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2006: 9-24
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ISSN: 1885-3145
Fernando Rodes (*) (**), Jorge A. Soler (***)
Consuelo Roca de Togores (**) (***), Jaime Chiarri (*) (**)
Blas Cloquell (**), Juan B. Martí (**), Francisco Etxeberría (****)
Paleopatología traumática en dos cráneos 
encontrados en el nivel III de la Cova 
d’En Pardo (Planes, Alicante)
I. CONTEXTO ARQUEOLÓGICO DE LOS DOS CRÁNEOS
Se presentan dos cráneos afectados por lesiones localizados en la campaña de 1��� de la Cova d’En 
Pardo (Planes, Alicante), yacimiento en el que, desde 1��3 y guardando una perspectiva pluridisciplinar, 
se viene desarrollando un ciclo de excavaciones anuales bajo la dirección de uno de nosotros (JSD) y con 
la intención primera de documentar el uso funerario de la cavidad.
Ambos cráneos se localizaron en el nivel III, dentro de los cuadros 5.5/C y 4.6/B adscritos a la 
denominada Área del fondo. Dicho nivel viene a caracterizarse por una estructura masiva que integra 
fracciones finas con algunos cantos angulosos, si bien hacia su base conforma una estructura laminar 
limoarcillosa(1). De unos 35-40 cm de potencia, en el mismo cenizas y carbones son frecuentes, tratándose 
por la continuada presencia de restos humanos de un nivel del todo característico del uso de la cavidad 
como necrópolis de inhumación múltiple que en lo arqueológico contiene, además de fauna, distintos 
* Instituto de Medicina Legal de Alicante
** Facultad de Medicina. Universidad 
Miguel Hernández
*** Museo Arqueológico Provincial de 
Alicante MARQ
**** Facultad de Medicina. Universidad 
del País Vasco
Resumen
Se aborda el estudio de dos cráneos, neolíticos, encontrados en el yacimiento de la Cova d’En Pardo en Planes, Alicante, 
durante la campaña arqueológica de 1���, en los que existen tres lesiones de etiología traumática.
Se recoge el estudio antropométrico de ambos cráneos, un varón adulto, de 30-35 años y una mujer adulta, de 35-40.
Se describe y discute el mecanismo causante de las lesiones, vinculándolas en uno de los casos a una acción violenta.
Palabras clave
Palelopatología, traumatismos craneales, Calcolítico, Cova d’En Pardo, Alicante.
Abstract
This study is about two Neolithic skulls found in the Cova d’En Pardo, Planes, Alicante, during the excavations of 1���. 
Which show three signs of traumatic ethiology.
The anthropometric study of both skulls is carried out, an adult male, he is 30-35 years old, and an adult female, 
she is 35-40 years old.
We describe and discuss the cause of the wonds.
Keywords
Paleopathology, cranial traumatisms, Calcolithic, Cova d’En Pardo, Alicante.
(1) Los trabajos de sedimen-
tología del yacimiento fueron 
iniciados por Mª Pilar Fuma-
nal, quedando en la actuali-
dad a cargo de Carlos Ferrer 
García.
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restos materiales entre los que sobresalen fragmentos de cerámicas lisas; puntas de flecha y láminas en 
sílex; fragmentos de varillas planas, alfileres de cabeza acanalada y un ídolo plano en hueso, elemento 
éste que se suma al registro de otros 4 que ya encontrara V. Pascual en la cavidad en el transcurso de las 
excavaciones que practicara en 1�65 en la sala de la izquierda (Soler, 1999; 2000; 2002).
Queda el nivel III superpuesto al IV, bien caracterizado por la documentación de fragmentos de cerá-
micas con decoración esgrafiada, algunas puntas de flecha y láminas en sílex y una presencia reducida de 
huesos humanos (Soler, 1999; 2000; 2002). Para este nivel IV se disponen dos dataciones Beta 7�4�2: 
5.510 ± 60 BP (3.560 ± 60 BC) y Beta 8�28�: 5.400 ± 60 BP (3.450 ± 60 BC) que remiten a los me-
diados del IV milenio a.C. en C14 convencional y a una horquilla comprendida entre el 4370 y el 4230 
a.C en su expresión calibrada a 1 sigma (Soler, 2002, 72). Recientemente se han dispuesto de otras dos 
dataciones obtenidas de la base del nivel III Beta 152�55: 4.�60 ± 40 BP (3.010 ± 40 BC) y Beta 156661: 
4.�80 ± 50 BP (3.030 ± 50 BP) que remiten a los inicios del III milenio a.C en C14 convencional y a una 
horquilla comprendida entre el 37�0 y el 3680 en su expresión calibrada a 1 sigma.
