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Revista Historia y Sociedad ISSN: 0121-8417 revhisys_med@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia Colombia Pérez Zapata, Santiago David Bushnell, Ensayos de Historia política de Colombia, siglos XIX y XX, Medellín, La Carreta Editores, La Carreta Histórica, 2006, 195 p. Revista Historia y Sociedad, núm. 12, noviembre-, 2006, p. 353 Universidad Nacional de Colombia Medellín, Colombia Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380370282016 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto https://www.redalyc.org/revista.oa?id=3803 https://www.redalyc.org/revista.oa?id=3803 https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380370282016 https://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=380370282016 https://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=3803&numero=70282 https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=380370282016 https://www.redalyc.org/revista.oa?id=3803 https://www.redalyc.org REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 Reseñas 353 David Bushnell, reconocido investi- gador de los procesos políticos colom- bianos, es uno de los más importantes estudiosos tanto de la producción historiográfica decimonónica y contem- poránea como de las diferentes expre- siones institucionales e individuales que formaron la historia política de la épo- ca grancolombiana. En esta obra, Bushnell aborda una variedad de temá- ticas cuya naturaleza hace necesario un tratamiento acorde con la historicidad misma de los objetos se- leccionados por el autor, por lo que la adecuada dilucidación de estos distin- tos contenidos históricos constituye el objetivo primordial de sus ensayos. Por tal motivo, En este libro se pueden iden- tificar cuatro grandes núcleos temáti- cos; 1 el primero está formado por una serie de escritos del periodo grancolombiano en los que el autor ana- liza desde el rol de las políticas del ge- neral Santander, entendidas a partir de los distintos enfoques de la tradición historiográfica colombiana y de los mis- mos actores del momento, hasta el de- sarrollo de la prensa de este periodo que implica las posturas que tomó el gobierno dirigido por Santander estan- do en la vicepresidencia de la Gran Colombia (1821-1827). 2 Un segundo núcleo trata del impacto y caracteres propios de la dictadura de Bolívar (ju- nio de 1828 a enero de 1830). Un ter- cer núcleo lo integran dos ensayos; en David Bushnell, Ensayos de Historia política de Colombia, siglos XIX y XX, Medellín, La Carreta Editores, La Carreta Histórica, 2006, 195 p. 1 El libro en realidad es una compilación de siete ensayos, cuatro del periodo grancolombiano y otros tres que abarcan fundamentalmente desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX. Estos fueron escritos en distintos momentos y lugares. Aquí se agrupan en cuatro núcleos temáticos por las relaciones de interdependencia de sentido que existe entre los ensayos. 2 David Bushnell, EL régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, El Áncora Editores, 1985. REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 354 Reseñas el primero, Bushnell se pregunta cuá- les son las presuntas condiciones cul- turales y político económicas que ha- cen posible hablar de una apertura -o reapertura- del país, no sólo a la eco- nomía de mercado internacional sino también al ‘comercio ideológico’, que según se sabe se efectuó de modo amplio a mediados y finales del siglo XIX y que parece estar reapareciendo a fines del XX. En el segundo ensayo, examina la filatelia decimonónica co- lombiana, como un documento que da pistas claves para comprender los cam- bios del pensamiento político o, al me- nos, para identificar los móviles simbó- lico-prácticos de las distintas retóricas de los partidos o de sus ideologías polí- ticas. Por último, un cuarto núcleo que consiste en un análisis del impacto de la Guerra Civil Española (1936-1939) en la política nacional, ya que se trata de explicar los cambios de las tenden- cias políticas antes y después de la gue- rra. Ahora bien, en el primer gran nú- cleo temático Bushnell discute algunas interpretaciones de la historiografía co- lombiana sobre la obra política del ge- neral Santander y su correspondiente imagen. El autor menciona la existen- cia de una concepción problemática