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Nietzsche, Friedrich - El Nihilismo (Escritos póstumos)

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Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 2 
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? [...] El hombre es una multiplicidad de «voluntades de poder», cada una con una 
multiplicidad de medios de expresión y formas. Las pretendidas «pasiones» singulares 
(por ejemplo: el hombre es cruel) son tan sólo unidades ficticias en la medida que lo 
que llega a la conciencia como homogéneo desde los diferentes instintos fundamentales 
es compuesto conjunta y sintéticamente en un «ser» o «capacidad», en una pasión. 
Igual que el «alma» misma es una expresión para todos los fenómenos de la 
conciencia, pero nosotros la interpretamos como la causa de todos esos fenómenos (¡la 
«autoconciencia» es ficticia!). 
11581 
 
? El «yo» (¡que no es idéntico a la dirección unitaria de nuestro ser!) es tan sólo una 
síntesis conceptual. Por tanto no existe ninguna acción por «egoísmo». 
1[87] 
 
? ¡Pertenecemos al carácter del mundo, sin ninguna duda! ¡No tenemos ningún acceso 
a él sino a través de nosotros; todo lo elevado y bajo en nosotros tiene que ser 
comprendido como necesariamente perteneciente a su ser! 
1 [89] 
 
? Las palabras permanecen: ¡Los hombres creen que también sucede lo mismo con los 
conceptos designados! 
1 [98] 
 
? El carácter interpretativo de todo acontecer. 
No hay ningún suceso en sí. Lo que acontece es un grupo de fenómenos 
seleccionados y resumidos por un ser interpretador. 
1[115] 
 
? Negar el mérito, pero hacer lo que está por encima de toda alabanza, incluso por 
encima de toda comprensión. 
[130] 
 
? Cada vez es necesaria menos fuerza física: con inteligencia se hacen trabajar las 
máquinas, el hombre deviene más poderoso y más espiritual. 
1[133] 
 
? ¡Cuán traidores son todos-los partidos! Sacan a la luz algo de sus líderes que neaso 
éstos habían escondido con gran cuidado bajo siete llaves. 
1[160] 
 
? Lavados más limpios y más pulcramente vestidos, diestros gimnastas, con un 
candado en la boca maldiciente, adiestrados en el mutismo, incluso con un 
autodominio en las cosas de Venus (y no, como muy habitualmente, libertinos y 
depravados desde la infancia): podemos verlos muy pronto «europeizados» en este 
sentido. 
1[1921 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 3 
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? Amo el soberbio alborozo de una fiera joven, que juguetea grácilmente y que 
desgarra mientras juega. 
1[193] 
 
? El pesimismo moderno es una expresión de la inutilidad del mundo moderno-no del 
mundo y de la existencia. 
1[194] 
 
? Cada vez más me parece que no somos ni tan chatos ni tan pánfilos para cooperar 
con esa patriotería de latifundistas de la marca y cantar a coro su grito cretinizante y 
rabioso de odio «Alemania, Alemania por encima de todo». 
1[195] 
 
? «De frente golpean las águilas». La distinción del alma no estriba en lo más mínimo 
en la soberbia y orgullosa estupidez con la que ataca-«de frente». 
2 [20] 
 
? [... ] Interpretación, no explicación. No hay ningún estado de hecho, todo es fluido, 
inaprensible, huidizo; lo más duradero todavía son nuestras opiniones. Proyectar 
sentido en la mayoría de los casos: una nueva interpretación sobre una vieja 
interpretación devenida incomprensible, pero que ahora es tan sólo un signo. [...] 
2[82] 
 
? [...] «Atraer» y «repeler», en un sentido puramente mecánico, es una completa 
ficción: una palabra. No podemos representarnos un atraer sin una intención. La 
voluntad de apoderarse de una cosa o de oponerse contra su poder y repelerla, eso sí 
que lo «comprendemos» y sería una interpretación que podríamos usar. 
Brevemente: la necesidad psicológica de una creencia en la causalidad estriba en la 
irrepresentabilidad de un acontecer sin intenciones. Pero con ello naturalmente no se 
dice nada sobre la verdad o falsedad (justificación) de una tal creencia. La creencia en 
causae cae con la creencia en téle (contra Spinoza y su causalismo). 
2 [83] 
 
? ¿Qué es lo que únicamente puede ser el conocimiento? «Interpretación», no 
«explicación». 
2 [86] 
 
? Ilusión de que algo sería conocido al tener una fórmula matemática para el 
acontecer: tan sólo está designado, descrito, ¡nada más! 
2[89] 
 
? Ironía frente a aquellos que creen que el cristianismo ha sido superado por las 
modernas ciencias de la naturaleza. Los juicios de valor cristianos no han sido en 
absoluto superados por ellas. 
«Cristo en la cruz» es el símbolo más sublime-todavía hoy. 
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2[96] 
 
? Pobreza, humildad y castidad.-Ideales peligrosos y difamadores, pero, como los 
venenos, remedios útiles en ciertas enfermedades, por ejemplo en la época imperial 
romana. 
Todos los ideales son peligrosos porque rebajan y estigmatizan lo real, todos son 
venenos, pero imprescindibles como remedio provisional. 
2 [98] 
 
? En Platón, como en un hombre de sensualidad e imaginación exacerbadas, la 
fascinación del concepto se hizo tan grande que involuntariamente veneró y divinizó el 
concepto como una forma ideal. Ebriedad de la dialéctica, como la conciencia de 
ejercer con ella un dominio sobre sí-como instrumento de la voluntad de poder. 
 2[104] 
 
? NB. Las religiones se hunden por la fe en la moral. El Dios moral cristiano no es 
sostenible. En consecuencia, «ateísmo»-como si no pudiera haber ningún otro tipo de 
Dioses. 
La cultura se hunde igualmente por la fe en la moral: pues cuando se han descubierto 
las condiciones necesarias bajo las cuales puede únicamente desarrollarse,, ya no se 
quiere más: budismo. 
2[107] 
 
? Impregna mis escritos que el valor del mundo reside en nuestra interpretación (que 
quizás en alguna parte son posibles todavía otras interpretaciones que las meramente 
humanas); que las interpretaciones tradicionales son apreciaciones perspectivistas, 
gracias a las cuales podemos mantenernos con vida, es decir con voluntad de poder, de 
crecimiento del poder; que toda elevación del hombre comporta la superación de 
interpretaciones más limitadas; que todo refuerzo conseguido, toda extensión de poder, 
abre nuevas perspectivas y significa creer en nuevos horizontes. El mundo que nos es 
un poco tolerable es falso, es decir: no es ningún hecho, sino una invención poética y el 
redondeo a partir de una pequeña suma de observaciones; está «en flujo», como algo en 
devenir, como una falsedad siempre perpetuamente removida y que nunca se acerca a 
la verdad, pues no hay «verdad» alguna. 
2 [108] 
 
? El «sinsentido del acontecer»: tal creencia es la consecuencia del descubrimiento de 
la falsedad de las interpretaciones tradicionales, es una generalización del desánimo y 
de la debilidad-no es ninguna creencia necesaria. 
Inmodestia de la humanidad: ¡allí donde no ve el sentido, lo niega! 
2 [109] 
 
? Un romántico es un artista que hace creativo el gran descontento en sí- que aparta la 
vista de sí y de su mundo cercano, que mira detrás. 
2 [112] 
 
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? [...] Qué es verdad? (inercia, la hipótesis de donde brota el contentamiento, el menor 
consumo de fuerza espiritual, etc.) 
2[126] 
 
? El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos viene éste, el más siniestro de todos 
los huéspedes? 
1. Punto de partida: es un error aludir como causa del nihilismo a 
«calamidades sociales», a «degeneraciones fisiológicas» o incluso a la 
corrupción. Éstas siempre permiten interpretaciones totalmente diferentes. 
Al contrario, el nihilismo se enraíza en una interpretación muy determinada, 
en la cristianomoral. Es la época más honesta y compasiva. La pobreza, la 
pobreza espiritual,física, intelectual, no es en sí totalmente capaz de 
producir el nihilismo, es decir: el rechazo radical del valor, del sentido, de la 
deseabilidad. 
2. La decadencia del cristianismo, víctima de su moral (que le es inseparable) 
que se revuelve contra el Dios cristiano. El sentido de la veracidad, alta-
mente desarrollado por medio del cristianismo, se convierte en repugnancia 
ante la falsedad y la mendacidad de toda interpretación cristiana del mundo 
y de la historia. Retroceso desde «Dios es la verdad» hasta la creencia 
fanática «todo es falso». Budismo de la acción... 
3. El escepticismo en la moral es lo decisivo. La decadencia de la 
interpretación moral del mundo, que ya no tiene ninguna sanción después 
que ha intentado refugiarse en un más allá, termina en nihilismo. «Todo 
carece de sentido» (la inviabilidad de Una interpretación del mundo, a la 
cual se ha consagrado una fuerza enorme, despierta la sospecha de que 
todas las interpretaciones del mundo son falsas). Rasgo budista, anhelo de la 
nada. (El budismo hindú no tiene detrás de sí un desarrollo funda-
mentalmente moral, porque en él-en [su] nihilismo-tan sólo hay una moral 
insuperada: existencia como castigo, existencia como error, combinadas, y 
por consecuencia el error como castigo-una valoración moral.) Los intentos 
filosóficos de superar el «Dios moral» (Hegel, Panteísmo). Superación de 
los ideales populares: el sabio, el santo, el poeta. Antagonismo de 
«verdadero», «bello» y «bueno». 
4. Contra la «absurdidad»-por una parte-, contra los juicios de valor morales-
por otra-: ¿en qué medida toda ciencia y filosofía han estado hasta hoy bajo 
los juicios morales? ¿Y no se ha obtenido en contrapartida la hostilidad de 
la ciencia? ¿O la anticientificidad? Crítica del espinocismo. Los juicios 
cristianos de valor han reaparecido por todas partes en los sistemas 
socialistas y positivistas. Falta una crítica de la moral cristiana. 
5. Las consecuencias nihilistas de la actual ciencia natural (juntamente con sus 
intentos de escapar hacia el más allá). De sus esfuerzos resulta finalmente 
una autodestrucción, un volverse contra sí, una anticientificidad. Desde 
Copérnico el hombre rueda fuera del centro hacia X. 
6. Las consecuencias nihilistas de la manera de pensar política y económica, 
donde todos los «principios» acaban perteneciendo a la comedia: el hálito 
de la mediocridad, de la mezquindad, de la insinceridad, etc. El 
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nacionalismo, el anarquismo, etc. Castigo. Falta la clase y el hombre 
liberadores, los justificadores. 
7. Las consecuencias nihilistas del saber histórico y de los «historiadores 
prácticos», es decir, de los románticos. La posición del arte: falta absoluta 
de originalidad de su posición en el mundo moderno. Su oscurecimiento. El 
pretendido olimpismo de Goethe. 
8. El arte y la preparación del nihilismo. Romanticismo (conclusión de los 
Nibelungos de Wagner). 
2[127] 
 
