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3 Visión histórica y concepto de neuropsicología J. Tirapu-Ustárroz E Maestú J. González-Marqués M. Ríos-Lago M.J. Ruiz Visión histórica Como este libro pretende ser un manual que guíe al lector por el proceloso mundo de la neuropsicología, es, indefectiblemente, una obra sobre el cerebro. Deseamos conocer algo más sobre esa masa gelatinosa que se retuerce sobre sí misma dentro de nuestro cráneo y que, como señala Rita Cárter [1], tiene el tamaño de un coco, la forma de una nuez, el color del hígado recién cocido y la textura del paté. El ser humano es un ser cargado de recuerdos que marcan su historia personal y la neuropsicología como producto elaborado por los cerebros del ser humano también posee su pequeña historia particular. Esta historia puede ser dividida en tres etapas. La primera abarca el período comprendido entre la antigüedad y el siglo II, y se centró en las reflexiones acerca de la localización de! alma. El segundo período comprende los siglos ni al xvm y se caracteriza por el inicio del estudio de ¡a localización de las funciones cognltivas y la posible separación de las ideas religiosas de las científicas. El tercer y último período se centra finalmente en el estudio de la localización de las funciones cogmtivas en el cerebro, y abarca desde el siglo xix hasta la actualidad. Durante la primera época, el debate no se centra tanto en el estudio del cerebro como tal, sino en la localización del alma, y los órganos del cuerpo son la fuente de toda la vida mental. A pesar de este debate, algunos datos señalan casos de trepanación a sujetos vivos en el período mesolítico (período prehistórico, entre el Paleolítico y el Neolítico, que duró aproximadamente entre el 10000 a.C. y el 5000 a.C.) lo que puede ser un reflejo de la importancia que ya se concedía a este órgano [2]. Egipto ha sido cuna de importantes aportes científicos. Un papiro que data del siglo XVII a.C. describe un tratado neuroqul- rúrglco que presenta 48 casos clínicos. Entre otras cosas, manifiesta los daños producidos en el cráneo y en el cuello, y marca ¡as consecuencias de 4 estas lesiones a gran distancia del órgano lesionado. El papiro quirúrgico de Edwln Smith, que data de! año 1700 a.C., describe alteraciones del lenguaje como consecuencia de un daño cerebral [3]. Es sabido que desde Hipócrates (siglo v a.C.) se considera a! encéfalo como asiento del intelecto de! ser humano. Herófiio, 200 años más tarde, dividió el encéfalo en ventrículo medio, depositarlo de las cogniciones, y ventrículo posterior. Otro de los documentos que nos aporta información sobre cómo se entendían los cuadros clínicos afásicos en la época antigua es el 5 Corpus Hippocraticum (400 a.C.). Este documento recoge el conocimiento de los médicos en referencia a las manifestaciones clínicas de trastornos del lenguaje pero ya con unas ¡deas algo más sólidas y proporciona información sobre casos de pérdida de la capacidad del lenguaje tras una lesión del cerebro, a lo que denominaban áfonos. Vemos, pues, que ya se empezaba a relacionar una alteración en una conducta externa con una lesión en una estructura anatómica como el cerebro y, más concretamente, con una lesión en el hemisferio izquierdo. A pesar de estas evidencias, no existen datos que nos puedan asegurar que utilizaran el término áfonos siempre con el mismo significado. Se cree que posiblemente le otorgaran varios significados: afasia, disfonía, anartria, etc. [4], También resultan interesantes los estudios de Hipócrates sobre le epilepsia, en los que señala las causas naturales y 'no divinas' de la misma. Para Hipócrates, 'aunque algunas personas creen que el corazón es el órgano del pensamiento y en el que se siente el dolor y la angustia, esto no es así y el cerebro es el órgano más poderoso del cuerpo, y, además, el intérprete de la conciencia' [5,6], Especialmente interesante resulta el paralelismo que establece Platón (Atenas 428 a.C.-Atenas 348 a.C.), conocido filósofo de esta era, en su Teeteto, cuando compara la memoria con una jaula de pájaros. Adquirir un nuevo recuerdo es como añadir un pájaro nuevo a la colección ya existente en la jaula, mientras que la acción de recordar es como capturar el mismo pájaro para inspeccionarlo. La de Platón resulta una magnífica metáfora sobre los procesos de la memoria y proporciona varias razones potenciales por las que un acontecimiento puede no ser recordado con posterioridad. Puede que el pájaro no fuese capturado y colocado en la jaula, o bien que cuando lo colocamos se escurra entre la puerta y nuestros dedos y huya volando (es decir, no registramos esa información). El pájaro puede morir en cautividad y, por tanto, no estará cuando vayamos a buscarlo (es decir, la información puede haberse destruido en el almacén). Una tercera posibilidad es que, al ser el pájaro uno de los miles existentes en la jaula, no seamos capaces de recuperarlo cuando lo deseamos (fallo en la recuperación de ¡a Información). El salto más interesante lo dio Galeno, en el siglo ii a.C., al proponer que la cognición tiene lugar en las áreas corticales y subcorticales del encéfalo. Esta teoría fue confirmada 1.800 años más tarde por Vesalio. Del siglo n al xvm el debate se centra en si las funciones cog- nitivas, y entre ellas la memoria, están localizadas en el sistema ventricular (una especie de depósitos de líquido que existen en la base del cerebro), o si estas funciones se hallan en el tejido cerebral propiamente dicho. La hipótesis ventricular fue ¡a defendida por la Iglesia y los creyentes, ya que un depósito de líquido sin masa siempre puede contener espíritus etéreos, y así, la dualidad mente-cerebro puede mantenerse con cierta dignidad. En esta época no podemos olvidar a Descartes, aunque sólo sea por la polémica sobre 'su error'. Renato Decartes nació en 1596 en el seno de una familia noble y acomodada. Se educó desde 1604 a 1612 en el colegio de los jesuítas de La Fleche. Su moderada fortuna le permitió vivir de rentas y dedicar su vida a la ciencia y a la filosofía [7], A pesar de que una amplia discusión acerca de la ruptura metafísica entre la mente y el cuerpo no aparece hasta las Me- ditationes de Descartes, su De homine esboza éstas y provee la primera explicación del interaccionismo mente-cuerpo, que produjo una fuerte influencia en los pensadores posteriores. Según la concepción de Descartes, el alma racional es una entidad distinta de! cuerpo y se halla en contacto con él por la glándula pineal. Descartes elige la glándula pineal porque le parece que es el único órgano en el cerebro que no está duplicado bilateralmente y porque creía, erróneamente, que era exclusivo de los seres humanos. El año 1641 vio la aparición de Meditatíones de prima philo- sophia, ¡n quibus Dei existentia, & animae a corpore distinctio, demonstratur. Es en estas Meditatíones donde Descartes ofrece por primera vez una explicación sistemática del dualismo rne- tafísico entre la mente y el cuerpo, que ha sido desde entonces discutida por el pensamiento occidental. Para Descartes, hay dos sustancias diferentes, el cuerpo, o res extensa, y el alma, o res cogitans (a la que también denomina 'mente'). La esencia del cuerpo es la extensión; mientras que la del alma o mente es el pensamiento. El cuerpo es espacial; el alma no tiene extensión. El cuerpo es un mecanismo que puede ejecutar muchas acciones sobre sí mismo sin la Intervención del alma; el alma es pura sustancia pensante que puede, aunque no siempre, regular el cuerpo. Cómo el cuerpo espacial puede afectar o ser afectado por la mente no extensa no puede ser comprendido, para Descartes, ni en términos espaciales ni no espaciales. Está más allá de nuestra capacidad comprender cómo se encuentran unidos el cuerpo y la mente o, en el mejor de los casos, estamos forzados a regresar a la J. T1RAPU-USTÁRR0Z,ET AL 6 concepción de sentido común de su mutua interacción. Algunos autores se han referido a este dilema como el 'punto muerto cartesiano' [8], La tercera y última etapa sobre el estudio de la localización de las funciones mentales y la memoria abarca del siglo xix a la actualidad. Según avanzaba el siglo xix, el problema de la relación entre la mente y el cerebro fue cada vez más apremiante. Es:a preocupación se ve directamente reflejada en dos temas que convergen y que obligan a filósofos y psicólogos a enfrentarse con la cuestión central del problema mente-cuerpo. El primero 7 8 de ellos es el progreso en el conocimiento de la localización de las funciones cerebrales, basado en la idea de que el cerebro sirve como órgano de la mente. El segundo concierne a la progresiva familiaridad con la tesis de que los fenómenos mentales -creencias, sugestiones mentales, estados de trance, traumas psíquicos, etc.