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SC 15.1. La implantación del embrión. Significado biológico. Complejidad y etapas del proceso. V.Flores La concepción de la implantación como fenómeno integrado en el cual participan activamente el endometrio y el blastocisto proviene de fines del siglo pasado. En 1883, Spee señaló que “el embrión está rodeado en el endometrio de una cavidad de implantación en los bordes de la cual los tejidos uterinos muestran signos de degeneración y lisis"; enfatizó “la aparente actividad histolítica y citolítica del trofoblasto", supuso la existencia de influencias del embrión sobre el endometrio y postuló la ocurrencia en el endometrio de “procesos bioquímicos … [en el útero] … estimulados por [el embrión]". Las ideas planteadas por Spee sobre qué papeles desempeñan el endometrio y el blastocisto durante la implantación, y la importancia de las interacciones entre ambos siguen vigentes. Sus ideas han estimulado innumerables investigaciones que todavía continúan con el objeto de elaborar un modelo que permita interpretar el proceso en toda su complejidad. La implantación consiste en… a)… un conjunto de procesos por medio de los cuales el trofoblasto se introduce en el endometrio, b)… se pone en contacto directo con el medio interno materno y c)… posibilita que el embrión obtenga de la madre todos los elementos necesarios para su desarrollo normal. El embrión no se pone en contacto directo con el medio interno materno. Se vincula con él a través del corion, derivado trofoblástico que establece y regula las interacciones con la madre. Si bien es el trofoblasto, y no el embrión propiamente dicho, el que contacta con la madre, al estar aquél formado por células de una composición genética distinta de la de la madre, la implantación implica el contacto directo entre dos individuos genéticamente distintos. Esto involucra aspectos inmunitarios en el proceso de implantación. La implantación ocurre en un contexto hormonal delicadamente controlado. Las funciones tubáricas y la maduración del endometrio están regulados hormonalmente. El éxito de la implantación requiere una sincronización entre estos procesos y la maduración del embrión. La regulación de la implantación requiere fenómenos que involucran interacciones locales paracrinas y acciones endocrinas que se realizan a larga distancia. En las etapas iniciales de la implantación, el endometrio y el blastocisto interactúan localmente por medio de agentes de diversa naturaleza química. Todos estos procesos deben ocurrir en una secuencia ordenada para que ocurra una implantación normal. Constituyen las características que hacen considerar a la implantación como un proceso biológico dinámico de alta complejidad en el que tanto blastocisto como endometrio participan activamente. La secuencia de interacciones endometrio-trofoblasto durante la implantación del embrión Con fines descriptivos, en el proceso de implantación se han definido varias etapas. Los límites entre ellas son convencionales y su número depende del grado de detalle de la descripción y análisis: a) Los acontecimientos a los cuales se suele asignar el carácter de signos de inicio de la implantación son, por parte del embrión, la expansión del blastocisto y, por parte del endometrio, la aparición de diferenciaciones de la membrana apical de las células del epitelio uterino denominadas pinópodos (SC El período de receptividad del endometrio. Características ultraestructurales y moleculares de la ventana de implantación). b) A este fenómeno sigue más o menos inmediatamente la degradación de la membrana pelúcida y la eclosión del blastocisto. c) Una vez libre el blastocisto, se inicia la adhesión blastocisto- endomentrio. A continuación se produce la penetración en el endometrio simultáneamente con la diferenciación del trofoblasto en un sincitio. En algunas especies se produce una reacción sincitial localizada en las células endometriales en las proximidades del blastocisto. d) En la especie humana, luego del contacto trofoblasto-epitelio endometrial, las superficies laterales de las células epiteliales endometriales se separan y entre ellas se introducen prolongaciones y células trofoblásticas. e) A continuación se produce una erosión del epitelio, debido a la degeneración y descamación de células epiteliales, en la zona de contacto endometrio- blastocisto. f) Luego, el trofoblasto sincitial toma contacto con el estroma y se inicia la invasión de éste. http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ g) Una vez que la vesícula coriónica ha penetrado completamente en el endometrio, la zona de erosión superficial se repara. El embrión queda entonces totalmente incluido en la mucosa uterina. h) Como etapa final, los derivados del trofoblasto (citotrofoblasto y sincitiotrofoblasto) se asocian al mesodermo extraembrionario somático. Los tres tejidos se organizan en tres capas que, en conjunto, forman el corion. Las etapas mencionadas están en parte superpuestas temporalmente: mientras el blastocisto se aproxima al endometrio, se inicia la diferenciación temprana del trofoblasto polar, el blastocisto se expande y se disuelve la membrana pelúcida. Sólo por conveniencia didáctica se las separa de esta forma. SC 15.2. La adhesión blastocisto-endometrio: fijación y orientación del blastocisto respecto del endometrio. V. Flores La adhesión del blastocisto al endometrio implica también una orientación. La adhesión ocurre entre zonas específicas, de mayor afinidad o “adherencia”, entre las superficies de endometrio y blastocisto. Vale decir, existe una mayor afinidad y en consecuencia una mayor probabilidad de fijación, entre ciertas zonas específicas del blastocisto y del epitelio endometrial. En la especie humana, el sitio más frecuente de adhesión del blastocisto al endometrio es la región superior de la cara posterior de la mucosa uterina (cerca del fondo uterino). A su vez, el blastocisto se orienta respecto del endometrio contactando por la zona del trofoblasto polar (polo animal o embrionario). Debido a estos hechos se considera que la colisión, y ulterior adhesión, al azar entre el blastocisto y endometrio no es condición suficiente para explicar a) la existencia de un sitio de implantación preferencial en el endometrio y b) la orientación preferencial del blastocisto respecto del endometrio. Esta situación se debe a que las propiedades adhesivas del epitelio uterino y del blastocisto no se distribuyen homogéneamente en sus superficies. Se considera que la adhesión blastocisto-endometrio depende de las características químicas de ambas superficies. Las hipótesis están dirigidas fundamentalmente hacia las cubiertas de superficie (glucocálices) del epitelio endometrial y del blastocisto. Se ha postulado que las glucoproteínas de estas cubiertas pueden mediar la adhesión