? [...] Periclita la oposición entre el mundo que veneramos y el mundo que vivimos, 
que somos. Solamente falta eliminar, ya sea nuestras veneraciones ya sea a nosotros 
mismos. Lo último es el nihilismo. [...] 
2[131] 
 
? [...] La disociación entre «acción» y «agente», entre lo que acontece y algo que hace 
acontecer, entre el proceso y algo que no es proceso sino que es duradero, substancia, 
cosa, cuerpo, alma, etc.; la tentativa de comprender el acontecer como una especie de 
desviación y permutación del «ente», de lo perdurable; esta vieja mitología ha fijado la 
creencia en «causa y efecto» después que hubo encontrado una forma fija en las 
funciones gramaticales del lenguaje. 
2[1391 
 
? Brevemente, también la esencia de una cosa es tan sólo una opinión sobre la «cosa». 
O más bien el -«eso vale» es el auténtico «eso es», el único «eso: es». 
2[150] 
 
? No debemos preguntarnos: «¿quién interpreta pues?», al contrario, el interpretar 
mismo, como una forma de la voluntad de poder, tiene existencia (pero no como un 
«ser», sino como un proceso, un devenir) como una afección. 
2[151] 
 
? Profunda repugnancia a reposar de una vez por tochis en cualquier visión general 
del mundo; hechizo de la manera de pensar contrapuesta; no dejarse robar el aliciente 
de lo que tiene carácter enigmático. 
2[155] 
 
? Historia psicológica del concepto «sujeto». El cuerpo, la cosa, el «todo» construido 
por el ojo, inspira la distinción entre un hacer y un hacedor; el hacedor, la causa del 
hacer, concebido cada vez más sutilmente, finalmente ha dejado un resto: el «sujeto». 
2[158] 
 
? [...] Aplicación a la moral específicamente cristiano-europea: nuestros juicios 
morales son signos de decadencia, de falta de creencia en la vida, una preparación del 
pesimismo.. [ ..] 
Mi mayor principio: no hay fenómenos morales, sino solamente una interpretación 
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moral de estos fenómenos. Esa interpretación misma es de origen extramoral. 
2[165] 
 
? El «ser»-nosotros no tenemos de ello ninguna otra representación que «vivir». ¿Pues 
cómo puede algo muerto ,,«ser»? 
2[172] 
 
? No se encuentra en las cosas nada más que lo que uno mismo ha introducido en 
ellas: ¿a este juego infantil del que no deseo pensar mal se le llama ciencia? Muy al 
contrario, continuemos con ambas actividades; necesitamos buen coraje para ambas, 
¡los unos para reencontrar, los otros-nosotros otros-para introducir! 
El hombre no encuentra en las cosas finalmente nada más que lo que uno mismo ha 
introducido en ellas: el reencontrar se llama ciencia, el introducir: arte, religión, amor, 
orgullo. [...] 
2[174] 
 
? NB. Contra la doctrina de la influencia del medio y de las causas exteriores: la 
fuerza interior es infinitamente superior. Mucho de lo que parece influencia exterior, es 
tan sólo ajuste interior. Exactamente los mismos medios pueden ser interpretados y 
utilizados de manera contraria: no hay hechos. Un genio no es explicado por tales 
condiciones de aparición. 
2[175] 
 
? ¿Cuánto valen en sí mismas nuestras valoraciones y nuestras tablas de bienes 
morales? ¿Qué resulta de su dominio? ¿Para quién? ¿En relación a qué? Respuesta: 
para la vida. Pero ¿qué es la vida? Aquí se impone la necesidad de una nueva versión 
más determinada del concepto «vida». Mi fórmula al respecto reza: vida es voluntad de 
poder. 
¿Qué significa la valoración misma? ¿Remite a otro mundo metafísico, detrás o 
debajo? Como todavía lo creía Kant (que precede al gran movimiento histórico). 
Brevemente: ¿Dónde ha «nacido» ?¿O no ha «nacido»? Respuesta: la valoración moral 
es una interpretación, una especie de interpretar. La interpretación misma es un síntoma 
de determinados estados fisiológicos, así como de un determinado nivel espiritual de 
juicios dominantes. ¿Quién interpreta?-Nuestras afecciones. 
2 [190] 
 
? Nuestra mala costumbre de tomar un signo mnemotécnico, una fórmula de 
abreviación, como esencia y-finalmente-como causa; por ejemplo, decir del rayo que 
«ilumina». O incluso la palabrita «yo». Poner nuevamente un tipo de perspectiva en la 
visión como causa de la visión misma, ¡tal fue el juego de manos en la invención del 
«sujeto», del «yo»! 
2[193] 
 
? ¡Nosotros apátridas—evidentemente! Pero queremos explotar las ventajas de nuestra 
situación y, en lugar de hundirnos por ello, gozar el placer del aire libre y de la 
poderosa plenitud de la luz. 
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2[196] 
 
? ¡Incrédulos y ateos, evidentemente! Pero sin esa amargura y pasión de los 
desarraigados que convierten la incredulidad en una creencia, un fin, un martirio 
muchas veces: hemos devenido duros y fríos al comprender que el mundo no contiene 
nada divino e incluso nada según criterio racional, misericordioso,humano. Sabemos 
que el mundo donde vivimos es inmoral, no-divino, inhumano. Lo hemos interpretado 
durante demasiado tiempo en el sentido de nuestra veneración. El mundo no responde 
al valor que nosotros habíamos creído: y la última consoladora tela de araña que 
Schopenhauer hiló ha sido rota por nosotros, el sentido de la historia entera es 
precisamente que descubra su falta de sentido y se harte de sí misma. Este estar-
cansado-de-la-existencia, esta voluntad de no-querer-más, la destrucción de la propia 
voluntad, del propio interés, del sujeto (como expresión de esa voluntad invertida), esto 
y ninguna otra cosa es lo que Schopenhauer quería ver honrado con los más altos 
honores: lo llamó moral [...]. 
Ahora bien, ¿realmente seríamos pesimistas confrontados al espectáculo de un 
mundo inmoral? No, pues no creemos en la moral. Creemos que misericordia, derecho, 
compasión, legalidad son ampliamente sobreestimados, que su contrario ha sido 
calumniado, que en ambos-por la exageración y la calumnia-, que en toda la 
disposición del ideal y del criterio morales yace un terrible peligro para el hombre. No 
olvidemos tampoco el fruto positivo: el refinamiento de la interpretación, de la 
vivisección moral; el remordimiento de conciencia ha elevado hasta el punto más alto 
la falsedad del hombre y la ha hecho más aguda. [...] 
2[197] 
 
? Ciertamente ya no somos cristianos: nos hemos emancipado del cristianismo no 
porque hayamos vivido muy lejos de él, sino muy cerca de él; mejor dicho porque 
hemos crecido a partir de él. Es nuestra devoción misma más severa y exigente la que 
hoy nos prohíbe ser aún cristianos. 
2[200] 
 
? No hay egoísmo que permanezca consigo mismo y no se extienda más allá. En 
consecuencia no existe en absoluto aquel egoísmo «lícito», «moralmente indiferente» 
del que habláis. 
«Constantemente se favorece el propio yo a costa de los otros»; «la vida vive 
siempre a expensas de otra vida». Quien no comprende esto, no ha hecho en sí mismo 
el primer paso hacia la sinceridad. 
2[205] 
 
? Se ha descubierto: el mundo no vale lo que habíamos creído. El pesimista nos 
permite comprender incluso que el resto de valor que mantiene para nosotros estaría 
precisamente en que podemos descubrirlo-y que no valía lo que habíamos creído-. El 
mundo sería entonces un medio para desencantarse del mundo, para 
«desmundanizarse» a sí mismo lo más posible; un sinsentido que finalmente se 
comienza a comprender después de funestos rodeos, una comedia de malentendidos, 
algo languideciente que se pierde bochornosamente en la nada. 
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3[14] 
 
? Ponemos la palabra allí donde comienza nuestra ignorancia, donde no podemos ver 
más allá, por ejemplo: la palabra «yo», la palabra «hacer», la palabra «sufrir», éstas son 
quizás las líneas del horizonte de nuestro conocimiento, pero no «verdades». 
5[3] 
 
? Solución fundamental: 
Creemos en la razón, pero ésta es filosofía de grises conceptos; el lenguaje está 
construido sobre todos los prejuicios más ingenuos. 
Entonces nuestra lectura proyecta desarmonías y problemas en las cosas porque 
sólo pensamos dentro de la forma del lenguaje, por ello creemos en la «verdad eterna» 
de la «razón» (por ejemplo: sujeto, predicado, etc.). 
Dejamos de pensar si no queremos hacerlo en la coacción del lenguaje, 
precisamente por ello todavía llegamos a la duda, al ver aquí un límite como límite. 
El pensar racional es un interpretar según un esquema que no podemos rechazar.
 5[22] 
 
? Se tiene que querer vivir los grandes problemas con cuerpo y alma. 
5[29] 
? Todo gran problema es un síntoma: un hombre con una cierta cantidad de fuerza, 
finura, atrevimiento, con ese peligro, con ese presentimiento, lo ha sacado de sí. 
5[31] 
 
