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Solo un Poco Solo un Poco P ág in a3 - El Dedo de Iphi - Índice Resumen .............................................................................................................................................. 4 Primera Parte ....................................................................................................................................... 5 Capítulo 1 ......................................................................................................................................... 6 Capítulo 2 ....................................................................................................................................... 21 Capítulo 3 ....................................................................................................................................... 25 Capítulo 4 ....................................................................................................................................... 38 Capítulo 5 ....................................................................................................................................... 48 Capítulo 6 ....................................................................................................................................... 52 Capítulo 7 ....................................................................................................................................... 57 Capítulo 8 ....................................................................................................................................... 64 Capítulo 9 ....................................................................................................................................... 80 Capítulo 10 ..................................................................................................................................... 92 Capítulo 11 ................................................................................................................................... 106 Capítulo 12 ................................................................................................................................... 129 Capítulo 13 ................................................................................................................................... 134 Capítulo 14 ................................................................................................................................... 139 Capítulo 15 ................................................................................................................................... 152 Capítulo 16 ................................................................................................................................... 156 Capítulo 17 ................................................................................................................................... 173 Segunda Parte .................................................................................................................................. 180 Capítulo 18 ................................................................................................................................... 181 Capítulo 19 ................................................................................................................................... 194 Capítulo 20 ................................................................................................................................... 199 Capítulo 21 ................................................................................................................................... 204 Capítulo 22 ................................................................................................................................... 215 Capítulo 23 ................................................................................................................................... 234 Capítulo 24 ................................................................................................................................... 243 Capítulo 25 ................................................................................................................................... 255 Capítulo 26 ................................................................................................................................... 263 Capítulo 27 ................................................................................................................................... 267 Capítulo 28 ................................................................................................................................... 273 Capítulo 29 ................................................................................................................................... 281 Capítulo 30 ................................................................................................................................... 288 Notas Finales .................................................................................................................................... 297 Batiaventuras ................................................................................................................................... 299 Créditos ............................................................................................................................................ 302 P ág in a4 - El Dedo de Iphi - Resumen ¿Síndrome de Estocolmo o Amor? Cuando deseas a alguien completamente incorrecto... Luke Whitford siempre soñó con encontrar al Sr. Perfecto. Irremediablemente Romántico en su corazón, sueña con enamorarse de un hombre agradable, casarse y tener un montón de adorables bebitos. El problema es, que Luke tiene propensión a sentirse atraído por hombres que son todo menos agradables. Roman Demidov, un multimillonario homofóbico y cínico que siente rencor contra el padre de Luke, ciertamente no es el Sr. Perfecto. Frío, manipulador y cruel, él no es un hombre agradable y no pretende serlo. Luke está plenamente consciente de que Roman no es adecuado para él. Su atracción por el tipo es sólo una forma del Síndrome de Estocolmo; debe serlo. Si la vida fuera un cuento de hadas, Roman sería el villano, no el héroe. Pero incluso los villanos pueden enamorarse. ¿O no? La historia de un niño que soñaba con el Príncipe Encantador y acaba enamorándose de la Bestia. P ág in a5 - El Dedo de Iphi - P ág in a6 - El Dedo de Iphi - Capítulo 1 El traje era conservador, gris y aburrido. Luke Whitford miraba su reflejo en el espejo con el gesto fruncido. Se veía... bien, pero el traje no logró el efecto que había deseado: no se veía mayor. Quizás había sido esperar demasiado. Suspirando, Luke se pasó una mano por su suave mandíbula, deseando tener alguna barba varonil para ocultar su cara de bebé. Tenía veintitrés años, por amor de Dios. Era vergonzoso que la mayor parte de la gente no creyera que tuviera edad para beber y tuviera que llevar su documento a todas horas. Luke culpaba a su ridícula boca: debido a su labio superior regordete, su rostro parecía portar un puchero perpetuo. Lo hacía parecer muy joven, y mientras que normalmente no era problema, lucir como un niño de dieciséis resultaba un dolor en el culo cuando uno tenía que asistir a una importante reunión de negocios. No es como que asistiera a demasiadas reuniones de negocios importantes. Luke le sonrió sombríamente a su reflejo y encuadró los hombros. Bueno, eso estaba a punto de cambiar. Iba a probarle a su padre que él podría ser confiable para cosas importantes. Seguro, su padre iba a ponerse furioso cuando lo averiguara, pero esta oportunidad era demasiado buena para dejarla escapar de entre los dedos. No conseguiría una oportunidad como esta de nuevo. Normalmente, enInglaterra, su padre lo mantenía con correa corta, vigilándolo como un halcón. A Luke le habría P ág in a7 - El Dedo de Iphi - gustado pensar que el motivo de ello era la sobreprotección de su padre, pero no era un iluso: Richard Whitford simplemente no confiaba en su hijo. Luke trató de no tomarlo muy personal - Richard Whitford no confiaba en nadie- pero ya era tiempo de cambiarlo. No se había graduado con honores de Oxford sólo para pasarse la vida siendo una cara bonita en las campañas de marketing de su padre. Luke siempre lo había odiado, pero estaba francamente enfermo con ello luego de los últimos dos meses pasados en Moscú, asistiendo a eventos sin sentido en lugar de su padre para la sucursal rusa de las Industrias Whitford. El mail que había recibido Luke hace unos días resultó un bienvenido descanso de la abrumadora rutina a la que se había acostumbrado. Bien, técnicamente, el mensaje no era para él. Si Luke no hubiera estado en Moscú, los empleados de su padre sólo lo habrían reenviado hacia la oficina principal en Londres, donde estaba actualmente su padre. En sentido estricto, Luke debería haber hecho lo mismo en vez de leerlo, pero había estado aburrido e inquieto y el mensaje lo había intrigado. Richard, Mi secretaria parece estar teniendo problemas para contactarte. Me informó que ha sido incapaz de llegar a ti. Le dije que eras un hombre ocupado. Pero también yo soy un hombre ocupado. Tampoco soy un hombre demasiado paciente. Tenemos asuntos que discutir. San Petersburgo, 21 de febrero, 9 p.m., restaurante “Palkin”. Espero que estés allí. No llegues tarde. Sabes cuánto detesto la impuntualidad. Odiaría