¿Se han cometido crímenes en el nombre del ateísmo?

Los ateos no solo no creemos en dios, también nos comemos a los niños crudos y por las noches les clavamos los colmillos a las damiselas para succionarles la sangre. Eso ocurre por alejar a dios de nuestras vidas. Eso será lo que estás pensando ¿no? que no solo somos unos ignorantes por negar la evidencia sino que también somos unos asesinos hambrientos de sangre y de muerte.

No hay palabra más invocada a lo largo de la historia para provocar charcos de sangre como la de dios. Curiosamente los mayores asesinos de creyentes no han sido los ateos sino otros creyentes. Echemos un vistazo a la Edad Media, las Cruzadas para conquistar los llamados Santos Lugares para arrebatárselos al infiel, infiel no porque no tuviese fe sino por tener otra fe, la islámica.

Sigamos con la lucha del papado católico contra los cátaros o albigenses, que no eran ateos sino maniqueos y esa frase del legado papal con ocasión de la masacre de Béziers ¡matadlos a todos, dios distinguirá a los suyos! Sigamos con la guerra de los 100 años, con la guerra de los 30 años, con las luchas de católicos contra luteranos, el exterminio de hugonotes de la Noche de San Bartolomé, guerras de exterminio de luteranos contra anabaptistas, y con la aniquilación de más de un millón de mujeres acusadas de brujería. Por aquella época los ateos no existían o se limitaban a escribir panfletos clandestinos como el de Meslier o los de d’Holbach, otros como Spinoza debieron disfrazar su filosofía atea de panteísmo y aún así fue expulsado de la Sinagoga y sus escritos incluidos en el Index