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TEORÍA Y PENSAMIENTO Ciudades, dispositivos y mapas Luis Ernesto Serrano | César Cortés Vega | Eréndira Meléndez coordinadores Yuri Aguilar | Ana Sofía López Guerrero | Leonardo Aranda Erika Cecilia Castañeda Arredondo | Alejandro Orozco Álvaro Villalobos | Colectivo La Jaula Expandida Edgar Hernández Robles Ciudades, dispositivos y mapas Primera edición Ciudades, dispositivos y mapas, 2023 Producción: Secretaría de Cultura Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura © Luis Ernesto Serrano, César Cortés Vega, Eréndira Meléndez (coordinadores), Yuri Aguilar, Ana Sofía López Guerrero, Leonardo Aranda, Erika Cecilia Castañeda Arredondo, Alejandro Orozco, Álvaro Villalobos, Colectivo La Jaula Expandida, Edgar Hernández Robles Carlos Martínez Gordillo y Marta Hernández Rocha / Cuidado de la edición Yolanda Pérez Sandoval / Diseño y formación César Cortés Vega / Intervención de imagen de portada sobre una fotografía de Ana Sofía López Guerrero D. R. © 2023 de Ciudades, dispositivos y mapas Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura / Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n colonia Chapultepec Polanco, alcaldía Miguel Hidalgo, C. P. 11560, Ciudad de México Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura Esta obra está sujeta a una licencia Creative Commons Atribución 2.5 México (CC BY 2.5). Para ver una copia de esta licencia visite: https://creativecommons. org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es. Puede ser utilizada con fines educativos, informativos o culturales siempre que se cite la fuente y se respeten a cabalidad los derechos morales de los autores involucrados. Disponible para su acceso abierto en: https://cenidiap.net/j/es/biblioteca-digital?id=243 ISBN: 978-607-605-753-7 Hecho en México LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S5 56 Índice [33] [79] [54] [95] I N T R O D U C C I Ó N [ 7] Luis Ernesto Serrano [15] César Cortés Vega [24] Eréndira Meléndez Todos somos artistas. Tácticas del descentramiento disciplinar Yuri Aguilar São Paulo no es una ciudad Ana Sofía López Guerrero Dibujar el espacio Leonardo Aranda Los iconoclasistas y el pequeño gesto político del mapeo colectivo Del espacio público al espacio del arte Erika Cecilia Castañeda Arredondo Ciudades Dispositiv os Mapas LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S6 56 Bergson y los afiches Alejandro Orozco Arte y estética en el entorno urbano Álvaro Villalobos Iluminadas ante el fulgor de un texto de Alicia Colectivo La jaula expandida Y cuando despertó, el stuka ya no estaba ahí Posibilidad y fracaso. La investigación-acción desde la noción beuysiana de arte ampliado Edgar Hernández Robles El objetivo de esta publicación es generar un espacio más de visibilidad y debate, en el contexto artístico y universitario, sobre la producción de artistas y diseñadores, su labor reflexiva y su acción concreta. En este volumen se reúnen trabajos de distintos actores vinculados con un eje de trabajo abierto y un tanto difuso —algunos son respuesta a la convocatoria publicada inicialmente para la colección Abrevian Ensayos del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas—, bajo el planteamiento de diluir parte de las fronteras entre teorías y prácticas para ensayar la relación entre producción visual y reflexividad en, desde y hacia la acción. [117] [177] [145] [201] LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S7 56 I N T R O D U C C I Ó N Luis Ernesto Serrano [7] Ciudades D e forma simultánea a la transformación perenne de las culturas y las civilizaciones, las ciudades se han constituido y recons- tituido en procesos extremadamente complejos, particularmente de forma acelerada a lo largo del siglo xx e hiperacelerada a principios del xxi. Las ciudades, como lugares específicos en los que se gestiona buena parte de las actividades humanas, pero también como dispositivos de producción material y simbólica, pueden ser en- tendidas como agentes sociopolíticos que pro- ducen interacciones de diversos órdenes, como dinámicos sistemas adaptativos. LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S8 56 Pero más allá de esta esquematización, como podemos quizá constatar en tiempos pandémicos tan solo asoman- do la cabeza por la ventana o navegando por los mapas digitales de la Tierra, tanto la complejidad del tramado de acciones asociadas a lo urbano como la hegemonía de los modelos basados en las economías de mercado resultan en un estado de afectación enorme al planeta y a quienes lo habitamos. Por una parte, es lo concreto de las expresio- nes de la crisis ambiental contemporánea (devastación de selvas, robo de tierras a los pueblos, extinción de especies, impactos de las guerras, saqueo de cuencas por multinacio- nales, contaminación con transgénicos, plásticos dispersos en todas las latitudes) lo que ha detonado la emergencia de múltiples reacciones a las formas hegemónicas de esa racionalidad instrumental que aviva la idea de apropiarse de todo. Por otra parte, estas formas de afectación asocia- das con las lógicas del desarrollo moderno, a una objetiva- ción unilateral y fragmentaria de la realidad expresada en el propio espacio, y junto con ello a las formas normadas de producir lo urbano, han implicado también, en ese tramado sistémico, la profundización de las dinámicas de especiali- zación del conocimiento aplicado a los procesos de repro- ducción social. Estas formas de conocimiento sumamente normadas desde las instituciones educativas y de investiga- ción no permiten, efectiva y afectivamente, hacer juntxs, co- nocer juntxs, acercarnos a las situaciones de nuestro habitar cotidiano; eso que sucede ahí, más cerca, sin prismáticos. En contraparte, existen múltiples reacciones a la escalada de afectaciones sociales y ambientales que son portadoras LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S9 56 del conocimiento generado a través del habitar cotidiano en el marco de un enfrentamiento de mundos y visiones. Tam- bién desde el trabajo en el campo del arte hay múltiples apro- ximaciones críticas a la lectura del proceso urbano, y parte de esas aproximaciones está vinculada a las incidencias sociales a través de múltiples ejes de indagación y cuestionamiento (trabajo, derechos culturales, derechos ambientales, cuestio- nes de género, democracia u otras formas de organización po- lítica, políticas públicas, violencia, desigualdad social o lucha de clases, tecnología, entre muchos otros). Sin embargo, esa hegemonía de las formas de pensamiento asociadas con la reproducción de la modernidad capitalista incide nuevamen- te en los modos en que la producción cultural y la producción de arte se despliegan en el contexto urbano, sus espacios, sus modos de gestionarse y aparecer. Quizá la modernidad capitalista ha encontrado ya su punto de quiebre, ¿cómo saberlo? Pero las limitaciones es- pacio-temporales de la Tierra han evidenciado sin posibi- lidad de total ocultamiento los graves y enormes impactos en el planeta del modelo, del sistema, del sistema-mundo (Wallerstein) capitalista. En contradicción con sus lógicas discursivas (mercados y tecnologías verdes, empresas res- ponsables, financiamiento de proyectos ecológicos y am- bientales), es a través de sus crecientes impactos que los discursos chocan con las realidades catastróficas, para mu- chxs ya existentes y para muchxs otrxs cada vez más cer- canas. Las costras grises sobre la superficie de la tierra se empiezan a parecer bastante a la ecumenópolis (la inevita- ble ciudad del futuro) del arquitectoy planificador urbano LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S10 56 Dioxiadis. Pero pensar histórica y críticamente los procesos urbanos no es algo muy fácil de hacer, implica en la tarea un reiterado ejercicio de compresión, de proyección, y necesa- riamente una postura política específica desde la cual hacer el análisis y no dar por hecho “lo inevitable”. Es necesario reconocer, repensar y replantear permanentemente el pro- ceso que ha originado, construido y reproducido las urbes capitalistas modernas. Como señala David Harvey, las ciudades han surgido de la concentración geográfica y social de un excedente en la pro- ducción. La urbanización ha sido siempre un fenómeno rela- cionado con la división de clases, ya que ese excedente se ex- traía de algún sitio y de alguien, mientras que el control sobre su uso solía corresponder a unos pocos. Esta situación general persiste bajo las lógicas del capitalismo actual. El capitalismo descansa, como nos explicaba Marx, sobre la búsqueda per- petua de plusvalor (beneficio/ganancia), cuyo logro exige a los capitalistas producir un excedente, lo que significa que el ca- pitalismo produce continuamente el excedente requerido por la urbanización. Pero también cumple la relación inversa: el capitalismo necesita la urbanización para absorber el sobre- producto que genera continuamente (el propio proceso urba- nizador). De ahí surge la conexión íntima entre el desarrollo del capitalismo y el proceso de urbanización. Para Harvey, los mecanismos que, a su juicio, constituyen la base de la estre- cha relación entre acumulación de capital y proceso urbano se articulan a través de un tramado, sí bastante complejo pero no incomprensible, donde gran parte del valor y el plusvalor creados en la producción es absorbido y desviado, pasando LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S11 56 por todo tipo de vías complicadas, que se soportan no solo en la creación de excedente a partir de la explotación en los procesos de producción, sino también a través de la puesta en juego (especulación) del capital ficticio y una concomitante cadena de acciones traducidas en lo que él llama acumulación por desposesión.1 Españoles y portugueses apelaron a la fundación de ciudades como una tecnología específica de ocupación, de control y ex- plotación de los territorios y los cuerpos conquistados: ahí ha- bía un dispositivo de poder que se manifestó de manera direc- ta. Esas ciudades coloniales fueron ya diseñadas con funciones militares y económicas específicas, ligadas a la economía del saqueo de los territorios; pero también con funciones simbóli- cas y emocionales específicas, ligadas a un régimen de jerarqui- zación y apropiación racista/clasista y patriarcal de los cuerpos en cuanto fuerza de trabajo.2 En suma, las operaciones de acumulación por desposesión se concentran en la extracción de renta (por parte del ca- pitalista) a partir de la apropiación de los bienes comunes generados colectivamente en las ciudades, y más allá de ellas en los espacios donde se desarrollan las actividades 1 David Harvey, Ciudades rebeldes. Del derecho a la ciudad a la revolución urba- na, Madrid, Akal, 2013. 