? [...] El pueblo exige de un filósofo que no mienta, pues cree que sólo los veraces 
reconocen la verdad. [...] 
5[33] 
 
? NB. Toda la moral de Europa tiene por fundamento la utilidad del rebaño; la 
fatalidad de todos los hombres superiores y singulares estriba en que todo lo que des-
taca aflora a su conciencia con el sentimiento de disminución y de denigración. Los 
aspectos fuertes del hombre actual son las causas del oscurecimiento pesimista: los 
mediocres son joviales, como el rebaño están faltos de muchos problemas y de 
conciencia moral. Para el oscurecimiento de los fuertes: Schopenhauer, Pascal. 
NB. Cuanto más peligrosa le parece una cualidad al rebaño tanto más 
fundamentalmente es perseguida. 
5[35] 
 
? Moral como ilusión de la especie para impulsar al individuo a sacrificarse por el 
futuro: aparentemente le otorga un valor infinito, para que con esta autoconciencia 
tiranice y reprima otros aspectos de su naturaleza y difícilmente se contente consigo 
mismo. 
El más profundo reconocimiento por lo que la moral ha realizado hasta hoy, pero 
¡ahora tan sólo es otra carga que sería fatal! Ella misma obliga, en tanto que honradez, 
a la negación de la moral. 
5[58] 
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Librodot 
 
? Se debe admitir la verdad hasta haberse elevado ya suficientemente para no tener 
necesidad de la escuela disciplinaria del error. 
Si se juzga moralmente la existencia, produce asco. 
5[62] 
 
? No se deben inventar personajes imaginarios ni decir por ejemplo: «la naturaleza es 
cruel». Precisamente ver que no existe ningún ser central de la responsabilidad 
¡ALIVIA! 
Evolución de la humanidad: 
A. Ganar poder sobre la naturaleza y, además de ello, un cierto poder sobre sí. La 
moral era necesaria para imponer al hombre en la lucha con la naturaleza y «el animal 
salvaje». 
B. Cuando se ha alcanzado el poder sobre la naturaleza, entonces se puede usar este 
poder para continuar formándose a sí mismo libremente: voluntad de poder como 
autoelevación y fortalecimiento. 
5 [63] 
 
? Ninguna «educación moral» del género humano; al contrario, nos es necesaria la 
escuela coactiva de los errores porque la «verdad» produce fastidio y amarga la vida, 
suponiendo que el hombre no sea empujado inevitablemente hacia dicha vía y que no 
haya asumido su sincera lucidez con un orgullo trágico. 
5[671 
 
? EL NIHILISMO EUROPEO 
Lenzer Heide, el 1o de junio de 1887. 
1 
¿Qué ventajas ofrecía la hipótesis moral cristiana? 
1) Confería al hombre un valor absoluto, en oposición a su pequeñez y contingencia 
dentro de la corriente del devenir y del perecer. 
2) Sirvió a los abogados de Dios en la medida que otorgó al mundo, a pesar del dolor y 
del mal, el carácter de perfección. Comprendiendo dentro del mundo esa «libertad», el 
mal aparecía lleno de sentido. 
3) Afirmó en el hombre un saber para los valores absolutos y le dio con ello un 
conocimiento adecuado para, precisamente, lo más importante. 
Evitó que el hombre se despreciara en cuanto hombre, que tomara partido contra la 
vida, que desespera se del conocimiento: era un medio de supervivencia.-En suma: la 
moral era el gran remedio contra el nihilismo práctico y teorético. 
 
2 
Ahora bien, entre las fuerzas que la moral desarrolló estaba la veracidad: ésta se 
revuelve finalmente contra la moral, descubre su teleología, su perspectiva interesada, 
y-ahora-la comprensión de esa largamente arraigada tendencia a la mentira (de la cual 
desesperamos de deshacernos) actúa precisamente como estimulante. Hacia el 
nihilismo. Constatamos en nosotros necesidades, implantadas mediante la prolongada 
interpretación moral, que se nos aparecen ahora como necesidades de no veracidad. Por 
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otra parte, de ellas parece depender el valor mediante el cual soportamos vivir. El 
antagonismo entre no estimar lo que conocemos y ya no tener derecho a continuar 
estimando aquello sobre lo que deseamos mentirnos, engendraun proceso de disolu-
ción. 
3 
En realidad ya no tenemos ninguna necesidad de un remedio contra el primer 
nihilismo: en nuestra Europa la vida no continúa siendo hasta tal punto incierta, 
azarosa, absurda. Una tan mostruosa potenciación del valor del hombre, del valor del 
mal, etc. no es ahora tan necesaria, soportamos una significativa reducción de tal valor, 
podemos admitir mucho sinsentido y azar: el poder logrado por el hombre permite 
ahora un relajamiento de los medios disciplinarios, de los cuales la interpretación moral 
era el más fuerte. «Dios» es una hipótesis demasiado extrema. 
 
4 
No obstante, las posiciones extremas no son redimidas por medio de la moderación 
sino por medio de nuevas posiciones extremas, si bien inversas. Es el caso de la 
creencia en la absoluta amoralidad de la naturaleza, en la falta de finalidad y de sentido 
de los afectos psicológicamente necesarios, cuando ya no se pueden sostener ni la 
creencia en Dios ni un orden moral esencial. El nihilismo aparece ahora no porque el 
disgusto por la existencia sea mayor que antes, sino porque nos hemos vuelto 
desconfiados en general frente a un «sentido» en el mal, incluso en la existencia. Se ha 
hundido una interpretación pero, puesto que valía como la interpretación, parece como 
si no hubiese ningún sentido en absoluto en la existencia, como si todo fuera en vano. 
 
5 
Queda por demostrar que este «¡en vano!» es el carácter de nuestro actual nihilismo. La 
sospecha sobre nuestras anteriores valoraciones culmina en la cuestión: «¿no son todos 
los "valores" un señuelo con el que se alarga la comedia pero sin por ello aproximarse a 
ningún desenlace? La duración, con un «en vano» sin meta ni fin, es el pensamiento 
más paralizado, especialmente cuando se concibe que se ha sido engañado y, no 
obstante, se es impotente para evitar ser engañado. 
 
6 
Meditemos este pensamiento en su forma más terrible: la existencia tal como es: sin 
sentido y sin meta pero repitiéndose inevitablemente, sin final en la nada: «el eterno 
retorno». 
Ésta es la forma más extrema del nihilismo: ¡la nada (el «sinsentido») eterna! 
Forma europea del budismo: la energía del saber y de la fuerza impone una tal 
creencia. Es la más científica de todas las hipótesis posibles. Negamos los fines últi-
mos: si la existencia tuviera uno de ellos, entonces debería ser alcanzado. [...] 
 
9 
Desde entonces la moral ha protegido la vida de la desesperación y del salto a la nada 
parados hombres y clases que eran violentados y oprimidos por hombres pues es la 
impotencia frente a los hombres y no la impotencia frente a la naturaleza la que 
produce la más desesperada amargura frente ala existencia. La moral ha considerado 
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como enemigos a los poseedores del poder, a los poseedores de la violencia, a los «se-
ñores» en general, frente a los cuales debe ser protegido el común de los hombres; es 
decir: debe ser ante todo alentado y fortalecido. La moral, por consiguiente, ha 
enseñado a odiar y despreciar con la máxima profundidad lo que constituye el carácter 
fundamental de los dominadores: su voluntad de poder. Eliminar, negar, disolver esta 
moral sería ejercer el instinto más odiado con una sensibilidad y valoración inversas. Si 
el hombre sufriente y oprimido perdiera la creencia a tener derecho a su menosprecio 
de la voluntad de poder, entonces entraría en el estadio de la desesperación sin 
expectativa. Éste sería el caso si ese rasgo fuese esencial paraa la vida, si se revelara 
que incluso en aquella «voluntad de moral» se enmascaraba esa «voluntad de poder», 
que incluso en aquel odio y desprecio hay todavía una voluntad de poder. El oprimido 
se daría cuenta de que está al mismo nivel que el opresor y que no tiene ningún 
privilegio ni mayor dignidad. 
 
10 
¡Más bien lo contrario! No hay nada en la vida que tengaa valor fuera del grado de 
poder-precisamente suponiendo que la vida misma es la voluntad de poder. La moral 
preservó del nihilismo a los maldotados en la medida que otorgaba a cada uno un valor 
infinito, un valor metafísico, y los enraizaba en un orden que no encaja con el del poder 
y de la jerarquía mundanos. La moral enseñó la resignación, la humildad, etc. Su-
poniendo que la creencia en esa moral se aniquilara, entonces los mal dotados dejarían 
de tener su consuelo-y se aniquilarían. 
 
11 
Esa aniquilación se presenta como una autoaniquilación, como una selección instintiva 
de lo que tiene que destruir. Síntomas de esta autodestrucción de los maldotados son: la 
autovivisección, el envenenamiento, la embriaguez, el romanticismo, ante todo la 
necesidad instintiva de actuaciones con las que se convierte a los poderosos en 
enemigos mortales (criando-para decirlo así-ellos mismos a sus propios verdugos), la 
voluntad de destrucción como voluntad de un instinto aún más profundo, el instinto de 
autodestrucción, de la voluntad hacia la nada. 
 
12 
El nihilismo como síntoma de que los maldotados no tienen ningún otro consuelo: que 
destruyen para ser destruidos, que liberados de la moral no tienen ya ninguna razón 
más «para sacrificarse», que situados en el terreno del principio contrario y queriendo 
tener también de su lado el poder, obligan por ello a los poderosos a ser sus verdugos. 
Esta es la forma europea del budismo, el hacer-no, una vez que toda existencia ha 
perdido su «sentido». 
 
13 
La «miseria» no se ha hecho mayor ¡al contrario! «Dios, moral, sacrificio» eran 
remedios para niveles terriblemente profundos de indigencia. El nihilismo activo se 
presenta bajo circunstancias relativamente más favorables. El que la moral sea 
percibida como superada ya presupone un grado apreciable de cultura espiritual; ésta 
permite de nuevo una vida relativamente mejor. Una cierta fatiga espiritual, que me-
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 13 
13 
Librodot 
diante la larga lucha de las opiniones filosóficas ha llevado hasta el escepticismo sin 
esperanza para con la filosofía, caracteriza igualmente la situación de esos nihilistas 
que en modo alguno es inferior. Pensemos en las condiciones en que Buda se presentó. 
La doctrina del eterno retorno tendría sabios presupuestos (tales como los que tenía la 
doctrina de Buda, por ejemplo: el concepto de causalidad, etc.). 
 
