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Revista Brasileira de Ensino de F́ısica, v. 35, n. 2, 2404 (2013) www.sbfisica.org.br La introducción del concepto de fotón en bachillerato (The introduction of the photon concept in upper secondary school) Francisco Savall Alemany1, Josep Llúıs Domènech Blanco1, Joaqúın Mart́ınez Torregrosa1,2 1Departamento de Didáctica General y Didáctica Espećıfica, Didáctica de las Ciencias Experimentales, Facultad de Educación, Universidad de Alicante, Espanha 2Instituto Universitario de F́ısica Aplicada a la Ciencia y Tecnoloǵıa, Universidad de Alicante, Espanha Recebido em 23/3/2012; Aceito em 27/1/2013; Publicado em 24/4/2013 La investigación didáctica ha puesto de manifiesto la importancia de la historia de la ciencia en el diseño y desarrollo de unidades didácticas, tanto por su valor para favorecer el aprendizaje como por su contribución a las actitudes de los estudiantes y a la imagen que se forman de la ciencia. La aparición de la hipótesis cuántica a principios del siglo XX introdujo a la f́ısica en una crisis profunda. La necesidad de recurrir al carácter discreto de la distribución de la enerǵıa violaba todo lo que establećıan el electromagnetismo y la mecánica. Hemos probado que la enseñanza habitual está lejos de dar cuenta de los problemas que se tuvieron que superar hasta la acep- tación del concepto de fotón por parte de la comunidad cient́ıfica, lo cual dificulta el aprendizaje. Para hacerlo hemos realizado una investigación histórica con intencionalidad didáctica a la luz de la cual hemos analizado los libros de f́ısica de 2◦ de bachillerato de uso más extendido. Palabras-clave: f́ısica cuántica, fotón, enseñanza problematizada, historia de la ciencia, libros de texto. Research has shown how important is the history of science for designing and developing didactic units, for its value to promote learning and for its contribution to the students attitudes and the image of science that they learn. Physics faced a strong crisis at the beginning of the 20th century when the quantum hypothesis was introduced. The discrete distribution of energy was against the well established theories of electromagnetism and dynamics. We have proved that traditional teaching is far away from considering the problems that the photon concept had to overcome until it was accepted by the scientific community, and this makes learning more difficult. To do so, we have done a historical research with didactic intention in order to analyse the most used physics textbooks in the Spanish upper secondary school last course. Keywords: quantum physics, photon, problem-based teaching and learning, history of science, textbooks. 1.. Introducción y planteamiento del problema Numerosos autores han defendido la utilización de la historia de la ciencia para mejorar la enseñanza. Las justificaciones para dicha utilización son variadas y se reflejan en el uso que se da al conocimiento histórico en el aula. Aśı, podemos citar diferentes objetivos que se encuentran conectados entre si: Humanizar y aproximar la ciencia. La introduc- ción en la enseñanza de aspectos relacionados con la historia de la ciencia permite dar una ima- gen más ajustada del trabajo cient́ıfico ponien- do de manifiesto que la construcción de la cien- cia es un proceso tentativo en el que compiten hipótesis y argumentos enfrentados, válidos para explicar los mismos resultados experimentales, y que el establecimiento de consensos tiene carácter provisional, dando lugar a conocimientos que se encuentran en continua revisión y reformulación. Además del carácter histórico y social, la produc- ción cient́ıfica tiene un fuerte carácter contextual: los avances cient́ıficos han llevado a importantes cambios sociales, culturales y poĺıticos a lo lar- go de la historia. La enseñanza habitual ha in- frautilizado el valor de los episodios históricos re- duciéndolos a aspectos anecdóticos que comple- mentan la instrucción y que contribuyen a pro- mover una imagen incorrecta de la ciencia en los estudiantes, menoscabando su valor como instru- mento para vehicular y reforzar la adquisición de conocimientos tanto conceptuales como pro- cedimentales y actitudinales [1-2]. Sin embargo, diversas propuestas han mostrado que se puede mejorar el aprendizaje y la actitud de los alum- nos usando casos históricos para ilustrar la cone- 1E-mail: paco.savall@ua.es. Copyright by the Sociedade Brasileira de F́ısica. Printed in Brazil. 2404-2 Alemany et al. xión de los nuevos conocimientos con la sociedad, lo que se conseguiŕıa incorporando las relaciones Ciencia-Técnica-Sociedad que contextualizan la producción cient́ıfica y su influencia e impacto en la sociedad [3-5], o mediante la dramatización de “casos históricos” en las que se muestran las ideas que predominaban en la comunidad cient́ıfica y la sociedad, las hipótesis que se pusieron en juego, los resultados experimentales, los conflictos e in- tereses, etc. [6-9]. Problematizar la enseñanza. El hecho de contem- plar las diferentes hipótesis cient́ıficas que históri- camente pugnaron por dar respuesta a un proble- ma, participar de la controversia que llevó a su aceptación o rechazo, interpretar los datos experi- mentales a la luz de cada propuesta, etc. lleva a re- flexionar no sólo sobre el contenido que se apren- de sino también sobre aspectos epistemológicos relacionados con cuestiones como “¿Cómo sabe- mos...?” o “¿Qué evidencias tenemos...?” [10]. Ha- cer part́ıcipes a los estudiantes de los métodos de creación de conocimiento cient́ıfico es, junto con la adquisición de conocimientos, uno de los pila- res de la alfabetización cient́ıfica. En este senti- do, la historia de la ciencia juega un papel fun- damental como fuente para el diseño de unida- des didácticas, lo que requiere que se identifiquen los problemas que están en el origen de los co- nocimientos que queremos que aprendan nuestros alumnos, las grandes ideas que permitieron avan- zar en su resolución y los obstáculos asociados. Dicho conocimiento histórico, conjuntamente con el conocimiento didáctico, se utiliza para organiza la enseñanza en torno a problemas fundamentales de interés [11-12]. Transmitir una imagen correcta del trabajo cient́ıfico y de la ciencia. Cómo hemos indicado con anterioridad, la alfabetización cient́ıfica de los estudiantes ha de comprender tanto la adquisición de conocimientos cient́ıficos como la adquisición de una imagen correcta de la ciencia [13-15]. En este sentido, la historia de la ciencia contribuye tanto a la adquisición de conocimientos como a la formación de una imagen de la ciencia que permi- te superar las visiones deformadas que transmite la enseñanza habitual [5, 16-17]. A pesar de las aportaciones de la investigación didáctica la enseñanza convencional no suele integrar, cómo han puesto de manifiesto diversas investigaciones en casos concretos [12, 18-19], estas potenciales aporta- ciones sustanciales de la historia limitándose, en gene- ral, a transmitir contenidos en su estado final, de forma lineal y aproblemática (y, por tanto, ahistórica), sin te- ner en cuenta los problemas que dieron lugar a ellos, las dificultades para aceptarlos, su impacto social, etc. Nos encontramos, aśı, que la mayor parte del tiempo los alumnos se van formando una imagen sobra la na- turaleza de la ciencia y el trabajo cient́ıfico por omisión y no por reflexión expĺıcita, y que las únicas ocasiones en que reciben información relacionada con la forma en que se producen y cambian los conocimientos en la ciencia es cuando se trabajan determinadas secuencias temporales estereotipadas. De hecho, los profesores de ciencias sabemos que existen “episodios” en que la práctica totalidad de los textos incorporan, al menos, una secuencia temporal de la evolución de las ideas sobre un concepto, modelo o teoŕıa. Uno de los ejemplos más ilustrativos es la teoŕıa heliocéntrica, que generalmente se introduce a partir de la secuenciahistórica que lleva del geocentrismo al he- liocentrismo. Otros ejemplos los podemos encontrar