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Andrews University Seventh-day Adventist Theological Seminary EL USO DE LAS JOYAS EN LA BILIA A Paper Presented in Partial Fulfillment of the Requirements for the Course GSEM620 Research Methods by Héctor A. Delgado Otoño, 2019 2 TABLA DE CONTENIDO Contenido Introducción….………………….…………………………...…………….. 3 1. El uso de joyas y la iglesia.….….……...………………………………….. 4 Desafío ministerial.…………………..……............................................ 4 Importancia del arreglo personal…………………………..................... 6 2. Fundamento bíblico………………………………………………………… 8 Pasajes veterotestamentarios..……………………………….................. 8 Pasajes neotestamentarios……………………………………………… 12 3. Conclusiones….....………………………………………………………… 22 BIBLIOGRAFÍA …………………………………………..……………… 27 INTRODUCCIÓN Este artículo analiza el uso de las joyas en la Biblia con el propósito de buscar respuestas que orienten al pastor de iglesia local a enfrentar los desafíos contemporáneos del uso de ornamentos costosos o simplemente estéticos por parte de los miembros de la iglesia. Para este fin, exploraremos los desafíos que plantea esta antigua práctica haciendo un estudio de su uso en el Antiguo Testamento (AT de aquí en adelante), y en el Nuevo Testamento (NT de aquí en adelante). La posición cristiana sobre el uso ornamental de las joyas es muy laxa. Basta hacer una simple consulta a los comentarios bíblicos. Los eruditos no se ponen de acuerdo en cuanto si las Escritura prohíben el uso ornamental moderado o no de las joyas. Nuestro estudio encuentra que el AT es más ambiguo que el NT en cuando al uso ornamental de las joyas. Esta realidad consiste en el hecho de que el AT no contiene toda la revelación que Dios tenía para su pueblo, y aun así presenta claras evidencias del propósito de Dios para la calidad de vida y fe que debe vivir el pueblo escogido. Como todo tema de la Biblia, el que nos ocupa, siempre aparecen escollos en el camino que tienden a dificultar el entendimiento correcto del mismo. Por esa razón, hacemos un esfuerzo sincero y honesto al acercarnos al texto sagrado en procura de encontrar la voluntad revelada de Dios. Esta es la menta final de toda exegesis responsable de la Escritura. 4 CAPÍTULO 1 EL USO DE LAS JOYAS Y LA IGLESIA Vivimos tiempos difíciles para la vivencia de la fe. Nuestra presente sociedad, caracterizada por un relajamiento moral cada vez más profundo, desafía nuestra experiencia espiritual en forma continua. La creciente ola de secularización que satura todos los estamentos de la vida humana, se refleja cada vez más en la experiencia espiritual de los miembros de la iglesia. Presenciamos una era de imágenes deslumbrantes. De alguna manera, los efectos especiales de la moda y los espectáculos han llegado a ser parte de nuestra estructura mental y somos impelidos a vivir un estilo de vida cada vez más artificial. El cine y las redes sociales han contribuido con ello. La exposición permanente a los programas de televisión, ha mermado en forma gradual nuestro juicio para distinguir con claridad la diferencia entre los valores morales de nuestra fe y los de una sociedad cada vez más impúdica y alejada de Dios.1 No tengo la menor duda de que la exposición a los innumerables anuncios publicitarios ha influenciado en el uso cada vez más frecuente de modas extravagantes y joyas ornamentales que no procuran más que construir una autoimagen falsa y a alimentar una baja autoestima propia. Desafío ministerial El tema de las joyas plantea desafíos ministeriales difíciles de afrontar. Personalmente provengo de la cultura latina. Conocí al Señor en una congragación adventista conservadora en la 1 Daniel Escarone ha escrito una obra modesta pero instructiva sobre la influencia de los medios de comunicación sobre la mente: Asalto a la mente. Las estrategias satánicas en el tiempo del fin (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 2006). 5 parte oriental de la capital de Santo Domingo, República Dominicana, donde se enseñaban y practicaban las normas cristianas en el vestir, así como el rechazo del uso de las joyas. Al mudarme a Nueva York, y asistir a una iglesia compuesta mayormente por personas de mi propio país, no pude notar mucha diferencia en el estilo de vida de los miembros de la iglesia. Pero al iniciar el ministerio y conocer otras culturas, el cuadro cambia radicalmente. He notado que tendemos a dar por sentado que, como somos hispanos, tenemos las mismas creencias, pero no es así. En realidad, nos separan cosmovisiones y patrones de entendimiento muy distintos. Puedo confesar que, en lo que atañe al tema del uso de las joyas, algunos escritores tienen a ejercer una hermenéutica defectuosa. Todos sabemos que los teólogos y maestros de pensamiento progresista son más abiertos en sus convicciones teológicas. Algunos afirman que la postura de la iglesia sobre el uso de las joyas es parte de un paquete legalista que hemos sostenido por décadas. Si bien el adventismo, por su fuerte énfasis en la obediencia a la Ley de Dios, puede incurrir, como cualquier otro movimiento cristiano, en prácticas legalistas, no siempre los cuestionamientos progresistas hacen justicia a la realidad. Para quien escribe, el verdadero desafío ocurre en dos áreas críticas: 1) La decisión que debo tomar al ser expuesto a opiniones contrapuesta sobre el uso de las joyas. 2) Cuando me entero de que algunos miembros de mis iglesias, incluyendo adultos y jóvenes, usan joyas fuera del ámbito de la iglesia. Mientras el primer punto es parte de un ejercicio que me atrae, el segundo es el que me mueve en forma especial a tener un entendimiento correcto del tema de las joyas, pues el objetivo es orientar a los miembros en su entendimiento de las normas cristianas. 