entre ambos. Existe un conjunto de datos que sustentan esta hipótesis: a) El epitelio uterino posee un glucocáliz muy desarrollado, sobre todo en las etapas en las que el embrión se implanta. Con técnicas inmunohistoquímicas es posible poner de manifiesto una gruesa capa de glucoproteínas en la membrana apical de las células epiteliales endometriales y también en la superficie de las células del blastocisto. b) El glucocáliz de las células endometriales varía en su aspecto ultraestructural y composición química según las fases del ciclo reproductor; estas modificaciones dependen de las variaciones en los niveles hormonales. c) El glucocáliz del blastocisto modifica su viscosidad y se vuelve más adhesiva al principio de la implantación. En este efecto parecen participar modificaciones locales del pH. d) En el inicio de la implantación, como parte de los fenómenos propios de la reacción decidual primaria, se detecta alta actividad de glucosidasas en las secreciones uterinas (Véase SC 15.3. La degradación de la membrana pelúcida. Acciones enzimáticas sinérgicas. La reacción decidual primaria). Estas enzimas poseen capacidad de modificar la composición de los grupos azúcares de las glucoproteínas de superficie tanto del endometrio como del blastocisto. Existen trabajos que, con enfoque y metodología eminentemente biofísicos, han permitido calcular la intensidad de las fuerzas que se desarrollan entre líneas celulares derivadas del epitelio uterino y células trofoblásticas humanas en distintos momentos del ciclo. El método consiste en aproximar las superficies apicales de ambos epitelios y, a través de sucesivos ciclos de aproximación-separación, de diferente duración, estimar, por medio del uso del microscopio de fuerza atómica, la intensidad de las fuerzas de repulsión y adhesión entre las superficies apicales de ambos tipos celulares. Estos estudios muestran que, cuando los epitelios están suficientemente cerca, aparecen fuerzas repulsivas pero que, una vez superadas éstas, aparecen fuerzas de adhesión de diversa intensidad. Estos estudios permiten comprobar que existen fuerzas de atracción intensas y que sus valores de intensidad dependen de las características del glucocáliz y también de las diferenciaciones de las membranas apicales. http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Reacción_decidual_primaria http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Reacción_decidual_primaria http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Reacción_decidual_primaria Fig. SC 15-2-1. Esquema de la adhesión-orientación del blastocisto respecto del endometrio. A. El endometrio posee zonas de alta afinidad respecto del trofoblasto polar del blastocisto. Ello aumenta la probabilidad de implantación en un sitio ricamente vascularizado. B. El trofoblasto posee un sitio de alta afinidad, el trofoblasto polar, respecto del endometrio. Ello aumenta la probabilidad de que el embrión quede en la zona más profunda y mejor vascularizada del endometrio. Así, las características adhesivas de las superficies del blastocisto y del epitelio endometrial por un lado dependen de fenómenos sistémicos, como los niveles hormonales maternos en el momento de la implantación, y también de fenómenos locales regulados por moléculas que operan como mediadores locales. La composición química de las superficies interactuantes, trofoblasto del blastocisto y epitelio endomentrial, no sólo regulan el sitio de implantación y la orientación del blastocisto, sino también el momento o período de tiempo, denominado ventana de implantación, en el que dicho proceso se produce con mayor probabilidad. Dicho período de tiempo, de máxima receptividad del endometrio, se caracteriza también por la expresión de una combinatoria típica de proteínas integrinas, componentes integrales de la membrana apical de las células del epitelio uterino. Dichas proteínas confieren al epitelio uterino la posibilidad de realizar procesos de adhesión y de señalización celular entre las células embrionarias y maternas. SC 15.3. La degradación de la membrana pelúcida. Acciones enzimáticas sinérgicas. La reacción decidual primaria. V. Flores Algunos estudios bioquímicos realizados en el líquido intrauterino muestran que en él se encuentran prácticamente todas las enzimas necesarias para la degradación de la membrana pelúcida: una variedad de enzimas genéricamente denominadas glucosidasas y http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-2-1.jpg proteasas (exopeptidasas y endopeptidasas). La concentración de estas enzimas varía con el ciclo sexual. También existen variaciones asociadas a la presencia del blastocisto en la cavidad uterina. Ciertos estudios histoquímicos tendientes a identificar las células que sintetizan estas enzimas han puesto de manifiesto que, con diferencias para las distintas especies y enzimas en su síntesis, participan activa y coordinadamente el endometrio y el blastocisto. Por parte del endometrio, tanto el epitelio como el estroma participan en su síntesis y secreción. En el blastocisto, la fuente fundamental de enzimas es el trofoblasto. En las secreciones uterinas también se ha encontrado un patrón característico de uteroglobinas. Estas proteínas tendrían funciones regulatorias de las interacciones entre endometrio y blastocisto. La síntesis de uteroglobinas también es sensible a las variaciones en los niveles hormonales maternos. Varios estudios bioquímicos, histoquímicos e inmunohistoquímicos realizados en úteros de animales preñados ‒en los cuales existe un blastocisto en la cavidad uterina‒ y seudopreñados –en los cuales no hay blastocisto en la cavidad uterina‒ muestran que el blastocisto ejerce un efecto estimulante de la síntesis y liberación de algunas de las enzimas antes mencionadas. Estos estudios muestran que el efecto estimulante de la síntesis y secreción de enzimas, ejercido por el blastocisto, se produce a) antes de que exista contacto físico entre blastocisto y endometrio y, significativamente, b) sólo se produce en las proximidades del blastocisto. Estas dos circunstancias sugieren que dicho efecto está mediado por moléculas señal difusibles liberadas por el blastocisto y que éstas tienen escaso rango de acción. Los cambios locales que sufre el endometrio en respuesta a señales difusibles del blastocisto, antes de que éste tome contacto con el epitelio endometrial se denominan reacción decidual primaria para distinguirlos de los cambios denominados reacción decidual que sufre el endometrio cuando ya es invadido por el blastocisto. Algunos estudios realizados para investigar el papel funcional de estas enzimas (tratamiento enzimático de membranas pelúcidas in vitro, inyección intrauterina de inhibidores de las distintas enzimas, etc.) muestran que las glucosidasas por sí solas no son capaces de lisar la membrana pelúcida