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PROYECTO: EL FEMINISMO DE CLASE DE LA MUJER CAMPESINA Y SU CONTEXTO AGRARIO. NATALIA SUÁREZ MALAVER MIGUEL ERNESTO PUENTES GUTIÉRREZ Trabajo de grado como requisito parcial para optar al título de Politólogo. Director ALEXANDER ÁVILA MARTÍNEZ Doctor en Filosofía UNIVERSIDAD DEL TOLIMA FACULTAD CIENCIAS HUMANAS Y ARTES CIENCIA POLÍTICA IBAGUÉ-TOLIMA 2017 2 3 Yo tuve un hermano (Al Che Guevara) No nos vimos nunca pero no importaba. Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía. Lo quise a mi modo, le tomé su voz libre como el agua, Caminé de a ratos cerca de su sombra. No nos vimos nunca pero no importaba, Mi hermano despierto mientras yo dormía, Mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida. A las mujeres campesinas que pueblan el Territorio colombiano. 4 AGRADECIMIENTOS Expresamos nuestro más sentido agradecimiento a las personas que posibilitaron el desarrollo de este trabajo de grado: - A Nuestras familias, por el apoyo incondicional a lo largo de nuestra formación. - A nuestro tutor Alexander Ávila quien nos brindó su guía y la mejor de las disposiciones a lo largo del desarrollo de este trabajo de grado. - A las mujeres campesinas del Alto de Juntas- Alvarado y a ASTRACATOL que con su interés y ayuda potenciaron esta investigación. 5 CONTENIDO INTRODUCCIÓN 9 1. OBJETIVOS 10 1.1 OBJETIVO GENERAL 10 1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 10 2. METODOLOGÍA 11 3. INTERPRETANDO EL FEMINISMO 13 3.1 FEMINISMO 13 3.1.1 Expresiones históricas del Feminismo como movimiento social 13 3.1.2 Feminismo Liberal 15 3.1.3 Feminismo Radical 18 3.2 EL FEMINISMO MARXISTA 19 3.2.1 Mujer y clase social desde el Marxismo 19 3.2.2 La mujer en el Capitalismo 21 3.2.3 Mujer, organización y liberación 23 3.3 EL FEMINISMO RURAL 25 3.3.1 Rastreo histórico de la lucha de las mujeres de clases populares 26 3.3.2 Expresiones de género en las organizaciones campesinas 29 3.3.3 La voz feminista desde el contexto campesino 30 4. COMPRENDIENDO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA CUESTIÓN AGRARIA 33 4.1 MOVIMIENTO SOCIAL Y CUESTIÓN AGRARIA 33 4.1.1 Movimientos sociales desde el Funcionalismo 33 4.1.2 Movimientos sociales desde el Marxismo 35 4.1.3 Movimientos sociales y democracia colombiana 37 6 4.1.4 Estado y movimiento social 39 4.2 CAMPESINADO 41 4.2.1 Campesinado como movimiento social en Colombia 41 4.2.2 El problema de la tierra en Colombia 42 4.2.3 Mita y encomienda 43 4.2.4 La cuestión agraria en La República 45 4.3 CUESTIÓN AGRARIA EN EL MARXISMO 47 4.3.1 La cuestión agraria en Colombia, una cuestión de clase 49 4.4 COLONIZACIONES CAMPESINAS Y REFORMAS AGRARIAS 51 4.4.1 Colonizaciones campesinas 51 4.4.2Reformas agrarias 53 4.4.3 Zonas de reserva campesina (ZRC) 55 5. CAPÍTULO III: UNA PERSPECTIVA HERMENEUTICA DE LA MUJER Y EL CAMPO COLOMBIANO 57 5.1 EN EL TERRITORIO COLOMBIANO 57 5.1.1 Mujer, mujer campesina 57 5.1.2 El citadino y la campesina. El campesinado 59 5.1.3 Movimientos sociales. ¿Para qué una organización? 61 6. CONCLUSIONES 64 RECOMENDACIONES 68 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 73 ANEXOS 74 7 RESUMEN El presente trabajo de investigación pretende realizar un acercamiento para esclarecer cómo, desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria, se construye y materializa la lucha de la mujer campesina. Sopesando la teorización del feminismo que materializa la mujer campesina y realizando una contextualización del campo colombiano, se apela a la hermenéutica gadameriana, método que plantea tres niveles como horizonte metodológico: la comprensión, la interpretación y la aplicación. Para ello se tienen en cuenta referentes teóricos como Kollontai, Zetkin, Molano, Rivera, entre otros. Bajo esta lógica se realiza la confrontación de distintas corrientes teóricas feministas, estableciendo el Feminismo Marxista como punto de partida para analizar el feminismo práctico de la mujer campesina. A su vez, el presente trabajo realiza un análisis del movimiento social partiendo del lugar que han ocupado los movimientos sociales en la democracia colombiana, reflexionando sobre sus perspectivas epistemológicas, dirigiendo la vista al movimiento campesino con un enfoque histórico para establecer el contexto en que se desenvuelven las manifestaciones de las mujeres campesinas, es decir, los principales aspectos de la conformación del campo, sus principales actores y las prácticas de despojo. Reivindicando la voz activa de las mujeres campesinas con respecto al campo y al género, con el Feminismo como herramienta a través de la militancia en movimientos sociales, se plantea su dimensión teórica para darle sentido al esfuerzo teórico. Palabras clave: Feminismo, campesinado, movimientos sociales, Hermenéutica, Feminismo Campesino. 8 ABSTRACT The present research work aims to make an approach to clarify how, from the social movements linked to the agrarian question, the struggle of the peasant woman is built and materialized. Weighing on the theorization of feminism that materializes the peasant woman and making a contextualization of the Colombian countryside, appeals to Gadamerian hermeneutics, a method that raises three levels as a methodological horizon: understanding, interpretation and application. For this purpose, theoretical references such as Kollontai, Zetkin, Molano, Rivera, among others are taken into account. Under this logic the confrontation of different feminist theoretical currents is realized, establishing Marxist Feminism as a starting point to analyze the practical feminism of the peasant woman. At the same time, the present paper analyzes the social movement starting from the place occupied by social movements in Colombian democracy, reflecting on their epistemological perspectives, directing the view of the peasant movement with a historical approach to establish the context in which Develop the manifestations of peasantwomen, that is, the main aspects of the conformation of the countryside, its main actors and the practices of dispossession. Claiming the active voice of peasant women with respect to the field and gender, with Feminism as a tool through militancy in social movements, it raises its theoretical dimension to give meaning to the theoretical effort. Keywords: Feminism, peasantry, social movements, Hermeneutics, Peasant Feminism. 9 INTRODUCCIÓN La lucha de la mujer y las problemáticas agrarias han sido históricamente causas estructurales que derivaron en la conformación de grupos insurgentes, organizaciones sociales, movimientos sociales y demás expresiones de participación comunitaria. Ello lleva a plantear la inquietud sobre la forma como, a partir de la materialización de las luchas de las mujeres en torno a la tierra, el trabajo y las reivindicaciones de género ancladas a los movimientos sociales de tipo agrario, se construye un Feminismo propio con componente de clase, orientado a las expresiones políticas del sector campesino y proyectándose como eje de transformación de la sociedad colombiana. Para ello se pretende hacer una comprensión desde los elementos teóricos e históricos. Estos permiten la articulación de los movimientos sociales y su configuración en proyectos políticos anclados a proyectos feministas (implícitos o explícitos), forjando nuevas formas de entender y de aplicar nuevas configuraciones a lo que se entiende hoy por emancipación de la mujer y Feminismo. Este proyecto surge entonces de la necesidad de conocer cómo surgen apuestas por un Feminismo propio de las mujeres campesinas, apostándole a un proyecto político pertinente en la coyuntura del conflicto colombiano. Este es un ejercicio que pretende brindar herramientas teóricas para la compresión de estos fenómenos, confrontando en un primer momento la teoría del Feminismo Marxista y otros feminismos existentes, articulando esto con la visión/práctica de las mujeres en la participación en los movimientos sociales (componente empírico). Este proyecto de investigación toma como referencia los movimientos sociales, ejes articuladores de múltiples reivindicaciones históricas como la cuestión agraria y la emancipación femenina. El estudio de los movimientos sociales es una oportunidad para evidenciar cómo se forma la participación de las comunidades, sus planes de vida, sus proyectos políticos, hechos fundamentales a la hora de entender el aporte histórico que hacen las comunidades desde estas plataformas para superar problemáticas sociales. 10 En este caso se alude a dos problemáticas que generan y siguen alimentando el conflicto social y armado colombiano. 11 1. OBJETIVOS 1.1 OBJETIVO GENERAL. -Interpretar cómo desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria se construye y materializa la lucha de la mujer, para comprender la forma de forjar un feminismo propio campesino anclado en un feminismo de clase. 1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS. -.Comprender el contexto donde se desarrolla y consolida la lucha de las mujeres campesinas, específicamente en el departamento del Tolima. -Comprender como las mujeres campesinas forjan su propio feminismo ligándolo a las reivindicaciones de los movimientos sociales ligados al agro. -Interpretar si la práctica de las mujeres en organizaciones campesinas responde a un modelo de feminismo de clase. - Criticar confrontando las corrientes feministas actuales con la construcción de un feminismo campesino. - Proponer un feminismo campesino anclado al feminismo de clase. - Interpretar como son comprendidos los movimientos sociales desde distintas perspectivas o corrientes epistemológicas. - Comprender la relación existente entre los movimientos sociales y el Estado Colombiano. 