6 Importancia del arreglo personal No podemos subestimar la importancia del arreglo personal. La higiene personal y el bueno gusto al vestir deben caracterizar a todos aquellos que conocen a Dios, pues deben representarlo en forma digna ante el mundo. Pablo expresó: “Por tanto, ya sea que coman o beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31). Nuestra apariencia personal es parte de aquellas “otras cosas” que deben glorificar a Dios (cf. Mat. 5:16). Antes del Señor descender al monte Sinaí, dio la siguiente instrucción a Moisés: “—Ve al pueblo y santifícalos hoy y mañana, y que laven sus vestidos… Moisés descendió del monte al encuentro del pueblo y lo santificó, y ellos lavaron sus vestidos” (Éxo. 19:10, 14). Los líderes religiosos debían también cumplir con la orden de “santificarse” para la ocasión (v. 22). Aunque muchos pasajes de la ley levítica tienen implicaciones ceremoniales, la limpieza del campamento y la vestimenta de los adoradores, era un requisito indispensable para recibir la bendición de la presencia divina (cf. Lev. 18:24-30; Núm. 31:23-24). Estas prescripciones eran un reflejo del carácter ordenado y santo del Dios de Israel: “Ciertamente el SEÑOR tu Dios se pasea en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti. Por eso tu campamento deberá ser santo, de modo que él no vea en medio de ti alguna cosa indecente y se aparte de ti” (Deut. 23:14). Los ritos de purificación refuerzan la importancia de la limpieza exterior y el arreglo personal de quienes servían en las cosas santas. Los sacerdotes debían presentarse a Dios o volver al campamento solo después que se habían lavado con agua y de ponerse las ropas adecuadas para la ocasión (Éxo. 29:4-9; 40:12-15, cf. Lev. 16:23, 24, 26; Núm. 19:7). El orden y la limpieza caracterizaron también la vida de nuestro Señor. Aun en el contexto de su sepultura y resurrección, cuando Pedro entróal sepulcro, “vio los lienzos que 7 habían quedado, y el sudario que había estado sobre su cabeza no puesto con los lienzos sino doblado en un lugar aparte” (20:6-7). La fe cristiana abarca cada aspecto de la vida. Ya sea que hagamos “cualquier cosa”, todo debe reflejar los principios de nuestra santa fe. 8 CAPÍTULO 2 FUNDAMENTO BÍBLICO En este capítulo exploraremos la evidencia bíblica del uso de las joyas en el AT y los diferentes contextos en que aparecen. Dado la limitación de este ensayo, solo daremos un vistazo a los pasajes más representativos en las Escrituras. Resultará instructivo saber que el uso de joyas ornamentales ha sido parte de las prácticas humanas desde tiempos antiguos,2 y han sido utilizadas tanto por hombres como por mujeres con diversos fines. El significado básico del término “joyas” (heb. kalí) es “[algo] preparado”, y designa en forma general a “distintos objetos de adorno más o menos preciosos”.3 Pasajes veterotestamentarios La primera vez que se mencionan las joyas en la Biblia es en el libro de Génesis. El siervo de Abraham obsequió a Rebeca “un pendiente de oro… y dos brazaletes de oro para sus brazos” (24:22); además le puso un “pendiente en la nariz” (v. 47).4 Se sabe que las mujeres hebreas, como los hombres, usaban brazaletes, collares, zarcillos, anillos en la nariz y cadenas de oro (cf. Isa. 3:16, 18-23).5 2 “El arte de la joyería a lo largo de la historia”, en www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la- historia/ (Sitio consultado el 16 de diciembre del 2019). 3 A. Lockward “Joyas” en Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, ed. Alfonso Ropero Berzosa (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2015), p. 1384. 4 Se ha observado que el hecho de que en este pasaje se provea el peso de las prendas dadas a Rebeca, implica claramente que Eliezer le estaba pagando sus tareas, las cuales requirieron mucho esfuerzo (véase a Gordon J. Wenham, Genesis 12-36 [Dallas, TX: Word, 1994], p. 145). 5 J. I. Parker & M. C. Tenney eds., Usos y costumbres de la Biblia. Manual ilustrado, revisado y ampliado, trad. Miguel A. Mesías (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2014), p. 809. http://www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la-historia/ http://www.balclis.com/es/el-arte-de-la-joyeria-a-lo-largo-de-la-historia/ 9 En 2 Samuel, el uso de brazaletes representa alta posición social o la realeza (1:10). El brazalete real era hecho probablemente de oro y era usado más arriba del codo; diferente a la mujer, que lo portaba en la muñeca (Eze. 16:11).6 Además, los gobernantes utilizaban anillos y collares de oro para representar su autoridad. “Faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José. Lo vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su cuello” (41:42, cf. Est. 3:10, 12). El collar de oro dado a Daniel por Belsasar, significaba que era el “tercer señor del reino” (5:29). En este contexto, las joyas poseen un uso funcional. Note como Dios describe su favor sobre su pueblo redimido en el libro del profeta Ezequiel: “Te vestí con un vestido de colores variados, y te calcé con sandalias de cuero fino. Te ceñí de lino y te cubrí de seda. Te adorné con joyas; puse brazaletes en tus manos y un collar en tu cuello. Puse un zarcillo en tu nariz, aretes en tus orejas y una corona de hermosura sobre tu cabeza. Fuiste adornada con oro y plata; tu vestido era de lino, de seda y de tela bordada. Comiste harina fina, miel y aceite. Llegaste a ser sumamente bella y alcanzaste la realeza” (16:10-13). De manera similar, el profeta Isaías declara de Sión: “En gran manera me gozaré en el SEÑOR; mi alma se alegrará en mi Dios. Porque él me ha vestido con vestiduras de salvación y me ha cubierto con manto de justicia. Como a novio me ha ataviado con una diadema, y como a novia que se adorna con sus joyas” (61:10). El objetivo de estas descripciones es resaltar la gloria y el esplendor del pueblo escogido. El botín de los ismaelitas mencionado en Jueces comprendía una cantidad enorme de zarcillos, 19 kilos oro, “sin contar las lunetas, los pendientes y las vestiduras de púrpura que llevaban los reyes de Madián” (8:24-25, cf. Éxo. 32:1-6). Hasta los camellos tenían collares en sus cuellos (vv. 21, 26b). 