en la teoŕıa atómico-molecular o en la teoŕıa de la evolu- ción. Nuestro interés se centra en uno de estos “episodios temporales”: el de la introducción de la f́ısica cuántica, o – en nuestro caso particular - la introducción de un concepto central de la teoŕıa cuántica: el fotón. Con- sideramos que este episodio es especialmente adecuado en tanto que: A finales del siglo XIX la comunidad cient́ıfica consideraba que en la f́ısica quedaban solo unos pocos aspectos por resolver. La comunidad cient́ıfica avanzó de forma tentati- va y con gran cautela en el establecimiento de los fotones: La hipótesis de Planck en 1900 cuestionó solamen- te el intercambio continuo de enerǵıa entre los os- ciladores cargados responsables de la emisión de radiación y la propia radiación. En la explicación del efecto fotoeléctrico en 1905 Einstein consideró el cuanto como un paquete de enerǵıa sin carácter corpuscular, hipótesis que re- cibió un fuerte rechazo. En su explicación en 1913 de la emisión y ab- sorción de radiación por parte del átomo de hidrógeno Bohr considera que la radiación es un fenómeno ondulatorio. Nuevas evidencias experimentales fueron crucia- les: El efecto Compton confirma el carácter cor- puscular de los cuantos. La aceptación de los fotones como modelo de ra- diación y la coexistencia de un modelo ondula- torio supone un problema que cuestiona abierta- mente el carácter lineal de crecimiento de la cien- cia. Todo ello llevará a nuestros alumnos a reflexio- nar sobre la naturaleza problemática del conocimiento La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-3 cient́ıfico; el papel de hipótesis que permiten explicar resultados experimentales y, a su vez, ser contrastadas emṕıricamente; la búsqueda de explicaciones universa- les y de “mejora continua” como finalidad de la ciencia [20]; la resistencia (lógica) de la comunidad cient́ıfica a abandonar teoŕıas o, más aún, a admitir un cambio ontológico (sobre la misma naturaleza del mundo) y la importancia de los datos y predicciones emṕıricas cuan- do la comunidad cient́ıfica valora las nuevas ideas (en contra de una concepción “retórica” del conocimiento cient́ıfico). Deseamos resaltar, además, que el objetivo no es meramente que los alumnos aprendan sobre la natura- leza de la ciencia: por nuestra propia experiencia sabe- mos que la incorporación de estos aspectos genera un ambiente problematizado que refleja la expectación de la empresa cient́ıfica, un clima emocional que favore- ce la implicación de las personas y un aprendizaje con sentido. Concretamente, nuestra investigación pretende res- ponder al siguiente problema: ¿En qué medida los libros de texto de f́ısica de bachillerato aprovechan la intro- ducción del fotón para transmitir una imagen sobre la naturaleza de la ciencia y el conocimiento cient́ıfico cer- cana a las concepciones actuales? Para responder a es- ta pregunta, haremos, en primer lugar, una revisión del proceso de aceptación del fotón desde la primera hipóte- sis sobre la cuantización de la enerǵıa hasta la concesión del Nobel a Compton, cuya aportación fue definitiva pa- ra la aceptación del nuevo concepto. A partir de esta revisión, justificaremos los aspectos que debeŕıan estar presentes en una introducción del fotón que reflejara adecuadamente la naturaleza de la ciencia y el conoci- miento cient́ıfico en el nivel escolar. Por último, mostra- remos los resultados obtenidos al analizar una muestra (que representa la mayor parte del mercado editorial español) de libros de texto de f́ısica de 2◦ curso de ba- chillerato [21-27]. Dichos libros aparecen referenciados en un anexo al final del art́ıculo. Debemos indicar, sin embargo, que este trabajo no pretende ser fiel al desarrollo histórico, sino a la evolu- ción histórica de las ideas con la intención de adaptarla para favorecer el aprendizaje de la f́ısica. 2.. ¿Cómo llegó la comunidad cient́ıfica a aceptar que los fotones existen? 2.1. A finales del siglo XIX la comunidad cient́ıfica consideraba que en f́ısica queda- ban solo unos pocos aspectos por resolver A finales del siglo XIX buena parte de la comunidad cient́ıfica llegó a reconocer públicamente que la f́ısica estaba cerca de estar acabada. Impactados por los éxi- tos cient́ıficos que se hab́ıan sucedido durante los últi- mos decenios, algunos cient́ıficos llegaron a pensar que se hab́ıan completado todos los conocimientos sobre el mundo f́ısico que se pod́ıan establecer. En este senti- do llegaron a manifestarse diversos investigadores de renombre: cuando el joven Planck teńıa que elegir es- tudios, dudaba entre la música, la filoloǵıa antigua y la f́ısica. El f́ısico de Munich Philipp von Jolly le reco- mendó que no escogiese f́ısica puesto que era una dis- ciplina en la que quedaban pocos aspectos por comple- tar [28]. Incluso una personalidad como Lord Kelvin escrib́ıa en 1901 en un art́ıculo titulado “Nineteenth century clouds over the dynamical theory of heat and light” (Nubes del siglo XIX en la teoŕıa dinámica de la luz y el calor) que exist́ıan dos grandes escollos por superar en la teoŕıa de la dinámica [28-29]. También a principios de siglo Albert Michelson escrib́ıa: “los he- chos y leyes más importantes de la f́ısica ya han sido descubiertos y la posibilidad de que sean suplantados como consecuencia de nuevos descubrimientos es muy remota” [29]. A pesar de dichas manifestaciones, esa sensación era más una postura poco fundamentada que una realidad tangible en tanto que no cesó el empeño por dar res- puesta a los aspectos que, supuestamente, quedaban por resolver. Entre ellos, son diversos los fenómenos rela- cionados con la forma en que los materiales emiten y absorben radiación que a finales del siglo XIX no en- contraban explicación en el marco clásico formado por la mecánica y la electrodinámica: los espectros de emi- sión y absorción o el efecto fotoeléctrico son algunos ejemplos [28, 30]. De acuerdo con la teoŕıa de Max- well la emisión de cualquier tipo de radiación se deb́ıa al movimiento oscilatorio de cargas eléctricas que emi- ten enerǵıa continuamente en forma de ondas electro- magnéticas de frecuencia coincidente a la de oscilación. Esta idea está en la base de los primeros intentos de explicar los procesos de emisión de radiación [31]. Pero fue precisamente al intentar explicar como interaccio- na la radiación con la materia cuando la f́ısica clásica se enfrentó a graves contradicciones, y entró en crisis profunda [32]. 2.2. La hipótesis de Planck en 1900 cues- tionó solamente el intercambio continuo de enerǵıa entre los osciladores cargados responsables de la emisión de radiación y la propia radiación La radiación que emite cualquier objeto sólido o ĺıquido debido exclusivamente a su temperatura, es de- cir, eliminando cualquier contribución que pudiera ser reflejada o dispersada por el objeto2, es independiente de la composición del objeto y tiene un espectro ca- racteŕıstico para cada temperatura, con una intensidad variable con la frecuencia. Buscar una explicación para 2 Este objeto ideal que absorbe toda la radiación que le llega y que emite un espectro que es función de su temperatura recibió el nombre de cuerpo negro. 