12 2. METODOLOGÍA Esta investigación de carácter cualitativo aborda un fenómeno social y teórico en comunidades campesinas y, específicamente, en mujeres campesinas. Se realizó una construcción dialógica del conocimiento a partir de la cual, por un lado, se describe la realidad social por medio de fuentes bibliográficas teóricas para destacar el ejercicio epistémico e histórico; de otro lado, por medio de la información recogida a través de entrevistas. En esta investigación se considera que la hermenéutica gadameriana es el método que permite comprender e interpretar a las ciencias que hace el hombre. Bajo esta consideración, Gadamer sugiere que no existen hechos sino interpretaciones, brindando la posibilidad de devolverles a las comprensiones su verdadero estatus, de igual forma permitiendo comprender que los datos hablan y tienen una profunda historia que contar, la de sus complejas relaciones. Gadamer (2003) en Verdad y Método, tiene que ver con un proceso de interpretación, que es siempre un proceso de comprensión y de aplicación. Esto quiere decir, que para que la comprensión sea adecuada se requiere de un claro proceso de interpretación, y que estos dos procesos se harán evidentes sólo cuando se puedan aplicar a una realidad concreta. La hermenéutica gadameriana es entonces, en su horizonte metodológico, un proceso que posee tres niveles: interpretación, comprensión y aplicación. Ya que la interpretación lleva a la comprensión y ésta a la aplicación, la tarea hermenéutica la realiza un sujeto histórico que está condicionado por realidades espacio- temporales. Éstas le plantean unas estructuras previas de pre-comprensión que permiten la aparición de los juicios, los cuales se constituyen en una memoria que abarca la Teoría Política, los movimientos sociales y el Feminismo. Así pues, una investigación que pretende averiguar cómo desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria se construye y materializa la lucha de la mujer encuentra su camino metodológico en la hermenéutica gadameriana. 13 El camino se trazó a partir de tres niveles hermenéuticos. En lo referido a la hermenéutica de primer nivel que tiene que ver con la interpretación se abordó el Capítulo I: Feminismo de clase en donde se interpretó cómo, a través de la identificación teórica de los feminismos más relevantes, se toma parte por el Feminismo Marxista desde autores como Zetkin, Lenin, Kollontai, Mariátegui, y Maestro. En este acápite se establece una convergencia entre el Feminismo Marxista y el Feminismo Campesino que se construye en la práctica pero que se intenta teorizar. Dicha convergencia está determinada por aspectos como la interpretación de la raíz de opresión de la mujer que, mientras la perspectiva del Feminismo Marxista la identifica desde el sistema económico, la óptica del Feminismo Campesino la identifica desde los modelos de desarrollo que traen consigo el mismo sistema económico; en segunda medida, otro aspecto de acuerdo entre el Feminismo Marxista y el Feminismo Campesino es el referido a la identificación que realizan ambos acerca de la transversalidad de la clase, es decir que no se aíslan a un componente de género. En cuanto a la hermenéutica de segundo nivel que alude a la comprensión, en el Capítulo II: Movimientos sociales y cuestión agraria se realiza un abordaje teórico de los movimientos sociales a partir de distintas corrientes teóricas promovidas por autores como Ruíz, Garza, Jiménez, Lenin, Engels, Archila y Lara Tsetung. En este nivel la dinámica de relación entre el Estado y los movimientos sociales posibilita entender la dinámica del movimiento campesino abordando la cuestión agraria a partir de la historia con autores como Fajardo, Molano, Rivera y Mejía. A través de estos referentes se comprende cómo se ha desarrollado la problemática agraria en Colombia y por qué ésta favorece intereses de sectoreseconómicos ligados a la propiedad, la concentración, el uso de la tierra y el poder político. Esto quiere decir que la cuestión agraria actúa en la realidad nacional para beneficiar a las clases dirigentes y a los terratenientes, y para someter a las clases despojadas; por ello se constituye en un instrumento de dominación de clase. En lo referido a la hermenéutica de tercer nivel en ésta se busca cruzar la información escrita (la teoría) con los insumos, datos o la información que resulte de las entrevistas, 14 con el fin de obtener insumos de primera mano que permitan la comprensión de la problemática de la mujer en el contexto del campo colombiano y su cotidianidad. Para ello se construyeron tres subcapítulos con una lógica narrativa que pretendió articular los principales niveles teorizados con los datos empíricos obtenidos 15 3. INTERPRETANDO EL FEMINISMO. 3.1 FEMINISMO Dado que el Feminismo puede rastrearse como discurso político, teoría política o movimiento social, más allá del planteamiento de justicia y liberación para el género femenino y de la realidad histórica de subordinación de la mujer, es necesario esclarecer la multiplicidad de explicaciones de sus planteamientos teóricos. Éstas no sólo dan cuenta de las razones de opresión que ha sobrellevado el género femenino y de las formas prácticas como se materializa dicha opresión, sino que también aluden a lo que significa, en términos concretos, la liberación de la mujer. Esta es la razón por la cual múltiples teorías políticas han agregado dentro de sus planteamientos y como piedra angular la discusión sobre el Feminismo. 3.1.1 Expresiones históricas del Feminismo como movimiento social: A continuación se realizará el recorrido histórico del Feminismo como movimiento social y expresión teórica. Diversas(os) autoras(es) abordan la cuestión histórica del Feminismo desde la Ilustración, es decir, a partir del siglo XVII. Según Samara (2009), dado que en la Ilustración se abordó un discurso sobre los derechos del hombre, la primacía de la razón y la ley, allí se empezaron a formar las primeras expresiones feministas mediante las cuales se denunció la segregación de la mujer. Esto obedece a la limitación del discurso de la Ilustración que no contemplaba en su totalidad el proyecto de emancipación de la mujer. Debe recordarse a este respecto el texto crítico elaborado por Mary Wollstonecraft en 1788 titulado Reinvindicación de los derechos de la mujer que señala la relación existente entre la Ilustración y el pensamiento feminista. Es en ese contexto intelectual y filosófico ilustrado, que deviene progresivamente dominante en la Europa de los siglos XVII y XVIII, cuando aparecen los derechos del hombre, concepto que ha sido fundamental en el pensamiento feminista puesto que, durante casi doscientos años, las 16 vindicaciones feministas han tenido como meta propiciar el igual reconocimiento de derechos a todos los seres humanos, independientemente de su sexo. (Citado por Aguilera, 2009, p. 49) En el mismo recorrido histórico que plantea Aguilera (2009), posteriormente se inició el proceso de reconocimiento de los derechos ciudadanos por parte de la mujer; este proceso fue conocido como el de las sufragistas o la Segunda ola del Feminismo. De hecho, hasta los primeros años del siglo XX, apelando a la universalización de los derechos en todos los terrenos, este movimiento que se centró en las mujeres que tenían una posición social privilegiada terminó una vez culminadas las guerras mundiales. Una de sus repercusiones, la obtención del derecho a votar por parte de las mujeres, tuvo su punto inicial con la Declaración de Seneca Falls en 1848, la cual se fundamentó en la exigencia de la independencia de la mujer respecto del hogar y respecto del marido, y por el derecho que se consideró que ésta tenía frente al trabajo. En el texto Una aproximación a las teorías feministas Samara Aguilera (2009) expresa a ese respecto que, En dicha Declaración, las mujeres proclamaron su independencia de la autoridad ejercida por los hombres y de un sistema social y jurídico que las oprimía, y aprobaron una serie de resoluciones dirigidas a mejorar los derechos civiles, sociales y religiosos de las mujeres alegando el principio utilitarista de la mayor felicidad. (p. 52) Aguilera (2009) arguye cómo en la década de los años 60 tiene lugar la Tercera ola del Feminismo, planteando nuevos debates y actores sociales, nuevas concepciones en el terreno ideológico y práctico, luchando contra los estereotipos sexuales muy presentes en los medios de comunicación y en las pautas publicitarias. De tal manera, en este momento sobresalió una conciencia según la cual, más allá del voto, existía una estructura social impulsadora de las desigualdades. Dentro de esta ola del Feminismo se abrió el abanico a una variedad de tendencias feministas como, por ejemplo, el Feminismo de la igualdad y el Feminismo de la diferencia. 