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Título: El proceso de socialización e individualización del sujeto: retos y perspectivas desde la educación institucionalizada.
Autor: Dr. C Osmel Rodríguez Companioni.
 Dr. C Pedro Manuel Concepción Cuétara
País: Cuba.
Institución: Universidad de Ciego de Ávila “Máximo Gómez Báez”. Centro de Estudios Educacionales. Facultad de Ciencias Pedagógicas.
Dirección electrónica: osmelrc@sma.unica.cu, cuetara@sma.unica.cu
Osmel Rodríguez Companioni (Ciego de Ávila, 1973), Licenciado en Educación Primaria, Máster en Ciencias de la Educación Superior y Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular del Centro de Estudios Educacionales de la Universidad de Ciego de Ávila “Máximo Gómez Báez”. Imparte docencia en la formación doctoral y en las maestrías en Ciencias de la Educación Superior y ha desarrollado diversos cursos de postgrado sobre el tratamiento de la historia local en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba y sobre los fundamentos sociológicos de la educación a luz de la contemporaneidad. Ha participado en diversos eventos y es autor de varias investigaciones y publicaciones nacionales e internacionales. 
Pedro Manuel Concepción Cuétara (Ciego de Ávila, 1962), Licenciado en Educación Primaria, Máster en Ciencias de la Educación Superior y Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Educacionales de la Universidad de Ciego de Ávila “Máximo Gómez Báez”. Imparte docencia en la formación doctoral y en las maestrías en Ciencias de la Educación Superior y ha desarrollado diversos cursos de postgrado sobre los fundamentos sociológicos de la educación. Ha participado en diversos eventos y es autor de varias investigaciones y publicaciones nacionales e internacionales. 
Resumen
Desde el punto de vista sociológico el objetivo general de la Educación se concreta en el proceso de socialización del individuo, en el que el sujeto se apropia de los contenidos sociales aceptados por la sociedad y los objetiviza, o sea, los hace suyos a través de un proceso netamente individualizado. Por tanto, los procesos de socialización e individualización del sujeto son diferentes conceptualmente, sin embargo, su desarrollo se expresa en unidad dialéctica. Tener en cuenta este fundamento sociológico en la concepción de un proceso educativo institucionalizado es determinante en el proceso de socialización del individuo, para su inserción en la sociedad, como ente activo y transformador de la realidad social que le tocó vivir. Sobre esa base se plantea una consideración teórica acerca de esta temática, y se revela a los lectores el punto de vista de los autores en cuanto a la manera de asumir este postulado sociológico en la concepción del proceso educativo institucionalizado.
Palabras clave: socialización, individualización, proceso educativo.
Abstract:
From the sociological point of view the general objective of the Education is summed up in the process of the individual's socialization, in which the fellow appropriates of the social contents accepted by the society and the objetiviza, that is to say, those make his highly through a process individualized. To keep in mind this sociological foundation in the conception of an institutionalized educational process is decisive in the process of the individual's socialization, for their insert in the society, as active entity and transformer of the social reality that he/she played him to live. On that base he/she thinks about a theoretical consideration about this thematic one, and it is revealed the readers the author's point of view as for the way of assuming this sociological postulate in the conception of the institutionalized educational process.
Words key: socialization, individualization, educational process.
INTRODUCCIÓN. 
 En el transcurso de la historia de la Sociología de la Educación como ciencia, diversos autores han enfocado sus estudios acerca de la socialización e individualización del sujeto desde diferentes puntos de vista. Unos han absolutizado la socialización, desestimando la individualización y viceversa, lo que ha provocado interesantes debates sobre la temática en publicaciones científicas, foros y eventos.
Al respecto Arthur. Meier (1984), desde una perspectiva social señala que el desarrollo de la personalidad significa asimilar y objetivar los contenidos humanos en la praxis social, ante todo en la actividad productiva. Aunque pudiera parecer que ambos procesos son similares, en realidad socialización e individualización resultan distintos entre sí, aunque coincidentes en el fin último: lograr la plena inserción del hombre en el contexto social concreto mediante la realización de su personalidad.
Siendo consecuente con este postulado teórico, Antonio Blanco (2001) refiere que la socialización es un proceso de apropiación por el sujeto, pero que se manifiesta a través de una objetivación de los contenidos sociales en un proceso netamente individualizado (individualización). 
Este postulado que ha formado parte desde hace varias décadas del cuerpo teórico de la Pedagogía, constituye en la actualidad premisa fundamental para todo proceso de perfeccionamiento educacional que se ejecute. Las contradicciones generadas alrededor de los conceptos de socialización e individualización en el desarrollo de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes a través de la educación institucionalizada han motivado a los autores a exponer sus criterios al respecto.
