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Capítulo 1 libro 2 Hacia una diplomacia

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Capítulo 1
El escenario internacional: concepto e historia
1. Conceptos sobre el orden mundial y las relaciones internacionales
La primera pregunta que surge del título de este apartado es por qué hablamos de orden mundial, cuando todo lector, observador de la realidad, interesado o estudioso en el escenario internacional no ve que existan un orden específico y sus reglas.
La definición de orden más aceptada dice que es “la manera de estar colocadas las cosas o las personas en el espacio o de sucederse los hechos en el tiempo, según un determinado criterio o norma”, y la segunda más utilizada señala que “es una situación o estado de normalidad o funcionamiento correcto de algo, en especial armonía en las relaciones humanas dentro de una colectividad”. Cualquiera de ellas hace alusión a la normalidad, lo que aparece como directamente contradictorio con lo que el hombre contemporáneo vislumbra como el actual estado situacional de los países y la humanidad en la vida cotidiana y universal, por sus desigualdades, injusticias y catástrofes, mínimamente.
Cuando en la segunda definición se señala el funcionamiento correcto de algo, se refiere a la ética o conducta, lo que también nos aparece como una definición utópica toda vez que la incorrección parece dominar las normas de convivencia de las sociedades y los Estados, cuanto más poderosos estos son o cuanto más miseria sufren. Y luego, vemos la palabra “armonía”. Esta es tal vez la que menos tenga relación con el presente escenario internacional. Economías y guerras comerciales, diferencias religiosas, étnicas y culturales, y la agitación permanente de guerras por fronteras, por riquezas y hasta por alimentos hacen lejano pensar que el orden mundial tenga que ver directamente con algún tipo de armonía.
Las definiciones abstractas de orden mundial hacen así que la misma frase sea una utopía, que queda muy cómoda para ser utilizada por ciertos medios de comunicación y ciertos centros de poder a los cuales requerir orden no les genera grandes esfuerzos, toda vez que se pueda exigírselo a emergentes y subdesarrollados.
Por ello parece más adecuado a nuestra realidad actual hablar de escenario internacional, un escenario de teatro donde puedan observarse los roles de cada actor y cada personaje, la orquesta, los líderes en la actuación y en las sinfonías musicales.
No obstante ello, la media domina el lenguaje de las relaciones internacionales sin análisis alguno. Y obliga a todas las partes que deben influir en las relaciones internacionales, las mejores intencionadas incluso, a redefinir y utilizar siempre la palabra “orden mundial”, a efectos de seguir el juego para que el planeta no caiga en jaques mates definitivos y flote en una continua negociación.
En definitiva, la definición de orden mundial nos facilita ver en la historia y en la realidad política los actores del escenario internacional, aunque lejos esté ello de la significación de un orden o tendencia de paz y armonía.
Y el orden se escrudiña así a través de una negociación o diplomacia que, permanentemente, debe estar alerta al escenario internacional de guerras permanentes, oscuras y escondidas, pero tan vigentes como crueles.
Porque la humanidad siempre ha vivido más horas de guerra que de paz, más años, más siglos de guerra casi sin pausa. Desde sus épocas más tribales a nuestros días la guerra ha superado largamente a los tiempos de paz. Los acuerdos y pactos de paz abrieron paso a la diplomacia en las relaciones de los Estados. Esa diplomacia utilizó diversos instrumentos y referencias para la búsqueda de estas paces y la construcción de esquemas de orden pacífico, a través del poder, de la política, de la guerra, de la espiritualidad, de las culturas y de las religiones
En las religiones las sociedades siempre dieron prioridad a los significados de los términos de orden mundial, y de las normas o leyes que debieran regir este orden.
Sidharta Bautama, llamado Buda –el iluminado–, quien vivió entre 563 y 483 a.C., propagó los principios sobre el despertar, el Nirvana, las nuevas formas de buscar y encontrar la felicidad y un nuevo orden interior y universal. Lo hizo a través de su propio derrotero de vida, enseñanzas y ejercicios para la vida del nuevo hombre.
Buda enseña convencido de que solo a través del dominio de las verdades que generan el despertar –Nirvana– se puede trascender el tiempo, la vida y la muerte y desprenderse de las falsedades terrenales. Alcanzar este estado de liberación o Nirvana puede ser posible para todo ser humano
Seguramente solo recorriendo el noroeste de India Buda jamás imaginó la enorme extensión e influencia que tendría su prédica en el mundo subsiguiente, y en la actualidad en las mentes de Oriente y Occidente. Tampoco hizo cálculos respecto de la utilización de sus principios y enseñanzas en la mente de líderes políticos y en la política internacional.
De varias escrituras pueden recogerse intentos de la humanidad de buscar nuevos órdenes y momentos de paz. En el caso del cristianismo, la Biblia expresa en ambos testamentos reiteradas citas sobre el tema. 
En el Evangelio de San Mateo 5,20 dice que utilizó las siguientes palabras –duras– sobre la necesidad de respetar y consolidar el orden social y la ley existentes: “No penséis que he venido a abolir la ley y los profetas; no he venido a abolirla, sino a perfeccionarla… ni una jota, ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se cumpla. Por lo tanto, quien quebrante uno solo de estos mínimos preceptos y enseñe así a los hombres será tenido por el menor en el reino de los cielos. Pero el que los cumpla y enseñe será tenido por grande… si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos no entraréis en el reino de los cielos”.
Cristo no nos dejó una sola palabra por escrito. Mediante sus discípulos y seguidores legó su palabra para la humanidad. Sus sacrificados y exigentes seguidores consiguieron mantener el legado y, sin embargo, recién casi un siglo después el cristianismo pudo dar forma a una Iglesia institucional desde el poder romano occidental y oriental. Tampoco entonces existía modo alguno de saber que el Medioevo y los siglos subsiguientes ensancharían cada vez más en la humanidad preponderantemente occidental las enseñanzas de Jesús y su revolución espiritual hasta nuestros días.
El cristianismo creció rápidamente desde los años 100 y se expandió de manera virulenta y consolidada durante las cruzadas a Israel y Oriente Medio, así como en los Estados latinos, centrales y nórdicos de Europa. Luego estableció Estados católicos abanderados en su dogma, como España, Portugal, Francia e Inglaterra. No pudo prever ni impedir que, años después, desde sus mismas huestes Juan Calvino y Martín Lutero dieran nacimiento a la Iglesia Evangelista que desde Inglaterra y Alemania se expandirá a más de la mitad de Europa y sus colonias. Todo ello en nombre de un nuevo orden mundial y de la paz del hombre, en manos de Dios.
A su manera el profeta Muhammad, llamado Mahoma entre nosotros, quien vivió entre el año 570 y 632 d.C., dedicó su existencia a la prédica del monoteísmo y luego a su comprensión en las letras volcadas en el Corán, con el objeto de reconvertir a sus fieles a los mandatos que él mismo concibió como verdades dogmáticas religiosas de estricto cumplimiento, y en pos de un nuevo ordenamiento humanitario mundial, en lo espiritual y terrenal. Un orden único de Dios, que es superador de todas las creencias existentes –infieles a este orden–, y que ha de ser predicado para la mayor pureza de la humanidad, según este profeta.
También en este caso la historia fue demostrando que los sucesores fueron fortificando el dogma de Mahoma y la guerra santa, no solo mediante el dominio en sus tierras originarias en Oriente Medio y Palestina, sino luego expandiéndose a los reinos y Estados en Europa, Asia y África por largos siglos, y extendiendo gran cantidad de fieles en todo el planeta. Esta religión se duplicó en los últimos cincuenta años, superando los 1.800 millones de fieles según estimacionesaproximadas. El islam procura de diversas maneras su legitimación espiritual desde la letra y más aún con la guerra santa, desde los Estados conformados e instituidos como parte del mismo islam hasta el activismo grupal o solitario pero firme de sectas y facciones fundamentalistas de carácter violento. En la actualidad ya no solo está formado y desarrollado en sus cunas naturales territoriales, sino también en pleno occidente norteamericano y europeo y con creencias firmes en nombre de Dios.
Puede afirmarse que las religiones, en el desarrollo histórico, son una muestra muy preclara de que el hombre, las sociedades y los Estados combatieron desde fuertes creencias y verdades propias para la consolidación de un sistema de orden mundial para procurar la paz, armada o no, pero pax.
Por otra parte, al nacer los Estados como tales y dar origen a lo que llamamos relaciones internacionales, las teorías y los pensamientos sobre el orden que busca la humanidad se comienzan a medir con nuevas visiones y de acuerdo con la mayor o menor efectividad del orden mundial.
En el estudio de la historia, la Paz de Westfalia de 1648 y el Congreso de Viena de 1815 suelen ser los hitos más renombrados y eficientes como períodos de paz. Hay otros, pero sin duda estos lograron acuerdos extraordinarios en interminables guerras religiosas, culturales, económicas e ideológicas.
En las relaciones internacionales, el orden y paz mundial debe estudiarse a través de la historia de los hechos y también de las historias de las teorías y los pensamientos.
Estudiar a la humanidad mediante diversos estudios del hombre, el orden mundial y la búsqueda del poder en los Estados facilitó muchas veces el análisis en las relaciones internacionales.	Comment by Mónica Urrestarazu: Sugerimos “las diversas investigaciones realizadas sobre el”, para evitar repetición.
