¿Alguna vez pensó que su hijo estaba exagerando acerca de que un maestro era malo con él hasta que descubrió que había más en la historia?

¡Absolutamente! Mi hijo se quejaba constantemente de su maestra de jardín de infancia. Dijo que ella era mala y se metía con los chicos. Cuando le pregunté qué hacía, se quedó en silencio. Me di cuenta de que empezó a llegar a casa con "pantalones manchados", lo que no había sucedido desde que había aprendido a ir al baño.

¡No podía entender qué estaba pasando!

Yo era muy buena amiga de otra madre y ella pasó a recoger a su hijo temprano. Le pregunté si Josh había notado algo. Dijo que Josh no tenía ni idea de lo que sucedía en el aula, pero que tenía algo que decirme.

Resulta que su maestra se había jubilado uno o dos años, pero todavía estaba enseñando por “su amor por la enseñanza”.

Llevaba un silbato al baño y después de 3 minutos, hacía sonar el silbato. No importaba si había terminado o no. Pantalones arriba, puestos y terminado.

A los niños no se les permitía levantar la mano e ir al baño cuando lo necesitaban. Solo en el horario del maestro.

Antes de una obra de teatro en clase, una niña había pedido usar el baño. Le dijeron que no. Tuvo un accidente y luego la maestra y su asistente la molestaron.

El asistente les hacía muecas a los niños, haciéndolos reír. Cuando esto ocurrió, a los niños se les prohibió el recreo.

Cuando me enteré de esto, estaba LÍVIDA (desafortunadamente, estaba trabajando en este momento). Fui directamente a la oficina del director con mi esposo y presentamos una denuncia tanto contra la maestra como contra su asistente. Quedaban 3 meses en el año escolar, así que no quería que ella supiera quién presentó la denuncia.

El asistente se separó inmediatamente del profesor. A la maestra le dijeron que varios padres se habían quejado y cuáles eran las quejas. La directora continuó diciéndonos que se presentaba en su clase todos los días en diferentes momentos para que no pudiera haber más abusos.

La nueva asistente se encargó de los horarios diarios del baño y mi hijo ya no volvió a casa con los pantalones llenos.

Sin embargo, todavía la evitaba cuando la vio, hasta bien entrada la edad adulta.

Me entristeció que me tomara tanto tiempo descubrir el problema, pero me alegro de haber hecho algo al respecto tan pronto como pude.

edición: Me siento honrado de que tanta gente haya leído y votado a favor de mi historia. Gracias por su interés.