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Solo un Poco Solo un Poco Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 Índice Resumen ....................................................................................................................................................... 4 Capítulo 1 ...................................................................................................................................................... 5 Capítulo 2 .................................................................................................................................................... 23 Capítulo 3 .................................................................................................................................................... 30 Capítulo 4 .................................................................................................................................................... 38 Capítulo 5 .................................................................................................................................................... 55 Capítulo 6 .................................................................................................................................................... 62 Capítulo 7 .................................................................................................................................................... 70 Capítulo 8 .................................................................................................................................................... 79 Capítulo 9 .................................................................................................................................................... 87 Capítulo 10 .................................................................................................................................................. 99 Capítulo 11 ................................................................................................................................................ 108 Capítulo 12 ................................................................................................................................................ 115 Capítulo 13 ................................................................................................................................................ 132 Capítulo 14 ................................................................................................................................................ 143 Capítulo 15 ................................................................................................................................................ 163 Capítulo 16 ................................................................................................................................................ 171 Capítulo 17 ................................................................................................................................................ 171 Capítulo 18 ................................................................................................................................................ 185 Capítulo 19 ................................................................................................................................................ 194 Capítulo 20 ................................................................................................................................................ 207 Capítulo 21 ................................................................................................................................................ 207 Capítulo 22 ................................................................................................................................................ 225 Capítulo 23 ................................................................................................................................................ 225 Capítulo 24 ................................................................................................................................................ 241 Capítulo 25 ................................................................................................................................................ 248 Capítulo 26 ................................................................................................................................................ 248 Capítulo 27 ................................................................................................................................................ 259 Epílogo ...................................................................................................................................................... 277 Notas Finales ............................................................................................................................................. 290 Batiaventuras ............................................................................................................................................ 292 Créditos ..................................................................................................................................................... 296 Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 Resumen Está seguro de que nunca se enamorará de un hombre... Cuando llueve, diluvia. Después de perder su prestigioso trabajo, Vlad descubre que su novia lo engañó. Enojado y herido, está decidido a encontrar a su amante y enseñarle una lección. Cuando descubre que su amante es bisexual, simplemente lo enoja más. Criado por una familia extremadamente homofóbica, Vlad está convencido de que es hétero y no siente nada más que desprecio por las personas que no lo son. Pero a veces el desprecio y la ira pueden convertirse en obsesión, y luego en algo completamente diferente, algo que Vlad siempre ha considerado enfermo e incorrecto. Está seguro de que nunca se enamorará de un matón homófobo... Sebastian es un exitoso modelo inglés que siempre detestó a los matones. Cuando un hombre aparece en su puerta acusándolo de dormir con su novia, Sebastian no está interesado en convertirse en una bolsa de boxeo. Sin embargo, provocar a un homófobo no es probablemente la mejor idea... ni la más segura. Pero, de nuevo, Sebastian nunca ha sido bueno en jugar con seguridad. Las cosas se complican mucho más cuando Vlad se vuelve el guardaespaldas de Sebastian. ¿Pueden permanecer profesionales? No pueden. Ellos discuten y pelean, y odian todo uno del otro. Ahora bien, si tan sólo pudieran averiguar cómo mantener las manos lejos. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 Capítulo 1 Había un condón usado en el piso cerca de la cama. Esto no sería particularmente digno de mención si no fuera por el hecho de que Vlad había estado ausente varias semanas y el preservativo definitivamente no le pertenecía. Vlad miró fijamente al condón, sintiendo la bilis subir hasta su garganta. Su mirada se desplazó hacia la imagen de la mesita de noche, una foto de un día en el parque. Él y Nina parecían tan felices, su pequeño cuerpo parecía diminuto en sus brazos mientras la abrazaba por detrás. Volvió a mirar el condón y se sintió mal del estómago. Tras de él, Nina seguía parloteando distraídamente, diciendo lo feliz que estaba de que hubiera regresado a casa, de Suiza, antes de lo planeado. Vlad siempre se había enorgullecido de nunca golpear una mujer. Era un tipo grande, con un trabajo peligroso, un temperamento excitable y puños a juego, pero nunca había golpeado a una mujer. Nunca había estado tan tentado en su vida. Y había pensado que esta semana no podría empeorar. Aparentemente no era suficiente que hubiera perdido su trabajo y la confianza del hombreal que había considerado un amigo. Descubrir que su novia había traído a otro hombre a su propia Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a6 casa para follar, y engañarlo en su propia cama, no era otra cosa que la cereza arriba de todo ello. —¿Quién es? —Se oyó decir Vlad, con la voz llana. El parloteo constante de Nina finalmente se detuvo. —¿Qué? Vlad se dio la vuelta y apuntó con el dedo hacia el condón. —¿Quién es el sorete con el que me estás engañando? Los enormes ojos azules de Nina se ensancharon. Sus labios temblaban. —Vlad, no es lo que... —¿No es lo que parece? —gruñó Vlad—. ¿Estás jodiendo conmigo, Nina? Ella se estremeció, alejándose de él. —No sé de qué estás hablando —dijo ella con voz llena de confusión. No era una mala mentirosa. Demasiado malo para ella que Vlad fuera un ex agente federal y reconocía a la gente que mentía para ganarse la vida. Solía ser uno de ellos. —¿Quién es? —preguntó. No sabía por qué de repente era tan importante. No, sabía por qué: él no creía que fuera capaz de golpear a una mujer, ni siquiera ahora, sin importar cuan mentirosa y puta-engañadora fuera. Con un hombre sería un asunto diferente. El cuerpo de Vlad picaba por una pelea, había estado ansioso por encontrar una salida para su frustración y Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a7 rabia reprimida desde que Roman lo había despedido de su cargo de jefe de seguridad. Si Vlad era honesto consigo mismo, necesitaba encontrar una salida para su ira desde que ese joven inglés, Luke Whitford, había conseguido tener al jefe de Vlad envuelto en su dedo meñique. Hasta el día de hoy, desconcertaba y disgustaba a Vlad cómo el pequeño chupapollas habría logrado