusión, tienen relación con las 
artesanías rurales de algunas localidades de la VI Región, y ésta se ha transformado –por 
excelencia– en una región agroexportadora hacia los mercados de los países desarrollados. 
 
 
LA PROBLEMÁTICA DE LA ARTESANÍA. 
 
Según el Diccionario de la Real Academia Española, artesanía es una: “Clase social 
constituida por artesanos”. Artesano, a su vez, es una: “Persona que ejercita un arte u oficio 
meramente mecánico. Modernamente se distingue con este nombre al que hace por su 
cuenta objetos de uso doméstico, imprimiéndole un sello personal, a diferencia del obrero 
fabril.” 
 
Con relación a las definiciones del diccionario, nos encontramos que ‘artesanía’ se 
distingue por un cierto sello que le imprime el ejecutante al bien final, lo cual lo hace 
distinto al producto industrial. 
 
Hoy, es difícil establecer una definición precisa. Para algunos especialistas, las 
artesanías son una actividad que identifica a un grupo especial de individuos que se ubican 
en un ámbito profesional particular. Su existencia como actividad es bastante clara y ella ha 
recibido diversas denominaciones, tales como economía rural o economía campesina (lo 
que estaría asociando la idea de artesanía con la vida del mundo del campo) o economía de 
subsistencia (esta última idea vinculada con relación a los beneficios obtenidos, que 
generalmente son bajos o restringidos). 
 
Connotadosespecialistas nacionales en la materia establecen que, para alcanzar una 
definición general de la actividad artesanal, es necesario atraer el concepto de folclore. Las 
artesanías, entonces, estarían vinculadas con la tradicionalidad, que es elemento clave 
dentro de la estructura del folclore. 
 
 7 
En pocas palabras, se ha vinculado la artesanía con el empirismo, el tradicionalismo 
y el comunitarismo. Además, la artesanía tiene como instancia final llegar a una producción 
económica de características especiales, sustentada en la explotación de los recursos 
existentes en la naturaleza, en forma directa y más o menos simple, en cuanto al uso de 
técnica y maquinaria. 
 
La artesanía se ha entendido como la representación de un grupo cohesionado, el 
cual –detectando sus prioridades y necesidades– busca obtener beneficios realizando una 
labor. Esta labor genera bienes de uso, que pueden ser útiles a requerimientos propios o 
bien, pueden ser artículos funcionales, estéticos u ornamentales, que satisfacen al 
vecindario de la localidad o llegan, incluso, al mercado mismo de la gran ciudad. 
 
 Por lo tanto, la producción de artesanías implica una relación de tipo comercial y 
social, generando un ambiente dentro de espacios determinados. Es así como la cultura se 
hace historia, ligada a un apego de costumbres, con una larga raigambre y basada en un 
principio esencial en la cultura llamada campesina. Es aquí, dentro de los espacios de un 
proceso cotidiano, continuo y evolutivo, en donde los que se dedican a la labor artesanal 
logran, según Chavarría (1999: 119): “establecer vínculos con su entorno, su familia, su 
comunidad, con un fuerte sentido colectivo, de solidaridad y ecológico. Recogen la 
experiencia del pasado en forma empírica, manteniendo una memoria histórica que 
acomodan y readecuan en el tiempo.” 
 
Además de lo anterior, cabe decir que, tradicionalmente, la artesanía se ha 
relacionado con una determinada comunidad, viéndose ésta fuertemente afectada –en su 
base y cohesión– desde que se consolidó la última modernización y que, junto con la 
aplicación del modelo económico neoliberal y la actual globalización, ha sufrido graves 
problemas en su existencia, y en la determinación de su definición actual. Esto nos permite 
inferir, que estamos frente a la presencia de una actividad tradicionalmente comunitaria –la 
artesanía– que se está adaptando y articulando a las nuevas formas económicas y sociales, 
siendo esto sólo el embrión de una desarticulación aún mayor. 
 
De acuerdo con Monctezuma (2002: 32-37), en la actualidad la artesanía puede ser 
entendida como: “una actividad donde muchas veces se proyecta la vida campesina, la 
labor de hombres y mujeres que producen y transforman pero con identificaciones 
mercantiles4, dado que es un recurso demandado por un sector de consumidores urbanos en 
busca de productos autónomos que se adecuan a definiciones específicas de 
autenticidad.(...) Esta identificación tiende a disociar la imagen de la vida rural de sus 
condiciones reales de producción, donde intervienen personas, en los que además de 
solidaridad y ayuda mutua, demuestra relaciones de subordinación. (...) A raíz de la 
globalización imperante, se producen transformaciones en la vida de los artesanos, en un 
mundo donde ellos se han ido volviendo prescindibles para la gran sociedad global y se van 
construyendo espacios de cambio donde se contribuye a la reproducción y legitimación de 
la diferenciación social y la exclusión.” 
 