6 Parker y Tenney, Usos y costumbres de la Biblia…, p. 809. 10 Charles Pfeiffer, hace referencia a un descubrimiento arqueológico realizado en Meguido donde se encontraron muestras de joyas cananeas. “Entre los artículos comunes de joyería estaban sellos de gemas, brazaletes, brazaletes para los tobillos, pendientes, aretes, narigueras y redecillas de oro para el cabello”.7 En el contexto de la construcción del Santuario, leemos que los israelitas trajeron ofrenda al Señor “para la obra del tabernáculo de reunión, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. Tanto hombres como mujeres, toda persona de corazón generoso, vino trayendo prendedores, aretes, anillos, collares y toda clase de objetos de oro. Todos presentaron al SEÑOR una ofrenda de oro” (Éxo. 35:21-22). Los hombres y las mujeres del antiguo Cercano Oriente usaban joyas, algunas como amuletos, para ahuyentar a los malos espíritus y atraer la salud y la prosperidad.8 Esa práctica es condenada en la Biblia (cf. Isa. 3:20). Ángel M. Rodríguez observa: “La presencia de joyas religiosas y mágicas en el catálogo de Isaías 3 [vv. 16-21] indica que el orgullo de las ‘hijas de Sion’ no se basaba en la seguridad financiera, su belleza, o su posición social, sino especialmente en la seguridad psicológica que las joyas religiosas y mágicas les proveían”.9 En el libro de Éxodo, leemos que los aretes de oro eran utilizados indistintamente por ambos sexos: “Aarón les respondió: —Quiten los aretes de oro que están en las orejas de sus mujeres, de sus hijos y de sus hijas, y tráiganmelos” (32:2). El verso 3 dice que “todo el pueblo se quitó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas”. En otro lugar donde el pueblo se quitó las joyas por orden divina, fue Éxodo 34. Este evento ocurrió después del incidente del becerro de oro. Dado que los hebreos habían 7 C. F. Pfeiffer, “Joyas” en Diccionario bíblico arqueológico, trad. Roberto Gama (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2002), p. 384. 8 J. M. Díaz Yanes, “Joyas” en Gran diccionario enciclopédico de la Biblia, pp. 52, 53. 9 Ángel M. Rodríguez, Joyas. ¿Qué dice la Biblia?, trad. Félix Cortés (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), p. 35. 11 transgredido el pacto, Dios retiró su presencia del pueblo temporalmente.10 “Al oír el pueblo esta mala noticia, ellos hicieron duelo. Ninguno se atavió con sus joyas” (33:4). Después de esto vino la orden divina: “Ustedes son un pueblo de dura cerviz; si yo estuviera un solo instante en medio de ustedes, los consumiría. Ahora pues, quítense sus joyas, y yo sabré qué he de hacer con ustedes” (v. 5). El verso siguiente dice que a partir de aquel día, “los hijos de Israel se desprendieron de sus joyas” (v. 6). La NBJ traduce “tus galas”; la LBA, traduce “atavíos”. La palabra hebrea es ‘adiy, y se refiere a “ropas finas y adornos corporales. No es la palabra que se utiliza para ‘joyas’, pero puede traducirse así en este caso”.11 Notamos que Dios da una contraorden a los israelitas usando un término empleado por Aarón. Observe el “quitad” de 32:2 y el “quítate” del 33:5. Es la misma palabra yārǎd. “En señal de penitencia y humillación, el pueblo se quitó sus ‘atavíos’, o ‘galas’ (BJ). El acto implica duelo y reforma (Gén. 35:4; Eze. 26:16)”.12 Por lo menos, durante algún tiempo, 13 el pueblo no volvió ausar joyas como señal de duelo, pero las conservó para otros fines. De hecho, existen pasajes en el AT donde las joyas fueron entregadas como ofrenda al Señor, especialmente después de haber finalizado un censo (Núm. 31:50). Todos los censados, de veinte años en adelante, tanto ricos como pobres, debían dar la misma cantidad: “la mitad de la moneda del Santuario”. Esa era una ofrenda asociada a la expiación de las personas (Éxo. 30:11-16). Finalmente, el AT también hace referencia al uso de las joyas con el propósito de adornarse y mejorar la apariencia personal, aumentando así el poder de atracción y seducción. 10 “Nota sobre Éxodo 33:1-6”, Biblia de Estudio de Andrews, 1era. ed. (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2014), p. 112. 11 Pablo R. Andiñach, El libro de Éxodo. Comentario para exégesis y traducción, eds. Edesio Sánchez y Esteban Voth (Miami, FL: Sociedades Bíblicas Unidas, 2008), 495. 12 Francis D. Nichol. Ed., Comentario bíblico adventista, trad. Victor E. Ampuero (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericana, 1978), t. 1, p. 682. 13 Que los israelitas volvieron a usar joyas se ve claramente en el libro de Isaías 3:16-24. 12 Tal es el caso de “las hijas de Sión” referidas por Isaías y el de la malvada reina Jezabel (Isa. 3:16-23; 2 Rey. 9:30). Pero en general, “la ausencia de joyas distinguía a Israel de las demás naciones. Había una diferencia visible interna y externa entre el pueblo de Dios y los demás pueblos”.14 Pasajes neotestamentarios El NT sigue una línea similar al AT sobre el uso de las joyas. La expresión “oro y plata” que aparece en el libro de los Hechos (3:6; 20:33), tiene el sentido de dinero. En 1 Pedro 1:18, la frase puede hacer referencia a objetos de oro y de plata.15 Es con este sentido que debemos entender la frase de Mateo: “No se provean ni de oro ni de plata ni de cobre en sus cintos” (10:9). La NTV traduce: “No lleven nada de dinero…”. También encontramos referencia a las joyas como evidencia de riqueza material (Sant. 5:3; Apo. 18:16, etc.). La “perla de gran precio” denota gran valor económico (Mat. 13:45-46). Los regalos de los sabios de Oriente incluía “presentes de oro” (Mat. 2:11). Antes de esto se dice que ellos “abrieron sus tesoros”. Este pasaje destaca el uso de las joyas como ofrenda también. Por otro lado, el NT presenta las joyas como símbolo de poder y autoridad. En cuanto al primer punto, tenemos el anillo que recibió el hijo pródigo en Lucas 15, después de regresar a su casa (v. 22). Este objeto no solo era un ornamento, sino un símbolo de autoridad. Al joven le fue devuelto su posición privilegiada en la familia, podía disfruta de nuevo todos los privilegios de un hijo.16 14 Andrés Glaze, Comentario bíblico Mundo Hispano. Éxodo, eds. gen. Daniel Carro, José Tomás Poe y Rubén O. Zorzoli, 4ta. ed. (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004), t. 2, p. 236. 