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CRITICÓN, 46,1989, pp. 77-94.
NOVELA CORTA, EJEMPLAR Y MORAL :
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS
por María Soledad ARREDONDO
(Universidad Complutense de Madrid)
Desde hace unos años el interés por la narrativa corta en los Siglos de Oro se ha incrementado
notablemente. Los estudios pioneros sobre esta novelística1 se han enriquecido con aportaciones de
índole genérica2, o concretas sobre determinados autores3 y, además, con ediciones4 que facilitan su
lectura. Este movimiento crítico viene a llenar un vacío en un género de gran éxito en su época,
aunque quizá de menores "quilates literarios"5. A este producto de masas, prestigiado por las
novelas cervantinas6, se acercaron muchos autores, de desigual dedicación y valor literarios, que
1 Edwin B. Place, Manual elemental de novelística española. Bosquejo histórico de la novela corta y
el cuento durante el Siglo de Oro, Madrid, Victoriano Suárez, 1926. Agustín González de Amezúa,
Cervantes creador de la novela corta española, Madrid, Clásicos Hispánicos, reimpresión 1982, y
Formación y elementos de la novela cortesana, Madrid, Tip. de Archivos, 1929. Caroline B. Bourland,
The Short Story in Spain in the Seventeenth Century. With a bibliography of the novela from 1576 to
1700, reimpresión New York, Burt Franklin, 1973.
2 Giovanna Formichi, Saggio sulla bibliografía critica del la novella spagnola seicentesca, en Lavori
Ispanistici, 3, 1973, pp. 5-105. Pilar Palomo, La novela cortesana (forma y estructura), Barcelona,
Planeta, 1976. Evangelina Rodríguez, Novela corta marginada del siglo XVII español : formulación y
sociología en José Camerino y Andrés de Prado, Valencia, Universidad, 1979. Jean-Michel Laspéras, La
nouvelle en Espagne au Siècle d'Or, Montpellier, Université, 1987.
3 André Nougué, L'œuvre en prose de Tirso de Molina, Paris, Centre de Recherches de l'Institut
d'Etudes Hispaniques, 1962. Sandra M. Foa, Feminismo y forma narrativa. Estudio del tema y las técnicas
de María de Tayas, Valencia, Albatros, 1979.
4 María de Zayas, Desengaños amorosos, ed. Alicia Yllera, Madrid, Cátedra, 1983. Antonio Eslava,
Noches de invierno, ed. Julia Barella, Pamplona, Inst. Príncipe de Viana, 1986. Novelas amorosas de
diversos ingenios del siglo XVII, ed. Evangelina Rodríguez, Madrid, Castalia, 1986. Mariana de
Caravajal, Navidades de Madrid y Noches entretenidas, ed. Antonella Prato, intr. Maria Grazia Profeti,
Milano, Franco Angeli, 1988.
5 La expresión corresponde a Francisco Rico en su Introducción a Lope de Vega, Novelas a Marcia
Leonardo, Madrid, Alianza, 1968, p. 11, e indica las diferencias que marcaba Lope con otros subgéneros
narrativos.
6 La tesis de Amezúa sobre Cervantes como "creador" de la novela corta española no es hoy
unánimemente compartida. V. , por ejemplo, Maxime Chevalier, Don Quichotte et son public, en Livre
et lecture en Espagne et en France sous l'Ancien Régime, Coloquio de la Casa de Velázquez, Paris,
78 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
fueron imprimiendo su sello sucesivamente en el molde genérico. Dejando de lado las naturales
diferencias de resultado, sólo un amplio conocimiento de las realizaciones novelísticas individuales
permitirá fijar la teoría o teorías de la narrativa corta, y sus fluctuaciones en los siglos XVI y XVII.
En esta línea ha de insertarse el interés por escritores aparentemente poco relevantes, como
Diego de Agreda y Vargas, autor de las Novelas Morales útiles por sus documentos1. Pese a ser un
autor poco atendido aún por la crítica, la colección novelística de Agreda posee interés por tres
causas fundamentales :
1) se publica en fecha relativamente temprana, 1620, lo que supone optar por un género todavía
poco consagrado en España, si aceptamos con González de Amezúa que éste arranca definitivamente
con las novelas cervantinas de 16138 ;
2) su modelo genérico responde a una aceptación muy clara del tipo exclusivamente narrativo,
frente a las posibilidades de una forma híbrida o miscelánea, como la adoptada por Tirso ;
3) finalmente, ese modelo genérico se ajusta a un esquema de narrativa moral, didáctica y
aleccionadora, que se encuadra a su vez en la eterna polémica literaria, y no sólo novelística, de lo
útil y lo agradable.
Esta polémica podía estar muy directamente relacionada con las guerrillas literarias de la época,
estudiadas por Entrambasaguas9 y por González de Amezúa10. No hay que olvidar, a este respecto,
que, también en 1620, aparece un libelo anónimo, Diálogos de las comedias, que ataca
abiertamente la comedia nueva como literatura perniciosa, y que llama a Lope "lobo carnicero de
las almas"11. La implicación de Lope resulta forzosa, además, si se tiene en cuenta que fue también
novelador12 y que, según él, "...tienen las novelas los mismos preceptos que las comedias, cuyo
fin es haber dado su autor contento y gusto al pueblo, aunque se ahorque el arte"13, cita muy
manida, pero necesaria en esta ocasión, incluso sin querer entrar en la fructífera relación comedia /
novela14.
Por otra parte, las novelitas de Agreda, si bien carecen aún de un estudio detenido y de una
A.D.P.F., 1981, pp. 119-123, donde se señala que la llamada novela cortesana debe poco a las
innovaciones cervantinas.
7 Primera edición Madrid, Iunti, 1620. Cito por un ejemplar de esta edición que se halla en la
Biblioteca Nacional de Madrid, signatura R 12930. Modernizo las grafías y la puntuación, tanto en las
Novelas Morales como en otras obras citadas por ediciones del XVII. Las referencias de las Novelas
Morales se hacen en el cuerpo del artículo, indicando entre paréntesis el número de orden de la novela y la
página.
8 A esta cuestión, todavía debatida por la crítica, y a problemas de terminología, me he referido en
Novelas cortas : de las "Novelas Ejemplares" a las "Nouvelles" de Charles Sorel (I), en Tigre. Travaux
Ibériques de l'Université des Langues et Lettres de Grenoble, 4, 1988, pp. 43-59.
9 Joaquín Entrambasaguas, Una guerra literaria del Siglo de Oro, En Estudios sobre Lope de Vega,
Madrid, C.S.I.C, 1946-47, I.
10 Agustín González de Amezúa, Las polémicas literarias sobre el "Para Todos", en Opúsculos
literarios, Madrid, C.S.I.C, 1951-1953.
11 V. los Diálogos... en Emilio Cotarelo, Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro
en España, RABM, 1904, pp. 210-230 ; la cita en p. 225.
12 V. Francisco Ynduráin, Lope de Vega como novelador, en Relección de clásicos, Madrid, Prensa
Española, 1969, pp. 115-167.
13 Novelas a Marcia Leonarda, éd. cit., p. 74.
14 V. Florence L. Yudin, Theory and practice of the "Novela comediesca", en Romanische
Forschungen, 81, 1969, pp. 585-594. Mariano Baquero Goyanes, Comedia y novela en el siglo XVII, en
Serta Philologica F. Lázaro Carreler, Madrid, Cátedra, 1983, I, pp. 13-29. Manuel Fernández Nieto,
Función de los géneros dramáticos en novelas y misceláneas, en Criticón, 30, 1985, pp. 151-168.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 7 9
edición reciente, han sido utilizadas por la crítica por considerarlas herederas de las cervantinas15, o
porque confirman las deudas de la narrativa corta española para con la italiana16 ; también para
adscribirlas a una determinada tendencia17, o bien, finalmente, para comprobar la recurrencia en
ellas de motivos, técnicas y actitudes genéricas18.
Parece conveniente, pues, examinar las novelas de Diego de Agreda para extraer de ellas su
teoría novelística : confrontada con la de otros autores de la época, su esquema narrativo demuestra
que, efectivamente, fue uno de los primeros en seguir la huella de Cervantes, pero abriendo el cauce
de la novela corta moral.
Para el estudio de las Novelas Morales, y precisamente a causa del adjetivo "moral" de su título,
pueden ser útiles algunos datos acerca del autor que iluminen las relaciones entre su vida y su tarea
literaria.