Sobre la base de conceptos históricos y modernos sobre el orden mundial, podemos afirmar que desde los tiempos bíblicos la historia y la política se dedicaron al estudio del hombre y el Estado, el hombre y el poder, la supervivencia de los Estados, los príncipes y el poder, las formas de contención de la paz y la guerra, las realidades y las teorías que avalaron el orden mundial: “el orden basado en la política realista”, “el orden basado en el equilibrio del poder” y “el orden basado en la cooperación internacional”. Porque el llamado “orden mundial”, el conflicto permanente realista y el equilibrio de poder hacen a la naturaleza y al objeto de la misma disciplina de las relaciones internacionales. En el mismo sentido, en los estudios contemporáneos aparecen como naturales y superadoras de las grandes guerras las teorías y propuestas de cooperación internacional.
En los siglos XV al siglo XX, la dedicación a los estudios de la teoría del Estado, la valoración de los clásicos de la filosofía, el desarrollo de la filosofía política, la consolidación de las ciencias sociales –la sociología, las ciencias políticas y las relaciones internacionales– generaron un marco académico y de pensamiento adecuado para avanzar en el estudio específico de los orígenes del orden, el poder, el equilibrio y las necesidades de cooperación y armonía en un mundo en guerra.
Antes aún, en el siglo III a.C., el estadista hindú Kautilia fué quien primero estudió ello en la antigüedad a través de una obra en sánscrito llamada Artha-shastra. Esta obra es aún un valioso tratado político sobre la teoría del Estado y el poder político. En este tratado Kautilia volcó su pensamiento y sus consejos para conformar el Estado ideal.
Lo importante en la política y el Estado es su función de utilidad y poder, sin consideración alguna de la ética o la justicia. Para Kautilia se justificaban herramientas como extorsión, seducción, secretos, armas confidenciales y el uso de toda argucia útil para ganar siempre y mantener el poder. Incluso recomendaba utilizar el crimen y asesinatos, así como utilizar la pena de muerte y los asesinatos a través de veneno para castigar las violaciones a las órdenes del rey. Fue sin duda el Nicolás Maquiavelo de la India.
Su pensamiento, no muy diferente al de varios de sus sucesores dirigentes del mundo actual, consiste en que el objetivo de la política es coronar emperador o rey, como poder dominante de un círculo de Estados, siempre considerando al vecino fronterizo un Estado enemigo natural, y practicar alianzas de Estados amigos contra estos. Así introdujo una teoría de gobierno y de equilibrio de poderes.
En el siglo XV el pensador y diplomático florentino Nicolás Maquiavelo adoptó muchas de las técnicas de Kautilia –sobre todo el estudio de casos históricos ejemplares– para su original obra El Príncipe, donde también existe una cínica enumeración de las reglas para sobrevivir y crecer en el mundo de la política y la lucha por el poder.
Francesco Guicciardini, varias veces colaborador del mismo Maquiavelo, en sus Ricordi politici e civili,también se valió de ejemplos históricos para elaborar una nueva teoría del equilibrio del poder. Esta obra luego fue traducida por Mario Domandi como Maxims and Reflections of a RenaissanceStatement(Nueva York, 1965), y por su vigencia me permito sugerir su lectura.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Statesman? Elimar esta palabra…	Comment by Mónica Urrestarazu: Entonces habría que incluirla en la bibliografía:Guicciardini, Francesco (1965),Maxims and Reflections of a RenaissanceStatesman, Nueva York, Harper&Row.POR FAVOR INCLUIRLO EN LA BIBLIOGRAFIA, gracias
Podemos señalar de manera cierta que las obras de Kautilia, Maquiavelo y Guicciardini constituyeron las guías primarias para el derrotero de las futuras teorías de la guerra y la diplomacia, y así construyeron bases sólidas en el estudio tradicional de las relaciones internacionales. Son teorías antiguas pero vigentes, y que se dedican a diseñar teorías del Estado basadas y justificadas en el principio del sustento del poder, del equilibrio del poder, balancín de la guerra y la paz de los Estados.
De ahí en más los diversos escritos y estudios, y la historia de las relaciones interestatales, basan su devenir en guerra y paz, acuerdos y conflictos, tomando siempre la violencia como un instrumento primario en la política de los Estados.
Nicolás Maquiavelo y Thomas Hobbes justifican estas teorías y los príncipes, reinados y repúblicas de la historia del Medioevo y el Renacimiento; la época moderna y la contemporánea hacen suyas esta concepción sin considerar alternativa alguna para el desarrollo de las relaciones internacionales.
Las guerras del Peloponeso, la expansión en Grecia, Mesopotamia y Persia, las campañas bélicas del Imperio Romano, las eternas batallas entre naciones monárquicas, las guerras religiosas, la Paz de Westfalia, las guerras de expansión de la República Francesa y las guerras napoléonicas, el Congreso de Viena, la independencia americana, la guerras por el colonialismo, las guerras del comunismo, las dos grandes guerras mundiales, ninguna de ellas consigue salir de este concepto de poder y equilibrio de poder, y de acuerdos de paz de fácil violación para encarar la guerra. Fue y refleja la historia de la humanidad. Cientos de años. Miles de años. Y es aún así para muchos rincones del planeta. Occidente, Asia, Medio Oriente, África.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Siempre fue así, y ello refleja?Escribir tal cual como dices: Siempre fue asi y ello refleja
El nacimiento de los organismos internacionales pos-Conferencia de San Francisco en 1945, los ejercicios de integración de comunidades por supervivencia y por riqueza y la expansión de las empresas multinacionales y corporaciones financieras en el siglo XX permitieron avanzar por primera vez hacia un cierto espíritu de cooperación mundial como principio de orden de las relaciones internacionales.
La congoja del hambre, los cansadores conflictos de fronteras, el rechazo de las discriminación racial, cultural o religiosa y el avance del humanitarismo dieron por terminadas las soluciones de la Realpolitik, y luego también a la teoríadel equilibrio de poder como teoría de única validez de orden mundial, e instalaron a partir de la segunda posguerra y hasta nuestros días la teoría de la cooperación internacional como la puerta de salida al conflicto de la guerra permanente y al tembloroso equilibrio de poder, bipolar o multipolar.
La fórmula más deseable de orden mundial fue y debiera ser esta teoría y corriente de pensamiento de la cooperación internacional. Esta teoría siempre generó entusiasmo en cientos de autores de política y relaciones internacionales, pensadores, intelectuales, diplomáticos y estadista cooperativistas. Pareció la misma panacea para la consecución de la paz mundial, y aún a veces se la sigue estimando así.
En los primeros años de este siglo XXI la teoría de la globalización mundial como fórmula pacificadora del orden pretende aparecer como superadora de la teoría de la cooperación.
La riqueza derramada por la pax americana en los últimos setenta años de globalización lamentablemente no fue suficiente y, a pesar de sus insistentes recetas, tampoco logró consolidarse o institucionalizarse en modo alguno, por lo que además su fracaso coloca también en duda el triunfo de la teoría de la cooperación internacional, y seguramente la superioridad del multilateralismo materializado en instituciones y organismos. Volveremos sobre ello.
Al contrario de lo esperado en el escenario internacional, el siglo XXI amanece con una importante cantidad de conflictos no superados y nuevos que, de manera más o menos explícita, develan un estado de nuevas guerras y situaciones de pobreza novedosas y más extremas.
Algunos politólogos ya califican a este nuevo siglo como el renacer de una “guerra permanente”: un conflictivo escenario internacional donde aún es difícil medir y analizar como se hacía en las guerras clásicas 
Guerras permanentes donde aún no sabemos qué es perder y qué es ganar.
Guerras que hace tiempo ya no están jugando las diferencias culturales o de civilización, sino confrontaciones materiales básicas que ponen en juego la misma supervivencia del hombre y su planeta. La ecología.
Las clases políticas e intelectuales del planeta, debieran repensar y redefinir la paz y el orden mundial para que vuelvan a ser parte de la naturaleza y el orden propio del ser humano, y no metas abstractas (diseñadas en loables organigramas de metas y objetivos) que dependen de las conductas de gobernantes de turno o promotores de programas pacificadores de corto plazo sin más sustento que un pasajero equilibrio de poder.
2. El orden mundial en el siglo XX
Por cada siglo que pasa, señala la leyenda historiográfica, las sociedades cambian su cosmovisión mundial, revisan sus valores y tienden a proponer nuevas reglas para su convivencia en estructuras políticas y sociales, en instituciones que son pilares de cada sociedad.
Capitalismo, comunismo, socialismo, neoliberalismo, poscapitalismo son las corrientes y fuerzas que evolucionaron y cambiaron la cosmovisión en el siglo XX. Cambiaron el equilibrio de poder y el orden mundial.