15 Rodríguez, Joyas…, p. 54. 16 Una obra que destaca los aspectos culturales del mundo oriental que saturan esta parábola es la de Kenneth Bailey, El hijo pródigo. Lucas 15 a través de la mirada de campesinos de oriente Próximo, trad. Marga Llavador (Miami, FL: Editorial Vida 2009). Respecto a la entrega del anillo al hijo, leemos: “El anillo seguramente es el sello del hogar... Sabemos por registros primitivos que la palabra usada aquí (daktylios) se refiere a un anillo con sello. En un caso se refiere al sello de un contrato matrimonial, en otro al de una voluntad” (pp. 83-84). 13 El NT menciona también el uso de joyas para representar posición social, como cuando leemos: “hombre con anillo de oro y ropa lujosa” en Santiago (2:2). Cristo mismo es descrito en su segunda venida como trayendo una “corona de oro” (Apo. 14:14), y el capítulo 19 como portando “muchas coronas” (19:12, DHH). Estas coronas muestran al Hijo de Dios como “Rey de reyes y Señor de señores” (v. 16).17 Veamos ahora las joyas como adornos en el NT. Hay dos pasajes a los cuales dedicaremos especial atención. En el primer de ellos: “Asimismo vosotras, mujeres…, Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios, pues así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios…” (1 Ped. 3:1, 4, 5, RVR 1995). Este pasaje es objeto de debates entre los intérpretes. Sus palabras prohíben el uso ornamental de joyería, pero algunos creen que un estudio exegético cuidadoso, demuestra que no prohíbe el uso moderado de joyas. André Reis, por ejemplo, observa que los adventistas han empleado mal este pasaje basado el método del “texto-prueba”.18 Reis llama nuestra atención a una característica del pensamiento hebreo conocida como la “negación dialéctica” o “negación relativa”. Basado en ello, el autor sugiere que cuando Pedro dice “no sea el adorno exterior” y “no con peinado ostentoso como…”, está dando prioridad a un elemento más que a otro sin anulación mutua.19 17 La “diadema” era una banda que se llevaba alrededor de la cabeza. Más de una diadema, por ejemplo, significaba que un gobernante ejercía dominio sobre varias regiones a la vez. Las muchas diademas de Cristo, representan su dominio sobre todos los reyes y reinos de la tierra (Craig R., Koester, The Anchor Yale Bible. Revelation [London: Yale University Press, 2014], Vol. 38a, p. 754). 18 André Reis, “El adventista y las joyas”, p. 2. www.academia.edu/3704366/El_Adventista_y_las_Joyas (Consultado el 12 de diciembre del 2019). 19 Reis, “El adventista y las joyas”, p. 3. http://www.academia.edu/3704366/El_Adventista_y_las_Joyas 14 Basado en esto, los versos bajo estudio, deberían leerse de la siguiente manera: “Vuestro adorno no sea primordialmente el adorno exterior, como peinados ostentosos, joyas de oro o de vestidos lujosos, pero mucho más sea el del corazón interno, en el incorruptible traje de un espíritu manso y tranquilo”.20 Desde esta perspectiva, el apóstol no prohibiría el uso moderado de joyería como adorno físico. Rodríguez, en su investigación sobre las joyas, descarta que la frase griega “no (gr. ou)… sino (gr. alla)…” deba ser entendida en este caso como “no tanto… como”, en el cual el primer elemento no se estaría negando completamente sino disminuyéndose.21 Basado en la gramática griega, Rodríguez demuestra que “siempre que ‘no’ (ou) está negando una frase en el imperativo, como es el caso en 1 Pedro 3:3, el siguiente ‘pero’ (alla) introduce el sujeto contrastante y significa simplemente ‘No (esto), sino al contrario…’”.22 En forma concluyente, Rodríguez expresa: “Yo revisé el uso de esta fórmula en presente imperativo en el Nuevo Testamento y no encontré un solo caso en el cual la frase significara ‘No tanto… como’, o ‘no solo… sino’”.23 Basado en esto, la interpretación de Reis debe ser descartada, pues resulta claro que pasa por alto ciertos elementos exegéticos fundamentales, y tiende a favorecer una práctica que fomenta la vanidad en el pueblo de Dios.24 Aunque algunos eruditos sostienen que el consejo de Pedro está condicionado culturalmente,25 una simple lectura demuestra todo lo contrario. Note el ejemplo que utiliza el apóstol: “Porque así también se adornaban en tiempos antiguos aquellas santas mujeres que 20 Reis, “El adventista y las joyas”, p. 4. 21Rodríguez, Joyas, p. 64. 22 Rodríguez, Joyas, p. 64. 23 Rodríguez, Joyas, p. 64, nota de pie de página 20. 24 Reis descarta también la idea de las joyas con un uso funcional en contraste con el uso ornamental (pp. 7-8). Su conclusión es que en el contexto del estudio deeste tema, la palabra clave es “moderación”, pues, “no existe una prohibición absoluta en el texto bíblico” sobre el uso de las joyas (p. 8). 25 Wolfgang Schrage, The Ethic of the New Testament (Philadelphia: Fortress, 1988), 276. 