y que las exopeptidasas (fundamentalmente aminopeptidasas) tampoco la disgregan completamente. Las endopeptidasas, sobre todo las sintetizadas por el blastocisto, poseen un efecto más intenso sobre la membrana pelúcida. Varios estudios de este tipo muestran que las enzimas actúan sinérgicamente durante la degradación de la membrana pelúcida. Las glucosidasas y exopeptidasas actúan en las fases preparatorias produciendo la degradación parcial de algunos de los componentes de la membrana. A continuación, la acción de las endopeptidasas la disgregaría por completo. Figura SC 15.3.1. Modelo de las acciones sinérgicas, y en cascada, de las diversos tipos de enzimas que participan en la degradación de los componentes específicos de la membrana pelúcida. Diversos estudios muestran que tanto el blastocisto como el endometrio participan activamente aportando enzimas que degradan la membrana pelúcida. La figura precedente ilustra esquemáticamente un modelo de la acción sinérgica (en cascada) de las enzimas que participan en la degradación de la membrana pelúcida. El modelo propone la siguiente secuencia de eventos: 1) La acción de las glucosidasas tendría como efecto la eliminación sucesiva de los distintos monosacáridos constituyentes de las cadenas laterales de oligosacáridos. 2) Una enzima en particular, la O-seril-N-acetilgalactosaminidasa, rompería la unión del azúcar al aminoácido serina (SER) de la proteína. 3) Una vez que la proteína está desprovista de las cadenas laterales de oligosacáridos, estaría expuesta a las exopeptidasas http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-3-1.jpg (aminopeptidasas y carboxipeptidasas) que actuarían con mayor eficacia. 4) Finalmente, las endopeptidasas la degradarían por completo actuando en varios puntos de su estructura. SC 15.4. La diferenciación preimplantatoria del trofoblasto. La reacción decidual primaria. El establecimiento del contacto trofoblasto-endometrio y la invasión temprana. V. Flores La diferenciación temprana, o preimplantatoria, del trofoblasto, previa a la eclosión del blastocisto, lleva a la adquisición de la capacidad para degradar la membrana pelúcida y, precisamente, conduce a la eclosión. La diferenciación prosigue luego, pero con otras características, durante el contacto con el endometrio y su penetración. La diferenciación temprana se inicia con la proliferación de algunas regiones del trofoblasto y la formación de engrosamientos o botones trofoblásticos compuestos por células redondeadas. En algunas especies, este fenómeno se produce en varias zonas del trofoblasto. En la especie humana ocurre sólo en el trofoblasto polar que recubre el disco embrionario. A continuación, las células crecen. Aumenta el tamaño del citoplasma y del núcleo y secretan las enzimas que producen la degradación de la membrana pelúcida y la eclosión del blastocisto. La reacción decidual primaria es respuesta a estímulos provenientes del embrión. Simultáneamente con la maduración del blastocisto y la degradación de la membrana pelúcida en el endometrio se producen varios cambios. En las cercanías del blastocisto, el estroma se vuelve edematoso, los vasos se dilatan, se congestionan, y la actividad secretoria de las glándulas aumenta. Estas modificaciones se inician antes de cualquier contacto efectivo entre blastocisto y endometrio y depende de la liberación de sustancias difusibles que median tales interacciones. El blastocisto produce y libera factores de crecimiento, hormonas peptídicas (gonadotrofina coriónica), hormonas esteroideas (estrógenos), prostaglandina, histamina, etc., que actúan en el endometrio en forma local, También se ha demostrado una importante actividad secretoria por parte de los mastocitos y otras células endometriales con la secreción de citoquinas proinflamatorias. Tal actividad coadyuvaría a la acción de las sustancias provenientes del blastocisto. El endometrio no actúa pasivamente. Durante esta fase temprana, las células de revestimiento epitelial uterino sufren a) una importante diferenciación molecular puesta de manifiesto por la expresión de un patrón típico de proteínas transmembrana, como las integrinas y b) una diferenciación ultraestructural del dominio apical de la membrana plasmática con la formación de prolongaciones o abultamientos de la membrana apical que exhiben alta adhesividad respecto del trofoblasto. Precisamente la aparición de ambas diferenciaciones es considerada como indicio, por parte del endometrio, del inicio de la “ventana de implantación” o “período de receptividad” para la implantación. El contacto blastocisto-endometrio tiene dos etapas: a) una primera etapa de adhesión lábil en la que ambos pueden unirse en forma débil y pueden volver a separarse y b) una segunda etapa unión estable en la que el contacto es irreversible y va seguido de la invasión del epitelio. La adhesión lábil estaría mediada por interacciones entre los componentes de los glucocálices de ambos epitelios y la unión estable consiste en el contacto directo entre componentes de las membranas plasmáticas, formación de interdigitaciones y diferenciaciones de unión de las superficies apicales de ambas poblaciones celulares (microvellosidades del trofoblasto y pinópodos de las células endometriales) (SC 15.2. La adhesión blastocisto- endometrio: fijación y orientación del blastocisto respecto del endometrio). Luego de la unión estable entre las células maternas y embrionarias, en la que las membranas quedan transitoriamente interdigitadas, las membranas se alisan, se adosan íntimamente y las diferenciaciones de unión permanecen durante un tiempo. A continuación, prolongaciones de las células trofoblásticas se introducen entre las células del epitelio uterino. En algunas especies, el epitelio uterino sufre una reacción sincitial. En otras se descama dejando el estroma expuesto. En mamíferos se han identificado al menos cuatro variantes de estrategias por medio de las cuales las células del trofoblasto atraviesan el epitelio uterino y entran en contacto con el estroma endometrial. Estas cuatro variantes básicas están ilustradas por el modo como se produce este fenómeno en otros tantos conjuntos de especies (ratas y ratones, hámsteres, conejos y primates). http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Orientación_Blastocisto http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Orientación_Blastocisto http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Orientación_Blastocisto Fig. 15-4-1. Estrategias básicas de contacto y penetración del epitelio uterino en diferentes especies. En todos los casos se trata de poner al embrión en contacto con el medio interno materno. Estos modelos se basan en análisis realizados al nivel de la microscopia electrónica de transmisión. Las células del trofoblasto generan una discontinuidad en el epitelio