 
4 El subrayado es nuestro. 
 8 
 El texto arriba transcrito, nos dice que en la actualidad hay una distorsión de la 
imagen de la vida rural, que incide tanto en el desconocimiento de las relaciones sociales de 
subordinación que en él se nos presenta, como en el desconocimiento de su calidad de 
escenario en donde se reproduce y legitima, no sólo la diferenciación social sino que, 
también, la marginalización. 
 
Esto nos permite tener una aproximación para captar la diferencia con el arte 
popular y reconocer que las artesanías son actividades productivas que requieren de cierto 
monto de capital, de determinados conocimientos técnicos, de mercados de insumo, de una 
demanda más o menos regular y, por ende, de una comercialización. Su producción se 
transforma en la base de quienes se involucran con la artesanía. 
 
Continuando con la citada comparación, podemos establecer brevemente que el arte 
popular es una expresión profundamente ligada a la tradición y a las técnicas estéticas 
transmitidas de generación en generación, técnicas que representan la sensibilidad de un 
colectivo y que tienen un uso definido. Además, el arte popular es un patrimonio de la 
colectividad y, normalmente, no requiere de subdivisión de trabajo, actuando como una 
actividad complementaria en la generación del ingreso individual y familiar. 
 
Por lo tanto, las artesanías rurales están hoy circunscritas a situaciones más 
dramáticas que el arte popular, ya que no depende de las artesanías el acontecer de un 
grupo familiar y su actividad, se mantiene según la disponibilidad de recursos 
(normalmente naturales) y de la demanda sobre estos bienes (moda o momento cultural). 
 
En síntesis, las artesanías son una producción cada vez más restringida y, con 
respecto a ello, Peters (1999:120) dice: “[Las artesanías] Se ven enfrentadas a un franco 
deterioro y extinción, con el grave riesgo de perder un patrimonio que forma parte de 
nuestra identidad, como pueblo contemporáneo”. 
 
A lo anterior, podemos agregar que las superfluas miradas de quienes creen que 
todo marcha bien –en cuanto al comercio internacional o global– demuestran sólo pobreza 
de conocimiento, al percibir el deterioro y la pérdida de lo que nos identifica –lo 
tradicional– que, por fortuna, aún está presente en Malloa y que hoy enfrenta los embates 
que sufre la sociedad contemporánea, sociedad de la tecnología, de la producción y el 
consumo en masa. 
 
ESTADO ACTUAL DE LAS ARTESANIAS EN MALLOA. 
 
Para el profesor Dannemann, las artesanías rurales de esta área se ubican en el 
ámbito cultural que denomina hispano–picunche, por lo tanto su producción artesanal ha 
evolucionado en estrecha relación con la síntesis de ambas culturas, que se produce al 
interior del mestizaje que ellas generan. 
Por otra parte, la profesora Sonia Pinto (1996:22) establece que: “la base cultural 
de nuestro país desde la época colonial reposa en la mezcla de los elementos hispanos e 
indígenas”, siendo: “ese grupo social, donde está presente con mayor fuerza, la tradición, 
que es la esencia de una mantención, de una identidad a escala local, regional o tal vez 
nacional”. 
 9 
 
En consecuencia, nos encontramos frente a espacios que han podido sintetizar 
tradiciones productivas de carácter manufacturero, provenientes de dos mundos diferentes y 
que han podido constituir espacios definidos, los cuales han perdurado desde dos o tres 
siglos atrás, sustentados por los recursos naturales que dichas áreas poseen y en función de 
las necesidades de las poblaciones asentadas en la zona. (Ver Fig. Nº 2) 
 
Figura Nº 2: Localización de los Talleres Artesanales. Sector Pelequén. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
a) Artesanía en piedra: 
 
Los talleres de artesanía en tallado de piedra se localizan, principalmente, en la 
orilla oriente de la carretera 5 Sur, en las inmediaciones de la cantera de granito rosado, que 
se localiza a la latitud del sector Angostura de Pelequén o Rigolemu. 
 
Desde hace más dos siglos que se extraen desde allí materiales para la construcción, 
ornato y utilería, como el caso de pilastras, gradas (para escalas), bancos, piletas y basas. 
También se encuentran morteros y otros materiales de desechos que fueron usados como 
gravilla en la construcción de la línea férrea de Santiago hacia el sur (a partir de la segunda 
mitad del siglo XIX). 
 10
 
En la cantera dePelequén, se encuentran variedades de piedra rosada, como el rosa 
pálido, el rosado propiamente tal y la de flor de durazno (piedra rosada con vetas blancas). 
Además, la cantera se ha transformado en uno de los centros de abastecimiento de este 
insumo, siendo su tenencia de carácter particular. 
 