15 esperaban en Dios y estaban sujetas a su propio marido” (v. 5). El consejo está fundamentado en el ejemplo piadoso de las “santas mujeres” del pasado. Queda aún otro pasaje al que dedicaremos especial atención: “…, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con modestia y prudencia; no con peinados ostentosos ni oro ni perlas ni vestidos costosos sino más bien con buenas obras, como conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios” (1 Tim. 2:9-10). Estos consejos aparecen en el contexto del culto público,26 pero es evidente que Pablo tenía “en mente una aplicación más general”.27 Se reconoce que este apartado es más difícil de delinear en l Timoteo que la carta a Tito, porque parte está entrelazado con la condenación de la falsa doctrina, por ejemplo 1:8-11.28 Se han propuesto varios trasfondos para interpretar las palabras de Pablo dirigidas a estas mujeres. Dado que los falsos maestros referidos en la epístola son condenados por su avaricia (1 Tim. 6:5; cf. 6:6–10, 17–19), y las mujeres hacen ostentación de riquezas (2:9), Frank Thielman sugiere que, quizás “las mujeres ricas de Éfeso les habían estado pagando a los falsos maestros para que le sirvan de tutores y luego transmitiendo a las iglesias que se reunían en sus casas la falsa enseñanza que aprendían”.29 Otros intérpretes creen que el contexto cultural determina el consejo paulino. Pero si bien los ideales trazados aquí para la modestia femenina, “se encuentran a menudo en el pensamiento 26 John Stott, Guard the truth: the message of 1 Timothy & Titus (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1996), p. 74. 27 Raymond Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, eds., Comentario bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento y artículos temáticos, trads. José Pedro Tosaus Abadía, et. al. (Estela, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2004), 459. William D. Mounce, expresa: “Si bien el contexto inmediato sigue siendo que de culto público (v 8…), el cambio a las buenas obras sugiere que Pablo considera que la enseñanza tiene ramificaciones en otros contextos; las buenas obras no pueden relegarse solo al contexto de la adoración” (World Biblical Commentary. Pastoral Epistles [Dallas: Word, Incorporated, 2000], Vol. 46, p. 108). 28 Raymond Brown, Introducción al Nuevo Testamento. Cartas y otros escritos, trad. Antonio Pinero (Madrid: Editorial Trotta, 2002), vol. 2, 851, 852. 29 Frank Thielman, Teología del Nuevo Testamento, trad. Miguel García (Miami, FL: Editorial Vida, 2006), p. 339. 16 secular, no significa que Pablo simplemente esté tomando prestados ideales helenísticos, y el ideal supremo, la conducta apropiada para las mujeres piadosas, es completamente cristiana”.30 La forma en que inicia el verso 9 revela que el consejo de este verso y el siguiente, está asociado al anterior. El término “asimismo” (gr. Hosautos), “sugiere que un pensamiento del versículo anterior se está desarrollando o aplicando al consejo que se está dando a las mujeres… La construcción gramatical sería entonces la misma que en el verso previo: ‘[Quiero]… [mujeres]… se atavíen de ropa decorosa’. Esto sugiere que el sujeto ya no es la oración sino el atavío personal”.31 Bien se ha expresado: “La sociedad debe su dignidad más a las mujeres que a los hombres”.32 Reis aplica el mismo principio de la “negación relativa” de 1 Pedro 3:1, 4, 5, a este pasaje, por lo que sugiere la siguiente lectura: “Yo quiero, igualmente, que las mujeres se adornen con traje decoroso, con modestia y sobriedad, no tanto con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, mas mucho más como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios: con buenas obras”.33 Reis concluye: “Desde la perspectiva del pensamiento hebreo de Pablo, no es factible la idea de que tenemos aquí una prohibición absoluta del empleo en el adorno exterior. Lo que vemos es en realidad la priorización del interior sobre el exterior, sin que necesariamente uno esté prohibido o anulado”.34 30 Mounce, Pastoral Epistles, p.108 31 Rodríguez, Joyas…, pp. 74, 75. 32 Joseph S. Exell, The Biblical Illustrator: First Timothy (Chicago, TO: Fleming H. Revell Company, n.d.), p. 126. 33 Reis, “El adventista y las joyas”, p. 3, cursivas en el original. En nuestro análisis del pasaje de 1 Pedro, ya vimos que la regla en la cual se basa la exegesis de Reis no se aplica en este caso. 34 Reis, “El adventista y las joyas”, p. 4. Asumiendo que este debería ser el principio que determine el significado del pasaje, no es necesario inferir que la prohibición del uso ornamental de joyas implique que el apóstol desmerita el arreglo personal. Este debe ser mantenido sin incluir necesariamente el uso de joyas de oro y perlas. 17 Aunque debemos aceptar que el apóstol Pablo no desmerita el adorno exterior, debemos preguntarnos: ¿Implica su consejo el permiso para el uso ornamental moderado de las joyas? Esta pregunta la responderemos más adelante. Necesitamos ahora analizar otros detalles importante en el pasaje. La estructura de 1 Timoteo 2:9-10 es simple: El verso 9, en su primera parte, habla del adorno apropiado; la segunda parte del versículo, señala el adorno impropio; el verso 10, retoma el tema del adorno apropiado. Se nota un movimiento de los principios generales hacia los principios específicos, al adorno espiritual (v. 10). “El primero y el último [v. 9a y v. 10] están afirmados y el de en medio es rechazado.35 Antes de analizar las frases claves de estos versículos, conviene destacar que, de la manera que la exhortación de Pablo a los hombres, no excluye a las mujeres; el consejo de Pablo a las mujeres, no excluye a los hombre de la obligación de vestir con moderación y modestia. Tomando los consejos en sus respectivos ámbitos, podemos concluir: “Si los hombres pueden poner en peligro esa integridad por un celo fuera de lugar, las mujeres pueden hacerlo prestando atención indebida a su aspecto”.36 Veamos brevemente las palabras utilizadas por Pablo usa en este pasaje: 1. “Ropa decorosa” (gr. katastole kosmio). Gordon Fee sostiene que existía en el mundo helenista y judío un “conjunto de pruebas” que muestran que “ponerse elegante” por parte de la mujer, era un indicio de promiscuidad sexual y de insubordinación conyugal. “De hecho, el que una mujer se vistiera de este modo en público se 35 Rodríguez, Joyas…, p. 75, corchetes añadidos. 36 Robert W. Yarbrough, The Letters to Timothy and Titus, D. A. Carson, Ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 2018), p. 164. 