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Bulimia y anorexia

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Bulimia y anorexia
Entre los trastornos de alimentación son la bulimia y la anorexia los que resultan de mayor preocupación por su incidencia en la población juvenil. Para hablar de ellos es preciso distinguir entre esquema corporal que es la representación que cada uno hace de su propio cuerpo (tener brazos, dedos, etc.) e imagen corporal que es una construcción mental más amplia referida a lo que uno piensa, siente y cómo percibe y actúa en relación a su propio cuerpo, tiene que ver con la historia personal y se modifica.
Ya estudiamos que el cuerpo es biológico pe- ro indisociable de lo psicológico y lo social y cómo en la adolescencia la identidad se reorganiza también el cuerpo lo hace, se modifica en relación con los otros y expresa los conflictos derivados de esa reorganización.
El cuadro muestra los diversos factores que inciden en la construcción de la imagen corporal: históricos, sociales, culturales, individuales y biológicos; todos ellos varían a través del tiempo. Como síntesis puede decirse que el cuerpo no es una realidad en sí misma sino una construcción simbólica compleja, no hay una forma objetiva de mirar el propio cuerpo, se lo ve y se lo vive de forma subjetiva.
La imagen corporal construida muchas veces falsea la real, eso sucede cuando el peso de las normas sociales y culturales imponen determinados modelos, es decir que en la mayoría de las personas que padecen trastornos de alimentación es el entorno social el principal factor problemático.
Estas personas se sienten incomprendidas y rechazadas por el mundo y piensan que siendo delgadas lograran triunfar, son personas con muy baja autoestima e inseguras.
La publicidad atormenta a aquellas chicas que luchan contra una genética que les depara un fisico que no es el que desearían lucir, se sienten gordas (o gordos) en un mundo de flacos y piensan que solo siendo flacos pueden tener éxito o aceptación social.
En este marco surgen los trastornos de alimentación, de los cuales la bulimia y la anorexia son los de más graves consecuencias; a menudo se presentan juntas y en una misma persona en períodos alternados.
No se trata de enfermedades nuevas, ya Freud estudió el caso en alguna pacientes y escribió: "la anorexia nerviosa de las niñas jóvenes es melancolia en presencia de una sexualidad no desarrollada".
Otra interpretación fue realizada por Lacan para quien la anorexia construiría un intento de diferenciación de la madre que impone un modelo estético, un modelo de belleza y anula la posibilidad de elección de su hija
Este tipo de explicaciones sin duda tienen más relación con factores individuales de peso y figura (d) (en la tabla de Slade) y con la psicopatologia individual (f). Sin embargo en la actualidad los factores de mayor incidencia están vinculados con los discursos sociales y el imaginario. Es por ello que las explicaciones se orientan más a las dificultades que se enfrentan en la pubertad y la adolescencia por las transformaciones propias de la edad.
La bulimia y la anorexia nerviosa tienen distintos componentes, pero en muchos casos pue- den aparecer combinadas. La anorexia se caracteriza por el miedo intenso a subir de peso; una percepción distorsionada de la imagen corporal y un adelgazamiento rápido y permanente provocado en forma voluntaria. En el caso de las mujeres ocasiona falta o disminución de la menstruación (amenorrea) y, por supuesto. también desnutrición. Desde la Psicología se ha observado que las madres de chicas anoréxicas suelen ser controladoras en relación con el cuerpo de su hija y que esto hace que las adolescentes sientan inseguridad y falta de confianza en sí mismas, por lo que adelgazar sería una forma de no ser mirada, ser invisible, evitar la verguenza de ser vista.
La bulimia se caracteriza por los episodios fre cuentes de "atracones" con un intenso miedo de no poder parar, vómitos provocados o uso de laxantes y una preocupación exagerada y permanente por el peso. La ingesta voraz y cuantiosa de las personas bulímicas es seguida por vómitos que eliminan sustancias esenciales para el normal funcionamiento orgánico. La bulimia es casi siempre una enfermedad "secreta" por vergüenza y culpa, en especial en el momento de los atracones.
Ambas enfermedades suelen ser "negadas" por las familias. Si bien en el caso de la anorexia, las dietas que cumple con exactitud la adolescente enferma se llevan a cabo a la vista de todos, suelen haber "excusas" que demoran la toma de conciencia del entorno.
Las personas que padecen anorexia suelen ser autoexigentes, perfeccionistas y responsables, lo que las hace pensar que no pueden "estar gordas" y es sumamente difícil que puedan tomar conciencia de su enfermedad. Aun cuando su peso corporal haya disminuido en un porcentaje importante y la ropa les sobre por todos la- dos, en su "cabeza" el espejo dibujará una imagen de "gorda".
