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• Paidós Estética / 2 1. L. Benevolo La ciudad y el arquitecto 2. S. Kracauer De Caligari a Hitler Siegfried Kracauer DE CALIGARI A HITLER Historia psicológica del cine alemán ~Ediciones Paidós Barcelona - Buenos Aires - México Título original: From Caligari to Hifler. A Psychological History of the German Film Publicado en inglés por Princeton University Press, 1947 Traducción de Héctor Grossi Revisión de Rafael Grasa Indice de Filmes realizado por Nuria Vidal Cubierta de Mario Eskenazi l.ª edición castellana: Ediciones Nueva Visión, 1961 l.ª edición en Ediciones Paidós, revisada, 1985 © 1947, by Princeton University Press © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A.; Mariano Cubí, 92; 08021 Barcelona; y Editorfal Paidós, SAICF; Defensa, 599; Buenos Aires. ISBN: 84-7509-336-1 Depósito legal: B-11.42511985 Compuesto en Jinotype por Grafitip; Pallars, 85; 08005 Barcelona. Impreso en Huropesa; Recaredo, 2; 08005 Barcelona. Impreso en España - Printed in Spain INDICE Prefacio . Introducción. l. Paz y guerra 2. Presagios 1.-EL PERIODO ARCAICO (1895-1918) 3. Génesis de Ufa. 11. - EL PERIODO DE POSGUERRA (1918-1924) 4. La conmoción de la libertad . 5. Caligari. 6. Procesión de tiranos 7. Destino. 8. El caos mudo . 9. Dilema crucial . 1 O. De la rebelión a la sumisión . 111. -EL PERIODO DE ESTABILIZACION (1924-1929) 11. Decadencia . 12. La tierra estéril 13. La prostituta y el adolescente 14. El nuevo realismo 15. Montaje 16. Fugaz amanecer . IV.-EL PERIODO PREHITLERIANO (1930-1933) 17. Canciones e ilusiones .. 9 11 23 . 34 41 47 63 78 88 95 105 112 127 133 146 157 171 180 191 18. Los asesinos están entre nosotros 19. Herejías tímidas. 20. Por un mundo mejor 21. Epica nacional . SUPLE.MENTO. - LA PROPAGANDA Y LOS FIL.MES DE GUERRA NAZIS l. Puntos de mira y medidas nazis 2. Recursos filmicos 3. El mundo de la svástica . 4. Dramaturgia de la pantalla 5. Conflicto con la realidad Análisis estructural Bibliografla . Indice de nombres Indice analitico . Indice de peliculas 202 209 217 234 257 260 263 271 280 291 319 329 334 339 PREFACIO Este libro no se ocupa meramente del cine alemán en cuanto tal, sino que_~ntent~~ai:_nos, en un sentido específico, un conocimiento mayor de la Ale m~t.Ütl_prehl tl_<:rial)~ Mi tesis consiste en que pueden revelarse, por medio de un análisis d~ cine germano, las profundas tendencias _psicol~gicas dominantes ~emania de 1918 a 19~ tendencias que influyeron en el curso de los acontecimientos del período indicado y que habrán de tomarse en cuenta en la era poshitleriana. Tengo razones para creer que la utilización del cine en la presente obra como medio de investigación puede extenderse con provecho al estudio de la conducta de masas, tanto en Estados Unidos como en otros países. Creo tam bién que los estudios de este tipo pueden contribuir a planear películas -para no mencionar otros medios de comunicación- que pondrán en práctica de manera efectiva los objetivos culturales de las Naciones Unidas. Quedo muy reconocido a Miss Iris Barry, conservadora de la Biblioteca Cinematográfica del Museo de Arte· Moderno de Nueva York, a quien se debe, literalmente, la existencia de mi libro; no sólo sugirió esta investigación, sino que ayudó generosamente, y en diversas formas, a su realización. Estoy agra decido a la Fundación Rockefeller, que me habilitó para lanzarme a la empresa, y a Mr. John Marshall, de ese organismo, por su permanente interés en su desarrollo. Deseo expresar mi profunda gratitud a la Fundación en Memoria de John Simon Guggenheim, que por dos veces me honró con una beca, y a Mr. Henry Allen Moe, secretario general de dicha Fundación, quien jamás dejó de propiciar mis esfuerzos. Por la ayuda y consejo permanentes en la organiza ción del material y en cuestiones de estilo, recuerdo expresamente a Miss Bar bara Deming, ex investigadora del Cuerpo Cinematográfico de la Biblioteca del Congreso; y a Miss Margaret Miller, Miss Ruth Olson y Mr. Arthur Rosen heimer Jr., del Museo de Arte Moderno. También expreso mi agradecimiento al bibliotecario del Museo de Arte Moderno, Mr. Bernard Karpel, así como al personal de la biblioteca; todos ellos me proporcionaron su ayuda, paciente y experta, siempre que me fue necesaria, e hicieron cómoda mi presencia en esa biblioteca de tan valiosísimo acervo para la investigación cinematográfica. Final- 9 10 mente, d~seo dar !as. gracias ~ ~i esposa, si bien cuanto pueda decir ara ex- presar mi reconoc1m1ento sera insuficiente. Como si"empre h p 1 p "ó d l" , me a ayudado en a reparac1 n e este ibro y, como siempre me he ben fi . d mucho con su aptitud para percibir lo esencial y penetrar h~sta su médul:. cia o Mayo de 1946 Nueva York Siegfried Kracauer INTRODUCCION I .. ·'1,·l Cuando, a P!!!.tir ¡;{~ 1920, las películas alemanas lograron romper el· bokot declaradQ_Qor los aliados contra su ex:enemigo, asombraron ª · los públicos de París, Londres y Nueva York, que vieron en ellas realizacipnes tan descon certantes como fascinadoras.1 Das Kabinett der Dr Caligari,* arquetipo 'de -t~Im-fi1rñe;-¡)rOd-;-cTcio;-~;Ia posguerra. desató discusiones apasionadas. Mien- tras que un crítico se refería a él como «el primer intento significativo para ·la. expresión de una mentalidad creadora por la vía cinematográfica»,2 otro decía: «Tiene el olor de la carne podrida. Deja un gusto de cenizas en la boca».3 Al exponer el alma alemana, el cine de posguerra pareció insistir en acentuar su carácter enigmático. Macabro, siniestro, mórbido eran los adjetivos favoritos usa- _dos p_ara calificarlo: -º:in el transcurrir del tiempo, el cine alemán renovó sus. temas y modos de presentación. Pero, a pesar de los cambios, conservó ciertos rasgos típicos de ~u sen~nal com!~!l-~9,.,. aun después de 1924, año que se considera el comien- zo de un largo período de declive. Entre los observadores europeos y norteame~ ricanos se ha llegado a una completa unanimidad en cuanto a la apreciación de esos rasgos. _1o que todos admiran es el talento con que -desde la época de Caligari- los directores del cine alemán armonizaron toda la técnica visual: su _manifie~~~~n-;¡hiffd-;d--parl!.Jos decorados impresionantes, su virtuosismo para ~Qllar la acción por medio de una iluminación apropiada. Los especialistas - también reconocieron la importancia que en el cine alemán tenía la cámara, que los alemanes fueron los primeros en explotar con total movilidad. Además1 l. Madame Dubarry, fihn de carácter histórico de Lubitsch -la primera producción ......... alemana introducida en Estados Unidos-, fue exhibido en Nueva York a fines de 1920. En abril de 1921 se dio a conocer en Nueva York Das Kabinett des Dr. Caligari. * Las películas citadas en este libro aparecen con sus títulos originales, figurando entre paréntesis -una sola vez- el título de exhibición en España. El lector encontrará al final del texto un Indice de películas donde figuran título original, año de producción, director, título de exhibición en España y, cuando no existe éste, traducción del título original. [E.] 2. Rotha, Film Till Now, pág. 178. 3. Amiguet, Cinéma! Cinéma!, pág. 37. 11 no hay experto que no admitiese la impecable organización lograda en tales filmes: una disciplina colectiva que da razón.-~m:_º-.d.!!_1ª._ unidªº-·º-ª·rratb!'-ª. comQ de la perfecta integración de las luces, decorados y actores.4 A causa de esos Vaiores tan singulares, la pantalla alemana ejerció influencia mundial, especial mente después de la total evolución de sus recursos de cámara y de estudio uti~ !izados en Der letzte Mann (1924) y Varieté (1925). «Fue el trabajo de cámara alemán (en el pleno sentido de la expresión) lo que impresionó más profunda mente a Hollywood.» 5 Como muestra~atqc;ter.!§1ka de resP-em._JlollnY.QQ_cL.<:Q!l trató a cuanto director,ac!2.LQ._~cl!!.co del ci~-~~l.!!án t!J.Y.Q..JLs.u .• alcance .. _.Tam OíéilFrancia sintió la influencia de las modalidades cinematográficas del otro lado del Rin. Y los clásicos del cine ruso se enriquecieron con la ciencia alemana de la iluminación.6 Sin embargo, la admiración y la imitación no necesitan estar basadas en la comprensión. Mucho es lo que se ha escrito sobre el cine alemán, en un per manente intento de analizar sus cualidades excepcionales y, en la medida de lo posible, resolver los inquietantes problemas ligados a su existencia, pero esa literatura, esencialmente estética, trata las películas como si fueran estructuras autónomas. Por ejemploí ni siguiera Áe_.ha_planteadCLJa. . ..cuestión. ... de_por__qué la cámara alcanzó, pot vez primru,_\.UlíUlloYilidaclcompleta._p¡ecisamente en..Al~ mania. Como tampoco se 11'! captado la evolución del cine alemán. Paul Rotha, que junto con los colaboradores de la revista inglesa de cine Close U p reconoció tempranamente los méritos ~rtísticos de las películas germanas, se limita a un mero esquema cronológico. «Al revisar el cine alemán desde el fin de la guerra hasta el advenimiento de las películas norteamericanas habladas», dice, «la producción puede dividirse en tres grandes grupos. Primero, las películas tea trales de época; segundo, el gran período intermedio de las películas de arte; y, tercero, el declive del cine alemán, para caer en la línea norteamericana de producción».7 Rotha no trata de explicar por qué esos tres grupos de películas estaban destinados a sucederse. La norma es la de esas referencias superficiales que conducen indefectiblemente a peligrosos errores de concepto. Al atribuir el declive posterior a 1924 al éxodo de importantes personalidades del cine ale mán y a la interferencia norteamericana en el negocio cinematográfico alemán, la ·mayoría de los autores trata las películas germanas de esa época como pro- 4. Rotha, Film Till Now, págs. 177-178; Barry, Program Notes, Serie 1, programa 4, Y Serie 111, programa 2; Potamkín, «Kino and Lichtspiel», Clase Up, noviembre de 1929, pág. 388; Vincent, Histoire de l'art cinématographique, págs. 139-140. 