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DEONTOLOGIA MODULO 4

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MÓDULO 4: PERSPECTIVAS 
ACTUALES DE LA ÉTICA EN EL 
CAMPO CIENTÍFICO 
 
 
4.1 FARIÑA, J. “Ética Profesional. Dossier bibliográfico en salud 
mental y derechos humanos” 
 
Las fuentes bibliográficas que se ocupan de la ética profesional y los ddhh en el campo 
de la salud pueden dividirse en tres grupos: 
● Los antecedentes: el nacimiento de la experimentación médica y la eugenesia como 
fundantes de los debates éticos contemporáneos. 
● La participación de los médicos en los crímenes nazis y las discusiones acerca de la 
responsabilidad de estos. 
● El desarrollo tecnológico y las cuestiones éticas de las ciencias de la salud ante la 
represión política actual. 
Los dos primeros grupos han sido extensamente tratados a través de las 
investigaciones bibliograficas de autores europeos y norteamericanos. 
El tercer grupo constituye el cuerpo principal del dossier y corresponde casi 
íntegramente a los aportes bibliográficos de autores latinoamericanos que analizan los 
distintos dilemas éticos generados por el terrorismo de estado que afectó durante los 
últimos años a los países del área. 
El eje articulador general está centrado en el nacimiento y consolidación del capitalismo 
moderno, sus logros científicos y las contradicciones respecto a los criterios de respeto a la 
persona que se desprenden en distintos momentos de su evolución. 
 
 
LOS ANTECEDENTES 
 
El nacimiento de la experimentación 
 
Andre Vesale anticipaba en 1534 con la titulación de su libro de anatomía “La fábrica 
del cuerpo humano” el incipiente avance de los “mecanismos” para comprender la 
naturaleza. 
En el siglo XIX, Claude Bernard constituye la consolidación de la medicina experimental 
y plantea las primeras cuestiones éticas del mundo moderno. La vivisección, la noción de 
sujeto experimental, las relaciones entre lo viviente, lo normal, lo patológico. 
 
 
 
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La eugenesia 
 
El inicio del siglo XX encuentran a la biología y a la medicina en pleno auge. Distintas 
corrientes como el darwinismo social o la escuela antroposociología, van confluyendo hacia 
fortalecer la noción de raza; uno de sus resultados más fuertes será la eugenesia “ ​ciencia 
del mejoramiento del linaje”​. 
Este movimiento tomaría dos formas: promoviendo el desarrollo de “razas mejoradas”, 
eugenesia positiva; promoviendo limitar el desarrollo de las razas “menos buenas”, 
eugenesia negativa. 
En el campo de la salud mental, esta utilización de la medicina y de la biología para 
justificar la discriminación social también tiene sus antecedentes. Thomas Szasz ha 
estudiado el ensayo de Cartwright como parte de un informe sobre las “enfermedades de la 
raza negra”. Una de estas enfermedades descritas, la drapetomania, caracteriza a los 
esclavos que intentan huir de sus amos. 
Szasz analiza el modo en que una concepción ideológica imperante -la noción de 
esclavo como natural- determina la afirmaciones con que la conciencia de la época viene a 
legitimar la discriminación. 
 
 
 
EL PLANTEO ÉTICO A PARTIR DE LOS EXPERIMENTOS DE LOS NAZIS 
 
En Francia 40.000 enfermos mentales fueron eliminados bajo la llamada muerte dulce y 
varios millones de personas en cámaras de gas de los distintos campos de concentración 
de la Alemania nazi. En todos los casos, era la medicina la encargada de organizar y 
supervisar las operaciones; estos persistían bajo la forma de una acción médica. 
Algunos autores están orientados a mostrar la íntima relación entre las prácticas 
aberrantes del nazismo y los mecanismos de consenso social que se establecieron para su 
justificación: 
a) Se comienza ubicando la “enfermedad” en el lugar de la diferencia, infiriendo de este 
movimiento la supuesta peligrosidad de la persona. 
b) Se desliza luego a la presunción de epidemia para justificar el aislamiento 
c) Una vez que se ha logrado consenso para el confinamiento, se prepara el terreno 
para que otros argumentos de carácter práctico puedan justificar la eliminación. 
En el caso del nazismo fueron razones de índole económica las que se invocaron para 
facilitar la anuencia del pueblo alemán acerca de las exterminaciones. 
 
El código de ética de 1947, más conocido como Código de Nuremberg en referencia a 
la ciudad alemana en que se desarrollaron los juicios a los médicos nazis, es el resultado de 
una compleja trama de discusiones en el interior del propio proceso. La controvertida noción 
de “sujeto experimental”, la responsabilidad del Estado en la conducta médica, el 
consentimiento de la persona son algunas de las nociones que se debatieron en el juicio. 
 
