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CAPÍTULO nr FORMULACIONES TEÓRICAS LATINOAMERICANAS CONTEMPORÁNEAS 111-1. Fucntcs doctrinarias y e pistemológicas dcl pensamieuto Jatinoamericano EI contrapunto entre teorfa e historia en el abordajc de los estudios internacionales no es una cuestión simple, tal como vimos en el capítulo precedente. No sólo se trata de problemas de enfoques metodológicos, sino, esencialmente, de la poskión respecto de la ciencia social en relación con la in terpretación de los fenómenos y procesos que ocurren en el ámbito dei sistema mundial. Aquf, tanto "teóricos" como "historiadores" tienen su responsabilidad, pues el tema pasa por la forma como son utilizados los datos adquiridos: qué se selecciona como insumo documentario, qué se descarta y hacia dónde debe dirigirse el ~entido de la interpretación presente y '" ' prospectiva Como seiialó e l profesor Amado Cervo: "as políticas exteriores dos países do Sttl -7Je/o 111e11os é o caso do Brasil- centralizam suas preocupações em tomo dos problemas do desenvolvimento. U mesmo não ocorre com os países ava11çados do Norte. É possivel perceber dois esquemas de relações intemacio11ais contempordneas. Entre paí- ses avançados, as relações ig11ali1árias deixam transparecer um cará- ter hidico. Zelar pela paz ou vreparar-se para a guerra, co111por ou desfazer aliam.as, construir a potência e o prestígio, difundir ideolo- gias e valores situam-se do lado do divertime11to. Entre países des- igtwis, para aqueles que são atrasados, as relações i11temacionais 65 66 / lfotíl Bcnwl-Ml!;.(I dc1x.am tra11s11arec11r o carâter existencial. Delas depe11de111, e11 boa medida, u.ç ritmos de dese11volvi111e1110, tlS opor/unidades de 111elliorfrl das crmdiç<;e\ sociais, o cotidiallo. Nessas co11dições, não se pode esperar <flle a teoria e a história das relações i11temacio11ais q11e ~e /a<.e111 110 norte gravite111 e111 tomo da polüica i11temacional do .mi. "O realismo do111i11011, com efeito, o estudo das relações i11tenw- ciona.i~. sobretudo 110 1111111do a11glo-saxu11ico. A tenrif1 ri:ttlista i11cli- 11ot1-.'ic para a guerra /ria e 11ada disse sol>re o Terceiro Mundo e as ielaçtJcs norte-sul Os co11ceitos do i111perialis1110 e do desenvolvimen- to que cuidava111 desst1s questões não pe11etra1a111 a teoria das re- laçiie<> i11tcr11acio11ais, a pesar de os latino-a111erica11os haverem-nos robustecido através do pe11same1110 cepali110 e das teorias da depe11- dência. Os 11ortistas co11ti1111a111 ad111iti11do que as teorias do dest1.11vol- vime11LO, desde Kcy1w<;, i1111tgram a cié11cia ecanúmica, 11ão a cié!11cia políti<.:a. Co1110 ~e a pobrew, a domi1wçãu e a depe11dê11cia, a coopc- ~·ação e a <!Xp/omção 1Uio f!zesse111 parte do mundo real das relações 111temucio1mi~" (Cervo, 1994ª: 15). E-.to explica que muchos autores consideren que el Cinico abor<.lajc complejo es el de "economfa política internacional" como marco ele bs relaciones intemacionales81• EI propio Keohane seiialó que "en el m11ndu real de las relaciones internacionales, los temas signifí cativos son simulLáneamente políticos y económicos"dd (Keohanc. 1988:37). Si consideramos que la dimensión csencia l de las relaciones internac1011ales de los países subdesarmlbdos es el desarrollo eco- nómico (Tomassini, t 992; Bernal-Meza, 1994; 2000), su estudio de- bt.:rfo pasar por un análisis que la~ vincule con las cstrategias de desarrollo e inserción intemacional y la polflica exterior. A partir de este supucs ro, la evolución de la reflexión latinoa mericana sobre pensamien10 o teorfa de reladones internacionales debe tener. como "critcrio ordenador y selectivo", la relación entre fundamen- tos de la política, su práctica específica y el desarroJlo económico. A partir de este supuesLo integrador. un abordaje de los aportes la- ., Ejc111pl11, Spcro (1989), Gilpin (1990). Tomassini (1991,1991 °), Coussy (1998). etcétcra. " Sc1'\;1la 111:\s :'lmpl~ni.::nte este autor que '1os intentos de i;eparor una esfor:i de aclividad real llamada 'cconomfa' de 011-:1 e:.fera de actavid:id real llamad:i 'polícicn' est:ín condcn:1dos a la frustración y e! frocaso. Casi ningún sector dt! la polfuca de las sociedade~ modernas está despojado d\l la cconomfn y viccversa; incluso apar· te de las cucslioncs de iru.:rvencaón gubcrnamental. grnn parte dt! la cconomfa moderna e:. p<1htka porque !<is cmpre~s. los sind1Clltos y otra:. organizaciones pm· cui-:ui cjcrt-.!r cont .. ol sobre los otros. Dcíinidos cn tómino~ puramente económicos º.político ... 1:1 .. ,~unomra mundial y el sislema polrtJco intcmacional son dos ahstrac- c.t0ne~. En cl mundo real de las n!ladones intt·maciorules, los temas más significa- tivos sou ~im11h;\neamentc políticos y económicos" (Kcohnne, 1988:37). Foi 111ulacio11es teóricas la1111na111crica11os co111e111porá11et1s ... I 6 7 tinoarnedcanos ai conocimiento científico de las relaciones interna- cionales deberfa considerar: a) la constn.1cci6n modélica (en térmi- nos de "visión dei mundo" y en cuanto a su cficacia como instru- mental tcórico-mete>dológico) para la corrccta interpretación de lo::. procesos históricos generadores de una condición estntctural de subdesan-ollo, puesto que estn última es el punto de partida en tan- to situaci6n; b) las estrategias disenadas para enfrentar el desaffo de su superación, soslenidas o fundamentadas sobre dicha visiõn y, c) su capacidad para facilitar la identificación de los nuevos contex- tos condicionantes -y, eventualmente las alternativas- que se de- rivan de los profundos cambias ocurridos en los ú!Limos lustros en la economfa y Ja política mundíales. En este sentido, el pensamiento denominado como "Prebisch- Cepal" constituye el punto de inicio dei desarrollo de un pensa- miento propio, latinoameric~no, en relaciones intemacionales, a par1ir de la economfa política. En efecto, la crítica a la teorfa dá- sica y neoclásica de la especialización en el comercio imcmacional (divisíón internacional dei trabajo), se sustentó en el modelo centro- peri/eria. Éste, centrando su aplicación en el análisis dei (sub) sis- rema de relacione~ t:conómicas intemacionales, cons1ituyó el origen dei pensamiento estructuralista latinoamericano. Sin embargo, la morfologfa centro-periferia era mucho más que eso; lo que su formulador y continuadores estaban baciendo era "pensar el mundo". Más allá dei hecho de ocupar.)e de las re- laciones económicas intemacionales, lo que hacfan era reílexionar sobre las relaciones intemacionales corno lotalidad. Como desarro- llamos más adelante, estaban haciendo Filosofia (o teoria) de la His- toria; además de justificar la ubicación dei estruclurnlismo en el origen dei pensamiento científico en :relaciones intemacionales. De esta forma, se inicia el pe11Scimie1110 latinoamerica110 co11- te111porá11eo en relaciones intemacionales, abandonándose las visio- nes sostenidac; por explicaciones monocausales, que habfan impreg- nado hasta entonces los estut1ios internacionales, tales como las "historias diplomáticas" y de derecho internacional. EI comienzo coincide con los debates sobre eJ orden de posguerra, cuando, fina- lizada la Segunda Guerra Mundial. el objetivo dei desan-ollo se con- vi rlió en un "asunto internacional". 1 1 1 68 I Ra1íl Bemal-Meza 111-2. Integración y cooperacjón intc 1·m1cio na l: e l aporte de H emán Santa Cruz y Feli pe Herrera Quizás como ning(m otro país de la región. el nombre de Chile -a través de sus pensadores, intdcclUales y políticos- est{1 asocia- do a proyectos de integración y cooperación latinoamericanos, en el orden económico, político y cul tu ral. Esa lra<lición puede remontar- se a l<1s primeras propuestas o proyectos de integrnción, a media- dos dei siglo XIX, cuando se superan las concepciones más idealis- tas surgidas como consecuencia <le las luchas por la emancipaciónhispanoamericana. Como sefialamos en el Copflulo 1-3, existe en ln polfl1ca exte- rior chilena una tradición de "nacionalismo latinoameric<1110" (en sus orígcnes sólo hispanoamericano) que ;)U;)luvo pcrmanenlcmcnlc su apego a la integración económica. Este pensamiento se sostenín sobre la base de conveniencias comunes, pern sustentado en el principio elemental de la "coopcración hispanoamericétna", mc\s tarde ampliada ai âmbito latinoamericano. Durante las primeras décadas posteriores a la organización nacional. bajo el espídtu porlaJiano. sus grupos gobernantes buscan afianzar la presencia de Chile en el subsistema hispanoamedc-ano y el reconocimiento del sistema de potencias europeas. Es en este proceso donde determinados principio:, jurídicos surgirán como [uente de su tradicionalismo en política exterior. Igualdad entre las naciones; perlenencia a un destino común y respeto por el princi- pio de no-inlervención son elementos que van a afianzar una idea igualiL<tria en la participación de lúS naciones en el sistema inlema- cional y que estará presente en la política exterior chilena hasta la constitución de las Naciones Unidas~9 • La tendencia histórica que describimos en el capllulo JX-3, nacida en el siglo XlX y soslenida con permanencia, puso énfasis en los aspcctos formates de la tradi- ción política nacional y en el establecimienlo de vínculos jurídicos intemacionales. Justi6.có la activa patticipación de sus diplomáticos en los foros intemacionalcs y abrió paso a sus iniciativas. El respeto ai derecho internacional. a la ley y a los lr::itados; la presencia permanente de sus diplomáticos cn los diversos esfuerzos de cooperación polflica latino;:imericana y la participa- ción de Chile como mediador en a lgunos conilictos, van a afian- zar esa concepción democrática - idealista y juridicista- de las relaciones inlcrnacion:.des. Es~as fuentes !.on las que nutren el activismo internacional, en la que se distinguen alg11nos in telectua- les y diplomáticos. •• Estos nspcctos están tratauos más ampliamente en el C<lpltulo IX-2. Pomtulac:icmcs tecíricll .