Si se define a la Pedagogía como la ciencia que estudia el proceso educativo del hombre, y ella nos ofrece las herramientas teóricas y metodológicas para lograrlo, a través de la institución social responsable de organizar, planificar, ejecutar y evaluar dicho proceso (la escuela), se impone entonces una interrogante, ¿qué tipo de hombre queremos formar? Queremos formar un hombre universal, queremos formar un hombre libre, queremos formar un hombre que se desarrolle sobre la base de la razón, todo lo cual se recoge en el sistema de objetivos del proceso educativo, que parten del encargo que la sociedad le hace a la escuela y pueden estar formulados por el sistema educacional. Cuando la escuela no cuenta con un sistema de objetivos definidos centralmente como política educacional, debe determinarlos a partir del encargo social.
En el caso de la escuela cubana, los objetivos para todo el proceso educativo parten de la política educacional trazada centralmente, a partir del encargo social, sin embargo, esos objetivos necesitan ser contextualizados, lo cual no debe ser penetrado por prácticas burocráticas, es suficiente con que el colectivo pedagógico estudie con seriedad las tendencias obtenidas al diagnosticar el desarrollo de los estudiantes, la caracterización que se debe obtener de la comunidad, las tendencias encontradas al estudiar las familias de los estudiantes y la situación general de la sociedad y del mundo en el momento de que se trate, para con esta información realizar, a los objetivos propuestos por el sistema educacional, los ajustes pertinentes. No se trata de un proceso de derivación gradual que crearía otro nivel de objetivos.
Los objetivos del proceso educativo son rectores de todas las interacciones que la escuela organiza para contribuir a la educación de los estudiantes. Ellos se derivan con gran precisión en el proceso de enseñanza-aprendizaje. No obstante, no se logra la misma precisión en el caso del resto de los contextos de interacción, por lo que constituye un reto para la escuela contemporánea y los educadores, que al plantear objetivos a alcanzar en actividades docentes, laborales, deportivas, políticas, artísticas, etc, se tengan en cuenta también los objetivos que el colectivo pedagógico determinó para el proceso educativo, y que se corresponden con la realidad social actual en que se desarrolla el mismo.
Para lograr esta integralidad, los educadores, deben tener en cuenta la gran diversidad de edades a que se enfrenta para el desarrollo de potencialidades en sus estudiantes en las diferentes áreas de su personalidad,para brindar una adecuada atención pedagógica, que le posibilite aprovechar cada momento de la vida escolar en que se desenvuelven sus estudiantes cotidianamente, pues son aspectos que no siempre puede atender desde la autopreparación. Se necesita por tanto, del trabajo colectivo y de la participación activa y protagónica de las agencias y agentes socializadores que intervienen de una forma u otra en el proceso educativo institucionalizado. 
 En este trabajo se ofrecen puntos de vista y se arriba a conclusiones para el debate, sobre la manera de asumir este postulado sociológico en la concepción del proceso educativo institucionalizado. 
DESARROLLO
La complejidad del proceso educativo institucionalizado, exige que el educador esté en condiciones de planificar, ejecutar y evaluar, tanto las actividades docentes como las extradocentes. Hacerlo significa que al terminar cada período lectivo, se tenga un criterio integral de la transformación operada en cada estudiante, grupo y nivel, prestando especial atención a los objetivos a lograr en cada caso.
Para la materialización de estas aspiraciones, el educador debe tener presente las etapas del desarrollo en que se encuentran los estudiantes. Estas constituyen premisa fundamental en la labor educativa, y son razones que demuestran el significativo papel de su autopreparación y del trabajo colectivo, asumidas integralmente, no solo centrada de manera estricta en el contenido del proceso de enseñanza-aprendizaje, o en determinadas asignaturas con un carácter priorizado.
La atención a estas etapas se hace más efectiva en el nivel primario, cuando el maestro transita con los estudiantes de primero a cuarto, de quinto a sexto grado, o de primero a sexto, por lo que el conocimiento de los logros y dificultades se hace más sólido, y facilita la orientación pertinente para la dirección del proceso educativo de forma integral. Cuestión que se complejiza en niveles superiores, por la diversidad de docentes que interactúan con los estudiantes, barrera que se elimina si se asume de forma consciente la preparación colectiva de los docentes.
