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RIUT-2017-Proyecto el feminismo de clase de la mujer campesina y su contexto agrario.

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PROYECTO: EL FEMINISMO DE CLASE DE LA MUJER CAMPESINA Y SU 
CONTEXTO AGRARIO. 
 
 
 
 
 
NATALIA SUÁREZ MALAVER 
MIGUEL ERNESTO PUENTES GUTIÉRREZ 
 
 
 
 
Trabajo de grado como requisito parcial para optar al título de 
Politólogo. 
 
 
 
 
Director 
ALEXANDER ÁVILA MARTÍNEZ 
Doctor en Filosofía 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD DEL TOLIMA 
FACULTAD CIENCIAS HUMANAS Y ARTES 
CIENCIA POLÍTICA 
IBAGUÉ-TOLIMA 
2017 
2 
 
 
3 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Yo tuve un hermano (Al Che Guevara) 
 No nos vimos nunca pero no importaba. 
Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía. 
 Lo quise a mi modo, le tomé su voz libre como el agua, 
Caminé de a ratos cerca de su sombra. No nos vimos nunca pero no importaba, 
Mi hermano despierto mientras yo dormía, 
Mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida. 
 
 
A las mujeres campesinas que 
 pueblan el Territorio colombiano. 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
Expresamos nuestro más sentido agradecimiento a las personas que posibilitaron el 
desarrollo de este trabajo de grado: 
- A Nuestras familias, por el apoyo incondicional a lo largo de nuestra formación. 
- A nuestro tutor Alexander Ávila quien nos brindó su guía y la mejor de las 
disposiciones a lo largo del desarrollo de este trabajo de grado. 
- A las mujeres campesinas del Alto de Juntas- Alvarado y a ASTRACATOL que 
con su interés y ayuda potenciaron esta investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
CONTENIDO 
 
 
INTRODUCCIÓN 9 
 
1. OBJETIVOS 10 
1.1 OBJETIVO GENERAL 10 
1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 10 
 
2. METODOLOGÍA 11 
 
3. INTERPRETANDO EL FEMINISMO 13 
3.1 FEMINISMO 13 
3.1.1 Expresiones históricas del Feminismo como movimiento social 13 
3.1.2 Feminismo Liberal 15 
3.1.3 Feminismo Radical 18 
3.2 EL FEMINISMO MARXISTA 19 
3.2.1 Mujer y clase social desde el Marxismo 19 
3.2.2 La mujer en el Capitalismo 21 
3.2.3 Mujer, organización y liberación 23 
3.3 EL FEMINISMO RURAL 25 
3.3.1 Rastreo histórico de la lucha de las mujeres de clases populares 26 
3.3.2 Expresiones de género en las organizaciones campesinas 29 
3.3.3 La voz feminista desde el contexto campesino 30 
 
4. COMPRENDIENDO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA CUESTIÓN AGRARIA 
 33 
4.1 MOVIMIENTO SOCIAL Y CUESTIÓN AGRARIA 33 
4.1.1 Movimientos sociales desde el Funcionalismo 33 
4.1.2 Movimientos sociales desde el Marxismo 35 
4.1.3 Movimientos sociales y democracia colombiana 37 
6 
 
4.1.4 Estado y movimiento social 39 
4.2 CAMPESINADO 41 
4.2.1 Campesinado como movimiento social en Colombia 41 
4.2.2 El problema de la tierra en Colombia 42 
4.2.3 Mita y encomienda 43 
4.2.4 La cuestión agraria en La República 45 
4.3 CUESTIÓN AGRARIA EN EL MARXISMO 47 
4.3.1 La cuestión agraria en Colombia, una cuestión de clase 49 
4.4 COLONIZACIONES CAMPESINAS Y REFORMAS AGRARIAS 51 
4.4.1 Colonizaciones campesinas 51 
4.4.2Reformas agrarias 53 
4.4.3 Zonas de reserva campesina (ZRC) 55 
 
5. CAPÍTULO III: UNA PERSPECTIVA HERMENEUTICA DE LA MUJER Y EL 
CAMPO COLOMBIANO 57 
5.1 EN EL TERRITORIO COLOMBIANO 57 
5.1.1 Mujer, mujer campesina 57 
5.1.2 El citadino y la campesina. El campesinado 59 
5.1.3 Movimientos sociales. ¿Para qué una organización? 61 
 
6. CONCLUSIONES 64 
 
RECOMENDACIONES 68 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 73 
 
ANEXOS 74 
 
 
 
 
7 
 
RESUMEN 
 
 
El presente trabajo de investigación pretende realizar un acercamiento para esclarecer 
cómo, desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria, se construye y 
materializa la lucha de la mujer campesina. Sopesando la teorización del feminismo que 
materializa la mujer campesina y realizando una contextualización del campo 
colombiano, se apela a la hermenéutica gadameriana, método que plantea tres niveles 
como horizonte metodológico: la comprensión, la interpretación y la aplicación. Para ello 
se tienen en cuenta referentes teóricos como Kollontai, Zetkin, Molano, Rivera, entre 
otros. Bajo esta lógica se realiza la confrontación de distintas corrientes teóricas 
feministas, estableciendo el Feminismo Marxista como punto de partida para analizar el 
feminismo práctico de la mujer campesina. A su vez, el presente trabajo realiza un 
análisis del movimiento social partiendo del lugar que han ocupado los movimientos 
sociales en la democracia colombiana, reflexionando sobre sus perspectivas 
epistemológicas, dirigiendo la vista al movimiento campesino con un enfoque histórico 
para establecer el contexto en que se desenvuelven las manifestaciones de las mujeres 
campesinas, es decir, los principales aspectos de la conformación del campo, sus 
principales actores y las prácticas de despojo. 
 
Reivindicando la voz activa de las mujeres campesinas con respecto al campo y al 
género, con el Feminismo como herramienta a través de la militancia en movimientos 
sociales, se plantea su dimensión teórica para darle sentido al esfuerzo teórico. 
 
Palabras clave: Feminismo, campesinado, movimientos sociales, Hermenéutica, 
Feminismo Campesino. 
 
 
 
 
 
8 
 
ABSTRACT 
 
 
The present research work aims to make an approach to clarify how, from the social 
movements linked to the agrarian question, the struggle of the peasant woman is built 
and materialized. Weighing on the theorization of feminism that materializes the peasant 
woman and making a contextualization of the Colombian countryside, appeals to 
Gadamerian hermeneutics, a method that raises three levels as a methodological 
horizon: understanding, interpretation and application. For this purpose, theoretical 
references such as Kollontai, Zetkin, Molano, Rivera, among others are taken into 
account. Under this logic the confrontation of different feminist theoretical currents is 
realized, establishing Marxist Feminism as a starting point to analyze the practical 
feminism of the peasant woman. At the same time, the present paper analyzes the social 
movement starting from the place occupied by social movements in Colombian 
democracy, reflecting on their epistemological perspectives, directing the view of the 
peasant movement with a historical approach to establish the context in which Develop 
the manifestations of peasantwomen, that is, the main aspects of the conformation of the 
countryside, its main actors and the practices of dispossession. 
 
Claiming the active voice of peasant women with respect to the field and gender, with 
Feminism as a tool through militancy in social movements, it raises its theoretical 
dimension to give meaning to the theoretical effort. 
 
Keywords: Feminism, peasantry, social movements, Hermeneutics, Peasant Feminism. 
 
 
 
 
 
 
 
9 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
La lucha de la mujer y las problemáticas agrarias han sido históricamente causas 
estructurales que derivaron en la conformación de grupos insurgentes, organizaciones 
sociales, movimientos sociales y demás expresiones de participación comunitaria. Ello 
lleva a plantear la inquietud sobre la forma como, a partir de la materialización de las 
luchas de las mujeres en torno a la tierra, el trabajo y las reivindicaciones de género 
ancladas a los movimientos sociales de tipo agrario, se construye un Feminismo propio 
con componente de clase, orientado a las expresiones políticas del sector campesino y 
proyectándose como eje de transformación de la sociedad colombiana. Para ello se 
pretende hacer una comprensión desde los elementos teóricos e históricos. 
 
Estos permiten la articulación de los movimientos sociales y su configuración en 
proyectos políticos anclados a proyectos feministas (implícitos o explícitos), forjando 
nuevas formas de entender y de aplicar nuevas configuraciones a lo que se entiende hoy 
por emancipación de la mujer y Feminismo. Este proyecto surge entonces de la 
necesidad de conocer cómo surgen apuestas por un Feminismo propio de las mujeres 
campesinas, apostándole a un proyecto político pertinente en la coyuntura del conflicto 
colombiano. Este es un ejercicio que pretende brindar herramientas teóricas para la 
compresión de estos fenómenos, confrontando en un primer momento la teoría del 
Feminismo Marxista y otros feminismos existentes, articulando esto con la visión/práctica 
de las mujeres en la participación en los movimientos sociales (componente empírico). 
 
Este proyecto de investigación toma como referencia los movimientos sociales, ejes 
articuladores de múltiples reivindicaciones históricas como la cuestión agraria y la 
emancipación femenina. El estudio de los movimientos sociales es una oportunidad para 
evidenciar cómo se forma la participación de las comunidades, sus planes de vida, sus 
proyectos políticos, hechos fundamentales a la hora de entender el aporte histórico que 
hacen las comunidades desde estas plataformas para superar problemáticas sociales. 
10 
 
En este caso se alude a dos problemáticas que generan y siguen alimentando el conflicto 
social y armado colombiano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11 
 
1. OBJETIVOS 
 
 
1.1 OBJETIVO GENERAL. 
 
-Interpretar cómo desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria se 
construye y materializa la lucha de la mujer, para comprender la forma de forjar un 
feminismo propio campesino anclado en un feminismo de clase. 
 