~ la1i11n11111ericwms cCJ11te1111mrâ11ea.\.. I 69 A pesar de los cond iciona mientos de las realidade~ hemisféricas dei poder, la diplomacia chilena desan-ollaría un pen!>amiento que reconocia las diíicultades y e l atraso cn el clesarroUo económico que afectab::in a América Latina, proponiendo para s u resolución distin- tas iniciativas económicas en Naciones Unidas. en particular para la creación de la Cornisión Económica para América Lalina (CEPAL). otrns propuestas anternacionales (impulsar un proyeclo semejante ai Plan MarshaJI para la región, con subsidias y préstamos a bajo inte- rés por parte de los Estados Unidos y con apoyo internacional; etc.) e iniciativas en el ámbito hemisférico (creación dei Banco Interame- ricano de Desarrollo y dei Instituto para la Integración Latino:.1meri- cana. lNTAL). Como puso de relieve Ralil Prebisch, refiriéndose ai libro de Hemán Santa C.ruzw, éste tiene cl mérito de e.'taltar la gravi- tación que Luvo Chile en aqueUos tiempos en la formación de un pensamiento latinoamericano y de formas de acción latinoamelica- nas para traducir ese pensamienlo en proposiciones concretas91 • Dos hombres, de pcnsamienlo y acción, están fundacional- menle vinculados a estas iniciativas: llernnn Santa Cruz y Felipe Herrera. Ambos dejaron en mstituciones el frulo de sus aspiracio- nes e ideales; peiu también nos legaron importantes obras escritas que reClejaron sus respectivos pensamientos. Como recuerda Celso Furtado, "las Naciones Unidas babían creado la Comisión a comienzos de 1948, fijando su sede en la capi tal de Chile, pais autor de la propuesLa y que mucho se em pe- nó en su aprobación"~2 • Pero la conducción de la iniciali\'a tuvo un nombre: Herná n Santa Cruz.. Como rec11erda Raúl Prebisch cn el Prólogo dei libra de este diplomático chileno, "la CEPAL f ue obra exclusiva ele él y de sus colaboradores"93. Es cierto que Santa Cn.iz actuaba cn nombre y representación de su gobiemo; sin embargo, las ideas cenlrales sobre aquello que "° Hcmân Santa Cn.tz (1984), Cooperar o perl!cer. op. cit. • 1 Ruúl Prcbisch. cn el "Pr6/ng11~ ai libro de H. Santa Cruz. up. cit .. p. 15. • 1 Celso Furtado. la fo11tus(a organizada. p. 47. "' Agrega Prebisch: "fue el gran promotor -acompaflado de otras i.lelcgnc10- nes- dei conce:pw scgún el cual la transf.crcncía cfo tccnologÜI no correspondia so- lamente a la nctividad privada sino 1ambién n los t.-nnnles oficialcs en cl plano in- ternacional Asimismo, el dmatni.smo de Hemán Sanla Cruz y su múltiple persona· lidad lo llevaroo a afrontar con grnn entusiasmo problemas que hoy nos parecen lugares comunes. pero que no lo cran cn aqucl tiempo. Me refiem especialmente a lo lucha por los dcrechos humanos y por la iguaklad melai. problemus éstos c11 que Hernán So.ntn Cruz se movió con una determinaci6n quc.: no vacilo en describir como avasaJlndor:i para cUmi.nar las grandes rcsistc.:ncias que se oponían, como cs natural. a que se avanzarn más en la consideración de estos problemns•; Raúl Pre· bisch. Prólogo, c:n Hcrnán Santa Cruz, Cooperar o perecer. Buenos Aires. Grupo Editor Lalinoamericano, 1984; Tomo 1. "Los ailos de crcación 1941-1960": p. 15. 70 I Ra1íl Bemci/-;\/ew se negociaba. las posibilic.bdes que se nbrían para el desan·ollo eco- nómico de los países. las alternativa::; y compromisos posiblcs, en sínLesis las inicialivas. quedaron bajo la resronsabilidad de aquellos negociadores. en una época en que las comunicaciones interconti- nentales estaban muy atrasadas. Santa Cruz. lo recuerda: "Mis ins- trucciones consist(an en tres páginas de carácter muy general y no incluían las malerias que se disculirfan en el Consejo (Económico y Social de la Organización). En lo csencial se referían a la impor- tancia de lrabajar cn las Naciones Unidas para que se mantuviera la unidad y armonfa entre las grandes potencias ( ... ). En verdad, esas instruccioncs con-espondían a las recomendaciones verbales dei Jefe de Estado quien, por lo demás. me habí::l dado una amplia libertad de acción que usé sin problemas y con ba:.tante frccucncin, sobre Lodo en las cuesLiones económicas, sociales y de derechos humanos" (Santa Cruz, 1984: 97-98). Sus ideas sobre el problema dei desarrnllo y la necesidad de dotar a la regiún latinoamericana c.le una agencia específica desti- nada a tal fn. estaban en sus prio.-idades. "Habfa llegado yo ai Con- sejo Económic-n y Social -dice- ilusionado con la idea de realizar algo de provecho para mi país y para América Latina, donde ya apuntaban una crisis económica y una inquietud social detenidas por la conflagración mundial ( ... ). Creia. por otra parte, que las Naciones Unidas estaban obligadas, según su Carta constitutiva, a encarar desde ese momento el problema dei desarrollo económico de las 1·egiones de economfa débil y atrasada, las cuales compren- dfan a los dos tercio:s <le:: la población mundial, y que América La- tina tenra dcrecho a exigir que la organ ización creada en San Fran- cisco le prestara asistencia en la difícil empresa de elevar el nível de vida de sus habitantes. Comprendf que el verdadero papel de los latinoarnericanos cn las Naciones Unidas era llamar la aLención sobre estos hechos y luchar porque nuestra región se beneficiara Lambién de la cooper.ición internacional. Tímidamente insinué nuestras necesidades y nuestros derechos aJ discutirse el estableci- m íento de las Comisiones para Europa y el Lejano Oriente y el Informe de la Comisión Económica y de Empleo. "No presenté ninguna proposición concrela, pues comprendí que era inoportuno hacerlo en un momento en que la atención se concentraba en mitigar las tenibles consecucncias de la guem. Sin embargo, de~de ese momento comencé a pensar que en juliosi- guiente, cuando se reuniera de nuevo el Consejo, serfa preciso ha- cer algo para que Naciones Unidas se ocupara de los problemas de América Latina" (Santa Cruz, J 984: 128-129). Llegado el período siguienLe de sesioncs, como no figuraba nin- gún punlo en el Programa propuesto por el Secretario General que Fo111111laciw1es teóricas lcai11oa111ericwws co11tc111(Jorá11ca.L. I 71 perrnitiera proponer la creación de un nuevo organismo económico regional, Santa Cruz Lornó su decisión: "No había Liempo para consul- tai· en detalle a mi Cancillería. Tuve que limitanne a enviar un cable- grama ai Ministro de Relaciones Exteriores de Chile comunicándole que, salvo orden e11 contrario, presentada dentro de dos días una moción para que se creara una Comisión Económica para América Latina. No llegó esa orden contraria ni lampoco recibl instrucciones a favor de la iniciat iva. EI 12 de julio de ese ano transmitf oficalmenle ai Secretario General de las Naciones Unidas un proyeclo de resolu- ción te11die11te a la creación de una Comisión Económica para Améri- ca l.A1i11a, a finde que eJ Comité de Programa dei Conscjo lo incluyera en el Programa. EI proyeclo se fundaba en que América Latina habfa entrado en una grave crisis originada en el esfuerzo ec:on6mico reaJi- zado para defender la causa de las Naciones Unidas en la guerra y en las perturbaciones que ésta habfa causado a la economfa mundial; y que era necesario desan-ollar la industria de los países de América La- tina y utilizar ai 111á.ximo s11s e11ormes recursos 11aturales para elevar e/ 11ivel de vida de sus ltobita11tes, ayudar a resolver los prnble.mas eco11ó- micos de oiros continentes, lograr 1111 mejor equilibrio dei ediflcio eco- nómico 111w1dial e i11teusificarel come1cio ii1ten1aciunal. La Comisión deberia estudiar las medidas necesarins para facilitar u11a acción con- junta desti11ada a favorecer el progreso económico de los países de Amé- rica Latina y elevar e/ nivel de su actividad económica, asf como a man- te11er y estreclzar los vínculos eco11ómicos que los ligan entre sí y tam- bién co11 el resto dei mw1do >~ adenuis, participar en la aplicación de esas medidas" (S:rnLa Cniz, 1984:144). Luego de conseguir - no sin grandes esfuerzos de varios go- biernos latinoamericanos y el apoyo de a lgunos europeos- la crea- ción, por un período "provisorio" de tres anos, su promotor fue elecLo Pres idente dei Consejo Económ ico y Social de Naciones Unidas y reelecLo cn 195194• La CEPAL fue creada y su sede, en homenaje, fue adjudicada a Sanliago de Chile. J .:\ vinculación de la CEPAL y la integroci6n económica latinoa- mericana y entre estos hombres, sus ideas y las iniciativas, es signi- ficativamente estrecha. Felipe Herrera fue uno de los símbolos de la integración latinoamericana, por la cuaJ bregó hasta su muerte . ..., Las dificultades y desafios :i enfrentar con la iniciGtiva eran enormes: 8 de los 18 miembros dei Consejo. entre ellos Estados Unidoi., Franci:i, Grnn Breta11a y la Un16n Sovi~lica, se oponlan a b iniciarivu. De: lu:i Ln:s representantes latinoamen- canos, el pcru:ino adujo no tencr instnJcciones expres:is. Además, ai preparar 13 intervención y defendt.'r el proyccto, no habfa a disposición ningún estudio. infor- me o análisis de la economía l:itino:imerican:i, ni de l:i situación económica indi- vidual de los los pabes que pudiera servir para respaldar 13 iniciativa; cfr. l lemán S:uua Cruz. op. cít., p. 145 y s~ . 