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EduardoSevillaGuzman agroecologia e transf social

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LA AGROECOLOGÍA COMO ESTRATEGIA METODOLÓGICA
DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Por
Eduardo Sevilla Guzmán1
La agroecología puede ser definida como el manejo ecológico de los recursos naturales a través
de formas de acción social colectiva que presentan alternativas a la actual crisis civilizatoria. Y
ello mediante propuestas participativas, desde los ámbitos de la producción y la circulación
alternativa de sus productos, pretendiendo establecer formas de producción y consumo que
contribuyan a encarar el deterioro ecológico y social generado por el neoliberalismo actual. Su
estrategia tiene una naturaleza sistémica, al considerar la finca, la organización comunitaria, y el
resto de los marcos de relación de las sociedades rurales articulados en torno a la dimensión
local, donde se encuentran los sistemas de conocimiento (local, campesino y/o indígena)
portadores del potencial endógeno que permite potenciar la biodiversidad ecológica y
sociocultural. Tal diversidad es el punto de partida de sus agriculturas alternativas, desde las
cuales se pretende el diseño participativo de métodos endógenos de mejora socioeconómica,
para el establecimiento de dinámicas de transformación hacia sociedades sostenibles ( Sevilla &
Graham Woodgate, 1997 y 1998).
Para desarrollar tal tarea, la agroecología introduce, junto al conocimiento científico, otras
formas de conocimiento. Desarrolla, por consiguiente, una crítica al pensamiento científico
para, desde él, generar un enfoque pluriepistemológico que acepte la biodiversidad
sociocultural. La evidencia empírica obtenida durante las cuatro últimas décadas desde la
Agroecología (Altieri, 1985; Gliessman, 1998; Guzmán Casado, Gonzalez de Molina y Sevilla
Guzmán, 2000) ha demostrado que el conocimiento acumulado sobre los agroecosistemas en el
pasado puede aportar soluciones específicas de cada lugar para resolver los problemas sociales y
medioambientales. Más aún si han sido distintas las etnicidades (con cosmovisiones
diferenciadas) que han interactuado con él en cada momento histórico, las que aportan su
conocimiento para obtener dichas soluciones. Existen múltiples formas de conocimiento en los
grupos históricamente subordinados susceptibles de ser recuperadas para su incorporación al
diseño de estrategias agroecológicas.
El enfoque agroecológico aparece como respuesta a la lógica del neoliberalismo y la
globalización económica, así como a los cánones de la ciencia convencional, cuya crisis
epistemológica está dando lugar a una nueva epistemología, participativa y de carácter político.
Y ello, en el sentido de “reinterpretar la cuestión del poder, insertándola en un modelo
ecológico, de lo que se desprende que el ámbito real del poder es lo social como organismo
vivo, como ecosistema. Es el enfrentamiento entre un modelo de sistema artificial, cerrado,
estático y mecanicista (el Estado); y un modelo de ecosistema dinámico y plural (la sociedad)
(Garrido Peña, 1993: 8). La dinámica sociopolítica de la Agroecología, se mueve en formas de
relación, con la naturaleza y con la sociedad, de lo que Joan Martínez Alier define como la
“ecología popular”, como defensa de sus etnoagroecosistemas a través de distintas formas de
 
1 Instituto de Sociología y Estudios Campesinos de la Universidad de Córdoba, España .
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conflictividad campesina ante los distintos tipos de agresión de la “modernidad” (Martínez Alier
y Guha, R., 1998).
Desde una dimensión productiva es posible establecer mecanismos participativos de
análisis de la realidad que permitan entender el funcionamiento de los procesos económicos por
los que se extrae el excedente generando de esta forma, la referida acumulación del poder. Este
tipo de análisis permite establecer propuestas alternativas que (desde el desarrollo de
tecnologías en finca hasta el diseño participativo de métodos de transformación local,) va
introduciendo elementos de transformación en dicha estructura de poder (Funtowic, S. and Jerry
Ravetz, 1990 y 1994).