1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS. 
 
-.Comprender el contexto donde se desarrolla y consolida la lucha de las mujeres 
campesinas, específicamente en el departamento del Tolima. 
-Comprender como las mujeres campesinas forjan su propio feminismo ligándolo a las 
reivindicaciones de los movimientos sociales ligados al agro. 
-Interpretar si la práctica de las mujeres en organizaciones campesinas responde a un 
modelo de feminismo de clase. 
- Criticar confrontando las corrientes feministas actuales con la construcción de un 
feminismo campesino. 
- Proponer un feminismo campesino anclado al feminismo de clase. 
- Interpretar como son comprendidos los movimientos sociales desde distintas 
perspectivas o corrientes epistemológicas. 
- Comprender la relación existente entre los movimientos sociales y el Estado 
Colombiano. 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
2. METODOLOGÍA 
 
 
Esta investigación de carácter cualitativo aborda un fenómeno social y teórico en 
comunidades campesinas y, específicamente, en mujeres campesinas. Se realizó una 
construcción dialógica del conocimiento a partir de la cual, por un lado, se describe la 
realidad social por medio de fuentes bibliográficas teóricas para destacar el ejercicio 
epistémico e histórico; de otro lado, por medio de la información recogida a través de 
entrevistas. En esta investigación se considera que la hermenéutica gadameriana es el 
método que permite comprender e interpretar a las ciencias que hace el hombre. Bajo 
esta consideración, Gadamer sugiere que no existen hechos sino interpretaciones, 
brindando la posibilidad de devolverles a las comprensiones su verdadero estatus, de 
igual forma permitiendo comprender que los datos hablan y tienen una profunda historia 
que contar, la de sus complejas relaciones. Gadamer (2003) en Verdad y Método, tiene 
que ver con un proceso de interpretación, que es siempre un proceso de comprensión y 
de aplicación. Esto quiere decir, que para que la comprensión sea adecuada se requiere 
de un claro proceso de interpretación, y que estos dos procesos se harán evidentes sólo 
cuando se puedan aplicar a una realidad concreta. La hermenéutica gadameriana es 
entonces, en su horizonte metodológico, un proceso que posee tres niveles: 
interpretación, comprensión y aplicación. 
 
Ya que la interpretación lleva a la comprensión y ésta a la aplicación, la tarea 
hermenéutica la realiza un sujeto histórico que está condicionado por realidades espacio-
temporales. Éstas le plantean unas estructuras previas de pre-comprensión que permiten 
la aparición de los juicios, los cuales se constituyen en una memoria que abarca la Teoría 
Política, los movimientos sociales y el Feminismo. Así pues, una investigación que 
pretende averiguar cómo desde los movimientos sociales ligados a la cuestión agraria 
se construye y materializa la lucha de la mujer encuentra su camino metodológico en la 
hermenéutica gadameriana. 
 
13 
 
El camino se trazó a partir de tres niveles hermenéuticos. En lo referido a la hermenéutica 
de primer nivel que tiene que ver con la interpretación se abordó el Capítulo I: Feminismo 
de clase en donde se interpretó cómo, a través de la identificación teórica de los 
feminismos más relevantes, se toma parte por el Feminismo Marxista desde autores 
como Zetkin, Lenin, Kollontai, Mariátegui, y Maestro. En este acápite se establece una 
convergencia entre el Feminismo Marxista y el Feminismo Campesino que se construye 
en la práctica pero que se intenta teorizar. Dicha convergencia está determinada por 
aspectos como la interpretación de la raíz de opresión de la mujer que, mientras la 
perspectiva del Feminismo Marxista la identifica desde el sistema económico, la óptica 
del Feminismo Campesino la identifica desde los modelos de desarrollo que traen 
consigo el mismo sistema económico; en segunda medida, otro aspecto de acuerdo entre 
el Feminismo Marxista y el Feminismo Campesino es el referido a la identificación que 
realizan ambos acerca de la transversalidad de la clase, es decir que no se aíslan a un 
componente de género. 
 
En cuanto a la hermenéutica de segundo nivel que alude a la comprensión, en el Capítulo 
II: Movimientos sociales y cuestión agraria se realiza un abordaje teórico de los 
movimientos sociales a partir de distintas corrientes teóricas promovidas por autores 
como Ruíz, Garza, Jiménez, Lenin, Engels, Archila y Lara Tsetung. En este nivel la 
dinámica de relación entre el Estado y los movimientos sociales posibilita entender la 
dinámica del movimiento campesino abordando la cuestión agraria a partir de la historia 
con autores como Fajardo, Molano, Rivera y Mejía. A través de estos referentes se 
comprende cómo se ha desarrollado la problemática agraria en Colombia y por qué ésta 
favorece intereses de sectoreseconómicos ligados a la propiedad, la concentración, el 
uso de la tierra y el poder político. Esto quiere decir que la cuestión agraria actúa en la 
realidad nacional para beneficiar a las clases dirigentes y a los terratenientes, y para 
someter a las clases despojadas; por ello se constituye en un instrumento de dominación 
de clase. 
 
En lo referido a la hermenéutica de tercer nivel en ésta se busca cruzar la información 
escrita (la teoría) con los insumos, datos o la información que resulte de las entrevistas, 
14 
 
con el fin de obtener insumos de primera mano que permitan la comprensión de la 
problemática de la mujer en el contexto del campo colombiano y su cotidianidad. Para 
ello se construyeron tres subcapítulos con una lógica narrativa que pretendió articular los 
principales niveles teorizados con los datos empíricos obtenidos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15 
 
3. INTERPRETANDO EL FEMINISMO. 
 
 
3.1 FEMINISMO 
 
Dado que el Feminismo puede rastrearse como discurso político, teoría política o 
movimiento social, más allá del planteamiento de justicia y liberación para el género 
femenino y de la realidad histórica de subordinación de la mujer, es necesario esclarecer 
la multiplicidad de explicaciones de sus planteamientos teóricos. Éstas no sólo dan 
cuenta de las razones de opresión que ha sobrellevado el género femenino y de las 
formas prácticas como se materializa dicha opresión, sino que también aluden a lo que 
significa, en términos concretos, la liberación de la mujer. Esta es la razón por la cual 
múltiples teorías políticas han agregado dentro de sus planteamientos y como piedra 
angular la discusión sobre el Feminismo. 
 
3.1.1 Expresiones históricas del Feminismo como movimiento social: A continuación se 
realizará el recorrido histórico del Feminismo como movimiento social y expresión 
teórica. Diversas(os) autoras(es) abordan la cuestión histórica del Feminismo desde la 
Ilustración, es decir, a partir del siglo XVII. Según Samara (2009), dado que en la 
Ilustración se abordó un discurso sobre los derechos del hombre, la primacía de la razón 
y la ley, allí se empezaron a formar las primeras expresiones feministas mediante las 
cuales se denunció la segregación de la mujer. Esto obedece a la limitación del discurso 
de la Ilustración que no contemplaba en su totalidad el proyecto de emancipación de la 
mujer. Debe recordarse a este respecto el texto crítico elaborado por Mary Wollstonecraft 
en 1788 titulado Reinvindicación de los derechos de la mujer que señala la relación 
existente entre la Ilustración y el pensamiento feminista. 
 
Es en ese contexto intelectual y filosófico ilustrado, que deviene 
progresivamente dominante en la Europa de los siglos XVII y XVIII, cuando 
aparecen los derechos del hombre, concepto que ha sido fundamental en 
el pensamiento feminista puesto que, durante casi doscientos años, las 
16 
 
vindicaciones feministas han tenido como meta propiciar el igual 
reconocimiento de derechos a todos los seres humanos, 
independientemente de su sexo. (Citado por Aguilera, 2009, p. 49) 
 
En el mismo recorrido histórico que plantea Aguilera (2009), posteriormente se inició el 
proceso de reconocimiento de los derechos ciudadanos por parte de la mujer; este 
proceso fue conocido como el de las sufragistas o la Segunda ola del Feminismo. De 
hecho, hasta los primeros años del siglo XX, apelando a la universalización de los 
derechos en todos los terrenos, este movimiento que se centró en las mujeres que tenían 
una posición social privilegiada terminó una vez culminadas las guerras mundiales. Una 
de sus repercusiones, la obtención del derecho a votar por parte de las mujeres, tuvo su 
punto inicial con la Declaración de Seneca Falls en 1848, la cual se fundamentó en la 
exigencia de la independencia de la mujer respecto del hogar y respecto del marido, y 
por el derecho que se consideró que ésta tenía frente al trabajo. En el texto Una 
aproximación a las teorías feministas Samara Aguilera (2009) expresa a ese respecto 
que, 
En dicha Declaración, las mujeres proclamaron su independencia de la 
autoridad ejercida por los hombres y de un sistema social y jurídico que las 
oprimía, y aprobaron una serie de resoluciones dirigidas a mejorar los 
derechos civiles, sociales y religiosos de las mujeres alegando el principio 
utilitarista de la mayor felicidad. (p. 52) 
 
