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Aunque ya Baber en 1876 sugiere la existencia de
una sustancia hipocalcemiante en el tiroides 1, inicial-
mente, en su descubrimiento, la calcitonina fue consi-
derada de origen paratiroideo 2-4. Posteriormente se
señala el tiroideo en las células C específicamente 5,6,
como el lugar de síntesis de la hormona, a la que
bautiza con el nombre de calcitonina primero 2-4 y ti-
rocalcitonina después 5,6, para al final prevalecer el de
calcitonina por ser el inicial y por estar implicada en
el «tono» del calcio. De hecho, la primera acción ob-
servada de la hormona, aun cuando no se sabía su
origen, fue la hipocalcemiante. Este efecto fue am-
pliamente demostrado tanto in vivo como in vitro,
pero no fue hasta 1982 cuando Chambers y Magnus 7
demuestran su acción inhibidora sobre el osteoclasto,
célula osteodestructora, lo que ocasionaba una con-
secuente hipocalcemia al frenarse la liberación de cal-
cio del hueso. De forma opuesta, el aumento del 
calcio sérico, aun en límites fisiológicos 8, es el princi-
pal estimulante de su síntesis, aunque en situaciones
de hipercalcemia crónica pueda disminuir 9, lo que de-
bemos considerar en el tratamiento de las hiper-
calcemias mantenidas, dado el posible déficit de cal-
citonina endógena, lo que por lógica obliga a elevar
la dosis de calcitonina exógena a administrar para
compensar dicho déficit. Este falta de síntesis de la
hormona se observó también en ratas al inducir hi-
percalcemia mantenida con la administración de me-
tabolitos de la vitamina D 10.
Desde entonces, por su potente acción antirresortora
sobre el hueso fue ampliamente utilizada en la enfer-
medad ósea de Paget, osteoporosis primarias y secun-
darias y en las hipercalcemias 11. Paralelamente, por
describirse sus propiedades analgésicas fue usada co-
mo fármaco en el tratamiento del dolor, al observárse-
le un efecto antiálgico 12,13, inicialmente indicado por
Bijvoet & Jansen 12, en un paciente con enfermedad
ósea de Paget que necesitaba petidina para su dolor y
que, al ser iniciado el tratamiento con calcitonina no
volvió a requerirla. Poco después son Caniggia et al13
los que la observan y señalan en la osteoporosis senil.
Estudios posteriores vinieron a aportar datos sobre los
iniciales aspectos referidos de la hormona. A nivel del
osteoclasto se observó también que reduce el borde
dentado por el que inducen la resorción ósea 7,14 y que
también disminuye la secreción de la fosfatasa ácida tar-
trato resistente, enzima necesaria para la degradación
del hueso 15, así como la liberación de anhidrasa carbó-
nica; acciones sin duda en relación con la observada sig-
nificativa inhibición de la resorción ósea, que la hormo-
na induce en el hueso 16. Más estudios al respecto
evidenciaron que la calcitonina también ocasiona una
inhibición de la proteíno-kinasa C y de los radicales li-
bre 17,18, ambos igualmente implicados en la resorción
ósea. También es inhibidora de la osteopontina 19, que está
comprometida en la adhesión del osteoclasto al hueso
para iniciarse la resorción 20. Estas muy amplias acciones
de la calcitonina sobre la inhibición de la resorción ósea,
tanto sobre la fisiológica como la inducida 21, motivó una
amplia revisión sobre el importante papel de la hormo-
na en la osteoporosis 22, enfermedad patogénicamente
caracterizada por un aumento de la resorción ósea.