18 consideraba un acto de infidelidad a su matrimonio”.37 Sin embargo, hemos visto que no son las normas moralistas de la cultura lo que determina el consejo aquí expresado. De la manera que Pablo solicita a los hombres dejar de pelear, pide a las mujeres vestirse (gr. kosmio) decorosamente. Kosmio se usa en la misma carta para describir la conducta “intachable” del obispo de la iglesia (1 Tim. 3:2). La RVR 1995 traduce “irreprochable”. 2. “Modestia y prudencia” (gr. aidous kai sophrosynes). Aunque aidous es un hápax, sophrosynes aparece otras dos veces (Hech. 26:25 y 1 Tim. 2:15). La frase completa implica un vestido que no es ostentoso. Sophrosynes hace referencia también al dominio de la mente, y así, a la decencia que está determinada por el dominio de sí mismo y el buen juicio.38 El término “modestia”, “Traduce sensiblemente una palabra que significa ‘moderado’ o ‘razonable’ con la implicación de que la persona es consciente de lo que es mejor en una situación particular”.393. “Peinados ostentosos” (gr. plegmasin). Algunos creen que esta frase puede significar “estilos de peinados”, lo que no implicaría que Pablo está prohibiendo ciertos estilos de peinados, “como si algunos reflejaran una actitud más propia de adoración que 37 Gordon D. Fee, Comentario de las epístolas a 1ª y 2ª de Timoteo y Tito, trad. Pedro L. Gómez Flores (Barcelona, España: Editorial CLIE, 2008), 102. Asimismo, D. C. Arichea & H. Hatton, A Handbook on Paul’s Letters to Timothy and to Titus (New York: United Bible Societies, 1995), pp. 55–56. 38 Rodríguez, Joyas…, p. 77. 39 Arichea & Hatton, A Handbook on Paul’s Letters to Timothy and to Titus, 56–57. 19 otros”, sino aquellos peinados llamativos, ostentosos “que pudiera distraer la atención del Señor y de los propósitos santos”.40 4. “Ni oro ni perlas” (gr. kai chrysio e margaritais). Al unir la palabra chrysio con plegmasin, algunos han sugerido que estas mujeres trenzaban sus cabellos con oro, pero desde el punto de vista gramatical, es mejor tomar la conjunción “y” (gr. kai), como introduciendo otro artículo a la lista.41 5. “Vestidos costosos” (gr. himatismo polytelei). Polytelei es la palabra que se utiliza en Marcos para hablar del perfume que derramó la mujer sobre los pies de Jesús. Se traduce allí como “mucho valor” (Mar. 14:3 VRV 1995). También así en 1 Pedro 3:4 (NVI), o “precioso” (NTV), “muy valorada” (RVC). El adjetivo afín, polytimon, “de gran valor”, describe la perla preciosa por la cual el comerciante vendió todo lo que poseía para adquirirla (Mateo 13:46, LBA).42 Lo que se enfatizaría entonces no es tanto el alto valor monetario de la ropa, sino su naturaleza lujosa y ostentosa.43 Los eruditos observan que el texto original de los versículos 9-10 “carece de un sujeto y un verbo principal, por lo que vincula estos versículos con lo que precede… Este tipo de taquigrafía es común en el Nuevo Testamento, donde un autor trata una serie de asuntos relacionados con un tema general (ej. Efe. 5:21-33; 1 Ped. 2: 13-17). Cuando esto ocurre, las piezas gramaticales faltantes se deben suministrar de lo que precede. Aquí, las partes gramaticales que faltan se pueden encontrar en el versículo 8: ‘quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas... Del mismo 40 John MacArthur, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento. 1 Timoteo (Grand Rapids, MI: editorial Portavoz, 2012), 53. Cabe decir que este autor interpreta estos pasajes en el contexto del culto público y tampoco se opone al uso de las joyas fuera del “lugar de adoración”. El pasaje mismo contradice esta interpretación limitada (cf. 1 Tim. 2:8, 10). El consejo paulino es para ser practicado dentro y fuera de la iglesia, debe ser parte del estilo de vida del creyente. 41 Rodríguez, Joyas…, pp. 78, 79. 42 Mounce, Pastoral Epistles, pp. 114-115. 43 Rodríguez, Joyas…, p. 83. 20 modo [quiero] que las mujeres [en todos los lugares oren] con una conducta respetable...’”.44 Aparte de estas consideraciones exegéticas, creemos que el pasaje bajo estudio es parte de un tema mucho más abarcante que la oración pública; está relacionado al ámbito soteriológico, al profundo anhelo de Dios de salvar a todos los seres humanos: 1. La “exhortación” del verso 1, que “se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos”, incluidos los que ocupan puestos eminentes, tiene el objetivo de que vivamos una vida “tranquila y reposada” (v. 2). 2. Semejante ambiente de tranquilidad puede ser propiciado por la oración, y favorecerá la posibilidad de que los hombres sean salvados alcanzando el “conocimiento de la verdad” (v. 4). Esto se facilita cuando se vive en un ambiente de tranquilidad y paz social. 3. La salvación de “todos los hombres” es posible bajo las condiciones ideales, gracias a que existe un solo Dios y un poderoso mediador: Jesús (v. 9). Para garantizar la redención, Él “se dio a sí mismo en rescate por todos” (v. 6). 4. Para comunicar la salvación realizada, Pablo fue “constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles en fe y verdad” (v. 7a). Pablo reafirma este hecho diciendo: “Digo la verdad; no miento” (v. 7b). Una vez dicho esto, utiliza su autoridad apostólica especial, y como maestro, hace las dos siguientes exhortaciones a los miembros de la iglesia que, con su conducta, estaban poniendo en juego la posibilidad del plan mayor de la salvación de las personas. a. A los hombres: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos piadosas, sin ira ni discusión” (v. 8). 44 Linda Belleville, in Commentary on 1 Timothy. In Cornerstone Biblical Commentary: 1 Timothy, 2 Timothy, Titus, and Hebrews, Philip W. Comfort gen. ed. (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2009), Vol. 17, p. 53. 