El mercado de consumo de esta piedra –inicialmente– fue la ciudad de Santiago, 
donde fue utilizada en construcciones civiles, religiosas y políticas, así como en adoquines 
para la pavimentación de las calles capitalinas. Junto a este mercado, se encontraba el de 
artículos de construcción y menaje para el consumo local. 
 
Posteriormente, con la construcción de la línea férrea que conecta Santiago con 
Puerto Montt, su mercado se amplió a gran parte del centro y sur del país, incorporándose 
como materia prima de ornamento de necrópolis, principalmente en Santiago. 
 
Con la construcción, luego, de la carretera Longitudinal Sur –en la década del 
cuarenta del siglo pasado–, se comienzan a instalar puestos para la venta de artículos de 
piedra en los bordes de esta carretera, lo cual permitió ampliar su comercialización y 
consolidar su carácter de uno de los mercados abastecedores de este bien. 
 
Hacia fines de la década recién pasada, con la construcción de la carretera de la 
fruta, el área quedó conectada con el litoral central (sitio de veraneo de gran parte de la 
población de la depresión intermedia) y con el importante puerto de San Antonio, el cual 
facilitó su comercio con el exterior, dada la calidad de la infraestructura allí existente (con 
grúas para movilizar contenedores). 
 
Esta artesanía, a fines del 2002, reunía a 44 socios artesanos permanentes, 
agrupados en la Asociación Gremial de Artesanos de Pelequén e incluía a más de 90 
artesanos dependientes y pirquineros. En total, encontramos 134 personas 
permanentemente abocadas a este trabajo. 
 
En la actualidad dicha agrupación ha generado la vinculación de artesanos de piedra 
y madera, ya que de los 44 socios, 38 se inscriben dentro de la actividad derivada de la 
cantera y tallado en piedra, y 6 lo realizan en la elaboración de muebles de madera. 
 
Los orígenes de esta agrupación de artesanos se remonta a 1990 y, desde ese 
momento, permanecen sus talleres, preferentemente, a orillas de la carretera 5 Sur y en las 
inmediaciones meridionales del pueblo de Pelequén. 
 
En cuanto al mercado actual, la producción del tallado en piedra está destinada, en 
un porcentaje elevado, a sectores sociales acomodados de Santiago, al litoral central y a las 
parcelaciones de agrado, que se han multiplicado en los últimos años en el mundo rural de 
Chile. Además, existe un incipiente mercado externo que se ha detectado últimamente, el 
cual estaría concentrado en el área del Caribe y algunos países sudamericanos. 
 
Hemos podido detectar, en este caso, que los demandantes de dicha artesanía 
pueden solicitar especificaciones del producto final requerido a los socios artesanos. En 
 11
consecuencia, esta producción tiene consumo local, regional y, recientemente, de orden 
subcontinental. 
 En cuanto al valor de las ventas promedio mensual por taller, éstas fluctúan entre los 
$150.000 (US$200)5 a los $3.000.000 (US$4.050). 
 
b) Artesanía en escobas. 
 
Nuestra investigación nos ha permitido constatar que esta actividad tiene una larga 
data en el pueblo de Pelequén, pero en otros trabajos realizados por los autores del presente 
estudio, se obtuvo la información de que –a lo menos– unos 50 talleres llegaron a existir a 
mediados del siglo XX, para satisfacer las necesidades de un área de mercado que se 
extendía entre La Serena y Puerto Montt. 
 
Cabe destacar que este tipo de actividad artesanal, no ha logrado generar una 
asociación gremial que agrupe a todas aquellas personas que, de una u otra forma, están 
asociadas a ella. 
 
En relación con la materia prima, hay que indicar que las escobas se confeccionan 
sobre la base de la rama de curagüilla (especie de maíz autóctono cosechado en la zona) y 
mangos de madera de diferentes calidades, que provienen de la Séptima y Octava Región 
de nuestro país. 
Con la aparición de las escobas plásticas, el mercado de consumo de este producto 
se ha ido reduciendo constantemente, por la fuerte competencia de éste último producto y –
a fines del año 2002– se constató que el número de talleres destinados a este producto se 
reducían a sólo 13. 
 
Además, hemos constatado que los 13 talleres de escobas, ubicados en el pueblo de 
Pelequén, cuentan con personal que fluctúa entre 2 a 4 trabajadores dependientes por taller, 
lo que –según nuestra investigación en terreno– determinó que el total de personas 
adheridas a esta actividad son cerca de 40 individuos. 
 
El mercado actual de las escobas de Pelequén es el área comprendida entre Santiago 
y la ciudad de Linares, no obstante, encontramos puestos de venta de escobas ubicados en 
las laderas de la carretera 5 Sur. 
 