La complejidad de esta enfermedad hace que no sea fácil abordarla, entre otras razones por- que una persona anoréxica (o bulímica o adicta) en una familia pone en juego la propia estructura familiar.
Los anoréxicos deben poder elaborar esos miedos que impiden el desarrollo de la autonomía y aprender a conocer y valorar su cuerpo para que la afectividad y la sexualidad emerjan y les permita encontrarse con los otros. Pero ese proceso será posible con el acompañamiento, al menos en las primeras etapas de su tratamiento, de aquellas personas con quienes tiene los vínculos más cercanos.
Las adicciones
El tema de las adiciones debe abordarse des- de una perspectiva más amplia que la de consumo en general de información, de moda, de imagen, de videojuegos, de sustancias tóxicas, de trabajo, etc. Desde ya que existen diferencias entre qué se consume (la compulsión a comprar ropa por ejemplo), la forma del consumo (beber de manera ocasional o moderada) y las consecuencias (cuando el consumo pasa a ser de interés central en la vida de alguien).
El mandato de la sociedad contemporánea pasa por "ser y tener todo ya", y son los sectores juveniles quienes están más presionados por es- te tipo de modelos consumistas.
Todas las formas de consumo excesivo tienen causas múltiples que se derivan de la complejidad humana y social, sus consecuencias negativas en algún punto afectan no solo a quien las padece sino también a su entorno
Sin entrar aquí a desarrollar la patología del hiperconsumismo, vamos a centrar este punto en lo más preocupante del consumo que es la vinculación con el uso adictivo de sustancias toxicas, como el tabaco, el alcohol y las drogas
Se define como droga a "toda sustancia que introducida en un organismo produce modificaciones en una o varias de sus funciones (Organización Mundial de la Salud)". Esta definición comprende tanto drogas de circulación lícita (medicamentos) como ilícitas (cocaína) y sustancias como el tabaco, el alcohol, los inhalantes, que si bien son de libre producción y circulación también son "sustancias que producen modificaciones en el organismo"
Para tratar este tema hablaremos de drogas en un sentido genérico, sin entrar a describir los efectos diferentes de cada una sino poniendo el acento en los mecanismos que generan las adicciones y en su prevención
La mayoría de los adolescentes y los jóvenes. Varones o mujeres, cualquiera sea su medio social y lugar de residencia, han utilizado alguna de las sustancias mencionadas. La experiencia puede ser el consumo de cigarrillo, cerveza o marihuana, ya que insistimos en aclarar que los mecanismos que vinculan a cada sujeto con la droga son los mismos, y pueden situar a los consumidores en alguno de estos tres momentos:
• Uso: consumir ocasionalmente pudiendo rechazar la oferta sin mayores problemas.
• Abuso: cuando el consumo es permanente y sistemático, no se puede prescindir de la sustancia aunque haya una aparente voluntad de hacerlo, pero aún no compromete seriamente la salud ni la realización responsable de tareas y aplicaciones. De todos modos reconocerse en esta etapa es una importante señal de alerta.
Dependencia: es la etapadonde el consumo se hizo imprescindible y la persona se transformó en un adicto (del latin, esclavo), casi toda su vida transcurre en un circuito que gira entre obtener y consumir droga.
Hay diferencias entre no consumir ningún tipo de sustancias y llegar y transformarse en un o una adicta, y esta diferencia no puede explicarse por una sola razón.
Las causas de las adicciones son múltiples y variadas. De la misma manera que cuando hablamos de problemas de alimentación, hay una convergencia de variables que inciden para que un usuario ocasional se transforme en un adicto que compromete toda su vida y la de su entorno familiar y social.
Las variables sociales: estudiamos antes el valor que en la adolescencia tiene la mirada de los otros y la aceptación social, por lo que el uso de sustancias, comenzando por el cigarrillo y el alcohol, se convierte en un ritual casi inseparable en los encuentros y las salidas grupales. La presión grupal funciona como el principal factor de iniciación incitando comportamientos desinhibidos y pasatistas. Pero un factor decisivo es el tráfico y prácticamente la libre circulación de sustancias ilícitas, que transgrede la legislación, burla los controles e involucra cada vez a más grupos en el negocio. Lamentable- mente el problema creciente del narcotráfico es de una magnitud que no alimenta expectativas de resolución a corto plazo.