17 Según Samara Aguilera (2009), el Feminismo de la igualdad incluyó elementos de los feminismos marxista y liberal en un intento por ampliar el espectro de derechos, argumentando que la igualdad de todos los seres humanos y que las diferencias en la sociedad tienen estrecha relación con el desarrollo y la materialización de relaciones de dominación en varios ámbitos de la vida cotidiana. En lo atinente al Feminismo de la diferencia, éste argumentaba que la desigualdad de la mujer se fundamenta en la caracterización patriarcal de los sexos y se propusieron dos tendencias: por un lado, la del Feminismo Cultural; por el otro, el Feminismo Posmoderno. En la perspectiva de Aguilera (2009), hay algo que debe añadirse al hablarse de la Segunda ola: En esos primeros años dos grandes temas sirvieron de eje tanto para la reflexión teórica como para la movilización feminista. El primero estuvo representado por el lema [según el cual] Lo personal es político, que llamaba la atención sobre los problemas de las mujeres en el ámbito privado; el segundo fue el análisis de las causas de la opresión, en el que el concepto de Patriarcado desempeñaría un papel fundamental. (p. 56) 3.1.2 Feminismo Liberal: En su abordaje, el Feminismo Liberal alude paradójicamente a una serie de desencuentros con el Liberalismo. Éstos no se dan tanto en relación con el espectro teórico, sino en lo referido a la falta de perfeccionamiento de este último. Además, se identifica que el Feminismo Liberal es incapaz de responder a las demandas femeninas de toda la población, especialmente a las provenientes delas clases sociales trabajadoras y campesinas. El Liberalismo plantea una primacía del individuo que lo distancia de la población, la cual es vista como un todo. En esta línea de sentido el Estado surge como garantía de la libertad (económica)del individuo y de protección de la propiedad privada, tomando distancia del mercado económico y permitiendo que éste se regule sólo, es decir, rechazando toda idea de Estado interventor, protector o regulador. Estos planteamientos se refuerzan en el individualismo metodológico (una forma de entender la realidad a partir 18 de la realización de los individuos y la racionalización de estos mismos) y en el contractualismo. De tal manera, las feministas liberales no reniegan del orden existente ni rompen con la dinámica liberal de entender la realidad social sino que siguen apoyándose en los planteamientos liberales de los seres humanos como agentes racionales y en el individualismo, tal como lo evidencia Jaggar(1983) en Feminist politics and human nature: Con el fin de lograr una sociedad más justa, la primera estrategia del Feminismo Liberal es un argumento razonado. Viendo a los seres humanos comoesencialmente racionales, las feministas liberales aprovechan todas las oportunidades para educar al público sobre la irracionalidad y la injusticia de la discriminación contra las mujeres. (p. 181) Por tal razón, sus demandas giran en torno a pequeños cambios en las dinámicas liberales, no dejan de percibir el Liberalismo como estandarte de la libertad individual y la propiedad privada, pero le exigen al Estado que garantice estos mismos derechos para todos los individuos y no se excluya a la mujer de gozar de estos mismos privilegios. Por consiguiente, si se habla de «gozar de la propiedad privada» se alude únicamente a mujeres que estén en condición de poseerla o que estén en una clase social acomodada para recibir tales privilegios. En esta perspectiva, las mujeres son un sector transversal y orientan sus demandas dependiendo de su clase social, de forma que son sujetos políticos al igual que los hombres. Sobre este aspecto, en La tarea americana se expresa algo bien pertinente: Las mujeres, como los hombres, son reaccionarias, centristas o revolucionarias. No pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma batalla. En el actual panorama humano, la clase diferencia a los individuos más que el sexo. Pero esta pluralidad del Feminismo no depende de la teoría en sí misma. Depende, más bien, de sus deformaciones prácticas. (Mariátegui, 2010, p. 178) 19 Consecuentemente, la perspectiva de clase de las mujeres liberales no les permite cuestionar el orden existente sino consolidar una igualdad en la misma sociedad que oprime a millones de mujeres. El Feminismo Liberal pregona la «igualdad de oportunidades» como garantía para el desarrollo individual de las mujeres. “Las feministas liberales quieren eliminar la discriminación basada en el sexo en todas las áreas de la vida y garantizar a las mujeres oportunidades iguales a los hombres para definir y perseguir sus propios intereses” (Jaggar, 1983, p. 181).Dicha igualdad de oportunidades abre para las mujeres un lugar en la esfera pública pero no incide en ninguno de los factores estructurales de la opresión a las clases trabajadoras, de modo que las feministas liberales luchan para darse su lugar en la misma realidad económica y política opresiva. Por otro lado, no se aboga por que se rompa la forma de entender los asuntos públicos a partir de las esferas pública y privada, sino que se pretende que algunos asuntos de la esfera privada (verbigracia la maternidad y la sexualidad) puedan ser tenidos en cuenta como asuntos públicos. Con respecto al contractualismo como contrato entre individuos racionales, el Feminismo Liberal hace reclamaciones para que se ubiquen en la constitucionalidad una suma de derechos de la mujer como pequeñas victorias institucionales que en nada garantizan su aplicabilidad en la vida práctica. Con esto se le confía a las instituciones y a las democracias liberales la igualdad de la mujer, por lo cual puede sostenerse que se considera como fin último un contrato formal que ubique a las mujeres en el mismo escalafón que los varones de sus mismas clases acomodadas. A este respecto Kollontai (2011) asevera que, “cuando la igualdad sea formalmente aceptada por la letra de la ley, serán capaces de conseguir un lugar cómodo para ellas en el viejo mundo de la opresión, la esclavitud y la servidumbre”(párr. 12). La liberación de la mujer para las feministas liberales es entendida como la equiparación de oportunidades entre hombres y mujeres. Adicionalmente, se considera emancipación si una mujer llegase a ocupar cargos públicos independientemente de si existen o no aquellas que son explotadas y oprimidas por el Capitalismo y el patriarcado. Según Jaggar (1983), 20 Las feministas liberales a menudo afirman que su meta es incorporar a las mujeres plenamente en la corriente principal de la sociedad contemporánea. Por corriente principal ellos creen que es el llamado público a la vida de la industria, comercio, educación y cargos políticos. (p. 171) Por ello se ha evidenciado un distanciamiento entre las mujeres campesinas organizadas políticamente y los feminismos de índole liberal, pues bajo una cosmovisión de vida digna para sectores vulnerables de la sociedad y para las mujeres que están insertas, el Feminismo Liberal ha sido absorbido totalmente por la ideología imperante y cómplice del capital. 3.1.3 Feminismo Radical: El Feminismo Radical parte de la premisa de la existencia de un antagonismo respecto del género masculino, dentro de un marco ideológico llamado patriarcado que parte de una superioridad del hombre en detrimento de la mujer por su condición de género. Para ello aquel se vale de elementos simbólicos, culturales, legales en aras de legitimar dicha opresión. Sobre este particular, en Feminismo, género y patriarcado Facio y Fries (2005) agregan que: Las ideologías patriarcales no sólo construyen las diferencias entre hombres y mujeres, sino que las construyen de manera que la inferioridad de éstas es entendida como biológicamente inherente o natural. Aunque las diversas ideologías patriarcales construyen las diferencias entre los sexos de manera distinta, en realidad este tipo de ideologías sólo varían en el grado en que legitiman la desventaja femenina y en el número de personas que comparten un consenso sobre ellas. (p. 261) Es uno de los feminismos que más se centra en la identificación de una serie de violencias sistemáticas que se ejercen sobre la mujer y en el que se identifica la raíz de la dominación reflejada en las relaciones de poder cotidianas. Sin embargo, dicho feminismo relega la dimensión de clase de la sociedad a un segundo plano, centrándose 21 en contradicciones de género. Al respecto, en Algunos apuntes sobre la crisis del Feminismo RadicalMaestro (2013) es categórico al afirmar que no tiene la intención de Analizar aquí las razones del debilitamiento del Feminismo Radical, pero no cabe duda que tuvo una contribución fundamental el predominio progresivo que fueron adquiriendo posiciones individualistas e intimistas que relegaban, o no contemplaban en absoluto, la teoría y la práctica de la lucha de clases. (p. 32) Por ello, al tratar de abordar a las mujeres como un todo se desconocen las perspectivas de clase que permean los fines concretos de las luchas reivindicativas de las mujeres, pues se recurre a asimilar como conquistas el posicionamiento de las mujeres al interior de la esfera pública sin cuestionar los intereses de clase a los que responden dichas mujeres. Ahora bien, la banalización de las opresiones femeninas ha llegado al punto de enfocar las luchas a través, por ejemplo, de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que se enfrascan en aminorar la agudización entre clases sociales. Para Maestro (2013), La integración en la ideología dominante de este Feminismo devaluado, mutilado de su imprescindible dimensión de clase, está rindiendo bien pagados servicios a un imperialismo más criminal que nunca. Las ONGde “cooperación”, buena parte de las cuales centra sus actividades en la “línea de género”, utilizan los fondos que reciben de los gobiernos para arropar ideológicamente las guerras imperiales con el discurso de la guerra humanitaria y de los derechos, sobre todo, de las mujeres. (p. 33) 3.2 FEMINISMO MARXISTA. 