engañar a un hombre como Roman. Vlad nunca había pensado que Roman fuera gay. Todavía estaba convencido de que Roman no lo era. Todo era culpa de Luke Whitford: el mocoso tenía los labios más obscenos que jamás había visto. Incluso Vlad, un hombre completamente recto, no pudo evitar mirar un poco. —¿Quién es? —preguntó Vlad. Le dolía el pecho más de lo que le hubiera gustado admitir. Nina había sido su novia oficial por dos años. Era inteligente, divertida y hermosa. La había querido genuinamente, a veces incluso pensaba que la amaba. Habían tenido algo bueno entre ellos. O eso había pensado. Al parecer, Nina era de una opinión diferente si había caído en la polla de otro hombre en las pocas semanas que había estado fuera. No es que pensara que su relación fuera perfecta. Se peleaban bastante a menudo, principalmente debido a sus viajes de trabajo por todo el mundo. El sexo no había sido perfecto tampoco, pero de nuevo, nunca lo fue. Vlad siempre se sintió vagamente insatisfecho y desinteresado durante el sexo, sin importar a la mujer que se follara. Vlad estaba acostumbrado a ello, considerándolo como “su bajo deseo sexual”. En realidad estaba muy orgulloso de que nunca dejara que su polla dominara su cabeza, como lo hacían muchos otros hombres. —¿Importa? —preguntó Nina, trabando la mandíbula obstinadamente. Sus ojos brillaban. Ya no parecía asustada y Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a8 culpable; ahora parecía molesta y defensiva—. ¿Por qué estás sorprendido? ¡Nunca estás en casa! ¿Se supone que debo ser una monja mientras viajas por todo el mundo, jodiendo mujeres en París y Londres? —Nunca te he engañado —dijo, ignorando su incredulidad. Ella nunca le creyó—. Te pregunto por última vez, ¿quién es él? Nina apretó los labios. —No te lo diré. Le harías daño. El hecho de que ella protegiera al hijo de puta era un golpe adicional. —Eso es jodidamente cierto, lo haré —dijo—. Ahora junta tu mierda y sal de mi casa. Nina se congeló. —No puedes hacer esto —dijo—. ¡No puedes echarme! ¡No tengo a dónde ir en Moscú! —Deberías haber pensado eso antes de echarte encima de la polla de otro hombre —dijo Vlad en voz calma. Nina se sonrojó. —¿Tienes que ser tan vulgar? Vlad soltó una risita. —Sólo estoy llamando “espada” a una “espada”. O, en este caso, “puta” a una “puta”. Volviéndose de un rojo brillante, ella lo fulminó con la mirada. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a9 —¿Sabes qué? Sí, te engañé y disfruté cada segundo! ¡Era mucho mejor que tú! ¡Fue el mejor que he tenido! Le dije lo patético y egoísta que eras en la cama y nos reímos juntos… —Fuera—Vlad dijo entre dientes—. Voy a salir ahora y es mejor que te hayas ido para cuando regrese—Con los puños apretados, salió luego de espetar por sobre su hombro—. Deja tu llave en el escritorio de seguridad. Afuera, golpeó la pared y apoyó su frente contra ella, respirando con dificultad y tratando de controlar su temperamento. No iba a responder a la provocación. No iba a golpear a una mujer. Él no era así, maldita sea. Aunque necesitaba como al aire una salida para el dolor, y la rabia que palpitaba bajo su piel, su objetivo no iba a ser una mujer débil. Nina no era la única que lo había humillado. Ella había tenido un cómplice. Vlad levantó la cabeza, con la mandíbula en una línea determinada. No necesitaba a Nina para decirle el nombre de su amante. Podía descubrirlo por sí mismo. Había video vigilancia en el edificio. La última década como jefe de seguridad de uno de los oligarcas más despiadados e influyentes de Europa le había dado muchas conexiones útiles. Al final del día, tendría el nombre y la dirección del mierda que había hecho un tonto de él. El hijo de puta iba a pagar. * * * * * Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 0 Le tomó menos tiempo de lo que esperaba encontrar la información que quería. Lo que descubrió lo molestaba aún más. El hombre con el que Nina lo había engañado era inglés. Vlad sabía que era irracional disgustarse con una nación entera a causa de una sola persona, pero después del fiasco de Luke Whitford había desarrollado una fuerte aversión a cualquier cosa inglesa. Se preguntó si sería una broma cósmica que un inglés hubiera arruinado su vida profesional y otro inglés hubiera arruinado su vida personal. Bueno, Luke Whitford estaba fuera de su alcance, pero Sebastian Sumner no lo estaba. Vlad llamó a la puerta de la habitación de hotel, su cuerpo vibrando por la tensión y la agitación. Mientras esperaba, pensó en lo que sabía del hombre. Sebastian Sumner tenía veinticinco años, siete años menos que él, y era un modelo exitoso que vivía en Londres. Un puto modelo. Vlad todavía no podía creer que Nina lo había engañado con un modelo. Ella normalmente volvía la nariz hacia arriba, diciendo que no le gustaban los hombres que eran más bonitos o más delgados que ella. La puerta se abrió. Sebastian Sumner no era particularmente flaco, pero era indudablemente bonito. Era alto, casi tan alto como el propio Vlad, aunque era atlético y delgado, mientras que Vlad era musculoso y corpulento. Los hombros de Sumner eran bastante anchos y estaban cubiertos con algunos músculos decentes, pero el ojo entrenado de Vlad rápidamente evaluó que el otro hombre no era rival para él. También era el polo opuesto de Vlad, en lo que se podía ver. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 1 Vlad no tenía baja autoestima. A las mujeres les gustaba. Tenía la estereotipada apariencia eslava con sus ojos azules almendrados, mandíbula cuadrada y cabello rubio recortado. Sabía que se veía muy bien. De todos modos, no se suponía que un hombre fuera hermoso. Francamente, hombres hermosos con rasgos refinados siempre hacían que Vlad se sintiera incómodo por algún motivo. Este tipo... era uno de esos. El cabello rubio y ondulado de Sebastian era un poco demasiado largo y estaba casualmente peinado hacia atrás,enmarcando un rostro fuerte y hermoso con pómulos altos y cincelados. Grandes ojos oscuros miraban a Vlad con una expresión inquisitiva. ¿El tipo llevaba delineador de ojos? Sus ojos eran demasiado bonitos para que fueran naturales. Los generosos labios de Sebastian estaban fruncidos, su color rojo contrastaba con la pálida y perfecta tez del hombre. El idiota era precioso, Vlad le daría eso. De alguna manera, conseguía lucir bello sin parecer afeminado. —¿Puedo ayudarte, amigo? —dijo Sebastian. Su voz era baja, su expresión un poco somnolienta, como si hubiera estado tomando una siesta. Su inglés británico rayó los nervios de Vlad, provocándole una nueva oleada de ira. Este hombre había estado dentro de su novia. Había jodido a la mujer de Vlad en la propia casa de Vlad, en la propia cama de Vlad. Había fotografías de Vlad y Nina por todas partes; no había manera de que el tipo no hubiera sabido que Nina estaba tomada. —Sabes quién soy, así que corta la mierda. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 2 Reconocimiento se apoderó del rostro del chico. Sebastian se echó hacia atrás, cautela y un toque de incomodidad apareciendo en sus ojos. —Eres el novio de Nina. Vlad, ¿verdad? —Encantado de conocerte —Vlad dijo, avanzando sobre él. —Mira, no sabía que Nina tuviera novio —dijo Sebastian rápidamente—. Sólo vi tus fotos después —Le dio una media sonrisa torcida, torpe—. Ella no me dejó exactamente husmear alrededor cuando llegamos a su piso… En un movimiento rápido, Vlad empujó al idiota contra la pared. —¿Esto es jodidamente divertido para ti, maldita mierda? ¿Fue divertido para ti joder la relación de otro hombre? Sebastian alzó ligeramente las cejas. —Estoy diciendo la verdad: no lo sabía. Además, creo que estás poniendo la culpa en el lugar equivocado. No es mi problema si su relación era tan débil que tu novia me invitó a su casa luego de media hora de baile… Vlad le dio un puñetazo en la mandíbula. Sebastian gimió, la sangre goteaba de su boca. La limpió, perdiéndose un punto en sus labios. Algo como miedo parpadeó en la cara de Sebastian, pero un momento después, se había ido. Levantó la barbilla, su expresión se endureció. —¿Golpeé un nervio, tipo grande? Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 3 —Cierra la puta boca —dijo Vlad, golpeando la cabeza de Sebastian contra la pared y envolviendo sus dedos alrededor de su garganta—. ¿No tienes nada de auto-preservación, mierda estúpida? He matado gente por menos. El chico se rio entre dientes. —¿Esta charla estúpida y machista realmente te funciona con otra gente, amigo? Increíble. El idiota pensaba que Vlad tenía una postura machista. —No tienes idea de lo que soy capaz, amigo —dijo Vlad con voz apagada—. Puedo cortarte a la mitad con una mano —No era una amenaza vacía. Él podría. Vlad apretó su garganta. Le trajo una cantidad ridícula de satisfacción cuando Sebastian comenzó a jadear por aire. Pero no planeaba matar al tipo; Nina no valía la pena. Así que cuando el rostro estúpidamente bello del modelo empezó a volverse morado, Vlad a regañadientes aflojó su agarre en su cuello. Sebastian empezó a toser, tomó varias bocanadas de aire. —Deberías estar agradeciéndome, ¿sabes? —dijo con voz ronca. ¿Este tipo era de verdad? —¿Agradecerte por follar a mi novia? —Por comprobar el grado de su lealtad —Sebastian lo miró—. ¿De verdad necesitas a una mujer que le contó a un perfecto desconocido cuan mierda eres en la cama? Los ojos de Vlad se estrecharon en rendijas. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 4 —No soy una mierda en la cama. Sebastian se encogió de hombros. —Sus palabras, no las mías. ¿Cómo iba a saberlo? —dió una mirada evaluativa a Vlad—. Claro, eres bastante caliente, pero no significa nada si el tipo no sabe lo que está haciendo. Vlad sintió que se le apretaba el estómago. ¿Bastante caliente? —¿Eres un maldito maricón? —Maldito infierno, últimamente parecía que había maricones en todas partes. Sebastian parpadeó. —Bien —dijo débilmente—. Sí que resultaste ser un sol... Si no supiera que sólo eres el producto de la propaganda anti-gay que predomina en tu país, estaría muy ofendido. Estoy tratando de no sentirme ofendido, pero no estás haciendo que me arrepienta de dormir con tu novia, ¿sabes? —Entonces eres un maricón. —Si necesitas saberlo, me identifico como bisexual, pero sí, generalmente prefiero a los hombres —dijo Sebastian con orgullo—. No me avergüenzo de ello. Vlad se burló. —Por supuesto que no. No esperaría nada diferente de un hombre que no ve nada malo en tomar lo que pertenece a otro hombre. Sebastian inclinó la cabeza hacia un lado. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 5 —Está bien, me molesta profundamente tu insinuación de que ser bisexual o gay es algo de lo que estar avergonzado y que no tenemos moral. Mierda homofóbica aparte, te tengo noticias hombre de las cavernas: estar en una relación no significa que tu pareja sea tu propiedad. Tu novia no te pertenece. Ella es su propia persona. Si ella decide dormir con otro hombre, ese es su derecho, no importa lo mierda que sea de parte de ella. ¿Has pensado alguna vez que es tu propia culpa que no tuviera ningún incentivo para permanecer leal a ti? Por lo que he visto, tu personalidad no es exactamente brillante. O tal vez tú sí eres una mierda en la cama… Gruñó de dolor cuando Vlad lo empujó contra la pared. —Cállate —gruñó Vlad—. Un marica que toma por culo no puede juzgar la destreza sexual de los hombres normales. Sebastian se rio en su rostro. —¿No crees que un “puto” esté mejor preparado para juzgar tu destreza que los hombres “normales”? —rodó sus caderas. —¿Qué demonios crees que estás haciendo, jodida mierda? — preguntó Vlad, con el cuello encendido. —¿Algún problema? —dijo Sebastian y rodó las caderas de nuevo, moliéndose contra Vlad. —Para eso —ordenó Vlad, apretando de nuevo la garganta de Sebastian—. No me asustarás con esta mierda repugnante. —Repugnante, ¿eh? —dijo Sebastian suavemente, mirándolo a los ojos—. Entonces, ¿por qué estás medio duro? No estaba... Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 6 Mierda. Vlad lo miró furioso. —No soy un homo. Sebastian sonrió de nuevo, algo parecido a la diversión apareció en su rostro. —Dile eso a tu polla. Vlad apretó los dientes. —Cualquier hombre recto se pondría algo duro si alguien crea fricción contra su verga. Eso no me convierte en un homo. —Por supuesto. —Deja de frotarte contra mi polla, pervertido. Sebastian sonrió más. —¿Por qué no te apartas si esto te repugna tanto? —Porque un pequeño maricón como tú no me asustará —dijo Vlad, sintiéndose demasiado nervioso para su gusto—. La gente como tú son monstruos de la naturaleza. No deberían ser llamados hombres. La expresión de Sebastian se oscureció. —Sabes, he cambiado de opinión: me estoy ofendiendo, después de todo. Vlad resopló. —¿Se supone que eso me asuste? Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 7 Algo parpadeó en los ojos de Sebastian antes de que sus labios se convirtieran en una sonrisa. —Deberías estarlo—dijo suavemente, y apretó los labios contra Vlad. Vlad se puso rígido. Esto era enfermo, equivocado, y repugnante, pero, por alguna razón, estaba dolorosamente duro, y quería… Se apartó bruscamente y se limpió la boca furiosamente antes de empujar al maricón contra la pared. —¿Qué diablos? —gruñó, apretando el antebrazo contra la garganta de Sebastian—. Te dije que no era un homo. ¿Tengo que escribirlo en tu cara? Sebastian gruñó, luchando por respirar, y sin embargo continuó mirándolo con desafío. —¿Quédice de ti que a tu novia le guste un homo más que tú? La estúpida mierda realmente tenía deseos de morir. Un golpe en el estómago de Sebastian lo hizo doblarse. Otro en sus costillas lo arrojó de rodillas, sin aliento y con dolor. Vlad agarró un puñado de pelo negro y jaló la cara de Sebastian hacia arriba. —Debería golpearte hasta la muerte por tu gran boca. Jadeando, Sebastian le sonrió antes de gruñir: Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 8 —¿Por qué no das a mi boca un mejor uso? —Antes de que pudiera reaccionar, Sebastian apretó los labios entreabiertos contra el contorno de la polla dura de Vlad. Los músculos de Vlad se cerraron. No podía moverse, no podía respirar, no podía hacer otra cosa que mirar a Sebastian mientras arrastraba sus rojos labios sobre su polla vestida, mientras miraba a Vlad. —Deja eso —se oyó a sí mismo decir, su cuerpo vibrando con tensión contenida, su polla tan dura que era doloroso. ¿Por qué estaba tan duro, maldita sea? Mirándolo a los ojos, Sebastian se frotó la mejilla contra la erección de Vlad como un gato hiper-desarrollado, murmurando: —¿Cómo te sientes al saber que un homo te provocó una erección, chico hétero? Y Vlad se quebró. Tiró de su cremallera hacia abajo, agarró su polla y la empujó en la boca del maricón. Sebastian gruñó, atragantándose con la gruesa longitud en su boca, sus ojos se volvieron cómicamente anchos. La vista era inmensamente satisfactoria. Claramente el tipo había estado faroleando. Esperaba que Sebastian luchara y se liberara ahora que Vlad lo había desafiado en su propio terreno, pero Sebastian no lo hizo. Miró a Vlad, apretó sus labios alrededor de la polla de Vlad, y chupó. Los ojos de Vlad rodaron hasta la parte de atrás de su cabeza, un gemido bajo se deslizó de su boca. El calor, la humedad, la cantidad perfecta de succión, eran demasiado, y de repente ya no se trataba de una faroleada de un maricón, sino sobre una boca caliente, húmedahúmedahúmeda envuelta alrededor de su Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a1 9 dolorida polla. Antes de que Vlad pudiera detenerse, sus caderas se empujaban dentro y fuera de la boca del chico, la repugnancia y la abrumadora necesidad de joder esa boca haciendo estallar una guerra dentro de su cuerpo. Quería decir, “Detente”, pero no salió nada. Quería empujar al maricón lejos, pero su cuerpo no obedecía. No podía hacer otra cosa que apretar su polla en la garganta del chico, gruñendo lentamente ante la sensación mientras la jodía por varios minutos, tal vez por horas; no tenía ni idea. La boca de Sebastian era perfecta alrededor de la polla de Vlad, y Vlad se estaba perdiendo, empujándose como un hombre poseído, acunando el rostro de Sebastian en sus manos, necesitando… joder. Antes de darse cuenta, estaba gimiendo y corriéndose en la garganta del chico. Durante un largo momento, sólo hubo silencio y un placer abrumador. Y entonces su cerebro volvió a ponerse en marcha. —Eso no sucedió —dijo con voz ronca, con los ojos muy abiertos y sin aliento. Sebastian se limpió la boca, observándolo con una mirada pensativa que habría hecho que Vlad se sintiera incómodo si ya no estuviera jodidamente fuera de su mente. —Claro —dijo Sebastian amistosamente. Se puso de pie y sonrió—. Gracias por la visita. Fue... interesante. Ya sabes dónde está la puerta. Vlad no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Estaba casi fuera de la habitación cuando Sebastian dijo: Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 0 —Me disculparía por darle a tu novia un orgasmo, pero ahora ella y tú están a la par. Vlad cerró la puerta de golpe. Salió del edificio con náuseas rodando en su estómago. Con la mandíbula apretada, mirando directamente al frente, evitando ver a los ojos de los demás. Nunca se había sentido tan inhibido y enfermo en su vida. ¿Podría la gente verlo y saber lo que había pasado? ¿Estaba escrito en su rostro que había follado la boca de otro hombre? ¿Eso lo hacía también un maricón? Pidoras, pidor, goluboy, pedik -sinónimos rusos para decir “marica” resonaban en su mente con una voz mordaz, disgustada. Sonaba muy parecida a la de su tío, y le traía recuerdos medio olvidados de su infancia. Vlad había crecido en un pequeño pueblo ruso lejos de las principales ciudades. El pueblo era tan anticuado que parecía atascado en la primera mitad del siglo XX, en muchos aspectos. Con sólo una televisión en blanco y negro en todo el pueblo, todos estaban básicamente aislados del resto del mundo. Vlad no se sentía mal por ello; simplemente no sabía nada. Él y sus hermanos pasaron su infancia trabajando duro en su pequeña granja bajo el severo y atento ojo de su tío. Un ex sargento del ejército, el tío Stepan no creía en los “perezosos”. —No sean jodidos maricones y pongan sus culos a trabajar—El tío Stepan les gritaría cuando los chicos estuvieran cansados y quisieran jugar para variar. “Maricón” había sido un sinónimo de “débil” durante tanto tiempo como Vlad podría recordar. Originalmente, ninguno de los muchachos había sabido exactamente lo que la palabra significaba, pero todos sabían que Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 1 no querían ser maricones. Cuando los muchachos se quejaban de tener frío o estar hambrientos, el tío Stepan les ladraba para que dejaran de ser pequeños maricones y empezaran a ser hombres de verdad. Los maricones no eran hombres reales por lo que al tío Stepan concernía, y los muchachos nunca habían cuestionado la autoridad o el conocimiento de su tío. Cuando Vlad cumplió once años, la palabra tuvo otro significado. Había una nueva familia en el pueblo, algo casi nunca oído. Los recién llegados se habían mudado de Moscú y tenían un adolescente varios años mayor que Vlad. El nombre del chico era Philip y no se parecía a ningún otro niño que Vlad hubiera visto en su vida: piel suave, ojos de ciervo y bastante inútil en la agricultura; o en cualquier cosa, para el caso. Y, sin embargo, Vlad no podía resignarse a despreciarlo. El chico era lindo. Él tenía una sonrisa agradable y un montón de historias divertidas que contar. A Vlad le gustaba mirarlo. Así fue como un día capturó a Philip besando a Sergei, otro chico de su pueblo. Vlad estaba completamente atónito. Habiendo vivido en una aldea muy protegida, pasada de moda toda su vida, Vlad ni siquiera había sabido que los muchachos podían besar a otros muchachos. Confundido, fue a su tío y le preguntó acerca de eso. Las consecuencias no fueron nada menos que explosivas. Vlad recibió la paliza de su vida por preguntar “una pregunta jodidamente estúpida y extraña”. Philip y su familia abandonaron el pueblo apresuradamente la misma noche. Sergei, el niño que Philip había besado, fue golpeado hasta la muerte por su propio padre. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 2 —El maricón se lo tenía merecido —tío Stepan había dicho con sombría aprobación—. Abominaciones, todos ellos. No se les debe permitir mezclarse con la gente normal. Los hermanos de Vlad habían murmurado su asentimiento mientras un Vlad de once años se sentaba allí, sintiéndose enfermo del estómago. ¿Fue la muerte de Sergei su culpa por haber dicho a su tío lo que había visto? Había conocido a Sergei. El muchacho había sido fuerte y capaz, y no parecía una abominación o un débil. ¿O había sido corrompido por Philip? ¿Era realmente contagioso? —No te sientas mal, chico —el tío Stepan dijo bruscamente, dándole palmaditas en la cabeza a Vlad—. Esos monstruos no son nada como tú y tus hermanos. Son una vergüenza para los hombres y se les debe dar caza y matarlos como perros rabiosos para que no difundan su enfermedad. Más de veinte añosdespués, cuando Vlad salió del hotel en el que había jodido la boca de otro hombre, pensó en las palabras de su tío y sintió náuseas en el estómago. No, ya no era un niño desvalido de once años. Sabía que la homosexualidad no era en realidad una enfermedad. Su tío había muerto hacía tiempo, y ahora Vlad sabía que el odio del tío Stepan por los hombres gay había sido... bastante radical. Pero era imposible erradicar por completo todo lo que había creído. Él no era un maricón. Él era normal. Lo que había sucedido en el hotel fue una casualidad; nunca volvería a suceder. Nunca. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 3 Capítulo 2 Cinco meses después La llamada llegó mientras Vlad estaba descansando frente al televisor con una cerveza en la mano. El Chelsea acababa de anotar contra el Liverpool, para molestia y decepción de Vlad. Había puesto una apuesta sobre el Liverpool, pero el maldito Gabriel DuVal sólo tenía que marcar y arruinarlo. Su teléfono sonó de nuevo y Vlad miró tristemente el identificador de llamada, entrecerrando los ojos para asegurarse de que sus ojos no lo estaban engañando. No lo estaban. Realmente era Roman Demidov, su antiguo jefe, y un ingrato hijo de puta, el hombre al que Vlad había respetado y considerado estúpidamente como un amigo antes de que Roman lo hubiera despedido hace cinco meses. Bien, tal vez no por nada, Vlad concedió eso a regañadientes, pero aun así. ¿No eran quince años de lealtad más valiosos que el juguete sexual con el que Roman estaba obsesionado? Vlad miró su teléfono antes de suspirar y acariciar la pantalla para contestar la llamada. No se molestó en charlar y dijo: —No pensé que volvería a oír hablar de ti después de que me dijeras que me jodiera y nunca regresara —O algo por el estilo. Vlad no lo recordaba muy bien porque estaba demasiado ocupado Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 4 siendo asfixiado por Roman, pero la esencia del mensaje había sido bastante clara. Francamente, había tenido suerte de salir con vida. Roman podía ser absolutamente despiadado cuando estaba enfadado y Vlad sabía eso mejor que nadie. —Las circunstancias han cambiado —dijo Roman—. ¿Has encontrado otro trabajo? —Sabes que no lo he hecho —dijo Vlad, con los labios torcidos. No tenía delirios: Roman no estaría llamando si no hubiera comprobado a fondo para asegurarse de que Vlad no había aceptado ninguno de los numerosos puestos de trabajo que le habían ofrecido los enemigos de Roman. —Sí, lo sé —dijo Roman—. ¿Por qué? Esa fue una pregunta justa. Vlad podría haber sido despedido de su trabajo anterior, pero era bueno en lo que hacía y no le faltaban ofertas de trabajo. Normalmente no estaría todavía desempleado. Simplemente había estado esperando la oferta correcta. Podría permitirse el lujo de estar temporalmente desempleado. Vlad sonrió. —Todos querían que te vendiera. Hubo silencio en la línea. Ambos sabían que Vlad sabía demasiado sobre los negocios de Roman, tanto legales como ilegales. Podría haber hecho una jodida fortuna al vender a Roman. —¿Por qué no lo has hecho? —dijo Roman, oyéndose indiferente, como si no hubiera dudado ni por un momento de que Vlad no lo haría. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 5 Vlad frunció el ceño y tomó un trago de cerveza. —Porque aparentemente soy un idiota —Realmente era un idiota por permanecer leal al hombre que lo había pateado por un juguete sexual. —Bien —dijo Roman secamente—. Tengo un trabajo para ti. Vlad inclinó la cabeza hacia atrás, frunciendo el ceño ante el tenue techo iluminado. —¿Un trabajo? —No era como si Roman perdonara a alguien que le había hecho daño. —Mira —dijo Roman con una voz cortante—. No pienses ni por un momento que he olvidado lo que hiciste, pero sé que tú, erróneamente, pensaste que actuabas por mis mejores intereses. Te estoy dando una segunda oportunidad. Tu última oportunidad. No la jodas. —¿Qué, exactamente, es el trabajo? —preguntó Vlad, desconfiado pero curioso—. ¿Qué pasó? —Roman era un hombre orgulloso y testarudo que rara vez cambiaba sus decisiones. No le ofrecería a Vlad una segunda oportunidad si realmente no lo necesitaba. —No sé si lo sabes o no, pero he trasladado el cuartel general de Suiza a Londres —la voz de Roman era fresca y tranquila, pero Vlad podía sentir la tensión en ella. Vlad dijo: —¿Y? —Necesito salir de Londres por un mes, pero hay una... situación aquí, y no puedo dejar a Luke desprotegido. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 6 Vlad se burló. Por supuesto. Debería haberlo sabido. Debería haber sabido que el mocoso inglés tenía el poder de hacer que Roman cambiara de idea. Era un poco irónico que Luke Whitford fuera la razón por la que Vlad había perdido su trabajo y era la razón por la que lo recuperaba. ¿O fue él? —¿Qué clase de situación? —dijo bruscamente. Todavía no entendía. Roman tenía cientos de personas a su servicio. —Está en las noticias —dijo Roman con un suspiro, la impaciencia perceptible en su voz—. Tres hombres gays han sido golpeados hasta morir. Todos ellos estaban públicamente fuera, y todos ellos fueron influyentes de una manera u otra en el avance de las causas LGBT. Las autoridades creen que es obra de algún culto anti-gay. Vlad se frotó la sien. —¿Y crees que tu chico es un blanco? Una pausa. —No lo sé —dijo Roman—. Pero Luke está públicamente fuera y ha estado en todas las noticias desde el comienzo del verano como el único heredero del imperio empresarial de Whitford. Es un objetivo obvio —Su voz adquirió un borde de acero—. Incluso si él no es un blanco, no voy a arriesgarlo. —¿Por qué yo? —preguntó Vlad—. Tú tienes a otras personas. Tienes a Anna. —Anya me acompañará —dijo Roman—. La necesito conmigo en Perú. No puede estar en dos sitios a la vez —Hizo una pausa—. No te despedí porque dudara de tus habilidades profesionales, Vlad. Te despedí por lo que hiciste. Sé lo bueno que eres y por eso Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 7 no creí que no tuvieras nada que ver con la desaparición de Luke cuando tú eras responsable de él. Vlad tomó otro sorbo de su botella y decidió que odiaba a Roman Demidov. Roman sabía muy bien cómo manipular a la gente para que hiciera lo que quería. Pero aun sabiendo que Roman lo estaba manipulando, todavía estaba trabajando, maldita sea. Roman no era alguien de dar cumplidos a la ligera. —¿Y confiarías en mí con la seguridad del muchacho después de que me deshiciera de él la última vez? —preguntó Vlad—. ¿Después de que lo maltratara un poco esa otra vez? —Sabía que Roman no lo había olvidado. Roman nunca olvidaba nada. Roman no respondió de inmediato. —No lo haría si tuviera otra opción —dijo, su voz como el hielo—. No confío en ti con él, pero confío en que lo mantengas a salvo —Una pausa —. Los asesinatos no son la única razón por la que necesito que protejas a Luke. Charves ha sido un fastidio últimamente. Algunas de sus gentes fueron vistas en Londres. Vlad frunció el ceño. Charves era un gánster peruano con una vendetta personal contra Roman. También estaba loco como un mono y, por lo tanto, impredecible. —Tú y Anna son los únicos que saben cómo funciona su mente—dijo Roman—. Voy al Perú para tratar con él y no puedo permitirme distraerme. Y lo haré si me preocupa la seguridad de Luke. Jodido infierno. Ese chico Inglés tenía a Roman completamente dominado. ¿Quién lo hubiera pensado? —Bien —dijo Vlad—. Pero necesitaré una visa. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 8 —Ya está arreglado. Vlad se rio con voz ronca. —Eres un idiota presumido —Por supuesto, Roman ni siquiera podía imaginarque alguien le dijera que no. —Cuidado, Vlad. Vlad puso los ojos en blanco. Roman creía firmemente que la familiaridad generaba desprecio y generalmente se distanciaba de sus empleados. El problema era que él y Roman se conocían por la mitad de sus vidas y se conocían demasiado bien para una estricta relación de jefe-empleado. Por otro lado, tampoco eran lo suficientemente cercanos como para ser verdaderos amigos. Siempre fue una lucha para Vlad encontrar el equilibrio correcto. Vlad dijo bruscamente: —Jódete, no tengo que ser respetuoso hasta que firme el contrato. Envíamelo ahora. ¿Cuándo me necesitas en Londres? —Para el final de la semana —Roman se quedó en silencio un momento—. No me vuelvas a decepcionar —le dijo por fin, con una voz engañosamente suave—. Si algo le sucede mientras estoy fuera, perder tu trabajo es lo último de lo que tendrás que preocuparte. Te encontraré. Vlad sonrió. No se hacía ninguna ilusión sobre ello. Roman raramente se ensuciaba las manos en estos días, pero cuando lo hacía, no era bonito. —Lo sé —dijo—. No repito mis errores dos veces. Tú lo sabes. —Lo sé—dijo Roman y colgó. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a2 9 Vlad dejó escapar un suspiro y se quedó mirando a su teléfono, preguntándose si había cometido un error. Tenía su orgullo y no tenía ganas de ser guardaespaldas del mocoso Whitford. Pero, por otra parte, le debía a Roman. Si Roman no lo hubiera tomado bajo su ala hace todos esos años, ¿quién sabría cuál litera de la cárcel estaría calentando hoy? Le había salvado la vida a Roman un montón de veces desde entonces, pero eso en realidad nunca se había sentido como si hubiera pagado su deuda. La verdad era, que hasta que conoció a Roman Demidov, su vida había sido una mierda. Había sido nadie de algún pueblo de mala muerte, sin educación, sin perspectivas, con deudas enormes, y una inclinación por la violencia y las drogas costosas. Incluso después de quince años de leal servicio, Vlad todavía sentía que le debía algo a Roman. Tal vez este trabajo finalmente haría el truco y estaría finalmente libre. Ignorando el nudo de inquietud que había aparecido en su estómago ante la idea de ir a Londres, Vlad fue a su ordenador portátil para reservar un vuelo. Londres era una ciudad enorme. Las probabilidades de encontrarse con alguien que preferiría no ver eran muy escasas. No tenía nada de qué preocuparse. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 0 Capítulo 3 Londres lo recibió con niebla y lluvia intensa. El taxi lo dejó enfrente del edificio de Luke Whitford, pero Vlad todavía estaba empapado para el momento en que llegó al interior. Todo lo que quería era una taza de té caliente y un cambio de ropa, pero la extensa comprobación de seguridad para acceder al ascensor privado que conduce al pent-house de Luke le tomó casi quince minutos. A pesar de que las medidas de seguridad le satisfacían, la larga espera con la ropa empapada no lo puso exactamente en un buen estado de ánimo. En el momento en que fue aprobado y las puertas del ascensor privado se abrieron para revelar el espacioso piso de Luke Whitford, Vlad no estaba en un estado de ánimo como para esperar hasta que su propietario hiciera una aparición. En silencio, se dirigió hacia la cocina, donde podía oír voces familiares. —... Yo todavía no entiendo por qué tiene que ser él —Luke Whitford estaba diciendo—. Me odia. No confío en él. —Entonces confía en mí—dijo Roman—. Vlad es el mejor en lo que hace. En la década que fue responsable de mi seguridad, ningún intento contra mi vida tuvo éxito —La voz de Roman se suavizó un poco—. Si las cosas fueran diferentes, yo no lo habría elegido para ser tu guardaespaldas, pero... Luke suspiró. —Lo sé. Vuelve pronto, ¿sí? Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 1 —Sí—dijo Roman—. Vlad, puedes dejar de espiar. Vlad entró en la cocina, colocando en su rostro una expresión de indiferencia ante la vista que lo recibió. La cabeza de Luke estaba descansando sobre el pecho de Roman, los dedos de Roman recorriendo a través de los rizos dorados del chico. Los ojos azul-hielo de Roman fijos en Vlad por sobre el hombro de Luke, perdiendo la suavidad que tenían hace un momento. Ahora sólo quedaba el borde duro calculador con que Vlad estaba tan familiarizado. —Hola, Vlad —Luke dijo sin entusiasmo, sin mirarlo. —Tengo que salir antes de lo previsto —dijo Roman, sin molestarse con las sutilezas sociales—. Voy a estar fuera durante un mes, tal vez más. Luke suspiró, enterrando su rostro en el cuello de Roman. —Odio eso. —Lo sé —dijo Roman, apretando su brazo alrededor del chico por un momento. Vlad pasó el peso de un pie al otro, profundamente incómodo. —Mantente seguro, ¿sí? —Luke murmuró en voz tan baja que Vlad apenas pudo oírlo. Algo brilló en los ojos de Roman cuando se encontraron con los de Vlad. Los dos sabían que no existía algo así como “estar seguro” cuando tu nombre era Roman Demidov. Roman era un hombre peligroso y poderoso, pero había otros hombres peligrosos y poderosos. De vuelta en Moscú, Vlad había oído rumores de que Roman quería deshacerse de los aspectos ilegales de su negocio y Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 2 estaba haciendo una limpieza importante. Eso puso a un buen número de sus antiguos socios de negocios infelices. —Lo haré —respondió Roman. Luke levantó la cabeza y sonrió con cierta tristeza hacia Roman. Pese a todo el desagrado que Vlad sentía por el chico, sabía que Luke Whitford estaba lejos de ser estúpido. Después de todo, el propio padre de Luke había muerto durante un viaje de “negocios” similar al que se iba Roman. Luke pasó la mano por el pecho de Roman y le ajustó un poco la corbata. —Si te matan, voy a ponerme muy, muy, loco —dijo con una sonrisa torcida antes de jalar el rostro de Roman por la corbata y presionar sus labios juntos. Vlad miró hacia otro lado. Después de aproximadamente medio minuto, los sonidos de besos finalmente se detuvieron con un chasquido húmedo. —Tengo que atrapar un vuelo, Ricitos —dijo Roman, alejándose de Luke. Luke no dijo nada, envolviendo sus brazos alrededor de sí mismo. Roman lo miró por un largo momento antes de cambiar su mirada a Vlad. —Si algo le sucede, tú serás responsable por ello. Estás para acompañarlo a todas partes, sin excepción. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 3 —No lo necesito en la fiesta de compromiso de mañana—Luke intervino. —Sin excepción —repitió Roman, encontrando la mirada que Luke disparó en su dirección—. Estoy hablando en serio, Luke. Luke simplemente lo fulminó con más fuerza. Roman sonrió un poco, la frialdad en sus ojos desapareciendo, antes de tirar al chico cerca y besarlo con fuerza, codicioso y posesivo. —Compórtate mientras no estoy —dijo con voz ronca—. Sé un buen niño para mí. Los ojos de Luke se iluminaron. Vlad ni siquiera quería saber. Con una breve inclinación de cabeza hacia Vlad, Roman desapareció. Un silencio incómodo descendió sobre la habitación. Él y Luke se quedaron mirándose el uno al otro. A Vlad nunca le había gustado el niño. Era demasiado bonito, demasiado inocente, también muy... gay. Su extravagancia rayaba en los nervios de Vlad. —Tú realmente no tienes que acompañarme a la fiesta de compromiso de mañana —dijo Luke finalmente—. No quiero que lo hagas. Sería extraño como el infierno. Es decir, yo estoy acostumbrado a los insultos homofóbicos, pero no quiero ofender a los anfitriones. Vlad frunció el ceño. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 4 —Quieres decir... —Sí, las personas que se están casando son gays —dijo Luke y miróa Vlad a los ojos, como desafiando a Vlad a decir algo malo—. Tal vez tú hayas oído hablar de Tristan DuVal? Por supuesto que lo había hecho. No todos los días un jugador de fútbol del calibre de Tristan salía del closet. —Sí. Es un ex jugador del Chelsea que recientemente admitió que era un maricón. Luke sacudió la cabeza. —No vas a la fiesta a menos que prometas no arruinar su día siendo grosero y homofóbico. Vlad puso los ojos en blanco. —Puedo contenerme. Me contuve hace unos minutos, ¿verdad? —¿Te contuviste? Debo haber imaginado la mirada de disgusto en tu cara. Vlad no dijo nada. Luke dejó escapar un suspiro. —Mira, sé que no te gusto. No me gustas tampoco, así que vamos a hacer un trato, ¿sí? Tú no tienes que quedarte cuando no sea necesario. Roman estará fuera del país. No va a saberlo. Vlad resopló. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 5 —No tengo deseos de morir, chico. Me dijo que te siguiera a todas partes. Voy a seguirte a todas partes. No tienes que gustarme para mantenerte a salvo. Luke levantó las cejas. —¿Tienes miedo de él? —Sí —Vlad dijo sin rodeos. Si el niño hubiera visto la extensión de lo que Roman era capaz de hacer, no habría siquiera preguntado. Ser cauteloso sobre Roman era inteligente. Un leopardo no puede cambiar sus manchas sin importar lo duro que estuviera trabajando para cubrirlas—. Y tú eres un idiota si no lo haces, no importa lo bueno que seas en chupar la polla. Él no es un maricón. Recuperará sus sentidos pronto. Luke parpadeó. —Cada vez que me pongo a pensar que puedo tolerarte, tú demuestras que estoy equivocado —Él inclinó la cabeza hacia un lado, con los ojos curiosos—. Sabes, a veces me pregunto si tienes sentimientos latentes por mí o por Roman. Vlad se lo quedó mirando. —¿Se supone que eso es un chiste? Luke sacudió la cabeza y salió de la cocina. Vlad apretó los dientes y lo siguió. —Tú no puedes decir estupideces así y luego ignorarme. —Tienes razón, eso fue estúpido —murmuró Luke—. Estoy bastante seguro de que en realidad no tienes sentimientos por Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 6 ninguno de los dos… sólo un montón de sentimientos gays reprimidos en general. Vlad cerró los puños e intentó no pensar en una cierta habitación de hotel y una boca húmeda alrededor de su pene. —No soy un homo. No tengo ningún “sentimiento homosexual reprimido”. Es patético cómo los gays ven homosexualidad en todas partes. Luke sonrió un poco, moviendo la cabeza. —Lo que sea. De todos modos, Tristan DuVal es la única estrella de fútbol públicamente asumida en el mundo. A pesar de que no juega más, sigue siendo famoso y su salida es un gran negocio para todos nosotros, así que estoy seguro de que habrá una gran cantidad de miembros de la comunidad LGBT en la fiesta. Entonces o te comportas o no vas. Es tan simple como eso. Tristan es el hermano de mi mejor amigo. No puedo, y no voy a, dejar que arruines la noche. —Voy a mantener mis opiniones para mí mismo —dijo Vlad, con el ceño fruncido, pensativo. Si iba a haber muchas personas gays prominentes en la fiesta, era muy probable que fueran blancos del culto. Él tenía que estar allí, independientemente de su disgusto. Era un profesional, ante todo. La desconfianza en los ojos de Luke no desapareció. —Ya veremos —dijo en voz baja—. La fiesta es mañana a las seis de la tarde. No llegues tarde. Vlad se le quedó mirando. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 7 —No voy a ninguna parte. ¿Roman no te dijo que me iba a quedar aquí? Los ojos de Luke se abrieron. —¿Qué? —Se interrumpió y suspiró, sacudiendo la cabeza—. Bien. Sígueme, entonces. Te voy a mostrar tu habitación. A juzgar por la tensión acumulada en los hombros de Luke, Roman tenía una gran lucha viniendo a su encuentro. Vlad no estaba preocupado. No estaba aquí para ser querido y hacer amigos. Estaba aquí para hacer su trabajo. —Y, ¿Vlad? —dijo Luke, su voz muy suave—. No me importan tus puntos de vista, pero no voy a tolerar insultos homofóbicos hacia mis amigos. Dame una razón y te mando fuera, independientemente de lo que diga Roman. Si no me siento cómodo a tu alrededor, no voy a quedarme cerca de ti. Hay suficiente odio hacia nosotros; no voy a tolerar eso en mi propia casa. ¿Lo tienes? —Sí—dijo Vlad. El chico tenía una columna vertebral, le daría eso. Podía respetarlo. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 8 Capítulo 4 Sebastian estaba tan, tan atrasado. —¡Maldita sea, Hermione! —dijo, tratando de infundir cierta autoridad a su voz—. Ven en este instante. Su gato no se movió una pulgada. —Vamos, chica — declaró, mirando su reloj. Estaba tan jodidamente atrasado—. Ven, princesa. Por favor. Yo sé que puedes—. Al menos nadie podía verlo implorándole a su gato. Un beneficio adicional de vivir solo. Hermione no se movió, siguió maullando patéticamente desde su lugar en la parte superior del armario. Sebastian suspiró, rozando sus dedos por el cabello cuidadosamente arreglado. No quería dejarla allí. Probablemente estaría fuera hasta la mañana siguiente y no estaba seguro de su capacidad para bajar mientras que estaba fuera. No sería la primera vez que su gato había subido sobre algo y luego no pudiera bajar. Sebastian amaba a Hermione, lo hacía, pero no era ciego a sus defectos. Ella era un poco... no muy inteligente, la verdad. Su hermana, Julia, siempre se quejó y lo llamó idiota por nombrar al “gato más tonto que existe” como uno de los personajes de ficción más inteligentes. Para ser justos, él no podría saber exactamente cuan inteligente era ella -o no- cuando Hermione había sido una gatita. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a3 9 —Está bien —dijo con un suspiro, mirando de nuevo su reloj. Ya estaba quince minutos tarde—. Es tu propia culpa —dijo, tratando de alcanzar la escoba. Media hora más tarde, después de conseguir a su gato en el suelo y cambiar su atuendo, Sebastian estaba subiendo a su Range Rover, tratando de no sentirse culpable. Tal vez su madre tenía razón y no debería ser responsable de otro ser vivo. Con suerte Hermione no quedó demasiado traumatizada. Pero no era como si él tuvo mucha opción, ¿verdad? Era grosero llegar tarde a la fiesta de compromiso de su jefe. Bueno, estrictamente hablando, Tristan DuVal no era su jefe… Sebastian fue empleado por una agencia de modelos y firmó un contrato para ser la cara de una nueva línea de moda de Tristan DuVal para hombres, pero aun así. Llegar tarde no era aceptable. Hacerlo viéndose como si hubiera estado luchando con su gato, era aún menos aceptable. La fiesta no era exactamente un asunto pequeño, y había probabilidades de que estuvieran miembros de la prensa asistiendo. El compromiso de Tristan DuVal con otro hombre era una gran cosa, después de todo. No todos los días un ex futbolista del calibre de Tristan salía del closet. Sebastian sonrió tristemente, preguntándose cuándo el mundo del deporte iba a cambiar. Tuvo suerte que el negocio del modelaje no era tan cruel e implacable con las personas no heterosexuales. Claro, había culos en todas partes, pero las cosas no eran tan malas como en el fútbol. Había unos pocos diseñadores y modelos gays en la industria de la moda, y la mayoría de las personas estaban bien con Sebastian siendo abiertamente bisexual. En realidad, a veces se preguntaba si el hecho de que no fuera hétero había influenciado directamente a Tristan en la elección de él como la cara de su línea de moda. Tal Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 0 vez. De cualquier manera, fue una gran oportunidad. La línea de moda de Tristan estaba recibiendo mucha publicidad.Sebastian no dudaba de que fuera un gran éxito. Gay o no, Tristan DuVal había sido siempre un favorito de los medios. Era el Niño de Oro de Inglaterra, con su exquisita apariencia, encanto sin esfuerzo, una triste historia de infancia, y el trágico final de su prometedora carrera. Tristan también tenía un gran instinto en los negocios y pertenecía a la rara categoría de las personas que tenían éxito en todo lo que se propusieron lograr, y Sebastian estaba realmente halagado de que Tristan lo hubiera elegido para ser la imagen de su línea de moda. Eso iba a ser enorme. Sebastian sonrió con entusiasmo ante la idea, apagó el motor y salió de su coche. Tal como esperaba, había un grupo considerable de paparazis enfrente del club. —Sebastian, nos das unas palabras, por favor! —Sebastian, ¿es verdad que vas a ser la cara de la línea de moda de Duval? ¿Qué pasa con el contrato exclusivo rumoreado con Burberry? —Sebastian, ¿algún comentario sobre el escándalo sucedido durante la semana de la moda de Nueva York? —Sebastian, fuiste visto con… Poniendo su más ardiente mirada misteriosa, Sebastian caminó hacia la entrada del club. Para ser totalmente honesto, a pesar de sus años en la industria, todavía se sentía como un fraude cuando lo hacía. Al crecer, había estado muy lejos de ser ardiente y misterioso. Había sido un geek total de niño, prefiriendo las noches tranquilas con un libro a salir con los amigos que no tenía. La pubertad no lo había tratado bien: había sido un Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 1 adolescente torpe, desgarbado, con granos, obsesionado con los videojuegos y los libros de Harry Potter. Un perdedor que era empujado y tropezaba en los pasillos. ¿Quién hubiera imaginado por entonces que no estaba más que floreciendo muy tarde? Ahora, mirando el delicioso pelo negro de Sebastian, sus ojos oscuros de dormitorio y físico tonificado, nadie creería lo dolorosamente fuera de moda y poco atractivo que solía ser. Su yo adolescente nunca habría creído que un par de años más tarde él iba a tener la reputación de ser un mujeriego. Sebastian quería reír cada vez que oía que lo llamaban así. Bueno, para ser justos, la reputación no era del todo inmerecida. Sebastian había sido un poco seductor en esos primeros años de modelaje, jodiendo todo lo que se moviera, porque de repente, toda la gente lo quería y eso había sido un poco fuerte. Todavía lo era, a veces. Sebastian no podía negar que aún amaba la emoción de atraer las miradas de admiración de hombres y mujeres que no le habrían dado una segunda mirada en su juventud. Tal vez era mezquino, pero que carajos, se le permitía ser mezquino después de años de burlas y rechazo. Sebastian negó con la cabeza, sonriendo un poco. —Tienes veinticinco años, idiota —murmuró para sí mismo. Un adulto. Una persona adulta real. Ya era tiempo de superar sus años adolescentes de mierda. No era la primera o la última persona cuya adolescencia apestó. Sacudiendo sus pensamientos lejos, Sebastian entró en el club. Su expresión distante firmemente sostenida, navegó a través de la multitud, algo aliviado de que hubiera tantos invitados. Sin Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 2 duda, su tardanza no habría sido notada ya que había tantos otros personajes famosos: jugadores de fútbol, modelos, ejecutivos, políticos, y celebridades. Sebastian no se sorprendió. Por lo que sabía de Tristan DuVal, el hombre no era de los que se pierde la oportunidad de hacer conexiones. No fue todo negocio, para ser justos: Sebastian pudo ver a la familia de la pareja comprometida y un buen número de caras conocidas de organizaciones benéficas LGBT. Sin dudas era un público interesante y diverso. Sebastian miró alrededor de la habitación, su