 
 
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DE EUROPA A AMÉRICA LATINA: LOS DILEMAS ÉTICOS DE LOS 
PROFESIONALES ANTE LA REPRESIÓN POLÍTICA ACTUAL 
 
 
En el enfoque de Tomkiewicz, autor del libro Deontología y Psiquiatría de 1977, el 
concepto de mejoramiento se ubica siempre como motor de las intencionalidades de los 
profesionales. Desde los casos más groseros hasta los más sutiles, se trata siempre del rol 
de la ciencia en una pretendida superación humana. Ningún médico o psicólogo desarrolla 
investigaciones, experimentos, cuerpos teóricos que involucren peligro para sus 
semejantes, haciéndolo con el argumento de dañar a la humanidad. Muy por el contrario, es 
la edificación de dispositivos ideológicos muy complejos la que organiza las formas 
racionalizadas y el sentido social de esas aberraciones. 
Desde la década del ´60 América Latina ha aportado antecedentes bibliográficos que 
analizan la relación entre ciencia y compromiso ideológico-político. La primer referencia es 
siempre el Proyecto Camelot, una investigación organizada por las fuerzas armadas de 
EEUU como táctica de espionaje del pentágono destinada a obtener información en américa 
latina. A las discusiones sobre Camelot siguió el debate alrededor de la investigación sobre 
marginalidad en áreas sociales y geográficas. 
 
 
La cuestión de los médicos y otros profesionales de la salud que colaboran con el 
terrorismo de estado 
 
En los años ´70 y ´80, la represión política bajo la forma del terrorismo de estado 
género nuevos desafíos a los profesionales del área. En el campo de la salud, el análisis 
bibliográfico evidencia el tratamiento de dos tipos de problemas éticos en relación con los 
derechos humanos: 
1) Los trabajos que analizan la personalidad de los médicos torturadores o 
experimentadores 
2) Los trabajos que dan cuenta de las condiciones de prácticas aberrantes por parte de 
profesionales de la salud. 
 
 
Dilemas éticos de los profesionales ante la tortura 
 
Dentro de este grupo se encuentra toda una serie de materiales que discuten 
cuestiones acerca de: 1) si se debe brindar asistencia psicoterapéutica a torturadores; 2) si 
se deben crear clínicas especializadas en el tratamiento de la tortura. 
 
Autores como Bonaparte o Lagos describen los obstáculos para realizar esta tarea. En 
el caso de Bonaparte el planteo es más extremo: la condición de torturador borra toda 
posibilidad de que el sujeto pueda ser un paciente, “cualquiera sea su patología”. 
Eva Giberti, psicóloga, expresa en un pasaje de una conferencia sobre Aspectos éticosde la práctica profesional: 
Si se atiende o no a los torturadores o a los que mandaban a torturar, que es más o 
menos lo mismo, creo que es tema de discusión entre ustedes. Me salgo. Yo personalmente 
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no puedo atender, y no quiero atender torturadores. Por mi propia historia personal, 
carecería del mínimo de distancia necesaria para ser medianamente empática. 
 
 
El status de responsabilidad sobre los actos 
 
La condena a los médicos nazis ha resultado un antecedente clave para comprender 
las bases de la ética profesional y su relación con la responsabilidad. 
Distintas experiencias de violencia, reales o simuladas, después de la finalización de la 
segunda guerra mundial han dado lugar a una discusión sobre el conflicto entre la 
obediencia y los valores éticos. 
Una de ellas, la ya clásica experiencia de Stanley Milgram, acerca de la obediencia a 
órdenes criminales, se inscribe dentro de las explicaciones que la psicología ha intentado 
dar al problema. Esta estaba destinada a explorar cómo se comporta un hombre cuando 
una autoridad legítima le indica que debe actuar contra un tercer individuo. 
Para Benasayag, un psicoanalista argentino residente de París, el caso del militar 
torturador argentino es bien diferente y corresponde a otro tipo de obediencia a las órdenes 
criminales : ​en este caso no hay renunciamiento, y el estado, por definición, no puede 
proveer al torturador un discurso que le permita justificar su acto. Su sola justificación es la 
ley del más fuerte, la relación dual. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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4.1 FERRERO, A. “Importancia de los derechos humanos en los 
códigos deontológicos de psicología en la Argentina” 
 
 
 