72 I Rmil Bi:ntaf-/\ lc~a Las ideas modernas (posl Segunda Gue1 ra Mun<lial) sobre las necesidades de la integración económica partieron de ln nueva Comisión. "De todas las acciones producto de las iniciativas origi- nadas en la CEPAL, pocas han lenido mayor Lrascendencia que esle mo•·imicnto hacia la intcgración económica. La idea de la integra- ción no era nueva; habfa surgido junto con la independencia inspi- rada por Bolívar, el gran visionario. Después de él había quedado latente como una aspiración más bien rnmántica, aunque no íalta- ron estadistas y pensadores, como Andrés Bello. que esbozaron posibles formas de ntegración económica ( ... ) El gra11 mt!rito de la CEPAl co11sistió e11 propiciar la i111egració11 ecu116111ica de América úui11a como 1111 ele111e11to 1111porta11te para impulsar el desarrollu de .rns países y e11 1noporcio11ar 1111 sólido fu11da111e1110 tcôlico que la justi/'icara. Este se basaba cn que d /illllro incl11strial de la reg1ó11 y cspecial111e111e tle las ill(/us11 ias básicas, además de ot ros factores. req11iere mercculos amplias que le pemúwn una dit11e11sió11 e<.:011ómica 11dec11ada y producció11 a bujos costos e11 condiciones co111petitivas, y e11 q11e lo~ 111ercadus de estos paf.-;e~. tomados cada u110 de e/los i11tli- vic/11al1111mte, puetle11 ser imuf"icumtes pam posibilitar d de.rnrmllo tle fa.ç i11dustrias a11tedicluu sobre bases téc11icas e/lcaces" (Santa Cruz, 1984:470-1 ). Pero hada falta tamb1én un organismo que especfíicamente se ocupam de eito; de Jo~ aspectos teóricos. técnicos y polrlicos que tal iniciativa requería parn que los primeros proyectos (ALALC, Merca- do Común Centro-Americano), cuajaran en un gran proyecto regio- nal. Esa institución, por nwchos anos el pilar de apoyo inteleclual, académico y profesional. seria e l Instituto para la Intcgración de América Latina, INTAL, dependicnte dei BID y creado a iniciativa y fundamentación de Felipe Herrera, entonces el primer presiden- te dei Banco Interamericano de Desarrollo. Pocos hombres reúnen en su personaJidad pensamiento y ac- ción. Felipe Herrera, ejemplo de este perfil, Lan ausenLe hoy en esta difícil coyuntura histórica, fue un hombre excepcional. no sólo por Sll capacidad y calidad intelectual. sino por sus dotes de ser humano, su sencillez para aceptar a aquellos que recién comenzaban a transi- tar por los estudios intemacionoles y recutTfan a él -ya aíectado por su trágica enferme<lad- buscando conocimientos y consejos. Como a otros ilustres intelectuoles, académicos y diplomáticos que apare- cen citados en este libro y que he leniclo la suerte de frecuentar y constitui rme en parte de sus ami~tades, conocí a Felipe ll't>rrP1<1 en esa perspectiva. Siendo yo un aprendiz, el maestro me recibió con homenajes, brindándome su amistad generosa hasta su muerte. EI aporte intelectual de Felipe Herrera ai pensamiento latino- americano de relaciones internacionales es, en gran medida, coin- Fo111111/ano11c., tecírica~ /n1i11un111cricwws co11te1111wrci111H1s ... / 7 3 cidente y simultáneo con su actividad como funcionario internacio- nal. Su nombre está asociado ai desarrollo de un pensamiento pro- pio sobre 1~1 integración, no sólo en su faceta económica, sino -y complementaria con ésta- también en la cultura l y la política. Su producción intelectual prevfa. de reílexiones sobre e l desa- rrollo eco116mico está asociada a su primera etapa profesional como f uncionario público"5 y como funcionario internacional~6. Sus traba- jos se relacionan así con los problemas de la inílación y la estabi- lidad monetaria, la política fiscal y las vinculaciones de estos temas con su preocupación principal: el desa1Tollo económico. Al mismo ticmpo, siempre ·do la integración Jatinoamericana como una necesidad y un destino; un facto1· clave para cl desarro- llo de la región en su conjunto. cuestión que serra central en sus preocupacioncs como funcionario internncional y posteriormente. Contrn lo que muchos ~uponen, la crcación dei BID - una idea la tinoamericana muy antigua- no contaba con la percepción positiva de los Estados Unidos. Dice Felipe Hl;!rrera: "Hasta ese momento -fines de los aiios 50- la politica norteamericana frente a América Latina estaba fundamentada en tres objetivos globales y permanentes: prevenir cualquier alineamiento de a lgún pars dd hemisferio con una potencia 1ivaJ,asegurar la presencia económi- ca de los Estados Unidos en América Latina, y procurar el estable- cimiento de regímenes estables en I:.alinoamérica. lo que en mu- chos países se tradujo en la instalación de prolongadas dictadu- ras"97. Seilala Luciano Tomassini que "para comprender las dificul- tades que enfrentó la aspíración latinoamericana de crear una ins- Lit ución de fomento dei desarrollo e1,;unómlco hay que poner el proceso contra c l telón de fondo de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina y de los objetivos divergentes de las polí- ticas exted ol'es de unos y otros. Dd lado de Washington, intereses hegemónicos, estratégicos globales. intercses económicos privados. política de las caiionera!>; dei lado la tinoamericano, búsqueda de cooperación económica, promoción dei comercio y el fioanci<'lmien- to ai desarrollo económico; un contrapunto de setenta anos que dio lugar a un verdadero diálogo de sordos. Cuando Felipe Herrera "' Subsccretano de Economia dei gobie1110 de Carlos Ibá 11ez dei Cnmpo, 1952: Gerente dei Banco Central. 1953: Ministro de H:icienda ese mismo ano y lucgo retomo a la Gerencia dei B:inco Central •• Participando como representante dei gobiemo chileno. desde 1954, cn las negociaciones para la creación dei Banco lntcramericano de Dcsa1Tol10, BID; rcsi· diendo cn Washington desde 1958, como Director por Chile y otros países cn e l fondn Monc:tario lntcmadonal. hasta su dcsignacíón como Presidente dei B!D. • 1 Citado por Luciano Tomassini. Felipc Herrero. Idealista y rtaliZ11dor, Santiago. Fondo de Cultura Económica, 1997; p. 119'. 74 I Rmíl Bcmal-Meza comenzó a inLervenir en las negociaciones que en definiLiva condu- cidan ai esLablecimienLo dei Banco Inlernmericano de Desarrollo, en 1954, tenra una clara percepción <le esta necesidad por haber apreciado el contraste que exislfa entre los países indusLrializados y los países subdesarrollados duranLe sus primeras expedencias cn Europa. la cercanfa de su familia a doo Pedro Aguirre Cerda, quien no sólo como pdmer Presidente radical inició el desarrollo indus- tria l y las políticas sociales en Chile, i:>inn que yi'l con anterioridacl habfa escrito dos libros que reílejaban la realiclad dei país: La c11es- ció11 ilrdustrial y la cuestión Agraria" (Tomassini, 1997:120). Cerca de Petrópolis, Brasil, en el hotel de Quitandinha, se lle- vó a cabo, en diciembre de 1954, la Conferencia Económica Hemis- férica, en el marco dei Consejo lnt.eramericano Económico y Social (CIES). Gmpos de lrabajo de la CEPAL y dei gobiemo de Chile tra- bajaron arduamenle lo~ meses previas para preparar documenLos que permitieran defender, frente a Estados Unidos, la necesidad de crear una institución financiera de fomento. Felipe Hcrrera luvo una destacada actuación, integrando la delegación que recorrió previamente todos los países de la región para promover la posi- ción chilena y luego integrando la delegación nacional a QuiLandin- ha . Luciano Tomassini sefiala que en esa conferencia los pafses la- Linoamericanos presenlamn por primera vez lm conjunto coherenle de ideas y proposiciones acerca de la forma que debería revesLir la cooperación económica interarnericana. EI informe preparado por la CEPAL no fue admitido como documento de trabajo y la pro- puesta de Chile convergió junto a la de otros países (Colombia, Ecuador y Ha ití), en la necesidad de crear un organismo financiero regional. La primera Reunión de lo Asamblca de Gobcmadores dei Banco debfa elegir ai prirner presidente de la institución y consti- tuir su primer Directorio Ejecutivo, enlre los días 13 y 16 de febre- ro de 1960, e n la ciudad de San Salvador. La candidatura de Feli- pe Herrera fue presentada por Chile y elegida por unanimidad. A partir de este momento, Felipe Herrera decidió hacer de este banco de fomento ai desarrollo un instrumento de la integra- ción, promoviendo todos los aspectos de la m isma. EI primer libra que recoge sus tempranas experiencias como presidente dei BID, de sus piimeros anos y sus reflexiones en tor- no a la integración latinoamericana, es una obra cuya primera edi- ción data de 1964 y la segunda de J9679~. Para esta última, el dis- tinguido académico e internacionalista chileno, Gustavo Lagos, es- cribió el Prnlnga AllI senala que '.'los discursos y conferencias que forman el libro de Felipe Herrera tie nen el mérito indudable de •• Felipe Herrcra. América Latina mtcgrada, Buenos Aires. Editorial Losada. Fom111/aci011es teórica.ç la1i11ot1111erica11a!. co11te111porá1t<•as .. • / 75 haher planteado y analizatlo el pr-oblcma de la integración de Amé- rica Latina de una rnanera g lobal dentro de la cual los aspectos sociológicos, políticos, económico:. y culturales de ésta han sido estud iados , s is temati zados y proyeclados dentro de una visión que trasciende lo económico y que se proyecta en el destino mismo de los pueblos latinoamericanos" (Lagos, J 967: 11 ). A esta obra le se- gu irá una serie impresionante de puhlicaciones; que rccoge1án sus reflexiones sobre la integración latinoamericana durante los s i- guientes treinta afios'l9. Diversos au tores, entre ellos Lagos y Tomassini, seiiaJan que la conferencia pronunciada en la Universidad de Bahfa (Salvador, Brasil), en agosto de 1962, de tftulo "J11tegració11 económica y rei11- teg1ación policica""'°, reúne las ideas esenciales y estructuni les dei pensamiento latlnoamericanista de Felipe Herrera y que le acompa- narían durante toda su fructfíera vida. Se trata de su paradigma de la América Lat ina "como una gran nación deshecha que puede ser reconstruida a través d e la in11.egración como fenómeno político, social, económico y cultura l". Felipe Herrcra tuvo s iempre la convicción de que era necesa- rio contar con instrumentos institucionales. de car~kter btinoamc- ricano, que pudieran impulsar la integraci6n, facilitando los víncu- los y entend imien tos entre los técnicos, los académicos y los polí- ticos. Cuando participa de la promoción de la propuesta chilena de creación de un banco de fomento ya tiene estas ideas, las que va a impulsar desde su cargo de presidente del BID. Adelantamos en el capftulo 1-6 cómo las visiones de Estados Unidos y de América La tina diferfan cn la lecturn de los vínculos históricos y cómo ambos actores comenzaban a discrepar prof un- dament.e acerca de la naturaleza de sus relaciones mutuas. Recuer- da el profesor Lagos que "las tensiones c readas entre EE. UU. y los países latinoamericanos como consecuencia de la reacción de estos últimos ante la actitud norteamericana de post guerra de conside- rar a América Latina como un a liado natural e incondicional, pm- porcionan un contexto internacional de tipo conflictivo que ayuda a los latinoamericanos a tomar conciencia de su condición común dentro dei sistema inte rnacional" . EI conflic tivo contexto hemisfé- "" EnLre sus obras, por scl1afar sólo algurn:1s y. adem:is de la antcnor, merecen c itarse: Nncionolis1110 l.atinoo111erico110 (Santiago. Editorial Universitaria. 