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1 Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chiapas A. C. Federación Agronómica de Chiapas A. C. FORO: PERSPECTIVAS PARA EL DESARROLLO RURAL TERRITORIAL EN CHIAPAS. Por un México sin hambre Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas, a 15 de mayo del 2013 Mesa 1: Los ingenieros agrónomos y los programas de desarrollo rural para la soberanía alimentaria en Chiapas. Ponencia: ¿Extensión, comunicación o vinculación comunitaria? Que presenta: Mtro. Emanuel Gómez Martínez Profesor investigador de la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) ©Dr. en Desarrollo rural por la UAM Xochimilco Asesor de la Red Maíz Criollo Chiapas, integrante de la Campaña Sin Maíz No Hay País Correo: pinotzin (a) gmail.com 2 RESUMEN Paulo Freire, el educador más importante de América Latina, criticó el trabajo de extensionismo de los universitarios con base en las ideas socialistas de Chayanov de una agronomía social y en su propia propuesta de educación popular, crìtica que se sintetiza en su obra ¿Extensión o comunicación?, libro que inició un debate al interior de las universidades acerca de los alcances, límites y contrariedades del trabajo de promoción del desarrollo rural. En las décadas de 1970 a 1990 surgió una nueva corriente del trabajo social conocida como Investigación-Acción Participativa, y actualmente incluso el Banco Mundial recomienda este tipo de metodologías en sustitución de las prácticas de intervención. A partir de 1992, al conmemorarse 500 años de la conquista de América, las cumbres de Naciones Unidas están marcadas por los principios del desarrollo sostenible y hay un proceso de reconocimiento jurídico e institucional de los conocimientos y prácticas tradicionales de manejo de los recursos naturales. El trabajo pionero de Efraím Hernández Xolocotzi y Angel Palerm, entre otros investigadores que desde la década de 1970 encontraron una confluencia entre los estudiosos de la agronomía y la antropología, ha llevado a investigadores de una infinidad de disciplinas biológicas y sociales, a postular los principios de un paradigma científico multidisciplinario, conocido como agroecología. Otros paradigmas emergentes como la interculturalidad, el desarrollo integral, el enfoque de género, el manejo de cuencas, la libre determinación de los pueblos indígenas, los derechos campesinos a los recursos fitogenéticos y la soberanía alimentaria, nos llevan a concluir que es necesario un nuevo enfoque de extensionismo rural. Desde la agroecología, se proponen tres ejes temáticos y una serie de indicadores cuanti-cualitativos para sistematizar las experiencias de soberanía alimentaria con base agroecológica y se propone construir las bases para un Observatorio del derecho a la alimentación, que permita tener un mayor grado de incidencia en las políticas públicas de desarrollo rural, incluyendo la Cruzada nacional contra el hambre. Palabras clave: Extensionismo, educación popular, investigación acción participativa, agronomía, antropología, agroecología, desarrollo rural, derechos indígenas y campesinos, soberanía alimentaria. 3 INDICE 1. Extensionismo rural 2. Educación popular 3. Investigación Acción Participativa 4. Nuevos paradigmas del desarrollo rural 5. Conclusiones 6. Fuentes citadas 1. Extensionismo rural La idea de que el conocimiento técnico, particularmente el de ciencias aplicadas como agronomía, medicina y las distintas ingenierías, ha de “extenderse” desde las universidades hacia los grupos sociales excluidos de los centros de investigación, como si fuera posible transmitir el conocimiento con un cable de extensión de luz e iluminar la obscuridad de la ignorancia, es tan antigua que se remonta a los planteamientos socráticos y platónicos de la antigua Grecia, cuando se postulaba que en la República ideal, serían los sabios los que gobernasen, y no los políticos con discursos y retórica. Otros antecedentes del extensionismo rural es la asesoría que daban los técnicos reales a los campesinos para el manejo de los sistemas de riego, el manejo de terrazas en laderas y la tecnificación de la agricultura se remontan a Mesopotamia, China y Egipto, Los Andes y Mesoamérica, al grado que, según Steward, los primeros estados surgieron por la necesidad de gobernar las aguas para la agricultura.1 El pago de tributos obligaba a las naciones subyugadas a imperios como el Azteca o Mexica, con lo que se vieron en la necesidad de tecnificar la agricultura para cubrir las necesidades alimentarias, pagar los tributos a los gobernantes y mantener la paz. A finales del siglo XIX y principios del XX, en Europa y Estados Unidos hubo instituciones que trataban de extender al campo los conocimientos y tecnologías propios de la Revolución Industrial. En 1914, los Farmers Institutes de EU se transformaron en el Servicio de Extensión Cooperativo, promoviendo la tecnificación de la agricultura hasta alcanzar el nivel de potencia agropecuaria actual.2 1 Steward, Julian, 1977, Evolution and Ecology: Essays on Social Transformation, eds. University of Illinois Press, Urbana, p. 127. 