Es notorio que el discurso acerca de los derechos solo puede ser construido de la mano 
de las obligaciones a cumplir para los demás, ya que los derechos de un sujeto implican 
obligaciones a cumplir para los demás. Pero para estos derechos no caigan en la ilusión de 
derecho garantizado por Dios, será necesario recuperar aquella dimensión que hace 
referencia a los derechos morales otorgados al ser humano por el ser humano mismo, lo 
cual implica una ética basada en el respeto universal e igualitario. 
En el campo profesional, una dimensión ética que enmarque las condiciones del 
accionar del profesional, implica vincular obligaciones y derechos. La práctica de la 
psicología, sea cual fuere su campo de aplicación, deberá atenerse a las pautas éticas 
propias de los códigos deontológicos profesionales en general, y en caso de ser necesario, 
a las reglamentaciones referidas a investigación con humanos, las cuales son de alcance 
internacional. 
 
La legislación que regula el ejercicio de la psicología puede ser organizada según 
niveles diferenciales de pertenencia del profesional. El primero de estos niveles considera al 
profesional en tanto miembro de una comunidad general - ​ciudadano-​, y el segundo en tanto 
miembro de una comunidad de pares - ​profesional psicólogo-. ​En cada uno de estos niveles 
el profesional tendrá obligaciones que cumplir, siendo fundamental la importancia de los 
derechos humanos en el primero de ellos, ya que implica al psicólogo en su condición de 
ciudadano. 
 
En Argentina existen actualmente dos códigos deontológicos de vigencia: el Protocolo 
de acuerdo Marco de principios éticos para el ejercicio profesional de los psicólogos en el 
mercosur y países asociados, y el Código de ética de psicólogos de la república argentina 
(FePRA) 
 
En el caso del ​Protocolo de Acuerdo Marco de Principios Éticos para el Ejercicio 
Profesional de los Psicólogos en el Mercosur y Países Asociados, ​el primero de sus 
puntos ​Respeto por los derechos y dignidad de las personas, ​se aboca específicamente a 
esta temática: 
“Los psicólogos se comprometen a hacer propios los principios establecidos por la 
declaración universal de los derechos humanos” 
En el punto B ​COMPETENCIA​, ​luego de poner el énfasis en la importancia de la 
misma, señala que los psicólogos tendrán “en cuenta que las competencias que se 
requieren en la asistencia, enseñanza, y/o estudios de grupos humanos, varía con la 
diversidad de dichos grupos” 
En el punto D ​INTEGRIDAD​, se aclara que los psicólogos se “empeñaran en ser 
sumamente prudentes frente a nociones que degeneren en rotulaciones devaluadoras o 
discriminatorias” 
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Finalmente en el punto E ​RESPONSABILIDAD SOCIAL, ​sostiene que los “psicólogos 
ejercen su compromiso social a través del estudio de la realidad y promueven y/o facilitan el 
desarrollo de leyes y políticas sociales que apunten, desde su especificidad profesional, a 
crear condiciones que contribuyan al bienestar y desarrollo del individuo y de la comunidad” 
 
Por otra parte, el ​Código de Ética de FePRA​, sostiene en el preámbulo que los 
psicólogos “no consienten ni participan deliberadamente en procederes que supongan 
prácticas discriminatorias” y entienden al “bienestar psíquico como uno de los derechos 
humanos fundamentales”. 
En los apartados referidos a ​competencia, integridad y responsabilidad social ​del 
psicólogo, se enfatiza el compromiso ineludible con los derechos humanos en general, y 
específicamente con el derecho a la privacidad, confidencialidad, autodeterminación y 
autonomía. 
En el apartado referido a la ​especificidad de las normas deontológicas, ​en el primer 
punto Consentimiento informado se establece que la “obligación de obtener el 
consentimiento da sustento por el respeto por la autonomía de las personas, entendiendo 
que dicho consentimiento es válido cuando la persona que lo brinda lo hace voluntariamente 
y con capacidad de comprender los alcances de su acto” 
En el punto referido al Secreto Profesional, pone el acento en el hecho de que este 
requisito “responde al bien común, protege la seguridad y honra a los consultantes y sus 
familias” y debe “cautelar la privacidad, y adoptarse las precauciones necesarias para no 
generar perjuicios a las personas involucradas”. 
En cuanto a la ​Responsabilidad en las relaciones profesionales ​se establece que “los 
psicólogos deberán ser conscientes de la posición asimétrica que poseen frente a sus 
consultantes y no podrán hacer uso de su influencia más que con fines benéficos para 
estos”. En cuanto a la relación con colegas se destaca el cumplimiento de los derechos de 
los mismos, no interviniendo arbitrariamente en sus prácticas, no difamandolos y no 
reemplazandolos de cargos de los que hubiera sido injustamente separados. 
En el punto referido a la ​Responsabilidad con la profesión y la comunidad ​establece que 
en “el ejercicio de su profesión los psicólogos no harán ninguna discriminación en función 
de su nacionalidad, religión, raza, ideología o preferencias sexuales de sus consultantes”. 
Finalmente manifiesta explícitamente un compromiso con los derechos humanos al 
estipular que “los psicólogos no participaran, ni activamente ni pasivamente, en acciones oformas de tortura, o todo aquello que atente contra los derechos humanos 
internacionalmente reconocidos”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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4.1 FERNANDEZ OLMEDO, G. “Los derechos humanos como 
pilares de la práctica psicológica: su importancia fundamental” 
 