21 b. A las mujeres: “Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con modestia y prudencia; no con peinados ostentosos ni oro ni perlas ni vestidos costosos sino más bien con buenas obras, como conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios” (vv. 9-10). Ahora estamos en condiciones de entender por qué Pablo utilizó el verbo kosmein traducido aquí como “se vistan”. Kosmein significa “adornar”, y se emplea en Tito 2:10 para describir a los esclavos que, con su buena conducta, “adornan la doctrina” de nuestro Señor. En Lucas, el templo está “adornado con hermosas piedras y ofrendas dedicadas a Dios” (21:5, NVI). En Mateo 23:29, la palabra se usa para describir a las tumbas de los justos que eran adornadas con esmero por pos fariseos (23:29). Dado la amplitud de significado del verbo kosmein, “el enfoque principal” de Pablo, “no es tanto en lo que visten las mujeres (aunque esto está incluido) sino en sus prioridades; Pablo quiere que se adornen no con ropa hermosa sino con buenas obras. La flexibilidad de κοσμεῖν abre la puerta al cambio de énfasis que se hace explícito en verso 10”.45 Al vestir así, reflejan una imagen que atrae a los demás, no a los atractivos físico pasajeros, sino al Salvador que llevará a las personas a una relación salvífica con Dios. El sentido de kosmein deriva del sentido básico de kosmeo, “orden o adorno. En el sentido de ‘ordenar’ κοσμέω es un término técnico militar para la colocación de un anfitrión o la orden de los combatientes”.46 En nuestro pasaje, se traduce “vestir”. Pero es evidente que abarca mucho más, abarca el porte, la conducta de la persona que se manifiesta en la conducta exterior y la disposición adecuada, así como en la apariencia exterior.47 45 Mounce, Pastoral Epistles, p. 113. 46 H. Sasse, “κοσμέω, κόσμος, κόσμιος, κοσμικός”, G. Kittel, G. W. Bromiley, & G. Friedrich, Eds., Theological dictionary of the New Testament, electronic edition (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964—), vol. 3, p. 867. 47 Rodríguez, Joyas…, p. 76. 22 De manera que, la preocupación paulina, al expresar estas exhortaciones, es que la salvación que ha sido posible para todos los hombres a un precio tan elevado, no sea hecha nula por el mal testimonio de los creyentes, tanto de los hombres como de las mujeres en la iglesia: los hombres deben evitar los enojos y las contiendas (v. 9), y las mujeres deben evitar proyectar una apariencia ostentosa evitando el uso de ropas cuyo costo entre en conflicto con la sencillez de la vida cristiana; tampoco haciéndose “peinados encrespados” ni usando joyas ni perlas. El consejo no implica que no se ejerza el buen gusto al seleccionar el vestido o el peinado apropiados. La falta de juicio para evitar los enojos y las contiendas en el culto público, así como para seleccionar las prendas adecuadas para el arreglo personal femenino, puede contribuir al mal testimonio que alejaa las personas de la iglesia y de la verdad del Evangelio, lo que en forma automática hace nulo el sacrificio de Cristo por los pecadores. Por demás está decir que, aunque Pablo da consejos específicos a los caballeros y a las damas, eso no implica que las mujeres están exentas de evitar la ira y los conflictos en la iglesia, y tampoco que los hombres pueden vestir como le plazca, sin pudor y modestia. CONCLUSIONES De lo estudiado hasta aquí, podemos concluir que las Escrituras presentan un uso variado de las joyas tanto en el AT como en el NT. Algunos de los pasajes analizados describen eventos y experiencias sin comentarios aprobatorios o desaprobatorios en cuanto la función de las joyas. No obstante, se puede inferir teológicamente lo que Dios desea comunicarnos a través de esos relatos. 23 En las siguientes líneas, presentamos un resumen de nuestras conclusiones sobre la función y el uso de las joyas en la Biblia: 1. Las joyas como monedas. Eran utilizadas para realizar pagos por servicios prestados (Gén. 24:22). Con este sentido, aun cuando Dios ordenó al pueblo quitarse sus joyas (Éxo. 34:4-6), se le permitió conservarlas. El NT presenta esta misma idea (Hech. 3:6; Mat. 10:9). 2. Las joyas como símbolo de posición social y autoridad. Con este uso encontramos el brazalete y la corona del rey, o el anillo y los collares que fueron dados a José y al profeta Daniel (2 Sam. 1:10; 2 Rey. 11:12; Sal. 89:39; Gén. 41:42; Dan. 5:29). Este es un uso funcional y el pueblo no caía dentro de esta categoría. Esta misma idea aparece en el NT (Luc. 15:22; Sant. 2:2). El Apocalipsis muestra a Cristo como portando “muchas diademas” para representar su señorío sobre los reyes de la tierra (Apo. 19:12, 16). 3. Joyas como evidencia de riqueza (1 Rey. 10:2; 2 Cron. 32:27). Basado en Éxodo 3:22, parece ser que los israelitas portaron joyas al salir de Egipto, no como ornamento, sino “para hacer un despliegue de los despojos de guerra, la riqueza adquirida por sus padres”.48 El NT presenta esta misma línea de pensamiento (Mat. 2:11; Sant. 5:3). 48 Rodríguez, Joyas…, p. 29. Cassuto nos expresa que las palabras de Éxodo 3:22 “nos parecen muy exageradas si solo consideramos la enorme riqueza de los egipcios y el valor modesto de las joyas que los israelitas pudieron recibir de los egipcios. Pero todo es relativo; a los ojos de los esclavos afectados por la pobreza, parecía que estos adornos constituían grandes riquezas (Génesis 15:14), y que, al tomar estas posesiones, echaron a perder a los egipcios” (U. Cassuto, A Commentary on the Book of Exodus [Jerusalem: Ahva Co., Press, 1997], 44). Hamilton observa que el pasaje de Éxodo3:22 y 1 Samuel 6:8, utilizan el termino hebreo kĕlê zāhāb, traduce como “alahas de oro” (VRV 1995), u “objetos de oro” (RVA 2015, NVI, LBA) y se refiere a “objetos valiosos”. Y siguiente la opinión de Greenberg cree que la orden de la última parte del verso hace referencia a «La recuperación de la dignidad por parte de los esclavos liberados” que en este caso “sería señalada por su capacidad de proporcionar 24 4. Joyas con función religiosa. Dentro de esta categoría tenemos la lámina de oro que usaba el sumo sacerdote (Éxo. 28:36-38), las piedras preciosas que colgaban sobre su pecho (vv. 9-14), y las bolas de granadas de colores y campanitas de oro de su vestido (vv. 31-35). Aunque Dios ordenó que el sumo sacerdote usara estos adornos, Él mismo nunca aparece portando joyas, algo común en las deidades paganas (cf. Jer. 10”3-4), y tampoco los israelitas la usaban con este sentido. No encontramos en el NT referencia a este tipo de adornos en las vestiduras sacerdotales, excepto las referidas en los adornos seductores de la gran Babilonia del Apocalipsis (cf. Apo. 17:4-5; 18:16). 