196 7); Amtrica Lotrno: experiencias y desaft'os (Buenos Aires. BID/lNTAL. 1974); Con11111i- dad la1i11oamcricu11a de NoclOnes. Presencw de Chile (Santiago. Editorial Univcrsi- 1.:uia. 1983): Visi611 de Aml!rica Latina 1974-1984 (Santiago, Editorial Pehuén, 1985). Amlricn Lotinn: Desa"ol/o e /11tegració11 (Sane iago. Editorial Emisíón, 1986). 100 Que apa1ece como Capículo J en las edic iones de 1964 y 1967; cfr. F<!lipe Herrcra, América Latina integrada. op. de. 76 I Ra1íl Bemaf-Me:.a rico de la época se ve rel1ejado en los vejámenes que recibe el vice- presidente no1ieamericuno Nixon en su vi:;ita ai continente y las iniciativas para reencauzar las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, tal la "Operación Panamericana'' impulsada por el presidente Kubilschek. "En estas circunstanciasse produce la crea- ción dei Banco lnle1·americano de DesarrolJo, que proporciona un nuevo marco dentro dei cual un conjunto de runcionarios reclut~ dos en Lodos los países de la región va a tener la oporlunidad de iníluenciarse recíprocamente y de palpar en su propia convivencia, trabajo y aspiraciones cornunes, una realidad que trasciende sus particulares grupos nacionales. Se crea así un marco de inLeracción adecuado para que la autodefinición dei grupo laLinoamericano se afiance y progrese en una inslitución cuya impotlancia crece rápi- damente para lrans fo1marse, cinco afias clespués de su creación, en la principal fuente p(1blica internacional para e l financiamiento a largo plazo de proyectos de inversión económica y social en Amé- rica Latina" (Lagos, 1967:21-22). Bajo la indicación de Felipe Herrera, el BID crea dos insln1- mentos que sedan claves en el proceso posterior de la integración: el Fendo de Pr·einversión para la Integrnción de América Latina, destin<'ldo a financiar estudios de proyeclos multinacionales, y el InsliLulo para la Int.egración de América Latina, INTAL, destinado a esludiar dicho proceso y contribuir a acelerado y a resolver sus problemas a Lravés de la invesligación de fórmulas y medios para ese fin; contribuir a la formación de personal técnico; asesorar a gobiemos y entidades privadas y dií1mdir el conocimienlo Lécnico en todos los sectores de la región. Como expresó el profesor Lagos, "Felipe Herrera ha insisLido rnuchas veces en sus discursos y con- ferencias que la integración latinoameric.:"'llla necesila una teoría y una eslrategia coherenles que permitan interpretar e! fenómeno integracionista dentro de una perspectiva histórica y de acuerdo con el inslrurnental técnico prnporcionado por el desarrollo actual de las ciencias sociales. Quizás en esta necesidad se encuenlra la rafz profunda de la decisión dei BlD de crear el lnstilulo para la Integración de América Latina como órgano técnico que sirva para realizar este proceso de elaboración ·intelectual que permita contri- buir a la definición de los intereses de la América LaLina dentro de un mundo interdependiente y de los intereses de los países lalinoa- rnericanos dentro de una América Latina integrada" (Lagos, 1967:3 1). La perspecliva visionaria sobre las necesidades y destino de América Latina se advierte en' diversos momentos de la vida inter- nacional de Felipe Herrera. En un texto de 1974 dice: "Si recorda- mos concepLos que a i presente tienden a ser de generalizada discu- Fom111lttt'iu11t·s leúric-as l111i11cJC111u:ric:a11a.ç c<>11te111pol(i111:as .•• / 77 sión, es porque estamos convencido:, de que, te 111 ~Hicn e 1deológica- 111enLe, Lambién en la esfera concreta de la acción hemos efcctuado imporLantes avam:es que nos permílcn mirar con opLimismo realis- La los pru;os futuros que se deben dar. Sin embargo, la acción que podamos programar para lograr una América Latina unificada, en que su cohesió n económica sea la bnse dinâmica para una expre- sión cullural y política comunitaria, está s ujeta a una prescripció 11 histórica: cs decir, si no logramos cimentar esa acción en un térmi- no oportuno, la aceleración de la hislod a conlempo ránea puede superar la vigencia de esa tarea que a muchos, paradójicamente, aún les parece utópica, en el escenario de una civiliwción cada vez más globalizada. "Histodadores. sociólogos, biólogos y psicólogos que anal izan las lim itacio nes humanas -individuales y colectivas- parn ajustar- se a i nuevo escenario donde la ciencia y la técnica toman una ve- locidad exponencial. están contestes en que nuestras acLuales cate- gorfas de pensamiento son insuficientes no sólo para entendei; sino Lam bién para acluar oportunamente frente a esas transformaciones exte rnas. EI hombre laLinoamericano, por cierto, no escapa a este diagnóslico. Tendemos a(m a barajar fórm ul<ts decimonónicas fren- te a situ~ciones lotolmcnte aJejadas de las circunstancias en que aquéllas fu ernn acuõadas. Nuestro prop.io generalizado subdesan·o- llo, con sus conocidas secuclas de dependencia, de frustrantes ten- s ioncs sociales, de privilegias e injusticias no removidas, golpean agudamente la preocupación diaria de gobernames y de gobema- dos, hacie ndo diffc il que las colectividades se proyec ten hacia el futuro en func ió n de perspecti vas más amplias, y más ajustadas ai shock de./ (ulllru" 1°1• Su visión, e.n esa perspecliva multidimensional y compleja, esLaba en la lf nea de a qucllos que s iempre seí'ialaron la necesidad de revisa r el pasado y el presente desde nuestras propias perspec- Livas , recreando y reconstruyendo Ja herencia de un pensamiento origi na l. Así lo describe en sus palabras: "En períodos anteriores habfamos estado aco<:tumbrados a la present:ia de pensadores seõe- rns que, de acuerdo con las circ unstancias en que les correspondie- ra vivír, prepararon un indispensablc substratum de filosoffa social para nuestros pueblos nuevos ( ... ). Sin án imo de implicar que todo tie111po pasaclo fiw mejor, preguntémonos si la América Latina con- temporánea está plas mando las respuestas inLelectuales a las que aspiran sus trescientos millones de habitantes. Cierto es quP hemos avanzado notablemente en el campo de algunas ciencias sociales, 'º' FeLipe Hcrrcra, América Ln1i11<1: e.xpenencias .v dcsa(los. Buenos Aires, BID· INTAL. 1974: p. 36. 78 I Rtuil Bcmal Alc~a particularmente en la economía y sociologfa; cierto e:. que con Ja revolución de los rned1os de comunicación los grandes te rn as dei presente son de dominio público. Pero (.hasta qué punto la denomi- nada depe11de11cia cultural no proyecta también u na incapacidad de gestar un rensamiento la tinoamerica no autóctono adecuado para los Ires tíltimos deccnios dei presen te siglo? A nuestro juicio, si América Latina aprecia suficientemente sus propios valores cul tu · ralt::!>, si supera i11íluencias deforman les, sea por ingred ientes exage- radamente provi11cialis1as o extranjerfr.w1tes; si se identifica con los series desaffos de w1 solo mundo que es tá obligado a vivir; s i es capaz de analiznr su propia realidad y destino con visión dim\mica, autêntica y generosa. dcberia estar en condiciones de llegar a una comprens ión más perma nente, más profu nda, y, por ende, más positiva de lo que efectivamente somos. y ele lo que podemos lle- ga1· a ser"102• lli-3. Pensamiento Prebjsch-Cepal Con runplia y justificada raz.611, el nomb1·e de la CEPAL. en relaciõn a una producción intelectual origina l. está asociado aJ de Ra<il Pre- bisch. Sin embargo. hubo un ilustre grupo de intelectuales y econo- m islas que lo acompaõaron desde los primeros tiempos, algunos de los cua les descollarían con prest igio propio, como Celso Furtado, Aníbal Pinto, Adolfo Dorfman, Jorge Ahumada y otros 101• Raúl Prebisch consti luyc el origen -con10 principio funda- dor- dei pensarnienLo latinoamericano, propiamente cien~füco, en relaciones internacionales. Como sintetiza un autor: "la teoría dei desarrollo de Prebisch integra todos los grandes temas de po lrtica económica debatidos en el mundo a partir de la primem ciisis dei siglo XX. cuando la rcalidad -más que las conlrateorías- pusie- ron en cueslión ai pensamiento neoclás ico" (Piõeiro Ifii guez, 2003:92). Su punto de partida fue el análisis dei sistema económico mundial, cuestionando la teoda clásica (Ricardo) y neoclásica (Hec- kscher-Olh in) dei comercio internacional . En oposición a i pensa~ miento enlonces hegemónico, acerca de las ventajas comparativas de la división internacional dei trabajo, Prebisch. en El desarrollo ID! lbid., p. 37. iol A este g:rup<> se agregôlrfan. en calidad de funcionarias intemacionales uua- clzés. algunos economistas norteamcricanos y europeos. Entre estos últimos. un jovcn economista