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Manual-de-Neuropsicologia Tirapu-Ustarroz-y-Col

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3
Visión histórica 
y concepto de 
neuropsicología 
J. Tirapu-Ustárroz E 
Maestú J. 
González-Marqués 
M. Ríos-Lago M.J. 
Ruiz
Visión histórica 
Como este libro pretende ser un manual que 
guíe al lector por el proceloso mundo de la 
neuropsicología, es, indefectiblemente, una 
obra sobre el cerebro. Deseamos conocer algo 
más sobre esa masa gelatinosa que se 
retuerce sobre sí misma dentro de nuestro 
cráneo y que, como señala Rita Cárter [1], 
tiene el tamaño de un coco, la forma de una 
nuez, el color del hígado recién cocido y la 
textura del paté. 
El ser humano es un ser cargado de 
recuerdos que marcan su historia personal y la 
neuropsicología como producto elaborado por 
los cerebros del ser humano también posee su 
pequeña historia particular. 
Esta historia puede ser dividida en tres 
etapas. La primera abarca el período 
comprendido entre la antigüedad y el siglo II, y 
se centró en las reflexiones acerca de la 
localización de! alma. El segundo período 
comprende los siglos ni al xvm y se caracteriza 
por el inicio del estudio de ¡a localización de las 
funciones cognltivas y la posible separación de 
las ideas religiosas de las científicas. El tercer 
y último período se centra finalmente en el 
estudio de la localización de las funciones 
cogmtivas en el cerebro, y abarca desde el 
siglo xix hasta la actualidad. 
Durante la primera época, el debate no se 
centra tanto en el estudio del cerebro como tal, 
sino en la localización del alma, y los órganos 
del cuerpo son la fuente de toda la vida mental. 
A pesar de este debate, algunos datos señalan 
casos de trepanación a sujetos vivos en el 
período mesolítico (período prehistórico, entre 
el Paleolítico y el Neolítico, que duró 
aproximadamente entre el 10000 a.C. y el 
5000 a.C.) lo que puede ser un reflejo de la 
importancia que ya se concedía a este órgano 
[2]. 
Egipto ha sido cuna de importantes aportes 
científicos. Un papiro que data del siglo XVII a.C. 
describe un tratado neuroqul- rúrglco que 
presenta 48 casos clínicos. Entre otras cosas, 
manifiesta los daños producidos en el cráneo y 
en el cuello, y marca ¡as consecuencias de 
 
 
4
estas lesiones a gran distancia del órgano 
lesionado. El papiro quirúrgico de Edwln Smith, 
que data de! año 1700 a.C., describe 
alteraciones del lenguaje como consecuencia 
de un daño cerebral [3]. 
Es sabido que desde Hipócrates (siglo v 
a.C.) se considera a! encéfalo como asiento 
del intelecto de! ser humano. Herófiio, 200 
años más tarde, dividió el encéfalo en 
ventrículo medio, depositarlo de las 
cogniciones, y ventrículo posterior. Otro de los 
documentos que nos aporta información sobre 
cómo se entendían los cuadros clínicos 
afásicos en la época antigua es el
 
5
 
Corpus Hippocraticum (400 a.C.). Este 
documento recoge el conocimiento de los 
médicos en referencia a las manifestaciones 
clínicas de trastornos del lenguaje pero ya con 
unas ¡deas algo más sólidas y proporciona 
información sobre casos de pérdida de la 
capacidad del lenguaje tras una lesión del 
cerebro, a lo que denominaban áfonos. 
Vemos, pues, que ya se empezaba a 
relacionar una alteración en una conducta 
externa con una lesión en una estructura 
anatómica como el cerebro y, más 
concretamente, con una lesión en el hemisferio 
izquierdo. A pesar de estas evidencias, no 
existen datos que nos puedan asegurar que 
utilizaran el término áfonos siempre con el 
mismo significado. Se cree que posiblemente 
le otorgaran varios significados: afasia, 
disfonía, anartria, etc. [4], También resultan 
interesantes los estudios de Hipócrates sobre 
le epilepsia, en los que señala las causas 
naturales y 'no divinas' de la misma. Para 
Hipócrates, 'aunque algunas personas creen 
que el corazón es el órgano del pensamiento y 
en el que se siente el dolor y la angustia, esto 
no es así y el cerebro es el órgano más 
poderoso del cuerpo, y, además, el intérprete 
de la conciencia' [5,6], 
Especialmente interesante resulta el 
paralelismo que establece Platón (Atenas 428 
a.C.-Atenas 348 a.C.), conocido filósofo de 
esta era, en su Teeteto, cuando compara la 
memoria con una jaula de pájaros. Adquirir un 
nuevo recuerdo es como añadir un pájaro 
nuevo a la colección ya existente en la jaula, 
mientras que la acción de recordar es como 
capturar el mismo pájaro para inspeccionarlo. 
La de Platón resulta una magnífica metáfora 
sobre los procesos de la memoria y 
proporciona varias razones potenciales por las 
que un acontecimiento puede no ser recordado 
con posterioridad. Puede que el pájaro no 
fuese capturado y colocado en la jaula, o bien 
que cuando lo colocamos se escurra entre la 
puerta y nuestros dedos y huya volando (es 
decir, no registramos esa información). El 
pájaro puede morir en cautividad y, por tanto, 
no estará cuando vayamos a buscarlo (es 
decir, la información puede haberse destruido 
en el almacén). Una tercera posibilidad es que, 
al ser el pájaro uno de los miles existentes en 
la jaula, no seamos capaces de recuperarlo 
cuando lo deseamos (fallo en la recuperación 
de ¡a Información). 
El salto más interesante lo dio Galeno, en el 
siglo ii a.C., al proponer que la cognición tiene 
lugar en las áreas corticales y subcorticales del 
encéfalo. Esta teoría fue confirmada 1.800 
años más tarde por Vesalio. 
Del siglo n al xvm el debate se centra en si las 
funciones cog- nitivas, y entre ellas la 
memoria, están localizadas en el sistema 
ventricular (una especie de depósitos de 
líquido que existen en la base del cerebro), o si 
estas funciones se hallan en el tejido cerebral 
propiamente dicho. La hipótesis ventricular fue 
¡a defendida por la Iglesia y los creyentes, ya 
que un depósito de líquido sin masa siempre 
puede contener espíritus etéreos, y así, la 
dualidad mente-cerebro puede mantenerse 
con cierta dignidad. En esta época no 
podemos olvidar a Descartes, aunque sólo sea 
por la polémica sobre 'su error'. 
Renato Decartes nació en 1596 en el seno 
de una familia noble y acomodada. Se educó 
desde 1604 a 1612 en el colegio de los 
jesuítas de La Fleche. Su moderada fortuna le 
permitió vivir de rentas y dedicar su vida a la 
ciencia y a la filosofía [7], A pesar de que una 
amplia discusión acerca de la ruptura 
metafísica entre la mente y el cuerpo no 
aparece hasta las Me- ditationes de Descartes, 
su De homine esboza éstas y provee la 
primera explicación del interaccionismo 
mente-cuerpo, que produjo una fuerte 
influencia en los pensadores posteriores. 
Según la concepción de Descartes, el alma 
racional es una entidad distinta de! cuerpo y se 
halla en contacto con él por la glándula pineal. 
Descartes elige la glándula pineal porque le 
parece que es el único órgano en el cerebro 
que no está duplicado bilateralmente y porque 
creía, erróneamente, que era exclusivo de los 
seres humanos. 
El año 1641 vio la aparición de Meditatíones 
de prima philo- sophia, ¡n quibus Dei 
existentia, & animae a corpore distinctio, 
demonstratur. Es en estas Meditatíones donde 
Descartes ofrece por primera vez una 
explicación sistemática del dualismo rne- 
tafísico entre la mente y el cuerpo, que ha sido 
desde entonces discutida por el pensamiento 
occidental. Para Descartes, hay dos 
sustancias diferentes, el cuerpo, o res extensa, 
y el alma, o res cogitans (a la que también 
denomina 'mente'). La esencia del cuerpo es la 
extensión; mientras que la del alma o mente es 
el pensamiento. El cuerpo es espacial; el alma 
no tiene extensión. El cuerpo es un mecanismo 
que puede ejecutar muchas acciones sobre sí 
mismo sin la Intervención del alma; el alma es 
pura sustancia pensante que puede, aunque 
no siempre, regular el cuerpo. Cómo el cuerpo 
espacial puede afectar o ser afectado por la 
mente no extensa no puede ser comprendido, 
para Descartes, ni en términos espaciales ni 
no espaciales. Está más allá de nuestra 
capacidad comprender cómo se encuentran 
unidos el cuerpo y la mente o, en el mejor de 
los casos, estamos forzados a regresar a la 
J. T1RAPU-USTÁRR0Z,ET AL
 
6
concepción de sentido común de su mutua 
interacción. Algunos autores se han referido a 
este dilema como el 'punto muerto cartesiano' 
[8], 
La tercera y última etapa sobre el estudio de 
la localización de las funciones mentales y la 
memoria abarca del siglo xix a la actualidad. 
Según avanzaba el siglo xix, el problema de la 
relación entre la mente y el cerebro fue cada 
vez más apremiante. Es:a preocupación se ve 
directamente reflejada en dos temas que 
convergen y que obligan a filósofos y 
psicólogos a enfrentarse con la cuestión 
central del problema mente-cuerpo. El primero
 
7
8
de ellos es el progreso en el conocimiento de la 
localización de las funciones cerebrales, 
basado en la idea de que el cerebro sirve como 
órgano de la mente. El segundo concierne a la 
progresiva familiaridad con la tesis de que los 
fenómenos mentales -creencias, sugestiones 
mentales, estados de trance, traumas 
psíquicos, etc.- producen algunas veces 
alteraciones radicales en el estado del cuerpo. 
Este cambio se suscitó como consecuencia del 
progreso en la comprensión de la naturaleza 
de los desórdenes nerviosos funcionales. En 
esta era, pues, el debate se centra en cómo la 
actividad mental se halla organizada en el 
cerebro. En una primera fase, denominada 
localizaclonismo, se defendía que cada función 
cerebral específica se relaciona con una región 
concreta del cerebro. La idea alternativa al 
localizaclonismo defendía que todas las partes 
del cerebro están igualmente implicadas en 
toda la actividad mental y que no existe una 
relación específica entre una función 
determinada y una reglón cerebral concreta. La 
doctrina de la localización cerebral 
propiamente dicha -la noción de que los 
procesos específicamente mentales están 
correlacionados con reglones discretas del 
cerebro- y el intento de establecer la 
localización por medio de ¡a observación 
empírica fueron esencialmente logros del siglo 
xix. Los primeros pasos decisivos hacia estos 
fines pueden encontrarse en la obra de Franz 
Josef Gall (1758-1828). 