En este proceso juega un papel central el establecimiento de redes entre las unidades
productivas para generar sistemas de intercambio de las distintas formas de conocimiento
tecnológico en ellas producidas. De igual forma, estas redes han de extenderse hasta los
procesos de circulación estableciendo así, mercados alternativos en los que aparezcan formas de
intercambio solidarias como consecuencia de las alianzas establecidas entre productores
consumidores. La naturaleza del sistema de dominación política en que se encuentren las
experiencias productivas que se articulan con la sociedad civil para generar estas redes de
solidaridad tiene mucho que ver con el curso seguido por las estrategias agroecológicas en su
búsqueda de incidir en las políticas agrarias. En general puede decirse que, en la situación
mundial actual, los cursos de acción agroecológica necesitan romper los marcos de legalidad
para desarrollar sus objetivos; es decir que las redes productivas generadas lleguen a culminar
en formas de acción social colectiva pretendiendo adquirir la naturaleza de movimientos
sociales.
La génesis de esta sustentabilidad social se ubica en la articulación de una amplia
diversidad de formas de acción social colectiva que emergen como estrategias de resistencia al
paradigma de la Modernización, que varían desde los nuevos movimientos sociales de carácter
ciudadano (ecologistas, pacifistas, feministas y de consumidores), a los movimientos sociales
históricos (jornaleros, campesinos e indígenas). En muchos casos sus formas de acción social
colectiva tienen un carácter enmascarado en acciones de su vida cotidiana; constituyendo
espacios vacíos de la lógica de la “modernidad”. Sus contenidos históricos han sido teorizados
como formas de conciencia agroecológica, constituyendo una aportación histórica de las
formas de acción social colectiva que la sociedad civil ha generado. Son las conciencias de
“especie” o “intergeneracional” (solidaridad con las generaciones futuras); de “clase” (rechazo
a la explotación del trabajo); de “identidad” (aceptación de la biodiversidad sociocultural); de
“género” (condena a la imposición histórica –y actual en determinadas etnicidades- de una
superioridad del varón); y, finalmente la “conciencia intrageneracional” o rechazo a cualquier
forma de explotación en un momento histórico vinculado a una posible dominación
generacional (caso de los niños de la calle o de los ancianos). Tales logros desarrollados fuera
del pensamiento científico (y que podría situarse al nivel de los “Derechos Humanos”)
constituyen un elemento central de la Agroecología, como los componentes de su concepto de
“equidad”.
Las perspectivas de investigación en Agroecología
La Agroecología como enfoque que valoriza y reivindica el conocimiento local,
campesino e indígena, responde a lo que Michael Foucault denominó “la insurrección de los
saberes sometidos”, como uno de los acontecimientos recientes, y que caracteriza en los
siguientes términos: “cuando digo saberes sometidos entiendo dos cosas. En primer lugar, los
contenidos históricos que fueron sepultados o enmascarados dentro de coherencias funcionales
o sistematizaciones formales”, ya que realmente ha sido la aparición de contenidos históricos lo
que ha permitido: por un lado, hacer una crítica efectiva a instituciones legitimadas en los
sistemas de legalidad hegemónicos. Y, por otro lado, reencontrar “la eclosión de los
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enfrentamientos y las luchas que los arreglos funcionales o las organizaciones (se propusieron)
enmascarar”, a través de la realización de la crítica desempeñada por los instrumentos de la
erudición.
El segundo aspecto al que Foucault se refiere cuando habla de saberes sometidos es
aquel que se refiere a la descalificación por la jerarquía y su consideración como inferior; podría
llamarse “saber de la gente (y que noes propiamente un saber común, un buen sentido, sino un
saber particular, local, regional, un saber diferencial incapaz de unanimidad y que sólo debe su
fuerza a la dureza que lo opone a todo lo que lo circunda)” (Foucault, 1992:21).
Los contenidos históricos generados como consecuencia de las múltiples formas de
resistencia cultural (desde la rebeldía abierta y los movimientos de protesta, hasta las formas de
resistencia pasiva en la cotidianeidad a los diferentes sistemas de dominación política) fueron
forjando determinados valores que aparecen incorporados a las memorias sociales y que la
Agroecología rescata junto al conocimiento local campesino e indígena.