Las variables culturales: las tensiones con- temporáneas afectan con mayor fuerza y se potencian en los grupos adolescentes y juveniles. La competitividad y la cultura del consumo, ya mencionada genera la necesidad de satisfacciones inmediatas, sin tomar conciencia del daño. Otro elemento es la llamada "cultura de la droga" consistente en uso de un lenguaje particular, lugares, música, estilos de vestimenta compartidos en grupos en que la comunicación gira en torno de los efectos de la droga, formas de obtención y consumo, en los cuales bajo una apa- rente comunidad sólida e integrada, los vínculos son débiles en todo lo que no esté vincula- do con la adicción. Esto se comprueba con el rechazo que reciben los integrantes que deciden abandonar el consumo.
Las variables psicológicas o individuales: la dependencia a las sustancias tiene en general su antecedente en otros mecanismos adictivos y de negación de la realidad y en personalidades con baja autoestima y poca tolerancia a la frustración. Desde ya que muchas veces estos aspectos están enmascarados bajo otra apariencia, por lo que no resulta tan fácilmente predecible. La combinación de las variables mencionadas más la particular circunstancia que puede estar vi- viendo cada uno, llevará a situaciones muy di- versas, entre evitar el uso ("Mejor, no probar", fue el lema de una campaña) que evitar el uso hasta transformarse en dependiente. No hay recetas que permitan anticiparlo.
Parece dificil convencer a las juventudes de los efectos destructivos que genera el abuso y la dependencia a pesar de ser los propios jóvenes quienes a diario los observan en sus propios pares. La frase utilizada durante mucho tiempo, "La droga es un viaje de ida", encierra un dramático mensaje sobre las dificultades de la recuperación.
Hay una convergencia de variables que inciden para que un usuario ocasional se transforme en un adicto que lleva a comprometer toda su vida y la de su entorno familiar y social, por lo que se ratifica el "mejor no empecés" La prevención de adicciones contempla que las juventudes puedan involucrarse en proyectos de vida en los que los deportes, la creatividad, el conocimiento, la participación y la solidaridad puedan motivar profundamente y generar compromisos consigo mismo y con los demás.
Tabaquismo
La iniciación en el consumo de tabaco comienza a edades tempranas tanto en mujeres como varones, mientras que las generaciones anteriores hacen esfuerzos para superar la adicción. Esto ocurre porque cada vez son más evidentes las consecuencias negativas para la salud del uso del tabaco. Paradójicamente, fumar parece ser un símbolo de autoestima en la adolescencia y la primera juventud, mientras que en los que son algo más grandes y en las personas mayores se exhibe como mayor fortaleza no haber fumado nunca o haber dejado de hacerlo. Los y las deportistas conocen bien las limitaciones que produce el consumo de tabaco o alcohol en su rendimiento. Está comprobado que las personas fumadoras disminuyen entre 4 a 6 años su promedio de vida. Por tal motivo es que en la mayoría de los países hay leyes que regulan la venta, la publicidad y los lugares de con- sumo del tabaco.
La s causas de las primeras experiencias con el cigarrillo son similares a las de otros consumos que pueden resultar adictivos: curiosidad, desafio a los adultos, copia de amigos, facilidad al acceso que producen sensación de seguridad, confianza y liberación de tensiones.
Efectos perjudiciales de las sustancias contenidas en el tabaco: 30% de todos los tipos de cáncer (vejiga, riñón, páncreas, estómago, etc.), y del 90% del cáncer de pulmón (por efectos de los alquitranes) y 15% de las enfermedades cardiovasculares (monóxido de carbono). La nicotina es una droga psicoactiva que va directa- mente a la sangre y a los pulmones.
El uso abusivo del alcohol
Se mencionaron las características que tiene el consumo de sustancias tóxicas: uso, abuso y de- pendencia. En el caso del alcohol, su uso moderado es admitido y no representa en sí mismo algo negativo; puede resultar preocupante la generalización de su uso abusivo en la juventud de todos los sectores. Hay algunos indicadores para tener en cuenta y saber cuándo el consumo social debe comenzar a preocupar. Cuando tres o más indicadores ocurren en una misma persona de forma continuada durante varios meses, se está a las puertas de un problema de alcoholismo:
• Mayor tolerancia al alcohol: necesidad de consumir cada vez más cantidad para lograr el efecto deseado.
• Síndrome de privación: consiste en sudoración o pulso rápido, temblor en las manos, insomnio, náuseas o vómitos, agitación física, ansiedad, alucinaciones o ilusiones táctiles, visuales o auditivas pasajeras, convulsiones.
• Intentos fallidos de reducir o controlar el consumo.
• Disminución o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas por causa de la bebida.
• Consumo continuado de alcohol a pesar de los problemas físicos o psicológicos que ocasiona (trastornos gástricos, úlceras, conflictos sociales o familiares serios).