- producen algunas veces alteraciones radicales en el estado del cuerpo. Este cambio se suscitó como consecuencia del progreso en la comprensión de la naturaleza de los desórdenes nerviosos funcionales. En esta era, pues, el debate se centra en cómo la actividad mental se halla organizada en el cerebro. En una primera fase, denominada localizaclonismo, se defendía que cada función cerebral específica se relaciona con una región concreta del cerebro. La idea alternativa al localizaclonismo defendía que todas las partes del cerebro están igualmente implicadas en toda la actividad mental y que no existe una relación específica entre una función determinada y una reglón cerebral concreta. La doctrina de la localización cerebral propiamente dicha -la noción de que los procesos específicamente mentales están correlacionados con reglones discretas del cerebro- y el intento de establecer la localización por medio de ¡a observación empírica fueron esencialmente logros del siglo xix. Los primeros pasos decisivos hacia estos fines pueden encontrarse en la obra de Franz Josef Gall (1758-1828). Gall nació en Badén y estudió medicina en Estrasburgo y Viena, donde se graduó en 1785. Estaba influenciado por la fisonomía de Lavater, quien en la década de los setenta del siglo xvm Intentaba establecer una relación entre los rasgos faciales y las características psicológicas. Por ejemplo, Lavater sostenía que las personas con buena memoria tenían ojos saltones [9]. La esencia del método de Gall de localización establece una correlación entre las variaciones del carácter y las variaciones de los signos externos craneológlcos. La validez de su metodología depende de tres conjeturas decisivas: que el tamaño y la forma del cráneo reflejan el tamaño y la forma de las partes subyacentes del cerebro, que las capacidades mentales eran innatas y fijas, y que el relativo nivel de desarrollo de una capacidad innata era un reflejo del tamaño del órgano cerebral heredado. Sobre estos supuestos, la correlación observada entre una capacidad particular bien desarrollada y un área particularmente prominente del cráneo puede ser interpretada como evidencia de la localización cerebral de esa capacidad en la parte correlativa del cerebro [8], Aunque el enfoque correlacional de Gall fue eventualmente abandonado a favor de la experimentación, y su concepción de unas facultades fijas e innatas fue reemplazada por una perspectiva dinámica y evolucionista del desarrollo mental y, asimismo, fue rechazada su suposición fundamental sobre las relaciones entre el cerebro y la conformación craneal, sería un serio error subestimar su importancia en la historia de la localización funcional. En realidad, fue Gall quien puso los cimientos para las bases biológicas de la psicología funcional y de la neu- ropslcología, adelantándose a su tiempo. Al postular un conjunto de rasgos mentales Innatos a través de la forma del órgano cerebral, abandonó la perspectiva de ta equipotencialldad y estableció una relación entre cerebro y facultades mentales, además de referirse a facultades innatas, con lo que ya insinuaba su crítica (todavía no aceptada por algunos dogmáticos del aprendizaje) de la tabla rasa. Paul Broca (1824-1880) nació en Sainte-Foy-La-Grande, en la región francesa de Dordoña, y estudió medicina en el Hôtel Dieu de París. El interés que le despertó durante toda su vida la antropología física le llevó a ser uno de los primeros miembros de la Société d'Anthropologie y a fundar la Revue d'Anthropologie y el Departamento de Antropología en la Universidad de Paris. El 4 de abril de 1861, en una reunión de la Société d'Anthropologie, Broca estaba sentado entre el público cuando Ernest Aubertin presentó un informe en el que citaba varios estudios de casos extraordinarios para argumentar sobre la localización cerebral del lenguaje articulado. Aubertin era alumno y yerno de Jean Baptiste Boulllaud, una poderosa y distinguida figura de los círculos científicos parisinos, alumno de Gall y miembro fundador de la Sociedad Frenológica. Ya en 1825, Bouillaud había publicado un artículo en el que empleaba evidencias clínicas para apoyar el punto de vista de Gall de que ¡a facultad del lenguaje articulado reside en los lóbulos anteriores del cerebro. Casi 40 años después, frente a una considerable oposición, Bouillaud había triunfado, manteniendo viva la hipótesis de la localización cerebral. Así, Aubertin era simplemente continuador de la tradición de su suegro cuando afirmó su convicción en la localización cerebral incluso en el caso singular de que la pérdida del habla se hubiera producido sin lesión frontal. Intrigado, Broca decidió responder al desafío de Aubertin. Una semana después, un paciente hemípléjico y mudo, M. Le- gorgne (conocido por 'Tan Tan'), murió de gangrena en el pabellón quirúrgico de Broca. En un artículo publicado en 1861 en Bulletins de la VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA 9 Société Anatomique de París, Broca presentó una relación detallada de su examen post mortem del cerebro de Tan. Lo que había encontrado, por supuesto, era una lesión superficial en el lóbulo frontal izquierdo, descubrimiento confirmado pocas semanas después por otro caso en el que el examen post mortem revelaba una lesión similar. Aunque ni ¡a concepción de una facultad del lenguaje articulado, ni tampoco la noción de su localización en la parte VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍA J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL 10 anterior del cerebro eran especialmente novedosas en 1861, Broca aportó un descubrimiento que animó a la opinión cientí- fica a considerar la hipótesis de la localización. El detalle de la explicación de Broca, el hecho de que había ido específicamente en busca de evidencias para los pacientes con pérdida del habla más bien que emplear casos post hoc como soporte de la localización, y su uso de lo patológico más bien que el método craneológico post mortem dieron un importante impulso al estadio de las relaciones cerebro-conducta. Sin embargo, una faceta menos conocida de Broca es su afición por medir la inteligencia basándose en el tamaño del cerebro. La conclusión de Broca no tiene desperdicio: 'el cerebro es más grande en los adultos que en los ancianos, en los hombres que en las mujeres, en los hombres eminentes que en los mediocres, en las razas superiores que en las razas inferiores [...]. A igualdad de condiciones existe una relación significativa entre el desarrollo de la inteligencia y el volumen del cerebro'. Aunque esta afirmación nos puede parecer fruto de una animadversión personal, en realidad es respetable el cuidado y la minuciosidad con la que procedió. Llevó a cabo un estudio meticuloso de los métodos utilizados hasta entonces para determinar la capacidad craneal, y decidió que rellenar el cráneo de perdigones de plomo era el método más preciso. Dedicó meses a valorar factores como la forma y altura del cilindrodonde se recogían los perdigones con los que se había rellenado el cráneo, la velocidad de volcado de ios perdigones sobre la cavidad craneal o la manera en la que se debía sacudir y golpear a esta última para compactar los perdigones. El promedio europeo se situó entre los 1.300 y 1.400 gramos, y aunque Broca no llegó a saberlo, su propio cerebro pesó 1.424 gramos, un poco más que el promedio, pero nada del otro mundo [10]. En la misma época que Broca describía la afasia que lleva su nombre, en Alemania, el neurólogo Karl Wernicke comenzaba a investigar las funciones del lenguaje y del habla. Así, Wernicke documentó un tipo de afasia diferente a la afasia no fluente de Broca, a la que denominó afasia sensorial. Una lesión posterior en la región del primer giro temporal causaba una alteración en la comprensión auditiva, una selección inapropiada de palabras en el habla espontánea y una alteración de la denominación y de la escritura. Wernicke dedujo que el área de Broca era el centro dedicado a la representación motora del habla, y que el giro temporal posterior era el centro de las 'imágenes de los sonidos'. También explicó las afasias globales como resultados de la lesión de las áreas anteriores y posteriores, y predijo que un trastorno entre estas dos áreas producía otra variedad de afasia, a la que denominó afasia de conducción. La principal aportación de Wernicke es la propuesta de explicar diferentes síndromes afáslcos por lesiones en diferentes combinaciones de centros y conexiones entre los mismos. Este modelo se conoce como asociacionismo, porque el lenguaje se ve en términos de asociación entre representaciones en diferentes centros cerebrales, o como conexionlsmo, por el énfasis puesto en la importancia en las conexiones entre los distintos centros espe- cializados [11,12], En 1994, el prestigioso neurólogo Antonio Damasio recuperó para la ciencia un cadáver que ha revolucionado el conocimiento del cerebro. Este cadáver corresponde a Phineas Gage [13], En 1868, el Dr. Harlow describió el caso de Phineas, un 'hombre eficaz y responsable' que trabajaba como encargado en los ferrocarriles de Vermont y que, tras sufrir un accidente laboral en 1848, en el que una barra de hierro le atravesó el cerebro, padeció un cambio súbito en su personalidad, de lo que se deduce que algo debe haber en el cerebro que compete a la condición humana. Phineas Gage era un trabajador muy competente antes de aquella terrible explosión. Sus compañeros le consideraban una de esas personas que si se hacía notar era por su extrema discreción y por el trato siempre amable y cortés. Provenía de Irlanda y trabajaba en EE. UU. explosionando rocas en terrenos montañosos para abrir rutas al ferrocarril. En el transcurso de una explosión incontrolada, una barra de hierro se incrustó con toda la fuerza de la carga explosiva en la parte frontal de su cabeza. Phineas salió despedido por los aires, pero, para sorpresa de todos, sobrevivió a la extracción de la barra de hierro de su cráneo. Aunque ya no era el mismo. A medida que se iba recuperando, lo único que quedaba del antiguo Phineas era la memoria y la Inteligencia. Había perdido por completo la elegancia y la discreción que le caracterizaban. Según relata el propio Harlow, en una conferencia ante la Sociedad Médica de Massachusetts, 'el equilibrio entre su facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido'. Ahora Phineas ya no era Phineas, se había convertido en un ser 'irregular, irreverente, cayendo a veces en las mayores blasfemias (lo que anteriormente no era su costumbre), que no manifiesta el menor respeto hacía sus compañeros, impaciente por las restricciones cuando entran en conflicto VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA 11 con sus deseos, obstinado de manera pertinaz, caprichoso y vacilante, que imagina muchos planes de acción futura que son abandonados antes de ser organizados...' [14]. Dando un salto en el