5. Barry, Program Notes, Serie 1, programa 4. 6. Jahier, «42 ans de cínéma», Le role intellectuel du cinéma, 'pág. 86. 7. Rotha, Film Till Now, pág. 177. Debe destacarse que Rotha expresa la posición sos tenida entonces, acerca del cine alemán, por los estetas cinematográficos ingleses y franceses, aunque su libro es más vigoroso y sensible que los que lo precedieron. 12 · · · i· d 8 Se verá cómo esos filmes duetos «norteamericamzados» o «mternaciona iza ?s». . d la pretendidamente «norteamericanizados» eran en rigor, veraces ~pr~s~on~ e t - vida contemporánea alemana. y' en general, se vera que la tecn~ca.' e con e nido narrativo y la evolución de las películas d~ una nació~ so~ . uruca Y total: mente comprensibles en relación con el auténtico perfil psicologico que carac teriza a ese país. II d 'ó fl · su mentalidad de forma más directa Las películas e una naci n re eian --- ------- que otros medios artísticos, por dos razont;.s.:. b "JIL'd al Pu- Primero, las películas nunca son el resultado de una CLt.a m Vl u · d dovkin, director cinematográfico ruso, destaca el cará~~er _coJecu~o1.de ~~ pro u~~ ción cinematográfica, identificándola con la produccion m ustn~ · « 'e: técnico no puede llegar a nada sin capataces y ob~eros, ! su ~s uerz~ c?ó e ;: no lle ará a buen puerto ·si cada colaborador se atiene solo a a rea ac1 n cánica g de su limitada función. El trabajo de equ~po ~s el que 1 hace de toda :~:: aun de la más insignificante, parte de ~n traba¡~ vivo, quJ 1 o .conec;a ~ com mente con el trabajo general».9 Prommentes directores e cmf ª@: ión de artían esa opinión y actuaban cons~cuentemente. Al observar a . a~ p l' 1 d' · 1·d por G W Pabst en los estudios franceses de Jomville, me una pe icu a mg a · · . d é · an percaté de que prestaba gran atención a las sugerencias e sus t c;i~os en °&· to se referían a detalles de decorados y distribución de luces. a ~t me . JO que consideraba inestimables tales aportaciones. Puesto que cualquier ;¡rucI:id de producción cinematográfica corporiza una . mez~la de inter~s.es r ten ?1c1a~ heterogéneas es lógico que el trabajo de equipo tienda a exc uir e mane¡o ar bitrario del 'material, suprimiendo las peculiaridades individuales a favor de ca- d . 10 racteristicas comunes a to 0 equipo. di . . Ja multitud agóni- fuL_segundo-1ugru:.. las películas se rigen e mteresan a ás ma -Puede suponerse por lo tanto, que los filmes populares --o, para ser m pre.cisos, los motivos 'cinematográficos populares- satisfacen. deseos deales ~~:: masas Ocasionalmente, se ha destacado que Hollywood cons1gu; v~n er pe "nió ue n~ proporcionan a las masas lo que éstas realmente desean. egun esa op~ . n, ~s películas de Hollywood con frecuencia estupidizan y convencen a un dub~~o t inclinado a aceptarlas por propia pasividad .Y la. arr~lladdora pdroelpagan ~áC:O b debe sobreestimarse la influencia distorsiona ora espe em argo, no 8. Bardec~e, y Brasill¡~· Hi~t°:y 1z{_(t;!i~qr.~~ct';;f~ t~sN~~~ ~~!~si~Zi~~n;~!:. toire de l'art ctnematograp zque, pag · ' ' 2 · ét a «Le cinéma allemand», L'art cinématographique, VIII, 4 Y s1gs.; etc er · 9. Pudovkin, Film Techniqu_e, pág., 136. 10. Balázs, Der Geist des Fzlms, pags. 187-188. 13 masiv? h~llyw~odense. El fabricante depende de las cualidades inherentes a su ~aterial; mclusive las. películ~s nazis oficiales de guerra, a pesar de ser productos . e propag~?da, refle1aba~ ciertas características nacionales que no podían ser tventadas. L~ que es .cierto para ellas se aplica con mayor razón a las pelícu .ªs de una sociedad abierta a la competencia. Hollywood no puede permitirse ignorar l~ espontaneidad del público. El desagrado general se manifiesta en los :enores ingresos. de taquill~, y la industria cinematográfica, vitalmente interesa- 11~n las ~a~ancias, debe a¡ustarse, en lo posible, a los cambios del clima men ta·. ~l publico norteamericano recibe, si~ ~uda, lo que Hollywood quiere que fi re 1 ciba, pero, a la larga, los deseos del publico determinan la naturaleza de los mes de Hollywood.U III M' d l' . 1 , . as que ere os ex;p icitos, o que las películas reflejan son tendencias psico- logicasJ.._los estra~os profun~os d7, la mentalida Qle,tiya que=mas o menos= corren por de?a10 de la 1mension consciente. Claro está que las publicaciones p~pulare~, radios, bestsellers, anuncios, modos idiomáticos y otros productos se dimentarios de ~a vida cultu~~l del pueblo ofrecen también valiosa información acer~a d~ las actlt~des predommantes y las tendencias íntimas difundidas. Pero el medio cmematografico excede en amplitud a esa fuente. A causa ?e las posibilidatles de la cámara, del montaj~e muchos otros recursos espeqa}es, ,las películas pueden y deben analiz<>" ~1 mnn.L .. :-::b_l ___ _ t l'd d E f d - _,._~w..~ e en su ota 1 ~ . . se es uerzo eriva en lo que Erwin Panofsky definió en m~~~;~¡:;f; conferencia, com~ la «dinamización del espacio»: «En una sala ci~ematográfica ... el espec~ador es.ta. e~ una butaca fija, pero sólo físicamente ... ; estéticamente está en c~ntmuo. n)ovim1ento, y su ojo se identifica con el lente de la cámara que cambia contmuamente de distancia y dirección. Y el espacio exhibido al especta do~ es tan movibl~ co~o el mismo espectador. No sólo se mueven los cuerpos s~hdo~ en el espac10, smo que el espacio mismo se mueve cambiando girando disolviéndose y recristalizándose ... ».14 ' ' ' En el curso de sus conquistas espaciales, tanto las películas de ficción como las documentales apresan innumerables componentes del mundo que reflejan: 11. Véase en el Suplemento el análisis de esos filmes. 12 .. V~ase Farrell, «Will the Commercialization of Publishing Destroy Good Writing? New Dzrectzons, 9, 1946, pág. 26. », 13. E En dla Alei;nania prehitleriana, la industria cinematográficaestaba menos concentrada que en ~ta os Umd~~· Ufa era preponderante sin ser omnipotente, y junto a las más o ?erosa_s, ~1vían co?!pamas menores. Esto condujo a una diversificación de la producción pue intensifico la func1on reflectora de la pantalla alemana. ' q 14. Panofsky, «Style and Medium in the Moving Pictures» Transition 1937 p' · nas 124-125. ' ' , ag1- 14 enormes despliegues de masas, formas casuales de los cuerpos humanos y de los objetos inanimados y una infinita sucesión de fenómenos. menores. En realidad, la pantalla se revela particularmente interesada en lo pequeño, en 10 1 normal _I1lente_ omhid_o. Precediendo ª cualquier otro recurso cim,:matQgráfico. el primer plano apareció en el comienzo mismo del cine y continuó reafirmándose en toda su historia. «Cuando empiezo a dirigir una película», declaró Erich von Stroheim, «trabajaría día y noche, sin comer ni dormir, para ajustar cada detalle a la per fección, aun para describir cómo deberían cambiar las expresiones faciales». 15 Las películas parecen cumplir la misión innata de escarbar en la minucia. La vida interior se manifiesta en diversos elementos y conglomerados de la vida externa, especialmente en aquellos datos superficiales casi imperceptibles que alimentan una parte esencial del tratamiento cinematográfico. Al registrar el mun do visible -trátese de la realidad cotidiana o de universos ima inarios-, las pelícu aur2p_QI~iqnan .. claYes_.deJos.J~!ocesQUUCJlta~ Al estu ·ar a era aerdne mudo, Horace M. Kallen señala lo siguiente con respecto a la función reveladora del primer plano: «Acciones mínimas, tales como el juego incidental de los dedos, abrir o cerrar la mano, dejar caer un pañuelo, jugar con un objeto apa rentemente irrelevante, tropezar, caer, buscar y no encontrar, y otras acciones semejantes, resultan los "jeroglíficos visibles" de la dinámica invisible de las re laciones humanas ... ».16 Las películas son particularmente expresivas porque sus «jeroglíficos visibles» complementan el testimonio de sus anécdotas propiamente dichas. E invadiendo tanto éstas como sus visualizaciones, «la dinámica invisible de las relaciones humanas» es más o menos reveladora de la vida interior de la nación de que provienen las películas. Podría parecer obvio que las películas particularmente coincidentes con los deseos de las masas supongan éxitos de taquilla. Pero un éxito puede deberse a satisfacer sólo una de las muchas necesidades existentes, y ni siquiera una muy específica. En su estudio sobre los métodos de selección de las películas que deben conservarse en la Biblioteca del Congreso, Barbara Deming especula en torno a este asunto: «Aun cuando uno pudiera decidir ... cuáles fueron las pe lículas más populares, podría suceder que al conservar las que han sido éxitos, se podría estar preservando reiteradamente el mismo sueño ... y perdiendo otros sueños que no aparecen en las películas exitosas o más populares, pero que se manifiestan una y otra vez, en gran cantidad de filmes menos aceptados ... y más baratos».17 Lo que cuenta no es tanto la popularidad estadísticamente mensurable de las películas, como la popularidad de sus motivos anecdóticos y visuales. La persistente reiteración de esos motivos los destaca como proyecciones externas 15. Lewis, «Erich von Stroheim ... », New York Times, 22 de junio de 1941. 16. Kallen, Art and Freedom, Il, 809. ~ 17. Deming, «The Library of Congress Film Project: Exposition of a Method», Library o/ Congress Quarterly, 1944, pág. 20. 15 de urgencias interiores. Y es obvio que llevan un peso más sintomático, cuando se presentan tanto en películas impopulares como en las populares, en filmes de categoría B como en superproducciones. Esta historia de la pantalla alemana es una historia de los motivos que aparecen en .. _p~lkulas __ d~odas __ Jas. .. cat~g9J'1ªs. IV Hablar de la mem!lidad._p~_c;i,dia.r_ de una nación _nQ. in:lpli,ca, en manera al- una;erconce--tOd; un carácter na i · A uí el interés radica exclusiva- mente en las tendencias colectivas gue prevalecen dentro e una nacio~_E~ determinada etapa de su desarrollo. ¿Quétemores y esperanzas conmovían a Alemania inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial? Las pregun tas de este tenqr son legítimas por su alcance limitado; incidentalmente, son las únicas que pueden contestarse a través de un análisis apropiado de las películas - de la época. En otras palabras, este libro no se ocupa de establ~.ceJ:...P.JlLÜ.M: .B.!:!!