Biografía y obras
Tenemos muy pocos datos acerca de Agreda y Vargas. Alvarez de Baena19 y Pérez Pastor20 nos
informan someramente del origen noble de Don Diego y de su condición de Caballero de
Santiago21. Sin embargo,son interesantes los detalles acerca de la concesión del hábito. Don Diego
lo solicitó antes de 1629, porque existe un documento de esa fecha y otro de 1632 en los que la
Cámara Real informa favorablemente para la concesión, en virtud de los méritos militares de
nuestro escritor. Al parecer había servido generosamente al Rey en Italia, a las órdenes del Marqués
de Santa Cruz y, posteriormente, acudió al socorro de la Mamora. Este hecho de armas ocurrió en
1614, cerca de Larache, y se convirtió en materia literaria para varios autores de la época. Góngora
lo trató de manera ambigua e irónica en un par de sonetos22 y Tirso23 también se refirió a él en
Marta la piadosa. A pesar de su comportamiento ejemplar (éste no fue el más general entre la clase
15 V., por ejemplo, el estudio ya clásico de Gustav Hainsworth, Les "Novelas Ejemplares" de
Cervantes en France au XVIIe siècle. Contribution à l'étude de la Nouvelle en France, Paris, H. Champion,
1933, pp. 120-156.
1 6 Caroline B. Bourland, The Short Story..., ob. cit., pp. 11-18.
1 7 Por ejemplo en Giovanna Formichi, Saggio sulla bibliografía..., ob. cit., pp . 69 y 79.
1 8 Hay frecuentes menciones de las Novelas Morales de Agreda en el interesante estudio de Laspéras,
La nouvelle en Espagne..., ob. cit.
1 9 J. A. Alvarez de Baena, Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas y letras, Madrid,
Cano, 1789-91, reimpresión Atlas, 1973.
2 0 C. Pérez Pastor, Bibliografía Madrileña, Madrid, Tip. de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1806.
2 1 Puede existir alguna confusión en torno al hábito de D. Diego. Su padre, D. Alonso, fue Caballero
de Santiago y también su nieto, D. Francisco. A este último se concede Privilegio por diez años para
imprimir, en 1724, las Novelas Morales y exemplares, "que dejó escritas Don Diego de Agreda y Vargas,
su abuelo", del que se dice "Caballero del Orden de Calatrava". Un ejemplar muy deteriorado de esta
edición dieciochesca se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3 24006.
2 2 "Llegué, señora tía a la Mamora" y "A la Mamora militares cruces", en Luis de Góngora, Sonetos,
ed. Biruté Ciplijauskaité, Madrid, Castalia, 1968, pp. 122 y 189. Interpretaciones de los sonetos en
Michel Moner, "Ir y quedarse" : note à un sonnet de Góngora : "A la Mamora, militares cruces", en
Mélanges de la Casa de Velázquez, 17, 1981, pp. 205-222 ; y del mismo autor, Nueva apostilla a un
soneto de don Luis de Góngora : "A la Mamora, militares cruces", en J. Cañedo e I. Arellano, eds. Edición
y anotación de textos del Siglo de Oro, Anejos de RILCE, 4, Pamplona, Eunsa, 1987, pp. 233-243.
También Bernard Loupias, Góngora et la Mamora, enBHi, 86, 1-4, 1984, pp. 308-354.
2 3 V. G. Guastavino Gallent, La toma de la Mamora relatada por Tirso de Molina, Larache, Imp. M.
Boscá, 1939.
8 0 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
noble, según Góngora), nuestro autor hubo de esperar unos cuantos años la decisión real. Hasta
1641 no le llegó la confirmación de haber obtenido el ansiado hábito, curiosamente después de una
nueva expedición militar. En 1640 Agreda había vuelto a servir a la monarquía, según Alvarez de
Baena, "con gente pagada a su costa... y con su persona en el grado de capitán de Infantería", sin
duda en los conflictos de la guerra de separación de Cataluña.
Poco más sabemos de su existencia24, pero sí es curioso destacar que ésta parece oscilar entre
las armas y las letras ; porque después de los hechos de la Mamora es cuando se dedica Don Diego a
sus labores literarias, que se reducen a tres obras.
La primera apareció en 1616 y es una traducción del toscano, Lugares comunes de letras
humanas, contiene las Historias, fábulas, provincias, ciudades, montes, ríos, más famosos y
conocidos del mundo'25, especie de diccionario muy elemental, o un "florido jardín" como prefiere el
autor, en el que otros escritores pueden hallar las "flores" que adornen su poesía.
La segunda es de 1617, también traducción del toscano, pero de mayor interés literario : Los
más fieles amantes, Leucipe y Clitofonte, historia griega, por Aquiles Tacio alejandrino2*1,
traducción ésta que, según Menéndez Pelayo, "es una paráfrasis harto infiel" de un novelista
"mediano y poco original"27, que partía de la versión de Francesco Angiolo Coccio (Venecia,
1550). Pese a tan severa calificación, la obra puede leerse hoy sin fatiga, y posee el mérito de ser la
única versión castellana disponible en su tiempo. Esta traducción debió de suponer para nuestro
autor su espaldarazo en los círculos literarios, ya que va acompañada de poemas laudatorios, que no
existen en sus otras dos obras. Tres de dichos poemas son especialmente interesantes por la
personalidad de sus autores : el primero es un soneto de Céspedes y Meneses ; el segundo una
redondilla de Ruiz de Alarcón, que cree que Agreda ha robado el honor a Aquiles Tacio porque
supera la obra original. Y la tercera y más larga composición es del Licenciado Francisco de
Barreda, autor de la preceptiva dramática Invectiva a las comedias (1622)28. El Licenciado elogia la
labor traductora del castellano, frente a lo que llama el "ultraje del Toscano lascivo" para con el
libro griego. Los tres poemas laudatorios revelan que nuestro autor está ya inmerso en el ambiente
literario de 1617, que era ciertamente polémico. El prólogo de la obra confirma este último
extremo, porque en él Don Diego se queja ásperamente de la "tiranía de ignorantísimos censores", y
de "trece millones de calificadísimos necios, disfrazados de circunspectos censuristas". Pese a ello,
Agreda no se arredra y afirma : "...ahí os arrojo presa, en quien vuestros caninos dientes puedan
emplearse". Y, a continuación, anuncia que seguirá sirviendo "... a la bien intencionada diversión
2 4 Casiano Pellicer menciona a D. Diego como miembro de la cofradía de la Sagrada Pasión, aunque
sin citar fechas, en su Tratado Histórico sobre el origen y progreso de la comedia y del histrionismo en
España, ed. José María Diez Borque, Barcelona, Labor, 1975, p . 49.
25 Madrid, Vda. de Alonso Martín. He utilizado un ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid,
signatura 3 22139.
2 6 Madrid, Juan de Cuesta. Cito por un ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura
R 1 3 9 9 1 .
2 7 Marcelino Menéndez Pelayo, Orígenes de la novela, NBAE, 1, 1925, p . CCCXXJJ. Al texto de
Aquiles Tacio se acercaron también, por las mismas fechas, Quevedo y José Pellicer ; ambos partían, a
diferencia de D. Diego, de la versión latina. V. Juan Antonio Pellicer y Saforcada, Ensayo de una
biblioteca de traductores españoles, Madrid, Sancha, 1778, p. 111.
2 8 Francisco de Barreda, "Invectiva a la comedias que prohibió Trajano y apología por las nuestras",
en El mejor príncipe Trajano Augusto, Madrid, Vda. de Cosme Delgado, 1622, discurso Di, ff. 120 v-141
r. V. el texto recogido en parte en F. Sánchez Escribano y A. Porqueras Mayo, Preceptiva dramática
española, Madrid, Gredos, 1971, pp. 216-226.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 81
de mi patria con el corto talento de mis estudio y trabajo" (Prólogo, s.p.). Semejante diatriba
parece aludir a un ambiente hostil, que bien pudiera estar relacionaldo con los bandos a favor y en
contra de Lope de Vega. Al margen de estas guerrillas, que pueden tener una base personal, pero que
incidían forzosamente en posturas literarias, hay que destacar dos notas del prólogo : la afirmación
de una labor de "estudio", es decir erudita, y la declaración final de que su obra sirva para "diversión
bien intencionada". Ello supone tomar partido a favor de la literatura que requiere preparación
intelectual, lo que es perfectamente congruente con el prestigio de los modelos narrativos griegos,
entre los que se halla su Leucipe y Clitofonte29. Y, además, una opción por la diversión con
buenas intenciones, lo que tiene especial interés al relacionarlo con la declaración moralizante de su
tercera obra.
Esta tercera y última, de 1620, es la única creación novelística "original" del autor, con las
salvedades que después puntualizaremos.Se titula Novelas Morales útiles por sus documentos y
debió de tener éxito, porque en el mismo afio apareció en Madrid, Barcelona y Valencia. Incluso
pasó rápidamente la frontera y Baudouin tradujo el libro al francés en 1621, con un título que
constituye un señuelo para los lectores franceses {Nouvelles morales, en suite de celles de
Cervantes), al presentar la colección como continuación de las Ejemplares. Pese a la opinión
favorable de Jean-Pierre Camus, novelista y obispo francés de la primera mitad del siglo XVII, que
cantaba las excelencias de las moralidades de Agreda30, el público supo distinguir esta narrativa de
la cervantina, y las novelas de Don Diego —quizá demasiado edificantes al norte de los
Pirineos31— no se volvieron a reeditar allí. En España, sin embargo, y a diferencia de otras
colecciones de novelas del siglo XVII, las de Agreda y Vargas no quedaron olvidadas ; pasaron al
siglo siguiente, cuando el nieto del autor las reimprime amplificando el título significativamente
[Novelas morales y exemplares (1724)], e incluso llegan al XK32. Hay también ediciones parciales
de novelas sueltas, en el XVIII, XIX y en nuestro siglo33. Sin duda habrá razones que justifiquen la
pervivencia de los relatos de Agreda, pero su interés actual reside en la peculiar manera de entender
la narrativa corta.
