¿Qué pueden hacer las enfermeras que los médicos no pueden hacer?

"El mejor día de mi vida", nos decía mi hija cada vez que recibía una mochila nueva para el colegio, lo cual se repetía con una frecuencia alarmante. De la mochila escolar al gato, de la bicicleta al ingreso a la universidad, para ella todo lo bueno era lo "más" increíble.

De forma similar, describió cada dolor como el peor de la historia, desde una abrasión invisible en casa hasta un pequeño corte en la escuela; para ella era el "peor dolor de la historia".

Es realmente difícil "medir" la felicidad o el dolor de un niño.

Generalmente, las enfermedades se describen como leves, moderadas o severas. Los médicos tratan de estimar la gravedad de la enfermedad, más precisamente "calificándolas" mediante la creación de escalas, de modo que se pueda planificar un tratamiento preciso y registrar el progreso. Desde la hipertensión hasta el infarto de miocardio, desde un traumatismo hasta un tumor; tenemos una escala para todo.

Pero, ¿qué hay del dolor, especialmente cuando lo expresan los niños?

Esta pregunta no preocupó a la mayoría de los médicos, porque pensaron que era imposible medir el dolor de un niño que lloraba. El método estándar era pedir a la madre una estimación arbitraria. Las escalas de dolor estaban disponibles pero eran inútiles o demasiado engorrosas para los niños.

Donna Lee Wong, que trabajaba como enfermera pediátrica en Tulsa, Oklahoma, pensaba de otra manera. Sus años de familiaridad con los niños del pabellón le hicieron creer que el dolor de un niño se puede medir; algo que los médicos no creían posible. Ella, junto con una especialista en vida infantil, Connie Baker desarrolló una serie de caricaturas de rostros que iban desde "caritas sonrientes" hasta "caritas lloronas" y las etiquetó desde el cero hasta el diez. Los niños podían tocar fácilmente (indicando dónde creían que se encontraban) y, de repente, parecía tan simple. Además, proporcionó una escala objetiva para monitorear la progresión o regresión de los síntomas. Hoy en día la escala de Wong-Baker es el estándar de los libros de texto.

A Donna Wong (autora del famoso manual de enfermería en pediatría) se le diagnosticó leucemia en 2003, y murió en 2008 de neumonía.

Demostró claramente que hay cosas que una enfermera puede percibir, al estar con los pacientes, que los médicos inflados por el ego no pueden entender, durante su interacción de 30 segundos con el paciente.

Todos pueden hacer algo, que otros no pueden. Dios ha dado "vista" a todos como parte del equipo básico, con la opción de actualizarla a "visión". Sólo unos pocos se preocupan por mejorar.