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Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 FISIOPATOLOGÍA Y FARMACOTERAPIA DE LOS ESTADOS DE SHOCK Dr. Juan Francisco Caminos Eguillor* Dra. Cecilia Loudet** Dra. Elisa Estensorro*** Dr. Arnaldo Dubin **** * Ayudante Diplomado. Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP ** Jefe de Trabajos Prácticos. Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP *** Jefe de Trabajos Prácticos (ad honorem). Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP **** Profesor Adjunto. Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP. Director de la Sección Terapia Intensiva. Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP Sección Terapia Intensiva. Cátedra de Farmacología Aplicada. FCM. UNLP El shock es una de las situaciones más frecuentes en los pacientes críticos. Sin embargo, el conocimiento de su fisiopatología y su tratamiento es escaso. Sus causas suelen ser multifactoriales y su tratamiento controvertido. Pese a los importantes avances realizados en el conocimiento de esta patología, su mortalidad es muy elevada. Definición Desde un punto de vista fisiopatológico, el shock se define como la incapacidad del sistema cardiovascular para satisfacer las demandas metabólicas de oxígeno. Desde el punto de vista de la práctica clínica, una definición que tenga relevancia debe incluir signos y síntomas que permitan un diagnóstico con adecuada sensibilidad y especificidad. De este modo, la Sociedad Europea de Medicina Intensiva 2014 acuñó la siguiente definición de shock: Es un estado en el que la circulación es incapaz de suministrar suficiente oxígeno para satisfacer las demandas de los tejidos, resultando en disfunción celular. El resultado es la disoxia celular, es decir, la dependencia entre la disponibilidad y el consumo de oxígeno, asociada con un aumento de los niveles de lactato. Algunos síntomas clínicos sugieren una microcirculación alterada, incluyendo piel moteada, acrocianosis, tiempo de relleno capilar lento y un aumento del gradiente entre la temperatura central y periférica (1). Clasificación 1. Shock hipovolémico: consecuencia de la disminución del volumen intravascular con consiguiente caída de la precarga y del volumen minuto cardíaco (VMC). La etiología puede ser por perdidas de sangre (shock hemorrágico) o por perdida del volumen de diferentes fluidos corporales, como sucede cuando hay pérdidas gastrointestinales, urinarias, evaporación o trasudación extravascular de fluidos (pancreatitis y quemados). Cualquier forma de shock puede tener un componente de hipovolemia; y ésta debe ser siempre la primera consideración en la resucitación de un paciente con evidencias de hipoperfusión. 2. Shock obstructivo: provocado por obstrucción mecánica y extracardíaca del flujo sanguíneo, como sucede en el taponamiento cardíaco, el tromboembolismo pulmonar, la embolia aérea, y el neumotórax hipertensivo. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 3. Shock cardiogénico: resulta de un fallo primario de la función de la bomba cardíaca. Puede ser secundario a: a) Infarto de miocardio con pérdida de masa contráctil. b) Contractilidad reducida (cardiomiopatía). c) Obstrucción a la eyección ventricular (estenosis valvular aórtica, disección aórtica). d) Alteraciones en el llenado ventricular (mixoma atrial, estenosis mitral). e) Fallo valvular agudo (regurgitación aórtica o mitral). f) Arritmias cardíacas. g) Defectos ventriculoseptales. Más frecuentemente, el shock cardiogénico es consecuencia directa o indirecta de infarto agudo de miocardio. Habitualmente cursa con edema pulmonar. 4. Shock distributivo: asociado con mala distribución del flujo sanguíneo y del volumen. La entidad más frecuente y relevante, por su alta mortalidad, es el shock séptico. Sin embargo, situaciones como la anafilaxia y la insuficiencia hepática severa pueden presentar alteraciones hemodinámicas semejantes. El shock séptico típicamente presenta alto volumen minuto cardíaco y baja resistencia periférica, a diferencia de los otros tipos de shock, caracterizados por un patrón de bajo volumen minuto cardíaco y alta resistencia periférica. Pese a estos hallazgos, en el shock séptico siempre existe un componente de depresión miocárdica. Estas características hemodinámicas son más ostensibles luego de la corrección de los defectos hipovolémicos frecuentemente asociados. La vasodilatación propia del shock séptico está vinculada a la activación de múltiples mecanismos como la síntesis de óxido nítrico, histamina, prostaglandinas, y otros. Frecuentemente coexiste hipoperfusión microvascular, como consecuencia de microtrombosis y de secreción local de sustancias vasoconstrictoras. Asimismo, alteraciones metabólicas, tales como deficiencias en la respiración mitocondrial, pueden estar presentes. 5. Shock endócrino: determinadas alteraciones hormonales (exceso o déficit de producción) pueden provocar shock. Hipotiroidismo, tirotoxicosis, enfermedad de Addison son ejemplos clásicos. Todo shock perpetuado en el tiempo conlleva un deterioro de la perfusión tisular, la prolongación de la hipoperfusión tisular genera un estado inflamatorio que desencadena un shock distributivo que cuenta con características similares al shock séptico. Debido a su mayor complejidad, el resto del análisis se focalizara en el shock séptico, aclarándose particularidades cuando sea pertinente. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 SHOCK SÉPTICO I. Introducción La sepsis es una disfunción orgánica potencialmente mortal causada por una respuesta desregulada del huésped a la infección. La sepsis puede evolucionar a shock séptico cuando surge hipotensión arterial refractaria a la administración de fluidos e hiperlactacidemia, y a falla orgánica múltiple cuando aparece claudicación de los distintos órganos. La sepsis y el shock séptico son problemas importantes de salud, que afectan a millones de personas en todo el mundo cada año, con una mortalidad alrededor del 25%. Al igual que en el politraumatismo, en el infarto agudo de miocardio o en accidente cerebrovascular, el diagnóstico precoz y el manejo adecuado en las primeras horas posteriores a su aparición mejoran los resultados. II. Definición En 1991 se realiza la primera definición de consenso de sepsis y shock séptico, revisada en 2001. Este constructo inicial proponía un estado continuo a partir de la sepsis, sepsis severa, shock séptico y falla multiorgánica (FMO). El diagnóstico de sepsis se efectuaba con la presencia de un foco infeccioso probable, junto con 2 de los 4 criterios de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS). SRIS (Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica) Dos o más de los siguientes: Temperatura >38°C o <36°C Frecuencia cardíaca >90/min Frecuencia respiratoria >20/min o PaCO2 <32mm Hg (4,3 kPa) Cifras de leucocitos >12000/mm3 o <4000/mm3 o >10% células en cayado La sepsis grave era definida como sepsis sumada a disfunción orgánica Inducida por sepsis: Disfunción orgánica asociada a la sepsis (cualquiera de los siguientes casos asociados a infección): Hipotensión inducida por la sepsis hiperlactacidemia Diuresis menor a 0,5 ml/kg/h a pesar de reanimación adecuada con fluidos Lesión pulmonar aguda con PAFI menor a 250 con ausencia de neumonía como foco de infección. Lesión pulmonar aguda con PAFI menor a 200 con neumonía como foco de infección. Creatinina mayor a 2 mg/dl Bilirrubina mayor a 2 mg/dl Recuento de plaquetas menor a 100.000 Coagulopatía RIN mayo a 1.5 Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de CienciasMédicas. UNLP Actualización 2020 El shock séptico se definió como hipotensión refractaria a la infusión de fluidos, con requerimiento de drogas vasopresoras. La alta sensibilidad y baja especificidad diagnóstica de esta definición era bien conocida, debido a que cerca del 90% por ciento de los pacientes internados en unidades de cuidados intensivos (UCIs) presentaron criterios de SIRS (2-3). En el 2015, un estudio australiano sorprendió a la comunidad médica demostrando que 1 de cada 8 pacientes con infección, fallo orgánico y alta mortalidad, no presentaba SIRS (presencia de ≥2 criterios presentes) en una base de datos de 109.663 pacientes, (4). En 2016 se construye una nueva definición de sepsis y shock séptico (SEPSIS- 3), a partir del análisis de grandes bases de datos, con una mejora en su capacidad diagnóstica y pronóstica. A partir de este momento, la sepsis se define como una disfunción orgánica potencialmente mortal, causada por una respuesta desregulada del huésped a la infección. La disfunción orgánica puede ser identificada como un cambio agudo en el sistema de puntuación de disfunción/falla de órganos (según el score de gravedad Sequential Organ Failure Assessment, SOFA) de ≥ de 2 puntos, consecutivos a la infección. Se asume un SOFA de 0 en pacientes que es imposible definir la existencia o no de disfunción orgánica preexistente. El cambio de 2 puntos en el SOFA refleja un riesgo de mortalidad global de aproximadamente 10% en una población hospitalaria general con sospecha de infección (5). El shock séptico es un subgrupo de pacientes con sepsis en que las anomalías circulatorias, celulares y metabólicas subyacentes son lo suficientemente profundas como para aumentar sustancialmente la mortalidad. El shock séptico se define como sepsis con hipotensión persistente pese a una reanimación con fluidos adecuada, que requiere vasopresores para mantener una presión arterial media (PAM) de 65 mmHg, Junto con la presencia de un nivel de lactato sérico > 2 mmol/L. Con estos criterios, la mortalidad hospitalaria supera el 40% (5). Los pacientes con sospecha de infección con pronóstico desfavorable pueden identificarse rápidamente junto a la cama con el score Quick SOFA, que se define como la presencia de 2 o 3 de las siguientes variables: alteración del estado mental, presión arterial sistólica menor de 100 mmHg y/o frecuencia respiratoria mayor de 22 por minuto (5). Esta herramienta de gran utilidad fue diseñada para las áreas no críticas, pero su valor diagnóstico y pronóstico es discutido (6). Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 qSOFA Alteración del estado mental Frecuencia respiratoria mayor a 22 rpm Presión arterial sistólica menor a 100 mmHg III. Epidemiologia Es difícil definir la incidencia global de esta grave enfermedad debido a la falta de registros confiables en la mayoría de los países no desarrollados; una extrapolación realizada por Fleischmann en 2016 en países de altos ingresos sugiere estimaciones globales de 31,5 millones de casos de sepsis y 19,4 millones de casos de sepsis severa, con potencialmente 5,3 millones de muertes anuales (7). Este cálculo fue efectuado previamente a la introducción de la nueva definición Sepsis-3. La sobrevida post-sepsis se asocia a alteraciones físicas, cognitivas y psicosociales a largo plazo, además de un aumento de la tasa de mortalidad hasta 2 años después de un evento (8,9). El grupo de trabajo que generó la definición Sepsis-3 en 2016 remarco el valor pronóstico de la misma, evaluó en diferentes bases de datos prospectivas y retrospectivas la definición encontrando una mortalidad 10% para la sepsis y 42.6% en el shock séptico (10-11). Cuando se analizó la definición en ensayos clínicos controlados y aleatorizados (ECAs), las cifras son algo diferentes: en un metanálisis realizado por el grupo PRISM en 2017 en el que se compararon distintas terapias para el tratamiento de la sepsis y el shock séptico, que incluyo 3723 pacientes de centros de referencia de países desarrollados, se describe una mortalidad de 24.9 y 25.4% (12). En el estudio SATISEPSIS realizado en 49 UCIs de la Argentina reclutó 809 pacientes que fueron divididos en 5 grupos distribuidos de la siguiente manera: infección 7% (n = 56), sepsis 29% (n = 233), disfunción cardiovascular 20% (n = 164) y shock séptico 40% (n = 324). Estos subgrupos exhibieron una gravedad creciente, como lo demuestra un aumento correspondiente en la mortalidad (13%, 20%, 38% y 51%, respectivamente) (13). De las 49 UCI participantes, 23 (43%) pertenecían al sector público y 26 (57%) al privado, e incluían 367 (45%) y 442 (55%) pacientes respectivamente. La mortalidad a los veintiocho días fue del 42% en los hospitales