Logo Studenta

Kracauer_Siegfried_De_Caligari_A_Hitler

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

• 
Paidós Estética / 2 
1. L. Benevolo 
La ciudad y el arquitecto 
2. S. Kracauer 
De Caligari a Hitler 
Siegfried Kracauer 
DE CALIGARI A HITLER 
Historia psicológica del cine alemán 
~Ediciones Paidós 
Barcelona - Buenos Aires - México 
Título original: From Caligari to Hifler. A Psychological History 
of the German Film 
Publicado en inglés por Princeton University Press, 1947 
Traducción de Héctor Grossi 
Revisión de Rafael Grasa 
Indice de Filmes realizado por Nuria Vidal 
Cubierta de Mario Eskenazi 
l.ª edición castellana: Ediciones Nueva Visión, 1961 
l.ª edición en Ediciones Paidós, revisada, 1985 
© 1947, by Princeton University Press 
© de todas las ediciones en castellano, 
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.; 
Mariano Cubí, 92; 08021 Barcelona; 
y Editorfal Paidós, SAICF; 
Defensa, 599; Buenos Aires. 
ISBN: 84-7509-336-1 
Depósito legal: B-11.42511985 
Compuesto en Jinotype por Grafitip; 
Pallars, 85; 08005 Barcelona. 
Impreso en Huropesa; 
Recaredo, 2; 08005 Barcelona. 
Impreso en España - Printed in Spain 
INDICE 
Prefacio . 
Introducción. 
l. Paz y guerra 
2. Presagios 
1.-EL PERIODO ARCAICO (1895-1918) 
3. Génesis de Ufa. 
11. - EL PERIODO DE POSGUERRA (1918-1924) 
4. La conmoción de la libertad . 
5. Caligari. 
6. Procesión de tiranos 
7. Destino. 
8. El caos mudo . 
9. Dilema crucial . 
1 O. De la rebelión a la sumisión . 
111. -EL PERIODO DE ESTABILIZACION (1924-1929) 
11. Decadencia . 
12. La tierra estéril 
13. La prostituta y el adolescente 
14. El nuevo realismo 
15. Montaje 
16. Fugaz amanecer . 
IV.-EL PERIODO PREHITLERIANO (1930-1933) 
17. Canciones e ilusiones 
.. 9 
11 
23 . 
34 
41 
47 
63 
78 
88 
95 
105 
112 
127 
133 
146 
157 
171 
180 
191 
18. Los asesinos están entre nosotros 
19. Herejías tímidas. 
20. Por un mundo mejor 
21. Epica nacional . 
SUPLE.MENTO. - LA PROPAGANDA Y LOS FIL.MES DE GUERRA NAZIS 
l. Puntos de mira y medidas nazis 
2. Recursos filmicos 
3. El mundo de la svástica . 
4. Dramaturgia de la pantalla 
5. Conflicto con la realidad 
Análisis estructural 
Bibliografla . 
Indice de nombres 
Indice analitico . 
Indice de peliculas 
202 
209 
217 
234 
257 
260 
263 
271 
280 
291 
319 
329 
334 
339 
PREFACIO 
Este libro no se ocupa meramente del cine alemán en cuanto tal, sino 
que_~ntent~~ai:_nos, en un sentido específico, un conocimiento mayor de la Ale­
m~t.Ütl_prehl tl_<:rial)~ 
Mi tesis consiste en que pueden revelarse, por medio de un análisis d~ 
cine germano, las profundas tendencias _psicol~gicas dominantes ~emania 
de 1918 a 19~ tendencias que influyeron en el curso de los acontecimientos 
del período indicado y que habrán de tomarse en cuenta en la era poshitleriana. 
Tengo razones para creer que la utilización del cine en la presente obra 
como medio de investigación puede extenderse con provecho al estudio de la 
conducta de masas, tanto en Estados Unidos como en otros países. Creo tam­
bién que los estudios de este tipo pueden contribuir a planear películas -para 
no mencionar otros medios de comunicación- que pondrán en práctica de 
manera efectiva los objetivos culturales de las Naciones Unidas. 
Quedo muy reconocido a Miss Iris Barry, conservadora de la Biblioteca 
Cinematográfica del Museo de Arte· Moderno de Nueva York, a quien se debe, 
literalmente, la existencia de mi libro; no sólo sugirió esta investigación, sino 
que ayudó generosamente, y en diversas formas, a su realización. Estoy agra­
decido a la Fundación Rockefeller, que me habilitó para lanzarme a la empresa, 
y a Mr. John Marshall, de ese organismo, por su permanente interés en su 
desarrollo. Deseo expresar mi profunda gratitud a la Fundación en Memoria de 
John Simon Guggenheim, que por dos veces me honró con una beca, y a 
Mr. Henry Allen Moe, secretario general de dicha Fundación, quien jamás dejó 
de propiciar mis esfuerzos. Por la ayuda y consejo permanentes en la organiza­
ción del material y en cuestiones de estilo, recuerdo expresamente a Miss Bar­
bara Deming, ex investigadora del Cuerpo Cinematográfico de la Biblioteca del 
Congreso; y a Miss Margaret Miller, Miss Ruth Olson y Mr. Arthur Rosen­
heimer Jr., del Museo de Arte Moderno. También expreso mi agradecimiento 
al bibliotecario del Museo de Arte Moderno, Mr. Bernard Karpel, así como al 
personal de la biblioteca; todos ellos me proporcionaron su ayuda, paciente y 
experta, siempre que me fue necesaria, e hicieron cómoda mi presencia en esa 
biblioteca de tan valiosísimo acervo para la investigación cinematográfica. Final-
9 
10 
mente, d~seo dar !as. gracias ~ ~i esposa, si bien cuanto pueda decir ara ex-
presar mi reconoc1m1ento sera insuficiente. Como si"empre h p 
1 p "ó d l" , me a ayudado en 
a reparac1 n e este ibro y, como siempre me he ben fi . d mucho con 
su aptitud para percibir lo esencial y penetrar h~sta su médul:. cia o 
Mayo de 1946 
Nueva York 
Siegfried Kracauer 
INTRODUCCION 
I 
.. ·'1,·l 
Cuando, a P!!!.tir ¡;{~ 1920, las películas alemanas lograron romper el· bokot 
declaradQ_Qor los aliados contra su ex:enemigo, asombraron ª · los públicos de 
París, Londres y Nueva York, que vieron en ellas realizacipnes tan descon­
certantes como fascinadoras.1 Das Kabinett der Dr Caligari,* arquetipo 'de 
-t~Im-fi1rñe;-¡)rOd-;-cTcio;-~;Ia posguerra. desató discusiones apasionadas. Mien-
tras que un crítico se refería a él como «el primer intento significativo para ·la. 
expresión de una mentalidad creadora por la vía cinematográfica»,2 otro decía: 
«Tiene el olor de la carne podrida. Deja un gusto de cenizas en la boca».3 Al 
exponer el alma alemana, el cine de posguerra pareció insistir en acentuar su 
carácter enigmático. Macabro, siniestro, mórbido eran los adjetivos favoritos usa-
_dos p_ara calificarlo: 
-º:in el transcurrir del tiempo, el cine alemán renovó sus. temas y modos de 
presentación. Pero, a pesar de los cambios, conservó ciertos rasgos típicos de 
~u sen~nal com!~!l-~9,.,. aun después de 1924, año que se considera el comien-
zo de un largo período de declive. Entre los observadores europeos y norteame~ 
ricanos se ha llegado a una completa unanimidad en cuanto a la apreciación 
de esos rasgos. _1o que todos admiran es el talento con que -desde la época de 
Caligari- los directores del cine alemán armonizaron toda la técnica visual: su 
_manifie~~~~n-;¡hiffd-;d--parl!.Jos decorados impresionantes, su virtuosismo para 
~Qllar la acción por medio de una iluminación apropiada. Los especialistas -
también reconocieron la importancia que en el cine alemán tenía la cámara, 
que los alemanes fueron los primeros en explotar con total movilidad. Además1 
l. Madame Dubarry, fihn de carácter histórico de Lubitsch -la primera producción ......... 
alemana introducida en Estados Unidos-, fue exhibido en Nueva York a fines de 1920. En 
abril de 1921 se dio a conocer en Nueva York Das Kabinett des Dr. Caligari. 
* Las películas citadas en este libro aparecen con sus títulos originales, figurando entre 
paréntesis -una sola vez- el título de exhibición en España. El lector encontrará al final 
del texto un Indice de películas donde figuran título original, año de producción, director, 
título de exhibición en España y, cuando no existe éste, traducción del título original. [E.] 
2. Rotha, Film Till Now, pág. 178. 
3. Amiguet, Cinéma! Cinéma!, pág. 37. 
11 
no hay experto que no admitiese la impecable organización lograda en tales 
filmes: una disciplina colectiva que da razón.-~m:_º-.d.!!_1ª._ unidªº-·º-ª·rratb!'-ª. comQ 
de la perfecta integración de las luces, decorados y actores.4 A causa de esos 
Vaiores tan singulares, la pantalla alemana ejerció influencia mundial, especial­
mente después de la total evolución de sus recursos de cámara y de estudio uti~ 
!izados en Der letzte Mann (1924) y Varieté (1925). «Fue el trabajo de cámara 
alemán (en el pleno sentido de la expresión) lo que impresionó más profunda­
mente a Hollywood.» 5 Como muestra~atqc;ter.!§1ka de resP-em._JlollnY.QQ_cL.<:Q!l­
trató a cuanto director,ac!2.LQ._~cl!!.co del ci~-~~l.!!án t!J.Y.Q..JLs.u .• alcance .. _.Tam­
OíéilFrancia sintió la influencia de las modalidades cinematográficas del otro 
lado del Rin. Y los clásicos del cine ruso se enriquecieron con la ciencia alemana 
de la iluminación.6 
Sin embargo, la admiración y la imitación no necesitan estar basadas en 
la comprensión. Mucho es lo que se ha escrito sobre el cine alemán, en un per­
manente intento de analizar sus cualidades excepcionales y, en la medida de lo 
posible, resolver los inquietantes problemas ligados a su existencia, pero esa 
literatura, esencialmente estética, trata las películas como si fueran estructuras 
autónomas. Por ejemploí ni siguiera Áe_.ha_planteadCLJa. . ..cuestión. ... de_por__qué 
la cámara alcanzó, pot vez primru,_\.UlíUlloYilidaclcompleta._p¡ecisamente en..Al~­
mania. Como tampoco se 11'! captado la evolución del cine alemán. Paul Rotha, 
que junto con los colaboradores de la revista inglesa de cine Close U p reconoció 
tempranamente los méritos ~rtísticos de las películas germanas, se limita a un 
mero esquema cronológico. «Al revisar el cine alemán desde el fin de la guerra 
hasta el advenimiento de las películas norteamericanas habladas», dice, «la 
producción puede dividirse en tres grandes grupos. Primero, las películas tea­
trales de época; segundo, el gran período intermedio de las películas de arte; 
y, tercero, el declive del cine alemán, para caer en la línea norteamericana de 
producción».7 Rotha no trata de explicar por qué esos tres grupos de películas 
estaban destinados a sucederse. La norma es la de esas referencias superficiales 
que conducen indefectiblemente a peligrosos errores de concepto. Al atribuir el 
declive posterior a 1924 al éxodo de importantes personalidades del cine ale­
mán y a la interferencia norteamericana en el negocio cinematográfico alemán, 
la ·mayoría de los autores trata las películas germanas de esa época como pro-
4. Rotha, Film Till Now, págs. 177-178; Barry, Program Notes, Serie 1, programa 4, Y 
Serie 111, programa 2; Potamkín, «Kino and Lichtspiel», Clase Up, noviembre de 1929, 
pág. 388; Vincent, Histoire de l'art cinématographique, págs. 139-140. 