En relación con los montos monetarios que alcanza la comercialización de escobas 
por taller, mensualmente fluctúan entre $70.000 (US$95) y los $400.000 (US$540). 
 
c) Artesanía en madera: 
 
Este tipo de artesanía se desarrolla, fundamentalmente, en talleres a la vera de la 
ruta 5 Sur y en las proximidades del cruce hacia Pelequén y Malloa. 
 
Inicialmente, esta artesanía se desarrollaba en el villorrio denominado Caracoles, 
distante a unos 8 kilómetros –aproximadamente– de la citada vía nacional. Aquí aún se 
 
5 Calculado sobre la base de un dólar a $740 chilenos. 
 12
encuentran vestigios de tornos manuales para la confección de piezas que –posteriormente– 
se ensamblan para conformar muebles de madera y sus tornos, a diferencia de los talleres 
ubicados en las inmediaciones de la citada vía, provienen de una larga tradición que se 
remonta –posiblemente– a los tiempos de La Colonia. 
 
La construcción de la ruta 5 Sur –que conecta Santiago con Puerto Montt–, permitió 
generar, por un lado, un espacio de exhibición de este tipo de artesanía y, por otro lado, 
una aproximación mayor a la estación de ferrocarriles de Pelequén. 
 
A partir de 1990, comienza la expansión de esta actividad, logrando generar tres 
asociaciones gremiales, dedicadas a la elaboración de muebles en madera: 
 
a) La Asociación de Artesanos de Malloa, que está compuesta de 34 socios artesanos y 86 
trabajadores dependientes, es decir, 120 personas que permanentemente laboran en esta 
actividad. 
 
b) La Asociación Gremial de Pequeños Empresarios y Artesanos de la Madera, que cuenta 
con 30 socios artesanos, 170 trabajadores dependientes y cerca de 50 obreros 
esporádicos. Es decir, cerca de 200 personas permanentes. 
 
c) La Asociación Gremial de Artesanos de Pelequén, en la cual solamente 4 socios se 
dedican a la confección de muebles en madera, y cuenta con 16 empleados 
dependientes, dando un total de 20 puestos que trabajan en este rubro. 
 
En consecuencia, en este rubro artesanal se encuentran alrededor de 340 personas 
laborando, a las cuales habría que agregar cerca de 50 personas que trabajan 
temporalmente. 
 
La materia prima obtenida para la confección de los muebles en madera, tiene dos 
fuentes: una que es proveniente de especies exóticas –como el álamo, pino y eucaliptus– y 
que, en su conjunto, es la más utilizada en el área. Por otra parte, se utilizan maderas 
nativas –principalmente el raulí y coigüe–, procedentes de otras regiones administrativas 
del país. 
 
En relación con el mercado de consumo de la actividad artesanal de la madera, la 
mayor parte de su producción se comercializa in situ, pero también en Santiago y, 
esporádicamente, en el extranjero (Europa). 
 
Las ventas promedio mensuales por taller, fluctúan entre los $150.000 (US$200)6 y los 
$2.000.000 (US$2.700), dependiendo de factores tales como número de clientes, calidad 
del producto y el tipo de comprador. Hay que recalcar que se constatóen terreno, que los 
ingresos por unidad productiva son muy irregulares en el transcurso del año. 
 
 
 
 
6 Calculado sobre la base de un dólar a $740. 
 13
 
Características socio–económicas de los artesanos del área bajo estudio. 
 
Para llegar a determinar las características sociales y económicas de los artesanos en 
cuestión, hubo que determinar las muestras que se confeccionaron sobre la base de las listas 
que maneja la Municipalidad de Malloa. 
En ese sentido, el siguiente cuadro refleja los universos y poblaciones con los cuales 
se trabajó finalmente: 
 
Tabla 1: Datos acerca de los encuestados7. 
Tipo de artesano Nº de participantes 
en las artesanías 
(socios artesanos). 
Nº de encuestados (con 
ficha CAS) 
% con relación al universo 
total. 
Madera 68 38 55,88 
Piedra 40 30 75,00 
Escobas 13 5 38,46 
Fuente: Encuesta CAS 2002. I. Municipalidad de Malloa 
 
Por otra parte, la totalidad de los encuestados corresponde a personas que poseían 
encuesta C.A.S.8 del Departamento Social de la Municipalidad de Malloa, confecionada 
entre los años 2000 y 2002. 
 