Aguilera (2009) arguye cómo en la década de los años 60 tiene lugar la Tercera ola del 
Feminismo, planteando nuevos debates y actores sociales, nuevas concepciones en el 
terreno ideológico y práctico, luchando contra los estereotipos sexuales muy presentes 
en los medios de comunicación y en las pautas publicitarias. De tal manera, en este 
momento sobresalió una conciencia según la cual, más allá del voto, existía una 
estructura social impulsadora de las desigualdades. Dentro de esta ola del Feminismo 
se abrió el abanico a una variedad de tendencias feministas como, por ejemplo, el 
Feminismo de la igualdad y el Feminismo de la diferencia. 
17 
 
Según Samara Aguilera (2009), el Feminismo de la igualdad incluyó elementos de los 
feminismos marxista y liberal en un intento por ampliar el espectro de derechos, 
argumentando que la igualdad de todos los seres humanos y que las diferencias en la 
sociedad tienen estrecha relación con el desarrollo y la materialización de relaciones de 
dominación en varios ámbitos de la vida cotidiana. En lo atinente al Feminismo de la 
diferencia, éste argumentaba que la desigualdad de la mujer se fundamenta en la 
caracterización patriarcal de los sexos y se propusieron dos tendencias: por un lado, la 
del Feminismo Cultural; por el otro, el Feminismo Posmoderno. 
En la perspectiva de Aguilera (2009), hay algo que debe añadirse al hablarse de la 
Segunda ola: 
 
En esos primeros años dos grandes temas sirvieron de eje tanto para la 
reflexión teórica como para la movilización feminista. El primero estuvo 
representado por el lema [según el cual] Lo personal es político, que 
llamaba la atención sobre los problemas de las mujeres en el ámbito 
privado; el segundo fue el análisis de las causas de la opresión, en el que 
el concepto de Patriarcado desempeñaría un papel fundamental. (p. 56) 
 
3.1.2 Feminismo Liberal: En su abordaje, el Feminismo Liberal alude paradójicamente 
a una serie de desencuentros con el Liberalismo. Éstos no se dan tanto en relación con 
el espectro teórico, sino en lo referido a la falta de perfeccionamiento de este último. 
Además, se identifica que el Feminismo Liberal es incapaz de responder a las demandas 
femeninas de toda la población, especialmente a las provenientes delas clases sociales 
trabajadoras y campesinas. 
 
El Liberalismo plantea una primacía del individuo que lo distancia de la población, la cual 
es vista como un todo. En esta línea de sentido el Estado surge como garantía de la 
libertad (económica)del individuo y de protección de la propiedad privada, tomando 
distancia del mercado económico y permitiendo que éste se regule sólo, es decir, 
rechazando toda idea de Estado interventor, protector o regulador. Estos planteamientos 
se refuerzan en el individualismo metodológico (una forma de entender la realidad a partir 
18 
 
de la realización de los individuos y la racionalización de estos mismos) y en el 
contractualismo. De tal manera, las feministas liberales no reniegan del orden existente 
ni rompen con la dinámica liberal de entender la realidad social sino que siguen 
apoyándose en los planteamientos liberales de los seres humanos como agentes 
racionales y en el individualismo, tal como lo evidencia Jaggar(1983) en Feminist politics 
and human nature: 
 
Con el fin de lograr una sociedad más justa, la primera estrategia del 
Feminismo Liberal es un argumento razonado. Viendo a los seres humanos 
comoesencialmente racionales, las feministas liberales aprovechan todas 
las oportunidades para educar al público sobre la irracionalidad y la 
injusticia de la discriminación contra las mujeres. (p. 181) 
 
Por tal razón, sus demandas giran en torno a pequeños cambios en las dinámicas 
liberales, no dejan de percibir el Liberalismo como estandarte de la libertad individual y la 
propiedad privada, pero le exigen al Estado que garantice estos mismos derechos para 
todos los individuos y no se excluya a la mujer de gozar de estos mismos privilegios. Por 
consiguiente, si se habla de «gozar de la propiedad privada» se alude únicamente a 
mujeres que estén en condición de poseerla o que estén en una clase social acomodada 
para recibir tales privilegios. En esta perspectiva, las mujeres son un sector transversal y 
orientan sus demandas dependiendo de su clase social, de forma que son sujetos políticos 
al igual que los hombres. Sobre este aspecto, en La tarea americana se expresa algo bien 
pertinente: 
 
Las mujeres, como los hombres, son reaccionarias, centristas o 
revolucionarias. No pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma 
batalla. En el actual panorama humano, la clase diferencia a los individuos 
más que el sexo. Pero esta pluralidad del Feminismo no depende de la 
teoría en sí misma. Depende, más bien, de sus deformaciones prácticas. 
(Mariátegui, 2010, p. 178) 
19 
 
Consecuentemente, la perspectiva de clase de las mujeres liberales no les permite 
cuestionar el orden existente sino consolidar una igualdad en la misma sociedad que 
oprime a millones de mujeres. El Feminismo Liberal pregona la «igualdad de 
oportunidades» como garantía para el desarrollo individual de las mujeres. “Las 
feministas liberales quieren eliminar la discriminación basada en el sexo en todas las 
áreas de la vida y garantizar a las mujeres oportunidades iguales a los hombres para 
definir y perseguir sus propios intereses” (Jaggar, 1983, p. 181).Dicha igualdad de 
oportunidades abre para las mujeres un lugar en la esfera pública pero no incide en 
ninguno de los factores estructurales de la opresión a las clases trabajadoras, de modo 
que las feministas liberales luchan para darse su lugar en la misma realidad económica 
y política opresiva. Por otro lado, no se aboga por que se rompa la forma de entender 
los asuntos públicos a partir de las esferas pública y privada, sino que se pretende que 
algunos asuntos de la esfera privada (verbigracia la maternidad y la sexualidad) puedan 
ser tenidos en cuenta como asuntos públicos. 
 
Con respecto al contractualismo como contrato entre individuos racionales, el Feminismo 
Liberal hace reclamaciones para que se ubiquen en la constitucionalidad una suma de 
derechos de la mujer como pequeñas victorias institucionales que en nada garantizan su 
aplicabilidad en la vida práctica. Con esto se le confía a las instituciones y a las 
democracias liberales la igualdad de la mujer, por lo cual puede sostenerse que se 
considera como fin último un contrato formal que ubique a las mujeres en el mismo 
escalafón que los varones de sus mismas clases acomodadas. A este respecto Kollontai 
(2011) asevera que, “cuando la igualdad sea formalmente aceptada por la letra de la ley, 
serán capaces de conseguir un lugar cómodo para ellas en el viejo mundo de la opresión, 
la esclavitud y la servidumbre”(párr. 12). 
 
La liberación de la mujer para las feministas liberales es entendida como la equiparación 
de oportunidades entre hombres y mujeres. Adicionalmente, se considera emancipación 
si una mujer llegase a ocupar cargos públicos independientemente de si existen o no 
aquellas que son explotadas y oprimidas por el Capitalismo y el patriarcado. Según 
Jaggar (1983), 
20 
 
Las feministas liberales a menudo afirman que su meta es incorporar a las 
mujeres plenamente en la corriente principal de la sociedad 
contemporánea. Por corriente principal ellos creen que es el llamado 
público a la vida de la industria, comercio, educación y cargos políticos. (p. 
171) 
 
Por ello se ha evidenciado un distanciamiento entre las mujeres campesinas organizadas 
políticamente y los feminismos de índole liberal, pues bajo una cosmovisión de vida digna 
para sectores vulnerables de la sociedad y para las mujeres que están insertas, el 
Feminismo Liberal ha sido absorbido totalmente por la ideología imperante y cómplice 
del capital. 
 
3.1.3 Feminismo Radical: El Feminismo Radical parte de la premisa de la existencia de 
un antagonismo respecto del género masculino, dentro de un marco ideológico llamado 
patriarcado que parte de una superioridad del hombre en detrimento de la mujer por su 
condición de género. Para ello aquel se vale de elementos simbólicos, culturales, legales 
en aras de legitimar dicha opresión. Sobre este particular, en Feminismo, género y 
patriarcado Facio y Fries (2005) agregan que: 
 
Las ideologías patriarcales no sólo construyen las diferencias entre 
hombres y mujeres, sino que las construyen de manera que la inferioridad 
de éstas es entendida como biológicamente inherente o natural. Aunque 
las diversas ideologías patriarcales construyen las diferencias entre los 
sexos de manera distinta, en realidad este tipo de ideologías sólo varían en 
el grado en que legitiman la desventaja femenina y en el número de 
personas que comparten un consenso sobre ellas. (p. 261) 
 
 Es uno de los feminismos que más se centra en la identificación de una serie de 
violencias sistemáticas que se ejercen sobre la mujer y en el que se identifica la raíz de 
la dominación reflejada en las relaciones de poder cotidianas. Sin embargo, dicho 
feminismo relega la dimensión de clase de la sociedad a un segundo plano, centrándose 
21 
 
en contradicciones de género. Al respecto, en Algunos apuntes sobre la crisis del 
Feminismo RadicalMaestro (2013) es categórico al afirmar que no tiene la intención de 
 
Analizar aquí las razones del debilitamiento del Feminismo Radical, pero 
no cabe duda que tuvo una contribución fundamental el predominio 
progresivo que fueron adquiriendo posiciones individualistas e intimistas 
que relegaban, o no contemplaban en absoluto, la teoría y la práctica de la 
lucha de clases. (p. 32) 
 