Inicialmente, poco se comentó sobre el importante pa-
pel de la calcitonina como estimulante de la formación
ósea. Fueron Ito et al los primeros en señalarlo en culti-
vos celulares 23, posteriormente Yamaguchi et al en 
cultivos de tejido óseo 24, lo mismo que Farley et al 
en ese mismo año 25. Años después estos autores 26 de-
muestran que el efecto estimulante del osteoblasto, célu-
la osteoformadora, se observa también en los osteo-
blastos humanos, lo que le da más especificidad. En
este sentido debemos resaltar el más reciente descubri-
miento de que la calcitonina aumenta la concentración
del IGF-1 27, potente estimulante de la osteoformación,
y de que inhibe la apoptosis de los osteoblastos 28, accio-
nes todas en relación con un importante efecto sobre la
formación del hueso. Otro tanto ha sido referido al car-
tílago óseo 29,30, lo que indica la amplitud de la hormona
en la formación del hueso. Acciones todas que debe-
mos poner en conexión con la estabilización e incre-
mento de la masa ósea que se observó en la osteoporo-
sis 31,32, así como con la disminución de la tasa de fractu-
ras osteoporóticas 32-34, e incremento también de la masa
ósea, valorada por histomorfometría en el mieloma 35, y
con la remisión radiológica con su uso, evidencia de for-
ma precoz en la enfermedad ósea de Paget 36.
Además de la hipocalcemia, pocos años después del
descubrimiento de la hormona se observa que ésta
también induce hipercalciuria 37, mecanismo por el
que es uno de los fármacos preferentes en el uso de
las hipercalcemias malignas 38, cuyo principal meca-
nismo suele ser una mayor reabsorción tubular de
calcio a nivel renal 39, que la calcitonina por su efecto
hipercalciúrico inhibe. La asociación de corticoides a
la hormona demostró que potenciaba su acción 40,
señalándose que su posible mecanismo era el aumen-
to de la sensibilidad de los receptores de la hormona
a la misma por los corticoides. En esta entidad de la
hipercalcemia maligna, tan sujeta a importantes
complicaciones, la calcitonina se ha señalado como
la primera oferta terapéutica, dada su falta de efectos
secundarios nocivos a nivel cardíaco y renal 41. El
efecto hipercalciúrico puede ponerse en relación con
e l na triuré tico que tiene 3 7 , a l que debemos su-
mar su potente acción uricosúrica 42. Tanto el efecto
natriurético, que facilita la mayor eliminación renal
de calcio, como el uricosúrico, dada la frecuencia de 
hiperuricemia tumoral, son otros dos importantes as-
Rev Clin Esp 2003;203(3):115-7 1 1 5
EDITORIA L
La calcitonina hoy
H. Rico Lenza
Departam ento de Medicina. Universidad de A lcalá. A lcalá de Henares. Madrid.
pectos que avalan su utilidad en esta patología. Este
efecto hipocalcémico de la hormona hace que en si-
tuaciones de normocalcemia, en los que se pretende
utilizar la calcitonina, tengamos que obligatoriamen-
te asociar calcio a la misma para evitar dicha hipo-
calcemia 43, y los efectos indeseables que la misma
ocasionaría en los pacientes.
Los mecanismos por los que la calcitonina induce anal-
gesia siguen sin aclaración. Su acción se observó con
las distintas calcitoninas (anguila, salmón, porcina y hu-
mana) y a diferentes dosis 44, y lo mismo en la osteopo-
rosis por el colapso vertebral, como en la metástasis
óseas y en otras enfermedades que cursan con dolor,
como la enfermedad de Tietze o el síndrome del miem-
bro fantasma 45-47. La unión de la calcitonina a distintas
áreas cerebrales 48, así como el ocasionar un aumento
de las β-endorfinas 49,50 son los principales mecanismos
que se han implicado en su efecto analgésico, del que ini-
cialmente, por desgracia, se hizo un exagerado uso que
de alguna forma deterioró la «imagen» de la hormona
como fármaco en las enfermedades óseas metabólicas.
Como dato curioso se ha descrito un caso de ausencia
congénita del dolor, que se acompañaba de elevados
niveles de calcitonina en el líquido cefalorraquídeo 51.