mirada deslizándose sobre los grupos de personas charlando. Probablemente debería encontrar a Tristan y su prometido… Su mirada se volvió hacia el hombre alto y rubio apoyado en la pared. Había algo familiar en él... El hombre volvió un poco la cabeza y Sebastian chupó una respiración. Mierda. Era él. El cabrón homofóbico que había mamado en Moscú. Sebastian se mordió los labios, mirando al otro hombre. La cuestión era que Sebastian por lo general nunca se acostaba con personas tomadas. No había sabido que Nina estaba tomada; había notado la foto de ella y su novio sólo después del sexo. Se había sentido una mierda por todo el asunto, pero después de conocer a su de-mente-cerrada novio, Sebastian no podía culpar exactamente a Nina por desviarse. El tipo era un matón gigante. Sebastian odiaba a los agresores. Ese hombre -Vlad, si su memoria recordaba bien- había traído una avalancha de recuerdos humillantes y dolorosos de su juventud: sobre ser Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 3 empujado contra los casilleros, ser llamado maricón y pateado alrededor por un manojo de heterosexuales homófobos iguales a este tipo. Sebastian no podía luchar contra los agresores como adolescente, pero ahora que ya no era un palo delgado y tímido, podría más que valerse por sí mismo. Estaba orgulloso de que no había dejado que sus inseguridades adolescentes lo abrumaran en Moscú, orgulloso de que no le había permitido a ese idiota homofóbico patearlo alrededor. Él había ganado. El idiota había salido de su habitación de hotel completamente confundido y disgustado consigo mismo. Se lo merecía. Sebastian había estado tan orgulloso, seguro de que había enseñado al homófobo una lección y Vlad sabría mejor en el futuro. Pues bien, tanto por eso. El idiota se estaba mofando abiertamente de Tristan y su prometido, Zach. La pareja aún no estaba haciendo nada extravagante: Zach tenía su brazo colgando casualmente alrededor de la cintura de Tristan, su pulgar apoyado en la cadera de Tristan mientras la pareja hablaba con un par de invitados. Por lo que las demostraciones públicas de afecto fueron, muy dóciles, pero juzgando por la cara de Vlad, ellos podrían muy bien estar teniendo sexo. Imbécil. Frunciendo los labios, Sebastian tomó una copa de champán del camarero que pasaba y se dirigió hacia Vlad. —¿Qué está haciendo un guapo hombre hétero como tú en un sitio como éste? —dijo, apoyado en la pared al lado del otro hombre. El cuerpo de Vlad se puso rígido. No volvió la cabeza hacia Sebastian, por lo que este se tomó un momento para barrer su mirada sobre el hombre. Vlad estaba vestido con un traje negro, Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 4 camiseta negra y zapatos negros, su pelo rubio cortado muy corto a contraste. Sebastian suspiró por dentro. ¿Por qué no podían los brabucones verse tan feos como lo eran en el interior? —¿Qué haces aquí? —dijo Vlad, finalmente, volviendo su cabeza. Su mandíbula se apretó tan fuerte que un músculo palpitaba en su mejilla. Ojos azules lo miraron. La piel de gallina corrió por su columna vertebral, pero Sebastian ignoró sus nervios y sonrió perezosamente. —Soy un invitado. ¿Qué pasa contigo? Me sorprende que estés en una fiesta como esta. ¿No tienes miedo de atrapar piojos gays? La cara de Vlad no cambió, pero Sebastian no se perdió la forma en que su mano se apretó en un puño en el bolsillo. —Estoy trabajando —Vlad dijo entre dientes, señalando con la cabeza hacia un lado, hacia el hombre joven y bonito, menudo, hablando con la pareja comprometida—. Su guardaespaldas. Sebastian levantó las cejas, sorprendido. —¿De Luke Whitford? Pero él es gay. —No me digas que los dos son mejores amigos o algo así. Sebastian rio. La preocupación obvia del tipo era hilarante. —No realmente —dijo—. Nos conocemos, sin embargo. Él es más un amigo de un amigo —Lo pensó por un momento, especulando por qué Luke necesitaría un guardaespaldas—.¿Se Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 5 trata de los asesinatos? Algo contraproducente contratar a un homófobo para proteger a un hombre gay de otros homófobos. Vlad lo miró. —Pensar que dos hombres jodiendo es asqueroso no es lo mismo que quererlos muertos. —Asqueroso, ¿eh? —Sebastian sonrió y tomó un sorbo de su champán, mirando a Vlad sobre el borde de la copa. Se tragó el líquido y la mirada de Vlad se desvió hacia su garganta moviéndose. Esto fue divertido. Haciendo caso omiso de la voz insegura en la parte posterior de su cabeza que le decía que estaba jugando con fuego, Sebastian dejó que su mirada vagara por todo el pecho ancho y musculoso de Vlad. No trató de ser sutil. Ser sutil no era el objetivo aquí. —Deja de hacer eso —dijo Vlad, con la cara volviéndosele un poco roja y sus ojos brillando asesinos. Sebastian parpadeó y sonrió inocentemente. —¿Dejar de hacer qué? —Mira… —Vlad dijo entre dientes, como si cada palabra le doliera. Agarró una bebida del camarero que pasaba y se la bebió de un trago—. No soy un maricón. Sebastian se rio entre dientes. —Soy consciente de que no eres un mariquita, amigo. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 6 Si las miradas mataran, él estaría muerto, dos veces. —No te hagas el lindo conmigo. Sebastian sonrió y cruzó las piernas, ladeando la cadera un poco. —Siempre soy lindo —murmuró, lamiéndose los labios y mirando a los ojos de Vlad—. ¿No te parece? —No soy un maricón —Vlad repitió rotundamente, sosteniendo la mirada de Sebastian—. No te hagas ideas sólo porque me jodí tu boca una vez. Sebastian se pasó una mano por el pelo, un poco sorprendido. No había esperado que Vlad reconociera en voz alta lo que había sucedido en absoluto. —Está bien —dijo Sebastian. Cuando Vlad le dio una mirada con los ojos entornados desconfiado, Sebastian murmuró—. Linda polla, sin embargo. Lo disfruté mucho —Y se alejó, sonriendo para sí. Disfrutaba jugar con pobres pequeños cerebros de matones. La cara de Vlad no tenía precio. * * * * * Vlad no tenía intención de beber aquí. Roman tendría su piel si supiera que Vlad estaba menos que sobrio mientras era guardaespaldas de Luke. Por supuesto, una copa de champán ni siquiera iba a ponerlo borracho, pero aun así. No se sentía bien consigo mismo por ser impulsado con tanta facilidad al alcohol. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 7 Vlad fue a la barra y pidió un vaso de agua. La tragó de un tirón, se apoyó en la barra y barrió su mirada alrededor del club, en busca de algo inusual, cualquier persona que pareciera fuera de lugar. El problema era, que estaba demasiado terriblemente oscuro y lleno de gente en el club, el ambiente ruidoso para conseguir que las inhibiciones de los invitados se aflojaran por el alcohol. La pista de baile, que estaba vacía al principio de la noche, estaba ahora llena de gente, música sonando a todo volumen. No era muy diferente a una fiesta de compromiso más, sólo una multitud de celebridades y hombres de negocios moliéndose achispados unos contra otros. La mirada de Vlad se deslizó sobre la pista de baile antes de parar en la figura en el centro de la misma. Sebastian Sumner tenía los ojos cerrados mientras sus caderas se balanceaban al compás rítmico. Su camisa negra estaba desabrochada casi hasta el ombligo, dejando al descubierto sus pectorales tonificados y el estómago. Tenía la cabeza echada hacia atrás contra el hombro de un hombre alto y fornido, y su brazo envuelto alrededor de la cintura de una bonita mujer rubia enfrente de él. Los labios de Vlad se afinaron mientras los observaba, observando la obscenamente amplia sonrisa en la boca de Sebastian mientras que el hombre y la mujer lo intercalaban entre ellos. Puta. Arrastrando la mirada, Vlad volvió a donde había estado sentado Luke hace unos momentos. Se tensó cuando vio que la mesa estaba vacía. ¿Dónde había ido el chico? Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 8 Después de quince minutos de búsqueda infructuosa por toda la pista de baile, la sutil molestia de Vlad se convirtió en ansiedad en toda regla. Luke no estaba respondiendo a su teléfono móvil, tampoco. Sólo cuando estuvo seguro de que Luke no estaba en cualquier lugar de la habitación llena de gente, Vlad fue a buscar por el resto del club. Era uno de esos clubes de lujo pretenciosos con demasiados baños, terrazas y salones privados que era una pesadilla cuando uno estaba tratando de encontrar a alguien. Con cada minuto que pasaba, su preocupación crecía. Iba jodidamente a matar al niño él mismo si se hubiera metido en problemas. Luke debería advertir a Vlad si quería ir a alguna parte. Vlad estaba caminando pasando una de las puertas traseras cuando oyó un ruido. Años de experiencia le hicieron detenerse y prestar atención. Había sonado un poco como un grito ahogado. Silenciosamente, se dirigió a la puerta trasera y la abrió sin hacer ruido. Callejón oscuro. Cinco hombres, uno de ellos con uniforme de camarero. Una pistola en la mano del camarero, empujada contra la espalda de Sebastian Summer. Un cuchillo pegado a la garganta de Tristan Duval. Dos rehenes, tres hostiles. Vlad no era un héroe. No tenía un complejo de salvar personas. Más tarde, racionalizó sus acciones de forma lógica: puede que estos hombres ya hubieran conseguido a Luke, que todavía no estaba por ningún lado. Así que él no pensó. Él actuó. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a4 9 Estaba bastante oscuro y los hombres ya estaban a unos veinte pies de distancia. Lo bueno, es que era un tirador excepcional. Vlad sacó su pistola y apuntó a la pistola en la mano del camarero. El resto era un borrón de instintos, sangre y violencia. Tres minutos más tarde, el camarero falso estaba en el suelo, sangrando por una herida en la cabeza, con las manos atadas con su corbata. Uno de sus compañeros fue eliminado, mientras que el tercero gemía bajo la bota de Vlad cuando Vlad llevó el cuchillo en su muslo más profundo antes de noquearlo, también. Aficionados de mierda. —Bueno —dijo una voz arrastrando las palabras, rompiendo a través de la neblina roja que empañaba su visión—. No es que no esté agradecido, pero eso es un poco excesivo, ¿no te parece? Además, ¿quién demonios eres tú? Vlad se enderezó y giró la cabeza, evaluando a los otros dos hombres. El más bajo, el que había hablado, Tristan DuVal, lo miraba con curiosidad. Parecía muy tranquilo para alguien que casi había sido secuestrado. Una mirada a Sebastian reveló que no estaba tan compuesto como Tristan. Estaba pálido, sus grandes ojos oscuros parpadeando de los hombres sobre el suelo hacia Vlad. Su boca estaba roja de sangre. Vlad sintió su ingle apretar y desvió la mirada, de nuevo hacia Tristan. —Soy el guardaespaldas de Luke Whitford. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 0 —Gracias, guardaespaldas de Luke Whitford —dijo Tristan con una sonrisa agradable. ¿Qué mierda? ¿Qué estaba mal con este chico? Parecía completamente inmune a lo que casi había sucedido. Antes de que Vlad pudiera decir nada, varios guardias de seguridad irrumpieron por la puerta, seguidos por unos pocos hombres, entre ellos Luke. —¿Dónde diablos has estado? —Vlad gruñó a Luke. —Yo estaba hablando por teléfono con Roman —Luke dijo distraídamente—. ¿Están bien, chicos? —Muy bien, gracias a tu Rambo —respondió Tristan—. Estoy bien, Zach —dijo rodando los ojos cuando su prometido comenzó a palparlo por lesiones—. Estoy bien, bebé —dijo, más suave, cuando el hombre lo acercó y lo abrazó con fuerza, murmurándole algo al oído. Vlad miró hacia otro lado. Su mirada seposó sobre Sebastian de nuevo. El modelo estaba mirando alrededor, viéndose perdido. Parecía... pequeño, a pesar de ser más alto y mucho más musculoso que Tristan. Las burlas confiadas, la arrogancia de antes, no estaban a la vista. Vlad frunció el ceño y apartó la mirada. No era asunto de él. Se acercó al asaltante más cercano y le dio una bofetada en la mejilla. El tipo se quejó. —¿Quién te envió? —dijo Vlad. El hombre lo fulminó con la mirada. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 1 —Eres ruso. ¿No se supone que seas más inteligente como para andar salvando a un par de maricones? Vlad se limitó a mirarlo por un momento antes de poner la mano en el cuchillo aún clavado en el muslo del tipo y conducirlo más profundo. El tipo gritó. —Habla —dijo Vlad. —Vlad —Luke dijo detrás de él, sonando nervioso. —Habla —Vlad repitió, empujando el cuchillo de nuevo—. O voy a sacar este bonito cuchillo y ponerlo a través de tu garganta. El tipo gimió, con los ojos abiertos por el miedo y el dolor. —No te atreverías, Ruso. Vlad sonrió con frialdad. —¿Quieres apostar? —Vlad, detente —Luke dijo entre dientes furiosamente—. ¡No puedes torturar a la gente para obtener información! —miró a su alrededor antes de silbar más tranquilo—. No estamos en Rusia. ¡Roman no necesita ese tipo de atención en él y su empleado! Deja a la policía manejar esto. Vlad asintió a regañadientes y se apartó, pero no antes de decir. —Ellos no estaban trabajando solos. —¿Cómo sabes eso? —Sebastian intervino. Vlad no miró en su camino cuando respondió. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 2 —Tienen auriculares. Alguien estaba coordinándolos — Probablemente de un SUV sin identificar que ya se ha ido. —Entonces, ¿crees que van a ser blancos de nuevo? —Uno de los hombres que siguió a Luke fuera del club dijo. Vlad pensó que era amigo de Luke. Se encogió de hombros. —Probablemente. Los cultos son por lo general bastante obsesivos y tienden a fijarse en algo en caso de un fallo. —Vamos a incrementar las medidas de seguridad —dijo el prometido de Tristan con el ceño fruncido, con los brazos todavía alrededor de Tristan. Tristan asintió antes de mirar a Sebastian. —Tú ya no debes vivir solo. ¿Puedes vivir con tu familia? Sebastian negó con la cabeza, sin dejar de verse un poco apagado. —Mi familia no vive en Londres. No me gustaría envolverlos en esto de todos modos. —Puedes vivir conmigo —dijo Luke, y el estómago de Vlad cayó. —No —Vlad intervino—. Eso es demasiado peligroso para ti. No lo voy a permitir. Luke lo miró. —Por suerte no tengo que pedir tu permiso si quiero invitar gente a mi casa. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 3 Vlad abrió la boca y la cerró. Eso era cierto. No había nada que él pudiera hacer. —Roman se pondrá furioso. Luke sonrió. —Lo sé. Pero si fuera por Roman, me encerraría en una torre para mantener mi seguridad. Mi piso tiene ridículas medidas de seguridad… Roman insistió en ello. Es probablemente el lugar más seguro en Inglaterra ahora. Por eso es que tiene perfecto sentido que Sebastian se mude allí mientras este lío se resuelve. Vlad apretó los dientes. Tenía que admitir que la lógica del niño sonaba bien. Sabiendo que había ganado, Luke le sonrió a Sebastian. —¿Ves? Incluso mi guardaespaldas gruñón no tiene ninguna objeción. Ven. Roman esta fuera del país y estoy aburrido hasta la muerte en mi enorme, vacío apartamento. Vlad no es divertido. Sebastian aparentemente vaciló antes de mirar de Luke a Vlad. Vlad lo fulminó con la mirada. No te atrevas a aceptar la oferta. El fantasma de una sonrisa se dibujó en los labios de Sebastian, sus ojos brillando con un desafío familiar. —Está bien—dijo a Luke—. Gracias amigo. Vlad quería golpear algo. Como si escuchara sus pensamientos, Luke lo miró. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 4 —No te olvides de lo que hablamos, Vlad: si actúas como un culo homófobo alrededor de mis amigos, estoy despidiéndote y tú serás el que le explique todo a Roman. Vlad asintió escuetamente, haciendo caso omiso de la mirada curiosa, especulativa que Sebastian le disparó. Se dio la vuelta. Jodido infierno. No podía creer su mala suerte. ¿Cuáles eran las probabilidades de que Luke conociera al tipo que lo había mamado en Moscú? Bastante buenas, en realidad, ahora que lo pensaba. Luke y Sebastian ambos pertenecían a la élite privilegiada de Londres. Por supuesto que se conocían uno al otro. Solamente su maldita suerte. Y solamente su suerte que Luke invitaría a Sebastian a vivir con él mientras Vlad se quedaba bajo el mismo techo. Vlad normalmente no creía en los poderes superiores, pero si ellos existieran, deberían estar riéndose de él. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 5 Capítulo 5 Los ojos de Vlad se abrieron de golpe. Todavía estaba oscuro fuera. No podría haber estado durmiendo por mucho tiempo. Se había quedado despierto hasta primeras horas de la mañana para revisar los informes de la policía que había logrado conseguir. Luke podría haberle prohibido interrogar a esos hombres, pero eso no significa que Vlad iba a permanecer en la oscuridad. Se quedó quieto, tratando de entender lo que lo había despertado de su profundo sueño. Forzando su audición, Vlad esperó. El piso estaba tranquilo, ningún sonido procedente de las habitaciones de los otros dos hombres. Ahí. El sonido de pisadas. Alguien caminando hacia la cama. Vlad pensó en su cuchillo debajo de la almohada y la pistola en el cajón junto a la cama. No se movió. El elemento sorpresa era más valioso que el cuchillo. Los pasos se detuvieron. Entonces, el intruso se metió en la cama. ¿Qué carajos? Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 6 Vlad miró al hombre… y era un hombre. Apenas podía distinguirlo cuando este rodó más cerca de él y hundió la cara en el hombro de Vlad, pero estaba razonablemente seguro de que era Sebastian jodido Sumner. Desconcertado, Vlad se quedó mirando al chico en la oscuridad. Se sentía como si faltara algo. Él y Sumner no estaban exactamente en términos de acurrucarse. Apenas había dicho una palabra al hombre después de que Sebastian los había seguido hasta el pen-house de Luke. De hecho, el silencio sepulcral de Vlad mientras que Luke mostró a Sebastian su habitación había dejado claro a todos los involucrados lo que pensaba de la invitación de Luke. —No sé lo que crees que estás haciendo, pero sal —Vlad no levantó la voz, pero Sebastian lloriqueó y empujó su cara más duro en el hombro de Vlad. Temblores estaban dominando su cuerpo. ¿Qué mierda? Llegando a la lámpara, Vlad la encendió. Una suave luz amarilla iluminaba la habitación y se volvió hacia el otro ocupante de la cama. Los ojos de Sebastian estaban abiertos, pero estaban vidriosos y desenfocados, incluso su respiración. Para todos los efectos, parecía dormido. Era sonámbulo. Vlad puso una mano en el hombro de Sebastian y lo sacudió un poco. —Despierta —dijo, cada vez más irritado cuando no hubo reacción. Estaba cansado como el infierno, sus nudillos dolían, y no estaba de humor para ser niñera de nadie, sobre todo de este hombre. Sólo un poco Hazard - El Dedo de Iphi - P ág in a5 7 Sebastian no se despertó. En cambio, cerró los ojos. Seguía temblando, tratando de hundirse más profundamente en el hombro de Vlad. Se estaba haciendo cada vez más incómodo para Vlad, teniendo en cuenta que ambos estaban usando sólo su ropa interior. Contempló empujar a Sebastian de su cama y al carajo con todo lo demás, pero tenía la sensación de que Luke haría un alboroto si él trataba a su invitado