2 Mina Lorena Navarro, “Claves desde la ecología política para re-pensar la ciu- dad y las posibilidades de comunalización. Entrevista a Horacio Machado”, en Producir lo común. Entramados comunitarios y luchas por la vida, Madrid, Trafi- cantes de sueños, 2019. LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S12 56 económicas primarias, desde la producción agropecuaria hasta el extractivismo minero, pero también parte de las ac- tividades secundarias, es decir, esos enormes espacios ocu- pados por parques industriales y maquiladoras. Esta base de explicación sobre el proceso urbano, interdependiente del modo de producción, permite una aproximación crítica a la lectura de la ciudad contemporánea como dispositivo (complejo) específico y propio de la actual economía-mundo globalizada. En esta perspectiva resulta más fácil ver que en las ciudades se concentran también múltiples posibilidades de reorganización social que apuntan a otras formas aso- ciativas, solidarias de los lindes, con lxs otrxs más allá de las difusas fronteras urbanas. También múltiples formas de experimentación, visualización y narración co-elaborada de estas posibilidades alternas. Pero, ¿cómo sabernos y pensarnos haciendo cosas en los múltiples contextos urbanos cuando el montaje del dispo- sitivo de este modo de producción despliega, hacia y des- de todas las subjetividades, una matriz de pensamiento en forma de sentido común (moderno, progresista, innovador) dominante? Sentido que fluye precisamente por otra lógi- ca de flujo de capital, aparentemente inmaterial: nuestra subjetividad hipervinculada a los dispositivos web, las pla- taformas y toda la cauda de informaciones que tecleamos, subimos y bajamos. Tal como sucede en el momento en el que los autores montamos el original de este libro (en red) o cuando probablemente los lectores tengan acceso al mismo en sus propios dispositivos. La operación de desmontaje del sentido común es la duda sobre, precisamente, ese sentido LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S13 56 de lo común. ¿De qué común estamos hablando? Podemos entender la ciudad como proceso colectivo, como dispositi- vo, como red de relaciones de saber/poder (Foucault). Pero también como dispositivo que es a su vez componente del mismo dispositivo. Algo complicado pensarnos ahí. Confi- guraciones de red saber/poder para la disciplinarización de los cuerpos, en una sociedad disciplinaria, de disciplinas cerradas, dentro de las formas de la disciplina productiva. Sin embargo, un dispositivo no es algo totalmente abstracto: en tanto red de relaciones de saber/poder existe situado históricamente —espacial y temporalmente— y su emergen- cia siempre responde a un acontecimiento que es el que lo hace aparecer, de modo que para hacer inteligible un dispo- sitivo resulta necesario establecer sus condiciones de apari- ción en tanto acontecimiento que modifica un campo previo de relaciones de poder. El dispositivo no es algo externo a la sociedad, pero tampoco ésta es externa al dispositivo y de la misma manera hay que pensar la relación entre dispositi- vo y sujeto.3 Si el dispositivo urbano es producto de un pro- ceso histórico complejo, en ese proceso la relación estrecha entre conocimiento y acción tiene un papel determinante. Es claro que son distintas las necesidades de conocimiento en- tre quienes buscan la reproducción de los mecanismos de acumulación de capital, y entre quienes buscan comprender, enunciar y poner en acción formas críticas y alternas a di- chos mecanismos. La complejidad de la reproducción urba- 3 Luis García Fanlo, “¿Qué es un dispositivo? Foucault, Deleuze, Agamben”, A Parte Rei. Revista de Filosofía, núm. 74, marzo de 2011. LU IS E RN ES TO S ER RA NO C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S14 56 na es una operación conceptual y factual en la que existen distintas formas de vivir la modernidad capitalista. Distintos ethos para vivir lo invivible, decía Bolívar Echeverría. Referencias García Fanlo, Luis, “¿Qué es un dispositivo? Foucault, Deleuze, Agamben”, A Parte Rei. Revista de Filosofía, núm. 74, marzo de 2011. Harvey, David, Ciudades rebeldes. Del derecho a la ciudad a la revolución urba- na, Madrid, Akal, 2013. Navarro, Mina Lorena, “Claves desde la ecología política para re-pensar la ciu- dad y las posibilidades de comunalización. Entrevista a Horacio Machado”, en Producir lo común. Entramados comunitarios y luchas por la vida, Madrid, Traficantes de sueños, 2019. CÉ SA R CO TÉ S VE GA 15 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S I N T RO D U C C I Ó N[15] Desde la multipolaridad de sus contraposi- ciones, trabajar proyectos de arte para la revisión de los conflictos que la urbe pro- pone es de sí ya atractivo. Y es que en ello es posible, al menos, encontrar el desvío de los tra- yectos normalizados que solemos tomar los ha- bitantes de semejantes espacios. En la presente reunión de textos hay varios ejemplos de esto, guiados por una atracción afín que trasciende la mera creación artística para vincularse con la política. Esto implica, de principio, formas de re- correr el espacio urbano, mientras, a la vez, se le comprende y emplea como vía de conocimiento. Dispositi vos (pro fan ar d isp osit ivos urb ano s) César Cortés Vega CÉ SA R CO TÉ S VE GA 16 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Tales intentos pueden ser asumidos a la manera de discu- siones acerca de las colectividades que lo componen y sobre las individualidades —muchas veces forzadas— que son su sustento. Sin embargo, para ello es importante admitir que se procede más allá de una utilidad funcional, pues fren- te al imaginario de las “necesidades” urbanas —es decir, del porqué hemos optado por congregarnos alrededor de ins- tituciones que nos someten—, la respuesta más inmediata puede ser que aceptamos estar juntos debido a exigencias irrenunciables, como el sustento o la diversidad. Por ello, una conformación urbana es un dispositivo que regula lo anterior, de modo que muchos de los trabajos dedicados a revisarla para realizar una crítica de ella pueden ser entendi- dos, en oposición, como contradispositivos. Entonces, formular procesos que intenten la emancipa- ción de costumbres o ideas es ya una práctica excepcional, que muestra al menos cómo la voluntad de algunos aún es capaz de desear acontecimientos para la vida, más allá de la autorreferencialidad de un orden dispuesto por la regu- lación de las costumbres. En todo caso, tal esfuerzo solo me parecería reprochable si aquellos bríos no pudieran ejercer la autocrítica, ya fuese por inocencia o por mala fe. Lo pri- mero denotaría que, en el proceso de construcción de un contradispositivo, se terminase proponiendo lo inverso: un flujo autoritario que, impulsado por la necesidad de que su discursividad sea reconocida, finalmente contribuyera a la constatación de que el imaginario del sistema es impenetra- ble en tanto el deseo de centralidad y dominio es lo único que la norma. Doble desacierto que manifestara una conclu- CÉ SA R CO TÉ S VE GA 17 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S sión de tal entreguismo, de semejante yerro: todo régimen, por más complejo y laberíntico, burocrático o seductor que se presente, posee su propio malestar, sus registros fallidos. Y estos no únicamente implican el contenido ideológico, sino las formas en las que tal es transmitido. De cualquier modo, la candidez acrítica que menciono no me parece tan dañina cuando se refiere a este tipo de trabajos, como el escamoteo de su fuerza discursiva con fines mercadológicos o políticos, pues las conclusiones que pueden extraerse de un acto así cumplirían un objetivo adverso, acercando al otro a la con- fusión. Tal engaño, en pequeña o gran medida, estaría del lado del dispositivo en su parte más siniestra: ya fuese por concomitancia o seducción, o incluso por la producción in- tencional de superficialidad crítica en los otros, la decisión implicaría en última instancia una suerte de escepticismo extremo que afianzaría el relato de adaptación a lo habitual como el único aparentemente posible. Tales síntomas son, justamente, materia de discusión que soportan un distancia- miento crítico. Y es ahí donde me parece que la profanación trabajada por Agamben —a la que me referiré brevemente más adelante— puede tener lugar. Ocurre, quizá, que la voluntad siempre es peligrosa. So- bre todo, la vinculada a un entusiasmo que, sin la atención suficiente, permitiría caminar hacia objetivos concomitantes con el orden impuesto