2 “áミIhez De Puerta, Ferミaミdo, ヲヰヰ4, さAgroeIología, desarrollo, IoマuミiIaIióミ ┞ e┝teミsióミ rural: La IoミstruIIióミ de uミ paradigマa eIosoIial eミ IHeroaマériIaざ, eミ Gustavo Ciマadevilla, Comunicación, Ruralidad y Desarrollo, p. 233. 4 En Rusia, el extensionismo iba en otro sentido con la llamada “agronomía social” promovida por Chayanov, a partir de 1918, en plena revolución socialista. El planteamiento de Chayanov era considerar los sistemas de comunicación oral de los grupos campesinos y considerar las cooperativas campesinas como base para la expansión de los conocimientos y técnicas difundidos con las prácticas extensionistas. Los “agrónomos sociales” tendrían que reconocer la economía diversificada de los campesinos como una cualidad en lugar de luchar por su simplificación. Más aún, los agrónomos sociales promoverían la extensión de los sistemas cooperativos donde aún no los había.3 A partir de 1940, pero con mayor energía desde la década de 1970, se promovió un nuevo modelo de extensionismo rural, pretendiendo la modernización de la agricultura con base en la sustitución de semillas nativas de maíz, frijol y trigo por semillas híbridas, mejoradas o comerciales, con lo que se erosionó la diversidad agrobiológica, se uniformaron los sistemas de cultivo en México, la India y muchos países que siguieron el modelo de desarrollo agroindustrial. Este proceso fue conocido como Revolución Verde, y su paquete tecnológico iba acompañado de fertilizantes, herbicidas, agroquímicos, maquinaria pesada como tractores y sistemas de crédito para adquirir todos estos insumos. Los resultados de esta Revolución Verde son contradictorios. Por un lado se duplicaron las reservas de alimentos, pero por otro lado se creó un emporio agroindustrial que actualmente resulta una seria amenaza a la capacidad de distribuir los beneficios de la agricultura en la población. La evidencia de que la sobre producción de alimentos no se distribuyó equitativamente, la tenemos en las crisis alimentarias de continentes enteros, como África y la imposibilidad de resolver los problemas de hambre y acceso al agua potable, reconocido en las cumbres sobre pobreza alimentaria de las Naciones Unidas. A partir de 1990, esta Revolución Verde entra en una segunda etapa con la investigación biotecnológica de semillas transgénicas y el control de las semillas por las empresas que controlan las patentes, lo que amenaza la capacidad de las naciones para producir sus alimentos. La Revolución Verde fue promovida activamente por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), la Fundación Rockefeller y operado por el Departamento de Extensión Agrícola de la Sagarpa en México, así como por el Centro de3 Chayanov, Alexander, 1991 (1a ed. En ruso: 1927), The theory of peasant co-operatives, tr. David Wedgwood, UK, Ohio State University Press, 144 pp. 5 Investigaciones para el Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMyT), institución internacional con sede en México, y que recientemente ha recibido millones de pesos para impulsar la segunda Revolución Verde, para operarse mediante el programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MASagro). Este programa se apoya en un modelo denominado Agricultura de conservación, en el supuesto teórico de que con la aplicación de herbicidas se reduce la fuerza de trabajo en labores de manejo de malezas y las hierbas se pueden utilizar como sustituto del suelo, por lo que hay un proceso de erosión reducido a cero y la posibilidad de aumentar la producción en la agricultura tradicional hasta en 85%. Pese a contar con más de 138 millones de pesos para capacitación a los productores e inversión en el paquete tecnológico, el secretario de agricultura del gobierno de Felipe Calderón reconoció que, a pocas semanas de concluir el cargo, sólo 10 estados de México han concertado convenios, quedando