 
LOS DERECHOS HUMANOS COMO NOCIÓN HISTÓRICA Y CONSTRUCCIÓN 
SOCIAL 
 
Por Derechos Humanos se entiende al conjunto características y atributos propios del 
ser humano derivado de su dignidad, y que, por lo tanto, no pueden ser afectados o 
vulnerados. Son derechos subjetivos que poseen todas las personas por su sola condición 
de seres humanos, sin importar su naturaleza política, religiosa, étnica o social. 
Se debe tener en cuenta que los derechos humanos, además de ser un conjunto de 
preceptos individuales mediante los que se ampara, protege y favorece la autonomía e 
independencia de los sujetos, también son un soporte importante del vínculo social al que 
contribuyen incentivando las responsabilidades mutuas y los deberes compartidos. 
Hablar de derechos supone necesariamente considerar asimismo obligaciones, ya que 
los derechos de un sujeto implican obligaciones a cumplir para los demás. 
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada el 10 de diciembre de 
1948, es una de las legislaciones que ampara y regula el ejercicio de la psicología, en tanto 
el profesional psicólogo no solo actúa e interviene en los diferentes campos de aplicación de 
su práctica como un sujeto dotado de saber que debe responder a la demanda de sus 
pacientes/consultantes, sino que es al mismo tiempo un ciudadano que comparte los 
mismos derechos que el resto de la sociedad. En opinión de Asbjorn Eide, fundador del 
instituto noruego de derechos humanos de la universidad de Oslo, la Declaración 
mencionada se ofrece también como un proyecto de orientación futura que requiere 
continuos refuerzos para hacer del respeto a los derechos humanos una realidad universal. 
Eide considera además que la importancia de la Declaración radica al menos en ciertos 
aspectos principales: 
a) La restauración y consolidación de un proceso de normalización política 
democrática, que se inició en algunas sociedades en los siglos XVII y XVIII. 
b) La extensión y profundización en los conceptos inseparables de libertad e igualdad. 
c) La proclamación del alcance universal de los derechos humanos 
d) La legitimación de su cumplimiento al amparo de la legislación y de las dinámicas 
que se establezcan en el complejo entramado de las relaciones internacionales 
 
Existe una tendencia a clasificar los derechos humanos en diferentes generaciones: 
● Los considerados de ​primera generación o ​“derechos civiles y políticos” ​que son 
los que instituyen los principios democráticos en los que deben sustentarse los 
estados de derecho: libertad de expresión, libertad individual, libertad de conciencia 
y religión, derecho a la propiedad, derecho de participación política, etc. 
● Los derechos de ​segunda generación ​o ​“económicos, sociales y culturales” ​, 
que ponen énfasis en la igualdad y en la satisfacción de las necesidades básicas de 
los individuos en tanto que miembros de una sociedad política: derecho al trabajo, a 
la educación, a la seguridad social, la cultura, etc. 
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● Los derechos de ​tercera generación ​o ​“derechos colectivos o de solidaridad” ​: 
derecho al medio ambiente, a la paz, al desarrollo sostenible, al ocio, etc, en los que 
se apela al valor de solidaridad humana arropada en los principios que inspiran la 
libertad, las virtudes cívicas y la calidad de vida en su totalidad. 
● Los derechos de ​cuarta generación ​toman como referencia las ​preocupaciones 
asociadas al progreso tecnológico y sus consecuencias prácticas en el plano 
de la bioética (eutanasia, aborto, etc) los tratamientos genéticos y los bienes 
públicos (diversidad cultural, patrimonio histórico y económico, etc) 
 
 
Se parte de la consideración de que toda práctica profesional aun en el ámbito privado, 
representa un acto público ya que está dirigido a miembros de una comunidad, a 
ciudadanos que gozan de determinados derechos, y que el profesional no puede en modo 
alguno lesionar. Se considera necesario que la práctica de la psicología, sea cual sea su 
campo de aplicación, deba atenerse a las pautas éticas propias de los códigos 
deontológicos y del marco normativo que regule su accionar. 
 