En el orden histórico, según Michele Sciacca, filósofo italiano estudioso del siglo XX, los cambios del orden mundial son políticos y principalmente económico-financieros. Agrega que en particular en la economía occidental están asociados en un esquema de tres fases: la era de las catástrofes (1914-1950), la edad de oro (1950-1970) y el derrumbamiento (1970-1990).	Comment by Mónica Urrestarazu: Falta en biblio.Favor agregar en la Bibliografía a : Varios, Studi in honore de Michele Sciacca , Milan, Italia 1959
Al fin de la Segunda Guerra Mundial, el panorama internacional cambió profundamente. Desaparece el fascismo como modelo de organización política y económica de la sociedad moderna y aparecen nuevos modelos para ese cambio: un modelo de Estado liberal intervencionista y otro modelo, estalinista o de capitalismo de Estado. Ese mundo de ideas y fuerzas de carácter bipolar se basó en el equilibrio de poderes. 
Asimismo, también luego de la segunda posguerra se da paso a dos modelos diferentes de organización económica y política para la solución de los conflictos sociales. Estados Unidos será así líder del mundo occidental, con diversos aliados, mientras la Unión Soviética aparece con su propuesta socialista-comunista de corte totalitario, y con los países de Europa oriental y central conforma el bloque socialista. Ellos bendicen y dominan a varios países a través de su mentada planificación estratégica central y universal. Europa y sus colonias, al igual que América Latina, se ampara debajo de Estados Unidos y el modelo de mundo libre.
Estados Unidos es, entonces, un país hegemónico y la única potencia. Más de la mitad de la producción industrial del mundo se realiza allí, aprovechando una industria sin daños de la segunda posguerra. Su poder se desplaza y asimila como aliados capitalistas a Inglaterra, Francia y Alemania, y debajo de ellos el resto de la Europa que fuera subsumida por el nazismo.
En la década de 1950 se instala en el orden mundial la Guerra Fría: un conflicto inmóvil y dinámico, de espionajes, de controles mutuos, de acciones militares contenidas, de mediciones de potencias nucleares. Este es el escenario internacional bipolar, y duró hasta la última década del siglo XX.
La Unión Soviética, a su vez, consolidó su régimen de economía centralmente planificada con altos niveles de crecimiento al principio y un estancamiento inmediato posterior, consecuencia de la centralización, burocratización, corrupción y dictadura.
Por el contrario, el capitalismo sistémico –sin políticas intervencionistas más que las dirigidas al desarrollo y puntuales subsidios del Estado– le permite al bloque occidental un proceso de crecimiento sin pausa y su integración al resto de los nuevos países aliados industrializados.
Asimismo, el mundo asiste al nacimiento de un gap en el mundo occidental a partir de la aparición de nuevas economías de subdesarrollo provenientes del proceso de descolonización y como consecuencia también de la Guerra Fría. Se destaca la inmediata aplicación de la política de contención de la Unión Soviética esbozada por el diplomático norteamericano George Kennan.
En lo económico puro, el keynesianismo se convierte en un elemento fundamental para las economías de los Estados, que comienzan a orientar sus economías de manera creciente. Ello lugar al Estado empresarial, copiando algunas falencias ya adoptadas en el anterior fascismo italiano y alemán. Además, los Estados intervienen en la economía, la bolsa y las finanzas a escala mundial.
Recién en la década de 1970 hace crisis parte del modelo keynesiano, desarrollista, benefactor e intervencionista, y hacia la de 1980 reaparece con crudeza la tendencia liberal.
Las economías intervencionistas y liberales están basadas en el estudio directo de las características del mercado, y ello es dirigido a los medios de producción y a la acelerada aparición de la tecnología aplicada al crecimiento y al comercio internacional.
La oferta y la demanda, en el mundo occidental principalmente, combinadas con la innovación tecnológica desarrollaron en la economía y el comercio conceptos de avanzada: calidad, crecimiento, productividad del trabajo, finanzas, inversiones, reglas regionales e internacionales.
Los factores señalados representaron el auge de la posguerra: la energía barata, el petróleo como elemento dominante de la economía, todo ello dio como resultado la supremacía de Estados Unidos en el orden económico internacional 
Después de la Segunda Guerra y ya en los años 70 y 80, el mundo sufrió otro gap e importante desequilibrio entre la economía de Estados Unidos y el resto de los países y regiones del mundo, muy superior a lo previsto en todo lo que producción y comercio significara, y también en el orden energético, tecnológico y militar. Además, Estados Unidos se convirtió en el primer proveedor para el consumo prácticamente mundial.
Estados Unidos no se desarrolló como un Estado de rol empresarial, pero su gasto orientó y sostuvo su demanda efectivay la del resto del mundo, y pudo así financiar el desarrollo tecnológico y expandir bienes de consumo durable. El mecanismo utilizado estuvo directamente apuntado al aparato de defensa y militar. Siempre atento a la Guerra Fría y la amenaza que representaba el comunismo patrocinado por la Unión Soviética, justificó el mantenimiento de un gran aparato militar y la necesidad de acelerar la tecnología militar con propósitos persuasivos que, por lo tanto, exigía grandes inversiones para producir innovaciones.
Así se generó un complejo militar-industrial, que permitió el crecimiento acelerado de las grandes corporaciones y de la expansión de los bienes de consumo, consecuencia de la rivalidad entre los Estados nacionales que lideraban los dos bloques enfrentados en la Guerra Fría y de manera de orientar la producción mediante el gasto del Estado.
En el orden institucional, en 1945 también nació –impulsado por las potencias vencedoras– el esquema de organismos económicos internacionales diseñado en Bretton Woods, New Hampshire. John Maynard Keynes había diagramado para esa ocasión un proyecto para generar estabilidad económica a los Estados de posguerra, que hasta entonces solo se habían apoyado en la ayuda directa del Plan Marshall.
Se constituyen esos organismos económicos para la anunciada estabilidad: el Fondo Monetario Internacional (FMI), base para el establecimiento de un nuevo sistema monetario internacional, y el Banco Mundial, destinado a la estabilidad, la reconstrucción y el fomento de las economías.
Pocos años después el esquema se completa con acuerdos comerciales que permitieran estabilizar y emparejar las balanzas de los países saneados, dando lugar al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT General Agreement on Tarif and Trade) por su sigla en inglés) y su sucesora la Organización Mundial del Comercio (OMC), organismo que aún se debate en rondas con el objeto de avanzar en la liberalización del comercio internacional y el mejoramiento ético de las reglas de juego en este competitivo campo mundial.
El FMI, constituido por los bancos de los Estados, beneficia a estos con préstamos stand by, supervisa el cumplimiento de los acuerdos y asegura que los países mantengan políticas económicas con su sistema. Todos los países miembros están sujetos a su disciplina. Con la enmienda de 1969 se crearon los derechos especiales de giros (DEG) para ampliar la liquidez internacional, un instrumento contable que se anota y registra en el FMI o en los bancos centrales que los países puedan utilizar para hacer frente a dificultades en la balanza de pagos y no sustituye otras monedas de pago.
En la década de 1980, el FMI asumirá un nuevo papel al auspiciar políticas neoliberales como respuesta directa a la crisis de la deuda externa y al estancamiento económico general que afecta a prácticamente a todo el mundo salvo algunos países de Asia.
Así se termina con los modelos de desarrollo de la posguerra, tanto el keynesianismo, adoptado por el mundo libre, como el intervencionista.
Con la creación del Banco Mundial o Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), también en la Conferencia de Bretton Woods, se buscó inmediatamente desarrollar estrategias de liberación del mercado mundial. El Banco Mundial, al igual que el FMI, estuvo totalmente dominado por Estados Unidos hasta entrados los años 70, a partir de entonces otros países industrializados se incorporaron, parcialmente y en promociones desiguales, al control de estos organismos.
El GATT y la OMC son consecuencia directa de reglas que impulsan las Naciones Unidas (ONU) en la posguerra y de políticas de Estados Unidos que permanente busca generar conferencias y acuerdos en materia comercial.
La primera ronda de negociaciones fue la de Ginebra en 1947, y fue la más importante por la magnitud del monto negociado y la intensidad de las rebajas arancelarias. Se la conoce con el nombre de Ronda de Kennedy, y se desarrolló durante tres años, entre 1947 y 1967. Después de complicadas negociaciones arrojó una reducción general de aranceles para un conjunto de productos manufacturados y semi manufacturados del 30 % en aranceles de Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea. 
El GATT, lamentablemente, transmitió la imagen de un círculo de ricos indiferentes a los problemas del subdesarrollo; por ello, los países del Tercer Mundo buscaron más bien en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD : United Nations Conference on Trade and Development )el instrumento adecuado para sus reivindicaciones comerciales
Entre 1986 y 1994 se realizó la Ronda de Uruguay, que incorporó las negociaciones sobre los servicios, la propiedad industrial y las políticas comerciales, y estableció la creación de la OMC. El 1 de enero de 1995 se realizó la primera conferencia de la OMC con la participación de 135 países. 
En este siglo XXI Estados Unidos acentúa su desprecio por las políticas de la OMC y por la existencia misma de un ente regulador como este.
La Conferencia de 2017 en Buenos Aires no logró destrabar los problemas heredados de la estancada Ronda de Doha. No existen decisiones o resoluciones novedosas de carácter institucional que puedan avanzar hacia el fin de los aranceles y subsidios de los principales Estados dominantes del comercio Internacional.
Luego de la Conferencia de Buenos Aires, en 2018, el presidente norteamericano Donald Trump sumó a su política exterior anticumbre y antiorganismos los anuncios bilaterales de proteccionismo dirigidos principalmente a la República Popular China.