 Junto a este instrumento, se suman las entrevistas personales efectuadas con 
dirigentes artesanales y trabajadores de dichas actividades. 
 
a) Calidad de vida de los artesanos y sus familias. 
Gráfico 1. Calidad de la vivienda de los artesanos. Valores en porcentajes
89
.5
0%
86
.8
0%
86
.8
0%
94
.7
0%
76
.4
0%
57
.9
0%
94
.8
0%
76
.6
0%
49
.9
0% 66
.6
0% 86
.6
0%
93
.2
0%
36
.6
0%
96
.6
0%
10
0%
60
%
80
%
10
0%
10
0%
40
%
10
0%
0.00%
20.00%
40.00%
60.00%
80.00%
100.00%
Material de los
muros
exteriores,
considerado de
buena calidad
Material del
piso,
considerado de
buena calidad 
Material del
techo,
considerado de
buena calidad
Abastecimiento
de agua, por
agua potable y
red pública
Eliminación de
excretas, por
WC de uso
exclusivo
Tina o ducha, de
uso exclusivo
Suministro
eléctrico, con
medidor
Variable analizada
N
º d
e 
ca
so
s 
en
 
po
rc
en
ta
je
artesanos en madera artesanos en piedra artesanos en escobas
 
7 Hacemos notar que los artesanos, para efectos estadísticos, han sido divididos en los rubros de madera, 
piedra y escobas, y no por Asociaciones Gremiales. 
8 Las comunas requieren normalmente de formas de procesamiento de información, que les permita 
facilitar la elaboración de diagnósticos sociales. En este sentido, la información CAS es una fuente 
de información útil para la definición, diseño y focalización de programas de intervención e 
inversión social. 
 
 14
Fuente: encuesta CAS 2000. I. Municipalidad de Malloa. 
 
 
 
Tal como se observa en el gráfico 1, la mayor parte de los artesanos que figuran 
dentro de las nóminas de las asociaciones respectivas, presenta indicadores de calidad de la 
vivienda considerados como aceptables por diferentes organismos de planificación 
nacional. Esta situación se explica, en cierto sentido, por la incorporación de políticas 
estatales que buscan el mejoramiento de la calidad de vida en los habitantes de la comuna, 
por intermedio del programa Chile Barrio (dependiente del Ministerio de Desarrollo y 
Planificación). 
 
Los indicadores de calidad de vida, en esta oportunidad, fueron mejores que los que 
se pudieron constatar en el trabajo presentado para el Congreso de Geografía de Roma –el 
año 2000–, en donde se utilizó información de los años 1998 y 1999. 
 
Sin embargo, el análisis de los datos demuestra que, si bien es cierto, se está en 
presencia de estándares considerados aceptables, son pocas las familias que pueden contar 
con índices de calidad de la vivienda que se acerquen a grados de calificación máximos. De 
hecho, son pocas las personas que poseen viviendas con pisos de radier revestido9, no 
superando el 5% de las viviendas por rubro artesanal. Situación parecida ocurre en el 
ámbito del uso de material en muros exteriores, donde no más de un 15% de los artesanos 
cuenta con material de ladrillo o concreto. Además, si bien es cierto que una inmensa 
mayoría cuenta con sistema de eliminación de excretas con WC de uso exclusivo, sólo un 
20% de los artesanos lo hace conectado a alcantarillado. 
 
b) Situación de la familia y Sexo de los artesanos. 
 
En este acápite, hemos podido constatar que solamente un 7% de los artesanos en 
madera, un 3% de los de piedra y un 20% de los de la escoba, es femenino. 
 
Paralelamente, un 60,5% de los artesanos en madera, un 86,6% de los de piedra y un 
90% de los de escobas, son jefes de familia, lo que demuestra la importancia de la actividad 
artesanal dentro los ingresos familiares. 
 
En cuanto a la categoría ocupacional de los familiares del artesano, un 41% de 
familiares de artesanos en madera, un 42,5% de los de piedra y un 55,5% de los de escobas, 
se circunscriben en la categoría de “trabajo dependiente urbano” o “por cuenta propia”, sin 
vinculación con el sector silvoagropecuario. De hecho, sólo un promedio de un 9% de los 
familiares de artesanos, desempeñan labores en la categoría de “asalariado agrícola” o 
“pequeño productor agrícola”. 
 
 
 
 
 
9 Radier cubierto con parquet, tabla, baldosa o cerámica. 
 15
 
 
 
c) Ingreso monetario del artesano. 
G r á f ic o 2 . In g r e s o m e n s u a l p r o m e d io d e lo s a r te s a n o s . 
V a lo r e s e n p o r c e n ta je s
57
,8
0%
42
,2
0%
0% 0%
69
,9
0%
29
,9
0%
0% 0%
50
%
50
%
0% 0%
0 ,0 0 %
2 0 ,0 0 %
4 0 ,0 0 %
6 0 ,0 0 %
8 0 ,0 0 %
1 0 0 ,0 0 %
1 a 1 0 0 0 0 0 p e s o s 1 0 0 0 0 1 a 2 0 0 0 0 0 p e s o s 2 0 0 0 0 1 a 3 0 0 0 0 0 p e s o s m á s d e 3 0 0 0 0 1 p e s o s
R a n g o s d e in g r e s o e n p e s o s
N
º d
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en
 
po
rc
en
ta
je
a r te s a n o s e n m a d e ra a r te s a n o s e n p ie d ra a r te s a n o s e n e s c o b a s
Fuente: Encuesta CAS 2000; I. Municipalidad de Malloa. 
 
