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¿Por qué hay cierto racismo por parte de otros europeos hacia españoles o italianos?

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Notas de Estudio

Martín lutero comparte con todo el humanismo alemán de su tiempo una visión profundamente xenófoba de toda la gente del sur. Es decir, Lutero era notablemente antisemita, lo cual era algo corriente y nada excepcional porque antisemita era todo el mundo. Pero él además como otros humanistas alemanes de su tiempo piensa que la gente del sur (en la segunda mitad del XV ya se ve esta tendencia manifestada en los textos en latín) es gente inmoral, es gente ruín, baja, engañadora. El adjetivo welsch que es una denominación geográfica poco precisa para referirse al sur — se transforma en una especie de palabra polisémica que al mismo tiempo significa románico o latino, o sea descendientes de Roma: gente inmoral, baja y lasciva. Con ese sentido utiliza Martín Lutero pero también Sebastián Münster y otros grandes humanistas alemanes la palabra. Los españoles empiezan a tener una presencia sustantiva en los territorios del Sacro Imperio a partir de Carlos V. No les da tiempo a mucho, no les da tiempo a nada porque primero caen sobre ellos todas aquellas ideas xenófobas que tradicionalmente habían ido contra Italia. Este era el territorio del sur con el que Alemania había tenido más vínculo desde siempre, Italia. Por ejemplo, Frederick I baja a Italia a ser coronado. El eje Roma -Alemania ha existido desde muy antiguo pero los españoles estaban muy, muy lejos. De ahí que ya en el momento en que aparecen, ya son románicos y latinos, ya son gente chunga del sur. Y luego encima les cae la otra gran cosa tremenda, que no solemos mucho reparar en ella y es que los españoles, para Europa entera, son medio semitas. Son un pueblo que se ha contaminado por la presencia de muchísimos judíos en la Península Ibérica, más que en ningún otro sitio. Judíos que no solamente tenían una gran presencia sino que es que habían terminado siendo socialmente aceptados y habían ocupado puestos en la Administración Real. Había muchos intelectuales y mucha gente de mucha valía que tenía origen judío o que eran judíos. Y una de las grandes traducciones de la Biblia, por ejemplo, que se hace para la casa de Alba, la hace un rabino español, que traduce del hebreo, sin pasar por la Vulgata. Desde Italia ya venía la idea de que los españoles eran marranos (por el tema de la dominación aragonesa) y en el siglo XVI, español y marrani son sinónimos en italiano, absolutamente sinónimos. Para decir español se utiliza una palabra o la otra. O sea, que cuando los españoles empiezan a aparecer, los tercios, personal diplomático etc en los territorios del Sacro imperio, ya vienen lastrados porque son welsch porque son románicos, latinos y además son medio judíos. Ya no tienen salvación, ya no pueden hacer nada a derechas.

Las obsesiones luteranas con España son varios puntos, pero trataré aquí sólo un par:

  1. El empeño continuado a lo largo del tiempo de acabar con las peregrinaciones a Santiago de Compostela. Todo porque habían generado un movimiento de gente en Europa extraordinario. Habían provocado una explosión de arte y de intercambio cultural que según Goethe, un alemán:

Europa es un invento del camino de Santiago. Que sin el camino de Santiago la Europa moderna no existiría.

Y eso es muy verdad porque el camino de Santiago permitió, echando a los caminos gente de todas las nacionalidades, que esa gente se conociera, que esa gente intercambiara, y que esa gente supieran los unos de los otros. Y por lo tanto no era sólo, «voy y llego a Santiago» sino «¿y por el camino qué aprendo? y qué de cosas que me enseñan y yo enseño, y la de relaciones que se establecen». O sea que Europa está toda llena de Caminos de Santiago y no por casualidad. Una de las obsesiones luteranas fue acabar con esa peregrinación. Entre otras razones porque esa peregrinación permitía una apertura mental mientras Martin Lutero está levantando muros de aislamiento entre unos territorios y otros. Estos les sirven a los príncipes alemanes para atrincherarse detrás de ellos. Luego, todo lo que es apertura mental, de Wittenberg salió poco, muy poco. No fueron muy viajeros. El ser muy viajero era el patrimonio tradicional de los católicos y del humanismo: gentes que normalmente eran políglotas, que se movían de un país para otro, etc, etc. A lo largo de muchos años, sobre todo en los sermones, hay un momento en que la palabra alemana que significa peregrino de Santiago se transforma en un insulto.