3.2.1 Mujer y clase social desde el Marxismo: La clase social desde el Marxismo hace referencia a los hombres y mujeres que están condicionados(as) en su participación y posición por el modo de producción, es decir, la clase social se constituye por hombres y mujeres despojados(as) de los medios de producción. Esto conlleva a que la 22 participación de aquellos(as) se limite a la venta de su fuerza de trabajo como único medio para garantizar el sustento económico. Además, la posición que ocupan tiene quever con las relaciones sociales que se establece entre esta clase social y los propietarios de los medios de producción que se apropian de la riqueza generada por dicha clase social. Lenin (1981) identifica esta realidad en Una gran iniciativa de la siguiente forma: Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en su mayor parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen de economía social. (p. 479) Ahora bien, la existencia de estas clases sociales supone una contradicción principal, antagónica e irreconciliable, dos concepciones del mundo que se enfrentan en la lucha de clases y deriva en más contradicciones que se desprenden de la contradicción principal. “En un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo” (Tsetung, 1965, p. 52). Así mismo, la mujer ocupa un lugar muy particular dentro de la clase social: “Las condiciones y las formas de producción han subyugado a las mujeres durante toda la historia de la humanidad, las han relegado gradualmente a la posición de opresión y dependencia en la que la mayoría de ellas ha permanecido” (Kollontai, 2011, párr. 14). En primera medida, este lugar particular que ocupa la mujer tiene que ver con su condición de doble explotación a causa, por una parte, del sistema de producción y, por la otra, del patriarcado existente. La condición de género de la mujer no niega su condición de clase, es decir que la clase social es la contradicción o el eje transversal que atraviesa a hombres y mujeres, determinándose en ella características específicas 23 de opresión que se desprenden de la contradicción principal, trascendiendo a nivel cultural incluso en lo referido a su vida en comunidad. Clarificando que dentro de las mujeres hay divisiones a causa de su condición de clase, Kollontai (2011) plantea esta división en Los fundamentos sociales de la cuestión femenina de la siguiente forma: El mundo de las mujeres está dividido —al igual que lo está el de los hombres— en dos bandos. Los intereses y [las] aspiraciones de un grupo de mujeres les acercan a la clase burguesa, mientras que el otro grupo tiene estrechas conexiones con el proletariado y sus demandas de liberación abarcan una solución completa a la cuestión de la mujer. Así, aunque ambos bandos siguen el lema general de la “liberación de la mujer”, sus objetivos e intereses son diferentes. Cada uno de los grupos inconscientemente parte de los intereses de su propia clase, lo que da un colorido específico de clase a los objetivos y [a las] tareas que se fija para sí mismo. (párr. 8) 3.2.2 La mujer en el Capitalismo: El sistema capitalista como se observó anteriormente desarrolla una contradicción entre clases sociales antagónicas. La inserción económica de la mujer en el sistema ha significado para los dueños de los medios de producción más ganancias, mientras que para las mujeres significó formar parte del gran número de asalariados dispuestos a vender su fuerza de trabajo; esto fue conocido como elEjército de reserva de trabajadores. A esto debe añadírsele que este proceso de inserción significó para la mujer, por un lado, la validación de nuevas condiciones en el sistema capitalista como trabajadora asalariada y, por otra parte, la afirmación de ella como sustento de la familia nuclear capitalista en el ámbito del hogar. Al respecto, Marx (1976) señala que Por eso, el trabajo de las mujeres y los niños fue la primera palabra de la aplicación capitalista de la maquinaria. Este poderoso sustituto de trabajo y de obreros se transformó inmediatamente en un medio para aumentar el número de asalariados, colocando a todos los miembros de la familia 24 obrera, sin distinción de sexo ni edad, bajo el dominio inmediato del capital. El trabajo forzado al servicio del capitalista usurpó no sólo el lugar de los juegos infantiles, sino también el trabajo libre dentro de la esfera doméstica, dentro de los límites morales, para la propia familia. (p. 110) En el desarrollo histórico del Capitalismo se impusieron a las mujeres condiciones muy particulares, tal como se vio en Europa en las dos guerras mundiales entre las potencias capitalistas industriales de la época. En el transcurso de estas guerras la mujer pasó a ocupar o reemplazar en la actividad laboral de la fábrica a los hombres, debido a que estos eran enviados al frente de batalla. Mientras que esto significó para el modelo de producción la posibilidad de mantenimiento y reproducción, para la mujer representó su acogida como sostén del hogar y también como sustento en términos de fuerza de trabajo del sistema de producción. Como consecuencia, la mujer dentro de la clase social presentó un grado elevado de explotación sobre el cual Kollontai (2011) afirmó lo siguiente: La mujer y su compañero masculino son esclavizados por las mismas condiciones sociales, las mismas odiadas cadenas del Capitalismo oprimen su voluntad y les privan de los placeres y encantos de la vida. Es cierto que varios aspectos específicos del sistema contemporáneo yacen con un doble peso sobre las mujeres, como también es cierto que las condiciones de trabajo asalariado, a veces, convierten a las mujeres trabajadoras en competidoras y rivales de los hombres. Pero en estas situaciones desfavorables, la clase trabajadora sabe quién es el culpable.(párr. 11) La aparición de la propiedad privada sentó las bases de la acumulación de capital y de una nueva contradicción entre clases sociales; derivó en la apropiación del hombre por el hombre lo cual desembocó en la apropiación de la mujer como individuo subordinado. Tal como lo plantea Zetkin (1976) en La cuestión femenina y el reformismo, 25 La aparición y consolidación de la propiedad privada son las causantes de que la mujer y el niño, al igual que los esclavos, pudiesen convertirse en propiedad del hombre. Por esta causa ha aparecido la dominación del hombre por el hombre, la contradicción de clase entre ricos y pobres, entre explotadores y explotados; debido a ello pudo producirse la relación de dependencia de la mujer en cuanto a esposa y madre del hombre, su subordinación al hombre, su inferioridad en la familia y en la vida pública. (p. 52) Sin embargo, desde la otra cara, para su perpetuación y sostenimiento el Capitalismo necesitó de la mujer para edificar la familia nuclear monógama como se mencionó anteriormente, siendo ésta la célula básica para la reproducción de las dinámicas sociales de las relaciones de producción. De tal manera se relegó a la mujer a pequeñas parcelas domésticas, configurándola en la familia como esposa y madre, asignándosele unos roles determinados por su condición de género. De esto se desprende su condición de dependencia económica en relación con el esposo y, por consiguiente, su situación de inferioridad respecto de él. Las formas actuales, establecidas por la ley y la costumbre, de la estructura familiar hacen que la mujer esté oprimida no sólo como persona sino también como esposa y como madre. En la mayor parte de los países civilizados, el Código Civil coloca a la mujer en una situación de mayor o menor dependencia del hombre, y concede al marido, además del derecho de disponer de los bienes de su mujer, el de reinar sobre ella moral y físicamente.(Kollontai, 2011, párr.26) De lo anterior se desprende que el Capitalismo explota a la mujer desde múltiples aristas. Por un lado, en su inserción en la vida productiva como trabajadora asalariada ella es sometida al mismo yugo de sus compañeros varones y, por el otro,en lo atinente a su relegamiento a la esfera del hogar. El sector campesino y más específicamente las mujeres campesinas han constatado esta situación en las duras circunstancias que pone 26 de manifiesto el Capitalismo para el sector rural en cuanto al desenvolvimiento de sus labores productivas y en el sostenimiento que deben hacer las mujeres en los hogares como madres y esposas. 