uterino induciendo apoptosis, emitiendo brotes, fusionándose con las células uterinas o realizando una reacción sincitial e intercalándose con las células epiteliales. A. Adhesión-orientación del blastocisto al endometrio. B. Detalle de la penetración del trofoblasto en el epitelio endometrial. C-E. Ilustran el proceso en otras especies. AT.: dentro de la fig. cambiar pellúcida pelúcida En todos los casos las células epiteliales se agrandan, se vuelven vesiculosas y se llenan de lisosomas y lisofagosomas. Algunas modificaciones similares se observan en las células del estroma subepitelial. Se discute si las células endometriales son eliminadas exclusivamente por la acción enzimática del blastocisto, o si es fundamentalmente un fenómeno de autodegradación en respuesta a estímulos provenientes de éste, pero existe consenso en la idea de que en el proceso participan activamente el trofoblasto y el epitelio y estroma endometriales. La invasión del estroma. El control enzimático de la degradación de la matriz extracelular. La penetración del blastocisto en el endometrio requiere la desintegración de la matriz extracelular y de las fibras del tejido conectivo que constituyen su soporte. Dicho proceso es llevado a cabo por la acción de enzimas liberadas al intersticio. Se trata de actividades enzimáticas similares, en algunos http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-4-1.jpg casos, a las involucradas en la degradación de la membrana pelúcida. Por medio de diversos ensayos bioquímicos ‒prueba de afinidad de sustrato‒ se ha podido determinar que algunas son de origen materno y otras de origen embrionario. Describimos a continuación un ejemplo sobre cómo una enzima de origen embrionario puede actuar integradamente con las maternas. Se sabe que el trofoblasto es capaz de sintetizar y secretar una enzima denominada activador del plasminógeno (PA). Se trata de una enzima con capacidad para degradar proteínas (proteasa) extracelulares que cumple un papel importante en la invasión del endometrio. El PA es una enzima de alta especificidad de sustrato, vale decir, capaz de actuar sobre un rango muy reducido de sustratos posibles. Sin embargo, se postula que participa en la degradación de una variedad muy grande de componentes de la matriz extracelular. Ello es posible debido a que puede iniciar una cascada de actividades enzimáticas de origen materno. El gráfico que sigue ilustra esquemáticamente el proceso. El modelo, representado esquemáticamente, propone la siguiente sucesión de eventos: a) El PA ‒de origen embrionario‒ actúa sobre el plasminógeno (de origen materno) activándolo a plasmina. b) La plasmina, que posee amplio rango de sustrato, degrada varios componentes de la matriz extracelular (glucoproteínas, proteoglucanos, laminina, fibronectina, etc.) c) La plasmina, además, es capaz de activar algunas proenzimas como las procolagenasas tipos VI y V que se transforman en colagenasas d) Las colagenasas degradan las fibras del intersticio endometrial y de las membranas basales de los vasos uterinos. e) La degradación de todos los componentes mencionados conduce a la desorganización de la matriz extracelular del estroma uterino y de las paredes de los vasos endometriales (SC Procesos regulados de proteólisis extracelular y de remodelación de la matriz extracelular). Este ejemplo ilustra cómo la implantación requiere la acción conjunta de sistemas enzimáticos de origen embrionario y materno. SC 15.5. Nociones sobre histogénesis placentaria. Tipos de vellosidades y patrón temporal de diferenciación. V. Flores El corion se desarrolla durante toda la gestación y sufre cambios adaptativos a los requerimientos fetales. Una vez que el corion llega a su máxima eficacia funcional en la especie humana posee al menos http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ 5 tipos diferentes de organización de vellosidades coriales. Estos diferentes tipos de vellosidades van apareciendo unos a continuación de los otros o, en algunos casos, unos diferenciándose en otros. La figura SC 15-5-1 ilustra esquemáticamente la organización básica de un placentomo (lóbulo placentario o unidad anatomofuncional placentaria) y de la organización de las vellosidadades en su región periférica. (SC 15.6. La organización estructural y funcional del placentomo. Su variabilidad. Hipótesis sobre la génesis de la morfología del lóbulo placentario). Posee un tronco central a través del cual nacen elementos periféricos que, según van madurando van transformándose y, además, generan nuevas ramas con organización menos diferenciada. Una vellosidad troncal ocupa el centro de la unidad y posee un extremo terminal en constante crecimiento (vellosidad intermedia inmadura) y ramas más diferenciadas (vellosidad intermedia madura) de las que brotan vellosidades terminales. Éstas constituyen diferenciaciones estructurales y funcionales en las que asientan las membranas vasculosincitiales especializadas en el transporte de gases y nutrientes. Fig. 15-5-1. A. Esquema de la organización de un lóbulo placentario o placentomo. B. Esquema de la organización de región periférica de un lóbulo placentario. 1. En el centro del esquema, región superior, se ilustra una gruesa vellosidad correspondiente a una vellosidad troncal (rama de un tronco vellositario principal). 2. La vellosidad troncal se continúa, centro de la región inferior, con una estructuración diferente, y más inmadura de sus tejidos, en una vellosidad intermedia inmadura. 3. Como ramas de la vellosidad troncal surgen las vellosidades intermedias maduras. 4. Estas últimas dan nacimiento a vellosidades terminales en las que asientan zonas con membrana vasculosincitial. 5. En los extremos de las http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-5-1.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Estructura_placentomo http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Estructura_placentomo http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Estructura_placentomo http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-5-1.jpg vellosidades intermedias maduras e inmaduras, como manifestación de crecimiento permanente de la placenta, se hallan las vellosidades mesenquimáticas. Poseen una estructura similar a las primitivas vellosidades que se forman durante la implantación y, como ellas, se clasifican en 1.ª, 2.ª y 3.ª. La figura SC 15-5-2 muestra esquemáticamente la estructura básica de cada tipo de vellosidad. 1) Vellosidades coriales troncales. Corresponden a las primeras ramificaciones (unas cuatro generaciones) cortas y gruesas que sostienen todo el árbol velloso. Representan un tercio del volumen total del tejido velloso de la placenta madura. Ocupan la región central subcorial del lóbulo placentario. Poseen un eje de mesénquima compacto con arterias, venas, arteriolas y vénulas y algunos capilares superficiales. 