fr:incés, Yves Gibe1 t,quien, entre fines de los ai'los 70 y comien· zos de los 80 sería mi maestro en l'UniveC'Sité de la Sorbonnc Fom1L1fac11ml!S 1eâ1 irn:. {(11111oa111ericcwas co111e111porá11eas ... / 79 econn1111co de A111érica Lati11a y algw1os tle sus pri11cipales proble- mas" (1949) y, luego, en Problemas teórico~· y prâcticos dei creci111ie11- to ecu11ó111ico ( 1951 ), sos1uvo que la estructura de las relaciones económicas entre el centro y la periferia tendían a reproducir las condiciones de subdesarrollo y a aumentar la dfatancia entre los países desa1Tollados y los países periféricos, a través de la apropia- ción de los frutos dei progre.so técnico. EI concepto "pedférico", según describe J. Hodara, había sido utilizado antes de Prebisch por el economista chileno-alemán Ernst Wagemann. en su libro Estructura y ritmo de la economía mw1- diat104. Asimismo, éste fue uno de los primeros economistas que usó sistemáticamente el término estructura como configuración de ele- mentos significativos (Hodara, J 987). Pero lejos de constituir éste un elemento de menoscabo ai aporte de Prebisch, pone de relevan- cia su preocupación por asentar un pensamiento latinoamericano sobre la interprctación de la reaJidad desde nuestras propias pers- pectivas, tal como seria posteriormente una constante dei programa de invesligación estructuralista. La preocupación intelectual que impulsó el trabajo de Pre- bisch y sus colaboradores fue la leorización de un proceso que y;i se venía dam.lu desde los anos 30, en países como Brasil y, un poco antes, en el caso de la Argentina, cual era el de la industrialización sustitutiva. En realidad -y taJ como explicó el mismo Prebisch- la crisis dei 30, la gran depresión mundial, afectó de tal manera a las es1.nictu1·as económicas y socialcs de los países latinoamericanos que varias de éstos se lanzaron a distintas poJíticas pragmáticas para hacerle frente, a través de la susti tución de importaciont:.s, pero sin ninguna teoria de la cual derivar una sistematización para las experiencias en curso. EI aporte de Prebisch, en este sentido, serfa justamente proveer ese marco analftico y teórico fundamental para la posterior "toma de decisiones" y fonnulación de políticas públicas. Desde una perspectiva sistémica centrada en factores estructu- rales, el pensamiento cepalino sustuvo que las características dei sis- tema internacional detcnninaban en gran medida el comportamien- to externo de la región. En las palabras de Prebisch: "Tomé corno punto de panida la considcración según la cual el capitalismo peri- férico era parte integrante de1 sistema mundial, ordenado de acuer- do ai esquema pretérito de la división internacional del trabajo y de las ventajas comparativas. CapitaJismo subsicüario, apendicular, su- bordinado a los intereses de los países avanzados bajo el signo de su hegemonfa y dei imperio de las leyes dei mercado. iGJ Barcelona, Edirorial Labor S.A .. 1933. 80 I Ratil Bi:.mal-Alcu1 "El capilalismo de esos países avanzados era esencialmente centrípelo, y sigue siéndolo. Su dinâmica, con ser muy irnporlanle, no baslaba para que la periferia pudiera impulsar su propio desa- rrollo; ella e.lebra alguna vez crcar su propia dinâmica rompiendo aquel esquema pretérito. "Para lograr este objetivo. la pe.-iferia tenra que induslrializar- se. esto es, hacer en forma deliberada lõ que la dinámica de los cen tros no habfa traído espontá neamente" (Prebisch. 1987:26)'º\ La explicación modélica. conocida como centro-periferia, fue conslruida sobre la leoría dei "deterioro de los términos de inter- cambio", consecuencia dei papel dei progreso técnico, de su difu- sión internacional (desde los pa(ses desarrollados a los subdesarro- llados) y la distribución profundamente desigual ele sus frutos. así como. derivado ele lo anterior, su impaclo relativo en el aumento constante de la prnductividad. Los da tos empíricos que sustentaron e l modelo centro-periferia fueron derivados de la conslatación de la desigualdad considerable entre productores y exportadores de bienes manuf acturados, de una parte, y los productores y exporLadores de bienes primarios, por la olra. En su desa1-rollo histórico, el papel de la periferia se 1·es1ringió fundamentalmente a la oferta de productos primarios. mientras que el progreso técnico iniciado en los cenLros no se difundió hacia otras zonas. favoreciendo en los países precursores el crecimiento dei in- greso. el que a su vez estimulaba la demanda y las conLinuas innova- ciones Lecnológicas, dando gran impu lso a la industrialización y a la invcstigacíón vinculada con el desarrollo (I&D). Según e] Uuslre pensador a1·gentino, "nos esforzamos enlonces en hacer comprender que, dado el retardo hisLórico dei desarrollo periférico. debido a la índole centrfpeta dei capiLalismo, resultaba necesario proteger moderadamente las nuevas indui>trias para com- pensar sus mayores costos" (Prebisch, 1987:27). Prebisch fue conscie'hle de los riesgos y limitaciones deJ pro- ceso. Su visión c.-ftica poslerior lo evidencia, ai sei'lalar que "sin duda que la industrialización se ha desenvuelto con grandes falias. Pero gradas a ella se pudo a lcanzar un rilmo de desarrollo supe- rior ai que habrfan pem1itido las exportaciones primarias a los cen- Lros. En verdad. la pérdida de ingresos represenlada por los mayo- res castos de los produc los induslriales fue compensada con c reces por el incremenlo mucho mayor dei produclo global de la econo- mfa. Esas fallas radicaban prindpalmente en la protección exagera- •os EI libro que aparece aqui ciwdo como ano 1987, corresponde a una "Segun· da reimpresión~ de la obra que íuc publicada originalmente cn 1981, como "Prime- ra cdición". f(n'11111/m: io11es te<iri.·<1 ., {(1111u1<1111cri<.:w1as r.:011te111110ni11eas .. . / 81 da v en la asimelría de la induslriali1ación: se estimulaba la susti- tuclón sin ofrccer incentivos similares a la exportación de manufac- llJl'as. Asf lo dijimos francamente a cornienzos de los anos 60" (ibid). EI retraso de la periferia era consecuencia de la dinámica dei sistema, a la vez que se consolidaba cada vez más la hegemonía his tórica de lus t.:entros. De este diagnóstico, interpretado por la Leorfa ce.ntro-pl!ri/eria, re:.ultaban las estratcgias cn términos de in- serción internacional y política exterior: propender desde el ámbi- to diplomático y de las relaciones económicas intemacionales a la transformación dei sistema mundial; promover la indust1·ialización y redefinir la política arancelaria, utilizando la protección para la industria nacienle e impulsar la inLegración latinoamcricana. La Cepa!, si bien se ocupó dei pensamiento en economía, in- vestigó el papel dei Estado en la estrotegia de desarrollo. Luego de impulsar el análisis de aqnellos factores estrucluralcs que caracte- rizaban la espcciucidad ele los problemas de los países de América Latina. buscó rcspuestas propias. evitando la Lraslación mecânica a la región de las teorfas existentes sobre el clesarTollo (Falcuo. 1996). A partir de una "heterodoxia politica", Prebi5cl1 :.t: apoyó en su momenlo, predominantemente, en una "sociologia crflica", in- tentando comprender la particular situación social de América La- tina y su carácter histórico, pero des<le la perspectiva de buscar siempre respuestas propias, con orientaciones también originales. EI tránsito hacia una visión mullidimensional dei problema social era lógico porque, como el mismo Prebisch senaló, su primera pre- ocupación fue el tema económico, luego de lo cual derivaria hacia el problema de las estrucluras socioeconómicas que determinabao y condicionaban el desempeno de las economfas de la región. Sena- la el pensador que "en anos posteriores los hechos nos llcvarfan a ampliar los aná lisis y propuestas acerca dei problema de la des- igualdad social.En un trnbajo presentado en 1963106 abordamos res11ell:\men1e este asunlo reconociendo que, a pesar de a lgunos decenios de induslrialización, vastos grupos sociales quedaban muy rezagados, y exploramos las causas económicas y sociológicas de este fenómeno. Por cierlo, en nueslros análisis de la década de los 50 habíamos atribuído a la estructura económica un papel impor- tante en La cxplicación de la desigualdad; tratábase, sin embargo, de una concepción restringida que no se extendía hasta abarcar toda la cstructura social. En aqucllos anos prevalecia en mf eJ ex- '°" Dice Prebisch: ·me re(1cro a mi úllimo 1r::ibajo an1cs de dcjar ln <lirección de la Sec.:rclaria Ejec.:u1iva de la CEPAL: Hacia 11110 dind1111ca dei desn1Tollo latinoa111e- rica110. Fondo de Cultura Económica. México, 1963". Cfr. Prebisch ( 1987), p. 28. 