del dispositivo. Tomás de Aquino, por ejemplo, clasifica a la voluntad como una de las facultades incorpóreas del alma, dado que es gestionada por el intelec- to. Esta es una categorización sugestiva, pues ordena, desde inclinaciones teológicas, los procedimientos del cristianismo CÉ SA R CO TÉ S VE GA 18 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S y su vertiente crítica. De Aquino es un escolástico que intenta la sistematización de las nociones comúnmente negadas en el pensamiento de la tradición, y su Suma teológica es, justa- mente, un tratado que atiende al dispositivo del catolicismo, ordenándolo pausadamente, para plantear la posibilidad de apertura de sus límites de conocimiento común que negaban la conciliación con las nociones grecolatinas. Lo que quiero sugerir con esto, además de lo ya evidente, es que, a pesar de las obvias diferencias de época, los intentos por contra- ponerse a la lógica del discurso corriente son, sobre todo, un asunto de principio voluntarioso encaminado a acentuar las posibles discrepancias en la argumentación, aunque aque- llos arrestos primeros no sean siempre suficientes. El arte, justamente, parte de un ímpetu que gestiona la subjetividad para ello, situándose muchas veces en la fron- tera de la clasificación de los acontecimientos. Esto ocurre dentro del ordenamiento de significantes como parte de los flujos de la convencionalidad, atribuida a las categorizacio- nes artísticas. Así, pues, el arte mismo, incluso en su con- cepción integrada a lo social, es también un dispositivo. Lo interesante acá es que, muy a su pesar, a tal dispositivo (es decir, a una buena parte de él) le cuesta asimilar en todas sus ecuaciones las ideas gestadas en el ejercicio de dicha subjetividad llevada a cabo con cierto grado de autonomía. Ese territorio es su enfermedad, su profanación, más allá del concepto propio de arte. En el célebre ensayo “¿Qué es un dispositivo?”, Giorgio Agamben lo aclara circularmente. Ahí menciona el origen de su concepción, citando a Jean Hyppo- lite, que a su vez parte de las ideas hegelianas: CÉ SA R CO TÉ S VE GA 19 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Particularmente, el término “positividad” encuentra su lugar pro- pio en la oposición entre “religión natural” y “religión positiva”. Mientras la religión natural concierne a la relación inmediata y general de la razón humana con lo divino, la religión “positiva” o histórica abarca al conjunto de creencias, reglas y ritos que se encuentran impuestos desde el exterior de los individuos en una sociedad dada, en un momento dado de su historia.1 Estas reglas son en realidad impresiones obligadas, como “efecto de un mandato” asumido desde la voluntad del cre- yente,2 o lo que Hyppolite llama “la dialéctica de la libertad y el mandato”.3 Agamben, sin embargo, siguiendo los pasos de Foucault y de su lectura atenta de Jean Hyppolite —quien fuera su maestro en el Liceo Henri-IV—, afirma que la noción de dispositivo implica una dialéctica entre los seres vivos y la historia, en cuanto instituciones, normatividades y sujeciones como reguladores de las relaciones de poder. Es decir, el modo en el que tales positividades normalizan estas articulaciones: Foucault toma posición respecto de un problema decisivo del que él se apropia: la relación entre los individuos como seres vivos y el elemento histórico […] El objetivo final de Foucault no es —como en Hegel — reconciliar estos dos elementos. Él no hace más que resaltar el conflicto que los opone. Foucault se 1 Giorgio Agamben, “¿Qué es un dispositivo?”, Sociológica, año 26, núm. 73, Méxi- co, mayo-agosto de 2011, p. 251. 2 Según la cita de Agamben: Jean Hyppolite, en Introduction à la philosophie de l’histoire de Hegel, p. 43. 3 Giorgio Agamben, op. cit., p. 251. CÉ SA R CO TÉ S VE GA 20 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S propone,más bien, investigar los modos concretos por los cua- les las positividades (o los dispositivos) actúan al interior de las relaciones, en los mecanismos y en los juegos del poder.4 En ese sentido, Agamben agrega que Foucault no emplea el término de dispositivo como una técnica particular de poder, sino como un equivalente de la concepción —que siempre criticará— de los “universales”, una suerte de red que vincula la circulación de grandes categorías: poder, Estado, sobera- nía, etcétera. Quiero ligar, entonces, lo anterior con la urbe. La palabra, que proviene del latín urbs, urbis, se traduce en la actualidad como ciudad, definiendo no solo un espacio físico, sino uno ideal en la medida de su administración interna. Aquello que está urbanizado tiene implicaciones políticas y burocráticas que traslucen, como supuesto, al menos, un ordenamiento de la diversidad que debe atenerse a una organización en la ma- terialidad de las edificaciones, así como en los planteamien- tos sociopolíticos del Estado. A la inversa, pero justamente de modo complementario, la urbe es el espacio en el que el dis- positivo solo puede ser comprendido desde su profanación. Si trasladamos la exégesis de Agamben sobre la noción de dispositivo en Foucault hacia el concepto de urbe, se podrá observar mayor claridad en ello: “[…] un conjunto de prácticas y mecanismos […] que tienen por objetivo enfrentar una ur- gencia para obtener un efecto más o menos inmediato”.5 4 Ibidem, p. 252. 5 Ibid., p. 254. CÉ SA R CO TÉ S VE GA 21 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Esto es lo que para Agamben constituye el fundamento de la subjetivación que todo dispositivo contendría, pues en la medida en la que implica una subdivisión basada en una genealogía —teológica— que separa el ser del ejercicio de la administración se debe producir por necesidad un sujeto, es decir, alguien a quien gobernar. De este modo, las irrupciones desde el arte en la urbe que persistan en una visión romanti- zada de la misma y que, por tanto, contribuyan a su economía —oikonomia—,6 solo son parte del dispositivo, y no constituyen ningún cuestionamiento al orden que compone: “[…] un con- junto de praxis, de saberes, de medidas y de instituciones cuya meta es gestionar, gobernar, controlar y orientar […] los com- portamientos, los gestos y los pensamientos de los hombres”.7 Para Agamben, la profanación implica una restitución de las cosas y sus acontecimientos al derecho humano, puesto que la consagración designa a su contrario, la salida del te- rritorio de la humanidad hacia la administración de la ley di- vina. La religión implica tal sustracción, mientras que su pro- fanación es un contradispositivo que restituye su uso común. No obstante, el problema del dispositivo moderno es más complejo. Y es que, como lo menciona el mismo Agamben,8 el capitalismo contemporáneo es una extensa e intrincada red de mecanismos que pugnan por establecerse y ganar te- 6 Según Agamben: “en los primeros siglos de la historia de la Iglesia […] el tér- mino de oikonomia jugó en la teología un rol decisivo […] en griego oikonomia significa administración de la oikos (es decir, de la casa), y de modo más general, gestión, management”. Idem. 7 Ibidem, p. 256. 8 Ibid., p. 258. CÉ SA R CO TÉ S VE GA 22 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S rreno. Y, si bien estos son parte de la historia y de toda acti- vidad de adaptación de las sociedades a contextos dados, es en la actual circunstancia de proliferación de máquinas que operan como procesos de subjetivación y a la vez de desub- jetivación. Por ejemplo: Quien se deje asir en el dispositivo del “teléfono portátil”, sea cual sea la intensidad del deseo que lo empuje, no adquiere una nueva subjetividad, sino únicamente un número por medio del cual podrá, eventualmente, ser controlado; el espectador que pasa su tarde frente a la televisión no recibe a cambio de su desubjetivación más que la máscara frustrante de un zappea- dor, o su inclusión en un índice de audiencia.9 Por ello, me parece que, en la práctica o teorización del arte vinculado con los fenómenos de la urbe, y más allá de la cir- culación en las escenas, ya sean expositivas o académicas, se hará bien en reconocer que, en el contexto actual de coopta- ción y fragmentación de tendencias, todo es fácilmente apro- piable, al ser incorporado al flujo del deseo de pertenencia. Y que no basta con una voluntad de regreso a la arenga política desde un pasado que aún era capaz de categorizar claramen- te las tendencias. Hoy, dominados por el espectáculo y la re- lativización al extremo de la verdad, podremos, acaso, encon- trar formas del ejercicio político, si a la vez reconocemos que las categorías tradicionales están seriamente comprometidas con la hipertransmisibilidad y su comercialización. 9 Ib., p. 262. CÉ SA R CO TÉ S VE GA 23 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S En este sentido, vale la pena anotar, con respecto a la selección de trabajos incluidos en el presente volumen, que la mayoría apunta a experiencias particulares, mostrando modos de hacer y de asumir el ejercicio de indagación y presentación en la urbe, como un territorio de posibilidades que, aunque no sencillamente, puedan encontrar caminos hacia ciertas maneras de usar el tiempo o el movimiento de forma autónoma. Lo anterior correspondería a aquel “ingo- bernable” mencionado por Agamben al final de su texto, que entonces emplea tal potencia para ejercer la política frente a un Estado que ya no podría, necesariamente, negociar con seres desubjetivados, dóciles y pasivos ante los deseos del dispositivo que asumen como propios, sino unos que puedan interferir los acontecimientos desde su ingobernabilidad. Referencias Agamben, Giorgio, “¿Qué es un dispositivo?”, Sociológica, año 26, núm. 73, México, mayo-agosto de 2011. Aquino, Tomás de, Suma teológica, México, Espasa-Calpe Mexicana, 1968. Foucault, Michel, La verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Gedisa, 1978. ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 24 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S …¡otros mapas tienen formas, con sus islas y sus cabos!, ¡pero hemos de agradecer a nuestro valiente capitán El habernos traído el mejor –añadían-, uno perfecto y absolutamente en blanco”. Lewis Carroll (1895)1 Cuando lo posible se hace visible aparecen los mapas, y acudimos a ellos para conocer rutas y determinar un camino a seguir; aceptamos tal convención para continuar por esos trazos, suponiendo que fueron elaborados por quienes ya recorrieron los caminos y los ex- perimentaron con buena fortuna y paso a paso. 1 Lewis Carrol, La caza del Snark, 1895, http://maquinasdefuego. blogspot.com/2015/02/150301lewis-carrollla-caza-del-snark.html MapasEréndira Meléndez I N T R O D U C C I Ó N[24] ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 25 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Y así, conforme avanza la tecnología, lo hace también la ex- pansión de la mirada: con distintas herramientas se defi- nen territorios, paisajes y caminos; en las diferentes vistas y perspectivas, las formas de hacer mapa establecen narrati- vas diversas, coordenadas de la imaginación para transitar a lo posible. Buena parte de las ideas que componen este libro son sobrevivientes a un sismo, una pandemia y a nuestras his- torias personales. Iniciaron su andar antes del terremoto en México de 2017, y originalmente serían publicados por sepa- rado como parte de la colección Abrevian Ensayos2 del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap). La metáfora viene bien: se habían quedado en el tintero. El panorama se puso borroso, dejamos de ser visibles y por eso hubo que hacer cambio de ruta para rescatar lo escrito, esbozos de letras viajeras en una deriva; entre la intención y el paso del tiempo nos volvimos navegantes nómadas, loscontenidos quedaron y la imaginación, y tal vez también la necedad de no renunciar a seguir pensando el tema de la ciudad, nos hizo buscar otros caminos. Asimismo, al mi- rarnos como creativos, podríamos girar estos textos con la vitalidad que da la imagen, así es que, junto con la invitación renovada a los autores, porque parecía que había un libro posible en la Facultad de Artes y Diseño de la unam, hicimos una propuesta de revisión al 2022 a quienes habían escrito y el alcance de los materiales en estos tiempos pandémicos. 2 http://cenidiap.net/j/es/biblioteca-digital?id=245 ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 26 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S En tal viraje, perdimos las letras de Verónica Toscano, Raciel Rivas y Diego Álvarez que decidieron ya no participar. Junto con el emplazamiento a repensar los textos convo- camos a crear en una propuesta gráfica. Al ser artistas, el re- sultado que tenemos compone cruces entre texto e imagen, tiempo, saberes y gestiones. Aparecimos antes: en 2015, hicimos un mapeo y quisimos que fuera colaborativo. Luis, César, Leonardo y yo diseñamos “cartografías de la investigación artística”, y experimenta- mos el pensar juntos. De aquellas acciones no hicimos una memoria, no la hemos hecho aún. Estuvimos, y al escribir este texto me doy cuenta, viviendo una narrativa distinta acerca del arte y la investigación, sobre lo que podría pare- cer evidente, y no lo es: una comunidad. En cada reunión que grabamos hubo un paisaje sonoro: escuchamos e imagina- mos acciones, ideas, trazos en el aire que quisimos recorrer. Nos juntamos después para definir una propuesta de te- mas de la siguiente entrega de Abrevian Ensayos, la número seis. Entre la publicación y lo que recibimos se amplió el mate- rial para una séptima, es decir, otro conjunto de diez ensayos. Al interior del Cenidiap, aquel pequeño motor llamado Abrevian —que con el tiempo hizo pasar a una comunidad académica burocrática por un proceso donde lo no pensado ocurrió: hicimos a ritmo acelerado videos y escribimos ensa- yos breves, y con ellos salimos a otros centros de las artes— ya estaba desahuciado, o solo en un letargo. Luis, César y yo quedamos atrapados en una vía cerrada, un callejón en el que no había las conexiones necesarias para seguir. Luego de un tiempo pensamos que podríamos ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 27 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S hacer un puente, un tejido, dar a conocer las elaboraciones personales y colectivas, y así fue que llegamos a este libro. Las marcas en los mapas a veces necesitan poner alertas y quien las mira se inspira para transitar territorios. Aunque no está entre nuestros autores, apareció una investigadora, Mayra Gabriela Huerta,3 quien hacía una maestría en Barce- lona, donde trabajan desde el arte y lo pedagógico. Entre su construcción de saberes ella vio nuestras señales, como esas luces que en la lejanía nos hacen saber que hay alguien, que son intermitentes y permiten pasar del rojo al verde. Entra- mos en contacto por redes, su observación fue que no ha- bía más sobre el tema de las cartografías en la investigación artística, y escasos trabajos colectivos, y fue a través de la preparación de la entrevista que me fue platicando su meto- dología. Se llama Investigación Basada en Artes (iba), disci- plina en la que existen estudiosos que se ocupan de registrar y pensar las formas en que el arte construye conocimiento desde la subjetividad. Entre su literatura se menciona que el ingreso de los artistas en las universidades ha generado una revolución dentro del pensamiento académico. Desde el arte se piensa al mundo de forma distinta a lo académico de las ciencias sociales, el panorama es diferente, y no necesariamente aceptado entre otros campos de reflexión. 3 “Entiendo la investigación artística como un proceso indefinido y una búsque- da experimental cuyo objetivo no es generar teoría sobre un objeto, un fenó- meno o un otro del que nos encontramos distanciados, sino reconocer las rela- ciones que existen entre nosotros y aquello que nos interpela por su cercanía y familiaridad o porque nos resulta extraño y distante para entonces problemati- zar el origen de estos afectos en colectividad, en consenso con otras.” ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 28 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S A los artistas no nos han visto, solo a las obras, y en con- junto, como objeto de estudio. Hablando de la historia, crí- tica y sociología del arte, o la pedagogía, van abordando las obras, extrayendo los saberes del arte; no suelen dejar a los artistas ni bien catalogados, ni bien acreditados como suje- tos. Pero los escritos desde al arte, hechos por los artistas, más allá de los manifiestos, pueden considerarse incluso un nuevo género; los mapas del arte se abren a más posibili- dades y resulta que los cambios de narrativas ya están en muchos ámbitos. El arte como manifestación de la libertad radical también se ocupa de la transmisión de saberes escritos y no, pero sí ela- borados desde teorías de la percepción, de la comunidad, de las redes y los enjambres, de la ecología y más; en la biología y en la astronomía, por ejemplo, se están tendiendo puentes. También a lo largo de mi recorrido por la investigación sobre las artes y en el análisis del discurso crítico, o en la misma historia de los artistas consolidados en México, han tenido ne- cesariamente que estar avalados por textos críticos y también literarios. Las razones tal vez están en que para el dominio de la escritura se requiere un tiempo similar que para el dominio de la producción de objetos. Las exigencias actuales para ar- tistas en formación, dentro de las universidades, implican el dominio también de la escritura para presentar proyectos y obtener financiamientos, así es que, queriendo o no, los tiem- pos de taller y materiales han tenido que ser equivalentes a los tiempos del despliegue de la comunicación escrita y las exigencias académicas para sustentar los saberes, y para hacer gestiones. Pero en el ejercicio mismo de la libertad irán apare- ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 29 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S ciendo más campos como la investigación basada en artes, en la que se vale la subjetividad, se vale pensarse desde un no- sotros y construirlo en colectivo; el encierro en el taller resulta necesario, o solo el encierro, sin el taller, para centrar y propo- ner hacia dónde tejemos redes y lazos, hacia dónde hacemos mundo, un mundo inclusivo desde el arte, en vías de dejar de ser solo objeto de estudio para otras disciplinas. De mapa en mapa también nos dimos cuenta de que la in- vestigación artística está carente de una clasificación, de su propia cartografía. La investigación experimental, documental, la de materiales y formas no tienen sus bitácoras, una que otra guía de materiales y técnicas se escriben y describen de forma sistemática, y no lo hacen tal vez porque básicamente un artis- ta va sin miedo a descubrimientos que vienen de un lugar psí- quico que surge en la práctica insaciable del taller hasta que aparece lo que para los gitanos es el duende, otro nombre del arrobamiento, cierto es, que en el lugar de la creación o de la experiencia estética resultan enigmáticos para todos. Por eso nuestro acuerdo y nuestra convención es que nos centremos en el proceso, y así caminemos y reconozcamos rutas a seguir; al igual que en la utopía, lo procesual nos sirve para avanzar. El