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Las poéticas constructivas en Brasil y España desarrollaron, en el escenario de la Guerra Fría, una opción estética que apostaba por transformar los modos de percepción sensible a partir de una investigación formal radical. De- terminadas instituciones y eventos, como la Bienal de São Paulo, tuvieron un rol fundamental como espacios de visibilidad para estas producciones y posibilitaron que se establecieran conexiones que acabaron fortaleciendo el ideal formativo y experimental del abstraccionismo geométrico en distintos territorios. El arte concreto en Brasil Enfrentamientos políticos y espacios de intervención Cordeiro. El grupo se posicionaba contra el “figurativismo-hedonista, producto del gusto gratuito, que busca la mera excita- ción del placer o el desagrado” (Manifies- to del Grupo Ruptura, 1952), y defendía al arte como un medio de conocimiento, ejercicio imaginario y, asimismo, exigía que dejara de “representar” para “ser realidad”. En 1956, la I Exposición Nacional de Arte Concreto en São Paulo y Río de Janeiro reunió a todos los grupos que apuntaban hacia los mismos propósitos. El Grupo Frente (1954-1957), de Río de Janeiro, que contaba con la participación de Ivan Serpa, Franz Weissmann, Lygia Clark, Lygia Pape, Hélio Oiticica, César Oiticica, Aluísio Galvão, Décio Vieira, entre otros, se deshace posteriormente y algunos de sus participantes pasan a liderar el Grupo Neoconcreto, que radicaliza las propues- tas estéticas participativas a partir de 1959. Sin embargo, si en los años cin- cuenta se engendra la posibilidad de pen- sar un proyecto constructivo en las artes en América Latina y una manera distinta de entender la relación de las artes con la sociedad, tal efervescencia es luego can- celada con la irrupción de las dictaduras militares en diversos países durante las A inicios de los años cincuenta, en algunas regiones de América Latina directamen- te conectadas con escenas de Europa occidental, se discuten las potencialidades del programa constructivista en el contexto post-Segunda Guerra Mundial. En plena Gue- rra Fría algunas opciones estéticas parecían revelar posicionamientos con respecto a las aparentes disputas que forzosamente dividían el planeta. La I Bienal de São Paulo en 1951 cumple un papel clave en la configuración del programa constructivo y tiene amplias reverberaciones en gran parte de América Latina. Allí se presentan pública- mente programas estéticos antagónicos. Por un lado, el abstraccionismo expresivo, con características formales indirectamente vinculadas, y quizá complementarias, a una política estadounidense que abanderaba un arte de las ‘formas libres’. Una supues- ta libertad, cuya dimensión antimarxista y despolitizada era sutilmente difundida en América Latina a través de incentivos como los de Nelson Rockefeller para la creación de museos de arte moderno. Por otro, el abstraccionismo constructivo, con sus raíces en el constructivismo ruso, el cual rechazaba la individualidad del artista y proponía la búsqueda de una nueva expresión correspondiente con los sentimientos tecnicistas de la época, que pretendía abrir el campo de la percepción sensible. Tras la I Bienal de São Paulo se impulsan las primeras incursiones de la poesía concreta con el Grupo Noigandres, compuesto inicialmente por los poetas Augusto de Campos, Haroldo de Campos y Décio Pignatari, quienes rompen los límites de la palabra para fun- dar otros espacios poéticos de enunciación. En 1952, también en São Paulo, se forma el Grupo Ruptura de arte concreto y abstracto, en el que participaron Lothar Charoux, Geraldo de Barros, Anatol Wladyslaw, Leopold Haar, Féjer, Luiz Saciloto y Waldemar Por favor, devuelva este texto al cajetín 408 Nuevas adquisiciones Lygia Pape. Sin título (16), 1957 disponible en museoreinasofia.es décadas siguientes. Tal situación significó la suspensión de los derechos democráti- cos y civiles, así como la imposición de la censura y un agudo estado de violencia represora esterilizante. Es entonces cuan- do desde las artes se intenta ocupar el es- pacio público cercenado y trazar diversas tácticas de resistencia colectiva y en red, de