5. Barry, Program Notes, Serie 1, programa 4. 
6. Jahier, «42 ans de cínéma», Le role intellectuel du cinéma, 'pág. 86. 
7. Rotha, Film Till Now, pág. 177. Debe destacarse que Rotha expresa la posición sos­
tenida entonces, acerca del cine alemán, por los estetas cinematográficos ingleses y franceses, 
aunque su libro es más vigoroso y sensible que los que lo precedieron. 
12 
· · · i· d 8 Se verá cómo esos filmes duetos «norteamericamzados» o «mternaciona iza ?s». . d la 
pretendidamente «norteamericanizados» eran en rigor, veraces ~pr~s~on~ e t -
vida contemporánea alemana. y' en general, se vera que la tecn~ca.' e con e 
nido narrativo y la evolución de las películas d~ una nació~ so~ . uruca Y total: 
mente comprensibles en relación con el auténtico perfil psicologico que carac 
teriza a ese país. 
II 
d 'ó fl · su mentalidad de forma más directa Las películas e una naci n re eian --- -------
que otros medios artísticos, por dos razont;.s.:. b "JIL'd al Pu-
Primero, las películas nunca son el resultado de una CLt.a m Vl u · d 
dovkin, director cinematográfico ruso, destaca el cará~~er _coJecu~o1.de ~~ pro u~~ 
ción cinematográfica, identificándola con la produccion m ustn~ · « 'e: 
técnico no puede llegar a nada sin capataces y ob~eros, ! su ~s uerz~ c?ó e ;: 
no lle ará a buen puerto ·si cada colaborador se atiene solo a a rea ac1 n 
cánica g de su limitada función. El trabajo de equ~po ~s el que 
1 
hace de toda :~:: 
aun de la más insignificante, parte de ~n traba¡~ vivo, quJ 1 o .conec;a ~ com­
mente con el trabajo general».9 Prommentes directores e cmf ª@: ión de 
artían esa opinión y actuaban cons~cuentemente. Al observar a . a~ 
p l' 1 d' · 1·d por G W Pabst en los estudios franceses de Jomville, me 
una pe icu a mg a · · . d é · an­
percaté de que prestaba gran atención a las sugerencias e sus t c;i~os en °&· 
to se referían a detalles de decorados y distribución de luces. a ~t me . JO 
que consideraba inestimables tales aportaciones. Puesto que cualquier ;¡rucI:id 
de producción cinematográfica corporiza una . mez~la de inter~s.es r ten ?1c1a~ 
heterogéneas es lógico que el trabajo de equipo tienda a exc uir e mane¡o ar 
bitrario del 'material, suprimiendo las peculiaridades individuales a favor de ca-
d . 10 
racteristicas comunes a to 0 equipo. di . . Ja multitud agóni-
fuL_segundo-1ugru:.. las películas se rigen e mteresan a ás 
ma -Puede suponerse por lo tanto, que los filmes populares --o, para ser m 
pre.cisos, los motivos 'cinematográficos populares- satisfacen. deseos deales ~~:: 
masas Ocasionalmente, se ha destacado que Hollywood cons1gu; v~n er pe "nió 
ue n~ proporcionan a las masas lo que éstas realmente desean. egun esa op~ . n, 
~s películas de Hollywood con frecuencia estupidizan y convencen a un dub~~o t 
inclinado a aceptarlas por propia pasividad .Y la. arr~lladdora pdroelpagan ~áC:O 
b debe sobreestimarse la influencia distorsiona ora espe em argo, no 
8. Bardec~e, y Brasill¡~· Hi~t°:y 1z{_(t;!i~qr.~~ct';;f~ t~sN~~~ ~~!~si~Zi~~n;~!:. toire de l'art ctnematograp zque, pag · ' ' 2 · ét a 
«Le cinéma allemand», L'art cinématographique, VIII, 4 Y s1gs.; etc er · 
9. Pudovkin, Film Techniqu_e, pág., 136. 
10. Balázs, Der Geist des Fzlms, pags. 187-188. 
13 
masiv? h~llyw~odense. El fabricante depende de las cualidades inherentes a su 
~aterial; mclusive las. películ~s nazis oficiales de guerra, a pesar de ser productos 
. e propag~?da, refle1aba~ ciertas características nacionales que no podían ser 
tventadas. L~ que es .cierto para ellas se aplica con mayor razón a las pelícu­
.ªs de una sociedad abierta a la competencia. Hollywood no puede permitirse 
ignorar l~ espontaneidad del público. El desagrado general se manifiesta en los 
:enores ingresos. de taquill~, y la industria cinematográfica, vitalmente interesa-
11~n las ~a~ancias, debe a¡ustarse, en lo posible, a los cambios del clima men­
ta·. ~l publico norteamericano recibe, si~ ~uda, lo que Hollywood quiere que 
fi
re
1
ciba, pero, a la larga, los deseos del publico determinan la naturaleza de los 
mes de Hollywood.U 
III 
M' d l' . 1 , . as que ere os ex;p icitos, o que las películas reflejan son tendencias psico-
logicasJ.._los estra~os profun~os d7, la mentalida Qle,tiya que=mas o menos=­
corren por de?a10 de la 1mension consciente. Claro está que las publicaciones 
p~pulare~, radios, bestsellers, anuncios, modos idiomáticos y otros productos se­
dimentarios de ~a vida cultu~~l del pueblo ofrecen también valiosa información 
acer~a d~ las actlt~des predommantes y las tendencias íntimas difundidas. Pero el 
medio cmematografico excede en amplitud a esa fuente. 
A causa ?e las posibilidatles de la cámara, del montaj~e muchos otros 
recursos espeqa}es, ,las películas pueden y deben analiz<>" ~1 mnn.L .. :-::b_l ___ _ 
t l'd d E f d - _,._~w..~ e en su 
ota 1 ~ . . se es uerzo eriva en lo que Erwin Panofsky definió en m~~~;~¡:;f; 
conferencia, com~ la «dinamización del espacio»: «En una sala ci~ematográfica ... 
el espec~ador es.ta. e~ una butaca fija, pero sólo físicamente ... ; estéticamente está 
en c~ntmuo. n)ovim1ento, y su ojo se identifica con el lente de la cámara que 
cambia contmuamente de distancia y dirección. Y el espacio exhibido al especta­
do~ es tan movibl~ co~o el mismo espectador. No sólo se mueven los cuerpos 
s~hdo~ en el espac10, smo que el espacio mismo se mueve cambiando girando 
disolviéndose y recristalizándose ... ».14 
' ' ' 
En el curso de sus conquistas espaciales, tanto las películas de ficción como 
las documentales apresan innumerables componentes del mundo que reflejan: 
11. Véase en el Suplemento el análisis de esos filmes. 
12 .. V~ase Farrell, «Will the Commercialization of Publishing Destroy Good Writing? 
New Dzrectzons, 9, 1946, pág. 26. », 
13. E En dla Alei;nania prehitleriana, la industria cinematográficaestaba menos concentrada 
que en ~ta os Umd~~· Ufa era preponderante sin ser omnipotente, y junto a las más o­
?erosa_s, ~1vían co?!pamas menores. Esto condujo a una diversificación de la producción pue 
intensifico la func1on reflectora de la pantalla alemana. ' q 
14. Panofsky, «Style and Medium in the Moving Pictures» Transition 1937 p' · 
nas 124-125. ' ' , ag1-
14 
enormes despliegues de masas, formas casuales de los cuerpos humanos y de los 
objetos inanimados y una infinita sucesión de fenómenos. menores. En realidad, 
la pantalla se revela particularmente interesada en lo pequeño, en 10
1 
normal­
_I1lente_ omhid_o. Precediendo ª cualquier otro recurso cim,:matQgráfico. el primer 
plano apareció en el comienzo mismo del cine y continuó reafirmándose en toda 
su historia. «Cuando empiezo a dirigir una película», declaró Erich von Stroheim, 
«trabajaría día y noche, sin comer ni dormir, para ajustar cada detalle a la per­
fección, aun para describir cómo deberían cambiar las expresiones faciales».
15 
Las 
películas parecen cumplir la misión innata de escarbar en la minucia. 
La vida interior se manifiesta en diversos elementos y conglomerados de la 
vida externa, especialmente en aquellos datos superficiales casi imperceptibles que 
alimentan una parte esencial del tratamiento cinematográfico. Al registrar el mun­
do visible -trátese de la realidad cotidiana o de universos ima inarios-, las 
pelícu aur2p_QI~iqnan .. claYes_.deJos.J~!ocesQUUCJlta~ Al estu ·ar a era 
aerdne mudo, Horace M. Kallen señala lo siguiente con respecto a la función 
reveladora del primer plano: «Acciones mínimas, tales como el juego incidental de 
los dedos, abrir o cerrar la mano, dejar caer un pañuelo, jugar con un objeto apa­
rentemente irrelevante, tropezar, caer, buscar y no encontrar, y otras acciones 
semejantes, resultan los "jeroglíficos visibles" de la dinámica invisible de las re­
laciones humanas ... ».16 Las películas son particularmente expresivas porque sus 
«jeroglíficos visibles» complementan el testimonio de sus anécdotas propiamente 
dichas. E invadiendo tanto éstas como sus visualizaciones, «la dinámica invisible 
de las relaciones humanas» es más o menos reveladora de la vida interior de la 
nación de que provienen las películas. 
Podría parecer obvio que las películas particularmente coincidentes con los 
deseos de las masas supongan éxitos de taquilla. Pero un éxito puede deberse 
a satisfacer sólo una de las muchas necesidades existentes, y ni siquiera una muy 
específica. En su estudio sobre los métodos de selección de las películas que 
deben conservarse en la Biblioteca del Congreso, Barbara Deming especula en 
torno a este asunto: «Aun cuando uno pudiera decidir ... cuáles fueron las pe­
lículas más populares, podría suceder que al conservar las que han sido éxitos, 
se podría estar preservando reiteradamente el mismo sueño ... y perdiendo otros 
sueños que no aparecen en las películas exitosas o más populares, pero que se 
manifiestan una y otra vez, en gran cantidad de filmes menos aceptados ... y más 
baratos».17 Lo que cuenta no es tanto la popularidad estadísticamente mensurable 
de las películas, como la popularidad de sus motivos anecdóticos y visuales. La 
persistente reiteración de esos motivos los destaca como proyecciones externas 
15. Lewis, «Erich von Stroheim ... », New York Times, 22 de junio de 1941. 
16. Kallen, Art and Freedom, Il, 809. ~ 
17. Deming, «The Library of Congress Film Project: Exposition of a Method», Library 
o/ Congress Quarterly, 1944, pág. 20. 
15 
de urgencias interiores. Y es obvio que llevan un peso más sintomático, cuando 
se presentan tanto en películas impopulares como en las populares, en filmes de 
categoría B como en superproducciones. Esta historia de la pantalla alemana es 
una historia de los motivos que aparecen en .. _p~lkulas __ d~odas __ Jas. .. cat~g9J'1ªs. 