 
DERECHOS HUMANOS EN EL CAMPO DE LA SALUD MENTAL 
 
Una legislación que ampara y pretende garantizar lo expresado en el Art 25 de la 
Declaración Universal de los DDHH es la ​Ley Nacional de Salud Mental N° 26657 que 
tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las 
personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental 
que se encuentran en el territorio nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales 
de derechos humanos. 
Está Ley en el Capítulo IV puntualiza: 
- Derecho a recibir atención sanitaria y social integral y humanizada (..) 
- Derecho a conocer y preservar su identidad (..) 
- Derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más 
conveniente (..) 
- Derecho a no ser identificado ni discriminado por un padecimiento mental (..) 
- Derecho a ser informado de manera adecuada y comprensible de los derechos que 
lo asisten (..) 
Al respecto, una norma pilar que enmarca la práctica psicológica es la que refiere al 
Consentimiento Informado. “ ​El psicólogo debe obtener consentimiento informado 
válido tantos de las personas que participan como sujetos voluntarios en proyectos 
de investigación como de aquellas con las que trabajan en su práctica profesional” 
- Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atención y su tratamiento (..) 
- Derecho a no ser objeto de investigaciones clínicas ni tratamientos experimentales 
sin un consentimiento fehaciente (..) 
 
El art. 1 del Código de Nuremberg afirma que “el consentimiento informado y voluntario 
del sujeto de experimentación es absolutamente necesario, el sujeto debe saber 
exactamente en qué consiste el experimento, su significado y los beneficios o riesgos deben 
ser adecuadamente proporcionados, así como debe garantizarse al sujeto de derecho de 
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negarse a la experimentación y de retirarse en cualquier momento de la misma si así lo 
desea” 
En 1974, surgió la Declaración de Helsinki, que remarca especialmente la importancia 
de la investigación en medicina con seres humanos para la evolución del conocimiento 
científico, pero con el mayor resguardo con respecto a los voluntarios en investigación, 
preservando la integridad del sujeto de la investigación por sobre los intereses científicos. 
El informe de Belmont formula tres principios bioéticos básicos: el respeto por las 
personas, el beneficio y la justicia. 
 
Cualquier supresión (o inaccesibilidad) de derechos impacta en la construcción de la 
subjetividad dela persona alternando “lo mental de la salud” (de Lellis, 2006). Se puede 
decir que toda violación de los derechos humanos repercute en la saluddel sujeto 
violentado, predominantemente en lo mental. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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4.2 HELLER, M. “Ética y ciencia. La responsabilidad del martillo” 
 
 
Las aplicaciones sociales de los desarrollos científicos son factores fundamentales en la 
génesis de nuestra actualidad. Sin embargo, ello no parece acarrear una tematización de la 
dimensión ética de la tecnociencia. 
La confianza y esperanza en el desarrollo de la ciencia moderna se instaura ya en el 
siglo XVIII. El ideario ilustrado estableció las bases para la fe en el progreso a través de la 
contribución de la ciencia moderna. El saber científico se muestra entonces prometiendo la 
satisfacción de los anhelos humanos de seguridad y confortabilidad en una existencia 
prolongada. 
Las calamidades y la perversión no son en realidad resultados de la ciencia, sino 
productos de su ​mal uso ​. La ciencia moderna es entonces inocente y carece de 
responsabilidad frente a los inconvenientes actuales. 
La objeción al desarrollo de la ciencia moderna sobre la base de tales efectos adversos, 
no toma en cuenta otro aspecto de la cuestión: la ciencia es capaz de resolver los aspectos 
negativos que acompañan al progreso. 
 
Los intentos actuales de reflexión crítica se presentan todavía como conspiraciones de 
los viejos enemigos de la ciencia. 
Se da por sentado que el triunfo de la ciencia moderna fue posible gracias a la 
conquista de un desarrollo libre, sin interferencias ni obstáculos. En compensación, la 
ciencia prolonga la vida humana, una vida saludable y confortable. Pese a los graves 
perjuicios para la humanidad y el planeta que acarrean ciertas aplicaciones de los 
resultados científicos, el saldo seguiría siendo favorable para la humanidad. 
La cuestión del límite a la libertad de la investigación científica es una cuestión ética, 
puesto que esa investigación influye directa o indirectamente en la libertad de todos, afecta 
la convivencia entre los hombres y también su hábitat. 
Los perjuicios que se le imputan no son producto de la acción de la ciencia y, por lo 
tanto, no son responsabilidad de los científicos. Son provocados por las aplicaciones de la 
ciencia, que son responsabilidad de los decididores (los políticos, los funcionarios, los 
detentadores del poder económico, etc). Además, la actividad científica es la que suministra 
luego las soluciones a los problemas causados por tales implementaciones. 
 