_del carác.ter na~iQ°-ª..~cJado_poL.encima de_Ja.....histotia,. sino que trata de la fisonomía psicológica de 1m pueblo en 1m moroenlQ.J.i,!;.~ minado. No faltan estudios - que se ocupan de la historia cultural, económica, social y política de las . grandes naciones. Propongo agregar a estos tipos bien conocidos el de una historia psicológica. Es siempre posible que determinados argumentos cinematográficos sean sólo apropiados para una parte de la: nación, pero las precauciones en este sentido no deben hacernos desconfiar de la existencia de tendencias que afectan a la nación como unidad. Estas son las menos cuestionables, en cuanto las tradiciones co munes y las interrelaciones permanentes entre los diferentes estratos de la pobla ción ejercen una influencia unificadora en las profundidades de la vida colectiva. En la Alemania prenazi, la clase media pe~ ~do~ .k>~.tta.J.9.~a...f.Q.~ con las as iraciones olíticas de la iz uierda cubriendo al mismo tiempo los vacíos de la mentalidad de a case superior. Esto explica la atracción nacional .Q_el cine alemán. un cine firmemente enraizado en la mentalidad __ de_hu;:lase.meclia. De 1930 a 1933, el actor Hans Albers interpretaba a héroes de películas en las que típicas ilusiones burguesas se veían felizmente concretadas. Sus proezas com placían los corazones de los públicos obreros y, en Miidchen in U niform, vemos su fotografía adorada por las hijas de las familias aristocráticas. Para la ciencia, en la cadena de motivaciones las características nacionales más que causas son efectos, efectos de circunstancias naturales, experiencias his tóricas, condiciones económicas y sociales. Y dado que todos somos seres huma nos, es previsible que factores externos similares provoquen --en cualquier par te- reacciones psicológicas análogas. La parálisis mental que cundió entre 1924 y 1929 por toda Alemania no fue, en manera alguna, específicamente alemana. Sería fácil demostrar que bajo la influencia de circunstancias análogas suceden si- 16 milares parálisis colectivas -y han ocurrido- en otros p~íses.18 Sin embarg~, ~ dependencia de factores externos en las actitudes mentales de un pueblo ho JUSU fica la desaprensiva desatención sobre esas actitudes. En cualquier moment~, los efectos pueden tornarse en causas espontáneas. Pese a su carácter dependiente, las tendencias psicológicas asumen frecuentemente vida independiente y, en vez de variar automáticamente con las circunstancias en permanente cambio, se wel- ven a su vez causas esenciales de evolución histórica. En el CÚrso de su· his-' , toria, todas las naciones desarrollan disposiciones que sobreviven a sus causas primarias y experimentan una metamorfosis propia, independiente. No pueden simplemente inferirse de factores externos corrientes, sino que, por el contrario, contribuyen a provocar reacciones contra esos factores. Todos somos seres huma nos si bien a veces lo somos de manera diferente. Esas disposiciones colectivas cob~an impulso en ocasión de cambios políticos extremos. La descomposición de sistemas políticos deriva en la de los sistemas psicológicos, y, en el caos subsi guiente, las tradicionales actitudes internas ahora liberadas están destinadas a surgir y actuar, se las rechace o se las acepte. V . La desconsideración que la mayoría de los historiadores sienten D<?r ~l factor . psicológico queda demostrada por notables lagun~s en nuestr~ conocimiento ?e la historia alemana. desde la PrimeraGuerra Mundial hasta el trmnfo final de Hit- )~E.i.:p~rÍ~-d~~:~~b!~~Q.~p9_i=~~t~)ibE?~-pes;;-~u'~ -l~s hechos, amb~:nte e ideología han sido históricamente investigados. Es sabido que la «revolucion» alemana de noviembre de 1918 no consiguió revolucionar a Alemania; que el entonces om nipotente partido socialdemócrata sólo resultó omnipotente para quebrar la espina dorsal de las fuerzas revolucionarias, pero fue incapaz de liquidar al ejército, la burocracia, los grandes latifundistas y las clases adineradas; que esas fuerzas tra dicionales continuaron gobernando realmente una República de Weimar que entró en una existencia simbólica después de 1919. También es sabido de qué ma nera la nueva República fue presionada por las consecuencias políticas de las d.erro tas y las estratagemas de los principales financieros e industriales alemanes, quienes apoyaron incondicionalmente la inflación, empobreciendo a la vieja das.e media. Finalmente se sabe que después de cinco años del plan Dawes -bendita época de présta~os extranjeros, tan ventajosos para los grandes negocios-, la crisis económica mundial desvaneció el espejismo de la estabilización, destruyó lo que 18. Claro está que tales semejanzas no pasan de ~r parecidos superficiales. Las circuns tancias externas no son estrictamente idénticas en ninguna parte, y cualquiera sea la ten dencia psicológica que propicien, cobran realidad en el contexto de otras tendencias que mo difican y matizan su significado. 17 .:: ·..._ .e aún quedaba de democracia y bienestar de la clase media y colmó la desespera· ción general con la desocupación masiva. El espíritu nazi afloró en las ruinas del «sistema» que nunca había sido una verdadera estructura.19 Pero esos factores políticos, sociales y económicos no bastan para explicar el tremendo impacto del hitlerismo y la inercia crónica en el campo opuesto. De manera significativa, muchos observadores alemanes se negaron hasta el último momento a tomar a Hitler en serio, y aun después de su advenimiento al poder juzgaron al nuevo régimen como una aventura transitoria. Tales opiniones indican, por lo menos, que en la situación interior existía algo inexplicable, algo que no podía inferirse de las circunstancias comprendidas dentro del campo normal de visión. Son pocos los. ellil.di.ou:le.Ja...República...de.3Leimar.. q:ue_aluden_AJos.Jng:_c:a· .nismos psicológicos subyacentes en la de!?ilidaQ_J2.!'.2ci.a_ .. ~~JgJ_.~!?5m~crata~, "alilfoaaecuada _ SQUWJ;l!l .• ~~Q§..,.f..Q!IDJ.9.fat.a.~Jl.Jas •• extrañas.. .. i:eaccianc:L.~~s masas alemanas.20 Franz Neumann se ve forzado a explicar el fracaso de los co- ~stas pa;~Wmente, en razón de «su incapacidad para valorar correctamente los factores psicológicos y las tendencias sociológicas actuantes entre los obreros alemanes ... ». Además, adscribe a una declaración sobre la fuerza política limi tada del Reichstag la_ observación reveladora: «La democracia pudo haber sobre vivido igualmente, pero sólo si el sistema democrático de valores hubiera estado firmemente enclavado en la•sociedad ... ».21 Erich Fromm amplía esto, pretendien do que las tendencias psicológicas de los obreros alemanes neutralizaron sus prin cipios políticos, precipitando -en esa forma- el colapso de los partidos socia listas y de los sindicatos.22 La conducta de amplios estratos de la clase media parec10 también estar determinada por abrumadoras compulsiones. En un estudio publicado en 1930, destaqué las excesivas exigencias de la masa de empleados alemanes, cuyo nivel económico y social era, en rigor, semejante al de los obreros, o aun inferior al de éstos.23 Aunque esta gente de la baja clase media ya no podía esperar la se guridad burguesa, despreció todas las doctrinas e ideales más en armonía con s~ condición, manteniendo actitudes que habían perdido todo contacto con la reali dad. La consecuencia fue el desamparo mental; persistieron en un tipo de vacío que se sumó a su obstinación psicológica. La conducta de la pequeña burguesía propiamente dicha fue particularmente notable. Comerciantes, pequeños propie- 19. Véase Rosenberg, Geschichte der Deutschen Republik; Schwarzschild, World in Tran ce; etcétera. 20. Notable entre esos análisis es Horkheimer, ed., Studien über Autoritiit und Fami lie; véase especialmente, Horkheimer, «Theoretische Entwürfe über Autoritat und Familie», págs. 3-76. 21. Neumann, Behemoth, págs. 18-19, 25. 22. Fromm, Escape from Freedom, pág. 281 (existe trad. castellana en Ed. Paid6s). 23. Véase Kracauer, Die Angestellten. 18 ' ... tarios y artesanos, estaban tan saturados de resentimien!o que no quisieron adap tarse. En vez de comprender que su adhesión a la democracia podríá favorecer su interés práctico, prefirieron, como los empleados, escuchar las promesas nazis. Su sometimiento a los nazis estaba basado en fijaciones emocionales más que en cualquier consideración objetiva de los hechos. De tal maner ' la historia evidente de cambios económicos, de las exigencj_!L~.Q.Qfile.s....;y: de las maquinaciones políticas, existe 1ma historia secre ta que abarca las.J.endencias íntima~ del pueblo alemán La demostración de esa~ tendenciaU?Q~e alem¡ill p~!k; contribuir a la comprensión del po derío y de la ascensión de l:fuk¡. 19 EL PERIODO ARCAICO (1895-1918) 1. PAZ Y GUERRA .'. .. , e:· _No fue hasta después de la Primera Guetra Mundial que el cine alemán cobró realmente istencia. Hasta entonces, su historia fue prehistoria, período . g<;ªico, insignificante en sí mismo. Sin embargo, no e e e1arse de tomar en cuenta. Durante ese período, especialmente durante el curso de la guerra, se con cretaron ciertas condiciones que dan razón del extraordinario poderío del cine alemán tras 1918. Teóricamente, el cine alemán arranca de 1895. cuando casi dos meses antes de la prim~a...k~hibjcjQ¡¡ pública de Lumiere. los hermanos Skladanoysky djergn · a conocer su Bioscop en el Wintergarten de Berlín¡ se trataba de fragmentos de escenas tomados y proyectados con un aparato de su fabricación.1 Pero este ante cedente apenas tuvo consecuencias; hasta 1910. Alemania careció virtualmente de industria cinematográfica propia. Las películas de origen norteamericano, ita .