públicos frente al 24% en los privados (p <0,01); la mortalidad hospitalaria fue del 47% frente al 30%, respectivamente (p <0,01) (14). Es un hecho remarcable la similitud en la mortalidad de los centros privados con países del primer mundo; mientras que se aleja significativamente en hospitales del ámbito público. La sepsis constituye un problema importante de salud pública, según Torio su diagnóstico y tratamiento requiere más de 20 mil millones de dólares, 5,2% del costo total de los hospitales en Estados Unidos en 2011 (15). El grupo Global Sepsis Alliance (16) expresa datos interesantes sobre inversiones financieras para el estudio de algunas patologías prevalentes (estos datos expresan la importante influencia económica en el campo de la medicina): Patología sepsis ACV cáncer (próstata, pulmón y mama) corazón (cardiopatía isquémica y HIV Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 falla cardiaca) Incidencia 377/100.00 223/100.000 331/100.000 208/100.000 23/100.000 Inversión (en millones de dólares) 91 317 2.227 1.236 2.900 IV. Etiopatogenia La patogénesis de la sepsis es extremadamente compleja y resulta de interacciones entre múltiples factores del microorganismo y el huésped. Después de la exposición a componentes estructurales de los gérmenes, la respuesta inflamatoria genera de forma ascendente o descendente la expresión de cientos de genes y proteínas, provocando diversas respuestas inmunológicas. Aunque el objetivo primario de estas respuestas es la defensa frente a la infección, frecuentemente conducen a los desarreglos fisiopatológicos característicos de la sepsis. En este contexto, se ha tratado de explicar el desarrollo de disfunciones orgánicas como una consecuencia de alteraciones microcirculatorias y/o mitocondriales inducidas por la respuesta inflamatoria. En el shock séptico, los flujos sanguíneos sistémicos y regionales son habitualmente normales o elevados, especialmente luego de la reanimación. Es importante destacar que en el shock hipovolémico y el cardiogénico, la disminución del volumen minuto cardiaco (VMC) con la hipoxia tisular resultante, desencadenan una respuesta inflamatoria que termina generando un patrón microcirculatorio similar a la sepsis. IV. 1. Disfunción cardiovascular en la sepsis La disfunción cardiovascular en la sepsis es el resultado de alteraciones en la función cardíaca, anormalidades en la regulación del tono vascular periférico e hipovolemia. Si bien el patrón hemodinámico más característico del shock séptico consiste en hipotensión, taquicardia, VMC normal o elevado y disminución de las resistencias periféricas sistémica (RPS), cada uno de los tres componentes responsables de la disfunción cardiovascular pueden estar presentes en distinto grado y generar patrones hemodinámicos disímiles. • Alteraciones en el tono vascular periférico. • Hipovolemia. • Disfunción miocárdica. Alteracionesen el tono vascular periférico El shock séptico es primordialmente un shock distributivo, en que los eventos más relevantes son las alteraciones del tono vascular periférico, expresadas como hipotensión arterial y disminución de la RPS. El shock séptico fatal se caracteriza por un estado de vasodilatación progresiva y refractaria. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 Hipovolemia Los pacientes con shock séptico suelen presentar severos déficits del volumen intravascular efectivo, provocados por factores relacionados con la causa del shock (tercer espacio, vómitos, diarrea), pérdidas insensibles (hiperventilación, sudoración, fiebre), falta de ingesta, pérdidas extravasculares por aumento de la permeabilidad y vasodilatación venosa (aumento de la capacitancia). Disfunción miocárdica La disfunción miocárdica en la sepsis debe interpretarse como una insuficiencia cardíaca global, es decir, sistodiatólica de ambos ventrículos; es un estado continuo que va desde la normalidad hasta la claudicación del órgano, como en el resto de las disfunciones orgánicas. Su incidencia depende del momento en que se realice la evaluación, encontrándose disfunción sistólica del ventrículo izquierdo (VI) entre el 1860% dependiendo si la evaluación se hace en las primeras horas o en el tercer día (17). La disfunción diastólica del VI es de 24-54% y se ve influida por el método de evaluación (18-22). La relación de la disfunción cardiaca y la mortalidad ha sido muy cuestionada desde su primera descripción por el grupo de Parrillo (23). Un metanálisis efectuado en 2015 encuentra que la disfunción diastólica es común en los pacientes sépticos (48%) y se asocia con un aumento en la mortalidad, en tanto que la disfunción sistólica es menos frecuente (29.6%) y no se correlaciona con el aumento de la mortalidad (24). IV. 2. Variables sistémicas del metabolismo del oxígeno La respuesta del sistema cardiovascular frente al shock y la hipoxia consiste en adaptar sus parámetros funcionales para asegurar un aumento en la extracción tisular de oxígeno (O2ER), intentando mejorar la disponibilidad (transporte) de oxigeno (DO2) para acoplarla a los requerimientos metabólicos. La DO2 es el volumen de oxígeno que fluye a un determinado tejido, órgano o a todo el organismo en la unidad de tiempo. Su fórmula es: • DO2 = VMC x contenido arterial de oxígeno (VMC = FC (frecuencia cardiaca) x VS (volumen sistólico)) El contenido arterial de oxígeno (CaO2) es la suma del oxígeno transportado por la hemoglobina y el disuelto. Se calcula como: • CaO2 = (1.34 x Hb x saturación arterial de oxígeno) + (0.0031 x PO2 arterial) El VO2 es la cantidad de oxígeno consumida por un determinado tejido, órgano o todo el organismo por unidad de tiempo. Se calcula por análisis de gases espirados o como la diferencia entre la cantidad de oxígeno que ingresa y que deja un determinado lecho vascular: Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 • VO2 = VMC x diferencia arteriovenosa de contenidos de oxígeno (La diferencia arteriovenosa de contenidos de oxígeno (Ca-vO2) es la diferencia arteriovenosa mixta (Ca-vmO2)). El O2ER es la fracción de oxígeno disponible que es consumida por los tejidos y es calculada como VO2/DO2, o cuando el flujo sanguíneo