82 I Rfüíl Bttnwl-Mczri Lraviado concepto de una teoria esencialmente económica del desa- 1rnllo" (Prebisch, 1987:28). Este aspecto dei pensamienlo original sería modificado duran- te los anos de la década dt> los bO. Prebisch y sus colaboradores comprendicron quo era necesario ampliar cJ âmbito teórico dei desarrollo, cuesuón que se hizo bajo la influencia de los trabajos sociológicos de José Medina Echavarrfa. Desarrollo econórnico, determinantes dei desorrollo social y papel dei Estado constiluirían una trilogra de preocupaciones que determinaban en sus contenidos las primeras estrategias intemacio- nales y regionales: la búsqueda de un nuevo sistema de relaciones económicas internacionales y. a nivel Jatinoamericano, la coopera- ción e integración económica. Recuerda el pensador que: "Asimismo, propusimos la idea de la planificación dei desarro- llo_ No negábamos, por cierto, la ímportancia dei mercado. Pero este mecanismo, insistimos, no pennitía prever los cambias estruc- turales que provocaba el desarrollo ni realizar aquelJos que eran necesarios para impulsado. Se imponía por eito el complemento de la plani6cación, tanto para elevar el titmo de acurnulación de capi- tal, a fin de hacer frente a las exigencias dei desarrollo, como para prevenir sus consecuencias. "En efecto, el ritmo de acumulación era insuficiente, no sólo debido a la fase inicial en que se encontraba el desarrollo de la periferia, sino a la imitación dei consumo de los cenLros'º7 y a la incorporación de Lecnologfas que ai requerir creciente densidad de capital disminuyen la absorción de fuerza de trabajo. "Tales [ueron las tesis que fui elaborando en la CEPAL. anima- do y apoyado por un conjunto muy desl<lcadu t.lc colaboradores; te- sis muy combatidas dentro y fuera de América Latina, pero que to- dav!a conservan su valo1~ a pesar de ser parciales e incompletas ( ... ) "Entre las tesis primigenias se destacaba el esquema centro- periferia; por más que en los últimos anos me he empenado en examinar criticamente mi propio pensamiento, de renovado para responder a los cambies que se han operado en la realidad y reco- ger lambién el pensamiento ajeno, no he podido prescindir dei con- cepLo centro-periferia en que se plasmaron mis primeras ideas de renovación teórica. Creo que sigue teniendo validez aun cuando es necesario continuar los esf uerzos' para incorporar nuevos elemen- tos, darle mayor coherencia y reunir los fragmentos dispersos en una presentación sistemática16~" (Prebisch, 1987:29). 'º' Tesis que, como recuerda el própio Prcbisch, se elaboró en la CEPAL antes de que se acuil.3ra el concepto, después tan difundido dcl "efocto demostración"; dr. Prebisch (J 987), op. cit .• p. 28. ""' Como el mismo Prcbisch scl'laló en la obra de referencia. "sobre este lema, Fom11tlacio111:!> tcóric:t1s lati1wm11ericc111as i:u11re111pord11eas •.. / 83 Uno de los instrumentos para superar c l estrangulamiento externo, extender la potencialidad dei comercio intralatinoamerica- no y ampliar el mercado potencial de las industrias locales, era la formación de un "mercado común". Esta idea de P1·ebisch íue :m- terior a la formación de la experiencia regional europea (Comuni- dad Económica Europea). La exigencia de la integración no era para Prebisch s61o una cuestión económica: las más diversas actividades humanas que se daban en la región requerfao un marco ampliado. Apuntó que, aun teniendo raíces comunes, el espacio cul tu ral se hallaba muy frag- mentado. No había comunicación ni espíritu recíproco que poten- ciara la creatividad humana. Los aspectos científicos y tecnológicos sufrían de cepos parecidos, y la presencia política internacional de los países a islados resultaba irrelevante. Dentro de la especiíicida<l de los problemas de la periferia, él no vera otra solución que la cooperación internacional 109• Así llegó Prebisch a la formulación de una "Teoría Global dei Desarrollo". En sus palabras, "EJ capitalismo perifético es parte de este sistema mundial, pero liene su propia especificidad. Por esta misma especificidad las Leorías elaboradas en los centros, ut:sde el punto de visla de la periferia, adolecen de una falsa pretensión de universalidad . Sostuvimos esta tesis desde nuestros primeros tiem- pos en la CEPAL y la observación ulterior de los hechos nos ha lle- vado a confirmaria plenamente. Las teorias neoclásicas no se propu- s ieron explorar la realidad periférica, si bicn sus adeptos de esta parte dei mundo las adoptan con incondicional reverencia. Tampo- co concicmen a la pt:riferia las teorfas de Marx, para quien e) capi- talismo dei cenu·o britânico se reproduciría simplemente en el res- to dei mundo con el andar dei tiempo. Y la revolución teórica keync- siana puso el acento en la tendencia bacia el exceso de ahorro en un capitalismo maduro, lo cual. obviamente, es ajeno a la periferia. "Necesi tamos pues -agrcgaba- un esfuerzo propio de elabo- ración teórica. No se trata de prescindir de las teorías de los cen- tros, sino de reconocer la especificidad dei capitalismo periférico. En otros términos, debe construirse una teorfa que abarque ai es- quema centro-periferia en toda su complejidad" (Prebisch, 1987:31 ). La formulación centro-periferia tenía como punto cenlral evi- dente el problema de la acwmilaci611 a escala global. Esto hizo que la mayoría de los estudios sobre el pensamiento de Prebisch pusie- ra de relevancia sólo sus aspectoi. económicos, en términos dei pro- ceso genético-formativo y de la estructura dei capita lismo mundial. los aportes más importantes de los úlLimos ailos han sido hechos por Aníba.I Pin- to". Cfr. Prebisch {J 987). p. 29. '°' Carlos Pineiro lr'l:igucz. op. cit .. p. 170. 84 I Rmíl Bema/-A/er,a Sin embargo, el nível de abslracción de la corn:epción "centro- pei-ifo1·ia" llevaba implícita una interpreLación sobre la configura- c ión histórico-es t.ruct.ural dei sislêma mundial y dei papel que el desarrollo económico habia jugado en la formación dei poder inter- nacional en el mundo moderno; ele su estratificación y difusión. a lnwés de un complejo sistema de relaciones mundiales. Desde esta perspectiva, ln formulación cenlrn-periferia, expre- sando la morfología básica dei sistema mundial capitalista, senló las bases de una fi/osofía o teoria de la Historia, de cuiio latinoame- ricano, que podía explicar -a través de una bipótesis de trabajo- cómo se habfan producido los ht.~chos : es decir, la Historia. En sín- tesis, em el fundamento dei "1·elato"; un gran relato histórico des- de la periferia. a) E lementos fundamentales del pensamiento de Prebisch y sus niveles de análisis Hay dif eremes modalidades para abordai· la obra de Prebisch. En diversos trabajos se ha intentado una periodízación de su sistema de ideas, pero siempre relacionándolos con los aportes vinculados a la lrayectoria histórica de la CEPAL; por ejemplo, e l de la propia instilución (CEPAL), (1969), Hodarn (1987) y Bielchowsky (1998). Debe tenerseen cuenla que el mismo Prebisch elaboró un esquema sobre la evolución de su pensamienlo basado en cinco etapas fun- damentales (Prebisch, 1983;1988). No obstante, hacemos aquí una categori7.ación temática según cuaLro niveles de análisis 111l, los cuales no están explicitados, pero se desprenden de la argumentación desarrollada por el economista a1·gen li no a lo largo de sus princi pales t.rabajos ( 1963; 1964; 1970; 1981 y 1987). Los niveles de análisis se encuenlran estrecha y lógi- camente vinculados en el sistema de ideas dei aut.or. Aun así, te- niendo presente la discusión sobre sus aportes y su confrontación con olros programas de investigación, es preciso distinguirlos. b) Nivel de te01ia sistémica Es e] nível más abstracto y general de su formulación; odentado a comprender y explicar las condiciones contemporáneas del capita- lismo. La fo1mulación permite constmir una filosofi'a de la histuria "º Esta periodización me fuc propuesLa por Gustavo Mascm. la misma es <le- sarrollada y c.;omplcmentada con p<!nsam1i:!nlos de nucstros trabajos cn común (Be.-- nal-M.:za. 2000: Masern. 2000) y en su Tesis Doctor.:tl. Cfr. Masera (2005). Fun1111lat:im1es femfras l<tti1rmw1t!lict11ws co11te111portí11ct1~ ... / 85 y una teoria dei sistema ltistónco dei capitalismo, o -como el mis- mo Prebisch delinió- '"una teorfa global dei desarrollo". Sobre t::des lfneas, Prebisch elabora un esquema o modelo de fundonarnicnto dei capi1 al ismo, en donde identifica los aspectos básicos de la hegemonia de los centros y dei rol que jueg<t la pe1 i- ft:ria en la dinámica de la economfa internacional. En este nivel .. trata, asimismo, sobre la índole de las crisis en los centros dinámi- cos principales y sus ef ectns hncia la periíeria (Prebisch. 1981 ). Para Prebisch, el s istema globaJ dei capitalismo está constituido por un sistema de relaciones económicas intemacionales centro-pe- riferia, o constebción económica (!Ue reúne a centros industriales y a países pedféricos. La tarea implica definir las características bási- cas de uno y otro segmento de esa economfa mundial. Mientras que el pdmero es centrípeto, autocentrndo. absorbentc y dominante, el segundo es depe11Jit:11lc, íragmentado, vulnerable. reílejo e imitati vo y restringido a la oferta de productos primario:. (Prebisch, 1963; 1981 ). EI nivel de análisis sist6mico incluye la rcflcxión sobre la natumleza. causas y sigrnficado ele la desiguaJdad internacional en la difusión dd progreso técnico y ele la distribución de sus ín.1tos. EI principal mecanismo histórico de conexión entre centro y periferia es el deterioro de los términos dei interc.ambio. fenómeno que demuestra la vocación expansiva dei centro sobre la periferia. expresado en una retransferencia negativa de ingresos, y que descu- bre la debilidad congénita de la periferia (Prebisch. 1963). En sfn- tesis. la relación de los preciO!, de intercambio significa que la de- manda mundial de productos primados crccc de manera relativa- mente más lenta que la de produclos industriales. Esta tcndencia objetivll de b economia internacional, que se manifit:sla como cre- ciente, es reveladora de la nece:.idad de tranc;formar la estn1ctura dei in1eccamb10 exterior. EI autor actualiza. en su última obra. su visión acerca de las posibilidades de la periferia latinoamericana en e l sistema global dei capitalismo. Argumenta sobre la necesidad de transformación de la base económico-social fundamentada en la npropincíón del excedente económico. punto que revela una visión conílictiva sobre la dinámica social, heredada en gran parte dei pensamienlo marxis- ta (Prebisch. 