( liano y francés -entre ellas las de Mélies- conquistaron al público de los pri mitivos espectáculos bajo carpa (Wanderkinos), invadieron los nickelodeons (La- . ) denkinos) después de 1900, y luego se proyectaron en las pantallas de las pri- "1- meras salas cinematográficas propiamente dichas, que comenzaron a desarrollarse .: lentamente.2 El orgullo del mendigo era una película francesa de 1902, que pre- ._s sentaba a un noble mendigo parisiense que, después de salvar a una dama, recha- {, zaba altaneramente el dinero que ésta le ofrecía, porque anteriormente lo había j acusado de ladrón.3 j:.s_tas películas de airo nivel moral competían con las porno gráficas que, por supuesto, nunca guardaban conformidad con sus excitantes pro mesas. Entre 1906 y 1908, las películas ganaron en longitud y se incorporaron los títulos impresos. A causa de tales adelantos, esos años marcaron la inaugura- .. ción de muchas salas nuevas y la aparición de los distribuidores alemanes de ~ películas.4 Oskar Messter, la figura más notable e~s escasos productores alemanes. de este período, no hizo ningún esfuerzo, en su autobio~rafia, para disminuir l. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 20; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 11. 2. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 14; Kalbus, Der¿tsche Filmkunst, I, 12. 3. Exhibida por Hans Richter en una conferencia en Nueva York, el 25 de mayo de 1943. 4. Messter, Mein Weg, pág. 98; Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, págs. 4-5. 23 1 nineuno de sus méritos.5 Messter comenzó a trabajar en un modesto estudio ubi cado en la Friedrichstrasse de Berlín, posteriormente cuartel general de nume rosos productores de cine de menor importancia y discutible ética comercial. Es taba dotadodel afán investigador de los pioneros por experimentar y probar toda innovación. En una época en que aún eran raros 19s primeros planos, 1,!na de sus primeras comedias mezclaba tomas de conjunto de varias mujeres ciclistas con ~rimeros planos de sus pierna~ agit.a.dM.._p!:Qf~.Qi!!l!<:n!R .•. ~~·--ªEt~c,~paba, _!:!.~ _\}SO _de la cámara predilecto entre los ªl~..!n.e.s...,:.I!lmJ:>ién M_esster promoy1ó l~ lllO<ͪ ~~ los «filmes sonoros». Originarios de Francia y EE. UU., esta especie floreció en Alemania entre 1908 y 1909. Pn tenor caracterizado CQ.tU9.l>J!S adee1,1adª~.J. __ d<!. pie frente a una tela pintada, simulaba ca~!~i--~~~!1d°-j~.2i!}fron!~~~- .l~S. . .1!1.~~i mientos de su poca con un g!~2Jon2.~Y.l!$1· Además de arias de grandes óperas, canciones folklóricas y parodias musicales, se podía escuchar a Otto Reutter, in comparable artista de cabaret, cuyas canciones expresaban una sintomática crítica de la vida con humor amargo y ágil. Durante la feria de París de 1900 ya se habían exhibido filmes de esta naturaleza, pero resultaron demasiado costosos y complicados para que se continuara con ellos.7 Es indudable que la circunstancia particular que se daba en, Alemania derivaba de su tradicional predilección por todas las formas de expresión musical. J2urante toda esa época. el cine tenía los caracteres de un chico de la calle; una criatura sin educación, 'que corre alocadamente por los estratos inferiores de la sociedad. Mucha de la gente cautivada por el cine jamás había presenciado con anterioridad espectáculos~ artísticos; otro sector fue atraído al cine desde el teatro. Hacia 1910, el teatro de la ciudad provincial de Hildesheim informó haber perdido el 50 por ciento de su clientela, que solía ocupar los tres tipos de localidades más baratas. Los circos y espectáculos de variedades también se la mentaron de la misma forma.8 Las salas cinematográficas, atracción para obrerQ.S 'óvenes vendedoras, desocu ados, holgazanes ente rarª. tenían..mala...i:epntaci6n- Proporcionaban as1 o para los po res 'l un --~fus12.J?..ªXª_l<>.L~ºªmorados......Y~_Qc-ª Síonalf!!..~l]:t~ .• -lm.ª--ªls4n...ig~ele~t_u~l. ~!-'.!~a,\liado .. En Francia, la liberación del cine de las ataduras culturales y prejuicios inte lectuales permitió prosperar a artistas como Georges Mélies o Émile Cohl, pero en Alemania el sentido cinematográfico no pareció animarse. Entonces, después de 1910, en respuesta a un movimiento iniciad<? en Franc!!,. esa libertad desapa reció. El 17 de noviembre de 1908 la compañfa francesa de cine Film d'Art, recientemente fundada, dio a conocer L'assassinat du duc de Guise (El asesinato 5. Véase Messter, Mein Weg. 6. Esta escena está incluida en el film de S. Licot, Quarante ans de cinéma. Véase también Messter, Mein Weg, pág. 98. 7. Ackerknecht, Lichtspielfragen, pág. 151; Zaddach, Der literarische Film, págs. 14-16; Messer, Mein Weg, págs. 64-66, 78-79. 8. Zimmereimer, Filmzensur, págs. 27-28; véase también Altenloh, Soziologie des Kinos. 24 del duque de Guisa), ambiciosa creación protagonizada por miembros de la Comé die Fran~aise, con acompañamiento de música de Saint-Saens.9 Este fue ol primero de innumerables filmes que habrían de ser confundidos con obras de arte porque, pretendiendo investigar posibilidades cinematográficas, imitaban al teatro y adap taban célebres producciones literarias. Italia siguió el ejemplo francés, y la pantalla norteamericana prefirió a actores famosos en obras teatrales famosas. Lo mismo ocurrió en Alemania. Los más destacados entre los directores, actores y escritores teatrales comenzaron a mostrar interés por el cine, después de haberlo despreciada coma 1m medjo joferjqr, Su cambio de QJ>inión debe atri Q_uirse,. en. parte,. .. aLfetYPt...uil~.!9.n..~.t.<L..d~.Jl.~el gwi pmmo.t2Ul~l primitivo cine alemán que, bajo el sortilegio de la nueva actriz del cine dané~, ~-~·~ª _ NielsEn t. pr()_c_l!l.~Q_fu.:!!:.srn~JL~Lfa.!Y..rn ,~artífiligu;ld.J;~,. Encabezó. la Pro jektion-A. G. Union, que gradualmente aumentó el número de salas cmemato- - gráficas y se dedicó a la producción de películas, aun antes de la guerra. A fin de promover el cine, Davidson entró en contacto con Max Reinhardt, el principal .._, productor teatral de Berlín y, alrededor de 1911-1912, participó en la creación de una entida.d_gue habría de regular las relaciones entre los cineastas y los dra- ..J!!!tturg.~Claro está que la perspectiva de ventajas tangibles influyó para ablan~ dar la resistencia de mucha gente que había sido hostil al cine. Jóvenes actores de teatros berlineses se mostraron dispuestos a ganar algún dinero extra en los ~ estudios. A su vez, los directores teatrales aprovecharon para reducir la paga de esos actores; y, aún más, comprendieron -no sin satisfacción- que los tea tros podrían atraer así a los cinemaníacos, ansiosos de adorar de cuerpo presente a sus favoritos de la pantalla.U .La admisión del cine en d reino de las artes oficialmente sancionadas rojo; cidió con la evolución de una industri,!! cinepiatográfi~.a...a.YtQ~tQDll, Durante los 1 Óltimos cuatro años Jela pr~g~ra ~e construyeron grandes estudios en Tem- -\ pelhof y Neubabelsberg, en las inmediaciones de Berlín, en terrenos reservados hasta hoy para la producción de películas; estudios cuyas vítreas paredes inter cambiables posibilitaron la combinación del trabajo en interiores y exteriores practicado en esa época.12 Todo parecía brillante y prometedor.-Él Y.!~~ Reinhardcemp~zq Jl __ Qi1igiJ:._pelíc.1,1JJls. Hugo von Hofmannsthal escribía una «pie z-;·-¡;~írica», Das fremde Miidchen (La muchacha extran;era),13 uno de los primeros - filmes fantásticos que pronto se constituirían en una institución alemana. De la comedia de Arthur Schnitzler, Liebelei (Amoríos), a la anacrónica novela de la da- 9. Bardeche y Brasillach, History of Motion Pictures, pág. 42. 10. Boehmer y Reitz, Film in Wirtscbaft und Recht, pág. 5; Davidson, «Wie das deut sche Lichtspieltheater entstand», Licht Bild Bühne, págs. 7-8; Diaz, Asta Nielsen, págs . .34-.35; Zaddach, Der literarische Film, pág. 2.3. 11. Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 1.3. 12. «25 Jabre Filmatelier», 25 Jabre Kinematograph, pág. 66. 1.3. Realizada en 191.3. 25 se media, Eva, de Richard Voss, J.Rt;~<?!L.P.9f-ª.~.1ª~·-ºb.IaL.O.Otabl.~.~ ... qµ~ )!l.1?.!!~.Wl.ª d~ lask>. .&..w_ea.r.dac.ióJLQtl..j;:jm:_~cm .. litei:atura de calidad resultó, tal como era de es erar un desatiQQ... La gente de teatro, tradicional~~nte adherida ~ las ·roo- - dalida es del escenario, era incapaz de captar las leyes diferenciantes de la nueva materia cinematográfica. Su actitud frente a las películas era de condescendencia. Las recibieron auspiciosamente, como un medio para realzar el arte de los acto res y, además, como una gran oportunidad para popularizar las producciones teatrales. Para ellos, el cine significaba simple y llanamente un nuevo escenario. En el verano de 1910, la pantomima de Reinhardt, Sumurun, fue llevada al cine, en una película que aburrió plenamente al público, malgastando 2000 me tros de celuloide con una exacta transcripción de la obra teatral original. -1os llamados reformado~s_g~J..sine . .lKin.oi:e/or.wbew.egun.g.),__j.unta.....con...las .f!SOkÍIJcioqes de ll!ª~l>..U:.QA....SO<;kd,a_d~_i,!;_1;!.LLtoduJasL_c;l_~QajQg~~--W!! .. P~~e- • .ID!Í.11.D.-~ culturalq, ejercieron análoga influencia. _R!;~.<i~~J?J?.. en adelante, esos grupos reaccionarios J?Lf!!!!Diks.tar.onr. pa,ra.jg~t!,fis11L ~hl. <!:K.i.