14 
¿Qué significa actualmente «maldotado»? Ante todo fisiológicamente, ya no más 
políticamente. El peor tipo de hombre malsano en Europa (en todas las clases) es el 
ámbito de ese nihilismo: sentirá la creencia en el eterno retorno como una maldición, 
una vez asumida ya no retrocederá ante ninguna acción: no extinguirse pasivamente, 
sino hacer extinguir todo lo que en tal medida resulta falto de sentido y de fin: aunque 
no hay más que convulsión y ciega rabia en la revelación de que todo era desde hacía 
eternidades-incluso este momento de nihilismo y de gozosa destrucción-. El VALOR 
de una tal crisis es que purifica, que concentra los elementos emparentados y provoca 
que se corrompan los unos a los otros, que adjudique a los hombres mentalidades 
opuestas respecto a las tareas comunes, destacando también a los débiles, a los más 
inseguros, y sugiriendo la idea de un orden jerárquico de las fuerzas-desde el punto de 
vista de la salud: reconociendo a los que mandan como tales y a los que obedecen 
también como tales. Naturalmente siempre con independencia de todo orden social 
existente. 
 
15 
¿Quiénes se revelarán entonces como los más fuertes? Los más templados, aquellos 
que no tienen necesidad de ningún extremo artículo de fe, aquellos que no sólo admiten 
una buena dosis de azar y sinsentido sino que la aman, aquellos que pueden pensar al 
hombre mediante una significativa reducción de su valor, sin por ello convertirse en 
pequeños o débiles: los más ricos en salud que han podido competir con la mayoría de 
las desgracias y, a pesar deello, no las temen. Hombres que están seguros de su poder 
y que representan con consciente orgullo la fuerza lograda por el hombre. 
 
16 
¿Cómo un hombre así pensaría en el eterno retorno? 
5[71] 
 
? Una acción buena, ¡aquella a la que la conciencia ha dicho Sí! ¡Como si una obra 
fuese bella meramente porque place profundamente al artista! ¡El «VALOR» depende 
de los sentimientos de placer asociados por el autor! [...] 
5[105] 
 
? Error fundamental: ¡situarla finalidad en el rebaño y no en los individuos aislados! 
¡El rebaño es un medio, nada más! Pero hoy se intenta comprender el rebaño como 
individuo y atribuirle un rango superior al del individuo. ¡¡¡El más profundo error!!! 
¡Igualmente que tratar de caracterizar lo que nos hace rebaño-los sentimientos de 
simpatía-como la parte más llena de valor de nuestra naturaleza! 
5 [108] 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 14 
14 
Librodot 
 
? La fuerza, inventiva, que ha forjado categorías, trabajaba al servicio de la necesidad, 
es decir de la seguridad, de una más rápida comprensión basada en signos y sonidos, en 
abreviaturas: con «substancia», «sujeto», «objeto», «ser», «devenir» no se trata de ver-
dades metafísicas. Son los poderosos quienes han elevado a ley los nombres de las 
cosas y, entre los más poderosos, son los más grandes artistas de la abstracción los que 
han creado las categorías. 
6[11] 
 
? Cuanto más peligrosa parece una cualidad para el rebaño tanto más fundadamente 
tiene que ser perseguida. Este es un principio intrínseco de la historia de la calumnia. 
Quizás incluso hoy los fuertes completamente magníficos tienen que ser encadenados. 
(Conclusión de Humano, más que humano, 2). 
6[12] 
 
? ¡No buscar el sentido en las cosas: sino introducírselo! 
6[15] 
 
? [...] El sacerdote, temporalmente el Dios mismo, o al menos su representante. 
En sí costumbres y ejercicios ascéticos están todavía muy lejos de delatar un credo 
antinatural y hostil a la existencia: tampoco degeneración ni enfermedad. 
El dominio sobre sí mismo mediante duras y terribles invenciones: un medio para 
provocar y exigir reverencia respecto a uno mismo: ascetismo como medio de poder: 
El sacerdote como representante de un sentimiento de poder sobrehumano, incluso 
como buen comediante de un Dios, cuya representación tiene por profesión, asumirá 
instintivamente aquellos medios mediante los cuales adquiere una cierta terribilidad en 
el control sobre sí. [...] 
Los sacerdotes son los comediantes de cualquier cosa sobrehumana, la cual tienen 
que hacer sensible, ya se trate de ideales, de Dioses o de salvadores: en eso estriba su 
profesión, a ello van destinados sus instintos. Para hacerlo tan creíble como sea 
posible, tienen que ir en la identificación tan lejos como sea posible. Su astucia de 
comediantes tiene ante todo que alcanzar en ellos la buena conciencia, tan sólo con su 
ayuda podrán verdaderamente persuadir. 
7[5] 
 
? [...] La victoria de un ideal moral se obtiene mediante los mismos medios 
«inmorales» que toda victoria: violencia, mentira, calumnia, injusticia. [...] 
¿Si se han descubierto todas las medidas de defensa y de protección con las que se 
mantiene un ideal, con ello se lo ha refutado? Éste ha utilizado los medios que 
permiten vivir y crecer a todo viviente-todos ellos son «inmorales». 
Mi opinión: todas las fuerzas e impulsos que permiten la vida y el crecimiento caen 
bajo el anatema de la moral: moral como instinto de negación de la vida. Se tiene que 
destruir la moral para liberar la vida. [...] 
Las formas ENMASCARADAS de la voluntad de poder. 
1) Aspiración a la libertad, la independencia, incluso al equilibrio, la paz, la 
coordinación, incluso el anacoreta, la «libertad de espíritu»; en la forma más baja: 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 15 
15 
Librodot 
voluntad de existir en general, «instinto de conservación». 
2) La integración en el orden para satisfacer su voluntad de poder en un todo más 
grande: la sumisión, el hacerse-indispensable, el hacerse-útil para quien tiene el poder; 
el amor como camino subrepticio hacia el corazón del más poderoso-para dominarlo. 
3) El sentimiento del deber, la conciencia, la consolación imaginaria de pertenecer 
a un rango superior de los poseedores efectivos del poder; el reconocimiento de una 
jerarquía que permite juzgar incluso a los más poderosos; la autocondena; la invención 
de nuevas tablas de valores (los judíos son el ejemplo clásico). 
 
La moral como obra de la inmoralidad 
 
A. Para que los valores morales lleguen a dominar, tienen necesidad de fuerzas y 
afectos claramente inmorales. 
B. El origen mismo de los valores morales es obra de afectos y consideraciones 
inmorales. [...] 
 
Las virtudes son tan peligrosas como los vicios, en la medida que se las deja ejercer 
desde el exterior como autoridad y ley, y no se las produce en primer lugar desde sí 
mismo, como sería lo justo, como la más personal legítima defensa y necesidad, como 
condición -precisamente-de nuestra existencia y nuestro alivio, los cuales nosotros 
conocemos y reconocemos independientemente de si otros crecen con nosotros bajo 
iguales o diferentes condiciones. Esta regla sobre la peligrosidad de la virtud objetiva e 
impersonalmente concebida vale también para la humildad: por ella se hunden muchos 
de los espíritus escogidos. 
La moralidad de la humildad es la peor molicie para aquellas almas en las que sólo 
de vez en cuando tiene sentido mostrarse duros. Los buenos. 
Sólo los menos son capaces de ver un problema planteado en aquello donde 
vivimos y al cual estamos acostumbrados desde siempre. El ojo no está adaptado para 
ello. En lo concerniente a nuestra moral me parece que ello todavía no ha sucedido 
hasta hoy. [...] 
Mi filosofía está dirigida a la jerarquía, no a una moral individualista. El sentido del 
rebaño debe dominar en el rebaño, pero no ir más allá. Los conductores del rebaño 
tienen necesidad de valoraciones fundamentalmente diferentes para con sus propias 
acciones, igualmente que los independientes o los «animales de presa», etc. 
Situándose al margen de ambos movimientos: la moral individualista y la 
colectivista, pues también la primera ignora la jerarquía y quiere otorgar a cada uno la 
misma libertad que a todos. Mis pensamientos no giran alrededor del grado de libertad 
que debe permitirse a uno, a otro o a todos, sino alrededor del grado de poderque el uno 
o el otro debe ejercer sobre otros o sobre todos, o además en qué medida un sacrificio 
de libertad, incluso la esclavitud, ofrece una base para la producción de un tipo 
superior. Pensándolo de la manera más radical: ¿ cómo se podría sacrificar el desarrollo 
de la humanidad para permitir la existencia de una especie más elevada que el hombre? 
[...] 
Tiene su sentido la idea aparentemente loca de que cada uno debe tener por más 
alta la acción que atiende al otro que la que atiende a sí mismo, y que ese otro debe 
hacer lo propio etc., de que sólo se pueden llamar buenas aquellas acciones en las que 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 16 
16 
Librodot 
cada uno no atiende a sí mismo sino al bien del otro: en efecto, como instinto del 
sentido comunitario basado en la convicción de que el individuo en general vale poco, 
mientras que vale mucho junto a todos los demás, presuponiendo que forman una 
comunidad, con un sentimento común y una conciencia común. Pues bien, una especie 
de ejercicio de dirigir la mirada en una determinada dirección, voluntad de una óptica 
con la cual se quiere hacer imposible mirarse a sí mismo. 
¡Mi idea: faltan los fines, y estos fines tienen que ser individuales! 
Vemos el movimiento general: todo individuo se sacrifica y sirve como 
instrumento. Yendo por las calles, se encuentran puros «esclavos». ¿Hacia dónde van? 
¿Por qué? 
Losfenómenos morales me han absorvido como un enigma. Hoy sabría dar una 
respuesta. ¿Qué significa que el bien del prójimo debe tener para mí un valor superior 
al mío propio? ¿Pero que el prójimo mismo debe apreciar el valor de su bien de otro 
modo que yo, es decir que debe precisamente subordinarlo a mi bien? [...] 
En último extremo, se necesita mucha moralidad paraa ser inmoral de esta sutil 
manera; quiero usar una parábola: 
Un fisiólogo que se interesa por una enfermedad y un enfermo que quiere ser 
curado por él, no tienen idéntico interés. Supongamos que tal enfermedad es la moral-
pues es una enfermedad -y que los europeos estamos enfermos de ella: ¿qué sutil 
suplicio y dificultad se originarán si nosotros-europeos-somos a la vez también sus 
curiosos observadores y fisiólogos? ¿Desearíamos seriamente libramos de la moral? 
¿Lo querríamos? ¿Aunque prescindiéramos de la cuestión de si podemos? ¿De si 
podemos ser «curados»? [...] 
7[6] 
 