2 9 Como es sabido, los libros de Heliodoro y Aquiles Tacio eran épica en prosa para Alonso López
Pinciano, en su Phüosophía antigua poética (1596). V. para ello la edición de Alfredo Carballo Picazo,
Madrid, CSIC, 1953, p . 165. También Sanford Shepard, El Pinciano y las teorías literarias del Siglo de
Oro, Madrid, Gredos, 1970. Volveré a referirme más adelante a la cuestión de novela y estudio, y también
a los modelos griegos.
3 0 Alababa concretamente "Ces beaux enseignements pour les mœurs qui sont mis à la fin de chaque
histoire", en Relations Morales, Paris, Caffin, 1631, prólogo.
3 1 A la cuestión de la honestidad en la narrativa corta —tan diferente en italianos, franceses y
españoles— me he referido en la comunicación Erotismo trágico en el siglo XVI, que se publicará en las
Actas del Coloquio Eros Literario, celebrado en la Universidad Complutense en diciembre de 1988.
3 2 Hacia 1820 está fechado un precioso ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura
R 31245, titulato Doze novelas morales, utiles por sus documentos, que es, al parecer, una reproducción
de la edición de Madrid, Iunti, 1620. Curiosamente, a la edición de 1620 que hemos manejado para este
estudio le falta la portada, mientras que en esta posterior dicha portada —del siglo XVII— se halla
adherida al cuadernillo.
3 3 En Colección de novelas escogidas, compuestas por los mejores ingenios españoles, Madrid,
Imprenta González, 1785, vol. 6, cuatro novelas. En Tesoro de novelistas españoles, París, Baudry,
1847, m , dos novelas. Estas mismas aparecen en Madrid, Dédalo (Novelas y Cuentos), s.a. [1943] y
posteriormente en Novelistas posteriores a Cervantes, II, ed. E. Fernández Navarrete, Madrid, BAE
XXXÜI, 1950.
8 2 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
Teorías narrativas
Para conocer las teorías del autor, conviene detenerse en el prólogo de las Novelas Morales. En
él Don Diego recuerda sus obras anteriores, la primera como obra de servicio a otros escritores, y la
segunda, como historia "si fabulosa, agradable y de aprovechamiento" : palabras con las que parece
querer justificarse por la materia fabulosa, insistiendo en el aprovechamiento. Y es que, tres años
después de la traducción de Aquiles Tacio, Don Diego se decanta abiertamente por la narración útil.
Por ello, en el prólogo de 1620, se define así la novela :
Es ¡a Novela narración cuyo principal intento ha de ser, con la cubierta de agradables sucesos, de
honestas e ingeniosas ficciones, advertir lo que pareciere digno de remedio, llevando el que escribe
puesta la mira sólo en el aprovechamiento del Lector. (S.p.)
De acuerdo con este principio, el autor no va a usar apenas en la colección la materia de amor y
aventuras en la línea de Aquiles Tacio, sin duda a sus ojos ya demasiado fabulosa. En ninguno de
sus títulos aparece el calificativo "raro", "peregrino", "prodigioso", este último tan del gusto de
otros autores contemporáneos, como Juan de Pina, que lo emplea en sus novelas de 1624,1628 y
162934. Don Diego se va a inclinar por la narración útil y sus novelas serán "útiles por sus
documentos", como reza el título.
La palabra "documento", según el Diccionario de Autoridades, significa doctrina, enseñanza,
aviso o consejo para no cometer yerro. Así aparece en las Empresas de Saavedra Fajardo35 y así la
usaba Cristóbal Suárez de Figueroa en El Pasajero (1618) : "Es mi designio refrescar las memorias
con la fuerza de avisos tan útiles, con la enseñanza de documentos tan necesarios... "36. El mismo
Suárez define la novela en El Pasajero como
...composición ingeniosísima, cuyo ejemplo obliga a imitación o escarmiento. No ha de ser
simple ni desnuda, sino mañosa y vestida de sentencias, documentos, y todo lo demás que pueda
ministrar la prudente Filosofía. (Fols. 56 r y v)
Novela y utilidad se emparejan en esta definición, pero también en otros lugares de la obra. Así, a
uno de los personajes que desea escribir un libro, el Doctor le aconseja empezar por novelas o
traducciones, cuestión esta última que bien pudo interesar a Agreda, traductor, y conocedor, sin
duda, de El Pasajero :
Ahora me ocurre que si tuviérades noticia de la lengua latina, o italiana, era fácil traducir en
romance algún librito curioso con que se viniera a conseguir vuestro intento... Y aunque muchos
ignorantes menosprecian esta ocupación es con todo digna de cualquier honra. (Fols. 58 v y 59 r)
3 4 Novelas exemplares y prodigiosas historias, Madrid, Juan González, 1624 ; Casos prodigiosos y
cueva encantada, Madrid, Imprenta del Reino, 1628 ; Segunda parte de los casos prodigiosos, Madrid,
Vda. de Alonso Martin, 1629. Agradezco a mi colega Isabel Colón la información que me ha brindado
sobre este autor, en el que está trabajando actualmente.
3 5 Diego Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político cristiano representado en cien empresas, ed.
Murcia, Academia Alonso el Sabio, 1985 : ".. .por sus documentos, i sentencias llevo de la mano al
Principe, que forman estas Empresas" (Al Letor, s.p.).
3 6 Cristóbal Suárez de Figueroa, El passagero. Advertencias útilísimas a la vida humana, Barcelona,
G. Margerit, 1618, prólogo, s.p. Cito en adelante por esta edición ; hay ediciones modernas, por
F. Rodríguez Marín, Madrid, SBE, 1914 y otra en Madrid, Aguilar, 1943.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 8 3
Suárez de Figueroa expresaba una opinión que halagaría a Agreda y coincidía con él en tachar de
ignorantes a los críticos. Las coincidencias se dan, además, en el desprecio de ambos por las
comedias. Suárez lo manifestaba en la Plaza universal de todas las ciencias y artes (1615), cuando
decía que los autores de comedias, por agradar al auditorio, lo alimentaban "con veneno,
componiendo farsas casi desnudas de documentos, moralidades y buenos modos de decir..."37.
Agreda, en 1620, tampoco es partidario de las comedias. En el texto de sus novelas critica
severamente a los cómicos, "...oficio no sólo excusado en la República, pero mal permitido..."
(8a, p. 438), lo que es casi un lugar común en el siglo XVII. Pero es que el juicio sobre las
comedias se personaliza en casos muy concretos. Así, se censura en el mentidero madrileño la
inmoralidad de las comedias y lo reprobable de que sean sacerdotes quienes escriben algunas :
/ Qué dijéramos de algunos [sacerdotes] de los de nuestros tiempos, cuyas costumbres son tan
depravadas que lo más loable délias fuera el escribirlas ! Pero quédese aquí, que son amigos y dirán que
somos ignorantes y nos meterán en alguna farsa o entremés, o nos dirigirán algún papel, que es lo
mismo... (6a, p. 325).
Si pudiéramos confirmar a quién iba dirigido este dardo, situaríamos a nuestro autor con claridad
en los grupos literarios de su tiempo.Si era Lope el aludido, como puede deducirse de las
"costumbres depravadas", ¿ cómo se explica que Agreda le dedicara un soneto en la edición de las
Rimas de 160238 ? Quizá los años transcurridos, con la ordenación sacerdotal de Lope de por medio,
hubieran convertido a nuestro autor en lo que llama Florit Duran, aunque sin explicar las causas,
"acérrimo enemigo de Lope de Vega"39. Quizá estuviera señalando a otro sacerdote que escribía
comedias, a Tirso, y por ello —según Ruth L. Kennedy40— el mercedario replicó irónicamente con
moralidades a las moralidades de Agreda. Recordemos que Tirso, en los Cigarrales de Toledo, que
apareció en 1624 pero con Aprobación de 1621, un año después de las Novelas Morales, ponía en
boca de una de sus personajes, Don Juan de Salcedo, la siguiente frase :
Afilen agora los Zoilos murmuraciones en la piedra de la envidia. ¡ Veamos si hallarán, los que
parten un pelo, alguno en ésta digno de reprensión ! Censuren los catones este entretenimiento, que
por más que lo registren no tendrán las costumbres modestas ocasión de distraerse.^
Y, a continuación de esta respuesta a las insinuaciones de los "Zoilos", cuando Tirso resume las
enseñanzas que pueden extraerse de su comedia El celoso prudente, estarían las moralizaciones que,
según Kennedy, serían la burla de las de Agreda. Como veremos después, las de Don Diego son
otra cosa, una fórmula que se repite en la conclusión de cada uno de los relatos, y no la
consecuencia —más ágil- que extrae Tirso de su comedia. Sí parece notable, en cambio, que el
37 ídem, "De los comediantes y Autores de Comedias", en Plaza universal de todas las ciencias y artes,
Madrid, Luis Sánchez, 1615, ff. 322 v - 323 r. Dos años más tarde, en El Pasajero, Suárez suavizaba un
poco su opinión.