tiempo, pasamos de 1868 a 1994, 126 años después. La esposa de Antonio Damasio, Hanna, junto a otros investigadores, fotografía el cráneo lesionado de Phineas en el Museo Médico de Warren. El estudio de las fotografías, combinado con las descripciones de la herida, les permitió recrear la trayectoria que siguió la barra utilizando técnicas de simulación en un potente ordenador. Una región cerebral que posteriormente se ha destacado como crítica para la toma de decisiones o para el juicio ético, la región prefrontal ventrome- dial, había resultado parcialmente dañada. El caso de Phineas Gage es particularmente ilustrativo de la importancia de ios casos únicos para el avance de la ciencia, además de mostrarnos cómo algunos casos 'olvidados' pueden pasar a un primer plano para indicar nuevos caminos al conocimiento científico. Todas las tendencias relativas al problema mente-cerebro de finales del siglo xix, tanto de cultura popular como erudita, vistas retrospectivamente, parecen culminar en el funcionalismo del filósofo y psicólogo americano William James (1842-1910). Dado el Interés de las aportaciones de James al contenido de algunos capítulos que conforman esta obra, nos detendremos un momento para describir sus aportaciones al tema de la con- ciencia. Nacido en un hotel de Nueva York en 1842, era el hijo mayor de un filósofo excéntrico y religioso, Henry James Sr, y hermano mayor del novelista Henry James. William James recibió su primera educación en Europa y América a manos de un conjunto de tutores privados políglotas, maestros de escuela provisionales y maestros de pintura, hasta que se embarcó en una instrucción regular en Harvard en 1861, al Ingresar en la Lawrence Scientlfic School. Se pasó a la medicina en 1864 y se graduó en 1869. Luego, durante los siguientes cuarenta años, desarrolló su carrera profesional en psicología y filosofía. En la cumbre de su carrera profesional, en 1890, James produce el que tal vez es el más importante texto todavía aprovechable de ¡a disciplina, su obra en dos volúmenes Principios de psicología. Entre los temas de esta magnífica obra incluía la sensación, la percepción, las funciones del cerebro, los hábitos, la conciencia, el sí-mismo, la atención, la memoria, el pensamiento, la emoción y la voluntad. En todas estas áreas James fue un precursor que se anticipó a gran parte de las perspectivas psicológicas del siglo siguiente. James parte de una preocupación sobre el objeto en el centro de la atención, y propugna que la psicología se desarrolla en torno a una psicología cogni- tiva de la conciencia. Su metáfora más duradera fue la del flujo de! pensamiento. Pero las ideas nunca existen aisladas, lo que da color a los pensamientos y continuidad al flujo palpitante es el tono sensible del pensamiento. Ésa era su doctrina de las relaciones: así como los objetos pueden ser experimentados, también ¡o pueden ser las relaciones entre ellos. Así, dijo, cualquier psicología legítimamente científica puede explicar tanto el flujo del pensamiento como el sentimiento. Así, en primer lugar, William James llegó a ser un defensor de la conciencia como una fuerza eficaz en la evolución biológica de las especies. Cuando era un joven estudiante de medicina, en 1860, tomó partido por el darwlnismo en Harvard y empezó su carrera literaria con escritos favorables a los efectos de la selección natural sobre la vida mental. La conciencia, advirtió, obedece las leyes de la variación y la selección. Aquellos caracteres intuitivos, que son propensos a accesos emocionales y producen arte y literatura, son talentos naturales cuya mente está en fermento constante, pueden ver analogías que otros no alcanzan, son pensadores originales cuyas asociaciones no tienen obstáculo alguno y personifican la conciencia como un campo de percepción que contiene un gran número de ¡deas para escoger entre ellas. '[...] En pocas palabras, lamente trabaja con los datos que recibe como un escultor trabaja con su bloque de piedra. En cierto modo, la estatua estaba encerrada ahí desde el principio de los tiempos. Pero no era la única, había otras muchas en el mismo bloque, todas diferentes. Si queremos, podemos remontarnos con nuestra razón hasta esa negra continuidad de espacio y nubes de átomos en movimiento que, según la ciencia, es el único mundo real. Pero el mundo en el que vivimos y que sentimos es aquél que nuestros antepasados y nosotros mismos hemos extraído de ese otro mundo como si fuéramos escultores, simplemente rechazando parte del material que se nos ofrecía. ¡Otros escultores extraerían otras estatuas de la misma piedra! ¡Otras mentes extraerían otros mundos del mismo caos monótono e inexpresivo! Mi mundo es uno solo entre millones igualmente contenidos e igualmente reales para los que sean capaces de abstraerlos', escribió James [15], Estas ideas planteaban un nuevo problema a James: qué es la conciencia si no es una facultad independiente de los objetos. A esta cuestión, James respondió en su artículo de J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL 12 1904 ¿Existe la conciencial James escandalizó tanto a los filósofos como a los psicólogos, a! afirmar que la conciencia no existe como una entidad independiente, sino como una función de experiencias particulares. La conciencia y el objeto deben ser considerados dentro del mismo complejo funcional. No puede definirse a uno sin el otro. Ahí tenemos el germen de la fenomenología, el contextualismo y el moderno análisis hermenéutico, de los cuales puede rastrearse su origen a través de varias rutas del camino de James. En esta época varios autores sostuvieron la tesis de que el sistema nervioso posee una organización estratificada, en el sentido de que se organiza en una serie de niveles según el principio de subordinación, de manera que el nivel más elevado asume la función del nivel inferior, de modo que estas funciones se hacen más complejas y menos automáticas. La formulación más importante en este sentido es la que propuso en 1911 J.H. Jackson. Jackson señala que el sistema nervioso actúa como un todo y llama la atención sobre el hecho de que las distintas partes de! cerebro se hallan articuladas y diferenciadas, es decir, que no se trata de una simple masa indiferenciada. Así, el sistema nervioso estaría organizado en tres niveles. El Inferior, que correspondería a las estructuras medulares y bulbares; el medio, propio del tronco cerebral y los núcleos basales; y el superior o cortical. Cada nivel sería ontogénicamente más maduro, por lo que asume e integra las funciones del nivel inferior, que no desparecen, aunque se hallan subordinadas. Para Jackson, pues, existe una evolución a lo largo del ciclo vital. Se pasa de lo más arcaico, sencillo, compactamente organizado, automático y emocional, que correspondería a los niveles inferiores, a lo más actual, complejo, voluntario, raciona! y más laxamente organizado. En caso de una lesión se produce una disolución de la función. Dado que los niveles superiores son más sensibles y vulnerables, quedan afectados antes y su alteración da lugar a los 'síntomas negativos' de un determinado nivel. Se produce entonces una liberación de las estructuras inferiores, cuyas funciones no habían desaparecido, sino que estaban controladas por la superiores. Así como las tesis locallzacionistas dieron lugar a Importantes conocimientos respecto a las funciones cognitlvas de localización cortical (afasias, apraxlas o agnosias), la ¡dea de los niveles de función de Jackson llevó a investigar la localización de las funciones afectivas e instintivas en los niveles inferiores [16], La neuropsicología moderna Alexander Romanovich Luria (1902-1977) nació en Kazan, ciudad situada al sudeste de Moscú y cercana al Volga, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Román Albertovich Luria, célebre médico especialista en gastroenterología, ejerció como profesor en la Universidad de Kazan y fue fundador del instituto de Educación Médica Avanzada en dicha ciudad. Su madre, Evgenia Viktorovna, hija de un relojero, desarrolló durante años su carrera como dentista, algo inusual para la época en una familia de su posición. Alexander Romanovich, así como su hermana Lydla Romanovna, fueron instruidos en el aprendi- zaje de varias lenguas (alemán, francés e inglés) desde la más tierna infancia, y ambos destacaron posteriormente en ámbitos afines a la medicina, lo que revela la gran influencia que ejerció su padre sobre ellos. A Luria puede considerársele el padre de la neuropsicología moderna. En cuanto a sus aportaciones más relevantes, la configuración anatómica del cerebro de Luria distingue tres grandes bloques, que se corresponderían con ¡as tres unidades funcionales básicas de la organización cerebral. En el curso de sus investigaciones comprendió que los centros sensoriales y motores daban cuenta de una parte bastante pequeña de la vasta extensión de la corteza cerebral: 'Tres cuartas partes de la corteza, por lo menos, no tienen nada que ver con las funciones sensoriales o las acciones musculares. Debemos examinar los sistemas responsables de los procesos del comportamiento más complejos y elevados. Estos procesos, al ser de origen social y de estructura sumamente compleja, e implicar la elaboración y almacenamiento de la información y la programación y control de las acciones, no están localizados en centros particulares del cerebro. Evidentemente, deben estar dirigidos por un complicado aparato que conste de varias estructuras cerebrales' [17], Así, el primer bloque funcional propuesto por Luria Incluye el tronco cerebral y el sistema re- ticular. Controla el tono, la vigilia cortical y regulaciones vegetativas, emocionales y mnésicas. Su función primordial es el mantenimiento de la homeostasls, de la consistencia interna. La región cerebral clave de! sistema es el tallo