proceso, el boceto, la línea punteada, una que otra convención en curvas o letras, en líneas abstractas, nos van guiando. Las combinaciones entre texto e imagen hacen re- membranza a tiempos en los que si algo no estaba dibujado, no existía;4 cada reflexión de este libro es un hilo para tejer 4 “Sócrates veía que Alcibíades estaba cegado por su riqueza y orgulloso de sus bienes, todavía más de sus tierras. Le condujoentonces a un lugar donde había ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 30 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S historias, imágenes, complicidades, redes, toboganes, deri- vas colectivas y relieves, fusiones de colores y texturas. Como geógrafos, desde el encierro bibliotecario, algunos investigadores van construyendo su visión del mundo, a di- ferencia de los viajeros que son los experimentadores y traen una mirada muy distinta desde ese mundo en panorama, abierto. El encierro del que hablé antes, en el taller, siempre se nutre de la experiencia, una experiencia del afuera, de ahí el choque entre los saberes bibliotecarios, académicos y la expe- riencia. Las narraciones del mundo son entonces construccio- nes que combinan los saberes impresos en los libros, escritos por otros contra las experiencias que “no están sustentadas”, que no están acotadas por lo que dijeron “los sabios”, mien- tras la experiencia es narrada de forma anecdótica, no hay sustento, solo testigo de que alguien se movió por el mundo para hacer intervenciones. Esa es la ruta actual de un artista, el movimiento y la intervención, ejecutantes en lo colectivo de ideas creativas, que necesariamente requieren de una na- rración, o de varias; la narración ya tiene que venir junto a los espectadores integrados e invitados al festín del arte. En este libro hacemos cruces, seguimos en deriva, por- que no dejamos de pensarlo y modificarlo, pero entre texto e un mapa (pinakion) con el contorno de la tierra (ges periodos) y lo exhortó a bus- car el Ática. Después que la hubo encontrado, le indicó que marcara la posición exacta, de sus campos y los examinara: el otro le contestó: ‘No están dibujados en ninguna parte.’ Sócrates le hizo entonces destacar: ‘y tú, ¿estás orgulloso de esos dominios que no figuran incluso sobre la tierra?’” Francisco Javier Gómez Espe- losín, “¿Mapas en la antigüedad? De la cosmología a la cartografía”, https://re- cursos.march.es/culturales/documentos/conferencias/4_41039.pdf?v=268041021. Consulta: julio, 2022. ER ÉN DI RA M EL ÉN DE Z 31 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S imagen anotamos un punto en el mapa de nuevas identida- des de artistas pensando el mundo, está vez a través de texto e imagen, en colectivo. Como escuchando a Deleuze: El mapa es lo que se configura sobre la realidad de un territo- rio, el mapa se construye sobre la experiencia en sí, y puede variarse, transformarse, reconfigurarse. Cuando es un mapa de proyecto no es un calco, otro que cubre los requisitos sí o sí, es un mapa que se adapta al territorio, a la multiplicidad de elementos y significantes. Nos salimos del paradigma que nos obligaría a quedarnos aislados en un esquema repetiti- vo. El mapa (nuestro) está basado en una experimentación, el mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre sí mismo, contribuye a la construcción de campos. (Cuerpo sin órganos). El mapa es abierto, desmontable en cada una de sus dimen- siones, es alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones, puede ser alterado y adaptarse a distintos montajes, de actualización, de transformación, de renovación, iniciado por un individuo, un grupo, una formación social, o puede dibujarse en una pared, considerarse como una obra de arte, constituirse en una acción política o una meditación, contrario al calco que siempre vuelve a lo mismo. Un mapa es un asunto de entradas, de performance, mientras el calco siempre acude a la competencia. A modelos que se enfrentan entre sí en un paradigma de estructura muy rígida, de lo bue- no, lo malo o lo peor. Vale la pena ser rizomático.5 5 “El rizoma según Deleuze y Guattari, ¿Cómo entenderlo? (Parte 1)”, video, https:// www.youtube.com/watch?v=nfgt1ml1pcU&t=7s. Consulta: 5 de febrero, 2021, YU RI A GU IL AR 32 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Yu r i A g u i l a r L e o n a r d o A r a n d a E r i k a C e c i l i a C a s t a ñ e d a A r r e d o n d o A n a S o f í a L ó p e z G u e r r e r o Á lv a r o V i l l a lo b o s E d g a r H e r n á n d e z R o b l e s Co l e c t i v o L a J a u l a E x pa n d i d a A l e j a n d r o O r o z c o YU RI A GU IL AR 33 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S C ada hombre es un artista”, afirma Joseph Beuys en el documental Todo hombre es un artista, quien responde a la pregunta del entrevistador mientras pela una patata, expli- cándolo de la siguiente manera: Entrevistador: Usted sostiene que cada hombre es un artista. ¿Lo que está haciendo ahora es una ac- ción creadora? Beuys: Por supuesto, es un proceso de configura- ción del sentido general del trabajo humano. Y el trabajo humano tiene relación con la capacidad humana. Sabe que hay personas que no tienen esa capacidad física debido a una enfermedad, por ejemplo. Entonces, si este concepto fuera difí- cil de aplicar, debemos incorporar el trabajo ya sea de manera manual o intelectual. “ Yuri A guilar [33] Todos somos artistas. Tácticas del descentramiento disciplinar YU RI A GU IL AR 34 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Entrevistador: ¿Qué es para usted la belleza? Beuys: La belleza, es el brillo de lo que es verdadero.1 En este pasaje podemos observar la apertura del arte hacia el ámbito de la producción cultural, que cada persona realiza en su vida cotidiana, valorando el trabajo mismo como acto creativo. Lo mismo me dijo uno de mis compañeros en el ser- vicio militar donde era conscripto/asesor de español, a pro- pósito del ejercicio de introducción a las asesorías, en el que propuse la dinámica de hablar sobre lo que cada uno hacía. Después de terminar la explicación de mi trabajo como ar- tista, uno de los compañeros se paró y comentó: “entonces yo soy artista también; así me siento cuando cocino algo”. En ese momento no alcancé a comprender lo que me decía, todavía arrastraba la idea del artista como una especificidad de la cultura. Sin embargo, las indagaciones de esta investi- gación me han hecho comprender esa dimensión de la que habla Beuys: “un proceso escultural es… tan evidente como cada uno de los procesos hechos para la preparación de la comida de su familia”.2 En el contexto de intercambio cultural entre lo rural y lo urbano, donde se desarrollaron las experimentaciones e in- teracciones sociales de este trabajo y a partir de las nociones de la producción creadora que cada individuo pone en juego 1 Werner Krüger, Joseph Beuys. Todo hombre es un artista, video, Inter Nationes, 1976, https://www.youtube.com/watch?v=cGRADyI-ZeM&t=1363s, 6:38-7:30. Con- sulta: 25 de agosto, 2022. 2 Ibidem, 52:10-52:23. YU RI A GU IL AR 35 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S en el ámbito de la cotidianidad, se reconocen dos propuestas de arte íntimamente ligadas a la cultura comunitaria de los pueblos del sur de la Ciudad de México, espacios de resisten- cia y adaptación cultural. La primera realizada por el profe- sor Mayo, cronista y activista cultural del pueblo de Santiago Tepalcatlalpan, y la segunda por los colectivos La Mulita Con- sentida y El Semillero del pueblo de San Pedro Mártir. En las celebraciones de Día de Muertos tiene lugar la pro- ducción de una cultura ancestral en el panteón de Santiago Tepalcatlalpan, que se caracteriza por la decoración de las tumbas de los ancestros de los actuales habitantes del pue- blo. Es el caso del profesor Mayo, quien participa entusiasta y respetuosamente en esta producción comunitaria, desple- gando conciencia de la importancia que tienen las capacida- des creadoras de cada persona en acción común. En estas mismas celebraciones de noviembre, en San Pe- dro Mártir, los colectivos mencionados, por medio del Cine- club El Gato Azul, convocan a la comunidad cada año desde 2015 a participar en una caravana. En 2016, con el título Entre calacas te verás, se hizo esta actividadcomo un espacio en movimiento donde la capacidad productora de las personas se desplegó de manera común, aunque cada quien colaboró de la forma que quiso. La cita fue en El Semillero de Ejidos de San Pedro Mártir, donde se disfrazaron de calaveras, ha- bilitaron el gato móvil como carro alegórico y se vistieron como títeres gigantes; de ahí salieron en caravana, con músi- ca y colores, hacia el centro del pueblo. Fue un aporte a esta impresionante celebración comunitaria, en la que cientos de personas toman la calle, reclaman el espacio raptado por los YU RI A GU IL AR 36 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S automóviles, en una tradición en que la creatividad de todos está presente.3 La creatividad se da más allá de la institucionalidad del arte y de la disyunción disciplinar del artista, para quedar inmersa en los procesos sociales. En estos dos casos pode- mos reconocer la importancia que las prácticas tradicionales tienen para los “artistas”, algo que Beuys practicó en su obra, específicamente en la pieza Hoguera II, en la que desplie- ga una estrategia de producción cultural colaborativa con la 3 https://www.facebook.com/watch/?v=342725439835908. Consulta: agosto, 2022. Colectivo La Mulita Consentida, cartografía colaborativa, s/f YU RI A GU IL AR 37 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Asociación Carnavalera Alti Ritchtig, que