Para rescatar tales formas de conocimiento y aplicarlas a las prácticas sociales y a las
formas de manejo de los recursos naturales se propone modificar, no solo la parcelación
disciplinar, sino también la epistemológica de la ciencia; al trabajar mediante la orquestación de
las distintas disciplinas y “formas de conocimiento” que componen su pluralismo dual:
metodológico y epistemológico, donde las perspectivas sociológica e histórica juegan un papel
central. Ello se debe a la amplitud del enfoque agroecológico que, desde el predio, pretende
comprender toda la complejidad de procesos biológicos y tecnológicos –fundamentalmente
durante la producción-, y socioeconómicos y políticos –básicamente durante la circulación de
los bienes hasta el consumidor- que intervienen en que una semilla se transforme en un bien de
consumo.
Entendemos por Perspectivas de Investigación el nivel de indagación en que se sitúan
los aspectos empíricos, metodológicos y epistemológicos de la investigación de acuerdo con la
posición en que se encuentre la praxis (articulación entre teoría y práctica) del investigador;
constituyen, por tanto, los distintos espacios epistemológicos en que se mueve nuestro análisis,
dicho de otra manera: son la contestación, en la dinámica de nuestro trabajo, a tres preguntas
clave:
(1) ¿Cómo debe llevarse a cabo el manejo de los recursos naturales para lograr
agroecosistemas sustentables? Esta pregunta nos ubica en un primer nivel; el del diseño
tecnológico-agronómico o empírico.
(2) ¿Por qué debe llevarse a cabo de esta forma, y no de otra, tal manejo?; ¿Quién o
quienes deciden la manera de implementarlo? Estas cuestiones nos colocan en la situación de
abordar el segundo nivel; el metodológico.
(3) ¿Para qué o para quienes este tipo de manejo resultaría beneficioso?; ¿Qué forma de
conocimiento permite realizarlo? Responder a estos interrogantes nos sitúa en el nivel
epistemológico de nuestra investigación.
Así, abriendo el espacio de la investigación hasta el pluralismo transdisciplinar,
primero, y pluriepistemológico después de la Agroecología aparecen estos tres niveles de
indagación o perspectivas de investigación agroecológica2: la ecológico-productiva, la
socioeconómica de acción local; y la sociopolítica de transformación social. Estas perspectivas
no son mutuamente excluyentes sino que se solapan con un carácter acumulativo que permitan
una indagación-acción cada vez más profunda de y en la realidad.
 
2 Constituyen éstas una adaptación de la propuesta de Jesús Ibáñez (1979, 1985; 1994:51-85), respecto a la
investigación social, que define como perspectivas distributiva, estructural y dialéctica.
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Metodológicamente la dinámica del proceso de construcción agroecológica de la nueva
“realidad” es el siguiente: primero, tan solo el cambio productivo en base a la agricultura
ecológica; después, el socioeconómico mediante la agricultura participativa y el salto al control
de todo el proceso de circulación y los sectores no agrarios de la economía local; y, finalmente a
la transformación sociocultural y política, mediante el cambio de las estructuras de poder, con la
utilización del potencial endógeno (de conocimiento local y memoria histórica popular), ya
rescatado y reconstruido o generado como algo nuevo allá donde no existiera históricamente.
Los métodos y técnicas utilizados en cada Perspectiva de Investigación agroecológica
difieren según el nivel de análisis en que nos encontremos; es decir, según el “espacio de
realidad” que fijemos para desarrollar nuestra investigación. Así, los niveles de análisis nos
ubican en los espacios socioculturales de nuestra actuación. Para la Agroecología, usualmente,
éstos son: la explotación o predio; el estilo de manejo de los recursos naturales (grupo de
agricultores con análoga tecnología, aproximada inserción en el mercado y similares proyectos
de reproducción social); la comunidad local (distrito urbano o núcleo rural de población
vinculado a un territorio administrativamente dependiente de él); la sociedad local (cuenca o
comarca significativamente homogénea, que incluye normalmente a varias comunidades
locales; o conjunto de distritos urbanos seleccionados); y la sociedad mayor (región, provincia,
estado-nación o unidad nacional o supranacional adoptada).