que se tiene de Santander o de su imagen, conocido como el Hombre de las Le- yes, que ha sido valorada tanto positiva como negativamente, lo que ha produ- cido algunos juicios anacrónicos (injus- tificados) y otros muchos más lúcidos y agudos, por parte de unas tradiciones historiográficas santanderistas (de ori- gen liberal o incluso de izquierda co- munista) y antisantanderistas (de ori- gen conservador tradicionalista o de izquierdas populistas latinoamericanas), que aunque indagan la obra política de Santander lo hacen más en función de exhibir su oposición con Bolívar, o la del Libertador con Santander, para jus- tificar sus propias apologías de las ideo- logías de partido, ora liberales, ora con- servadoras, ora de izquierda que com- piten entre sí en el campo político. El mismo Bushnell trata de situar estas ten- dencias en lo que él llama “El espectro historiográfico: la gama de interpreta- ciones históricas” (p. 62). Como lo observa Bushnell, los fac- tores que se han planteado para juzgar o valorar la obra política de Santander han sido: 1) su legalismo, 2) su política económica, 3) su reformismo, 4) su bajo apoyo al militarismo. El primer factor, dice Bushnell, no ha beneficiado mu- cho a Santander para lo que se podría llamar su imagen actual, pues la voca- ción legalista o la firme convicción de la legalidad constitucional “a la mayo- ría de los colombianos hoy día les pa- recería el colmo de la irresponsabilidad” (p. 21), la inconformidad e incredulidad creciente del pueblo colombiano actual hacia la efectividad de las leyes, seña- la el autor, se debe al desfase existente entre la Constitución de 1991 y las ex- pectativas optimistas de muchos entu- siastas colombianos; lo cierto es que para Bushnell en la época de Santander esta actitud era bien recibida por las tendencias liberales colombianas, lo que además reforzaba la legitimidad de una REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 Reseñas 355 sociedad civil auto-instituida, que ape- nas estaba recién inaugurada y reque- ría todo un sistema jurídico fundado en los valores republicanos defendidos en las guerras de independencia. En lo que respecta a la política económica, el au- tor señala que su imagen se ve deterio- rada por haber favorecido y creído en el liberalismo económico que, aunque bueno para atraer capital, fue muchas veces en detrimento de la clase traba- jadora y campesina, lo que no era pro- piamente la intención de Santander y quizá no podía serlo, pues las condicio- nes socioeconómicas de principios del siglo XIX no son comparables en mu- chos sentidos con las del XX; por tan- to, Santander era “Un liberal de su pro- pia época, creía sinceramente en las ventajas del capitalismo de la libre em- presa” (p. 21). Es decir, que sus es- fuerzos iban encaminados a eliminar las trabas coloniales para el ejercicio de la necesaria actividad comercial, ya que sin esta intención reformista no hubie- ra sido posible la posterior emergencia de una economía moderna. El aspecto reformista de Santander, según Bushnell, no ha sido visto en toda su magnitud por algunas interpretaciones “críticas” que lo señalan como un bur- do opresor de las clases menos favo- recidas, y que desconocen sus ideas de tendencia liberal que dieron pie a la educación pública, base de un proyec- to amplio para la formación de una na- ción moderna: “El apoyo de Santander a la educación pública y a ciertas me- didas que tendían a disminuir la riqueza y la influenciade la Iglesia habrían de ganarle unos aplausos de las mismas personas que lo mal interpretan como opresor de los indígenas” (p. 22). Así, Santander fue uno de los principales iniciadores -aunque moderado- de la secularización de las instituciones, al poner en acción una política anticlerical -cierre de conventos menores, restric- ciones a las manos muertas- en bene- ficio del gobierno civil. Pero esto últi- mo, no le ha valido siempre a Santander buenos juicios, al reprochársele “su defensa de las prerrogativas civiles en contra de las pretensiones militares” (p. 23), pues se identifica un poco ingenua- mente al ejército con una institución favorable a los sectores populares, y para acentuar las diferencias entre Santander y Bolívar se los relaciona de modo monótono como una oposición entre civiles y militares, granadinos y venezolanos. Bushnell