2) Vellosidades intermedias maduras. Son ramas laterales (periféricas) de las vellosidades troncales sobre las cuales asienta la mayor parte de las vellosidades terminales. Tienen un diámetro de 60-150 μm. Representan un cuarto de las vellosidades coriales de la placenta madura; tienen un eje de mesénquima muy laxo que ocupa el 50% del volumen de la vellosidad a través del cual corren arteriolas, vénulas y capilares. El CTB es discontinuo en partes y el SCTB posee un grosor uniforme con núcleos regularmente distribuidos. 3) Vellosidades terminales. Son las ramas finales (hojas) del árbol velloso; nacen de las vellosidades intermedias maduras como protrusiones vesiculosas debido a que contienen capilares sinusoidales muy dilatados que ocupan la mayor parte de la vellosidad. El SCTB posee la típica estructura diferenciada en nódulos sincitiales y membrana vasculosincitial (SC 15.7. La diferenciación estructural y funcional de la placenta de término. Los nódulos sincitiales y la membrana vasculosincitial). A estas vellosidades, que empiezan a aparecer en la 27.ª SD, les corresponde un 30-40% del volumen del árbol velloso, un 50% de la superficie sincitial total y constituyen un 60% de las vellosidades en el corion maduro. 4) Vellosidades intermedias inmaduras. Corresponden a la región terminal de las vellosidades troncales. Predominan en las placentas inmaduras. Poseen un eje de mesénquima laxo y abundante con muchos macrófagos y un lecho vascular de arteriolas, vénulas y capilares. Tienen una capa de CTB y un SCTB de grosor regular y núcleos homogéneamente distribuidos. http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-5-2.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#M_V_S http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#M_V_S http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#M_V_S 5) Vellosidades mesenquimáticas. Corresponden a un estado de desarrollo temprano, y transitorio, de la vellosidad corial. A este tipo corresponde la primera generación de vellosidades coriales. Son, relativamente, más abundantes al principio, pero se siguen formando durante toda la gestación, preferentemente, en los extremos terminales de las últimas ramas (las más jóvenes) de las vellosidades intermedias inmaduras. Pasan por los tres estados básicos descritos para la primera generación de vellosidades: a) de proliferación CTB, b) invasión de mesénquima y c) vascularización. Desde sus extremos de crecimiento terminales de forma cónica, en dirección proximal, se siguen observando estas tres estructuraciones mencionadas. A continuación, se diferencian en vellosidades intermedias maduras y, las que quedan en el extremo de crecimiento del árbol, en vellosidades intermedias inmaduras. Éstas siguen formando nuevas vellosidades mesenquimáticas hasta que crece y se diferencia en parte del tronco velloso. El eje de mesénquima es laxo, abundante, con pocos macrófagos y una red capilar en formación. Poseen una capa continua de CTB y, por afuera, un SCTB de grosor regular y núcleos homogéneamente descritos. Fig. SC 15-5-2. Representación esquemática de la estructura histológica de los distintos tipos de vellosidades que integran la región periférica del lóbulo placentario o placentomo. (Modificado de Haines & Taylor. Textbook of Obstetrical and Gynaecological Pathology. 4th ed. 1995). http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-5-2.jpg El patrón temporal de diferenciación de vellosidades coriales. Durante las primeras semanas todas las vellosidades (1.ª, 2.ª y 3.ª) son mesenquimáticas. Desde la 8.ª SD en adelante, poco antes de que se inicie la circulación sanguínea, las que se han formado primero empiezan a diferenciarse en vellosidades intermedias inmaduras que, poco más tarde, se diferencian en troncos vellosos. Mientras tanto, en los extremos de vellosidades intermedias inmaduras se van formando nuevas vellosidades mesenquimáticas que, a su vez, siguen el patrón de diferenciación de las primeras (mesenquimáticas intermedias inmaduras troncos vellosos). La formación de nuevas vellosidades mesenquimáticas y su diferenciación ulterior en intermedias inmaduras empieza a disminuir al final del 2.º trimestre, pero siempre continúa a un ritmo menor en las zonas centrales del lóbulo placentario. Desde el principio del 3.er trimestre, las vellosidades mesenquimáticas se diferencian preferentemente en intermedias maduras, que originan a las vellosidades terminales. Estas últimas son las que predominan en la placenta de término. Cada lóbulo placentario sigue esta secuencia de eventos aunque a un ritmo diferente según se trate de la región central o periférica de la placenta. Nótese que la zona central de la placenta es siempre más “vieja” que la periférica y, en consecuencia, posee un mayor desarrollo y crecimiento de todas las estructuras mencionadas. SC 15.6. La organización estructural y funcional del placentomo. Su variabilidad. Hipótesis sobre la génesis de la morfología del lóbulo placentario. V. Flores El cotiledón placentario. Clásicamente se consideró a los cotiledones placentarios como las unidades anatomofuncionales de la placenta incluso se enfatizado, en la práctica obstétrica, la importancia de contar el número de cotiledones con el objeto de constatar que ninguno se haya desprendido de la placa corial y retenido en el útero. El número de cotiledones, sin embargo, no es constante sino, por el contrario, muy variable. Cuando están bien demarcados su número oscila, de acuerdo con Boyd y Hamilton, entre 10 y 38. Estos autores, sin embargo, admiten que los cotiledones se hallan integrados por unidades anatomofuncionales o "placentomos", también denominados “lóbulo placentario” o “vellón” (SC 15.5. Nociones sobre histogénesis placentaria. Tipos de vellosidades y patrón temporal de diferenciación). Se ha señalado que la placenta de término puede poseer alrededor de 200 lóbulos y que los "cotiledones" observables a simple vista, sobre su superficie decidual, resultan simplemente de la superposición de lóbulos. En la http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Histogénesis_placentaria http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Histogénesis_placentaria http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Histogénesis_placentaria placenta de término existirían alrededor de 20-40 troncos vellositarios principales. Los más voluminosos de estos troncos principales podrían originar hasta cinco lóbulos mientras que los más pequeños forman uno solo. El término cotiledón será usado aquí sólo para designar las regiones delimitadas por tabiques placentarios. La estructura lobular del corion. La organización lobular de la placa corial se relaciona típicamente con la distribución de las desembocaduras de los vasos maternos arteriales y venosos en el