cerebral, que, en virtud de su función, no consta de neuronas aisladas, sino que está conformado por una red nerviosa en la que se Intercalan cuerpos celulares interconectados por cortos axones, a la que Luria llamó formación reticular. Frente a lo que sucede en el caso de las neuronas corticales, la excitación no se extiende en la formación VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA 13 reticular a través de impulsos simples y aislados regulados por la ley del todo o nada, sino gradualmente, poco a poco, regulando de esta manera el estado de activación del conjunto del sistema nervioso. El segundo bloque funciona! comprende estructuras como los lóbulos parietales, temporales y occipitales. Es la unidad perceptiva sensorial, que consiste en obtener, procesar y almacenar la información que llega del mundo exterior e interior. Luria pensó en una unidad receptora cuyos componentes estarían adaptados a la recepción de estímulos que viajan desde los receptores periféricos hasta el cerebro, al análisis de tales estímulos en un gran número de elementos componentes muy pequeños y a su combinación dentro de las estructuras funcionales dinámicas requeridas o, de otra manera, su síntesis dentro de sistemas funcionales completos. Por su finalidad, esta unidad funcional estaría constituida de partes y se denomina de funcionalidad modal alta, es decir, partes adaptadas a la recepción de una información muy específica: visual, auditiva, olfativa, etc. De otro lado, 'el hemisferio dominante ejerce un papel esencial no sólo en la organización cerebral de! lenguaje, sino también en la organización cerebral de todas ¡as formas superiores de actividad cognltiva relacionadas con el lenguaje' [18j. Por su parte, el hemisferio subdominante ejerce un papel subordinado en todos estos procesos, o bien no ejerce ninguno. Elfo explica que las áreas secundarias y terciarias de ambos hemisferios difieran radicalmente funcio- nalmentey, por cierto, es el motivo de que la mayor parte de las alteraciones de los procesos psicológicos superiores en enfermos con lesiones cerebrales se deban, precisamente, a daños producidos en las áreas secundaria y terciaria del hemisferio dominante. Por último, el tercer bloque funcional está constituido, sobre todo, por los lóbulos frontales; su función principal es la formación de intenciones y programas de acción: programar, regular y verificar la actividad mental. Luria señaló que ¡a recepción, codificación y almacenaje de la información es sólo una parte de los procesos cognltivos humanos, y la otra es la organización de la actividad consciente, de la que se ocupa esta tercera unidad: 'el hombre no reacciona pasivamente a ¡a información que recibe, sino que crea intenciones, forma planes y progra- mas de sus acciones, inspecciona su ejecución y regula su conducta para que esté de acuerdo con estos planes y programas; finalmente, verifica su actividad consciente y compara los efectos de sus acciones con las intenciones originales, corrigiendo cualquier error que haya cometido' [18]. Otro tema ampliamente estudiado por Luria en ¡os últimos años de su vida fue la relación entre las lesiones cerebrales y la capacidad para la resolución de problemas. Puso especial énfasis en el estudio de lesiones en los lóbulos frontales y manifestó que, si bien estas lesiones no tienen influencia en las formas más elementales de actividad mental, comprometen gravemente las formas superiores de la misma. El libro The frontal lobes and the regulation of mental processes, publicado en 1966, fue el resultado de una cooperación internacional de científicos que trabajaban en este campo y el evento resulta remarcable por lo poco frecuente de este tipo de colaboraciones en la Rusia de la época. Luria publicó multitud de artículos, a su vez, en referencia a la Implicación en el control motor y organización de la conducta de los lóbulos frontales a lo largo de los años sesenta del siglo xx, tanto desde una perspectiva de efectos de la lesión en la vida cotidiana de los pacientes, como a partir de estudios de laboratorio, usando diversas metodologías (electroencefalograma, electromiogra- fía, etc.). Luria prosiguió durante estos años con la aproximación a los mecanismos subyacentes de la comunicación verbal, como la selección de las palabras y la organización sintáctica de las mismas. También continuó el estudio de las afasias en aspectos como la relación entre la topografía de las lesiones y las diferentes formas de trastornos afásicos. Durante este período tan activo publicó gran número de artículos y libros, y participó en la edición de varias revistas importantes, además de realizar varios viajes al extranjero con objeto de participar en foros, conferencias y otros eventos científicos. Su obra fundamental es Las funciones psíquicas superiores y su organización cerebral, publicada en ruso en 1962 y en español en 1977, en la cual Luria presentaba la primera concepción general de la organización cerebral de las funciones superiores humanas y formulaba los principios básicos de funcio- namiento de sistemas funcionales complejos. Este libro está considerado como una de las aportaciones capitales de Luria a ¡a disciplina neuropslcológlca y una de ¡as grandes obras de la neurociencia [19], A Kari S. Lashley se le puede considerar el pionero de la psicología fisiológica en Estados Unidos. Nacido en 1890 en Virginia, sus primeros años universitarios los desarrolló en la Johns Hopklns con John B. Watson. Fue miembro de la Universidad de Chicago de 1926 a 1935. En 1935 aceptó una plaza en Harvard como profesor de neuropslcología y falleció en Poitiers (Francia) en 1958. En 1930, J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL 14 Lashley fundó el primer laboratorio de neuropsicología y unió literalmente la neurología y la psicología. El trabajo pionero de Lashley [22] estuvo encaminado a determinar en qué lugar del cerebro se encontraba el asiento de la memoria. Su búsqueda se centró fundamentalmente en la corteza cerebral. Después de un buen número de años de Intenso trabajo experimental, concluyó que no existía un lugar específico encargado del almacenamiento de la Información derivada de la experiencia de aprendizaje. Karl S. Lashley era profundamente escéptico respecto a las subdivisiones corticales establecidas por la aproximación cltoar- quitectónica y localizacionlsta. Esto le llevó a concluir que el aprendizaje y otras funciones mentales no tienen localización específica en el cerebro y, en consecuencia, no pueden relacionarse con conjuntos específicos de neuronas. Así, reformuló la hipótesis del campo agregado en una teoría de la función cerebral llamada acción de masa, y restó importancia a las neuronas individuales, las conexiones neuronales específicas y las regiones particulares funclonalmente específicas del encéfalo. Conforme a este enfoque, lo importante en la función cerebral no son sus componentes neuronales. Sobre la base de sus resultados, propuso que las deficiencias observadas después de producir lesiones en la corteza dependían de la cantidad de tejido lesionado (principio de acción de masa), independientemente de la zona cortical que había sido dañada (principio de equipotencialidad). Mientras que en Rusia despuntaba de forma muy destacada la imagen de Luria, la escuela neuropsicológica francesa comenzó a recibir un gran impulso de la mano de Ajuriaguerra (1911- 1993) y Hécaen (1912-1983). Le cortex cérébral de Julián cíe Ajuriaguerra y Henri Hécaen (primera edición 1949) [20] representó un verdadero hito en ei desarrollo clínico de! conocimiento de !as actividades corticales superiores. La obra se centraba básicamente en dos aspectos diferenciados: por un lado, una aproximación topográfica, 'síndromes anatomoclínicos' (fron- tal, rolándico, calloso, parietal temporal y occipital); y, por otro, una aproximación funcional, calificada por ellos de 'problemas fisiopslcopatológicos' (afasias, praxlas y gnosias, apraxla, aste- reognosias, agnosia auditiva, agnosias visuales, trastornos de la somatognosia, y alucinaciones y lesiones corticales focales). Le cortex cérébral tuvo su continuidad en otra obra titulada Introduction á la neuropsychologic [21], aparecida en 1972, esta vez firmada solamente por Hécaen. Este autor actualizó y amplió los contenidos de la primera obra y se centró en los aspectos funcionales antes reseñados: afasias, apraxias, trastornos de la percepción y anotaciones finales sobre las localizaciones, la dominancia y la restauración funcional. En la introducción, Hécaen presentó la siguiente definición de neu- ropsicoíogía: 'La neuropsícología es la disciplina que trata de las funciones mentales superiores en sus relaciones con las estructuras cerebrales'. Una versión ampliada de sus obras se publicó en inglés con el título Human neuropsychology. En esta edición se introdujeron nuevos capítulos sobre trastornos de memoria, trastornos debidos a patología de! lóbulo frontal, plasticidad cerebral y recuperación de la función. En la década comprendida entre 1920 y 1930, la actividad neuropsicológica en Alemania tenía como referencia principal la figura de Kurt Goldstein. Goldstein (1878-1965) fue el representante más Importante del movimiento holístico y llevó a cabo su actividad profesional en un centro de rehabilitación de heridos de guerra. Goldstein reconocía que las lesiones de las áreas corticales primarias (sitio de llegada o de origen de las vías visuales, motoras o de la sensibilidad) producían defectos focales, con una correspondencia precisa entre la zona lesionada y el defecto periférico observado. En cambio, sostenía que las lesiones de las áreas de asociación producían una alteración en la capacidad de abstracción, en la posibilidad de ir más allá de los datos sensoriales inmediatos, sin que existiera una correspondenciaestricta entre