pendientes otros 11 y sin avance alguno en 10 más , lo que fue interpretado por la prensa como el fracaso del programa.4 Es evidente que los problemas del campo no se resuelven por acto de magia, con la implementación de un paquete tecnológico y el trabajo de los extensionistas rurales que, mediante su trabajo como promotores de la modernización agrícola, pretenden extender las técnicas agrícolas de las universidades y centros de políticas públicas hacia el campo. Simplemente, los productores no aceptan tan fácilmente cambiar sus tecnologías, heredadas por sus antepasados y probadas en el terreno durante varias generaciones, por una tecnología reciente y, por lo mismo, riesgosa por la inseguridad de saber si realmente rendirá mejores productos que con las técnicas tradicionales. 2. Educación popular. Desde la década de 1970, Paulo Freire, educador brasileño, inició la crítica a estas prácticas de extensionismo rural en su obra ¿Extensión o comunicación?5, texto obligado para entender el debate académico por cambiar estas prácticas de extensionismo. La crítica de Freire al extensionismo inicia con el análisis semántico de la palabra “extensión”, para descifrar su concepto como “extender algo a”, y que en las universidades y programas de desarrollo rural se entiende como “transmitir el conocimiento a donde no lo hay”. La crítica es que el conocimiento no se transmite 4 Estrada, Natalia, “Admite Mayorga el fracaso de MASagro”, en Capital de México, 22 de octubre de 2012, (en línea:) http://capitaldemexico.com.mx/ 5 Freire, Paulo, 2001 (1a ed. 1973), ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural, México, SXX1, 106 pp. http://capitaldemexico.com.mx/ 6 como si fuera energía eléctrica que con una extensión de luz se transmite de un lugar a otro. El conocimiento es un proceso construido a partir del diálogo de saberes y experiencias, del reconocimiento entre educador y educando. En esta relación dialógica, nadie enseña a otros sin antes reconocerse como un sujeto en proceso de aprendizaje continuo. Así, el educador se educa a sí mismo al educar a otros, y los educandos enseñan al educador sus conocimientos. La educación, desde el planteamiento freiriano, es un proceso dialógico, es decir, con base en el diálogo de saberes. La crítica de Freire al extensionismo parte de la observación de que en toda sociedad hay conocimiento, aún entre las personas no escolarizadas, entiéndase, las personas analfabetas, que en México es casi todo el sector rural, hay una serie de experiencias de vida muy ricas que es necesario reconocer antes de pretender que “son ignorantes”. Más crítico aún resulta Freire, incluso antisistémico, cuando señala que la educación que no reconoce la cultura de los educandos, es una educación alienante, colonizadora, domesticadora. Freire parte de este planteamiento radical para proponer la educación popular, resultado de un proceso dialógico en que los educadores facilitan el diálogo de los educandos, que al compartir una lectura crítica de la realidad empiezan a trsansformarla. La educación popular descarta el proceso domesticador de la educación tradicional, y requiere de sujetos en proceso activo de concientización.6 3. Investigación Acción Participativa La educación popular surgió en la década de 1970 en diferentes experiencias revolucionarias, en Nicaragua, Colombia y Cuba. Freire sistematizó el método de educación popular y aportó mucho al trabajo de base social, lo que le valió el ser expulsado de Brasil hacia Chile y refugiarse en Suiza, desde donde pudo acercarse a la experiencia de liberación nacional de África. Con base en la educación popular, en disciplinas como Trabajo social, surgió una corriente del pensamiento científico que procuraba la participación social en los procesos de diagnóstico, planeación y estrategia de desarrollo. Esta corriente se conoce como Investigación Acción Participativa. Entre los procesos de investigación acción, destacan los siguientes: 6 Freire, Paulo, 1992, Pedagogía del oprimido, México, SXX1. 