¿Por qué la gente no se toca más? En Francia, donde vivo, las personas no hacen esto. La gente es en general muy fría y tienen distancia con otros....

No sé en Francia, pero yo sí he notado que la gente en mi país, España, que se presupone es de carácter latino y caliente, efectivamente, no se toca de verdad. Y creo (y esto es teoría propia, ni soy psicóloga ni socióloga) que no depende tanto del país, que también, como de una cultura globalizada que promueve el individualismo, el miedo al otro y el no contacto físico si no es con un fin que otorgue ciertos beneficios sociales (no me refiero al sexo).

El contacto físico se ha ritualizado (dos besos, la mano, palmada en la espalda) desemantizándolo, privándolo de significado emocional, de sensaciones. Nos enseñan cuándo tocar (reencuentros, visitas, despedidas, pésames..,) y se han olvidado de instaurarnos el gusto natural, la necesidad de ser tocados de verdad, sin implicaciones sexuales o románticas. El amor tiene màs facetas más allà del encuentro amoroso, los pésames, las felicitaciones…

Llega un momento en el que el individuo se siente inseguro, ya no solo a la hora de tocar, de mostrarse (porque abrazar, tocar, acariciar es dar algo de ti), sino a la hora de ser tocado. Cuerpos rígidos recibiendo abrazos, sensaciones extrañas, vergüenza, incomodidad no por ser tocado sino por no saber cómo recibir ese acto de fraternidad.

Yo misma estuve años, hasta los veintitantos, circunscribiendo mi tacto al acto amoroso, a mis parejas. El roce de mi hermano o amigo me producía una cierta rigidez que me incomodaba (estaba fuera de mi zona de confort); era terriblemente fría a nivel corporal, hasta que me cansé porque sentía que no era capaz de demostrar con mi cuerpo lo que sucedía en mi cabeza, mi discurso o mi corazón. Comencé a tocar. Simplemente. Fue una revolución para mí. Comencé a abrazar a mis amistades, respetando, claro, que había y hay personas más reservadas, pero siempre que pude, toqué. Tocar el hombro de mi interlocutor, la mano, besar. Para mí fue liberador (si bien es cierto que con la familia siempre me costó y me cuesta más).

Y solo puedo decir una cosa: por lo general no hay rechazo y sí mucho gustirrinín. Tengo un amigo con el que me doy abrazos de un minuto (fue clave en mi proceso de sanación corporal) y siempre decimos lo mismo, que qué bien nos quedamos. De hecho, no se corta y cuando nos vemos me dice:”tía, necesito un abrazo” y allá voy yo, en modo estrujapechugas (y no, no hay nada sexual; lo hace delante de su pareja, a la que admiro mucho, por cierto, por ser un ser superior en esto de la salud emocional).

Y cuando experimentas rechazo no es realmente rechazo lo que sientes, simplemente te das cuenta de que la otra persona no sabe cómo recibirlo. Nunca me he encontrado malas caras.

Por qué no se toca más? Cultura pero también represión emocional por un individualismo que obvia el gran poder que tienen los otros, su cuerpo, su energía, sobre nuestra piel. No somos solo mente ni musculitos. La piel es nuestro recipiente y necesita sentirse abrazada, besada y, en definitiva, querida.

!Un abrazo a todxs!