1981). Aún más, en este nível puede agregarse (os~ encuentra) el núcleo de una "teoría normativa": a partir dei análi- sis sistémico y la morfologra centro-periferia, se trata de pensar hacia dónde debería ir el sistema global para no derivar en una ctisis de proíunda~ consecuencias. La cuestión radica cn la identi- ficación de las causas que pueden posibilitar la implementación de algunas estrategias globales de transformación dei sistema. El aná- lis is, que reconoce en su base la disparidad estruclural centro-peri- 86 I R111íl Bt!nral-Me;:.a feria y la hegemonía hislórica de los cenlros, permite inlet-pretar el carácLer c recienlem t:nlc:: conílictivo dei s is tema, con cris is rccurrcn - Les en los cenlros . La hegemonfa de los cen tros se evidencia, tnm- bién, en la concenLración recíproca de la mayor pa rte dei comercio mundial (Prebisch, 1988). e) Nivel d e diagnóstico estruc tural Los países periféricos, en particular los de América Latina. aunque diversos en sus condiciones geográficas, demográficas, niveles de urba nizació n, producLo, cLc., se encuenLran caraclerizados por el elemenlo común de ser productores y exporladores de matenas primas, con un primer patrón h istórico de desarrollo orientado "hacia afuc::ra". Aclemás, son crccicntcmc nLc vulnerables a los pro- blemas dei deterioro de los términos dei inte rcambio y dei esLran- gulamiento externo. EI resu ltado es el desequllibrio es lruc tural de la balanza de pago:>. la hetcrogeneidad eslructural, la inílación e:>- tructural y e l desempleo. Prebisch sostie ne q ue la dinámica dei desarro!Jo en las 1·egio- nes periféricas de la economfa mund ial se enfrenta a dos tipos de obstâculol>: los factores estructurales internos y los que se relac10- nan con e l estrangulamiento exterior. Los foctores internos se refie- ren a la insuficiencia din:imica del desarrollo, a i funcionamicnto específico del sistema económ ico (en sus aspcctos dis tributivos) y a la estructura sociaJ existente e n la periferia. Los factores exlemos se vinculan a la incidencia de las disparidades de la demanda inter- nacional sobre los ritmos de desatTollo interno (Prehisch, 1963). La argumentación manifiesta que la evidencia empírica ha demostra- do el rezago de América Latina en relación a sus potencialidades históricas. La insuficiencia económica es debidn a los bajos niveles de crecimienlo y de product ividad en la mayor parte de los secto res: industriales, de comercio y de agricultura. Los índices de la econo- mfa latinoamericana revelan , también, los altos niveles de desocu- pación , marginaJidad, desigualdad en la distribución dei ingreso, etc. El desequ ilíbrio más evidente es resultado de la brecha entre la produc tividad y el cap ila l requerido en inversione~ produc tivas imprescindibles para lograr un ritmo m[nimo de c recimienlo soste- nido. AI no lograrse disminuir la brecha, se deriva, en consccuen- cia, una haja absorción productiva de la mano de obra disponible (Prebisch, 1963). Con pos terioridad ai estudio dei problema de la des ig ualdad social, abordado desde la perspectiva de la teoría económica dei Fur11111/11do11cs teúricas lati11oa111ericn.11<1.s co11tempord11t!lls ... / 87 desarrollo. el pensamiento de Prebisch evoluciona hacia un análisis integrnl de la estruclura social, con una sfntesis entre aspectos eco- nómicos y sociológicos dei desarrollo. Por ejemplo, en su obra de J 981 -donde reseiia su trabajo de las décadas anteriores- da cuenta de la especificidad dei capitalismo periférico y de su estrt1c- tura social inherente. Sei'iala que uno de los aspeclos esenciales es la apropiación, por parte de los estratos sociales superiores, del ex- cedente económico. Esta realídad es revel::idora de la estruclura bá- sicamente desigual dei capitalismo periférico, que hace fracasar el potencial de acumulación de capital y, en consecuencia, sus posibi- lidades de transformación. La acumulación de capital se vuelve insuficiente y dificu lta la supcración de los obstáculos a i desarrollo. d) Nivel d e critica oJ pensarniento económico convencional o dominanle Como senala Edward Nel1 111 , hay dos formas de teorizar en ciencia económica: la primera,a partir dei concepto de "excedente econó- mico"; la segunda, aquella que parte de diversos supuestos pero que lo ignoran, dejándolo fuera dei análisis económico. Prehisch recu- pera eJ concepto y e n su última obra extensa (1981;1987), retoma con intensidad el lema "del excedente económico", concepto que es fundamental para comprender el papel dei progreso técnico, de la heterogeneidad estruclural y de las diferencias de produclividad -también de apropiación y disLribución de la riqueza (a nivel de países y ai interior de sus estructuras sociales)- dentro dei sistema capitalista mundíat. Este concepto es, asr, clave en su interpretación sobre el capi- talismo periférico y causa también de las críticas agresivas de sus adversarios en el ámbito del pensarniento económico convencional. Explica Prebisch la relación entre cambios estructurales, exceden- te y acumulación, de la siguiente forma: "La penctración de la técnica va incorporando capas sucesivas de creciente productividad y eficacia que se superponen a capas técnicas precedentes de menor productividad y eficacia, aunque en el fondo de esta estructura técnica suelen persistir todavfa capas precapitalistas o semicapitalistas. Estos cambios en la estructura técnica van acompai'iados de cambios en la estructura de ocupa- ción, pues se desplaza continuamente la fuerza de trabajo desde las capas de menor a las de mayor productividad. Pero la estructura de ingresos no evoluciona de manera coherente con los cambios técni- 111 Edward Neil. llistoria y 1corfa económica, Barcelona, Editorial Grijalbo. 1984. 88 I Ratíl /Je1nwl-Al<':.n cos y ocupacionale.c; Así. pues, la gran masn de la fuen:a de Lrabaju que se emplea con crecienLe producLividad no aumenla correlaliva- mcnle sus remuneraciones en el juego de las fuerzas dei mercado. "Esto se explica por la compeLencia regrcsiva de la fue17.a de t.rabajo que se encuenLra en aquellas capas técnicas ele baja produc- tiviclad, o está desocupada. Sólo se Lransfiere parle dei fruLo dei progreso lécnico a una proporción limiLada de la f uerza de traba- jo 4ue, sob1·e todo por su poder social, ha podido adquirir las caJi- ficaciones <.:ada vez mayores exigidas por la Lécnica. "La parle dei fruto de la crecienle productividad que no se 1ransfiere consliLuye e l excedenle. el que es apropiado principalmen- te por los estratos sociales superiores, quienes concenlran la mayor parte dei capiLal en bienes físicos, así como la propicdad de la ticrra. Se lrata ele un fenómeno cs1rnct11r~L EI e.xcedenle no Li cn<le n des- aparecer mediante el desccnso de los precios por la compeLencb en tre empresas -aunque f uera irres lricta- si no que se reliene y circula en ellas. Se lmta de un fenómeno eslructural y dinâmico. "( .. . ). La desigual dislribución dei ingreso a favor de los esLra- los superiores promucve en ellos la imitación de las fonnas de con- sumo de los centros. La socieclad privilegiada de consumo que asr se dcscnvuelve, s ignifica u11 considemble desperdicio dei potencial de acumulación de capital. "Este desperdido no sólo se manifiesta cn la cuanlfa dei capi- tal s ino también en M I composición. En efoc:to, gracias a las técni- cas que acrecientan la productividad y el ingreso. y en estrecha combinación con aquéllas, se emplean técnicas que diversifican incesantemente la producción de bienes y servidos. AJ or111Tir esle cambio en la esLructura productiva, junto a otras fonnas de inver- sión, se eleva la proporción de capital no reproductivo sin que se acrecien te la pl'Oductividad ni se multiplique el empleo, en delri- men lo dei capi tal reproduclivo necesario p ara impu lsar el desan-o- llo" (Prebisch. 1987:39-41 ). La función y utilización d e i excedente Lienen relación estrecha con la estt"Uclura dei poder y e l sistema polílic:o de los países. A medida que la lécnica va penetrando en la eslructura social ocurren cambies que se reílejan en el orden político y en la distribución dei poder entre grupos y dases. De sus vinculaciones y efectos, Pre- bisch Lomaría lección para la formulación d e sus lesis posleriores. Como seõaló, "de las consideraciones previas se desprenden conclu- siones muy importantes, acaso las más importanles de nuestra in- Lerpretación dei capitalismo periférico. "EI excedente está sujeto a dos movimic::ntos opuestos. Por un lado, crece por incremenlos sucesivos de productividad. Por otro, decrece por la presión de comparlimien to proveniente de la órbita Fom111/acio11es teórica<; la1;,,oa111cr-ic:am1s c.·0111c111pc11"ti11i:t1<; •.. I 89 dei mercado y de i Estado. EI sis1en1a funciona regularmente mien- Lras c rece en forma continua el excedente como resullado de csos dos movimienLos. "G.