Todas estas fechas resultan anteriores a la que ya ha trascendido del nivel II- Beta �53�4: 4.270 ± 
70 BP (2.320±70 BC) -28�0 / 2700 1 sigma CAL BC - obtenida de un fémur localizado en la capa más 
superficial del osario del sector 7.5 (Soler et alii, 1��� a, 121; Soler et alii, 1999 b, 280; Soler, 2002, 79) 
y vienen a confirmar el marco cronológico previsto desde el análisis de la cultura material en cuanto al 
uso funerario de la cavidad, sin perjuicio de su perduración, a lo largo de la primera mitad del III milenio 
a.C en su expresión no calibrada (Soler, 2000 y 2002).
La excavación del nivel III en el cuadro 5.5/C se inició en 1��4 a una cota de -1,4� m, localizándose 
hasta -1,62 m fragmentos de cerámica a mano, restos de fauna y un fragmento de vértebra humana. En 
la campaña de 1��7 se intervino de una manera intensa, localizándose un buen número de restos huma-
nos entre -1,53 y -1,6� m, entre un lecho de piedras de tamaño medio y pequeño. Los restos humanos 
identificados eran pequeños o aparecían partidos, mezclados con restos de fauna también alterados y 
fragmentos de cerámica a mano. Sin pretender aquí un inventario pudieron identificarse fragmentos de 
cráneos y mentón mandibular, de huesos largos (tibia, peroné, radio, húmero), de costillas, de cuerpo es-
capular, y otros pequeños (manubrio, calcáneo, falangeta, tarso), quedando identificados entre todos ellos 
algunos infantiles. Junto al lecho de piedras pudo localizarse una mancha cenicienta -�7.4-. La presencia 
de estas manchas, producto del encendido de hogares, es una constante en el nivel, lo que, sin descartar 
un significado ritual, que en ningún caso afecta la cremación de los restos, acaso guarde su origen con 
la necesidad de alumbrarse, calentarse o a la purificación del ambiente en una cavidad que está sometida 
a una continuada remoción de los restos y las osamentas.
Levantado el lecho de piedras, en la campaña de 1��8, se intervino de una manera menos intensa en el 
cuadro al objeto de conseguir su regularización con el plano que se venía guardando en el resto de los secto-
Figura 1. Planta de la cavidad con 
la localización de los subsectores 
5.5/C y 4.6/B donde se han hallado 
los cráneos.
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res, producto de una práctica de excavación extensión que pretende el registro de la totalidad de los elemen-
tos hallados. En el transcurso de la misma se localizaron a cotas comprendidas entre -1,80 y -1,84 m distintos 
huesos humanos (muela, metacarpo, costilla y 2 fragmentos de cráneos) junto a fragmentos cerámicos. En la 
última limpieza del sector, sin ninguna protección aparente pudo localizarse a -1,83 m la parte izquierda del 
cráneo objeto de estudio, quedando aplazada su extracción hasta la campaña del año siguiente. 
La intervención en 1��� permitió estudiar bien la disposición del cráneo (Enp’��.5.5/C.III.1). Éste se 
encontraba apoyado sobre su lado derecho, algo rotado, quedando el esplacnocráneo (cara) ligeramente 
Exposición “Argantonio,
Rey de Tartessos”.
Figura 2. Planos del subsector 
5.5/C.
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inclinado hacia arriba y orientado hacia la entrada de la cavidad. Tras su extracción, el sedimento sobre el 
que apoyaba quedó a una cota de -1,�4 m. Junto con el mismo pudieron localizarse dos falanges (-1,83 
m y -1,�6 m), dos vértebras (-1,84 m y -1,83 m), una rótula (-1,�2 m), un fragmento de tibia (-1,�1 m), 
costillas (-1,81 m y -1,�6 m), un fragmento de coxal (-1,�6 m) y una calota (-1,�1 m) así como distintos 
restos de fauna, un fragmento de concha de Glycimeris y varios fragmentos de cerámicaa mano, entre 
-1,82 y -1,�0 m, uno de ellos de borde con un mamelón, descubriéndose finalmente una mancha cenicien-
ta, como otra muestra del encendido de fuegos en la cavidad, a -1,�0 m – Mancha ��.1-, cuya excavación 
proporcionó un punzón realizado sobre la media caña de un metapodio de ovicáprido a -1,�5 m. 
A una cota de -1,�3 m se encontró un fragmento de cerámica con una decoración incisa y esgrafiada 
consistente en una línea horizontal de la que parten triángulos con el vértice hacia abajo, de un vaso 
cerrado y elipsoide horizontal. El encuentro en 2001 de otro fragmento del mismo vaso en el sector 4.4/D 
a -2,07 m y de otro en el 5.4/C a -2,17 m, no permiten vincular de un modo fehaciente dicho vaso con 
el cráneo objeto de estudio. 