Por ello, al tratar de abordar a las mujeres como un todo se desconocen las perspectivas 
de clase que permean los fines concretos de las luchas reivindicativas de las mujeres, 
pues se recurre a asimilar como conquistas el posicionamiento de las mujeres al interior 
de la esfera pública sin cuestionar los intereses de clase a los que responden dichas 
mujeres. Ahora bien, la banalización de las opresiones femeninas ha llegado al punto de 
enfocar las luchas a través, por ejemplo, de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) 
que se enfrascan en aminorar la agudización entre clases sociales. Para Maestro (2013), 
 
La integración en la ideología dominante de este Feminismo devaluado, 
mutilado de su imprescindible dimensión de clase, está rindiendo bien 
pagados servicios a un imperialismo más criminal que nunca. Las ONGde 
“cooperación”, buena parte de las cuales centra sus actividades en la “línea 
de género”, utilizan los fondos que reciben de los gobiernos para arropar 
ideológicamente las guerras imperiales con el discurso de la guerra 
humanitaria y de los derechos, sobre todo, de las mujeres. (p. 33) 
 
3.2 FEMINISMO MARXISTA. 
 
3.2.1 Mujer y clase social desde el Marxismo: La clase social desde el Marxismo hace 
referencia a los hombres y mujeres que están condicionados(as) en su participación y 
posición por el modo de producción, es decir, la clase social se constituye por hombres 
y mujeres despojados(as) de los medios de producción. Esto conlleva a que la 
22 
 
participación de aquellos(as) se limite a la venta de su fuerza de trabajo como único 
medio para garantizar el sustento económico. Además, la posición que ocupan tiene quever con las relaciones sociales que se establece entre esta clase social y los propietarios 
de los medios de producción que se apropian de la riqueza generada por dicha clase 
social. Lenin (1981) identifica esta realidad en Una gran iniciativa de la siguiente forma: 
 
Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por 
el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente 
determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los 
medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en su 
mayor parte), por el papel que desempeñan en la organización social del 
trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben 
la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos 
humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por 
ocupar puestos diferentes en un régimen de economía social. (p. 479) 
 
Ahora bien, la existencia de estas clases sociales supone una contradicción principal, 
antagónica e irreconciliable, dos concepciones del mundo que se enfrentan en la lucha 
de clases y deriva en más contradicciones que se desprenden de la contradicción 
principal. “En un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la 
principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo” (Tsetung, 1965, p. 52). Así 
mismo, la mujer ocupa un lugar muy particular dentro de la clase social: “Las condiciones 
y las formas de producción han subyugado a las mujeres durante toda la historia de la 
humanidad, las han relegado gradualmente a la posición de opresión y dependencia en 
la que la mayoría de ellas ha permanecido” (Kollontai, 2011, párr. 14). 
 
En primera medida, este lugar particular que ocupa la mujer tiene que ver con su 
condición de doble explotación a causa, por una parte, del sistema de producción y, por 
la otra, del patriarcado existente. La condición de género de la mujer no niega su 
condición de clase, es decir que la clase social es la contradicción o el eje transversal 
que atraviesa a hombres y mujeres, determinándose en ella características específicas 
23 
 
de opresión que se desprenden de la contradicción principal, trascendiendo a nivel 
cultural incluso en lo referido a su vida en comunidad. Clarificando que dentro de las 
mujeres hay divisiones a causa de su condición de clase, Kollontai (2011) plantea esta 
división en Los fundamentos sociales de la cuestión femenina de la siguiente forma: 
 
El mundo de las mujeres está dividido —al igual que lo está el de los 
hombres— en dos bandos. Los intereses y [las] aspiraciones de un grupo 
de mujeres les acercan a la clase burguesa, mientras que el otro grupo 
tiene estrechas conexiones con el proletariado y sus demandas de 
liberación abarcan una solución completa a la cuestión de la mujer. Así, 
aunque ambos bandos siguen el lema general de la “liberación de la mujer”, 
sus objetivos e intereses son diferentes. Cada uno de los grupos 
inconscientemente parte de los intereses de su propia clase, lo que da un 
colorido específico de clase a los objetivos y [a las] tareas que se fija para 
sí mismo. (párr. 8) 
 
3.2.2 La mujer en el Capitalismo: El sistema capitalista como se observó anteriormente 
desarrolla una contradicción entre clases sociales antagónicas. La inserción económica 
de la mujer en el sistema ha significado para los dueños de los medios de producción 
más ganancias, mientras que para las mujeres significó formar parte del gran número de 
asalariados dispuestos a vender su fuerza de trabajo; esto fue conocido como elEjército 
de reserva de trabajadores. A esto debe añadírsele que este proceso de inserción 
significó para la mujer, por un lado, la validación de nuevas condiciones en el sistema 
capitalista como trabajadora asalariada y, por otra parte, la afirmación de ella como 
sustento de la familia nuclear capitalista en el ámbito del hogar. Al respecto, Marx (1976) 
señala que 
 
Por eso, el trabajo de las mujeres y los niños fue la primera palabra de la 
aplicación capitalista de la maquinaria. Este poderoso sustituto de trabajo y 
de obreros se transformó inmediatamente en un medio para aumentar el 
número de asalariados, colocando a todos los miembros de la familia 
24 
 
obrera, sin distinción de sexo ni edad, bajo el dominio inmediato del capital. 
El trabajo forzado al servicio del capitalista usurpó no sólo el lugar de los 
juegos infantiles, sino también el trabajo libre dentro de la esfera doméstica, 
dentro de los límites morales, para la propia familia. (p. 110) 
 
En el desarrollo histórico del Capitalismo se impusieron a las mujeres condiciones muy 
particulares, tal como se vio en Europa en las dos guerras mundiales entre las potencias 
capitalistas industriales de la época. En el transcurso de estas guerras la mujer pasó a 
ocupar o reemplazar en la actividad laboral de la fábrica a los hombres, debido a que 
estos eran enviados al frente de batalla. Mientras que esto significó para el modelo de 
producción la posibilidad de mantenimiento y reproducción, para la mujer representó su 
acogida como sostén del hogar y también como sustento en términos de fuerza de 
trabajo del sistema de producción. Como consecuencia, la mujer dentro de la clase social 
presentó un grado elevado de explotación sobre el cual Kollontai (2011) afirmó lo 
siguiente: 
 
La mujer y su compañero masculino son esclavizados por las mismas 
condiciones sociales, las mismas odiadas cadenas del Capitalismo oprimen 
su voluntad y les privan de los placeres y encantos de la vida. Es cierto que 
varios aspectos específicos del sistema contemporáneo yacen con un 
doble peso sobre las mujeres, como también es cierto que las condiciones 
de trabajo asalariado, a veces, convierten a las mujeres trabajadoras en 
competidoras y rivales de los hombres. Pero en estas situaciones 
desfavorables, la clase trabajadora sabe quién es el culpable.(párr. 11) 
 
La aparición de la propiedad privada sentó las bases de la acumulación de capital y de 
una nueva contradicción entre clases sociales; derivó en la apropiación del hombre por 
el hombre lo cual desembocó en la apropiación de la mujer como individuo subordinado. 
Tal como lo plantea Zetkin (1976) en La cuestión femenina y el reformismo, 
 
25 
 
La aparición y consolidación de la propiedad privada son las causantes de 
que la mujer y el niño, al igual que los esclavos, pudiesen convertirse en 
propiedad del hombre. Por esta causa ha aparecido la dominación del 
hombre por el hombre, la contradicción de clase entre ricos y pobres, entre 
explotadores y explotados; debido a ello pudo producirse la relación de 
dependencia de la mujer en cuanto a esposa y madre del hombre, su 
subordinación al hombre, su inferioridad en la familia y en la vida pública. 
(p. 52) 
 
Sin embargo, desde la otra cara, para su perpetuación y sostenimiento el Capitalismo 
necesitó de la mujer para edificar la familia nuclear monógama como se mencionó 
anteriormente, siendo ésta la célula básica para la reproducción de las dinámicas 
sociales de las relaciones de producción. De tal manera se relegó a la mujer a pequeñas 
parcelas domésticas, configurándola en la familia como esposa y madre, asignándosele 
unos roles determinados por su condición de género. De esto se desprende su condición 
de dependencia económica en relación con el esposo y, por consiguiente, su situación 
de inferioridad respecto de él. 
 
Las formas actuales, establecidas por la ley y la costumbre, de la estructura 
familiar hacen que la mujer esté oprimida no sólo como persona sino 
también como esposa y como madre. En la mayor parte de los países 
civilizados, el Código Civil coloca a la mujer en una situación de mayor o 
menor dependencia del hombre, y concede al marido, además del derecho 
de disponer de los bienes de su mujer, el de reinar sobre ella moral y 
físicamente.(Kollontai, 2011, párr.26) 
 
De lo anterior se desprende que el Capitalismo explota a la mujer desde múltiples aristas. 
Por un lado, en su inserción en la vida productiva como trabajadora asalariada ella es 
sometida al mismo yugo de sus compañeros varones y, por el otro,en lo atinente a su 
relegamiento a la esfera del hogar. El sector campesino y más específicamente las 
mujeres campesinas han constatado esta situación en las duras circunstancias que pone 
26 
 
de manifiesto el Capitalismo para el sector rural en cuanto al desenvolvimiento de sus 
labores productivas y en el sostenimiento que deben hacer las mujeres en los hogares 
como madres y esposas. 
 