~.t_c::i;ici~_, .. <?P.9~.i_én @~e a la inmoralidad de las películas y denunciándolas como fuente de . corrup-·----.. ·-···----r"T<----·-· .. ··-··-·--·--·---····---·--·-- ... __ ........... ,,_ ..................... .. _c;iQ.u..de.Ja juventua. es patente su semejanza con las Ligas Puritanas de EE. UU. Sin embargo, el movimientó alemán difería de todos los similares del extranjero en que manifestaba una deliciosa indignación por el descuido con que el cine trataba lasobras maestras de la literatura.14 En 1910 sucedió que la película Don Carlos suprimía dos personajes importantes del drama de Schiller. Para los re formadores del cine, eso cons¡ítuía un crimen. Todo film «literario» no tenía sino una obligación: preservar la integridad total de su modelo. ¿Estos porta voces de la clase media educada protegían a Schiller tan ardientemente en defensa de los fueros del arte? La literatura clásica gozaba de temible autoridad y, al de fenderla, prosternábanse ante el deseo alemán de servir al poder establecido. Al hostigar a la industria cinematográfica con sus protestas culturales, los reforma dores del cine sobrevivieron a la guerra y continuaron estigmatizando lo que con sideraban basura en las películas por medio de innúmeros folletos, invariable mente revestidos de terminología metafísica. .~fa¡;tunªdam~nte..J..osk1~.-esos •.• ~f.uerzo:1 .. P-ª.rn_.i;eforl!l_~L!:] __ cjg(! •.. lli:.t.al>trándolo .í!Ln.l.1!!!9R .. tl~L..!~~l!t_o ... Y.Ja. litetatura,..desper,taron .el ~sq~pticismq_ 4.e Jq~ .. l!.~P~~tos :1 .chosaron con la saludable indiferencia. de_ las masas. Los espectadores rechaza ron la ~~;~i6~-'fiI~ad-;}d~-Süm;r~;;"por-·;;;_-;·t~t~i' f~Ít; .. ¿~ detalles y primeros planos, que podían encontrarse aun en las películas comunes. Desalentado por esa reac ción, el poeta alemán Ernst von Wolzogen desistió de escribir libretos cinemato gráficos, en razón de que la multitud sólo aplaudía lo trivial._~! públ_icq_ prc;:fc;:i;!¡,i., U§~§..S!~:Y.~da~_a9.@.!Jl.~iQQ~J~rod.l.!sción_~orr!~!.1!~<:kJilm~~J:ü§i~r~L~q_s __ Y. .rn~IQ.Qia- 14. Para un análisis del cine con pretensiones artísticas y de mentalidad literaria, así como de los reformadores del cine, véase Zaddach, Der literarische Film, págs. 17, 22-29, 30-33. 26 .Jilas 91:!.<:.t __ d(!. ~~E:~-~_.l?.ti.~!ti.y9_._t!l!.tªbªn...!S™-12.QP.Ulares. De aquella época•1s6lo nos quedan algunos títulos y fotografías; pero puede suponerse que esos filmes más bien eran equiparables a los ejercicios de un estudiante que aún no ha apren dido a expresarse con facilidad. J~n..121.L:m.tgi~..m.o.J.as..p.clículas de detectilles.. género obviamente inspirado por el ciné-roman francés, popularizadas en EE. UU. durante la guerra.15 El pri mer detective alemán que protagonizó una serie de filmes fue Ernst Reicher, en el papel del sagaz Stuart Webbs, quien, con su gorra puntiaguda y la inevitable pipa, lucía todas las marcas de fábrica de Sherlock Holmes. Dado que gozaba de in~ mensa popularidad, muy pronto fue seguido por competidores que trataron vana mente de eclipsarlo. Se hacían llamar «Joe Deebs» o «Harry Higgs», estaban en excelentes términos con Scotland Yard y vivían a la altura de sus nombres in gleses, pareciendo exactamente gentlemen modelados por un sastre londinense.16 :g_s .cJig!l_~~-~~~!!.l!i.L'!IJ..~...mien.u:as ftance.ses }l ontteameticanos tenían éxito ~n cr~ar. l~ .~~f!t,r_!l.P!rJig¡L_QJl.<;.tQ.ll-ªL4.e~lJJ..9Y..etipo d.s,_ CQJlan Dgyle, la wns;epcwo alemana deLgran...dete.c.tiv.e.Jue sigoifü:atiyameote la d~ un personaje inglés, Est<¡? podría. expfü:a.~s.e .P9L1ª .... s.~h9..tdiJ!~ción del d~e clásicQ, a la_democrada Hbe J:'~L Aquél, el sabueso solitario que por medio de la razón destruye las telarañas de las fuerzas irracionales y logra que la decadencia triunfe sobre los instintos oscuros, es el héroe predestinado de un mundo civilizado que cree en las bendi ciones de la inteligencia y libertad individual. No es un mero accidente el hecho de que su majestad el detective esté actualmente desapareciendo tanto de la no vela como del cine, para dar paso al rudo «investigador particular»: pareciera que las posibilidades del liberalismo estuvieran temporalmente exhaustas. D.aclo_g~~J.9.~- al~manes jam¡l:¡ bao llegado a un régjm~11 demoi;rátjco, llQ hao esta ..s!Q.J~P.-.c.op_gi!';,!QPJ:LQL~Qgend!ar una versión proeia ds; Sbeclock Hglmes Sjn -. $!1!1P.?!8º.• ~.Y . .h<?.1,19ii._p_~rcepci~!L<Je la vida en el extranjero lgs capai;it6 para iOZªt del mito encantador del detective inglés. • . - • ~•. ,,~ ,., "q - -· , ........ -.~ ... - ... ....,,.. ............... ._ ............. Pese a la evolución de la producción nacional, las películas extranjeras con tinuaron inundando las salas cinematográficas alemanas, que desde 19li se ha bían multiplicado sin cesar.17 En Leipzig se inauguró un nuevo palacio Lichtspiel, • con el estreno de Qua V ad is, espectacular film italiano que la prensa recibió con críticas sólo adecuadas para una verdadera obra teatral.18 Hacia finales del período de posguerra, los filmes daneses fueron ganando en influencia, en gran parte a causa de Asta Nielsen, y atrajeron al público alemán al concentrarse en conflictos psicológicos desarrolb.dos en escenarios naturales. El éxito de los westerns nor- 15. Jahier, «42 ans de cinéma», Le role intellecftlel du cinéma, pág. 26. 16. Kalbus, Deutsche Filmkunst, 1, 39. 17. Jason, «Zahlen sehen uns an», 25 ]abre Kinematographe, pág. 67. 18. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 21. 27 .J ) ) . 1 teamericanos fue particularmente arrollador._Broncho Bill y Tom Mix conquista ron los,,corazones de lajuventud alemana, que había devorado, volumen tras volu men, las novelas de Karl May desarrolladas en un Far West imaginario y plaga das de tribus indias, carretas entoldadas, traficantes, cazadores, hazañas y aven tureros. Para los adultos, asentados y juiciosos, era inexplicable el encantamiento· ejercido por esa falsa literatura sobre los adolescentes, pero éstos lloraban lágri mas de deleite cuando el noble jefe indio Winnetou, cristianizado, moría en los braz()S ,Pe. su amigo Old Shatterhand, un desfacedor de entuertos, alemán por su puesto~. Por sus' modos. sencillos y sereno aspecto, permanente actividad y hechos he_roicos,, el. COtl!kP.Y · del_siE~-nort~.!lJ!!~ricª!.19 tªm}?jfJ:.L~Í.Lª ¡nuchos in~el~f- . !!;!~~es aJc;manes ir~Iutos y_sles~!!ldos. Mentalmente desconcertada, la jp l!lltgentsia acogió de buen grado las pueriles simplificaciones de los westerns la !!~a en ue el héroe no tiene sino un solo claro camino a se uir. De la mi:~·a manera, al ec ararse a guerra, muchos jóvenes corrieron entusiastamente a in corporarse a filas. No los movía tanto el patriotismo como un apasionado deseo de escapar de una libertad difícil y hallar una vida sujeta a presiones compul sivas. Deseaban ser mandados. Además de los W!!J!rnJ..¡, 12or aguellos ~.Qta.Qa,n..~!!.-1:?9..&~m.~was .P~~Y.~§ protagonizadas por Max Linder, Fatty y Tontolini. Igd~_~Jas cats;g9_i;fo.§ . . 4~J.P.4.- _bllca....cinema.t.ogtáfic.:o participabao de la risa, gue __ aquéllos Erovocab~!l.:-1.9 .. L.ªle manes fil!Staban de esa clase de diversión visual. Por lo tantOJL!J!Y.Y'"§9JPf~n ~nte,_qys ell.q~- ~ismos fue~an totalmente in_s_a,Q.a,~.~.LQ.~J2!'QQ!!f!LJUJ.LCQ.@J:W.!1- ... .P.9.~ Ya en 1921; un escritor alemán explicaba lisa y llanamente que los alemanes carecían de ideas cinematográficas cómicas, y admitía que, en cam .). bio, los franceses y luego los norteamericanos habían aprendido a explorar dicho dominio con maestría.19 .) . Esa extraña deficiencia puede conectarse con el carácter de las viejas bufo nadas cinematográficas. Cayeran o no en la comicidad gruesa, invariablemente exponían a su héroe a toda clase de traspiés y peligros en tal forma que, para escapar, dependía de una sucesión de accidentes fortuitos. Al cruzar la vía del tren, éste se aproxima, amenazando con aplastarlo, y sólo en el último momento de su vida se salva al cambiar el tren de vía, invisible hasta ese momento. El héroe, individuo buen~>, desvalido, que jamás dañaba a nadie, superaba los tran ces de un mundo gobernado por la casualidad. La comedia se ajustaba, en esa forma, a las condiciones específicas de la pantalla; el film, más que ningún otro medio, puede indicar las contingencias de la vida. Era un verdadero tipo cine matográfico de comedia. ¿Proponía alguna moraleja? Se ponía de parte de los cerditos en su luchacontra el gran lobo feroz, haciendo de la suerte el aliado natural de sus héroes. Esto, incidentalmente, complacía a los pobres. La tradi cional ideología alemana que tiende a desacreditar la noción de suerte en favor 19. Mollhausen, «Aufstieg des Filmsi., Ufa-Bliitter. 28 de la de destino explica que aquel tipo de comec,lia, basada en la casualidad y-un ingenuo deseo de felicidad, fuera inaccesible para~~s. Est9sJl!n ·desatro llado un. ~~~or_ p~~.Q.~Q_q~4~c;j1u~Ungenio_.~J.a.JtOJÚa._y_na...deja:lu~J2~J ~rsonajeLfQ.@-ª42L~u suerte. El de ellos es un humor emocional, que trata de conciliar la humanidad con su condición trágica, y no sólo hace reír con las curiosidades de la vida, sino también comprender, por medio de esa risa, su fa~a lidad. Esas tendencias eran cll![o....~tá incgmp.atible~ coo las actitudr, latente:¡ ------··_,-~.-·M-~ ~ f• • ''> '' ' en las_!l.~!J-JaGÍ!>P.~~!i,.Se u.v Bustei:J~~atQP.. Q YU Harold Llowi Exj¡u:, adewá~/1 1~~. íntima interi:!!lació.n __ entre hábitos ioteki::tuals:s y lgs . moyjmis;.otps . dd '~tpoi. A~~;·;de· 1 -sus_ cree.n~li.t.!i.JQUSt.2t~LJÜ.emanes deben ,haber·. ~entido gus: ·.9q;~ .seiañ:':éCtl.po~-ápi:~PiaAº-pa.i:a._gag¡..}( gestos ss.:meiante12 a ws de l9s comedian\~: del .fl!l:~--º·9~.!~-~E}~!E.!.112:- ._, . •. ' Comenzó la guerra. No sólo parte de la juventud alemana, sino también. el ~~..r.e.fQ_rmadores del cine creían firmemente gue la gqerra daría A ·su viga g_ris _yp ;;ep._tiQ9J..l~.2_X maravilloso. El prefacio de Hermano Hiifker a su libro sobre el cine y las clases 'CUitas es clarificador al respecto. Fechado en setiemb~e de 1914, ensalza la guerra como un medio seguro para llevar a cabo los nobles designios de los reformadores del cine y, finalmente, se vuelca en uno de esos ditirambos belicosos, usuales en aquella época. «Quiera (la guerra) purificar nues tra vida pública así como un trueno limpia la atmósfera. Quiera permitirnos volver a vivir y darnos ansias de arriesgar la vida en acciones tales como _lo· ordena esta hora. La paz se ha tornado insoportable.» 