se monta sobre la estructura tradicional del carnaval de Basilea, para confron- tar al arte moderno por la compra de su propia obra en unos cuantos cientos de miles de francos por parte del Museo de Arte de esta ciudad suiza. La institución artística fue acecha- da por una gran cantidad de bufones con vestidos de fieltro y bastones, mismos materiales de Hoguera II, comprada e ins- talada al interior del propio museo. Beuys quema en la ho- guera el dinero recaudado por los impuestos, y dice: “nuestra hoguera es mejor por no costar nada”.4 4 Werner Krüger, loc. cit., 2:46. Colectivo El Semillero, cartografía colaborativa, s/f. YU RI A GU IL AR 38 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Retomo la idea de la producción creativa de Beuys con respecto a las capacidades físicas e intelectuales, las cuales me sugieren la producción cultural en dos dimensiones: la material de los productos/acciones, pero también la inma- terial de las ideas, introduciéndonos en un tema de enor- me actualidad en los ámbitos del arte, pero también de la academia, referente al reconocimiento del arte como inves- tigación; de lo cual se desprende el reconocimiento de la investigación científica como una producción cultural, algo que se manufactura, como lo sostienen Bruno Latour y Steve Woolgar con respecto de la construcción de los hechos en la ciencia: “el examen histórico que hicimos de la génesis de un hecho, demostró el influjo del contexto del laboratorio a la hora de delimitar el número de afirmaciones alternati- vas que se podían hacer: solo gracias al cambio crucial de una red a otra pudo comenzar a circular como un hecho un enunciado determinado”.5 En otra apertura o, mejor dicho, en otro sisma, las discipli- nas se desubicaron y perdieron su lugar central, ya que la cien- cia también se construye socialmente: necesita formar parte de una red. Se trata del descentramiento disciplinar del que dan cuenta las formas actuales de la producción cultural, tan- to en la academia como en el arte, llamadas indistintamente y conjuntamente interdisciplinas, postdisciplinas, transdisicpli- nas. Desde el ámbito del arte este descentramiento se esta- blece como un giro al interior de las prácticas instituyentes: 5 Bruno Latour y Steve Woolgar, La vida en el laboratorio. La construcción de los hechos científicos, Madrid, Alianza Editorial, 1995, p. 169. YU RI A GU IL AR 39 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S El carácter extradisciplinar de las prácticas instituyentes, expre- sa el deseo o la necesidad de girarse hacia otra cosa, hacia un campo o disciplina exteriores; mientras que la noción de re- flexividad indica ahora un regreso crítico al punto de partida, un intento de transformar la disciplina inicial, acabar con su aislamiento, abrir nuevas posibilidades de expresión, análisis, cooperación y compromiso. Este movimiento adelante y atrás, o más bien esta espiral transformadora, es el principio operativo de lo que llamaré investigaciones extradisciplinares.6 6 Brian Holmes, “Investigaciones extradisciplinares. Hacia una nueva crítica de las instituciones”, en Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en la crítica institucional, Madrid, Traficantes de sueños, 2008, https://marceloex- posito.net/pdf/trad_holmes_extradisciplinares.pdf Consulta: agosto, 2022. Yuri Aguilar, proceso de Teporingo-Romerolagus diazi, 2003, construcción y modelado con ramas y varas, 600 x 600 x 200 cm. Parque Ecológico Juana de Asbaje, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 40 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Yuri Aguilar, Teporingo-Romerolagus diazi, 2003, construcción y modelado con ramas y varas, 600 x 600 x 200 cm. Parque Ecológico Juana de Asbaje, Ciudad de México. Yuri Aguilar, Cuauhtechálotl/Sciurus aureogaster, 2008, [monumento: 2.5 x 2.5 x 1.5 metros]. Área Natural Protegida del Bosque del Pedregal, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 41 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Yuri Aguilar, Puma dorado-Felis con color azteca, 2005, construcción y modelado con ramas y varas, 900 x 600 x 200 cm. Universum, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 42 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Otra transformación, la del artista, la de uno mismo, lleva a ese genio incomprendido y bohemio aparentemente autó- nomo hacia la apertura exploratoria de cualquier profesión, oficio o papel que imponga el proceso creativo. Esta trans- formación comienza por la des-educación del artista, como proponía en la década de 1970 Allan Kaprow: Por supuesto, partir de las artes implica que no se puede uno deshacer de la idea del arte con demasiada facilidad (aunque uno, sabiamente, jamás pronuncie la palabra). Pero es posible desplazar astutamente toda la operación des-artística fuera de los focos donde el arte suele congregarse, para convertirnos, por ejemplo, en ejecutivos, ecologistas, motoristas acrobáticos, políticos o vagabundos de playas [incluso investigadores, ac- tualmente]. Bajo estas distintas formas, los distintos tipos de arte expuestos operarían indirectamente como un código me- morizado que, en lugar de programar una conducta de com- portamiento específica, facilitaría una actitud deliberadamente lúdica hacia cualquier profesionalización de las actividades más allá del arte.7 La necesidad de movilidad disciplinar, como hemos visto, es una estrategia de los artistas para diluir la desvinculación so- cial que la institución artística fomentó por más de un siglo. En la actualidad las condiciones operativas de los producto- 7 Allan Kaprow, La educación del des-artista, Madrid, Ádora Ediciones, 2007, http:// umh2120.edu.umh.es/wp-content/uploads/sites/918/2013/02/kaprow-comple- to.pdf Consulta: agosto, 2022. YU RI A GU IL AR 43 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S res culturales establecen la concientización del trabajo cola- borativo, siempre existente, pero ocultado por la perspectiva disciplinar: “su uso fluido de las redes les habilita un univer- so de conexiones donde reciben valoraciones singulares… les permite disfrutar de cierta autonomía en la elección de sus tareas y la distribución de su tiempo. Su versatilidad para cru- zar fronteras disciplinarias y entornos culturales desorganiza las categorías habituales de los estudios cuantitativos”.8 Ya no es posible comprender al artista/productor cultural como un creador individual, ni especializado. La producción exige sermultitareas, plurihabilidoso e hiperactivo: “Sin embargo, en la práctica, los artistas no solo producen arte, sino que están involucrados en su distribución y consumo, aunque este fe- nómeno generalmente pasa desapercibido.”9 No podemos seguir siendo artistas ingenuos o ciegos, de- jándonos estar en la comodidad del trabajo especializado que la cultura capitalista nos invita a tomar, sin la posibilidad de enriquecer nuestra labor por adaptaciones y cambios en nuestras tareas. De esta forma, mi actuación como productor transita entre el arte, el diseño, la docencia y la investigación; desde mi experiencia personal, todas estas disciplinas se hi- bridan en cada actuación que desarrollo en los diferentes ámbitos que aborda mí trabajo: el profesional, el académico y el social. 8 Néstor García Canclini, “Jóvenes creativos trabajando en red: una visión mul- tidisciplinaria”, en Jóvenes creativos: estrategias y redes culturales, México, Uni- versidad Autónoma Metropolitana, Juan Pablos Editor, 2013, p. 16. 9 Mónica Mayer, Escandalario. Los artistas y la distribución del arte, México, Co- naculta, Fundación Bancomer, Ex Teresa Arte Actual, Pinto mi raya, 2006, pp. 8 y 9. YU RI A GU IL AR 44 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Yuri Aguilar, Tlachtli-Pelota (avance), 2011, construcción con madera, tablaconcreto y acrílico, 300 x 700 x 700 cm. Ex Hacienda del Chorrillo, Taxco, Guerrero. Yuri Aguilar, Tarántula rojiza del Pedregal-Aphonopelma serratum, 2006, construcción de ramas y varas, 10 000 x 13 000 x 200 cm. Proyecto para el Bosque del Pedregal, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 45 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ya he hablado de algunas aperturas y descolocaciones que las estrategias del descentramiento disciplinar muestra. Sin embargo, me parece pertinente describir otras actividades implicadas, como la gestión, la operación y la evaluación de las experimentaciones realizadas para esta investigación, algo no muy común para los artistas. Gestión es algo de lo cual se habla mucho, pero implica un trabajo que no todos los productores están dispuestos a hacer, y mucho menos están capacitados para ello. Está el caso de la Okuplaza unam-Santiago, que implicó una Yuri Aguilar, Discursos usados, 2012, instalación con libros, 300 x 300 x 220 cm. YU RI A GU IL AR 46 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S gestión compleja con autoridades gubernamentales, co- munales y académicas: se solicitó permiso a la Secretaría de Cultura de la Delegación (hoy Alcaldía) Xochimilco, en la Ciudad de México, para el uso de la plaza del Conjunto Cul- tural de Santiago Tepalcatlalpan; la vigilancia fue solicitada a la Secretaría de Seguridad Pública; se pidió apoyo para la transportación del comisario de la Comunidad de Santiago Tepalcatlalpan, Héctor, así como permiso para el espacio al coordinador territorial de la localidad. Es evidente la multi- plicidad de autoridades involucradas en una actuación ur- bana, lo cual describe el alto grado de institucionalidad del Yuri Aguilar, Mariposas migrantes, 2012, instalación con periódicos, medidas variables. YU RI A GU IL AR 47 