que nuestra amistad fuera arruinada por algo tan pequeño. Espero ansioso nuestra reunión, Roman Demidov. P ág in a8 - El Dedo de Iphi - Luke había leído el mensaje varias veces. Algo en él estaba mal. La forma amistosa parecía falsa. ¿O sólo lo estaba imaginando? No lo creía así. Roman Demidov. El nombre le sonaba vagamente familiar, aunque Luke no podía recordar en donde lo había escuchado. Pero el hombre, fuera quien fuera, debía ser lo suficientemente importante como para ser capaz de asumir semejante tono de superioridad con Richard Whitford. Joder, el tipo prácticamente estaba lanzándole órdenes a su padre. Luke nunca había conocido a nadie que tuviera suficiente poder -y temple- como para hacer eso. Todos sabían que Richard Whitford no era alguien con quien jugar. El padre de Luke era conocido como el multimillonario británico más despiadado, más poderoso… un multimillonario del cual se rumoreaba que hacía tratos con la mafia italiana y rusa. Luke no era ajeno a los rumores sobre su padre; habían estado por ahí toda su vida, pero alguien nunca pudo probar nada. Ni siquiera él, el único hijo de Richard, lo sabía con certeza. El hecho de que el remitente no estuviera para nada preocupado por las repercusiones, pese a la reputación de Richard, significaba que, quienquiera que fuera ese hombre, no era alguien a quien tomar a la ligera. Tampoco. Debería haberle reenviado el mensaje a su padre cuando lo había entendido. Pero Luke siempre fue demasiado curioso para su propio bien. Solo le tomó unos minutos Googleando para encontrar la información que Luke necesitaba. Roman Danilovich Demidov, treinta y dos años, era un magnate petrolero ruso, y P ág in a9 - El Dedo de Iphi - multimillonario. Aparentemente, tenía docenas de compañías alrededor del mundo y se sentaba en la junta de otras docenas. Un multimillonario a los treinta y dos años. Ese tipo de cosas no parecían ser demasiado raras en Rusia. Luke había notado que muchos magnates rusos eran bastante jóvenes. Pero no fue la edad de Demidov lo que atrajo su atención. Luke estaba algo avergonzado de admitirlo, pero no pudo evitar mirar fijamente las fotos del tipo. Roman Demidov era un hombre alto, de cabello oscuro, con amplios hombros y el tipo de definición muscular que la mayoría de los hombres sólo podrían soñar. Parecía más un boxeador profesional que un empresario exitoso. Era estúpido crearse una opinión de un hombre que nunca había conocido, pero cuanto más miraba Luke las fotos de Roman Demidov, más desconcertado se sentía. Incluso cuando el tipo sonreía, no parecía alcanzar nunca su mirada. Aquella helada mirada azul dominaba completamente cada foto en que aparecía, llamando su atención cada vez. No había nada atractivo en esos ojos. En todo caso, la crueldad acechando en ellos resultaba francamente fea. El tipo era lo bastante apuesto, supuso Luke, si te gustaran los hombres fríos y asertivos que parecieran poder romperte el cuello y aburrirse mientras lo hacían. A Luke ciertamente no lo hacían. Pero, por algún motivo, tenía problemas para apartar la mirada. Era tonto. Sólo era una fotografía. Una fotografía no debería acobardarlo tanto. Sacudiendo la cabeza, Luke comprobó la hora en su teléfono. Si no dejaba pronto el hotel, iba a llegar tarde a su vuelo hacia San Petersburgo. P ág in a1 0 - El Dedo de Iphi - Luke miró la puerta que iba a la habitación contigua y suspiró. James. Probablemente debería decirle a James que saldría de Moscú. Pero entonces por otra parte, Luke no estaba seguro de que su amigo notara su ausencia. James estaba tan deprimido que no parecía preocuparse por nada en estos días. Luke hizo una pequeña mueca. Ver a su amigo en ese estado casi lo hacía cuestionar su sueño de encontrar el amor. Considerando que el amor había convertido a James de un tipo encantador y extrovertido en un deprimido desastre enfermo por amor. El amor jodidamente apestaba. Las propias experiencias de Luke también eran bastante decepcionantes: sus cuatro novios habían mutado de “Príncipe Encantador” a Gilipollas Reales. Para ser justos, nunca había sentido nada ni remotamente cercano a cómo era descrito el amor en las novelas románticas baratas de Harlequin1 (que Luke no se avergonzaba de leer) por ninguno de sus novios. Nunca había sentido la clase de amor que le causara vértigo y lo dejara sin aliento. Para decepción de Luke, lo que ocurría en las novelas románticas era todo lo contrario de lo que experimentó en su vida real. Pero de nuevo, tal vez fue sólo que él tenía un talento especial para encamarse con idiotas. Sonriendo con autoarrepentimiento, Luke se encaminó hacia la habitación de James. 1 Harlequín es una de las editoriales más populares que publican “Novelas Rosas”, también conocidas como Novelas Románticas (aunque es útil el término “rosa” para distinguirla de la novela romántica que en rigor es la perteneciente al período del Romanticismo). Es un género literario del tipo novelesco, con personajes y ambientes generalmente muy convencionales y en el cual se narran las vicisitudes de dos enamorados, cuyo amor triunfa frente a la adversidad. Desde hace décadas, Harlequín prefiere, aunque no exclusivamente, editar historias cortas de este subgénero. P ág in a1 1 - El Dedo de Iphi - Media hora después, luego de lograr sacar a James de la cama y conseguir que prometiera comer mientras no estuviera, Luke finalmente estaba de camino al aeropuerto de Sheremetyevo. Reposando en el asiento del taxi, Luke miró por la ventana. Se sentía algo culpable por dejar solo a James. Sabía que había poco que pudiera hacer para ayudar a su amigo, pero aún no se sentía bien irse mientras que James claramente no estaba manejando con demasiada entereza la desquiciada ruptura con su folla-amigo/mejor amigo/pseudo-hermano/alma gemela. Pese a conocer a James de toda la vida y ser uno de sus amigos más cercanos, Luke sabía que nunca podría reemplazar a Ryan: esos dos siempre habían sido co-dependientes como la mierda. Pero Luke también sabía queera una de las pocas personas en las que James confiaba implícitamente. Siempre se habían cuidado las espaldas mutuamente, habían estado uno para el otro cuando descubrieron que los dos eran gays, e incluso habían compartido el primer beso de ambos. James fue la única persona a la que le contó con quién iba a reunirse. Luke frunció el ceño cuando sus pensamientos regresaron a su futuro encuentro con Roman Demidov. No fue la primera vez, que una sombra de duda se coló en su mente. Estaba volando a ciegas en esto. No tenía idea de lo que el magnate ruso querría de su padre. Los resultados de su investigación sobre el tipo tampoco fueron tranquilizadores. Roman Demidov tenía la reputación de ser un tiburón; se decía que controlaba su imperio comercial con puño de hierro. Luke había buscado en la base de datos de las Industrias Whitford, pero no tenía el nivel de autorización suficiente y no pudo encontrar qué conectaba a su padre con ese hombre. P ág in a1 2 - El Dedo de Iphi - Dios, estaba harto de ser mantenido en las penumbras. Sí, quizás lo que estaba haciendo era imprudente, pero era la única forma en que podría forzar la mano de su padre: si aprendía algo que no debería, su padre prácticamente no tendría más alternativa que confiar en él. Tal vez no estás listo para que confíe en ti. El pensamiento hizo que el estómago de Luke se volteara. Era algo que había estado intentando evitar pensar. ¿Qué haría si los rumores fueran ciertos y su padre estuviera realmente tratando con criminales? ¿Si su padre era un criminal? ¿Querría Luke que le confiaran ese tipo de información? –Mi na meste2 –espetó el conductor cuando el taxi se detuvo–. S tebya dve tyschi rubley3. Luke se estremeció y observó por la ventana. Ni siquiera había notado que ya había llegado al aeropuerto. –Spasibo4 –dijo, agradeciendo al chofer con su ruso limitado y empujando cincuenta dólares en la mano del hombre. Luke no tenía idea de si era suficiente o no: su ruso no era lo suficientemente bueno como para comprender el acento extraño del conductor. El conductor le disparó una mirada extrañada y murmuró algo bajo su aliento -claramente algo poco halagador. Bastante 2 “Ya estamos aquí”. Nota del Traductor: estimados lectores, esta es la primera de varias frases en ruso que intentaré traducir y que no están traducidas al idioma original del libro… Claro que no hablo una palabra de ruso, por lo que no nos queda más que confiar en que los traductores online sean fiables, lo que por experiencia sería algo así como 50% la pega y 50% le va de madre. Pero dado que no tenemos demasiadas alternativas… traductor online más un poquito de buena voluntad de su servidora para acomodar la frase, es lo que hay. No se aceptan reclamos ni devoluciones (el que avisa no traiciona). 3 “Son dos mil rublos”. 