argumenta que Santander sí redujo el gasto militar y desconfiaba un poco del militarismo (tal vez por el peligro latente de reprimir las libertades individuales) pero que de todas maneras fue apoyado electoral y políticamente por militares -aunque po- cos- venezolanos y granadinos, además de algunos parlamentarios venezola- nos. 3 Por su parte, en opinión de Bushnell, Bolívar sí apoyó con mucha más firmeza a los militares granadinos o venezolanos en términos políticos, pues durante la dictadura amplió la base de participación electoral de los secto- res militares en medio de una demo- cracia indirecta que seguía excluyendo 3 Denominados por Bushnell como los Santanderistas venezolanos. REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 356 Reseñas a la gran mayoría de los civiles sin pro- piedad o profesión independiente; a pesar de esto, sólo los altos mandos del ejército tenían lugar en los más altos cargos del gobierno como funcionarios públicos de primer orden y, estos mili- tares privilegiados, provenían por lo general de oligarquías regionales que respaldaban a Bolívar. 4 Un reflejo patente de los enfoques de las distintas tendencias políticas lo da el desarrollo mismo de la prensa en la Gran Colombia. Esta empezó por trascender a sus precursoras, las ga- cetas coloniales que circulaban a fines del siglo XVIII. Tales gacetas, aunque muy reguladas o emitidas por la oficia- lidad ya hacían un incipiente uso públi- co de la razón científica e ilustrada, y en la época de la independencia ser- vían de órgano político para la difusión y afianzamiento de los sentimientos patrióticos republicanos que vinculaban expresamente al ejército patriota con la causa de la libertad. Después de con- solidado el régimen republicano, la ad- ministración del vicepresidente Santander hizo de la prensa su órgano oficial como medio del gobierno cen- tral para divulgar las leyes y medidas especiales. Pronto el periodismo colom- biano pasó el umbral de la simple y for- mal oficialidad para entrar, por medio de la prensa independiente, a cuestio- nar las políticas del gobierno central y divulgar alternativas ideológico-políticas de válida y polémica oposición. Se dio entonces inicio a la fecunda y longeva tradición del genuino periodismo políti- co colombiano. Según Bushnell, hacia 1823 la pren- sa comenzaba a debatir abiertamente sobre política y problemas ideológicos, existían críticas a los procedimientos gubernamentales, pero estas disiden- cias no estaban unificadas en un frente definido políticamente o bien diferen- ciado ideológicamente, pues “la prensa independiente de Bogotá fue general- mente de tendencia liberal, y su moda- lidad de liberalismo no estaba reñida con una administración central potente con tal que el jefe del ejecutivo fuera otro liberal granadino” (p. 31), como fue el caso de Santander y sus reformas libe- rales moderadas. Pero las tendencias conservadoras tradicionalistas emparentadas con la Iglesia católica eran claramente contrarias a las políti- cas liberales anticlericales, y comenza- ron a usar la prensa tardíamente para replicar a sus opositores ideológicos públicamente; sobre todo se empeña- ban en refutar las ideas que trataban de aplicar el utilitarismo de J. Bentham y de repeler la influencia masónica en la sociedad. Hubo también un ímpetu de algunos conservadores por defen- der el statu quo, tal como lo pedían o lo exigían al gobierno mediante la res- tauración del tributo indígena. Finalmen- te, la prensa en la administración de Santander -dice Bushnell- sólo llega a tener una oposición unificada contra el régimen después de la llegada de Bolí- var del Perú, quien se dispuso a resta- 4 Es el caso del general Tomás Cipriano de Mosquera, nacido en el seno de una influyente familia payanesa. REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 Reseñas 357 blecer el orden en Venezuela 5 y a “...hacer una pausa en el proceso de reformas liberales como manera de superar las disensiones internas” (p. 33). Hecho que le dio a la Gran Co- lombia un giro -en las políticas de go- bierno- más hacia las tendencias con- servadoras, lo que abrió la posibilidad (con esta reacción de Bolívar) de esta- blecer un régimen con un ejecutivo más fuerte o incluso autoritario. Hasta aquí el primer núcleo temático que se pue- de destacar en el texto de Bushnell so- bre