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S espacio público. Esto hace preguntarme: ¿qué tan público es el espacio público? Parece más un discurso que una reali- dad. Lo anterior nos plantea la gestión como un trabajo muy desgastante, pero necesario actualmente, situándonos en la importancia de generar procesos dialógicos con los actores, construyendo puentes entre diferentes subjetividades, de la misma manera que los científicos movilizan sus enunciacio- nes de hechos en las redes académico administrativas de sus comunidades. La operación de las actividades de producción material en el caso que estamos tratando implicó un diseño colabo- rativo con la arquitecta chilena Bárbara de Ciudad Emergente (Cem), para lo cual el lenguaje arquitectónico y el conoci- miento del diseño asistido por computadora (cad) fue fun- damental, algo que tradicionalmente no se enseña en las escuelas de arte, y que mucho menos dominan los artistas.10 10 Véase https://sites.google.com/view/yuriescultor/cimbras-y-andamios/oku- plaza-santiago?authuser=0 Yuri Aguilar en colaboración con giae-cem, Okuplaza Santiago, 2014, táctica urbana. Santiago Tepalcatlalpan, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 48 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S A partir de la táctica urbana de bombardeo de sillas, Ciu- dad Emergente ha realizado en reiteradas ocasiones el di- seño de sillones con tarimas/pallets recicladas. Entonces, Bárbara y yo desarrollamos un diálogo epistolar en cad por internet que nos permitió llegar a soluciones que mezcla- ban los intereses de Cem con los del Grupo de Investiga- ción-Acción-Interdisciplinaria en Arte y Entorno (giae). La apropiación de técnicas y metodologías es otra estrategia del descentramiento disciplinar: para comunicarse con un arqui- tecto hay que usar su lenguaje, y así con otras profesiones. En referencia con la necesidad de hacer lo necesario al momento de producir, quiero hacer notar que la educación disciplinar de los arquitectos está encaminada al diseño, casi nunca a un trabajo manual, más allá de la elaboración de maquetas y modelos, por ello es pertinente comentar la participación activa como carpintero de los participantes de la Okuplaza, por ejemplo, Javier (director fundador de Cem). En otro contexto, el del Parque de la Tortuga en Fuentes de Tepepan, también en la Ciudad de México, dentro de los talleres comunitarios Hazlo Tú Mismo, que desarrollo conti- nuamente, se manifestó una vez más el hecho del descentra- miento disciplinar, en esta ocasión a través de un miembro de la seguridad pública del parque. En una imagen aparece el policía Joaquín convertido en el cortador oficial del taller: siempre participativo y dispuesto a cooperar en los talleres, aportaba difusión e ideas constructivas interesantes, formaba parte de la comunidad, se integraba. Murió un año después. Ya hemos comentado sobre la implicación de los trabajos de investigación para la producción cultural. Profundizando YU RI A GU IL AR 49 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S y reflexionando sobre la falta de formación en ese sentido que hay en las escuelas de arte, fue necesario realizar el des- plazamiento de mi trabajo como creativo hacia la disciplina de la investigación, gracias a la capacitación que recibí en el diplomado de actualización profesional Perspectivas de la Investigación Interdisciplinaria, que el Centro de Investi- gación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades de la unam promueve cada año. Sobre el descentramiento disciplinar que establece la co- nexión entre el ámbito profesional artístico y académico re- tomo el trabajo de investigación que desarrollé en un festival realizado colaborativamente en el centro de San Pedro Mártir en 2016 los colectivos Humo, Arco y Lira, Biguitarra, Bailando mi ser, La Mulita Consentida y Arte Semiótica, evento que se llamó Okuplaza Cultural. Encuentro de la Red Cultural Tlal- pan-Tejiendo Culturas (tianguis de proyectos + exposiciones + presentaciones escénicas + cine + performance + talleres), y en el cual utilicé una herramienta desarrollada por Cem, el Árbol de Ideas, que en sus palabras: es un artefacto de participación ciudadana […] que permite socializar los pensamientos e inquietudes de las personas de forma análoga a partir de la agregación de ideas escritas en papeletas a mano alzada. […] consiste en una mampara colgante de gran formato y visibilidad, la cual permite adosar y/o colgar mensajes facilitando la lectura y la exhibición a modo de una vitrina de ideas.11 11 Ciudad Emergente, Chile, 2017, http://www.ciudademergente.org/ YU RI A GU IL AR 50 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Las preguntasque se realizaron fueron ¿Qué te gusta de tu pueblo? ¿Qué harías por tu pueblo? ¿Qué actividades cul- turales te gustan? ¿Conoces la Red Cultural Tlalpan?, las cua- les nos permitieron conocer representativamente las percep- ciones socioculturales de los habitantes de San Pedro Mártir, realizar un diagnóstico sobre las necesidades culturales de la población y establecer la visibilidad de la Red Cultural Tlalpan. Los resultados muestran claramente el sentido de pertenencia y apropiación de los habitantes con su localidad y costumbres, resaltando el aprecio por la gente del mismo pueblo. Es importante señalar la apertura de la población a expresiones culturales externas (modernas), como la música y el teatro, lo que apunta hacia procesos de integración y asimilación de las otras formas culturales ajenas al contexto. De lo anterior resaltan cinco propuestas: fiestas patrona- les, teatro, música, plantar más árboles y recolectar basura, que establecen nuevas líneas de actuación que me llevan a disciplinas y lugares donde nunca he estado. No obstante, la producción cultural comunitaria en la que se inserta este ensayo obliga a reconsiderar la importancia de la disciplina como una herramienta para incursionar en otras, dejando de lado el pensamiento disyuntivo de la concepción discipli- nar y configurando las actuaciones desde la transdisciplina, comprendida de la siguiente manera: Complementaria al enfoque disciplinario; hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articu- lan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. La transdisciplinariedad no busca el dominio de YU RI A GU IL AR 51 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Yuri Aguilar en colaboración con giae-cem, Poliminó-Espacio dialogal 2, 2014, módulos constructivos. Mesa de diálogo. Mapeos colectivos. Feria Universitaria Mextrópoli, Academia de San Carlos, Ciudad de México. YU RI A GU IL AR 52 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S muchas disciplinas, sino la apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviesan y las trascienden […]. La transdisci- plinariedad conduce a una actitud abierta hacia los mitos y las religiones y hacia quienes los respetan en un espíritu transdis- ciplinario.12 De tal forma, podemos continuar tejiendo una red de implica- ciones y colaboraciones entre nuestras formaciones discipli- nares y múltiples procesos sociales al interior de las comuni- dades, trabajando en común con las otras culturas, saberes, conocimientos y prácticas; con lo que nos sea útil. Dibujando un lugar donde se difuminan los límites territoriales de las disciplinas y se convierten en un paisaje por recorrer, vivir y conocer. Referencias Anes, José et al., Carta de la transdisciplinariedad, Portugal, Convento de Arrábi- da, noviembre de 1994. Castro, Sixto J., “Goerge Dikie, la teoría institucional y las instituciones artísti- cas”, Fedro. Revista de Estética y Teoría de las Artes, núm. 12, Sevilla, marzo de 2013. Ciudad Emergente, Chile, 2017, http://www.ciudademergente.org/ Echeverría, Bolívar, Definición de cultura, México, Fondo de Cultura Económica, Itaca, 2010. Estankona, Andrea, “Arte como institución interior. Arte y relato institucional”, Revista Sans Solei. Estudios de la Imagen, vol. 5, núm. 1, 2013. García Canclini, Néstor, “Jóvenes creativos trabajando en red: una visión mul- tidisciplinaria”, en Jóvenes creativos: estrategias y redes culturales, México, Universidad Autónoma Metropolitana, Juan Pablos Editor, 2013. 12 José Anes et al., Carta de la transdisciplinariedad, Portugal, Convento de Arrá- bida, noviembre de 1994. YU RI A GU IL AR 53 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S giae, Espacio de trabajo, organización y documentación [procesual] del Grupo de Investigación–Acción–Interdisciplinaria en Arte y Entorno, México, unam, 2017, https://giaiae.wordpress.com/ Holmes, Brian, “Investigaciones extradisciplinares. Hacia una nueva crítica de las instituciones”, en Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en la crítica institucional, Madrid, Traficantes de sueños, 2008. Kaprow, Allan, La educación del des-artista, Madrid, Ádora Ediciones, 2007. Krüger, Werner, Joseph Beuys. Todo hombre es un artista, video, Inter Natio- nes, 1976, https://www.youtube.com/watch?v=cGRADyI-ZeM&t=1363s Consulta: agosto, 2022. Latour, Bruno y Steve Woolgar, La vida en el laboratorio. La construcción de los hechos científicos, Madrid, Alianza Editorial, 1995. Mayer, Mónica, Escandalario. Los artistas y la distribución del arte, México, Cona- culta, Fundación Bancomer, Ex Teresa Arte Actual, Pinto mi raya, 2006. Secretaría de Cultura DF, Rescate de la memoria histórica de Santiago Tepal- catlalpan. Entrevista al maestro Mayo García Rayón, video, VincularTV, 2010, https://youtu.be/VDHVY0dT3rM AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 54 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S L a teoría de la deriva, escrita por Guy Debord en 1958, es una reflexión