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Comentario (resenha) libro de Elsa Oliveira Dias: A teoria do amadurecimento de D. W. Winnicott Ricardo Rodulfo Ricardo Rodulfo é psicanalista, professor titular de Clínica para Crianças e Adolescentes e de Psicopatologia Infanto-juvenil da Universidade de Buenos Aires, diretor do Programa Interdisciplinar de Pós-Graduação em Clínica Psicanalítica com Crianças e Adolescentes da Faculdade de Psicología da Universidade de Buenos Aires. É também Presidente e Diretor Docente da Fundação de Estudos Clínicos em Psicanálise e autor ( além de co-autor) de vários livros entre os quais El psicoanálisis de nuevo. Elementos para la deconstrucción del psicoanálisis tradicional. Editorial Eudeba, Buenos Aires e Dibujos fuera del papel, Editorial Paidós, Buenos Aires. La necesidad de un trabajo de lectura dedicado a elucidar el pensamiento de Winnicott ha debido contemplar, para hacerse efectiva, lo necesario de realizar una serie de operaciones preliminares, pero ya interiores a dicho trabajo. Primera y principal, hacer de los escritos de Winnicott un texto, esto es, algo que no se deja reducir a la noción común de teoría o de sistema teórico, gobernado por un principio de “coherencia interna”, algo vivo y en movimiento, un poco a la manera en que, para Winnicott, el jugar en tanto práctica rebasa cualquier significado del juego, consciente o no, y no se puede encarar nada como texto sin localizar sus preguntas y sus diferencias. Esto ha implicado la operación de desmarcar a Winnicott del psicoanálisis tradicional y, conjuntamente, ponerse a trabajar en la elucidación de su vocabulario, equívocamente asimilado a las significaciones más corrientes – por lo tanto las más metafísicas – del habla común o de la tradición psicobiológica. Precisamente, un término como el de maduración participa de estos dos contextos y jamás fue interrogado. Por todo esto, no hay nada de casual en que tales operaciones hayan debido recurrir a prácticas de deconstrucción, se inspiren en Heidegger (Loparic, Sao Paulo) o en Derrida (Rodulfo, Buenos Aires). Todo esto ha contribuido a despejar el nombre de Winnicott como un pensador, dicho de otra manera, ni como un psicoanalista de la “escuela inglesa” que 2 ocasionalmente añadió alguna idea al sistema kleiniano, ni como el autor de “teoría” con la connotación totalizadora y de cierto cierre que ello suele afectar. Podríamos resumir lo anterior consignando que ha habido que hacer todo un arduo trabajo para convertir la obra de Winnicott en un problema que a su vez problematiza muy a fondo el repertorio psicoanalítico tradicional. Cumplidos estos pasos se alza todo el inmenso problema de detalle de ir localizando, circunscribiendo y explorando el alcance y dirección de numerosos términos que Winnicott usa consecuentemente – por lo general, sin aclararle mayormente al lector cómo los usa, en qué singular sesgo-. (Valoramos aquí la prudencia de Winnicott, que suele referirse más a ellos como “palabras” que como “conceptos”, teniendo en cuenta como el estatuto de éstos viene determinado por la antología clásica). Es a este aspecto particular del trabajo por hacer que se aboca el libro de Elsa Oliveira, que por eso mismo se reserva amplios espacios para articular su objetivo puntual – la maduración en Winnicott – con la problemática más vasta a la que hemos hecho referencia. Para Elsa Oliveira Dias, claro, lo primero no tendría sentido sin lo segundo, su horizonte no es el de una “técnica”, ni siquiera el de una “teoría”. Pero al opacar la cegadora evidencia de lo implicado por la idea de maduración, este libro es de aquellos cuya necesidad se experimenta retroactivamente: ¿cómo pudimos pasarnos sin él y su extenso, cuidadoso, itinerario, que no rehuye servirse de la lógica académica a fin de no dejar núcleos de sombra que desmerecieran la nítida singularidad de un vocablo? Para empezar, y por lo menos, esta escropulosidad hace del libro una pieza de máximo interés para la enseñanza; sea de grado o de postgrado (la manera de trabajar de Oliveira permite y facilita utilizarlo en planos de lectura de bien diferente complejidad). Y quienes nos dedicamos a la docencia, dentro y fuera de la universidad, sabemos muy 3 bien el precioso y escaso bien de libros que, sin simplificar en absoluto, ordenen y guíen. Sin embargo, hay otro perfil a destacar en este libro que nos parece tanto o más importante: sabiendo hacer consciente la fascinación, la siempre vuelta a sorprenderse de Winnicott por aquello que crece (fascinación que – lo sabemos por testimonio de Claire Winnicott – no se detenía en el paso mismo de la vida a la muerte), Oliveira sabe reproducir en el movimiento de su texto aquel mismo movimiento, y así, el lector va siguiendo al leer la maduración del concepto de maduración, su maduración como teoría (en un sentido ligeramente distinto al convencional) que, en realidad, Winnicott no llevó a cabo por sí; dejó indicaciones, remisiones, citas, las suficientes para hacer de la maduración un motivo de su textualidad y de su pensamiento. En este sentido consideramos que