2404-4 Alemany et al. dicha uniformidad y encontrar la función matemática que proporciona la distribución de enerǵıa para cada frecuencia del espectro fue un objetivo que ocupó a los f́ısicos desde que Kirchhoff publicó sus primeros traba- jos en 1860 [33]. Fue Planck quien, tras exhaustivos intentos fallidos, a finales del año 1900 consiguió dar con una expresión que se ajustaba a los resultados experimentales. Para ello supuso que las paredes del cuerpo negro estaban formadas por resonadores e introdujo la hipótesis que la enerǵıa de los resonadores que vibran a una determi- nada frecuenciase intercambia en cantidades finitas lla- madas cuantos, ε, con el campo que vibra a esa misma frecuencia, siendo dicha cantidad de enerǵıa proporcio- nal a la frecuencia, ε = h · ν [33]. No existe un consenso sobre el valor y la extensión de la hipótesis de Planck y de sus efectos en la comu- nidad cient́ıfica. De acuerdo con Kuhn [33], la deduc- ción de la ley de radiación es completamente clásica, no exige que la enerǵıa de cada resonador se limite a un conjunto discreto de valores, solamente restringe a ele- mentos ε = h · ν la enerǵıa del conjunto de resonadores que vibran a la misma frecuencia ν. La enerǵıa de ca- da resonador aislado sigue variando de forma continua. Además, apunta Kuhn, los resonadores eran entidades imaginarias, sin posibilidad de investigación experimen- tal. Su introducción era un artificio matemático para llegar a la expresión que caracteriza la distribución de enerǵıa de la radiación en equilibrio con el cuerpo negro. Sin embargo, y como el mismo Kuhn reconoce, dicha interpretación no está libre de polémica [34]. Diversos investigadores discrepan de la interpretación de Kuhn [35-36] y no consideran que la aportación de Planck fuese completamente clásica, si bien reconocen que no se debe atribuir un excesivo valor como ruptura a la interpretación de una única experiencia. Durante la primera década del siglo XX se acumula- ron gran cantidad de pruebas experimentales que con- firmaron la validez de la ley de radiación de Planck y, al mismo tiempo, se buscó una interpretación f́ısica pa- ra los elementos discretos ε = h · ν. Sin embargo, los intentos por demostrar dicha ley sin recurrir a ellos y los intentos que trataron de reducir dichos elementos a principios clásicos, producidos por la prudencia y el rechazo hacia la idea de un intercambio discontinuo de la enerǵıa, resultaron infructuosos. La dificultad para aceptar la discontinuidad de la enerǵıa por parte de la comunidad cient́ıfica, incluido el mismo Planck, no era fortuita: los f́ısicos estaban con- vencidos que los procesos naturales son de naturaleza continua, como Newton hab́ıa dicho: natura non saltus facit. Esta era, además, una necesidad para mantener la relación causa-efecto o para seguir utilizando el cálculo diferencial e integral. Incluso el mismo Planck segúıa rechazando la idea de cuantificar la enerǵıa de cada os- cilador individual en la que se ha llamado la “segun- da teoŕıa” de Planck, publicada en 1912. Sin embargo, en esa misma década la comunidad cient́ıfica fue con- venciendose de la necesidad de una f́ısica discontinua: Einstein hab́ıa sido el primero en proponer en 1905 la cuantización de la enerǵıa de un oscilador y, a partir de 1905, hab́ıan ido sumándose a la idea de la cuantiza- ción cient́ıficos como Eherenfest, Laue, Jeans, Lorentz y otros, aunque no aceptaban las concepciones radicales de Einstein, como veremos a continuación [33]. 2.3. En la explicación del efecto fotoeléctrico en 1905 Einstein consideró el cuanto como un paquete de enerǵıa sin carácter corpus- cular En uno de sus art́ıculos de 1905 Einstein propuso que diversos fenómenos relacionados con la emisión y absorción de luz se pod́ıan entender más fácilmente si se admit́ıa un modelo discontinuo de la radiación. Si- guiendo esta idea, propuso una explicación del efecto fotoeléctrico que ampliaba el concepto de cuanto intro- ducido por Planck. Aśı, Einstein propońıa como hipóte- sis que “en la propagación de un rayo de luz emitido desde una fuente puntual la enerǵıa no está distribui- da de forma continua sobre volúmenes de espacio cada vez mayores, sino que consiste en un número finito de cuantos de enerǵıa localizados en puntos del espacio que se mueven sin dividirse, y solo pueden ser absorbidos o generados como unidades completas” [37-38]. Aunque Einstein no atribúıa en 1905 un carácter corpuscular a los cuantos luminosos con el tiempo em- pezó a defender esa posibilidad. Sin embargo, no fue hasta 1916 cuando habló por primera vez del momento lineal de los cuantos y les aplica las ecuaciones relati- vistas enerǵıa-momento caracteŕısticas de las part́ıculas [39-41]. Aunque la hipótesis anterior recuerda a un flujo de part́ıculas hay que destacar que Einstein en ningún mo- mento hablaba de un modelo de part́ıculas para la ra- diación, sino que entend́ıa el cuanto como un trozo de enerǵıa para el cual no teńıa una imagen clara [39]. No es hasta 1916 cuando empezó a defender la posibilidad de atribuir a los cuantos luminosos un carácter corpus- cular, les atribuye momento lineal y les aplica por pri- mera vez las ecuaciones relativistas enerǵıa-momento caracteŕısticas de las part́ıculas [39-41]. La aportación de Einstein de 1905 no se ha de enten- der como una teoŕıa elaborada, puesto que no dispońıa de ninguna formulación coherente, sino solo de un in- tento de explicar hechos hasta el momento inexplicables [28, 42]. Prueba de ello es el hecho de que calificase su trabajo como “un punto de vista heuŕıstico” [38-39, 42] y que remarcase en su carácter provisional: “insisto en el carácter provisional de este concepto (el cuánto de radiación), que no parece reconciliable con las conse- cuencias experimentales verificadas de la teoŕıa ondu- latoria” fueron sus palabras en el congreso Solvay de 1911 [39]. Einstein reconoćıa que la teoŕıa ondulatoria La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-5 de la luz “se hab́ıa mostrado insuperable” para expli- car la difracción, la interferencia, la reflexión y la re- fracción y que “jamás se veŕıa reemplazada por otra teoŕıa”, pero consideraba que dicha teoŕıa teńıa enor- mes dificultades para explicar la emisión y absorción de la luz por su carácter instantáneo [28, 42]. Este pensa- miento le llevó a buscar, durante 10 años, algún tipo de comportamiento discreto para la radiación que fuese compatible con el carácter continuo que le atribúıa el electromagnetismo. No consideraba que la imagen dis- creta y la continua fuesen mutuamente excluyentes, y aśı lo manifestó en 1909 en Salzburgo delante de toda la comunidad cient́ıfica [38]. A pesar de todos los esfuerzos, Einstein reconoćıa su frustración por no llegar a resultados positivos. En 1909, en una carta dirigida a Lorentz, le remitió un art́ıculo que calificó de “insignificante resultado de años de reflexión” y añadió que “No he sido capaz de abrirme paso hacia una verdadera comprensión del asunto” [28]. Incluso al final de su vida, recordando aquella época en su autobiograf́ıa, reconoćıa haber “fracasado rotunda- mente” [28] y ni siquiera haber dado con la respuesta satisfactoria 50 años después, “los 50 años enteros de consciente cavilación no me han acercado a la respues- ta a la pregunta: ¿Qué son los cuantos de luz?”, escrib́ıa a Besso en 1951 [43]. Hay que destacar, pese a no ofrecer un modelo con- creto para la radiación, que la aportación de Einstein no se redujo a una generalización del concepto de cuanto introducido por Planck. La introducción del cuanto de enerǵıa para explicar el espectro del cuerpo negro su- pońıa, como hemos indicado anteriormente, un recurso matemático que explicaba los resultados experimenta- les pero no modificaba el modelo de radiación aceptado hasta el momento. La propuesta de Einstein, en cam- bio, supońıa una modificación profunda en la forma de concebir la radiación, atribuyéndole otra naturaleza que daba cuenta de hechos experimentales inexplicados por el modelo ondulatorio [28, 38]. 