? Principio de la vida. 
Errores fundamentales de los biologistas tradicionales: no se trata de la especie sino 
de hacer surgir más fuertemente a los individuos (el gran número es tan sólo un 
medio). 
La vida no es adaptación de las condiciones internas a las externas, sino voluntad 
de poder que desde dentro siempre de nuevo se somete e introduce en lo «exterior». 
Esos biologistas prolongan las valoraciones morales (el valor en sí superior del 
altruismo, la hostilidad contra el despotismo, contra la guerra, contra la inutilidad, 
contra la jerarquía y las castas). 
7[9] 
 
? Todos los instintos y poderes que son alabados por la moral, se me muestran 
esencialmente iguales a los calumniados y rechazados por ella, por ejemplo: la justicia 
como voluntad de poder, la voluntad de verdad como medio de la voluntad de poder. 
7[241 
 
? Un alma llena y poderosa no sólo se ejercita mediante dolorosos e, incluso, terribles 
privaciones, carencias, expolios, desprecios; sale de tales infiernos con mayor plenitud 
y poder; y para decir lo más esencial, con un nuevo crecimiento en la dicha del amor. 
Creo que quien haya adivinado algo de las más subterráneas condiciones de todo 
crecimiento en el amor, comprenderá a Dante cuando escribía sobre la puerta de su 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 17 
17 
Librodot 
inferno: «también a mí me creó el eterno amor». 
7[39] 
 
? La cuestión de los valores es más fundamental que la cuestión de la certeza: esta 
última tan sólo adquiere seriedad bajo la presuposición de que haya sido satisfecha la 
cuestión del valor. 
Ser y parecer, comprobados psicológicamente, no ofrecen ningún «ser en sí», 
ningún criterio de «realidad», sino tan sólo de grados de apariencia, medida según la 
fuerza de la contribución que aportamos a una apariencia. 
7[49] 
 
? Imprimir al devenir el carácter del ser es la suprema voluntad de poder. 
Doble falsificación, a partir de los sentidos y a partir del espíritu, para mantener un 
mundo del ente, de lo permanente, de lo equivalente, etc. 
Que todo vuelve, es la más radical aproximación de un mundo del devenir al del 
ser: apogeo de la contemplación. 
En los valores que acompañan al ente tiene su origen la condena e insatisfacción de 
lo que deviene, justo después que ha sido inventado un tal mundo del ser. [...] 
Inutilidad de los viejos ideales para la interpretación de todo el acontecer, después 
que se ha reconocido su origen y utilidad animales; además, todos en contradicción con 
la vida. 
Inutilidad de la teoría mecanicista-da la impresión de falta de sentido. 
Todo el idealismo de la humanidad tradicional está a punto de transformarse 
bruscamente en nihilismo -en la creencia en la absoluta falta de valor, es decir falta de 
sentido... [...] 
7[54] 
 
? Si «sólo hay un ser, el yo», y si todos los otros «entes» han sido hechos a su imagen, 
si finalmente la creencia en el «yo» está y cae bajo la creencia en la lógica, es decir en 
la verdad metafísica de las categorías de la razón: si, por otra parte, el yo se evidencia 
como algo en devenir entonces ... 
7[55] 
 
? [...] La calculabilidad del mundo, la expresabilidad de todo acontecer en fórmulas 
¿es ello realmente un «comprender»? ¿Qué se habría propiamente comprendido de una 
música si hubiésemos calculado todo lo que en ella hay de calculable y que pudiera ser 
abreviado en fórmulas? Puesto que las «causas constantes», las cosas, las substancias, 
algo «incondicionado» son por consiguiente inventados, ¿qué hemos alcanzado? 
7[56] 
 
? Contra el positivismo que se reduce al fenómeno «sólo hay hechos», diría yo: no, 
precisamente no hay hechos, solamente interpretaciones. No podemos constatar ningún 
factum «en sí»: quizás es un sinsentido querer algo así. «Todo es subjetivo» decís, pero 
eso mismo es ya interpretación; el «sujeto» no es nada dado, sino algo fingido-por-
añadidura, introducido-por-detrás. ¿Definitivamente es necesario poner al intérprete 
detrás de la interpretación? Eso es ya poesía, hipótesis. 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 18 
18 
Librodot 
El mundo es cognoscible exactamente en la medida que tiene un sentido la palabra 
«conocimiento», pero es interpretable de otra manera; no tiene detrás de sí ningún 
sentido, sino incontables sentidos, «perspectivismo». 
Son nuestras necesidades las que interpretan el munda nuestros instintos, su a favor 
y su en contra. Cada instinto es un tipo de dominación, cada uno tiene su perspectiva 
que querría imponer como norma a todos los restantes instintos. 
7 [60] 
 
? Sólo los menos ven claramente que el punto de vista de la deseabilidad (todo «así 
debería ser, pero no lo es» o bien «así debería haber sido») implica en sí mismo una 
condena de la marcha global de las cosas. Pues en ella no hay nada aislado: lo más 
pequeño soporta el todo; sobre tu pequeña injusticia reposa el gran edificio del futuro; 
la totalidad es condenada conjuntamente con cada crítica respecto a lo minúsculo. [...] 
Me parece importante desembarazarse del todo, de la unidad, de cualquier fuerza-
una y absoluto; pues no podríamos menos que tomarlo como instancia suprema y 
bautizarlo Dios. Se tiene que volar en pedazos el todo; desaprender el respeto por el 
todo; lo que hemos otorgado a lo desconocido y al todo, hay que recuperarlo para lo 
más cercano, para lo nuestro. [...] 
7[62] 
 
? [...] Toda determinación de valor puramente moral (como por ejemplo la budista) 
acaba en nihilismo: ¡es lo esperable para: Europa! Se cree poder escapar con un 
moralismo sin trasfondo religioso: ahora bien, con: ello el camino conduce 
necesariamente al nihilismo. En la religión falta la obligación de considerarnos como 
determinadores de valor. 
7[64] 
 
[...] Las tres afirmaciones: 
Lo no aristocrático es lo superior (protesta del «hombre llano»). 
Lo antinatural es lo superior (protesta de los maldotados). 
Lo mediano es lo superior (protesta del rebaño, de los «mediocres»). 
En la historia de la moral se expresa pues una voluntad de poder, por medio de la 
cual 
unas veces los esclavos y oprimidos, 
otras veces los maldotados y sufrientes-en-sí 
y otras veces los mediocres, 
tratan de hacer triunfar los juicios de valor que les son más favorables. [...] 
8[4] 
 
? KANT: hace posible para los alemanes el escepticismo de los ingleses en teoría del 
conocimiento. 
9[3] 
 
? Para un plan 
En lugar de los valores morales, más intensos valores naturalistas. Naturalización 
de la moral. 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 19 
19 
Librodot 
En lugar de la «sociología», una doctrina de las formaciones de dominio. 
En lugar de la «teoría del conocimiento», una doctrina perspectivista de los afectos 
(a la que pertenece una jerarquía de los afectos). Los afectos transfigurados: su orden 
superior, su «espiritualidad». 
En lugar de metafísica y religión, la doctrinadel eterno retorno (ésta como medio 
de disciplina y selección). 
«Dios» como momento culminante: la existencia, una eterna divinización y 
desdivinización. Pero EN ELLA, ningún punto culminante de valor sino sólo puntos 
culminantes de poder. 
Absoluta exclusión del mecanismo y de la materia: ambos tan sólo formas de 
expresión de niveles inferiores, la forma más desespiritualizada del afecto («de la vo-
luntad de poder»). 
La ridiculización del mundo en tanto que fin, como consecuencia de la voluntad de 
poder que hace los elementos tan independientes entre sí como es posible: belleza 
como síntoma de la habituación y afeminamiento de los vencedores, la fealdad, la 
expresión de múltiples derrotas (en el organismo mismo). ¡Ninguna herencia! La 
cadena como creciente totalidad. 
La regresión desde el punto culminante en el devenir (desde la suprema 
espiritualización del poder hasta el fondo de la suprema esclavitud), mostrarla como 
consecuencia de aquella fuerza suprema que, volviéndose contra sí, después de no tener 
nada más que organizar, gasta su fuerza para desorganizar... 
a) La victoria siempre mayor de las sociedades y el sometimiento de las mismas 
bajo un número más pequeño, pero más fuerte. 
b) La victoria siempre mayor de los privilegiados y de los más fuertes y, en 
consecuencia, el advenimiento de la democracia, en fin, la anarquía de los elementos. 
9[8] 
 
? El nihilismo, un estado NORMAL. 
Nihilismo- falta el fin, falta la respuesta a la pregunta «¿por qué?». ¿Qué significa 
el nihilismo?: que los valores supremos se desvalorizan. 
ES EQUÍVOCO: 
A) Nihilismo como signo del creciente poder del espíritu: como NIHILISMO 
ACTIVO. Puede ser un signo de fuerza- la fuerza del espíritu puede haberse incremen-
tado hasta que le sean inapropiadas las metas tradicionales («convicciones», artículos 
de fe). [...] 
Alcanza su MAXIMUM de fuerza relativa como violenta fuerza de 
DESTRUCCIÓN: como nihilismo activo. Su contrario sería el fatigado nihilismo que 
ya nunca más acomete (su forma más famosa es el Budismo) : como nihilismo pasivo. 
El nihilismo representa un patológico estado intermedio (patológica es la enorme 
generalización, la conclusión de una total ausencia de sentido): ya sea porque las 
fuerzas productivas no son aún suficientemente pujantes; ya sea porque la decadencia 
persiste y todavía no han sido encontrados sus remedios. 
 