espacio intervelloso (Véase la figura 15-14, B del texto impreso). En su forma más simple (Fig. SC 15-6-1), un lóbulo placentario está compuesto por un tronco vellositario principal que nace de la placa corial y da origen a 3-5 generaciones de troncos vellositarios secundarios. Fig. SC 15-6-1. Esquema de la organización de un lóbulo placentario simple. Éstos se originan a partir de troncos vellositarios principales relativamente pequeños de los que surgen pocas ramas secundarias, la mayoría de las cuales son vellosidades de anclaje. Con el propósito de dejar ver con claridad la disposición en barril de las vellosidades de anclaje, se representa sólo parcialmente la organización vellositaria periférica del lóbulo. Los troncos vellositarios voluminosos pueden originar placentomos más complejos (Véase figura SC 15-6- 2). Éstos, o algunos de éstos, a su vez originan troncos vellositarios de anclaje que desde el sitio de su nacimiento en el tronco principal, o un tronco secundario, se dirigen hasta la placa basal en la cual se anclan. Los troncos vellositarios de anclaje, típicamente, describen trayectorias curvilíneas. Ello confiere al lóbulo una forma global de barril ("tambours", "baskets", "barrels", etc. son términos comúnmente usados para describirlos) con una zona media ancha y http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-1.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-2.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-2.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-1.jpg dos extremos más delgados. Se ha propuesto que tal disposición es una adaptación al modo como circula la sangre en el espacio intervelloso (EIV). Los puntos de inserción de los troncos vellositarios de anclaje que conforman un lóbulo describen en la decidua una zona aproximadamente circular denominada "corona de implantación". Los lóbulos placentarios poseen tamaño y estructura variable. En placentas próximas al término se han contado alrededor de 200 lóbulos, entre los cuales existen alrededor de 10 grandes, unos 50 medianos y los demás pequeños. La mayor parte de la masa del corion está representada por los grandes y medianos. Algunos estudios describen alrededor de 20 a 40 troncos vellositarios principales en placentas de cualquier edad. Los troncos vellositarios principales grandes originan troncos vellositarios secundarios que pueden originar varios lóbulos dependientes de un único tronco vellositario principal (Fig. SC 15.6.2). En la placenta de término, algunos troncos vellosos muy voluminosos pueden originar hasta 4 o 5 troncos vellosos secundarios que originan otros tantos lóbulos. Los más pequeños sin embargo forman sólo uno, como se ilustra en lafigura SC 15-6-1. Fig. SC 15-6-2. Esquema de la organización de un placentomo complejo. Los troncos vellosos principales muy voluminosos pueden generar troncos vellositarios de diversa generación (secundarios, terciarios, etc.), que dan origen a vellosidades de anclaje que se distribuyen en varios lóbulos adyacentes. Los troncos principales pequeños, en general, forman un solo lóbulo (Véase figura SC15-6- 1). Un tronco vellositario principal voluminoso no necesariamente origina vellosidades de anclaje para un único lóbulo. Esta condición se cumple casi exclusivamente en los lóbulos pequeños. En la placenta de término se pueden hallar lóbulos placentarios cuyas vellosidades de anclaje provienen de diferentes troncos vellosos principales (Fig. 3). Esta circunstancia probablemente ocurra en la periferia del área http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-2.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-2.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-1.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-1.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-1.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-2.jpg de distribución de un tronco principal que abastece a varios lóbulos, vale decir, en zonas limítrofes donde se superponen vellosidades de anclaje originadas a partir de troncos vellosos principales adyacentes. Fig. SC 15-6-3. Muchos lóbulos están integrados por vellosidades de anclaje que provienen de ramas de troncos vellositarios principales diferentes. Dada la disposición curvilínea de las vellosidades de anclaje ‒que definen la forma del lóbulo placentario‒ y dado que de ellas nacen las vellosidades libres y sus subdivisiones, la densidad de vellosidades en el EIV dista mucho de ser homogénea (Fig. SC 15.6.4). En el espacio comprendido entre las dos placas de la placenta, la organización de lóbulos adyacentes permite definir las 5 regiones ilustradas en la figura SC 15.6.4. Cada lóbulo está ocupado en su periferia por una densa masa de vellosidades libres pequeñas que son en su mayoría ramas terminales. La mayor parte de los lóbulos poseen una región central laxa, con una densidad de vellosidades baja. Las zonas interlobulares que también poseen una baja densidad se continúan con la región subcorial de aspecto similar. La región basal del lóbulo, vale decir aquella circunscrita a la corona de implantación, posee una densidad alta. http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-4.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-4.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-4.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-3.jpg Fig. SC 15.6-4. Representación esquemática del modo como se distribuyen en el espacio intervelloso las vellosidades coriales. En el espacio intervelloso de la placenta humana se pueden detectar zonas con diferente densidad de vellosidades libres. (Descripción en el texto). Hipótesis sobre el desarrollo de la arquitectura lobular de la placenta. La correspondencia topográfica entre sitios de desembocadura de arterias maternas y sitios de inserción de vellosidades de anclaje (véase Fig. SC 15.6.4 B del texto impreso) ha llevado a postular una hipótesis sobre cómo se desarrolla la estructura lobular de la placa corial. El desarrollo de la placenta involucra, por un lado, un aumento del grosor y, por el otro, una expansión circunferencial más allá de los límites de la zona de implantación original. La expansión involucra tanto a la placa corial como a la placa basal. Es posible suponer que durante el crecimiento de la placenta las vellosidades de anclaje primitivas originan otras que también se insertan en la placa basal. Si los sitios de inserción de estas últimas, durante la expansión circunferencial de la placa basal, se separan unas de otras y si ellas se forman y persisten sólo en aquellas zonas mejor irrigadas ‒vale decir, en la zona de orificios arteriales‒, se explicaría la correspondencia entre localización de vellosidad de anclaje y de arterias maternas. La forma relativamente circular del lóbulo y la corona de implantación podría explicarse como consecuencia