es despejado de la ecuación, como: • O2ER = (Ca-vO2) / (CaO2) La entrega de oxígeno a los tejidos está determinada por la DO2 sistémica, la distribución del VMC y el flujo microcirculatorio. Estas variables dependen de un complejo control del tono vascular que resulta de factores metabólicos locales e influencias autonómicas y hormonales sistémicas. Frente a la caída de la DO2, los cambios en el tono vascular producen redistribución del flujo sanguíneo para preservar la oxigenación en los órganos vitales. Cuando la DO2 es adecuada, las necesidades metabólicas de oxígeno están completamente satisfechas y el metabolismo se desarrolla en condiciones aeróbicas. En estas condiciones el consumo de oxígeno (VO2) equipara los requerimientos metabólicos. En situaciones de baja DO2 pero con regulación microvascular intacta, como el shock hipovolémico, la corrección de la disponibilidad sistémica de oxígeno es suficiente para restaurar la oxigenación tisular. En la sepsis, por el contrario, la corrección de las variables globales de transporte de oxígeno puede ser insuficiente para revertir la disoxia tisular. IV. 3. Alteraciones microcirculatorias En el shock séptico, existen alteraciones microcirculatorias que pueden provocar hipoxia tisular, aun cuando los flujos regionales están preservados. En pacientes con shock séptico se han descripto anormalidades en la perfusión sublingual, que es fácilmente asequible con métodos diagnósticos no invasivos. Las alteraciones descriptas consisten en aumento del número de capilares con flujo detenido, intermitente Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 y enlentecido, disminución de la densidad capilar perfundida y aumento de la heterogeneidad. Durante la resucitación temprana del shock séptico, la mejoría de la hemodinamia sistémica puede acompañarse de cambios paralelos en los flujos microvasculares (25). Posteriormente, la microcirculación suele comportarse como un compartimiento independiente del sistema cardiovascular. Sobrevivientes y no sobrevivientes del shock séptico no se diferencian en sus patrones cardiovasculares sistémicos (16-18). En cambio, la microcirculación sublingual está más severamente afectada en los pacientes que fallecen y es un predictor independiente de mortalidad (26). Consecuentemente con lo expuesto, la microcirculación debe ser considerada el motor de la falla multiorgánica (27). IV. 4. Alteraciones mitocondriales En los pacientes sépticos se encuentran alteraciones en la utilización tisular de O2, tales como el aumento de las presiones parciales de O2 tisular y venosa mixta. El aumento en la gravedad de la sepsis se asocia con reducción progresiva del VO2 (28). Una hipótesis sugiere que el fallo bioenergético sería un mecanismo adaptativo que evita la muerte celular secundaria al déficit de ATP. Se produciría una regulación metabólica descendente que permitiría evitar la necrosis celular, sobrevivir a la etapa aguda de la sepsis y generar condiciones adecuadas para la ulterior recuperación de las funciones orgánicas. El precio de esta forma de “hibernación” sería el fallo multiorgánico (29). V. Tratamiento La morbimortalidad del shock se correlaciona directamente con la intensidad y duración de la hipoperfusión tisular. Por lo tanto, el rápido diagnóstico y la pronta corrección son prioritarios. Existen enfoques terapéuticos particulares para cada tipo de shock, como la administración de antibióticos en el shock séptico, la revascularización en el shock cardiogénico secundario a infarto agudo de miocardio, o la hemostasia y transfusión en el shock hemorrágico. Sin embargo, desde el punto de vista de la resucitación hemodinámica, existen principios comunes. Estos son la optimización de los determinantes del gasto cardíaco (precarga, postcarga y contractilidad), así como de la relación transporte/consumo de oxígeno; por lo que se requiere caracterizar estos parámetros en cada paciente individual. V. 1. Resucitación inicial En donde el paciente se encuentre El abordaje inicial de un paciente con shock es siempre el mismo, independientemente del tipo de shock. Se efectuará la reanimación inicial centrada en la sigla ABC, que debe ser conocida por todo médico expuesto a la posibilidad de enfrentarse a un pacientecrítico, independientemente de la especialidad que ejerza. A. Vía aérea: • Aporte de oxígeno con fracción inspirada de 100% (máscara con reservorio y válvulas inspiratoria y espiratorias). Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 • Se debe confirmar la capacidad del paciente de mantener una vía aérea permeable, se tomarán medidas de máxima o de mínima para su control, según la habilidad del operador. B. Ventilación: • Se debe asegurar una ventilación apropiada, en caso de encontrarse comprometida se realizará apoyo ventilatorio con bolsa-válvula-máscara. • En este punto debe evaluarse la posibilidad del shock obstructivo (neumotórax, taponamiento cardiaco o tromboembolismo pulmonar masivo) y tomar medidas acordes. C. Estabilización hemodinámica: • Se colocarán dos catéteres periféricos cortos y de gran calibre, idealmente en miembros superiores. • Se tomarán muestras para laboratorio bioquímico y hemoterapia. • Se expenderá la volemia del paciente con 30 ml/kg de cristaloides a pasar en no más de 60 minutos (30). Si el shock es hemorrágico se iniciará un protocolo de transfusión de productos sanguíneos, con la mayor celeridad posible. En el caso del paciente SARS-COV2 no se realizará expansión inicial con volumen (31) • Si no se logra estabilizar la PAM en 65 mmHg, se indicarán vasopresores tempranamente (32). En el caso de SARS-COV2 se estabilizará inicialmente a presión arterial con noradrenalina (31) Realizadas estas maniobras básicas, el paciente debe continuar su tratamiento con un especialista en cuidados críticos. En la UCI Al ingreso a la unidad se efectuará una inspección minuciosa del paciente, y se analizarán las medidas previamente efectuadas, a las que se agregará: • Colocación de sonda vesical para cuantificación de ritmo diurético. • Indicación de ATB IV en dosis máxima en presencia de shock séptico, dirigiendo el tratamiento hacia al foco