38 Lope de Vega, Rimas, en Obras poéticas, ed. José Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 1983,
p. 275 : "En Hércules, Atlante el grave peso / puso...".
3 9 Francisco Florit Duran, Tirso de Molina ante la comedia nueva. Aproximación a una poética,
Madrid, Revista Estudios, 1986, p. 128, n. 66.
4 0 Ruth Lee Kennedy, Studies in Tirso, I, Chapel Hill, University of North Carolina, 1974, p . 179,
n . 4 5 .
41 Tirso de Molina, Cigarrales de Toledo, Madrid, Luis Sánchez, 1624. Cito por la edición de V. Said
Armesto, Madrid, Biblioteca Renacimiento, 1921, p. 380.
84 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
personaje tirsiano hable de las murmuraciones y envidia de los "Zoilos", porque una frase parecida
estaba ya en la dedicatoria de las Novelas Morales. Se dirigía a Don Bartolomé de Anaya y
Villanueva, Caballero de Santiago, del Consejo del Rey y Secretario de la Real de guerra, personaje
influyente, por tanto, lo que permite a nuestro autor exclamar : "¿ Quién con el patrocino de tan
magnánimo y grandioso Mecenas será imprudente Zoilo, por más que triunfe la ignorancia y sea
poderosa la envidia ?" (s.p.). Las similitudes del texto de los Cigarrales con el de Agreda no parecen
casuales y revelan, cuando menos, una inquietud común por la moralidad y por las críticas de los
que ellos denominan críticos, catones, censores, Zoilos, etc.
En definitiva, lo que interesa destacar es que, desde el prólogo, el autor se decide por una
modalidad determinada de relato, y que éste no es un caso aislado en la teoría literaria y novelística
del siglo XVII. Ya González de Amezúa señaló esta tendencia moralizante en la narrativa corta
posterior a Cervantes, calificándola de "mascarilla moral"42 en la mayor parte de las veces. No es
así en el caso de Agreda, que declara sus intenciones en el prólogo, como otros tantos autores de su
tiempo, pero —a diferencia de ellos— las lleva a la práctica en sus novelas. Para él la moralidad y
la utilidad son finalidades consustanciales a la novela que practica, es decir a la novela corta.
Otra opción, igualmente diáfana, de nuestro autor es el despojar a sus novelas de adornos, sean
éstos poemas, fábulas mitológicas, autoridades y, en definitiva, erudición. Curiosamente, la
erudición que él mismo había brindado en su librito de Lugares Comunes ; la misma que
recomendaba Lope en sus Novelas a Marcia Leonarda, cuando decía, para oponerse a Cervantes, que
las novelas deberían escribirlas "hombres científicos, o por lo menos grandes cortesanos"43, y a la
que era tan aficionado el Fénix44. Esta erudición suele hallarse, en mayor o menor grado, en los
prólogos de otros autores de novela corta. Lugo y Dávila, por ejemplo, en su Teatro Popular.
Novelas morales para mostrar la vida del pueblo (1622), abre sus novelas con una introducción que
expone su postura ante los preceptos aristotélicos. Al margen de la escasa originalidad de dichas
páginas teóricas, en ellas aparecen los conceptos de verosimilitud, admiración y fábula. Éstos se
quieren hacer compatibles con la utilidad pero, además, "... adelantando la erudición en algunas de
nuestras novelas a las que se han escrito por italianos y españoles"45.
Nada de esto hay en el prólogo, muy breve, de las Novelas Morales. Tampoco abundan las
alusiones a los críticos del prólogo de 1617, pero sí hay, en el propio texto de las novelas,
menciones burlonas de critiquillos, poetastros y demás tribu literaria. Así, entre los parásitos que
rodean a un caballero rico, hay un personaje calificado de "entendido" que "... llenábale los cascos
de seis sonetos, diez redondillas, una traza de farsa..." (9a, p. 479). En otra ocasión, se ridiculiza a
un grupito de "doctos" (filósofos y poetas), por sus pendencias en la tienda de un librero, y se
desprecian "sus menguados ingenios, sus imaginarias letras..." (12a, p. 661). Precisamente a los
doctos, esos críticos que vigilan y censuran los trabajos ajenos, se pide disculpa cómicamente tras
una larguísima digresión, que el autor intuye merecedora de reproches :
4 2 Agustín González de Amezúa, Formación y elementos de la novela..., ob. cit., p. 85.
4 3 Novelas a Marcia Leonarda, éd. cit., p. 35.
4 4 V., por ejemplo, la dedicatoria a D. Juan de Arguijo de la edición de las Rimas ya citada, de 1602,
pp. 277-285.
4 5 Francisco Lugo y Dávila, Teatro Popular, Madrid, Vda. Francisco Correa y Montenegro, 1622.
Cito por la edición de E. Cotarelo, Vda. de Rico, 1906, p. 127. Para las novelas de Lugo, v. Alberto
Sánchez, De las "Novelas Ejemplares" de Cervantes a las "Novelas Morales" de Lugo y Dávila, en
A Cerv, 20, 1982, pp. 136-151.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 8 5
Paréceme que veo mil doctos destos de tienda de librero, arañándose la cabeza ante tal descuido :
pues estos lloradores de todos los ajenos defectos suplan por esta vez el arte y culpen la pluma. (2a,
p.69)
En suma, Agreda escribe novelas para que sirvan de aprovechamiento a los lectores. Para que
sean más útiles, sin duda, el autor las despoja de adornos retóricos ; no utiliza citas cultas, no hace
uso de la auctoritas y el solo ornato que se permite son los "documentos" que siguen a cada
desenlace. El análisis de sus novelas revelará, a continuación, si existe una real adecuación de los
principios teóricos, expuestos en el prólogo, a la praxis narrativa.
Una colección de novelas morales
Un rápido examen de la colección muestra una primera coincidencia con las Ejemplares, porque
las Novelas Morales constan también de doce relatos ; son todos de similar extensión y oscilan
entre las cuarenta y las cincuenta y cinco páginas en octavo. Los títulos de la novelas se ajustan a
la función informativa, aunque de distinto nivel semántico, de otros relatos cortos del siglo XVII :
- tres de la novelas poseen títulos que designan exclusivamente los nombres de los
protagonistas : Aurelio y Alexandra (Ia), Federico y Ardenia (10a), Carlos y Laura (11a). La
información que se obtiene de estos títulos se reduce a la existencia de una pareja, deduciéndose la
temática amorosa ;
- una sola novela, Eduardo, rey de Inglaterra (4a), nos informa de la jerarquía elevada del
personaje y de la ubicación de la acción ;
- dos novelas poseen un título que responde al sintagma sustantivo de persona + adjetivo : El
hermanoindiscreto (3a), y El viejo enamorado (12a). Aquí el nivel informativo aumenta, porque
permite, en el primer caso, deducir la existencia de un conflicto derivado de la indiscreción, y, en el
segundo, encuadrar la novela en una materia tópica, la del viejo libidinoso, o la de la malmaridada,
bien conocida por los lectores ;
- en los seis títulos restantes, el lector obtiene un avance del desenlace. Tres de ellos obedecen
al esquema de nombre abstracto + adjetivo o participio : La ocasión desdichada (6a), La resistencia
premiada (7a), La correspondencia honrosa (9a). Los tres restantes, al esquema de nombre abstracto
+ complemento : El daño de los celos (5a), El premio de la traición (8a), El premio de la virtud y
castigo del vicio (2a). Los adjetivos informan, efectivamente, del desenlace ('desdichado1, 'premiado',
'honroso'), pero también, y esto es significativo, de la oposición 'premio'/'castigo', y de la
correlación 'virtud/vicio'. Esto demuestra que los seis títulos están en consonancia con el título
general de la colección, Novelas Morales, encaminado a probar cómo a determinadas acciones les
siguen sus correspondientes consecuencias.
1. Estructura
En cuanto a la estructura general de la colección, los doce relatos son independientes, sin marco
unificador explícito. Las novelas son sueltas a la manera cervantina, "ensartadas unas tras otras,
como procesión de diciplinantes", como se burlaba Tirso en el prólogo de los Cigarrales, o novelas
yuxtapuestas, según la terminología de Pilar Palomo46.
4 6 V. Pilar Palomo, La novela cortesana (Forma y estructura), ob. cit. Para la cuestión del marco
narrativo, v. V. Sklovski, Acerca de la novela corta y Algunas observaciones empíricas sobre el modo de
reunir novelas cortas, en Sobre la prosa literaria, Barcelona, Planeta, 1971, pp. 113-118 y 119-127.