Otros datos de la calcitonina, en relación con las enfer-
medades óseas metabólicas, son el que se sabe incremen-
ta la síntesis de vitamina D 52 y que en situaciones de 
normocalcemia es el principal regulador de la 1-α hidroxila-
sa renal53, tan importante en la síntesis del 1,25(OH)2D3
a ese nivel. También se ha señalado que aumenta la ab-
sorción intestinal del calcio 54, acción que parece directa e
independiente de la vitamina D por haberse observado
en segmentos aislados de intestino. Otros aspectos que
se han indicado para la hormona nos parecen menos
relevantes, como el antiinflamatorio 55 y el vasocons-
trictor 56, aunque sí pueden ser interesantes en enfer-
medades como la distrofia simpático refleja, que cursa,
como es sabido, con dolor, aumentode la resorción
ósea local, inflamación y vasodilatación, aspectos to-
dos que abarca la calcitonina como droga terapéutica.
Hoy día un nuevo horizonte puede abrirse para la
hormona, ya que se ha detectado que su precursor,
la procalcitonina, está elevada en enfermedades infec-
ciosas 57 y no en víricas o inmunológicas 58, por lo que
se postula como un posible marcador de enfermedad
bacteriana y/ o de sepsis, habiéndose descrito en mo-
delos experimentales de sepsis 59 la correlación de sus
niveles con la tasa de mortalidad. También se halló
elevada en la malaria y enfermedades micóticas 60. En
este sentido debemos ser precavidos, no sea que 
ocurra con la hormona lo mismo que pasó cuando
se postuló como un marcador tumoral 61,62, siéndolo
en la actualidad únicamente del carcinoma medular
de tiroides, o cuando se pensó que sería un buen anti-
conceptivo masculino, dada la significativa inhibición
que ocasionaba de la motilidad en el espermatozoide 63.
Por ello, exceptuando las bien documentadas acciones
a nivel óseo, renal y las analgésicas, con las demás 
debemos esperar que el tiempo confirme la realidad de
las mismas con más investigaciones.
Finalmente podemos comentar que la generación de
anticuerpos por la hormona y su posible pérdida de 
actividad biológica es ya un concepto obsoleto, y se si-
gue pensando, igual que inicialmente, que aunque es evi-
dente la génesis de anticuerpos, sólo en rarísimos casos y
a títulos muy altos inactivan a la hormona 64. Asimismo
debemos comentar aquellas situaciones como el saram-
pión o el síndrome del shock tóxico en humanos, que
se acompañan de hipocalcemia y elevados niveles de
calcitonina 65,66, similar a lo que ocurre en vacas duran-
te el parto, cuando éste se complica con hipocalcemia
debido a la hipercalcitoninemia 67, de hecho en las vacas 
la inhibición de la resorción ósea en el preparto indujo la
hipocalcemia y la enfermedad conocida como hipo-
calcemia del parto del ganado vacuno 68; es lógico que
una elevación de la calcitonina inhiba la resorción e in-
duzca la hipocalcemia. En mujeres hay un aumento de
la hormona en el embarazo 69 con el fin de proteger el
desarrollo de su esqueleto ante las demandas del feto,
muy acusadas en el tercer trimestre de la gestación, en
la que hay una acreción de calcio en el esqueleto fetal
de 260 mg/ día a partir de la 30 semana, frente a los
120 mg/ día de las anteriores 70, y en ellas también se
puede observar hipocalcemia en el parto, quizá por el
mismo mecanismo, aunque no tan acusado y de forma
tan específica. Una importante evidencia del papel de la
hormona en el embarazo y lactancia es el haber demos-
trado su existencia en mujeres tiroidectomizadas durante
su gestación y posterior lactancia 71.
Para terminar, señalaremos los esfuerzos que se hacen
para conseguir una vía más sencilla y confortable de
administración de la hormona. La vía rectal, aunque
efectiva, parece abandonada 72. Otras vías, todavía ex-
p erimen ta les, son la ocula r en co lirio , la inha-
latoria, la vaginal, la transdérmica y la más promete-
dora, la oral, preferentemente investigada en forma de
liposomas 73-78. Todas se han demostrado útiles, pero
por el momento ninguna se ha comercializado.
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RICO LENZA H. LA CALCITONINA HOY

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