En el orden comercial, como veremos, en los albores de este siglo Estados Unidos vuelve al proteccionismo primario a efectos de reconfirmar su poder unipolar sobre la base de la defensa de sus intereses nacionales, que hacen prescindibles acuerdos con su viejo aliado europeo y lo confrontan con la expansiva economía de China y Oriente.
Además, Estados Unidos maneja de manera unipolar y con estrategias clásicas de amenazas y desequilibrio su relación con Corea del Norte, la India, Siria y todo Oriente Medio.
En el siglo XXI el esquema de poder es unipolar toda vez que Estados Unidos monopoliza la fuerza a partir del crecimiento de su poderío de defensa y militar estratégico.
En el orden comercial Estados Unidos negocia de a uno, tête à tête, con todos los países del mundo, y aplica sus normas proteccionistas especialmente a la primera potencia comercial mundial, China, dejando marcas claras de que no permite sus avances en territorio americano ni en los socios comerciales de lo que considera sus varios patios traseros, en Oriente, en África, en América Latina.
Ello, como dijimos, reafirma a Estados Unidos desde el orden militar. Desde Miami el Comando Sur ha consolidado la presencia de sus veintiséis bases militares permanentes en los países de América Latina.
Así es como en el siglo XXI el equilibrio de poder es realista y unipolar, al tiempo que caótico, toda vez que la transferencia del poder comercial y tecnológico avanza a pasos agigantados desde los países occidentales hacia el creciente Oriente.
Consecuencia de este estado, los organismos internacionales han perdido peso en el equilibrio de poder y no pueden imponer la cooperación internacional de manera primaria.
A fines del siglo XX el orden mundial sufrió una importante crisis, particularmente en la economía internacional, los países han padecido desde estanflación hasta hiperinflación a pesar de los organismos y los bancos que supuestamente garantizaban un orden mundial económicamente estable.
El orden del siglo XX se desmoronó; nunca fue estable a pesar de los esfuerzos desde la segunda posguerra. Nunca se logró estabilidad ni en las potencias, ni en las colonias, ni en los países conocido como BRICS : Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica , ni en los países medianos o medios, ni en los emergentes. Ni con el patrón oro, ni con el patrón petróleo, ni con las bolsas siguiendo los commodities, ni con las nuevas industrias multinacionales, ni con las tecnológicaso grandes valles o polos de alta tecnología.
El proceso de globalización del comercio, de las inversiones y el traspaso del capital, así como la actuación de las empresas transnacionales, no pudo generar más equilibrio ni independencia en las economías nacionales dependientes y emergentes.
El dominio del dólar en las transacciones económicas internacionales y de las empresas norteamericanasmultinacionales avanzó en el pasado siglo con ventaja para Estados Unidos en los equilibrios de poder económico, una ventaja que estaba parcialmente contrarrestada por la Unión Europea y Japón en el comercio mundial. La debilidad de los organismos internacionales para imponer medidas correctoras o establecer un orden, especialmente entre los poderosos, ha sido también responsable de ello. Y esto a pesar de que surgieran otros instrumentos: el G7, constituido ya en 1975, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ambos surgieron para combatir políticas nacionales aplicadas al comercio mundial y el proteccionismo, pero aún no demuestran ser exactamente soluciones concretas para el nuevo orden requerido.
Cuando en 1979 se produce la llamada segunda crisis del petróleo –aunque fue menos intensa que la de octubre del 1973– la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió aumentar el precio cuatro veces, lo cual hizo titubear la economía occidental, tanto en los países industrializados como en los del Tercer Mundo no exportadores de petróleo. Esa iniciativa de la OPEP, prueba de militancia del Tercer Mundo, sirvió para canalizar buena parte del excedente mundial y todo excedente que pudiera tener el Tercer Mundo hacia los bancos occidentales, principalmente de Estados Unidos, a través de los Estados productores de petróleo. Así Estados Unidos recibió su parte de las ganancias.
Recordemos que ya en los años 80 el dólar fue devaluado por Estados Unidos y generó otra crisis que se dejó notar especialmente en los países subdesarrollados, que habían salvado la situación de la década anterior gracias a los créditos baratos de la banca internacional. Pero las tasas de interés crecieron y con ello la sangría económica de los países que se habían endeudado a altas muy elevadas tasas de interés.
Allí comienza el problema de la llamada deuda externa y sus implicaciones internacionales. El monto de la deuda externa de los países en vías de desarrollo en 1980 era 567.000 millones de dólares; en 1986, 1.086.000 millones de dólares; en 1992, 1.419.000 millones de dólares. Entre 1980 a 1992 el pago de intereses representó 771.300 millones de dólares, a la cual debe agregarse el pago del capital a la competencia por un monto de 890.900 millones de dólares.
En total, en doce años, los países del Tercer Mundo han reembolsado 1.663.000 millones de dólares. Todo ello mientras los organismos internacionales siguen siendo ineficaces y también oprimen la situación a través de los mentados acuerdos de coordinación en el seno del G7 y la OCDE, en los cuales recaería la tarea de coordinación de las políticas económicas.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿empeoran?Escribir empeoran,,,ok
Estados Unidos dejó de ser una potencia hegemónica y la Guerra Fría no cumplía ninguna función. En tiempos de la Guerra Fría, además, en el orden económico comercial la Unión Soviética fue tratado como un Estado periférico más de la órbita capitalista mundial.
Tal vez pueda pensarse que Michael Gorbachov intentó salvar la posibilidad de que la Unión Soviética siguiera siendo una potencia mundial a través de un programa de liquidación unilateral de la Guerra Fría, del desenganche del país de su enorme imperio de Europa Oriental –ya rebelde y sin fuerza económica– y de la restauración de un Estado soviético más eficaz en una era poshegemónica.
Pero en 1989 cae la Unión Soviética y se desarma la cortina. Se inicia una etapa de profundización de la jerarquización económica y de regionalización de la economía mundial que se desarrollará en los años 90. Se profundiza la integración de la Unión Europea y se amplía a nuevos países. Estados Unidos incrementa su libre comercio hacia Canadá primero y México después, lo que deriva 1988 en un acuerdo de libre comercio (NAFTA: North American Free Trade). 
Así es como en la década de 1990 Estados Unidos será la cabeza de América junto a Canadá y otros países de segundo orden, más allá de ciertas relaciones privilegiadas. Son los casos de México, Chile y Argentina. Respecto a los demás, Estados Unidos estudia y actúa con diferencias y jerarquización entre ellos.
Por su parte las naciones de América Latina producen diversos intentos de integración con mayor o menor éxito. Entre esos esfuerzos se destaca el Mercosur.
El Tratado de Asunción que en 1984 genera el Mercosur es un invento diplomático. Y lo remarco porque conocí los colegas que hicieron que el Programa de Integración Argentina-Brasil (PIB) derivara en un programa ampliado que se convirtió en el Tratado de Asunción. El valor político del gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín y sus pares del Mercosur es total, pues son quien en definitiva generan la existencia misma y el crecimiento del organismo. Pero, a diferencia de diversos proyectos, esta fue una iniciativa ideada, perfeccionada y formulada por profesionales de la Cancillería, una rara avis.
El Mercosur se potenció con gran influencia en la zona y desarrolló sus propias reglas de relacionamiento propio y externo. Y aún trabaja denodadamente por supervivir en un esquema altamente competitivo, en especial frente a Estados Unidos, China y la Unión Europea.
Por su parte Asia desarrolló en los años 90 su propio esquema de integración económico-comercial y cultural. Japón como primera potencia acercó a sus vecinos y los retroalimentó en la industrialización. Todos se desarrollaron muy rápidamente. 
Los países de Europa Oriental, caída la cortina, se incorporaron a la Unión Europea en mayor o menor escala y con diferencias económicas sustanciales que los fueron acercando o alejando del bloque continental.
China, la India y Brasil aparecieron hacia fines del siglo XX como países con esquemas de economías y comercio capitalistas. Fortalecidos por el crecimiento del comercio internacional, supieron blindarse a partir de capacidades y recursos propios.
Así fue como la desaparición del sistema socialista de Europa Oriental y la disolución de la Unión Soviética dan origen a todo un nuevo orden mundial, también económico-financiero, y con propuestas orgánicas internacionales, esquemas bancarios de financiamiento y programas de cooperación internacional.
En el siglo XXI el orden mundial parece haber mutado, como dijimos, a un esquema de equilibrio de poder por encima del deseado esquema de cooperación internacional.
Este equilibrio en principio es bilateral con aristas de multilateralismo, como se ha afirmado. La orgánica de este orden es ahora comandada por el G7 a partir de sus reuniones o cumbres periódicas entre los máximos mandatarios de los países más poderosos, que verdaderamente coordinan –no siempre en armonía– las políticas económicas, comerciales y financieras mundiales.
No pienso que exista el soñado orden económico internacional como fuera muchas veces definido por analistas internacionales; en especial en los recientes años 90. Por el contrario, hay un relevante desorden económico internacional más que un orden. En los años mencionados parecía surgir una nueva realidad tripolar, con la Unión Europea en proceso de consolidación en torno a la nueva moneda, Estados Unidos recuperando sus niveles de competitividad y Japón con su crecimiento moderado. Pero la crisis del Sudeste asiático dejó fuera del esquema de poder a Japón y abrió el camino para pensar en un orden a partir de la República Popular China, Corea, Singapur, Tailandia.