Enrique Mari llama a esta postura el modelo de la ​ciencia martillo ​. Está sostiene que, 
como el martillo, los productos científicos pueden ser utilizados para fines positivos (la 
construcción de un mueble, por ejemplo) o para fines negativos (la violencia contra otro ser 
humano). 
La ciencia no es entonces responsable de los resultados negativos, y hasta destructivos 
del planeta, que sus desarrollos provocan. 
Se declara que la ciencia moderna, como la antigua, es un saber desinteresado, un 
saber por el saber mismo. Si la ciencia posee una dinámica totalmente independiente de su 
utilidad social, las aplicaciones de sus conocimientos no son entonces de su incumbencia. 
El científico en tanto científico es ajeno a esos problemas. 
 
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La tecnociencia suele ser defendida recurriendo a todos los beneficios que la ciencia ha 
brindado. Entonces, la actividad científica posee los méritos por los resultados benéficos. 
Pero nada tendría que ver con los perjuicios, dado que estos serían resultado de decisiones 
extrañas. La paradoja es una inconsistencia que no puede sostenerse. Por consiguiente: o 
bien es responsable por ambos tipos de consecuencia, o bien no es por ninguna. 
Ser responsable quiere decir que “se puede responder” por las propias acciones y por 
las consecuencias de estas. Si tales consecuencias son en parte benéficas y en parte 
perjudiciales, no es correcto atribuirse la responsabilidad exclusivamente por una de esas 
partes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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4.2 ROJO, R. “Investigación científica y ética” 
 
 
Si la investigación se desenvuelve siempre dentro de un marco histórico impregnado de 
valoraciones morales y de creencias, y el investigador es antes que tal un hombre que 
asume las exigencias de la sociedad en que vive, podemos plantear el palpitante problema 
de la relación entre la investigación y la ética. 
Aun cuando ética y moral se suelen utilizar indistintamente- la primera palabra de origen 
griego y la segunda de origen latino, vinculadas ambas con la palabra costumbre- para 
ciertos propósitos y análisis conviene distinguirlas. Distinguimos por un lado, las acciones 
del hombre, como el acudir en ayuda de alguien y por el otro lado la teoría de esas acciones 
o conductas. Ahora bien, la moral es lo que tiene que ver con el hacer del hombre, con su 
conducta efectiva, real, y la ética es el estudio filosófico de dicho hacer. 
 
Actualmente el problema moral se le presenta al investigador, al científico, con dos 
facetas: la asunción de la actitud científica pura y la de aquella que rebasa el camino 
estricto del saber. La primera es clara y tajante. El investigador debe ser honesto, no 
defraudar datos, reconocer los aportes previos, transmitir con exactitud sus resultados, estar 
dispuesto a rectificar o mejorar sus ideas, a confrontarlas lealmente con otras. 
 
¿La investigación científica es totalmente independiente de las consecuencias de sus 
resultados? ¿O la ciencia no reconoce más límites que los que el propio saber le impone 
intrínsecamente? Adviértase que aquí se plantea hoy la relación entre la verdad y el bien. 
El divorcio de estas dos grandes ideas -la verdad y el bien- da cuenta del drama de la 
ciencia de hoy al mismo tiempo que permite comprender las posiciones antagónicas de 
científicos y pensadores o la verdad se basta a sí misma sin echar mirada alguna al bien o 
se liga indisolublemente a él. O se sostiene la neutralidad de la ciencia o se proclama su 
compromiso moral o valorativo; o el saber es autónomo o está ligado al bien. 
 
Hay que asumir, con todo su dramatismo, el hecho de que frente a la certeza y 
objetividad de la ciencia se erigen los sistemas éticos disímiles que en sus planteos 
antagónicos tornan imposible el logro de una valoración moral unánime de los resultados 
más significativos de las investigaciones científicas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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4.3 FRANCESC, A. “Periodo constitutivo de la bioética” 
 
 
La historia de la bioética es reciente pues se remonta a los años 70 del siglo pasado. 
Constituyen un periodo de tiempo que puede dividirse en una fase preliminar que 
comprende la década de los años 1960-1970 y otra de eclosión que se extiende a lo largo 
de la década de 1970-1978. Culmina en el 1978, cuando se formulan los llamados 
“principios bioéticos” y nace la niña Louise Joy Brown, concebida por medio de la 
fecundación in vitro. 
 