3.2.3 Mujer, organización y liberación: A lo largo de la historia la mujer ha sido 
considerada como alguien indiferente hacia la cuestión política, como un ser apolítico, 
de manera que las cuestiones políticas recaían principalmente sobre los hombres y ella 
era relegada solo al ámbito de las cuestiones domésticas. Con la inclusión de la mujer 
en el modo de producción como trabajadora asalariada se generó en las mujeres una 
inclinación mayor hacia la liberación y organización como clase social. Así mismo, con 
sus propuestas políticas particulares en pro de la liberación femenina, en el conjunto de 
la clase social se intentó que en las clases sociales despojadas —en particular de las 
mujeres—se transformaran las condiciones materiales de existencia, incluyendo una 
transformación en el ámbito doméstico y en la concepción existente sobre la mujer. 
 
Debe mencionarse que con el transcurrir de los años el movimiento de mujeres empezó 
a tomar fuerza, una veces con mayor intensidad y con conciencia de unidad de todas las 
mujeres y, en otras ocasiones, mediante procesos organizativos de mujeres 
aisladamente, es decir, a través de iniciativas de las mujeres quienes organizadas en las 
fábricas procuraron transformar sus condiciones sin contar con la participación del 
conjunto de ellas. 
 
El movimiento de mujeres tuvo gran participación en la Declaración de los Derechos 
Humanos y en la Revolución Francesa de 1789, acontecimientos históricos que 
significaron una crítica a la estructura social del Feudalismo, al patriarcado, a las 
instituciones de dominación, poniendo en la disputa política de los nacientes Estados y 
de la sociedad la plena igualdad de derechos respecto de los hombres. “Las mujeres, a 
causa de que partían de distintas posiciones, llegaron también a soluciones diferentes 
de la contradicción entre el papel de la mujer en la producción y sus derechos en el 
Estado y en la sociedad”. (Kollontai, 1976, p. 46) 
27 
 
Un ejemplo de conciencia organizativa y unidad de las mujeres en torno a sus 
reivindicaciones políticas y sociales fue el proceso de la internacional de mujeres, el cual 
ejemplificó que en el siglo XIX ellas adquirieron conciencia de la importancia de la unidad 
de todas las mujeres y con la clase social en aras de materializar sus aspiraciones 
sociales y políticas. Sin embargo, antes del siglo XIX debe recordarse la participación de 
las mujeres en otros procesos históricos como la Revolución Francesa y la resistencia 
denotada por mujeres de los pueblos indígenas como las cacicas Gaitana yDulima—sólo 
por nombrar algunas—que evocan la persecución y quema de mujeres acusadas de 
brujería. “La cuestión femenina se plantea con singular violencia en la segunda mitad del 
siglo XIX; sin embargo, encontramos mucho antes brotes en esa dirección” (Kollontai, 
1976, p. 43). 
 
Es a partir de este desplegar organizativo histórico de mujeres de las clases proletarias, 
indígenas y campesinas que el Feminismo Marxista plantea que la liberación de la mujer 
no puede verse en términos aislados; por el contrario, ésta debe estar acompasada con 
procesos organizativos que no desliguen el género de la clase social y que sean 
encaminados al derrocamiento del sistema capitalista. Sin embargo, el Feminismo funge 
como un baluarte o una herramienta práctica para tales fines: “La victoria del proletariado 
gracias a las acciones de masas revolucionarias y a la guerra civil no puede concebirse 
sin la participación consciente, entregada y resuelta de las mujeres pertenecientes al 
pueblo trabajador (Zetkin, 1976, p. 56). 
 
Esto significa que para la verdadera emancipación de la mujer es necesario un sistema 
económico y productivo distinto del Capitalismo que no permita que quienes explotan la 
fuerza de trabajo sigan acumulando riquezas en detrimento de las mayorías 
empobrecidas. Para que dichos objetivos sean cumplidos es necesario transformar las 
dinámicas culturales inmersas en la sociedad para que así se garantice la inexistencia 
de la opresión de la mujer en contradicciones que surjan del seno del pueblo. 
 
El Feminismo Marxista plantea que el sistema económico que garantiza la vida digna y 
la no opresión de las mujeres y los hombres es el Comunismo ya que éste elimina la 
28 
 
razón fundamental de subordinación de la mujer, la dependencia económica y la 
explotación capitalista. Así mismo, dicha doctrina de organización lucha contra la 
explotación del hombre por el hombre y garantiza la destrucción de las pequeñas células 
familiares de reproducción de la económica capitalista (la familia burguesa), puesto que 
con la eliminación paulatina de la propiedad privada no será relegada la mujer a un 
ámbito de pequeñas parcelas domésticas sino a una economía comunal que permitirá 
que todos asuman roles distintos. De acuerdo con Zetkin(1976), 
 
Para que la mujer llegue a obtener la plena equiparación social con el 
hombre—de hecho y no solo en los textos de leyes y sobre el papel—, para 
que pueda conquistar como el hombre la libertad de movimiento y de 
acción para todo el género humano, existen dos condiciones 
indispensables: la abolición de la propiedad privada de los medios de 
producción y su sustitución por la propiedad social. (p. 52) 
 
3.3 ELFEMINISMO RURAL 
 
Esta expresión está estrechamente ligada a la crítica de la estructura social capitalista y 
busca su transformación, es decir, tiene lugar en la desigual distribución de la tierra como 
principal fuente generadora de riquezas. Además de vivir en condiciones económicas y 
sociales muy complejas, el sector rural es el lugar donde la cultura patriarcal (o la cultura 
gamonal) está fuertemente arraigada. 
 
El Feminismo Rural se fundamenta en la lucha de las mujeres indígenas y campesinas, 
en su lucha histórica en los distintos momentos, antes, durante y actualmente de la vida 
republicana. En este sentido, si bien no tiene registros históricos de libros, artículos y 
demás elementos que den cuenta de una teoría feminista rural, se reconoce que las 
mujeres se han organizado y materializan en sus disputas políticas el Feminismo Rural. 
Sobre éste, en su rastreo histórico de las luchas de las mujeres Rivera (2007) afirma que 
 
29 
 
En Colombia las luchas de las mujeres indígenas y campesinas han tenido 
una larga trayectoria. En esta lucha las reivindicaciones más claras son el 
derecho a la tierra, a un salario digno, el respeto por la vida, y a unas 
condiciones dignas y humanas para las trabajadoras, […] el derecho a la 
igualdad ante sus compañeros, jefes y demás miembros de su comunidad, 
y a la no discriminación sexual y racial, además de la justa lucha por los 
derechos políticos como el voto, el derecho de comparecer ante un juzgado 
y la libertad patrimonial.(párr. 2) 
 
El Feminismo Rural plantea una liberación de la mujer y del hombre en términos de su 
lucha por una vida digna, por cambiar las lógicas y modelos imperantes en el sistema 
capitalista, lo cual congenia con los presupuestos del Feminismo Marxista si se trata de 
teorizarlo. Dado que el Feminismo Rural se forja en la práctica, muchas mujeres 
campesinas pueden no estar plena o parcialmente conscientes sobre aquello a lo que 
alude este feminismo en términos concretos,pero sí pueden desarrollar prácticas 
feministas en torno a la organización y tomar posturas claras con respecto a la mujer, 
teniendo en cuenta que en el sector rural, en el campesinado, se agudizan las dinámicas 
patriarcales y de doble explotación de las mujeres. 
 
3.3.1 Rastreo histórico de la lucha de las mujeres de clases populares: Las mujeres de 
clases populares tuvieron un papel muy importante en los acontecimientos de mayor 
relevancia histórica en la conformación de la vida republicana y participaron activamente 
de estos. Estuvieron presentes desde el momento de la Revolución de los Comuneros 
de 1780 y en los acontecimientos revolucionarios de principios del siglo XIX que 
desembocaron en la Independencia de Colombia. Estos sectores populares participaron 
en las huestes guerrilleras que formaron parte activa junto con los hombres en las 
Guerras de Independencia y tiempo después en los conflictos de todo el siglo XIX. 
 
En los sectores populares compuestos por artesanos, productores 
independientes y comerciantes al menudeo, que conformaban masa 
heterogénea de gente humilde, sin acceso al poder político ni económico, 
30 
 
encontramos a las mujeres que trabajaban en minas, pesquerías de perlas, 
campesinas de subsistencia, pequeñas comerciantes de bebidas y 
comidas, costureras, bordadoras, tejedoras, panaderas, areperas, 
lavanderas, alfareras, etc. que vivían en medio de la pobreza, sobre sus 
hombros descansó la precariedad de la economía colonial. (Carosio, 2007, 
párr. 4) 
 
La Independencia de Colombia estuvo influenciada directamente por la Revolución 
Francesa, desconociéndose el proyecto político de la Nueva República de Colombia, la 
inclusión de las mujeres a la vida social, política, económica y administrativo del país. 
 Una vez concluyó el proceso de las Guerras de Independencia bajo el yugo colonial, se 
inició un proceso de conformación y consolidación de La República de Colombia con la 
expedición de leyes. No obstante, éstas continuaban validando la discriminación en la 
sociedad y la exclusión de las mujeres a la vida política nacional, situación que se 
mantuvo durante todo el siglo XIX y se consolidó con la Constitución de 1886, 
caracterizada por ser altamente católica. En ella la mujer estaba, en un primer momento, 
bajo la potestad del padre y luego bajo la tutela del marido. Es importante señalar que la 
Constitución de 1821 no contempló la ciudadanía femenina y que en 1843 se introdujo 
que sólo eran ciudadanos los granadinos varones. “La legislación del siglo XIX y primeras 
tres décadas del siglo XX en Colombia desconocía por completo la actividad política de 
la mujer; la consideraba incapaz de decidir y tomar partida en las actividades político–
administrativas”. (Rodríguez, 2004, pág. 6) 
 