La perspectiva ecológico-productiva de la agroecología
En esta perspectiva juega un papel central la caracterización sistemática del conjunto de
datos obtenidos de la realidad que permite describirla en forma tal que pueda ser posible
entender la situación de los hechos, sean estos sociales o naturales. Se trata de medir, con toda la
sofisticación que las herramientas de que disponemos nos permitan, los fenómenos y las
relaciones entre fenómenos, para expresarlos cuantitativamente, con el mayor apoyo estadístico
posible.
Se sitúa aquí la información aportada por el conocimiento de las ciencias agrícolas,
pecuarias y forestales en sus aspectos técnicos respecto al funcionamiento de los recursos
naturales, por un lado; y los contextos sociales en que se inscriben tales procesos articulados
con sus respectivos procesos sociológicos, por otro lado. En este sentido, las ciencias sociales
poseen una primera tarea etnográfica de descripción, en la que la caracterización rigurosa es
imprescindible para abordar posteriores tareas explicativas. La agroecología se mueve
articulando ambos conocimientos naturales y sociales, rompiendo su parcelación disciplinar y
orquestando los hallazgos naturales y sociales en una única pesquisa de indagación.
Puede definirse la perspectiva ecológico-productiva de la agroecología como aquella
forma de indagación en la que la posición que ocupa el investigador es externa a la situación
que se quiere investigar, moviéndonos en un espacio puramente productivo o empírico;
generándose, un tipo de datos: con carácter técnico-agronómico producto de la investigación
que proporcionan las ciencias agrarias convencionales, por un lado; y de carácter estadístico o
“distributivo” proveniente de las ciencias sociales, por otro lado. En el primero de los casos es
necesario especificar que la agroecología selecciona de entre las técnicas y tecnologías
adoptadas aquellas que no degradan significativamente los recursos naturales, como es el caso
de aquellas tecnologías que no utilizan agroquímicos u otras propias de la agricultura ecológica.
Análogamente, en el segundo de los casos (el de las ciencias sociales) la agroecología
selecciona los productos científicos que no generan formas de explotación de unos grupos sobre
otros, que degradan la sociedad.
El manejo convencional o moderno de los recursos naturales ha sido construido en
términos semejantes al cuestionario por el ‘investigador agrosilvoforestal’ (que en realidad no
suele ser tal, ya que la investigación convencional requiere ‘especialistas’), reduciéndolo a una
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mera operación técnica a la que se atribuye una secuencia fija de procesos de trabajo, que son
sustraídos del tiempo y del espacio y sobre todo de su matriz sociocultural en la que cobran
sentido (Iturra, 1993: 135-152). Las ciencias agronómicas convencionales han ignorado la
existencia de un agricultor específico en unterreno específico, en un año específico; es decir
nos movemos en un discurso puramente tecnológico donde las tareas de la ciencia -descripción
sistemática, explicación y predicción- tienen un nivel simplemente distributivo donde aunque se
pierdan la subjetividad y especificidad se articula un importante acervo de conocimientos
cuantitativos sobre el funcionamiento de los recursos naturales (necesario aunque no suficiente
para la Agroecología).
La perspectiva de socioeconómica
Ésta Perspectiva constituye la operativización del plano socioeconómico y cultural de la
Agroecología por lo que busca generar dinámicas participativas, desde los intereses de los
propios productores, tal como ellos los definen. Para ello pretende obtener el discurso de los
actores para incorporarlo a las metodologías participativas, dotando de un sentido sociocultural
a los procesos generados sean éstos naturales o sociales. En esta instancia se plantea como tarea
central explicar las relaciones existentes entre los fenómenos analizados, en términos de la
percepción de los sujetos intervinientes en los mismos, y los discursos elaborados por éstos. Y
ello para incorporarlos después a las prácticas productivas surgidas de sus dinámicas de acción
social participativa.