2.4. Rechazo de la cuantización de la radiación por parte de la comunidad cient́ıfica A pesar de la capacidad explicativa del cuanto de luz puesta de manifiesto por Einstein en el art́ıculo de 1905, la comunidad cient́ıfica recibió esta hipótesis con incredulidad y escepticismo. Esto fue debido a diversos motivos: Contradećıa, como hemos indicado, el carácter ondulatorio de la radiación, la parte más conoci- da de la teoŕıa electromagnéticade Maxwell, que contaba con más de 40 años de resultados experi- mentales positivos [38, 43-44]. La introducción de la discontinuidad en la distri- bución de la enerǵıa supońıa un cuestionamiento del uso del cálculo diferencial e integral: mien- tras los cuantos surgen de golpe las ondas elec- tromagnéticas clásicas representan un fenómeno continuo [45]. El apoyo experimental era escaso. A pesar de que en el art́ıculo de 1905 Einstein utilizó los cuan- tos para explicar tanto el efecto fotoeléctrico co- mo la ionización de los gases por luz ultravioleta y el fenómeno de la fluorescencia no se dispońıa en ese momento de evidencia emṕırica que con- firmara la validez de su hipótesis. Einstein haćıa referencia, en el art́ıculo de 1905, a las consecuen- cias experimentales de su propuesta, pero él no presentó los datos correspondientes. Los resulta- dos experimentales de Lenard para el efecto fo- toeléctrico a que haćıa referencia Einstein sólo mostraban que la enerǵıa del electrón emitido es constante para luz de una frecuencia fija, pero no una dependencia lineal de la enerǵıa de los elec- trones emitidos con la frecuencia de la radiación incidente, como predećıa su ecuación [46]. La inconsistencia de las nuevas ecuaciones. La ex- presión E = h · ν no es coherente con ningún modelo clásico, ni el ondulatorio ni el corpuscu- lar, puesto que el cuanto representa un paquete de enerǵıa para el cual es imposible definir una frecuencia [31, 47]. El rechazo a la hipótesis de Einstein todav́ıa era manifiesto en 1913. Aśı, al proponer a Einstein para la Academia Prusiana de Ciencias, Planck, Nerst, Rubens y Warburg indican (Ref. [48] citado en Ref. [49]): Los firmantes miembros de la Academia tie- nen el honor de proponer al Dr. Albert Einstein, profesor ordinario de f́ısica teóri- ca del Instituto Politécnico Federal de Zu- rich, para su elección como miembro regular de la Academia. [...] En suma, puede afir- marse que, entre los problemas importantes que tanto abundan en la f́ısica moderna, es dif́ıcil encontrar alguno del cual Einstein no adopte una posición notoria. El hecho de que alguna no dé en el blanco en sus espe- culaciones, como por ejemplo, la hipótesis sobre los cuantos de luz, no ha de ser es- grimido en su contra. Dado que sin asumir de vez en cuando un riesgo resulta imposi- ble, hasta en la ciencia natural más exacta, introducir verdaderas innovaciones. La falta de consideración al cuanto de Einstein se constata también en el modelo atómico que en 1913 propuso Bohr. Al explicar el espectro del hidrógeno Bohr hace uso de la teoŕıa electromagnética de Maxwell cuando afirmaba que el electrón gana o pierde enerǵıa cuando pasa de un estado estacionario a otro emitiendo 2404-6 Alemany et al. o absorbiendo radiación homogénea de carácter ondu- latorio [28, 50-51], evitando de esta forma recurrir al cuanto de radiación. Aunque la cuantización de la enerǵıa de los osci- ladores atómicos (manteniendo el carácter ondulatorio del campo de radiación) ya hab́ıa recibido cierto apoyo entre la comunidad cient́ıfica [33, 51], acarreaba, no obs- tante, problemas relacionados con el principio de con- servación de la enerǵıa. La emisión súbita de una de- terminada cantidad de enerǵıa supone una transición atómica instantánea, hecho contradictorio con la emi- sión de un tren de onda que implica necesariamente un intervalo finito de tiempo. Los esfuerzos por preservar la teoŕıa ondulatoria llevaron a algunos f́ısicos, como C.G. Darwin, Kramers o el mismo Bohr, a negar la validez universal de la conservación de la enerǵıa, reduciéndola a un principio de carácter estad́ıstico y proponiendo la existencia a nivel atómico de un mecanismo para alma- cenar enerǵıa hasta que se hab́ıa absorbido un cuanto [28, 52]. Los primeros resultados experimentales sólidos so- bre el efecto fotoeléctrico aparecieron en 1915 cuando Millikan, después de 10 años de un trabajo riguroso y meticuloso encaminado a reafirmar la naturaleza on- dulatoria de la luz, demostró la validez de la ecuación propuesta por Einstein (E = hν −W en notación mo- derna) [30]. Pero, a pesar de la adecuación de los resul- tados experimentales a la ley einsteniana del efecto foto- eléctrico, Millikan afirmaba: “La ecuación fotoeléctrica de Einstein [. . . ] parece predecir exactamente en todos los casos los resultados observados [. . . ] Pero la teoŕıa semicorpuscular mediante la cual Einstein llegó a su ecuación parece hoy completamente insostenible” [53]. Esta posición continuaba siendo mayoritaria en 1919, año en que Einstein afirmaba: “Ya no dudo más de la realidad de los cuantos de radiación, aunque todav́ıa estoy completamente solo en esta convicción” [43]. In- cluso en 1921 se otorgó a Einstein el premio Nobel “por los servicios a la f́ısica teórica y especialmente por el descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico”, pero nada se dice del cuanto de luz [45]. 2.5. El efecto Compton confirma el carácter corpuscular de los cuantos La prueba definitiva a favor del carácter corpuscular de los cuantos la proporcionó Compton y su equipo en 1923 al dar cuenta del fenómeno que posteriormente re- cibiŕıa su nombre. Su trabajo se insertaba en una ĺınea de investigación (junto con Laue, Bragg y otros) y pre- tend́ıa mostrar que los rayos X eran un tipo de radiación electromagnética, tratando de demostrar que teńıan el mismo comportamiento que la luz visible (refracción, reflexión especular, polarizacion, difracción por crista- les...). Cuando se estudió la reflexión difusa o dispersión producida tras incidir los rayos X en una superficie no cristalina, se vió que su comportamiento se separaba claramente del de la luz visible. De acuerdo con la teoŕıa clásica, la dispersión de radiación tiene lugar cuando la onda incidente produce oscilaciones forzadas en los elec- trones del medio, que irradian la enerǵıa que reciben en forma de onda electromagnética de la misma frecuencia que la radiación incidente. Esto es lo que ocurre para las longitudes de onda de la luz visible. Pero cuando la longitud de onda de la radiación incidente disminuye al rango de los rayos X, en la radiación dispersada se de- tectan dos frecuencias, una frecuencia primaria idéntica a la de la radiación incidente y una frecuencia secun- daria menor que la incidente. Más aun, cuando se ha- ce disminuir la longitud de onda del haz incidente, la intensidad de la componente primaria de la radiación dispersada disminuye y la intensidad de la componente secundaria aumenta, hasta el punto de que cuando se utilizan rayos X duros como haz incidente, la compo- nente primaria desaparece totalmente. El mecanismo clásico de radiación no puede, ni siquiera, dar cuenta de la presencia de una segunda radiación de longitud de onda mayor. Compton sugirió que se pod́ıa dar cuenta del cambio en la longitud de onda de los rayos dispersados si se con- sideraba la luz como un haz de corpúsculos (cuántos) sin masa pero con momento lineal hν c , como ya hab́ıa propuesto Stark en 1909 [36, 45] y hab́ıa sido usado por Einstein en 1917 para explicar los mecanismos de emi- sión y absorción de radiación [43]. Bajo esta hipótesis, cuando se produce la interacción de la radiación con un electrón del medio no ocurre la oscilación forzada que describe la f́ısica clásica sino una colisión elástica en la que se deben satisfacer los principios de conservación de la enerǵıa y el momento lineal. Uno de los cuantos incidentes, de enerǵıa hνo, es absorbido por uno de los electrones del medio, que emite un segundo cuanto de menor enerǵıa, hν, y por tanto menor frecuencia y ma- yor longitud de onda. Como consecuencia de la colisión el electrón sale dispersado con una enerǵıa h (νo − ν), Fig. 1. Además, la dirección de dispersión no puede ser cualquiera, sino aquella que satisfaga el principio de conservación del momento lineal [54]. Figura 1 - De acuerdo con lainterpretación de Compton, la inter- acción entre el electrón y el cuanto incidente da lugar a un nuevo cuanto de menor enerǵıa y produce la dispersión del electrón. Las direcciones de dispersión deben satisfacer el principio de conser- vación del momento lineal. La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-7 La confirmación de dichas predicciones fue de espe- cial relevancia ya que permitió corroborar experimen- talmente que la enerǵıa y el momento se conservan en el proceso de dispersión [54]. La interpretación de Com- pton pońıa de manifiesto que se pod́ıan absorber can- tidades de enerǵıa hν por parte de electrones