El siglo XX fue un punto de referencia en cuanto al aumento de la actividad política 
femenina en las cuestiones del país. De hecho, a partir de 1900 hubo una mayor 
explotación de las mujeres de las clases populares sin que el Estado reglamentara el 
derecho al trabajo para ellas, fenómeno que las impulsó a encabezar las exigencias, en 
especial las de aquellas mujeres que trabajaban en oficios varios. Tal es el caso de María 
Cano, Betsabé Espinoza, Mercedes Abadía, Petrona Yance, mujeres representativas de 
los movimientos que, junto con otras, le dieron forma a las exigencias hacia el Estado. 
Sobre esto Rivera (2007) realiza mención de algunas mujeres que merecen destacarse. 
31 
 
Felicita Campos (1890), quien en Sucre encabezó las ligas de campesinos 
en resistencia contra los terratenientes. Años después, en 1892, Juana 
Julia Guzmán fue una campesina de Córdoba fundadora de la Sociedad de 
Obreros y Artesanos de Córdoba (1916). Esta campesina socialista en 
1919 creó la Sociedad de Obreras Redención de la Mujer, que estuvo 
integrada por lavanderas, fritangueras, vendedoras, cocineras y bailadoras. 
Esta sociedad tenía como objetivo que se reglamentara el trabajo de las 
mujeres y menores explotados.(párr. 3) 
 
El mismo Rivera (2007) expresa que estas mujeres de clases populares entraron en 
conflicto con el Estado colombiano debido a las adversas condiciones laborales en que 
se encontraban y que estaban relacionadas con el latifundio, la contradicción capital-
trabajo y el trabajo informal. Estas exigencias se inscriben en el Feminismo Marxista con 
una clara ideología socialista de las mujeres; sin embargo, el ejemplo de Betsabé 
Espinoza y el movimiento de mujeres que encabezó muestran que el problema no solo 
eran las condiciones desfavorables de trabajo sino también la violencia sexual de los 
patrones: 
 
Betsabé Espinoza, obrera textil, […] en Bello (Antioquia) organizó a 300 
mujeres para exigir aumento salarial y el despido del director y unos 
capataces que habían agredido sexualmente a cinco compañeras, logrando 
sus reivindicaciones y el apoyo de cerca de tres mil personas.(Rivera, 2007, 
párr. 7) 
 
En las décadas posteriores las mujeres se convirtieron en protagonistas de las luchas 
sociales. Tal es el caso de Mercedes Abadía, líder obrera, o Georgina Fletcher. Luego el 
Estado por presión de estas exigencias aprobó la Ley 28, la cual le otorgó a la mujer 
contraer bienes autónomamente, comparecer por sí misma ante la justicia, realizar 
transacciones bancarias. Debe decirse que, bajo la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, 
se aprobó la ciudadanía de las mujeres y el voto, lo cual permitió que dos mujeres 
participaran en la Asamblea Nacional Constituyente representando los dos partidos 
32 
 
políticos tradicionales: por el lado de los liberales Esmeralda Arboleda Cadavid y, por el 
lado de los conservadores, Josefina Valencia Muñoz. 
 
Sin embargo, las mujeres han estado también a la altura del momento histórico, teniendo 
un papel muy significativo y protagónico en las luchas de las comunidades campesinas 
y en lo referido a sus reivindicaciones particulares. De tal manera, en todo el siglo XX e 
inicios del siglo XXI se ha evidenciado en el país el aumento de la actividad política y 
organizativa de las mujeres, algo mencionado también por ANMUCIC (2007). 
 
Las organizaciones rurales y las mujeres han jugado un papel importante 
en la búsqueda de los derechos de la autonomía de las comunidades 
campesinas. Es así como se ha dado una importante lucha en el seno de 
las organizaciones campesinas, así lo registra Rivera: 
• Con su legalización tras la caída de Rojas, se impulsó por parte del Partido 
Comunista de Colombia en 1957 la Unión de Mujeres Demócratas. 
• En 1958 se crean los clubes de amas de casa para la mujer campesina. 
• En 1967, en apoyo a la Reforma Agraria se impulsó la Asociación Nacional 
de Usuarios Campesinos de Colombia (ANUC), organización que ha tenido 
una importante participación femenina. 
• En 1984 se impulsó la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, 
Negras e indígenas de Indígenas (ANMUCIC). (párr. 19) 
 
3.3.2 Expresiones de género en las organizaciones campesinas: El género alude a los 
valores que se otorgan a cada una de las categorías biológicas (Macho/Hembra), 
determinándolas a través de características atribuibles de lo femenino y lo masculino, y 
determinando roles a cada una. En el libro Educación y género Schüssler señala que, 
 
A diferencia del sexo en el sentido de “sexo biológico”, el término género 
(en inglés, gender) indica las características sociales y el rol de género 
aprendido individualmente. Este rol se encuentra definido, en lo esencial, 
por la organización social, cultural y económica de una sociedad, así como 
33 
 
por las normas y valores legales, religiosos y éticos vigentes. (Schüssler, 
2007, pág. 9) 
 
Por su condición de género, las mujeres campesinas en Colombia se enfrentan a una 
condición de doble explotación impuesta por el sistema económico capitalista y por los 
modos de desarrollo que están insertos en él (tal es el caso delNeoliberalismo); éstos 
agudizan la situación de pobreza del campo colombiano. Sobre este particular, la Mesa 
de incidencia política de las mujeres rurales aporta unas cifras que conviene sopesar: 
 
Colombia, que es el tercer país en el mundo en desigualdad y ocupa el 
puesto 12 en las mediciones de pobreza extrema, tiene más de 46 millones 
de personas. De ellas la mitad son mujeres y 5.3 millones son mujeres 
rurales, de las cuales cerca de 2.5 millones viven en condiciones de 
pobreza.(Mesa de incidencia política de las mujeres rurales, 2015, párr. 6) 
 
A su vez, el problema de la tierra ha sido una constante histórica en Colombia, país en 
el que un pequeño porcentaje de la población posee la mayor cantidad de tierras 
productivas. Las mujeres campesinas tienen que soportar con una mayor presión social 
los roles que se les asignan como madre y esposa, así como las dobles jornadas que 
deben realizar tanto en el campo productivo (en el que no se les reconoce) como en el 
hogar (esfera doméstica). Por décadas la mujer campesina ha sido invisibilizada por la 
sociedad y el Estado, la adjudicación de tierras a varones y la no consulta en la 
implementación de políticas públicas que tienen que ver con el campesinado. En el 
artículo Campesinas latinoamericanas abren surcos de un feminismo propio Fabiana 
Frayssinet (2015) destaca algunos de los principales problemas de las mujeres 
campesinas retomando la voz de algunas de ellas: 
 
Los terrenos se adjudican primero al hombre. Las mujeres que somos 
cabeza de familia, que no tenemos compañeros, no tenemos posibilidades 
porque debemos tener como referente a un hombre”, agregó Luzdari 
Molina, de la Federación Sindical Agropecuaria de Colombia en la V 
34 
 
Asamblea de Mujeres Rurales. “Las campesinas no somos reconocidas 
como trabajadoras. En mi región (el departamento colombiano de Boyacá) 
desde las tres de la madrugada estamos levantadas para ordeñar vacas, 
cuidar la casa, preparar el desayuno para obreros, atender nuestra propia 
producción y el día se nos va. (Frayssinet, 2015, párr. 20) 
 
3.3.3 La voz feminista desde el contexto campesino: Entendido en términos de 
Feminismo Liberal o Radical, el Feminismo genera cierta resiliencia al interior de las 
organizaciones de mujeres campesinas. Esto se debe, en primera medida, al sesgo de 
clase que ha tenido dicho feminismo dentro de la igualdad contractual de la mujer 
pregonada por el Feminismo Liberal, en el cual jamás se incluyó o se pensó que debería 
incluir a las demás clases sociales desposeídas. Si bien esto no fue una falla en su 
desplegar, dicha visión responde a la identidad de clase de quienes abogan por el 
mencionado feminismo. Por otro lado, el Feminismo Radical se percibió entre las 
mujeres campesinas asumiendo que debían ser «enemigas» de los hombres de sus 
organizaciones e incluso de sus esposos. 
 
El término de Feminismo asusta a muchas campesinas, según Rilma 
Román, delegada de la Asociación Nacional Agricultores Pequeños de 
Cuba. Ella integra la coordinación de la Organización Internacional Vía 
Campesina, donde la mitad de sus líderes son mujeres, según destacó. 
“Asusta porque muchas veces se piensa que Feminismo es que las mujeres 
estemos solas luchando contra los hombres, que somos dos bandos”, 
explicó a IPS. “Es un tema prácticamente nuevo en nuestros debates. Creo 
que hay que darse un tiempo para poder explicar y llegar a un consenso. 
(Frayssinet, 2015, párr. 9-10) 
 
Por otro lado, el reconocimiento de las violencias de género identificadas por feminismos 
como el radical desconoce que las mujeres no solo son asesinadas y violentadas por su 
condición de género, sino que también son violentadas por su clase social. Ante esto, el 
Estado y el sistema económico son los mayores responsables de realidades como el 
35 
 
desplazamiento forzado, la imposición de Tratados de Libre Comercio (TLC), el despojo 
de tierras, entre otros aspectos que empobrecen al campesino. 
 