La excavación del nivel III en el cuadro 4.6/B se inició en 1��8 a una cota de -1,53 m. Este subsector 
linda con la pared izquierda del lóbulo que en planta conforma la sala de la izquierda. En la campaña 
del año previo se habían retirado las tierras oscuras características del nivel II, localizándose una vértebra 
humana, entre un buen registro de restos de fauna, fragmentos de cerámica a mano y algunos a torno, 
todo ello entre un buen cúmulo de piedras de tamaño medio y pequeño. El sedimento característico del 
nivel III afloró de una manera nítida a partir de -1,58 m, conteniendo igualmente una buena presencia 
de piedras de tamaño medio y un buen registro de huesos humanos entre los que se identifican: piezas 
dentarias: -1,63 y -1,82 m, fémures derechos: -1,65 m y -1,73, fragmentos vertebrales: -1,70 m y -1,75 
m, y falange: 1,63 m. Estos restos, la mayoría fragmentados, se veían acompañados de otros de fauna y 
de tan sólo dos fragmentos de cerámica a mano localizados a -1,65 m. 
En 1��� la excavación del nivel III en el cuadro 4.6/B se retomó a -1,75 m, encontrándose bajo 
una piedra de buen tamaño (30 x 20 cm en sus dimensiones máximas) a -1,77 m un cráneo humano 
(Enp’��.4.6/B.III.13) de varón adulto de entre 35-40 años, que reposaba sobre su lado derecho, con la 
cara orientada hacia la pared rocosa de la cavidad. Tras su levantamiento se tomó la cota de profundidad, 
siendo de -1,�3 m. Se recuperaron, a su vez, otros restos humanos como un coxal derecho de varón adulto 
a -1,75 m, apoyado sobre el sedimento a -1,86 m, un fragmento diafisario de fémur femenino a -1,�6 m, 
y cuatro fragmentos vertebrales (entre -1,�0 m y -1,�5 m). Junto a dichos restos pudieron localizarse dos 
fragmentos de cerámica a mano a -1,86 m y -1,�5 m, el extremo distal de una varilla plana en hueso a 
-1,84 m, el proximal de otra a -1,�5 m y dos mandíbulas de ovicáprido a -1,86 m y -1,�5 m. 
Por debajo de esos restos y en el buzamiento que forma el sedimento del nivel III hacia la pared de 
la cavidad, como una depresión u hoyo bien delimitado por tierras más compactas del nivel IV, continuó 
Figura 3. Cráneo nº1 ha-
llado en el subsector 5.5/C.
Figura 4. Detalle del crá-
neo nº1, junto con el frag-
mento de cerámica incisa.
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el registro de más huesos humanos: dos fragmentos de sacro a -1,�8 m y -2,02 m, un fragmento de 
maxilar superior de un sujeto adulto, quedando a -1,�� m, justo por debajo del cráneo previo y tras 
retirar piedras de pequeño tamaño, el segundo cráneo objeto de estudio (Enp’��.4.6/B.III.26). Éste, 
que se descubrió a una cota de -1,�7 m, presentaba una disposición lateral, quedando apoyado sobre 
el sedimento su lado izquierdo y con la cara orientada hacia la pared rocosa. La cota de profundidad 
que presentaba una vez exhumado era de -2,08 m. Junto al mismo aparecieron dos fragmentos de 
cerámica a mano a -2,00 m y -2,03 m.
II. MATERIAL Y MÉTODO
El material utilizado son los referidos cráneos, que se encuentran en buen estado de conservación, y 
que denominaremos cráneo nº 1 (Enp’��.5.5/C.III.1) y cráneo nº 2 (Enp’��.4.6/B.III.26).
El cráneo nº 1, corresponde a un varón adulto, de unos 30-35 años y presenta dos lesiones, de 
etiología traumática, localizadas en la calota, con reacciones óseas de vitalidad, que indican supervi-
vencia prolongada del individuo.
El cráneo nº 2, es de una mujer adulta, de unos 35-40 años, y en él se ha evidenciado la existencia 
de una lesión ósea, contundente, de etiología traumática, también localizada en la calota craneal.
El método utilizado ha consistido en la observación macroscópica de las lesiones, el estudio de 
las mismas mediante lente binocular (20 y 40 aumentos), así como radiográfico. El estudio métrico 
y morfológico de los cráneos se ha realizado según las técnicas de R. Martin y K. Saller (1�57). La 
estimación sexual se ha obtenido a partir del estudio de las características diferenciales morfológicas 
sexuales y las medidas antropométricas de los cráneos, según las recomendaciones hechas por D. 
Ferembach et alii (1�7�). La valoración de la edad a partir de las suturas craneales se ha realizado 
mediante el método de R. Meindl y C. Lovejoy (1�85). Para la valoración del desgaste dentario se utilizó 
la escala de Brabant, en D.Campillo (1��4). El volumen craneal se ha calculado a partir de la fórmula 
de L. Manouvrier (1�82)(2). 
Figura 5. Planos del 
subsector 4.6/B.
(2) Toda esta metodología se halla 
recogida en la Tesis Doctoral de J. 
Chiarri (2000).