4 “Gracias”. P ág in a1 3 - El Dedo de Iphi - acostumbrado a ello, Luke tomó su maleta y salió del auto, deseando un vuelo sin complicaciones hasta San Petersburgo. Pero por supuesto, haciendo que un día de por sí estresante empeorara, su vuelo se atrasó por el mal tiempo, y Luke apenas tuvo tiempo de registrarse en el hotel que había reservado en San Petersburgo, antes de tirarse en otro taxi y darle la dirección del restaurante “Palkin” al chofer. Al menos había tomado la previsión de vestir un traje por lo que no tuvo que perder tiempo cambiándose. Era un pequeño consuelo. Luke suspiró agotado cuando salía del taxi enfrente del restaurante. De momento, todo lo que deseaba era una ducha caliente y una cita con la cama suave que lo esperaba al regresar al hotel. Esperando no lucir tan desgastado como se sentía, Luke cuadró los hombros y caminó hacia la entrada frontal del restaurante. Esta era una reunión importante. No podía arruinarla. El restaurante estaba bien decorado y era elegante en una forma anticuada. El preparado personal hablaba un excelente inglés, lo cual era un alivio. Luke entregó su abrigo y le informó a la amable anfitriona que estaba allí para reunirse con Roman Demidov. La mujer sonrió y lo guió hacia una mesa en una aislada esquina del restaurante. Roman Demidov ya estaba sentado a la mesa, su lenguaje corporal era relajado, casi aburrido. Las fotografías no le hacían justicia, pensó Luke. Fracasaron en captar la intensidad de su presencia, y esos ojos eran todavía más inquietantes en persona. P ág in a1 4 - El Dedo de Iphi - A Luke le llevó todo su autocontrol no sonrojarse y moverse, mientras que el tipo lo estudiaba con frialdad. –Buenas noches. A mi padre le resultó imposible asistir y me envió en su representación –dijo Luke, extendiendo su mano para un apretón–. Luke Whitford. Roman Demidov no se movió ni una pulgada, sus ojos azul- pálido aburridamente sobre él. -¿Esto es una broma? –dijo finalmente, sin nada de acento. Su bajo tono, culto, era impecable para todos los estándares. Incluso el rematadamente aristocrático padre de James no le encontraría falla. –En absoluto –dijo Luke, tomando el asiento opuesto e intentando no demostrar lo nervioso que estaba–. Mi padre está actualmente en Londres. Está en medio de importantes negociaciones. No podría irse con tan poca anticipación, por lo que me envió en su representación. El hombre permaneció igual de inmóvil y aparentemente relajado como lo había estado antes. Pero Luke era bastante bueno en leer a la gente. No se perdió el ligero estrechamiento en sus ojos azules. Roman llevó su bebida a los labios y la bebió lentamente, sus ojos aún evaluando a Luke. –No hago negocios con criaturas. No puedes tener más de dieciséis, quizás diecisiete años. Luke sintió el rubor en sus mejillas. Sabía que esto sería un problema. En momentos como este, consideraba seriamente la cirugía plástica para arreglar sus ridículos labios. P ág in a1 5 - El Dedo de Iphi - –Yo no soy una criatura –dijo. Antes de que pudiera decir algo para intentar evitar que esta desastrosa reunión se pusiera peor, Roman lo fijó con una mirada que probablemente podría congelar lava. Luke no podía respirar, atrapado en esa mirada e incapaz de apartar la vista, su cuerpo tensándose. –Si Whitford no podía molestarse en venir, lo menos que podría hacer era advertirme para que no malgastara mi tiempo – Roman se levantó–. Vete a casa, malchik5. Y luego se fue, con dos silenciosos guardaespaldas reuniéndose a él en su salida. De inmediato, otros sonidos se precipitaron -suave música de piano, voces susurradas de otros clientes- como si Luke hubiera estado en una especie de burbuja antisonido; como si la fuerte personalidad de Roman Demidov hubiera silenciado todo lo demás con su presencia. Y entonces Luke entendió lo que Roman lo había llamado con condescendencia: malchik. Un niño. Miró el asiento vacío, con una nueva descarga de humillación bañándolo. Sintió una fuerte necesidad de levantarse y salir, pero luchó contra ella. No había comido nada desde la mañana. Podría comer algo. Luke hizo una seña al camarero más cercano. La comida estaba deliciosa, pero apenas pudo probarla con la decepción y humillación aún revolviendo su estómago. También sentía mucha aprensión. En vez de reenviar el mail a su padre, como probablemente debería haber hecho, había actuado por su 5 “Chico”. P ág in a1 6 - El Dedo de Iphi - cuenta y fracasado. Demidov se había enojado por la ausencia de su padre. Las consecuencias de eso eran... inciertas. Luke no sabía nada sobre el hombre como para predecir su reacción. Después de todo, no tenía idea de lo que quería el ruso de su padre. En retrospectiva, quizás no debería haber metido la nariz en donde claramente no correspondía, pero habíaestado enfermo y cansado de ser mantenido en las sombras y asistir a eventos triviales. Sólo quería saber qué estaba haciendo su padre. Sólo había querido participar. Tal vez había sido estúpido meterse en esto a ciegas, pero siempre había confiado en su capacidad para seguir su propio instinto… hasta que ese magnate ruso con espeluznante mirada lo redujo a un ruborizado, cohibido, niño. Estaba nevando para cuando terminó de comer y salió del restaurante. Luke se estremeció un poco y se abrazó a sí mismo, pensando una vez más en lo inadecuado que era su abrigo Burberry6 para los inviernos rusos. Nunca había tenido tanto frío en su vida. Mirando alrededor y advirtiendo un taxi estacionado cerca, Luke sonrió aliviado y encaró hacia él con paso rápido, la nieve crujiendo bajo sus botas. Por primera vez en el día, la suerte parecía estar de su lado. Entró al coche, le dijo la dirección del hotel al chofer, y cerró los ojos, sus pensamientos volviendo hacia el desastroso encuentro con Roman Demidov. No tenía sentido atormentarse a sí mismo. No era su culpa que el tipo fuera un gilipollas de mente estrecha que consideraba estar por encima de hacer negocios con alguien que, simplemente, parecía muy joven. Era un error de 6 Casa de diseño británica de moda de lujo. Fabrican ropa y otros complementos para elegantes caballeros. P ág in a1 7 - El Dedo de Iphi - Demidov, no suyo. Luke no era para nada tan joven e inexperto como parecía. Sin embargo, la cirugía plástica parecía cada vez más tentadora a cada segundo. Un día iba a heredar el imperio empresarial de su padre, y no podría darse el lujo de no ser tomado seriamente sólo porque lucía como un adolescente enfurruñado. Probablemente tampoco ayudaba que tuviera enrulado cabello rubio oscuro, que sólo podía domarse con un afeitado o aplastándolo hacia atrás con gel. Y dado que su vanidad no le permitía afeitarse su revoltoso cabello, Luke había recurrido a dejarlo crecer un poco y recogerlo hacia atrás. En las raras ocasiones en que dejó en libertad a sus rizos, sus amigos lo molestaron despiadadamente con que parecía un ángel. Luke hizo una mueca al pensarlo. Cuando era más joven, esperaba que su aspecto madurara y ganara severidad con los años, pero a estas alturas prácticamente había abandonado esa esperanza: todavía su piel no había perdido la suavidad de bebé, ni las delicadas curvas al estilo querubín de sus mejillas, y su altura se mantenía decepcionantemente promedio. En conjunto con sus hoyuelos y labios regordetes, no era de extrañar que tuviera problemas para ser tomado en serio por los colegas de su padre. No, Luke no tenía baja autoestima. Sabía que se veía bien. No tenía problemas para atraer tipos cuando quería un revolcón. Pero también era un imán andante para todo tipo de cretinos pervertidos. Verse de dieciséis cuando uno tiene veintitrés simplemente atrae problemas. Ya ni siquiera se sorprendía cuando los tipos pedían ver su documento antes de tener sexo con él. De hecho era una buena señal si lo hacían. P ág in a1 8 - El Dedo de Iphi - Luke fue sacado de sus sombríos pensamientos cuando el coche empezó a acelerar. Abrió los ojos. –¡Eh! Cree que esto es seguro –Sus palabras se apagaron cuando miró por la ventana. Dondequiera que estuvieran, no estaban en el centro de la ciudad. ¿Cuánto tiempo había estado soñando despierto? –… Amigo, estoy bastante seguro de que el hotel no está en esta parte de la ciudad. No hubo reacción del conductor. ¿Quizás no hablaba inglés? –Eto nepravilnaya doroga7 –Luke dijo lentamente en ruso, deseando que su pronunciación estuviera bien. El hombre no dijo nada. El coche siguió acelerando. Ya ni siquiera parecía que estuvieran en la ciudad. Con el corazón acelerado, Luke se mordió el labio. Seguro no era lo que parecía, pero era mejor estar seguro que lamentarse, ¿verdad? Lentamente, deslizó la mano al bolsillo derecho de su abrigo, donde guardaba el teléfono. Un sudor frío apareció en su frente cuando su mano no encontró nada. Su respiración se aceleró mientras rebuscaba en sus otros bolsillos. Nada. Mierda. Joder, jodida mierda. Luke se obligó a dejar el pánico y pensar. Se encontró con los ojos del chofer en el espejo. 7 “Es un camino equivocado”. P ág in a1 9 - El Dedo de Iphi - –Mira, no quieres hacer esto –dijo, tratando de mantener su voz tranquila y con autoridad–. Mi padre no es alguien a quien quieras enojar. –Zatknis8 –murmuró el conductor. Hubo también el inconfundible ruido del seguro de una pistola siendo quitado. Luke respiró hondo. No tenía sentido entrar en pánico. El pánico era inútil y estúpido. Piensa, Luke. Miró hacia atrás. Fuera estaba oscuro, pero podía ver a dos SUV9 negras siguiéndolos. Así que el chofer no trabajaba solo. No era un robo ordinario. Sabían quién era. Luke deseó estar más sorprendido, pero no lo estaba. Era hijo de un multimillonario. Su padre tenía muchos enemigos. –Lo que sea que te estén pagando, te pagaré cinco veces más –dijo. El chofer se echó a reír. –Los muertos no necesitan dinero, anglichanin10 –dijo en inglés con un fuerte acento. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Luke ante las implicaciones de las palabras del tipo. Su estómago se apretó. El chofer estaba demasiado asustado de quien lo contrató como para traicionarlo, sin importar qué le ofreciera Luke. El miedo era una motivación poderosa. 8 “Cierra la boca”. Nota de la Traductora: por fin, ¡Gracias Alessandra!... Ya era hora que incluyeras alguna traducción oficial a todo este lío de frases rusas. (N.C: Lo estabas haciendo bien, Solecito) 9 Vehículo utilitario deportivo. 