7 Autodiagnóstico campesino.7 Autoevaluación. Desarrollo Participativo. Diagnóstico Rural Participativo. Diálogo de saberes. Enfoque de género. Entrevista a la comunidad. Entrevista grupal “focalizada”. Entrevista informal. Entrevista semi estructurada. Evaluación “empoderadora”. Evaluación participativa. Evaluación rápida. Evaluación rural participativa. Grupo de discusión o grupo focal. Grupo experimental. Incorporación de mujeres para enfoque de género. Institucionalización de la participación. Observación participante. Panel de discusión o Foro ciudadano. Planificación participativa. Retroalimentación. Seguimiento y evaluación participativos. Taller Participativo.8 Además de otras metodologías como los Encuentros de campesino a campesino, Ferias campesinas de intercambio de semillas9, Sistematización de experiencias campesinas exitosas10 y Fitomejoramiento participativo de semillas nativas.11 7 Sotelo Marbán, José y Silvia Schmelkes de Sotelo, 1981 (1a ed. 1979), Autodiagnóstico: Guía de investigación campesina, México, SEPAC, 107 pp. 8 Viñas, Verónica, s/f, Conceptos clave de seguimiento y evaluación de programas y proyectos: breve guía, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Lima, Perú, 125 pp. [En línea:] http://www.preval.org/ 9 Boege, Eckart y Tzinnia Carranza, 2009, Agricultura sostenible campesino-indígena, soberanía alimentaria y equidad de género. Seis experiencias de organizaciones indígenas y campesinas en México, PIDAASSA-Brot für die welt-Xilotl Servicios comunitarios SC, México, 269 pp. 10 Jara, Oscar, 1994, Para sistematizar experiencias, Costa Rica, Alforja-IMDEC. 11 Ríos Labrada, Humberto, “Hacia un reenfoque de las políticas públicas de investigación-desarrollo en la agricultura: La experiencia de innovación y transferencia tecnológica con participación de los productores en Cuba y Chiapas”, en Ponce Díaz, Pilar y Ricardo Quiroga Madrigal (comps), Sistemas http://www.preval.org/ 8 Estas metodologías, si bien fueron novedosas entre las décadas de 1970 a 1990, al grado que muchas instituciones de desarrollo y la misma banca multilateral recomiendan su aplicación, actualmente están rebasadas y se requiere un nuevo enfoque que vaya más allá de la participación de los sujetos del desarrollo en los procesos de investigación, planeación y ejecución de los programas de política pública. 4. Nuevosparadigmas del desarrollo rural Los últimos 40 años, es decir de 1968 al presente, son una época de muchos cambios sociales, políticos y económicos que han acelerado los cambios de paradigma en las ciencias físicas, biológicas y sociales. Aquí nos centraremos en las teorías que sustentan el paradigma conocido como Desarrollo rural sostenible: desarrollo integral, desarrollo territorial, manejo de cuencas hidrográficas, restauración socio-ambiental, ordenamiento territorial, planeación participativa, agricultura orgánica. El marco de derechos que se derivan de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), incluye los derechos de los pueblos a la libre determinación, la autonomía de los pueblos indígenas, la consulta previa, libre e informada, la equidad de género, el derecho a la alimentación, el derecho al agua y otros recursos naturales, los derechos territoriales. Para las ciencias agrícolas el desarrollo rural es paralelo a un reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y campesinos a los recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación, en particular las semillas nativas y los sistemas agrícolas tradicionales. Todos estos enfoques se sintetizan en un paradigma que, para los movimientos sociales como Vía Campesina, representa un escenario alternativo al desarrollo rural: la soberanía alimentaria, y que en México está incluido como escenario de la ley de desarrollo rural sustentable y se equipara con otros conceptos como seguridad alimentaria y nutricional. Tradicionales de Producción Agrícola. Diálogo entre agrónomos y antropólogos, Universidad Politécnica de Chiapas y Universidad Intercultural de Chiapas, México, pp. 43-80. 9 5. Conclusiones y propuesta concreta Las universidades avanzan en crear nuevos departamentos o líneas de investigación a partir de la agroecología como un paradigma multidisciplinario que retoma muchos enfoques y metodologías de la agronomía, la ecología, la sociología rural y la antropología económica. Entre los exponentes más importantes de la agroecología destacan los agrónomos Efraím Hernández Xolocotzi, Stephen Glissman y el agrónomo-sociólogo Eduardo Sevilla Guzmán, además del biólogo-sociólogo Victor M. Toledo y del antropólogo Eckart Boege. Vale la pena destacar los indicadores que propone Eduardo Sevilla Guzmán para sistematizar experiencias de soberanía alimentaria con base agroecológica: La sistematización de experiencias organizativas se inscribe en la propuesta metodológica de la educación popular que se construye en América Latina, partiendo del principio de que