En el orden económico mundial hoy en día existe un fluir libre de los agentes económicos, sin control. Y coexiste un fuerte liberalismo con corrientes keynesianas y hasta socialistas o intervencionistas vigentes.
A ello debe sumarse que en las declaracionesde las cumbres de la OMC y el G20 en el presente siglo se augura la generación de un orden a partir de la acción y constitución de organismos económicos mundiales con mayor poder e incidencia y con objetivos políticos y estratégicos definidos, a saber: desarrollo humano, seguridad social, garantía y estabilidad, libertades comerciales amplias, y, sobre todo, un sistema monetario desarrollista. Y hasta se pueden leer párrafos en declaraciones finales que predicen el fortalecimiento del sistema capitalista para beneficiar a los países y pueblos más desfavorecidos, a los cuales se acepta como parte ingresada al sistema por el reciente proceso de globalización.
Existiría conciencia, tal vez. O tal vez solo la expresión de nuevas formas de colonialismo.
3. El orden mundial, el multilateralismo y los organismos internacionales
Desde la primera y la segunda posguerra, los Estados iniciaron un fuerte proceso de confianza –y esperanza– en la generación de organismos internacionales, con la esperanza de generar garantías de paz, cooperación y orden internacional a través de esas instituciones.Ello conllevó la conformación institucional de autoridades con ciertas facultades supranacionales y ejecutores de resoluciones, recomendaciones y mandatos para un funcionamiento más ordenado del esquema de poder mundial.
En algunos casos, como los Tribunales de la Haya o las decisiones de la Alianza del Atlántico Norte, han tenido fuerza suficiente en la ejecución de los mandatos y su cumplimiento; en otros, fueron grandes fracasos porque los mandatos de las delegaciones de la ONU no alcanzaban a superar la misma crisis estatal existente –Chipre, Haití–. Existe una tercera categoría de recomendaciones y declaraciones que solo prolongaron agonías y angustias en los conflictos sin generar solución mediata alguna, como sucede históricamente en la cuestión de las islas Malvinas.	Comment by Mónica Urrestarazu: Mejor: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)….OK mejor¡¡¡
Durante el siglo XX y aun en el XXI gigantes procesos burocráticos abarrotaron los organismos, y si a ello sumamos la proliferación de ONG y las múltiples acciones unilaterales de los Estados, iniciativas regionales, acciones de diplomacia directa y de cumbre entre diversos Estados –agrupados a veces por categorías y otras por temáticas comunes–, el conjunto condujo rápidamente, a principios de esta centuria, a desconfiar de los organismos internacionales, a percibirlos como inútiles en su funcionamiento y hasta a ignorar sus resoluciones y disposiciones. Se trata de la aparición repentina de la Realpolitik del nuevo orden en un mundo dinámico y conflictivo, que supera ampliamente la inmovilidad y los resultados estériles de los organismos que en muchos casos son ya considerados como utópicos o enunciativos; además de burocráticos y caros en su mantenimiento.
Este siglo XXI está gobernado no por organismos internacionales clásicos, sino por la diplomacia directa y de cumbres.
Como en Yalta y Potsdam luego de la Segunda Guerra Mundial, más importante que todo son las decisiones que adopta el grupo de poderosos países denominado G7.
En el orden internacional aparecieron los nuevos factores de poder que se han generado para controlar y dar fórmulas superadoras a los organismos. Son los famosos grupos G. Tuvimos G5, G7, G11, G15, G20. Hoy en día el G20 intenta anualmente colocarse por encima de los organismos y dictar pautas novedosas o que generen cambios en el orden mundial existente tanto en lo político, lo económico, lo social, lo ecológico. A su vez, busca estar a la altura de las decisiones políticas estratégicas del G7, la cumbre de líderes de los países decisores del escenario internacional.
Por su lado la OCDE conserva un papel de peso al mantenerse como un club cerrado que no acepta con facilidad ampliar sus membresías, en especial no incorporando a sus programas y estándares de desarrollo económico y bienestar a los países emergentes o en desarrollo, que por el momento lejos están de cumplir las metas deseables de países con normas creíbles, y códigos políticos y económicos que los avalen como países en crecimiento.
Los organismos internacionales igualmente se mantienen en el escenario internacional porque muchas de sus tareas emergentes se hacen cada vez más necesarias, como es el caso de las fuerzas humanitarias de paz, la organización mundial de la salud y los programas para la prevención y atención de catástrofes, flagelos, epidemias.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Se refiere a la OMS específicamente o a su tarea principal? Si es esto último, mejor: el control y el cuidado mundial de la salud……mejor OK , redactarlo asi. 
Estos organismos están aún sujetos al derecho internacional público, disponen de sus autoridades, órganos propios, independientes y permanentes que realizan funciones específicas. La mayoría nació buscando adoptar decisiones jurídicas superadoras de los pensamientos y las decisiones de los Estados que los componen. Todos ellos proponen en sus preámbulos constitutivos la búsqueda de un orden y paz mundial. Este objetivo, desde el presidente Woodrow Wilson a la actualidad, es enunciado en toda carta orgánica institucional de un organismo. Pareciera que el mundo necesita recordarse a sí mismo, y de manera repetitiva, que no debe volver a la guerra y que la paz es el objetivo de todo diálogo.
Pero, atención: como decía el sabio líder indio Mahatma Gandhi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”. No necesitamos trazar en una carta el camino, cuando somos conscientes de que la supervivencia de la humanidad pende siempre del estado de paz. De ahí que la diplomacia, trabajadora disciplinada de la paz, es tal vez la herramienta más noble en la tarea de la búsqueda de un nuevo orden mundial.
Mientras tanto, el actual escenario internacional actúa hoy con institucionalidad y a pesar de su cuestionado prestigio y el ataque a su eficiencia y resultados. Por ello cabe reflexionar también sobre el estatus del sistema de Naciones Unidas y su vigencia, más ante tanta demanda de los miembros de impulsar reformas al sistema.
La ONU fue conformada en la conferencia de 1945 en Yalta con el objetivo de mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar las relaciones de amistad entre las naciones y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos.
Toda la institucionalidad de la ONU tiene un propio valor jurídico y político internacional que debiera ser suficiente para el cumplimiento de sus objetivos. La fuerza del Consejo de Seguridad y la Secretaría General construyó las herramientas apropiadas a este efecto. El Consejo Económico y Social colaboró con las tareas que desarrollan los organismos internacionales económicos y financieros que derivaron de las tareas permanentes del Consejo y sus resoluciones, sus reuniones y conferencias,
Las Fuerzas de Paz de la ONU, el brazo armado diseñado en el capítulo VII de su Carta, han ofrecido en la segunda mitad del siglo XX una importante garantía y sostén de paz en diversos puntos del planeta, desarmando e inmovilizando cuerpos armados nacionales y rebeldes, protegiendo civiles en los Estados, haciendo las veces de policía local, actuando en peligrosos desminados territoriales y, en definitiva, asegurando la paz con sus fuerzas, sus profesionales, técnicos y expertos ad hoc.
Desde 1947 y hasta la actualidad las Fuerzas de Paz interventoras en conflictos pasaron de centenares de cascos azules a miles –se calculan en noventa mil actualmente–. Pudieron en su inicio pacificar parcial o casi totalmente crisis en Grecia, Israel-Egipto, Corea del Norte-Corea del Sur y el canal de Suez. Luego avanzaron en Oriente Medio, Líbano, Chipre, Mozambique, Somalia, Bosnia y Angola en sus guerras civiles hasta recién en 2002. Y mostraron dificultades y fracasos, como lo señala la misma página oficial de las fuerzas de la ONU en casos muy complejos, con desmanejos como Ruanda en 1994 y Haití en 2007.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Luego no lo hicieron más? Claro,pero Mejor redactar y Angola hasta el 2002
No obstante, en general puede aseverarse que, sin cascos azules, muchas de estas crisis pudieron haberse expandido en peores o más amplias guerras que hoy completarían el que llamamos cuadro de “guerras permanentes” que el mundo vive hasta el día de hoy.
El multilateralismo del siglo XX permitió institucionalizar más problemáticas del mundo existente y del mundo pobre que asomó desde la descolonización y el crecimiento industrial y tecnológico desarrollado por los países industrializados en esa centuria. Por ello se fue conformando un sistema de multilateralismo y cooperación internacional que dio paso a la conformación y el accionar de los organismos internacionales, que por sus resultados son visualizados como valiosos o como innecesarios, al menos en su dimensión de costos y burocracias.
En lo que hace a la salud mundial la OMS generó el Fondo Global de Salud y promovió la concientización de la problemática de la salud pública. Y generó para este siglo el dilema más cercano a las relaciones internacionales, que se llama diplomacia dedicada a la salud global. Toda especialización, si bien generó organismos y muchos cargos de escritorios inútiles, permitió la aparición de información, normativas y relativos emparejamientos en el tratamiento de epidemias y pandemias que afligen a la humanidad, en especial a su tercio más pobre y hambruno.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿famélico? OK famélico
Asimismo, cabe en este caso pensar de manera positivista: cuánto más estaría sufriendo la humanidad estos graves problemas globales de salud si la OMS o la misma Organización Panamericana de la Salud (OPS) no tuvieran espacio de accionar y presupuesto. Deben atender la agenda de salud global en el contexto de un enorme, impune y activo negocio: el de los laboratorios mundiales y su comercialización oligopólica, que ocupa la agenda de salud mundial.	Comment by Mónica Urrestarazu: Mejor, positiva OK MEJOR POSITIVA (positivista se aplica a quien sostiene la doctrina positivista).