3.2.3 Mujer, organización y liberación: A lo largo de la historia la mujer ha sido considerada como alguien indiferente hacia la cuestión política, como un ser apolítico, de manera que las cuestiones políticas recaían principalmente sobre los hombres y ella era relegada solo al ámbito de las cuestiones domésticas. Con la inclusión de la mujer en el modo de producción como trabajadora asalariada se generó en las mujeres una inclinación mayor hacia la liberación y organización como clase social. Así mismo, con sus propuestas políticas particulares en pro de la liberación femenina, en el conjunto de la clase social se intentó que en las clases sociales despojadas —en particular de las mujeres—se transformaran las condiciones materiales de existencia, incluyendo una transformación en el ámbito doméstico y en la concepción existente sobre la mujer. Debe mencionarse que con el transcurrir de los años el movimiento de mujeres empezó a tomar fuerza, una veces con mayor intensidad y con conciencia de unidad de todas las mujeres y, en otras ocasiones, mediante procesos organizativos de mujeres aisladamente, es decir, a través de iniciativas de las mujeres quienes organizadas en las fábricas procuraron transformar sus condiciones sin contar con la participación del conjunto de ellas. El movimiento de mujeres tuvo gran participación en la Declaración de los Derechos Humanos y en la Revolución Francesa de 1789, acontecimientos históricos que significaron una crítica a la estructura social del Feudalismo, al patriarcado, a las instituciones de dominación, poniendo en la disputa política de los nacientes Estados y de la sociedad la plena igualdad de derechos respecto de los hombres. “Las mujeres, a causa de que partían de distintas posiciones, llegaron también a soluciones diferentes de la contradicción entre el papel de la mujer en la producción y sus derechos en el Estado y en la sociedad”. (Kollontai, 1976, p. 46) 27 Un ejemplo de conciencia organizativa y unidad de las mujeres en torno a sus reivindicaciones políticas y sociales fue el proceso de la internacional de mujeres, el cual ejemplificó que en el siglo XIX ellas adquirieron conciencia de la importancia de la unidad de todas las mujeres y con la clase social en aras de materializar sus aspiraciones sociales y políticas. Sin embargo, antes del siglo XIX debe recordarse la participación de las mujeres en otros procesos históricos como la Revolución Francesa y la resistencia denotada por mujeres de los pueblos indígenas como las cacicas Gaitana yDulima—sólo por nombrar algunas—que evocan la persecución y quema de mujeres acusadas de brujería. “La cuestión femenina se plantea con singular violencia en la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo, encontramos mucho antes brotes en esa dirección” (Kollontai, 1976, p. 43). Es a partir de este desplegar organizativo histórico de mujeres de las clases proletarias, indígenas y campesinas que el Feminismo Marxista plantea que la liberación de la mujer no puede verse en términos aislados; por el contrario, ésta debe estar acompasada con procesos organizativos que no desliguen el género de la clase social y que sean encaminados al derrocamiento del sistema capitalista. Sin embargo, el Feminismo funge como un baluarte o una herramienta práctica para tales fines: “La victoria del proletariado gracias a las acciones de masas revolucionarias y a la guerra civil no puede concebirse sin la participación consciente, entregada y resuelta de las mujeres pertenecientes al pueblo trabajador (Zetkin, 1976, p. 56). Esto significa que para la verdadera emancipación de la mujer es necesario un sistema económico y productivo distinto del Capitalismo que no permita que quienes explotan la fuerza de trabajo sigan acumulando riquezas en detrimento de las mayorías empobrecidas. Para que dichos objetivos sean cumplidos es necesario transformar las dinámicas culturales inmersas en la sociedad para que así se garantice la inexistencia de la opresión de la mujer en contradicciones que surjan del seno del pueblo. El Feminismo Marxista plantea que el sistema económico que garantiza la vida digna y la no opresión de las mujeres y los hombres es el Comunismo ya que éste elimina la 28 razón fundamental de subordinación de la mujer, la dependencia económica y la explotación capitalista. Así mismo, dicha doctrina de organización lucha contra la explotación del hombre por el hombre y garantiza la destrucción de las pequeñas células familiares de reproducción de la económica capitalista (la familia burguesa), puesto que con la eliminación paulatina de la propiedad privada no será relegada la mujer a un ámbito de pequeñas parcelas domésticas sino a una economía comunal que permitirá que todos asuman roles distintos. De acuerdo con Zetkin(1976), Para que la mujer llegue a obtener la plena equiparación social con el hombre—de hecho y no solo en los textos de leyes y sobre el papel—, para que pueda conquistar como el hombre la libertad de movimiento y de acción para todo el género humano, existen dos condiciones indispensables: la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y su sustitución por la propiedad social. (p. 52) 3.3 ELFEMINISMO RURAL Esta expresión está estrechamente ligada a la crítica de la estructura social capitalista y busca su transformación, es decir, tiene lugar en la desigual distribución de la tierra como principal fuente generadora de riquezas. Además de vivir en condiciones económicas y sociales muy complejas, el sector rural es el lugar donde la cultura patriarcal (o la cultura gamonal) está fuertemente arraigada. El Feminismo Rural se fundamenta en la lucha de las mujeres indígenas y campesinas, en su lucha histórica en los distintos momentos, antes, durante y actualmente de la vida republicana. En este sentido, si bien no tiene registros históricos de libros, artículos y demás elementos que den cuenta de una teoría feminista rural, se reconoce que las mujeres se han organizado y materializan en sus disputas políticas el Feminismo Rural. Sobre éste, en su rastreo histórico de las luchas de las mujeres Rivera (2007) afirma que 29 En Colombia las luchas de las mujeres indígenas y campesinas han tenido una larga trayectoria. En esta lucha las reivindicaciones más claras son el derecho a la tierra, a un salario digno, el respeto por la vida, y a unas condiciones dignas y humanas para las trabajadoras, […] el derecho a la igualdad ante sus compañeros, jefes y demás miembros de su comunidad, y a la no discriminación sexual y racial, además de la justa lucha por los derechos políticos como el voto, el derecho de comparecer ante un juzgado y la libertad patrimonial.(párr. 2) El Feminismo Rural plantea una liberación de la mujer y del hombre en términos de su lucha por una vida digna, por cambiar las lógicas y modelos imperantes en el sistema capitalista, lo cual congenia con los presupuestos del Feminismo Marxista si se trata de teorizarlo. Dado que el Feminismo Rural se forja en la práctica, muchas mujeres campesinas pueden no estar plena o parcialmente conscientes sobre aquello a lo que alude este feminismo en términos concretos,pero sí pueden desarrollar prácticas feministas en torno a la organización y tomar posturas claras con respecto a la mujer, teniendo en cuenta que en el sector rural, en el campesinado, se agudizan las dinámicas patriarcales y de doble explotación de las mujeres. 3.3.1 Rastreo histórico de la lucha de las mujeres de clases populares: Las mujeres de clases populares tuvieron un papel muy importante en los acontecimientos de mayor relevancia histórica en la conformación de la vida republicana y participaron activamente de estos. Estuvieron presentes desde el momento de la Revolución de los Comuneros de 1780 y en los acontecimientos revolucionarios de principios del siglo XIX que desembocaron en la Independencia de Colombia. Estos sectores populares participaron en las huestes guerrilleras que formaron parte activa junto con los hombres en las Guerras de Independencia y tiempo después en los conflictos de todo el siglo XIX. En los sectores populares compuestos por artesanos, productores independientes y comerciantes al menudeo, que conformaban masa heterogénea de gente humilde, sin acceso al poder político ni económico, 30 encontramos a las mujeres que trabajaban en minas, pesquerías de perlas, campesinas de subsistencia, pequeñas comerciantes de bebidas y comidas, costureras, bordadoras, tejedoras, panaderas, areperas, lavanderas, alfareras, etc. que vivían en medio de la pobreza, sobre sus hombros descansó la precariedad de la economía colonial. (Carosio, 2007, párr. 4) La Independencia de Colombia estuvo influenciada directamente por la Revolución Francesa, desconociéndose el proyecto político de la Nueva República de Colombia, la inclusión de las mujeres a la vida social, política, económica y administrativo del país. Una vez concluyó el proceso de las Guerras de Independencia bajo el yugo colonial, se inició un proceso de conformación y consolidación de La República de Colombia con la expedición de leyes. No obstante, éstas continuaban validando la discriminación en la sociedad y la exclusión de las mujeres a la vida política nacional, situación que se mantuvo durante todo el siglo XIX y se consolidó con la Constitución de 1886, caracterizada por ser altamente católica. En ella la mujer estaba, en un primer momento, bajo la potestad del padre y luego bajo la tutela del marido. Es importante señalar que la Constitución de 1821 no contempló la ciudadanía femenina y que en 1843 se introdujo que sólo eran ciudadanos los granadinos varones. “La legislación del siglo XIX y primeras tres décadas del siglo XX en Colombia desconocía por completo la actividad política de la mujer; la consideraba incapaz de decidir y tomar partida en las actividades político– administrativas”. (Rodríguez, 2004, pág. 6) El siglo XX fue un punto de referencia en cuanto al aumento de la actividad política femenina en las cuestiones del país. De hecho, a partir de 1900 hubo una mayor explotación de las mujeres de las clases populares sin que el Estado reglamentara el derecho al trabajo para ellas, fenómeno que las impulsó a encabezar las exigencias, en especial las de aquellas mujeres que trabajaban en oficios varios. Tal es el caso de María Cano, Betsabé Espinoza, Mercedes Abadía, Petrona Yance, mujeres representativas de los movimientos que, junto con otras, le dieron forma a las exigencias hacia el Estado. Sobre esto Rivera (2007) realiza mención de algunas mujeres que merecen destacarse. 