Dominar las etapas del desarrollo en que se encuentran los estudiantes y la realidad social en que se ejecuta el proceso educativo, es vital, ya que desde sus inicios el estudiante está inmerso en un aprendizaje reflexivo que favorece su intelecto, es decir, sus motivos e intereses por el estudio, contribuyen gradualmente a un pensamiento reflexivo, lo que implica el establecimiento de niveles de ayuda ante diferentes situaciones y tareas dentro y fuera del aula y la escuela.
Las etapas del desarrollo de la personalidad de los estudiantes, son potencialmente importantes para la acción educativa dirigida de forma particular hacia los sentimientos sociales y morales, como son: el sentido del deber (que va conformando la responsabilidad), la amistad, el respeto, entre otros valores. Estos valores cobran mayor significación si se estrechan los vínculos requeridos en el trabajo de la escuela con la familia y la comunidad, y se proyecta una acción educativa coherente. 
La escuela, conjuntamente con la familia, ha jugado históricamente un importante papel en el proceso de socialización de niños y jóvenes. Esta socialización, considerada como un conjunto de procesos mediante los cuales el individuo asimila la experiencia social, la cultural, y se inserta en la sociedad en que vive, teniendo como núcleo a la educación, mediante la cual esto se hace posible.
La función socializadora de la escuela se concreta en el sistema de actividades y de relaciones internas y externas que en ella se ejecutan; el proceso educativo por tanto, refiere Justo Chávez ( 2005) , constituye un momento integrador de todas las influencias educativas y abarca las diferentes esferas del desarrollo del estudiante: cognitivo, afectivo, volitivo y físico; y aunque en algunos momentos está dirigido a una esfera particular o a un componente específico de esta, en mayor o menor medida también están implicadas las restantes esferas.
La educación tiene que preparar al hombre para la vida y como condición de ella para el trabajo, que constituye una vía para el logro de un fin más amplio: la formación cultural integral. Su organización tiene que lograr un adecuado equilibrio entre la formación científico técnica y el pleno desarrollo del hombre, debe ser en sí un proceso de interacción que conduzca al ser humano a altos niveles de bienestar espiritual y material. 
En tal sentido, la educación tiene que concebirse como un elemento de carácter liberador, genuinamente dialéctico, lo que permite al sujeto que aprende desarrollar su conciencia crítica, favorecer la creatividad y llegar a convertirlo en protagonista de su momento histórico, con un gran sentido de solidaridad humana. Además, tiene que favorecer el desarrollo de valores, de respeto y defensa del hombre mismo, de su identidad, de su entorno físico, del equilibrio ecológico y del desarrollo cultural.
 En el proceso educativo ocupa un lugar principal la enseñanza y el aprendizaje, constituyendo su núcleo. De acuerdo con la concepción didáctica desarrolladora que sirve de base al proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela cubana, Pilar Rico (2001) lo considera como el proceso de apropiación por el niño de la cultura bajo condiciones de orientación e interacción social. Hacer suya esa cultura requiere de un proceso activo, reflexivo, regulado, mediante el cual aprende de forma gradual acerca de los objetos, procedimientos, las formas de actuar, las formas de interacción social, de pensar, del contexto histórico social en el que se desarrolla y de cuyo proceso dependerá su propio desarrollo.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje, la clase en su diversa tipología y las demás formas organizativas, alcanza un alto nivel de sistematicidad, de intención y de dirección. Se estructura sobre determinados principios didácticos que posibilitan lograr objetivos específicos establecidos en los programas de asignatura, y contribuye a aquellos más generales que se plantean en el proceso educativo en su integralidad, de modo que el estudiante pueda desempeñar un rol protagónico al insertarse en el medio social que constituye la propia aula, la escuela y su comunidad.
En la planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje el docente debe prever todas las potencialidades que el contenido de las asignaturas que imparte le ofrece para contribuir a la formación en los estudiantes, de valores asociados a su identidad cultural, amor a su patria, sus costumbres y tradiciones, a las personas y al medio que los rodea. 
La realidad socio-cultural en que se desarrolla la educación en determinada localidad, permite reforzar las potencialidades de los contenidos preestablecidos en los programas de asignaturas para la formación de estos valores, a partir de otras actividades que se desarrollan en el proceso educativo.
La labor educativa no debe concebirse solo desde el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino en una estrecha relación dialéctica con las actividades extradocentes para la consolidación de aquellos valores éticos y morales aceptados y reconocidos por la sociedad, es por ello que es necesario que el docente potencie su desarrollo en la formación de la personalidad de los educandos, lo que le ofrece integralidad al proceso educativo de la escuela y favorece el proceso de socialización del hombre, preparándolo realmente para la vida. 