8 6 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
La ausencia de marco supone de nuevo una elección, esta vez frente a la tradición de la novela
italiana, porque el autor escoge la variedad frente a la unidad, frente a eso que llamaba Tirso un
"argumento que lo comprehenda todo"47. Sin embargo, en el caso de las Novelas Morales, la
variedad de las mismas no está reñida con la unidad, ya que ésta reside en el propio fin de todas las
narraciones : esa moralidad a la que ya me he referido y que está presente no sólo en los contenidos,
sino en la propia estructura. En efecto, si los relatos son independientes, su estructura tiene una
semejanza fundamental, que es la presencia a modo de colofón en cada uno de lo que he llamado
moralidades. Éstas se encierran en los párrafos finales, que recogen las actitudes de los personajes y
las enseñanzas que se desprenden de las mismas. Se trata de una especie de apéndice que sigue a cada
uno de los textos, en el que el autor, con estilo reiterativo, prodiga el "mensaje" ético de cada obra.
En el plan estructural de Agreda este apéndice debía de ser fundamental y necesario para su idea
de la "moralidad" novelística. Así la eficacia de la novela, que ya de por sí presenta desenlaces
bastante aleccionadores, se ve acrecentada por la fórmula final. El esquema de ese formulismo que
se repite, con escasa variación, en las últimas líneas de cada uno de los doce relatos es el siguiente :
nombre del personaje + verbo + complemento. Los verbos suelen ser : 'mostrar', 'avisar', 'advertir',
'enseñar1, y, para que la advertencia gane en utilidad, el narrador utiliza la primera persona del
plural : "...nos muestra...", "...nos enseña", etc. Así, por ejemplo :
En Eduardo se nos muestra un rey agradecido, pero demasiadamente curioso, pues el suceso de su
amor procedió de ir donde no importara su presencia ; nos enseña con cuánto cuidado deben los reyes
huir las visitas de mujeres hermosas, y particularmente de las casadas. (4a, p. 228)
En ocasiones, el nombre del personaje es sustituido por la actitud del mismo, generalmente bajo la
forma de un infinitivo sustantivado : "El trocarse tantas desdichas en alegres casamientos nos
muestra..." (3a), "El verse vencido y obligado de tan honrosa resistencia... nos enseña..." (4*).
Estas muletillas, engorrosas para un lector actual, son los "útiles documentos", la justificiación de
las ficciones y la aportación más personal de Don Diego, a la par que el nexo o común
denominador de todos los relatos.
Para Amezúa48, estas consideraciones son "pacatas" y hacen "enfadosas" las novelitas. Pero,
para los escritores contemporáneos, debieron de ser todo un hallazgo, en el que veían la posibilidad
de conciliar el entretenimiento con la moralidad, tan exigida como mal comprendida. Puede que así
lo entendiera Tirso que, sin embargo, no aplica la fórmula rígidamente en el pasaje de los
Cigarrales antes aludido : "Aquí pueden aprender los celosos a no dejarse llevar de experiencias
mentirosas ; los maridos a ser prudentes ; las damas a ser firmes ; los príncipes a cumplir
palabras..." (p. 380).
Pero también se sirvió del sistema algún que otro autor, sensiblemente menos edificante. Me
refiero a Castillo Solórzano, que no sólo calca literalmente el esquema de Agreda, sino que lo
extrema, situando delante de los colofones la palabra "Aprovechamientos". Lo más paradójico es
que siga este procedimiento en Las harpías en Madrid (1631), colección de corte apicarado donde las
moralejas están en franca contradicción con el texto que las precede. No hay que olvidar, a este
También Jenaro Talens, La escritura como teatralidad, Valencia, Universidad, 1977, pp. 121-181.
4 7 Como señala André Nougué, L'œuvre en prose de Tirso de Molina, ob. cit., p . 392, ". . .Tirso
n'admet pas la nouvelle comme une œuvre indépendante ; elle est, en somme, comme une partie d'un
tout."
4 8 Agustín González de Amezúa, Formación y elementos de la novela..., ob. cit., p. 84.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 87
respecto, que Las harpías aparece en los diez arios sin licencia para imprimir comedias y novelas en
los reinos de Castilla (1625-1634)49. Aunque la colección se imprimió en Barcelona, parece que
cualquier cautela era poca. Y, con este motivo, la fórmula de Agreda se presenta como un recurso
eficaz ; por eso Castillo Solórzano la utiliza sin empacho, y advierte incluso antes del primer
"Aprovechamiento" :
Porque no se arguya de los libros de entretenimiento que no tienen aprovechamiento, para que se
saque dellos fruto, quiero deste discurso pasado decir lo que acerca del se me ofreced
Y, a continuación, desarrolla la fórmula con equivalentes construcciones sintácticas, con semejante
extensión y con la obligada presencia de los verbos 'avisar', 'advertir', 'amonestar', etc. De esta
manera, lo que es en Agreda consecuencia de su poética narrativa, se ha convertido en un recurso
falso y coyuntural. Recurso muy útil, no obstante, y aprovechado por otros autores, como el ya
citado Lugo y Dávila, cuya "moralidad" en Teatro popular. Novelas morales... refleja deudas para
con nuestro autor, que le antecedió dos afios en la publicación de sus novelas51.
A diferencia de lo que luego harían otros autores, en las Novelas Morales los párrafos finales
poseen una función estructural, explicable por el prólogo, el título y el desarrollo narrativo, como
veremos más adelante. Importa menos que los relatos contengan duelos, matrimonios consumados
antes de tiempo, trazas picarescas, etc. El desenlace se ajustará, inevitablemente, a los códigos del
bien y del mal de la época, salvo escasas excepciones, y será reforzado por el toque moralizador
final, que es el eslabón de las doce narraciones. Ese eslabón no es el clásico marco narrativo ; no es
el diálogo previo, ni la conversación de viaje, ni la celebración festiva que da pie a los relatos
sucesivos. Pero ese estrambote, como nexo obligado a cada narración, puede hacer las veces de
marco estructural, en cuanto elemento que une cada novela a la idea central de moralización
expresada en el prólogo.
2. Fuentes
Como ocurre con muchas novelas del siglo XVII, no puede decirse de los argumentos de las
Novelas Morales que sean originales.Ya Bourland y Hainsworth, y más recientemente Fucilla52, se
refirieron a Agreda, al estudiar las fuentes italianas de la novela corta del siglo XVII.
No es mi propósito establecer una comparación detallada entre los textos de base y las novelitas
de Agreda. Es bien sabido que el concepto de originalidad, como valor literario, es muy posterior y
que la imitación fue algo común en los Siglos de Oro53. Esta circunstancia se agudiza en la novela
4 9 V. Jaime Molí, Diez arios sin licencia para imprimir comedias y novelas en los Reinos de Castilla :
1625-1634, en BRAE, 54, 1974.
5 0 Alonso Castillo Solórzano, Las harpías en Madrid o coche de las estafas, ed. Pablo Jauralde,
Madrid, Castalia, 1985, p . 98.
5 1 Ya la adición de "novelas morales" al título me parece significativa ; pero es que, además, Lugo
también emplea la fórmula de ". . .enseña.. ." u otras semejantes para adoctrinar, aunque la utilice en forma
de introito y no de colofón. Por ello, como ha señalado A. Sánchez en De las "Novelas ejemplares" de
Cervantes a las "Novelas Morales"..., art. cit., poco tiene que ver su "moralidad" con la "ejemplaridad"
cervantina ; mucho, en cambio, con la moralidad de Agreda.
5 2 Joseph G. Fucilla, Relaciones hispano-italianas, en RFE, anejo 69, 1953.
5 3 Incluso autores "mayores" como Lope se sirvieron de modelos italianos, como en el conocido caso
de Bandello para El castigo sin venganza. V. a este respecto Manuel Alvar, Reelaboración y creación en
"El castigo sin venganza", en RFE, 66, 1-2, 1986, pp. 1-38, donde se tiene en cuenta las Histoires
tragiques de Boaystuau y Belleforest y las Historias trágicas exemplares, como textos puente entre
g g MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
corta, que hunde sus raíces en modelos italianos (Bocaccio, Bandello, Cinthio, etc.). Nada de
extraño tenía, pues, que se tomaran argumentos54 de otros autores, e incluso que se tradujera
descaradamente a un autor italiano, sin advertencia previa. Que esto era práctica habitual se deduce
del prólogo cervantino, cuando afirma que sus novelas no son imitadas, ni hurtadas, ni traducidas de
lenguas extranjeras55.