10 “Inglés”. P ág in a2 0 - El Dedo de Iphi - Lo que básicamente significaba que Luke estaba jodido. Ahora sólo podía esperar que, quienquiera que estuviera tras esto, solamente quisiera un rescate. Y nada más. Nada peor. P ág in a2 1 - El Dedo de Iphi - Capítulo 2 El tiempo pasaba. Minutos, horas, Luke no lo sabía. Su agotada mente evocaba un horrible escenario tras otro mientras esperaba a que llegaran a su destino, dondequiera que fuese. El chofer le había dicho que se callara cuando Luke intentó interrogarlo, por lo que estaba a solas con sus pensamientos. De adolescente, Luke creyó tener su vida completamente resuelta. Se iba a enamorar de un tipo agradable e insanamente atractivo a los veinte, quien lo adoraría también, tendrían una relación comprometida y estable por algunos años antes de casarse con él. Tendrían muchos hijos, y viviría su felices para siempre. Pensar en ello lo hizo sonreír ahora. Ya tenía veintitrés, el hombre de sus sueños había fracasado en materializarse, y ahora podría no vivir para ver el siguiente día. Sí, la vida era así de graciosa. Parece que se durmió en algún momento, porque lo siguiente que supo Luke, es que despertó sobresaltado cuando dos pares de manos lo arrastraron fuera del vehículo. Con un arma encañonada en su espalda baja. –Camina –ladró alguien. Aturdido y desorientado por el sueño, Luke hizo lo que le ordenaron, parpadeando mientras se orientaba. Parecían estar en medio de la nada. Todavía estaba oscuro, pero podía distinguir el bosque surgiendo a unos treinta metros. El bosque rodeaba la P ág in a2 2 - El Dedo de Iphi - casa en que estaba siendo medio arrastrado, medio empujado. La nieve era profunda, casi hasta sus rodillas, pesada y húmeda, y Luke luchaba para mover los pies. –Más rápido, blyad11 –dijo el mismo matón, empujándolo. Luke contuvo la respuesta mordaz en la punta de la lengua e intentó caminar más rápido. Resistirseera inútil a esta altura. Enfurecer a sus captores era simplemente tonto. Había ocho de ellos, y todos parecían estar armados. Tenía que cooperar… de momento. Al fin, alcanzaron la casa y fue rudamente empujado dentro. Luke cayó sobre sus manos y rodillas, jadeando. Los matones rieron, intercambiando varios chistes a su costa. Ignorándolos con estoicismo, Luke se puso de pie y miró a su alrededor. La sala no era para nada lo que hubiera esperado. Estaba decorada con buen gusto y elegancia, prácticamente gritando ‘dinero’. El ruido de la puerta abriéndose llamó la atención de Luke. Un hombre alto, fornido, con rasgos eslavos y corto pelo rubio salió de la habitación. Inmediatamente los matones se pusieron firmes, dejando de lado sus miradas lascivas y burlas. El rubio intercambió algunas palabras con uno de los matones, demasiado rápido para que Luke lo entendiera. El delincuente se refirió al rubio como Vlad. Finalmente, Vlad dirigió su mirada hacia Luke. 11 “Puta”. P ág in a2 3 - El Dedo de Iphi - Luke encontró sus ojos, negándose a demostrar miedo. Una de las pocas lecciones que su padre había taladrado en él, era que nunca debería mostrar miedo ante la adversidad. –¿Qué quieres? –Luke dijo con calma–. ¿Por qué me secuestraste? Vlad lo miró de arriba abajo. –No tengo que explicarte nada, Inglés –dijo, con un acento muy marcado. Sus ojos se quedaron sobre la boca de Luke por un instante demasiado largo antes de que mirara al matón con el que había estado hablando y le diera una breve orden en ruso. Si Luke entendió bien, iba a ser encerrado en la habitación gris del primer piso y sería alimentado una vez por día hasta nuevas órdenes. El estómago de Luke cayó al oír eso. Había esperado al menos obtener una explicación. –Por favor, ¿podrías decirme algo? –Luke lo intentó de nuevo– ¿Por qué estoy aquí? ¿Quieres dinero? Los ojos de Vlad se posaron en su boca de nuevo, haciéndole helar la sangre a Luke. Finalmente, el rubio negó con la cabeza. –Tengo órdenes de no hablar contigo –dijo y volvió a mirar a sus hombres–. Zaprite malchishku v komnate seroi12. Dos matones tomaron a Luke y medio empujaron, medio arrastraron escaleras arriba. Luke no luchó con ellos y no intentó 12 “Encierren al chico en la habitación gris”. P ág in a2 4 - El Dedo de Iphi - hablar con Vlad nuevamente. El ruso no era quien daba las órdenes. No era quien estaba detrás del secuestro de Luke. Vlad podría lucir poderoso, pero era un simple peón. No era con quien Luke debería estar negociando. Si Richard Whitford le había enseñado algo a su único hijo, era que en cualquier situación adversa, siempre había lugar para negociar. Cualquier situación podría volverse a su favor… o al menos podría inclinarse ligeramente a su favor. Pero uno no negociaba con los peones. Uno negociaba con el rey. Luke esperaba con ansias conocerlo. P ág in a2 5 - El Dedo de Iphi - Capítulo 3 Una rodaja de pan duro. Una pequeña botella de agua. Esa era su ración diaria. A fines de la semana, los últimos vestigios del optimismo de Luke se extinguieron ante el hambre que roía sus entrañas. Se sentía fatigado y débil, a veces casi mareado. En toda su vida no había conocido la verdadera hambre, no hasta ahora. Su estómago se contraía con espasmos dolorosos y lo único en que podía pensar era en comida. Necesitaba comida rica en glucosa. Luke sabía que si no tuviera un bajo nivel de azúcar en sangre, probablemente no habría sido así de malo, pero era muy poco consuelo cuando el hambre lo mantenía despierto por la noche, acurrucándose en la estrecha cama, la única pieza de mobiliario en la habitación. La peor parte era la forma en que algunos guardias disfrutaban torturándolo al comer toda clase de comida, con un aroma delicioso, frente a él; riendo cuando Luke la miraba fijamente con ojos hambrientos. A veces, si los guardias estaban ebrios o aburridos, o ambos, lo usaban como saco de boxeo, pero incluso eso era preferible a ver y oler la comida que no podría comer. Su empleador no había aparecido. Por lo que Luke había oído, ni siquiera estaba en la casa. Ahora Luke se sentía estúpido por esperar una visita del villano principal. No estaba en una cursi película de Hollywood en la que el villano siempre venía a P ág in a2 6 - El Dedo de Iphi - regodearse y compartir sus planes maléficos con la víctima. Muy probablemente, Luke y su bienestar eran completamente insignificantes en el gran esquema de las cosas para la persona atrás de todo esto. Claramente, este secuestro no era por nada personal, y el villano no tenía nada que explicarle a él. La idea lo hería. Nunca se había sentido tan impotente en su vida. Una noche, Luke estaba acurrucado en la cama, temblando de frío y agarrándose el estómago, cuando escuchó el sonido de la cerradura abriéndose. Se tensó. Ya lo habían alimentado esa mañana. ¿Estaban los guardias aburridos de nuevo? Todavía le dolían las costillas de la última vez que habían estado aburridos. Luke intentó levantarse, pero probablemente no era una buena idea considerando lo fatigado que estaba, por lo que se conformó con sentarse y reclinarse contra el cabecero. Incluso eso drenó la poca energía que le quedaba, y tuvo que respirar profundamente para luchar contra el repentino ataque de mareos que cayó sobre él. No se iba a desmayar, carajo. No ahora. La puerta se abrió y cerró, pero su visión todavía estaba nadando y sólo pudo distinguir una borrosa figura alta entrando en la habitación. Finalmente, su visión se agudizó, el mundo entró en foco, y Luke se encontró jadeando cuando se encontró con los fríos ojos azules de Roman Demidov. Joder. Durante la última semana, había pensado un par de veces en Demidov, preguntándose si tendría algo que ver con su secuestro, pero había descartado la idea. Roman era un idiota condescendiente, y sus ojos espantaban completamente a Luke, P ág in a2 7 - El Dedo de Iphi - pero eso no significaba que el tipo fuera un criminal. Se había dicho a sí mismo, “magnates rusos asquerosamente ricos” no son sinónimo de “mafia rusa”. Bien, claramente se había equivocado en este caso. Por un largo momento, sólo hubo silencio mientras se miraban uno al otro. Luke se removió, sintiéndose bastante cohibido. Probablemente lucía patético. Sus rizos ya no estaban controlados por el gel, el flequillo caía sobre sus ojos. Luke llevaba la misma camisa de vestir azul de hace una semana, pero ahora estaba arrugada, sucia y manchada de sangre. Al menos le habían permitido tomar una ducha ayer (sólo porque el matón que le llevaba la comida se había quejado con Vlad de que apestaba). Considerando todo, si Roman Demidov no había estado impresionado con él hace una semana, cuando Luke se veía en su mejor estado, era poco probable que lo tomara en serio ahora que parecía un golpeado niño, medio muerto de hambre. –¿Qué quiere de mí? –Luke dijo con calma… o al menos lo intentó, pero su voz estaba débil, las palabras formándose de un modo extraño en su boca. La expresión inescrutable de Roman no cambió. Siguió viéndolo en silencio, con una mirada aguda. Lo que era cien veces más inquietante que cualquier palabra. Luke contuvo el impulso de retorcerse. –Mire, cualquier asunto que tenga con mi padre, no sé nada sobre ello. Sólo déjeme ir, ¿sí? P ág in a2 8 - El Dedo de Iphi - El hombre se acercó y tomó su barbilla con un agarre de hierro, con tanta fuerza que dolía. –¿A qué estás jugando? Luke parpadeó hacia él, confundido. –No lo entiendo –dijo lentamente, intentando no hacer una mueca de dolor o mostrar su miedo. Los labios de Roman se afinaron.