Algo similar ocurre con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO : Food and Agriculture Organization ), que incluye y comparte su agenda con el FIDA : Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola –corporación financiera de la FAO– y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Todos ellos trabajan activamente en cooperación internacional y bilateral con las agendas de todo el planeta. Soportan las presiones de organismos, fundaciones y acuerdos comerciales que solo priorizan la escasez de alimentos como un gran negocio. Pero los trabajos y la dedicación de los agentes de la FAO, sus representaciones diplomáticas y agentes son considerados no solo proactivos sino muy eficientes en sus acuerdos y programas, particularmente en continentes donde la alimentación es la problemática primaria que hace a la existencia del mismo país, como sucede en África.
También el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), dedicado con nunca suficientes recursos a esta problemática, junto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), genera desde años agendas de contención, sostén, alimentación y emergencias de miles de personas que la humanidad destierra y empuja a migrar por problemas económicos, laborales, sociales, de salud, y obviamente de guerras. Muchas guerras que no están en la agenda primaria de organismo alguno y son visualizadas como “conflictos focalizados” o de relativamente sencilla contención.
También la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), abocada al problema de la energía en el planeta, el desarme y los asuntos nucleares, merece un espacio de reconocimiento en estos años que analizamos. Desde la segunda posguerra las agendas de defensa y seguridad de potencias militares grandes y medianas han preocupado al planeta por su desmedido armamentismo y el incumplimiento de decenas de pactos de desarme multilaterales y bilaterales lógicamente. La transferencia de poder nuclear de las grandes a las medianas potencias, y en muchos casos a países en desarrollo, continúa desvelando a quienes deben actuar como conductores de los organismos internacionales y jefes de Estado y gobierno del planeta, comprometidos en Occidente y Oriente. Sin la continua apelación al mundo de la OIEA no estamos seguros de las infinitas tareas diplomáticas que se necesitarían para mantener cierto statu quo en lo que a amenaza nuclear hace en el mundo. El organismo es proactivo, convoca a asambleas mundiales y conferencias para que estudien y trabajen en esta cuestión de manera permanente. Es guardián activo de la seguridad y la paz mundial. Y ello, más allá de las interpretaciones que los países hacen a su conveniencia de las normas y los acuerdos en el marco de la OIEA, que obligan a la diplomacia profesional nacional y regional a permanecer en desconfianza y alerta continua en la materia.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Sin la continua apelación al mundo que realiza la OIEA mediante infinitas tareas diplomáticas para mantener cierto statu quo en lo que a amenaza nuclear se refiere no estamos seguros de cuál sería la realidad hoy en día?Se refiere a que el mundo necesita apelar de manera continua a la OIEA por ser un organismo de suma utilidad para el control del uso de energía atómica y nuclear
En el marco de la ONU existen muchos más organismos puntuales que sufren los vaivenes de las políticas, las ideologías y los financiamientos y desfinanciamientos del sistema mundial, como pueden ser para la cultura el caso de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF: United Nations International Children Emergency Fund) , para las regulaciones aéreas la OACI : Organización de Aviación Civil Internacional y para el desarrollo humano y social en programas especiales el PNUD : Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo 
En el caso de que las Naciones Unidas iniciaran una reforma del sistema de poderes o membresías con mayor voto o formatos diversos de vetos, es decir, en caso de una democratización mayor del sistema –tan deseado y requerido por la mayoría de los países–, seguramente se verán obligadas a revisar la necesidad de muchos de los sistemas, organismos y organizaciones económicas internacionales que ya son innecesarios, burocráticos, repetidos en su constitución y accionar.
Los organismos de la ONU involucrados en la cooperación internacional generaron además organismos normalmente llamados “organismos de integración regional o subregional”. El primero de ellos fue la misma Unión Europea, surgida de la primaria Comunidad del Carbón y Acero, luego Comunidad Económica Europea (CEE). Esta comunidad concibió inmediatamente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el mejor organizado organismo de integración, constituido como una alianza militar y política, un sistema de defensa colectiva que ha funcionado con absoluta regularidad y armonía, hasta la reciente propuesta británica del Brexit.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) también surgió con un objetivo de integración más que de cooperación. Su carta anuncia también el objetivo de obtener un orden de paz, seguridad y desarrollo en los países de América. Y para ello constituyó específicamente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que finalmente resultó de utilidad para el equilibrio de poder que planteó Estados Unidos en su patio trasero y el subcontinente.
El TIAR controló las crisis regionales con políticas de garrote activas y hasta mostró un eficiente mecanismo de integración con la OTAN europea en el lamentable episodio de la guerra de Malvinas, que logró aislar a la Argentina a partir del quiebre del principio de solidaridad manifestado en el acuerdo como principio.
Asimismo, la OEA generó en su órbita organismos de asesoramiento –como el SELA Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe y varios de integración: el CELAC Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños , el TLCAN Tratado de Libre Comercio de Américadel Norte , ALADI Asociación Latinoamericana de Integración , MERCOSUR y UNASUR .	Comment by Mónica Urrestarazu: Mejor: en la órbita de la OEA se generaron…OK cambiar asi
El SELA se cansó de promover agendas propias, con fórmulas económico-financieras alternativas a las dictadas por los organismos económicos internacionales. Las potencias del nuevo siglo XXI, que ponen en duda el equilibrio de la OMC, realzan las propuestas económicas de la OCDE y promueven aún las recetas del FMI y el Banco Mundial, absorbieron toda crítica y propuesta, soslayando las sugerencias del SELA, y combatieron sus propuestas neodesarrollistas enfrentadas a las reglas de mercado imperantes.
La Unasur acaba de disolverse por falta de actividad e interés en su agenda, que apuntaba a una integración de alto nivel en seguridad, defensa y desarrollo de proyectos de estructuras para los Estados sudamericanos. El modernismo del siglo XXI, la globalización y otros acuerdos prioritarios terminaron liquidando el interés en este organismo con sede en Ecuador.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿A qué se refiere? En política internacional llamamos modernismo a la post globalización del siglo XXI
En cuanto a la ALADI , este órgano continúa vigente y absorbe el mayor porcentaje de la agenda de integración del Mercosur a través de los acuerdos de complementación económica y acuerdos comerciales regionales .
Por su parte, luego del largo período de descolonización iniciado en 1961 y que mantiene aún una agenda pendiente de independencias probadas y no aceptadas por potencias colonialistas vigentes (¡!), los africanos constituyeron una organización regional, la Unión Africana. El continente negro respeta la agenda de la Unión Africana, pero no es la que impera al momento de las negociaciones que favorecen a sus países. La Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC : Southern African Development Community, en el África subsahariana, la región de los lagos –Conferencia de la ONU– y el Magreb, sí constituye la verdadera agenda política y comercial de África. Esto a pesar de que la Unión Africana mantiene su agenda y presupuesto, y para Naciones Unidas y un futuro más activo en cooperación debiera atenderse a la Unión Africana, toda vez que fue creada no solo para acelerar el proceso de integración del continente africano, sino también para hacer frente a sus problemas sociales, económicos y políticos y promover la cooperación para el desarrollo entre los Estados miembros en el marco de ONU. De ello dependen muchos aspectos de la economía y el comercio de la Unión Europea en la actualidad.	Comment by Mónica Urrestarazu: No se entiende el paréntesis. Eliminamos párrafo confuso y dejamos ALADI…..a través de los Acuerdos de complementecaión económica y acuerdos comerciales regionales. )stop)Y luegoEliminar signos admiración ¡¡¡¡	Comment by Mónica Urrestarazu: Sugerimos: Y esto ocurre a pesar de que la Unión Africana mantiene su agenda y presupuesto. Por ello, para un futuro más activo en cooperación, debiera prestarse más atención a la Unión Africana, dado que fue creada no solo para acelarar el proceso de integración africano,…PERFECTO OK adelante…
Si bien en el siglo XX se creó también un organismo de integración en Asia, la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional, no podemos vislumbrar en esta entidad una agenda unitiva y que haya integrado al complejo Oriente. Japón en el siglo XX, de la mano de Estados Unidos y Alemania, y China en este siglo XXI son los que realmente monopolizan la agenda internacional de Asia. La Asociación también propone fomentar la unión política y económica, y promover la paz, la estabilidad y el progreso entre los Estados miembros, pero desde su formación ni siquiera logró convocar a todos los países de la región, y, como se ha dicho, enfrenta una agenda que la realidad política de la potencia comercial de Oriente ha cambiado y desarrollado de manera única y creciente.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿unilateral? NO, de manera PROPIA Y CRECIENTE
Además de China, en Oriente se encuentran países con un desarrollo industrial de estilo occidental, tecnológico y financiero que actualmente complementan la agenda de China pero interactúan como llave de Oriente; concretamente Singapur, Corea del Sur (con el proyecto de una Corea única) y Vietnam.