la topografía de la lesión y el defecto clínico. Además, insistió en que la conducta del sujeto dependía no de las áreas lesionadas, sino del funcionamiento del resto del cerebro y en que la lesión también podía tener efectos a distancia, desorganizando la función del tejido sano [23], En 1916 Goldstein había fundado el Instituto para la investigación de los efectos secundarios del daño cerebral en Francfort, y según algunos autores a él le debemos el término de neuropsícología. Goldstein y su compañero Gelb se hallaban interesados en las consecuencias que producía una lesión cerebral en aspectos como la capacidad visual, la lectura, el reconocimiento, los déficit en la percepción de los campos visuales, el reconocimiento de los colores o los problemas en el lenguaje. En nuestra opinión, algunas aportaciones de Goldstein permanecen en plena vigencia. Él planteaba que los estudiosos de la neuropsicología no deberían centrarse tanto en los resultados obtenidos en VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA 15 los test como en el patrón de ejecución de los mismos por parte del paciente. Asimismo, señaló que existen dificultades para transferir los resultados de los test a la ejecución de los sujetos en tareas de su vida cotidiana, y marcó algunas diferencias en la rehabilitación, como la distinción entre estrategias de restauración y de compensación (a él le debemos la introducción de las estrategias de visuallzación en la rehabilitación de la memoria). Para Goldstein, es necesaria la cooperación entre distintas regiones cerebrales que, trabajando como un todo, garantizan el funcionamiento de las funciones corticales de alto nivel (lo que podemos considerar un Inicio del concepto de redes neu- rales). En caso de daño cerebral, la rehabilitación sería efectiva si partes intactas del cerebro pueden adquirir funciones de la región lesionada [24], La neuropsicología experimental Durante ei siglo xix y los primeros cincuenta años del siglo xx la neuropsicología avanza sobre la base de la descripción de casos únicos o de reducidas muestras de pacientes con alteraciones similares. En este sentido, las conductas y déficit de los pacientes se estudian de forma naturalística, sin plantear protocolos de evaluación o medidas cuantitativas de afectación. Sin embargo, en la década de los años sesenta y setenta del pasado siglo, una aproximación diferente al estudio de las relaciones cerebro-conducta comienza a ocupar un espacio fundamental. Los neurólogos y los neuropsicólogos empiezan a elaborar diseños experimentales, lo que da origen a la neuropsícología experimental. VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍAEsta neuropsicología experimental se desarrolló de manera importante después de la Segunda Guerra Mundial con el estudio de series de pacientes seleccionados sobre la base de diferentes criterios, como la topografía leslonal o la naturaleza de los trastornos. En esto, la neuropsicología retomaba el método clásico de la psicología experimenta), que consiste en comparar grupos de sujetos. Los diseños de investigación en la psicología experimental clásica exponían a grupos de sujetos normales al efecto de diferentes estímulos o intervenciones experimentales, y valoraban los efectos de dicha intervención con protocolos estandarizados, comparando los resultados, a su vez, con métodos estadísticos, tales como el análisis de la varlanza o el análisis factorial. Sin embargo, hemos de señalar que la situación de ¡a psicología y de la neuropslcolo- gía se caracterizaba a mediados del siglo xx por un contraste notable entre una metodología muy sofisticada y rigurosa, y un cuadro teórico particularmente limitado, dominado por el conductismo. Cuando se trasladan este tipo de diseños a la neuropsicolo- gía se aplican a pacientes con daño cerebral. Grupos de pacientes con lesiones en diferentes regiones del cerebro o síndromes conductuales son testados con protocolos estandarizados y se obtienen medias cuantitativas de su ejecución. Dicha ejecución se compara con otros grupos de pacientes o con grupos control constituidos por pacientes sin daño cerebral. Los estudios realizados hasta entonces, basados en gran medida en el caso único, se consideran, de algún modo, superficiales, y la atención se centra en el estudio de grupos aparentemente homogéneos cuya 'prueba de fuego' es superar los análisis estadísticos. Podemos nombrar aquí que en la actualidad esto es una cuestión no resuelta, y que algunos autores siguen postulando que el método de ¡a neuropsicología ha de ser el estudio de caso único, y otros, como Shallice, postulan que los estudios de grupo también son necesarios. La cuestión más común a la que han tratado de responder estos estudios es ¡a localización de la función. Hasta la década de los sesenta la localización no había ¡do mucho más allá de plantear si la lesión se hallaba en el hemisferio derecho o izquierdo y en qué cuadrante cerebral. Sin embargo, en esta fase del desarrollo de la neuropsicología como ciencia, comienzan a diseccionarse mejor los procesos cognitlvos y así se habla de lenguaje, memoria, percepción, atención, emoción, praxis o funciones ejecutivas. Algunos ejemplos de esta aproximación reflejan claramente el interés de esta época y se preguntan, por ejemplo, si el hemisferio derecho está especializado en las propiedades de la percepción espacial, tales como la localización [25], la orientación [26] o la situación topográfica [27], En esta época también cobran interés los estudios con pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente, particularmente pacientes a los que se les lesionan determinadas regiones cerebrales para aliviar sus ataques epilépticos. En 1953, con el propósito de aliviar una epilepsia refractaria al tratamiento médico, Wllliam Scoville realizó una remoción bilateral del lóbulo temporal medial (incluyendo hipocampo) en el paciente H.M. Como consecuencia de esta intervención, se manifestó en H.M. una pérdida selectiva de la memoria, que afectó a su capacidad para almacenar nueva Información, lo que se ha denominado amnesia anterógrada. H.M. olvidaba los episodios de su vida diaria tan rápido como ocurrían. Estudios posteriores a 1953, realizados por Mlíner et al con el paciente H.M., permitieron profundizar en ¡a especificidad de los déficit de la memoria asociados al daño hipocampal bilateral [28,29], Al mismo tiempo, otro tipo de Intervenciones quirúrgicas, la resección del cuerpo calloso, abría un campo de investigación de gran interés científico. A finales de la década de los sesenta, el profesor Roger Sperry, de California (premio No bel), anunció los resultados de sus estudios sobre el área más evolucionada del cerebro, ¡a corteza cerebral. Los hallazgos iniciales de Sperry indicaban que los dos lados (o hemisferios) de la corteza cerebral tienden a dividirse entre ellos las principales funciones Intelectuales. El hemisferio derecho se presenta como dominante en los siguientes ámbitos intelectuales: el ritmo, la percepción espacial, la gestalt (estructura total), la imaginación, ¡as ensoñaciones diurnas, el color y la dimensión. El hemisferio izquierdo muestra su preponderancia en una gama diferente, pero no menos poderosa, de habilidades mentales: es verbal, lógico, numérico, rige la secuenclaüdad, linealidad, análisis y enumeraciones [30], En suma, ¡as décadas de los años sesenta y setenta se centraron en aspectos de la organización funcional de la conducta y examinaron patrones de asociación y disociación de habilidades concretas entre grupos de pacientes diferenciados. Las investigaciones trataban de discernir qué habilidades dependen de qué sistemas funcionales y cuáles son funcio- nalmente independientes. Por ejemplo, la asociación frecuente entre afasia y apraxla parecía sostener la hipótesis de que ambos trastornos VISIÓNHISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍAson la manifestación de una afectación más general, relacionada con la capacidad de simbolizar o representar (asimbolia). Un estudio clásico de Goodglass y Kaplan socavó esta afirmación, al demostrar que la gravedad de la afasia y de la apraxla no se correlacionaba en una amplia muestra de pacientes con lesión en el hemisferio izquierdo [31]. Así, a finales de los setenta la neuropsicología experimental había alcanzado su edad madura y muchas habilidades perceptivas, cognitivas o motoras podían asociarse con regiones particulares del cerebro y ciertos aspectos sobre la organización funcional de dichas habilidades se habían delineado. Fruto de este trabajo son los textos ya clásicos de Hécaen y Albert [43], Kolb y Wíshaw [32] o Springer y Deustch [33], J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 1 2 Neuropsicología experimental y psicología cognitiva: la neuropsicología cognitiva La aproximación predominante a la psicologia experimental humana en los años setenta era la psicología cognitiva. La psicología cognitiva es una rama de la psicología que se ocupa de los procesos a través de los cuales el individuo obtiene conocimiento dei mundo y toma conciencia de su entorno, así como de sus resultados. El origen de ¡a psicología cognitiva está estrechamente ligado a la historia de la psicología general. La psicología cognitiva se ha formado bajo la influencia de disciplinas afines, como el tratamiento de la información, la inteligencia artificial y la ciencia del lenguaje. El marco de esta aproximación se basa en que toda información (incluida ia percepción o e! control motor) puede ser abordada desde los modelos del procesamiento de la Información. Así, el daño producido en los mecanismos implicados en el procesamiento de la información pueden ser una buena fuente para el estudio de las operaciones cognitivas normales. Sin embargo, la psicología cognitiva de los años setenta obvió a la neuropsicología, ya que basaba