probable. Es de vital importancia la pronta remoción de foco de ser posible. • Toma de cultivos en caso de shock séptico (no debe retrasar la indicación de ATB en la primera hora lo cual siempre es la prioridad). • Si el paciente no se encuentra en ventilación mecánica (VM) debe considerarse, debido a que el consumo de oxígeno de los músculos respiratorios puede llegar al 30 % del total durante el shock (normalmente es el 4 % del consumo corporal total). Por esta razón, cuando el shock no revierte rápidamente, los pacientes deben recibir sedación, analgesia y ser intubados ye iniciar la VM. V. 2. Farmacoterapia del shock La farmacoterapia del shock incluye los siguientes grupos de drogas: 1. Fluidos IV Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 2. Vasopresores 3. Inotrópicos 4. Corticosteroides V. 2a. Fluidos IV Las preguntas a resolver en este apartado serán: 1. ¿Cuáles son los parámetros clínicos para la indicación de expansión con fluidos? 2. ¿Qué fluido debe utilizarse? 3. ¿Cuánto fluido se utilizarse? No se realizará un desarrollo detallado de la composición de cada fluido, solo se señalaran puntos relevantes para la reanimación del paciente en shock (Se sugiere consultar el material de Fluidoterapia elaborado por docentes de la cátedra). Existen dos grandes grupos de fluidos: 1. Coloides (dextranos, almidones, gelatinas y albúmina). 2. Cristaloides a. Soluciones isotónicas: i. No balanceados (solución fisiológica). ii. Balanceados (Ringer lactato, Ringer acetato, plasma-lyte, etc) b. Soluciones hipertónicas (ClNa al 3%, 7%, 20%) c. Soluciones hipotónicas (ClNa al 0.45%, dextrosa al 5%, 10%, 25%, 50%) ¿Cuáles son los parámetros clínicos para la indicación de expansión con fluidos? La indicación de fluidos requiere la evaluación de la perfusión tisular, la misma puede ser evaluada por distintos parámetros clínicos como: - Temperatura de la piel - Tiempo de llenado capilar - Diferencia de temperatura central y periférica - Moteado de la piel - Acrocianosis - Lactato sérico Estos parámetros clínicos nos informan sobre la hipoperfusión tisular, su análisis es el primer paso para la indicación de fluido en el shock. Su evolución en el tiempo da información sobre la respuesta a la maniobra de expansión de volemia con fluidos y sobre pronóstico clínico del paciente (33, 34). ¿Qué fluido debiera utilizarse? Coloides Debido a las fuerzas de Starling que determinan el filtrado a nivel microvascular, una molécula de gran tamaño que nunca pase del plasma al intersticio generaría un aumento de la presión coloidosmótica plasmática con la consiguiente retención de agua en el espacio intravascular. De este modo, la utilización de coloides (grandes moléculas) Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 permitiría que con menor volumen de fluidos se logren los mismos objetivos hemodinámicos, evitando así los riesgos de la sobrehidratación. Estas características llevaron al desarrollo de varias drogas con distintos niveles de eficacia y seguridad. Se analizarán los almidones y la albúmina, que fueron y siguen siendo los más controvertidos. Tanto las gelatinas como los dextranes presentan mayores efectos adversos que los almidones con igual eficacia, por lo cual no debieran utilizarse. En dos grandes estudios clínicos aleatorizados (el 6-S y el CHEST) (35,36) que compararon la resucitación con coloides versus cristaloides en el shock séptico, los coloides se asociaron a mayor falla renal con necesidad de terapia de reemplazo renal (TRR), y a alteraciones en la coagulación. En el estudio 6-S se encontró un aumento significativo en la mortalidad a los 90 días en los que recibieron coloides, sin diferencias en la cantidad de fluidos recibido en ambas ramas del protocolo. En el estudio CHEST la mortalidad en ambos grupos fue similar. En 2013 se publicó una revisión Cochrane en la que se describió un aumento en la necesidad de TRR con el uso de almidones (37). Un metanálisis del mismo año describió un aumento significativo de la mortalidad con el uso de almidones (38), que no fue confirmado en una revisión nueva revisión Cochrane del mismo año (39). En 2013 las agencias farmacológicas europeas y norteamericana retiraron estas drogas del mercado por razones de seguridad. En una revisión sistemática de 69 ECA (n = 30,020 pacientes) que comparó el uso de cristaloides versus coloides en pacientes críticos (40), ningún resultado favoreció el uso de coloides. Sin ventajas en eficacia, con graves problemas de seguridad, alto costo y la disponibilidad limitada; recomendamos usar cristaloides para la reanimación con líquidos en pacientes con shock. Con respecto a la albúmina, continúa siendo una recomendación débil, con baja calidad de evidencia en la guía de la Surviving Sepsis Campaign (SCC) (41). Esta recomendación se encuentra basada en 2 ECAs. El estudio SAFE en 2004, diseñado para evaluar el uso de la albúmina en la población general de la UCI, que hallo una disminución de la mortalidad en el límite de la significación estadística en el subgrupo sepsis severa (42). En 2014, el estudio ALBIOS, cuya intervención fue la reanimación con albúmina más cristaloides hasta alcanzar una albúmina sérica >30 g/l versus cristaloides solos en pacientes con sepsis severa internados en la UCI, no halló diferencias en la mortalidad. En un análisis post hoc se reportó una mejoría significativa en mortalidad en el subgrupo de shock séptico (43). Un metanálisis del 2014 encontró disminución de la mortalidad con el uso de albúmina en el shock séptico, no así en sepsis severa (44). Este beneficio no fue confirmado en otros 2 metanálisis (45, 46) ni en la últimarevisión de Cochrane del tema. En ausencia de un beneficio de la albúmina, y considerando su costo y disponibilidad limitada, sugerimos que no se utilice de forma rutinaria para la reanimación del shock. Cristaloides La descripción detallada de la composición de las soluciones escapa ampliamente a las intenciones de este texto (ver apunte de Fluidoterapia IV); pero es relevante considerar que cada solución posee una concentración de iones determinada; por un lado cationes como el sodio, el magnesio, el calcio y el potasio; y por otro, aniones como el cloro y distintas bases orgánicas. De la relación entre ambos grupos de iones en un solvente como el agua surgirán las distintas soluciones de interés médico. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 Se denomina soluciones no balanceada a las soluciones en que la concentración de solutos distan significativamente de los rangos fisiológicos, este es el caso de la solución de CLNA al 0.9% (mal llamada solución fisiológica) en la cual la concentración de sodio y cloro es de 153 meq. Existe otro grupo de soluciones en las que la concentración del anión cloro es más cercana a la plasmática, en estas debe añadirse un anión orgánico para mantener el equilibrio electrostático, como por ejemplo el lactato o el acetato estas son las soluciones balanceadas. Las soluciones con alta concentración de cloro llevan a la dilución de los buffers plasmáticos con la consecuente acidosis metabólica hiperclorémica asociada (47, 48). La acidosis metabólica hiperclorémica provoca un estado proinflamatorio evidenciado en la producción de IL-6, IL-10, TNF y óxido nítrico, y desarrollo de daño tisular pulmonar e intestinal que ha sido observado en modelos experimentales en animales (49-52). Tres grandes estudios observacionales sugieren que la hipercloremia se asocia a nefrotóxicidad (53, 54). Suetrong y colaboradores describen este efecto en una población de pacientes sépticos (55). Un metanálisis del 2013 halló un riesgo significativamente mayor de insuficiencia renal aguda (IRA) en pacientes en período perioperatorio reanimados con soluciones ricas en cloro (56). En estudios retrospectivos se encontró asociación entre hipercloremia y mortalidad (57-60). Inversamente, la reanimación con fluidos balanceados se asoció con una menor mortalidad intrahospitalaria en pacientes sépticos también en un estudio retrospectivos (61). Un ECA doble ciego que evaluó el efecto de la solución salina frente a PlasmaLyte en la UCI (el estudio SPLIT) no demostró diferencias en la nefrotoxicidad y la mortalidad, pero los volúmenes de fluidos infundido eran relativamente bajos (1500 ml en primeras 24 horas), lo que más bien corresponde a reposición hidroelectrolítica y no a la reanimación del shock (62). En el 2018 dos ECA evalúan la eficacia sobre mortalidad de cristaloides balanceados versus no balanceados, el primero en enfermos no críticos es negativo (63), el segundo en enfermos críticos demuestra eficacia para un outcome combinado de mortalidad y falla renal aguda a favor de soluciones balanceadas (64), en un análisis post hoc se encuentra disminución de la mortalidad en pacientes sépticos (65). Una revisión sistemática y metanálisis de 21 ECA (n = 20,213 pacientes) del 2019 que comparó soluciones balanceadas versus solución salina al 0.9% para la reanimación de adultos y niños críticamente enfermos no informa diferencias significativas en la mortalidad hospitalaria (OR, 0.91; IC del 95%, 0,83 a 1,01) o lesión renal aguda (OR, 0,92; IC del 95%, 0,84 a 1,00) (66). En la actualidad tres ECA se encuentran en curso que podrían aportar nueva evidencia para el 2021 (NCT03277677), (NCT03677102) y (NCT03654001). En síntesis, en base a la evidencia actual la reanimación del paciente en shock debe realizarse con soluciones balanceadas exceptuando a los pacientes con patología neurocrítica aguda debido al riesgo de generar edema cerebral e injuria neurológica secundaria donde la solución de CLNA al 0.9% sería de elección (67,68). ¿Cuánto fluido debe utilizarse? En el paciente crítico, la sobrecarga de volumen aumenta la morbimortalidad (69- 71); pero la hiporesucitación perpetua el estado de shock y por la tanto también aumenta Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 la mortalidad, como puede observarse en la siguiente curva de complicaciones en función del volumen recibido. Existen parámetros para guiar la cantidad de volumen que debe recibir un paciente durante la reanimación del shock, las llamados maniobras de respuesta a volumen dinámicas (MRVD), que intentan determinar si el paciente es capaz de aumentar su VMC con el aumento de la precarga. Luego de estas pruebas los pacientes serán clasificados como precarga dependiente o precarga independiente, según el resultado de la MRVD. Si es precarga dependiente es posible continuar con la reanimación, ya que su VMC aumentará con la administración de fluidos, si estamos ante un paciente precarga independiente, la reanimación debe detenerse ya que la expansión de la volemia con fluidos no es capaz de aumentar el gasto cardiaco y solo generara efectos adversos. En 2007 Pinsky estableció el concepto de monitoreo hemodinámico funcional: “un ensayo terapéutico para cada paciente” (72); así es como debiera abordarse el paciente en shock luego de la reanimación inicial con 30 ml/kg (existen dos ECA en proceso que evaluarán el bolo inicial de la reanimación del shock NCT03668236 y NCT03434028). No se realizará una descripción de las maniobras para diferenciar a los pacientes respondedores de los no respondedores, aunque remarcamos lo siguiente: • No debe continuar la reanimación del paciente en shock luego de la expansión inicial si no es guiada por MRVD (73, 74). • Siempre deber tenerse presente el aumento de la mortalidad asociado a la hipo o hiperresucitación, debiéndose evaluar adecuadamente la evidencia de hipoperfusión tisular, la posibilidad de aumento de la precarga según las MRVD y parámetros de sobrecarga de volumen. Del balance de estos factores surgirá la indicación de continuar o detener la reanimación con fluidos. V. 2b. Vasopresores Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 Elección del fármaco No se desarrollara la farmacocinética ni la farmacodinamia de las drogas vasopresoras, sino que se analizará la indicación clínica basada en la mejor evidencia disponible para guiar su selección. Noradrenalina (NA) Una revisión sistemática de la Colaboración Cochrane de 2011 concluyo que no se dispone de evidencia suficiente para demostrar la superioridad de ningún vasopresor; y que la elección de un vasopresor específico puede ser individualizada y dejada a discreción del médico