B) Nihilismo como ocaso y retroceso del poder del espíritu: el NIHILISMO PASIVO. 
Como un signo de debilidad: la fuerza del espíritu puede fatigarse y agotarse de manera 
que los fines y valores tradicionales le sean inapropiados y ya no encuentren creencia 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 20 
20 
Librodot 
alguna. 
Se disuelve la síntesis de valores y fines (sobre la que se basa toda cultura fuerte), 
de manera que se hacen la guerra los diferentes valores: descomposición. 
Todo lo que reconforta, cura, tranquiliza y anestesia pasa a un primer plano, bajo 
diversos disfraces religiosos, morales, políticos, estéticos, etc. 
 
2. PRESUPUESTO DE ESTA HIPÓTESIS 
No hay ninguna verdad; no hay ninguna estructura absoluta de las cosas, ninguna 
«cosa en sí». 
Esto mismo es un nihilismo, y ciertamente el más extremo. Basa el valor de las 
cosas precisamente en que a ese valor no le corresponde ni les correspondió ninguna 
realidad, sino que es sólo un síntoma de fuerza por parte de los instauradores de valor, 
una simplificación para la finalidad de la vida. 
9[35] 
? La valoración «creo que eso y aquello es así» es la ESENCIA de la «verdad». 
En las valoraciones se expresan condiciones de conservación y de crecimiento. 
Todos nuestros órganos de conocimiento y sentidos han sido desarrollados tan sólo 
en relación a condiciones de conservación y crecimiento. 
La confianza en la razón y en sus categorías, en la dialéctica, y por tanto la 
valoración de la lógica, prueban tan sólo su utilidad para la vida (demostrada mediante 
la experiencia), no su «verdad». 
Tiene que haber una multitud de creencias que permitan juzgar, eliminar la duda en 
relación con todos los valores esenciales. 
Ésa es la condición previa de todo viviente y de su vida. Por tanto, es necesario que 
algo tenga que ser considerado verdadero, no que algo sea verdadero. 
«El mundo verdadero y el aparente», esta antinomia es remitida por mí a relaciones 
de valor. 
Hemos proyectado nuestras condiciones de conservación como predicados del ser 
en general. 
El tener que estar firmes en nuestra creencia para prosperar nos ha hecho concluir 
que el mundo «verdadero» no está en mutación ni en devenir sino que 
es un ente. 
9[38] 
 
? Los valores y su cambio están en relación con el aumento de poder de quien 
instituye valor. 
La medida de incredulidad en la tolerada «libertad de espíritu» como expresión del 
aumento de poder. 
«Nihilismo» como ideal de la suprema potencia del espíritu, de la opulentísima 
vida: en parte destructor, en parte irónico. 
9[39] 
 
? ¿Qué es una creencia? ¿Cómo surge? Cada creencia es un tener-por-verdadero. 
La forma más extrema del nihilismo sería: que cada creencia, cada tener-por-
verdadero, es necesariamente falsa, porque no hay en absoluto un MUNDO 
VERDADERO. Entonces: una ilusión perspectivista cuyo origen reside en nosotros (en 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 21 
21 
Librodot 
la medida en que tenemos necesidad permanentemente de un mundo estrecho, 
abreviado, simplificado). 
La medida de la fuerza estriba en el grado en que nos podemos reconocer en la 
apariencia, en la necesidad de la mentira, sin hundirnos. 
En este sentido el nihilismo, como el DESMENTIR un mundo verídico, de un ser, 
podría ser una manera divina de pensar. 
9[41] 
 
? La cuestión del nihilismo «¿para qué?» viene de la costumbre tradicional por cuya 
virtud el fin parece puesto, dado, exigido desde fuera, es decir por alguna autoridad 
suprahumana. Después que se ha desaprendido a creer en ella, se ha buscado aún, 
según la vieja costumbre, OTRA autoridad que supiese hablar con absolutez y pudiese 
ordenar fines y tareas. La autoridad de la CONCIENCIA se coloca en este momento en 
primera línea (cuanto más emancipada de la teología, tanto más imperiosa se hace la 
moral); como indemnización por una autoridad personal O bien la autoridad de la 
RAZÓN. O bien el instinto social (la masa). O bien la HISTORIA con un espíritu 
inmanente, que posee su fin en ella misma y a la que nos podemos confiar. [...] 
 9[43] 
 
? [...] Punto de vista principal no hay que ver la tarea de la especie superior como la 
dirección de la inferior (como hace por ejemplo Comte) sino la inferior como base 
sobre la que una especie superior vive para su propia tarea-sobre cuya base ante todo 
pueda mantenerse. 
Las condiciones bajo las cuales se conserva la especie fuerte y distinguida (en 
relación a una disciplina espiritual), son inversas a aquellas bajo las cuales se 
mantienen las «masas industriales» de los tenderos a lo Spencer. 
Lo que tan sólo se concede a las naturalezas más fuertes y más fecundas para 
posibilitar su existencia: ocio, aventura, incredulidad, incluso desenfreno; ello, si se 
concediera a las naturalezas medianas, necesariamente las hundiría-como así sucede. 
En ellas tiene su lugar la laboriosidad, la regla, la moderación, la firme convicción; en 
breve: las virtudes del rebaño: bajo ellas alcanza la perfección ese tipo del hombre 
medio. 
Causas del NIHILISMO: 
1) Falta la especie superior, es decir aquella cuya fecundidad y poder inagotables 
mantienen la creencia en el hombre. (Hay que pensar en todo lo que se le debe a 
Napoleón: casi todas las esperanzas superiores de este siglo). 
2) La especie inferior. «rebaño», «masa», «sociedad», desaprende la modestia y 
exagera sus necesidades conforme avalores cósmicos y metafísicos. Con ello toda la 
existencia se vulgariza: es decir en la medidaque la masa domina, tiraniza las 
excepciones siendo así que éstas pierden la creencia en sí mismas y se convierten en 
nihilistas. 
Todos los intentos de imaginar tipos superiores FRACASAN (el «romántico», el 
artista, el filósofo, contra el intento de Carlyle de atribuirles los más altos valores 
morales). 
Tenemos como resultado la resistencia frente a los tipos superiores. 
Decadencia e inseguridad de todos los tipos superiores, guerra contra el genio 
Librodot El nihilismo: Escritos póstumos Friedrich Nietzsche 22 
22 
Librodot 
(«poesía popular», etc.). Compasión para con los inferiores y sufrientes como medida 
de la elevación del alma. 
Falta el filósofo, el intérprete del acto, no simplemente el parapoeta. 
9[44] 
 
? Distinguir entre «verdadero» y «falso», distinguir en general entre hechos es 
básicamente diferente del acto creador de poner, formar, estructurar, dominar, querer, 
como corresponde a la esencia de la filosofía. INTRODUCIR UN SENTIDO, tal es la 
tarea que todavía y absolutamente permanece sin cumplir, dando por supuesto que allí 
no reside ningún sentido. [...] 
9[48] 
 
? [...] La creencia en el ente se muestra tan sólo como una consecuencia, el auténtico 
primum mobile es la incredulidad en lo que deviene, la desconfianza frente a lo que 
deviene, el menosprecio de todo devenir... 
¿Qué tipo de hombre reflexiona así? Un tipo sufriente e improductivo, un tipo 
cansado de vivir. Si nos imaginamos el tipo opuesto de hombre, entonces éste no 
tendría necesidad de creencia en el ente, más aún lo despreciaría en tanto que muerto, 
aburrido, indiferente... 
La creencia en que el mundo que debería ser, es, existe realmente, es una creencia 
de improductivos que no quieren crear un mundo tal como debe ser. Lo ponen como 
existente, buscan los medios y caminos para llegar a él. «Voluntad de verdad» como 
impotencia de la voluntad de crear. 
 
Conocer que algo es así y así. Hacer que 
algo devenga asíy así. 
Antagonismo en los grados de fuerza 
de las naturalezas. 
 
Ficción de un mundo que coincide con nuestros deseos, artificios e interpretaciones 
psicológicos para vincular todo lo que honramos y encontramos agradable con este 
mundo verdadero. 
«Voluntad de verdad» a este nivel es esencialmente arte de la interpretación, lo cual 
supone siempre fuerza de interpretación. 
Esa misma especie de hombre de un nivel todavía más pobre, no poseyendo la 
fuerza de interpretar, de crear ficciones, constituye el nihilista. Un nihilista es el hom-
bre que, del mundo tal como es, juzga que no debería ser y que, del mundo tal como 
debería ser, juzga que no existe. En consecuencia, la existencia (actuar, sufrir, querer, 
sentir) no tiene sentido; el pathos del «en vano» es el pathos nihilista-al mismo tiempo 
y como pathos es aún una inconsecuencia del nihilista. 
Quien no es capaz de poner su voluntad en las cosas, el falto de voluntad y de 
fuerza, como mínimo pone en ellas todavía un sentido, es decir: la creencia de que en 
ellas ya estaría una voluntad, la cual dentro de las cosas quiere o debe querer. 
Es un barómetro de la fuerza de voluntad: hasta qué punto podemos prescindir del 
sentido en las cosas, hasta qué punto se soporta vivir en un mundo sin sentido, porque 
uno mismo se organiza una pequeña parte de él. 
La mirada filosófica y objetiva puede ser así un signo de la pobreza de voluntad y 
de fuerza. Pues la fuerza organiza lo más cercano y próximo; los «conocedores» que 
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tan sólo quieren establecerlo que es son los que no pueden establecer nada tal como 
debe ser. 
Los artistas-un tipo intermedio-establecen al menos un símil de lo que debe ser. 
Son productivos en la medida que realmente modifican y transforman; no como los 
conocedores que lo dejan todo tal cual es. 
Conexión de los filósofos con las religiones pesimistas la misma especie de hombre 
(atribuyen el supremo grado de realidad a las cosas supremamente valoradas). 
Conexión de los filósofos con los hombres morales y sus criterios de valor. (La 
interpretación moral del mundo COMO SENTIDO, después de la decadencia del 
sentido religioso). 
Superación de los filósofos por medio de la aniquilación del mundo del ente. 
Período intermedio del nihilismo: antes de que exista la fuerza de dar la vuelta a los 
valores y de divinizar-ratificar-lo que deviene, el mundo aparente, como el único 
mundo. 
B. El nihilismo como fenómeno normal puede ser un síntoma de fuerza creciente o 
de debilidad creciente: 
En parte porque la fuerza de crear, de querer, ha crecido hasta no necesitar nunca 
más esas interpretaciones de conjunto e incrustaciones de sentido («tareas más 
inmediatas», Estado, etc.). 
En parte porque incluso remite la fuerza creadora-de crear sentido-, y la desilusión 
se convierte en el estado dominante. La incapacidad de creer en un «sentido», la 
«incredulidad». 
¿Qué significa la ciencia en relación a ambas posibilidades?: 
1) Como signo de fuerza y autodominio, como poder-prescindir de mundos de 
ilusiones redentoras y consoladoras. 
2) Como minadora, seccionadora, desilusionante, debilitadora. [...] 
9[60] 
 