IV 
Hablar de la mem!lidad._p~_c;i,dia.r_ de una nación _nQ. in:lpli,ca, en manera al-
una;erconce--tOd; un carácter na i · A uí el interés radica exclusiva-
mente en las tendencias colectivas gue prevalecen dentro e una nacio~_E~ 
determinada etapa de su desarrollo. ¿Quétemores y esperanzas conmovían a 
Alemania inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial? Las pregun­
tas de este tenqr son legítimas por su alcance limitado; incidentalmente, son las 
únicas que pueden contestarse a través de un análisis apropiado de las películas 
- de la época. En otras palabras, este libro no se ocupa de establ~.ceJ:...P.JlLÜ.M: 
.B.!:!!_del carác.ter na~iQ°-ª..~cJado_poL.encima de_Ja.....histotia,. 
sino que trata de la fisonomía psicológica de 1m pueblo en 1m moroenlQ.J.i,!;.~­
minado. No faltan estudios - que se ocupan de la historia cultural, económica, 
social y política de las . grandes naciones. Propongo agregar a estos tipos bien 
conocidos el de una historia psicológica. 
Es siempre posible que determinados argumentos cinematográficos sean sólo 
apropiados para una parte de la: nación, pero las precauciones en este sentido no 
deben hacernos desconfiar de la existencia de tendencias que afectan a la nación 
como unidad. Estas son las menos cuestionables, en cuanto las tradiciones co­
munes y las interrelaciones permanentes entre los diferentes estratos de la pobla­
ción ejercen una influencia unificadora en las profundidades de la vida colectiva. 
En la Alemania prenazi, la clase media pe~ ~do~ .k>~.tta.J.9.~a...f.Q.~ 
con las as iraciones olíticas de la iz uierda cubriendo al mismo tiempo los 
vacíos de la mentalidad de a case superior. Esto explica la atracción nacional 
.Q_el cine alemán. un cine firmemente enraizado en la mentalidad __ de_hu;:lase.meclia. 
De 1930 a 1933, el actor Hans Albers interpretaba a héroes de películas en las 
que típicas ilusiones burguesas se veían felizmente concretadas. Sus proezas com­
placían los corazones de los públicos obreros y, en Miidchen in U niform, vemos 
su fotografía adorada por las hijas de las familias aristocráticas. 
Para la ciencia, en la cadena de motivaciones las características nacionales 
más que causas son efectos, efectos de circunstancias naturales, experiencias his­
tóricas, condiciones económicas y sociales. Y dado que todos somos seres huma­
nos, es previsible que factores externos similares provoquen --en cualquier par­
te- reacciones psicológicas análogas. La parálisis mental que cundió entre 1924 
y 1929 por toda Alemania no fue, en manera alguna, específicamente alemana. 
Sería fácil demostrar que bajo la influencia de circunstancias análogas suceden si-
16 
milares parálisis colectivas -y han ocurrido- en otros p~íses.18 Sin embarg~, ~ 
dependencia de factores externos en las actitudes mentales de un pueblo ho JUSU­
fica la desaprensiva desatención sobre esas actitudes. En cualquier moment~, los 
efectos pueden tornarse en causas espontáneas. Pese a su carácter dependiente, 
las tendencias psicológicas asumen frecuentemente vida independiente y, en vez 
de variar automáticamente con las circunstancias en permanente cambio, se wel-
ven a su vez causas esenciales de evolución histórica. En el CÚrso de su· his-' , 
toria, todas las naciones desarrollan disposiciones que sobreviven a sus causas 
primarias y experimentan una metamorfosis propia, independiente. No pueden 
simplemente inferirse de factores externos corrientes, sino que, por el contrario, 
contribuyen a provocar reacciones contra esos factores. Todos somos seres huma­
nos si bien a veces lo somos de manera diferente. Esas disposiciones colectivas 
cob~an impulso en ocasión de cambios políticos extremos. La descomposición de 
sistemas políticos deriva en la de los sistemas psicológicos, y, en el caos subsi­
guiente, las tradicionales actitudes internas ahora liberadas están destinadas a 
surgir y actuar, se las rechace o se las acepte. 
V 
. La desconsideración que la mayoría de los historiadores sienten D<?r ~l factor 
. psicológico queda demostrada por notables lagun~s en nuestr~ conocimiento ?e 
la historia alemana. desde la PrimeraGuerra Mundial hasta el trmnfo final de Hit-
)~E.i.:p~rÍ~-d~~:~~b!~~Q.~p9_i=~~t~)ibE?~-pes;;-~u'~ -l~s hechos, amb~:nte e ideología 
han sido históricamente investigados. Es sabido que la «revolucion» alemana de 
noviembre de 1918 no consiguió revolucionar a Alemania; que el entonces om­
nipotente partido socialdemócrata sólo resultó omnipotente para quebrar la espina 
dorsal de las fuerzas revolucionarias, pero fue incapaz de liquidar al ejército, la 
burocracia, los grandes latifundistas y las clases adineradas; que esas fuerzas tra­
dicionales continuaron gobernando realmente una República de Weimar que 
entró en una existencia simbólica después de 1919. También es sabido de qué ma­
nera la nueva República fue presionada por las consecuencias políticas de las d.erro­
tas y las estratagemas de los principales financieros e industriales alemanes, quienes 
apoyaron incondicionalmente la inflación, empobreciendo a la vieja das.e media. 
Finalmente se sabe que después de cinco años del plan Dawes -bendita época 
de présta~os extranjeros, tan ventajosos para los grandes negocios-, la crisis 
económica mundial desvaneció el espejismo de la estabilización, destruyó lo que 
18. Claro está que tales semejanzas no pasan de ~r parecidos superficiales. Las circuns­
tancias externas no son estrictamente idénticas en ninguna parte, y cualquiera sea la ten­
dencia psicológica que propicien, cobran realidad en el contexto de otras tendencias que mo­
difican y matizan su significado. 
17 
.:: 
·..._ 
.e 
aún quedaba de democracia y bienestar de la clase media y colmó la desespera· 
ción general con la desocupación masiva. El espíritu nazi afloró en las ruinas del 
«sistema» que nunca había sido una verdadera estructura.19 
Pero esos factores políticos, sociales y económicos no bastan para explicar el 
tremendo impacto del hitlerismo y la inercia crónica en el campo opuesto. De 
manera significativa, muchos observadores alemanes se negaron hasta el último 
momento a tomar a Hitler en serio, y aun después de su advenimiento al poder 
juzgaron al nuevo régimen como una aventura transitoria. Tales opiniones indican, 
por lo menos, que en la situación interior existía algo inexplicable, algo que no 
podía inferirse de las circunstancias comprendidas dentro del campo normal de 
visión. 
Son pocos los. ellil.di.ou:le.Ja...República...de.3Leimar.. q:ue_aluden_AJos.Jng:_c:a· 
.nismos psicológicos subyacentes en la de!?ilidaQ_J2.!'.2ci.a_ .. ~~JgJ_.~!?5m~crata~, 
"alilfoaaecuada _ SQUWJ;l!l .• ~~Q§..,.f..Q!IDJ.9.fat.a.~Jl.Jas •• extrañas.. .. i:eaccianc:L.~~s 
masas alemanas.20 Franz Neumann se ve forzado a explicar el fracaso de los co-
~stas pa;~Wmente, en razón de «su incapacidad para valorar correctamente 
los factores psicológicos y las tendencias sociológicas actuantes entre los obreros 
alemanes ... ». Además, adscribe a una declaración sobre la fuerza política limi­
tada del Reichstag la_ observación reveladora: «La democracia pudo haber sobre­
vivido igualmente, pero sólo si el sistema democrático de valores hubiera estado 
firmemente enclavado en la•sociedad ... ».21 Erich Fromm amplía esto, pretendien­
do que las tendencias psicológicas de los obreros alemanes neutralizaron sus prin­
cipios políticos, precipitando -en esa forma- el colapso de los partidos socia­
listas y de los sindicatos.22 
La conducta de amplios estratos de la clase media parec10 también estar 
determinada por abrumadoras compulsiones. En un estudio publicado en 1930, 
destaqué las excesivas exigencias de la masa de empleados alemanes, cuyo nivel 
económico y social era, en rigor, semejante al de los obreros, o aun inferior al 
de éstos.23 Aunque esta gente de la baja clase media ya no podía esperar la se­
guridad burguesa, despreció todas las doctrinas e ideales más en armonía con s~ 
condición, manteniendo actitudes que habían perdido todo contacto con la reali­
dad. La consecuencia fue el desamparo mental; persistieron en un tipo de vacío 
que se sumó a su obstinación psicológica. La conducta de la pequeña burguesía 
propiamente dicha fue particularmente notable. Comerciantes, pequeños propie-
19. Véase Rosenberg, Geschichte der Deutschen Republik; Schwarzschild, World in Tran­
ce; etcétera. 
20. Notable entre esos análisis es Horkheimer, ed., Studien über Autoritiit und Fami­
lie; véase especialmente, Horkheimer, «Theoretische Entwürfe über Autoritat und Familie», 
págs. 3-76. 
21. Neumann, Behemoth, págs. 18-19, 25. 
22. Fromm, Escape from Freedom, pág. 281 (existe trad. castellana en Ed. Paid6s). 
23. Véase Kracauer, Die Angestellten. 
18 
' ... 
tarios y artesanos, estaban tan saturados de resentimien!o que no quisieron adap­
tarse. En vez de comprender que su adhesión a la democracia podríá favorecer 
su interés práctico, prefirieron, como los empleados, escuchar las promesas nazis. 
Su sometimiento a los nazis estaba basado en fijaciones emocionales más que en 
cualquier consideración objetiva de los hechos. 
De tal maner ' la historia evidente de cambios económicos, de 
las exigencj_!L~.Q.Qfile.s....;y: de las maquinaciones políticas, existe 1ma historia secre­
ta que abarca las.J.endencias íntima~ del pueblo alemán La demostración de esa~ 
tendenciaU?Q~e alem¡ill p~!k; contribuir a la comprensión del po­
derío y de la ascensión de l:fuk¡. 
19 
EL PERIODO ARCAICO (1895-1918) 
1. PAZ Y GUERRA 
.'. .. 
, e:· 
_No fue hasta después de la Primera Guetra Mundial que el cine alemán 
cobró realmente istencia. Hasta entonces, su historia fue prehistoria, período 
. g<;ªico, insignificante en sí mismo. Sin embargo, no e e e1arse de tomar en 
cuenta. Durante ese período, especialmente durante el curso de la guerra, se con­
cretaron ciertas condiciones que dan razón del extraordinario poderío del cine 
alemán tras 1918. 
Teóricamente, el cine alemán arranca de 1895. cuando casi dos meses antes 
de la prim~a...k~hibjcjQ¡¡ pública de Lumiere. los hermanos Skladanoysky djergn · 
a conocer su Bioscop en el Wintergarten de Berlín¡ se trataba de fragmentos de 
escenas tomados y proyectados con un aparato de su fabricación.1 Pero este ante­
cedente apenas tuvo consecuencias; hasta 1910. Alemania careció virtualmente 
de industria cinematográfica propia. Las películas de origen norteamericano, ita­
.( liano y francés -entre ellas las de Mélies- conquistaron al público de los pri­
mitivos espectáculos bajo carpa (Wanderkinos), invadieron los nickelodeons (La- . ) 
denkinos) después de 1900, y luego se proyectaron en las pantallas de las pri- "1-­
meras salas cinematográficas propiamente dichas, que comenzaron a desarrollarse .: 
lentamente.2 El orgullo del mendigo era una película francesa de 1902, que pre- ._s 
sentaba a un noble mendigo parisiense que, después de salvar a una dama, recha- {, 
zaba altaneramente el dinero que ésta le ofrecía, porque anteriormente lo había j 
acusado de ladrón.3 j:.s_tas películas de airo nivel moral competían con las porno­
gráficas que, por supuesto, nunca guardaban conformidad con sus excitantes pro­
mesas. Entre 1906 y 1908, las películas ganaron en longitud y se incorporaron 
los títulos impresos. A causa de tales adelantos, esos años marcaron la inaugura- .. 
ción de muchas salas nuevas y la aparición de los distribuidores alemanes de ~ 
películas.4 
Oskar Messter, la figura más notable e~s escasos productores alemanes. 
de este período, no hizo ningún esfuerzo, en su autobio~rafia, para disminuir 
l. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 20; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 11. 
2. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 14; Kalbus, Der¿tsche Filmkunst, I, 12. 
3. Exhibida por Hans Richter en una conferencia en Nueva York, el 25 de mayo de 
1943. 
4. Messter, Mein Weg, pág. 98; Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, págs. 4-5. 
23 
1 
nineuno de sus méritos.5 Messter comenzó a trabajar en un modesto estudio ubi­
cado en la Friedrichstrasse de Berlín, posteriormente cuartel general de nume­
rosos productores de cine de menor importancia y discutible ética comercial. Es­
taba dotadodel afán investigador de los pioneros por experimentar y probar toda 
innovación. En una época en que aún eran raros 19s primeros planos, 1,!na de sus 
primeras comedias mezclaba tomas de conjunto de varias mujeres ciclistas con 
~rimeros planos de sus pierna~ agit.a.dM.._p!:Qf~.Qi!!l!<:n!R .•. ~~·--ªEt~c,~paba, _!:!.~ _\}SO 
_de la cámara predilecto entre los ªl~..!n.e.s...,:.I!lmJ:>ién M_esster promoy1ó l~ lllO<ͪ ~~ 
los «filmes sonoros». Originarios de Francia y EE. UU., esta especie floreció 
en Alemania entre 1908 y 1909. Pn tenor caracterizado CQ.tU9.l>J!S adee1,1adª~.J. __ d<!. 
pie frente a una tela pintada, simulaba ca~!~i--~~~!1d°-j~.2i!}fron!~~~- .l~S. . .1!1.~~i­
mientos de su poca con un g!~2Jon2.~Y.l!$1· Además de arias de grandes óperas, 
canciones folklóricas y parodias musicales, se podía escuchar a Otto Reutter, in­
comparable artista de cabaret, cuyas canciones expresaban una sintomática crítica 
de la vida con humor amargo y ágil. Durante la feria de París de 1900 ya se 
habían exhibido filmes de esta naturaleza, pero resultaron demasiado costosos y 
complicados para que se continuara con ellos.7 Es indudable que la circunstancia 
particular que se daba en, Alemania derivaba de su tradicional predilección por 
todas las formas de expresión musical. 
J2urante toda esa época. el cine tenía los caracteres de un chico de la calle; 
una criatura sin educación, 'que corre alocadamente por los estratos inferiores 
de la sociedad. Mucha de la gente cautivada por el cine jamás había presenciado 
con anterioridad espectáculos~ artísticos; otro sector fue atraído al cine desde el 
teatro. Hacia 1910, el teatro de la ciudad provincial de Hildesheim informó 
haber perdido el 50 por ciento de su clientela, que solía ocupar los tres tipos de 
localidades más baratas. Los circos y espectáculos de variedades también se la­
mentaron de la misma forma.8 Las salas cinematográficas, atracción para obrerQ.S 
'óvenes vendedoras, desocu ados, holgazanes ente rarª. tenían..mala...i:epntaci6n-
Proporcionaban as1 o para los po res 'l un --~fus12.J?..ªXª_l<>.L~ºªmorados......Y~_Qc-ª­
Síonalf!!..~l]:t~ .• -lm.ª--ªls4n...ig~ele~t_u~l. ~!-'.!~a,\liado .. 
En Francia, la liberación del cine de las ataduras culturales y prejuicios inte­
lectuales permitió prosperar a artistas como Georges Mélies o Émile Cohl, pero 
en Alemania el sentido cinematográfico no pareció animarse. Entonces, después 
de 1910, en respuesta a un movimiento iniciad<? en Franc!!,. esa libertad desapa­
reció. El 17 de noviembre de 1908 la compañfa francesa de cine Film d'Art, 
recientemente fundada, dio a conocer L'assassinat du duc de Guise (El asesinato 
5. Véase Messter, Mein Weg. 
6. Esta escena está incluida en el film de S. Licot, Quarante ans de cinéma. Véase 
también Messter, Mein Weg, pág. 98. 
7. Ackerknecht, Lichtspielfragen, pág. 151; Zaddach, Der literarische Film, págs. 14-16; 
Messer, Mein Weg, págs. 64-66, 78-79. 
8. Zimmereimer, Filmzensur, págs. 27-28; véase también Altenloh, Soziologie des Kinos. 
24 
del duque de Guisa), ambiciosa creación protagonizada por miembros de la Comé­
die Fran~aise, con acompañamiento de música de Saint-Saens.9 Este fue ol primero 
de innumerables filmes que habrían de ser confundidos con obras de arte porque, 
pretendiendo investigar posibilidades cinematográficas, imitaban al teatro y adap­
taban célebres producciones literarias. Italia siguió el ejemplo francés, y la pantalla 
norteamericana prefirió a actores famosos en obras teatrales famosas. 
Lo mismo ocurrió en Alemania. Los más destacados entre los directores, 
actores y escritores teatrales comenzaron a mostrar interés por el cine, después 
de haberlo despreciada coma 1m medjo joferjqr, Su cambio de QJ>inión debe atri­
Q_uirse,. en. parte,. .. aLfetYPt...uil~.!9.n..~.t.<L..d~.Jl.~el gwi pmmo.t2Ul~l 
primitivo cine alemán que, bajo el sortilegio de la nueva actriz del cine dané~, 
~-~·~ª _ NielsEn t. pr()_c_l!l.~Q_fu.:!!:.srn~JL~Lfa.!Y..rn ,~artífiligu;ld.J;~,. Encabezó. la Pro­
jektion-A. G. Union, que gradualmente aumentó el número de salas cmemato- -
gráficas y se dedicó a la producción de películas, aun antes de la guerra. A fin 
de promover el cine, Davidson entró en contacto con Max Reinhardt, el principal .._, 
productor teatral de Berlín y, alrededor de 1911-1912, participó en la creación 
de una entida.d_gue habría de regular las relaciones entre los cineastas y los dra-
..J!!!tturg.~Claro está que la perspectiva de ventajas tangibles influyó para ablan~ 
dar la resistencia de mucha gente que había sido hostil al cine. Jóvenes actores 
de teatros berlineses se mostraron dispuestos a ganar algún dinero extra en los ~ 
estudios. A su vez, los directores teatrales aprovecharon para reducir la paga 
de esos actores; y, aún más, comprendieron -no sin satisfacción- que los tea­
tros podrían atraer así a los cinemaníacos, ansiosos de adorar de cuerpo presente 
a sus favoritos de la pantalla.U 
.La admisión del cine en d reino de las artes oficialmente sancionadas rojo; 
cidió con la evolución de una industri,!! cinepiatográfi~.a...a.YtQ~tQDll, Durante los 1 
Óltimos cuatro años Jela pr~g~ra ~e construyeron grandes estudios en Tem- -\ 
pelhof y Neubabelsberg, en las inmediaciones de Berlín, en terrenos reservados 
hasta hoy para la producción de películas; estudios cuyas vítreas paredes inter­
cambiables posibilitaron la combinación del trabajo en interiores y exteriores 
practicado en esa época.12 Todo parecía brillante y prometedor.-Él Y.!~~ 
Reinhardcemp~zq Jl __ Qi1igiJ:._pelíc.1,1JJls. Hugo von Hofmannsthal escribía una «pie­
z-;·-¡;~írica», Das fremde Miidchen (La muchacha extran;era),13 uno de los primeros -
filmes fantásticos que pronto se constituirían en una institución alemana. De la 
comedia de Arthur Schnitzler, Liebelei (Amoríos), a la anacrónica novela de la da-
9. Bardeche y Brasillach, History of Motion Pictures, pág. 42. 
10. Boehmer y Reitz, Film in Wirtscbaft und Recht, pág. 5; Davidson, «Wie das deut­
sche Lichtspieltheater entstand», Licht Bild Bühne, págs. 7-8; Diaz, Asta Nielsen, págs . .34-.35; 
Zaddach, Der literarische Film, pág. 2.3. 
11. Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 1.3. 
12. «25 Jabre Filmatelier», 25 Jabre Kinematograph, pág. 66. 
1.3. Realizada en 191.3. 
25 
se media, Eva, de Richard Voss, J.Rt;~<?!L.P.9f-ª.~.1ª~·-ºb.IaL.O.Otabl.~.~ ... qµ~ )!l.1?.!!~.Wl.ª­
d~ lask>. 
.&..w_ea.r.dac.ióJLQtl..j;:jm:_~cm .. litei:atura de calidad resultó, tal como era 
de es erar un desatiQQ... La gente de teatro, tradicional~~nte adherida ~ las ·roo- -
dalida es del escenario, era incapaz de captar las leyes diferenciantes de la nueva 
materia cinematográfica. Su actitud frente a las películas era de condescendencia. 
Las recibieron auspiciosamente, como un medio para realzar el arte de los acto­
res y, además, como una gran oportunidad para popularizar las producciones 
teatrales. Para ellos, el cine significaba simple y llanamente un nuevo escenario. 
En el verano de 1910, la pantomima de Reinhardt, Sumurun, fue llevada al 
cine, en una película que aburrió plenamente al público, malgastando 2000 me­
tros de celuloide con una exacta transcripción de la obra teatral original. 
-1os llamados reformado~s_g~J..sine . .lKin.oi:e/or.wbew.egun.g.),__j.unta.....con...las 
.f!SOkÍIJcioqes de ll!ª~l>..U:.QA....SO<;kd,a_d~_i,!;_1;!.LLtoduJasL_c;l_~QajQg~~--W!! .. P~~e-
• .ID!Í.11.D.-~ culturalq, ejercieron análoga influencia. _R!;~.<i~~J?J?.. en adelante, 
esos grupos reaccionarios J?Lf!!!!Diks.tar.onr. pa,ra.jg~t!,fis11L ~hl. <!:K.i.~.t_c::i;ici~_, .. <?P.9~.i_én­
@~e a la inmoralidad de las películas y denunciándolas como fuente de . corrup-·----.. ·-···----r"T<----·-· .. ··-··-·--·--·---····---·--·-- ... __ ........... ,,_ ..................... .. 
_c;iQ.u..de.Ja juventua. es patente su semejanza con las Ligas Puritanas de EE. UU. 
Sin embargo, el movimientó alemán difería de todos los similares del extranjero 
en que manifestaba una deliciosa indignación por el descuido con que el cine 
trataba lasobras maestras de la literatura.14 En 1910 sucedió que la película Don 
Carlos suprimía dos personajes importantes del drama de Schiller. Para los re­
formadores del cine, eso cons¡ítuía un crimen. Todo film «literario» no tenía 
sino una obligación: preservar la integridad total de su modelo. ¿Estos porta­
voces de la clase media educada protegían a Schiller tan ardientemente en defensa 
de los fueros del arte? La literatura clásica gozaba de temible autoridad y, al de­
fenderla, prosternábanse ante el deseo alemán de servir al poder establecido. Al 
hostigar a la industria cinematográfica con sus protestas culturales, los reforma­
dores del cine sobrevivieron a la guerra y continuaron estigmatizando lo que con­
sideraban basura en las películas por medio de innúmeros folletos, invariable­
mente revestidos de terminología metafísica. 