DEFINICIONESDE BIOÉTICA 
 
● Estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y 
de la atención a la salud, examinando esta conducta a la luz de los valores y de los 
principios morales. 
 
 
● La bioética es el estudio interdisciplinario (transdisciplinario) orientado a la toma de 
decisiones éticas de los problemas planteados a los diferentes sistemas éticos , por 
los progresos médicos y biológicos, en el ámbito microsocial y macrosocial, micro y 
macroeconómico, y su repercusión en la sociedad y su sistema de valores, tanto en 
el momento presente como en el futuro. 
 
 
¿Para qué sirve la bioética? 
 
En palabras de Edmund Pellegrino “es la más científica de las humanidades y la más 
humana de las ciencias”. La bioética en sus vertientes clínica y docente tiende a hacer que 
esto sea una realidad, intentando encontrar las posibles vías para resolver problemas y 
dilemas que se nos presentan al intentar conjugar los principios que puedan entrar en 
colisión eligiendo con el paciente o con sus representantes legales, aquello que más le 
conviene. 
 
 
 
EL NACIMIENTO DE LA BIOÉTICA Y SU CONTEXTO (1960-1978) 
 
 
Visión general de los años 1960-1978 
 
La bioética nace en los estados unidos, donde confluyen diversos factores que hacen 
perentoria la necesidad de encontrar respuestas satisfactorias a los problemas que plantean 
los progresos biomédicos y tecnológicos. En primer lugar, las posibilidades de los 
investigadores de disponer de nuevas tecnologías. En segundo lugar, la preocupación 
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social creciente sobre los derechos de los pacientes y, finalmente, el papel de los medios de 
comunicación social en la difusión de estos progresos y posibilidades de futuro. 
 
 
La década 1960-70. Etapa preliminar de la bioética 
 
Fue jalonada por una serie de encuentros de científicos que desde su perspectiva 
analizaron la evolución de las ciencias biológicas y médicas pronosticando las ventajas de 
los descubrimientos y al mismo tiempo la ambigüedad de los mismos. Poco a poco fueron 
incorporando algunos teologos y filosofos. Daniel Callahan y Robert Veatch pueden 
considerarse los primeros bioeticistas americanos. Personas que con sólida formación ética, 
filosófica y teológica se interesan por las ciencias y quedan inmersos en una problemática 
real donde las cuestiones de los pacientes y de los ciudadanos en general exigen tomas de 
posición que repercutirán en las políticas sanitarias. 
 
 
La década de los 70 
 
En está década siguen los progresos médicos y tecnológicos de manera acelerada: el 
diagnóstico de muerte cerebral, los progresos en psicofarmacología, los progresos en el 
diagnóstico prenatal, la fecundación in vitro, etc. 
Con estas posibilidades, medicina, ética, economía, política y derecho quedan 
íntimamente relacionadas y llamadas a entenderse a través del diálogo. 
 
 
Contexto en el que nace la bioética 
 
Contexto sociocultural y político de la década del 60: década de cambios sociales, 
políticos, culturales, filosóficos y teológicos. Está decada conoce la fuerza reivindicativa de 
los derechos civiles, la revolución sexual, el reconocimiento de los pacientes como agentes 
morales autónomos. 
En el plano político y cultural: la apertura de eeuu a china, los asesinatos de Martin 
Luther King y de Robert Kennedy. También es tiempo del “Mayo del 68 francés”, la 
revolución de los estudiantes y obreros contra el orden y el poder. 
Desde la perspectiva ética la gran repercusión teórica y práctica que tuvo el libro de 
Joseph Fletcher “Situation Ethics: The new morality” y la influencia que en relación a la 
atención a los enfermos terminales tuvo el libro de Elisabeth Kubler-Ross “On death and 
dying” 
 
 
Los pioneros 
 
● Van Rensselaer Potter: Eminente bioquímico dedicado a la investigación oncológica. 
Acuñó el termino bioética, fusión de bio y ethos, para indicar la necesidad del diálogo 
entre científicos y humanistas para preservar la humanidad de su propia destrucción. 
Con esta perspectiva desarrolla su concepción del ser humano como sujeto activo y 
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pasivo de una triple evolución: biológica, fisiológica y cultural. Pide la adhesión a un 
credo bioético personal concreto para superar los errores evolutivos y la necesidad 
de una ética global. 
 