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III. RESULTADOS
Cráneo nº 1
1- MORFOLOGÍA CRANEAL
a) Norma superior. Cráneo dolicocéfalo y de morfología ovoide, en el que sobresalen poco los arcos 
cigomáticos (criptocigia). Hay también múltiples marcas, debidas a la acción de raíces. No persistencia de 
sutura metópica. 
Presenta dos lesiones: (Figura 1 y 2)
LESIÓN A: localizada en la porción derecha del frontal, a 35 mm del reborde orbitario superior de-
recho, a 55 mm de pterion derecho y a 80 mm de bregma, es de morfología ovalada, mide 18 x 14 mm. 
Esta lesión está excavada en el hueso, es poco profunda, y presenta afectación únicamente de la tabla 
externa del díploe, con signos de regeneración ósea. El borde posterior es biselado (Figura 3).
LESIÓN B: localizada en el frontal, a 7 mm de la sutura coronal y a 2 mm de la línea media, es de 
morfología alargada, mide 22 x 6 mm, y presenta hundimiento de la tabla externa del díploe (Figura 4), 
que se confirma mediante la radiografía (Figura 5 y 6).
b) Norma lateral. Pérdida postmortal de la apófisis cigomática izquierda. En norma lateral izquierda 
existe una lesión intencional, de 10 mm x 4 mm, de morfología triangular, con ligero hundimiento de la 
tabla externa y de características macroscópicas postmortales, localizada en parietal izquierdo a 50 mm 
del asterion y a �0 mm de lambda. No sinóstosis de la escama temporal. Huesos propios de la nariz pro-
minentes. Aspecto vertical del frontal. Existe prominencia de glabela y de los arcos supraorbitarios. No se 
aprecia torus frontal. No se observa prominencia del occipital. Apófisis mastoides grandes, desarrolladas 
y robustas. Ligera prominencia del maxilar superior (prognatismo alveolar).
c) Norma anterior. Ausencia de sutura metópica. Ausencia de carena frontal. Órbitas de forma re-
dondeada, de dirección horizontal y con un discreto grado de separación. Grado de profundidad de las 
fosas caninas moderada. Forma de la abertura nasal sin alteraciones y sin desviación de huesos propios. 
Pómulos grandes y salientes. Bordes orbitarios superiores gruesos y romos. Presenta la pieza dental 15 
“in situ”, con “caída vital” de las piezas 26, 27 y 28 y “postmortal” del resto. Presenta una fístula que 
comunica el alveolo del diente 14 con el exterior. No se dispone de mandíbula.
d) Norma occipital. Sobre una superficie plana, el cráneo apoya sobre las apófisis mastoides del occi-
pital. Presenta una forma circular. El surco digástrico aparece profundo y marcado. Protuberancia occipital 
con línea occipital inferior (cresta) poco marcada. Sutura lambdoideasin sinostosar. No se observan huesos 
wormianos. No se observan lesiones óseas.
14
Figura 6. Cráneo nº2, hallado 
en el subsector 4.6/B, junto a la 
pared rocosa de la cavidad.
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e) Norma inferior. El foramen magnum es de forma circular, simétrico y de posición media. Los surcos 
digástricos son profundos y marcados. Las apófisis mastoides muestran un importante grado de rugosidad. 
Bóveda palatina profunda.
2- CRANIOMETRÍA.
15
Longitud máxima 1�0 mm
Anchura máxima 145 mm
Anchura frontal mínima �5 mm
Anchura frontal máxima 120 mm
Anchura biastérica 110 mm
Altura basio-bregma 145 mm
Altura auricular 130 mm
Circunf. horizontal máxima 520 mm
Arco transversal 315 mm
Arco sagital total 388 mm
Arco sagital frontal 136 mm
Arco sagital parietal 134 mm
Arco sagital occipital 118 mm
Arco sagital occipital cerebral 70 mm
Arco sagital occipital cerebelosa 48 mm
Cuerda sagital frontal 120 mm
Cuerda sagital parietal 120 mm
Cuerda sagital occipital 105 mm
Cuerda occipital cerebral 70 mm
Cuerda occipital cerebelosa 50 mm
Cuerda lambda-basion 120 mm
Longitud agujero occipital 31 mm
Anchura agujero occipital 32 mm
Volumen craneal 1752 cm3
Peso estimado del encéfalo 1524 gr
Índice cefálico 76.3(Subdolicocéfalo)
Índice vertico-longitudinal 76.31 (Hipsicráneo)
Índice vértico-transversal 100 (Acrocráneo)
Índice frontal 7�.2 (Esferometope)
Índice del agujero occipital 103.2 (Megasema)
Anchura de la cara 115 mm
Altura total de la cara --
Altura superior de la cara 70 mm
Anchura orbitaria 38 mm
Altura orbitaria 33 mm
Anchura interorbitaria 22 mm
Altura nasal 55 mm
Anchura nasal --
Diámetro basion -alveolar �� mm
Diámetro nasion-basion 110 mm
Anchura del paladar 35 mm
Longitud del paladar 4� mm
Anchura del arco alveolar 62 mm
Longitud del arco alveolar 55 mm
Índice facial total --
Índice facial superior 60.� (Hiperlepteno)
Índice orbitario 115.1 (Hipsiconco)
Índice nasal --
Índice palatino 71.4 (Leptoestafilino)
Índice de la arcada alveolar 112.7 (Mesuránico)
Índice gnático de Flower �0
NEUROCRÁNEO ESPLACNOCRÁNEO
Figura 7. Cráneo nº 1. Detalle 
de las lesiones A y B
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3.- DENTICIÓN MAXILAR SUPERIOR
Diente 15:
Odontometría: MD = 6.4 mm; VL = 8.� mm; Robustez = 57; Módulo = 7.6; Índice = 13�.1; Desgaste: 
Grado 2; Patología: Enfermedad periodontal, Caries en cuello, cara distal y cara mesial; Observaciones: 
In situ.