Gall nació en Badén y estudió medicina en 
Estrasburgo y Viena, donde se graduó en 
1785. Estaba influenciado por la fisonomía de 
Lavater, quien en la década de los setenta del 
siglo xvm Intentaba establecer una relación 
entre los rasgos faciales y las características 
psicológicas. Por ejemplo, Lavater sostenía 
que las personas con buena memoria tenían 
ojos saltones [9]. La esencia del método de 
Gall de localización establece una correlación 
entre las variaciones del carácter y las 
variaciones de los signos externos 
craneológlcos. La validez de su metodología 
depende de tres conjeturas decisivas: que el 
tamaño y la forma del cráneo reflejan el 
tamaño y la forma de las partes subyacentes 
del cerebro, que las capacidades mentales 
eran innatas y fijas, y que el relativo nivel de 
desarrollo de una capacidad innata era un 
reflejo del tamaño del órgano cerebral 
heredado. Sobre estos supuestos, la 
correlación observada entre una capacidad 
particular bien desarrollada y un área 
particularmente prominente del cráneo puede 
ser interpretada como evidencia de la 
localización cerebral de esa capacidad en la 
parte correlativa del cerebro [8], 
Aunque el enfoque correlacional de Gall fue 
eventualmente abandonado a favor de la 
experimentación, y su concepción de unas 
facultades fijas e innatas fue reemplazada por 
una perspectiva dinámica y evolucionista del 
desarrollo mental y, asimismo, fue rechazada 
su suposición fundamental sobre las relaciones 
entre el cerebro y la conformación craneal, 
sería un serio error subestimar su importancia 
en la historia de la localización funcional. En 
realidad, fue Gall quien puso los cimientos para 
las bases biológicas de la psicología funcional 
y de la neu- ropslcología, adelantándose a su 
tiempo. Al postular un conjunto de rasgos 
mentales Innatos a través de la forma del 
órgano cerebral, abandonó la perspectiva de ta 
equipotencialldad y estableció una relación 
entre cerebro y facultades mentales, además 
de referirse a facultades innatas, con lo que ya 
insinuaba su crítica (todavía no aceptada por 
algunos dogmáticos del aprendizaje) de la 
tabla rasa. 
Paul Broca (1824-1880) nació en 
Sainte-Foy-La-Grande, en la región francesa 
de Dordoña, y estudió medicina en el Hôtel 
Dieu de París. El interés que le despertó 
durante toda su vida la antropología física le 
llevó a ser uno de los primeros miembros de la 
Société d'Anthropologie y a fundar la Revue 
d'Anthropologie y el Departamento de 
Antropología en la Universidad de Paris. El 4 
de abril de 1861, en una reunión de la Société 
d'Anthropologie, Broca estaba sentado entre el 
público cuando Ernest Aubertin presentó un 
informe en el que citaba varios estudios de 
casos extraordinarios para argumentar sobre la 
localización cerebral del lenguaje articulado. 
Aubertin era alumno y yerno de Jean 
Baptiste Boulllaud, una poderosa y distinguida 
figura de los círculos científicos parisinos, 
alumno de Gall y miembro fundador de la 
Sociedad Frenológica. Ya en 1825, Bouillaud 
había publicado un artículo en el que empleaba 
evidencias clínicas para apoyar el punto de 
vista de Gall de que ¡a facultad del lenguaje 
articulado reside en los lóbulos anteriores del 
cerebro. Casi 40 años después, frente a una 
considerable oposición, Bouillaud había 
triunfado, manteniendo viva la hipótesis de la 
localización cerebral. Así, Aubertin era 
simplemente continuador de la tradición de su 
suegro cuando afirmó su convicción en la 
localización cerebral incluso en el caso singular 
de que la pérdida del habla se hubiera 
producido sin lesión frontal. 
Intrigado, Broca decidió responder al desafío 
de Aubertin. Una semana después, un 
paciente hemípléjico y mudo, M. Le- gorgne 
(conocido por 'Tan Tan'), murió de gangrena 
en el pabellón quirúrgico de Broca. En un 
artículo publicado en 1861 en Bulletins de la 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA
9
Société Anatomique de París, Broca presentó 
una relación detallada de su examen post 
mortem del cerebro de Tan. Lo que había 
encontrado, por supuesto, era una lesión 
superficial en el lóbulo frontal izquierdo, 
descubrimiento confirmado pocas semanas 
después por otro caso en el que el examen 
post mortem revelaba una lesión similar. 
Aunque ni ¡a concepción de una facultad del 
lenguaje articulado, ni tampoco la noción de su 
localización en la parte
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE 
NEUROPSICOLOGÍA
J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL
10 
 
anterior del cerebro eran especialmente 
novedosas en 1861, Broca aportó un 
descubrimiento que animó a la opinión cientí-
fica a considerar la hipótesis de la localización. 
El detalle de la explicación de Broca, el hecho 
de que había ido específicamente en busca de 
evidencias para los pacientes con pérdida del 
habla más bien que emplear casos post hoc 
como soporte de la localización, y su uso de lo 
patológico más bien que el método 
craneológico post mortem dieron un importante 
impulso al estadio de las relaciones 
cerebro-conducta. Sin embargo, una faceta 
menos conocida de Broca es su afición por 
medir la inteligencia basándose en el tamaño 
del cerebro. La conclusión de Broca no tiene 
desperdicio: 'el cerebro es más grande en los 
adultos que en los ancianos, en los hombres 
que en las mujeres, en los hombres eminentes 
que en los mediocres, en las razas superiores 
que en las razas inferiores [...]. A igualdad de 
condiciones existe una relación significativa 
entre el desarrollo de la inteligencia y el 
volumen del cerebro'. 
Aunque esta afirmación nos puede parecer 
fruto de una animadversión personal, en 
realidad es respetable el cuidado y la 
minuciosidad con la que procedió. Llevó a 
cabo un estudio meticuloso de los métodos 
utilizados hasta entonces para determinar la 
capacidad craneal, y decidió que rellenar el 
cráneo de perdigones de plomo era el método 
más preciso. Dedicó meses a valorar factores 
como la forma y altura del cilindrodonde se 
recogían los perdigones con los que se había 
rellenado el cráneo, la velocidad de volcado de 
ios perdigones sobre la cavidad craneal o la 
manera en la que se debía sacudir y golpear a 
esta última para compactar los perdigones. El 
promedio europeo se situó entre los 1.300 y 
1.400 gramos, y aunque Broca no llegó a 
saberlo, su propio cerebro pesó 1.424 gramos, 
un poco más que el promedio, pero nada del 
otro mundo [10]. 
En la misma época que Broca describía la 
afasia que lleva su nombre, en Alemania, el 
neurólogo Karl Wernicke comenzaba a 
investigar las funciones del lenguaje y del 
habla. Así, Wernicke documentó un tipo de 
afasia diferente a la afasia no fluente de Broca, 
a la que denominó afasia sensorial. Una lesión 
posterior en la región del primer giro temporal 
causaba una alteración en la comprensión 
auditiva, una selección inapropiada de 
palabras en el habla espontánea y una 
alteración de la denominación y de la escritura. 
Wernicke dedujo que el área de Broca era el 
centro dedicado a la representación motora del 
habla, y que el giro temporal posterior era el 
centro de las 'imágenes de los sonidos'. 
También explicó las afasias globales como 
resultados de la lesión de las áreas anteriores 
y posteriores, y predijo que un trastorno entre 
estas dos áreas producía otra variedad de 
afasia, a la que denominó afasia de 
conducción. La principal aportación de 
Wernicke es la propuesta de explicar 
diferentes síndromes afáslcos por lesiones en 
diferentes combinaciones de centros y 
conexiones entre los mismos. Este modelo se 
conoce como asociacionismo, porque el 
lenguaje se ve en términos de asociación entre 
representaciones en diferentes centros 
cerebrales, o como conexionlsmo, por el 
énfasis puesto en la importancia en las 
conexiones entre los distintos centros espe-
cializados [11,12], 
En 1994, el prestigioso neurólogo Antonio 
Damasio recuperó para la ciencia un cadáver 
que ha revolucionado el conocimiento del 
cerebro. Este cadáver corresponde a Phineas 
Gage [13], En 1868, el Dr. Harlow describió el 
caso de Phineas, un 'hombre eficaz y 
responsable' que trabajaba como encargado 
en los ferrocarriles de Vermont y que, tras 
sufrir un accidente laboral en 1848, en el que 
una barra de hierro le atravesó el cerebro, 
padeció un cambio súbito en su personalidad, 
de lo que se deduce que algo debe haber en el 
cerebro que compete a la condición humana. 
Phineas Gage era un trabajador muy 
competente antes de aquella terrible explosión. 
Sus compañeros le consideraban una de esas 
personas que si se hacía notar era por su 
extrema discreción y por el trato siempre 
amable y cortés. Provenía de Irlanda y 
trabajaba en EE. UU. explosionando rocas en 
terrenos montañosos para abrir rutas al 
ferrocarril. En el transcurso de una explosión 
incontrolada, una barra de hierro se incrustó 
con toda la fuerza de la carga explosiva en la 
parte frontal de su cabeza. Phineas salió 
despedido por los aires, pero, para sorpresa de 
todos, sobrevivió a la extracción de la barra de 
hierro de su cráneo. Aunque ya no era el 
mismo. A medida que se iba recuperando, lo 
único que quedaba del antiguo Phineas era la 
memoria y la Inteligencia. Había perdido por 
completo la elegancia y la discreción que le 
caracterizaban. 