20 Hafker y sus semejan tes habían entrado en el frenesí. ~I) _ _rig9_~....ll!...eaz había prese_nciadQ la c;;¡faj:¡ de la ioduatria dnewatggráfu:a.. alemana. La producción doméstica era demasiado insignificante para competir con Ias ... pctkulas extranjeras que inundaban las salas de exhibición, que habían pare cido aumentar con el único propósito de absorber el aporte extranjero. Las pe lículas de Pathé Freres y Gaumont inundaron el mercado alemán. La Danish Nordisk llegó al extremo de arruinar la Projektion-A. G. Union de Davidson. 21 .. ka._g_~er~}!1.~ir.!!2_ los términos de la difícil sit~ación, li?erando drástica: men!!!.Ja . in-au~lXÜUJ.;t.cio.nacaeLpeso de la roropmnc1a e.1tramera. Después de haberse clausurado sus froi;iteJ:a.§_....,AkmlUlia...qucd.ó · ,n c;¡clysW,dad pata ~u§· .J2rO ,p~~- pro4~s~.Ql;~~-"~c!Q;fil';i.Q~cos, ~nfrentados ahora con el problema de satis·. f;g:_er poi::_.~lmismos.Ja. demanda interca Esta .. ~mu... Sumadas a las salas ·de exhibición ya establecidas, se crearon numerosas más para los militares, cer· canas al frente, que exigían permanente abastecimiento de películas nuevas. Fue una feliz coincidencia que, inmediatamente antes de la guerra, se habilitaran 20. Hafker, Der Kino und die Gebildeten, pág. 4. 21. Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, pág. 5; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 23. 29 estudios grandes y modernos. Comenzó una ola de euforia1 y con inc!~~!~.!~L d$z afloraron riuevas compañías s;inem.~caj. De acuerdo con una fuente apa rentemente digna de crédito, el número de esas compañías se elevó de 28 en 1913 a 245 en 1919. También florecieron las salas cinematográficas, cada vez más lujo sas. fue,~Q de: sucul~!!ll?! diyJ~n.4.QkLa clase media comenzó a prestar alguna a~cnción al cine.22 D,e tal f~a le ~~9l!'si:.ida...al.cine .. alemán •. una..9.PQn.uni.cl.!J.d .. :tJ!li.9E.-~<~ .. J.Qrnó .JlU.QnQmQ.; ya no necesitó emular la producción extranjera para mantener su valor - de mercado. -~~.....J?.9.S!!ía l'.~~~!!,~,. ;qJ:l.~.._t;n :~-~-ª~--i;~~Y..!!§.till!S;ias ,.Íi1.Yºt!!~.!~s.,¿lem~?,i~. J?Y.QQ.Ji-ªber logrado crs:iu: .Yll ctne t,'ltoPlQ de ~r.dadt:.t.a....catá~ier nacional. Otros países lo hicieron. En esos años, D. W. Griffith, Chaplin y C~~iT'B:·n-;-Mille dieron cuerpo al cine norteamericano, y la industria sueca cobró forma propia. Pero la evolución alemana no fue similar. De octubre de 1914 en adelante Messter sustituyó los noticiarios de preguerra de Pathé Freres, Gaumont ; Éclair por semanarios filmados que reflejaban diversos sucesos de la guerra con la ayuda de tomas documentales. Estos boletines ilustrados, difundidos tanto - entre los países neutrales como en la patria, eran completados con películas pro pagandísticas, en las que e~tras vestidos con uniformes británicos se rendían a valientes tropas alemanas. El gobierno apoyaba películas de ese tipo, como medio de hacer que el pueblo persistiera en el esfuerzo. Posteriormente, en el curso de la guerra, el Alto Mando ordenó que operadores escogidos participaran en las acciones militares. El propósit& era obtener material gráfico impresionante que sirviera tanto de propaganda como de documento histórico. Un rollo filmado desde un submarino, que detallaba desde muy cerca el hundimiento de- buques aliados, obtuvo mucho éxito.23 Pero en forma alguna estas actividades cinemato- "-::. gráficas eran exclusivas de los alemanes. Los franceses tenían ideas similares acer ca del uso de los documentales de guerra y los realizaron con idéntico afán.24 _É.!!..<:L t.~rre~o de las películas de ficción, las pantallas refleja_r.2~ ... <:!int~9~.~ks_ de dramas, melodr~ 1 COl,!!~§._y __ fa.t&.!!.:LP-at.ti.6.til:as..-,naderías..sobresaturadas. de _ novias, banderas flameant~:a.,_9.fi.ciale§.._w;hua.s.,_se.nti~o.s y humQ.r ..de cuartel. Cuando, hada 191,2,..,g bizo obvio qu~illa guerr~.cl~oyimkg tos . se había conve¡tido ¡!n una gi:erra de eos~-~l!.J~J.Q§_t.e;?.1,,1ltªdo_s., el público S(! negó, aparentemente, a seguir tragándose los caramelos patrióticos. Sobreving_ug,Jnarca.illl_cambio eJl_los tel!l.-ª..LQ~ diver.~i.Qn. Las numerosas películas '<;::;;> que explotaban el patriotismo fueron desalojadas por otras con argumentos de 22. Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, págs. 5-6; Olimsky, Filmwirtschaft, págs. 23-24; Jason, «Zahlen sehen uns an», 25 Jabre Kinematograph, pág. 67; Bardeche y Brasillach, History of Motion Pictures, págs. 135-136. 23. Rohde, «German Propaganda Movies», American Cinematographer, enero de 1943, pág. 10; Ackerknecht, Lichtspielfragen, págs. 21-22; Messter, Mein W eg, págs. 128-130 24. Bardeche y Brasillach, History of Motion Pictures, pág. 93. . 30 días de paz. Al recobrar parte de sus intl!reses normales, la gente se adaptaba así a la guerra estabilizada. • Surgieron muchas comedias que transferían a la pantalla conocidas obras de la escena con actores teatrales populares en Berlín.~ afer¡atpn a tjpgs tan. estereotipados como .. eLte.nie.m_~....Q!ll§Ífil.12...9 la adolesq;nts:: Y. _o¡in~ipalmen1C· ce- 4~~~-~~!l-l~~§.i!!a,Ldi~t§i.ó.i;1~uat .fü.9§!. Lubitsch comen¡Q sy asomb¡o~a carrera ~_tl_ cal!!.2º de ~tª-~C-º!ll~qia~ füdw~. Insatisfecho con papeles teatrales me nores en dramas clásicos, este actor de Reinhardt encontró una salida para su ingenio vivaz y su agudeza, haciendo de cómico en farsas cinematográficas. En una de ellas hacía de aprendiz judío, empleado en un negocio berlinés, que siem pre a punto de ser despedido, terminaba por convertirse en el yerno del patrón. Pronto le gustó dirigir comedias de un rollo. Aunque, bajo los nazis, Kalbus denun ció a Lubitsch por desplegar «un descaro totalmente ajeno a nuestro verdadero ser», el público alemán contemporáneo no se sintió en manera alguna escandali zado, sino que gozó a sus anchas con el actor y sus filmes.25 .__Ll! ... .8~~.tr.~ .. !.19 ..• c;QQ§!g_'=!!QJUt.tQ.dw:ir.....modificaciPDCSJÓtrues¡ tampoco engs;n _q~Q __ ningún_. tipo __ n_9~v.q .. de~pdkula,...conJa exce1.2i:.ió.o tal vez de un CSlWYDtQ si~ ~~J;~;Ües.... barato.s.,. con la presentación de algunos favoritos del público como Fern Andra y Erna Morena.26 Los productores alemanes de cine continuaron ex plorando vetas abiertas ya previamente en intentos de preguerra y, en el mejor de los casos, se limitaban a interpretar nuevas variaciones sobre un mismo tema. Ocasionalmente, con seguro instinto, se lanzaron sobre scripts que más tarde fueron utilizados una y otra vez. Durante ese período se llevaron al cine novelas pasadas de moda y dramas, teatralmente efectivos, de Sudermann.27 Las películas abundaban en suspense dramático, buenos papeles y un enfoque burgués; también en detalles realistas, y ofrecían un cuidadoso panorama de la melancólica Prusia oriental, cualidades que las hicieron atractivas por muchos años para los pro ductores cinematográficos. _fü~Jg__h_!!Sjª__eLfinaLikJ.Lgu.erta s~ tirQm1kum los hechos que causaron el nacimientQ._deLcine...alcmán..-.ptopiamente dicho,. si bien resultaron realmente efec tivos en razón de un proceso global previo a su aparición. Aunque este proceso careció de un fuerte impulso y de resultados notables, estableció --de todos modos- los fundamentos que permitieron el surgimiento de las soluciones. La contribu_ción ... dedsiv.~ñGS-<le-guerra y de preguerra para los tra Q!!iQ.s_futur.os .la.cQnstituyóJa .. pr~pa.r~~ración de .ilf;;tQte:;, cms;r~ dores, dir!!ct_orr.:;s .Y J~cl).Js_o;:¡. Algunos de esos veteranos continuaron trabajando en la época de Hitler, entre otros Carl Froelich, destacado director que no tuvo dificultades en ocupar una posición clave en la industria cinematográfica alema- 25. Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 34. Kalbus ~e ocupa ampliamente de la producción alemana de guerra; véase págs. 18-19, 32-37. 26. Ibíd., págs. 25-26. 27. Zaddach, Der literarische Film, pág. 34 . 31 ... , '-....) ·~. ¡ ,,1 na. Ingresó en uno de los estudios de Messter como electricista, luego manejó una cámara y, ya en 1911 o 1912, comenzó a dirigir películas.28 Muchos otros practicaron realizando películas, olvidadas hace mucho tiem po. Aprendieron de sus propios errores. Emil Jannings también él notable en la Alemania nazi, describe así su debut como actor d~ cine durante la guerra: «Cuando me vi por vez primera en el cine, sufrí una impresión desoladora. ¿Real mente parecía yo tan estúpido como todo eso?».29 . .Ja~j?gs fue sólo uno ,de los n~merosos actores. gue realLzaroº-~ apren-_ $za1ebásico durante s;l Qs;t&QQQ arcaico . .,Lodos . ellos integrarían posteriormente _µna. espc;cje de compañía ds. actores.. Así, el;epartó-é:le todos ToS-filmes pre~ tado~. en Alemania incluiría miembros de esa «corporación», que a pesar de ad~ttlr permanentemente nuevos reclutas, conservaba intacta a su vieja guardia. ~ientras que Hollywood cultiva «estrellas» más que equipos o ·conjuntos, y el ci~e ruso usa frecuentemente a no profesionales para sus películas, el cine ale man se basa e~ un cuerpo permanente de actores y profesionales muy discipli nados que se a1us~an a todos los cambios de modas y estilos que sobrevengan.30 Haber conocido actores, familiares al público cinematográfico contemporá neo, en un pa~ado que ya es historia, es una experiencia pavorosa; lo que una vez fue nuestra vida ahora está archivado, e inconscientemente nos sentimos despla zados. No fueron lós antecesores de Werner Krauss o Albert Bassermann los que ocuparon las pantallas, durante la Primera Guerra Mundial, sino ellos mis mos, figuras irrevocablemente ajenas a nuestros días. Una de las actrices fue Henn~ Porten, que -rara ,excepción- comenzó su carrera cinematográfica sin expenencia tea~ral ~lguna. Desde 1910 en adelante, esta rubia ingenua, muy pon der~da como .upo ide~l. de la mujer alemana, se mantuvo en el favor popular, haciendo con igual facilidad papeles cómicos y trágicos, vulgares mujeres de cam pesinos y damas delica~as.31 Otra figura de aquellos viejos tiempos fue Harry Piel, llamado el Douglas Faubanks alemán. Apareció hacia mediados de la guerra como héroe de Unter heisser Sonne,32 película en que dornaba varios leones (deÍ circo Hagen?eck ,de Hamburgo). Desde sus inicios, Piel parece haber sido fiel al tipo que persomficana en el futuro: el de un caballero temerario que sobresale en derrotar a criminales ingeniosos y en rescatar a niñas inocentes. Cuando aparecía en traje de noche corporizaba la ilusión que una niña inmadura tiene de un perfecto 28. Messter, Mein Weg, págs. 57, 99 y sigs. 29. Jannings, «Mein Werdegang», Ufa-Magazin, 1-7 de octubre de 1926. 