4.- VALORACIÓN DE LA EDAD POR LAS SUTURAS CRANEALES: 
Bóveda: 4-S2. 23-45 años, media=34 años. 
Lateral Anterior: 0-S1. 1�-42 años, media=31 años.
5.- VALORACIÓN DEL SEXO: varón.
Cráneo nº 2
1.- MORFOLOGÍA CRANEAL.
a) Norma superior. Cráneo mesocéfalo y de morfología ovoide, en la que sobresalen muy poco los 
arcos cigomáticos (criptocigia). Falta por pérdida postmortal la mitad anterior del arco cigomático dere-
cho. Ausencia de sutura metópica. Presencia de hueso sutural en el segmento C3 izquierdo de la sutura 
coronal. 
Presenta una lesión:
LESIÓN C: Se aprecia un abombamiento de la tabla externa del diploe, en la región frontal izquierda, 
de morfología redondeada, sin rebordes, de 26 mm x 21 mm de diámetros máximos (Figura 7 y 8), apre-
ciable en la radiografía (Figura �).
 b) Norma lateral. No existen diferencias significativas entre la norma derecha y la izquierda. No se 
aprecian deformaciones intencionales ni artificiales. Falta por pérdida postmortal la mitad anterior del 
arco cigomático derecho. No existe sinóstosis de la escama del temporal. Huesos propios de la nariz poco 
prominentes. Ausencia postmortal de espina nasal. Arcos cigomáticos poco robustos y poco prominentes. 
Aspecto vertical del frontal. No existe prominencia de glabela ni de arcos supraorbitarios. No se aprecia 
torus frontal. Se observa torus occipital (prominencia de la región occipital). Apófisis mastoides pequeñas, 
poco desarrolladas y poco robustas. El cráneo apoya sobre los cóndilos del occipital. Ligera protrusión de 
maxilar superior (prognatismo alveolar). 
c) Norma anterior. Ausencia de sutura metópica. Ausencia de carena frontal. Órbitas cuadrangulares, 
de dirección horizontal. Nula profundidad de las fosas caninas. Huesos propios asimétricos. Pómulos 
pequeños, gráciles y poco salientes. Bordes orbitarios superiores finos y cortantes. Permanecen “in situ” 
Figura 8. Cráneo nº 2. Lesión C.
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las piezas dentarias 16 y 18, con “caída vital” de la 28 y “postmortal” del resto de la arcada dentaria 
superior. 
d) Norma occipital. Colocado sobre una superficie plana el cráneo reposa sobre los cóndilos del oc-
cipital. Destaca el marcado torus (prominencia) del hueso occipital. Presenta una forma ovoidea. El surco 
digástrico aparece poco profundo y escasamente marcado. Sutura lambdoidea sin sinóstosis exocraneal 
en su totalidad en ningún segmento, con presencia de siete huesos suturales, dos en el lado izquierdo y 
cinco en el derecho.
e) Norma inferior. Buen estado de conservación. Presenta una pérdida de sustancia postmortal en ter-
cio posterior del paladar y ambas apófisis estiloides. El foramen magnum es de forma ovoide y asimétrico. 
Los surcos digástricos son superficiales y poco marcados. Las apófisis mastoides muestran poco grado de 
rugosidad. Sutura esfenobasilar cerrada. La bóveda palatina es poco profunda y parabólica. Arco dentario 
de forma paraboloide, sin torus palatino. Por la morfología alveolar se deduce que ha existido una fusión 
de las dos raíces de las piezas 15 y 25.
2- CRANIOMETRÍA.
