Estas fotografías fueron tomadas desde el mismo lugar exacto.
Dubái en 1990
Dubái en 2003
Dubái en 2007
Increíble. En 17 años, pasó de ser un desierto a parecerse a Manhattan.
Se invirtieron grandes cantidades de dinero para convertir a Dubái en una metrópolis en el menos espacio de tiempo posible.
La sensación de falso es porque se trata de una ciudad que realmente no pertenece a ese lugar. Literalmente es un pedazo de desierto. Los llamativos y ostentosos edificios y centros vacacionales solo sirven para ocultarlo.
Pero bajo la capa de brillo, existe un país terrible para cualquiera que no sea millonario. Las condiciones laborales son horribles, y las de vida para la gente pobre son inhumanas. La tasa de pobreza se estima que está en un 20%, y tienen un historial de malas prácticas en relación a los derechos humanos. Ni siquiera se le considera como a un país libre (Emiratos Árabes Unidos).
Dubái es el ejemplo perfecto de una fachada. Una capa de riqueza y opulencia que cubre un centro nefasto y deslustrado.
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