Según relata el propio Harlow, en una 
conferencia ante la Sociedad Médica de 
Massachusetts, 'el equilibrio entre su facultad 
intelectual y sus propensiones animales se 
había destruido'. Ahora Phineas ya no era 
Phineas, se había convertido en un ser 
'irregular, irreverente, cayendo a veces en las 
mayores blasfemias (lo que anteriormente no 
era su costumbre), que no manifiesta el menor 
respeto hacía sus compañeros, impaciente por 
las restricciones cuando entran en conflicto 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA
11
con sus deseos, obstinado de manera 
pertinaz, caprichoso y vacilante, que imagina 
muchos planes de acción futura que son 
abandonados antes de ser organizados...' [14]. 
Dando un salto en el tiempo, pasamos de 
1868 a 1994, 126 años después. La esposa de 
Antonio Damasio, Hanna, junto a otros 
investigadores, fotografía el cráneo lesionado 
de Phineas en el Museo Médico de Warren. El 
estudio de las fotografías, combinado con las 
descripciones de la herida, les permitió recrear 
la trayectoria que siguió la barra utilizando 
técnicas de simulación en un potente 
ordenador. Una región cerebral que 
posteriormente se ha destacado como crítica 
para la toma de decisiones o para el juicio 
ético, la región prefrontal ventrome- dial, había 
resultado parcialmente dañada. El caso de 
Phineas Gage es particularmente ilustrativo de 
la importancia de ios casos únicos para el 
avance de la ciencia, además de mostrarnos 
cómo algunos casos 'olvidados' pueden pasar 
a un primer plano para indicar nuevos caminos 
al conocimiento científico. 
Todas las tendencias relativas al problema 
mente-cerebro de finales del siglo xix, tanto de 
cultura popular como erudita, vistas 
retrospectivamente, parecen culminar en el 
funcionalismo del filósofo y psicólogo 
americano William James (1842-1910). Dado 
el Interés de las aportaciones de James al 
contenido de algunos capítulos que conforman 
esta obra, nos detendremos un momento para 
describir sus aportaciones al tema de la con-
ciencia. Nacido en un hotel de Nueva York en 
1842, era el hijo mayor de un filósofo 
excéntrico y religioso, Henry James Sr, y 
hermano mayor del novelista Henry James. 
William James recibió su primera educación en 
Europa y América a manos de un conjunto de 
tutores privados políglotas, maestros de 
escuela provisionales y maestros de pintura, 
hasta que se embarcó en una instrucción 
regular en Harvard en 1861, al Ingresar en la 
Lawrence Scientlfic School. Se pasó a la 
medicina en 1864 y se graduó en 1869. Luego, 
durante los siguientes cuarenta años, 
desarrolló su carrera profesional en psicología 
y filosofía. 
En la cumbre de su carrera profesional, en 
1890, James produce el que tal vez es el más 
importante texto todavía aprovechable de ¡a 
disciplina, su obra en dos volúmenes Principios 
de psicología. Entre los temas de esta 
magnífica obra incluía la sensación, la 
percepción, las funciones del cerebro, los 
hábitos, la conciencia, el sí-mismo, la atención, 
la memoria, el pensamiento, la emoción y la 
voluntad. En todas estas áreas James fue un 
precursor que se anticipó a gran parte de las 
perspectivas psicológicas del siglo siguiente. 
James parte de una preocupación sobre el 
objeto en el centro de la atención, y propugna 
que la psicología se desarrolla en torno a una 
psicología cogni- tiva de la conciencia. Su 
metáfora más duradera fue la del flujo de! 
pensamiento. Pero las ideas nunca existen 
aisladas, lo que da color a los pensamientos y 
continuidad al flujo palpitante es el tono 
sensible del pensamiento. Ésa era su doctrina 
de las relaciones: así como los objetos pueden 
ser experimentados, también ¡o pueden ser las 
relaciones entre ellos. Así, dijo, cualquier 
psicología legítimamente científica puede 
explicar tanto el flujo del pensamiento como el 
sentimiento. 
Así, en primer lugar, William James llegó a 
ser un defensor de la conciencia como una 
fuerza eficaz en la evolución biológica de las 
especies. Cuando era un joven estudiante de 
medicina, en 1860, tomó partido por el 
darwlnismo en Harvard y empezó su carrera 
literaria con escritos favorables a los efectos de 
la selección natural sobre la vida mental. La 
conciencia, advirtió, obedece las leyes de la 
variación y la selección. Aquellos caracteres 
intuitivos, que son propensos a accesos 
emocionales y producen arte y literatura, son 
talentos naturales cuya mente está en 
fermento constante, pueden ver analogías que 
otros no alcanzan, son pensadores originales 
cuyas asociaciones no tienen obstáculo alguno 
y personifican la conciencia como un campo de 
percepción que contiene un gran número de 
¡deas para escoger entre ellas. '[...] En pocas 
palabras, lamente trabaja con los datos que 
recibe como un escultor trabaja con su bloque 
de piedra. En cierto modo, la estatua estaba 
encerrada ahí desde el principio de los 
tiempos. Pero no era la única, había otras 
muchas en el mismo bloque, todas diferentes. 
Si queremos, podemos remontarnos con 
nuestra razón hasta esa negra continuidad de 
espacio y nubes de átomos en movimiento 
que, según la ciencia, es el único mundo real. 
Pero el mundo en el que vivimos y que 
sentimos es aquél que nuestros antepasados y 
nosotros mismos hemos extraído de ese otro 
mundo como si fuéramos escultores, 
simplemente rechazando parte del material 
que se nos ofrecía. ¡Otros escultores 
extraerían otras estatuas de la misma piedra! 
¡Otras mentes extraerían otros mundos del 
mismo caos monótono e inexpresivo! Mi 
mundo es uno solo entre millones igualmente 
contenidos e igualmente reales para los que 
sean capaces de abstraerlos', escribió James 
[15], 
Estas ideas planteaban un nuevo problema a 
James: qué es la conciencia si no es una 
facultad independiente de los objetos. A esta 
cuestión, James respondió en su artículo de 
J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL
12 
1904 ¿Existe la conciencial James escandalizó 
tanto a los filósofos como a los psicólogos, a! 
afirmar que la conciencia no existe como una 
entidad independiente, sino como una función 
de experiencias particulares. La conciencia y el 
objeto deben ser considerados dentro del 
mismo complejo funcional. No puede definirse 
a uno sin el otro. Ahí tenemos el germen de la 
fenomenología, el contextualismo y el moderno 
análisis hermenéutico, de los cuales puede 
rastrearse su origen a través de varias rutas 
del camino de James. 
En esta época varios autores sostuvieron la 
tesis de que el sistema nervioso posee una 
organización estratificada, en el sentido de que 
se organiza en una serie de niveles según el 
principio de subordinación, de manera que el 
nivel más elevado asume la función del nivel 
inferior, de modo que estas funciones se hacen 
más complejas y menos automáticas. 
La formulación más importante en este 
sentido es la que propuso en 1911 J.H. 
Jackson. Jackson señala que el sistema 
nervioso actúa como un todo y llama la 
atención sobre el hecho de que las distintas 
partes de! cerebro se hallan articuladas y 
diferenciadas, es decir, que no se trata de una 
simple masa indiferenciada. Así, el sistema 
nervioso estaría organizado en tres niveles. El 
Inferior, que correspondería a las estructuras 
medulares y bulbares; el medio, propio del 
tronco cerebral y los núcleos basales; y el 
superior o cortical. Cada nivel sería 
ontogénicamente más maduro, por lo que 
asume e integra las funciones del nivel inferior, 
que no desparecen, aunque se hallan 
subordinadas. 
Para Jackson, pues, existe una evolución a 
lo largo del ciclo vital. Se pasa de lo más 
arcaico, sencillo, compactamente organizado, 
automático y emocional, que correspondería a 
los niveles inferiores, a lo más actual, 
complejo, voluntario, raciona! y más laxamente 
organizado. En caso de una lesión se produce 
una disolución de la función. Dado que los 
niveles superiores son más sensibles y 
vulnerables, quedan afectados antes y su 
alteración da lugar a los 'síntomas negativos' 
de un determinado nivel. Se produce entonces 
una liberación de las estructuras inferiores, 
cuyas funciones no habían desaparecido, sino 
que estaban controladas por la superiores. 
Así como las tesis locallzacionistas dieron 
lugar a Importantes conocimientos respecto a 
las funciones cognitlvas de localización cortical 
(afasias, apraxlas o agnosias), la ¡dea de los 
niveles de función de Jackson llevó a investigar 
la localización de las funciones afectivas e 
instintivas en los niveles inferiores [16], 
La neuropsicología moderna 
Alexander Romanovich Luria (1902-1977) 
nació en Kazan, ciudad situada al sudeste de 
Moscú y cercana al Volga, en el seno de una 
familia acomodada. Su padre, Román 
Albertovich Luria, célebre médico especialista 
en gastroenterología, ejerció como profesor en 
la Universidad de Kazan y fue fundador del 
instituto de Educación Médica Avanzada en 
dicha ciudad. Su madre, Evgenia Viktorovna, 
hija de un relojero, desarrolló durante años su 
carrera como dentista, algo inusual para la 
época en una familia de su posición. Alexander 
Romanovich, así como su hermana Lydla 
Romanovna, fueron instruidos en el aprendi-
zaje de varias lenguas (alemán, francés e 
inglés) desde la más tierna infancia, y ambos 
destacaron posteriormente en ámbitos afines a 
la medicina, lo que revela la gran influencia que 
ejerció su padre sobre ellos. A Luria puede 
considerársele el padre de la neuropsicología 
moderna. En cuanto a sus aportaciones más 
relevantes, la configuración anatómica del 
cerebro de Luria distingue tres grandes 
bloques, que se corresponderían con ¡as tres 
unidades funcionales básicas de la 
organización cerebral. 
En el curso de sus investigaciones 
comprendió que los centros sensoriales y 
motores daban cuenta de una parte bastante 
pequeña de la vasta extensión de la corteza 
cerebral: 'Tres cuartas partes de la corteza, por 
lo menos, no tienen nada que ver con las 
funciones sensoriales o las acciones 
musculares. Debemos examinar los sistemas 
responsables de los procesos del 
comportamiento más complejos y elevados. 
Estos procesos, al ser de origen social y de 
estructura sumamente compleja, e implicar la 
elaboración y almacenamiento de la 
información y la programación y control de las 
acciones, no están localizados en centros 
particulares del cerebro. Evidentemente, deben 
estar dirigidos por un complicado aparato que 
conste de varias estructuras cerebrales' [17], 
Así, el primer bloque funcional propuesto por 
Luria Incluye el tronco cerebral y el sistema re-
ticular. Controla el tono, la vigilia cortical y 
regulaciones vegetativas, emocionales y 
mnésicas. Su función primordial es el 
mantenimiento de la homeostasls, de la 
consistencia interna. La región cerebral clave 
de! sistema es el tallo cerebral, que, en virtud 
de su función, no consta de neuronas aisladas, 
sino que está conformado por una red nerviosa 
en la que se Intercalan cuerpos celulares 
interconectados por cortos axones, a la que 
Luria llamó formación reticular. Frente a lo que 
sucede en el caso de las neuronas corticales, 
la excitación no se extiende en la formación 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA
13
reticular a través de impulsos simples y 
aislados regulados por la ley del todo o nada, 
sino gradualmente, poco a poco, regulando de 
esta manera el estado de activación del 
conjunto del sistema nervioso. 
El segundo bloque funciona! comprende 
estructuras como los lóbulos parietales, 
temporales y occipitales. Es la unidad 
perceptiva sensorial, que consiste en obtener, 
procesar y almacenar la información que llega 
del mundo exterior e interior. Luria pensó en 
una unidad receptora cuyos componentes 
estarían adaptados a la recepción de estímulos 
que viajan desde los receptores periféricos 
hasta el cerebro, al análisis de tales estímulos 
en un gran número de elementos componentes 
muy pequeños y a su combinación dentro de 
las estructuras funcionales dinámicas 
requeridas o, de otra manera, su síntesis 
dentro de sistemas funcionales completos. Por 
su finalidad, esta unidad funcional estaría 
constituida de partes y se denomina de 
funcionalidad modal alta, es decir, partes 
adaptadas a la recepción de una información 
muy específica: visual, auditiva, olfativa, etc. 
De otro lado, 'el hemisferio dominante ejerce 
un papel esencial no sólo en la organización 
cerebral de! lenguaje, sino también en la 
organización cerebral de todas ¡as formas 
superiores de actividad cognltiva relacionadas 
con el lenguaje' [18j. Por su parte, el hemisferio 
subdominante ejerce un papel subordinado en 
todos estos procesos, o bien no ejerce 
ninguno. Elfo explica que las áreas 
secundarias y terciarias de ambos hemisferios 
difieran radicalmente funcio- nalmentey, por 
cierto, es el motivo de que la mayor parte de 
las alteraciones de los procesos psicológicos 
superiores en enfermos con lesiones 
cerebrales se deban, precisamente, a daños 
producidos en las áreas secundaria y terciaria 
del hemisferio dominante. 
Por último, el tercer bloque funcional está 
constituido, sobre todo, por los lóbulos 
frontales; su función principal es la formación 
de intenciones y programas de acción: 
programar, regular y verificar la actividad 
mental. Luria señaló que ¡a recepción, 
codificación y almacenaje de la información es 
sólo una parte de los procesos cognltivos 
humanos, y la otra es la organización de la 
actividad consciente, de la que se ocupa esta 
tercera unidad: 'el hombre no reacciona 
pasivamente a ¡a información que recibe, sino 
que crea intenciones, forma planes y progra-
mas de sus acciones, inspecciona su ejecución 
y regula su conducta para que esté de acuerdo 
con estos planes y programas; finalmente, 
verifica su actividad consciente y compara los 
efectos de sus acciones con las intenciones 
originales, corrigiendo cualquier error que haya 
cometido' [18]. 
Otro tema ampliamente estudiado por Luria 
en ¡os últimos años de su vida fue la relación 
entre las lesiones cerebrales y la capacidad 
para la resolución de problemas. Puso especial 
énfasis en el estudio de lesiones en los lóbulos 
frontales y manifestó que, si bien estas 
lesiones no tienen influencia en las formas más 
elementales de actividad mental, comprometen 
gravemente las formas superiores de la misma. 
El libro The frontal lobes and the regulation of 
mental processes, publicado en 1966, fue el 
resultado de una cooperación internacional de 
científicos que trabajaban en este campo y el 
evento resulta remarcable por lo poco 
frecuente de este tipo de colaboraciones en la 
Rusia de la época. Luria publicó multitud de 
artículos, a su vez, en referencia a la 
Implicación en el control motor y organización 
de la conducta de los lóbulos frontales a lo 
largo de los años sesenta del siglo xx, tanto 
desde una perspectiva de efectos de la lesión 
en la vida cotidiana de los pacientes, como a 
partir de estudios de laboratorio, usando 
diversas metodologías (electroencefalograma, 
electromiogra- fía, etc.). Luria prosiguió 
durante estos años con la aproximación a los 
mecanismos subyacentes de la comunicación 
verbal, como la selección de las palabras y la 
organización sintáctica de las mismas. 
También continuó el estudio de las afasias en 
aspectos como la relación entre la topografía 
de las lesiones y las diferentes formas de 
trastornos afásicos. Durante este período tan 
activo publicó gran número de artículos y 
libros, y participó en la edición de varias 
revistas importantes, además de realizar varios 
viajes al extranjero con objeto de participar en 
foros, conferencias y otros eventos científicos. 
Su obra fundamental es Las funciones 
psíquicas superiores y su organización 
cerebral, publicada en ruso en 1962 y en 
español en 1977, en la cual Luria presentaba la 
primera concepción general de la organización 
cerebral de las funciones superiores humanas 
y formulaba los principios básicos de funcio-
namiento de sistemas funcionales complejos. 
Este libro está considerado como una de las 
aportaciones capitales de Luria a ¡a disciplina 
neuropslcológlca y una de ¡as grandes obras 
de la neurociencia [19], 
A Kari S. Lashley se le puede considerar el 
pionero de la psicología fisiológica en Estados 
Unidos. Nacido en 1890 en Virginia, sus 
primeros años universitarios los desarrolló en 
la Johns Hopklns con John B. Watson. Fue 
miembro de la Universidad de Chicago de 
1926 a 1935. En 1935 aceptó una plaza en 
Harvard como profesor de neuropslcología y 
falleció en Poitiers (Francia) en 1958. En 1930, 
J, TIRAPU‐USTÁRROZ, ET AL
14 
Lashley fundó el primer laboratorio de 
neuropsicología y unió literalmente la 
neurología y la psicología. El trabajo pionero 
de Lashley [22] estuvo encaminado a 
determinar en qué lugar del cerebro se 
encontraba el asiento de la memoria. Su 
búsqueda se centró fundamentalmente en la 
corteza cerebral. Después de un buen número 
de años de Intenso trabajo experimental, 
concluyó que no existía un lugar específico 
encargado del almacenamiento de la 
Información derivada de la experiencia de 
aprendizaje. 
Karl S. Lashley era profundamente escéptico 
respecto a las subdivisiones corticales 
establecidas por la aproximación cltoar- 
quitectónica y localizacionlsta. Esto le llevó a 
concluir que el aprendizaje y otras funciones 
mentales no tienen localización específica en 
el cerebro y, en consecuencia, no pueden 
relacionarse con conjuntos específicos de 
neuronas. Así, reformuló la hipótesis del 
campo agregado en una teoría de la función 
cerebral llamada acción de masa, y restó 
importancia a las neuronas individuales, las 
conexiones neuronales específicas y las 
regiones particulares funclonalmente 
específicas del encéfalo. Conforme a este 
enfoque, lo importante en la función cerebral 
no son sus componentes neuronales. Sobre la 
base de sus resultados, propuso que las 
deficiencias observadas después de producir 
lesiones en la corteza dependían de la 
cantidad de tejido lesionado (principio de 
acción de masa), independientemente de la 
zona cortical que había sido dañada (principio 
de equipotencialidad). 
Mientras que en Rusia despuntaba de forma 
muy destacada la imagen de Luria, la escuela 
neuropsicológica francesa comenzó a recibir 
un gran impulso de la mano de Ajuriaguerra 
(1911- 1993) y Hécaen (1912-1983). Le cortex 
cérébral de Julián cíe 
Ajuriaguerra y Henri Hécaen (primera edición 
1949) [20] representó un verdadero hito en ei 
desarrollo clínico de! conocimiento de !as 
actividades corticales superiores. La obra se 
centraba básicamente en dos aspectos 
diferenciados: por un lado, una aproximación 
topográfica, 'síndromes anatomoclínicos' (fron-
tal, rolándico, calloso, parietal temporal y 
occipital); y, por otro, una aproximación 
funcional, calificada por ellos de 'problemas 
fisiopslcopatológicos' (afasias, praxlas y 
gnosias, apraxla, aste- reognosias, agnosia 
auditiva, agnosias visuales, trastornos de la 
somatognosia, y alucinaciones y lesiones 
corticales focales). 
Le cortex cérébral tuvo su continuidad en 
otra obra titulada Introduction á la 
neuropsychologic [21], aparecida en 1972, 
esta vez firmada solamente por Hécaen. Este 
autor actualizó y amplió los contenidos de la 
primera obra y se centró en los aspectos 
funcionales antes reseñados: afasias, 
apraxias, trastornos de la percepción y 
anotaciones finales sobre las localizaciones, la 
dominancia y la restauración funcional. En la 
introducción, Hécaen presentó la siguiente 
definición de neu- ropsicoíogía: 'La 
neuropsícología es la disciplina que trata de 
las funciones mentales superiores en sus 
relaciones con las estructuras cerebrales'. Una 
versión ampliada de sus obras se publicó en 
inglés con el título Human neuropsychology. 
En esta edición se introdujeron nuevos 
capítulos sobre trastornos de memoria, 
trastornos debidos a patología de! lóbulo 
frontal, plasticidad cerebral y recuperación de 
la función. 
En la década comprendida entre 1920 y 
1930, la actividad neuropsicológica en 
Alemania tenía como referencia principal la 
figura de Kurt Goldstein. Goldstein 
(1878-1965) fue el representante más 
Importante del movimiento holístico y llevó a 
cabo su actividad profesional en un centro de 
rehabilitación de heridos de guerra. Goldstein 
reconocía que las lesiones de las áreas 
corticales primarias (sitio de llegada o de 
origen de las vías visuales, motoras o de la 
sensibilidad) producían defectos focales, con 
una correspondencia precisa entre la zona 
lesionada y el defecto periférico observado. En 
cambio, sostenía que las lesiones de las áreas 
de asociación producían una alteración en la 
capacidad de abstracción, en la posibilidad de 
ir más allá de los datos sensoriales inmediatos, 
sin que existiera una correspondenciaestricta 
entre la topografía de la lesión y el defecto 
clínico. Además, insistió en que la conducta del 
sujeto dependía no de las áreas lesionadas, 
sino del funcionamiento del resto del cerebro y 
en que la lesión también podía tener efectos a 
distancia, desorganizando la función del tejido 
sano [23], 
En 1916 Goldstein había fundado el Instituto 
para la investigación de los efectos 
secundarios del daño cerebral en Francfort, y 
según algunos autores a él le debemos el 
término de neuropsícología. Goldstein y su 
compañero Gelb se hallaban interesados en 
las consecuencias que producía una lesión 
cerebral en aspectos como la capacidad 
visual, la lectura, el reconocimiento, los déficit 
en la percepción de los campos visuales, el 
reconocimiento de los colores o los problemas 
en el lenguaje. En nuestra opinión, algunas 
aportaciones de Goldstein permanecen en 
plena vigencia. Él planteaba que los 
estudiosos de la neuropsicología no deberían 
centrarse tanto en los resultados obtenidos en 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGlA
15
los test como en el patrón de ejecución de los 
mismos por parte del paciente. Asimismo, 
señaló que existen dificultades para transferir 
los resultados de los test a la ejecución de los 
sujetos en tareas de su vida cotidiana, y marcó 
algunas diferencias en la rehabilitación, como 
la distinción entre estrategias de restauración y 
de compensación (a él le debemos la 
introducción de las estrategias de visuallzación 
en la rehabilitación de la memoria). Para 
Goldstein, es necesaria la cooperación entre 
distintas regiones cerebrales que, trabajando 
como un todo, garantizan el funcionamiento de 
las funciones corticales de alto nivel (lo que 
podemos considerar un Inicio del concepto de 
redes neu- rales). En caso de daño cerebral, la 
rehabilitación sería efectiva si partes intactas 
del cerebro pueden adquirir funciones de la 
región lesionada [24], 
La neuropsicología experimental 
Durante ei siglo xix y los primeros cincuenta 
años del siglo xx la neuropsicología avanza 
sobre la base de la descripción de casos 
únicos o de reducidas muestras de pacientes 
con alteraciones similares. En este sentido, las 
conductas y déficit de los pacientes se 
estudian de forma naturalística, sin plantear 
protocolos de evaluación o medidas 
cuantitativas de afectación. Sin embargo, en la 
década de los años sesenta y setenta del 
pasado siglo, una aproximación diferente al 
estudio de las relaciones cerebro-conducta 
comienza a ocupar un espacio fundamental. 
Los neurólogos y los neuropsicólogos 
empiezan a elaborar diseños experimentales, 
lo que da origen a la neuropsícología 
experimental.
 
 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍAEsta neuropsicología experimental se 
desarrolló de manera importante después de 
la Segunda Guerra Mundial con el estudio de 
series de pacientes seleccionados sobre la 
base de diferentes criterios, como la topografía 
leslonal o la naturaleza de los trastornos. En 
esto, la neuropsicología retomaba el método 
clásico de la psicología experimenta), que 
consiste en comparar grupos de sujetos. Los 
diseños de investigación en la psicología 
experimental clásica exponían a grupos de 
sujetos normales al efecto de diferentes 
estímulos o intervenciones experimentales, y 
valoraban los efectos de dicha intervención 
con protocolos estandarizados, comparando 
los resultados, a su vez, con métodos 
estadísticos, tales como el análisis de la 
varlanza o el análisis factorial. Sin embargo, 
hemos de señalar que la situación de ¡a 
psicología y de la neuropslcolo- gía se 
caracterizaba a mediados del siglo xx por un 
contraste notable entre una metodología muy 
sofisticada y rigurosa, y un cuadro teórico 
particularmente limitado, dominado por el 
conductismo. 
Cuando se trasladan este tipo de diseños a 
la neuropsicolo- gía se aplican a pacientes con 
daño cerebral. Grupos de pacientes con 
lesiones en diferentes regiones del cerebro o 
síndromes conductuales son testados con 
protocolos estandarizados y se obtienen 
medias cuantitativas de su ejecución. Dicha 
ejecución se compara con otros grupos de 
pacientes o con grupos control constituidos por 
pacientes sin daño cerebral. Los estudios 
realizados hasta entonces, basados en gran 
medida en el caso único, se consideran, de 
algún modo, superficiales, y la atención se 
centra en el estudio de grupos aparentemente 
homogéneos cuya 'prueba de fuego' es 
superar los análisis estadísticos. Podemos 
nombrar aquí que en la actualidad esto es una 
cuestión no resuelta, y que algunos autores 
siguen postulando que el método de ¡a 
neuropsicología ha de ser el estudio de caso 
único, y otros, como Shallice, postulan que los 
estudios de grupo también son necesarios. 
La cuestión más común a la que han tratado 
de responder estos estudios es ¡a localización 
de la función. Hasta la década de los sesenta 
la localización no había ¡do mucho más allá de 
plantear si la lesión se hallaba en el hemisferio 
derecho o izquierdo y en qué cuadrante 
cerebral. Sin embargo, en esta fase del 
desarrollo de la neuropsicología como ciencia, 
comienzan a diseccionarse mejor los procesos 
cognitlvos y así se habla de lenguaje, 
memoria, percepción, atención, emoción, 
praxis o funciones ejecutivas. Algunos 
ejemplos de esta aproximación reflejan 
claramente el interés de esta época y se 
preguntan, por ejemplo, si el hemisferio 
derecho está especializado en las propiedades 
de la percepción espacial, tales como la 
localización [25], la orientación [26] o la 
situación topográfica [27], 
En esta época también cobran interés los 
estudios con pacientes que han sido 
intervenidos quirúrgicamente, particularmente 
pacientes a los que se les lesionan 
determinadas regiones cerebrales para aliviar 
sus ataques epilépticos. En 1953, con el 
propósito de aliviar una epilepsia refractaria al 
tratamiento médico, Wllliam Scoville realizó 
una remoción bilateral del lóbulo temporal 
medial (incluyendo hipocampo) en el paciente 
H.M. Como consecuencia de esta intervención, 
se manifestó en H.M. una pérdida selectiva de 
la memoria, que afectó a su capacidad para 
almacenar nueva Información, lo que se ha 
denominado amnesia anterógrada. H.M. 
olvidaba los episodios de su vida diaria tan 
rápido como ocurrían. Estudios posteriores a 
1953, realizados por Mlíner et al con el 
paciente H.M., permitieron profundizar en ¡a 
especificidad de los déficit de la memoria 
asociados al daño hipocampal bilateral [28,29], 
Al mismo tiempo, otro tipo de Intervenciones 
quirúrgicas, la resección del cuerpo calloso, 
abría un campo de investigación de gran 
interés científico. A finales de la década de los 
sesenta, el profesor Roger Sperry, de 
California (premio No bel), anunció los 
resultados de sus estudios sobre el área más 
evolucionada del cerebro, ¡a corteza cerebral. 
Los hallazgos iniciales de Sperry indicaban 
que los dos lados (o hemisferios) de la corteza 
cerebral tienden a dividirse entre ellos las 
principales funciones Intelectuales. El 
hemisferio derecho se presenta como 
dominante en los siguientes ámbitos 
intelectuales: el ritmo, la percepción espacial, 
la gestalt (estructura total), la imaginación, ¡as 
ensoñaciones diurnas, el color y la dimensión. 
El hemisferio izquierdo muestra su 
preponderancia en una gama diferente, pero 
no menos poderosa, de habilidades mentales: 
es verbal, lógico, numérico, rige la 
secuenclaüdad, linealidad, análisis y 
enumeraciones [30], 
En suma, ¡as décadas de los años sesenta y 
setenta se centraron en aspectos de la 
organización funcional de la conducta y 
examinaron patrones de asociación y 
disociación de habilidades concretas entre 
grupos de pacientes diferenciados. Las 
investigaciones trataban de discernir qué 
habilidades dependen de qué sistemas 
funcionales y cuáles son funcio- nalmente 
independientes. Por ejemplo, la asociación 
frecuente entre afasia y apraxla parecía 
sostener la hipótesis de que ambos trastornos 
 
 
VISIÓNHISTÓRICA Y CONCEPTO DE NEUROPSICOLOGÍAson la manifestación de una afectación más 
general, relacionada con la capacidad de 
simbolizar o representar (asimbolia). 
Un estudio clásico de Goodglass y Kaplan 
socavó esta afirmación, al demostrar que la 
gravedad de la afasia y de la apraxla no se 
correlacionaba en una amplia muestra de 
pacientes con lesión en el hemisferio izquierdo 
[31]. Así, a finales de los setenta la 
neuropsicología experimental había alcanzado 
su edad madura y muchas habilidades 
perceptivas, cognitivas o motoras podían 
asociarse con regiones particulares del 
cerebro y ciertos aspectos sobre la 
organización funcional de dichas habilidades 
se habían delineado. Fruto de este trabajo son 
los textos ya clásicos de Hécaen y Albert [43], 
Kolb y Wíshaw [32] o Springer y Deustch [33],
J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 
1 2 
Neuropsicología experimental y psicología 
cognitiva: la neuropsicología cognitiva 
La aproximación predominante a la psicologia 
experimental humana en los años setenta era 
la psicología cognitiva. La psicología cognitiva 
es una rama de la psicología que se ocupa de 
los procesos a través de los cuales el individuo 
obtiene conocimiento dei mundo y toma 
conciencia de su entorno, así como de sus 
resultados. El origen de ¡a psicología cognitiva 
está estrechamente ligado a la historia de la 
psicología general. La psicología cognitiva se 
ha formado bajo la influencia de disciplinas 
afines, como el tratamiento de la información, 
la inteligencia artificial y la ciencia del lenguaje. 
El marco de esta aproximación se basa en que 
toda información (incluida ia percepción o e! 
control motor) puede ser abordada desde los 
modelos del procesamiento de la Información. 
Así, el daño producido en los mecanismos 
implicados en el procesamiento de la 
información pueden ser una buena fuente para 
el estudio de las operaciones cognitivas 
normales. 
Sin embargo, la psicología cognitiva de los 
años setenta obvió a la neuropsicología, ya 
que basaba su concepción de! procesamiento 
de la información en los modelos del ordenador 
y ¡a inteligencia artificial. Un principio básico de 
¡a psicología cognitiva era la analogía entre 
mente y ordenador: la mente es al cerebro lo 
que el software es al hardware en una compu-
tadora. Partiendo del principio que afirmaría 
que una misma computadora puede manejar 
distintos programas y que distintos programas 
pueden ser aplicados por la misma 
computadora, el hardware y el software serían 
independientes, por ¡o que el cerebro sería 
irrelevante para ia tarea. 
Esta nueva orientación de la psicología, 
fuertemente influenciada por el desarrollo 
paralelo de la inteligencia artificial, de la 
cibernética, de la teoría matemática de la 
Información, de la lingüística y de las 
neurocienclas, va a fijarse como objeto de 
estudio los procesos mentales que sustentan y 
hacen posible nuestros comportamientos. Para 
ello va a adoptar una perspectiva funclonalista 
tendente a describir lo que se conoce como la 
'arquitectura funcional' de la cognición. Esto se 
traduce concretamente por medio de la 
construcción de modelos teóricos que 
especifican, para cada capacidad abordada, la 
naturaleza de las representaciones y de las 
operaciones mentales que permiten ligar los 
inputs a los outputs. 
Uno de los problemas principales de la 
analogía del ordenador es que el hardware y el 
software son independientes sólo en algunos 
tipos de sistemas computaclonales: esos 
sistemas un tanto Ingenuos que fueron 
diseñados con ese propósito y que hacían que 
un ordenador fuera incapaz de manejar varios 
programas e incapaz de lograr que esos 
programas pudieran ser interpretados por otros 
ordenadores. El cerebro no está diseñado de 
esta manera, ya que por distintos motivos no 
podemos creer que las funciones implicadas 
en el procesamiento de la información y el 
sustrato físico de las mismas sean indepen-
dientes [34], A principios de los años ochenta, 
los psicólogos cognitivos comienzan a mirar a 
la neuropsicología y comienza la explosión de 
la neuropsicología cognitiva. A partir de aquí, 
con pioneros como Newcombe, Warrington, 
Shalllce y muchos otros, tiene lugar la 
convergencia y complementaclón de dos 
disciplinas diferenciadas, como son la 
neuropsicología (ciencia que estudia la 
relación entre cerebro y conducta) y la 
psicología cognitiva, lo que desemboca en la 
creación de la neuropsicología cognitiva [35], 
La neuropsicología cognitiva trata de 
proporcionar una explicación sobre el 
funcionamiento de los procesos cognitivos a 
partir del estudio de sujetos que han sufrido 
lesiones cerebrales. El énfasis se pone en la 
relación entre conducta y sistemas de 
procesamiento, y no en la relación entre 
anatomía cerebral y conducta de los sujetos, 
ta! y como hace la neuropsicología clásica. La 
neuropsicología cognitiva se basa en el 
principio de que una de las maneras más 
sencillas de entender cómo funciona un 
sistema es observar lo que pasa cuando el 
sistema falla. Esta visión del funcionamiento 
del sistema cognitivo cuando está alterado 
proporciona conocimientos de gran utilidad, 
tanto en el campo teórico como en el campo 
clínico, puesto que sienta las bases para la 
evaluación y posterior intervención cognitiva 
en los sujetos con lesiones cerebrales. 
Para poder alcanzar un nivel de explicación 
de los síntomas que presentaban los pacientes 
con daño cerebral, la neuropsicología cognitiva 
debía buscar la manera de plantear sus hipó-
tesis de trabajo en función de aquellos 
mecanismos, funciones u operaciones 
cognitivas que se veían trastornados y que se 
suponían imprescindibles en el funcionamiento 
cognitivo norma!. Para conseguir esta 
finalidad, era preciso que se basara en los 
modelos de procesamiento cognitivo de la 
información elaborados para los sistemas de 
los sujetos sanos, y así poder explicar la 
conducta de los pacientes según esos 
modelos. A su vez, los datos que 
proporcionaran los sujetos con alteraciones 
servirían para perfeccionar y ampliar los 
modelos que se suponen diseñados para dar 
cuenta de los sistemas cognitivos de sujetos 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE 
NEUROPSICOLOGÍA 
1 3
normales, tomando a los sujetos con lesión 
cerebral como aportaciones de la naturaleza 
que favorecen el avance en la Investigación de 
este campo. Vemos, pues, que se trata de un 
provecho recíproco, en el sentido de que la 
neuropsicología utiliza los modelos diseñados 
por la psicología cognitiva sobre el 
funcionamiento del sistema cognitivo para 
poder entender 
Análisis visual 
Reconocimiento dei objetivo 
Sistema semántico 
Léxico 
la conducta de los pacientes, y además la 
psicología cognitiva puede completar y 
comprobar sus modelos teóricos gracias a los 
datos aportados por los pacientes [36], 
De acuerdo con Coltheart [36] y Ellis [37], 
podemos concretar los objetivos básicos de ¡a 
neuropsicología cognitiva en los siguientes: en 
primer lugar, explicar los patrones de las rea-
lizaciones cognitivas afectadas e intactas que 
se puedan observar en los pacientes con 
lesiones cerebrales, en términos de alteración 
de uno a más componentes de una teoría o 
modelo del funcionamiento cognitivo normal; 
en segundo lugar, la neuropsicología cognitiva 
se centra en extraer conclusiones sobre los 
procesos cognitivos Intactos y normales a partir 
de los patrones de habilidades afectadas e 
intactas observadas en pacientes con lesiones 
cerebrales. 
Concebir el sistema cognitivo como 
componentes disocia- bles entre sí, lo que hoy 
se denomina el supuesto de modula- ridad, es 
una de las premisas de la neuropsicología 
cognitiva. Esta concepción del sistema 
cognitivo se inició con los modelos de ios 
primeros constructores de diagramas de! siglo 
XIX y ha sido elaborada y defendida 
posteriormente por autores como Fodor [38] y 
Marr [39], A esta visión sobre el modo en que la 
mente y el cerebro están organizados se le 
denomina hipótesis de la modularidad. Según 
ésta, nuestravida mental es posible gracias a 
la actividad orquestada de múltiples 
procesadores cognitivos o módulos. Una 
analogía puede servir para comprender la 
modularidad. Nuestros ordenadores actuales 
son muy modulares, ya que constan de 
pantalla, teclado, Impresora, escáner, ratón, 
altavoces, DVD, CD, puertos USB, etc. Una 
ventaja de un sistema como éste es que ayuda 
a localizar una avería aislando una de las 
partes y comprobando el funcionamiento de las 
demás. Así, si no escuchamos bien una 
película podemos saber si el problema es del 
reproductor del DVD, del propio DVD, del 
programa o de los altavoces. 
Fodor es el autor que más claramente ha 
definido el concepto de módulo y ha intentado 
avanzar en su comprensión a nivel intuitivo, si 
bien ha sido fuertemente criticado por autores 
como Marshall [40] desde un punto de vista 
referente a 1a apllcabilldad de la definición de 
su concepto a los modelos teóricos sobre 
organización y funcionamiento mental. Fodor 
[38] en su trabajo que lleva por título The 
modularity of the mind, propone su teoría de la 
modularidad y a la vez menciona algunas 
referencias históricas en las que se apoya para 
elaborar su propuesta. Para Fodor, un módulo 
sería un componente del sistema cognitivo con 
unas características específicas para cada 
dominio y autónomo en el plano 
computacional, en el sentido de que lleva a 
cabo su tarea sin ningún tipo de influencia de 
otros componentes que estén a un nivel 
superior, y determinado de forma innata. Los 
módulos se van desarrollando y moldeando a 
medida que va aumentando la cantidad de 
Información que les va llegando pero sin que 
esto suponga que se acepte la ¡dea de que el 
resultado final sea equivalente a la suma de un 
determinado número de componentes de nivel 
más básico. 
¿Pero qué ganaba le neuropsicología con 
esta aproximación a 1a psicología cognitiva? 
Los principales beneficios eran tanto teóricos 
como metodológicos. Tradlcionalmente, los 
neuropsl- cólogos estudiaban la localización y 
1a organización funcional de las distintas 
habilidades, tales como la lectura, la escritura, 
el habla, el reconocimiento de objetos o la 
memoria, pero a partir de esta unión se 
comienza a plantear que cada una de estas 
[labilidades cognitivas depende de una serie de 
procesos cognitivos y sus componentes. A 
partir de este momento, cada tarea se divide 
en sus distintos componentes y se tratará de 
observar dónde se produce la ruptura del 
proceso para llevar a cabo un diagnóstico más 
preciso (Fig. 1). 
J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 
1 4 
Otro aspecto importante de la 
neuropsicología cognltiva es el recelo con el 
que mira a los estudios de pacientes a los que 
se les une por ser homogéneos en sus 
síntomas. Para la neuropsicología cognitiva las 
diferencias entre pacientes desempeñan un 
papel muy Importante en el desarrollo de sus 
modelos. La neuropsicología cognltiva plantea 
que los síndromes tradicionales son dema-
siado groseros y que a menudo forman 
agrupaciones basadas en síntomas que 
concurren por razones anatómicas más que 
funcionales [41], Para los neuropsicólogos 
cognitivos, cada paciente debe ser tratado 
como un caso único que requiere una 
explicación Independiente. Los pacientes 
individuales parecen tener el mismo papel en 
la neuropsicología cognitiva que el que 
desempeñan los experimentos individuales en 
la psicología cognitiva: cada uno de ellos 
representa un test Independiente de la teoría 
cognltiva [42], 
Breve historia de un término 
Hécaen, en el prefacio de la obra Afasias, 
apraxias y agnosias [43,44], afirmaba que la 
neuropsicología nació incluso antes de la 
creación del propio término. Bien es cierto que, 
si la historia de la neuropsicología es corta, 
aún lo es más su nombre. Fue el hecho de 
bautizar a esta especialidad lo que significaría 
su verdadera distinción y reconocimiento 
general. 
Según recoge Bruce [45], parece ser que el 
precursor del término neuropsicología fue Sir 
Willian Osler, quien en 1913, en una carta 
dirigida a la Phlpps Clinic, solicita 
especializarse en dicha disciplina. No 
obstante, el término no será reconocido en el 
ámbito de la psicología hasta que Karl S. 
Lashley lo introduce en 1936. Es durante estos 
años cuando la neuropsicología comienza a 
desligarse de sus progenitores, la neurología 
conductual y la psicología, y adquiere su 
propia identidad en la década de los años 
cuarenta. 
En 1948, el psicólogo Hans-Lukas Teuber 
enuncia el término neuropsicología en una 
presentación en Boston. Teuber y el neurólogo 
Morris Bender acuñaron el vocablo para 
designar el estudio de las relaciones entre el 
cerebro y la conducta en pacientes con 
lesiones cerebrales por herida de bala [46-48], 
En el campo de la edición, la primera 
impresión de este vocablo es la realizada por 
Hebb en su libro The organization of behavior: 
a neuropsychological theory, aparecido en 
1949 [49- 50], Al término de los años 
cincuenta, el vocablo neuropsicología ya se 
considera una designación reconocida en el 
campo de las neuroclencias [51], Finalmente, 
su lanzamiento definitivo se produce de la 
mano del libro The neuropsychology of 
Lashley, editado en 1960 [52]. 
La neuropsicología, lejos de crecer a la 
sombra de las disciplinas que le dieron vida, 
como la neurología y la psiquiatría, Impulsa el 
fortalecimiento de su campo con la 
organización de sus propios encuentros y la 
creación de sus propias instituciones. Además, 
potencia el desarrollo de una literatura 
específica que aportará conocimiento a esta 
nueva especialidad. 
Prueba de este desarrollo es que en 1951, 
un nutrido conjunto de Investigadores se 
suman en un grupo que denominan 
International Neuropsychological Symposium 
[53,54], Henry Hécaen encabeza este 
movimiento y se convierte en cofunda- dor y 
principal defensor de los propósitos de la 
organización: promover el conocimiento y 
entendimiento de las funciones cerebrales. Por 
otro lado, en 1965 se constituye la International 
Neuropsychological Society (INS), hecho este 
que contribuirá al establecimiento definitivo de 
la disciplina denominada neuropsicología 
humana [55]. 
Sin duda alguna, la solidez de estas 
organizaciones vendrá avalada por el valor de 
sus creadores. Éstos se convierten en figuras 
emblemáticas de aquellos años y son 
referencia obligada para los profesionales de 
la neuropsicología de todos los tiempos. A 
pesar de su corta trayectoria, la 
neuropsicología estará ya respaldada por 
mitos aún vigentes y por personalidades de 
gran relevancia. 
Al realizar una aproximación histórica a la 
neuropsicología, es inevitable mencionar el 
punto de Inflexión que significó la Segunda 
Guerra Mundial como momento a partir de! 
cual se desarrollan progresivamente más y 
más estudios dirigidos a conocer la relación 
existente entre el cerebro y la conducta en el 
ser humano. Hasta esa fecha, el estudio de 
casos individuales había sido reflejo del Interés 
mostrado por estudiar el cerebro. Estos 
estudios, a pesar de no haber tenido gran 
repercusión en las teorías sobre la 
organización del cerebro, ayudaron a esta-
blecer las bases de los estudios 
experimentales del funcionamiento del mismo 
[32], Fue Karl Lashley, una vez más pionero en 
la psicología experimenta!, el precursor en 
desarrollar la ¡dea de utilizar test conductuales 
estandarizados para analizar las funciones 
cerebrales [56]. 
Posteriormente, Investigadores de todo el 
mundo comienzan a investigar de forma más 
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE 
NEUROPSICOLOGÍA 
1 5
sistemática los efectos de las lesiones 
cerebrales en las funciones cognltivas del 
hombre. Algunos ejemplos son Henry Hécaen 
en Francia [54], Bre.nda Milner en Canadá 
[57,58] y Hans-Lucas Teuber en los Estados 
Unidos [47,48,59], Tras ellos aparecerán otros 
nombres propios: Oldfield [60], Hebb [51], 
Zangwll! [61,62], Lashley [56], Luria [63-65] y 
Goldstein [23,24], entre otros. 
Sus aportaciones constituirán un legado 
incalculable e innumerable. Entresus primeras 
grandes obras se encuentran 
The organization of behavior: a 
neuropsychological theory [49], Introduction to 
human neuropsychology [47], Las funciones 
corticales superiores del hombre [ 17] y 
Neuropsychological assessment [66], Más 
recientemente, cabe citar otras obras de re-
ferencia, como Fundamentals of human 
neuropsychology [32], 
Dentro del terreno de la literatura, e 
innovando en las publicaciones científicas, 
Henry Hécaen funda en 1963 una de las 
publicaciones Internacionales pioneras en este 
ámbito, la denominada Neuropsychologia. 
Seguidamente, en 1964 Ennío De Renzi edita 
la reconocida revista Cortex. Años más tarde, 
aparecen títulos como Brain Injury (1987) y 
Journal of Head Trauma and Rehabilitation 
(1986), publicaciones que aportan al 
conocimiento científico novedosas ideas y que 
son prestigiosas fuentes de documentación 
científica. 
Visto el asentamiento del término 
neuropsicología, deben matizarse su definición 
y contenido, que, aunque parecen evidentes, 
hasta la fecha se han referido a cuestiones 
bien diferenciadas. 
Así, en 1971, Benton [67] señala que 'la 
neuropsicología es la ciencia que estudia las 
relaciones existentes entre la función cerebral 
y la conducta humana'. Años más tarde, Lurla 
[18] ¡a define como 'la ciencia de la 
organización cerebral de los procesos 
humanos'. 
Si se revisa la bibliografía es posible hallar 
numerosas definiciones. No obstante, uno de 
¡os matices más sustanciales que ha 
proporcionado la evolución de esta disciplina 
ha sido considerar la esfera emocional y el 
comportamiento como parte de las funciones 
derivadas de la estructura cerebral. En esta 
línea, otros autores [68] describen la 
neuropsicología como 'la ciencia que estudia 
las funciones psíquicas superiores, cognitivas 
y emocionales, en relación con las estructuras 
y las funciones cerebrales que las sustentan'. 
Evidencias de la atención prestada por la 
neuropsicología, especialmente en los últimos 
años, a la esfera de las emociones, la 
conciencia y la vertiginosa complejidad que 
entrañan, son las numerosas publicaciones 
aparecidas [69-79], Antonio R. Damasio, 
reconocido investigador, es autor de 
excelentes obras, como El error de Descartes 
(1996), obra esencial de la bibliografía 
relacionada con el cerebro humano, las 
emociones y la vida mental. Recientemente, 
en The feeling of what happens [80], Damasio 
acerca ¡a interrelación entre el cuerpo y las 
emociones en la experiencia de la propia 
conciencia. 
Desde que se asienta la neuropsicología en 
los años sesenta hasta la fecha no sólo ha 
variado su definición, sino que diversos 
investigadores han dedicado su esfuerzo a 
valorar, sopesar y avanzar cuál sería su 
contenido y camino durante las siguientes 
décadas [81], Hécaen [43] mostró ¡deas 
precursoras que en la actualidad se 
encuentran vigentes y son importantes fuentes 
de investigación y estudio. Algunos ejemplos 
son el cambio del concepto 'dominancia 
hemisférica', como se decía hasta finales del 
siglo xix, por el concepto de 'especialización 
hemisférica', el rol de los neurotransmisores 
en la conducta humana o la relevancia del 
código genético en el desarrollo del sistema 
nervioso central. 
Indudablemente, la neuropsicología se ha 
acompañado y beneficiado de los sustanciales 
avances y cambios de la ciencia. En la 
actualidad, la neuropsicología Integra un 
amplio abanico de ramas científicas: unas 
relacionadas con el sistema nervioso, como la 
neuroanatomía, la neuroquímlca y la neu- 
roflsiología; otras relacionadas con ciencias 
médicas, como la neurología y la psiquiatría; y 
otras relacionadas con la ciencia de la 
conducta por excelencia, la psicología. 
Durante los últimos años, las nuevas técnicas 
médicas, como la neurorra- diología y la 
medicina nuclear, y las técnicas de 
neurolmagen aportan a ¡a neuropsicología 
avances inimaginables hace tan sólo unas 
décadas. 
En efecto, la riqueza de la neuropsicología 
se asienta y requiere de la aportación y el 
conocimiento de otras áreas de trabajo, de 
innovadores y sofisticados métodos de 
Investigación y del dominio de técnicas, tanto 
de carácter experimental como clínico. 
El ámbito clínico de la neuropsicología se ha 
desarrollado de forma espectacular en 
contenido y en forma. En 1981, se constituye 
dentro de la American Psychological 
Association (APA) la División 40, referida a la 
neuropsicología clínica [82], Este hecho 
supone el primer reconocimiento de la 
neuropsicología clínica como especialidad 
dentro de la psicología. La APA define la 
neuropsicología clínica como una actividad en 
J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 
1 6 
el ámbito de la intervención psicológica, cuyo 
fundamento científico es la neuropsicología 
humana [83], 
El reconocimiento de la neuropsicología 
clínica como una especialidad dentro del 
ejercicio profesional de la psicología no sólo 
conlleva la descripción de su contenido y 
aplicación, sino que además exige determinar 
los parámetros y las competencias de la 
disciplina y de los profesionales que la 
desarrollan. En la actualidad, se está 
desarrollando un nuevo marco de trabajo en 
diversos países europeos, entre los que se 
encuentra el nuestro. Sin embargo, en los 
Estados Unidos, ya en 1984, la American 
Board of Professional Psychology había 
asumido la responsabilidad administrativa de 
la dipíomatura de neuropsicología clínica [83], 
En 1985, Horton y Miller [84] definen la 
neuropsicología clínica como la aplicación de 
nuestro conocimiento sobre las relaciones 
cerebro-conducta a los problemas clínicos y de 
¡a salud. En 1992, Junqué apuntaba que la 
neuropsicología clínica es la integración de las 
ciencias conductuales y neurológicas para 
aumentar la comprensión de las relaciones 
cerebro-conducta y la aplicación de los 
conocimientos y técnicas neuroconductua- les 
al diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y 
prevención de los déficit neuropsicológicos'. 
La neuropsicoiogía clínica se dirige 
fundamentalmente a la evaluación y a la 
rehabilitación. La evaluación neuropsicológica 
tiene como objeto explorar las funciones 
cognitivas tras el daño cerebral, tanto las 
deterioradas como las conservadas, para 
posteriormente establecer un plan de 
rehabilitación adecuado. 
Inlcialmente, la neuropsicoiogía clínica se 
relaciona con el diagnóstico, es decir, con la 
predicción de la localización y la naturaleza de 
las lesiones cerebrales, y es una de sus 
principales funciones determinar la 
organicidad de ciertos cuadros clínicos, 
localizar las estructuras deterioradas y 
describir síndromes en relación con las 
lesiones focales. Posteriormente, este objetivo 
localizacionista pasa a un segundo plano, 
dado el avance y la increíble precisión de las 
técnicas de neuroimagen (tomogra- fía 
computarizada, resonancia magnética, SPECT 
-tomografía computarizada por emisión de 
fotón simple-) y radiológicas en la localización 
de las estructuras cerebrales y su estado. 
En las últimas décadas, la exploración 
neuropsicológica ha evolucionado 
enormemente, y ha variado su rumbo hacia 
otros objetivos y competencias. Actualmente, 
las exploraciones neuropsicológicas son muy 
sofisticadas, más exhaustivas y específicas, y 
pueden relacionarse, bien con la práctica 
clínica, bien con el ámbito medicolegal, bien 
con la investigación. 
Esta evolución se ha visto reflejada en el 
diseño y la creación de numerosas pruebas 
neuropsicológicas y en la edición de nu-
merosos textos dirigidos a la valoración 
neuropsicológica y a la descripción de tales 
pruebas. Una de las obras más significativas 
es Neuropsychological assessment, de Muriel 
D. Lezak [66], que recoge aproximadamente 
600 pruebas neuropsicológicas. Muestra de su 
reconocimiento son las numerosas reediciones 
que se han efectuado de la misma. 
Por otro lado, en la evaluación 
neuropsicológica ya no interesa tanto ei 
diagnóstico o la descripción del déficit, sino 
que lo que interesa es conocer las 
capacidades preservadas del sujeto paraadaptarse al futuro. La evaluación neuropsi-
cológica se convierte, por tanto, en una 
herramienta con la que obtener información 
acerca del funcionamiento cogni- tivo y 
conductual en aras a establecer un tratamiento 
de rehabilitación. El carácter práctico y 
funcional que adquiere la evaluación 
neuropsicológica choca con la visión escéptica 
de algunos autores. A partir del concepto de 
'validez ecológica', ponen en duda que los 
instrumentos utilizados en las evaluaciones 
neuropsicológicas reflejen el funcionamiento 
real de las personas valoradas y que tengan 
relevancia práctica en la vida diaria de las 
mismas. Este poslcionamiento ha convertido a 
estos autores en pioneros en el campo de la 
rehabilitación neuropsicológica, estableciendo 
las bases de la misma (como se verá a lo largo 
de esta obra). 
La neuropsicoiogía y el problema cerebro‐mente 
Durante el siglo xx asistimos al período más 
revolucionarlo en el crecimiento y 
asentamiento de la neuropsicoiogía como 
ciencia en la investigación y la clínica. Tal fue 
el protagonismo de esta disciplina, que la 
pasada década de los noventa fue definida 
como 'La década del cerebro'. A modo de 
corolario, Kolb [32] realiza una reflexión que 
suscribe esta idea: 'el siglo xx pertenece a la 
neuropsicoiogía'. 
La lucrativa cosecha de la neuropsicoiogía 
durante las últimas décadas confirma la 
colosal repercusión y despegue de esta 
especialidad. Sin embargo, una de las 
principales paradojas que se derivan de este 
auge es la evidencia de que nuestro 
conocimiento, en lo referente al 
funcionamiento cerebral, dista mucho de ser 
completo. En todo caso, algo es certero: el in-
VISIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO DE 
NEUROPSICOLOGÍA 
1 7
calculable e inagotable potencial de 
Investigación que posee el cerebro humano y, 
de su mano, esta disciplina que le rinde 
pleitesía. 
Dentro del vasto terreno de las 
neurociencias, la neuropsicoiogía ha sabido 
buscarse su lugar, lugar que en la actualidad 
ostenta con más importancia y respaldo, dado 
el importante cuerpo de investigación 
generado y las nuevas líneas de estudio que 
aparecen cada día. La divulgación y puesta en 
común de hallazgos, teorías y métodos de 
trabajo resultan interesantes no sólo para el 
desarrollo de la disciplina, sino también para la 
continua formación de los profesionales. De 
este modo, instituciones y entidades 
multiplican por decenas la organización de 
reuniones científicas y foros de debate. 
Asimismo, fiel reflejo del crecimiento y el auge 
de la neuropsicoiogía es la literatura que 
genera, bien en forma de publicaciones 
periódicas internacionales científicas, bien en 
forma de obras monográficas. 
En estos días, cuando la neuropsicoiogía ya 
ha experimentado y evolucionado, se ha 
refinado y definido, el éxito invita a interesarse 
por su trayectoria hasta la actualidad. Quiénes 
fueron los pioneros y artífices de tal 
consolidación, qué hechos destacables forman 
parte de su historia y cuáles son sus áreas de 
estudio. Este recorrido inducirá, en último 
término, a reflexionar sobre lo que se 
vislumbra y depara el futuro para esta 
disciplina que ocupa el presente trabajo. 
En la pasada década, la década del cerebro, 
hemos asistido, pues, a la gran eclosión de las 
neurociencias en general y de la 
 
neuropsícologfa en particular. De hecho, en los 
años ochenta la neuropsicología se hallaba 
relegada a un limitado campo del saber, donde 
unos pocos estudiaban la relación entre 
lesiones cerebrales y comportamiento 
(traumatismos craneoencefálicos, accidentes 
cerebrovasculares y demencias). Sin embargo, 
en los últimos años la neuropsicología 
comienza a formar parte de nuestro corpus de 
conocimiento, ha salido de sus cuarteles de in-
vierno para ir adentrándose en nuestro 
quehacer cotidiano. En la actualidad, cualquier 
profesional dedicado a la salud mental ha oído 
hablar de! test de clasificación de tarjetas de 
Wisconsin o del test de Stroop, muchos ya 
conocen sus reglas de aplicación y corrección 
y algunos saben cómo Interpretar los datos 
que de estas pruebas se extraen. 
La neuropsicología está 'de actualidad', a lo 
que puede haber contribuido las siguientes 
razones: el acercamiento entre la 
neuropsicología clínica (que estudia las 
alteraciones en pacientes afectados por una 
lesión cerebral) y la psicología cognitlva (que 
ofrece modelos del procesamiento de la 
información en cerebros sanos), el gran 
desarrollo de las técnicas de neurolma- gen 
estructural y funcional, el interés de algunos 
Investigadores en encontrar el substrato 
cerebral de algunas patologías consideradas 
hasta ahora como 'funcionales', y la necesidad 
de cuantificar los datos 'blandos' 
(excesivamente mentalistas) de la psicología 
[85], 
El empuje definitivo que ha recibido la 
neuropsicología viene dado por la necesidad 
cada vez más imperiosa de arrojar cierta luz 
sobre las bases cerebrales de los trastornos 
mentales. Realmente, la neuropsicología es el 
puente de unión entre diferentes aspectos del 
saber, como la neurología, la psiquiatría y la 
psicología (de ahí su nombre). Realmente 
debemos plantear que las diferentes ramas del 
saber que se han dedicado a escudriñar sobre 
las causas de la conducta humana son 
modelos más proxi- males, como el 
neurobiológico, a más dístaies, como el 
modelo evolucionista, pero todos ellos tratan 
de responder a las causas que generan que 
una conducta sea normal o desadaptativa. 
En la actualidad, la neuropsicología 
comienza a formar parte del estudio de 
cualquier trastorno que afecte a la mente y, 
evidentemente, esto se debe a un cambio de 
paradigma conceptual. En la última década del 
siglo pasado hemos comprendido que cerebro 
y mente es lo mismo, es decir, que todo 
proceso mental es debido a la actividad 
cerebral, y que toda actividad cerebral produce 
procesos mentales. El fantasma en la máquina 
ha muerto, ya no existen mentes sin cerebro ni 
J. TIRAPU-USTÁRROZ, ET AL 
1 8 
cerebros sin mente (salvo algunos pacientes 
en coma). Éste es el principal concepto que 
subyace al apogeo que está viviendo la 
neuropsicología actual. Tanto la psicología 
clínica como la psiquiatría se hallan encerradas 
en pequeños campos de conocimiento que 
casi siempre resultan reduccionistas; así, nos 
encontramos con profesionales que tratan de 
explicar la psicopatología por un problema en 
el sistema dopaminérgico o serotoninérgico, o 
muchos psicólogos que se aferran al modelo 
cognitivocon- ductual como si esto fuera una 
verdad única y absoluta. Sin embargo, la 
realidad resulta ser mucho más compleja, pero 
como señala Maslow, 'cuando sólo tienes un 
martillo tratarás todas las cosas como si fueran 
clavos'. Esta frase debe llevarnos a reflexionar 
sobre nuestra codicia al intentar reducir una 
realidad tan compleja como las conductas 
humanas a realidades simples que nos alejan 
de ¡a comprensión de! fenómeno global: debe-
mos reconocer con humildad que reducir la 
esquizofrenia a problemas de 
neurotransmlsión o los trastornos afectivos a 
distorsiones cognitivas es simplista y en la 
clínica la utilidad de estos planteamientos es 
más bien reducida. En este sentido, la neu-
ropsicología ha comenzado a proponer la 
posibilidad de tender puentes entre niveles de 
análisis, y se ha situado en una posición 
óptima para unir el tejido cerebral con los 
procesos mentales. La neuropsicología plantea 
un modelo y un nivel de análisis que le permite 
situarse entre los modelos más mentalistas y 
los más neurobiológicos, con lo que une mente 
y cerebro (Fig. 2). 
En este sentido, la neuropslcologla se sitúa 
en una posición privilegiada para promover un 
acercamiento entre la psicología y la ciencia. 
La ciencia, como señala Wilson [86], es ia 
empresa organizada, sistemática, que arroja 
conocimiento sobre el mundo y lo condensa en 
leyes o principios comprobables. Las caracte-
rísticas de la ciencia, que la distinguen de la 
pseudociencia, son las siguientes. La primera, 
la replicabllidad: se busca de nuevo

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