los problemas de la imagen de Santander y el carácter de la prensa política grancolombiana. El segundo núcleo temático es el ad- venimiento de la dictadura de Bolívar. Según Bushnell fue ocasionada por el fracaso de un consenso político fran- co, abierto legítimamente por el gobier- no presidido por Bolívar en la fracasa- da Convención de Ocaña en 1828 y que, al parecer, por la intransigencia de las facciones políticas involucradas, tan- to las bolivarianas como las demás (santanderistas, separatistas venezola- nos y federalistas de todo tipo), se vio forzada a desmantelarse. Sin embar- go, la mayoría bolivariana se impuso por otros medios políticos de carácter más represivo, lo que provocó un impacto negativo que diezmó la prensa en su expresión, al igual que los opositores políticos fueron atenuados debido al poder y mayoría de los aliados del Li- bertador. Así entonces, los hechos de la dictadura son analizados por Bushnell y de ellos deduce una idea central, que Bolívar tomó posiciones reaccionarias o se alió con las fuerzas retardatarias, no por una completa igualdad o coincidencia ideológica sino por la convicción y misión auto-procla- madas y reconocidas por una impor- tante franja de la sociedad de mante- ner unidas a las naciones hispanoame- ricanas bajo la protección de un Esta- do central fuerte o por lo menos bajo un mismo ideario de Estado nacional. Por ese motivo político, cuando el cen- tralismo de la República de la Gran Colombia legado por Bolívar a Santander entra en crisis por la disiden- cia activa federalista o separatista Ve- nezolana, las soluciones de Bolívar van a girar mucho más en torno a la bús- queda constante de una estabilidad en- tre las élites regionales, que entran en conflictiva relación con un gobierno nacional débil pero que se muestra ge- neroso y dispuesto a representar sus intereses con tal de mantener el Esta- do nacional en forma funcional. Esto es lo que en realidad nos enseña que a Bolívar no le interesaba tanto ser fiel a una ideología que considere sus propios principios como irreversibles sino más bien ser fiel a una ideología flexible que mantenga en pie un gobierno cohesionado y relativamente fuerte. En busca del último objetivo men- cionado, Bolívar contempló varias for- mas de gobierno que mantuvieran su convicción de unidad nacional 5 La prensa venezolana de tendencia liberal abogaba por el federalismo, lo que la hacía contraria al gobierno central y a la política del Libertador (p. 37). REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 358 Reseñas panamericana, entre ellas la monarquía constitucional, que fue desechada por los sentimientos antimonárquicos imperantes y porque generaba inesta- bilidad política, por lo cual se dedicó a esbozar solucionesdentro del marco republicano que contuvieran un gobier- no representativo equilibrado. Una de estas soluciones fue la alianza con la Iglesia católica, que fue más de estra- tegia que de correspondencia ideológi- ca, ya que según Bushnell, “las contrarreformas eclesiales” (la deroga- ción de las medidas anticlericales) de Bolívar, más allá de las alabanzas retó- ricas a la institución católica, tenían como objeto real legitimar o simbolizar una alianza táctica de carácter político y no una entrega servil a la Iglesia: “En dicha etapa ni las reformas ni las contrarreformas acaparaban toda la atención de Bolívar, y en cuanto a la Iglesia institucional sólo estaba intere- sado en favorecerla en la medida en que esperaba obtener su apoyo para robustecer el Estado” (p. 116). Otra fórmula del Libertador de conservación del Estado nacional era el apoyo a las oligarquías regionales, este paso era básico para Bolívar en la construcción y mantenimiento del gobierno, tal como lo había sido en la guerra de indepen- dencia, pero el problema era que tales oligarquías estaban prescindiendo de aquél. En esas circunstancias, Bolívar tuvo finalmente que dar privilegios eco- nómicos y políticos a las élites de te- rratenientes -de estructuras más colo- niales- pasando, a veces, por encima de los intereses de la Iglesia. Este inte- rés por estos dos sectores ‘premodernos’ de la sociedad demues- tra la base oligárquica del apoyo del régimen, la misma que lo desmembra- ría. Bolívar -según las tesis de Bushnell- tuvo que actuar de ese modo para man- tener vivo el régimen, pues al delegar