Oliveira Dias hace mucho más que lo que sería, por ejemplo, divulgar, tornar más accesible un concepto X: produce un cierto acontecimiento, el que la maduración acontezca como motivo blackbone en el entretejido de observaciones y reflexiones que Winnicott urde. Vale decir que lo que Oliveira despliega retroactúa sobre lo desplegado – y plegado – por Winnicott, dando lugar a lo nuevo, a algo nuevo. A partir de aquí leeremos distinto, y nos preguntaremos distinto, la idea de maduración. Pasaje de lo no integrado a lo integrado que constituye uno de los aportes más valiosos de Elsa Oliveira Dias. Esta capacidad de excederse a sí misma en lo que concierne a sus objetivos declarados es, a nuestros ojos, la piedra de toque de un libro necesario (los objetivos declarados, nada desdeñables, se atenían a metas académicas estabilizados, respecto de las cuales se desmarca un logro de pensamiento propiamente poético). Operación “inconsciente” de texto, sin duda, gracias a la cual no estamos ante un libro que hable “de” la maduración en Winnicott desde afuera, en el lugar neutro y 4 neutralizador de lo que Lacan llamaba “discurso universitario”, sino tan adentro que hace madurar la maduración. Con lo cual estamos proponiendo algo: dos planos de lectura posible. Alguien puede encarar este libro como libro de texto “sobre” Winnicott, y sacar su provecho, “saber más”, al final del concepto de maduración en la teoría del mismo nombre. Más ambiciosa, otra lectura, sin desdeñar aprendizajes escolares, asistirá al florecimiento y logrará una percepción, una experiencia de la que está en juego al escribir maduración, que cambiará algo incluso en su clínica, si tiene pacientes. (Apuntamos con esto a otro motivo insistente en Elsa Oliveira Dias, el de despsicopatologizar la psicopatología haciéndola tributaria de una perspectiva consistente, con contenidos ricos y concretos, de la salud, cuyo estatuto el psicoanálisis tradicional poco hizo por derimir y por jerarquizar. El psicoanalista no sería el único que se ocupa, claro, de la “locura” y de las enfermedades “mentales”: sería el único que se ocupa de estas cosas desde la salud y de su consideración prioritaria). Siendo irrelevante en un comentario como éste la pretensión de comentar “todo” el libro, pretensión banalizadora si las hay, concentrándose en cambio en resaltar algunos de sus logros y sus direcciones amén de trabajar en sus alrededores, dejamos ahora destacar uno de los aspectos más sobresalientes a nuestro gusto en el trabajo emprendido por Elsa Oliveira Dias: todo lo que pudiera decirse y esclarecerse en torno a la maduración, todo ello se echaría a perder si se la inscribiera, una vez más, en la órbita de un sujeto abierta o encubiertamente monádico, detentadorde “la” maduración como de un poder o capacidad o facultad o tendencia “propias” en el sentido de propiedad más tradicional. Este es, precisamente, el rumbo no tomado por la autora, para quien la maduración es referida y referible a un entre transductivamente concebido: los términos en juego no preceden a la relación, se constituyen en ella y por ella. No hay un bebé por 5 un lado, una madre por otro, y una relación entre ellos que favorecería que el bebé madurara (como si la mamá no tuviera que madurar…). Este punto nos parece capital porque, claro, las diversas tentativas de Winnicott para expresar sus ideas no podían evitar la contaminación metafísica y favorecer, así, lecturas que se perderían lo más original del pensador que formulara la paradoja de que los bebés no existen. Esta paradoja iba más allá de sí, al denunciar la existencia de un ente monádico, fuese el yo de la psicología o el self de Guntrip o el de cualquier otro del repertorio tradicional. Si los bebés no existen, las madres tampoco, porque “en el principio era el entre…”. Que este punto sea asediado con tanta justeza y paciencia por Oliveira Dias, que se aboque a su persecución tan metódicamente creemos es capital para evitar una mediata o inmediata reinscripción de la maduración en una variante más del pensamiento tradicional de la psicología individualista de Occidente que el psicoanálisis no podía no heredar, variante que ahora engrosara la lista con la firma de Winnicott… Este libro se alza, y quedará, como una firme barrera para hacer resistencia a todas las reinterpretaciones de Winnicott - entusiastas, bienintencionadas- epistemológicamente ingenuas. Trabajo adicional realizado por Oliveira Dias: de hecho, estudia el ambiente facilitador intertextual para que el pensamiento de Winnicott se deje madurar en nosotros y contornea las impasses y deficiencias de ese ambiente que con mucha facilidad pueden obstruir la comprensión y develamiento de lo que este pensador plantea de más radicalmente nuevo. El libro de Oliveira Dias se muestra así isomórfico de los fenómenos que, convencionalmente hablando, constituyendo su asunto, su “tema” y reserva para una lectura más íntima el descubrimiento de que éste apenas si existía antes de él, o por lo menos y como mínimo, no bajo la forma que a partir de él podremos darle a todo cuanto maduración en Winnicott invoque.