su concepción de! procesamiento de la información en los modelos del ordenador y ¡a inteligencia artificial. Un principio básico de ¡a psicología cognitiva era la analogía entre mente y ordenador: la mente es al cerebro lo que el software es al hardware en una compu- tadora. Partiendo del principio que afirmaría que una misma computadora puede manejar distintos programas y que distintos programas pueden ser aplicados por la misma computadora, el hardware y el software serían independientes, por ¡o que el cerebro sería irrelevante para ia tarea. Esta nueva orientación de la psicología, fuertemente influenciada por el desarrollo paralelo de la inteligencia artificial, de la cibernética, de la teoría matemática de la Información, de la lingüística y de las neurocienclas, va a fijarse como objeto de estudio los procesos mentales que sustentan y hacen posible nuestros comportamientos. Para ello va a adoptar una perspectiva funclonalista tendente a describir lo que se conoce como la 'arquitectura funcional' de la cognición. Esto se traduce concretamente por medio de la construcción de modelos teóricos que especifican, para cada capacidad abordada, la naturaleza de las representaciones y de las operaciones mentales que permiten ligar los inputs a los outputs. Uno de los problemas principales de la analogía del ordenador es que el hardware y el software son independientes sólo en algunos tipos de sistemas computaclonales: esos sistemas un tanto Ingenuos que fueron diseñados con ese propósito y que hacían que un ordenador fuera incapaz de manejar varios programas e incapaz de lograr que esos programas pudieran ser interpretados por otros ordenadores. El cerebro no está diseñado de esta manera, ya que por distintos motivos no podemos creer que las funciones implicadas en el procesamiento de la información y el sustrato físico de las mismas sean indepen- dientes [34], A principios de los años ochenta, los psicólogos cognitivos comienzan a mirar a la neuropsicología y comienza la explosión de la neuropsicología cognitiva. A partir de aquí, con pioneros como Newcombe, Warrington, Shalllce y muchos otros, tiene lugar la convergencia y complementaclón de dos disciplinas diferenciadas, como son la neuropsicología (ciencia que estudia la relación entre cerebro y conducta) y la psicología cognitiva, lo que desemboca en la creación de la neuropsicología cognitiva [35], La neuropsicología cognitiva trata de proporcionar una explicación sobre el funcionamiento de los procesos cognitivos a partir del estudio de sujetos que han sufrido lesiones cerebrales. El énfasis se pone en la relación entre conducta y sistemas de procesamiento, y no en la relación entre anatomía cerebral y conducta de los sujetos, ta! y como hace la neuropsicología clásica. La neuropsicología cognitiva se basa en el principio de que una de las maneras más sencillas de entender cómo funciona un sistema es observar lo que pasa cuando el sistema falla. Esta visión del funcionamiento del sistema cognitivo cuando está alterado proporciona conocimientos de gran utilidad, tanto en el campo teórico como en el campo clínico, puesto que sienta las bases para la evaluación y posterior intervención cognitiva en los sujetos con lesiones cerebrales. Para poder alcanzar un nivel de explicación de los síntomas que presentaban los pacientes con daño cerebral, la neuropsicología cognitiva debía buscar la manera de plantear sus hipó- tesis de trabajo en función de aquellos mecanismos, funciones u operaciones cognitivas que se veían trastornados y que se suponían imprescindibles en el funcionamiento cognitivo norma!. Para conseguir esta finalidad, era preciso que se basara en los modelos de procesamiento cognitivo de la información elaborados para los sistemas de los sujetos sanos, y así poder explicar la conducta de los pacientes según esos modelos. A su vez, los datos que proporcionaran los sujetos con alteraciones servirían para perfeccionar y ampliar los modelos que se suponen diseñados para dar cuenta de los sistemas cognitivos de sujetos VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍA 1 3 normales, tomando a los sujetos con lesión cerebral como aportaciones de la naturaleza que favorecen el avance en la Investigación de este campo. Vemos, pues, que se trata de un provecho recíproco, en el sentido de que la neuropsicología utiliza los modelos diseñados por la psicología cognitiva sobre el funcionamiento del sistema cognitivo para poder entender Análisis visual Reconocimiento dei objetivo Sistema semántico Léxico la conducta de los pacientes, y además la psicología cognitiva puede completar y comprobar sus modelos teóricos gracias a los datos aportados por los pacientes [36], De acuerdo con Coltheart [36] y Ellis [37], podemos concretar los objetivos básicos de ¡a neuropsicología cognitiva en los siguientes: en primer lugar, explicar los patrones de las rea- lizaciones cognitivas afectadas e intactas que se puedan observar en los pacientes con lesiones cerebrales, en términos de alteración de uno a más componentes de una teoría o modelo del funcionamiento cognitivo normal; en segundo lugar, la neuropsicología cognitiva se centra en extraer conclusiones sobre los procesos cognitivos Intactos y normales a partir de los patrones de habilidades afectadas e intactas observadas en pacientes con lesiones cerebrales. Concebir el sistema cognitivo como componentes disocia- bles entre sí, lo que hoy se denomina el supuesto de modula- ridad, es una de las premisas de la neuropsicología cognitiva. Esta concepción del sistema cognitivo se inició con los modelos de ios primeros constructores de diagramas de! siglo XIX y ha sido elaborada y defendida posteriormente por autores como Fodor [38] y Marr [39], A esta visión sobre el modo en que la mente y el cerebro están organizados se le denomina hipótesis de la modularidad. Según ésta, nuestravida mental es posible gracias a la actividad orquestada de múltiples procesadores cognitivos o módulos. Una analogía puede servir para comprender la modularidad. Nuestros ordenadores actuales son muy modulares, ya que constan de pantalla, teclado, Impresora, escáner, ratón, altavoces, DVD, CD, puertos USB, etc. Una ventaja de un sistema como éste es que ayuda a localizar una avería aislando una de las partes y comprobando el funcionamiento de las demás. Así, si no escuchamos bien una película podemos saber si el problema es del reproductor del DVD, del propio DVD, del programa o de los altavoces. Fodor es el autor que más claramente ha definido el concepto de módulo y ha intentado avanzar en su comprensión a nivel intuitivo, si bien ha sido fuertemente criticado por autores como Marshall [40] desde un punto de vista referente a 1a apllcabilldad de la definición de su concepto a los modelos teóricos sobre organización y funcionamiento mental. Fodor [38] en su trabajo que lleva por título The modularity of the mind, propone su teoría de la modularidad y a la vez menciona algunas referencias históricas en las que se apoya para elaborar su propuesta. Para Fodor, un módulo sería un componente del sistema cognitivo con unas características específicas para cada dominio y autónomo en el plano computacional, en el sentido de que lleva a cabo su tarea sin ningún tipo de influencia de otros componentes que estén a un nivel superior, y determinado de forma innata. Los módulos se van desarrollando y moldeando a medida que va aumentando la cantidad de Información que les va llegando pero sin que esto suponga que se acepte la ¡dea de que el resultado final sea equivalente a la suma de un determinado número de componentes de nivel más básico. ¿Pero qué ganaba le neuropsicología con esta aproximación a 1a psicología cognitiva? Los principales beneficios eran tanto teóricos como metodológicos. Tradlcionalmente, los neuropsl- cólogos estudiaban la localización y 1a organización funcional de las distintas habilidades, tales como la lectura, la escritura, el habla, el reconocimiento de objetos o la memoria, pero a partir de esta unión se comienza a plantear que cada una de estas [labilidades cognitivas depende de una serie de procesos cognitivos y sus componentes. A partir de este momento, cada tarea se divide en sus distintos componentes y se tratará de observar dónde se produce la ruptura del proceso para llevar a cabo un diagnóstico más preciso (Fig. 1). J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 1 4 Otro aspecto importante de la neuropsicología cognltiva es el recelo con el que mira a los estudios de pacientes a los que se les une por ser homogéneos en sus síntomas. Para la neuropsicología cognitiva las diferencias entre pacientes desempeñan un papel muy Importante en el desarrollo de sus modelos. La neuropsicología cognltiva plantea que los síndromes tradicionales son dema- siado groseros y que a menudo forman agrupaciones basadas en síntomas que concurren por razones anatómicas más que funcionales [41], Para los neuropsicólogos cognitivos, cada paciente debe ser tratado como un caso único que requiere una explicación Independiente. Los pacientes individuales parecen tener el mismo papel en la neuropsicología cognitiva que el que desempeñan los experimentos individuales en la psicología cognitiva: cada uno de ellos representa un test Independiente de la teoría cognltiva [42], Breve historia de un término Hécaen, en el prefacio de la obra Afasias, apraxias y agnosias [43,44], afirmaba que la neuropsicología nació incluso antes de la creación del propio término. Bien es cierto que, si la historia de la neuropsicología es corta, aún lo es más su nombre. Fue el hecho de bautizar a esta especialidad lo que significaría su verdadera distinción y reconocimiento general. Según recoge Bruce [45], parece ser que el precursor del término neuropsicología fue Sir Willian Osler, quien en 1913, en una carta dirigida a