un alto grado de autoridad a los jefes regionales, muchos de ellos militares y ahora también gobernadores, la dicta- dura tendía a mezclar las ramas del poder, así el punto clave de la dictadu- ra de un ejecutivo fuerte sólo servía en este caso para decretar la concesión oficial del poder a la clientela del régi- men que demandaba con fuerza su par- te del poder al Libertador. En palabras de Bushnell, “En fin de cuentas los es- fuerzos de Bolívar para robustecer el Estado no tuvieron éxito. A pesar de su énfasis retórico a favor de un gobierno fuerte y de la unidad nacional, el siste- ma administrativo que implantó equiva- lía en realidad a un primer paso en el proceso de desmantelamiento de la Gran Colombia” (p. 116). El tercer núcleo temático versa so- bre el tipo de condiciones que acaecie- ron para la apertura político-cultural del periodo de los denominados Gólgotas y sobre las debilidades críticas de este periodo político que llevaron a un cam- bio drástico en la cultura colombiana hasta la supuesta reapertura económi- ca actual. Bushnell explica que la aper- tura económica dada a mediados y fi- nes del siglo XIX se debía a la puesta en marcha de modo intensivo de algu- nas ideas ya presentes en la Gran Co- lombia, que por la fuerte reacción tra- dicionalista fueron evadidas; por tal REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 Reseñas 359 motivo, Bushnell afirma que “...una de las causas de la apertura fue un cam- bio generacional que llevó al poder a los primeros líderes nacionales educa- dos íntegramente en escuelas republi- canas en vez de coloniales y expuestos directamente a una gama más amplia de ideas extranjeras...” (p. 120). A par- tir de la doctrina económica del dejar hacer 6 -dice Bushnell- se formó un modelo de crecimiento económico ha- cia fuera que fortaleció el comercio exterior. Así, el énfasis está en el mer- cado exterior más que en los propios nexos del mercado interior; estos nue- vos “líderes nacionales” adoptan una organización político administrativa fe- deralista descentralizada con un gobier- no nacional raquítico, cuyas formas de expresión constitucional son la Carta de 1858 que creó la Confederación Gra- nadina y la de 1863 que es aún más descentralizada y que dio origen a los Estados Unidos de Colombia. Así, el país abandonó el proteccionismo, e in- cluso el partido conservador en la dé- cada de 1850 coincidía en este punto con la agenda liberal, además de admi- tir en 1858 el federalismo (Bushnell lla- ma este consenso entre partidos, libe- ralismo genérico), mas no llegan jamás a un consenso sobre la política ecle- siástica, pues los conservadores no ad- miten en su ideario el anticlericalismo que tiende a separar Iglesia y Estado tanto en el campo educativo como en el político. Esta cultura política liberal generó una “apertura” democrática al inaugurar la democracia directa con el sufragio universal de varones, pero con la Carta de 1863 se evadió volviendo a la tendencia de la democracia indirec- ta en los diferentes Estados. El proteccionismo sólo se vuelve a abrazar con la Regeneración en 1880; con ella regresa un nuevo centralismo administrativo o político económico (Banco Nacional) y un reconocimiento oficial de la religión católica como la encargada de la educación nacional, pues el anticlericalismo es considerado por Núñez como desestabilizador del orden social que llevó a la nación a cier- to anarquismo político reflejado en la Constitución de 1863. La Regeneración marca el cierre de las reformas libera- les decimonónicas con la Constitución de 1886. Estos cuatro aspectos, la reli- gión, la descentralización, la democra- tización y la política económica hacia afuera son comparados por Bushnell con el llamado gobierno neoliberal para esclarecer si con la Constitución de 1991 hay una verdadera reapertura cultural como la descrita arriba. Veamos. En primer lugar, dice Bushnell, la diferencia más notoria en- tre las Constituciones de la segunda mitad del siglo XIX y la de 1991 reside en el problema religioso, pues la nueva Constitución proclama la igualdad ante la ley de todas las religiones e Iglesias, a pesar de la vigencia del Concordato con la Iglesia católica que da cierta at- 6 Potenciada por el ministro de hacienda de Mosquera, llamado Florentino González, equiparado por Bushnell con Rudolf Hommes, ministro