● Andre Hellegers: De origen holandés, se especializó en obstetricia y ginecología, 
con un profundo conocimiento de humanidades. Estudio los problemas éticos en el 
terreno de la reproducción humana. Las conversaciones con teólogos, obispos y 
cardenales, le confirmaron que el diálogo bioético, de iniciativa secular, debía 
superar el escollo del trasfondo científico y teológico que impedía la mutua 
comprensión. Estos hechos marcarían la orientación en las características iniciales 
del diálogo bioético: 
- Diálogo interdisciplinar entre científicos y humanistas, como metodología de 
trabajo. 
- Racionalidad de los argumentos, poniendo entre paréntesis el criterio de 
autoridad. 
- Conocimiento de que los nuevos problemas planteados por los progresos 
científicos necesitaban nuevas respuestas. 
 
 
● Daniel Callahan: Con una sólida formación filosófica, desea que las preguntas 
fundamentales de la filosofía se orienten a dar respuestas a cuestiones 
profundamente humanas y con repercusión social y política para un mundo más 
justo. Las ciencias de la salud le parecen el terreno más adecuado tanto por la 
aceleración creciente de los progresos científicos, médicos y biológicos asociados a 
lo tecnológico. 
 
 
El nacimiento del institut borja de bioética 
 
Después de cinco años en estados unidos, Francesc regresa a Barcelona con una idea 
muy clara: la de comenzar un centro o instituto de bioética copiando el modelo del Kennedy 
Institute. 
Su camino era intentar servir de puente de diálogo entre las ciencias médico-biológicas 
y las humanidades, convencido de la autonomía de las ciencias y del valor que podían 
aportar al diálogo. 
Convencido también de la dimensión iluminadora para todos de la filosofía para la más 
amplia comprensión del ser humano y del sentido de la vida. 
 
 
 
MADURACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DE LA BIOÉTICA 
 
 
El nacimiento, maduración y consolidación de la bioética es una realidad del siglo XX. 
Se elige el año 1978 para señalar su inicio. En ese año se dan: el nacimiento de la primera 
persona obtenida por fecundación in vitro y transferencia embrionaria; la publicación del 
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informe Belmont y la preponderancia de la biología molecular, que anuncian el necesario 
diálogo de las ciencias de la salud con la antropología filosófica, el derecho, la economía y 
la política. 
La pregunta bioética, ya clásica, sobre si podemos hacer todo lo que técnicamente 
resulta posible, recorre toda la historia de la bioética a partir de los años setenta. Pero la 
pregunta más adecuada será ¿que podemos hacer para llegar a un acuerdo sobre los 
límites aceptables por la sociedad en el terreno de la investigación de la asistencia sanitaria,de genética, de la reproducción humana asistida, de los transplantes, etc? Está es la razón 
por la que este período 1978-1999, ha estado marcado por un gran número de 
recomendaciones ético-jurídicas, regulaciones y leyes. 
 
 
 
El informe Belmont 
 
El informe Belmont fue donde se formularon los tres principios básicos de la bioética. 
Estos principios son los criterios fundamentales en lo que se apoyan los preceptos éticos y 
valoraciones particulares de las acciones humanas; son particularmente relevantes en la 
ética de la experimentación con seres humanos, se han mostrado también útiles para la 
toma de decisiones racionales en la clínica y como instrumento útil en la enseñanza de la 
bioética. 
 
1) Respeto a las personas: ​Incluye dos convicciones éticas: primero, que todos los 
individuos deben ser tratados como agentes autónomos, y segundo, que todas las 
personas cuya autonomía está disminuida tienen derecho a la protección. Respetar 
la autonomía significa dar valor a las consideraciones y opciones de las personas 
autónomas, y abstenerse a la vez de poner obstáculos a sus acciones a no ser que 
estas sean claramente perjudiciales para los demás. 
 
2) Beneficencia: ​Beneficencia se entiende en este documento como la obligación de 
no causar ningún daño. La máxima hipocrática del ​primun non nocere ​se incluye en 
este principio del cual no se distingue. Incluye también el principio de maximizar los 
beneficios posibles y disminuir los posibles daños. 
 
3) Justicia: ​La justicia se entiende en el sentido de equidad en la distribución de 
cargas y beneficios. Este informe no analiza las características que pueden justificar 
las diferencias en el trato. Nos inclinamos por la siguiente opción: a cada uno su 
necesidad y además cuando se trate de prestaciones de la Seguridad Social nos 
inclinaremos por el criterio de favorecer a los más débiles si la desigualdad resultara 
inevitable. 
 
 
La aplicación de estos principios como los comités de ética asistencial exige que se 
cumplan los siguientes requisitos: consentimiento informado, valoración de beneficios y 
riesgos y selección equitativa de sujetos de investigación. 
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