Siete años después de las Ejemplares los libros italianos seguían siendo un filón para nuestros
novelistas. Agreda, al menos, no hace esa declaración de originalidad tan común a otros autores, y
que ridiculiza Pérez de Montalbán en los Sucesos y prodigios de amor (1624). Según Montalbán,
los que así actúan "...debe de ser porque con solo el trabajo de traducir (que en mi opinión es lo
mismo que trasladar), se hallan Autores de libros, como si el título no los desmintiera..."56. A mi
parecer, estas palabras, escritas sólo cuatro años después de las Novelas Morales, pueden referirse al
quehacer de Agreda y Vargas. No deja de ser sintomático que, en la lista de autores que cita
Montalbán como ingenios eminentes, al final de Para Todos (1632), aparezca Agreda sólo en
funciones de traductor :
Don Diego de Agreda y Vargas, tan conocido por su erudición como por sus escritos, tradujo de
Italiano ¡os amores de Leucide y un libro que llamó Lugares Comunes de letras humanas?1
Ni una palabra para su única colección de novelas, que era también la obra más reciente. Ignoro si
esto se debe a que Montalbán rechazaba sus novelas por considerarlas traslado del italiano, o porque
en la década de los treinta Agreda fuera ya enemigo de Lope, a cuyo círculo pertenecía Montalbán.
En cualquier caso, es probable que el uso de las fuentes italianas por parte de Agreda pareciera
excesivo, y que su conocimiento del italiano fuera mayor que su talento poético. Desde luego, un
rápido recorrido por su colección revela que el material ajeno supera al propio. Concretamente, la
crítica ha señalado que las novelas "hurtadas" proceden de Bandello y de Giraldi Cinthio58. Pero,
además de señalar las fuentes, interesa resaltar que el autor no actuó por igual al manipular los
textos. Existe una gran diferencia entre la imitación de algunos, en los que cambia apenas los
nombres y el lugar de la acción, y la utilización en otros tan solo del motivo central. El primer
Bandello y Lope. Me he ocupado de las traducciones francesa y española de Bandello en Notas sobre la
traducción en los Siglos de Oro : Bandello franco-español, comunicación presentada en el Coloquio
Imágenes de Francia en las letras hispánicas^ celebrado en Barcelona, noviembre, 1988, cuyas Actas
aparecerán próximamente.
5 4 Según González de Amezúa, Opúsculos literarios, ob. cit., I, p . 250, "Agreda, Lugo, Castillo
Solórzano, Castro, Pina, Camerino, Aguirre llegan a veces al plagio, ora de argumentos ora de frases
enteras" .
5 5 Miguel de Cervantes, Novelas Ejemplares, ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid, Castalia, 1982,
I, Prólogo, p. 65. Las palabras de Cervantes fueron repetidas hasta la saciedad por los autores de novela
corta del siglo x v n , pese a que ellos no sólo "hurtaban" de lenguas extranjeras, sino del propio
Cervantes. V. Jean-Michel Laspéras, "La nouvelle italienne dans la prose narrative du Siècle d'Or", en La
nouvelle en Espagne..., ob. cit., pp. 96-109.
5 6 Juan Pérez de Montalbán, Sucessos y prodigios de amor en ocho Novelas exemplares, Madrid, a
costa de Alonso Pérez, 1624, Prólogo, s.p.
5 7 Idem, Para Todos, Madrid, Imprenta del Reino, 1632. Cito por la edición de Huesca, P. Blusón,
1633, f. 4 r.
5 8 La opinión, sin embargo, no es unánime. Para C. B. Bourland, The Short story..., ob. cit., p . 59,
n. 39, tres novelas proceden de Bandello y dos de Cinthio. Para G. Hainsworth, Les "Novelas
Ejemplares" de Cervantes en France..., ob. cit., p. 119, tres son de Bandello y cuatro de Cinthio. Fucilla,
en Relaciones hispano-italianas, ob. cit., coincide con Bourland.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 8 9
caso es el de Aurelio y Alexandra, Eduardo, rey de Inglaterra, Carlos y Laura. Los títulos de las
novelas son de los que hemos señalado como escasamente informativos, y creo que ello está en
relación con el uso muy literal de las fuentes. Se ha conservado la ambientación, el espacio
original y el tiempo de los sucesos. En otros relatos, por el contrario, la acción se ha trasladado a
lugares tan castizos como Motril, en El daño de los celos, Sevilla, en El premio de la traición, y
Guadalajara, en El viejo enamorado, consiguiéndose en los tres casos una ambientación adecuada,
una acertada verosimilitud, y hasta algún episodio apicarado, frente a la línea de costumbrismo
grave del resto de la colección. Todo ello permite afirmar, no los méritos del autor, pero sí la
utilización hábil de las fuentes y la subordinación de la originalidad a la eficacia del conjunto de los
doce relatos.
3. Temas y desenlaces
Ya hemos adelantado que el conjunto narrativo está compuesto por la alternancia de
comportamientos virtuosos y pecaminosos, de los que se derivan desenlaces felices o desgraciados.
Todo ello va debidamente engarzado con la correspondiente temática amorosa, propia de la época59,
que usa y abusa de asuntos como los siguientes : la acusación falsa del malvado contra el virtuoso,
y el triunfo de éste (El premio de la virtud y castigo del vicio) ; la pasión ilícita del poderoso por
una dama, y el feliz matrimonio que todo lo resuelve (Eduardo, rey de Inglaterra) ; los celos, con o
sin motivo aparente, y el triunfo final de la esposa intachable (El daño de los celos) ; los amores
correspondidos, pero estorbados por la presencia de un tercero (La ocasión desdichada) ; la fidelidad
matrimonial y la defensa del honor (Carlos y Laura, La resistencia premiada) ; la exaltación de la
auténtica amistad (La correspondencia honrosa) ; los riesgos del matrimonio clandestino no
autorizado por los padres (Aurelio y Alexandra, Federico y Ardenia) ; el castigo de la ambición y el
deseo de medrar, personificado en dos criados malvados que pagan con la muerte, y en una jovencita
mal aconsejada que ha de soportar un matrimonio de conveniencia (El premio de la traición y El
viejo enamorado).
Más interesante que la temática es el desarrollo que el autor imprime al conjunto.Prevalece, en
general, el desenlace feliz y la ambientación contemporánea. Sólo en dos ocasiones los desenlaces
son trágicos60, en novelitas de fuente italiana. Una de ellas es Aurelio y Alexandra, que desarrolla el
tema de Romeo y Julieta, y la otra es Federico y Ardenia, de final truculento, donde los enamorados
mueren a manos del cruel rey de Hungría, padre de Ardenia61. Ambas son novelas de ambiente
extranjero y pasado remoto, frente a las contemporáneas y españolas. El resto de los desenlaces
suele dar el triunfo, que consiste en un feliz matrimonio, a los protagonistas, pasando por el
castigo —a veces mortal— de sus malvados enemigos. El tono más común, salvo dos relatos de
intención cómica, y hasta satírica en El viejo enamorado, es el sermoneador de un autor más
preocupado por la interpretación aleccionadora de los hechos, que por el propio argumento. Esta su
concepción de las novelas nos lleva a tratar de la técnica empleada para lograrla.
4. Técnicas narrativas
Agreda y Vargas es un autor convencional, que narra en tercera persona y de manera lineal. No
59 V. Evangelina Rodríguez, Introducción a su ed. de Novelas amorosas de diversos ingenios del siglo
xvii, ob. cit., pp. 27-65.
6 0 No comparto la opinión de Alexandre Cioranescu, Le masque et le visage, Genève, Droz, 1983,
p. 453, cuando señala que las Novelas Morales, más que morales "...seraient plutôt des histoires
tragiques : cela se comprend, si l'on pense que Giraldi Cinzio et Bandello figurent parmi leurs sources".
61 A Federico y Ardenia me he referido brevemente en Erotismo trágico en el siglo XVI, art. cit.
9 o MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
usa en ninguna de las doce narraciones el comienzo in medias res y, salvo en dos casos, la trama de
las novelas es única y centrada en la pareja protagonista. Los comienzos de los relatos son poco
variados y se atienen, generalmente, a un uso muy común en la época : comenzar con una
presentación elogiosa de la ciudad donde se desarrolla la historia. Así, Granada "la más insigne
ciudad de España, tanto por sus magníficos y suntuosos edificios, como por la copiosa
muchedumbre de ciudadanos que la habitan..." (3a, p. 102) ; Madrid es elogiada por ser la cuna de
Felipe III (6a), y Barcelona, por su cortés hospedaje (9a). Estos comienzos tienen carácter
formulístico y tipificador, salvo en dos casos muy particulares : la novela segunda se sitúa en
Agreda (o Agreda), y el autor afirma que de allí procede el linaje de los Agredas, familia "tan noble
y tan antigua que fueron sus gloriosos progenitores los que fundaron tan nobilísima ciudad"
(p. 51). La novela siguiente es la que empieza con el citado elogio de Granada ; pero este elogio da
paso al de la familia protagonista, los Vargas, "de moderada hacienda y grandiosa virtud". Con ello
nos hallamos ante un uso muy peculiar en la novela de los dos apellidos del autor (Agreda y
Vargas), que pueden servir para esclarecer su propio linaje, en un momento en que intentaba
conseguir el hábito de Santiago. Salvo este detalle, el proceder del autor es sistemático y repetitivo,
iniciando las novelas con el elogio tópico de la ciudad, o con la descripción del protagonista en
algún otro caso.