? Quien sabe como se forma toda fama también albergará sospechas contra la fama de 
que goza la virtud. 
9[781 
 
? Es necesaria la aceptación del ente para poder pensar e inferir: la lógica tan sólo 
maneja fórmulas para cosas estables. 
Por ello esa aceptación carecería de fuerza probatoria para la realidad: «el ente» 
forma parte de nuestra óptica. 
El «yo» como ente (intacto ante el devenir y la evolución). 
El mundo ficticio del sujeto, de la substancia, de la «razón», etc. es necesario: hay 
en nosotros un poder que ordena, simplifica, falsifica, separa artificialmente. «Verdad»: 
voluntad de hacerse dueño de la multiplicidad de las sensaciones, ensartarlos 
fenómenos bajo categorías determinadas. 
En ello partimos de la creencia en el «en sí» de las cosas (tomamos los fenómenos 
como reales). 
El carácter del mundo en devenir como informulable, como «falso», como 
«contradiciéndose». 
Conocimiento y devenir se excluyen. 
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Por consiguiente el «conocimiento» tiene que ser otra cosa: tiene que precederle 
una voluntad de hacer-cognoscible, una especie de devenir mismo tiene que crear la 
ilusión del ente. 
9[89] 
 
? A la grandeza le pertenece lo terrible: que nadie se deje engañar. 9[94] 
 
? Fracasamos al afirmar y negar una y la misma cosa: éste es un principio empírico 
subjetivo en el que no se expresa ninguna «necesidad», sino solamente una impotencia. 
Si, según Aristóteles, el principio de contradicción es el más cierto de todos los 
principios, si es el último y el más básico, al que se remite toda demostración; si en él 
reside el principio de todos los demás axiomas, entonces se debería sopesar con el 
mayor rigor qué aseveraciones presupone ya en el fondo. ¿O bien, con él se asevera 
algo concerniente a la realidad, a lo existente, como si ya lo conociéramos por otros 
medios: es decir que los predicados contradictorios no pueden serle aplicados. O bien, 
el principio significa que los predicados contradictorios no deben serle aplicados? En 
este caso, la lógica sería un imperativo, no para el conocimiento de lo verdadero, sino 
para sentar y disponer un mundo que nosotros debemos llamar verdadero. 
En resumen, la cuestión permanece abierta: ¿Los axiomas lógicos son adecuados a 
lo real, o bien son norma y medio propios para crearlo real, el concepto de 
«realidad»?... Pero, para poder afirmar lo primero se tendría-como se ha dicho--que 
conocer ya lo existente; cosa que en absoluto es el caso. Así pues, el principio no 
comporta ningún criterio de verdad, sino un imperativo sobre lo que DEBE valer como 
verdadero. 
Admitiendo que no existe en absoluto esa Aidéntica a sí misma tal como 
presupone toda proposición de la lógica (también de la matemática), esa A sería ya una 
apariencia; entonces la lógica tendría como presuposición un mundo meramente 
aparente. De hecho, creemos en aquella proposición bajo la impresión de la infinita 
empiria que, constantemente, parece confirmarla. La «cosa», ése es el auténtico 
sustrato de aquella A: nuestra creencia en «cosas», es la presuposición de nuestra 
creencia en la lógica. La A de la lógica es, como el átomo, una reconstrucción a partir 
de la «cosa»... En la medida que no comprendemos eso y que hacemos de la lógica un 
criterio del verdadero ser, estamos ya en trance de sentar como realidades todas estas 
hipóstasis: substancia, predicado, objeto, sujeto, acción, etc.; es decir: concebir un 
mundo metafisico, esto es: un «mundo verdadero» (el cual no obstante es otra vez el 
mundo aparente). [...] 
La prohibición conceptual a contradecirse procede de la creencia en que podemos 
formar conceptos y en que un concepto no sólo denomina lo verdadero de una cosa, 
sino que lo atrapa... De hecho, la lógica (como la geometría y la aritmética) sólo trata 
de verdades ficticias QUE NOSOTROS HEMOS CREADO. La lógica es el intento de 
comprender el mundo real según un esquema del ser puesto por nosotros mismos, de 
hacerlo más exacto, formulable para nosotros, calculable... 
9[97] 
 
? Estética 
Los estados en que ponemos transfiguración y plenitud en las cosas y las 
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componemos artísticamente hasta que reflejen nuestra propia plenitud y alegría de 
vivir: 
el impulso sexual 
la embriaguez 
el buen comer 
la primavera 
la victoria sobre el enemigo, el escarnio 
el momento de bravura; la crueldad; el éxtasis del sentimiento religioso. 
TRES elementos principalmente: el impulso sexual, la embriaguez y la crueldad; 
todos ellos pertenecen al más antiguo júbilo FESTIVO del hombre; igualmente todos 
ellos predominan en el «artista» que comienza. [...] 
9[102] 
 
? «Quiero esto y aquello», «me gustaría que esto y aquello fuera así», «sé que esto y 
aquello es así». Los grados de la fuerza: el hombre de la voluntad, el hombre del deseo, 
el hombre de la creencia. 
9[104] 
 
? [...] Para la crítica del pesimismo 
El «predominio del dolor sobre el placer» o a la inversa (el hedonismo): estas dos 
doctrinas son ya por ellas mismas referencias a nihilistas... Pues en los dos casos no 
hay ningún otro sentido último que el del fenómeno del placer o del desplacer. [...] 
9[107] 
 
? El «sujeto» es tan sólo una ficción; no existe en absoluto el Ego del que se habla 
cuando se vitupera el egoísmo. 
9[108] 
 
? La lucha contra los grandes hombres viene justificada por razones económicas. Son 
peligrosos, azarosos, excepciones, tempestuosos, suficientemente fuertes para poner en 
cuestión todo lo lentamente construido y fundado. [...] 
9[137] 
 
? N.B. Servirse de todo lo terrible particularmente, de manera gradual, a título de 
ensayo: así lo quiere la tarea de la cultura. Ahora bien hasta que ésta no sea su-
ficientemente fuerte para ello tiene que combatirlo, moderarlo, velarlo, incluso 
maldecirlo... 
Allí donde una cultura pone el mal expresa con ello una relación de temor, es decir 
una debilidad... [...] 
9[138] 
 
? [...] Summa: la moral es exactamente tan «inmoral» como cualquier otra cosa sobre 
la tierra: la moralidad misma es una forma de inmoralidad. 
Gran liberación que comporta esta perspectiva: la contradicción es apartada de las 
cosas, es restablecida la univocidad en todos los acontecimientos. 
9[140] 
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? Ultralaboriosidad, curiosidad y empatía-nuestros modernos vicios. 
9[141] 
? Para la «apariencia lógica» 
Los conceptos «individuo» y «especie» son igualmente falsos y meramente 
aparentes. [...] 
La forma vale como algo duradero y, por tanto, de pleno valor. Ahora bien la forma 
ha sido inventada meramente por nosotros y por mucho que «se realice la misma 
forma» no significa que sea la misma forma, sino que siempre aparece algo nuevo y 
únicamente nosotros (que comparamos) sumamos lo nuevo-en la medida que iguala lo 
antiguo-en el conjunto de la unidad de la «forma». Como si se debiera alcanzar un tipo 
y, en cierto modo, la imagen inherente e imaginada. 
La forma, la especie, la ley, la idea, el fin, en todo ello se ha cometido el mismo 
error de introducir una falsa realidad en una ficción: como si el acontecimiento llevara 
en sí algún tipo de obediencia. Se lleva a cabo una separación artificial en el 
acontecimiento entre lo que hace y hacia lo que se dirige la acción (pero lo que y lo 
hacia que son puestos tan sólo por nosotros a partir de la obediencia a nuestra 
dogmática metafísico-lógica: ningún «hecho»). 
Esa compulsión por formar conceptos, especies, formas, fines, leyes, «un mundo de 
casos idénticos», no hay que entenderla como si con ella estuviéramos en condiciones 
de fijar el mundo verdadero, sino como compulsión por disponer un mundo donde 
fuese posible nuestra existencia. Creamos con ello un mundo que para nosotros es 
calculable, simplificado, comprensible, etc. 
Esta misma compulsión existe en la actividad de los sentidos que auxilia al 
entendimiento por ese simplificar, esquematizar, subrayar y elaborar sobre los que 
reposa todo «re-conocer», toda posibilidad de hacerse inteligible. Nuestras necesidades 
han hecho tan precisos nuestros sentidos que el «mundo de los fenómenos iguales» 
siempre se repite y por tanto adquiere la apariencia de la realidad. 
Nuestra subjetiva compulsión a creer en la lógica expresa tan sólo que, mucho 
tiempo antes de haber tenido conciencia de la lógica, no hemos hecho otra cosa que 
INTRODUCIR sus postulados en el acontecimiento. Ahora no podemos hacer otra 
cosa que encontrárnoslos en el acontecimiento y entonces suponer que esa compulsión 
garantiza algo sobre la «verdad». Nosotros somos los que hemos creado «la cosa», la 
«cosa idéntica», el sujeto, el predicado, la acción, el objeto, la substancia, la forma, 
después que hemos tratado al máximo de hacer igual, de hacer aproximado y simple. 
El mundo nos parece lógico, porque primero nosotros lo hemos logificado. 
9[144] 
 