La actividad del docente como guía de este proceso, es determinante para que sea consciente y protagonista de la formación de sus estudiantes. Este enfoque integral posibilita que al igual que los estudiantes, los maestros y profesores tengan que insertarse en la vida de la institución escolar, con una mayor implicación personal, perfeccionen los mecanismos de comunicación con estos, y con el resto de sus colegas y trabajadores no docentes, así como con las familias y miembros de la comunidad. Su labor de socialización es primordial, pues ellos constituyen el enlace esencial entre todos los factoresque intervienen en ese proceso educativo.
El trabajo educativo extradocente favorece este proceso de socialización e integración de las diferentes agencias y agentes, el cual constituye uno de los mayores logros de la pedagogía socialista. Cuba ha aportado valiosos criterios, sustentados en las más relevantes tradiciones legadas por destacados educadores en diferentes épocas, hoy materializados en los distintos modelos que rigen la formación de las nuevas generaciones.
Las actividades extradocentes pueden realizarse dentro y fuera de la institución escolar, con objetivos que pueden abarcar a un año académico, grado o al nivel educativo en su conjunto. En ellas participan además de los estudiantes y docentes, el personal no docente, familia, pobladores de la comunidad, instructores de arte, y otros especialistas de las diversas instituciones que en la sociedad se vinculan directamente al proceso. El maestro o profesor, desempeña un rol decisivo en la orientación pedagógica de los mismos, cuando estos interactúan directamente con los estudiantes, en la actividad que lo requiera. 
 Cuando se logra que la actividad extradocente adquiera ese carácter, se contribuye a una mayor coherencia y objetividad en el diseño del convenio colectivo de la escuela, se evita el espontaneísmo en el desarrollo de las actividades, que conduce a que la participación de los estudiantes no tenga todo el significado y utilidad necesarios. También se aumentan las capacidades creadoras tanto de estudiantes, como de maestros y profesores, y del resto del colectivo pedagógico y agentes socializadores, además se utiliza racionalmente el tiempo en la institución y fuera de esta.
Lo extradocente, planificado, ejecutado y evaluado adecuadamente les proporciona a los estudiantes las más diversas vías para satisfacer sus intereses, desarrolla en ellos una actitud positiva hacia la investigación, la lectura, y otras manifestaciones de la cultura y el arte. Las actividades que de él se derivan tienen un carácter vivo y dinámico; mediante su realización se cultivan aquellos sentimientos que constituyen valores deseados por la sociedad, como: el colectivismo, el internacionalismo, el patriotismo, el humanismo, la solidaridad, entre otros.
Los denominados "modelos de hombre", han sido un tema contradictorio y polémico tratado desde diferentes aristas por determinadas Ciencias de la Educación. Un criterio común de los teóricos del tema, es que la educación que se reciba se parezca a su tiempo y se proyecte al futuro. En al sentido, la práctica educativa y la dinámica de la realidad social, deben fundirse para evitar el divorcio entre los objetivos planteados al nivel del sistema de educación y lo que en realidad se materializa en la conducta de los sujetos. En la medida en que la realidad social se modifica, el ideal educativo también debe modificarse sin perder su esencia, en aras de que la educación y en particular la institucionalizada, tenga un significado real para los individuos.
Por tanto, la integralidad en la concepción del proceso educativo institucionalizado y la participación activa y protagónica de las agencias y agentes socializadores que intervienen en él, no es solo un postulado teórico, sino una necesidad práctica imperativa de estos tiempos.
CONCLUSIONES
La educación en general y la que se concibe en una institución escolar como proceso educativo, constituye el mecanismo esencial para la socialización del individuo. La socialización es inseparable del proceso de individualización, de su articulación dialéctica se logra tanto la inserción del hombre en el contexto histórico-social concreto, como su identificación como ser individualizado, dotado de características personales que lo hacen diferente a sus coetáneos. 
La integralidad en la planificación, organización, ejecución y evaluación del proceso educativo institucionalizado vinculado al contexto histórico-social concreto en que este se desarrolla, y con la participación activa y protagónica de las agencias y agentes socializadores que intervienen en él, se podrá lograr como resultado un individuo reflexivo, crítico e independiente, que asuma un rol cada vez más protagónico en su actuación; que posea sentimientos de amor y respeto hacia su patria, su familia, su escuela, sus compañeros, y la naturaleza, lo cual contribuye decisivamente a la formación de ese ciudadano que necesita el país y la humanidad en el futuro. 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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