.~fa¡;tunªdam~nte..J..osk1~.-esos •.• ~f.uerzo:1 .. P-ª.rn_.i;eforl!l_~L!:] __ cjg(! •.. lli:.t.al>trándolo 
.í!Ln.l.1!!!9R .. tl~L..!~~l!t_o ... Y.Ja. litetatura,..desper,taron .el ~sq~pticismq_ 4.e Jq~ .. l!.~P~~tos 
:1 .chosaron con la saludable indiferencia. de_ las masas. Los espectadores rechaza­
ron la ~~;~i6~-'fiI~ad-;}d~-Süm;r~;;"por-·;;;_-;·t~t~i' f~Ít; .. ¿~ detalles y primeros planos, 
que podían encontrarse aun en las películas comunes. Desalentado por esa reac­
ción, el poeta alemán Ernst von Wolzogen desistió de escribir libretos cinemato­
gráficos, en razón de que la multitud sólo aplaudía lo trivial._~! públ_icq_ prc;:fc;:i;!¡,i., 
U§~§..S!~:Y.~da~_a9.@.!Jl.~iQQ~J~rod.l.!sción_~orr!~!.1!~<:kJilm~~J:ü§i~r~L~q_s __ Y. .rn~IQ.Qia-
14. Para un análisis del cine con pretensiones artísticas y de mentalidad literaria, así como 
de los reformadores del cine, véase Zaddach, Der literarische Film, págs. 17, 22-29, 30-33. 
26 
.Jilas 91:!.<:.t __ d(!. ~~E:~-~_.l?.ti.~!ti.y9_._t!l!.tªbªn...!S™-12.QP.Ulares. De aquella época•1s6lo 
nos quedan algunos títulos y fotografías; pero puede suponerse que esos filmes 
más bien eran equiparables a los ejercicios de un estudiante que aún no ha apren­
dido a expresarse con facilidad. 
J~n..121.L:m.tgi~..m.o.J.as..p.clículas de detectilles.. género obviamente inspirado 
por el ciné-roman francés, popularizadas en EE. UU. durante la guerra.15 El pri­
mer detective alemán que protagonizó una serie de filmes fue Ernst Reicher, en el 
papel del sagaz Stuart Webbs, quien, con su gorra puntiaguda y la inevitable pipa, 
lucía todas las marcas de fábrica de Sherlock Holmes. Dado que gozaba de in~ 
mensa popularidad, muy pronto fue seguido por competidores que trataron vana­
mente de eclipsarlo. Se hacían llamar «Joe Deebs» o «Harry Higgs», estaban en 
excelentes términos con Scotland Yard y vivían a la altura de sus nombres in­
gleses, pareciendo exactamente gentlemen modelados por un sastre londinense.16 
:g_s .cJig!l_~~-~~~!!.l!i.L'!IJ..~...mien.u:as ftance.ses }l ontteameticanos tenían éxito 
~n cr~ar. l~ .~~f!t,r_!l.P!rJig¡L_QJl.<;.tQ.ll-ªL4.e~lJJ..9Y..etipo d.s,_ CQJlan Dgyle, la wns;epcwo 
alemana deLgran...dete.c.tiv.e.Jue sigoifü:atiyameote la d~ un personaje inglés, Est<¡? 
podría. expfü:a.~s.e .P9L1ª .... s.~h9..tdiJ!~ción del d~e clásicQ, a la_democrada Hbe­
J:'~L Aquél, el sabueso solitario que por medio de la razón destruye las telarañas 
de las fuerzas irracionales y logra que la decadencia triunfe sobre los instintos 
oscuros, es el héroe predestinado de un mundo civilizado que cree en las bendi­
ciones de la inteligencia y libertad individual. No es un mero accidente el hecho 
de que su majestad el detective esté actualmente desapareciendo tanto de la no­
vela como del cine, para dar paso al rudo «investigador particular»: pareciera 
que las posibilidades del liberalismo estuvieran temporalmente exhaustas. 
D.aclo_g~~J.9.~- al~manes jam¡l:¡ bao llegado a un régjm~11 demoi;rátjco, llQ hao esta­
..s!Q.J~P.-.c.op_gi!';,!QPJ:LQL~Qgend!ar una versión proeia ds; Sbeclock Hglmes Sjn -. 
$!1!1P.?!8º.• ~.Y . .h<?.1,19ii._p_~rcepci~!L<Je la vida en el extranjero lgs capai;it6 para iOZªt 
del mito encantador del detective inglés. 
• . - • ~•. ,,~ ,., "q - -· , ........ -.~ ... - ... ....,,.. ............... ._ ............. 
Pese a la evolución de la producción nacional, las películas extranjeras con­
tinuaron inundando las salas cinematográficas alemanas, que desde 19li se ha­
bían multiplicado sin cesar.17 En Leipzig se inauguró un nuevo palacio Lichtspiel, • 
con el estreno de Qua V ad is, espectacular film italiano que la prensa recibió con 
críticas sólo adecuadas para una verdadera obra teatral.18 Hacia finales del período 
de posguerra, los filmes daneses fueron ganando en influencia, en gran parte a 
causa de Asta Nielsen, y atrajeron al público alemán al concentrarse en conflictos 
psicológicos desarrolb.dos en escenarios naturales. El éxito de los westerns nor-
15. Jahier, «42 ans de cinéma», Le role intellecftlel du cinéma, pág. 26. 
16. Kalbus, Deutsche Filmkunst, 1, 39. 
17. Jason, «Zahlen sehen uns an», 25 ]abre Kinematographe, pág. 67. 
18. Olimsky, Filmwirtschaft, pág. 21. 
27 
.J 
) 
) . 
1 
teamericanos fue particularmente arrollador._Broncho Bill y Tom Mix conquista­
ron los,,corazones de lajuventud alemana, que había devorado, volumen tras volu­
men, las novelas de Karl May desarrolladas en un Far West imaginario y plaga­
das de tribus indias, carretas entoldadas, traficantes, cazadores, hazañas y aven­
tureros. Para los adultos, asentados y juiciosos, era inexplicable el encantamiento· 
ejercido por esa falsa literatura sobre los adolescentes, pero éstos lloraban lágri­
mas de deleite cuando el noble jefe indio Winnetou, cristianizado, moría en los 
braz()S ,Pe. su amigo Old Shatterhand, un desfacedor de entuertos, alemán por su­
puesto~. Por sus' modos. sencillos y sereno aspecto, permanente actividad y hechos 
he_roicos,, el. COtl!kP.Y · del_siE~-nort~.!lJ!!~ricª!.19 tªm}?jfJ:.L~Í.Lª ¡nuchos in~el~f-
. !!;!~~es aJc;manes ir~Iutos y_sles~!!ldos. Mentalmente desconcertada, la jp­
l!lltgentsia acogió de buen grado las pueriles simplificaciones de los westerns la 
!!~a en ue el héroe no tiene sino un solo claro camino a se uir. De la mi:~·a 
manera, al ec ararse a guerra, muchos jóvenes corrieron entusiastamente a in­
corporarse a filas. No los movía tanto el patriotismo como un apasionado deseo 
de escapar de una libertad difícil y hallar una vida sujeta a presiones compul­
sivas. Deseaban ser mandados. 
Además de los W!!J!rnJ..¡, 12or aguellos ~.Qta.Qa,n..~!!.-1:?9..&~m.~was .P~~Y.~§ 
protagonizadas por Max Linder, Fatty y Tontolini. Igd~_~Jas cats;g9_i;fo.§ . . 4~J.P.4.-
_bllca....cinema.t.ogtáfic.:o participabao de la risa, gue __ aquéllos Erovocab~!l.:-1.9 .. L.ªle­
manes fil!Staban de esa clase de diversión visual. Por lo tantOJL!J!Y.Y'"§9JPf~n­
~nte,_qys ell.q~- ~ismos fue~an totalmente in_s_a,Q.a,~.~.LQ.~J2!'QQ!!f!LJUJ.LCQ.@J:W.!1- ... 
.P.9.~ Ya en 1921; un escritor alemán explicaba lisa y llanamente que 
los alemanes carecían de ideas cinematográficas cómicas, y admitía que, en cam­
.). bio, los franceses y luego los norteamericanos habían aprendido a explorar dicho 
dominio con maestría.19 
.) . 
Esa extraña deficiencia puede conectarse con el carácter de las viejas bufo­
nadas cinematográficas. Cayeran o no en la comicidad gruesa, invariablemente 
exponían a su héroe a toda clase de traspiés y peligros en tal forma que, para 
escapar, dependía de una sucesión de accidentes fortuitos. Al cruzar la vía del 
tren, éste se aproxima, amenazando con aplastarlo, y sólo en el último momento 
de su vida se salva al cambiar el tren de vía, invisible hasta ese momento. El 
héroe, individuo buen~>, desvalido, que jamás dañaba a nadie, superaba los tran­
ces de un mundo gobernado por la casualidad. La comedia se ajustaba, en esa 
forma, a las condiciones específicas de la pantalla; el film, más que ningún otro 
medio, puede indicar las contingencias de la vida. Era un verdadero tipo cine­
matográfico de comedia. ¿Proponía alguna moraleja? Se ponía de parte de los 
cerditos en su luchacontra el gran lobo feroz, haciendo de la suerte el aliado 
natural de sus héroes. Esto, incidentalmente, complacía a los pobres. La tradi­
cional ideología alemana que tiende a desacreditar la noción de suerte en favor 
19. Mollhausen, «Aufstieg des Filmsi., Ufa-Bliitter. 
28 
de la de destino explica que aquel tipo de comec,lia, basada en la casualidad y-un 
ingenuo deseo de felicidad, fuera inaccesible para~~s. Est9sJl!n ·desatro­
llado un. ~~~or_ p~~.Q.~Q_q~4~c;j1u~Ungenio_.~J.a.JtOJÚa._y_na...deja:lu~J2~J 
~rsonajeLfQ.@-ª42L~u suerte. El de ellos es un humor emocional, que trata 
de conciliar la humanidad con su condición trágica, y no sólo hace reír con las 
curiosidades de la vida, sino también comprender, por medio de esa risa, su fa~a­
lidad. Esas tendencias eran cll![o....~tá incgmp.atible~ coo las actitudr, latente:¡ 
------··_,-~.-·M-~ ~ f• • ''> '' ' 
en las_!l.~!J-JaGÍ!>P.~~!i,.Se u.v Bustei:J~~atQP.. Q YU Harold Llowi Exj¡u:, adewá~/1 1~~. 
íntima interi:!!lació.n __ entre hábitos ioteki::tuals:s y lgs . moyjmis;.otps . dd '~tpoi. 
A~~;·;de·
1
-sus_ cree.n~li.t.!i.JQUSt.2t~LJÜ.emanes deben ,haber·. ~entido gus: ·.9q;~ 
.seiañ:':éCtl.po~-ápi:~PiaAº-pa.i:a._gag¡..}( gestos ss.:meiante12 a ws de l9s comedian\~: 
del .fl!l:~--º·9~.!~-~E}~!E.!.112:- ._, . •. ' 
Comenzó la guerra. No sólo parte de la juventud alemana, sino también. el 
~~..r.e.fQ_rmadores del cine creían firmemente gue la gqerra daría A ·su viga 
g_ris _yp ;;ep._tiQ9J..l~.2_X maravilloso. El prefacio de Hermano Hiifker a su libro 
sobre el cine y las clases 'CUitas es clarificador al respecto. Fechado en setiemb~e 
de 1914, ensalza la guerra como un medio seguro para llevar a cabo los nobles 
designios de los reformadores del cine y, finalmente, se vuelca en uno de esos 
ditirambos belicosos, usuales en aquella época. «Quiera (la guerra) purificar nues­
tra vida pública así como un trueno limpia la atmósfera. Quiera permitirnos 
volver a vivir y darnos ansias de arriesgar la vida en acciones tales como _lo· 
ordena esta hora. La paz se ha tornado insoportable.» 20 Hafker y sus semejan­
tes habían entrado en el frenesí. 