30. C. A. Lejeune, escritor cinematográfico inglés, comenta este asunto en forma inte res~t~. La comp.añía alemana d~ actores, dice, «está bien para la manera de ser alemana y ser~ siempre el tlp? para cual~,uier sector del cine que trabaje sobre la base fantástico-psico l6gica, para cualquier produccion que construya todo partiendo de los materiales de estudio en vez ~e rescatar algún significado de la materia prima que ofrece la vida». Lejeune Ci- nema, pag. 142. ' 31. Kalbus, Deutsche Filmkunst I, 19-21. 32. Ibíd,, págs. 89-90. , 32 caballero, y el encanto juvenil que irradiaba era tan dulce como los caramelos coloreados que, en las ferias europeas, constituyen el. deleite de los niños y los estetas decadentes. Sus películas estaban hechas al estilo simplista de las novelas baratas y no en el matizado de los conflictos psicológicos; en ellas se reemplazaban los resultados trágicos por los finales felices y, en general ofrecían una variación alemana de los melodramas angloamericanos. Estos sub~roductos brillantes y placenteros se yerguen aislados sobre una masa de sombríos produc tos «artísticos». .b.~.P-~~idad más fai,¡¡;jo¡mts: de la épo¡;a primjtjya fue la QCtriz danesa fü.t.~ ... N~ En 1910, después de años de triunfos teatrales, hizo su debut ci nematográfico en Abgründe (Hacia el abismo), película de la Copenhagen Nordisk dirigida por su esposo, Urban Gad. Este film, singularizado por su longitud entonces desusada, no ha dejado otra huella que algún comentario entusiasta; se conservan algunos fragmentos demostrativos de la aptitud de la estrella para la pantomima, signo de su predestinación para el cine. Convencido de su futuro, Paul Davidson le ofreció a Asta Nielsen sueldos y condiciones de trabajo fabulosos si ella accedía a poner sus dotes a disposición de su compañía, Union. Ella aceptó, se instaló en Berlín y, alrededor de 1911, comenzó a aparecer en películas que durante la· guerra hicieron que tanto los soldados franceses como los alemanes pegaran sus fotografías en sus refugios del frente. Lo que ellos sentían oscuramente, Guillaume Apollinaire lo expresaba con un torrente de palabras: «¡Ella es todo! Es la vi sión de un borracho y el sueño de un solitario. Ríe como una chica totalmente feliz, y sus ojos expresan tanta ternura y timidez que no se puede hablar de ellos». -~~J.¡i .. ~~!.!2!ii._e.~<;~pdo.n.al enrigueció la 12amalla alemana en más de un sen ..J..k!.Q..... &tL?.1:.1.~ _ _9?9..s.~ en gue la may91;.fa1 de lQs actores aiín adoptaban recursos ill!fl!1eJ.iA~t1--N'ielsen desp.kgó un innato sentid.e del cine Que no gudo sjUQ J.n~Qifil_l}~O:W.a~o.s.. Su conocimiento de cómo producir un efecto psico lógico determinado por medio de un vestido adecuadamente elegido era tan pro fundo como su perspicacia para los impactos cinematográficos que se expresan con los detalles. Diaz, su biógrafo, se maravillaba ante la confusión de objetos triviales acumulados en su casa, colección que incluía artículos semielegantes de ropas masculinas, instrumentos ópticos, bastones pequeños, sombreros deformes y batas imposibles. Ella le dijo: «Lo que estoy interpretando, lo hago en todas partes. Me gusta formarme una idea tan detallada de mis personajes, que los analizo hasta en sus últimos elementos externos, que son precisamentetodas estas pequeñas tonterías. Todas estas bagatelas son más reveladoras que las exagera ciones presuntuosas. Realmente construyo a mis personajes, y he aquí los ele mentos más decorativos, más efectivos para componer las fachadas». El mundo cinematográfico alemán sería incompleto sin los personajes que Asta Nielsen creó durante la era del cine mudo.33 33. Diaz, Asta Nielsen, pág. 61. Para la cita de Apollinaire, véase Diaz, pág. 7. Véase también Mollhausen, «Aufstieg des Films», Ufa-Bliitter; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 15. 33 2. PRESAGIOS Cuatro piezas del conjunto de películas -arcaicas requieren consideración es pecial porque ant~ciparon importantes temas ·que ae~cieron el} _ _k__~guerra. Tres de ellas refle aron mundos fantásticos llenos de criaturas quiméricas, conse cuentes con las teorías cinematográ cas a emanas progresísiasde-esa época. Más de un escritor contemporáneo alentaba a los productores de películas de entonces a sustanciar las posibilidades específicas del cine, atendiendo no tanto a los ob jetos de la realidad, como a los productos de la pura imaginación. Hermann Hiifker -que había ensalzado la guerra como la salvación para los males de la paz- aconsejaba a los poetas del cine entretejer elementos reales e irreales. ¡Los entusiastas de ia guerra gustaban de los cuentos de hadas: un auténtico fenómeno alemán! De ma~era semejante, Georg Lukacs, que luego cambiaría de esteta burgués a pensador marxista (en ambos casos yéndose a los extremos), escribió en 1913 que él consideraba al cine un equivalente de los cuentos de hadas y los sueños. 1 El primero en lle~rn.r. a la ~a.las._.doctrinas_de_s~tc.mpQt.á.neo.s..lll!: J?aul :Vegener, actor de Reinbardt.....c.uya cara mogoL.ha.c_fa __ ..§QSP.<:cha¡:_Ja!! ... <:.~J~ ñas visiones que lo obsesionaban. 2 Sus deseos de representarlas en la pantalla se concretaron en filmes que resultaron verdaderas innovaciones. Trasuntaban re giones gobernadas por leyes diferentes a las nuestras; ofrecían sucesos a los que sólo el cine podía dar verosimilitud. Wegener estaba animado por la misma pasión cinematográfica que había inspirado a Georges Mélies a hacer películas como Le voyage dans la lune (Viaje a la luna) y Le cake-walk infernal. Pero mien tras el amable artista francés encantaba a todas las almas infantiles con el hechizo de sus deslumbrantes trucos, el actor alemán resultó un mago siniestro que convocaba a las fuerzas demoníacas de la naturaleza humana. ~egener comenzó en 1913 con Der Student von Prag (El esf.J!.diante 4.f!.....Praga), traba10 de avanzada también por inaugurar la explotación de las viejas leyendas. Jíanns Heinz Ewer~.!:IJQL,_delJJJ.?J~!..<?_CJl)._~J!1ªJQgl"áfj1.:o en colaboración con el mismo Wegener, poseía un auténtico sentido fílmico. Adero"á~·:1;-¿í~-l~ b~ena s~~-rt~ 'Cleser l. Véase Pordes, Das Lichtspiel, pág. 10. 2. Mack, Wie komme ich zum Film?, pág. 114. 34 un imtor con una imaginación que se regodeaba en las sen~aciones fuertes y el sexo; fue aliado natural de los nazis, para quienes escribiría, eA 19JJ, la obta" cinemato gráfica oficial sobre Horst Wessel. Pero precisamente esa clase de imaginación lo forzó a entrar en esferas ricas en sucesos extraños y experiencias sensuales, siempre buen material cinematográfico. . ,, Tomando elementos de E. T. A. Hoffmann, de la leyenda de Fausto y ~el cuento de Poe William Wilson, Ewers nos presenta al pobre estudiante Baldwin firmando un pacto con el extraño hechicero Scapinelli. Esta encarnación de Satán promete a Baldwin un matrimonio ventajoso y riquezas inagotables con la con~ dición de que le ceda su imagen reflejada en el espejo. La imagen, mágicamente rescatada del fondo del espejo y transformada en una persona independiente, resultaba una brillante idea cinematográfica. Según los términos del pacto, Bald win conoce a una hermosa condesa y se enamora de ella, por lo cual su prome tido oficial lo desafía. El duelo es inevitable. A petición del padre de la con desa, el estudiante, famoso como esgrimista, acepta perdonar la vida de su ad versario. Scapinelli impide con maquinaciones la llegada de Baldwin al lugar del lance a la hora convenida, y, por más que éste se da prisa, sólo llega a tiempo de enterarse que su doble fantasmal lo ha reemplazado, matando al infe liz pretendiente. Baldwin queda deshonrado por haber faltado a su promesa. Trata de convencer a la condesa de su inocencia, pero todos los intentos de rehabilitarse son malignamente frustrados por su doble. Es obvio que el doble no es sino una de las dos almas que habitan en Baldwin. El «yo» codicioso que lo hace sucumbir a tentaciones diabólicas asume vida propia y comienza a des- ..{:. truir al otro «yo», al mejor, que él ha traicionado. Al fin, el estudiante deses perado termina por matar de un tiro a su imagen en el mismo desván donde una vez cobró vida. El balazo disparado sobre la aparición en realidad lo mata a él. Entonces, entra Scapinelli y rompe el pliego en que se redact6 el pacto, cuyos pedazos, al caer, cubren el cadáver de Baldwin. 3 La novedad cinematográfica de Der Student von Pra.g parece haber conmo vido a sus contemporáneos~ Un crítico la compar6 con pinturas de Rivera, elogio que habría de ser crudamente controvertido por otro crítico que, con motivo de su reposición en 1926, calificó el film de «increíblemente ingenuo y francamente - ridículo». 4 El film es uno de los muchos que se han perdido. Y, lamentablemen te, su significado radica menos en el trabajo de cámara que en el tema propia mente dicho, que, pese a todas sus filiaciones angloamericanas, atrajo a los ale- 3. Véase Ewers, Der Student von Prag; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 17; Wesse, Grossmacht Film, pág. 125 y sigs. Para Stellan Ry~ director de la pelkula, véase CobOken, «Als ich noch rund um die Friedrichstrasse ging ... », 25 Jabre Kinematograph, pág. 13. 4. Seeber, «Szenen aus dem Film meines Lebens», Licht Bild Bühne, pág. 16. La cita está tomada del diario de Hanover, Volkswille, invierno 1926-1927 (recorte en poder de Henrik Galeen, Nueva York). 