De acuerdo con el gráfico 2, la mayor parte de los artesanos en madera, piedra o 
escobas, se ubican en el rango de ingresos mensuales promedio menores a $100.000 
(US$135). De ellos, un 10,5% de los artesanos en madera y un 3,3% de los artesanos en 
piedra, reciben menos de $50.000 (US$68) mensuales, lo que demuestra lo bajo del ingreso 
de la actividad artesanal que, obviamente, conlleva a que sus exponentes, en una proporción 
destacada, se sitúen en el rango de extrema pobreza. 
 
Por otra parte, tan sólo un 8% de los artesanos en madera y un 30% de los artesanos 
en escoba, aseguran contar con más de una fuente de ingresos, lo que demuestra que la 
actividad artesanal se manifiesta como actividad laboral prioritaria y en gran parte de ellos. 
 
Además, podemos establecer que, pese a que los artesanos tienen ingresos 
mensuales irregulares, es posible establecer promedios, los que se pueden observar en el 
siguiente cuadro: 
 
Tabla 2. Ingresos promedio mensuales de artesanos y familiares. 
Rubro artesanal Madera Piedra Escobas 
Ingreso promedio mensual por 
cada familia $165.526 (US$224) $130.667 (US$177) $135.000 (US$182) 
Ingreso promedio mensual por 
cada trabajador $99.841 (US$135) $78.400 (US$106) $84.375 (US$114) 
Ingreso promedio per capita 
mensual del total de miembros 
familiares 
$34.944 (US$47) $27.801 (US$38) $31.750 (US$43) 
Fuente: Encuesta CAS 2002. 
 
 
La tabla Nº 2 dos es ilustrativa al respecto, al demostrarnos los menguados ingresos 
promedio de los artesanos, lo que –sin lugar a dudas– tendrá que repercutir en su calidad 
de vida, ya que ellos se encuentran con ingresos que están bajo el sueldo mínimo 
establecido por ley, el cual bordea los $110.000 (US$149). 
 
 16
 El bajo ingreso con el cual viven estos artesanos, se puede demostrar –aún más– 
utilizando los indicadores de línea de pobreza e indigencia del Ministerio de Desarrollo y 
Planificación, que establece que la línea de pobreza en lazona rural es de $27.349 (US$37) 
y la línea de indigencia es de $15.628 (US$21) mensuales. 
 
 Nótese que el cuadro antes expuesto, estableció un ingreso promedio de $34.944, 
$27.801 y $31.750 –respectivamente– para artesanos de madera, piedra y escobas, lo cual 
indica que ellos apenas sobrepasan la línea de la pobreza. 
 
d) Nivel de estudios de los artesanos. 
G rá fic o 3 . A ñ o s d e e s tu d io s a p ro b a d o p o r lo s a r te s a n o s . 
V a lo re s e n p o rc e n ta je s .
63
,2
0%
34
,2
0%
2,
60
%
69
,9
0%
26
,6
0%
3,
50
%
50
%
50
%
0%0 ,0 0 %
2 0 ,0 0 %
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6 0 ,0 0 %
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A ñ o s d e e s tu d io
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a r te s a n o s e n m a d e ra a r te s a n o s e n p ie d ra a r te s a n o s e n e s c o b a s
Fuente: Encuesta CAS 2000 e I. Municipalidad de Malloa. 
 
En relación con el nivel de educación de los artesanos, un 16% de los artesanos en 
madera, un 23,3% en piedra y un 15% en escobas, tienen menos de 4 años de estudios 
aprobados (llegando hasta 4º año de preparatoria o educación básica)10. Y porcentajes 
considerablemente altos de artesanos con un máximo de 8 años de estudio, tal como se 
aprecia en el gráfico 3. De hecho, no más de un 3% de artesanos –en promedio– han podido 
estudiar algunas carreras técnicas o profesionales en Institutos o Universidades. 
 
e) Condición de ocupación del sitio que habita el artesano. 
G rá fic o 4 . S itu a c ió n b a jo la c u a l o c u p a e l s it io d e la v iv ie n d a . V a lo re s e n p o rc e n ta je s
50
%
15
,8
0%
34
,2
0%
26
,6
0%
3,
30
%
70
,1
0%
30
%
30
% 40
%
0 %
2 0 %
4 0 %
6 0 %
8 0 %
1 0 0 %
S itio p a g a d o A rrie n d a a l p ro p ie ta rio d e l s it io u s a n e l s it io
S itu a c ió n
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a rte s a n o s e n m a d e ra a rte s a n o s e n p ie d ra a rte s a n o s e n e s c o b a s
Fuente: Encuesta CAS e I. Municipalidad de Malloa. 
 