tratante (75). En 2016, un metanálisis de Cochrane concluyó que no hay diferencias significativas en la mortalidad asociada a los distintos vasopresores, aunque refiere que la dopamina aumenta el riesgo de arritmia en comparación con la noradrenalina y podría aumentar la mortalidad; cualquier otra diferencia entre los 6 vasopresores examinados no fue significativa (76). Una encuesta de intensivistas canadienses encontró que la noradrenalina era el vasopresor más utilizado (95% de los encuestados). Alrededor de 80% de los encuestados que seleccionaron noradrenalina como agente de primera línea eligieron a la vasopresina como agente de segunda línea (77). Como la noradrenalina es el agente vasoactivo más ampliamente estudiado con el menor riesgo de efectos no deseados, sugerimos usar noradrenalina como el agente vasopresor de primera línea en pacientes con shock. Dopamina Un ECA que comparó dopamina versus noradrenalinaen el shock no encontró diferencias en la mortalidad, pero el uso de dopamina se asoció con mayor riesgo de arritmias y aumento de la frecuencia cardíaca (78, 79). También puede alterar la respuesta endocrina a través del eje hipotalámo hipofisario y puede tener efectos inmunosupresores (80). Un metanálisis que incluyó 11 ensayos aleatorios (n = 1.710) comparó noradrenalina y dopamina, encontró una disminución de eventos adversos mayores y de arritmias; apoyando el uso rutinario de noradrenalina en el tratamiento del shock séptico (81). La dopamina debe reservarse para su uso como un agente vasopresor alternativo a la noradrenalina sólo en pacientes con bradicardia y descompensación macrohemodinámica. Adrenalina Estudios humanos y animales sugieren que la infusión de adrenalina puede tener efectos deletéreos en la circulación esplácnica y produce hiperlactacidemia. Sin embargo, los ensayos clínicos no muestran menor eficacia. Un ECA que comparó noradrenalina y adrenalina no demostró diferencias en la mortalidad, sino un aumento en los eventos adversos relacionados con la adrenalina (82). La adrenalina no es una droga de elección debido a su perfil arritmogénico, será indicación solo ante la falta de noradrenalina. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 Vasopresina El ensayo VASST, un ECA que comparó la noradrenalina sola con noradrenalina más vasopresina a 0,03 U/min no encontró diferencias en la mortalidad (83). En el VANISH, un ECA de 409 pacientes con shock séptico no se encontraron diferencias significativas en la invidencia de IRA o muerte (84). Las Guías de la SCC establecen que la vasopresina no se recomienda como vasopresor inicial, sino que debe reservarse para cuando los objetivos del PAM no se alcanzan con otros vasopresores (41). Las dosis más altas de 0,03 U/min de vasopresina se han asociado con isquemia cardíaca, digital y esplácnica (85). Felinefrina La fenilefrina presenta graves problemas de seguridad (86), su uso debe limitarse hasta que se disponga de más datos clínicos. Combinación de noradrenalina con vasopresina Es difícil encontrar un estado de shock donde el aumento de la dosis de noradrenalina no alcance los objetivos de PAM, en tal situación la opción será adicionar vasopresina a la noradrenalina. La utilización de vasopresina con los fines de disminuir la dosis de noradrenalina (como ahorrador de noradrenalina), no cuenta con evidencia clínica y no parece ser un end point adecuado. La adición de vasopresina a la NA en comparación con las NA solas se asoció con un menor riesgo de fibrilación auricular (87). Un resiente revisión sistemática de la sociedad canadiense de cuidados críticos sobre 25 ECA que incluyo un total de 3.737 pacientes con shock distributivo, comparó el uso de catecolaminas sola versus la adición de vasopresina, el uso de ambos vasopresores se asoció con un riesgo reducido de mortalidad, menor riesgo de fibrilación auricular y un aumento en el riesgo de isquemia digital. Con bajo nivel de certeza (según refieren en su análisis), los autores del mismo recomienda la utilización de una combinación de estos vasopresores (88). La combinación de noradrenalina y vasopresina (descripta en la SSC y su actualización del 2020 en el contexto de SARS-COV19) solo se considerará en la rara situación en que los objetivos de PAM no sean alcanzados con altas dosis de noradrenalina. Valor de presión arterial objetivo Un metanálisis con 894 pacientes comparó objetivos de presión arterial alta (75- 85 mmHg) versus baja (65 mmHg) para la terapia con vasopresores en pacientes adultos con shock; no informó diferencias significativas en la mortalidad a los 28 días, mortalidad a los 90 días o isquemia de las extremidades; aunque el riesgo de arritmias aumentó en los pacientes asignados al grupo de objetivo más alto (89) En pacientes con hipertensión preexistente una PAM de 80 a 85 mm Hg ha reportado una la menor necesidad de terapia de reemplazo renal, a pesar del mayor riesgo de fibrilación auricular (90-92). Recientemente se ha publicado un ECA que no encontró una diferencia en la mortalidad en pacientes mayores de 65 años que requirieron vasopresores cuando comparó un objetivo de PAM 60-65 mmHg versus la atención estándar, este estudio logro una diferencia de 0.2 mmHg en la media de los valores de PAM entre ambos Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 grupos pero la utilización de drogas vasopresores fue significativamente inferior en el grupo intervención. No hubo diferencias en la mortalidad. (93) Nosotros recomendamos guiar la reanimación macrohemodinámica del paciente con shock centrado en la presión arterial media y buscando un objetivo de 60-65 mmHg. V. 2c. Inotrópicos La disfunción miocárdica como consecuencia de la sepsis es característica, pero el VMC generalmente se conserva mediante dilatación ventricular, taquicardia y resistencia vascular reducida (94). Los pacientes con reserva cardíaca reducida previa al evento séptico pueden ser incapaces de mantener un VMC adecuado para las demandas tisulares de oxígeno. El reconocimiento de esta situación puede ser un reto; si bien la ecocardiografía puede encontrar una reducción de la fracción de eyección, no necesariamente