libres. Por tanto, la cuantización es una caracteŕıstica de la radiación y no sólo de los osciladores atómicos. Se tie- ne, además, que en los procesos de absorción y emisión de radiación se debe cumplir el principio de conserva- ción del momento lineal. Ello pone de manifiesto que la radiación transporta momento lineal y que la emisión de radiación tiene lugar en una dirección fija, contraria- mente a lo que predice la teoŕıa ondulatoria, de acuerdo con la cual el electrón debeŕıa emitir una onda esférica al realizar oscilaciones forzadas. La explicación del efecto Compton supuso la rápi- da aceptación de la idea del fotón como part́ıcula a pesar de algunas reticencias [43] entre las cuales desta- ca la protagonizada por Bohr, Kramers y Slater y que quedó plasmada en su art́ıculo “La teoŕıa cuántica de la radiación” de 1924 (conocido como art́ıculo BKS) en que continuaban rechazando los fotones y considerando el carácter estad́ıstico de los principios de conservación. Finalmente, nuevos resultados experimentales demos- traron un desacuerdo profundo con las previsiones de Bohr, Kramers y Slater [52]. En 1926, Lewis llamaŕıa fotones a los cuantos de luz. 2.6. La aceptación del fotón tiene carácter pro- blemático Ahora bien, la aceptación generalizada, a partir de 1924, del concepto de fotón por parte de la comuni- dad cient́ıfica reabŕıa el debate sobre la naturaleza de la luz. Cuando, a partir de las aportaciones de Maxwell, parećıa claro el carácter ondulatorio de la luz, la acep- tación de los fotones volv́ıa a poner encima de la mesa el debate. Además, ahora, hab́ıa evidencia emṕırica a favor de los dos modelos, lo cual constitúıa un problema serio. En palabras de Einstein “ahora hay al menos dos teoŕıas de la luz, las dos imprescindibles y –como hay que admitir a pesar de los 20 años de enormes esfuer- zos por parte de los f́ısicos teóricos- sin conexión lógica alguna” [43]. Constatamos que desde la propuesta, por parte de Einstein, de los cuantos hubieron de pasar 18 años antes de su aceptación por la comunidad cient́ıfica. Durante ese tiempo se tuvo que sortear una gran diversidad de obstáculos y, al mismo tiempo, el concepto fue evolu- cionando y precisando su significado. Consideramos que no sólo es fundamental conocer la dificultades conceptuales a las que se pueden enfren- tar los alumnos durante el aprendizaje del concepto de fotón. El dramatismo y la emoción que se extraen de este proceso de invención/rechazo/aceptación deben ser integrados en la enseñanza, permitiendo que los estu- diantes sean part́ıcipes de los procesos de creación y aceptación de conocimientos propios de la ciencia. Ello contribuirá tanto a la clarificación de la naturaleza del fotón (y a su aprendizaje) como a transmitir una ima- gen dinámica y no ingenua de la naturaleza de la cien- cia. 3.. Análisis de los libros de texto Hemos elaborado una red de análisis para contrastar en qué medida los libros de texto incorporan los aspec- tos caracteŕısticos del proceso histórico que llevó a la aceptación del fotón. En particular, consideramos que tener en cuenta el carácter controvertido de este peŕıodo histórico supone: Hacer a los estudiantes conscientes del hecho que una parte de la comunidad cient́ıfica consideraba que la f́ısica estaba prácticamente acabada y que solo quedaban unos pocos aspectos problemáti- cos por resolver, entre los cuáles se encontraba el establecimiento de un mecanismo que permitiese explicar cómo la materia absorbe o emite radia- ción. Dar cuenta de la rotura que supone la hipótesis de Planck con la f́ısica anterior y de la prudencia con que fue propuesta la hipótesis del cuanto de enerǵıa, en tanto que el carácter continuo de la enerǵıa de los osciladores y de la la radiación ni siquiera estaba, en principio, en entredicho. Poner de relieve que en la explicación del efecto fotoeléctrico Einstein ampĺıa el carácter discreto de la enerǵıa a la radiación, en contra de lo que es- tablećıa el electromagnetismo. Mostrar, además, la prudencia de Einstein al realizar la propues- ta, que lo lleva a considerar los cuantos no como part́ıculas sino como paquetes de enerǵıa y a ca- lificar su propuesta de heuŕıstica. Ilustrar el fuerte rechazo que recibió la hipótesis de cuantización de Einstein en tanto que contra- dećıa todo lo que el electromagnetismo establećıa para la propagación de la radiación en el espacio, conocimientos que estaban respaldados por más de 40 años de resultados experimentales satisfac- torios. Un ejemplo claro de ello es el hecho que Bohr hiciese uso del modelo ondulatorio de radia- ción para explicar la emisión y absorción de luz por el átomo de hidrógeno. Dar cuenta de que la explicación del efecto Com- pton supuso la confirmación experimental del carácter corpuscular del cuanto al evidenciar que los cuantos son portadores de momento lineal y que la radiación intercambia enerǵıa en cantida- des hν tanto con part́ıculas libres como ligadas. 2404-8 Alemany et al. Profundizar en el carácter problemático que supo- ne la aceptación del concepto de fotón, en tanto que lleva a la necesidad de recurrir a dos modelos mutuamente excluyentes para explicar el compor- tamiento experimental de la radiación. Siguiendo estos criterios hemos analizado los caṕıtu- los de f́ısica cuántica de 7 libros de f́ısica de 2◦ de ba- chillerato. Estos libros corresponden a la edición más actual de los textos de las principales editoriales es- pañolas y son los textos de uso más frecuente entre el profesorado. La relación de libros se encuentra en el anexo. Todos los libros han sido analizados de forma inde- pendiente por dos de los investigadores que han deter- minado si en la unidad se daba cuenta de cada uno de los aspectos antes comentados. Después de dicho análi- sis se hizo una puesta en común con la finalidad de aumentar la coherencia. El grado de coincidencia fue elevado (superior al 85%) y la mayor parte de las dis- crepancias fueron debidas al escaso énfasis con que se tratan algunos de los aspectos analizados en los libros de texto, a la ambigüedad del lenguaje empleado o a la existencia de contradicciones entre diversas partes del texto. En aquellos casos en que no ha habido coin- cidencia de criterio se ha pedido la opinión del tercer investigador. Hecho esto, si persist́ıa la discrepancia se ha tomado la opción más desfavorable para nuestra in- vestigación. 4.. Resultados 4.1. ¿Se da cuenta de que la comunidad cient́ıfica consideraba que en la f́ısica que- daban solo unos pocos aspectos por resol- ver? La totalidad de los libros de texto, al iniciar la uni- dad, coinciden en el hecho que la f́ısica clásica falla cuando intenta dar cuenta de los procesos de emisión y absorción de radiación, citando como principales ejem- plos la radiación térmica emitida por un cuerpo, los espectros de los gases y el efecto fotoeléctrico. Sin em- bargo, sólo cinco de ellos indican expĺıcitamente que exist́ıa en la comunidad cient́ıfica el sentimiento de que la f́ısica estaba casi acabada. Tres de ellos [23, 26, 27] lo hacen sin hacer referencia a hechos o palabras con- cretas, mientras que los otros dos [22, 24] comentan la posición de Kelvin al respecto: [. . . ] a partir de 1880 estuvo inactivo [LordKelvin] porque anunció que ya todos los des- cubrimientos de la f́ısica se hab́ıan hecho, y que solamente quedaban por ajustar algu- nos de ellos [22, p. 289]. A finales del siglo XIX se pensaba que la f́ısica era una ciencia completamente desa- rrollada. Kelvin, sin ir más lejos, asegura: “la f́ısica se ha terminado. A las siguientes generaciones de f́ısicos solo les queda mejo- rar los dispositivos experimentales y poner decimales en los resultados.[...] Solo quedan dos nubecillas en el cielo: el experimento de Michelson-Morley y la radiación del cuerpo negro [24, p. 262]. 