 
En cuanto a la tenencia del sitio que ocupa el grupo familiar del socio artesano, el 
gráfico 4 demuestra que un 50% de los artesanos en madera, un 26,6% de los artesanos en 
piedra y un 30% de los artesanos en escobas son dueños de él, con una situación 
 
10 Siendo lo mínimo aceptado por ley, hasta 2º año medio o un símil de 10 años de educación. 
 17
regularizada. Esto nos indica que hay un porcentaje menor que aún no ha regularizado 
completamente la tenencia del sitio y su vivienda familiar. 
 
CONCLUSIONES: 
 
 De acuerdo con lo analizado en el presente trabajo, hay que distinguir entre arte 
popular y artesanía, en donde el primero tiene relación con productos o bienes mucho más 
ligados a pautas tradicionales y, por lo tanto, enmarcado dentro de normas fijas, que 
tienden a satisfacer la sensibilidad de la mayoría de un colectivo. Mientras que la artesanía 
implica un oficio determinado, que tiende a ser una actividad que puede convertirse en el 
sustento del artesano y de los suyos. 
 
 Por lo tanto, la artesanía genera una actividad que involucra un beneficio, del cual 
depende el individuo. La artesanía, además, se entronca con la tradición, es flexible frente a 
la moda y su uso no es exclusivo de un grupo determinado. A lo anterior, podemos agregar 
que la artesanía aprovecha conocimientos del pasado y se sustenta en recursos o insumos 
que son del área o región. De esta manera, la artesanía permite generar un mercado de 
bienes transables de proporciones mayores que el arte popular. 
 
 Por otra parte, estas actividades están ligadas –de alguna manera– a las tradiciones 
del lugar, las cuales han permanecido gracias a que su localización ha sido favorecida en 
términos de recursos, mercados e infraestructura de transporte. 
 
 Recordemos que en el área de Pelequén, el artesanado en piedra y madera tiene una 
datación de uno o dos siglos atrás y ha utilizado tanto el recurso piedra del lugar –canteras 
de Pelequén–, como de la madera nativa y la totora del área11. Es decir – según la teoría de 
Weber– la producción se localiza en la cercanía de la materia prima, lo cual tiene ventajas. 
 
 Luego, con el advenimiento de la construcción de las vías férrea y vial –que 
conectaron a gran parte del país–, estas áreas quedaron situadas –en términos de Coraggio 
y Lösch– en lugares distinguidos. 
 
 Además de lo anterior, debemos recordar que el cruce de vías que generó la 
carretera de la fruta, permitió su conexión hacia el puerto de San Antonio, generando 
economías externas y posibilitando, con ello, la aglomeración de la actividad productiva. 
 
 Por otra parte, podemos mencionar que –a las ya citadas artesanías–, en el 
transcurso del año 2002 se han sumado en el lugar aquellas actividades derivadas de la 
arcilla, que cobija a 18 artesanas que se han situado inmediatamente al sur de la 
localización de ventas del tallado en piedra. Además de ésta, detectamos la incorporación 
del trabajo en piedra combarbalita (un artesano) en circunstancias que este artesanado es 
típico del Norte Chico chileno, principalmente en la zona de Illapel. 
 
 
11 A la cual se agregan aquellas plantaciones que no fueron usadas en la industria de las cerillas, debido al 
cierre de la planta de la ciudad de Rengo. 
 18
 Es decir, nos encontramos con espacios que han generado un mercado de artesanías 
en Chile, en el cual se han detectado escasos vínculos de sus cultivadores con las 
economías campesinas, pero sí con lazos entre los mismos rubros artesanales. Por lo 
mismo, los artesanos van transitando de un tipo a otro de artesanía, dependiendo de los 
vaivenes del mercado en el particular tipo artesanal. 
 
 Por otra parte, estos sectores están ilustrando una de las características del modelo 
neoliberal cuando se plasma en el espacio físico, ya que éste produce un fuerte efecto de 
diferenciación espacial, generando –al mismo tiempo– áreas relegadas y áreas atractivas en 
el interior de una misma zona o región, lo que se traduce en la coexistencia de espacios 
modernos y tradicionales en una misma área. 
 
Es decir, nuestro campo de estudio, inmerso en una zona exitosa de actividad 
agroexportadora, se caracteriza por la utilización de mano de obra temporal, además se 
presenta un segmento de población no residente en la unidad productiva y cuyo mercado de 
consumo es el exterior. Por tal razón, nos encontramos con una zona de agricultura 
empresarial que utiliza tecnología moderna, que maneja capitales vinculados a 
inmobiliarias y financieras relacionadas con conglomerados externos. 
 
