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La Revolución Francesa y neoclasicismo

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La Revolución Francesa
En 1789 estalló la Revolución Francesa, y la moda se convirtió en un instrumento de propaganda ideológica de la nueva era. Los revolucionarios manifestaron su espíritu rebelde y su rechazo a la vieja sociedad mediante el atuendo. Aquellos que llevaban complicados y extravagantes trajes de seda eran considerados enemigos de la Revolución. En lugar de calzones (culottes) y medias de seda, que representaban a la nobleza, los revolucionarios vestían con prendas usadas por las clases bajas, pantalones largos, chaqueta, zuecos 
 Las líneas ostentosas y poco naturales del periodo rococó dieron pasa a la simplicidad y la naturalidad que ejemplificaban la ideología igualitaria de la Revolución.
Durante la Revolución surgieron nuevos estilos de moda que se sucedían rápidamente, reflejando la cambiante situación política, el atuendo clásico, como el “traje a la francesa” se seguía utilizando como traje oficial de la corte. Las nuevas modas convivieron con las antiguas durante todo el período revolucionario.
El 21 de octubre de 1790 la Asamblea Nacional aprueba la enseña tricolor (azul, y roja) como bandera nacional de Francia. • La Revolución traerá consigo la denominación de las prendas, “Traje a la Constitución", "A la patriota”, que se acompañaran de los colores republicanos en cintura, cuellos, guantes o sombreros, aplicados sobre el blanco, fondo dominante en la mujer y negro en el hombre.
Antes de terminar el año (1790) en algunas revistas de moda, entre ellas en el ‘Journal de la Mode et du Goût’, se publican propuestas de moda en grabados coloreados de conjuntos con diseños que combinan los colores nacionales de Francia
Los Revolucionarios “Sans – Culottes” representaban al 3er Estado o pueblo llano. Nombre que significa “sin calzoncillos”, no llevaban el pantalón corto clásico de la nobleza, sino largos calzones muy anchos de rayas azules y blancas. Levan el chaleco sin mangas o carmañola, el gorro frigio y zuecos. Se oponen a los aristócratas y realistas en: forma de vestir, vocabulario, ideología. Es el “Sans Culottismo” (moda patriótica y revolucionaria que se refleja en la indumentaria, la música. La cocina, el humor, la forma de hablar, decoración
El conjunto más utilizado por las mujeres no podía ser otro que el vestido “a la inglesa” (“robe à l’anglaise”), debido a su connotación ‘burguesa’ por provenir de un país donde el poder burgués ya tenía cierto espacio en la política. • Acompañado o no por el “vestido redingote”, en ambos los detalles nacionales son expresos: Combinación de los colores nacionales, presencia de escarapelas, incrustaciones y decoraciones con cintas, en las faldas, en los tocados…todo ello, además con denominaciones políticas del momento: ’a la patriota’, ‘a la constitución’
La caótica sociedad que se vivía posterior a la Revolución generó la aparición durante el periodo del Directorio tendencias absolutamente excéntricas o frívolas, llamados “incroyables” en Francia. Los cuellos extremadamente altos caracterizaban su vestimenta, además de grandes solapas dobladas hacia atrás, chalecos chillones, corbatas anchas, calzones, cabello corto y bicornios en lugar de tricornios. El equivalente en femenino de los “incroyables” fueron las “merveilleuses”, que lucían vestidos extremadamente finos y diáfanos, casi transparentes, sin corsé
Caricaturas de la época refiriéndose al ridículo modo de vestir de las Maravillosas y los Increíbles
Neoclasicismo	
También conocido como estilo imperio, fue una moda contenida, relativamente sencilla y lineal inspirada en la antigüedad griega y romana.
Los vestidos eran casi transparentes y con mangas cortas y recogidas, escote bajo y una forma tubular y amplia. Basadas en las túnicas de la antigua, las telas eran sencillas y diáfanas: Muselina, gasas ligeras de algodón y percal creaban un efecto drapeado que imitaba a los estilos clásicos. Por primera vez en muchos años, el cuerpo de las mujeres estuvo libre de trabas, y se dio paso a unos tejidos extremadamente finos y delicados, como las finas muselinas, que permitían algo más que adivinar los contornos del cuerpo femenino y al no llevar artilugios interiores, le aportaba sencillez y libertad de movimientos.
Vestido camisa: Con cintura alta, cuerpo y falda se usa una sola pieza, mediante una línea clara y tubular. Los talles se desplazaron hacia arriba, justo debajo del pecho, se abandonaron los corsés. La decoración solía ser a base de bordados de colores neutros y los zapatos, de acuerdo con la nueva forma de vestir, eran planos, ligeros también escotados. La ligereza y relativa sencillez de esta indumentaria tuvo también consecuencias de orden práctico. Ya no era posible incluir bolsillos ocultos en las faldas.
El clásico vestido no resultaba adecuado para los crudos inviernos europeos, por lo que se hizo necesario diseñar prendas de abrigo y accesorios. Los chales de cachemira se hicieron muy populares y vitales para combatir el frio. Para protegerse de los elementos se empezaron a vestir abrigos y chaquetas. Especialmente popular fue una chaqueta corta que cubría las manos y tomaba su nombre de conde Spencer.
El gran cambio se debió, principalmente, a la influencia inglesa, ya que usaban ropas cómodas y prácticas, más acordes con la vida al aire libre, y menos influenciadas por la Corte que las vestiduras francesas. En la moda masculina, esto se traduce en la sustitución del “traje a la francesa” - confeccionado con ricos tejidos de seda muy bordados y formado por Casaca, Chupa y Calzón- por el traje burgués, compuesto por las mismas prendas, pero más sencillas y elaboradas con tejidos menos ricos, que permitían más libertad de movimiento y reflejaban menos las desigualdades sociales.
Glosario:
Diáfanas: Que deja pasar la luz a través de sí casi en su totalidad.
Percal: El percal es una tela fina de algodón o poliéster usada para indumentaria y ropa blanca de escaso precio.

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