4.2. ¿Se muestra que la hipótesis de Planck cuestiona solamente el intercambio conti- nuo de enerǵıa entre los osciladores carga- dos y la radiación? Los libros de texto aprovechan el espectro del cuer- po negro para introducir la cuantización de la enerǵıa. Todos los textos excepto el de Editex [22] analizan la distribución espectral de la enerǵıa e introducen la ley de Stephan-Boltzman y la ley de Wien. Seguidamen- te comentan que los intentos realizados con las teoŕıas f́ısicas conocidas hasta el momento no consiguieron ob- tener una explicación de los resultados experimentales, aunque no analizan en qué aspectos falla el electromag- netismo y la mecánica clásica a la hora de establecer un mecanismo de emisión de radiación, con lo cual no se aprecia la situación de crisis a que se enfrentaba la f́ısica clásica ni las insuficiencias del cuerpo teórico que hasta el momento se consideraba casi acabado. Esto impide, a su vez, apreciar la discrepancia entre el mecanismo clásico de emisión de radiación y el nuevo mecanismo cúantico al que dio origen la propuesta de Planck. Por contra, se limitan a indicar qué aspectos del espectro no pod́ıan ser explicados. Especialmente significativo es el hecho de que sólo 4 textos [22-25] atribuyen la emisión de radiación a la vibración de part́ıculas cargadas que forman parte del objeto. Indicada la necesidad de superar las leyes de la f́ısica conocidas hasta el momento, podemos considerar com- prensible el hecho de que no se estudie el mecanismo clásico de emisión de radiación del cuerpo negro si se tie- ne en cuenta que la f́ısica que se requiere excede amplia- mente los conocimientos de los estudiantes. Sin embar- go, consideramos que śı se puede comentar el carácter continuo de la enerǵıa que implica el proceso clásico de emisión de radiación y compararlo con el carácter dis- continuo que se deriva de las ideas de cuantización que tienen su origen en la hipótesis de Planck, dando cuenta aśı de la fractura que implicaba. En este sentido, sólo 4 libros de texto [22-25] indican expĺıcitamente que la hipótesis de Planck supone un intercambio discontinuo de enerǵıa entre la radiación y la materia mientras que las teoŕıas clásicas supońıan que este intercambio era continuo. Llegados a este punto, únicamente dos libros indi- can, de diferente forma, que hubiese dificultades para aceptar la hipótesis de Planck. En el libro de Ecir [25] se hace referencia al poco alcance que tuvo la aportación de Planck y a la prudencia con que fue propuesta: La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-9 La ecuación de Planck se refiere al caso par- ticular de la enerǵıa de los átomos de una cavidad cuando éstos interaccionan con la luz. Planck consideraba la ecuación como una “premisa puramente formal” sólo pa- ra justificar los valores experimentales (p. 111). Mientras que el libro de Editex [22] resalta la opo- sición que recibió la idea por parte de la comunidad cient́ıfica: La idea de Planck encontró en el mundo cient́ıfico y filosófico de la época la más vio- lenta oposición, ya que implicaba la emisión de luz (radiación electromagnética) en for- ma de paquetes o cuantos de enerǵıa h · ν (p. 299). Respecto a la cautela con que la aportación de Planck fue realizada, ninguno de los libros de texto indica que se trataba de una hipótesis cuyo desarro- llo posterior daŕıa origen a una visión discontinua de la enerǵıa. Únicamente dos de los textos analizados [24-25] dan una visión moderada de lo que supone la hipótesis de Planck, según la cual, aún cuando el intercambio de enerǵıa entre la radiación y la materia era discontinuo, la radiación continuaba considerándose continua. Los otros textos afirman que la hipótesis de Planck supone la cuantización de la enerǵıa del oscilador y a continua- ción plantean situaciones en las cuales se da a entender que la cuantización se refiere, también, a la radiación. Aśı, en el libro de Santillana [21, p. 308-309] se indica: [Planck] Supuso que en la materia existen pequeños osciladores (átomos o moléculas) que vibran con determinadas frecuencias, absorbiendo y emitiendo enerǵıa en forma de ondas electromagnéticas. para, posteriormente, afirmar, siendo aśı que clásica- mente la enerǵıa de la radiación no depende de su fre- cuencia, que: Aśı, los rayos X (λ pequeña y ν grande) pueden provocar cáncer porque son muy energéticos, mientras que las ondas de ra- dio y televisión (radiación de λ grande y ν pequeña) no causan esos efectos porque son muy poco energéticas. En la misma página se propone un ejercicio en don- de se llega a hablar de fotones: Por termino medio, la longitud de onda de la luz visible es de 550 nm. Determina la enerǵıa transportada por cada fotón. Esta presentación origina una evidente confusión respecto del alcance de la hipótesis de Planck, además de dar una falsa imagen del proceso de crisis en que se vio inmersa la f́ısica. 4.3. ¿Se evidencia que en la explicación del efecto fotoeléctrico se utiliza el concepto de cuanto como un paquete de enerǵıa, sin ningún carácter corpuscular? El siguiente aspecto que se trata es el efecto foto- eléctrico. Todos los libros, con profundidad desigual, describen el fenómeno, comentan el montaje experi- mental que permite su estudio y apuntan los resultados experimentales que se obtienen, indicando las diferen- cias respecto a las predicciones clásicas. Inmediatamen- te después introducen la hipótesis de cuantización de la radiación de Einstein de una forma muy desigual. So- lamente dos textos [22, 25] manifiestan en un primer momento que Einstein no atribúıa un carácter corpus- cular a los cuantos. Los otros cinco libros hablan desde un principio de fotones. En tres de ellos [23, 24, 27] se atribuye un carácter corpuscular a estos fotones: Einstein propuso en 1905 una explicación del efecto fotoeléctrico, según la cual la luz está formada por part́ıculas llamadas foto- nes [...] [24, p. 268]. [...] Einstein volvió a introducir la naturale- za corpuscular en la propagación de la luz y su interacción con la materia [23, p. 356]. [...] en 1905 Einstein interpretó los términos de la anterior fórmula emṕırica [Ec,máx = hν − hνo] de la siguiente forma: la luz in- cidente es considerada como un conjunto de part́ıculas, denominadas fotones [...] [27, p. 337]. En los otros dos [21, 26] si bien inicialmente no se in- dica que el fotón sea una part́ıcula, tampoco se da una imagen clara de lo que se esconde tras dicho concep- to y posteriormente aparecen expresiones en las cuales la imagen corpuscular es manifiesta. Aśı, en el libro de Santillana [21] encontramos, al introducir la hipótesis de de Broglie: Esto veńıa a completar el puzle originado cuando Einstein señaló en 1905 que la luz pod́ıa considerarse compuesta por part́ıcu- las que ahora llamamos fotones (p. 319). y en el libro de Anaya [26] se lee, al introducir el efecto Compton: Einstein insistió desde 1905 en la naturale- za corpuscular de la luz, en la existencia de part́ıculas luminosas, aunque sin masa, que ahora llamamos fotones (p. 366). A la luz de la nueva hipótesis, todos los textos comentan el proceso individual de interacción fotón- electrón que permite explicar la emisión de electrones y 2404-10 Alemany et al. dan cuenta de los resultados experimentales. La expli-cación de dicho proceso individual les permite, además, deducir la ley del efecto fotoeléctrico aplicando el prin- cipio de conservación de la enerǵıa. 