Por el contrario, tenemos la presencia –en la misma área– de espacios de 
producciones tradicionales, con mercados irregulares, con uso de técnicas básicas y 
asentamientos rurales precarios, todo lo cual redunda en la búsqueda de plazas de trabajo 
que le permita la subsistencia al artesanado. 
 
Al respecto, Milton Santos (1979) dice: “El primero representa a la industria 
moderna intensiva en capital, tecnología de punta y comercio de amplio alcance con 
complejos flujos comerciales, mientras que el segundo se compone de una manufactura 
intensiva en mano de obra con un servicio de ámbito local y comercial limitado”. 
 
 En tal sentido, la imposición del modelo económico neoliberal –en el contexto de 
una acentuada globalización en el mundo rural–, ha significado cambios vertiginosos 
durante las últimas dos décadas, haciendo aumentar considerablemente la proporción de la 
población rural que trabaja en actividades no necesariamente de carácter 
silvoagropecuarias, como se comprueba en el caso de artesanías rurales. Dicha población, 
en su mismo espacio, ha encontrado los recursos naturales que le han permitido desarrollar 
una actividad que posee una demanda en la producción. De esta manera, se desarrolla unamanufactura artesanal con todas las características que ella conlleva: división del trabajo, 
desarrollo de técnicas apropiadas para la confección del producto final, búsqueda y 
selección de mercado o consumidores, entre otras. 
 
 El neoliberalismo, en concomitancia con el denominado neofordismo, no han sido 
doctrinas que impongan la desaparición total de estas actividades, sino que –de una u otra 
forma– las relegan a espacios no demandados por actividades que involucren 
modernización capitalista. Esto no implica que les exijan una adecuación dentro de las 
nuevas condiciones imperantes (diversidad de calidad y precio), para responder a demandas 
de segmentos sociales distintos en cuanto a capacidades económicas. Así, generada la 
producción de artesanías en la parte oriental de la comuna de Malloa, podemos encontrar 
 19
bienes con valores que pueden fluctuar entre $10.000 (US$13,5) y $9.000.000 (US$12.162) 
por producto. 
 
 Por consiguiente, se manifiesta una diferenciación de los productores artesanales, lo 
que se traduce –finalmente– en que algunos artesanos hayan logrado un cierto grado de 
capitalización, convirtiéndose en empresarios que pueden producir bienes transables fuera 
de su área de producción. Sin embargo, la mayoría de ellos tiende hacia una diferenciación 
negativa y hacia una mayor proletarización, generando un mundo de asalariados rurales que 
deambulan entre las diferentes artesanías, sin llegar a constituirse en trabajadores 
independientes. 
 
 Por otra parte, al contrario de lo que pudiera pensarse, la actual globalización 
conlleva a que determinadas actividades productivas deban ubicarse allí, en donde obtienen 
ventajas competitivas y comparativas. Al respecto, como destaca Ulrich Beck –en Leander 
(2001:22)– “La globalización, fomenta lo local”, lo que se traduce en un proceso de 
diferenciación espacial. 
 
 En el caso de las actividades artesanales de Malloa, se verifica que ellas son atraídas 
hacia los lugares en donde se encuentran los insumos más baratos y donde existan los 
mínimos costos de transporte, así como laborales y –de esta manera– se producen los 
márgenes de beneficio que les permita sostener la actividad en el tiempo y en el espacio. 
 
 Como consecuencia de la instalación de las artesanías en sitios próximos entre sí y 
en una localización privilegiada –en términos de comunicación– se está produciendo un 
interesante fenómeno que da origen a la aparición de asociaciones de artesanos, las cuales 
comienzan a desarrollarse bajo un cierto grado de consolidación, lo que ha permitido que 
un grupo de ellos se proyecte con planes futuros de amplio alcance, como es el caso del 
“Proyecto de instalación de talleres y lugar de comercialización de productos artesanales 
en el costado oriente de la ruta 5 Sur”, que se concretará al norte del pueblo de Pelequén y a 
ambos lados de la citada carretera de alta velocidad. 
 
Este logro se ha obtenido como resultado de una larga lucha por los mismos 
artesanos, que han conseguido comprar los terrenos y la concesión para instalarse en ellos, 
con sus talleres y puestos de venta de su producción. 
 
En síntesis, hemos podido constatar que la defensa y organización de estas 
actividades productivas en asociaciones gremiales, está gestando una comunidad al margen 
del proyecto neoliberal. Esperamos que ella –en un proceso dialéctico– pueda generar, 
entonces, los mecanismos que tiendan a reforzar la identidad cultural de estos espacios, los 
cuales, en los tiempos actuales –en donde todo está perdiendo su perfil o contorno– saldrán 
afianzados y podrán persistir en el tiempo. 
 
 
 
 
 
 
 20
 
 
 
 
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	ULISES CÁRCAMO SIRGUIADO.
	ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y GEOGRÁFICOS DE LA LOCA
	Históricos
	Geográficos