5. Joyas como ofrenda (Éxo. 30:11-16). Este es un caso poco común, pero se sobreentiende, puesto que las joyas funcionaban como moneda. Este significado parece inferirse en el regalo entregado a niño Jesús por parte de los sabios de Oriente (Mat. 2:11). 6. Joyas como amuleto para alejar los malos espíritus (Isa. 3:20). Con este sentido, como el ornamental, no es permitido en el AT. Tampoco encontramos estos usos en el NT, aunque era común en el mundo antiguo. 7. Joyas como adorno, para resaltar la belleza personal. Este es el caso más común en el AT (Isa. 3:16-23; 2 Rey. 9:30). Como en los puntos 2 al 3, este uso de las joyas contribuye al orgullo y la idolatría (cf. Gén. 35:4). En este sentido, el NT no aprueba su uso, como pudimos ver en el análisis de 1 Pedro y 1 Timoteo. En este contexto, se cosas buenas para sus hijos” (Victor P. Hamilton, Exodus. An Exegetical Commentary, Ebook edition [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2011], pp. 117, 118). Aunque lo más probable era que estos objetos sirvieran como una forma de “compensación” por los años de esclavitud (J. F. Walvoord & R. B. Zuck, El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento. Génesis-Números [Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 1996], t. 1, p. 131). Véase también Ernesto Trenchard & Antonio Ruiz, El libro de Éxodo [Grand Rapids, MI: Centro Evangélico de Formación Bíblica, 1994], p. 61). 25 exhorta además a los creyentes, a no usar cabellos encrespados, adornarse con ropas costosa y a prescindir de adornos ornamentales de oro y perlas, pues semejante practica entra en conflicto con los valores de la modestia y la sencillez de la fe cristiana. ¿Cuál debería ser nuestra postura como cristianos adventistas respecto al uso de las joyas? Creemos que la posición de la iglesia representa muy bien la perspectiva bíblica sobre lo que Dios espera de sus hijos en relación con este tema: “El pueblo de Dios debe situarse siempre entre los conservadores en su forma de vestir, y no dejará que «llene la mente el problema del vestido» (Ev 202). […] En las Escrituras se enseña con claridad que el uso de joyas es contrario a la voluntad de Dios. «No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos» es la admonición del apóstol Pablo (1 Tim. 2: 9). El uso de joyas y adornos supone un esfuerzo por atraer la atención que no está de acuerdo con la negación del yo que debe manifestar el cristiano. En algunos países la costumbre de usar un anillo matrimonial es algo imperativo, y ha llegado a ser, para la gente, un criterio de virtud y, por lo tanto, no se considera como un ornamento. En tales circunstancias, no creemos que se deba condenar esta práctica”.49 Creemos que una exégesis cuidadosa de los pasajes que hemos estudiado en el AT y el NT, de manera muy especial los pasajes de 1 Pedro 3:1, 4-5 y 1 Timoteo 2:9-10, revelan que la voluntad de Dios para sus hijos excluye el uso de vestidos y adornos costosos, joyas de oro y perlas. Como bien expresó Rodríguez, “el uso de joyería ornamental no es una necesidad humana básica que deba satisfacerse usando un tipo más económico… No hay nada en el contexto [del pasaje de 1 Timoteo] para apoyar la idea de que Pablo esté alentando el uso de joyas ornamentales modestas”.50 49 Manual de la Iglesia, revisión 2015, primera edición (Doral, FL: Inter-American Division Publishing Association, 2015), p. 151. 50 Rodríguez, Joyas…, pp. 83, 84. 26 Elena de White expresó muy bien lo que debería ser nuestra actitud ante el consejo divino: “La abnegación en el vestir es parte de nuestro deber cristiano. El vestir sencillamente y abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe”.51 El cristiano comprometido con su fe y que reconoce el costo de la redención lograda en la cruz, con miras a propiciarla salvación de la humanidad, siempre buscará honrar a Dios y vivir de acuerdo con los principios de la sencillez y la modestia “como corresponde a” quienes “profesan servir a Dios” (1 Tim. 2:10, NVI). Tanto nuestro carácter como nuestra apariencia personal, cuando está bajo el dominio del Espíritu de Dios, contribuye al plan mayor que contempla la salvación de todos los seres humanos. Nuestras buenas obras dan un testimonio más favorable que nuestras palabras. 51 Elena G. de White, Testimonio para la iglesia (Ellen G. White Estate, Inc., 2004), t. 3, p. 404. Este ensayo no tomó en consideración la posición del Espíritu de Profecía sobre el uso de las joyas, por el hecho de que semejante estudio demanda un espacio del cual no disponemos. Por otro lado, Elena de White ha sido acusada de usar joyas, y dado este hecho, considerar su perspectiva sobre el uso de joyerías, implicaría una sección apologética, lo que naturalmente está fuera del alcance de este artículo. 27 BIBLIOGRAFÍA Andiñach, Pablo R., El libro de Éxodo. Comentario para exégesis y traducción, eds. Edesio Sánchez y Esteban Voth. Miami, FL: Sociedades Bíblicas Unidas, 2008. Arichea, D. C. & Hatton, H., A Handbook on Paul’s Letters to Timothy and to Titus. New York: United Bible Societies, 1995. Bailey, Kenneth, El hijo pródigo. Lucas 15 a través de la mirada de campesinos de oriente Próximo, trad. Marga Llavador. Miami, FL: Editorial Vida 2009. Belleville, Linda, Commentary on 1 Timothy. In Cornerstone Biblical Commentary: 1 Timothy, 2 Timothy, Titus, and Hebrews, Philip W. Comfort gen. ed. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2009, Vol. 17. Biblia de Estudio de Andrews, 1era. ed. Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2014. 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