4.4. ¿Se da cuenta del rechazo que recibió la hipótesis cuántica de Einstein? Respecto a la aceptación de la hipótesis del cuan- to de radiación, fuertemente contradictoria con lo que se sab́ıa respecto a la naturaleza ondulatoria de la ra- diación, seis de los libros de texto dan por aceptada la hipótesis del cuanto de radiación una vez demostrada su capacidad para explicar el efecto fotoeléctrico. Sólo el libro de Editex [22] muestra el rechazo de la comuni- dad cient́ıfica a la idea del cuanto de radiación (aunque atribuye dicha idea a Planck) argumentando: La idea de Planck encontró en el mundo cient́ıfico y filosófico de la época la más vio- lenta oposición, ya que implicaba la emisión de luz (radiación electromagnética) en for- ma de paquetes o cuantos de enerǵıa h · ν. Esto chocaba con la idea de continuidad de los fenómenos f́ısicos y, sobre todo, por que esta nueva idea corpuscular de la luz y de la radiación electromagnética irrumṕıa en la f́ısica en un momento en el que la teoŕıa on- dulatoria de la radiación electromagnética se consideraba lo suficientemente probada (p. 299). El texto de Ecir [25] aunque señala que inicialmente hubo oposición por parte de la comunidad cient́ıfica a la hipótesis del cuanto luminoso, no indica que las reticen- cias persistieron tras la confirmación experimental de la ecuación en 1915. Otros tres libros [23, 26, 27] apuntan solamente que los resultados experimentales disponibles en 1905 eran insuficientes pero no hacen referencia al rechazo hacia la idea del cuanto luminoso y atribuyen la aceptación de la propuesta a la concordancia de las previsiones de Einstein con los resultados de Millikan. Respecto a los otros dos textos [21, 24] dan por válida la hipótesis del cuanto de radiación tras interpretar el efecto fotoeléctrico sin poner de manifiesto, y sin hacer ningún comentario al respecto, que hubieron de pasar casi veinte años antes de que fuese aceptada. 4.41. ¿En la explicación de la emisión y absor- ción de radiación mediante el modelo de Bohr se indica que éste consideraba la ra- diación como un fenómeno ondulatorio? Los seis textos que trabajan este punto (llama es- pecialmente nuestra atención, puesto que se trata del primer modelo atómico que introduce la cuantización de la enerǵıa, el hecho de que el libro de Mc Graw Hill [24] no trate el modelo de Bohr ni los espectros atómi- cos en la unidad de f́ısica cuántica) comienzan con la introducción de los espectros discontinuos de los gases, indicando en mayor o menor medida cómo se obtienen experimentalmente. Seguidamente hablan de la clasifi- cación de las ĺıneas espectrales en series (excepto el libro de Editex [22]) y, sin dar una interpretación clásica de la formación de los espectros, introducen los postulados de Bohr de forma desigual: Tres de ellos [22, 23, 26] hablan de fotones cuan- do se refieren al tipo de radiación emitida durante las transiciones electrónicas. Aśı, en el libro de Editex [22] encontramos: Cuando el electrón pasa de una órbita a otra absorbe o emite enerǵıa en forma de un fotón, en una cantidad igual a ∆E = h · ν (p. 302). El texto de Ecir [25] habla de radiación homogénea, aunque no aclara en el postulado si se trata de ondas o fotones. Sin embargo, en la introducción del apartado śı que apunta que “El concepto de fotón [. . . ] contri- buyó a explicar el problema no resuelto por la f́ısica clásica de los espectros atómicos” (p. 124). En Sm [27] no indica los postulados, sólo explica cómo se concibe el átomo y utiliza los fotones para re- ferirse a la radiación emitida. Posteriormente se da cuenta de la formación de los espectros de ĺıneas por el átomo de hidrógeno atendien- do al modelo de átomo descrito por Bohr y usando el concepto de fotón. Ningún texto se hace eco de un as- pecto histórico que muestra de forma clara la escasa consideración de la comunidad cient́ıfica al cuanto lu- minoso: el hecho que Bohr introdujese la cuantización en el átomo sin aceptar la cuantización de la radiación. Se llega incluso a afirmar todo lo contrario: [...] no es de extrañar que el joven Niels Bohr echara mano de la teoŕıa de los cuantos de Planck y Einstein, que veńıa demostrando su eficacia frente a las teoŕıas clásicas” [23, p. 358]. 4.5. ¿Se indica que el efecto Compton supo- ne la confirmación del carácter corpuscu- lar de los cuantos, es decir, de los fotones? Ya nos hemos referido al papel decisivo que con re- lación a la aceptación del carácter corpuscular del cuan- to jugó el efecto Compton. Pues bien, coherentemente con el carácter aproblemático de la introducción que venimos constatando, encontramos que sólo dos de los textos analizados [25, 26] abordan el estudio de dicho efecto. En uno de los textos indicados anteriormente se en- fatiza la aportación de Compton para la aceptación del carácter corpuscular de la radiación: La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-11 Las propiedades corpusculares del fotón precisaban de una prueba experimental que evidenciara la cantidad de movimiento aso- ciada al mismo. Esta prueba fue aportada en 1923 por el f́ısico norteamericano Arthur Holly Compton (1892-1962) [25, p. 121]. y posteriormente se describe el experimento, se indica cuál es el resultado que cab́ıa esperar a la luz de la teoŕıa electromagnética y se interpreta la disminución de la longitud de onda de la radiación dispersada por parte de los electrones libres como una consecuencia de los principios de conservación de la enerǵıa y del mo- mento lineal, a pesar de indicar que: “El fotón, al chocar con el electrón, inter- cambia con éste cantidad de movimiento y enerǵıa: y en consecuencia decrece la enerǵıa del fotón [...]” [25, p. 123, la cursiva es nues- tra]. interpretación que es contradictoria con el fundamen- to de la cuantización, que sólo permite que los fotones sean absorbidos en su totalidad, la absorción parcial de la enerǵıa de un fotón supone la aceptación del carácter continuo de la enerǵıa. En el otro texto, aún cuando se indica que los expe- rimentos de Compton supusieron “una gran confirma- ción” [26, p. 352] de las ideas de Einstein, no se hab́ıa planteado previamente ningún interrogante respecto del comportamiento corpuscular de los fotones, no se indi- ca cuál es el resultado clásico esperado ni se da una interpretación del mecanismo cuántico, sólo se indica que se deben cumplir los principios de conservación de la enerǵıa y el momento lineal. Queda aśı meramente como un hecho experimental más que se puede expli- car usando el concepto de fotón, perdiéndose el valor de aportación crucial que tuvo en el avance de la teoŕıa cuántica. 4.6. ¿Se pone de relieve el carácter problemáti- co que supone la existencia de dos modelos para la radiación? Llegados a este punto, todos los libros dan por sufi- cientemente probado el carácter corpuscular de la radia- ción y continúan con el proceso histórico introduciendo la hipótesis de de Broglie sin mencionar los problemas que quedaban por superar. Aśı, presentan el carácter dual de la luz y los nuevos desarrollos cuánticos que tienen su origen en la hipótesis de de Broglie como la consecuencia lógica de la existen- cia de dos modelos para la radiación, aunque la forma de hacerlo es muy diferente. Encontramos casos [22, 24, 27] en que no se hace ninguna mención al hecho que la existencia de dos imágenes para la radiación sea una si- tuación problemática, puesto que ni siquiera se indica o recuerda que hay resultados experimentales que sólo se pueden explicar atendiendo exclusivamente al modelo corpuscular o al ondulatorio. Otros [21, 23, 25, 26] mencionan que existen resul- tados experimentales contradictorios pero resuelven el problema haciendo unasimbiosis “evidente” de los dos modelos: La luz tiene una doble naturaleza: ondu- latoria y corpuscular. Según el tipo de fenómeno, se manifiesta de una u otra for- ma, y no es necesario tener en cuenta ambas en la explicación del fenómeno [26, p. 358]. En ningún momento se analiza el hecho que ambos modelos son excluyentes y que recurrir a la dualidad no es una solución sino un problema. Ningún texto considera siquiera que la expresión E = hν sea problemática y no realizan comentario al- guno al respecto. Es más, En los libros de Anaya [26] y Ecir [25] consideran que la expresión E = hν es un argumento en defensa de la naturaleza dual de la ra- diación, como si fuese común en f́ısica aceptar modelos contradictorios sobre los fenómenos. En Anaya [26, p. 358] se lee: La hipótesis de Planck, con la interpretación revolucionaria de Einstein de los cuantos de radiación como la enerǵıa transportada por part́ıculas luminosas, nos permite obtener la relación entre las dos naturalezas de la luz: E = h · f = h · c λ = p · c → λ = h p En este sentido, los ejercicios propuestos con ante- rioridad inducen a confusión al pedir que se calculen magnitudes corpusculares a partir de las ondulatorias, o viceversa, sin hacer una reflexión sobre qué significado tiene el cálculo realizado a la luz del modelo de radia- ción. Aśı, en Ecir [25, p. 112] encontramos la siguiente actividad: Los átomos de una muestra de sodio en esta- do de vapor pueden absorber y emitir foto- nes de longitud de onda 590 nm. Determina la enerǵıa de cada fotón, expresándola en J y en eV y en el libro de Sm [27, p. 335]: Un cuerpo está radiando enerǵıa. Conforme a la hipótesis de Planck: a) Determina la enerǵıa de un “cuanto” cu- ya longitud de onda es λ = 25 nm. b) Calcula la frecuencia correspondiente a dicho cuanto de enerǵıa. En ambos casos la cursiva es nuestra. Una vez se ha introducido y se ha dado por acepta- da la dualidad, tanto para la luz como para las part́ıcu- las materiales, śı que se comenta la necesidad de bus- car una nueva imagen para las part́ıculas que supere 2404-12 Alemany et al. la visión clásica y que dé cuenta de los nuevos avances. Sin embargo, y como hemos indicado anteriormente, no se indica que la existencia de dos modelos para la luz sea un problema, aparentemente sólo es problemática la dualidad para las part́ıculas materiales. 