Longitud máxima 185 mm
Anchura máxima 13� mm
Anchura frontal mínima 100 mm
Anchura frontal máxima �8 mm
Anchura biastérica 110 mm
Altura basio-bregma 130 mm
Altura auricular 125 mm
Circunf. horizontal máxima 505 mm
Arco transversal 2�0 mm
Arco sagital total 360 mm
Arco sagital frontal 130 mm
Arco sagital parietal 123 mm
Arco sagital occipital 111 mm
Arco sagital occipital cerebral 65 mm
Arco sagital occipital cerebelosa 46 mm
Cuerda sagital frontal 115 mm
Cuerda sagital parietal 114 mm
Cuerda sagital occipital �5 mm
Cuerda occipital cerebral 65 mm
Cuerda occipital cerebelosa 30 mm
Cuerda lambda-basion 116 mm
Longitud agujero occipital 35 mm
Anchura agujero occipital 28 mm
Volumen craneal 1547 cm3
Peso estimado del encéfalo 1345 gr
Índice cefálico 75.13(Subdolicocéfalo)
Índice vertico-longitudinal 70.27 (Ortocráneo)
Índice vértico-transversal �3.52 (Metriocráneo)
Índice frontal 102.04 (Paralelometope)
Índice del agujero occipital 80 (Microsema)
NEUROCRÁNEO
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3.- DENTICIÓN MAXILAR SUPERIOR
Diente 16:
Odontometría: MD = 11.1 mm; VL = 12; Robustez = 133.2; Módulo = 11.6. Índice = 108.2; Desgas-
te: Grado 1; Patología: enfermedad periodontal; Observaciones: in situ
Diente 18: 
Odontometría: MD = 8.8 mm; VL = 11.4 mm; Robustez = 100.32; Módulo = 10.1; Índice = 12�.54; 
Desgaste: Grado 1; Patología: caries cuello cara vestibular, enfermedad periodontal; Observaciones: 
in situ.
4.- VALORACIÓN DE LA EDAD POR LAS SUTURAS CRANEALES: 
Bóveda: 5-S2. 22-45 años, media=34 años. 
Lateral Anterior: 2-S2. 28-43 años, media=37 años.
5.- VALORACIÓN DEL SEXO: Mujer.
IV. DISCUSIÓN
Según D. Campillo (1�84,7;2001,305), la contusión del periostio puede dar lugar a lesiones necróticas 
del mismo, que después dan lugar a una reacción osteolítica o hiperostósica, las cuales, posteriormente 
son detectables en el esqueleto.
El estudio macroscópico y radiológico de las tres lesiones sometidas a estudio, orienta a un origen 
traumático, con supervivencia prolongada en todas ellas, aunque con diferentes mecanismos de produc-
ción, que se describen a continuación:
Anchura dela cara 118 mm
Altura total de la cara --
Altura superior de la cara 62 mm
Anchura orbitaria 37 mm
Altura orbitaria 32 mm
Anchura interorbitaria 20 mm
Altura nasal 48 mm
Anchura nasal 25 mm
Diámetro basion -alveolar �6 mm
Diámetro nasion-basion 100 mm
Anchura del paladar 34 mm
Longitud del paladar --
Anchura del arco alveolar 62 mm
Longitud del arco alveolar 52 mm
Índice facial total --
Índice facial superior 52.54 (Meseno)
Índice orbitario 86.48 (Hipsiconco)
Índice nasal 52.08 (Camerrino)
Índice palatino --
Índice de la arcada alveolar 11�.23 (Braquiuránico)
Índice gnático de Flower �6 (Ortognato)
ESPLACNOCRÁNEO
Figura 10. Cráneo nº 1. Radiografía de la 
lesión B (detalle).Figura 9. Cráneo nº 1. Detalle de la 
lesión A y de la lesión B.
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Cráneo nº 1
LESIÓN A: Se trata de una lesión excavada en el hueso, poco profunda y de morfología ovalada, asimétrica 
en sus bordes, siendo el anterior más abrupto y el posterior más suave. Presenta un fondo de tejido óseo, 
algo poroso. 
D. Campillo (2001, 2�6) denomina a este tipo de lesión como “erosión craneal”, y dice que se trata 
de lesiones osteolíticas, de reducidas dimensiones, y que obedecen, la mayoría, a contusiones más o 
menos intensas, que lesionan el periostio con la consiguiente necrosis y posterior cicatrización del mismo, 
sin que sea precisa una herida a nivel de la piel. 
Este autor, las clasifica en 8 tipos, correspondiendo la presente, al tipo II: “Erosiones circulares de 
sección esferoidea o cónico-esferoidea”. Refiere que es aconsejable emplear la radiología y que, por su 
escasa profundidad, muchas pasan desapercibidas.
Creemos que esta lesión fue ocasionada con un objeto, de bordes agudos, que golpeó la cabeza, de 
forma tangencial, de atrás hacia delante.
LESIÓN B: Se trata de una lesión también osteolítica, de morfología alargada, con hundimiento de la tabla 
externa del díploe. Los bordes son de características similares, por lo que, en este caso, probablemente, 
el objeto, de las mismas características que el causante de la lesión A, actuó de forma perpendicular a 
la cabeza.
La coexistencia de ambas lesiones en el mismo cráneo orientan a un mecanismo de lucha, como 
causante de las mismas, lo que descartaría el origen casual de las mismas.