~I) _ _rig9_~....ll!...eaz había prese_nciadQ la c;;¡faj:¡ de la ioduatria dnewatggráfu:a.. 
alemana. La producción doméstica era demasiado insignificante para competir con 
Ias ... pctkulas extranjeras que inundaban las salas de exhibición, que habían pare­
cido aumentar con el único propósito de absorber el aporte extranjero. Las pe­
lículas de Pathé Freres y Gaumont inundaron el mercado alemán. La Danish 
Nordisk llegó al extremo de arruinar la Projektion-A. G. Union de Davidson.
21 
.. ka._g_~er~}!1.~ir.!!2_ los términos de la difícil sit~ación, li?erando drástica: 
men!!!.Ja . in-au~lXÜUJ.;t.cio.nacaeLpeso de la roropmnc1a e.1tramera. Después de 
haberse clausurado sus froi;iteJ:a.§_....,AkmlUlia...qucd.ó · ,n c;¡clysW,dad pata ~u§· .J2rO­
,p~~- pro4~s~.Ql;~~-"~c!Q;fil';i.Q~cos, ~nfrentados ahora con el problema de satis·. 
f;g:_er poi::_.~lmismos.Ja. demanda interca Esta .. ~mu... Sumadas a las salas 
·de exhibición ya establecidas, se crearon numerosas más para los militares, cer· 
canas al frente, que exigían permanente abastecimiento de películas nuevas. Fue 
una feliz coincidencia que, inmediatamente antes de la guerra, se habilitaran 
20. Hafker, Der Kino und die Gebildeten, pág. 4. 
21. Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, pág. 5; Kalbus, Deutsche Filmkunst, 
I, 23. 
29 
estudios grandes y modernos. Comenzó una ola de euforia1 y con inc!~~!~.!~L 
d$z afloraron riuevas compañías s;inem.~caj. De acuerdo con una fuente apa­
rentemente digna de crédito, el número de esas compañías se elevó de 28 en 1913 
a 245 en 1919. También florecieron las salas cinematográficas, cada vez más lujo­
sas. fue,~Q de: sucul~!!ll?! diyJ~n.4.QkLa clase media comenzó a prestar 
alguna a~cnción al cine.22 
D,e tal f~a le ~~9l!'si:.ida...al.cine .. alemán •. una..9.PQn.uni.cl.!J.d .. :tJ!li.9E.-~<~ .. J.Qrnó 
.JlU.QnQmQ.; ya no necesitó emular la producción extranjera para mantener su valor 
- de mercado. -~~.....J?.9.S!!ía l'.~~~!!,~,. ;qJ:l.~.._t;n :~-~-ª~--i;~~Y..!!§.till!S;ias ,.Íi1.Yºt!!~.!~s.,¿lem~?,i~. 
J?Y.QQ.Ji-ªber logrado crs:iu: .Yll ctne t,'ltoPlQ de ~r.dadt:.t.a....catá~ier nacional. Otros 
países lo hicieron. En esos años, D. W. Griffith, Chaplin y C~~iT'B:·n-;-Mille 
dieron cuerpo al cine norteamericano, y la industria sueca cobró forma propia. 
Pero la evolución alemana no fue similar. De octubre de 1914 en adelante 
Messter sustituyó los noticiarios de preguerra de Pathé Freres, Gaumont ; 
Éclair por semanarios filmados que reflejaban diversos sucesos de la guerra con 
la ayuda de tomas documentales. Estos boletines ilustrados, difundidos tanto 
- entre los países neutrales como en la patria, eran completados con películas pro­
pagandísticas, en las que e~tras vestidos con uniformes británicos se rendían a 
valientes tropas alemanas. El gobierno apoyaba películas de ese tipo, como medio 
de hacer que el pueblo persistiera en el esfuerzo. Posteriormente, en el curso de 
la guerra, el Alto Mando ordenó que operadores escogidos participaran en las 
acciones militares. El propósit& era obtener material gráfico impresionante que 
sirviera tanto de propaganda como de documento histórico. Un rollo filmado 
desde un submarino, que detallaba desde muy cerca el hundimiento de- buques 
aliados, obtuvo mucho éxito.23 Pero en forma alguna estas actividades cinemato-
"-::. gráficas eran exclusivas de los alemanes. Los franceses tenían ideas similares acer­
ca del uso de los documentales de guerra y los realizaron con idéntico afán.24 
_É.!!..<:L t.~rre~o de las películas de ficción, las pantallas refleja_r.2~ ... <:!int~9~.~ks_ 
de dramas, melodr~ 1 COl,!!~§._y __ fa.t&.!!.:LP-at.ti.6.til:as..-,naderías..sobresaturadas. de _ 
novias, banderas flameant~:a.,_9.fi.ciale§.._w;hua.s.,_se.nti~o.s y humQ.r 
..de cuartel. Cuando, hada 191,2,..,g bizo obvio qu~illa guerr~.cl~oyimkg­
tos . se había conve¡tido ¡!n una gi:erra de eos~-~l!.J~J.Q§_t.e;?.1,,1ltªdo_s., el 
público S(! negó, aparentemente, a seguir tragándose los caramelos patrióticos. 
Sobreving_ug,Jnarca.illl_cambio eJl_los tel!l.-ª..LQ~ diver.~i.Qn. Las numerosas películas 
'<;::;;> que explotaban el patriotismo fueron desalojadas por otras con argumentos de 
22. Boehmer y Reitz, Film in Wirtschaft und Recht, págs. 5-6; Olimsky, Filmwirtschaft, 
págs. 23-24; Jason, «Zahlen sehen uns an», 25 Jabre Kinematograph, pág. 67; Bardeche y 
Brasillach, History of Motion Pictures, págs. 135-136. 
23. Rohde, «German Propaganda Movies», American Cinematographer, enero de 1943, 
pág. 10; Ackerknecht, Lichtspielfragen, págs. 21-22; Messter, Mein W eg, págs. 128-130 
24. Bardeche y Brasillach, History of Motion Pictures, pág. 93. 
. 30 
días de paz. Al recobrar parte de sus intl!reses normales, la gente se adaptaba 
así a la guerra estabilizada. • 
Surgieron muchas comedias que transferían a la pantalla conocidas obras 
de la escena con actores teatrales populares en Berlín.~ afer¡atpn a tjpgs tan. 
estereotipados como .. eLte.nie.m_~....Q!ll§Ífil.12...9 la adolesq;nts:: Y. _o¡in~ipalmen1C· ce-
4~~~-~~!l-l~~§.i!!a,Ldi~t§i.ó.i;1~uat .fü.9§!. Lubitsch comen¡Q sy asomb¡o~a carrera 
~_tl_ cal!!.2º de ~tª-~C-º!ll~qia~ füdw~. Insatisfecho con papeles teatrales me­
nores en dramas clásicos, este actor de Reinhardt encontró una salida para su 
ingenio vivaz y su agudeza, haciendo de cómico en farsas cinematográficas. En 
una de ellas hacía de aprendiz judío, empleado en un negocio berlinés, que siem­
pre a punto de ser despedido, terminaba por convertirse en el yerno del patrón. 
Pronto le gustó dirigir comedias de un rollo. Aunque, bajo los nazis, Kalbus denun­
ció a Lubitsch por desplegar «un descaro totalmente ajeno a nuestro verdadero 
ser», el público alemán contemporáneo no se sintió en manera alguna escandali­
zado, sino que gozó a sus anchas con el actor y sus filmes.25 
.__Ll! ... .8~~.tr.~ .. !.19 ..• c;QQ§!g_'=!!QJUt.tQ.dw:ir.....modificaciPDCSJÓtrues¡ tampoco engs;n­
_q~Q __ ningún_. tipo __ n_9~v.q .. de~pdkula,...conJa exce1.2i:.ió.o tal vez de un CSlWYDtQ 
si~ ~~J;~;Ües.... barato.s.,. con la presentación de algunos favoritos del público como 
Fern Andra y Erna Morena.26 Los productores alemanes de cine continuaron ex­
plorando vetas abiertas ya previamente en intentos de preguerra y, en el mejor 
de los casos, se limitaban a interpretar nuevas variaciones sobre un mismo tema. 
Ocasionalmente, con seguro instinto, se lanzaron sobre scripts que más tarde 
fueron utilizados una y otra vez. Durante ese período se llevaron al cine novelas 
pasadas de moda y dramas, teatralmente efectivos, de Sudermann.27 Las películas 
abundaban en suspense dramático, buenos papeles y un enfoque burgués; también 
en detalles realistas, y ofrecían un cuidadoso panorama de la melancólica Prusia 
oriental, cualidades que las hicieron atractivas por muchos años para los pro­
ductores cinematográficos. 
_fü~Jg__h_!!Sjª__eLfinaLikJ.Lgu.erta s~ tirQm1kum los hechos que causaron el 
nacimientQ._deLcine...alcmán..-.ptopiamente dicho,. si bien resultaron realmente efec­
tivos en razón de un proceso global previo a su aparición. Aunque este proceso 
careció de un fuerte impulso y de resultados notables, estableció --de todos 
modos- los fundamentos que permitieron el surgimiento de las soluciones. 
La contribu_ción ... dedsiv.~ñGS-<le-guerra y de preguerra para los tra­
Q!!iQ.s_futur.os .la.cQnstituyóJa .. pr~pa.r~~ración de .ilf;;tQte:;, cms;r~­
dores, dir!!ct_orr.:;s .Y J~cl).Js_o;:¡. Algunos de esos veteranos continuaron trabajando 
en la época de Hitler, entre otros Carl Froelich, destacado director que no tuvo 
dificultades en ocupar una posición clave en la industria cinematográfica alema-
25. Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 34. Kalbus ~e ocupa ampliamente de la producción 
alemana de guerra; véase págs. 18-19, 32-37. 
26. Ibíd., págs. 25-26. 
27. Zaddach, Der literarische Film, pág. 34 . 
31 
... , 
'-....) 
·~. 
¡ 
,,1 
na. Ingresó en uno de los estudios de Messter como electricista, luego manejó 
una cámara y, ya en 1911 o 1912, comenzó a dirigir películas.28 
Muchos otros practicaron realizando películas, olvidadas hace mucho tiem­
po. Aprendieron de sus propios errores. Emil Jannings también él notable en la 
Alemania nazi, describe así su debut como actor d~ cine durante la guerra: 
«Cuando me vi por vez primera en el cine, sufrí una impresión desoladora. ¿Real­
mente parecía yo tan estúpido como todo eso?».29 
. .Ja~j?gs fue sólo uno ,de los n~merosos actores. gue realLzaroº-~ apren-_ 
$za1ebásico durante s;l Qs;t&QQQ arcaico . .,Lodos . ellos integrarían posteriormente 
_µna. espc;cje de compañía ds. actores.. Así, el;epartó-é:le todos ToS-filmes pre~­
tado~. en Alemania incluiría miembros de esa «corporación», que a pesar de 
ad~ttlr permanentemente nuevos reclutas, conservaba intacta a su vieja guardia. 