2. Otra de las obsesiones del luteranismo, que ahora nos parece un disparate pero en su día fue eficaz, es la idea de los españoles turcos. Es es una creación genuinamente luterana, completamente delirante, pero no por eso menos eficaz: Lutero (y está ya en las 95 tesis) dice algo así como « ¿y por qué tendríamos que defendernos de los turcos?, pues posiblemente bajo poder turco se está mejor que bajo poder español». Y esta idea del español turco sirvió para un montón de propósitos. Por ejemplo, sirvió para justificar que la mayor parte de los principes alemanes se negaran completamente a colaborar en la lucha contra los turcos. Con lo cual se salvaron el bolsillo y dejaron a otro el tremendo problema con la certeza de que ese otro no iba a desertar. O sea, sabían que estaban muy protegidos y que el imperio se iba a gastar la sangre y el dinero y lo que hiciera falta porque no iba a dejar que Europa cayera en manos de los turcos. Pero se podían permitir el lujo de hacer esas tonterías y decir «es que nosotros pensamos que sois aliados de los turcos». O sea, si los españoles se echaron la vida durante los tiempos del imperio luchando contra los turcos, gastandose el dinero que no había, ¿qué importa? ¿Qué habría sido de la Europa occidental sin el tremendo paraguas que fue el imperio español en la lucha contra el turco? Pues se habrían comido probablemente media Europa sino Europa entera. En España esta idea de los españoles turcos no se conoce porque nos parece totalmente idiota que alguien en su sano juicio pudiera pensar que los españoles eran aliados de los turcos. Pero eso no significa que esta idea no se expandiera y no se publicitara y no se convirtiera en una idea fundamental y absolutamente aceptada. Publicitada como todas las demás, los españoles turcos se transformó en un argumento que era perfectamente utilizado. La idea de que por una parte, los españoles son aliados de los turcos y en realidad entonces pues ¿para qué vamos a luchar contra ellos? Y la otra es que los españoles son aliados de los turcos pero están disimulando y en realidad vamos a dejar que esto avance un poco porque ya se van a desenmascarar. En algún momento va a salir a la luz pública y esta especie de contubernio secreto de los españoles y de los turcos para apropiarse del mundo va a quedar visible. Y lo estoy contando con tono de cachondeo porque conocemos la historia de Europa y lo que ocurrió a lo largo de ese siglo: la batalla de Lepanto y conocemos todo el esfuerzo formidable de ese imperio en el norte de África, y en el oriente para que la Europa occidental no cayera en poder turco. No estamos hablando de cualquier cosa: los turcos venían en un avance ininterrumpido de décadas y sin perder territorio y sin perder batallas, hasta que tropezaron con ese imperio que se lo tomó en serio. Imaginad algo así como lo de los rusos y los americanos. ¿Pero a quién en su sano juicio se le puede ocurrir pensar que en los años 70, Kennedy era aliado de Nikita Khrushchev? Era como el disparate elevado a la enésima potencia. Sin embargo esa idea fue totalmente utilizada y tuvo una rentabilidad enorme y fue que muchos principados alemanes se desprendieron de su responsabilidad. No todos porque algunos asumieron esa responsabilidad y vieron que con independencia de, aquello era un peligro para toda Europa. O sea pensaron «cómo se planten en Viena, a ver quién los para?» Sirvió para salvaguardar el bolsillo de muchos príncipes que con aquella excusa desertaron completamente de sus obligaciones y de sus responsabilidad en el sostenimiento de la defensa del Sacro imperio y sobre todo de Austria. La batalla de Lepanto deja a los turcos en la posición que están en la exYugoslavia, básicamente. Y estas fronteras permanecen estables durante cuatro siglos hasta que la primera guerra mundial las remueve. O sea hasta ese punto es importante la intervención de España en aquel momento en Europa.

Mientras tanto la propaganda alemana contrarrestaba importancia: que no parezca que sea el imperio el que nos está salvando de este trajín sino que tenemos contaminar cualquier idea positiva en torno a ellos aún diciendo los disparates más disparatados que se nos puedan ocurrir, como este por ejemplo.

Hay un texto muy interesante de Luis Vives de bastantes páginas intentando desmontar aquel disparate de los españoles turcos. Está sin editar y sigue en la Biblioteca Nacional. Luis Vives lo hace en latín para que el texto tenga más difusión y sea más conocido por más gente. Pero de nuevo otra vez nos encontramos con la absoluta incapacidad, no solamente del imperio español y de los españoles sino de la Iglesia también, que le afectaba mucho el tema turco para contrarrestar esa propaganda. Y eso campó durante décadas sin que hubiese una contestación eficaz. La.contestación eficaz fueron los hechos. Pero los hechos no terminaron nunca de limpiar aquella reputación contaminada que se había creado de la intoxicación propagandística.

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