Es por ello que el Feminismo Campesino se forjó en la práctica más que en la teoría. 
Esto se debió principalmente a que las mujeres campesinas organizadas empezaron a 
evidenciar las injusticias tanto de su día a día (por su condición de mujer) como 
sistemáticas, por parte del Estado y el Capitalismo. Empezaron a cuestionarse por qué 
debían ser ellas quienes —por haber nacido mujeres—tenían que laborar en el campo y 
a la par encargarse del hogar, por qué el esposo no participaba en las labores de crianza 
ni del cuidado del hogar, así como condiciones más agudizadas de dependencia 
económica y entornos machistas. 
 
Las mujeres campesinas se reconocieron como sujetos políticos activos dentro de las 
organizaciones campesinas y empezaron a usar el Feminismo como herramienta 
práctica dentro de sus luchas reivindicativas por una vida digna y, a su vez, como 
herramienta pedagógica para sus compañeros. De esta manera se entendió el 
Feminismo bajo la lucha por una reforma agraria, por la mejora de las condiciones del 
campo e, inclusive, por un modelo económico no opresivo. 
 
La V Asamblea de mujeres rurales reconoce la “contribución histórica” del 
Feminismo, pero parte de un concepto diferente al del “Capitalismo” que, 
interpretó Carrizo, impuso la explotación, inclusive la de género. Prefieren 
definirlo bajo la lupa de la Reforma Agraria, la disputa contra las 
corporaciones transnacionales agrícolas, la concentración de tierras y 
agua, el agronegocio y la megaminería, que excluye y margina a hombres 
y mujeres. (Frayssinet, 2015, párr. 1-2) 
 
A pesar de que el Feminismo Campesino nació desde sus manifestaciones prácticas 
de autodeterminación y emancipación de las mujeres campesinas y de su denuncia de 
la violencia estatal y cultural, puede rastrearse desde la categoría de Feminismo 
Marxista. Es decir, la apuesta práctica que plantean las organizaciones campesinas y 
36 
 
las mujeres en ellas inmersas responde teóricamente a muchos de los planteamientos 
del Feminismo Marxista. Los campesinos reconocen su dimensión de clase, de género 
y las múltiples violencias que se desprenden principalmente del sistema económico y 
de los modelos de desarrollo que los acompañan, reconocen que, en apuestas 
organizativas que luchen contra él, contribuyen a la legítima liberación de la mujer, de 
manera que ambas perspectivas abogan por un Feminismo de clase. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
37 
 
4. COMPRENDIENDO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA CUESTIÓN 
AGRARIA. 
 
 
4.1 MOVIMIENTO SOCIAL Y CUESTIÓN AGRARIA. 
 
El presente capítulo pretende abordar una perspectiva epistemológica de compresión de 
los movimientos sociales a través de un ejercicio teórico de reflexión sobre las 
primordiales vertientes ideológicas de abordaje de éstos, así como de las dinámicas 
estatales que se forjan condichos movimientos. Lo anterior con el fin de obtener insumos 
para comprender la perspectiva histórica del movimiento campesino, la cual se planteará 
en la segunda parte del presente capítulo. En este acápite se centra la atención en el 
análisis histórico del problema de la tierra que precede las problemáticas agrarias 
(distribución inequitativa, concentración de la tierra, entrada masiva de productos 
importados) e impulsa gérmenes de movimiento campesino en donde la mujer es una 
trascendental protagonista. 
 
Los movimientos sociales son plataformas políticas, herramientas que utilizan los 
ciudadanos para exigir cambios inmediatos de las instituciones y estructurales en el 
régimen político. Por ello esta investigación gira en torno a la unidad de campesinas y 
campesinos en donde se desarrolla la convergencia de movimientos sociales, donde 
confluye el carácter de trabajadores, campesinos y mujeres, es decir, un carácter de 
clase y de género. En un primer momento se engloban los movimientos sociales desde 
las vertientesteóricas más confrontadas entre sí, el Funcionalismo y el Marxismo. A su 
vez, es ineludible entender el rol que han desempeñado estas expresiones sociales 
organizadas y no organizadas en Colombia y el contexto hostil en el que han tenido que 
luchar para poder ejercer la participación política sin usar los canales netamente 
institucionales, así como la dinámica que ha marcado la relación entre el Estado y la 
democracia de índole liberal abordada como instrumento de dominación de clase y los 
movimientos sociales. 
38 
 
4.1.1 Movimientos sociales desde el Funcionalismo: El Funcionalismo en diversos 
autores incluye a los movimientos sociales en su abordaje teórico. Sin embargo, debido 
a la concepción de sociedad por parte de dicha corriente, la definición va cargada de 
una connotación negativa en el sentido de entender los levantamientos sociales 
(verbigracia las movilizaciones y protestas) y los movimientos sociales como 
perturbaciones en la institucionalidad y el orden social, proveniente de fallas en la 
interiorización de las normas por parte de los ciudadanos. A este respecto Jiménez 
(2007) expone planteamientos de Parsons acerca de los movimientos sociales: “Para 
Parsons los comportamientos o las conductas desviadas constituyen una disfunción en 
los procesos institucionales. Las conductas desviadas son aquellas que infringen las 
normas institucionalizadas y producen desequilibrios en los procesos de integración”. (p. 
4) 
Con esto se quiere destacar que para algunos autores funcionalistas los movimientos 
sociales surgen de un error de interiorización de las normas del orden social, derivando 
en procesos de falta de institucionalización del comportamiento individual. Estos 
cambios o perturbaciones se explican por desarrollos desiguales en los subsistemas de 
un sistema, es decir, cuando en una sociedad ocurren cambios la respuesta de los 
diferentes grupos de individuos es distinta. Jiménez expone lo anterior retomando 
nuevamente el pensamiento de Parsons: 
 
Parsons explicó el surgimiento del movimiento social en función de 
tensiones originadas en el desarrollo desigual de los subsistemas de acción 
que constituyen un sistema social. En suma, las conductas colectivas 
siempre se derivan en Parsons de una situación de desequilibrio y de 
escasa funcionalidad en los procesos de integración del sistema social. 
(Jiménez, 2007, pp. 4-5) 
 
Esta compresión de los movimientos sociales niega el carácter transformador y de largo 
alcance de las plataformas de expresión popular de las comunidades y, a su vez, busca 
suprimir y estigmatizar todo aquello que no esté dentro de los límites institucionales. De 
tal manera, el Funcionalismo como corriente de pensamiento legitima la represión hacia 
39 
 
conductas no adecuadas, aunque persigan objetivos de sociedad justos. Ruiz (1993) lo 
expone a continuación: “La visión negativa de los actores colectivos no-institucionales, 
al ser analizados en términos de masas, impide entender su proceso de formación y 
transformación”. (p. 57) 
 
Esta perspectiva anula la identidad colectiva construida por los individuos y reduce su 
accionar político a factores psicológicos a través de movimientos sociales, omitiendo las 
construcciones de poder popular y los procesos de organización y movilización en 
diversas expresiones de los movimientos sociales. En esta perspectiva, Talavera (citado 
por Garza, 2011) expone su preocupación en lo referido al abordaje de dichas corrientes: 
 
Le Bon, Tarde y Freud, cada uno desde su perspectiva, contribuyen 
decisivamente para considerar a los MS [movimientos sociales] como una 
patología social. Para los primeros, la sugestión colectiva —por medio de 
la cual los individuos se funden en la masa, perdiendo su individualidad— 
es provocada por las acciones de una minoría de agitadores que explican 
claramente las reacciones de una multitud ante el discurso del líder. (p. 111) 
 
4.1.2 Movimientos sociales desde el Marxismo: El abordaje marxista acerca de 
movimientos sociales, en un primer momento, puso en el centro de su análisis al 
movimiento obrero. Sin embargo, con el paso del tiempo y con las distintas vertientes se 
llegó a una comprensión que identificaba las luchas del movimiento obrero con las luchas 
de sectores de la población que respondían a objetivos de sociedad y a intereses de 
clase similares. 
 
Desde una perspectiva marxista los movimientos sociales son entendidos como 
totalidad. Esto significa que, a pesar de que los grupos sociales materializados en 
movimientos sociales sigan objetivos de sociedad concretos y diferentes entre sí, es la 
estructura económica, política y social la que los atraviesan, de manera que cada sujeto 
es atravesado por unas condiciones históricas y materiales que determinan su paso por 
el mundo social. Como lo identifica Marx (2003), “Los hombres hacen su propia historia, 
40 
 
pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino 
bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han 
sido legadas por el pasado”. (p. 10) 
 
Dado que las manifestaciones sociales, las reivindicaciones y los aspectos 
determinantes de los movimientos sociales son necesarios atarlos a un marco 
estructural, éstos no pueden aproximarse a movimientos sociales reivindicativos de raza, 
género, etc. desconociendo la dimensión de clase. Así, ésta se muestra como transversal 
a ellos, siendo la contradicción de clase inherente a otras formas de opresión o 
contradicciones que, en gran medida, se desprenden a raíz de la sociedad capitalista y 
de una sociedad con clases sociales antagónicas. Tsetung (1965) en Cinco tesis 
filosóficas lo plantea así: 
 
Si en un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas 
es la principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo, mientras las 
demás ocupan una posición secundaria y subordinada. Por lo tanto, al 
estudiar cualquier proceso complejo en el que existan dos o más 
contradicciones, debemos esforzarnos al máximo por descubrir cuál es la 
contradicción principal. (p. 52). 
 