–¿Por quién me tomas? –dijo– ¿Por qué Whitford me mandaría a su único hijo? ¿Desarmado, sin guardaespaldas, sin tomar ninguna precaución? Secuestrarte fue ridículamente fácil. Luke no pudo evitar reírse, aunque sus labios aún estaban hinchados por la última paliza recibida y le dolía un poco. –¿Lo siento? Suena decepcionado. El hombre lo miraba hacia bajo, como si Luke fuera una criatura extraña que no tuviera sentido alguno. –No puedes ser un niño tan ignorante –dijo con disgusto, soltándolo y enderezándose. Luke lo estudió con curiosidad, el principio de un plan formándose en su mente. Si el tipo no podía ver más allá de su apariencia juvenil, podría usar eso a su favor. Quizás su apariencia adolescente finalmente sería buena para algo. Podría jugar ese juego, pretender ser totalmente inofensivo e ignorante… pretender ser el adolescente vulnerable que ciertamente no era. Luke era optimista de corazón. Tenía la firme creencia de que no existía la gente completamente mala. Incluso los más endurecidos P ág in a2 9 - El Dedo de Iphi - criminales desalmados, lo pensarían dos veces antes de maltratar a un niño vulnerable. ¿No lo harían? Bueno, valía la pena intentarlo. Luke puso su mejor mirada de cachorro y levantó la vista hacia el otro hombre por debajo de sus pestañas, dejando que su agotamiento y debilidad se mostraran en su cara. –Estoy hambriento–, dijo en voz baja. –Si no quiere que me enferme, debería alimentarme mejor. Tengo bajo nivel de azúcar en sangre. Me siento enfermo y mareado si no como bien. No había un atisbo de remordimiento en la expresión de Demidov. –Estás vivo –dijo cortante–. Eso es lo único que me preocupa. Un prisionero debilitado es menos problemático. Agradable. Negándose a rendirse, Luke se mordió el labio y bajó la mirada. –Está bien. Silencio. Esperó conteniendo el aliento, pero a cada segundo resultaba cada vez más evidente que este hombre era tan cruel e insensible como parecía. –No has respondido a mi pregunta –dijo Demidov, colocando su gran mano sobre la cabeza de Luke con gentileza. Luke se quedó paralizado, sin atreverse a mirar, sin atreverse a respirar. Había algo sobre su gentileza que lo perturbaba P ág in a3 0 - El Dedo de Iphi - profundamente. Sabía muy poco sobre este hombre, pero de algo estaba seguro: no tenía un hueso gentil en el cuerpo. –Yo n-no sé qué espera que diga –se las arregló para decir, luchando contra una oleada de mareo causada por el miedo. Se quedó mirando hacia abajo a sus dedos descalzos–. No sé nada de los negocios de mi padre con usted. Él no me cuenta nada. No sabía que vine a reunirme con usted. No tenía idea de en qué me estaba metiendo cuando decidí venir en su lugar. Los largos dedos peinaron sus rizos con suavidad. Luke no podía respirar. Los dedos se apretaron antes de levantar su cabeza jalando su pelo. Duros ojos azules se clavaron en los suyos. –¿Esperas que me crea eso? –Me está haciendo daño –dijo Luke, dejando brotar las lágrimas de sus ojos. Se las arregló para hacer temblar su labio inferior–. Le diré todo lo que sé, lo juro. El doloroso agarre en sus rizos no aflojó para nada, pero la mirada de Demidov bajó hacia el tembloroso labio de Luke. La mirada duró una fracción de segundo, pero Luke no se la perdió. Oh. Bajó nuevamente la mirada mientras que una nueva idea se le ocurría. Luke realmente no quería tomar este camino -parte de él ni siquiera podía creer que lo estuviera considerando con seriedad- pero... pero. Él no era una damisela en apuros. Se negaba a ser una damisela en apuros y esperar con timidez a ser rescatado. Fue su culpa haber actuado imprudentemente y P ág in a3 1 - El Dedo de Iphi - terminar metido en este problema. Sin mencionar que su padre lo desollaría vivo si tenía que pagar una cantidad exorbitante de dinero para rescatarlo. Sí, Luke la había cagado, pero aun así era su oportunidad de demostrarle a su padre que podía manejar situaciones difíciles por sí mismo. Si pudiera manipular a este poderoso hombre, haría más que probarle a su padre que no era un inútil, le demostraría que era lo suficientemente inteligente y que tenía recursos suficientes, como para que pudiera confiar en él. Pero, ¿podría hacerlo cuando una simple mirada de este hombre le hacía debilitar de miedo las rodillas? ¿Cuando un ligero toque de él hacía acelerar su corazón y le afectaba la respiración? Luke levantó la mirada hacia el otro hombre de nuevo. Su estómago anudado cuando sus ojos se encontraron con los de Roman. El ruso no era poco atractivo. Lejos de eso. Era ásperamente apuesto, con su corto pelo negro, nariz recta, y su mandíbula cuadrada regada por un rastrojo oscuro. Su nombre le cuadraba: le recordaba a Luke a los guerreros de la Antigua Roma. Estaba muy en forma, sus hombros amplios y poderosos bajo la negra polera que vestía, con brazos y pecho musculosamente abultados. Si el hombre no hubiera sido tan alto, hubiera lucido fornido. Como era, sólo parecía una perfecta máquina de matar. Había una calmada agresión cuidadosamente contenida en su lenguaje corporal, algo letal y peligroso. Pese a que Luke tenía una perfecta construcción y altura promedio, se sentía pequeño junto a este hombre. Frágil. Luke humedeció sus labios con la lengua. El agarre doloroso en su cabello se apretó, sin embargo, la voz de Roman era muy suave. P ág in a3 2 - El Dedo de Iphi - –Quiero respuestas. Ahora. Luke tomó una respiración profunda, tratando de sacudirse los nervios. Roman Demidov sólo era un hombre. Sólo un hombre, como él o como James. Muy bien, quizás no como él ni como James, pero aun así. Todo hombre, sin importar cuán endurecido e inteligente fuera, era susceptible a un poquito de manipulación y persuasión. Sólo debía encontrar el enfoque apropiado. –Estoy diciendo la verdad –Luke dijo en voz baja, manteniendo un tono abierto e ingenuo–. Recibí el mail por error. Vine a conocerlo sin decirle a mi papá porque quería demostrarle que era lo suficientemente maduro como para involucrarme en los negocios familiares. Roman resopló burlonamente. –Usted no me toma en serio. ¿Por qué piensa que mi padre sería diferente? – dijo Luke tragándose la venenosa respuesta que le vino a la mente. Bingo. Podía ver que Demidov finalmente estaba inclinado a creer en él. El férreo agarre en su pelo se aflojó, convirtiéndose nuevamente en una suave caricia. Luke estaba inseguro de que era realmente peor. –Entonces, sólo estás aquí porque eres un niño estúpido e imprudente –dijo Roman, en tono suave. Interiormente, Luke se imaginó dándole un puñetazo en la nariz con gran entusiasmo y en gran detalle. Exteriormente, atrapó su labio entre los dientes y se encogió de hombros. P ág in a3 3 - El Dedo de Iphi - –¿Podría decirme por qué me secuestró? –preguntó, intentando ignorar los dedos que aún estaban enterrados en su cabello. –No –dijo Demidov. –¿No teme ser el principal sospechoso por mi secuestro? – dijo Luke, ladeando la cabeza–. Está el correo electrónico. Hay gente que sabe que vine a conocerlo –Bueno, James había visto una foto de Roman y probablemente podría darle su descripción a la policía. Demidov no parecía preocupado en lo más mínimo. –Tuvimos una reunión muy pública en un lugar muy público, una reunión organizada por los canales oficiales –Su voz seguía siendo suave, sus ojos desconcertantemente vacíos clavados en el pelo rizado de Luke, mientras que sus dedos lo recorrían gentilmente–. Hay numerosos testigos que me vieron irme mucho antes que tú y tomar un vuelo a Sochi, donde pasé la semana. El presidente de Rusia en persona podría confirmar mi coartada. Las cejas de Luke se dispararon hacia arriba. Exactamente, ¿Quién era este hombre? ¿Cómo podía un tipo relativamentetan joven acumular tanto poder? Tres intentos para adivinarlo, pensó Luke reprimiendo un escalofrío. –Entonces, ¿está demandándole un rescate a mi padre? Roman no respondió. –¿Qué hizo mi padre para enojarlo tanto? No hubo respuesta. P ág in a3 4 - El Dedo de Iphi - Luke apretó los dientes antes de recordar su situación - recordar su plan. No podía mostrar su enojo. No podía tener una rabieta. Tenía que ser bueno. Tenía que, de alguna forma, suavizar al tipo. Tendría que seducirlo si era necesario. Luke sintió que sus mejillas se sonrojaban algo. La meta se veía desalentadora, incluso imposible. Este hombre no podría haber llegado a donde estaba, siendo fácil de manipular. Él era peligroso. Si incluso sospechaba lo que Luke estaba haciendo... Su estómago se retorció. –Al menos dile a tus hombres que me traigan comida, ¿por favor? Me siento mal –Luke levantó la vista hacia Roman y se humedeció los labios con la punta de la lengua–. Tengo tanta hambre. La mirada de Roman siguió el recorrido de su lengua. Si Luke no se sintiera tan como la mierda, se habría reído. Parecía ser que su primer novio, Neville, le había dicho la verdad por una vez. El imbécil le había mentido por meses, escondiendo que estaba casado, y cuando la verdad fue descubierta -cuando su esposa se apareció por el departamento de Luke- Neville hasta tuvo el descaro de culpar a Luke por haberlo sacado del “buen camino”, alegando que ningún tipo heterosexual de sangre roja, podría mirar sus labios y resistirse a pensar en empujar su polla entre ellos. Por entonces, Luke se había sentido demasiado estúpido, patético y sucio, pero quizás, sólo quizás, Neville había tenido razón. Quizás. Luke exhaló con cuidado, dolorosamente consciente de los dedos de Roman en su pelo, de esos fríos ojos escudriñándolo. Era P ág in a3 5 - El