La OCDE es un organismo de integración europeo fundado con el objetivo de promover políticas que mejoren el desarrollo y el bienestar económico y social de las personas de todo el mundo. Si bien tiene base en París y su decálogo económico comercial para ser miembro es netamente europeo, ya participan de ella actores de Oriente y América. En los albores de este siglo, la OCDE se ha superado en su intencionalidad de mejora del desarrollo y bienestar, convirtiéndose para todo el mundo, en especial para los países en vías de desarrollo, en un parámetro para demostrar la estabilidad fiscal, el liberalismo comercial y la economía y las finanzas desarrolladas. Es ahora el organismo considerado de más alto estándar y prestigio, el que aprueba o desaprueba las bondades económicas de los demás Estados y su buena conducta internacional, influyendo directamente en su calificación y membresía en los otros organismos económicos internacionales de préstamo y ayuda. Luego veremos cómo se complementa el accionar de la OCDE con los organismos económicos internacionales madre, que son el Banco Mundial, el FMI y la OMC.
Pero aquí debe prestarse especial atención. La falta de resultados en varios ejes del sistema de Naciones Unidas y la falta de consolidación de las políticas multilaterales institucionales, a nivel mundial o continental o regional, ha generado en la comunidad internacional el directo nacimiento de otras entidades de mayor poder; entidades y grupos que no han sentido la necesidad de apoyarse en el sistema, a veces desprecio o a veces la necesidad de velocidades mayores en las decisiones.Estos son los famosos y mentados grupos G. Para algunos, constituyen una desgracia del sistema multilateral. Para nosotros, son el resultado de la Realpolitik del siglo XXI, producto de la globalización superada y de fallas en el sistema de ayuda financiera internacional.
El sistema de organismos debe convivir hoy obligadamente con el G7 de las potencias que de manera inorgánica constituyen las cumbres de los jefes de Estado más poderosos, quienes decidirán todos los lineamientos de urgencia en lo atinente a la política comercial, el medio ambiente o los problemas migratorios. La orden del día es de ellos. La resolución también. Y la información al público, siempre relativa.
Por su parte,a través de un sistema de presidencias en rotación, el G20 busca ampliar la participación en las decisiones de las principales problemáticas mundiales, y también utiliza reuniones cumbre: de ministros, de expertos, de empresarios, de expertos, de mujeres y género, y varias más. En cada reunión en el calendario anual que establece, buscar concluir con una recomendación general, a veces general yveces específica, atinente al grupo en cuestión que esté reunido: asuntos de hacienda, asuntos comerciales, asuntos de energía, asuntos de género, etc. Existe siempre la esperanza de que en la cumbre presidencial de cierre se generen decisiones o declaraciones de mayor contundencia para alertar al sistema internacional, aunque hasta el momento no ha sucedido así. No conviene que así sea: parecería que cumplieran la tarea del Consejo de Seguridad y la Asamblea de la ONU, ¿o no?
En los últimos años se ha desarrollado en paralelo al sistema de Naciones Unidas y los organismos de cooperación e integración un amplio espectro internacional de ONG, que se caracterizan por ser privadase independientes de cualquier gobierno y de cualquier administración pública. Las ONG muchas veces dependen de que un aliado institucional del sistema ONU o varios Estados las soporten, o que ciudadanías y Estados avalan sus acciones. Seconducen a través de profesionales, técnicos y voluntariado. Y adoptan diferentes personalidades jurídicas:fundaciones, asociaciones, cooperativas.
La más antigua e institucional es la Cruz Roja; le siguieron en dimensión Amnistía Internacional, Save the Children, Cáritas, Greenpeace, Ayuda en Acción, Global Humanitarian , Manos Unidas, Médicos sin Fronteras, Human Rights, Medio Ambiente, Campaña permanente contra el comercio de armas, Care International, y varias más. Existen, además, una multitud de ONG de pequeñas dimensiones en todas las geografías.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Son dos ONG? Confirmar los nombres. SI dos ONG chequedaos. Y redacte el párrafo de nuevo…a ver si queda ok
A los organismos y las ONG deben sumarse las influencias crecientes de diversos grupos de presión y grupos de poder que, asu vez, influyen en la política interna y exterior de los Estados, de manera transversal e internacional.La incidencia de estos grupos de poder en la política interna y la política exterior aumenta día a día, en una escala que supera a los mismos Estados y organismos internacionales, y nos obliga a colocarlos en una categoría de nuevo desafío también para el diseño y la ejecución de una diplomacia moderna 
Al analizar la sociedad contemporánea, muchos politólogos afirman que la misma existencia de las organizaciones internacionales constituye uno de los signos de identidad más característico de la sociedad internacional, al haber estos nacidosde la voluntad soberana de los Estados y responder a la necesidad de hacer frente de modo permanente e institucional a los problemas de orden mundial y las problemáticas del siglo.En teoría, esto es no solo correcto sino de un altruismo incomparable.
Pero la realidad ha demostrado que las guerras permanentes en el orden político, religioso, cultural y económico-comercial no han permitido los éxitos y resultados para los que fueron creados los organismos internacionales.Y esto a pesar de su institucionalidad, sus burocracias, sus órganos permanentes y distintos de los de los Estados miembros.
Es verdad que los primeros organismos surgidos en el siglo XIX por las necesidades de pacificar y cooperar entre los Estados buscaron gestionar ciertos espacios naturales y nuevos ámbitos científico-técnicos abiertos a la actividad humana por la segunda revolución industrial. Y por ello estos organismos tenían una estructura orgánica modesta.Un ejemplo claro de ello lo dieron las comisiones fluviales para el ejercicio de la libre navegación por los ríos internacionales –así nominados los ríos que atraviesan naciones pero conllevan una libre navegación comercial- proclamada en el Congreso de Viena; también las uniones administrativas concebidas para cooperar en sectores como las comunicaciones y el transporte.
Pero, al término de la Primera Guerra Mundial, el fenómeno de la organización internacional recibió un mayor impulso con la creación de la Liga o Sociedad de Naciones (1919), con vocación de organización universal pacifista y con competencias para fomentar la cooperación entre las naciones y garantizar la paz. Es la etapa más álgida del pensamiento de Wilson y su escuela cooperacionista. El fracaso de estaLiga o Sociedadfue flagrante con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Pero ¿quien fracasó: el hombre, la humanidad o la sociedad? Fracasó la humanidad por buscar generar una utópica atadura en contra de su naturaleza propia de la búsqueda del poder.
Mediante la Carta de San Francisco del 26 de junio de 1945 se crearon las Naciones Unidas. La ONU entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. Recordemos que la Argentina fue cuestionada, por su tardío ingreso, por los gobiernos que concibieron a la nueva organización. No obstante, la Argentina batalló su membresía, defendió su política recientemente aislacionista y el igualitarismo futuro con argumentos jurídicos y políticos de alto contenido, e ingresó al sistema de manera plena.
Como hemos dicho, este organismo internacional debiera constituir la columna vertebral del sistema de seguridad colectiva y el centro solar del multilateralismo cooperativo. Sus herramientas útiles para garantizar la paz y el orden mundial son los organismos internacionales especializados en múltiples órdenes:FAO, OIEA, Acnur, Organización Marítima Internacional, OACI, Unesco, FAO, OMS, FMI, Banco Mundial, OMC.En paralelo se produjo una espectacular creación de organizaciones regionales, que a su vez también poseen sus familias de organismos especializados, como en el caso de la OEA. 
Es así como el pretendido orden mundial cuenta con múltiples tareas para garantizar mínimamente la paz y el orden, la salud y educación universales, los derechos humanos, la alimentación y no proliferación nuclear. 
En los últimos sesenta años el mundo ha generado unos cuatrocientos organismos internacionales, o sea, más del doble de los Estados existentes en el mundo. Ellos han obtenido institucionalizar parcialmente la sociedad internacional y magros resultados concretos con relación a sus megaestructuras.
Al ver la realidad del mundo y el orden en el siglo XXI, donde grupos, cumbres y decisiones unilaterales de Estados poderosos manejan la estabilidad de la paz, el comercio internacional, las migraciones y el hambre, no me atrevería a aseverar que la humanidad se ha desarrollado positivamente a partir de su institucionalidad en organismos.
El dilema sería plantearse, entonces, si este multilateralismo no debiera ser replanteado en las políticas de los Estados y las relaciones internacionales, redimensionado, reestructurado. Y particularmente, evaluar nuevamente objetivos y metas concretas para combatir los conflictos y las calamidades que azotan a la humanidad en este siglo.