¿Por qué medios llega una virtud al poder? 
Exactamente con los medios de un partido político: calumnia, sospecha, minando 
las virtudes de las aspiraciones contrarias que ya están en el poder, cambiándoles su 
nombre, persecución y escarnio sistemáticos: en definitiva, por medio de puras 
«inmoralidades». [...] 
9[147] 
 
? [...] El creciente empequeñecimiento del hombre es precisamente la fuerza que 
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nos impulsa a pensar en la formación de una raza más fuerte. Ella tendría su excedente 
allí donde la especie empequeñecida sería más débil (voluntad, responsabilidad, certeza 
de sí, capacidad-de-ponerse-fines). 
Los medios serían los que enseña la historia: el aislamiento por intereses de 
conservación inversos a los ordinarios hoy día; la práctica de valoraciones inversas; la 
distancia como pathos, la libre conciencia en lo hoy más infravalorado y más 
prohibido. 
La igualación del hombre europeo es el gran proceso que es incontenible; incluso 
se debe acelerarlo. 
Con ello se ha dado la necesidad de una apertura abismal, de una distancia, de una 
jerarquía; no la necesidad de ralentizar ese proceso. 
Esta especie igualada, tan pronto como lo ha logrado, exige una justificación; tal 
justificación reside en el servicio a una especie soberana superior, la cual se mantiene 
sobre ella y solamente sobre ella puede elevarse hasta su tarea. 
[Resultará] no tan sólo una raza de señores cuya tarea se agote en gobernar, sino 
una raza con su propia esfera vital, con un excedentede fuerza para la belleza, la 
audacia, la cultura, las maneras hasta en lo más espiritual; una raza afirmadora que 
pueda permitirse todo gran lujo..., suficientemente fuerte para no tener necesidad de la 
tiranía del imperativo de la virtud, suficientemente rica para no tener necesidad de la 
parsimonia ni de la pedantería, más allá del bien y del mal; un invernáculo para plantas 
raras y selectas. 
9[153] 
 
? El patronato de la virtud 
Codicia 
Sed de dominio 
Pereza 
Simpleza 
Temor 
 
todos tienen un interés en favor de la causa de la virtud: por esto se mantiene. 
9[175] 
 
? Los tres siglos 
Sus respectivas sensibilidades se expresan de la mejor manera así: 
Aristocratismo Descartes, reino de la razón, testimonio de la soberanía de la 
voluntad. 
Feminismo Rousseau, reino del sentimiento, testimonio de la soberanía de los 
sentidos (engañoso). 
Animalismo Schopenhauer, reino de los apetitos, testimonio de la soberanía de la 
animalidad (más honrado, pero más tenebroso). 
El siglo XVII es aristocrático, ordenador, desdeñoso ante lo animal, severo para 
con el corazón, «incómodo», incluso sin alma, «no alemán», retraído respecto a lo 
burlesco y lo natural, generalizador y soberano respecto al pasado: pues cree en sí 
mismo. Para permanecer señor, tiene en el fondo mucho de fiera, mucho de hábitos 
ascéticos. El siglo de la fuerza DE VOLUNTAD, pero también de la fuerte pasión. 
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El siglo XVIII está dominado por la mujer, entusiasta, ingenioso, superficial, pero 
con un espíritu al servicio de la deseabilidad, del corazón, libertino en el placer más 
espiritual, socavador de todas las autoridades; embriagado, jovial, claro, humano, falso 
ante sí mismo, en el fondo muy canalla, sociable... 
El siglo XIX es más animal más subterráneo, más desagradable, más realista, más 
plebeyo, y por ello mismo «mejor», «más auténtico», más dado a someterse a la 
realidad-sea del tipo que sea-, más veraz, sin ninguna duda: más natural pero de débil 
voluntad, triste y de una oscura exigencia, fatalista. Ni la «razón» ni el «corazón» le 
inspiran respeto ni gran consideración, profundamente convencido del dominio de los 
apetitos (Schopenhauer dice «voluntad»; pero nada es tan característico de su filosofía 
como que en ella falte la voluntad, la absoluta negación del auténtico querer), incluso la 
moral es reducida a un instinto («compasión»). 
Augusto Comte es continuación del siglo XVIII (dominio del corazón sobre la 
cabeza, sensualismo en la teoría del conocimiento, entusiasmo altruista). 
El hecho de que la ciencia haya devenido soberana en tal grado prueba hasta qué 
punto el siglo XIX se ha liberado de la dominación de los ideales. Una cierta 
«sobriedad» en el deseo posibilita nuestra curiosidad y rigor científicos-esa suerte de 
virtud tan nuestra... 
El romanticismo es el último coletazo del siglo XVIII, un tipo de pretensión aupada 
hasta su entusiasmo por el gran estilo (buena parte es en realidad farsa y autoengaño: se 
querría representar la naturaleza fuerte, la gran pasión). 
El siglo XIX busca instintivamente teorías con las cuales sentir justificada su 
sumisión fatalista a los hechos. Ya el triunfo de Hegel sobre el «sentimentalismo» y el 
idealismo romántico se basaba en su manera fatalista de pensar, en su creencia en que 
la razón superior está del lado del triunfador, en su justificación del «estado» real-
efectivo (en el lugar de la «humanidad», etc.). Schopenhauer: somos algo necio y, en el 
caso mejor, algo que se anula a sí mismo. Triunfo del determinismo, de la deducción 
genealógica de las obligaciones consideradas anteriormente como válidas ab-
solutamente, la doctrina dei medio y de la adaptación, la reducción de la voluntad a 
movimientos reflejos, la negación de la voluntad como «causa eficiente»; finalmente 
un auténtico cambio de nombre: se ve tan poca voluntad que el término queda libre 
para designar alguna otra cosa. 
Otras teorías: la doctrina de la consideración objetiva y «depurada de voluntad» 
como único camino hacia la verdad; incluso también hacia la belleza; el mecanismo, la 
rigidez calculable del proceso mecánico; el pretendido «naturalismo». Eliminación 
como principio del sujeto que selecciona, juzga, interpreta-incluso la creencia en el 
«Genio»-, para tener un derecho a la sumisión. [...] 
9[178] 
 
? El problema del siglo XIX ¿Si su lado fuerte y su lado débil se pertenecen 
mutuamente? ¿Si está tallado de una única madera? ¿Si podemos ver como algo supe-
rior la diversidad de sus ideales y si las contradicciones de éstos están condicionadas 
por un fin superior?Pues podría ser predestinación para la grandeza el crecer, en tan 
gran medida, bajo una furiosa tensión. El descontento, el nihilismo podría ser un buen 
signo. 
9[186] 
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29 
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? El concepto de substancia es una consecuencia del concepto de sujeto, ¡no al 
contrario! Si sacrificamos el alma, «el sujeto», entonces falta completamente la 
condición previa para una «substancia». Se obtienen grados del ente, pero se pierde el 
ente. 
Crítica de la «realidad»: ¿de dónde procede el «más o menos de realidad», la 
gradación del ser en la que creemos? 
Nuestro grado de sentimiento de vida y de poder (lógica y conexión de lo 
experimentado) nos da la medida del «ser», de la «realidad», de la no-apariencia. 
Sujeto: tal es la terminología de nuestra creencia en una unidad bajo todos los 
distintos momentos del supremo sentimiento de realidad. Entendemos esa creencia 
como efecto de Una causa-creemos tanto en nuestra creencia que, en resumidas 
cuentas, por culpa suya nos imaginamos la «verdad», la «realidad», la 
«substancialidad». 
«Sujeto» es la ficción como si muchos estados iguales fueran en nosotros el efecto 
de Un sustrato. Ahora bien, primero nosotros hemos establecido la «igualdad» de esos 
estados. Sentar su igualdad y ponerlos en orden es lo efectivo, no la igualdad (ésta es 
más bien discutible). 
10[19] 
 
? Perspectiva general 
En realidad todo gran crecimiento trae consigo también enormes 
desmoronamientos y desapariciones 
El sufrimiento y los síntomas de la decadencia pertenecen a las épocas de enormes 
avances. 
Todo movimiento fructífero y poderoso de la humanidad ha producido 
paralelamente un movimiento nihilista. 
En determinadas circunstancias, el indicio de un crecimiento decisivo y 
completamente esencial, del paso a nuevas condiciones de existencia, sería que viniera 
al mundo la más extrema forma dei pesimismo, el auténtico nihilismo. 
He aquí lo que he comprendido. 
10[22] 
 
? Perspectiva general: El carácter equívoco de nuestro mundo moderno-en efecto los 
mismos síntomas podrían significar la decadencia y la pujanza. Y los indicios de la 
pujanza, de la conquistada mayoría de edad, podrían ser MALINTERPRETADOS 
como debilidad con motivo de la tradicional (retardada) apreciación emotiva. 
Brevemente, el sentimiento, como sentimiento valorativo, no está a la altura de los 
tiempos. 
Generalizando: el sentimiento valorativo está siempre ATRASADO, expresa las 
condiciones de conservación y de crecimiento de un tiempo muy anterior: lucha contra 
las nuevas condiciones de existencia, en las cuales no ha crecido y que malinterpreta 
necesariamente, que enseña a considerar con desconfianza, etc.: obstruye, despierta la 
sospecha contra lo nuevo... [...] 
10[23] 
 
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30 
Librodot 
? La ciencia, sus dos perspectivas: 
atendiendo a los individuos 
atendiendo a los complejos culturales («niveles») -evaluación contradictoria según una 
u otra perspectiva. 
10[27] 
 
? En lugar de la «sociedad», el complejo cultural como mi interés prioritario (por así 
decirlo como totalidad, relativamente a sus partes). 
10[28]

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