5.. Conclusiones y perspectivas Los resultados obtenidos al analizar la presentación que los libros de texto hacen del concepto de fotón nos permiten afirmar que, resumidamente, en la enseñanza tradicional se introduce la discontinuidad de la enerǵıa de la radiación a la hora de dar cuenta del efecto foto- eléctrico, a dichos cuantos se les llama fotones y hemos de ver en ellos corpúsculos. Con relación a la opción más extendida que consis- te en no proponer, como punto de partida, el estudio pormenorizado del espectro del cuerpo negro, fenómeno que llevó a Planck a introducir por primera vez la cuan- tización de la enerǵıa, podemos aceptar que se trata de un aspecto lo suficientemente complejo, y prescindible para los estudiantes de bachillerato, como para no tra- tarlo en detalle o incluso no introducirlo. Es aśı que estaŕıa justificado introducir el cuanto de luz a la hora de interpretar el efecto fotoeléctrico. Sin embargo, creemos profundamente desacertado hablar, desde un primer momento, de que estos cuantos puedan ser tratados como corpúsculos, con muy esca- sas referencias a las objeciones planteadas por los f́ısicos del momento. Por debajo del escaso o nulo énfasis que la enseñanza habitual hace de las dificultades que la comunidad cient́ıfica hubo de vencer para pasar de los cuantos de Planck a los fotones en su significado ac- tual está la asunción de que los estudiantes aceptarán fácilmente la idea según la cual la luz, y la radiación en general, está formada por corpúsculos. Si ello es aśı, si realmente los estudiantes ofrecen pocas reticencias a la aceptación del fotón, nos encontramos frente a un indi- cador del, posiblemente, escaso aprendizaje conseguido por ellos respecto del carácter ondulatorio de la luz. Hemos de coincidir en que es dif́ıcilmente aceptable, al menos inicialmente, que la luz se comporte en algunas ocasiones como una onda, y, en otras, como si estuviese formada por part́ıculas. Constatamos que se da, al mismo tiempo, una ima- gen errónea de la actividad cient́ıfica de acuerdo con la cual los avances se corresponden con “descubrimientos” de “realidades” que permanećıan ocultas hasta que el trabajo experimental las ha puesto de relieve, obviando que el conocimiento cient́ıfico es construido, fruto de la controversia y del consenso, y que se encuentra siem- pre en continua revisión. De hecho, a f́ısicos de la talla de Planck, Millikan o Bohr, por mencionar unos pocos, les costó muchos años, y enormes esfuerzos, aceptar el comportamiento cuántico de la luz. Es más, el mismo Einstein, que no véıa en un primer momento corpúscu- los en los cuantos, cuando se convenció de la existencia de los fotones (en su significado moderno) se negó a aceptar un comportamiento dual para la luz. Si esto ha ocurrido con cient́ıficos de primera ĺınea no podemos suponer que nuestros alumnos de 17/18 años aceptarán fácilmente dicho carácter dual. La coherencia es una de las principales caracteŕısticas de las teoŕıas cient́ıficas, y una enseñanza de calidad exige que los alumnos tomen conciencia de dicho criterio epistemológico. ¿Dónde esta la coherencia si resulta que para explicar los fenómenos luminosos hemos de recurrir, alternativamente, a mode- los tan opuestos como el corpuscular y el ondulatorio? El estudio de la historia de la ciencia (vista como un conjunto de problemas cuya superación ha supuesto avances) y de su epistemoloǵıa ha de aportar a los do- centes y a los alumnos conocimientos sobre los cambios conceptuales que se producen al construir los modelos y teoŕıas que se trata de enseñar. Dichos cambios no afectan solamente al significado de los conceptos sino que también implican cambios metodológicos y episte- mológicos relacionados con la forma de analizar la reali- dad e interpretarla. La falta de consideración de dichas “discontinuidades” llevan a los estudiantes a usar sólo los conceptos que consideran más intuitivos, impidiendo que se adquiera el perfil epistemológico que se pretende. Pensamos que una adecuada comprensión de la na- turaleza de la luz pasa por estudiar en profundidad la teoŕıa ondulatoria de la luz dando cuenta, muy en particular, de los fenómenos de interferencia y difrac- ción (fenómenos t́ıpicamente ondulatorios). Posterior- mente, los estudiantes han de notar que la teoŕıa elec- tromagnética de Maxwell confirma dicho carácter on- dulatorio (la luz seŕıa un campo electromagnético va- riable que se propaga por el espacio). La incapacidad del modelo ondulatorio para dar cuenta del efecto fo- toeléctrico debe llevar a la introducción de la hipótesis del fotón remarcando los problemas epistemológicos que ello conlleva, aśı como las resistencias de la comunidad cient́ıfica a aceptar la dualidad propuesta. En concre- to, los estudiantes han de percibir que la aceptación de los fotones plantea un nuevo problema a los f́ısicos, en tanto que lleva a la coexistencia de dos modelos para la radiación, ambos necesarios pero contradictorios. Consideramos, además, que el hecho de dar cuenta de las dificultades históricas que rodearon a la acepta- ción del concepto de fotón tendrá un efecto positivo no sólo sobre los aspectos conceptuales del proceso de en- señanza-aprendizaje sino también sobre las actitudes de los alumnos hacia la instrucción en tanto que muestra una de las etapas más controvertidas (y más apasionan- tes) de la historia de la ciencia. El diseño de un programa de actividades que con- temple las dificultades históricas que tuvo que superar el concepto de fotón y la puesta a pruebaen grupos de alumnos de la educación secundaria superior es aho- ra nuestro objetivo, del cual esperamos dar cuenta en futuros trabajos. La introducción del concepto de fotón en bachillerato 2404-13 6.. Anexo Relación de libros de f́ısica de 2◦ de bachillerato ana- lizados (Editorial y año de publicación) M.C. Vidal, F́ısica (Santillana, Madrid, 2009). J. Barrio, D.M. Andrés y J.L. Antón, F́ısica (Edi- tex, Madrid, 2009). J.B. Barrio, F́ısica (Oxford y Estella, Navarra, 2009). F.J. Ruiz y F. Taŕın, F́ısica 2 (Mc Graw Hill y Arevaca, Madrid, 2009). S. Lorente, F. Sendra, E. Enciso, J. Qúılez y J. Romero, Éter. F́ısica (Ecir, Paterna, Valencia, 2009). S. Zubiaurre, J.M. Arsuaga, J. Moreno y F. Gálvez, F́ısica (Anaya, Madrid, 2009). J. Puente, N. Romo, M. Pérez y J.D. Alonso, F́ısi- ca 2 (Sm, Madrid, 2009). Referencias [1] J. Solbes y M.J. Traver, Enseñanza de las Ciencias 14, 103 (1996). [2] H.A. Wang and D.D. Marsh, Science & Education 11, 169 (2002). [3] G.S. Aikenhead, Science Education 6, 453 (1985). [4] D. Gil-Pérez et al., Enseñanza de las Ciencias 17, 503 (1999). [5] J. Solbes y M. Traver, Enseñanza de las Ciencias 19, 151 (2001). [6] A. Stinner, Science Education 79, 555 (1995). [7] J.L. Heilbron, Science & Education 11, 321 (2002). [8] H. Lin, J. Hung and S. Hung, International Journal of Science Education 24, 453 (2002). [9] C. Lin, J. Cheng and W. 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