-acias a ello, los esLratos superiores, que concen lran la mayor parle de los medios producLivos, pueden acrecentar la acu- mulación de capital y a la vez su consumo pdvilegiado. Tienen en sus manos ln clave diná111ica dei s istema. "( ... ). el Estado, a [in de compartir el excedente, acudc a ~r gas que recaen sobre la f uerza de trabajo y llevan a és la a resarcir- se mediante mayores remuneraciones. Pero el Estado tiene también la posibilidad de recurrir a impucstos que graven directamenle el excedente o los ingrcsos de grupos sociales de los estratos superio- res que no tienen capacidrtd para resarcirse. Ec;tos impuestos no se trasladan a los costos, pero si su cuantfa comprime el excedente se debilita el l'itmo ele acumulac.:ión y de crecimiento, acentuando las lendenci:is excluyentes y conílictivas. "Por donde se mire csle prnblema no tiene solución dentro dei sistema. toda vez que se lortalece el poder de re<listribución en el curso avan7.ado dei proceso de dcmocrati7.ación. O se cae en la espiral inflacionada, si el compartimiemo redunda en aumento de los coslos de producción -lo cual, además dei traslomo que Ja es- pÍl·al trae consigo, vulnera la dinâmica dei excedente- o se toma direcLamenLe una parte dei excedente, Lambién con consecuencias dinâmicas adversas, que tarde o temprano dcberán resolverse con expedientes inílacionarios. Por más que se piense, las regias dei juego dei capitalismo periférico no permiten atacar sus dos grandes fallas. Ni su sentido excluyenle, que sólo podrfa corregirse con una más intensa acumulación de capita l a expensas de los estratos pri- vilegiados y de los ingresos que se transfieren a los centros, ni su sentido conflictivo que se acentúa cada vez más en el juego i1-res- Lricto de relaciones de poder" (Prebisch, J 987:44-45). De a!H la función clave dei Estado y de la polflica pública. Por eJJo era imprescindihle -Regún Prebisch- que el Estado regulara cl uso social dei excedente, para ac1·ecentar el ritmo de acumula- ción y co1Tegir progresivarnente las disparidades de carácter estruc- tural, distintas de las disparidades Funcionales. Este camino reque- ria de una lransformación dei sistema, cuyas faltas no deJivaban de la existencia de la propiedad privada en sr misma, si no de la apro- piación privada dei excedente y de las consecuencias nocivas de la concentración <le los medios productivos. La acción reguladora dei Estado y los criterios que orienlaran la misma debían establecf'rse, en la opinión de Prebisch, por medio de la planificación democr~l tica; que significaba racionalidad colectiva, la que a su vez exigia que el excedente se destinara a acumular y redislribui1; asf como a 90 I Ra1íl Bemal-Aleui enfrentar los gastos e inver.siones cl<"l Estado. Pero cstos cambius y funciones no podían lleva1-se a la práctica s in modificacioncs sus- Lanciales en las estrucluras de poder, internas e inLemacionales. "Estos cambios en la estructura dd poder no podrfan Lrnnsponer los limites de la periferia pues las relaciones <le poder entre ella y los centros, bajo la hegemonía de estos últimos, sobre todo deicen- tro dinám ict"I principal dei capitalismo, no poddan Lransforrnarse a fon<lo por la sola au:ión periférica" 112• Para lelamente, este 11ivel de crítica ai pc11samie11to ccon6111ico conve11cional o do111i11ante con-esponde ai de su debate con la teo- ria económica dominante en los centros académicos. En sus diver- sas obras Prebisch deja traslucir una crítica a los supuesLos y a los instrumentos de la teoria convencional en la c icncia económica (sfnLesis neoclásica y marginalista. actualizada con lo~ ::iportcs dei monetarismo). En su última época se revela aún más La distancia que sepura su pensamiento de la "tradición clásica". Su obra evolu- ciona hacia la formulación de una temia global dei desarrollo. la cual supone una teoria de la transformación dei capitalismo perifé- rico (Prebisch, 1981 ). En su último libro, Prebisch aclUaliza su perspecliva sobre la naturaleza de las reluciones en t1-e ct:utros y periferias, según los cambios estructurales y dclicos de la economía internacional. Debe recordarse que si los anos 70s. fueron los de la debacle dei s istema monetario de Bretlon Woods y de los shocks petroleros ( 197 3 y 1979). junto ai auge de los petrodólares. etc., el inicio de los anos 80s. se encontró signado por la continuación -y profundización- del proceso de est.ancamien to en los países centr.ales (sLaeAnción). E11 lo que respecta a la teoria económica, se elaboran críticas a los fundamentos de las concepciones monetaristas (renovadas) y dei neoliberalismo e) Nivel de prescripción sobre políticas económicas para el desarrollo Aquf se encuentran las orientaciones concretas de polflicas, y se identifican posibles caminos para la superación de los obstáculos ai desa1Tollo socioeconómico en América Latina. Se discuten -en la faz técnica e instrumental- las formas de implernentación; se rea- lizan propuestas para que los gobiemos de la región lleven adelante diver~as polrticas a fin de contrarrestar la insuficiencia dinámica connaturaJ a la periferia. En una primera etapa, son políticas de lll !bit! .. p. 48-49. Fom111lnciu11es lt:rinc:"s la1ii11Jflllll!11ca11<1s cu111cniporw1ec1s .. . I 9 1 induslrialización mcdianle susliLución de im portaciones (Prebisch, 1949). La gran depresión rnLindial senala cl momen10 críLico en que se cierra el ciclo de "desan-ollo hacia fuera" operado por las expor- taciones Lrad ícionalcs de la región . EI fin de esta forma de in ler- cambio internacionnl se da por la imposibi lidad de manLener sus niveles de crecimienlo. Se inicia la fase dei "desarrnllo hacia aden- tro", principalmente desde cl sector indu!> tri al, sobre la base de la propia experiencia de los pafses más addantados de la región (Pre- bisch, 1963). La segu nda etapa apun ta a vincular la sustitución de importaciones con la promoci6n de las exportaciones de manufac- tu.ras. Dice e n sus memorias: "sostuve que la industrialización ha- bfa sido asimétrica porque se basó en la sustitución de importacio- nes mediante la protección, sin la promoción c01Tespondien te de las exportaciones de mnnufacturas. Para com batir esa falia la pro- tección debería ir unida a subsídios select ivos a la exportación, a fin de afrontar las diferencias de costos en relación con los centros" (Prebísch, J 988: 12). A pesar de sus limitacioncs . dado que la política ~ustitutiva encontraria dificultades c recien tes para su expansión, la industria- lización aparecía como u na de las herramicnlas fundanu:ntales para corregir la insuãciencia di nám ica de las estrucluras regiona- les. Los productos de la susLiluc ión no se orienLan a satisfacer la demanda - muy limitada- de los países desarrollados. Por el con- trai-ia, además de a tender ai mercado interno, la inlegración y la cooperación regional actuarían como medios de estimulación y de promoción para las exportaciones entre los países latinoamericanos. Asf, o tra de las hei rnmientas de la prescripción de poJfticas es la integración de las economias regionales, mediante la formación de un mercado común. lo que facilitada la superación de los factores dei estrangulamiento exterior para el desan·ollo (Prebisch, l 963). EI papel de la cooperación económica intralatinoamericana, principalmente orientada ai aumento de los nive les de comercio, es clave para acelerar el ritmo de desarrnllo, p::ira volver más racional y eficiente el proceso sustitutivo y para Ja ampliación de los merca- dos nacionales La experiencia de ALALC ma nifestaba la necesida d de prof.,mdizar los mecanismos hacia un verdadero y pleno funcio- namiento dei mercado común, aunque se hubiera logrado un au- men to significativo en los niveles de comercio (Prebisch, 1970). Una de las recomendaciones más s ignificativas propendía a lograr acciones comunes en el marco de las negociac1ones multila- lerales. Esta tarea permitiría, a demás, integrarse con mutuas ven- tajas en las corrientes dei comercio mundial y facilitar el debate -con posturas concertadas- por una nueva estructura de las rela- ciones económicas i nlernacionales (Prebisch, 1964; J 970). 92 I Rc11íl 8c11111f Mt.•. 11 111-4. Teoría de i dc~~urollo Siguiendo el cum inu ini c iado po1 Prebisch, olra producción dei pensamienlo lntinonmel"icnno la d~ Celso Furtado- asumida lambién la p1 eoc:upac1ón por cl papd de la lecholngia en el proceso histódco de configuración de 11n s1slcnrn económico mundial. Pre- bish y Furtado, principalmente. l11C!ron los pensadores btinoameri- canos que pusieron a lC\ tecnologfa como el elemento clave que generarfa condiciones estrnclur~tles de dcsorrollo y subdesan-ollo. Mienlras Prebisch vio cl rol de lo 1ecnologro cn la cspecioli7ación y d is1 ri bución dei comercio, por tanto como foctor clavt> de lo rique za de las naciones, Furtado anali7.alfa el parei dei progreso técni- co y e1 conLrol de la tecnología en la configuración histórica de la esLructura dual desarrollo-subdesanollo. La Leorf::t dei desan-ollo constituyó la etapa siguiente en b for- muloción de un pensamiento propiamcnte latinoamericano en rela- ciones internacionales; una vbión que buscó aprehender. captar el desarro/Lo como un proccso global, es deci1~ sisté111 ico. Uno de sus rasgos principales. desde el punto de vista de la consLrucción leódco-metodológica y que los enfoques de la depen- dencia compartirian posteriormente (como todo el pensamienlo es- 1r11ctllralísta, cn definitiva), f ue su énfasis en lo. historia. En palabras de su pdmer y más brillante exponente. ai adverúr "que las fuerzas sociales que luchaban en Brasil por la industrialización no aprecia- ban suíicier1tcmcnte la gravedad de la situación social dei pafs y ten- dían a a liarse ai latiíundismo y a la derecha contra el fantasma de las incipientes organizaciones s indicales, me di cuenta de que era mucho lo que faltaba para que en Brasil surgiese una sociedad mo- derna. Defendi, entonces, la idea de que resultaba necesario profun- dizar en La percepción dei subdesan-ollo como un proceso histórico especffico, que exigía un es(uer7.o autónomo de teorización. Advertf que el crecimiento económico dei país, de alguna manera, evitaba que la población percibiese los graves problemas sociales que se acumulaban. Las migraciones internas creaban la sensación de que todos, o ai menos la mayoría, tenían ante sr la poslbilidad de mejo- ramiento, de ascenso social. La misma ilusión se presentaba ante el ensanchamiento dei área agrícola o la depredación de la selva. Mis reOexiones sobre esta circunstancia histórica Lorman la base de lo que denominé teoría dei sttbdesarrollo" (Furtado. 1999:26-27). Furtado fue el inLelecLual que más se dedicó a revestir el análisis cepalino con el ropaje de la legitimación his tórica. Sus libras sobre Ft1/'/lutlr1cim ll!s teórica~ lttt i11cw 1111!1 it.·c11 ta~ co111r:111pm á lll!CLS... / 9 3 hlsLoria
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