evidencia un VMC inadecuado. La correlación entre el VMC y perfusión tisular debe ser evaluada. El aumento del VMC a niveles supranormales no mejora los resultados, como lo demuestran grandes ensayos clínicos de pacientes sépticos tratados con dobutamina (95, 96). De Backer y colaboradores describen una mejoría en la microcirculación sublingual en pacientes con shock séptico con la utilización de dobutamina (97), aunque esto no fue observado en otros estudios (98, 99). La taquicardia y la hipotensión son hallazgos más consistentes que el aumento del índice sistólico con la utilización de dobutamina (100). Los resultados de estudios experimentales y clínicos en sepsis sugieren que la dobutamina podría comportarse frecuentemente como un vasodilatador sistémico sin efectos inotrópicos (101). La dobutamina es el inotrópico de elección para los pacientes con VMC bajo luego de una reanimación con fluidos adecuada, y que continúan con signos de mala perfusión tisular (41, 102). Presenta un bajo perfil de eficacia y seguridad en el shock séptico; por lo que se enfatiza una apropiada selección de pacientes para el uso de esta droga, y una estrecha vigilancia de sus efectos. Otros inotrópicos son los inhibidores de la fosfodiesterasa, que aumentan el AMP cíclico intracelular, y por lo tanto tienen efectos inotrópicos independientes de los receptores β-adrenérgicos. El levosimendán aumenta la respuesta del calcio y abre los canales de potasio dependientes del ATP, con propiedades tanto inotrópicas como vasodilatadoras. Los ensayos que comparan levosimendan con dobutamina son limitados y no muestran diferencias (103). El levosimendan es sustancialmente más caro que la dobutamina por lo que la industria presiona para su inclusión en el vademécum del paciente séptico. No existe al momento videncia clínica para su utilización en el paciente con shock séptico. La dobutamina es el inotropico inicial para pacientes con shock cardiogénico de origen isquémico. El levosimendan puede ser una alternativa, especialmente para pacientes en terapia crónica con betabloqueantes, porque su efecto inotrópico es independiente de la estimulación beta-adrenérgica. Los inhibidores de la fosfodiesterasa III no se recomiendan en estos pacientes (104). V. 2d. Corticosteroides Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 La discusión sobre la utilización de corticosteroidesen la sepsis y el shock séptico se encuentra intrínsecamente unida a la historia de la terapia intensiva. En un estudio controlado la hidrocortisona disminuyó la mortalidad 63% al 53% en pacientes con un test de estimulación con ACTH positivo (105). Por el contrario, en pacientes con test negativo, la mortalidad aumentó del 53 al 61%, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa. El ensayo CORTICUS demostró exactamente lo contrario: el test de ACTH no predice la ulterior respuesta a la hidrocortisona; ademas la hidrocortisona no mejora la sobrevida ni la reversión del shock, pero incrementa el número de infecciones (106). Un reciente trabajo retrospectivo que incluyó 17.847 pacientes con shock séptico sugiere que las administraciones de bajas dosis de corticosteroides aumentan la mortalidad hospitalaria (107). Una revisión sistemática evaluó los efectos de los corticosteroides en pacientes con SIRS, sepsis, sepsis severa o shock séptico, y concluyó que falta evidencia para apoyar o negar el uso en pacientes con sepsis, y que se necesitan resultados de ECA de gran envergadura y bien diseñados (108). Posteriormente, en un metanálisis publicado en 2015 que incluyo estudios con evidencia de baja calidad, encontró que los corticosteroides reducen la mortalidad entre los pacientes con sepsis pese a un aumento de los trastornos metabólicos (109). Dos ECAs que evaluaron la utilidad de los corticosteroides en la sepsis sin hipotensión no encontraron eficacia alguna (110, 111). Dos ECAs fueron realizados en shock séptico en el 2018 mientras que uno fue negativo para disminuir mortalidad (112) el otro demostró diminución de la mortalidad con el uso de corticoides (113). Un metanálisis del mismo año que incluyo estos dos ECAs encontró disminución de la mortalidad en los pacientes sépticos (114). Una guía de práctica clínica informo que no hay diferencias significativas en la mortalidad o eventos adversos graves, sin embargo, el tiempo para la resolución del shock, la duración de la estadía en la UCI y en el hospital fueron más cortos con la terapia con corticosteroides (115). La SSC y su versión del 2020 en el contexto de SARS-COV19 sugieren la administración 200 mg/día de hidrocortisona IV cuando no se alcance la estabilidad hemodinámica con fluidos y vasopresores. Nosotros recomendamos la utilización de corticoides en dosis de 200 mg/día para el tratamiento del shock séptico en aquellos pacientes con dosis moderadas de NA (0.2- 0.3 gamas/kg/h), y desaconsejamos su uso en la sepsis. VI. Conclusiones La farmacoterapia del shock séptico se centra en la adecuada utilización de tres clases de drogas: los antibióticos (no detallados en este texto), los cristaloides balanceados y la noradrenalina. El resto de los fármacos propuestos para el manejo los pacientes con sepsis o shock séptico requerirá de un profundo conocimiento de sus caracteristicas y de la interacción con cada pacienteen particular. Cátedra de Farmacología Aplicada Facultad de Ciencias Médicas. UNLP Actualización 2020 BIBLIOGRAFIA 1. Cecconi M, De Backer D, Antonelli M, et al. Consensus on circulatory shock and hemodynamic monitoring. Task force of the European Society of Intensive Care Medicine. Intensive Care Med (2014) 40:1795–1815. 2. Vincent JL, Opal S, Marshall JC, et all. Sepsis definitions: time for change. Lancet. 2013 March 2; 381(9868): 774–775. 3. Sprung CL, Sakr Y, Vincent JL, et al. Epub 2006 Feb 15. An evaluation of systemic inflammatory response syndrome signs in the SepsisOccurrence In Acutely Ill Patients (SOAP) study. Intensive Care Med. 2006 Mar; 32(3):421-7. 4. Kaukonen KM, Bailey M, Pilcher D, et al. Systemic inflammatory response syndrome criteria in defining severe sepsis. 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