sobre la vida urba- na y las formas de ser percibida, en que la cartografía, como herramienta para articular un territorio, se ve influida por la experiencia y el afecto de quien la construye. La deriva surge con el afán de búsqueda por generar experiencias nuevas del espacio urbano, una estrategia que modifica la forma de realizar recorridos y una acción con la cual se permite construir otros modos de vivir la ciudad. Los situacionistas partieron de la idea de que, conscientes o no, los individuos establecemos nexos con lo que nos rodea, imaginamos nues- tro entorno, lo identificamos, lo transitamos, pero São Paulo no es una ciudad [54] Ana Sofía López Guerrero AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 55 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S también lo estigmatizamos. Alientan, entonces, a caminar ha- cia ningún lugar en específico, sin un trayecto pensado, senci- llamente hay que seguir el llamado del momento. Así, ante la rutina, se propone el azar, la aventura y seguir las emociones en un recorrido sin destino fijo. La caminata se entiende como algo más que un deambular por ahí, es una manera de vivir los escenarios urbanos y de romper con las correctas maneras de transitar. Deambular de manera consciente por la ciudad manteniendo un comportamiento lúdico-constructivo opues- to, según Debord, a las nociones clásicas del paseo. Durante varios meses llevé a cabo una doble acción en São Paulo. Con el ojo extranjero, que no puedo dejar de lado en un país que no es el mío, practiqué la deriva en la ciudad más grande de América del Sur, al tiempo que documentaba ciertas escenas que registré como elementos para conformar un acervo fotográfico, el cual pretendo convertir en material para un estudio arqueológico de lo contemporáneo. En mi caso, jugar a la deriva me llevó a un re-conocimien- to del lugar por el cual transité, pero también a un ejercicio de auto reconocimiento, para tomar conciencia del entorno y de mis límites como ser que ocupa un espacio, que lo re- corre, que lo huele, lo observa, lo siente y que hace parte de él; a prestar atención a la percepción de las cosas tal como mis sentidos me lo dicen, y entonces las divisiones, las dis- tancias, el territorio, se vuelven reales. Casi siempre llevados a cabo sola, estos recorridos sin rumbo fijo afluyen en un mapa, una constelación de imáge- nes a través de las cuales veo que no solo dan cuenta de mi mirada y mi andar, sino que al observarlas con detenimiento AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 56 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S se advierten elementos que funcionan para hablar y reflexio- nar sobre cuestiones culturales y problemáticas territoriales, sociales y políticas. El resultado de este ejercicio es un conjunto de imágenes de lo cotidiano en la ciudad, que retratan cómo es habitaday vivida. Pensando que el territorio no se puede representar como es en realidad en la abstracción de unas imágenes, que lo que se vive, lo cotidiano, tiene muchos matices, presento una exploración fotográfica de la urbe compuesta por frag- mentos que se relacionan de forma aleatoria por su carácter emocional y de registro. São Paulo tiene aproximadamente doce millones de habi- tantes, aunque si se toman en cuenta los datos de la llamada grande São Paulo la cifra sube a más de 21 millones. El imagina- rio varía entre un mundo tropical de baile eterno y una megaló- polis cosmopolita en donde conviven diferentes culturas. Lo cierto es que São Paulo es una aglomeración urbana donde millones de vidas se entrecruzan de alguna manera. Un edificio se erige sobre otro en una ciudad que se hace y deshace continuamente. El ruido es una constante, sean las motos, las bicicletas con motor que han aumentado durante los últimos años con los servicios de entregas, los taladros, las máquinas grandes que derrumban casas y edificios para construir torres habitacionales de más de treinta pisos. Cacerolazos, fuera Bolsonaro, gritos nocturnos de borra- chos, el camión del gas con su música particular, el vendedor de helado y el afilador que se anuncia con un silbido, hacen parte del ruido de la ciudad; escuchar sus sonidos es una de las maneras de conocerla, otra es caminándola. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 57 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S El caminar la ciudad, observarla, registrarla: estas accio- nes configuran un paisaje, un mapa de su topología, sus in- clinaciones, sus horizontes (si es que se ven); también sus desechos, sus maneras particulares de ser, sus brechas (a veces abismales) llenas de clasismos y racismos; sus bordes y límites. Caminar hasta que me cansara, perderme dentro de lo perdible, en una urbe de proporciones mayúsculas. De manera intencional, los registros realizados casi nunca muestran alguna persona, pero de cierta forma la gente está ahí, hay movimiento, las personas están en la medida que se hacen manifiestas a través de sus restos, de los vestigios de cosas que dejan atrás, de las evidencias de su paso. Las fotografías son, también, pequeñas escenas que abren para mí una puerta a una serie de interpretaciones posibles sobre cómo un objeto llegó a un lugar, pequeñas ficciones de la realidad que hablan de condiciones de vida, de acciones, de relaciones. Con la noción en mente de que históricamente el mapa ha funcionado como herramienta en la apropiación de espa- cios; que la representación de un lugar legitima una realidad, y que “al igual que el historiador, el cartógrafo siempre ha desempeñado un papel retórico en la definición de las con- figuraciones de poder en la sociedad, así como en el registro de sus manifestaciones en un paisaje visible”;1 mi intención es la de reunir imágenes que construyen un mapa que, a su vez, representan de alguna otra manera ya no solo el territo- 1 J. B. Harley, La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía, México, Fondo de Cultura Económica, 2005, p. 112. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 58 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S rio, sino también vivencias y experiencias, donde la percep- ción y el afecto son herramientas y métodos de pesquisa. Referencias Debord, Guy, “Teoría de la deriva”, Internationale Situationniste (1958-1969), tra- ducción extraída de Internacional situacionista, vol. I: La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999. pp. 54-57. Harley, J. B., La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía, México, Fondo de Cultura Económica, 2005. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 59 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2020. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 60 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2020. São Paulo, Brasil. Domingo, 34 grados, las calles están tomadas por los ciclistas que forman aglomeraciones de cocos. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 61 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, 24 horas en Ciudad Universitaria, 2020. São Paulo, Brasil. Ciudad Universitaria, afuera del comedor central, entre la papelería y los edificios habitacionales. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 62 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Isabela Madureira, sin título, 2020. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 63 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2020. São Paulo, Brasil. Caminar por la ciudad muchas veces significa no ver el horizonte, a cambio, tenemos la oportunidad de ver, por las pequeñas ventanas, la vida íntima de los otros. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 64 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, Paisaje habitual, 2021. São Paulo, Brasil. La ciudad nunca es la misma, constantemente el paisaje cambia, si llega a haber un paisaje habitual, es ese. Las calles de hoy no son las mismas de ayer. ¿Cómo crear un vínculo con una ciudad que está siempre por hacerse o tal vez, que siempre se está deshaciendo? AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 65 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 66 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, Ciudad de tipos, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 67 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 68 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. Ese día me encontré con un recolector de latas, las había colocado en el piso en hileras para aplastarlas con el pie. Los recolectores andan por la ciudad buscando en las calles y los botes de basura un medio de ganarse la vida. En 2021 cada kilo valía entre siete y ocho reales, o sea, entre treinta y cinco y cuarenta pesos mexicanos. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 69 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 70 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 71 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 72 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 73 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2020-2021. São Paulo, Brasil. En mis deambulaciones por la ciudad constantemente me encuentro zapatos. Siempre están dispuestos de maneras extrañas, sobre árboles, en medio de la calle, en una esquina. Me pregunto toda vez sobre la historia detrás de ellos y sobre cómo fue que llegaron ahí, por qué y por quién fueron abandonados. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 74 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. AN A SO FÍ A LÓ PE Z GU ER RE RO 75 56 C I U D A D E S , D I S P O S I T I V O S Y M A P A S Ana Sofía López Guerrero, sin título, 2021. São Paulo, Brasil. Los teléfonos