~ientras que Hollywood cultiva «estrellas» más que equipos o ·conjuntos, y el 
ci~e ruso usa frecuentemente a no profesionales para sus películas, el cine ale­
man se basa e~ un cuerpo permanente de actores y profesionales muy discipli­
nados que se a1us~an a todos los cambios de modas y estilos que sobrevengan.30 
Haber conocido actores, familiares al público cinematográfico contemporá­
neo, en un pa~ado que ya es historia, es una experiencia pavorosa; lo que una vez 
fue nuestra vida ahora está archivado, e inconscientemente nos sentimos despla­
zados. No fueron lós antecesores de Werner Krauss o Albert Bassermann los 
que ocuparon las pantallas, durante la Primera Guerra Mundial, sino ellos mis­
mos, figuras irrevocablemente ajenas a nuestros días. Una de las actrices fue 
Henn~ Porten, que -rara ,excepción- comenzó su carrera cinematográfica sin 
expenencia tea~ral ~lguna. Desde 1910 en adelante, esta rubia ingenua, muy pon­
der~da como .upo ide~l. de la mujer alemana, se mantuvo en el favor popular, 
haciendo con igual facilidad papeles cómicos y trágicos, vulgares mujeres de cam­
pesinos y damas delica~as.31 Otra figura de aquellos viejos tiempos fue Harry Piel, 
llamado el Douglas Faubanks alemán. Apareció hacia mediados de la guerra como 
héroe de Unter heisser Sonne,32 película en que dornaba varios leones (deÍ circo 
Hagen?eck ,de Hamburgo). Desde sus inicios, Piel parece haber sido fiel al tipo que 
persomficana en el futuro: el de un caballero temerario que sobresale en derrotar 
a criminales ingeniosos y en rescatar a niñas inocentes. Cuando aparecía en traje 
de noche corporizaba la ilusión que una niña inmadura tiene de un perfecto 
28. Messter, Mein Weg, págs. 57, 99 y sigs. 
29. Jannings, «Mein Werdegang», Ufa-Magazin, 1-7 de octubre de 1926. 
30. C. A. Lejeune, escritor cinematográfico inglés, comenta este asunto en forma inte­
res~t~. La comp.añía alemana d~ actores, dice, «está bien para la manera de ser alemana y 
ser~ siempre el tlp? para cual~,uier sector del cine que trabaje sobre la base fantástico-psico­
l6gica, para cualquier produccion que construya todo partiendo de los materiales de estudio 
en vez ~e rescatar algún significado de la materia prima que ofrece la vida». Lejeune Ci-
nema, pag. 142. ' 
31. Kalbus, Deutsche Filmkunst I, 19-21. 
32. Ibíd,, págs. 89-90. , 
32 
caballero, y el encanto juvenil que irradiaba era tan dulce como los caramelos 
coloreados que, en las ferias europeas, constituyen el. deleite de los niños y 
los estetas decadentes. Sus películas estaban hechas al estilo simplista de las 
novelas baratas y no en el matizado de los conflictos psicológicos; en ellas se 
reemplazaban los resultados trágicos por los finales felices y, en general ofrecían 
una variación alemana de los melodramas angloamericanos. Estos sub~roductos 
brillantes y placenteros se yerguen aislados sobre una masa de sombríos produc­
tos «artísticos». 
.b.~.P-~~idad más fai,¡¡;jo¡mts: de la épo¡;a primjtjya fue la QCtriz danesa 
fü.t.~ ... N~ En 1910, después de años de triunfos teatrales, hizo su debut ci­
nematográfico en Abgründe (Hacia el abismo), película de la Copenhagen Nordisk 
dirigida por su esposo, Urban Gad. Este film, singularizado por su longitud entonces 
desusada, no ha dejado otra huella que algún comentario entusiasta; se conservan 
algunos fragmentos demostrativos de la aptitud de la estrella para la pantomima, 
signo de su predestinación para el cine. Convencido de su futuro, Paul Davidson le 
ofreció a Asta Nielsen sueldos y condiciones de trabajo fabulosos si ella accedía 
a poner sus dotes a disposición de su compañía, Union. Ella aceptó, se instaló 
en Berlín y, alrededor de 1911, comenzó a aparecer en películas que durante la· 
guerra hicieron que tanto los soldados franceses como los alemanes pegaran sus 
fotografías en sus refugios del frente. Lo que ellos sentían oscuramente, Guillaume 
Apollinaire lo expresaba con un torrente de palabras: «¡Ella es todo! Es la vi­
sión de un borracho y el sueño de un solitario. Ríe como una chica totalmente 
feliz, y sus ojos expresan tanta ternura y timidez que no se puede hablar de ellos». 
-~~J.¡i .. ~~!.!2!ii._e.~<;~pdo.n.al enrigueció la 12amalla alemana en más de un sen­
..J..k!.Q..... &tL?.1:.1.~ _ _9?9..s.~ en gue la may91;.fa1 de lQs actores aiín adoptaban recursos 
ill!fl!1eJ.iA~t1--N'ielsen desp.kgó un innato sentid.e del cine Que no gudo sjUQ 
J.n~Qifil_l}~O:W.a~o.s.. Su conocimiento de cómo producir un efecto psico­
lógico determinado por medio de un vestido adecuadamente elegido era tan pro­
fundo como su perspicacia para los impactos cinematográficos que se expresan 
con los detalles. Diaz, su biógrafo, se maravillaba ante la confusión de objetos 
triviales acumulados en su casa, colección que incluía artículos semielegantes de 
ropas masculinas, instrumentos ópticos, bastones pequeños, sombreros deformes 
y batas imposibles. Ella le dijo: «Lo que estoy interpretando, lo hago en todas 
partes. Me gusta formarme una idea tan detallada de mis personajes, que los 
analizo hasta en sus últimos elementos externos, que son precisamentetodas estas 
pequeñas tonterías. Todas estas bagatelas son más reveladoras que las exagera­
ciones presuntuosas. Realmente construyo a mis personajes, y he aquí los ele­
mentos más decorativos, más efectivos para componer las fachadas». El mundo 
cinematográfico alemán sería incompleto sin los personajes que Asta Nielsen creó 
durante la era del cine mudo.33 
33. Diaz, Asta Nielsen, pág. 61. Para la cita de Apollinaire, véase Diaz, pág. 7. Véase 
también Mollhausen, «Aufstieg des Films», Ufa-Bliitter; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 15. 
33 
2. PRESAGIOS 
Cuatro piezas del conjunto de películas -arcaicas requieren consideración es­
pecial porque ant~ciparon importantes temas ·que ae~cieron el} _ _k__~guerra. 
Tres de ellas refle aron mundos fantásticos llenos de criaturas quiméricas, conse­
cuentes con las teorías cinematográ cas a emanas progresísiasde-esa época. Más 
de un escritor contemporáneo alentaba a los productores de películas de entonces 
a sustanciar las posibilidades específicas del cine, atendiendo no tanto a los ob­
jetos de la realidad, como a los productos de la pura imaginación. Hermann 
Hiifker -que había ensalzado la guerra como la salvación para los males de la 
paz- aconsejaba a los poetas del cine entretejer elementos reales e irreales. 
¡Los entusiastas de ia guerra gustaban de los cuentos de hadas: un auténtico 
fenómeno alemán! De ma~era semejante, Georg Lukacs, que luego cambiaría 
de esteta burgués a pensador marxista (en ambos casos yéndose a los extremos), 
escribió en 1913 que él consideraba al cine un equivalente de los cuentos de 
hadas y los sueños. 1 
El primero en lle~rn.r. a la ~a.las._.doctrinas_de_s~tc.mpQt.á.neo.s..lll!: 
J?aul :Vegener, actor de Reinbardt.....c.uya cara mogoL.ha.c_fa __ ..§QSP.<:cha¡:_Ja!! ... <:.~J~­
ñas visiones que lo obsesionaban. 2 Sus deseos de representarlas en la pantalla 
se concretaron en filmes que resultaron verdaderas innovaciones. Trasuntaban re­
giones gobernadas por leyes diferentes a las nuestras; ofrecían sucesos a los que 
sólo el cine podía dar verosimilitud. Wegener estaba animado por la misma 
pasión cinematográfica que había inspirado a Georges Mélies a hacer películas 
como Le voyage dans la lune (Viaje a la luna) y Le cake-walk infernal. Pero mien­
tras el amable artista francés encantaba a todas las almas infantiles con el hechizo 
de sus deslumbrantes trucos, el actor alemán resultó un mago siniestro que 
convocaba a las fuerzas demoníacas de la naturaleza humana. 
~egener comenzó en 1913 con Der Student von Prag (El esf.J!.diante 4.f!.....Praga), 
traba10 de avanzada también por inaugurar la explotación de las viejas leyendas. 
Jíanns Heinz Ewer~.!:IJQL,_delJJJ.?J~!..<?_CJl)._~J!1ªJQgl"áfj1.:o en colaboración con el mismo 
Wegener, poseía un auténtico sentido fílmico. Adero"á~·:1;-¿í~-l~ b~ena s~~-rt~ 'Cleser 
l. Véase Pordes, Das Lichtspiel, pág. 10. 
2. Mack, Wie komme ich zum Film?, pág. 114. 
34 
un imtor con una imaginación que se regodeaba en las sen~aciones fuertes y el sexo; 
fue aliado natural de los nazis, para quienes escribiría, eA 19JJ, la obta" cinemato­
gráfica oficial sobre Horst Wessel. Pero precisamente esa clase de imaginación 
lo forzó a entrar en esferas ricas en sucesos extraños y experiencias sensuales, 
siempre buen material cinematográfico. . ,, 
Tomando elementos de E. T. A. Hoffmann, de la leyenda de Fausto y ~el 
cuento de Poe William Wilson, Ewers nos presenta al pobre estudiante Baldwin 
firmando un pacto con el extraño hechicero Scapinelli. Esta encarnación de Satán 
promete a Baldwin un matrimonio ventajoso y riquezas inagotables con la con~ 
dición de que le ceda su imagen reflejada en el espejo. La imagen, mágicamente 
rescatada del fondo del espejo y transformada en una persona independiente, 
resultaba una brillante idea cinematográfica. Según los términos del pacto, Bald­
win conoce a una hermosa condesa y se enamora de ella, por lo cual su prome­
tido oficial lo desafía. El duelo es inevitable. A petición del padre de la con­
desa, el estudiante, famoso como esgrimista, acepta perdonar la vida de su ad­
versario. Scapinelli impide con maquinaciones la llegada de Baldwin al lugar 
del lance a la hora convenida, y, por más que éste se da prisa, sólo llega a 
tiempo de enterarse que su doble fantasmal lo ha reemplazado, matando al infe­
liz pretendiente. Baldwin queda deshonrado por haber faltado a su promesa. 
Trata de convencer a la condesa de su inocencia, pero todos los intentos de 
rehabilitarse son malignamente frustrados por su doble. Es obvio que el doble 
no es sino una de las dos almas que habitan en Baldwin. El «yo» codicioso que 
lo hace sucumbir a tentaciones diabólicas asume vida propia y comienza a des- ..{:. 
truir al otro «yo», al mejor, que él ha traicionado. Al fin, el estudiante deses­
perado termina por matar de un tiro a su imagen en el mismo desván donde 
una vez cobró vida. El balazo disparado sobre la aparición en realidad lo mata 
a él. Entonces, entra Scapinelli y rompe el pliego en que se redact6 el pacto, cuyos 
pedazos, al caer, cubren el cadáver de Baldwin. 3 
La novedad cinematográfica de Der Student von Pra.g parece haber conmo­
vido a sus contemporáneos~ Un crítico la compar6 con pinturas de Rivera, elogio 
que habría de ser crudamente controvertido por otro crítico que, con motivo de 
su reposición en 1926, calificó el film de «increíblemente ingenuo y francamente -
ridículo». 4 El film es uno de los muchos que se han perdido. Y, lamentablemen­
te, su significado radica menos en el trabajo de cámara que en el tema propia­
mente dicho, que, pese a todas sus filiaciones angloamericanas, atrajo a los ale-
3. Véase Ewers, Der Student von Prag; Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 17; Wesse, 
Grossmacht Film, pág. 125 y sigs. Para Stellan Ry~ director de la pelkula, véase CobOken, 
«Als ich noch rund um die Friedrichstrasse ging ... », 25 Jabre Kinematograph, pág. 13. 
