Si la luz y la gravedad van a la misma velocidad, ¿por qué sólo se habla de la velocidad de la luz?

Es una buena pregunta y la respuesta está en que deberíamos cambiar el decir “velocidad de la luz” por “velocidad c” o simplemente “c”.

La velocidad “c” es un límite universal. Es también el factor de conversión en entre masa y energía, representado en la famosa ecuación de Einstein E=mc^2. Es la velocidad a la que viaja toda partícula con masa en reposo igual a cero (La llamaremos partícula sin masa para efectos de esta respuesta) y todo efecto de campo.

Resulta que los fotones, que son las partículas fundamentales responsables de la radiación electromagnética, son partículas sin masa, por lo que inevitablemente viajan a la velocidad “c”. De igual forma, el campo gravitatorio, o las ondas gravitatorias, dependen de ese límite universal.

Ahora, ¿por qué se le llama velocidad de la luz?

La luz, a diferencia de la gravedad, es un fenómeno visible que ha cautivado las mentes científicas. En épocas pasadas de la historia se presumía que la luz era un fenómeno instantáneo. En aquel entonces se desconocía su naturaleza y también el hecho de que no es instantánea sino que tiene una velocidad. Se considera a Galileo como el primer científico que intentó medir la velocidad de la luz (si es que la luz tenía velocidad) en 1638 sin poder sacar conclusiones. Tomó mas de dos siglos (1862) para que Léon Foucault hiciera una medición lo suficientemente precisa de esta velocidad, con un pequeño margen de error. En esos tiempos no se sabía de relatividad ni de ondas gravitacionales, ni del hecho de que “c” es una constante universal, simplemente se intentaba medir la velocidad de la luz. Así quedó nombrada. Nadie imaginó en esa época que esa velocidad iba a tener mayores implicaciones en el entendimiento del universo.