Dedo de Iphi - imposible adivinar lo que estaba en la mente del tipo. Aunque Luke había atrapado la mirada de Roman fijándose en su boca, su gay-dar aún no sonaba. Todo en él le gritaba que fuera cuidadoso con este hombre, que cualquier intento directo por seducirlo y manipularlo no sería bien recibido. No debía olvidar que el tipo, pese a su inglés fluido, era ruso. Mientras que ser gay todavía estaba lejos de ser algo simple por casa, las cosas eran mucho peores en Rusia. Aunque a Luke no le gustara generalizar y estereotipar, no podía dejar de notar que los insultos anti-gay parecían arraigados en la cultura rusa. Cada juramento usado por sus guardias era un insulto homofóbico, ya fuera relevante o no. Luke nunca había sido llamado marica -pidaras- tan frecuentemente como lo fue esta semana, incluso cuando no dio ningún motivo para que sus guardias pensaran que era gay. Luke supuso que debería agradecer que su punto de vista homofóbico les impidiera hacer algo que los volvería maricones también, pero no era demasiado reconfortante. Se sentía incómodo sólo por estar rodeado por tanta hostilidad y repugnancia hacia lo que era. Si descubrieran que realmente era gay, Luke sospechaba que sería una “luz verde” para que los guardias lo usaran a su antojo: lo racionalizarían como que él simplemente “lo estaba buscando”… y por supuesto, usar a un sucio maricón no los volvería gay. Ese era el por qué debía andar con cuidado con este hombre. Un movimiento equivocado sería una invitación al desastre. –Por favor –dijo Luke suavemente–. Cooperaré en todo. Haré lo que quiera –mantuvo su voz libre de insinuaciones, asegurándose de que su expresión fuera sincera. No podía empezar nada… eso sería descaradamente obvio. Sus entrañas le decían que Roman Demidov pertenecía a la categoría de hombres a los que no les molestaba el poder y les gustaba ver sumisión, P ág in a3 6 - El Dedo de Iphi - aunque no necesariamente sumisión sexual. Luke podría fingir sumisión. Si jugara bien sus cartas, tal vez ni siquiera precisara acostarse con el tipo. La idea de tener sexo con este hombre, tener las manos de Roman en su cuerpo mientras que esos ojos desconcertantes lo miraban hacia abajo, provocó un escalofrío por el cuerpo de Luke. Contra su voluntad, su mirada bajó hacia los musculosos muslos del otro hombre. Podía distinguir el contorno de la polla de Roman bajo la tela. Aunque no estaba dura, parecía enorme, larga y gruesa. Tragando, Luke se lamió los resecos labios, con una sensación retorciendo su estómago. Joder, una polla como esa lo destrozaría… y un hombre como Roman Demidov era poco probable que fuera suave. Sería duro, demandante e interesado únicamente en su propio placer. Luke prácticamente podía verlo: el pesado cuerpo del ruso sobre el suyo, aplastándolo mientras se movía entre los muslos de Luke, usándolo como un agujero para su verga… Roman soltó su cabello y se alejó. Su vista se estrechó mientras estudiaba el rostro de Luke como un halcón. Luke le sostuvo la mirada, esperando no estar ruborizándose y que sus pensamientos sucios no estuvieran escritos por toda su cara. A veces detestaba su vívida imaginación. Ni estaba seguro por qué había estado pensando eso. Lo más probable era que Roman no se sintiera atraído por él en lo más mínimo y no tuviera nada que temer. Tenía asuntos más apremiantes de los que preocuparse que la polla del tipo… como conseguir algo de comida en su vacío estómago. –Por favor –dijo Luke con voz baja. P ág in a3 7 - El Dedo de Iphi - Cierta emoción parpadeó en el rostro de Roman. Siguió mirando a Luke un poco más, con expresión nuevamente inescrutable, antes de darse la vuelta y salir. Luke se desanimó, la decepción casi aplastándolo. Había fallado. De nuevo. Y entonces, escuchó la fría voz de Roman, amortiguada por la puerta pero lo suficientemente clara: –Daite malchishke chto-nibud poyest suschestvennogo. Myortvym mne on ne nuzhen13. Una pequeña sonrisa lenta arqueó los labios de Luke. Podría ser una pequeña victoria, pero sentía que su optimismo regresaba. Pasitos de bebé. 13 Denle algo de comida decente al muchacho. No me servirá de nada muerto. P ág in a3 8 - El Dedo de Iphi - Capítulo 4 Roman Demidov se alejó del cuarto del prisionero, su humor más oscuro que nunca. La sirvienta que encontró de camino a su oficina le echó una mirada, palideció, y agachó la cabeza, como si deseara que no la notara. Cosita inteligente. Una lástima que estuviera demasiado alterado ahora mismo. La agarró del brazo. Ella se paralizó, apenas respirando. –Lena, ¿no?– dijo en voz suave, mirando su cabello rubio y su delgada figura. No era particularmente bonita, pero tenía labios tersos y suaves. Sus ojos se fijaron en ellos. Su mandíbula se tensó. –Sí –dijo mansamente, levantando la vista para verlo por un momento antes de dejar caer la mirada. Podía notar su pulso latiendo acelerado en la delicada base de su cuello. Tenía miedo de él. O quizás estaba excitada. Probablemente ambos. En silencio, abrió la puerta de su despacho e ingresó. Sabía que ella lo seguiría dentro. No se equivocó. Raramente lo hacía. –Cierra la puerta –dijo. La puerta se cerró tras él. P ág in a3 9 - El Dedo de Iphi - Hubo un momento de silencio, únicamente roto por el aullido del viento en el exterior y la rama de un árbol golpeando la ventana. Hacía mucho calor en la habitación pese al helado clima. No había calefacción en la habitación gris, pensó Roman, recordando el tembloroso cuerpo del niño. La falta de calefacción fue una decisión estratégica: generalmente los “invitados” que se alojaban en la sala gris debían debilitarse por el hambre y el frío. Definitivamente no siendo mimados y alimentados adecuadamente. La mandíbula de Roman se tensó. –Puedes irte ahora –dijo–. O puedes desnudarte. Luego deuna breve pausa, oyó el sonido de ropa crujiendo. Tomó una profunda respiración, intentando relajar los hombros. No sería bueno dañar a la muchacha. Más bien podría gustarle... cuando no sentía ganas de romper algo. O alguien. –Sobre mi escritorio –murmuró-. No estaba de humor para preliminares elaborados. No hoy. Estaba húmeda cuando embistió en ella. Ella dejó escapar suaves gemidos mientras él la follaba, completamente vestido excepto por la cremallera baja, sus dedos aferrándole las caderas en un agarre castigador, sus dientes apretados y sus ojos enfocados en la rabiosa tormenta de nieve exterior. Apenas sintió que se corría. Sólo fue una liberación, un escape a su sombrío humor. No lo calmó en absoluto. P ág in a4 0 - El Dedo de Iphi - –Gracias, amor –dijo después, sacando algunos billetes de su bolsillo y colocándolos en el escritorio junto a la jadeante forma de la muchacha. Ella sonrió aturdida, tomó el dinero y su ropa, y se apuró a salir de la habitación. Roman ató el condón y lo desechó en el basurero. Dejándose caer en la silla, encendió un cigarrillo y cerró los ojos. Blyad14. Maldita sea. Incluso después de follar, aún podía ver los rizos dorados del muchacho y su suave boca rosa-cereza. Esa boca. Era una mezcla entre la boca de un ángel y de una puta. Quería romperla con su polla. Lo había deseado desde el momento en que vio al chico en el restaurante por primera vez, completamente vestido para la ocasión e intentando jugar juegos adultos sin conocer las reglas. Roman no estaba acostumbrado a negarse lo que deseaba. Siempre conseguía lo que quería. Excepto que no podía follarse la boca del muchacho, no podía partir esos labios con su verga y ahogarlo con ella como su cuerpo deseaba. Por amor de Dios. Él no era puto. Sin importar lo bonita que fuera esa boca, su atracción sexual por un muchacho no le sentaba bien. No le gustaba lo que no pudiera comprender y controlar. También era inoportuno como la mierda... debería estar pensando en cuál es el mejor uso que podría dar al único hijo y 14 “La Puta”. P ág in a4 1 - El Dedo de Iphi - heredero de Whitford. En cambio, había pasado minutos acariciando los suaves rizos del muchacho y contemplando su boca. Inaceptable. Y era totalmente inaceptable que hubiera cedido y ordenado a sus guardias alimentar mejor al prisionero sólo porque el muchacho revoleó las pestañas y se lo pidió bonitamente. Roman se carcajeó, disgustado e irritado consigo mismo. Debería haber matado de hambre al muchacho. Debería haberlo privado de comida hasta que aquellos bonitos labios se pusieran pálidos y agrietados, hasta que aquellas atractivas mejillas fueran ahuecadas por la desnutrición, hasta que el muchacho se volviera feo y patético. Cómo un hombre ordinario con cara de toro, como Richard Whitford, se las había arreglado para producir un hijo que se viera así era un jodido misterio. Roman arrojó su cigarrillo en el cenicero y presionó un botón del intercomunicador. – Vlad, tráeme una botella de vodka. Podía sentir la sorpresa de Vlad incluso sin verlo. –Pero tú no bebes –dijo Vlad lentamente–. Nunca bebes. Roman murmuró. –Siempre has sentido debilidad por decir lo obvio, Vlad –Su voz se endureció–. Tráeme esa botella ahora. –Dame un minuto –dijo Vlad, probablemente notando que Roman no estaba de humor para tolerar su insolencia esta vez. Vlad había sido su jefe de seguridad por casi diez años. Era muy leal -era una de las pocas personas en las que confiaba P ág in a4 2 - El Dedo de Iphi - plenamente- pero Vlad solía soltarse demasiado, expresando su desacuerdo con las acciones de Roman en situaciones en que la mayoría no se atrevería a hacerlo. La puerta se abrió y cerró. Vlad entró y puso una botella de vodka sobre el escritorio, sus