31 Felicita Campos (1890), quien en Sucre encabezó las ligas de campesinos en resistencia contra los terratenientes. Años después, en 1892, Juana Julia Guzmán fue una campesina de Córdoba fundadora de la Sociedad de Obreros y Artesanos de Córdoba (1916). Esta campesina socialista en 1919 creó la Sociedad de Obreras Redención de la Mujer, que estuvo integrada por lavanderas, fritangueras, vendedoras, cocineras y bailadoras. Esta sociedad tenía como objetivo que se reglamentara el trabajo de las mujeres y menores explotados.(párr. 3) El mismo Rivera (2007) expresa que estas mujeres de clases populares entraron en conflicto con el Estado colombiano debido a las adversas condiciones laborales en que se encontraban y que estaban relacionadas con el latifundio, la contradicción capital- trabajo y el trabajo informal. Estas exigencias se inscriben en el Feminismo Marxista con una clara ideología socialista de las mujeres; sin embargo, el ejemplo de Betsabé Espinoza y el movimiento de mujeres que encabezó muestran que el problema no solo eran las condiciones desfavorables de trabajo sino también la violencia sexual de los patrones: Betsabé Espinoza, obrera textil, […] en Bello (Antioquia) organizó a 300 mujeres para exigir aumento salarial y el despido del director y unos capataces que habían agredido sexualmente a cinco compañeras, logrando sus reivindicaciones y el apoyo de cerca de tres mil personas.(Rivera, 2007, párr. 7) En las décadas posteriores las mujeres se convirtieron en protagonistas de las luchas sociales. Tal es el caso de Mercedes Abadía, líder obrera, o Georgina Fletcher. Luego el Estado por presión de estas exigencias aprobó la Ley 28, la cual le otorgó a la mujer contraer bienes autónomamente, comparecer por sí misma ante la justicia, realizar transacciones bancarias. Debe decirse que, bajo la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, se aprobó la ciudadanía de las mujeres y el voto, lo cual permitió que dos mujeres participaran en la Asamblea Nacional Constituyente representando los dos partidos 32 políticos tradicionales: por el lado de los liberales Esmeralda Arboleda Cadavid y, por el lado de los conservadores, Josefina Valencia Muñoz. Sin embargo, las mujeres han estado también a la altura del momento histórico, teniendo un papel muy significativo y protagónico en las luchas de las comunidades campesinas y en lo referido a sus reivindicaciones particulares. De tal manera, en todo el siglo XX e inicios del siglo XXI se ha evidenciado en el país el aumento de la actividad política y organizativa de las mujeres, algo mencionado también por ANMUCIC (2007). Las organizaciones rurales y las mujeres han jugado un papel importante en la búsqueda de los derechos de la autonomía de las comunidades campesinas. Es así como se ha dado una importante lucha en el seno de las organizaciones campesinas, así lo registra Rivera: • Con su legalización tras la caída de Rojas, se impulsó por parte del Partido Comunista de Colombia en 1957 la Unión de Mujeres Demócratas. • En 1958 se crean los clubes de amas de casa para la mujer campesina. • En 1967, en apoyo a la Reforma Agraria se impulsó la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia (ANUC), organización que ha tenido una importante participación femenina. • En 1984 se impulsó la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e indígenas de Indígenas (ANMUCIC). (párr. 19) 3.3.2 Expresiones de género en las organizaciones campesinas: El género alude a los valores que se otorgan a cada una de las categorías biológicas (Macho/Hembra), determinándolas a través de características atribuibles de lo femenino y lo masculino, y determinando roles a cada una. En el libro Educación y género Schüssler señala que, A diferencia del sexo en el sentido de “sexo biológico”, el término género (en inglés, gender) indica las características sociales y el rol de género aprendido individualmente. Este rol se encuentra definido, en lo esencial, por la organización social, cultural y económica de una sociedad, así como 33 por las normas y valores legales, religiosos y éticos vigentes. (Schüssler, 2007, pág. 9) Por su condición de género, las mujeres campesinas en Colombia se enfrentan a una condición de doble explotación impuesta por el sistema económico capitalista y por los modos de desarrollo que están insertos en él (tal es el caso delNeoliberalismo); éstos agudizan la situación de pobreza del campo colombiano. Sobre este particular, la Mesa de incidencia política de las mujeres rurales aporta unas cifras que conviene sopesar: Colombia, que es el tercer país en el mundo en desigualdad y ocupa el puesto 12 en las mediciones de pobreza extrema, tiene más de 46 millones de personas. De ellas la mitad son mujeres y 5.3 millones son mujeres rurales, de las cuales cerca de 2.5 millones viven en condiciones de pobreza.(Mesa de incidencia política de las mujeres rurales, 2015, párr. 6) A su vez, el problema de la tierra ha sido una constante histórica en Colombia, país en el que un pequeño porcentaje de la población posee la mayor cantidad de tierras productivas. Las mujeres campesinas tienen que soportar con una mayor presión social los roles que se les asignan como madre y esposa, así como las dobles jornadas que deben realizar tanto en el campo productivo (en el que no se les reconoce) como en el hogar (esfera doméstica). Por décadas la mujer campesina ha sido invisibilizada por la sociedad y el Estado, la adjudicación de tierras a varones y la no consulta en la implementación de políticas públicas que tienen que ver con el campesinado. En el artículo Campesinas latinoamericanas abren surcos de un feminismo propio Fabiana Frayssinet (2015) destaca algunos de los principales problemas de las mujeres campesinas retomando la voz de algunas de ellas: Los terrenos se adjudican primero al hombre. Las mujeres que somos cabeza de familia, que no tenemos compañeros, no tenemos posibilidades porque debemos tener como referente a un hombre”, agregó Luzdari Molina, de la Federación Sindical Agropecuaria de Colombia en la V 34 Asamblea de Mujeres Rurales. “Las campesinas no somos reconocidas como trabajadoras. En mi región (el departamento colombiano de Boyacá) desde las tres de la madrugada estamos levantadas para ordeñar vacas, cuidar la casa, preparar el desayuno para obreros, atender nuestra propia producción y el día se nos va. (Frayssinet, 2015, párr. 20) 3.3.3 La voz feminista desde el contexto campesino: Entendido en términos de Feminismo Liberal o Radical, el Feminismo genera cierta resiliencia al interior de las organizaciones de mujeres campesinas. Esto se debe, en primera medida, al sesgo de clase que ha tenido dicho feminismo dentro de la igualdad contractual de la mujer pregonada por el Feminismo Liberal, en el cual jamás se incluyó o se pensó que debería incluir a las demás clases sociales desposeídas. Si bien esto no fue una falla en su desplegar, dicha visión responde a la identidad de clase de quienes abogan por el mencionado feminismo. Por otro lado, el Feminismo Radical se percibió entre las mujeres campesinas asumiendo que debían ser «enemigas» de los hombres de sus organizaciones e incluso de sus esposos. El término de Feminismo asusta a muchas campesinas, según Rilma Román, delegada de la Asociación Nacional Agricultores Pequeños de Cuba. Ella integra la coordinación de la Organización Internacional Vía Campesina, donde la mitad de sus líderes son mujeres, según destacó. “Asusta porque muchas veces se piensa que Feminismo es que las mujeres estemos solas luchando contra los hombres, que somos dos bandos”, explicó a IPS. “Es un tema prácticamente nuevo en nuestros debates. Creo que hay que darse un tiempo para poder explicar y llegar a un consenso. (Frayssinet, 2015, párr. 9-10) Por otro lado, el reconocimiento de las violencias de género identificadas por feminismos como el radical desconoce que las mujeres no solo son asesinadas y violentadas por su condición de género, sino que también son violentadas por su clase social. Ante esto, el Estado y el sistema económico son los mayores responsables de realidades como el 35 desplazamiento forzado, la imposición de Tratados de Libre Comercio (TLC), el despojo de tierras, entre otros aspectos que empobrecen al campesino. Es por ello que el Feminismo Campesino se forjó en la práctica más que en la teoría. Esto se debió principalmente a que las mujeres campesinas organizadas empezaron a evidenciar las injusticias tanto de su día a día (por su condición de mujer) como sistemáticas, por parte del Estado y el Capitalismo. Empezaron a cuestionarse por qué debían ser ellas