En este orden de ideas, a pesar de que la contradicción principal en una sociedad 
capitalista responde al capital-trabajo, la condición de clase en los movimientos sociales 
es relevante. Por ello se debe determinar el abordaje de los movimientos sociales (o de 
cualquier proceso social) y la contradicción principal para dilucidar toda la estructura que 
los enmarca. No hay que perder de vista que, si bien cada contradicción particular (por 
ejemplo la existente entre ideología patriarcal y mujeres eje de diversas opresiones 
particulares y debe estudiarse a fondo y con métodos particulares, no se aconseja 
desechar la contradicción principal que es transversal a los distintos tipos de opresión. 
Mao Tsetung (1965) expresaba este fenómeno a través del carácter universal y particular 
de las contradicciones: “Es imperativo estudiar la particularidad de la contradicción y 
41 
 
conocer la esencia particular de las cosas individuales para conocer plenamente la 
universalidad de la contradicción y la esencia común de las diversas cosas”. (p. 37) 
 
Sin embargo, existe una amplia gama de movimientos sociales dentro de los cuales, 
mientras algunos ignoran la condición de clase, otros sí poseen proyectos políticos 
ubicándose en su condición de clase. Algunos autores como Pérez (2004) han hecho 
esta diferenciación con base en la comprensión y el estudio de los movimientos sociales 
con los enfoques movimientista y clasista. A propósito del enfoque movimientista, el autor 
plantea que éste 
 
[…] coloca al movimiento por sí mismo como categoría fundamental y 
básica, como célula de la sociedad, en detrimento o negación absoluta de 
la pertenencia de clase, argumentando la presencia dinámica y abundante 
de los movimientos sociales como nuevo “motor delahistoria”. (p. 3) 
 
Esta perspectiva de abordaje de movimientos adquiere un panorama que, al renegar las 
posiciones de clase y al estudiar las especificidades, da pie para instituir una serie de 
lógicas cómplices de las clases dominantes, quienes poseen el poder económico y 
político. Esto se da en razón a que éstas no le apuestan a comprender los movimientos 
sociales como una transformación real de los componentes estructurales de los que se 
desprenden las distintas opresiones sino que abogan por demandas y exigencias 
reformistas, perpetuando su visión de deber ser del mundo social en el marco del mismo 
sistema reinante. 
 
Los movimientos sociales abordados desde el Enfoque Clasista adquieren una 
dimensión de comprensión de estos más completa. Sin embargo, no se trata de hacer 
encajar la teoría y el método marxista a la realidad social, sino de construir con base en 
las expresiones sociales aportes que permitan, junto con el método marxista, nuevas 
formas de entender la realidad social y transformarla. Se trata de eludir la ideología de 
las clases dominantes que separan los movimientos sociales del carácter de clase, con 
42 
 
el fin de frenar los antagonismos existentes entre las clases desposeídas y las 
poseedoras. Sobre el Enfoque Clasista Lara (2004) afirma que 
 
El Enfoque Clasisista o Clasista extremo utiliza la categoría de clase social 
como el eje fundamental y casi único de los análisis que se realizan sobre 
los movimientos sociales derivando de ello sus posiciones de lucha, 
intereses, la ideología que deben adoptar, misión histórica a realizar, etc. 
Se produce una inversión en el proceso del conocimiento del nuevo 
fenómeno, se va desde la teoría verdadera, fundamentada y comprobada 
(el Marxismo) en una realidad, a su aplicación (casi mecánica) a las nuevas 
prácticas de una parte importante de los nuevos agrupamientos sociales. 
(p. 1) 
 
4.1.3 Movimientos sociales y democracia colombiana: Para analizar el contexto en el que 
se desenvuelven los movimientos sociales en Colombia es necesario comprender la 
dinámica de la democracia en Colombia desde su dimensión de dominación de clase. 
Si bien la democracia en Colombia alardea de ser una de las más viejas, es necesario 
dilucidar la fundamentación que acarrea en tanto democracia liberal dado que ésta no se 
entiende como el triunfo del bien común sino como la reconfiguración y transformación 
del Capitalismo. Al respecto, en la obra El Estado y la revolución Lenin (2007) afirma que 
 
La República Democrática es la mejor envoltura política de que puede 
revestirse el Capitalismo y por lo tanto el capital; al dominar […] esta 
envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su Poder de un modo tan 
seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de 
partidos, dentro de la república democrática burguesa hace vacilar este 
Poder. (p. 46) 
 
La democracia colombiana no se muestra como la gobernanza de la comunidad o del 
pueblo, máxime si se parte de la naturaleza de la “representación” reducida a fórmulas 
matemáticas como cantidad de representantes por ciudadanos, o como una 
43 
 
representación cooptada por las clases dominantes que desconoce las necesidades y 
exigencias de sus “gobernados”. En este contexto se abren otros escenarios de 
participación política real como los movimientos sociales, reconociendo que el Estado 
bajo las lógicas antes esbozadas actúa como instrumento protector de los intereses de 
una determinada clase social dominante. Engels (1884) identifica esta comprensión del 
Estado en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado: 
 
Como el Estado nació de la necesidad de tener a raya los antagonismos de 
clase, y como al mismo tiempo nació en medio del conflicto de estas clases, 
el Estado es, por regla general, de la clase más poderosa, de la clase 
económicamente dominante, que con ayuda de él se convierte también en 
la clase políticamente dominante, adquiriendo así nuevos medios para la 
represión y explotación de la clase oprimida. (p. 99) 
 
A su vez, esta clase social dominante legitima el escenario de participación política, 
reduciéndola a escenarios en donde el único actor predominante son los partidos 
políticos y la incidencia democrática son los sistemas electorales; con esto se apaciguan 
las contradicciones existentes entre clases sociales y de crear el imaginario de incidencia 
en las decisiones estatales. Bajo diversas ópticas de análisis de las lógicas de la 
participación política los partidos son vistos como el método de incidencia más eficiente 
por medio de la representación y la delegación del poder. Dado que de su desarrollo se 
edifica la democracia, por ello se enfocan las preocupaciones a las demandas 
“canalizadas” de los “ciudadanos” y se puede posibilitar su inclusión, algo que puede 
evidenciarse en algunas corrientes teóricas. Alcántara (2004) expone el problema 
democrático como un simple desajuste y al no suficiente alcance del concepto de 
ciudadanía: “el desarrollo democrático se enfrenta al problema de hacer extensible la 
ciudadanía efectiva a todos los ciudadanos. Para algunos países, la participación de los 
ciudadanos en los procesos políticos de manera plena aun es una cuestión pendiente”. 
(p. 8) 
 
44 
 
Así mismo lo no “canalizado” por los partidos políticos es relegado a la categoría 
“movimientos sociales”, reduciéndolos a la función de suplir canalizaciones que no 
alcanzan a cubrir los partidos políticos. Alcántara (2004) lo esboza de la siguiente 
manera: 
 
Es cierto que muchos de estos mecanismos están ocupando un espacio 
que en una democracia liberal clásica deberían ser monopolio de las 
instituciones de representación como los partidos políticos e, incluso, estas 
organizaciones llegan a cumplir funciones sustantivas en la canalización de 
demandas ciudadanas. (p. 8) 
 
 Pese a que la naturaleza de diversos movimientos sociales es netamente reivindicativa, 
y aunque éstos pueden llegar a suplir un espacio inaccesible para los partidos políticos, 
algunos movimientos le apuestan a generar construcciones colectivas que entran al 
escenario político a disputarse el poder político. 
 
4.1.4 Estado y movimiento social: En Colombia el Estado ha estado marcado por una 
lógica de exclusión para con el pueblo colombiano en cuanto a la participación de las 
decisiones políticas. Los partidos políticos tradicionales (Partido Liberal y Partido 
Conservador) han sido los únicos que han canalizado institucionalmente las demandas 
e incluso han establecido hasta qué instancias es legítima la participación del pueblo. De 
tal manera, el Estado se muestra como una institución marcadamente controlada por 
pequeños sectores sociales poseedores económicamente junto con los partidos políticos 
más influyentes. De acuerdo con Archila (2006): 
 
El mecanismo de relación entre el Estado, controlado por uno u otro partido 
tradicional, y en muchas ocasiones por alianzas bipartidistas, fue el 
clientelismo. Por lo tanto, el Estado colombiano ha sido controlado por 
redes partidistas o, en tiempos más recientes, por los grupos 
empresariales. Ellos tienen una incidencia en el manejo del Estado por su 
gran capacidad de presión tanto directa como indirectamente por medio de 
45 
 
los partidos tradicionales y porque sus cuadros alimentan el sector oficial 
continuamente. (pp. 13-14) 
 
Además de la exclusión a expresiones sociales no institucionalizadas, el Estado también 
se ha encargado de perseguirlas y estigmatizarlas. De hecho, cuando algún movimiento 
social proveniente de las comunidades campesinas presiona a través de la movilización 
para disputar el poder político, es utilizada toda la maquinaria estatal para suprimirlo. Tal 
es el caso de las expresiones del movimiento universitario, reprimido violentamente por 
el Escuadrón Móvil Anti Disturbios (ESMAD) o, si se hace un detenimiento

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