pálidas cejas unidas por su ceño. Abrió la boca, pero la cerró al encontrarse con la mirada de Roman. Roman se quedó observando la botella frente a él. Tenía la boca reseca y definitivamente el impulso de beber todavía estaba allí, pero lo aplastó con bastante facilidad. No había tocado el alcohol por quince años y no tenía intenciones de volver a hacerlo. Todavía tenía el control de sí mismo y de su vida. Aún estaba al control. Un muchacho con labios chupa-pollas no iba a cambiar eso. –Llévatelo –dijo, satisfecho. Vlad no hizo ningún comentario, sólo volvió a recoger la botella. Sus ojos grises lo observaban en silencio. –¿Qué? –dijo Roman sin inflexión en su voz. –¿Qué vas a hacer con el mocoso de Whitford? Roman encendió otro cigarrillo y le dio una larga calada. –No lo he decidido aún. No planifiqué esto, exactamente –El chico prácticamente había caído sobre su regazo. Vlad ladeó la cabeza, con expresión curiosa. –Es muy raro en ti actuar impulsivamente. P ág in a4 3 - El Dedo de Iphi - Roman encogió un solo hombro. –Reconozco una buena oportunidad cuando la veo. Vlad asintió lentamente. –¿Eso significa que vas a aprovecharte del muchacho? Aprovecharse del muchacho. –Por supuesto que voy a aprovechar al muchacho –dijo Roman, mirando la botella aún en manos de Vlad. Forzó su mirada a alejarse–. Whitford necesita que le enseñen una lección. –Y pagar lo que te debe –dijo Vlad. –Ni siquiera es por el dinero –dijo Roman, viendo hacia el cigarrillo en su mano–. El inglés jugó conmigo –pensó en los ojos sin vida de Michail y aplastó el cigarrillo en su mano–. Nadie sale impune de eso. –¿No crees que sea cruel arrastrar al niño en esto? –Tiene veintitrés años –Roman dijo rotundamente. Lo había comprobado. Dos veces. Vlad resopló. –Es difícil de creerlo, ¿verdad? Si no te conociera mejor, no le daría ni un día por sobre los dieciséis años. Se ve tan… inocente, supongo. Roman le lanzó una mirada aguda. –¿Por qué el repentino interés? P ág in a4 4 - El Dedo de Iphi - Vlad se encogió de hombros. ¿Estaba evitando la mirada de Roman? –Él es interesante. Durante la semana pasada no lloró ni una vez, no cayó en la histeria incluso cuando fue empujado a ello. Es prácticamente el prisionero perfecto. Roman continuó estudiándolo, viendo a Vlad ponerse incómodo bajo su escrutinio. –¿Es eso así? –dijo Roman. –Sí. –Tiene moretones en la cara –dijo Roman, viendo a su jefe de seguridad–. Y por la forma en que respiraba, sus costillas están al menos magulladas. Yo no di esa orden. Vlad tragó. Roman no suavizó su expresión, viendo a Vlad retorcerse. No era que le importara una mierda cuando sus hombres se ponían un poco rudos con sus “invitados”. Pero no toleraba que sus órdenes no fueran seguidas con precisión. No les había dado permiso a sus hombres para que tocaran a su nueva adquisición. –Sabes cómo se ponen los muchachos cuando están aburridos –dijo Vlad, todavía sin encontrar completamente su mirada. –Lo sé –dijo Roman–. Pero es tu trabajo refrenarlos. Vlad asintió, sus amplios hombros cayendo. –No va a suceder de nuevo –dijo, girando para marcharse. –¿Participaste, también? –preguntó Roman. P ág in a4 5 - El Dedo de Iphi - Vlad se congeló. –Eso pensé –dijo Roman, bajito. –Mira –Vlad comenzó, con las orejas rojas–…solo sucedió una vez. Sé que no debería haberlo hecho, no debería haber dejado que ocurriera, pero estaba jodidamente helando fuera y tomé un par de tragos de vodka para calentarme y… sé que no es excusa. –Realmente no lo es. -¡Lo sé! –dijo Vlad, la frustración y el arrepentimiento anudando su voz–. Es sólo que hay algo en ese muchacho que hace que todos mis hombres se agiten, y yo no soy la excepción. Los ojos de Roman se estrecharon. Tenía una vaga idea de lo que volvía a sus hombres tan inquietos. Ni siquiera era la bonita cara del muchacho o sus labios de chupa-pollas.Era el aire de inocencia en él. El impulso por corromperlo sería casi irresistible para hombres que ya no tenían ni una pizca de inocencia. Por un lado, era un alivio saber que no era el único afectado por el muchacho, pero por otro... quedaba claro que dejar a Luke Whitford al cuidado de sus hombres podría no ser una buena idea si ellos eran tan fácilmente influenciados por el prisionero hasta el punto de olvidar sus órdenes. Era peligroso. Roman se rodeaba únicamente por los mejores hombres, pero era consciente que pocos tenían un buen autocontrol. Algún borracho idiota podría ser demasiado susceptible a los bonitos labios del muchacho y sus ojos de cervatillo. –¿Estás diciendo que no puedes controlar a tus hombres? – dijo Roman con un bajo y profundo tono. Vlad tragó. P ág in a4 6 - El Dedo de Iphi - –Estoy diciendo que no puedo controlarlos alrededor del niño –respondió con una mueca–. Sin importar con que los amenace, cuando están aburridos o borrachos, quieren divertirse. Y el muchacho se ve –Vlad se chupó el labio–…No homo, pero se ve jodidamente hermoso todo golpeado y amoratado. Los dedos de Roman se retorcieron. –¿Es así? –miró fijamente al fuego crujiendo en la chimenea. Ese muchacho era peligroso. Si incluso podía poner a la cabeza, normalmente imperturbable, de su jefe de seguridad tan agitado... –¿Roman Danilovich? –dijo Vlad tentativamente. Miró hacia arriba. –Estoy decepcionado de ti, Vlad. Endureciendo la mandíbula, Vlad asintió enérgicamente, su robusto cuerpo tenso y cauteloso. Roman se quedó en silencio por un rato. Siempre disfrutaba esta parte. Déjalo inquietarse un poco. –Espero que ese... error de juicio no vuelva a ocurrir –dijo por fin. Vlad se relajó, exhalando. –No lo hará. Lo prometo. –No es lo suficientemente bueno –dijo Roman–. El hijo de Whitford será trasladado al cuarto contiguo al mío. Los ojos de Vlad se abrieron. –¿Qué?, pero es un riesgo de seguridad… P ág in a4 7 - El Dedo de Iphi - –¿Sabes lo que es un riesgo de seguridad, Vlad? –dijo Roman cortándolo–. Cuando mi jefe de seguridad se vuelve demasiado jodidamente distraído en el trabajo. Vlad se estremeció. –Te prometo eso no va a… –Tus promesas no son suficiente. No te castigaré sólo porque me has demostrado en el pasado que puedo confiarte mi vida. Pero ahora me has demostrado que no puedo confiar en ti, ni en tus hombres, con el mocoso de Whitford –Roman frunció los labios–. Asegura el cuarto y mueve al muchacho allí. De ahora en adelante, hasta que me demuestres que puedo confiar en ti con esto, voy a ser el único que tenga contacto con el muchacho. Puedes irte. Vlad asintió y se marchó luciendo una expresión reprendida. Tan pronto como la puerta se cerró tras él, Roman se reclinó en su silla y exhaló, aflojando su puño. Me lleva la chingada. Esto era lo último que necesitaba. P ág in a4 8 - El Dedo de Iphi - Capítulo 5 Con la cabeza palpitando por una jaqueca, Roman estaba de mal humor cuando entró a su habitación esa noche. Se perdió una gran oportunidad de aumentar sus ganancias en Europa Central sólo por no haber estado allí en persona para revisar el trato. ¿No podían hacer nada sin que les sostenga la mano? Suspirando, fue al baño adjunto y sacó algunas pastillas de Tylenol del botiquín. Tragando las píldoras, se tensó ante el sonido en la habitación contigua. Por supuesto... el chico. Casi había olvidado su orden de mudarlo allí. Roman quitó el cerrojo de la puerta, la abrió y entró en el cuarto. Luke Whitford estaba sentado en la cama, frotándose el estómago. Levantó la vista, sus ojos ampliándose cuando vio a Roman. En otros aspectos, ni siquiera se estremeció. Vlad tenía razón en una cosa: el chico no era propenso a la histeria. –Gracias –dijo Luke–. Por la comida. Me alimentaron antes de traerme aquí –enterró los dientes en su labio, con la incertidumbre parpadeando en sus ojos–. ¿Por qué estoy aquí? Su gente no se molestó en explicarme. Roman se acercó. –¿Qué te hace pensar que yo lo haré? –La idea era divertida. P ág in a4 9 - El Dedo de Iphi - El muchacho inclinó la cabeza a un lado, viéndolo casi con timidez, sus gruesas pestañas oscuras enmarcando sus ojos marrones profundos. –Nada –dijo, masticándose el labio–. Pero quisiera saber. Por favor. Tan cortés. Demasiada amabilidad. Los labios de Roman se adelgazaron. Puso su mano en la cabeza de Luke y jaló de sus dorados rizos. –¿Me tomas por idiota? –dijo, sabiendo que su agarre debía ser doloroso. Lágrimas de dolor llenaron los ojos del muchacho. –Y-yo n-no lo entiendo –susurró Luke. Roman contempló esos temblorosos labios. –¿Realmente piensas que unas cuantas palabras suaves bastan para manipularme? El chico dejó caer los ojos, la culpa y la decepción brillando en su rostro. –¿No soy muy bueno en ello, verdad? –dijo con una mueca de dolor y una sonrisa torcida. –No –dijo Roman. El muchacho se había comportado demasiado bien e inocente para que ello fuera real. Luke se abrazó, mirándolo con cautela. –¿Va a castigarme por intentar manipularle? –Su voz se quebró un poco. P ág in a5 0 - El Dedo de Iphi - Roman lo miró fijamente, evaluando sus opciones. Siempre podría ordenarle a sus hombres que lo golpearan un poco, pero la idea no le sentaba bien. Culpaba a la apariencia engañosamente juvenil de Luke. Roman admitiría fácilmente que no era un buen hombre. Hizo cosas que seguramente le aseguraron un sitio en el infierno... si existiera la vida después de la muerte. Pero hizo esas cosas a adultos, no a niños. Luke Whitford no era un niño, pero el aire de inocencia que tenía junto con su carita de bebé, jodía la mente de Roman. No, no quería entregar al muchacho a sus hombres. Pero el chico debía ser castigado. Si Roman no lo castigaba, Luke