No obstante, en Agroecología la obtención del discurso de los agricultores tiene lugar en
un curso dinámico de naturaleza productiva y en el interior de procesos de interacción
agronómica, por lo que tal técnica se reestructura en el tiempo de acuerdo con la naturaleza de la
interacción entre técnicos y agricultores. Así, constituye un elemento central para la
Agroecología, el partir de una crítica a la agricultura convencional. El discurso de los actores
vinculados al manejo de los recursos naturales es desvelado por la Agroecología a través de
“técnicas cualitativas” para mostrar la dimensión sociocultural de los procesos productivos; así
como la necesidad de su incorporación, a través de “técnicas participativas”, para obtener un
manejo ecológico de los recursos naturales. La “cualificación” de los discursos y su
“incorporación participativa” al manejo es algo que se mueve entre esta perspectiva y la de
transformación social (que consideraremos a continuación); mediante técnicas desarrolladas
desde el nivel de predio o explotación agrícola (historia predial y desarrollo participativo de
tecnologías en finca) hasta el nivel de comunidad local (diagnósticos rurales participativos),
pasando por el nivel de “estilo de manejo” (grupo de discusión caracterizador de tecnologías
tradicionales).
Aunque la Agroecología parte del reconocimiento de las ventajas del abordaje sistémico
(holístico, interdisciplinario, considerador de lo objetivo y de lo subjetivo; y con una relación de
interacción de diálogo con los productores) frente al abordaje agronómico tradicional
(reduccionista, disciplinar, objetivo y con una relación externa con los productores) se pasa a
desarrollar un análisis crítico del mismo, para evitar la tendencia a la diferenciación social de los
productores, al delimitar las fronteras de su estudio sin considerar “los efectos de su
relacionamiento con el sistema económico global”.
La Perspectiva de transformación social de la agroecología.
Esta perspectiva constituye la culminación del proceso de investigación agroecológica
ya que articula las dos perspectivas anteriores e incorpora una nueva situación en la relación que
se establece en todo proceso de investigación entre los investigadores y la parcela de la realidad
investigada. En esta “instancia” han sido incorporados al proceso investigador, el conocimiento
del funcionamiento del agroecosistema; los aspectos tecnológicos respecto al manejo ecológico;
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y la caracterización de los actores colectivos involucrados en el “problema”. Igualmente
contamos ya con el conjunto de explicaciones obtenidas de la interrelación cualitativo-
cuantitativa acumulada en el proceso de investigación sobre las estructuras integrantes de
nuestro “problema” aportadas por la perspectiva socioeconómica. Se trata ahora de intervenir y
articularse con la parcela de la realidad que delimita nuestro “problema de investigación”, para
incidir, en forma crítica, en el curso de su transformación.
En el contexto procesual y acumulativo en que estamos definiendo las perspectivas de
investigación de la agroecología, la de transformación social constituye la fase más avanzada
del proceso; supone dotar a las “dimensiones productiva y, socioeconómica y cultural” de un
contenido sociopolítico. Se refiere a la realización de actividades conjuntas investigador-
agricultor para el diseño participativo de acciones productivas y de cambio social que mejoren
su nivel de vida. Ahora, no sólo se trata de dar la voz a “lo investigado” (al reconocer la lógica
de sus prácticas productivas), sino de aceptar que éste adquiera el papel de “investigador”
(tomando la responsabilidad e iniciativa de las acciones), como conductor del curso dinámico de
sus prácticas económicas, sociales y políticas. La generación de redes de intercambio y
estrategias de acción productivas, de comercialización y creación de mercados alternativos e
infraestructuras organizativas es la práctica más habitual; dentro de una dinámica vinculada a
movimientos sociales rurales (Sevilla Guzmán y Martínez Alier, 2004).