manera distinta de aquellas produccio- nes artísticas previas que trataban de ar- ticular otros espacios de experimentación: un nuevo arte y una nueva realidad. En muchos países de Europa que ya vi- vían contextos dictatoriales en los años cincuenta, el arte constructivo represen- taba también la posibilidad de imaginar otra realidad. En los años cincuenta, Es- tados Unidos empezaba a apoyar al Es- tado español con incentivos económicos y posiciones de influencia en el escenario mundial como efecto de las políticas anti- comunistas estrictas del régimen de Fran- co. El artista y escritor vasco Jorge Oteiza (1908-2003), opositor frontal al régimen franquista, tenía claro el papel político del artista y creía que la propuesta radical del arte no era el trabajo en sí, la pintura o la escultura, sino la formación posible que el artista experimenta a través del arte para actuar directamente en la sociedad. Su trabajo desempeñó un papel fundamental al defender la identidad cultural vasca en un contexto dictatorial fuertemente repre- sor que pretendía imponer la homogenei- dad cultural, y sufrió varias restricciones a partir de los años cincuenta. Cuando Oteiza estaba profundamente involucra- do en la investigación del arte abstracto, es invitado a producir las estatuas para la basílica de Arantzazu. Las estatuas inicia- das en 1952 son rechazadas por la iglesia dos años después y no pueden ser termi- nadas hasta 1969. Su proyecto intentaba articular una nueva espiritualidad esté- tica al sentimiento religioso popular. Con tal proyecto lo hace dar inicio a un trabajo experimental con unidades más ligeras y abiertas que se desarrollan a partir de centenas de pequeños modelos y que for- marían lo que se conoce como Laboratorio Experimental: esculturas hechas en piedra o a partir de finas láminas de metal. Oteiza trabaja la escultura Apertura o des- ocupación del cilindro en 1957, el mismo año en que viaja a Brasil para apoyar su trabajo Propósito experimental (1956- 57) en la IV Bienal de São Paulo. En un momento en que España estaba cerrada a cualquier influencia extranjera, su visita le permite conocer lo que se estaba produ- ciendo en otras partes del mundo y tener contacto directo con otras vertientes de la abstracción geométrica que dialoga- ban directamente con su obra. Hasta los años sesenta la sección de esculturas de dicha Bienal siguió presentando propues- tas constructivistas y aportaciones de los grupos concretos y neoconcretos, aunque en la primera edición de la Bienal la escul- tura Cubo vazado (Cubo vacío), 1951 de Franz Weissmann (1911-2005) –una de las primeras esculturas constructivas bra- sileñas– fuese rechazada. Las coinciden- cias entre las propuestas de Weissmann y Oteiza, principalmente la operación de desocupar la estructura y hacer resaltar su negativo, el vacío, hace que ambos reciban simultáneamente los premios nacional e internacional de escultura en aquella IV Bienal de São Paulo. A partir de los años sesenta, Oteiza se de- dica a la investigación estética y lingüísti- ca y las causas políticas y sociales vascas. Durante esos años diversos trabajos suyos son censurados. Su escrito Ejercicios es- pirituales en un túnel (1966), por ejemplo, no pudo ser publicado hasta 1980, si bien clandestinamente, el texto tuvo una am- plia circulación a través de fotocopias. Aunque distantes geográficamente, esas poéticas constructivistas, tanto de los ar- tistas concretos brasileños como de Otei- za, van en la misma dirección: el intervalo creado en la estructura subraya la grieta, el pliegue, la extensión supuestamente vacía entre los elementos que tanto en las esculturas como en composiciones plásti- cas funcionan como un espacio receptivo donde la intervención imaginaria es posi- ble. Es allí donde estasproducciones artís- ticas actúan para posibilitar la experiencia, la percepción sensible de espacios antes invisibles. Bibliografía AA.VV. Arte Concreta Paulista: documentos. São Paulo: Cosac & Naify, Centro Universitario Maria Antonia da USP, 2002. Álvarez, Soledad. Jorge Oteiza. Pasión y razón. San Sebastián: Editorial Nerea, 2003. Amaral, Arancy [comis.]. 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