Para algunos estudiosos de las relaciones internacionales, por la vía de los organismos internacionales se ha logrado en el siglo XX una profunda evolución y cambio en la identidad de la humanidad contemporánea. Estos estudiosos agregan, con convicción, que los organismos han enriquecido el perfil de las sociedades, particularmente a través de una mayor democratización de las sociedades, una mayor socialización –permitir potenciar la acción en el escenario internacional de otros actores sociales–, una mayor humanización –al ser los organismos el núcleo de afirmación de los derechos y libertades fundamentales y sus mecanismos de control– y un mejoramiento de la cooperación internacional en beneficio del transporte a la sanidad, de la cultura al trabajo y de reglas del mercado financiero.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Así? No corregir en beneficio de la salud mundial…
Debemos señalar que la pax americana de la segunda mitad del siglo XX, y en general en los últimos setenta años, se visualiza aún hoy en varios políticos y líderes de la época –algunos todavía vigentes– como la era de generación de mayor riqueza mundial y de mayor disminución de la pobreza mundial. Las cifras que se manejan señalan que se pasó de 4.000 millones de pobres a solo 2.000 millones, en una esfera de 6.000 millones de ciudadanos del mundo(estadísticas de Naciones Unidas del año 2000). Esto lo dan como un hecho. Y, así y todo, no resulta lo suficiente para genera una pax más extensa y mayor orden. Es historia ya, y el siglo XXI recuestiona estos logros con un vendaval de problemáticas y dilemas nuevos, o reverdecidos.
Como hemos dicho, lo logrado por los organismos desde la segunda posguerra es meritorio, pero no es suficiente. ¿No requiere un análisis nuevo sobre los intereses nacionales, regionales e internacionales en este nuevo orden mundial? Así parece.
No ponemos en duda la necesidad de contar con las Naciones Unidas, pero es preciso clasificar y hacer eficientes los intereses urgentes y primarios del sistema con relación a los problemas vigentes y emergentes de la humanidad, y proponer con seriedad –y ya no más con especulaciones políticas y diplomáticas–las tan necesarias reformas al sistema de Naciones Unidas, empezando por su esquema representativo y de poder, empezando por su Consejo de Seguridad. Hay que trabajar en una asamblea que logre democratizar al Consejo, o al menos ampliarlo numéricamente,en su eficacia y en sus capacidades resolutivas. 
Este es un trabajo urgente para la comunidad internacional.
Este es un trabajo que deben realizar la diplomacia y los diplomáticos.
El mundo necesita que la diplomacia perfecciones el sistema internacional y lo racionalice en todo sentido. A partir de un nuevo esquema racional y desburocratizado de los organismos internacionales podrían tomarse mejores decisiones y mas científicamente elaboradas sobre la política y la diplomacia mundial y de cada Estado.
Para lograr un nuevo escenario planteado en unas Naciones Unidas eficientes y dinámicas, sería posible abordar con urgencia los temas atinentes a detener el actual estado de “guerra permanente” que se ha instalado en el siglo XXI.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿imprescindible, necesario?. MEJOR DEJAR NECESARIO , OK 
No todo análisis ni toda tarea puede caer permanentemente en el reduccionismo del poderío unipolar militar estratégico de Estados Unidos o en la primacía comercial que expande a la República Popular de China. Porque los Estados deben pensar en su ubicación ante estas potencias, y poder avanzar en sus negocios y diplomacia entre los demás Estados y organismos a efectos de buscar su bienestar.
Además, porque la agenda internacional es amplia y falta ahondar, como señalamos, los estudios y las funciones de los organismos y ONG dirigidos a los problemas globales de la salud, pobreza y alimentación, el armamentismo nuclear, los problemas migratorios y de refugiados, el medio ambiente y la energía, la defensa de los derechos humanos, entre los más acuciantes.
Las fuerzas humanitarias de paz, o cascos azules, son una muestra de eficiencia en el accionar de la ONU. Quien estudie sus programas y resultados sabe que apostar a su fortalecimiento supondría un rediseño inteligente de las tareas de la Secretaría General de la ONU. Muy grave sería que no estuvieran apostando al equilibrio en sitios como Chipre, Haití o el Congo. Respecto de la OIEA y la Asamblea mundial en post de la desnuclearización mundial constituyen organismos fundamentales, proactivos y de total necesidad para combatir los peligros del equilibrio de poder y las mínimas reglas existentes de orden y paz mundial. En cuanto a la OMS, no puede ser cuestionada pues en la salud hay continentes enteros que dependen de la transferencia y la cooperación internacional. Estos organismos, la FAO, el ACNUR y la OIM requieren fortalecimientos urgentes 	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Existe una organización con este nombre? No la hemos encontrado.Cambiar por Conferencia de Desarme de la ONU en Ginebra
Pero sí planteamos que, al estudiar las reformas, se cuestionen los formatos de organismos que nada aportan a la paz mundial ni a la estabilidad económica, o que son burocracias de asesoramiento sin resultados eficaces.
Cuando el siglo XIX encuentra de nuevo repetidas batallas para bajar los índices de malaria –el primer criminal del mundo actual que provoca tres millones muertes por año según el organismo–, inducida por los mosquitos en el contexto de problemas de higiene y sanitarios elementales, o cuando aún son epidemia en zonas de África y Asia la fiebre amarilla, el ébola o enfermedades supuestamente superadas que regresan –poliomielitis, sarampión–, estamos ante una urgencia. Debe revisarse rápidamente el accionar del Fondo Global de la Salud, para mejorarlo y hacer más activa y presente a la OMS.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿Se refiere a la OMS? CORRECTO, AGREGAR LA OMS
No puede pensarse una reforma que cuestione el ACNUR. Oficialmente, en 2018 oficialmente hubo 1.500 seres humanos ahogados solo en las costas del mar Mediterráneo. Si la Unión Europea discute, polemiza y genera mayores controles a las fugas y los descontroles migratorios de África, ¿quién podrá acoger las masas que en el siglo XXI huyen por hambre, por dictaduras o por simple necesidad de una oportunidad de alimento o trabajo? Los refugiados son una de las problemáticas más urgentes y acuciantes del siglo actual, y no existen aún acuerdos básicos entre los países receptores sobre las formas de solución o los necesarios controles y atenciones primarias en esta materia. El Acnuraparece largamente superado en esta cuestión que le es propia.	Comment by Mónica Urrestarazu: Según la misma Acnur, en ese año fueron más de 2.000; cf.: OK , escribir 2000.https://www.acnur.org/noticias/briefing/2018/11/5be185404/la-cifra-de-muertos-en-el-mediterraneo-en-2018-supera-los-2000.htmlSugerimos cambiar por “más de dos mil”
Asimismo,son necesarios un mayor acercamiento y un conocimiento profundo de los demás organismos dedicados a los problemas de alimentación, flagelo no superado sino empeorado en el presente siglo. FAO, FIDA, PMA y OMI tienen tareas concretas y programas a eficientizar.
En el mundo contemporáneo de guerras permanentes y escondidas, somos conscientes defensores de la existencia de los organismos internacionales e interamericano de derechos humanos y protección de la vida, el género y las libertades, y que combatan la muerte, la tortura, todo tipo de xenofobias y violencias de género.	Comment by Mónica Urrestarazu: ¿el asesinato ….correctoEscribirAsesinatos y desaparición forzadas de personas
No fortalecer los organismos de derechos humanos pondría en peligro a la humanidad, sociedades de toda cultura y religión, dejando en libertad y sin juicio acciones preventivas contra cualquier modelo de dictadura. Dictaduras que el planeta mantiene en la mayoría de los países. Dictaduras que dialogan y comercian con Occidente o el Oriente libre, las más de las veces buscando no mezclar los cuestionamientos atinentes a flagrantes violaciones de los derechos humanos más elementales, de vida, de género, de raza y religión.
Los demás organismos internacionales, como hemos dicho, podrían ser reevaluados a partir de diversas conferencias mundiales o regionales a afectos de reconvertir sus burocracias y buscar una mayor eficiencia en sus acciones y resultados concretos. El mundo, azotado por los flagelos de la guerra, los problemas o calamidades en salud pública y el hambre, no tiene las capacidades para visualizar con claridad las campañas y los esfuerzos de organismos dedicados a los controles aéreos y migratorios, a la promoción de patrimonios culturales, al desarrollo productivo, a la organización financiera. Todos son importantes, pero no todos generan soluciones.
Y los organismos en su conjunto son cada vez más costosos. Y sigue siendo la principal potencia la que mantiene y subsidia a la mayoría de ellos, condicionando en 40% y a veces en casi 50% las decisiones que de estos puedan emanar.
Este mundo drástico y dinámico del siglo XXI, que ya definimos como un escenario de “guerras permanentes”, con un poder multipolar asentado en Estados Unidos, Rusia e India, no parece que se dedique ni se apoye en los organismos.
Ni los intelectuales de la diplomacia norteamericana, y menos la rusa, les dan importancia, pues trabajan solo sobre las necesidades de redefinir –como señaló el exsecretario de Estado, consejero de la diplomacia norteamericana y profuso escritor de política internacional Henry Kissinger– los interesesnacionales, las nuevas alianzas y quelas decisiones se tomen de acuerdo con los mandatos de políticas internas que son las que determinan sus políticas exteriores.No respetan el mundo de la política internacional supranacional ni los sueños wilsonianos.
Según clasificaciones clásicas, los organismos más abiertosaspiran a contar entre sus miembros a todos los Estados del planeta, redactan estatutos constitutivos y de membresía amplios como lo hizo la ONU, que suma ya 193 Estados miembros. Estos conviven en plena heterogeneidad y sus capacidades decisorias son cada día más relativas. Solo los cinco permanentes comandan las decisiones, que son tomadas en otros ámbitos y lugares o momentos, como el G7, y transferidas a la ONU. El organismo termina siendo así solo un escriba. Fracasa por su mismo aperturismo.
Esto se repite en los organismos regionales como la OEA, la Unión

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