quienes —por haber nacido mujeres—tenían que laborar en el campo y a la par encargarse del hogar, por qué el esposo no participaba en las labores de crianza ni del cuidado del hogar, así como condiciones más agudizadas de dependencia económica y entornos machistas. Las mujeres campesinas se reconocieron como sujetos políticos activos dentro de las organizaciones campesinas y empezaron a usar el Feminismo como herramienta práctica dentro de sus luchas reivindicativas por una vida digna y, a su vez, como herramienta pedagógica para sus compañeros. De esta manera se entendió el Feminismo bajo la lucha por una reforma agraria, por la mejora de las condiciones del campo e, inclusive, por un modelo económico no opresivo. La V Asamblea de mujeres rurales reconoce la “contribución histórica” del Feminismo, pero parte de un concepto diferente al del “Capitalismo” que, interpretó Carrizo, impuso la explotación, inclusive la de género. Prefieren definirlo bajo la lupa de la Reforma Agraria, la disputa contra las corporaciones transnacionales agrícolas, la concentración de tierras y agua, el agronegocio y la megaminería, que excluye y margina a hombres y mujeres. (Frayssinet, 2015, párr. 1-2) A pesar de que el Feminismo Campesino nació desde sus manifestaciones prácticas de autodeterminación y emancipación de las mujeres campesinas y de su denuncia de la violencia estatal y cultural, puede rastrearse desde la categoría de Feminismo Marxista. Es decir, la apuesta práctica que plantean las organizaciones campesinas y 36 las mujeres en ellas inmersas responde teóricamente a muchos de los planteamientos del Feminismo Marxista. Los campesinos reconocen su dimensión de clase, de género y las múltiples violencias que se desprenden principalmente del sistema económico y de los modelos de desarrollo que los acompañan, reconocen que, en apuestas organizativas que luchen contra él, contribuyen a la legítima liberación de la mujer, de manera que ambas perspectivas abogan por un Feminismo de clase. 37 4. COMPRENDIENDO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA CUESTIÓN AGRARIA. 4.1 MOVIMIENTO SOCIAL Y CUESTIÓN AGRARIA. El presente capítulo pretende abordar una perspectiva epistemológica de compresión de los movimientos sociales a través de un ejercicio teórico de reflexión sobre las primordiales vertientes ideológicas de abordaje de éstos, así como de las dinámicas estatales que se forjan condichos movimientos. Lo anterior con el fin de obtener insumos para comprender la perspectiva histórica del movimiento campesino, la cual se planteará en la segunda parte del presente capítulo. En este acápite se centra la atención en el análisis histórico del problema de la tierra que precede las problemáticas agrarias (distribución inequitativa, concentración de la tierra, entrada masiva de productos importados) e impulsa gérmenes de movimiento campesino en donde la mujer es una trascendental protagonista. Los movimientos sociales son plataformas políticas, herramientas que utilizan los ciudadanos para exigir cambios inmediatos de las instituciones y estructurales en el régimen político. Por ello esta investigación gira en torno a la unidad de campesinas y campesinos en donde se desarrolla la convergencia de movimientos sociales, donde confluye el carácter de trabajadores, campesinos y mujeres, es decir, un carácter de clase y de género. En un primer momento se engloban los movimientos sociales desde las vertientesteóricas más confrontadas entre sí, el Funcionalismo y el Marxismo. A su vez, es ineludible entender el rol que han desempeñado estas expresiones sociales organizadas y no organizadas en Colombia y el contexto hostil en el que han tenido que luchar para poder ejercer la participación política sin usar los canales netamente institucionales, así como la dinámica que ha marcado la relación entre el Estado y la democracia de índole liberal abordada como instrumento de dominación de clase y los movimientos sociales. 38 4.1.1 Movimientos sociales desde el Funcionalismo: El Funcionalismo en diversos autores incluye a los movimientos sociales en su abordaje teórico. Sin embargo, debido a la concepción de sociedad por parte de dicha corriente, la definición va cargada de una connotación negativa en el sentido de entender los levantamientos sociales (verbigracia las movilizaciones y protestas) y los movimientos sociales como perturbaciones en la institucionalidad y el orden social, proveniente de fallas en la interiorización de las normas por parte de los ciudadanos. A este respecto Jiménez (2007) expone planteamientos de Parsons acerca de los movimientos sociales: “Para Parsons los comportamientos o las conductas desviadas constituyen una disfunción en los procesos institucionales. Las conductas desviadas son aquellas que infringen las normas institucionalizadas y producen desequilibrios en los procesos de integración”. (p. 4) Con esto se quiere destacar que para algunos autores funcionalistas los movimientos sociales surgen de un error de interiorización de las normas del orden social, derivando en procesos de falta de institucionalización del comportamiento individual. Estos cambios o perturbaciones se explican por desarrollos desiguales en los subsistemas de un sistema, es decir, cuando en una sociedad ocurren cambios la respuesta de los diferentes grupos de individuos es distinta. Jiménez expone lo anterior retomando nuevamente el pensamiento de Parsons: Parsons explicó el surgimiento del movimiento social en función de tensiones originadas en el desarrollo desigual de los subsistemas de acción que constituyen un sistema social. En suma, las conductas colectivas siempre se derivan en Parsons de una situación de desequilibrio y de escasa funcionalidad en los procesos de integración del sistema social. (Jiménez, 2007, pp. 4-5) Esta compresión de los movimientos sociales niega el carácter transformador y de largo alcance de las plataformas de expresión popular de las comunidades y, a su vez, busca suprimir y estigmatizar todo aquello que no esté dentro de los límites institucionales. De tal manera, el Funcionalismo como corriente de pensamiento legitima la represión hacia 39 conductas no adecuadas, aunque persigan objetivos de sociedad justos. Ruiz (1993) lo expone a continuación: “La visión negativa de los actores colectivos no-institucionales, al ser analizados en términos de masas, impide entender su proceso de formación y transformación”. (p. 57) Esta perspectiva anula la identidad colectiva construida por los individuos y reduce su accionar político a factores psicológicos a través de movimientos sociales, omitiendo las construcciones de poder popular y los procesos de organización y movilización en diversas expresiones de los movimientos sociales. En esta perspectiva, Talavera (citado por Garza, 2011) expone su preocupación en lo referido al abordaje de dichas corrientes: Le Bon, Tarde y Freud, cada uno desde su perspectiva, contribuyen decisivamente para considerar a los MS [movimientos sociales] como una patología social. Para los primeros, la sugestión colectiva —por medio de la cual los individuos se funden en la masa, perdiendo su individualidad— es provocada por las acciones de una minoría de agitadores que explican claramente las reacciones de una multitud ante el discurso del líder. (p. 111) 4.1.2 Movimientos sociales desde el Marxismo: El abordaje marxista acerca de movimientos sociales, en un primer momento, puso en el centro de su análisis al movimiento obrero. Sin embargo, con el paso del tiempo y con las distintas vertientes se llegó a una comprensión que identificaba las luchas del movimiento obrero con las luchas de sectores de la población que respondían a objetivos de sociedad y a intereses de clase similares. Desde una perspectiva marxista los movimientos sociales son entendidos como totalidad. Esto significa que, a pesar de que los grupos sociales materializados en movimientos sociales sigan objetivos de sociedad concretos y diferentes entre sí, es la estructura económica, política y social la que los atraviesan, de manera que cada sujeto es atravesado por unas condiciones históricas y materiales que determinan su paso por el mundo social. Como lo identifica Marx (2003), “Los hombres hacen su propia historia, 40 pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado”. (p. 10) Dado que las manifestaciones sociales, las reivindicaciones y los aspectos determinantes de los movimientos sociales son necesarios atarlos a un marco estructural, éstos no pueden aproximarse a movimientos sociales reivindicativos de raza, género, etc. desconociendo la dimensión de clase. Así, ésta se muestra como transversal a ellos, siendo la contradicción de clase inherente a otras formas de opresión o contradicciones que, en gran medida, se desprenden a raíz de la sociedad capitalista y de una sociedad con clases sociales antagónicas. Tsetung (1965) en Cinco tesis filosóficas lo plantea así: Si en un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo, mientras las demás ocupan una posición secundaria y subordinada. Por lo tanto, al estudiar cualquier proceso complejo en el que existan dos o más contradicciones, debemos esforzarnos al máximo por descubrir cuál es la contradicción principal. (p. 52). En este orden de ideas, a pesar de que la contradicción principal en una sociedad capitalista