de la modelación recíproca entre conjuntos de vellosidades de anclaje originadas a partir de troncos vellositarios principales adyacentes. La forma particular de cada lóbulo, con vellosidades de anclaje periféricas que describen arcos de circunferencia, podría ser explicada por la operación de fuerzas hemodinámicas generadas por http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-4.jpg http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-6-4.jpg el flujo arterial. Vale decir, la forma de las vellosidades de anclaje se correspondería con la de los vectores que representan las fuerzas generadas por el flujo arterial. Si el desarrollo y mantenimiento de las vellosidades libres fuera afectado por la calidad de la sangre que las baña se podría explicar también la existencia de zonas con diferente densidad de vellosidades en el EIV. Las zonas mejor irrigadas tendrían alta densidad (periferia lobular) y las peor irrigadas (centro lobular y zonas subcorial e interlobular) tendrían baja densidad. SC 15.7. La diferenciación estructural y funcional de la placenta de término. Los nódulos sincitiales y la membrana vasculosincitial. V. Flores Desde fines del primer trimestre el citotrofoblasto (CTB) disminuye, relativamente, en las vellosidades y se hace discontinuo. Sólo quedan islotes de CTB que siguen funcionando como fuente de células para la expansión del sincitiotrofoblasto (SCTB). En las zonas de discontinuidad del CTB, el SCTB toma contacto directo con la membrana basal. Simultáneamente, el número y calibre de los capilares fetales aumenta produciendo una disminución relativa de la masa y espesor del mesénquima vellositario. El crecimiento de los capilares se produce de modo que pasan a ocupar una posición excéntrica. Se observa además una reducción del grosor de la capa endotelial. Por otro, en las zonas en las que desaparece el CTB, los capilares fetales de las vellosidades terminales toman contacto directo con la membrana basal sobre el cual asienta el SCTB. De esta forma, hacia el final del segundo trimestre, queda constituida una “nueva” unidad estructural de intercambio, denominada membrana vasculosincitial (M V-S) (Fig. SC 15-7-1), constituida por el SCTB adelgazado, las membranas basales del SCTB y del endotelio capilar adosadas e incluso fusionadas y el endotelio del capilar fetal. http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-7-1.jpg Fig. SC 15-7-1. Esquema de la diferenciación ultraestructural del SCTB en el tercer trimestre de la gestación. En la zona izquierda del esquema se ilustra la organización de las regiones especializadas en las funciones de síntesis de la placenta (nódulos sincitiales). En la zona derecha del esquema se representa una zona especializada en las funciones de transporte de la placenta o membrana vasculosincitial. Nótese que existe cierta similitud estructural entre la M V-S y la membrana alveolocapilar del pulmón o la membrana de filtración del glomérulo renal. En algunos casos se han descrito prolongaciones basales del SCTB similares a las que presentan los podocitos del riñón. Simultáneamente con estos cambios adaptativos que aumentan la eficacia de los intercambios, hacia el final de la gestación también se producen cambios que son signos de envejecimiento ya que disminuyen la eficacia funcional del corion. La placenta, como órgano transitorio con funciones vinculadas exclusivamente a la gestación, parece estar programada epigenéticamente para una vida media no mayor de 9 meses y, debido a ello, hacia el final de la gestación aparecen cambios atribuibles al envejecimiento. Estos cambios son: http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-7-1.jpg engrosamientos en la membrana basal del endotelio capilar y del SCTB, obliteración de vasos fetales y maternos, depósito de material fibrinoide en el EIV, entre las vellosidades y sobre las placas basal y corial, etcétera. Adaptaciones que aumentan las funciones metabólicas y de síntesis de hormonas. Algunas modificaciones de la placa corial constituyen adaptaciones tendientes a aumentar la eficacia de algunas funciones metabólicas o endocrinas del corion. Entre los principales cambios de este tipo se pueden describir la formación de zonas engrosadas o nódulos sincitiales. Éstos son engrosamientos localizados del SCTB distribuidos más o menos regularmente sobre la superficie de las vellosidades. Entre los nódulos sincitiales se encuentran las zonas que corresponden a M V-S. En los nódulos se concentran la mayor parte de los núcleos y de los organoides del SCTB. Ellos poseen las características ultraestructurales típicas de las células que sintetizan proteínas y esteroides; las hormonas que sintetiza la placenta son, precisamente, peptídicas y esteroideas. La membrana apical en los nódulos presenta microvellosidades asociadas a vesículas pinocíticas. El SCTB posee la diferenciación adecuada para la síntesis de proteínas y lípidos y se lo considera un tejido endocrino. Otros componentes del corion –CTB y mesénquima somático‒ como también la decidua basal contribuyen sintetizando algunas hormonas (SC Función endocrina de la placenta. Principales hormonas y sus funciones básicas; SC La red de regulación endocrina intrínseca del corion. Secreción de gonadotrofina coriónica y progesterona). En general, se considera que todos los elementos del corion participan integradamente en una diversidad de funciones coordinadas que mantienen la homeostasis fetal ante diversas variaciones. En condiciones de hipoxia prolongada, por ejemplo, el CTB reacciona generando más rápidamente células de transición que aumentan la superficie del SCTB. Por otro lado, en situaciones en las que existen alteraciones ultraestructurales de las células mesenquimáticas, tanto las funciones de síntesis como las de transporte se alteran significativamente. Ello indicaría que el mesénquima de las vellosidades puede contribuir a la síntesis o al transporte de elementos de acuerdo con la demanda funcional. Las hormonas producidas por el SCTB se liberan en su mayor parte a la sangre materna ‒al EIV‒ y en menor proporción hacia el compartimento vascular fetal. La permeabilidad de la M V-S. Durante toda la gestación, el corion mantiene su función básica de intercambio selectivo. Las http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ circulaciones materna y fetal son independientes. Sin embargo, en el 50% de las mujeres embarazadas se detectan eritrocitos fetales circulantes (este porcentaje aumenta con la gestación) y el 4% de los fetos posee en su circulación eritrocitos maternos. Así, una pequeña cantidad, no estimada, de sangre se intercambia entre ambos compartimentos indicando que en algún momento la M V-S presenta soluciones de continuidad. No se sabe si la mezcla es consecuencia de un proceso específico o sólo es causada por roturas microscópicas accidentales de los vasos vellositarios atribuibles a incrementos transitorios de la presión sanguínea fetal. Tampoco se sabe si el intercambio de células entre madre y feto posee algún papel biológico específico o si sólo es accidental. En opinión de algunos, podría tener una función importante en procesos inmunitarios asociados al mantenimiento del embarazo aunque el volumen de mezcla sea insignificante como fenómeno de intercambio. SC 15.8. Los tipos celulares derivados del citotrofoblasto y su especialización funcional. V. Flores, M. Rapacioli El trofoblasto se comporta como población celular troncal. Una vez que se diferencia en citotrofoblasto (CTB), éste mantiene dicha propiedad y origina células que exhiben diferentes tipos de diferenciación dependiendo de la posición que ocupan dentro de la placa corial, la placa basal y los tejidos maternos (Cuadro SC 15-8- 1). Tipos celulares de la placa corial. 