4. Seeber, «Szenen aus dem Film meines Lebens», Licht Bild Bühne, pág. 16. La cita está 
tomada del diario de Hanover, Volkswille, invierno 1926-1927 (recorte en poder de Henrik 
Galeen, Nueva York). 
35 
manes en forma tan irresistible como si hubiera sido exclusivamente extraído de 
fuentes nativas. 
Der Student von Prag introdujo eul_ci,pe un tema gue ss tornarí~en~ 
obsesión de la pantalla alemana: una preog¡,pación temt:;tpsa y profunda por el 
trasfondo del «yo». Al separar a Baldwin de su imagen y al enfrentarlos, la pe· 
lícula de Wegener simboliza una clase especial de personalidad dividida. En lugar 
de no· tener conciencia de su propia dualidad, el aterrorizado Baldwin se da cuen­
ta de que está apresado por un antagonista que no es sino él mismo. Este era 
un viejo motivo rodeado por todo un halo ·de significados, pero ¿no era tam­
bién la transcripción, con apariencias de sueños, de lo experimentado efectiva­
mente por la clase media alemana en relación con la casta feudal gobernante en 
Alemania? La oposición de la burguesía al régimen imperial llegó a ser en deter­
minada época suficientemente aguda para eclipsar su hostilidad hacia los obreros, 
que compartían con ella la indignación general contra las instituciones semiab­
solutistas de Prusia, los abusos del grupo militar y las tonterías del káiser. La 
frase corriente «las dos Alemanias» se aplicaba en particular a las diferencias 
entre el sector gobernante y la clase media, diferencias profundamente sentidas 
por la última. Mas, a ·pesar de este dualismo, el gobierno imperial estaba a favor 
de principios económicos y ,sociales que los liberales, sin embargo, estaban dis­
puestos a aceptar. Enfrentados con su conciencia, tenían que admitir que se iden­
tificaban con la !J1isma clase gobernante a la que se oponían. Ellos representaban 
a las dos Alemanias. ' 
La determinación con que Der Stttdent van Prag trata su horroroso asunto 
como un caso de psicología individual también es reveladora. Toda la acción 
exterior es meramente un espejismo que refleja lo que sucede en el alma de Bald­
win. Baldwinno es una parte del mundo, sino que el mundo está contenido en 
Baldwin y es el reflejo de él. Presentándolo así, nada más apropiado que localizar 
el asunto en una esfera fantástica, donde no tenían por qué considerarse las exi­
gencias de la realidad social. Esto explica, parcialmente, la predilección del cine 
alemán de posguerra por los temas imaginarios. El sentido cósmico atribuido a 
la vida interior de Baldwin refleja la profunda aversión de toda la clase media 
alemana a relacionar su dilema mental con su ambigua condición social. Evitan 
rastrear ideas o experiencias psicológicas entre las causas económicas y sociales, 
como solían hacer los socialistas. Su actitud, fundamentada en el concepto idea­
lista de la individualidad autónoma, coincidía armónicamente con sus intereses 
prácticos. Toda vez que cualquier concesión al pensamiento materialista de los 
socialistas podría haber minado esos intereses, instintivamente la evitaban, exa­
gerando la autonomía del individuo. Esto los llevó a concebir duplicidades exte­
riores como si fueran dualidades interiores, pero preferían tales complicaciones 
psicológicas a instancias que acarrearan una pérdida de sus privilegios. Sin em-
36 
bargo, parece que alguna vez dudaron si su repli~gue en ~ti profun~?~d .Pel alma 
los salvaría de una quiebra catastrófica de la realidad social. El sulCldio de Bald-
win refleja esas premoniciones. 
Wegener produjo su segunda película, Der Golem (El gólem), (de la cual, 
como de su primera película, se hizo otra versión después de la guerra), con la ay~d~ 
de Henrik Galeen, un artista imaginativo que escribió el guión cinematagráfic~, diri­
gió la película y se reservó un a el e · Presentado en los comienzos 
de 1915, e m ejemp i caba nuevamente la genuina pasión de Wegener por ob­
tener efectos cinematográficos de temas fantásticos. Ahora. la leyenda que sus­
tenta~~~al. de origen judío, según l~ cual el ,rabino Loew 
de Praga insufla vida en un Golem --estatua que él mismo ~abia hecho con 
arcrn:a , poniendo un signo mágico en su corazón. Unos operarios que ca.van ?n 
pozo en una vieja sinagoga extraen la estatua. y se la llevan a ~~ anticuario. 
Este da posteriormente --en un libro cabalístico- con una noticia so~re los 
procedimientos del rabino Loew y, siguiendo sus indicaciones, logra la .milagrosa 
metamorfosis. Ahora la anécdota vira hacia la psicología moderna. Mientra~ el' 
Golem actúa como servidor del anticuario, ocurre una segunda transformación: 
aquél, el torpe robot, se enamora de la hija de su señor y, de ~sa manera, se 
transforma en un ser humano, con alma propia. La chica, horrorizada, trata de 
escapar de su imponente pretendiente, circunstancia en la que él comprende su 
terrible soledad. Esto lo enfurece. Rabioso, persigue a la joven, destruyendo 
ciegamente cuanto obstáculo se opone en su camino. Al final, muere al caer de 
una torre; su cuerpo es la estatua de arcilla destruida. 5 
Los motivos de Der Golem reaparecen en Homunculus 0 916), melodra-
ma . en seis partes que gozó de enorme éxito durante la guerra. El papel del C 
título fue asumido por el popular actor danés Olaf F0nss, cuyo aspecto román· 
tico influyó en las modas del Berlín elegante. Habida cuenta que esta serie -pre· 
cursara de los filmes de Frankenstein- nació de fuentes distintas que la leyenda 
cinematográfica Der Golem de Wegener, J~s _ _?~_l_Q_gl~.r.e....ambas..~lículas son 
particularmente notables. ...L 
Como el Golem, Homunculus es un producto artificial. Generado en una 
retorta por ~l profesor Hansen, famoso científico, y su asistente Rodio, ~ 
a ser un hombre de !itlJlantLi!iJ~l~fJQ_.Y. voluntad indoma~le. Pey.Q...QQ_PJ~ 
entera del secreto-d~ su . r.i~~!l!lien_t_C>_L s~_c9_1Ee~~!ª c~~~_!! _ _Si~em. Homunculus 
-¿;; un--Go1em en-la esfera consciente. Se siente uñdesamparai:lo y anhela el amor 
para liberarse de su fatal soledad. Este deseo todopoderoso lo lleva a países 
lejanos, donde espera que su secreto no se conozca; p.ero la verdad siempre se 
conoce y, pese a que haga cualquier cosa por conquista! los corazones de la 
5. Basado en la información ofrecida por Henrik Galeen. Para. los ?tros fi~es de We­
gener, véanse Kalbus, Deutsche Filmkunst, I, 63, y Zaddach, Der lzterarzsche Film, pág. 36. 
37 
gente, ésta se resiste horrorizada, diciendo: «Es Homunculus el hombre sin alma 
~l _servido~ del diablo, un n_ionstruo». Cuando le matan el ~erro, aun Rodin, s~ 
uruco ami~o, no puede evitar que el defraudado Homunculus desprecie a la 
humanidad ... Al presentar lo que le ocmrirLdespués.,_la_pelí.CJ.llLP..J;~dice sorpren­
dentemente a Hitler. Obsesionado por el odio, Homonculus se hace dictador de 
un gran país, y entonces comienza a tomarse inaudita venganza por sus sufri­
mientos. Disfrazado de obrero, incita a las masas a.Ja buclga,_lo__g_y_c;~ermite 
q?e él, el ~ctad~r, las aplaste sin pied!ld. Finalmt:nte, precipita una guerra mun­
dial. Su existencia monstruosa es tronchada· nada menos que por .. 1:!.~.I~.Y_q. 6--
Tanto Homunculus como Der Golem retratan a personajes cuyos rasgos 
anormales se presentan como resultado de orígenes también anormales. Pero el 
supuesto de tales orígenes no es sino un subterfugio poético, que trata de expli­
car el hecho, aparentemente inexplicable, de que estos héroes son o creen ser 
d"f 1 1 i erentes de sus congéneres. ¿Qué los hace tan diferentes? Homunculus expli-
cita la razón de la que el Golem tiene una oscura conciencia: «Se me ha defrau­
dado en la mayor cosa que la vida tiene para ofrecer». Alude a su ineptitud 
para dar y recibir amor, defecto que no puede sino proporcionarle un fuerte 
sentimiento de inferioridad. En la época en que se dio a conocer Homunculus, 
el gran filósofo alemán Max Scheler daba conferencias en reuniones públicas 
acerca de la causa del odio que Alemania despierta en todas partes del mundo. 
Los alemanes se parecían a Hrncul~-ten~Qmplejo de inferioridad a 
causa de ~a evol~ción ~istqrica ~ue fue en detrimento de la aut~fi--;;;;a ~~ 
clase media. A diferencia de los mgleses _ _y_frarn;~_ses,,J9~ . .!!_~_111l1!:1.CS l19 han p~4i4o 
llevar a cabo su revolución y, en consecuencia, nunca pudieron establecer una 
sociedad verdaderamente democrática. En forma significativa, la literatura ale­
mana no ofrece una sola obra que -como Balzac o Dickens- penetre un todo 
social articulado. En Alemania no existía una unidad social. Las capas de clase 
media estaban en un estado de inmadurez política, contra la cual temían luchar 
por temor a que luego peligrara su condición social ya insegura. Esta conducta 
retrógrada produjo un estancamiento psicológico. Su hábito de alimentar las sen­
saciones -íntimamente asociadas- de inferioridad y soledad era tan adolescente 
como su inclinación a manifestarse en sueños futuristas. 
Las dos figuras cinematográficas artificiales r~~ti;.cionaILContra_la-1.r.us.tr.aQón. 
en forma parecida. En el caso de Homunculus, los impulsos que lo mueven a la 
acción son muy obvios. En él se combinan el poderoso deseo de la destrucción 
con tendencias sadicomasoquistas que se manifiestan en su indecisión entre la 
sumisión humilde y la violencia vengativa. La muy acentuada amistad con Rodin 
agrega un toque de homosexualidad que flota en toda la película. El psicoaná­
lisis moderno está indudablemente justificado al interpretar estas perversiones 
. 6. Véase F0nss, Krig, Sult Og Film. Sobre la película, véase también una nota en la Bi­
blioteca del Museo de Arte Moderno, archivo de recortes. 
38 
como un medio para escapar de los sufrimientos específicos que padece el Ho­
munculus. El hecho de que ambos filmes traten de esas «válvulas de escape» 
revela fuerte predisposición por parte de los alemanes para utilizarlas: · 
Incontrolablemente enfurecidos, el Golem y Homunculus padecen muertes 
tan alejadas de la normalidad como sus orígenes. La de Homunculus es estric­
tamente supranatural, aunque pudo haber ·sido muerto por un acto de justicia 
o venganza. Aislándolo definitivamente del resto de la humanidad,

Más contenidos de este tema