de César Gaviria (p. 121). REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 360 Reseñas mósfera de incompatibilidad. En segun- do lugar, para Bushnell, la nueva Carta contiene ciertas provisiones descentra- lizadoras (siendo el país administrado por un gobierno central) pues se am- plía un poco la autonomía departamen- tal y municipal. En tercer lugar, el au- tor habla de una “apertura” política que sería contraria a la de los Gólgotas al ofrecer una representación a unos gru- pos determinados, como el de los indí- genas, en contravía de la igualdad de- mocrática pura de la suma de indivi- duos que se supone conforman la so- ciedad, pero que de todos modos se la considera una apertura importante a estos grupos marginados de la política. Por último, Bushnell dice que la políti- ca económica neoliberal, al igual que los gobiernos Gólgotas decimonónicos, redujo las protecciones o los derechos de aduana y demás aranceles que obs- taculizaban la vinculación con la eco- nomía global para promover así la privatización que busca la competitividad y la eficiencia. La críti- ca recibida por los Gólgotas fue su des- cuido por los artesanos, y el de los neoliberales el abandono de la produc- ción agrícola y su deficiencia en el cum- plimiento de nuevas y complicadas ga- rantías sociales, como la del derecho al trabajo, que para efectuarse, según Bushnell, requiere que el papel del go- bierno en la economía general no se reduzca demasiado, así que el punto de más afinidad de los neoliberales para con los liberales de mediados y fines del siglo XIX es su ideología económi- ca que “...habría sido del agrado de los Gólgotas” (p. 138). Además de las comparaciones en- tre la operatividad ideológica liberal en dos épocas distintas, Bushnell ensaya un método historiográfico que conside- re como documento histórico las colec- ciones filatélicas. Según esta perspec- tiva, el que haya una predilección del gobierno de turno por algún prócer en la emisión de las estampillas indica al- gún cambio en el pensamiento político o revela ciertaafinidad entre modelos políticos. En la Regeneración, el presi- dente Núñez prefirió emitir la imagen de Bolívar (y la de él mismo) tal vez por sus políticas personalistas o por su común centralismo, y omitió la imagen de Santander por la mencionada oposi- ción entre los próceres o por la identifi- cación -con razón o sin ella- de los Radicales con aquél. Además, y como muestra de las diferencias ideológicas expresadas por medio de las estampi- llas-documento, se sabe que los libera- les Radicales no emitieron en su go- bierno sino estampillas impersonales alusivas al escudo nacional y no hubo en ellas ningún personaje notable con- temporáneo o pretérito. Bushnell argu- menta que la influencia de la conme- moración y celebración del centenario en 1910 expresó una especie de recon- ciliación póstuma de los próceres, pues Santander aparece ahora en las estam- pillas junto con Bolívar y Nariño, re- presentando “los prohombres que le- vantaron los cimientos de la nación”. El último núcleo temático para re- señar o destacar es el que intenta dilu- cidar las repercusiones perdurables de la Guerra Civil Española en el ámbito REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 Reseñas 361 colombiano. Para empezar, Bushnell afirma que antes, durante y después de la guerra la opinión colombina estuvo dividida, pero en el momento en que estalló, el Congreso colombiano adop- tó por unanimidad resoluciones de so- lidaridad con el gobierno republicano, en razón de que los liberales eran afi- nes a la causa republicana española. Sin embargo, el partido conservador era más afín a la causa nacionalista espa- ñola, por lo que había decretado la abs- tención electoral. A esto se suma que el partido liberal ha vuelto al gobierno después de una larga hegemonía con- servadora. Ahora bien, lo importante para re- saltar aquí es que se pueden estable- cer similitudes entre las corrientes po- líticas españolas y las colombianas. De hecho, en aquel momento los mismos actores políticos colombianos se com- paraban entre sí con miedo y, a veces, con orgullo con los movimientos espa- ñoles. Tal como ocurrió con el gobier- no del presidente Alfonso López Pumarejo (1934-1938) que con la “Re- volución en Marcha” llegó a aceptar el apoyo del pequeño Partido Comunista colombiano (y su apoyo oficial a la sindicalización de los trabajadores) an- tes que una coalición con las facciones conservadoras; estas últimas, como réplica, compararon el proyecto lopista “...con los males perpetrados por la alianza de republicanos moderados e izquierdistas que conformaban el Frente Popular en España” (p. 149). Con esta retórica los conservadores crearon un ambiente de tensión entre el mismo Partido Liberal, pues aunque apoyaba diplomática y retóricamente a los re- publicanos españoles, se quejaba tam- bién de los excesos de violencia a los que podían llegar, atribuyéndolos a su alianza con las izquierdas radicales. Así pues, había unos liberales anti-lopistas y abiertamente pro-capitalistas, como también una facción liberal centrista que desconfiaba de los marxistas pero que no retiraba al menos su apoyo for- mal a López, como fue el caso de Eduardo Santos, presidente entre 1938 y 1942. Los conservadores se subdividían en derecha y “extrema derecha”; la pri- mera fue característica de Laureano Gómez, de quien por su apoyo explícito a Franco en la parte final de la guerra se ha dicho, y se dijo en aquel momen- to, que repudiaba las formas democrá- ticas y la existencia de la república, lo cual era inapropiado, según Bushnell, pues antes de la guerra la derecha con- servadora representada por Laureano Gómez había apoyado a la derecha parlamentaria española y al hablar mal de los republicanos o de su régimen no rechazaban la república en sí misma. Ya con el advenimiento de la guerra, Gómez apoya expresamente a los na- cionalistas como también lo hace la Iglesia católica colombiana, por su co- mún opinión de que la Guerra Civil Es- pañola era un caso extremo o una “...cruzada para desterrar del cuerpo político las corrupciones marxistas y para reivindicar los valores católicos tra- dicionales” (p. 156). Gómez y la Igle- sia católica pensaban que Franco al REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 321-365 362 Reseñas menos había salvado a España de la anarquía y el ateísmo. En tanto que los de la “extrema derecha” conservado- ra estaban “...dispuestos a desechar “el método democrático republicano” por considerarlo irremediablemente deca- dente y corrompido y se sentían atraí- dos por las alternativas autoritarias y corporativistas fascistas o protofacistas” (p. 152). Estos son a grandes rasgos los ma- tices políticos que Bushnell señala para decirnos que el impacto perdurable de la contienda española fue la creación de un ambiente de desconfianza hacia la izquierda colombiana, y no la favo- reció este conflicto, pues hizo patentes las tendencias a la división que estaban latentes en el sistema político del país. Este fenómeno conllevó al difícil perio- do de la historia colombiana conocido como la época de La Violencia, según Bushnell: “Resulta, por lo demás tenta- dor pensar en La Violencia como un equivalente colombiano de la guerra civil española” (p. 194). Aunque la re- solución colombiana a este conflicto fue menos traumática (Frente Nacional). Bushnell afirma que paralelo a España el ambiente de la post-violencia “...pro- dujo un alto grado de inmovilismo y de apatía política” (p. 195), además de no resultar benévolo para la izquierda. Finalmente, se puede concluir que a pesar de que el libro no tiene una linealidad expresa en el examen de los temas debido a su carácter de compi- lación (de siete ensayos realizados en diversos momentos de la vida acadé- mica del autor), esto no impide que los ensayos ofrezcan una coherencia al lector, ya que se logra captar en el tex- to completo cierta estructura temática general, no sólo cronológica sino tam- bién lógica. Esto último se debe al em- peño mismo del autor, quien por am- pliar sus análisis logra captar de modo orgánico los umbrales lógicos de las transiciones históricas de la política colombiana en su devenir temporal. Todo ello hace lícito este ejercicio de relacionar entre sí, en forma de núcleos tematizados, las variadas consecuen- cias historiográficas originadas de las explicaciones históricas del autor en su relación con las fuentes, y así poder juzgar el valor de tales argumentos como un serio aporte analítico al con- junto histórico-político colombiano. Santiago Pérez Zapata Estudiante de octavo semestre de la carrera de Historia, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín.