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DIDÁCTICA 2019.1 Licenciatura en Letras Español EAD Universidade Federal de Pernambuco Profesoras: María Esperanza Izuel Suzanna Silva de Almeida PRESENTACIÓN En esta asignatura nos aproximaremos al campo de estudio de la Didáctica — fundamental en la formación de profesores— con el objetivo de comprender cuál es su finalidad, su objeto de estudio, sus ámbitos de intervención y su relación con otras áreas del conocimiento. Además, buscaremos comprender en qué consiste una didáctica orientada al aprendizaje, cuál es el papel del docente y del discente en dicha perspectiva y, finalmente, reflexionaremos sobre la didáctica específica para la enseñanza de español. METODOLOGÍA Los contenidos serán expuestos por las profesoras a través del libro. Los alumnos deberán acompañar la lectura del libro y de los textos propuestos y realizar las actividades solicitadas. Les recomendamos enfáticamente que acompañen las lecturas desde el comienzo del módulo y que realicen las actividades en los plazos establecidos. Es importante también leer y releer el material más de una vez y asegurarse de que están comprendiendo los contenidos antes de seguir avanzando. Ante cualquier duda pueden comunicarse con las profesoras o las tutoras. Para eso, incluimos un Foro de dudas abierto a todos en donde pueden plantear sus preguntas. Es interesante usar ese medio porque la pregunta de uno de ustedes puede ser útil para los demás. EVALUACIÓN El 70% de la nota corresponde a las actividades realizadas en plataforma y el 30% a la prueba presencial. Es importante tener en cuenta que la mera entrega de las actividades no garantiza la obtención de la nota máxima, ya que no solamente consideramos la participación sino también la calidad de las tareas realizadas. Cabe aclarar que los errores que puedan llegar a tener en la escritura en español NO influyen en la nota. Lo importante es que puedan demostrar, a través de las actividades, que están acompañando la asignatura y que están haciendo una lectura profunda y criteriosa de los materiales. INTRODUCCIÓN El contenido de la asignatura está dividido en 3 capítulos: En el primer capítulo intentaremos descifrar qué es la didáctica, analizando su etimología, su evolución y revisando diferentes definiciones. Conceptuaremos la didáctica tanto como ciencia teórica y campo de investigación cuanto como praxis concreta y campo de vivencia. También nos ocuparemos de situar la didáctica en el marco de las Ciencias de la Educación distinguiendo su objeto de estudio específico. En el segundo capítulo nos dedicaremos a distinguir los elementos que intervienen en el acto didáctico como unidad del proceso de enseñanza-aprendizaje, buscando comprender el papel del docente y del discente en una didáctica orientada al aprendizaje. Además, describiremos los ámbitos de intervención de la didáctica. Finalmente, en el tercer capítulo, nos ocuparemos específicamente de la didáctica aplicada a la enseñanza y aprendizaje de español en Brasil, haciendo especial hincapié en la interacción, la interdisciplinaridad y la dimensión lúdica en la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. Tomaremos como base para nuestra asignatura un material elaborado por Miguel Espar Argerich, profesor de gran trayectoria, quien fue Coordinador e Vicecoordinador de los cursos de Letras presenciales de la UFPE, así como de nuestro propio curso de Letras Español a Distancia hace algunos años. Este material ha sido reelaborado, actualizado en algunos puntos y complementado por otros autores relevantes. Entre ellos, podemos mencionar principalmente a Mallart, de quien hemos tomado algunos conceptos y reflexiones importantes, además de gráficos y cuadros bien ilustrativos para facilitar la comprensión de algunas exposiciones. Antes de continuar, realiza la ACTIVIDAD 1. CAPÍTULO 1: ¿Qué es la Didáctica? 1.1. Nociones espontáneas de didáctica basadas en la praxis escolar Espar (2014) comienza su introducción al tema de la didáctica comentando que no es raro escuchar testimonios como estos: “mi profesora tenía una buena didáctica”, o bien, “las explicaciones del profesor son muy didácticas”. En esas afirmaciones está explícito que la persona que las dice ‘sabe’ lo que es tener o no tener didáctica o lo que es ser o no ser didáctico. Es decir, cuenta con una noción acerca de lo que es o no lo didáctico. En ese tipo de juicios de valor, lo didáctico, en general, se refiere a un modo adecuado de dar clases, de explicar un tema, así como a lo placentero de participar de la clase. Por lo tanto, se juzga la didáctica como praxis, como ejercicio y práctica real y concreta dentro de una situación también real y concreta. Se juzga el acto didáctico, la actuación del profesor para facilitar el aprendizaje de los alumnos. Por su parte, Mallart (2001) también nos llama a observar todos los años que pasamos en la escuela, en las aulas infantiles, primarias y secundarias. En esos años, toda nuestra actividad, así como el trabajo humano, técnico y profesional de maestros y profesores estaba basado en la didáctica. O sea, si estimulamos nuestros recuerdos, podemos recordar muchísimas situaciones didácticas que hemos atravesado en nuestra vida. Por todo esto, el término “didáctica” nos resulta familiar, pues estuvo presente en las diversas series de nuestra vida escolar. Sin embargo, si tuviéramos que responder “¿qué es didáctica?” seguramente sentiríamos alguna dificultad para elaborar una respuesta, aunque en el fondo entendemos lo que es la didáctica como praxis y posiblemente sabríamos identificar una buena o mala didáctica. La dificultad de definir el fenómeno de la didáctica, como apunta Espar (2014), no es algo extraño, porque definir no es una actividad cognitiva fácil. A veces resulta más fácil describir lo que se observa como realización concreta y no tanto dar una definición. Antes de aventurarnos a dar una definición de didáctica es interesante reflexionar sobre la siguiente cita de Mallart, quien nos ayuda a pensar en el fenómeno de la didáctica más allá de nuestra vivencia en la escuela: Sorprendentemente, la Didáctica no se agota en las aulas escolares, ni siquiera en las situaciones formales de enseñanza. Hay formación y por tanto posibilidad de estudio didáctico siempre que haya alguien en proceso de aprender algo: desde los aprendices de un oficio manual, hasta el que se inicia en un arte, un deporte, una técnica, un programa de informática, etc. Por esta razón, es recomendable iniciar sin prejuicios ni ideas preconcebidas el estudio de la Didáctica. Recordar las situaciones en las que hemos estado aprendiendo –como esta misma situación actual- y al mismo tiempo, tener la mente abierta a otras posibilidades distintas: aprendizaje adulto, autoaprendizaje, enseñanza a distancia, aprendizaje en grupo, en contextos menos formales, etc. (MALLART, 2001, p. 1) Como surge de la cita, la didáctica va más allá de las fronteras de la escuela y está presente también en situaciones de enseñanza no formal. Volveremos sobre este aspecto más adelante. 1.2. Etimología de la palabra Para conceptuar mejor lo didáctico y la didáctica vamos a observar la etimología de esta palabra y de los sentidos y significados que surgen de ella. Etimológicamente, el término Didáctica procede del griego: didaktiké, didaskein, didaskalia, didaktikos, didasko. Todos estos términos tienen en común su relación con los verbos enseñar, instruir, explicar. Si observamos , por ejemplo, el verbo didaskein, vemos que procede de los términos griegos didas –enseñar- y tékene –arte-, que al fundirse forman la palabra didastékene, por lo tanto “arte de enseñar”. Se trata, así pues, de ‘arte´, de aquello que los artistas consiguen y saben hacer. Aunque pretendamos destacar la fuerza y el simbolismo dela palabra ‘arte’ presente en su etimología, hay que reflejar que el término ‘didáctica’ viaja por la historia más bien con significados próximos a los de ‘enseñar’, como los de instruir, exponer o hacer aprender. Por su parte, el adjetivo didaktikos significa ‘apto para la docencia’. En latín ha dado lugar a los verbos docere y discere, enseñar y aprender respectivamente, al campo semántico de los cuales pertenecen palabras como docencia, docente, doctor, doctrina, discente, disciplina, discípulo, didacta. Mallart (2001) nos cuenta que el sustantivo didáctica también fue, desde su origen en la antigüedad clásica griega, el nombre de un género literario, precisamente destinado a enseñar, formar al lector. En la Edad Media, dentro del contexto histórico del occidente europeo, surgen varios escritores didactas. Ramón Llull es uno de los más importantes en este género. También se pueden considerar dentro del género a San Agustín –con su crítica e idealista “Ciudad de Dios”-, San Isidoro de Sevilla, Santo Tomás de Aquino, etc. que centran sus escritos en mostrar cómo ser un vencedor en el mundo y llegar a Dios. Asimismo, podemos considerar como textos didactas a todo el conjunto de cuentos españoles del Infante don Juan Manuel o de Alfonso X, puesto que su intención es la de presentar en forma literaria consejos morales, religiosos o técnicos. Siguiendo en Europa, durante el Renacimiento y el Barroco, el racionalismo cartesiano -esto es, la duda como camino seguro para llegar a la verdad y, por lo tanto, la importancia de la crítica como fundamento de una buena educación- y la experiencia de las utopías quijotescas o de Tomás Moro como expresión de la buena práctica educativa, abren espacios a didactas y autodidactas para la fundamentación del saber aprender y del saber vivir. En esta época, está presente la idea de que la literatura es un modelo para la vida. En este sentido, Mallart (2001) plantea que, hoy en día, la literatura "comprometida" es de alguna forma un género didáctico disfrazado, dado su interés por modificar la sociedad y su consideración como instrumento para transformar el mundo. En el siglo XVII, surge la obra Didáctica Magna, de Comenio, el autor más importante de los inicios de esta disciplina, que se fundamenta en el derecho de todos a la educación y a una educación basada en el aprovechamiento de las experiencias sensitivas -de acuerdo con las leyes naturales- para que ella conduzca a todos a la felicidad con Dios. La didáctica es definida por este autor como “artificio universal para enseñar todas las cosas a todos, con rapidez, alegría y eficacia”. Siguiendo el recorrido histórico, Mallart (2001) señala que, posteriormente, la palabra didáctica cayó en desuso, hasta que en el siglo XIX Herbart y sus discípulos la resucitaron, pero limitando su contenido al conjunto de los medios educativos e instructivos. Luego, Otto Willmann volvió a darle un carácter más general, como teoría de la adquisición de lo que posee un valor formativo, es decir, la teoría de la formación humana. Para Mallart, esta definición es excesiva, porque confunde la didáctica con toda la Pedagogía o ciencia global la educación. Por eso, más adelantes volveremos a este punto para analizar el lugar que tiene la didáctica dentro de las ciencias de la Educación y su relación con otras disciplinas. Luego de este brevísimo recorrido histórico, cabe compartir una reflexión que nos trae el profesor Miguel Espar (2014): Enseñar / aprender, preguntar / responder, instruir / conocer, explicar / comprender son acciones humanas individuales y grupales básicas que fácilmente las deberíamos encontrar en estrecha correlación, a lo largo y ancho de la historia humana, en todos los pueblos: resulta difícil imaginar grupos humanos, por primitivos que sean, sin la existencia y concomitancia de estas acciones; es decir, no puede ser visto como adecuado o inteligente imaginar la convivencia en los agrupamientos humanos sin la existencia de acciones didácticas y, en consecuencia, de conocimientos didácticos que probablemente son asimilados y transmitidos por intermedio de la observación y la experiencia a partir de los ancestrales. Igualmente, no parece algo descabellado interpretar como acciones de cuño didáctico los ritos iniciáticos o los cultos y sacrificios de carácter religioso o sagrado; ello es así porque en sus fundamentos interactúan creencias o verdades, o sea, enseñanzas, que se procura transmitir de generación en generación. De modo semejante, lo didáctico tiende a ser uno de los baluartes que sustentan la enorme valoración que tantos pueblos otorgan a narrativas, como mitos, leyendas, cuentos, proverbios, refranes, dichos, cánticos, oraciones, juramentos, saludos, despedidas, etcétera, transmitidas preferentemente por intermedio de secuencias orales relativamente estabilizadas. De esta forma, vemos que la didáctica atraviesa nuestra vida y nuestra historia y no solamente el ámbito escolar, aunque sin duda, es en ese contexto en donde cobra mayor protagonismo. Por lo tanto, como futuros profesores, es importante reflexionar y entender las diversas dimensiones de la didáctica, sus objetivos y finalidad. Antes de seguir avanzando en ese sentido, proponemos analizar algunas definiciones sobre la didáctica. 1.3. Algunas formulaciones elaboradas para decir lo que es didáctica Como bien señala Espar (2014), no podemos esperar que exista un único concepto de lo que puede ser considerado como didáctica o acto didáctico. La teorización dependerá del foco, de la perspectiva que el formulador o investigador adopten, especialmente si alimentada directamente en el análisis crítico de la práctica en situaciones específicas o si construida a partir de reflexiones genéricas para aleccionar a estudiosos. De ahí que podamos encontrar teorías que hablan de una didáctica general frente a didácticas específicas. En principio, el autor recoge algunas definiciones de los diccionarios actuales. Veamos: Además, el autor coloca las definiciones de diversos estudiosos que han escrito obras de didáctica y que han aportado diferentes visiones sobre este concepto: Didáctica (en los diccionarios) • “Perteneciente o relativo a la enseñanza, propio, adecuado para enseñar o instruir”. (Real Academia Española, 1989:558). (Observa que cuando hace referencia a adecuación se aproxima de la teorización más espontánea, la de la práctica concreta). • “Arte de enseñar” (Espasa, 1987:542). (Observa la similitud con los componentes etimológicos de la palabra didáctica y, en consecuencia, a la praxis como capacidad de responder a los retos específicos de cada situación). • “De la enseñanza”. “[Cosa] adecuada o buena para la enseñanza”. “Actividad de enseñar”. “Parte de la pedagogía que tiene por objeto el estudio de los métodos de enseñanza”. (Seco – Andrés – Ramos, 1999:1599). (Aquí podemos identificar diversas nociones que oscilan entre la de la ciencia práctica y la ciencia teorizadora). Didáctica (en textos teóricos) • Libâneo (1990: 15-28): en su libro “Didática” afirma que el objeto de estudio de la didáctica es el “processo de ensino”, una de las ramas del estudio de la Pedagogía. La didáctica es conceptuada como “mediação entre as bases teórico-científicas da educação escolar e a prática docente”. • Ilma Passos Veiga (1996): en la Presentación del conjunto de artículos reunidos en el libro “Didática: o ensino e suas relações”, afirma que el libro obedece a una concepción de la didáctica como “campo de estudo e disciplina pedagógica obrigatória dos cursos de formação de profesores, de natureza teórico-prática, voltada para a compreensão do processo de ensino e suas relações”. • Telmo Viteri: sostiene que la didáctica es el arte de saber transmitir los conocimientos de la forma más adecuada para su asimilación. (Enhttp://pt.slideshare.net/dominguez701/unidad-2-para-el-blog). • Mattos (1974): “La didáctica es la disciplina pedagógica de carácter práctico y normativo que tiene por objeto específico la técnica de la enseñanza, esto es, la técnica de dirigir y orientar eficazmente a los alumnos en su aprendizaje”. • Rosales (1988): Es la “Ciencia del proceso de enseñanza sistemática en cuanto optimizadora del aprendizaje”. • Zabalza (1990): “La didáctica actual es ese campo de conocimientos, de investigaciones, de propuestas teóricas y prácticas que se centran sobre todo en los procesos de enseñanza y aprendizaje”. http://pt.slideshare.net/dominguez701/unidad-2-para-el-blog Como podemos observar, no hay una definición unívoca, aunque sí hay puntos de coincidencia entre ellas. Para aproximarnos a una definición que sea acorde con nuestros objetivos, proponemos retomar aquí el análisis realizado por Mallart (2001), quien se basa, a su vez, en un análisis previo de autores como Estebaranz (1994, 41), Sáenz Barrio (1994, 14) y Ruiz (1996, 25), quienes recogen varias definiciones de diversos autores con el fin de hallar los elementos comunes a todas ellas. En el siguiente cuadro, Mallart (2001, p. 5) sintetiza dicho análisis: A partir de este análisis previo, Mallart (2001, p. 2) consigue llegar a una definición propia de didáctica, que es resumida y explicada claramente en este cuadro: El autor observa que, si nos fijamos en los recuadros más distantes, los de la derecha, y los leemos consecutivamente de forma vertical, obtendremos una primera definición de la Didáctica: Es fundamental señalar que, más adelante en su texto, Mallart agrega que no debemos circunscribir la finalidad de la Didáctica a la formación intelectual escolarizada en situaciones formales, pues también abarcaría la formación física, social, ética y estética en situaciones institucionales formales –escuelas– o incluso no formales –relacionadas con el tiempo libre–. Creemos conveniente, por lo tanto, considerar esta visión más amplia de la didáctica ya que, evidentemente, es más completa y abarca las diversas dimensiones de los seres humanos. 1.4. Didáctica: teoría y práctica En varias de las definiciones de diversos autores que planteamos anteriormente pudimos observar que se caracteriza a la didáctica como una disciplina teórica y práctica. Vale la pena, en este sentido, traer algunas reflexiones de Mallart sobre el asunto. El autor comienza señalando que “siendo la enseñanza a la vez una actividad práctica y una ‘ciencia práctica’, se tratará de combinar adecuadamente el saber didáctico –la teoría– con el hacer didáctico –la práctica– que consiste en la realización del acto didáctico” (MALLART, 2001, p. 6). Destaca, además, el valor de la práctica en la enseñanza, tanto en las actividades de los alumnos como en las de los profesores, ya que aprendemos por experiencia. En cuanto a la teoría, señala que es frecuente oír que alguien diga: "Esto estará muy bien en teoría, pero en la práctica, no funciona". Advierte, así, que si una teoría no sirve para explicar la realidad práctica, entonces es que se trata de una mala teoría. Y agrega: “Separar la teoría de la práctica tiene como consecuencia la consideración separada de los roles y la distinta valoración, así como la consiguiente jerarquización entre los teóricos y los prácticos” (MALLART, 2001, p. 6). Lo que él propone, no es Didáctica Es la ciencia de la educación que estudia e interviene en el proceso de enseñanza- aprendizaje con el fin de conseguir la formación intelectual del educando. jerarquizar la teoría por encima de la práctica o viceversa, sino un trabajo conjunto en una labor de reflexión y de investigación cooperativa fructífera para todos que permita, finalmente, mejorar la práctica. Zabalza (1993) señala, con respecto a este punto, que la didáctica tradicionalmente ha venido actuando de acuerdo con el siguiente esquema: teoría > práctica > teoría Es decir, ha prevalecido un "modelo de aproximación a la realidad en el cual predominan los discursos teóricos, basados más en creencias que en datos contrastados". La solución propuesta pasa por otro esquema: práctica> teoría > práctica Esta estructura supera a la anterior porque "la teoría se acomoda más a las condiciones de la práctica, surge como elaboración justificada a partir del estudio de las prácticas y condicionada por las características y variables, por la complejidad que caracteriza esas prácticas" (Zabalza, 1993). La Didáctica, entonces, desde el punto de vista teórico se relaciona con los conocimientos sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Desde el punto de vista práctico consiste en la aplicación de aquellos conocimientos, en la intervención efectiva en los procesos reales de enseñanza-aprendizaje. Lo antedicho le permite a Mallart (2001) afirmar que la didáctica presenta una doble finalidad: Finalidad teórica: como ciencia descriptivo-explicativa, la didáctica representa una dimensión teórica, pues trata de adquirir y aumentar el conocimiento cierto, aquello que sabemos sobre su objeto de estudio, que es el proceso de enseñanza- aprendizaje. Trata de describirlo mejor y de explicarlo e incluso interpretarlo. Finalidad práctica: a la didáctica también le corresponde un aspecto práctico aplicado y consiste en la elaboración de propuestas para la acción, en regular y dirigir en la práctica el proceso de enseñanza-aprendizaje. A pesar de ser una dimensión eminentemente práctica, esto no quiere decir que las decisiones no deban estar fundamentadas en criterios científicos, sino más bien que las propuestas para la acción deben ser realistas y adaptadas a cada situación determinada. Cabe aclarar que estas dimensiones no funcionan de forma separada, ya que la teoría y la práctica se necesitan mutuamente y sería inimaginable la una sin la otra. 1.5. La didáctica en la convivencia y entre las demás disciplinas Como surge de la sección anterior, la didáctica no es solamente una disciplina práctica. Es decir, no es una mera aplicación práctica de conocimientos, principios, teorías y normas elaborados en el seno de otras disciplinas. En esta sección intentaremos identificar el campo disciplinar en el cual se encuadra la didáctica y su relación con otras disciplinas próximas. En primer lugar, es importante destacar el carácter científico de la didáctica. Esto no significa que se trate de una ciencia exacta en la que 1 + 1 es siempre igual a 2. Como afirma Mallart (2001), la actividad de cada día en el aula no puede desarrollarse según un patrón tecnológico, como si todo estuviese ya previsto. Una clase, como todo conjunto o medio en el que intervenga el ser humano, no puede estar sujeta a comportamientos preestablecidos de antemano. Sin embargo, sí podemos analizar la práctica a partir de una reflexión basada en teorías científicas. Esto se debe a que la didáctica, como todas las ciencias humanas y sociales, responde a criterios de racionalidad científica y posee suficiente número de conceptos, juicios y razonamientos estructurados susceptibles de generar nuevas ideas tanto inductiva como deductivamente. Es decir, se trata de una disciplina que cuenta con un cuerpo de conocimientos sistemáticos por el grado de estructuración, orden y coherencia interna de sus conocimientos. Como señala Espar (2014), la necesidad de sistematización de los saberes y conocimientos lleva a intentar constituir una teorización alimentadora de las prácticas concretas. Cabe destacar también que la didáctica tiene un carácter explicativo, es decir, explica los fenómenos que se relacionan con su objeto (el proceso de enseñanza- aprendizaje) en términos de leyes y principios que se van superando sucesivamente. En efecto, describe los fenómenos: cómo son, en qué circunstancias se dan,y explica su esencia o razón de ser (MALLART, 2001). En cuanto a su localización dentro de los diversos ámbitos científicos, es dentro del mundo de la educación donde la Didáctica se destaca, surge con mayor fuerza y de modo casi omnipresente y se organiza como reflexión de las prácticas docentes. A la didáctica le importa, fundamentalmente, sistematizar tanto la práctica concreta como la planificación y el análisis de los procesos de aprendizaje: objetivos, etapas, temáticas, estrategias, recursos, espacios, tiempos, sistemáticas de evaluación. Busca, de esta forma, juntar acción y reflexión, teoría y práctica (ESPAR, 2014). Esto no significa que solamente esté restringida a ese ámbito pues, como vimos anteriormente, históricamente la literatura también ha sido un campo fértil para lo didáctico: leyendas y fábulas, cuentos y parodias, coplas y romances, tragedias y comedias, historias y crónicas, libros de caballería, biografías, novelas, etc., fácilmente entrañan lecciones de vida. En la lengua castellana, inclusive, muchas obras fueron calificadas como pertenecientes al ‘género didáctico’. Además de la literatura, Espar también muestra que hay otras ciencias relativas al fenómeno de la educación que alimentan la pedagogía como ciencia aglutinadora del quehacer educativo. De hecho, alimentan esa reflexión conocimientos y saberes generados a partir de la biología, física, química, antropología, psicología, sociología, historia, política, etc. Y que son estudiados en disciplinas diversificadas como Fundamentos de la Educación, Teoría de la Educación, Historia de la Educación, Educación Comparada, Teoría y Práctica del Currículo, Organización y Gestión Escolar, Supervisión Escolar, Orientación Educacional, Fundamentos Psicológicos de la Educación Tecnologías Aplicadas a la Educación, Sociología de la Educación, Métodos y Técnicas de investigación en Educación, etcétera, y la propia Didáctica, sea General o Aplicada. En el siguiente esquema elaborado por Mallart (2001) podemos observar la relación de estas disciplinas pertenecientes a las Ciencias de la Educación que no son solamente ciencias auxiliares, sino disciplinas independientes, pero en muchos casos próximas y útiles para progresar en el conocimiento del objeto propio de la Didáctica. 1.6. Calificación interna de la Didáctica Más allá de la relación con otras ciencias próximas, también al interior de la propia didáctica podemos establecer alguna clasificación. La didáctica es una asignatura propia de los cursos universitarios de pedagogía y de los cursos destinados a la formación de profesores, como es el caso de nuestro curso. En ocasiones, este abordaje es desarrollado en tres vertientes: la de la didáctica general y la de las didácticas aplicadas y las didácticas específicas para diversos campos de la enseñanza y aprendizaje. Didáctica General La llamada Didáctica General sería la que se ocupa de los principios generales y normas para dirigir el proceso de enseñanza y aprendizaje hacia los objetivos y metas educativos pretendidos. En consecuencia, se preocupa y estudia los elementos comunes a la enseñanza en cualquier situación buscando ofrecer una visión de conjunto. Igualmente, también ofrece modelos descriptivos, explicativos e interpretativos generales aplicables a la enseñanza de cualquier asunto y en cualquiera de las etapas o de los ámbitos educativos. Aunque debe partir de realidades concretas, su función no es la aplicación inmediata a la enseñanza y el aprendizaje de una asignatura o a una situación determinada. Se preocupa más bien de analizar críticamente las grandes corrientes del pensamiento didáctico y las tendencias predominantes en la enseñanza contemporánea (Mattos, 1974, 30). Didáctica Aplicada o Diferencial Es una didáctica diferenciada puesto que se aplica más específicamente a situaciones variadas, de acuerdo con intereses y objetivos específicos y con las características de los alumnos. En el momento actual, la Didáctica está atenta a esta variedad de situaciones a fin de poder hallar las necesarias adaptaciones a cada caso. Por tanto, estrictamente, las Didácticas Aplicadas tienen por misión conseguir dar respuesta a las necesidades de la enseñanza y aprendizaje que se generan en la interacción concreta existente en las clases. En la escolarización, podrán ser consolidadas didácticas que atiendan a alumnos y profesores de cualquier nivel (del infantil hasta el adulto) o de cualquier campo o área del conocimiento (de las ciencias llamadas, naturales, exactas o humanas). Bien es cierto que, en algunos casos, como con los alumnados con necesidades educativas especiales, se experimentará y comprobará que se exige una adaptación más radical y profunda de las estrategias a utilizar. En el caso de las clases de lenguas extranjeras, el trabajo enfocado a partir de un abordaje comunicativo exigirá implementar estrategias específicas según la situación de enseñanza y aprendizaje y las expectativas, intereses y motivaciones que estén en juego. Didáctica Especial o Didácticas específicas Trata de la aplicación de las normas didácticas generales al campo concreto de cada disciplina o materia de estudio. Hoy día se utiliza también la denominación de Didácticas específicas, entendiendo que hay una para cada área distinta: didáctica del lenguaje, de la matemática, de las ciencias sociales o naturales, de la expresión plástica, de la educación física, etc. (MALLART, 2001) Ahora realiza la ACTIVIDAD 2. CAPÍTULO 2: Objeto de estudio de la Didáctica 2.1. El proceso de enseñanza y aprendizaje En el capítulo anterior vimos que la didáctica estudia e interviene en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Mallart (2001) destaca que toda ciencia tiene un objeto material y un objeto formal. El primero es la misma realidad que estudia. Y el segundo se refiere al enfoque o perspectiva desde la cual se contempla el objeto material. En el caso de la Didáctica, el objeto material es el estudio del proceso de enseñanza-aprendizaje. Y su objeto formal consiste en la prescripción de métodos y estrategias eficaces para desarrollar el proceso mencionado. Muchos autores consideran que el objeto de la Didáctica es –simplemente– la enseñanza o bien, como objeto formal, la instrucción educativa (Oliva, 1996, 58). En algunos casos, a ello añaden otros elementos, como Benedito (1987, 10), quien apunta también como el contenido semántico que es objeto de la Didáctica: • la enseñanza, • el aprendizaje, • la instrucción, • la comunicación de conocimientos, • el sistema de comunicación, • los procesos de enseñanza-aprendizaje. Los autores que venimos trabajando sostienen, sin embargo, que el objeto principal de la didáctica es, efectivamente el estudio del proceso de enseñanza- aprendizaje, pero no sólo el estudio, sino también su ámbito de actividad práctica. Como un punto de confluencia de las diversas aproximaciones teóricas al fenómeno didáctico, Espar (2014) sostiene que es posible inferir que el objetivo polarizador de la Didáctica como ciencia de estudio es, sí, la aprehensión o comprensión más completa posible de cómo se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje. Sin duda, con ello dispondremos de condiciones más satisfactorias para elaborar sugerencias de métodos y estrategias eficaces para mejor desarrollar la actividad concreta, práctica, en la que el profesor, los alumnos, dentro de la situación específica, con los recursos disponibles y las tareas a realizar interactúan entre sí para que se dé una buena relación entre enseñanza y aprendizaje. Vamos a detenernos ahora, precisamente, en la reflexión sobre lo que estas palabras significan. Enseñar y aprender son vocablos derivados del latín. Enseñar viene marcado por el in signere que hace referencia a signo, es decir, a la intencionalidadde señalar o mostrar dirección. Podríamos aproximar el sentido etimológico de enseñar al de “indicar caminos”. Por su parte, aprender viene del latín aprehendere que hace referencia a apoderarse de algo, a cogerlo. Es decir que se trata de hacer propios los contenidos que se enseñan en el acto didáctico. Esa actividad corresponde al educando y constituye la otra cara de la moneda de la enseñanza. Es decir, si el proceso es exitoso, el resultado de la enseñanza es el aprendizaje. Según Mallart (2001), el aprendizaje es el proceso mediante el cual se origina o se modifica un comportamiento o se adquiere un conocimiento de una forma más o menos permanente. En otras palabras, podría decirse que aprender es beneficiarse de la experiencia, pero, como advierte el autor, ocurre que no siempre nos perfeccionamos al aprender porque también podemos aprender hábitos inútiles o incluso perjudiciales. Actualmente el aprendizaje es la parte del proceso en la que se coloca mayormente el foco de atención, al punto de considerarse más importante que la enseñanza. Tanto es así que Zabalza (2000) afirma que la principal innovación de los últimos años ha sido, justamente, trasladar el centro de atención de la enseñanza al aprendizaje. Es decir, el maestro puede enseñar, pero todo puede ser inútil si el alumno no aprende. Es por eso que es clave tener ideas básicas bien claras sobre el concepto de aprendizaje. En ese sentido, los documentos curriculares, las programaciones didácticas y la propia tarea didáctica no consisten solamente en enseñar sino, fundamentalmente, en crear las condiciones para que los alumnos aprendan. Es por todo esto que el objeto de estudio de la didáctica se torna tan complejo. Hay que considerar, además, como observa Zabalza (1990), un conjunto de situaciones – más amplio que la propia enseñanza y aprendizaje- que requiere la posesión de la información cualificada para la adecuada toma de decisiones: el currículo, la actuación con las nuevas tecnologías educativas, el proceso de formación del profesorado y los programas especiales. Vale la pena, en este punto, constatar los elementos propios de una Didáctica centrada en la enseñanza con los de una Didáctica centrada en el aprendizaje, en la que cobra mucha más importancia la figura del sujeto que aprende: Pero, en resumen, ¿qué implica una didáctica centrada en el aprendizaje? Implica un compromiso fundamental del docente con sus alumnos, incluso por encima de su disciplina. Es decir, los profesores deben tener una doble competencia: la competencia científica (que se refiere al conocimiento específico del ámbito científico que enseña) y la competencia pedagógica (que implica el compromiso con la formación y el aprendizaje de sus estudiantes). Esta nueva perspectiva rechaza la dicotomía entre enseñar y aprender como si fueran procesos independientes. Esta dicotomía establecía que al profesor le correspondía la enseñanza y al alumno el aprendizaje. A partir de allí, los profesores se desentendían de cómo los alumnos aprendían y los fracasos escolares eran atribuidos a la falta de capacidad o interés de los alumnos. La orientación al aprendizaje debe incluir, también, el hecho de pensar la asignatura que vamos a dictar desde la perspectiva de los estudiantes que van a estudiarla: cómo la podrían abordar mejor, qué dificultades pueden tener, qué apoyos pueden necesitar, etc. En ese sentido, mejorar nuestros propios conocimientos sobre el aprendizaje y sobre la forma en que aprenden los alumnos va a mejorar nuestra actividad como didactas. Esto porque como apunta Zabalza (2000), enseñar no es solamente explicar una lección, sino también guiar el aprendizaje. Esa guía es crucial en la enseñanza y es fundamental para que se produzca el aprendizaje. El autor identifica tres niveles de guía en la enseñanza de diversas habilidades: • Nivel A: máxima ayuda. El profesor realiza la actividad con la presencia activa del alumno. • Nivel B: nivel medio de ayuda. La actividad la realiza el propio alumno bajo la vigilancia y asesoramiento del profesor/a. • Nivel C: nivel mínimo de ayuda. La actividad la realiza autónomamente el alumno en su totalidad. Zabalza (2000) destaca también otras cuestiones que deben ser consideradas en una didáctica orientada al aprendizaje. Una de ellas es lo que él llama función “reposo”, que parte de la idea de que no es posible un buen aprendizaje si no se dispone de tiempo suficiente para conseguirlo y afianzarlo. Debemos procurar, por lo tanto, contar con una cantidad de tiempo que nos permita la sedimentación del aprendizaje y el disfrute de este. Otra cuestión que el autor señala es la confusión que existe entre “entender” y “aprender” el contenido de una explicación. Es decir, yo puedo leer un texto (este, por ejemplo) y entender todo lo que dice, pero eso no significa que haya integrado los nuevos conceptos e información a mi repertorio de conocimientos. Como afirma Zabalza (2000, p. 12): “Eso exige tiempo y vueltas sucesivas sobre los asuntos” pues “con seguridad una buena parte de la información recibida (y entendida, desde luego) se perderá con rapidez”. ¡Es por eso que insistimos tanto en este curso en la importancia de leer y releer varias veces el contenido de las asignaturas! Tanto Espar (2014) como Mallart (2001) señalan que, si bien en la escuela los aprendizajes son consecuencia lógica del acto didáctico, no debemos olvidar que también se aprende –y no poco– fuera de la escuela. Y aún en ella, debido a factores no controlados. Como didactas debemos, por lo tanto, tener bien presente que la enseñanza y el aprendizaje no limitan su acción a los ámbitos de lo marcado por la etimología: los extrapolan ampliamente e invaden otros ámbitos semánticos como los de la relación de mediación o el de construcción de conocimientos, saberes, valores o actitudes. Porque, en realidad, enseñanza y aprendizaje forman un continuum de procesos que no se para en fronteras fácilmente delimitables. Antes de finalizar esta sección, vale la pena mencionar que el concepto de enseñanza, además de ligarse íntimamente al de aprendizaje, suele estar relacionado con el concepto de instrucción y con el concepto de formación. Etimológicamente, instrucción proviene del latín in-struere, que significa “construir dentro”. Se trata de la construcción de estructuras mentales. Formación, por su parte, se refiere al proceso de desarrollo que sigue el sujeto humano hasta alcanzar un estado de 'plenitud personal' (Zabalza, 1990, 208). Puede relacionarse también con el resultado de dar forma a algo, refiriéndose a la formación interior de la persona por medio de la cultura. De este modo, como apunta Mallart (2001), si la instrucción se refiere a procesos de desarrollo intelectual, cubriendo objetivos curriculares, implicando a docentes y didactas principalmente, la formación se refiere más bien a la educación impartida en momentos que no cuentan con objetivos predeterminados, centrados en la libre comunicación con maestros y orientadores. 2.2. Ámbitos de intervención didáctica Desde el comienzo de la asignatura señalamos que, si bien el ámbito escolar es el lugar privilegiado de la didáctica, no es el único. En esta sección veremos que la misma está presente también en otros ámbitos de intervención. Según Mallart (2001), en el ámbito más propiamente curricular de la didáctica podemos considerar la educación formal y la no formal, mientras que la educación informal no sería susceptible de planificación y, por tanto, no ocuparía un ámbito curricular. Sin embargo, esto no significa que no tenga ningún efecto, sino que sus efectos son poco generalizables, y no son sistemáticos. El autor sostiene, a partir de ahí, que ninguna de las tres (educación formal, no formal e informal) puede obviarse ni minimizarse y asegura que lo que convienees lograr una convergencia en lo que denominaremos educación permanente. Dicho de otro modo, la educación permanente debería conseguir la integración de los tres tipos de educación en una convergencia posible. A continuación, realizaremos una breve caracterización de estos tres ámbitos basándonos en Mallart (2001). Educación formal, la enseñanza propiamente dicha Representa la acción institucionalizada más evidente. Los contenidos aquí son determinados por las autoridades académicas de forma explícita. Deben ser asimilados obligatoriamente por el alumnado y por eso se evalúan sistemáticamente. Estos contenidos deberían representar una síntesis, extraída entre la concreción de los objetivos educativos, que signifique el conjunto de información necesaria para la vida social. Se trata de contenidos enseñados sistemáticamente por especialistas que siguen unas normas didácticas y unos horarios escolares determinados. Se prevén exámenes periódicos para ir avanzando y poder así pasar de un ciclo a otro. Educación no formal, ámbito extraescolar Es aquella que no se encuentra totalmente institucionalizada, pero sí organizada de alguna forma. Susceptible de planificación y de tratamiento didáctico riguroso porque comprende un proceso dirigido a la obtención de algún nivel de aprendizaje. Como muestras habría que citar la posible existencia de un cierto proyecto educativo e incluso programa en los centros de educación del ocio, clubes de tiempo libre, colonias de vacaciones, academias de baile, danza, idiomas. Los contenidos propios de la educación no formal representan actividades de carácter opcional, complementario, flexibles y variadas, raramente obligatorias. Las características principales de la educación no formal podrían ser: • Se obtienen efectos educativos producidos por agentes que tienen el propósito intencional de obtenerlos, que pueden comprobarse y controlarse. • Objetivos formulados previamente de forma explícita, que se consiguen siguiendo una metodología determinada, utilizando medios específicos. • Existencia de reconocimiento social institucionalizado del papel educativo del educador. • Espacio y tiempo concretos para el desarrollo de la actividad. • Función educativa realizada de forma autónoma. • Cierto grado de institucionalización. Educación informal, difusa y no planificada, ámbito no curricular Se trata de un tipo de acción educativa no organizada, individual, provocada a menudo por la mera recepción de influencias ambientales, efectos de la comunicación difusa. No susceptible de un tratamiento didáctico riguroso y sistemático. Es por eso que no se lo puede considerar un objeto de la Didáctica propiamente dicho. La educación informal o paralela, se nutre de una masa de informaciones heterogéneas, variables, que tienen un valor muy desigual. Constituyen un conjunto que contribuye a formar la experiencia humana. En ámbitos como la vida familiar, en las actividades propias de los fines de semana o incluso en las actividades cotidianas (pasear, ir de compras, asistir a espectáculos o competiciones deportivas...) y sobre todo en los medios de comunicación se pueden aprender datos sobre países, personajes, descubrimientos científicos o tecnológicos, ideas sobre el pasado o el futuro posible. En definitiva, se trata de fenómenos muy distintos cuya asimilación depende de cada individuo. Realiza la ACTIVIDAD 3 y la ACTIVIDAD 4. CAPÍTULO 3: Didáctica para las clases de ELE 3.1. Didáctica aplicada a la enseñanza y aprendizaje de lengua española Ahora que ya hemos reflexionado sobre qué es la didáctica y cuál es su área de interés, nos abocaremos a pensar en su aplicación a la enseñanza-aprendizaje de lengua española. Para eso, hemos realizado un resumen de los apuntes elaborados por Espar (2014) destacando los aspectos que consideramos más relevantes para esta asignatura. Cabe considerar que, al momento de escribir dicho material, la situación de la enseñanza de español en Brasil era mucho más próspera y sensiblemente mejor que en la actualidad (recordemos que en 2016 fue retirada la obligatoriedad de la oferta de lengua española en la enseñanza media). Por eso tuvimos que suprimir o actualizar algunos fragmentos. De todas formas, en muchos otros aspectos, las palabras de Espar todavía tienen una gran vigencia y son un importante aporte para nuestra reflexión. Vamos allá… En principio, es necesario valorar la enseñanza y aprendizaje de español (ELE) en Brasil como una importante y maravillosa oportunidad histórica. A ella le seguirán las siguientes opciones: su privilegiada relación con lo que toca a la ciudadanía; su dependencia de un proyecto político pedagógico asentado en pilares consistentes; su realidad condicionada y, por lo tanto, condicionante; la trascendencia de su carácter interactivo; la importancia de que se dé impulsando y promoviendo sus posibilidades interdisciplinares; el foco en tareas, proyectos y representaciones comunicativas dentro delas opciones metodológicas; la opción metodológica por aprovechar las actividades de carácter lúdico. Tengo conciencia de que el proceso de enseñanza y aprendizaje puede llegar a convertirse en una auténtica tortura para profesores y alumnos. Por eso nuestro deseo es situar el aprendizaje de lengua española dentro de un contexto u horizonte que marque la dimensión lúdica, de placer, como inherente a los mejores procesos educacionales, lo que facilitará experimentar el proceso de educación institucional como un regalo, como juego. Consideren que muchas de las reflexiones las pongo como provocación para propiciar un diálogo, es decir, dentro de un horizonte dialógico. Si hago más referencias a la enseñanza secundaria es por pragmatismo y simplificación –en Pernambuco es en este nivel que se concentra la enseñanza y aprendizaje de español-. Entiendo que cualquier proyecto político-pedagógico y propuesta curricular debe estar en sintonía, al menos, con las siguientes señas de identidad: a) La visión de la institución escolar como una micro-representación de la sociedad, como un espacio donde se generan y acatan valores cuando interactúan las diferentes visiones de mundo, creencias y culturas y como espacio propiciador de encuentros e interacciones comunicativas, a pesar de los posibles desencuentros. b) La conciencia de que la colectividad sustenta y destina la institución escolar para fomentar la solidaridad de las personas entre sí y la armonía con la naturaleza y para expandir el bienestar común. c) La comprensión de la educación escolar como una actividad dinámica, creativa y constructiva, a ser realizada, fundamentalmente, en equipo, pensada como un conjunto de procesos que lleven o faciliten la producción de conocimientos y saberes y la adquisición de competencias y habilidades. d) La percepción del currículo como un lugar, donde se plasman representaciones del mundo y de la sociedad, de las relaciones sociales, de las identidades culturales y de los imaginarios sociales, en fin, de la diversidad y pluralidad; como lugar destinado a organizar la interdisciplinaridad para educar en valores como solidaridad, democracia, tolerancia, y autonomía. e) La consideración del alumno como una persona llamada a luchar por vivir feliz, con sus cualidades y características individuales. f) Como ningún otro, el profesor de lengua extranjera precisa prepararse como ciudadano respetuoso y celoso de la convivencia democrática, solidario y abierto a las diferencias, tolerante con las limitaciones, dispuesto a entablar negociaciones. Sin duda, dedicarse a aprender una lengua desconocida implica en el despojarse del poder social implícito e inherente que el dominio de la propia lengua conlleva; el aprendiz vuelve a la situación de dependencia del infante, aspecto que carga un simbolismo de necesidad delos otros, de ser enseñado para poder aprender. Aspecto que puede contribuir a propiciar la necesaria humildad, especialmente de quien se coloca como ‘alumno’. Más aún, debido a la profunda interrelación entre lengua y cultura, el aceptar despojarse de la propia lengua para comunicarse en otra, representa una cierta interdicción de los valores exclusivos de la propia cultura y, en consecuencia, el depararse con nuevas escalas de valores. Entonces surgen caminos abiertos, oportunidades de trabajar con las diferencias y con los diferentes, dentro de una atmósfera favorable a un diálogo enriquecedor y a la construcción de una cultura de convivencia basada en la tolerancia y aceptación del otro y de sí propio –del ‘otro’ que habita dentro de cada uno de nosotros-, con los valores y peculiaridades específicos. De hecho, las clases de lengua extranjera, cuando comunicativas e interactivas, viabilizan que se entre en contacto con la propia y con otras visiones de mundo lo que facilita que se den procesos de enseñanza y aprendizaje ricos en la recepción de nuevas informaciones útiles para la vida, para la reflexión y la crítica, lo que ayuda a la tomada de conciencia de aspectos interesantes que responden al qué, por qué, para qué, cómo, etc. 3.2. Pilares para fundamentar el trabajo educativo en clases de español Espar (2014) se vale de la imagen de los pilares en que se fundamenta la solidez de un edificio para abordar lo que es imprescindible para tener garantías de realizar un buen trabajo didáctico en la educacional escolar y, en el caso que nos ocupa, en las clases de español: a) La consideración de las instituciones escolares como espacios propiciados por la sociedad como un todo con el intuito de contribuir a la construcción del bien común a partir de la implementación de proyectos político- pedagógicos que respondan a estas condiciones básicas: a. esté polarizado por la conciencia de la interdependencia de todos entre sí y la necesidad de la construcción del sentimiento y la práctica de la solidaridad a fin de contribuir con la promoción de ciudadanos democráticos; b. que sean fruto de una interacción cabal entre todos los integrantes de la comunidad escolar, especialmente entre los trabajadores en educación y los alumnos; b) La concepción de la educación en las instituciones escolares que no se aparte de ser un proceso comprometido con la formación de personas imbuidas en los valores de la convivencia solidaria y democrática y preparadas para actuar en sociedad con autonomía, libertad, ética y competencia; c) La asunción de los procesos de enseñanza y aprendizaje como algo a ser centrado en las necesidades y los intereses de los alumnos a fin de buscar, en situaciones de auténtica comunicación interpersonal, la construcción creativa de valores existenciales -éticos y estéticos-, saberes, afectos, competencias, conocimientos, destrezas y habilidades; d) La conciencia de que el trabajo con lenguas extranjeras y, en particular, con la lengua española, además de poder ser transformado en un instrumento propiciador de la realización de una auténtica comunicación interpersonal, gracias al lenguaje, conlleva representaciones de la realidad que señalan y transmiten visiones de mundo diferentes porque son reflejo y refracción de valores, creencias y mitos propios de las culturas de cada sociedad estudiada; e) La percepción del lenguaje como actividad dialógica universal que vincula indisolublemente personas y sociedades, lengua y culturas en tiempos espacios específicos y cambiantes. Realiza ahora la ACTIVIDAD 5. 3.3. Condicionantes de la acción didáctica en clases de español en Brasil Según Haydt (2011), la acción didáctica empieza con el planeamiento. Así, indicamos ahora la lectura del capítulo 4 del libro “didáctica general” para ver un poco sobre ese tema. Luego de la lectura, realiza la ACTIVIDAD 6. Otra discusión interesante sobre ese tema de planeamiento es la que la profª Suzanna construye en su Trabajo de conclusión de curso. Es una realidad que el plan de clase no es pensado, específicamente, para las disciplinas para la cual está destinado, esto es, todo el plan de clase tiene los mismos puntos que serán rellenados, sean en forma de cuadro o en forma de texto. De esta forma, surgió el cuestionamiento de cómo los profesores en formación están produciendo sus planes de clase, poniendo una mirada más atenta a como los autores de la educación lo definen y cuales las orientaciones que les dan para esto. Así que abajo puedes mirar todo el camino para la construcción del plan de clase como la primera parte de la acción didáctica y, a partir de esa reflexión, pensar en la enseñanza específicamente de lengua española como lengua extranjera cuando retomamos la lectura de Espar (2014). EL PLANEAMIENTO EN LA LEI DE DIRETRIZES E BASES DA EDUCAÇÃO Antes de 1961 la educación en Brasil seguía un modelo centralizado, donde los órganos “menores” (de los estados y municipios) eran sometidos a trillar el camino que el Sistema educacional brasileiro direccionaba. A partir del dicho año, con la creación y aprobación de la primera LDB, la educación sale del modelo centralizado, mencionado anteriormente, y los órganos estaduales y municipales lograron fuerza y autonomía en el sentido de tener espacio para que, la escuela y todos los sujetos que hacen parte de la construcción de la educación en este ambiente, puedan mirar los programas y planeamientos oficiales con la seguridad de tener libertad de reevaluarlos y adaptarlos a la realidad en que la escuela está insertada. http://197.249.65.74:8080/biblioteca/bitstream/123456789/865/1/Curso%20de%20Didatica%20Geral%20-%20Regina%20Celia%20C.%20Haydt.pdf En este sentido, afirmamos que esta libertad ha traído una “nueva mirada” frente a la organización educacional y, a través del planeamiento, fue posible una necesaria adaptación. Esto se ocurrió a través de la LDB de 1961, cuando en el capítulo sobre la enseñanza superior, trae por la primera vez el planeamiento en la educación como tarea obligatoria del profesor, aunque lo miremos como una tarea de todo ambiente escolar. Según el art. 71 de la LDB (1961) el plan de enseñanza de una disciplina será hecho por el profesor y aprobado por la congregación del establecimiento de enseñanza. Todavía poco se pensaba en el planeamiento en la educación básica y, de acuerdo con Gandin y Cruz (2009), los únicos modelos que los profesores tenían para el trabajo con planeamiento eran provenientes del formato de empresas: “eran modelos autoritários e sem adequação para as necesidades diversas que a sociedade apresentava” (GANDIN Y CRUZ, 2009, p. 11). Infelizmente, estos modelos fueron empleados en el sistema educacional casi sin adaptación, de alguna manera no han cambiado a las prácticas de planeamiento de los días actuales, pues, así como las metodologías son repensadas y adaptadas a las situaciones, igualmente los planeamientos deberían ser (re)pensados y adaptados a las situaciones de educación, pero esto discutiremos más a frente. La LDB vigente de 1996 nos reafirma que el planeamiento educacional es algo presente y de extrema importancia en todos los ámbitos de la educación, desde el plan nacional, hasta las propuestas pedagógicas del propio establecimiento de enseñanza que se refleja, por fin, en el plan de clase del profesor. En este sentido, según Libâneo (1994, pág. 228) la escuela y los professores “devem ter em conta que os planos e programas oficiais são diretrizes gerais, são documentos de referência, a partir dos quais são elaborados os planos didáticos específicos”. Además de reafirmar la importancia de la participación de los diversos órganos públicos en el planeamiento educacional, la LDB legitima el trabajo docente, pues además de solicitar la participacióndel profesor en la elaboración de la propuesta pedagógica del establecimiento de enseñanza, él tiene como tarea “elaborar e cumprir plano de trabalho, segundo a proposta pedagógica do estabelecimento de ensino” (BRASIL, 1996, p. 6). En relación con lo que antes planteado, también podemos decir que el trabajo del profesor en clase es más que cumplir orientaciones del establecimiento, sino ahora el profesor va a producir planes de enseñanza en consonancia con los planes y programas oficiales, pero llevando en cuenta la realidad local que debe ser observada y considerada en la construcción de la propuesta pedagógica de la escuela y su propio plan de trabajo. En este sentido, Libâneo (1994, p. 228) afirma que “[…] cabe ao professor, mais que o cumprimento das exigências dos planos e programas oficiais, a tarefa de reavaliá-los tendo em conta objetivos de ensino para a realidade escolar onde trabalha”. Pensando en esto, irrumpimos en uno de los puntos de nuestro objetivo mencionado en la introducción, que es pensar el plan de clase juntamente con el sujeto que lo produce: el profesor. El trabajo de este, según Libâneo (1994, p. 222) no se restringe a sala de clase e igualmente el plan de clase no es hecho pensando solamente en el momento del aula, empieza antes mismo del profesor pisar en la escuela, pues “está diretamente ligado a exigências sociais e à experiência de vida dos alunos”. Por las razones que acabamos de puntuar, revalidamos nuestro pensamiento de que todo el proceso de planeamiento están intrínsecamente relacionados, pues desde el conocimiento de la ley y la tarea de relacionarla a los documentos hasta llegar a la realidad social escolar y la sala de clase, el profesor necesita “de um lado, dos conhecimentos do processo didático e das metodologias específicas das matérias e, de outro, da sua própria experiência prática” (LIBÂNEO, 1994, p. 225) y todos estos “elementos” del proceso del planeamiento se relacionan de una forma que uno completa al otro hasta que llegue al objetivo: educar. La relación del profesor con los planes y programas oficiales, además de la ley y los documentos oficiales, como informamos anteriormente, legitima el trabajo docente, pues, aún según Libâneo (1994) es una manera del profesor estar seguro cuanto a su autonomía al escoger el mejor camino bajo las realidades de los estudiantes. Esto es, los planes se realizan en cuanto instrumento de construcción de la identidad del profesor, pues, a partir de esta autonomía, que aquí llamamos de autoría, asumen la tarea de reelaborar lo que dicen los documentos, libros y etc, desde la capacidad de evaluar las necesidades y potencialidades de los grupos en los que actúa. Por lo tanto, buscamos una forma más efectiva en que el trabajo docente pueda estar más próximo de lo que la ley y los documentos, verdaderamente, proponen para la educación; además de intentar comprender el lugar del sujeto-profesor en el lugar de autor y responsable por su decir en sala de clase, ya que este es el responsable por aproximar el horizonte de este sujeto-alumno, en el sentido que el profesor al asumir este papel encuentre el mejor camino para su trabajo en todo proceso de enseñanza. EL MACROPLANEAMIENTO Y EL MICROPLANEAMIENTO EDUCACIONAL El planeamiento, en cualquier ámbito profesional es una tarea que empieza mentalmente, sea al organizar estrategias, sea al observar el lugar en que se va a aplicar. Es una acción del sujeto que planea que requiere pasar por algunos procesos organizacionales. Según Haydt (2011, pág. 69) planear es …analisar uma dada realidade, refletindo sobre as condições existentes, e prever as formas alternativas de ação para superar as dificuldades ou alcançar os objetivos desejados. Portanto, o planejamento é um processo mental que envolve análise, reflexão e previsão. Nesse sentido, planejar é uma atividade tipicamente humana, e está presente na vida de todos os indivíduos, nos mais variados momentos. Así, el planeamiento en todos los ámbitos requiere pasar por procesos y niveles, inicialmente mentales, que resultan en la consecución del objetivo. En la educación, el planeamiento también tiene procesos y niveles por los que el sujeto-profesor tiene que pasar para la construcción del plan de clase. De este modo, la mayoría de los autores, primeramente, describe el planeamiento como un todo, destacando esos niveles y procesos como puntos que ayudarán el profesor en la construcción de su plan de clase. El plan de clase, plan de enseñanza, plan de la escuela, planeamiento de un sistema educacional y otros tantos tipos de planeamientos que conocemos a través de los libros de didáctica en el área de la educación y que envuelve la práctica docente y gestión escolar son, muchas veces, confundidos uno del otro. De esta forma percibimos la dificultad, que los diferentes abordajes que los autores dan a estos tipos de planeamiento y creemos importante este estudio para ampliación de los espacios para la construcción de conocimiento sobre las diferentes formas de planeamiento que forman parte de la vida de un profesor. Decidimos, así siendo, iniciar este momento del trabajo entendiendo el lugar de cada uno de estos conceptos para, en fin, poner en evidencia el plan de clase. Esto puesto, sentimos la necesidad de organización de los diferentes tipos de planeamiento que hacen parte de la vida del profesor, como ya lo mencionamos, a partir de la dimensión mayor hasta llegar en los planes de clase, o sea, del macro al micro. Pensamos que esta organización contribuirá en la percepción del camino que tomamos para explicar el plan de clase en cuanto herramienta de trabajo y lugar posible para el profesor ponerse en el movimiento de autoría. Por lo tanto, estos procesos y niveles que mencionamos, aquí reconocemos como el “macroplaneamiento” y “microplaneamiento”. Dónde el primero, empezando de una dimensión mayor, son los niveles que el planeamiento pasa antes de llegar al plan de clase; y, el segundo, que caminará para la dimensión menor, son los procesos que culminan en el plan de clase. Para esto, tomamos como base dos autores principales, Haydt (2011) y Gandin y Cruz (2009), y que en relación con algunos otros autores nos llevará a comprender la importancia del plan de clase en cuanto elemento de una red, o sea, el plan de clase como algo resultado de procesos anteriores. No nos importa los grados de importancia en estos niveles y procesos que el planeamiento necesita pasar, todavía pensamos en estas nomenclaturas, pues, por ejemplo, en lo que llamamos “macroplaneamiento” envuelve el Estado, los órganos estaduales y municipales y la escuela. Diferentemente del anterior, el “microplaneamiento” no envuelve directamente ningún órgano público o privado, pues este está directamente pegado al sujeto en que nos interesamos aquí: el profesor. Todavía, igualmente al “macroplaneamiento” no retrata grados de importancia. Haydt (2011) presenta cuatro niveles del planeamiento educacional, que aquí atribuimos para el “macroplaneamiento”: el planeamiento de un sistema educacional, el planeamiento general de actividades de una escuela, el planeamiento de currículo y el planeamiento didáctico o de enseñanza. Gandin y Cruz (2009) presentan tres procesos que culminará en la elaboración del plan de clase, que aquí comprendemos como procesos del “microplaneamiento”: el marco operativo, la elaboración del diagnóstico y la preparación de la programación. El “macroplaneamiento” empieza con el planeamiento del sistema educacional. Tal cual Libâneo (1994, p. 252) informa al decir que es una de las responsabilidades del Sistema educacional Brasileiro, por medio del Ministério da Educação (órgano responsable por la educación em Brasil), “a elaboração de planos e programas oficiais de instrução, de âmbito nacional, reelaborados e organizados nos estadose municípios em face de diversidades regionais e locais”. En consonancia con lo que apuntamos al inicio, a lo largo del tiempo la educación en Brasil pasó por cambios importantes y que contribuyó para el desarrollo y, en vista de esto, fue posible entender mejor el papel de los órganos federales, estaduales y municipales. Según Haydt (2011, p. 70) “o planejamento de um sistema educacional reflete a política de educação adotada”, de este modo, todos estos órganos participantes de este planeamiento tienen el deber de informar las dificultades de la educación, buscar medios para sanarla definiendo objetivos con el intento de avanzar en el sistema educacional como un todo. En consonancia con el expuesto anteriormente, Libâneo (1994) explica que el planeamiento es un proceso que envuelve tres dimensiones que son relacionadas entre sí: el plan de la escuela, el plan de enseñanza y el plan de clase. Estas tres dimensiones, según este autor, forma parte de un proceso que exige continuidad y que van adecuándose a lo largo del proceso de enseñanza. De esta forma, presentamos el segundo nivel del “macroplaneamiento” es el planeamiento escolar o plan de la escuela. Según Haydt (2011) el planeamiento escolar es casi como el anterior, pero tiene la diferencia de tener objetivos y planos de acciones vueltos al local. Este tipo de planeamiento específicamente pasa por etapas que son acciones necesarias que resultarán en un buen funcionamiento de la escuela. Libâneo (1994) y Haydt (2011) divergen en las etapas que se siguen para la elaboración, todavía creen que ellas son generalmente las mismas. El nivel siguiente del “macroplaneamiento” es el planeamiento curricular, o sea, la “previsão dos diversos componentes curriculares que serão desenvolvidos ao longo do curso, com a definição dos objetivos gerais e a previsão dos conteúdos programáticos de cada componente” (HAYDT, 2011, p. 71). Este punto, según Haydt, debe estar en consonancia con el Plan nacional y las orientaciones de la secretaría de educación del Estado y, como vimos anteriormente, la escuela puede proponer al órgano estadual algún componente curricular pensando en la necesidad del lugar donde la escuela está insertada. Un ejemplo práctico es de una escuela de un municipio de Pernambuco tener disciplinas específicas como “história de Pernambuco” u “organização de leis trabalhistas”, pues la escuela y los que participan del proceso pedagógico creyeron necesarias para el desarrollo de la comunidad local. Como informamos anteriormente, según Haydt (2011) el planeamiento es un proceso que empieza mentalmente, así, el autor reafirma al hablar sobre más un punto del “macroplaneamiento”: el plan de enseñanza. Diferentemente de Libâneo (1994), Haydt (2011) explica que los siguientes planeamientos se relacionan entre sí y todos estos son tipos de planeamientos de enseñanza: planeamiento de curso, planeamiento de unidad didáctica y planeamiento de clase. Este nivel de planeamiento tiene por finalidad alcanzar los objetivos establecidos a través de los planeamientos anteriores, llevando en conta que la acción de planear “é criar com base nas condições da realidade e tento em vista objetivos definidos” (HAYDT, 2011, p. 73). Así, el planeamiento de enseñanza lleva a otros tres que ya apuntamos anteriormente. El primer es el planeamiento de curso que es la previsión del proceso de enseñanza y aprendizaje del profesor y los alumnos para un año o semestre. El segundo es el planeamiento de unidad que, de acuerdo con Libâneo (1994, p. 259), tiene como rasgo principal: formar um todo homogéneo de conteúdos em torno de uma ideia central; ter relação significativa entre tópicos a fim de facilitar o estudo dos alunos; ter um caráter de relevância social, no sentido de que os conteúdos se tornem ‘vivos’ na experiência social concreta dos alunos. O sea, son un conjunto de partes importantes que están “inter-relacionadas”. Por último y jamás menos importante: el planeamiento de clase. De modo genérico, de acuerdo con Haydt (2011), el planeamiento de clase es el lugar donde el profesor va a especificar y operacionalizar “os procedimentos diários para a concretização dos planos de curso e de unidade”. En consonancia con el expuesto anteriormente, sentimos la necesidad de organización y mejor aclaramiento de los niveles y procesos que el planeamiento en la educación necesita pasar. De esta forma, pensando en los diferentes tipos de planeamiento, parcialmente explicados, organizamos como entendemos que él se realiza a partir de la lectura de algunos autores que expusimos del área de educación. Por lo tanto, definimos el “macroplaneamiento” como los niveles que el planeamiento pasa hasta llegar al planeamiento de clase, todavía observamos como anteriores a este último; y el “microplaneamiento”, definimos como los procesos necesarios para llegarse, en fin, al plan de clase y este explicaremos a seguir. A partir del expuesto, en los procesos que culminan en el plan de clase y que aquí entendemos como “microplaneamiento” se desdobla en tres puntos, de acuerdo con lo que ya observamos en Gandin y Cruz (2009). El Marco operativo, primer punto de este proceso, es construido por todos los discentes que hacen parte de una misma disciplina o área de estudio. Normalmente, um marco operativo é escrito para um ano ou para um semestre, sendo, depois, revisto e, se necessário, reescrito a cada ano ou a cada semestre; a tendência é que, quando ele atingir um certo grau de eficácia, introduzam-se poucas alterações, buscando, isso sim, torna-lo cada vez mais preciso, fundamentado, claro, abrangente, convincente, iluminador, propulsor de ações. (GANDIN Y CRUZ, 2009, p. 92) Es a partir del marco operativo que el profesor delimitará sus siguientes pasos para el trabajo, pues, como el propio nombre explica, es un comienzo o un primero paso para el trabajo docente; como consecuencia, el profesor buscará el mejor camino para conseguir cumplir el planeado y los objetivos que surgió a comenzar de este punto tan importante. Tal vez todavía se confunda el marco operativo con el planeamiento de unidad ya que los dos tienen el tiempo de trabajo semejantes, sin embargo, el planeamiento de unidad propone un documento escrito en que el profesor utilizará como un guion para el planeamiento de clase, por ejemplo, y tiene como foco la unicidad de los contenidos. El marco operativo, diferentemente, busca empezar a pensar el trabajo de este grupo de docentes no como algo separado y único, pero sí como un trabajo multidisciplinar o no con el objetivo implosionar la enseñanza con seguridad y responsabilidad. El segundo punto del proceso de “microplaneamiento” es la elaboración del diagnóstico. De acuerdo con lo que pensamos aquí, un punto de extrema importancia para que el profesor llegue a ser autor de su práctica docente, pues es a partir de la elaboración del diagnóstico que el profesor va a relacionar su conocimientos y experiencia para mirar el otro y entender el lugar del sujeto otro: el alumno. En la elaboración del diagnóstico el profesor hará su construcción con el grupo de alumnos de cada nivel de aprendizaje separadamente, pensando en la situación de aprendizaje de los alumnos y la práctica docente, además de la situación de la escuela y el lugar donde está insertada. […]o diagnóstico é uma das partes que deve ser continuamente refeita, uma vez que alunos e professor crescerão, isto é, mudarão, como resultado de programação que se executa e porque as situações concretas são mais mutáveis do que as realidades bem abrangentes (GANDIN Y CRUZ, 2009, p. 93) La elaboración del diagnóstico proporcionará al profesor el conocimiento del grupo de estudiante en que se va a trabajar y facilitará el próximo punto del proceso del “microplaneamiento”: preparación de la programación. Entretanto,este punto no debe ser confundido con el planeamiento de enseñanza, pues la preparación de la programación no es delimitar contenidos y no es el profesor solo que va a construirlo, al contrario, esta parte va a ser construida con los estudiantes y delimitará objetivos, estrategias, normas y actividades permanentes que ayudará andar en el camino que es el aprendizaje. Não é possível indicar objetivos (que incluem a realização de ações) para todo o semestre ou o ano letivo. É, contudo, viável propor estratégias, normas e atividades permanentes sem especificar o tempo, porque estas não se esgotam e, se não cessarem as necessidades que as exigiram, podem ser repetidas (GANDIN Y CRUZ, 2009, p. 94). En vista de esto, En vista de esto, Gandin e Cruz (2009) presentan el planeamiento como un trabajo de toda la comunidad escolar que trae una perspectiva de rescatar el sentido social del trabajo escolar y de mostrarlo como un instrumento metodológico de realización de ideas. Este pensamiento es muy próximo con lo cual trabajamos aquí, pues expone el planeamiento allá de llenar cuadritos una vez que “quer ser instrumento metodológico da realização de ideias que superem o mero domínio cognitivo da informação” (ibidem, 2009, p. 15), transportándonos para la enseñanza como proceso que construye algo: las personas que hacen parte del todo que es la sociedad. El proceso de enseñanza ocurre efectivamente en la sala de clase. Turra et al. (1985, p. 259) define la sala de clase como el lugar “onde o profesor desempenha o papel de maior relevância”, todavía comúnmente se creía que enseñanza era el repase de informaciones. Por otro lado, menos aseverado, Libâneo (1994) explica que la sala de clase es el lugar donde el profesor crea y organiza situaciones de docencia, o sea, “as condições e meios necessários para que os alunos assimilem ativamente conhecimento, habilidades e desenvolvam suas capacidades cognoscitivas” (LIBÂNEO, 1994, p. 241). Todavía, de una manera indubitable o no, el papel del profesor, al final, es enseñar y esto requiere planeamiento. Según Highet (1962) el planeamiento está más allá de la organización de contenidos, tiene relación directa con la demonstración de poder del profesor cuando “pelo exemplo e a prática, debe mostrar aos jovens que é uma fraqueza viver improvisando, e que a acumulação de conhecimentos e a capacidade de ordená-los significam verdadeiro poder” (HIGHET, 1962, p. 89). La primera vez que leemos estos consejos es un susto, pero entendemos que es una forma de decir que el profesor debe siempre estar preparado para cualquier situación posible que pueda ocurrir en clase. La improvisación, cuando se habla de planeamiento, es totalmente rechazada, todavía ella hace parte y el profesor preparado teóricamente va a conseguir suplir la ranura en el planeamiento y, además, es una oportunidad de futuramente revisitar su trabajo e reescribirlo, supliendo la “ranura” que se produjo anteriormente. Por eso, para un buen trabajo docente es necesario conocimiento teórico y reflexión: “É dever de cada com professor ter em consideração as novas descobertas importantes e as dúvidas que atinjam à própria matéria” (HIGHET, 1962, p. 100). Un profesor que se prepara teóricamente por medio de lectura de autores de su área acompañado de la reflexión sobre su práctica creemos que podrá resultar en una producción más fácil de un plan de clase, en el sentido de tomar su lugar en cuanto responsable de lo que lleva a sala de clase. Todavía, el plan es algo continuo que el profesor va construyendo al mismo tiempo que va realizándolo, llevando en consideración los procesos del planeamiento, lo que llamamos de “microplaneamiento” y las evaluaciones a lo largo del semestre o año. De este modo, asentimos con lo que explican Gandin y Cruz (2009, p. 92) al orientar, a través del punto de vista ideal de planeamiento, que el plan de sala de clase es un instrumento de trabajo que van elaborándose en el mismo tiempo que ocurre las clases, sea por un año o un semestre, pues “não é possível começar o ano ou o semestre com tudo decidido” (GANDIN Y CRUZ, 2009, p. 92). Además de concordar que esta herramienta de trabajo debe ser construida en conjunto con el cuerpo docente y discente, poniéndose en relación con la ley y los documentos, para que sea posible un trabajo significativo (tanto para la sociedad, cuanto para el estudiante) que ponga el profesor-autor en correspondencia al contexto socio-histórico en que se realizará su trabajo, transponiéndolo a un lugar en que se exige responsabilidades y tomada de posición en cuanto sujeto-profesor-autor consciente de su práctica. PLAN DE CLASE: CONSIDERACIONES ACERCA DE LAS DEFINICIONES Y ESTRUCTURA En vista de la discusión que construimos hasta aquí, entendemos que planear es, en efecto, un camino hasta llegar a la educación y, para esto, es necesario pasar por todos los procesos mencionados anteriormente, que definimos como “microplaneamiento”. De acuerdo con Gandin y Cruz (2009, p. 27) “planejar é, de fato, definir o que queremos alcançar; verificar a que distância, na prática, estamos do ideal e decidir o que se vai fazer para encurtar uma distância”, o sea, el camino necesario para el aprendizaje y como caminarlo. Conforme apuntamos anteriormente, para que el planeamiento en la educación sea posible es necesario pasar por los procesos de “microplaneamiento” y resultará en el plan de clase. Infelizmente, así que el planeamiento educacional en Brasil surgió, los únicos modelos disponible para planeamiento eran provenientes de empresas y como no fue pensado para la situación educacional, fue normalizado un cuadro que todo profesor conoce y que se realiza, normalmente, de la siguiente forma: TABELA – Cuadro comúnmente conocido por los profesores a partir de la década de 1960. Conteúdos Objetivos Estratégias Recursos Avaliação Obs. FONTE – Gandin y Cruz, Planejamento na sala de aula, 2009. Este cuadro es criticado por Gandin y Cruz (2009) por tres motivos principales: primeramente, los contenidos preestablecidos por la escuela y que son repetidos año tras año (resultando en la falta de respecto con la realidad de los estudiantes y los temas actuales de política, derecho, salud, economía, etc.); en segundo lugar, el plan como una lista de tareas posibles para la sala de clase y no un planeamiento de lo que efectivamente va a ocurrir en clase; y, por último, la banalización de la “flexibilidad” del plan de clase, pues los profesores lo hacen, sin embargo no lo siguen. Esta realidad nos hace reflexionar sobre la forma como el plan de clase es trabajado en los establecimientos de enseñanza y como el propio profesor lo mira. Luego, es necesario conocer las diferentes definiciones que el plan de clase puede tener y las diferentes formas que los autores de la educación lo abordan para, en fin, definirlo como lo vemos aquí y de qué manera estas diferentes formas pueden contribuir para que el profesor sea autor de su trabajo docente. En vista de esto, apuntamos, a partir de algunos autores, elementos que no ayudan a comprender la importancia de las discusiones sobre el plan de clase para la formación de profesores, entonces, iniciamos con el abordaje de Turra et al. (1985) que toma el plan como una forma que es posible el profesor prever los comportamientos esperados por los estudiantes en el momento de aprendizaje. O plano de aula é, pois, um instrumento de trabalho que especifica os comportamentos esperados do aluno e os meios – conteúdos, procedimentos e recursos – que serão utilizados para sua realização, buscando sistematizar todas as atividades que se desenvolvem no período de tempo em que professor e aluno interagem, numa dinâmica de ensino-aprendizagem (TURRA et al., 1985, p. 259). El plan de clase como instrumento de trabajo debe, según
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