Cráneo nº 2
LESIÓN C: Se trata de un abombamiento de la tabla externa del diploe, que puede obedecer a una calci-
ficación de un hematoma subperióstico. Creemos que puede tener su origen en un traumatismo craneal, 
por contusión con un objeto romo (es decir, de superficie redondeada y sin bordes). En este caso el origen 
puede ser tanto casual, como por agresión.
Resumiendo, el cráneo nº 1, presenta dos lesiones, ambas, con características de “vitalidad”, es 
decir, con supervivencia prolongada, producidas por agresión con un objeto inciso-contuso, ¿hacha 
pulimentada?.
El cráneo nº 2, muestra una lesión, también, con supervivencia prolongada, producida por un trau-
matismo craneoencefálico ocasionado por un objeto romo.
Figura 12. Cráneo nº 2. Radiografía de la 
lesión C (detalle).
Figura 11. Cráneo nº 2. Detalle de la 
lesión C.
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Dentro del registro de huesos humanos de otras cavidades valencianas de inhumación múltiple, D. 
Campillo detectó lesiones que pueden ponerse en relación con las que aquí se abordan. Es el caso de un 
cráneo de un varón de unos 60 años localizado en la Cova de les Llometes de Alcoy con dos heridas en el 
lado izquierdo del frontal, ambas de origen traumático que presentan señales de supervivencia prolongada 
y que fueron atribuidas a caídas fortuitas, sin llegar a descartar que su causa se debiera a contusiones 
de objetos más o menos angulosos (Campillo, 1�76, 66-68; Campillo, 1977, 325). Cerca, en el mismo 
Alcoy, en la Cova de la Pastora dentro de un amplio registro de huesos humanos (Soler Díaz, 2002, 322) 
se identificó una calota craneal perteneciente probablemente a un individuo femenino de unos 15 años, 
con un traumatismo en la parte derecha del frontal (Campillo, 1�76, 57 y 1�77, 26�), documentándose 
en la inmediata comarca de La Vall d’Albaida, entre los restos hallados de la necrópolis de la Cova de 
Camí Real otra lesión en un neurocráneo de un varón de unos 20 años. En ambos casos se indicaba el 
carácter postraumático y complicado de las lesiones al verse acompañadas de sobreinfección, quedando 
en principio atribuidas a las duras condiciones de vida a las que estaban sometidos los individuos (Cam-
pillo, 1976, 55- 59). 
En otras áreas y también en contextos de inhumación múltiple en fosas, cavidades o megalitos se 
han determinado casos aislados de individuos que sufrieron lesiones parecidas a las identificadas en En 
Pardo y que, como ahí ocurre, sobrevivieron a las mismas. A título de ejemplo puede traerse a colación 
el yacimiento abulense de El Tomillar (Bercial de Zapardiel) donde se localizó entre distintos individuos 
uno (varón de 40-60 años) con una lesión en el lado derecho del frontal producida por un traumatismo 
(Etxeberría, 1995, 53); el del dolmen de Aizibita (Cirauqui, Navarra) donde se halló un cráneo que pre-
sentaba una fractura por lascado (arrancamiento del hueso) con claros signos de supervivencia, causada 
por instrumento de filo muy cortante (Beguiristain y Etxeberría, 1994,67); o los yacimientos catalanes del 
Abric de Cal Porta de Torá (La Segarra, Lleida), del Megalit Clarà (Solsonés, Barcelona), de la Cova d’Annes 
(Prullans, Lleida) o el del Abric de Can Bosc de Monistrol de Rajadell (Bages, Barcelona). En Cal Porta pudo 
identificarse entre un registro de 20 individuos, 2 con lesiones traumáticas, en principio atribuidas a caídas, 
localizadas en mandíbula y cúbito (Guerrero, 1992, 91); en Clarà se constató un cráneo de un hombre de 
unos 20 años con una herida incisa provocada por un arma cortante o punzante (Campillo, 1977, 316); 
en Annes se identificó otro cráneo de una mujer de 50 años con una fractura con hundimiento en la parte 
superior de la calota de origen traumático, ocasionada por un objeto duro, probablemente anguloso o 
con una arista aguda, a la que sobrevivió (Campillo, 1�77, 312); y en Can Bosc se localizó una calota de 
un hombre de 30-40 años con una lesión en el parietal izquierdo, atribuída probablemente a una causa 
traumática (Guerrero y Ribas, 1997, 328).