responde al capital-trabajo, la condición de clase en los movimientos sociales es relevante. Por ello se debe determinar el abordaje de los movimientos sociales (o de cualquier proceso social) y la contradicción principal para dilucidar toda la estructura que los enmarca. No hay que perder de vista que, si bien cada contradicción particular (por ejemplo la existente entre ideología patriarcal y mujeres eje de diversas opresiones particulares y debe estudiarse a fondo y con métodos particulares, no se aconseja desechar la contradicción principal que es transversal a los distintos tipos de opresión. Mao Tsetung (1965) expresaba este fenómeno a través del carácter universal y particular de las contradicciones: “Es imperativo estudiar la particularidad de la contradicción y 41 conocer la esencia particular de las cosas individuales para conocer plenamente la universalidad de la contradicción y la esencia común de las diversas cosas”. (p. 37) Sin embargo, existe una amplia gama de movimientos sociales dentro de los cuales, mientras algunos ignoran la condición de clase, otros sí poseen proyectos políticos ubicándose en su condición de clase. Algunos autores como Pérez (2004) han hecho esta diferenciación con base en la comprensión y el estudio de los movimientos sociales con los enfoques movimientista y clasista. A propósito del enfoque movimientista, el autor plantea que éste […] coloca al movimiento por sí mismo como categoría fundamental y básica, como célula de la sociedad, en detrimento o negación absoluta de la pertenencia de clase, argumentando la presencia dinámica y abundante de los movimientos sociales como nuevo “motor delahistoria”. (p. 3) Esta perspectiva de abordaje de movimientos adquiere un panorama que, al renegar las posiciones de clase y al estudiar las especificidades, da pie para instituir una serie de lógicas cómplices de las clases dominantes, quienes poseen el poder económico y político. Esto se da en razón a que éstas no le apuestan a comprender los movimientos sociales como una transformación real de los componentes estructurales de los que se desprenden las distintas opresiones sino que abogan por demandas y exigencias reformistas, perpetuando su visión de deber ser del mundo social en el marco del mismo sistema reinante. Los movimientos sociales abordados desde el Enfoque Clasista adquieren una dimensión de comprensión de estos más completa. Sin embargo, no se trata de hacer encajar la teoría y el método marxista a la realidad social, sino de construir con base en las expresiones sociales aportes que permitan, junto con el método marxista, nuevas formas de entender la realidad social y transformarla. Se trata de eludir la ideología de las clases dominantes que separan los movimientos sociales del carácter de clase, con 42 el fin de frenar los antagonismos existentes entre las clases desposeídas y las poseedoras. Sobre el Enfoque Clasista Lara (2004) afirma que El Enfoque Clasisista o Clasista extremo utiliza la categoría de clase social como el eje fundamental y casi único de los análisis que se realizan sobre los movimientos sociales derivando de ello sus posiciones de lucha, intereses, la ideología que deben adoptar, misión histórica a realizar, etc. Se produce una inversión en el proceso del conocimiento del nuevo fenómeno, se va desde la teoría verdadera, fundamentada y comprobada (el Marxismo) en una realidad, a su aplicación (casi mecánica) a las nuevas prácticas de una parte importante de los nuevos agrupamientos sociales. (p. 1) 4.1.3 Movimientos sociales y democracia colombiana: Para analizar el contexto en el que se desenvuelven los movimientos sociales en Colombia es necesario comprender la dinámica de la democracia en Colombia desde su dimensión de dominación de clase. Si bien la democracia en Colombia alardea de ser una de las más viejas, es necesario dilucidar la fundamentación que acarrea en tanto democracia liberal dado que ésta no se entiende como el triunfo del bien común sino como la reconfiguración y transformación del Capitalismo. Al respecto, en la obra El Estado y la revolución Lenin (2007) afirma que La República Democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el Capitalismo y por lo tanto el capital; al dominar […] esta envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su Poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa hace vacilar este Poder. (p. 46) La democracia colombiana no se muestra como la gobernanza de la comunidad o del pueblo, máxime si se parte de la naturaleza de la “representación” reducida a fórmulas matemáticas como cantidad de representantes por ciudadanos, o como una 43 representación cooptada por las clases dominantes que desconoce las necesidades y exigencias de sus “gobernados”. En este contexto se abren otros escenarios de participación política real como los movimientos sociales, reconociendo que el Estado bajo las lógicas antes esbozadas actúa como instrumento protector de los intereses de una determinada clase social dominante. Engels (1884) identifica esta comprensión del Estado en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado: Como el Estado nació de la necesidad de tener a raya los antagonismos de clase, y como al mismo tiempo nació en medio del conflicto de estas clases, el Estado es, por regla general, de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que con ayuda de él se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo así nuevos medios para la represión y explotación de la clase oprimida. (p. 99) A su vez, esta clase social dominante legitima el escenario de participación política, reduciéndola a escenarios en donde el único actor predominante son los partidos políticos y la incidencia democrática son los sistemas electorales; con esto se apaciguan las contradicciones existentes entre clases sociales y de crear el imaginario de incidencia en las decisiones estatales. Bajo diversas ópticas de análisis de las lógicas de la participación política los partidos son vistos como el método de incidencia más eficiente por medio de la representación y la delegación del poder. Dado que de su desarrollo se edifica la democracia, por ello se enfocan las preocupaciones a las demandas “canalizadas” de los “ciudadanos” y se puede posibilitar su inclusión, algo que puede evidenciarse en algunas corrientes teóricas. Alcántara (2004) expone el problema democrático como un simple desajuste y al no suficiente alcance del concepto de ciudadanía: “el desarrollo democrático se enfrenta al problema de hacer extensible la ciudadanía efectiva a todos los ciudadanos. Para algunos países, la participación de los ciudadanos en los procesos políticos de manera plena aun es una cuestión pendiente”. (p. 8) 44 Así mismo lo no “canalizado” por los partidos políticos es relegado a la categoría “movimientos sociales”, reduciéndolos a la función de suplir canalizaciones que no alcanzan a cubrir los partidos políticos. Alcántara (2004) lo esboza de la siguiente manera: Es cierto que muchos de estos mecanismos están ocupando un espacio que en una democracia liberal clásica deberían ser monopolio de las instituciones de representación como los partidos políticos e, incluso, estas organizaciones llegan a cumplir funciones sustantivas en la canalización de demandas ciudadanas. (p. 8) Pese a que la naturaleza de diversos movimientos sociales es netamente reivindicativa, y aunque éstos pueden llegar a suplir un espacio inaccesible para los partidos políticos, algunos movimientos le apuestan a generar construcciones colectivas que entran al escenario político a disputarse el poder político. 4.1.4 Estado y movimiento social: En Colombia el Estado ha estado marcado por una lógica de exclusión para con el pueblo colombiano en cuanto a la participación de las decisiones políticas. Los partidos políticos tradicionales (Partido Liberal y Partido Conservador) han sido los únicos que han canalizado institucionalmente las demandas e incluso han establecido hasta qué instancias es legítima la participación del pueblo. De tal manera, el Estado se muestra como una institución marcadamente controlada por pequeños sectores sociales poseedores económicamente junto con los partidos políticos más influyentes. De acuerdo con Archila (2006): El mecanismo de relación entre el Estado, controlado por uno u otro partido tradicional, y en muchas ocasiones por alianzas bipartidistas, fue el clientelismo. Por lo tanto, el Estado colombiano ha sido controlado por redes partidistas o, en tiempos más recientes, por los grupos empresariales. Ellos tienen una incidencia en el manejo del Estado por su gran capacidad de presión tanto directa como indirectamente por medio de 45 los partidos tradicionales y porque sus cuadros alimentan el sector oficial continuamente. (pp. 13-14) Además de la exclusión a expresiones sociales no institucionalizadas, el Estado también se ha encargado de perseguirlas y estigmatizarlas. De hecho, cuando algún movimiento social proveniente de las comunidades campesinas presiona a través de la movilización para disputar el poder político, es utilizada toda la maquinaria estatal para suprimirlo. Tal es el caso de las expresiones del movimiento universitario, reprimido violentamente por el Escuadrón Móvil Anti Disturbios (ESMAD) o, si se hace un detenimiento
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