A partir de este momento, la narración avanza moviendo una trama de proporciones muy
variables ; desde la descripción detallada de una pasión amorosa cada vez más intensa, en Eduardo,
rey de Inglaterra, novela casi sicológica, a los enredos de parejas cruzadas, amores y desamores,
enemistades repentinas, duelos, desapariciones, identidades falsas y venganzas, en El hermano
indiscreto. Generalmente, se pasa de la presentación a la trama por fórmulas también muy usuales,
como "sucedió que...", "ocurrió...", etc. La narración se dinamiza escasamente con el diálogo. Es
éste muy retórico, con largos parlamentos y escasa fluidez.
a) Descripciones
El autor se muestra más hábil con las descripciones, muy variadas en cuanto a su función. A
veces, la pincelada es rápida y caracterizadora, corno la que sirve para mostrar a un galán
arquetípico : "...mozo, galán, de veinticinco años y de notable cuidado y gracia..." (11a, p. 582).
Otras, detallista y centrada en elementos costumbristas, como el vestuario : "Paula, vestida de una
saya entera de raso blanco, con su manga de punta, y adornado el rostro de una proporcionada
lechuguilla..." (11a, p. 599).
Hay también descripciones ambientales, como la de la marina napolitana, sus coches y damas
hermosas, a la hora del paseo (7a). Generalmente son muy breves y constituyen una excusa para el
movimiento de los personajes, que son los que verdaderamente interesan al autor. Por ello, las
mejores descripciones de este tipo son las que pintan el lugar con tintes adecuados a la finalidad de
cada novelita. Así, la descripción ridiculizadora del estrado de una dama provinciana, que recibe
solemnemente al pretendiente de su sobrina, en El viejo enamorado :
... con su tarima a fuer de cadalso y dos escuderos de los que, por su antigüedad, pudiera creerse que
se hallaron en el cerco y reto de Zamora, acompañados a trechos de algunas dueñas y sabandijas, que
también hacían labor... (12a, p. 632)
Esta novela, la más satírica de la colección, ofrece una de las mejores descripciones descalificadoras
del protagonista, el viejo enamorado :
... caja y depósito de las leyes cuanto a la apariencia, y, cuanto a la verdad, la suma ignorancia, la
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 91
misma soberbia, herencia ordinaria de bajo nacimiento fomentado de vil servidumbre, cuyas
imprudentes acciones, si bien acompañadas de pública irrisión, creía él que representasen las de un
jurisconsulto ; su rectitud la de un Trajano ; su observancia de la Ley la de un Licurgo... (12a, p. 629)
Este personaje es en realidad un tipo, el del viejo ridículo, descalificado con la descripción anterior.
Por medio del perspectivismo, se ha mostrado la ridiculez del soberbio, cuya opinión sobre sí
mismo se confronta con la de sus gobernados. Así se añade al descrédito del enamorado viejo, el de
ser un licenciado ignorante y mal cumplidor de sus deberes.
La misma función desempeña la descripción de un médico, personaje también tópico, satirizado
aquí por su suciedad, tan nefasta en su oficio : "... venía mi galeno con una barba de un padre del
yermo, un sortijón de Obispo, y unos guantes con cuya grasa se pudieran guisar diez ollas de una
comunidad..." (5a, p. 261). El personaje, hiperbólicamente presentado, será lo bastante alarmante
como para que el enfermo de celos olvide su dolencia, con tal de no caer en sus manos.
b) Digresiones
Estos toques de humor no son, sin embargo, lo más habitual en las novelas de Agreda. Antes
me he referido al tono sermoneador, propio de los fines aleccionadores de la colección. Ese tono y
esos fines se consiguen por medio de las digresiones, abundantísimas en el texto, y utilizadas por
el autor para opinar incesantemente sobre conductas individuales y hábitos sociales. Selecciono a
continuación unos ejemplos, que representan cómo el autor extrae consecuencias generales, a partir
de los comportamientos y situaciones de sus novelas :
- con motivo de una fiesta de toros, el narrador se permite señalar la improcedencia de celebrar de
este modo las fiestas religiosas :
... cosa, por cierto, bárbara y mal entendida en hombres políticos y cristianos, y peor que la
apliquen en servicio de los santos, que es cosa cierta que se ofenden con todo aquello que se desirve la
Majestad divina, a quien es certísimo que no agradan por la multitud de almas que en semejante caso se
ponen a peligro. (3a, p. 117) ;
- en ocasiones, se detiene la acción de la novela para intercalar reflexiones sobre el modo de
conducirse al príncipe o el valido ; o sobre quiénes han de ocupar un lugar preeminente en la Corte.
Y dice Don Diego, recordando, sin duda, su profesión militar :
... ¡os príncipes, como son de todos más que propios, es forzoso que a todos satisfagan, y más a
la gente de la milicia, dueños de los más poderosos imperios ; que en estohacen conocida ventaja a
los profesores de letras, pues dan las leyes que ellos ejecutan y, para mandar y gobernar en la paz,
sobran hombres, mas para conquistar y defender las monarquías se hallan muy pocos y son menester
muchos. (4a, p. 170) ;
- muy a menudo, a propósito de alguna escena doméstica, el autor apostilla sobre la conducta de la
mujer en el hogar :
La Marquesa fue al cuarto de su hija, a quien halló entretenida con sus criadas en su labor, cosa en
nuestros tiempos conveniente, muy lícita y forzosa, no sólo en las más comunes mujeres, sino en las
mayores señoras, que no es excusa la grandeza para gastar mal el tiempo, cosa de que nacen las
dificultades y desórdenes que se saben. (4a, p. 189) ;
- con frecuencia, las opiniones se expresan en primera persona, para que la comunicación sea más
directa con los lectores. Así, al hilo de la conducta de la esposa de un celoso, se recomienda que las
92 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
casadas jóvenes reciban pocas visitas del otro sexo :
... fuera de las que piden los días de cumplimiento,.. tengo las demás por excusadas, porque un
mozo tan galán en continua plática con una mujer hermosa... no es de creer que traten de conformar
las opiniones de Escoto con las de Santo Tomás (5a, p. 236) ;
- cuando un personaje cae en manos de la justicia, concretamente de alguaciles y alcaldes, el
narrador aprovecha para expresar su escasa simpatía por dicho cuerpo :
... porque son enemigos del género humano y parecen otra especie de hombres. Y con ser tan
virtuosos... jamás se les conoce delito... y, si por desdicha se sabe alguno ¡ Con qué suave piedad se
castiga ! ¡ Con qué brevedad se despacha !... Dejémoslo así, que sólo alabar lo bueno es lícito. (6a,
pp. 300-301) ;
- el halago y la adulación son siempre criticados en largos excursos, que parten de una situación
concreta y luego la generalizan. Así, a los parásitos desocupados que van anunciando la presencia
del viejo licenciado, Agreda los llama "picaros porteros", y exclama a continuación :
... que si no los hubiera en el mundo ¡ Qué seguros estuvieran los bodegones ! ¡ Qué poco
defraudadas las tabernas, y con qué justa razón careciera la República de otros tantos vagamundos !
(12a, pp. 632-633)
Tan abundantes ejemplos son una mínima muestra de la importancia de la digresión en la
novelística de nuestro autor. Los excursos no sólo son frecuentes, sino que son largos, lo que
confirma que la novela es, para Don Diego, un excelente medio de sembrar su ideología y
pensamiento. De ahí que, tras una larga digresión, se vea obligado a utilizar partículas ilativas para
retomar el argumento, con fórmulas de retorno como "decía, pues...", o "como digo...". Las
"impertinentes digresiones", como las hubiera llamado el cervantino Cipión62, son un puntal clave
para la narrativa de Agreda. Sus novelas acogen argumentos variados, pero sometiéndolos a la doble
censura de sus digresiones primero, y de las moralizaciones en el colofón. A diferencia de la
variedad de digresiones en Lope63, las de Agreda no responden a una finalidad ornamental, lírica o
erudita. Tampoco pueden emparejarse con las digresiones del Guzmán de Alfarache6*, por carecer
Don Diego de la profundidad crítica de Alemán. Las digresiones de las Novelas Morales son
estrictamente utilitarias, en cuanto se someten a los propósitos "útiles" de su colección.
c) Prolepsis
Para lograr esa finalidad tan perseguida, nuestro autor se sirve además de otros recursos, como
las prolepsis arguméntales, esos avances o pistas sobre la narración, que llevan al lector a una
6 2 A propósito de la condena de las digresiones en el Coloquio de los perros, v. Antonio Rey Hazas,
Género y estructura de "El coloquio de los perros", o cómo se hace una novela, en Lenguaje, ideología y
organización textual en las "Novelas Ejemplares", Coloquio de la Facultad de Filología, mayo 1982,
Madrid, Univ. Complutense, 1983, pp. 119-144.