Si bien es cierto que en muchos contextos de inhumación múltiple podrían determinarse más señales 
de violencia, no fáciles de detectar, si se piensa por ejemplo en heridas provocadas por puntas de flecha 
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en tejidos blandos (Guilaine y Zammit, 2002, 165), en el caso de En Pardo no se intuye esa explicación 
que, en distintos yacimientos, ha hecho del conflicto la causa principal de las inhumaciones. En el resto 
de un amplio registro de huesos humanos, producto de las excavaciones realizadas en 1�65 y a partir de 
1��3, no se aprecian otras lesiones causadas por traumatismos, siendo el caso más llamativo aquel de la 
trepanación sobre un cráneo de un varón de 20-25 años que sobrevivió a un tipo de operación (Campillo, 
1976, 81 y Soler y Roca, 1999, 371), para la que de manera general, no se ha encontrado una explicación 
convincente que permita vincular su práctica con una primitiva cirujía craneal, consecuencia médica de 
agresiones en la cabeza (Guilaine y Zammit, 2002, 161). 
No se está frente a un conjunto de afectados por lesiones o heridas como el que se observa en 
el sepulcro alavés de San Juan de Ante Portam Latinam, donde como en el hipogeo navarro de Longar 
(Armendariz e Irigay, 1��5) se han identificado heridas, algunas mortales, por puntas de flecha, además 
de fracturas en los antebrazos provocadas por golpes directos conestacas (Vegas et alii, 1999, 443) que 
hicieron plantear la guerra como posible causa de un número importante de inhumados (Vegas, 1999, 
111). En relación con estos yacimientos cabe también referenciar el del Cerro de la Cabeza, en Ávila, 
donde prácticamente la totalidad de los once individuos hallados padecían algún tipo de alteración trau-
mática, distribuidas por todo el esqueleto, destacando un sujeto que se vio sometido a una agresión física 
grave, con rotura de ambos cúbitos y cuatro impactos en el cráneo, indicando un “efecto de parada” para 
protegerse de los golpes (Trancho y Robledo, 2003:562).
La investigación más reciente de SJAPL3 revela la identificación de 28 individuos con erosiones cra-
neales, la mayor parte de ellos hombres de todos los tramos de edad, desde infantiles a adultos seniles. 
Las erosiones craneales se localizan preferentemente en el frontal y en ambos parietales, con predominio 
en el lado derecho, siendo la etiología más probable para todos los casos consecuencia de traumatismos 
por golpe directo (Etxeberría y Vegas, 1992; Vegas et alii, 1���; Etxeberría, ep). 
Aunque en En Pardo existe un buen conjunto de puntas de flecha, vale la pena indicar que en su mayor 
parte guardan un excelente estado de conservación, no presentado esas fracturas que han permitido rela-
cionarlas con la muerte de un número importante de individuos jóvenes y adultos jóvenes inhumados en el 
hipogeo catalán de la Costa de Can Martorell, Dosrius (Palomo y Gibaja, 2003; Mercadal y Agusti, 2003). 
En el caso del varón localizado en el cuadro 5.5/C es patente que debió participar en algún tipo 
de combate, así lo avala el hecho de que su cráneo revele dos lesiones provocadas por un objeto inciso 
– contuso. Tampoco sería descartable que las heridas de la mujer, cuyo cráneo se encontró en el cuadro 
4.6/B hubieran sido provocadas también por una causa violenta, del mismo modo que algunos casos de 
traumantismos localizados en otros yacimientos que en principio han sido atribuidos a causas accidentales. 
En cuanto a que el objeto que hirió al varón fuera un hacha enmangada, queda dentro de una hipótesis 
razonable, a la vista de los datos que avalan el empleo de ese tipo de armas en la masacre que se deduce 
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del estudio de los restos humanos hallados en la fosa común neolítica de Talheim, Baden-Wurtemberg, 
Alemania (Guilaine y Zammit, 2002, 107).
De cualquier modo, estas heridas no dejan de formar parte de la biografía de individuos cuyos restos 
se encuentran en contextos de inhumación, aunque múltiples, de carácter sucesivo y muy probablemente 
sujetos a pautas de selección (Soler Díaz, 2002, 103). La cronología de los dos cráneos hallados en la base 
del nivel III revelan su inhumación en momentos bien asimilados a un Neolítico Final, inmediatamente 
posterior al propio de las cerámicas con decoración esgrafiada. En ese ámbito cronológico no faltan en 
las tierras de Alicante otras manifestaciones que avalan la existencia de combates o de violencia como las 
acciones que se deducen de determinadas escenas de Arte Levantino, como aquella del Abric 6 del Barranc 
de Famorca en la que dos individuos se enfrentan (Hernández, Ferrer y Català, 1988, 229-230). Desde 
una lectura de ese arte, bien refrendada por casos del todo explícitos del repertorio de Castellón, se ha 
indicado la importancia que pudo tener la caza, y en ocasiones la guerra, a la hora de destacar individuos 
dentro de una sociedad plenamente neolítica, por cuanto que se trataría de acciones que por su carácter 
no rutinario permitirían la promocion social (Guilaine y Zammit, 2002, 130-141). Desde esa perspectiva, 
acaso las lesiones abordadas pudieran resultar testimonio de acciones vinculadas a esa promoción que 
en cualquier caso también vendría refrendada por el depósito de los restos de quien las realizó en una 
cueva de enterramiento. 
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