1) El CTB velloso. De los tipos celulares de la placa corial, el CTB velloso es el que recubre las vellosidades coriales. Esta población celular se comporta como población celular troncal ya que por un lado genera células similares a sí mismas y células de transición. 2) Las células de transición son originadas a partir del CTB velloso. Las células de transición se generan y se incorporan al sincitiotrtfoblasto (SCTB) con una dinámica que depende de varios factores: momento de la gestación, condiciones de circulación en el espacio intervelloso, concentración de O2, nutrientes, etc. Estas células expresan moléculas de superficie que permiten reconocer receptores de la membrana basal del SCTB y permiten su fusión. Este fenómeno permite adaptar el volumen o masa sincicial al momento del desarrollo y a las condiciones locales. 3) El sincitiotrofoblasto. Aunque el SCTB no es, en sentido estricto, un “tipo celular”, es una forma de organización “tisular” especializada en a) por un lado, “aislar” al embrión de ciertas moléculas que podrían difundir sin control a través del espacio que existe entre las células de un epitelio (vía paracelular) y, por otro, b) en mantener con alta eficacia los diversos tipos de transporte o intercambios entre la madre y el embrión (SC La incorporación de moléculas al embrión. El significado biológico de la reacción sincitial). Durante las etapas tempranas de la implantación, el SCTB está en contacto directo con el estroma endometrial. Luego es sobrepasado por las células de la coraza CTB. El SCTB cumple a) funciones de transporte selectivo de sustancias y, junto con el mesénquima y el CTB velloso, b)constituyen un sistema endocrino placentario que produce hormonas peptídicas y esteroideas que mantienen la gestación (SC Función endocrina de la placenta. Principales hormonas y sus funciones básicas; SC La red de regulación endocrina intrínseca del corion. Secreción de gonadotrofina coriónica y progesterona), c) es una línea de defensa ante anticuerpos maternos antifeto y ante células citotóxicas de la interfase materno-fetal y sitio de síntesis de sustancias inmunosupresoras no hormonales (SC Efectos inmunorregulatorios de las proteínas HLA-G expresadas por el citotrofoblasto). El SCTB, además, constituye una restricción efectiva, no absoluta, al pasaje de células entre sangre materna y fetal. Tipos celulares de la placa basal (citotrofoblasto no velloso). 4) Células columnares. El CTB velloso origina células proliferativas que gradualmente se desplazan hacia el extremo de las vellosidades de anclaje donde forman las columnas (CTB columnar) que lo conectan a la decidua basal y hacen la transición entre el CTB velloso y el escudo o coraza citotrofoblástico. Estas células son diferentes en muchos aspectos, sobre todo en la composición química de superficie, de las que forman el CTB velloso y el SCTB. 5) Células del escudo citotrofoblástico. Se caracterizan por la ubicación que poseen; están formadas por varias capas de células y la capa más superficial integra la interfase embriomaterna. Cumple importantes funciones de regulación de la respuesta inmunitaria materna ante los tejidos del feto. En las células de la superficie del escudo citotrofoblástico se intensifican los cambios en la organización química de superficie que les permite generar células intersticiales que invaden la decidua y otros tejidos maternos (SC Cambios en el perfil de expresión de proteínas de superficie celular durante la transición de CTB velloso a CTB no velloso endovascular). 6) Células del CTB intersticial. Son células del CTB no velloso que se desprenden del escudo citotrofoblástico e invaden el estroma de la decidua basal; se considera que también cumplen funciones http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ http://semin-bioldes-vf.com/ inmunitarias modulando la respuesta inmunitaria materna ante tejidos fetales. Liberan sustancias que estimulan a las células hematopoyéticas deciduales a generar células del sistema inmunitario materno inmunodepresoras con función de protección del corion. 7) Células del CTB endovascular. Poseen una organización química de superficie con una expresión combinatoria de proteínas integrinas que les permite intercalarse con las células de los vasos maternos. Algunas de estas células reciben el nombre de CTB vascular mural pues se entremezclan con las células musculares de la capa media de las arterias espiraladas uterinas. Otras células forman un CTB vascular endotelial que recubre la superficie interna de los vasos intercalándose con, o reemplazando a, las células endoteliales maternas. Ambas poblaciones del CTB endovascularproducen una remodelación de los vasos, ajustan su estructura, diámetros y tono a los requerimientos de la circulación uteroplacentaria según avanza el embarazo. 8) Células del CTB miometrial. Algunas células del CTB invaden más profundamente el útero y se introducen en el tejido conectivo del miometrio. Se ha postulado que probablemente ejerzan una función regulatoria sobre la contractilidad de la musculatura durante la gestación. 9) Células del CTB circulantes. Finalmente, algunas células del CTB pueden ingresar a la circulación sanguínea materna y colonizar algunos órganos. Estas células se pueden encontrar en el tejido conectivo de algunos órganos y aportar una pequeña cantidad de células circulantes. En algunas mujeres, estas células, que han sido denominadas células progenitoras asociadas a la gestación o Papc (Pregnancy-associated progenitor cells) han sido encontradas varias décadas después del embarazo. Es probable que su función sea favorecer una forma modulada de funcionamiento del sistema inmunitario adaptativo ante un nuevo eventual embarazo. Cuadro SC 15-8-1. Ilustra el linaje y la ubicación espacial de los diferentes tipos celulares derivados del citotrofoblasto. http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC15-8-1.jpg