6 3 V. Gonzalo Sobejano, La digresión en la prosa narrativa de Lope de Vega y en su poesía epistolar,
en Estudios ofrecidos a E. Alarcos, II, Oviedo, Universidad, 1968, pp. 469-494.
6 4 Para las digresiones del Guzmán, v. Francisco Rico, Del ensayo a la novela : estructuras y reflejos
de estructuras en el "Guzmán de Alfarache", en Manuel Alvar et alii, El ensayo. Reunión de Málaga de
1975, Málaga, Diputación Provincial, 1975, pp. 127-140.
LAS NOVELAS MORALES DE AGREDA Y VARGAS 9 3
lectura encauzada. Así, en la novela tercera, se adelanta que "En este tiempo sucedió un caso que
acabó de declarar este negocio y dio fin a la amistad de estos dos amigos, siendo causa de muy
penosos sucesos" (p. 117). O, en la novela octava, cuando un valentón mulato invoca a todos los
santos para que le saquen de un apuro, se advierte : ". . . pero como con su mala vida los debía de
tener poco obligados, parece que quisieron dejarle en mayor aprieto" (p. 424).
También con los mismos fines aleccionadores se extrema el procedimiento, introduciéndose dos
relatos que constituyen una muestra de mise en abîme. Los dos relatos intercalados son un indicio
de algo que va a suceder en la propia novela que los contiene. El primero aparece en Federico y
Ardenia, novela de desenlace sangriento. El narrador suspende la acción cuando los dos enamorados
creen haber obtenido, al fin, el perdón por el matrimonio clandestino, y se dirige a los lectores
advirtiéndoles que la benevolencia paterna es falsa, ". . .como lo dirá este caso que sucedió en una
principal ciudad de España" (10a, p. 549). El "caso" es una breve historia trágica, que acaba con la
muerte de los enamorados a manos del padre cruel y vengativo. Ese mismo destino es el que
sufrirán Federico, Ardenia y sus hijos, asesinados bárbaramente por el padre de Ardenia. El segundo
relato se halla en la última novela, donde la familia de la jovencita pretendida por el viejo
licenciado envía a un pariente a la Corte, para informarse de si las perspectivas y hacienda del novio
son tan halagüeñas como él promete. El autor se detiene en la estancia cortesana del pariente, y
convierte este episodio en un relato costumbrista y apicarado, intercalado en la acción principal. El
pariente comprueba que Madrid está caro, que las gentes son burlonas, que las mujeres le estafan y,
en suma, que la apariencia no concuerda con las múltiples realidades. Eso mismo se confirmará
cuando la joven recién casada constate demasiado tarde, ya en la Corte, que su viejo marido nunca
tendrá el ansiado coche, que no le solicitan, sino que "... fue forzoso que solicitase" y, en suma,
que "...halló otro mundo del que pensaba" (12a, p. 682).
Conclusión
Los recursos señalados demuestran que el autor emplea una especie de receta narrativa, en la que
descripciones, digresiones, prolepsis, relatos secundarios y aprovechamientos finales están
encaminados a conseguir la finalidad que se ha propuesto. Acorde con dicha finalidad, la falta de
erudición ha de entenderse como ausencia de elementos perturbadores del mensaje novelístico. Éste
se expresa por medio de un lenguaje relativamente llano, con escasas metáforas y repetición, en su
caso, de las mismas. A iguales razones se debe la renuncia del autor a temas y técnicas de la novela
griega. El modelo de Heliodoro, como el de Aquiles Tacio que Don Diego conocía bien, era el más
digno de la prosa de ficción ; pero a nuestro autor, que busca la utilidad, no le interesa maravillar ni
sorprender a los lectores con naufragios, desapariciones y anagnórisis. Estos temas sólo aparecen en
Carlos y Laura, una de las novelas "hurtadas".
Todo ello parece confirmar que las Novelas Morales poseen una finalidad exclusiva y que el
autor ha aplicado a la narrativa corta las técnicas adecuadas para conseguirla. Según la definición de
Agreda, la novela, para serlo, ha de ser útil y sólo es útil si es ejemplar. La palabra ejemplar, que
hasta ahora había evitado, resulta ya obligada, porque me parece que las moralidades de Don Diego
tienen mucho que ver con ella. Aunque el autor no cita a Cervantes, como no cita aotros autores
de ficción, creo que tiene su modelo muy presente : sus novelas son doce, no llevan marco
narrativo, no pretenden ser eruditas, su temática quiere ser variada, pero, sobre todo, sus novelas
son "morales", entendida esta palabra como un grado más allá de la ejemplaridad. Sabido es que la
94 MARÍA SOLEDAD ARREDONDO Criticón, 46,1989
ejemplaridad cervantina ha hecho correr ríos de tinta, interpretándose de muy distinta manera desde
la Aprobación de Fr. Juan Bautista Capataz, hasta la crítica más reciente65. Para Agreda y Vargas el
ejemplo no debe de bastar, sino que ha de ser reforzado con la moralización. Esto conlleva ciertas
modificaciones en el modelo de las Ejemplares, como la renuncia a temas "fabulosos" y elementos
poéticos ; y, en compensación, la adición de digresiones y colofones útiles, es decir, aprovechables
y moralizantes.
De esta manera la novela corta, licenciosa en el caso de las italianas y ejemplar con las
cervantinas, se convierte en moral para un autor de la segunda década del siglo XVII. La
transformación se debe a las manipulaciones de un caballero que llegó a las tareas literarias tras
abandonar las militares ; que solicita un hábito como recompensa de estas últimas y que dedica sus
libros a personajes influyentes en la milicia y en las Órdenes. Cabría preguntarse si las Novelas
Morales no son el fruto de una interacción o dependencia entre vida y literatura ; porque las
moralidades novelísticas de Don Diego, de cuya sinceridad no hay por qué dudar y que abrieron un
cauce —más o menos falaz— para otros escritores, podrían estar relacionadas con las prebendas que
intentaba conseguir. El silencio literario de nuestro escritor, a partir de 1620, bien puede confirmar
esta maliciosa hipótesis, ya que sólo un nuevo servicio militar, en 1640, concedió a Diego de
Agreda lo que la literatura no le había deparado.
ARREDONDO, María Soledad. Novela corla, ejemplar y moral : Las "Novelas Morales" de Agreda y Vargas. En Criticón
(Toulouse), 46, 1989, pp. 77-94.
Resumen, has Novelas Morales (1620) de Agreda y Vargas son una colección de doce novelas cortas que siguen el
modelo cervantino de las Ejemplares, al que añaden una finalidad moralizante. A través de algunos datos biográficos y
de las opiniones del autor, expresadas en sus tres obras literarias, se estudian sus teorías sobre la novela corta. El
análisis de las Novelas Morales (estructura, fuentes, temas y técnicas narrativas) confirma que el autor ha convertido la
novela corta en un género útil para moralizar a sus lectores. Esta colección abre así el cauce de la novela moral, más
ejemplar que las cervantinas, seguida con desigual sinceridad por otros escritores posteriores.
Résumé. Les Novelas Morales (1620) de Agreda y Vargas sont un recueil de douze nouvelles qui suivent le modèle des
Nouvelles exemplaires, en ajoutant une finalité moralisatrice. Les théories de l'auteur sur la nouvelle sont analysées à
partir de certaines données biographiques et des opinions qu'il exprime dans ses trois œuvres littéraires. L'étude des
Novelas Morales (structure, sources, thèmes et techniques narratives) montre que l'auteur a transformé la nouvelle en
genre utile à des fins de moralisation. Ainsi, ce recueil ouvre la voie de la nouvelle morale, plus exemplaire que celles
de Cervantes, et que d'autres auteurs postérieurs, dont la sincérité est douteuse, ont continuée.
Summary. The Novelas Morales (1620) of Agreda y Vargas are a collection of twelve short novéis lhal follow the
cervantine pattem of the Ejemplares, to which is added a moralizing purpose. His théories on the short novel are
studied using some biographical information and the opinions of the aulhor, expressed in his three literary works. The
study of the Novelas Morales (structure, sources, subjects and narrative techniques) confirms that the author has
transformed the short novel into a useful means for moralizing to his readers. In ¿us manner the collection opens the
way of the moral novel, more exemplary than the cervantines, followed with an unequal sincerity by later authors.
Palabras clave. Novela corta. Agreda y Vargas. Ejemplaridad ética.
6 5 V. Bruce Wardropper, La eutrapelia en las "Novelas Ejemplares" de Cervantes, en Actas del 7°
Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Roma, Bulzoni, 1982, pp. 153-169. Para J. B.
Avalle-Arce, Introducción a su ed. de las Novelas Ejemplares, cit.. I, p. 15, las novelas cervantinas "no
son propiamente de catecismo". V. también el artículo ya citado de Alberto Sánchez, sobre ejemplaridad
y moralidad.
	CampoTexto: CRITICÓN. Núm. 46 (1989). María Soledad ARREDONDO. Novela corta, ejemplar y moral: la ...