las experiencias se sistematizan como parte de un proceso interno de autorreflexión, esto es, “sólo pueden sistematizar una experiencia quienes han participado en ella”.12 El planteamiento de este proceso de sistematización es que en la agroecología hay por lo menos tres dimensiones a tomarse en cuenta en la sistematización de experiencias: la ecológica-productiva, la socioeconómica, y la sociopolítica. Cada uno de estos ejes permite abordar las complejidades tanto de los procesos sociales como de los agronómicos propiamente, sin obviar el contexto político local.13 Gráfica 1. Dimensiones para la sistematización de experiencias 12 Jara, OsIar, ヱ994, Para sisteマatizar e┝perieミIias, Costa RiIa, Alforja-IMDEC, p. 94. 13 “evilla Guzマáミ, Eduardo, ヲヰヱヱ, CoミfereミIia iミaugural del Iurso para e┝pertos eミ agroeIología ┞ soHeraミía aliマeミtaria, Uミiversidad de AミdaluIía, España, julio. 10 Elaboración propia con base en el Primer curso internacional para expertos en agroecología y soberanía alimentaria, Universidad de Andalucía, España / Universidad de Xalapa, Veracruz, México / Cochabamba, Bolivia / Rosario, Argentina, julio 2011. Con este cuerpo de indicadores se están conjuntando las experiencias de Agroecología y Soberanía Alimentaria en un Observatorio Internacional, coordinado desde cuatro universidades de México, España, Argentina y Bolivia. En la coyuntura actual, sería muy pertinente tener este tipo de indicadores para evaluar la efectividad de la Cruzada nacional contra el Hambre. Con ese propósito, se está diseñando una metodología para un Observatorio del derecho a la alimentación. En particular, se propone a las universidades de Chiapas que participarán en esta Cruzada con brigadistas que recorrerán los municipios en pobreza alimentaria, que, además de cubrir la información requerida para la Cruzada, identifiquen experiencias de soberanía alimentaria con base agroecológica, con el propósito de que se involucren en procesos de organización social. Ningún proceso de soberanía alimentaria está concluido, y todos tienen una experiencia interesante que mostrar, compartirse o dar a conocer, por lo que la 11 sistematización de experiencias es una metodología que permite sintetizar los paradigmas emergentes en el desarrollo rural. 6. Fuentes citadas Boege, Eckart y Tzinnia Carranza, 2009, Agricultura sostenible campesino-indígena, soberanía alimentaria y equidad de género. Seis experiencias de organizaciones indígenas y campesinas en México, PIDAASSA-Brot für die welt-Xilotl Servicios comunitarios SC, México, 269 pp. Chayanov, Alexander, 1991 (1a ed. En ruso: 1927), The theory of peasant co- operatives, tr. David Wedgwood, UK, Ohio State University Press, 144 pp. Estrada, Natalia, “Admite Mayorga el fracaso de MASagro”, en Capital de México, 22 de octubre de 2012, (en línea:) http://capitaldemexico.com.mx/ Freire, Paulo, 1992, Pedagogía del oprimido, México, SXX1. Freire, Paulo, 2001 (1a ed. 1973), ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural, México, SXX1, 106 pp. Jara, Oscar, 1994, Para sistematizar experiencias, Costa Rica, Alforja-IMDEC. Ríos Labrada, Humberto, “Hacia un reenfoque de las políticas públicas de investigación-desarrollo en la agricultura: La experiencia de innovación y transferencia tecnológica con participación de los productores en Cuba y Chiapas”, en Ponce Díaz, Pilar y Ricardo Quiroga Madrigal (comps), Sistemas Tradicionales de Producción Agrícola. Diálogo entre agrónomos y antropólogos, Universidad Politécnica de Chiapas y Universidad Intercultural de Chiapas, México, pp. 43-80. Sánchez De Puerta, Fernando, 2004, “Agroecología, desarrollo, comunicación y extensión rural: La construcción de un paradigma ecosocial en Iberoamérica”, en Gustavo Cimadevilla, Comunicación, Ruralidad y Desarrollo, p. 233. Sevilla Guzmán, Eduardo, 2011, Conferencia inaugural del curso para expertos en agroecología y soberanía alimentaria, Universidad de Andalucía, España, julio. Sotelo Marbán, José y Silvia Schmelkes de Sotelo, 1981 (1a ed. 1979), Autodiagnóstico: Guía de investigación campesina, México, SEPAC, 107 pp. Steward, Julian, 1977, Evolution and Ecology: Essays on Social Transformation, eds. University of Illinois Press, Urbana, p. 127. Viñas, Verónica, s/f, Conceptos clave de seguimiento y evaluación de programas y proyectos: breve guía, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Lima, Perú, 125 pp. [En línea:] http://www.preval.org/ http://capitaldemexico.com.mx/ http://www.preval.org/