35 manes en forma tan irresistible como si hubiera sido exclusivamente extraído de fuentes nativas. Der Student von Prag introdujo eul_ci,pe un tema gue ss tornarí~en~ obsesión de la pantalla alemana: una preog¡,pación temt:;tpsa y profunda por el trasfondo del «yo». Al separar a Baldwin de su imagen y al enfrentarlos, la pe· lícula de Wegener simboliza una clase especial de personalidad dividida. En lugar de no· tener conciencia de su propia dualidad, el aterrorizado Baldwin se da cuen ta de que está apresado por un antagonista que no es sino él mismo. Este era un viejo motivo rodeado por todo un halo ·de significados, pero ¿no era tam bién la transcripción, con apariencias de sueños, de lo experimentado efectiva mente por la clase media alemana en relación con la casta feudal gobernante en Alemania? La oposición de la burguesía al régimen imperial llegó a ser en deter minada época suficientemente aguda para eclipsar su hostilidad hacia los obreros, que compartían con ella la indignación general contra las instituciones semiab solutistas de Prusia, los abusos del grupo militar y las tonterías del káiser. La frase corriente «las dos Alemanias» se aplicaba en particular a las diferencias entre el sector gobernante y la clase media, diferencias profundamente sentidas por la última. Mas, a ·pesar de este dualismo, el gobierno imperial estaba a favor de principios económicos y ,sociales que los liberales, sin embargo, estaban dis puestos a aceptar. Enfrentados con su conciencia, tenían que admitir que se iden tificaban con la !J1isma clase gobernante a la que se oponían. Ellos representaban a las dos Alemanias. ' La determinación con que Der Stttdent van Prag trata su horroroso asunto como un caso de psicología individual también es reveladora. Toda la acción exterior es meramente un espejismo que refleja lo que sucede en el alma de Bald win. Baldwinno es una parte del mundo, sino que el mundo está contenido en Baldwin y es el reflejo de él. Presentándolo así, nada más apropiado que localizar el asunto en una esfera fantástica, donde no tenían por qué considerarse las exi gencias de la realidad social. Esto explica, parcialmente, la predilección del cine alemán de posguerra por los temas imaginarios. El sentido cósmico atribuido a la vida interior de Baldwin refleja la profunda aversión de toda la clase media alemana a relacionar su dilema mental con su ambigua condición social. Evitan rastrear ideas o experiencias psicológicas entre las causas económicas y sociales, como solían hacer los socialistas. Su actitud, fundamentada en el concepto idea lista de la individualidad autónoma, coincidía armónicamente con sus intereses prácticos. Toda vez que cualquier concesión al pensamiento materialista de los socialistas podría haber minado esos intereses, instintivamente la evitaban, exa gerando la autonomía del individuo. Esto los llevó a concebir duplicidades exte riores como si fueran dualidades interiores, pero preferían tales complicaciones psicológicas a instancias que acarrearan una pérdida de sus privilegios. Sin em- 36 bargo, parece que alguna vez dudaron si su repli~gue en ~ti profun~?~d .Pel alma los salvaría de una quiebra catastrófica de la realidad social. El sulCldio de Bald- win refleja esas premoniciones. Wegener produjo su segunda película, Der Golem (El gólem), (de la cual, como de su primera película, se hizo otra versión después de la guerra), con la ay~d~ de Henrik Galeen, un artista imaginativo que escribió el guión cinematagráfic~, diri gió la película y se reservó un a el e · Presentado en los comienzos de 1915, e m ejemp i caba nuevamente la genuina pasión de Wegener por ob tener efectos cinematográficos de temas fantásticos. Ahora. la leyenda que sus tenta~~~al. de origen judío, según l~ cual el ,rabino Loew de Praga insufla vida en un Golem --estatua que él mismo ~abia hecho con arcrn:a , poniendo un signo mágico en su corazón. Unos operarios que ca.van ?n pozo en una vieja sinagoga extraen la estatua. y se la llevan a ~~ anticuario. Este da posteriormente --en un libro cabalístico- con una noticia so~re los procedimientos del rabino Loew y, siguiendo sus indicaciones, logra la .milagrosa metamorfosis. Ahora la anécdota vira hacia la psicología moderna. Mientra~ el' Golem actúa como servidor del anticuario, ocurre una segunda transformación: aquél, el torpe robot, se enamora de la hija de su señor y, de ~sa manera, se transforma en un ser humano, con alma propia. La chica, horrorizada, trata de escapar de su imponente pretendiente, circunstancia en la que él comprende su terrible soledad. Esto lo enfurece. Rabioso, persigue a la joven, destruyendo ciegamente cuanto obstáculo se opone en su camino. Al final, muere al caer de una torre; su cuerpo es la estatua de arcilla destruida. 5 Los motivos de Der Golem reaparecen en Homunculus 0 916), melodra- ma . en seis partes que gozó de enorme éxito durante la guerra. El papel del C título fue asumido por el popular actor danés Olaf F0nss, cuyo aspecto román· tico influyó en las modas del Berlín elegante. Habida cuenta que esta serie -pre· cursara de los filmes de Frankenstein- nació de fuentes distintas que la leyenda cinematográfica Der Golem de Wegener, J~s _ _?~_l_Q_gl~.r.e....ambas..~lículas son particularmente notables. ...L Como el Golem, Homunculus es un producto artificial. Generado en una retorta por ~l profesor Hansen, famoso científico, y su asistente Rodio, ~ a ser un hombre de !itlJlantLi!iJ~l~fJQ_.Y. voluntad indoma~le. Pey.Q...QQ_PJ~ entera del secreto-d~ su . r.i~~!l!lien_t_C>_L s~_c9_1Ee~~!ª c~~~_!! _ _Si~em. Homunculus -¿;; un--Go1em en-la esfera consciente. Se siente uñdesamparai:lo y anhela el amor para liberarse de su fatal soledad. Este deseo todopoderoso lo lleva a países lejanos, donde espera que su secreto no se conozca; p.ero la verdad siempre se conoce y, pese a que haga cualquier cosa por conquista! los corazones de la 5. Basado en la información ofrecida por Henrik Galeen. Para. los ?tros fi~es de We gener, véanse Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 63, y Zaddach, Der lzterarzsche Film, pág. 36. 37 gente, ésta se resiste horrorizada, diciendo: «Es Homunculus el hombre sin alma ~l _servido~ del diablo, un n_ionstruo». Cuando le matan el ~erro, aun Rodin, s~ uruco ami~o, no puede evitar que el defraudado Homunculus desprecie a la humanidad ... Al presentar lo que le ocmrirLdespués.,_la_pelí.CJ.llLP..J;~dice sorpren dentemente a Hitler. Obsesionado por el odio, Homonculus se hace dictador de un gran país, y entonces comienza a tomarse inaudita venganza por sus sufri mientos. Disfrazado de obrero, incita a las masas a.Ja buclga,_lo__g_y_c;~ermite q?e él, el ~ctad~r, las aplaste sin pied!ld. Finalmt:nte, precipita una guerra mun dial. Su existencia monstruosa es tronchada· nada menos que por .. 1:!.~.I~.Y_q. 6-- Tanto Homunculus como Der Golem retratan a personajes cuyos rasgos anormales se presentan como resultado de orígenes también anormales. Pero el supuesto de tales orígenes no es sino un subterfugio poético, que trata de expli car el hecho, aparentemente inexplicable, de que estos héroes son o creen ser d"f 1 1 i erentes de sus congéneres. ¿Qué los hace tan diferentes? Homunculus expli- cita la razón de la que el Golem tiene una oscura conciencia: «Se me ha defrau dado en la mayor cosa que la vida tiene para ofrecer». Alude a su ineptitud para dar y recibir amor, defecto que no puede sino proporcionarle un fuerte sentimiento de inferioridad. En la época en que se dio a conocer Homunculus, el gran filósofo alemán Max Scheler daba conferencias en reuniones públicas acerca de la causa del odio que Alemania despierta en todas partes del mundo. Los alemanes se parecían a Hrncul~-ten~Qmplejo de inferioridad a causa de ~a evol~ción ~istqrica ~ue fue en detrimento de la aut~fi--;;;;a ~~ clase media. A diferencia de los mgleses _ _y_frarn;~_ses,,J9~ . .!!_~_111l1!:1.CS l19 han p~4i4o llevar a cabo su revolución y, en consecuencia, nunca pudieron establecer una sociedad verdaderamente democrática. En forma significativa, la literatura ale mana no ofrece una sola obra que -como Balzac o Dickens- penetre un todo social articulado. En Alemania no existía una unidad social. Las capas de clase media estaban en un estado de inmadurez política, contra la cual temían luchar por temor a que luego peligrara su condición social ya insegura. Esta conducta retrógrada produjo un estancamiento psicológico. Su hábito de alimentar las sen saciones -íntimamente asociadas- de inferioridad y soledad era tan adolescente como su inclinación a manifestarse en sueños futuristas. Las dos figuras cinematográficas artificiales r~~ti;.cionaILContra_la-1.r.us.tr.aQón. en forma parecida. En el caso de Homunculus, los impulsos que lo mueven a la acción son muy obvios. En él se combinan el poderoso deseo de la destrucción con tendencias sadicomasoquistas que se manifiestan en su indecisión entre la sumisión humilde y la violencia vengativa. La muy acentuada amistad con Rodin agrega un toque de homosexualidad que flota en toda la película. El psicoaná lisis moderno está indudablemente justificado al interpretar estas perversiones . 6. Véase F0nss, Krig, Sult Og Film. Sobre la película, véase también una nota en la Bi blioteca del Museo de Arte Moderno, archivo de recortes. 38 como un medio para escapar de los sufrimientos específicos que padece el Ho munculus. El hecho de que ambos filmes traten de esas «válvulas de escape» revela fuerte predisposición por parte de los alemanes para utilizarlas: · Incontrolablemente enfurecidos, el Golem y Homunculus padecen muertes tan alejadas de la normalidad como sus orígenes. La de Homunculus es estric tamente supranatural, aunque pudo haber ·sido muerto por un acto de justicia o venganza. Aislándolo definitivamente del resto de la humanidad,