la Phlpps Clinic, solicita especializarse en dicha disciplina. No obstante, el término no será reconocido en el ámbito de la psicología hasta que Karl S. Lashley lo introduce en 1936. Es durante estos años cuando la neuropsicología comienza a desligarse de sus progenitores, la neurología conductual y la psicología, y adquiere su propia identidad en la década de los años cuarenta. En 1948, el psicólogo Hans-Lukas Teuber enuncia el término neuropsicología en una presentación en Boston. Teuber y el neurólogo Morris Bender acuñaron el vocablo para designar el estudio de las relaciones entre el cerebro y la conducta en pacientes con lesiones cerebrales por herida de bala [46-48], En el campo de la edición, la primera impresión de este vocablo es la realizada por Hebb en su libro The organization of behavior: a neuropsychological theory, aparecido en 1949 [49- 50], Al término de los años cincuenta, el vocablo neuropsicología ya se considera una designación reconocida en el campo de las neuroclencias [51], Finalmente, su lanzamiento definitivo se produce de la mano del libro The neuropsychology of Lashley, editado en 1960 [52]. La neuropsicología, lejos de crecer a la sombra de las disciplinas que le dieron vida, como la neurología y la psiquiatría, Impulsa el fortalecimiento de su campo con la organización de sus propios encuentros y la creación de sus propias instituciones. Además, potencia el desarrollo de una literatura específica que aportará conocimiento a esta nueva especialidad. Prueba de este desarrollo es que en 1951, un nutrido conjunto de Investigadores se suman en un grupo que denominan International Neuropsychological Symposium [53,54], Henry Hécaen encabeza este movimiento y se convierte en cofunda- dor y principal defensor de los propósitos de la organización: promover el conocimiento y entendimiento de las funciones cerebrales. Por otro lado, en 1965 se constituye la International Neuropsychological Society (INS), hecho este que contribuirá al establecimiento definitivo de la disciplina denominada neuropsicología humana [55]. Sin duda alguna, la solidez de estas organizaciones vendrá avalada por el valor de sus creadores. Éstos se convierten en figuras emblemáticas de aquellos años y son referencia obligada para los profesionales de la neuropsicología de todos los tiempos. A pesar de su corta trayectoria, la neuropsicología estará ya respaldada por mitos aún vigentes y por personalidades de gran relevancia. Al realizar una aproximación histórica a la neuropsicología, es inevitable mencionar el punto de Inflexión que significó la Segunda Guerra Mundial como momento a partir de! cual se desarrollan progresivamente más y más estudios dirigidos a conocer la relación existente entre el cerebro y la conducta en el ser humano. Hasta esa fecha, el estudio de casos individuales había sido reflejo del Interés mostrado por estudiar el cerebro. Estos estudios, a pesar de no haber tenido gran repercusión en las teorías sobre la organización del cerebro, ayudaron a esta- blecer las bases de los estudios experimentales del funcionamiento del mismo [32], Fue Karl Lashley, una vez más pionero en la psicología experimenta!, el precursor en desarrollar la ¡dea de utilizar test conductuales estandarizados para analizar las funciones cerebrales [56]. Posteriormente, Investigadores de todo el mundo comienzan a investigar de forma más VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍA 1 5 sistemática los efectos de las lesiones cerebrales en las funciones cognltivas del hombre. Algunos ejemplos son Henry Hécaen en Francia [54], Bre.nda Milner en Canadá [57,58] y Hans-Lucas Teuber en los Estados Unidos [47,48,59], Tras ellos aparecerán otros nombres propios: Oldfield [60], Hebb [51], Zangwll! [61,62], Lashley [56], Luria [63-65] y Goldstein [23,24], entre otros. Sus aportaciones constituirán un legado incalculable e innumerable. Entresus primeras grandes obras se encuentran The organization of behavior: a neuropsychological theory [49], Introduction to human neuropsychology [47], Las funciones corticales superiores del hombre [ 17] y Neuropsychological assessment [66], Más recientemente, cabe citar otras obras de re- ferencia, como Fundamentals of human neuropsychology [32], Dentro del terreno de la literatura, e innovando en las publicaciones científicas, Henry Hécaen funda en 1963 una de las publicaciones Internacionales pioneras en este ámbito, la denominada Neuropsychologia. Seguidamente, en 1964 Ennío De Renzi edita la reconocida revista Cortex. Años más tarde, aparecen títulos como Brain Injury (1987) y Journal of Head Trauma and Rehabilitation (1986), publicaciones que aportan al conocimiento científico novedosas ideas y que son prestigiosas fuentes de documentación científica. Visto el asentamiento del término neuropsicología, deben matizarse su definición y contenido, que, aunque parecen evidentes, hasta la fecha se han referido a cuestiones bien diferenciadas. Así, en 1971, Benton [67] señala que 'la neuropsicología es la ciencia que estudia las relaciones existentes entre la función cerebral y la conducta humana'. Años más tarde, Lurla [18] ¡a define como 'la ciencia de la organización cerebral de los procesos humanos'. Si se revisa la bibliografía es posible hallar numerosas definiciones. No obstante, uno de ¡os matices más sustanciales que ha proporcionado la evolución de esta disciplina ha sido considerar la esfera emocional y el comportamiento como parte de las funciones derivadas de la estructura cerebral. En esta línea, otros autores [68] describen la neuropsicología como 'la ciencia que estudia las funciones psíquicas superiores, cognitivas y emocionales, en relación con las estructuras y las funciones cerebrales que las sustentan'. Evidencias de la atención prestada por la neuropsicología, especialmente en los últimos años, a la esfera de las emociones, la conciencia y la vertiginosa complejidad que entrañan, son las numerosas publicaciones aparecidas [69-79], Antonio R. Damasio, reconocido investigador, es autor de excelentes obras, como El error de Descartes (1996), obra esencial de la bibliografía relacionada con el cerebro humano, las emociones y la vida mental. Recientemente, en The feeling of what happens [80], Damasio acerca ¡a interrelación entre el cuerpo y las emociones en la experiencia de la propia conciencia. Desde que se asienta la neuropsicología en los años sesenta hasta la fecha no sólo ha variado su definición, sino que diversos investigadores han dedicado su esfuerzo a valorar, sopesar y avanzar cuál sería su contenido y camino durante las siguientes décadas [81], Hécaen [43] mostró ¡deas precursoras que en la actualidad se encuentran vigentes y son importantes fuentes de investigación y estudio. Algunos ejemplos son el cambio del concepto 'dominancia hemisférica', como se decía hasta finales del siglo xix, por el concepto de 'especialización hemisférica', el rol de los neurotransmisores en la conducta humana o la relevancia del código genético en el desarrollo del sistema nervioso central. Indudablemente, la neuropsicología se ha acompañado y beneficiado de los sustanciales avances y cambios de la ciencia. En la actualidad, la neuropsicología Integra un amplio abanico de ramas científicas: unas relacionadas con el sistema nervioso, como la neuroanatomía, la neuroquímlca y la neu- roflsiología; otras relacionadas con ciencias médicas, como la neurología y la psiquiatría; y otras relacionadas con la ciencia de la conducta por excelencia, la psicología. Durante los últimos años, las nuevas técnicas médicas, como la neurorra- diología y la medicina nuclear, y las técnicas de neurolmagen aportan a ¡a neuropsicología avances inimaginables hace tan sólo unas décadas. En efecto, la riqueza de la neuropsicología se asienta y requiere de la aportación y el conocimiento de otras áreas de trabajo, de innovadores y sofisticados métodos de Investigación y del dominio de técnicas, tanto de carácter experimental como clínico. El ámbito clínico de la neuropsicología se ha desarrollado de forma espectacular en contenido y en forma. En 1981, se constituye dentro de la American Psychological Association (APA) la División 40, referida a la neuropsicología clínica [82], Este hecho supone el primer reconocimiento de la neuropsicología clínica como especialidad dentro de la psicología. La APA define la neuropsicología clínica como una actividad en J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 1 6 el ámbito de la intervención psicológica, cuyo fundamento científico es la neuropsicología humana [83], El reconocimiento de la neuropsicología clínica como una especialidad dentro del ejercicio profesional de la psicología no sólo conlleva la descripción de su contenido y aplicación, sino que además exige determinar los parámetros y las competencias de la disciplina y de los profesionales que la desarrollan. En la actualidad, se está desarrollando un nuevo marco de trabajo en diversos países europeos, entre los que se encuentra el nuestro. Sin embargo, en los Estados Unidos, ya en 1984, la American Board of Professional Psychology había asumido la responsabilidad administrativa de la dipíomatura de neuropsicología clínica [83], En 1985, Horton y Miller [84] definen la neuropsicología clínica como la aplicación de nuestro conocimiento sobre las relaciones cerebro-conducta a los problemas clínicos y de ¡a salud. En 1992, Junqué apuntaba que la neuropsicología clínica es la integración de las ciencias conductuales y neurológicas para aumentar la comprensión de las relaciones cerebro-conducta y la aplicación de los conocimientos y técnicas neuroconductua- les al diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y prevención de los déficit neuropsicológicos'. La neuropsicoiogía clínica se dirige fundamentalmente a la evaluación y a la rehabilitación. La evaluación neuropsicológica tiene como objeto explorar las funciones cognitivas tras el daño cerebral, tanto las deterioradas como las conservadas, para posteriormente establecer un plan de rehabilitación adecuado. Inlcialmente, la neuropsicoiogía clínica se relaciona con el diagnóstico, es decir, con la predicción de la localización y la naturaleza de las lesiones cerebrales, y es una de sus principales funciones determinar la organicidad de ciertos cuadros clínicos, localizar las estructuras deterioradas y describir síndromes en relación con las lesiones focales. Posteriormente, este objetivo localizacionista pasa a un segundo plano, dado el avance y la increíble precisión de las técnicas de neuroimagen (tomogra- fía computarizada, resonancia magnética, SPECT -tomografía computarizada por emisión de fotón simple-) y radiológicas en la localización de las estructuras cerebrales y su estado. En las últimas décadas, la exploración neuropsicológica ha evolucionado enormemente, y ha variado su rumbo hacia otros objetivos y competencias. Actualmente, las exploraciones neuropsicológicas son muy sofisticadas, más exhaustivas y específicas, y pueden relacionarse, bien con la práctica clínica, bien con el ámbito medicolegal, bien con la investigación. Esta evolución se ha visto reflejada en el diseño y la creación de numerosas pruebas neuropsicológicas y en la edición de nu- merosos textos dirigidos a la valoración neuropsicológica y a la descripción de tales pruebas. Una de las obras más significativas es Neuropsychological assessment, de Muriel D. Lezak [66], que recoge aproximadamente 600 pruebas neuropsicológicas. Muestra de su reconocimiento son las numerosas reediciones que se han efectuado de la misma. Por otro lado, en la evaluación neuropsicológica ya no interesa tanto ei diagnóstico o la descripción del déficit, sino que lo que interesa es conocer las capacidades preservadas del sujeto paraadaptarse al futuro. La evaluación neuropsi- cológica se convierte, por tanto, en una herramienta con la que obtener información acerca del funcionamiento cogni- tivo y conductual en aras a establecer un tratamiento de rehabilitación. El carácter práctico y funcional que adquiere la evaluación neuropsicológica choca con la visión escéptica de algunos autores. A partir del concepto de 'validez ecológica', ponen en duda que los instrumentos utilizados en las evaluaciones neuropsicológicas reflejen el funcionamiento real de las personas valoradas y que tengan relevancia práctica en la vida diaria de las mismas. Este poslcionamiento ha convertido a estos autores en pioneros en el campo de la rehabilitación neuropsicológica, estableciendo las bases de la misma (como se verá a lo largo de esta obra). La neuropsicoiogía y el problema cerebro‐mente Durante el siglo xx asistimos al período más revolucionarlo en el crecimiento y asentamiento de la neuropsicoiogía como ciencia en la investigación y la clínica. Tal fue el protagonismo de esta disciplina, que la pasada década de los noventa fue definida como 'La década del cerebro'. A modo de corolario, Kolb [32] realiza una reflexión que suscribe esta idea: 'el siglo xx pertenece a la neuropsicoiogía'. La lucrativa cosecha de la neuropsicoiogía durante las últimas décadas confirma la colosal repercusión y despegue de esta especialidad. Sin embargo, una de las principales paradojas que se derivan de este auge es la evidencia de que nuestro conocimiento, en lo referente al funcionamiento cerebral, dista mucho de ser completo. En todo caso, algo es certero: el in- VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍA 1 7 calculable e inagotable potencial de Investigación que posee el cerebro humano y, de su mano, esta disciplina que le rinde pleitesía. Dentro del vasto terreno de las neurociencias, la neuropsicoiogía ha sabido buscarse su lugar, lugar que en la actualidad ostenta con más importancia y respaldo, dado el importante cuerpo de investigación generado y las nuevas líneas de estudio que aparecen cada día. La divulgación y puesta en común de hallazgos, teorías y métodos de trabajo resultan interesantes no sólo para el desarrollo de la disciplina, sino también para la continua formación de los profesionales. De este modo, instituciones y entidades multiplican por decenas la organización de reuniones científicas y foros de debate. Asimismo, fiel reflejo del crecimiento y el auge de la neuropsicoiogía es la literatura que genera, bien en forma de publicaciones periódicas internacionales científicas, bien en forma de obras monográficas. En estos días, cuando la neuropsicoiogía ya ha experimentado y evolucionado, se ha refinado y definido, el éxito invita a interesarse por su trayectoria hasta la actualidad. Quiénes fueron los pioneros y artífices de tal consolidación, qué hechos destacables forman parte de su historia y cuáles son sus áreas de estudio. Este recorrido inducirá, en último término, a reflexionar sobre lo que se vislumbra y depara el futuro para esta disciplina que ocupa el presente trabajo. En la pasada década, la década del cerebro, hemos asistido, pues, a la gran eclosión de las neurociencias en general y de la neuropsícologfa en particular. De hecho, en los años ochenta la neuropsicología se hallaba relegada a un limitado campo del saber, donde unos pocos estudiaban la relación entre lesiones cerebrales y comportamiento (traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares y demencias). Sin embargo, en los últimos años la neuropsicología comienza a formar parte de nuestro corpus de conocimiento, ha salido de sus cuarteles de in- vierno para ir adentrándose en nuestro quehacer cotidiano. En la actualidad, cualquier profesional dedicado a la salud mental ha oído hablar de! test de clasificación de tarjetas de Wisconsin o del test de Stroop, muchos ya conocen sus reglas de aplicación y corrección y algunos saben cómo Interpretar los datos que de estas pruebas se extraen. La neuropsicología está 'de actualidad', a lo que puede haber contribuido las siguientes razones: el acercamiento entre la neuropsicología clínica (que estudia las alteraciones en pacientes afectados por una lesión cerebral) y la psicología cognitlva (que ofrece modelos del procesamiento de la información en cerebros sanos), el gran desarrollo de las técnicas de neurolma- gen estructural y funcional, el interés de algunos Investigadores en encontrar el substrato cerebral de algunas patologías consideradas hasta ahora como 'funcionales', y la necesidad de cuantificar los datos 'blandos' (excesivamente mentalistas) de la psicología [85], El empuje definitivo que ha recibido la neuropsicología viene dado por la necesidad cada vez más imperiosa de arrojar cierta luz sobre las bases cerebrales de los trastornos mentales. Realmente, la neuropsicología es el puente de unión entre diferentes aspectos del saber, como la neurología, la psiquiatría y la psicología (de ahí su nombre). Realmente debemos plantear que las diferentes ramas del saber que se han dedicado a escudriñar sobre las causas de la conducta humana son modelos más proxi- males, como el neurobiológico, a más dístaies, como el modelo evolucionista, pero todos ellos tratan de responder a las causas que generan que una conducta sea normal o desadaptativa. En la actualidad, la neuropsicología comienza a formar parte del estudio de cualquier trastorno que afecte a la mente y, evidentemente, esto se debe a un cambio de paradigma conceptual. En la última década del siglo pasado hemos comprendido que cerebro y mente es lo mismo, es decir, que todo proceso mental es debido a la actividad cerebral, y que toda actividad cerebral produce procesos mentales. El fantasma en la máquina ha muerto, ya no existen mentes sin cerebro ni J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 1 8 cerebros sin mente (salvo algunos pacientes en coma). Éste es el principal concepto que subyace al apogeo que está viviendo la neuropsicología actual. Tanto la psicología clínica como la psiquiatría se hallan encerradas en pequeños campos de conocimiento que casi siempre resultan reduccionistas; así, nos encontramos con profesionales que tratan de explicar la psicopatología por un problema en el sistema dopaminérgico o serotoninérgico, o muchos psicólogos que se aferran al modelo cognitivocon- ductual como si esto fuera una verdad única y absoluta. Sin embargo, la realidad resulta ser mucho más compleja, pero como señala Maslow, 'cuando sólo tienes un martillo tratarás todas las cosas como si fueran clavos'. Esta frase debe llevarnos a reflexionar sobre nuestra codicia al intentar reducir una realidad tan compleja como las conductas humanas a realidades simples que nos alejan de ¡a comprensión de! fenómeno global: debe- mos reconocer con humildad que reducir la esquizofrenia a problemas de neurotransmlsión o los trastornos afectivos a distorsiones cognitivas es simplista y en la clínica la utilidad de estos planteamientos es más bien reducida. En este sentido, la neu- ropsicología ha comenzado a proponer la posibilidad de tender puentes entre niveles de análisis, y se ha situado en una posición óptima para unir el tejido cerebral con los procesos mentales. La neuropsicología plantea un modelo y un nivel de análisis que le permite situarse entre los modelos más mentalistas y los más neurobiológicos, con lo que une mente y cerebro (Fig. 2). En este sentido, la neuropslcologla se sitúa en una posición privilegiada para promover un acercamiento entre la psicología y la ciencia. La ciencia, como señala Wilson [86], es ia empresa organizada, sistemática, que arroja conocimiento sobre el mundo y lo condensa en leyes o principios comprobables. Las caracte- rísticas de la ciencia, que la distinguen de la pseudociencia, son las siguientes. La primera, la replicabllidad: se busca de nuevo
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