En esta perspectiva, se rompe, por parte del investigador, la actitud de distanciamiento
de la realidad investigada, y por ende, se deja de separar claramente su discurso del de aquello
que está escrutando. Lo investigado deja de colocarse en posición de ‘objeto distante’, con lo
que la captación de discursos (generada en la perspectiva socioeconómica), que suponía ya una
implicación parcial del investigador con el objeto estudiado toma un nuevo significado al dejar
de ser tal para transformarse en objeto creador de datos: el experimento científico deja de estar
supuestamente en las manos exclusivas del investigador. Este es el nivel que se define como de
investigación acción participativa; donde se rompe la estructura de poder sujeto-objeto de la
metodología científica convencional provocando lo que Tomás R. Villasante (1998) denomina
la “rebelión del laboratorio”, generando la posibilidad de un cambio en las acciones sociales
dentro de sucesos de actuación como “analizadores históricos” (R. Villasante, et. al., 2001); por
tanto, ambos planos, el de la enunciación y el del enunciado se despliegan en todas sus
potencialidades.
La Agroecología pretende generar una ruptura epistemológica que libere a las Ciencias
Agropecuarias y Forestales de las relaciones de poder que atribuyen a aquellos que son objeto
del poder (los investigados) la situación de ignorar, dotándoles al tiempo de un saber ilusorio
que recubre la realidad de lo que ignoran, ocultando el hecho del poder y su brutalidad. La
reproducción de estas relaciones de poder, desde las ciencias agropecuarias y forestales, tiene
lugar por la posición que éstas atribuyen al investigador-sujeto-que-sabe, frente a lo
investigado-objeto-que-ignora; así “el poder consiste en apropiarse el azar, ser inexplicable e
impredecible, y atribuir a la norma poder explicar y predecir” (Ibáñez, 1979: 23).
BIBLIOGRAFIA
Altieri, M.A., (1.985) Agroecología. Bases Científicas de la Agricultura Alternativa
(Valparaíso: CETAL, 1985), hay edición inglesa en (Boulder: Westeview Press,1987).
Foucault, M., 1992. Genealogía del racismo. La Piqueta. Madrid.
Funtowic, S. and Jerry Ravetz (1990) Uncertainty and Quality in Science and Polity (
Kluwer, Dordrecht)
 Funtowic, S. and Jerry Ravetz (1994) Epistemología Política : ciencia con la gente ( Buenos
Aires : Centeo ecditor de América Latina).
7
Garrido Peña, F., 1993. Introducción a la Ecología Política. Editorial Comares. Granada
Gliessman, S.R., (1998) Agroecology. Researching the Basis for Sustainble Agriculture
(New York: Verlang).
Ibáñez, J., 1979. Másallá de la sociología. El grupo de discusión. Siglo XXI. Madrid.
Ibáñez, J., 1985. Del algoritmo al sujeto. Perspectivas de la investigación social. Siglo XXI.
Madrid.
Ibáñez, J., 1996. “Perspectivas de la investigación social: el diseño en las tres perspectivas”. En:
García Ferrando, Jesús Ibáñez y Francisco Alvira. El análisis de la realidad social.
Métodos y técnicas de investigación. Alianza Editorial. Madrid.
Iturra, R., (1993) "Letrados y campesinos: el método experimental en Antropología econímica"
en Eduardo Sevilla Guzmán y Manuel González de Molina Navarro (eds.), Campesinado,
Ecología e Historia (Madrid: La Piqueta)
Martínez Alier, J.and R. Guha, (1998) Varieties of Environmentalism. (London : Earthccan).
Sevilla-Guzmán, E. and Graham Woodgate, (1.997) “Sustainalbe rural development : from
industrial agriculture to agroecology” en Ed. Michael Redclift and Graham Woodgate. The
International Handbook of Environmental Sociology. (Cheltenham : Edward Elgar).
Sevilla-Guzmán, E. and Joan Martinez Alier, (2004) “Rural Social Mouvements an
Agroecology” en Terry Marsden et. al. The International Handbook on Rural Studies.
(Cheltenham : Edward Elgar).
Villasante, T. R., et al., 2001. La investigación social participativa. Madrid. Viejo Topo.

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