podría empezar a hacerse ideas equivocadas. Roman ya había sido demasiado suave con él. –Te arrodillarás en esa esquina, traba tus manos detrás de la espalda y permanece en esa posición hasta las siete de la mañana. Sin descansos, sin ir al baño, sin dormir –dijo. Luke parecía querer protestar, pero cerró la boca, fue silenciosamente hacia la esquina y se arrodilló en el piso, enfrentando a la pared. En lo que refiera a castigos, distaba de ser lo peor, pero Roman sabía lo incómodo y doloroso que sería mantener la posición. –Huelga decir que esta sala está bajo constante vigilancia por video –agregó Roman, enfocado en la rizada melena–. No te gustará tu castigo si decides desafiarme. ¿Lo entiendes? –Sí, señor –murmuró el chico. Señor. P ág in a5 1 - El Dedo de Iphi - Roman dejó la habitación, intentando ignorar la forma en que esa pequeña palabra inglesa complacía algo en su interior. Un honorífico como ese no existía en el idioma ruso… o mejor dicho, eran anticuados y ya no se usaban. Tenía que admitir que, en ocasiones, el inglés podría superar a su lengua materna. P ág in a5 2 - El Dedo de Iphi - Capítulo 6 La primera hora estuvo bien. Su estómago estaba lleno, la habitación cálida, e incluso tenía algo parecido a un plan. Luke estaba aliviado y algo sorprendido por el castigo que Roman eligió para él. Esperaba algo peor. Había estado algo aprensivo cuando ideó el plan de ser atrapado en el acto, pero todo salió a la perfección. Roman se lo había comprado. Y ahora que el tipo estaba seguro de su superioridad e inteligencia, seguro de que podría ver a través de Luke, sería más fácil suavizarlo y guiarlo hacia una falsa sensación de seguridad. Luke sintió una punzada de vergüenza, antes de recordarse que no fuera tonto. Roman Demidov era un criminal. Hombres como él no merecían otra cosa. Además, no era como si estuviera planeando matarlo o algo así. Sólo quería salvarse a sí mismo. Sóloquería ir a casa. Eso era todo. La segunda hora fue más difícil, y la tercera fue peor. Estaba volviéndose más incómodo a cada minuto. Sus rodillas estaban doloridas por arrodillarse en el suelo durante tanto tiempo y sus brazos y hombros ya estaban empezando a doler. La cuarta hora dejó en claro por qué Roman había elegido un castigo aparentemente tan suave. El cuerpo entero de Luke dolía por la rígida posición que estaba obligado a mantener, sus pies estaban dormidos, y su cuello y espalda dolían bastante mal. Luke tuvo que recordarse que esto era parte del plan. Tenía que ser P ág in a5 3 - El Dedo de Iphi - “castigado” y aceptar el castigo del ruso para que pensara que fue forzado a la sumisión… por decirlo de algún modo. Pero casi se rindió hacia el final de la quinta hora. Sus párpados se cerraban, su vejiga estaba llena, estaba agotado, sus magulladas costillas aún le dolían por la paliza que había recibido unos días atrás, y deseaba tanto dormir que era un esfuerzo físico no hacerlo. El reloj de pared parecía burlarse, marcando el tiempo tan lentamente. Los minutos arrastraban. El tiempo avanzaba tan lentamente que se preguntaba si el reloj se habría roto. Luke se mantuvo despierto imaginándose formas creativas de torturar y matar a Roman. El gilipollas probablemente estaba durmiendo como un bebé en una cama suave, cómoda, sin preocupaciones en el mundo. Luke ya no podía sentir sus extremidades. Para las seis de la mañana, se volvió vagamente consciente de que su rostro estaba mojado por las lágrimas que surcaban sus mejillas. Le dolía todo, y sólo quería enroscarse sobre sí mismo y desmayarse por fin. Notó que ya no estaba solo cuando un par de manos fuertes lo levantaron por los hombros. Las piernas de Luke cedieron. No podía moverse, con los pies aún dormidos y su cuerpo entero doliendo. Lloró, ocultando su húmeda cara en el ancho hombro del hombre. –Shh –dijo una voz suave, baja, y largos dedos acariciaron su pelo–. Lo hiciste bien. Parte del cerebro, privado de sueño y mareado, de Luke le gritaba que dejara de agarrarse como un bebé al gilipollas que le había hecho esto, pero la sentía muy distante e insignificante. P ág in a5 4 - El Dedo de Iphi - Esto se sentía bien -las manos se sentían bien- y estaba tan agotado. Resoplando contra el hombro de Roman, dejó que el tipo lo levantara y lo cargara hasta el baño. Una vez allí, Roman lo bajó junto al inodoro, dejando que Luke recayera contra él, abrió la cremallera de los pantalones de Luke y le dijo, –Puedes aliviarte ahora. Cualquier otro día, Luke le habría dicho que se fuera al carajo. Pero estaba agotado, privado del sueño, y le dolía todo. Quizás debería haberse sentido mortificado por su impotencia física y emocional, pero ya había superado el límite de la vergüenza. –Si me voy, te caerás de culo –la voz de Roman sonaba seca, con un dejo de impaciencia. Probablemente lo haría. En silencio, Luke sacó su polla con sus dedos entumecidos y torpes. Intentó honestamente hacer lo que le dijo, pero con el amplio pecho de Roman presionado contra su espalda y sus manos en las caderas de Luke, no podía relajarse lo suficiente para hacerlo. Tampoco ayudaba que su vejiga estuviera tan llena… estaba tan llena que le era difícil orinar. –No puedo– susurró Luke, cerca del llanto nuevamente. Estaba tan, tan cansado. Deseaba... Dios, sólo quería cerrar los ojos y ser atendido. –Puedes y lo harás –dijo Roman–. No voy a tenerte ensuciando la ropa y apestando mis habitaciones. ¿Sus habitaciones? P ág in a5 5 - El Dedo de Iphi - Pero antes de que pudiera preguntar nada, Roman empujó su mano, agarró la polla de Luke y le dijo: –Sólo relájate y hazlo. Tengo cosas más importantes que hacer que cambiarte los pañales. Luke contempló aturdido su reflejo en el espejo. Parecía una frágil muñeca en los brazos de Roman. Una mano de Roman sostenía su polla. La otra mano de Roman subió hasta su vientre y comenzó a frotarlo en círculos. Había algo vagamente inquietante en el contacto del hombre: era tan decidido, como si... como si Luke fuera alguna cosa de su pertenencia. Y aun así, de alguna manera, lo ayudó. Luke casi gimió de alivio cuando su reticente vejiga finalmente obedeció. Fue una experiencia totalmente surrealista cuando Roman sacudió un poco su polla antes de volver a guardarla. Nuevamente, la agotada mente de Luke notó cómo de práctico y arrogantemente posesivo era el toque de Roman, como si esto fuera completamente normal, como si Luke fuera algo que le pertenecía a lo que estaba haciendo algún tipo de mantenimiento. Debería haberlo enfurecido, pero la ira requería de energía, y él ya no tenía ninguna. Su cuerpo estaba quedándose sin combustible, luego de días de hambre debilitándolo y la falta de sueño ralentizando su velocidad mental. –Ahora, a la cama –dijo Roman, levantándolo de nuevo con un brazo y cargándolo fácilmente de regreso a la alcoba. Dejó caer a Luke en el colchón y dijo– Tu ropa apesta. Luke parpadeó hacia él con ojos legañosos. P ág in a5 6 - El Dedo de Iphi - –Por supuesto que apestan –murmuró–. Sus matones no me dejaron lavarlas. No tengo otra cosa. Los labios de Roman se apretaron. En un abrir y cerrar de ojos, se había ido. Los párpados de Luke ya estaban cerrados cuando fue despertado por las sacudidas. Se quejó, dándose vuelta sobre su estómago y abrazando la almohada suave, perfecta. –Dormirás luego de cambiarte –una voz odiosa voz familiar dijo–. Apestas. –Ah ha –Luke murmuró contra su almohada. Escuchó alguna maldición en ruso, pero su mente estaba medio dormida y no podía traducirla. –Blya, eto mne chto li nado15 –dijo Roman con tono irritado, antes de sentar a Luke de un tirón y desnudarlo rápidamente. Luke no abrió los ojos, apenas vagamente consciente de ser empujado dentro de algo largo y suave. Olía bien. Estaba completamente enterrado boca abajo en la cama, cuando una mano gentil acarició su cabello. –Duerme. –Ah ha –Luke murmuró antes de abrazar su almohada y caer en un profundo y despreocupado sueño. 15 “A la mierda conmigo, si esto es necesario”. P ág in a5 7 - El Dedo de Iphi - Capítulo 7 Cuando Luke se despertó, ya estaba bien entrada la tarde, aunque si no hubiera sido por el reloj de pared, no tendría forma de saberlo. Nevaba fuera de la ventana. Luke se frotó los ojos y se estiró en la suave cama, sintiéndose deliciosamente bien descansado y cómodo. Sus músculos le dolían un poco, pero se sintió más a gusto de lo que lo hizo en siglos. Todavía no estaba seguro de por qué lo habían mudado de su antigua habitación a un sospechosamente agradable cuarto, pero esperaba que no fuera sólo un golpe de suerte. Entonces, recordó algo. ¿Realmente le había dicho Roman que estas eran sus habitaciones personales? Luke se sonrojó, recordando las circunstancias. Mierda. ¿Realmente había dejado que ese hombre lo manipulara, sostuviera su polla mientras orinaba, y en términos generales lo tratara como a una cosa? ¿Su cosa? El estómago de Luke dio un pequeño salto. Repentinamente, sentía un impulso irresistible de salir corriendo. Correr a algún sitio alejado de ese hombre extraño con ojos crueles y manos gentiles y dominantes. Aunque... no podía negar que todo había salido bastante bien. Mejor de lo que Luke podría haber esperado. Sí, había sido castigado, y eso apestaba, y su necesitada caída emocional P ág in a5 8 - El Dedo de Iphi - posterior fue poco digna, pero Roman fue casi agradable con él. El tipo se había encargado de él cuando no tenía por qué hacerlo. Podría haber dejado a Luke tirado allí, exhausto y desvalido, hasta que se meara encima y se quedara dormido en el piso duro.